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Ética de Las Profesiones
Ética de Las Profesiones
La mayoría de profesionales suelen ser trabajadores por cuenta ajena que
desempeñan sus tareas en empresas, instituciones y organismos en los que se les
asigna lo que tienen que hacer.
Es difícil fijar los perfiles y límites entre lo que es y no es una profesión
mediante la enumeración de varias características necesarias.
Si se atendiese sólo a las voces de los profesionales, a lo que ellos dicen
de sí mismos, la esencia de su profesión consiste en el servicio desinteresado a la
humanidad. Un profesional es una persona consagrada a su profesión y a
quienes necesitan sus servicios.
Cada profesión tiene sus propios contextos y cada ética profesional habrá
de tomarlos en consideración. En términos generales todas o casi todas las
profesiones se ven expuestas a tres mediatizaciones fundamentales:
más bien servidores de una maquinaria que sujetos que actúan autónomamente.
Hoy los profesionales trabajan en empresas, organismos, instituciones que les
asignan su cometido en el reparto funcional de tareas y competencias; no tienen
otra cosa que hacer que lo que les toca hacer; haciéndolo cumplen con su deber.
La técnica configura casi todos los aspectos de la vida actual. Ningún
ejercicio profesional está a la altura de las posibilidades y exigencias que hoy se
plantean sin el uso de los medios técnicos.
Un buen profesional tiene que estar al día en la forma de plantear los
problemas de su profesión y en las soluciones que aporta, lo que hace necesario
capacitarse continuamente en la utilización de las técnicas que se van renovando.
El profesional tiene que ser un buen técnico para ser un buen profesional.
Esto hace que impere el conformismo. La mayoría vive con cierto
fatalismo el acontecer social. Esto no se debe sólo a la técnica, pero la
tecnificación contribuye a ello. El ejercicio profesional, una vez superados los
primeros idealismos, se vive con cierto sentido fatalista de sometimiento al
“sistema”
Por otra parte el profesional tiene que aprender a trabajar con recursos
limitados y dentro de unos márgenes que garanticen la viabilidad económica. La
viabilidad económica se convierte en obsesión dominante en forma de la
maximización de la rentabilidad o del beneficio.
Es normal que el profesional que trabaja por cuenta ajena necesita de la
empresa en la que tiene su trabajo y ayuda a que la empresa sea viable y
rentable económicamente. Pero aún siendo esto así, el profesional debe actuar de
modo que no se descuiden facetas menos rentables, pero exigibles en términos de
responsabilidad social.
Una visión completa de la ética tiene que prestar atención no sólo a lo
que cada uno, como persona y como profesional, hace y promueve, sino también
a lo que la organización en la que trabaja puede y debe contribuir a proporcionar
bienes y servicios, a respetar y hacer que se respete a las personas y a cumplir los
deberes de justicia. No basta que haya que haya una actuación ética por parte del
profesional y de cada persona que trabaja en la organización, es necesario que
exista una ética de la organización (Lozano, 1999)
De cómo sea la ética de las organizaciones va depender que el
profesional encuentre facilidades o dificultades a la hora de asumir sus
responsabilidades de profesional en ellas, aunque no hay que dar por supuesto
que el profesional será el que quiera actuar éticamente y que será la organización
la que se lo impida.
entre las empresas privadas y los organismos públicos. Estos contextos conllevan
formas diferentes de mediatizar, facilitar u obstaculizar el ejercicio de la
responsabilidad el profesional que trabaja en ellos.
Aún así queda espacio para hacer las cosas bien y para hacerlas mal para
esmerarse en solucionar los temas o para dejarlos sin resolver e irse a tomar un
café. En definitiva, se nota si un profesional aprovecha los espacios y las
posibilidades que permiten compatibilizar el propio compromiso profesional con
el carácter de servicio público que conlleva el puesto de trabajo en la
administración.
unas veces y para unos asuntos con una cultura organizativa que favorece,
facilita, pide y refuerza ese modo de actuar, pero que en otras ocasiones pondrá
trabas, dificultades y obstáculos?
Cuando un profesional trabaja en una organización que le contrata, la
responsabilidad moral tiene que poder compatibilizar las exigencias del rol
profesional con las exigencias de lo que se espera de quien trabaja en una
organización y para ella.
Es verdad que hay contextos que están tan marcados por la corrupción
que impiden llevar a cabo en ellos un proyecto compartido de humanización de
la vida. Pero también es cierto que los contextos ofrecen oportunidades además
de obstáculos, y que solo podemos ser responsables de lo factible, dando pasos
concretos en la dirección correcta antes que soñar mundos alternativos de
espaldas a la realidad.
¿Cómo podemos vivir esa realidad que no nos gusta sin dejarla del todo
como está, tratando de mejorarla y acercarla al ideal deseable cuanto sea posible?
BIBLIOGAFÍA CONSULTADA:
2007.