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RESUMEN
La tentativa es una forma de imperfecta realización de los tipos penales o de los delitos regulados
en la normativa penal (Código Penal o leyes penales especiales), ubicándose entre la fase
preparatoria y la consumación. Cuándo estamos ante ella, y cuáles son sus consecuencias son
aspectos de singular relevancia en el campo penal, razón por la cual, a continuación, se
expondrán los principales criterios que han sido abordados por la jurisprudencia penal sobre tal
constructo.
El Código Penal peruano regula la tentativa en su artículo 16, en los siguientes términos:
“En la tentativa el agente comienza la ejecución de un delito, que decidió cometer, sin consumarlo.
El juez reprimirá la tentativa disminuyendo prudencialmente la pena”.
Al respecto la Corte Suprema indica que: “El artículo dieciséis del Código Penal describe la figura
de la tentativa como un grado de desarrollo del delito en el cual se pone en peligro el bien jurídico
protegido, pero no se llega a consumar la lesión del mismo por circunstancias externas a la voluntad
del agente o por su propio desistimiento. (…) dicho dispositivo legal impone obligatoriamente una
disminución de la pena al señalar en el segundo párrafo del artículo dieciséis de la norma
sustantiva: ‘El juez reprimirá la tentativa disminuyendo prudencialmente la pena’, sustentado, como
dice Luis Miguel Bramont Arias Torres, en que ‘el comportamiento del sujeto no ha llegado al
grado de consumación del delito y el desvalor de un delito consumado es mayor que el de un delito
tentado (...)’ (Manual de Derecho Penal. Parte general. Editorial y Distribuidora de Libros S.A.,
Tercera edición, dos mil cinco, página trescientos cincuenta y uno)”.
En otro momento ha explicado que: “La ley penal no solo sanciona los actos que efectivamente
lesionen el interés jurídicamente por ello tutelado, sino también aquellas situaciones en que lo
protegido es puesto en peligro mediante la conducta del agente, conforme al principio de lesividad
en el artículo IV del Título Preliminar del Código Penal, el cual establece que la pena,
necesariamente, precisa de la lesión o puesta en peligro de bienes jurídicos tutelados por la ley.
Ejemplo de ello, es lo que sucede con la tentativa, en que el agente inicia la comisión de un hecho
considerado como delictivo, pero no logra su consumación por factores ajenos a su voluntad,
aunque también se puede presentar un caso de desistimiento voluntario. El inicio de la ejecución
del delito por parte del agente es, entonces, requisito para que se estructure la tentativa”.
Casación Nº 13-2011 Arequipa, considerando décimo tercero.
En la configuración de una tentativa delictiva cabe indicar que en ciertos casos se requiere la
concurrencia de tres requisitos: a) resolución criminal, b) comienzo de la ejecución, c) falta de
consumación, sea por desistimiento o por circunstancias externas.
“En la tentativa se distingue entre dos formas, de un lado, la inacabada y, del otro, la acabada; la
diferencia entre ambas radica en la representación de los hechos por el autor, sobre la base del
estado de realización de estos. Así, en la primera forma, el agente no logró realizar lo necesario
para alcanzar el resultado propuesto, en tanto, en la segunda forma, se realizaron los actos
necesarios para la consumación del delito”.
En otra oportunidad ha señalado que: “La tentativa acabada, llamada también delito frustrado,
tentativa perfecta, agotada o delito fallido, comprende el caso de quien conforme a su plan personal
ha realizado todos los actos necesarios para que se consume el delito, faltando solamente a partir de
ese momento la producción del resultado; nuestro Código pasa por alto la tesis del delito frustrado
y tanto la tentativa acabada e inacabada, la trata como una sola mera tentativa, la cual según nuestro
ordenamiento jurídico es penada según su gravedad y la afectación del bien jurídico protegido por
la ley penal y en relación con la voluntad del autor”.
La segunda parte del artículo 16 del Código Penal señala que, en caso de tentativa, la pena será
disminuida prudencialmente por el juez, lo que, conforme a una extendida opinión de la doctrina
penal nacional, implica una pena siempre por debajo del mínimo legal previsto para el delito
consumado. Como se desprende de la redacción del mencionado artículo, no se trata de una
reducción facultativa, sino impuesta por el legislador. Dentro de la facultad discrecional del juez se
encuentran, más bien, los criterios para reducir la penalidad. Utilizando de manera analógica el
artículo 46 del Código Penal, podría recurrirse sobre todo a los criterios de la importancia de los
deberes infringidos y la extensión del daño o peligro causados como elementos de juicio para
reducir la penalidad en la tentativa.
GARCÍA CAVERO, Percy. Derecho Penal. Parte General. 2ª edición, Jurista, Lima, 2012,
p. 743.
GARCÍA CAVERO, Percy. Derecho Penal. Parte General. 2ª edición, Jurista, Lima, 2012,
p. 744.
En este sentido, en un caso en particular, la Corte Suprema sostuvo que para que se configure un
desistimiento en tentativa acabada deben cumplirse como requisitos que: a) haya una actividad
positiva del agente; b) se aprecie voluntariedad del desistimiento; c) el desistimiento debe ser
definitivo; y, d) debe apreciarse eficacia del desistimiento. Dado que se desarrollan acciones
destinadas a la consumación del delito, en este tipo de tentativa se requiere también para la
configuración del desistimiento el despliegue de acciones positivas por el agente, para evitar la
consumación del delito.
El artículo 17 del Código Penal hace referencia la tentativa inidónea prescribiendo que no es
punible la tentativa cuando es imposible la consumación del delito, por la ineficacia absoluta del
medio empleado o absoluta impropiedad del objeto.
Sobre ello, en un caso en concreto, la Corte Suprema ha dicho que: “[A]unque el artículo 17 del
Código Penal establece que no es punible la tentativa cuando es imposible la consumación del
delito, por absoluta impropiedad del objeto (lo que ocurre verbigracia cuando se trata de matar a
una persona que el agente desconoce que ya estaba muerta); sin embargo, dicha situación no se dio
en el presente caso, por cuanto el agraviado (…) se encontraba con vida antes de las múltiples
agresiones sufridas con piedras en rostro y cráneo por parte del encausado (…I y del menor
infractor, lo que justamente causó ocasionó su deceso, conforme con el protocolo de necropsia”.