Está en la página 1de 57

Sotelo, gracias K.

Cross & Botton


FOREVER MY VALENTINE

LUCY DARLING

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


“Fue entonces cuando me di cuenta de lo que era un verdadero amigo. Alguien que
siempre te amaría -a ti imperfecto, a ti confuso, a ti equivocado- porque eso es lo
que se supone que debe hacer la gente”.

-R.J.L.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Petal
Ya de niña, Petal Prescott sabía que Vaugh Valentinus era su
amor para siempre, a pesar de la diferencia de edad entre ambos.
Pero el destino tenía otros planes. En un abrir y cerrar de ojos,
perdió a su familia y su vínculo con el chico al que siempre había
amado. Ahora que es mayor, espera que el hombre al que ha
amado toda su vida vea en ella algo más que la niña rota que una
vez fue.

Valen
Solo he tenido un objetivo en la vida: darle a Petal Prescott la vida
que se merece. Pero ella no me lo ha puesto fácil, no cuando cree
que tiene defectos. Para mí, ella es y siempre será la perfección.
Pero, ¿cómo puedo hacer que se vea a sí misma como yo la veo?
Tal vez solo haya una manera: haciéndola mía. Ha llegado el
momento, y ahora voy a reclamarla y demostrarle lo perfecta que
es.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 1
PETAL

— ¿Quién te permitió conseguir ese vestido?— me doy la vuelta


para ver a Vaughn. O como yo lo llamo Valen. Creo que soy la única
que se atrevería a ponerle un apodo. La soledad y la tristeza que se
habían instalado se evaporan. ¿Cómo puedo estar en una fiesta con
más de cincuenta personas y sentirme sola? Nunca lo entenderé, pero
siempre es así cuando vuelvo aquí. Una casa que nunca ha sido mi
hogar.
—No pensé que vendrías. — corro hacia él.
Lleva esmoquin, pero la pajarita está desabrochada, o quizá
nunca se la anudó. Para ser sincera, eso solo aumenta su atractivo.
Me lanzo a sus brazos. Sé que me dijo que dejara de hacerlo hace unos
años, pero no me importa. Valen me atrapa, como siempre.
—No iba a hacerlo. — Me abraza durante un largo rato. Su nariz
roza mi cuello. Juro que me respira, o tal vez solo soy yo quien se lo
hace a él. Su olor siempre es reconfortante. Me recuerda a casa y a
tantas otras cosas de mi infancia.
—Te he echado de menos. — Ese es el eufemismo del año. Lo he
echado más que de menos.
—Te vi hace unos días. — Lo había hecho en Navidad. Siempre
puedo ver a Valen en las fiestas. La única razón por la que vuelvo es
porque sé que él estará ahí. Es la única vez que viene a casa de mis
tíos. Él y sus padres. Se han asegurado de permanecer en mi vida.
Los padres de Valen son más cercanos a mí que mi propia
familia. Nunca entendí por qué me dejaron al cuidado del hermano de
mi padre. No éramos cercanos a ellos. De hecho, solo recuerdo
haberlos visto un puñado de veces antes de eso.
Supongo que fue porque mi tío Cooper tenía dos hijos y mis
padres pensaron que sería mejor para mí crecer con niños de mi edad.
Aun así, sé que David y Judith Valentinus no son de mi sangre, pero

