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El mester de clerecía es una corriente literaria culta de temática religiosa que agrupa la
obra narrativa en verso de un grupo de escritores de los siglos XIII y XIV. A diferencia del
mester de juglaría esta poesía es individual, y no colectiva (la labor creadora corresponde a un
solo individuo, y no a múltiples colaboradores); es una obra, normalmente, de autor conocido,
y no anónima, por lo que resulta más fácil establecer la época aproximada en que floreció.
Asimismo, se trata de una poesía escrita, y no oral.
Además de las características anteriores, el mester de clerecía se define por los siguientes
rasgos:
El carácter culto de la escuela junto con el fin divulgador que persigue determina la preferencia
por un estilo en el que alternan el lenguaje popular (léxico familiar, refranes, expresiones
coloquiales, diminutivos e incluso recursos juglarescos…) y el lenguaje elevado (cultismos
léxicos y sintácticos) que intentan acercar la obra literaria a las grandes creaciones en lengua
latina.
1. Siglo XIII cuyo máximo representante es Gonzalo de Berceo. Es el primer poeta de nuestra
literatura de nombre conocido. Manejó hábilmente las técnicas de la literatura didáctica
puestas al servicio de la fe con un fin propagandístico pues con ella trató de fomentar la
peregrinación al monasterio de San Millán. Su obra es fundamentalmente religiosa. Destacan
poemas hagiográficos (sobre vidas de santos) Vida de San Millán, Vida de Santo Domingo de
Silos y poemas dedicados a la Virgen María, como Milagros de Nuestra Señora.
2. Siglo XIV cuyo máximo representante es Juan Ruiz, Arcipreste de Hita con su Libro de buen
amor.
2. Tema.
El eje temático del libro es el amor, entendido este tanto en su dimensión humana (el loco
amor) como en la divina (amor de Dios). Y precisamente de la tensión entre ambos surge la
deliberada ambigüedad de la obra. Forman la obra una sucesión de fingidas aventuras
amorosas protagonizadas por el propio poeta. Este relato autobiográfico es el núcleo
argumental del libro. Además del amor, en el libro también tiene cabida la muerte opuesta al
amor y con carácter destructor, no liberador.
3. Estructura.
Tal diversidad adquiere unidad por el uso de la primera persona narrativa y por el tema
común del amor y sus engaños.
Una de las peculiaridades del Libro de Buen Amor es su intención didáctica: apartarnos del
loco amor y acercarnos al amor divino.
Sin embargo, a lo largo del libro el autor juega con la ironía y con la ambigüedad e
intenta confundir al lector sobre el propósito de su libro. De ahí que se haya señalado la
ambigüedad como la clave de la obra. La ambivalencia de la que hace gala hay que
entenderla como consecuencia de dos tipos diferentes de lectores: los cuerdos y los livianos,
a los que advierte contra la malinterpretación del texto. Los dos niveles de lectura no
dependen tanto del contenido de la obra, como de los distintos lectores a quien va dirigida.