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Por: Ana María Vallejo Aguirre ID: 000338441 Fecha: 10 de marzo de 2021

Maria Camila Giraldo 000338614

Solución:

1. Para Adela Cortina, los ciudadanos deberían ser los protagonistas de la vida pública,
en la medida en la que son activos en una sociedad en la que cada vez demanda más
su participación, no solo a través de un voto o una elección de representantes que
gobiernen dicha sociedad, sino también como personas críticas que contribuyan a la
construcción de un bien común por medio del debate público y la discusión
fundamentada.

2. El papel de los medios masivos de comunicación influyen significativamente en la


creación de la realidad y la conciencia dado que tienen en su poder la información y,
por ende, pueden hacer un uso flexible, y en ocasiones, caprichoso de ella, haciendo
ver a la sociedad lo que estos quieren que vea de la forma que ellos lo quieren. De
esta forma, también tienen la gran capacidad de influir sobre las percepciones que
tienen sus lectores o consumidores del contenido que generan, de las informaciones
que de una u otra manera impactan la opinión pública y el bien común.

3. Adela Cortina destaca que es necesaria una ética de los medios masivos de
comunicación precisamente con el fundamento de que primen los intereses
generales y no los particulares. Estos, no deben dejarse sesgar por sus preferencias
tanto ideológicas como políticas, y por esto, no mezclar las informaciones con sus
opiniones. Asimismo, es preciso que den la posibilidad a los miembros de la
sociedad de construir su propia opinión y fortalecer su criterio. Para que se dé esto,
es necesario que la información que compartan con la sociedad, realmente sea
verídica, aporte a la construcción de una sociedad crítica y consciente, que sea de
interés común y que contribuya al buen desarrollo de esta.

4. La información es mercancía porque es un producto elaborado para el consumo,


puesto que los medios de comunicación que administran la información, la
necesitan para subsistir. Y, en una sociedad, quien finalmente la tiene, es poseedor
de la capacidad y el antojo de hacer con ella lo que le plazca. En este sentido, cabe
destacar que por medio de la información se forma la opinión pública, es un insumo
fundamental para que este poder exista y quien la tiene de su lado, posee el control
de la sociedad.

Es así como una sociedad depende del manejo que se le dé a la información, de


cómo se comparta, con qué fines y bajo qué condiciones. La información es una
mercancía, vale la pena repetirlo. ¿Realmente lo que sucede con ella va encaminado
a la construcción de una democracia? O por el contrario, ¿va orientado a su
manipulación por parte de unos pocos, particulares o incluso los mismos medios de
comunicación?
5. Es importante destacar el hecho de que en los ciudadanos recae una responsabilidad
mucho mayor en una era de multimedia, más que en una sociedad tradicional,
puesto que, ante el alto flujo de información disponible, su criterio debe permanecer
firme y su capacidad de selección de la información que es realmente importante, se
pone a prueba a cada momento. Es su deber consumir, generar, compartir
información valiosa, que aporte, que construya una sociedad crítica y, del mismo
modo, está llamado a ir más allá, a no dar por sentadas las “verdades” que se
muestran ante sus ojos sino que desarrolle un sentido de análisis profundo y
consciente de lo que consume.

6. El caso que queremos plantear es el que tiene que ver con Jason Blair, periodista del
New York Times, quien fue descubierto en mentiras. El diario tuvo el valor de
desandar los pasos de su falso cronista y encontró problemas en 36 de sus artículos:
lugares en los que dijo haber estado y no estuvo, testimonios y escenas inventadas,
tomó información de textos de otros periódicos o agencias. El diario se desnudó
totalmente en más de siete mil palabras, hizo mea culpa, cayó Blair, cayó el máximo
editor del NY Times, Howell Raines, y el periódico también cayó en un desprestigio
del que le tomó años recuperarse (son también recordados los casos de James Frey y
Stephen Glass).

Este caso en particular, con respecto al Código de Ética de Periodistas, atenta contra
el artículo 1, acerca de que aunque resulten discutibles como términos absolutos la
verdad y la objetividad, en el periodismo es imperativa y no negociable la buena fe.
Además, el contenido de la noticia y de las opiniones, debe ser exacto en sus hechos
y en su contexto. Asimismo, el artículo segundo, en donde el periodista debe
adoptar una actitud analítica frente a las fuentes, confrontarlas y comprobar sus
afirmaciones. La lealtad del periodista es con la verdad y con el público, antes que
con la fuente. Y, evidentemente, el hecho de inventar testimonios atenta contra el
respeto por las audiencias y la alteración de la “verdad” revelada. Y, por último, se
vulnera también el artículo quinto, acerca del plagio como una conducta contraria a
los principios éticos. Siempre deberá darse crédito o citar la fuente de donde se
tomó la información, salvo que haya reserva expresa de la fuente.

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