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


han estado en mi vida más que nadie. Eso significaba que Valen
también lo había estado. Al principio, era como un hermano mayor
para mí. Eso fue hasta que crecí y empecé a verlo de otra manera.
Nuestros padres eran dueños juntos de ValenScott Corp.
Nuestros padres crearon el negocio de servicios de telecomunicaciones
hace décadas. Supongo que ahora soy la dueña con los Valentinus.
Realmente es Valen el que hace todo cuando se trata de ValenScott.
No le dieron muchas opciones después del accidente.
Tenía grandes zapatos que llenar después de la muerte de mis
padres. Sus propios padres apenas salieron con vida. David tardó tres
meses en despertar del coma. Había sido un milagro que alguien
sobreviviera a aquel accidente.
Llevo mis propias cicatrices de la noche que cambió todas
nuestras vidas. El único ileso fue Valen. Él no había estado con
nosotros. Todavía estaba haciendo el viaje de regreso a casa desde la
universidad para reunirse con todos nosotros para un evento
organizado por nuestras madres. Había vuelto a casa casi todos los
fines de semana. Su universidad estaba a solo una hora de distancia.
No recuerdo nada de eso. En un segundo estaba en un vehículo,
y al siguiente Valen estaba de pie junto a mí, con el sonido de
máquinas pitando a mi alrededor. Puede que Valen saliera ileso
físicamente, pero pasó de ser un universitario a un adulto en un abrir
y cerrar de ojos. No solo tenía que pensar en nosotros. Ahora era el
jefe de una empresa con más de cien mil empleados.
No lo culpo por no querer estar en esta casa. A mí tampoco me
gusta estar cerca de mis tíos. El parecido de mi tío Cooper con mi
padre puede ser difícil de tratar. Creo que si quisiera a mi tío, me
sentiría diferente. Puede que se parezca a mi padre, pero no se le
parece en nada.
Él y su esposa siempre me comparan con mi prima, Tia. Ella es
una perra de grado A, pero nadie más que yo lo ve. Es muy buena
ocultándolo. Todos piensan que Tia es perfecta. Por fuera, lo es. Su
carrera de modelo es prueba suficiente de ello. Lástima que su interior
no coincide. Está podrida hasta la médula.
—Sí, pero antes de eso había sido una eternidad.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Acción de Gracias. — me recuerda.
—Da igual. — resoplo. Me pone lentamente en pie, pero no lo
suelto. — ¿Dónde has estado?— Es Nochevieja. Casi medianoche. —
¿Otra fiesta? —me muerdo el interior de la mejilla. ¿Por qué ponerse
un esmoquin para venir a una fiesta de Nochevieja justo antes de que
la fiesta esté a punto de terminar? A menos que haya estado en otra
fiesta antes. La idea de que lo esté celebrando con otra persona
amenaza con amargarme el humor.
—En casa. Me he entretenido trabajando.
— ¿Me estás mintiendo? — Dejo caer la cabeza hacia atrás para
mirarlo fijamente.
—Estaba trabajando.
—Siempre estás trabajando. Podrías haber pasado la noche
conmigo. — me pongo de puntillas y le beso la mejilla. — ¿Me besas?—
le susurro al oído. No puedo evitar tentarlo.
—Petal. — Respira mi nombre.
—Es casi medianoche —me relamo los labios. Sus ojos se posan
en ellos—. Compré el vestido para ti. — admito. No es algo que me
pondría normalmente. Es ajustado y brillante. Llama más la atención
de lo que me gustaría, a no ser que llame la suya. Tengo los hombros
desnudos y se me ven las líneas descoloridas de algunas de las
cicatrices del accidente. —Me dijiste que dejara de esconderme. —
Normalmente me aseguro de taparlas.
Valen cierra los ojos. Nunca estoy segura de dónde estamos él y
yo. —No deberíamos. — dice finalmente, abriendo los ojos. Puedo ver
el conflicto en ellos. La gente empieza a contar.
— ¿De verdad vas a hacer que una chica ruegue por su primer
beso? — bromeo. La gente sigue contando.
—No. — Me besa antes de llegar a uno. Su boca presiona con
fuerza contra la mía. Me derrito dentro de él. La lengua de Valen se
desliza por el borde de mis labios. Los separo y profundiza el beso.
Gimo dentro de su boca.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Valen me rodea con el brazo y tira de mí. El corazón me late tan
