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Etanislao Zuleta hace mención en su texto "Solo un pueblo escéptico sobre la fiesta de la

guerra y maduro para el conflicto merece la paz" al concepto fundamental de la felicidad de la


guerra. Considero que en Colombia está presente este pensamiento pues somos pero,
principalmente, hemos sido, un país que nos vamos a los extremos, que a toda costa
deseamos tener la razón, que cada una de nuestras guerras se han debido a la gran
incapacidad de aceptar las diferencias, los disensos y, sobre todo, de querer imponer ante
cualquier cosa, un solo pensamiento o, como dice Zuleta, de "creer tontamente tener la razón
y de creer más tontamente aún que podemos dar testimonio de la verdad con nuestra sangre".
Guerras civiles, el período de La Violencia, las guerras con el conflicto armado interno... han
sido el escenario en donde se ha cisto reflejado el deseo por la guerra, esa "borrachera
colectiva" de la cual se quiere hacer parte por las razones mencionadas anteriormente, pero
también por otra muy importante y con la que se ha querido reducir todo el conflicto a asuntos
macro, y son las contradicciones antinómicas. La sociedad colombiana es una sociedad
marcada por las diferencias entre sus gentes. Está la gran élite, empresarios, funcionarios,
figuras públicas, pero también las personas más pobres, y estas grandes brechas y la
imposibilidad de convivencia por la "injusticia política o social" que esto deriva, ha hecho que en
el país se recurra a esa temible fiesta llamada Guerra, convirtiéndonos en inmaduros e
incapaces de aceptar el conflicto, y por ende, incapaces de alcanzar la tan "deseada" paz.

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