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Incluye las fosas nasales, la boca, (los 2 antes mencionados se unen a la garganta), la faringe
(garganta), la laringe, la tráquea y los pulmones.
Los equipos de protección respiratoria son uno de los equipos de protección más importantes,
ya que una correcta protección es vital para poder desempeñar el trabajo sin riesgo a
problemas respiratorios, mareos, intoxicaciones, etc…
Una forma sencilla para determinar la protección más adecuada es seguir la regla de IESI:
Los aerosoles y las partículas finas son dos de los riesgos de salud más peligrosos en
un entorno de trabajo y son casi invisibles en el aire que respiramos. Las partículas
peligrosas pueden causar cáncer o pueden ser radiactivas; otros dañan el sistema
respiratorio.
La elección entre uno u otro dependerá de los riesgos a los que vamos a estar expuestos.
FFP1: se hacen para los entornos de trabajo en el que ni los tipos venenosos ni
fibrogénicas de polvo y aerosoles son de esperar. La inhalación puede afectar en el
desarrollo de las condiciones de salud; también pueden irritar las vías respiratorias y
causar olores desagradables (para evitar esto se deben usar mascaras las cuales
contengan filtros con carbón activo). En construcción o industria alimentaria suelen
utilizar este tipo de mascarillas para respirar.
FFP2: se utilizan en entornos de trabajo en los que las partículas nocivas y
mutagénicas se pueden encontrar en el aire. Estas partículas pueden ser fibrogénica
(que irritan el sistema respiratorio en el corto plazo y pueden resultar en la reducción
de la elasticidad del tejido pulmonar en el largo plazo).
Las mascarillas de esta categoría deberán contener partículas que miden hasta 0,6
micras y se pueden utilizar en entornos para donde el MAK, no llegue a superar hasta
un máximo de 10 veces la concentración normal.
Estas mascarillas son las recomendadas para el COVID 19.