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PROF.

LILIA ORTIZ MACHUCA CCSS 3rer AÑO

PROMOVEMOS LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA RESPONSABLE EN DIVERSOS ESPACIOS DE LA


ESCUELA Y COMUNIDAD

Actividad 10: Explicamos los cambios y las permanencias en la participación de los actores
sociales en la elección de las autoridades.

Menciona las características que presenta las elecciones del siglo XX que transcurrían en el
Perú? - Fuente 5

Fue en el año 1896 que se dio la reforma electoral que establecía que las
elecciones fueran directas. Antes eran indirectas, se elegía a los electores
que en una segunda reunión elegirían a las autoridades. Es decir, el estilo
que tienen los estadounidenses ahora era el que imperaba en el Perú del
Siglo XIX. Era un elector por cada 200 ciudadanos. Además, con esa reforma
se les quita el derecho de voto a los analfabetos. Como vemos, esta reforma
tuvo un aspecto democrático al permitir la elección directa y un aspecto
antidemocrático al suprimir el voto de los analfabetos. Esto hizo que en un
Perú de 3 millones de habitantes el voto quedara restringido a unas 120 mil
personas de zonas urbanas, o sea que votaba una de cada 20. Hoy en día
vota uno de cada dos. Las mujeres peruanas votan por primera vez en 1956.
El Perú fue el penúltimo país de América Latina que consideró el voto
femenino, siendo Paraguay el último.

a) La condición de extranjero. La exclusión de los extranjeros del derecho


de sufragio deriva de la consideración de la nacionalidad como requisito atributivo de la plena
capacidad jurídica en el Estado.

Desde esta perspectiva, la exclusión de los extranjeros deriva del concepto de soberanía
nacional, esto es, de la facultad de una comunidad política de decidir su destino, y se refuerza
con la presunción de que solo los nacionales tienen interés pleno y directo en la conducción de
los asuntos estatales.

b) La residencia en el exterior. La condición de nacional no siempre es suficiente para configurar


la capacidad electoral activa en los ordenamientos estatales. Muchos países exigen en todas o
algunas elecciones, un segundo requisito, el de la residencia50, de tal forma que los nacionales
solo pueden votar en su país si, además, tienen su residencia en el mismo. Se considera, pues,
que estas personas no tienen un interés lo suficientemente fuerte como para intervenir en la
orientación de los asuntos público.

c) La minoría de edad. La exclusión de los menores del derecho de sufragio está presente en
todos los ordenamientos, pues guarda relación con la capacidad de obrar y, en concreto, con la
falta de discernimiento intelectual o madurez personal para ejercer los derechos, que se
presume de los menores; en el ámbito propiamente electoral esa capacidad es la de estar en
condiciones de comprender las distintas opciones y de discriminar entre ellas la más adecuada
para la defensa de los intereses de la comunidad.
Nuestra prehistoria electoral fue terrosa. “Esas ánforas eran cántaros de arcilla con boca ancha,
donde se metían las papeletas. Esa forma virreinal de votar era muy distinta a la republicana.
Entre los votantes se elegía una terna y, por sorteo, se elegía al ganador”, explica el historiador
Miguel Arturo Seminario, director del Museo Electoral y de la Democracia del Jurado Nacional
de Elecciones (JNE).

Con este método, que hoy consideraríamos práctica antidemocrática, se elegían a los
representantes de los cabildos de los pueblos, villas y ciudades del Perú.

Porque esos porongos, que eran recipientes de leche, dificultaban su traslado para largas
distancias, por ejemplo, desde una capital serrana o una ciudad del norte hasta la capital de la
República.

Por ello, las ánforas serían luego de metal. Y en el siglo XX, cuando las elecciones se vuelven más
masivas, buscando que sean más ligeras para su traslado, se fabricarán de policloruro de vinilo
(PVC), cartón y, hoy, polietileno.

Tiempos de los “electores por parroquia”, eran ellos y no los ciudadanos de a pie quienes elegían
a los representantes a diputado o senador. Se trabajaba en función al “registro cívico” que se
formaba los primeros días de cada mes de enero. Seminario explica que entonces, como en la
actualidad, también el número de electores por parroquia para las elecciones municipales,
legislativas o presidenciales estaba determinado por la densidad poblacional.

Por ello también, los sacerdotes actuaban como “veedores” en estos procesos. A falta de
documentos de identidad, se encargaban de verificar la identidad de los ciudadanos, para evitar
las suplantaciones.

