Estamos ad portas de celebrar el Bicentenario de nuestra rico y extenso país con una polarización política que ha ido en aumento en esta última década. Es evidente que hay una afección de la población hacia la praxis política a nivel nacional que, además, es uno de los ápices que podría desembocar en un régimen caudillista que implante un modelo socialista del siglo XXI, en pocas palabras una imposición a un modelo de restringidas libertades socioeconómicas con una democracia en papel mas no en la praxis. Muchos peruanos preocupados, se preguntarán ¿Cómo hemos llegado a estos inicios de guerra social y clasista que en cualquier momento podría estallar? Los detonantes de este estallido social son varios, entre los cuales resaltan la gran indignación por las mentiras y promesas incumplidas de los dos últimos gobiernos progresistas que fueron puestos por el establishment moral -llamados también “dueños de la verdad”-, que sin lugar a dudas han direccionado las conciencias del pueblo solo para defender sus intereses caviares dejando de lado las verdades demandas socioeconómicas que exige el peruano de a pie; en efecto, esto ha sido caldo de cultivo para que esa agenda socialista que destruyó Venezuela y Cuba -y que ahora sigue quebrando la social economía de Argentina- se enquiste en el tejido social peruano para dividir e iniciar su lucha de clases, bajo premisas falsas, empero, populistas de simple masticar en esta sociedad poco formada sobre educación política y derecho a las libertades sociales y económicas. El discurso simplista y populista que sostienen los lideres radicales, Vladimir Cerrón y Pedro Castillo, está intentado convencer al electorado indeciso y poco meticuloso en informase sobre las verdaderas intenciones que ellos tienen. Uno de los correlatos que sostienen ellos es que “los culpables directos de que las regiones mineras como Cajamarca no haya desarrollen como se debe, son las empresas privada y la política de derecha”, muchos incautos lo creen, empero, la realidad nos muestra que el ex gobernador de Cajamarca Goyo Santos -sentenciado por corrupción y muy ligado al ideario socialista de Castillo y Cerrón- hizo poco o nada para disminuir el alto porcentaje de pobreza y anemia, abandono la inversión en infraestructura educacional, la salud pública no progreso como en otras regiones, entre otros inacciones e, incluso, se dio el lujo de devolver S/355 millones de los S/453.5 millones de Canon Minero al erario nacional en el 2011. Y así hay varios ejemplos en otras regiones que fueron y siguen gobernadas por izquierdas anti inversión privada, es decir, anti desarrollo. En conclusión, la corriente estatista comunista liderada por las mencionadas líneas arriba, están dividiendo al pueblo entre los ricos y pobres, estigmatizando a la gran inversión privada, creando enemigos y no soluciones verdaderas para el desarrollo sostenible de nuestros pueblos.