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Crear un dibujo

El rasgado atraviesa por todo el proceso de creación, en consecuencia, se estudian sus etapas. Existe
un impulso a reproducir imágenes, sin indagar porque se da la necesidad y por lo tanto se quedan en
lo primario. Evaluar de forma consciente lo que se quiere lograr a partir de un interés, genera un
problema en cuanto al significado de la imagen.
Durante la copia del rasgado prevalece la observación, de la imitación del material se desprende un
aprendizaje de su forma, su tamaño y textura; también se analizan las sombras de acuerdo con la
incidencia de la luz. Ese deseo de conocimiento origina la mimesis, que en un principio se fija en la
apariencia, pero que conlleva a un saber más concreto de la conformación del objeto. La
representación realista de la imagen requiere el dominio de una técnica. En la sociedad actual el
termino se refiere a un sistema mecánico, se limita el hacer por una división de las funciones; así un
obrero construye un edificio sin estudios de arquitectura. Para los griegos la técnica es el estudio
racional del conjunto de elementos que intervienen en una práctica, desde los insumos hasta su
empleo eficiente. Con el rasgado el dibujo deja de estar condicionado por una técnica automática y
pasa a ser un medio destinado a profundizar en la acción de crear.
En el momento en que se deja de pensar en la forma realista del objeto para buscar la intención del
dibujo, se adquiere autonomía en el proceso creativo. En el ejercicio se debe considerar la elección
del carboncillo y su manejo como un factor que afecta la interpretación de la imagen; en este caso
se ignora junto con la relación fondo-figura. Al pensar en la lectura visual de la imagen se busca el
complemento del espacio en blanco o la disposición del fondo. De las decisiones que se tomen
pueden surgir diferentes imágenes: la descripción grafica del rasgado, el ejercicio de romper el
papel o el recuerdo de la infancia que le dio inicio; todo ligado a concepciones personales. En mi
caso el análisis se concentró en el objeto que desencadeno el recuerdo y el reflejo de la luz en su
sombra, con base en la carga emocional. De este modo la creación trasciende la copia y se convierte
en expresión. Es un ejemplo que demuestra la importancia de confrontar las vivencias en la práctica
artística.

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