¿Hasta qué edad el ciudadano podía emitir su voto durante las elecciones
del siglo XX y en qué consistía el voto femenino durante la época del siglo
XX?
Ciudadanas a votar. 60 años de sufragio femenino en el Perú- Fuente 6

En el Perú, como señalamos, el presidente Manuel Odría promulgó el 7 de setiembre de 1955 la


Ley Nº 12391, que modificó los artículos 84º, 86º y 88º de la Constitución de 1933:

Artículo 84º.- Son ciudadanos los peruanos varones y mujeres mayores de edad, los casados
mayores de 18 años y los emancipados.

Artículo 86º.- Gozan del derecho de sufragio los ciudadanos que sepan leer y escribir.

Artículo 88º.- El poder electoral es autónomo. El registro es permanente. La inscripción y el voto


son obligatorios para los ciudadanos hasta la edad de 60 años, y facultativos para los mayores
de esta edad.
El 17 de junio de 1956, las mujeres peruanas votaron por primera vez en elecciones generales
donde fue elegido Manuel Prado Ugarteche, Presidente de la República. También en esos
comicios las mujeres llegaron por primera vez al Congreso en calidad de
senadoras y diputadas para el período 1956-1963. De los 54 escaños del
Senado, 1 le correspondió a una mujer: Irene Silva de Santolalla, Senadora por
Cajamarca. Y, en la Cámara de Diputados, de 182 escaños, 8 fueron ocupados
por mujeres: Lola Blanco de la Rosa Sánchez, Diputada por Ancash; Alicia Blanco
Montesinos, Diputada por Junín; María Eleonora Silva, Diputada por Junín;
María Colina de Gotuzzo, Diputada por La Libertad, Manuela Billinghurst,
Diputada por Lima; Matilde Pérez Palacio, Diputada por Lima; Juana Ubilluz de
Palacios, Diputada por Loreto; Carlota Ramos de Santolalla, Diputada por Piura.

Posteriormente, la Constitución Política de 1979 estableció el voto universal, con lo que se


amplió el sufragio para la población analfabeta. Con esta medida, un mayor número de mujeres
pudieron ejercer sus derechos políticos.

¿Qué tipo de candidatos o candidatas postulaban en los procesos


electorales en el Perú del siglo XX?
Al igual que muchos electores y electoras, también hemos preguntado qué tipos de
candidatos en general conocen. Vale la pena hacerse esa pregunta. Como era de
esperarse, existe mucha indignación frente a ellos.
La misma lógica sobre electores y electoras será aplicada para los tipos de candidatos:
conocimientos y fin colectivo. La idea es que, frente a los candidatos, evaluemos cuánto
saben de la gestión pública y de la gestión política y cuánto de su trayectoria está dirigida
a beneficiar fines colectivos.
Es así que podemos identificar a cuatro tipos de candidatos/as:
 Los improvisados, son las y los candidatos que no saben nada o muy poco de la
gestión pública o de la gestión política, y tampoco tienen una preocupación
demostrada en su trayectoria en los intereses colectivos de su comunidad. Aquí
están los candidatos y candidatas cuestionadas por haber hecho uso de sus cargos
públicos para enriquecerse u obtener algún provecho personal y que, a su vez, no
saben qué hacer con los cargos a los que postulan.

 Los oportunistas, por su parte, son los que tienen conocimiento en gestión pública
y política, conocen el complejo mundo del Estado, los procesos administrativos, pero
por su trayectoria no les importa el “bien común”. Usan todo aquello que saben para
obtener beneficios personales, incluyendo a su entorno cercano. ¿Es suficiente
conocer la gestión pública y política para ser un buen candidato o candidata? No.
Además, su trayectoria debe ser íntegra en beneficio de lo colectivo.

 Los idealistas, en cambio, sí tienen un fin colectivo, se preocupan por los demás y
por los problemas que atraviesa su comunidad, e incluso podrían tener una
trayectoria vinculada con actividades de apoyo a los problemas locales. Sin embargo,
no tienen el suficiente conocimiento en la gestión pública y política. Tener buenos
sentimientos no es suficiente. Ante la complejidad del Estado y de la política, estos
candidatos cuando se convierten en autoridades también decepcionan.

 Los gestores, finalmente, son los candidatos o candidatas que tienen un claro fin
colectivo y, a su vez, saben de la gestión pública y política. Sus trayectorias lo
demuestran. Son pocos, pero hay que encontrarlos/as. El solo saber no es suficiente;
las y los candidatos deben demostrar, además, que no piensan en los cargos a los
que postulan como una oportunidad para beneficiarse en lo personal o para
beneficiar a sus allegados.

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