Está en la página 1de 4

Primera meditación-oración

Cuando eras joven,


veías en el espejo tus deseos.
Ahora ves tu verdad.

***
Porque puedes mirarte con la mirada de Dios. ¿Te das cuenta de la
diferencia?
Él mira el corazón, no las apariencias.
Ve un hombre, una mujer, que tuvo que aprender a ser persona.
¡Cómo tuvo que cuidarte paso a paso, de edad en edad! Has sido único
para Él.
El Padre te ve hijo, unido a su bienamado Jesús. ¡Cómo se enternece! Y
ahora que eres anciano, más.
Jesús te mira con el amor de siempre. Entregó su vida por ti. Recuerda
entrañablemente el camino recorrido uno junto al otro.
Eres morada del Espíritu Santo. Sí, ese cuerpo deteriorado es morada
del Dios vivo.
Literalmente, una historia de amor, con luces y sombras, que no tardará
en ser un abrazo de amor eterno.
***
A nuestra edad, necesitamos las dos miradas: la de la condición
humana, tan evidente, y la del corazón de Dios, con amor de fe. Esta sin
aquella se te hace sospechosa. Mirar tu desnudez sin los ojos de Dios es
para desesperarse o, a lo sumo, para una aceptación racionalmente
lúcida.
¡Qué suerte la de ser cristiano mirándose al espejo! Espontáneamente,
brotarán sentimientos variados y hasta contradictorios. No los
reflexiones. Te dicen tu verdad ante ti mismo y ante Dios.
Salmo 138 (139)
Señor, tú me sondeas y me si emigro hasta el confín del mar,
conoces; allí me alcanzará tu izquierda,
me conoces cuando me siento o me agarrará tu derecha.
me levanto, Si digo: «Que al menos la tiniebla
de lejos penetras mis me encubra,
pensamientos; que la luz se haga noche en
distingues mi camino y mi torno a mí»,
descanso, ni la tiniebla es oscura para ti,
todas mis sendas te son la noche es clara como el día.
familiares.
Tú has creado mis entrañas,
No ha llegado la palabra a mi me has tejido en el seno
lengua, materno.
y ya, Señor, te la sabes toda. Te doy gracias,
Me estrechas detrás y delante, porque me has escogido
me cubres con tu palma. portentosamente,
Tanto saber me sobrepasa, porque son admirables tus
es sublime, y no lo abarco. obras;
¿Adónde iré lejos de tu aliento, conocías hasta el fondo de mi
adónde escaparé de tu mirada? alma,
Si escalo el cielo, allí estás tú; no desconocías mis huesos.
si me acuesto en el abismo, allí Cuando, en lo oculto, me iba
te encuentro; formando,
si vuelo hasta el margen de la y entretejiendo en lo profundo
aurora, de la tierra,
tus ojos veían mis acciones, que hablan de ti pérfidamente,
se escribían todas en tu libro; y se rebelan en vano contra ti!
calculados estaban mis días ¿No aborreceré a los que te
antes que llegase el primero. aborrecen,
¡Qué incomparables encuentro no me repugnarán los que se te
tus designios, rebelan?
Dios mío, qué inmenso es su Los odio con odio implacable,
conjunto! los tengo por enemigos.]
Si me pongo a contarlos, son 23Señor, sondéame y conoce mi
más que arena; corazón,
si los doy por terminados, aún ponme a prueba y conoce mis
me quedas tú. sentimientos,
Dios mío, ¡si matases al malvado, 24mira si mi camino se desvía,
si se apartasen de mí los guíame por el camino eterno.
asesinos

Relectura del salmo 139 (138)


Mi verdad te pertenece, Dios mío.
Te la entrego confiadamente,
mirándote a los ojos, Padre,
acurrucado en tus brazos.
¡Qué descanso!
Durante años me debatía.
Quise ser para mí mismo
y terminaba siempre en ti, Señor de mi vida.
Y cuando me cansaba de luchar,
Tú eras mi luz y mi fuerza,
que me animan, también ahora,
a no desfallecer,
a realizar mi misión, la tuya, Padre.
Me sondeas y me conoces cada día.
Por fin, Dios mío, por fin,
puedo mirar mi vida entera desde el seno materno,
y te encuentro a ti, mi paz.
¡Cuántas cosas vividas!
Y gracias a ti, quedas tú, mi Dios fiel, siempre tú.
Te entrego la verdad de mi vida,
también mi miseria y mi pecado,
y quedas tú,
mi Dios fiel, siempre tú,
mi descanso, Padre.

También podría gustarte