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1º BTO Lengua y Literatura

COMENTARIO DE EL LIBRO DE BUEN AMOR

Ay, Dios, cuán hermosa viene doña Endrina por la plaza!


¡Ay, qué talle, qué donaire, qué alto cuello de garza!
¡Qué cabellos, qué boquita, qué color, qué buenandanza!
Con saetas de amor hiere cuando los sus ojos alza.

Pero tal lugar no era para conversar de amores;


acometiéronme luego muchos miedos y temblores,
los mis pies y las mis manos no eran de sí señores,
perdí seso, perdí fuerza, mudáronse mis colores.

Unas palabras tenía pensadas para le decir,


la vergüenza ante la gente otras me hace proferir;
apenas era yo mismo, sin saber por dónde ir;
mis dichos y mis ideas no conseguían seguir.

Hablar con mujer en plaza es cosa muy descubierta


y, a veces, mal perro atado está tras la puerta abierta;
es bueno disimular, echar alguna cubierta,
pues sólo en lugar seguro se puede hablar cosa cierta.

-"Señora, la mi sobrina, la que en Toledo vivía


a vos se encomienda mucho, mil saludos os envía;
si hubiese lugar y tiempo, por cuanto de vos oía,
tendría placer en veros y conoceros querría.

"Deseaban mis parientes casarme en esta sazón


con una doncella rica, hija de don Pepión;
a todos di por respuesta que no la querría, no.
¡Mi cuerpo será de aquella que tiene mi corazón!"

Luego, hablando en voz baja, dije que disimulaba


porque toda aquella gente de la plaza nos miraba;
cuando vi que se marchaban y que ya nadie quedaba
comencé a decir la queja de amor que me lastimaba.

El fragmento que vamos a comentar pertenece al Libro de Buen Amor, obra del mester de clerecía
dentro del periodo de la Edad Media, más concretamente de la alta Edad Media que se caracterizaba por un
sistema feudal, cuya sociedad era estamental y teocéntrica.
Fechado en 1330 y de cuyo autor, un tal Arcipreste de Hita, no hay datos concluyentes . Narra, a través
de una autobiografía ficticia, sus aventuras amorosas que acaban siempre en fracaso.

La obra está dividida en cinco partes:

1. Una introducción donde el autor explica el sentido e interpretación del libro.


2. Una autobiografía ficticia del autor, que consiste en narrar sus amores con distintas mujeres, ayudado
por Trotaconventos.
3. Una narración de los amores de don Melón y doña Endrina.
4. Una colección de ejemplos, fábulas y cuentos, que sirven como enseñanza moral y cierre de los
episodios.
5. El relato alegórico de la batalla de don Carnal y doña Cuaresma.
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Este fragmento pertenece a la tercera parte donde se narran los amores de don Melón y doña
Endrina. En él se nos presenta a Don Melón enamorado de Doña Endrina a la que pretende declarar su
amor.
En cuanto a la métrica es de destacar la polimetría propia de este texto. El autor utiliza la cuaderna
vía para la narración, como observamos en este fragmento, y el villancico o zéjel para las composiciones
religiosas.
El realismo es la característica estilística que resalta en esta obra: se representa a toda la sociedad de
la época dando una visión realista de la misma. Además, este autor utiliza la sátira, el humor y el tono
juglaresco junto con la mezcla de lo culto y popular.
Parece que la intención del autor era moralizante, enseñar a los hombres que deben seguir el Amor Divino
y no el amor carnal, pero a lo largo de la obra observamos la ambigüedad en su intención ya que parece
ofrecer técnicas para disfrutar de los placeres carnales más que para evitarlos.
Se trata de un texto narrativo escrito en verso que corresponde al mester de clerecía. Se utiliza la
cuaderna vía: versos alejandrinos, monorrimos con rima consonante como se puede observar en el
fragmento que estamos comentando.
Además de la tipología narrativa, encontramos la descripción sobre todo en la primera estrofa donde
Don Melón alaba la belleza de Doña Endrina. El diálogo se halla entre la quinta y sexta estrofa, donde el
propio Don Melón transcribe el comienzo de su conversación con Doña Endrina utilizando el estilo directo.
Los autores del Mester de Clerecía eran conscientes de estar escribiendo para la posteridad y por
tanto cuidan el lenguaje.
La finalidad del mester de clerecía era didáctica y, en este sentido, esta obra pretende enseñar el
buen camino a los jóvenes para que no pequen. Esta actitud está ligada al contexto en el que se inscribe,
donde el poder de la iglesia lo abarcaba todo y amedrentaba al pueblo analfabeto. La técnica de la
autobiografía es novedosa y no la volveremos a encontrar hasta El Lazarillo de Tormes. Encontramos en
esta obra un personaje muy importante, La Trotaconventos, que en el S.XV dará lugar a La Celestina de
Fernando de Rojas.
En este fragmento, se nos muestra a Don Melón profundamente enamorado de Doña Endrina a la
que intenta declarar su amor. La finalidad didáctica se puede apreciar en la idea del amor como
enfermedad que enloquece al que cae en sus garras.
El tema principal del fragmento es el deseo de don Melón de expresar su queja de amor a doña
Endrina. Como temas secundarios, se distingue el miedo a las habladurías de la gente (“Hablar con mujer
en plaza es cosa muy descubierta/ es bueno disimular, echar alguna cubierta/ pues sólo en lugar seguro se
puede hablar cosa cierta”), y la importancia del dinero entre las clases burguesas (“Deseaban mis parientes
casarme con una doncella rica, hija de don Pepión”).
Respecto a los tópicos literarios presentes en el texto, podemos diferenciar los siguientes: loco
enamorado, ya que el protagonista parece perder la razón por el amor de la amada (“acometiéronme
muchos miedos y temblores/ los mis pies y las mis manos no eran de sí señores/ perdí seso, perdí fuerza,
mudáronse mis colores/ apenas era yo mismo/ mis ideas no conseguían seguir”…); y quejas del enamorado
(“Cuando vi que se marchaban/ comencé a decir la queja de amor que me lastimaba”).
El fragmento presenta una clara estructura narrativa que se puede dividir en las siguientes partes:
a) Planteamiento (versos 1-8): don Melón expresa lo que siente cuando ve a doña Endrina en la plaza y
cómo pierde el control de sus acciones.
b) Nudo (versos 9-26): con la excusa de darle recuerdos de su sobrina, don Melón se acerca a la dama
intentando disimular ante toda la gente que los mira.
c) Desenlace (versos 27-28): finalmente, cuando todos se marchan, el protagonista expresa su queja de
amor a doña Endrina.

La estructura del fragmento es lineal, pues la acción se desarrolla en orden cronológico. Sin embargo,
el hilo narrativo se ve interrumpido en la estrofa cuarta, en la que el autor introduce una reflexión de
carácter didáctico acerca de cómo hablar a una dama en un lugar público.

En cuanto al narrador, se utiliza la primera persona protagonista, lo que lleva a interpretar el texto (y
la obra) como una autobiografía del arcipreste, aunque ello nunca fue corroborado. Los personajes que
aparecen en este fragmento son don Melón, protagonista y personaje arquetípico que parece encarnar una
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caricatura del “loco enamorado”; doña Endrina, que representa la dama delicada por la que suspira el
galán; don Pepión, personaje que simboliza la nueva burguesía y que sólo es mencionado en el texto; y la
gente de la plaza como personajes fugaces. Como vemos, los personajes se corresponden con el tono
humorístico que predomina en la obra, en este caso, disfrazado en los nombres elegidos para los amantes
(nombres de frutas) y el de don Pepión (nombre de moneda, en representación de su riqueza).

El tiempo es externo ya que es el tiempo real objetivo de la historia, puede medirse en unidades
cronológicas concretas y permite medir la duración de la acción.
El espacio según su ubicación es abierto, ya que se desarrolla en una plaza, (hablar con mujer en
plaza es cosa muy descubierta…) y según su relación con la realidad es real y verosímil.

El análisis métrico nos muestra el uso de la cuaderna vía, estrofa característica del Mester de
Clerecía, aunque los versos en su mayoría son hexadecasílabos, según se detalla a continuación:

¡Ay, Dios, cuán hermosa viene 8 doña Endrina por la plaza! 8 (16) A
¡Ay, qué talle, qué donaire, 8 qué alto cuello de garza! 7 (15) A
¡Qué cabellos, qué boquita, 8 qué color, qué buenandanza! 8 (16) A
Con saetas de amor hiere 8 cuando los sus ojos alza. 8 (16) A

Pero tal lugar no era 8 para conversar de amores; 8 (16) B


acometiéronme luego 8 muchos miedos y temblores, 8 (16) B
los mis pies y las mis manos 8 no eran de sí señores, 7 (15) B
perdí seso, perdí fuerza, 8 mudáronse mis colores. 8 (16) B

La rima es consonante, si bien en la primera estrofa los versos riman en asonancia.

Algunas figuras literarias que se pueden identificar en el fragmento son las siguientes:

En la primera estrofa encontramos el uso de la exclamación retórica en los tres primeros versos.
Además, podemos observar la anáfora en los versos 1 y 2: “¡Ay, Dios…/ ¡Ay, qué talle…”. También se
emplea el paralelismo (determinante exclamativo + sustantivo) junto con la enumeraciónen y el asíndeton
en el verso 3: “¡Qué cabellos, qué boquilla, qué color, qué buenandanza!”. Las metáfora las hallamos en el
verso 2, “¡qué alto cuello de garza!” y en el verso 4, “con saetas de amor hiere…”.

En la tercera estrofa, nos encontramos con un hipérbaton en el primer verso: “Unas palabras tenía
pensadas para le decir”.

Volvemos a encontrar el empleo de la exclamación retórica en el último verso de la sexta estrofa:


“¡Mi cuerpo será de aquella que tiene mi corazón!”.

Por otro lado, merece especial mención el uso de rasgos juglarescos en la obra del arcipreste. En este
fragmento en cuestión aparece el estilo directo, lo que otorga frescura al texto y lo acerca al “habla viva”
del pueblo. El empleo del refrán “mal perro atado está tras la puerta abierta” en el verso segundo de la
cuarta estrofa, tiene el mismo sentido que el empleo del estilo directo, pues se trata de un rasgo
característico de los juglares. En esta misma línea, el uso del diminutivo “boquita” en el tercer verso de la
primera estrofa, también es propio del habla popular.

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