deprisa que parece que se me va a salir del pecho. La dura silueta de
su polla presionándome el estómago no hace más que empeorarlo.
—Más —gime, y su boca abandona la mía para recorrer mi
cuello. Abro los ojos y solo veo oscuridad. No recuerdo haberme
movido, pero Valen debe de habernos llevado a otra habitación—. Voy
a necesitar probar mucho más.
No es una pregunta. No es que necesite preguntar. Soy de Valen.
Siempre me he considerado de él. Nunca escucho otras cosas que oigo
sobre él de la gente. Los chismes en estos círculos pueden ser terribles,
así que hago lo posible por mantenerme alejada de ellos. Estar lejos
en un internado puede ayudar con eso hasta cierto punto. Elijo creer
que Valen se ve a sí mismo como mío también.
—Valen. — Jadeo cuando siento que se deja caer frente a mí. Mi
espalda choca contra la pared y me pega a ella.
—Tan malditamente suave. — Sus dedos se deslizan por mis
piernas, levantándome el vestido.
—Oh Dios —Gimo cuando me aparta las bragas y su cálido
aliento me acaricia el clítoris. Maldita sea, ojalá estuvieran encendidas
las luces. Tengo tantas ganas de verlo.
—Estás excitada. Te huelo.
—Me haces esto. Siempre me pongo así cuando te veo. — Deja
escapar otro gemido antes de enterrar su cara entre mis muslos y
subir una de mis piernas a su hombro. Apoyo la mano en la otra,
necesitando aferrarme a algo mientras su boca me devora. —Valen. —
gimo.
No puedo creer que esté haciendo esto. ¿Cuánto tiempo he
deseado esto? Incluso lo he soñado. Valen por fin da rienda suelta a
nuestros tácitos sentimientos el uno por el otro.
Un gemido retumba cuando introduce un dedo en mi interior.
Su lengua rodea primero mi clítoris antes de aferrarse a él. Es
vergonzoso, pero es todo lo que necesita para llevarme al límite. Grito
su nombre mientras el orgasmo recorre mi cuerpo. El placer supera
todo lo que podía imaginar. Debería haber sabido que con él sería así.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Pet. — Valen me baja lentamente hasta que mi pie vuelve a
estar en el suelo antes de ponerse en pie. Su boca se encuentra con la
mía en otro beso, dándome el sabor de mi orgasmo persistente en sus
labios. Quiero darle el mismo placer que él me dio a mí. Cuando me
agacho para tocarle la polla, jadeo, sin darme cuenta de que ya la tiene
afuera.
Valen la presiona contra mi clítoris. Suelta un gruñido mientras
se acaricia un par de veces contra mis resbaladizos pliegues antes de
gemir por mi nombre, con su cálida descarga golpeando mi clítoris.
Pero no se detiene ahí; sigue frotando la cabeza de su polla arriba y
abajo, provocándome otro orgasmo.
Suelto un grito ahogado cuando la cabeza de su polla se hunde
en mí. Se sacude y siento cómo se corre más dentro de mí.
—Joder. — murmura, y su polla se sale de mí antes de volver a
ponerme las bragas en su sitio. El material de algodón hace que se
peguen a mi sexo. —No deberíamos haber hecho eso.
—No digas eso. —Sus palabras me devuelven inmediatamente a
la realidad.
—Petal, estás en la escuela secundaria. — Mis ojos se han
adaptado un poco a la oscuridad, pero me cuesta distinguir algo más
que el contorno de su cara. No es que lo necesite. Sé qué expresión
tiene. He memorizado cada detalle de él.
—Tengo dieciocho años. — le digo.
—Escuela secundaria. — exclama.
Valen me baja el vestido y vuelve a colocarlo en su sitio. El sonido
de su cremallera se oye fuerte en la habitación, incluso con la fiesta
en pleno apogeo a pocos metros de distancia. Su teléfono empieza a
vibrar. Valen lo saca y mira la pantalla.
—Nos están buscando.
— ¿Quiénes?
—Mis padres. Sal tú primero. Yo iré detrás en unos minutos.
—No, ve tú primero. Necesito un segundo. — Toma una
respiración audible.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Bien. — Roza su boca con la mía en un beso como de pluma.
Voy a agarrarlo y tirar de él, pero se va antes de que tenga la
oportunidad.
Me quedo ahí de pie unos minutos intentando recomponerme.
Mi corazón sigue acelerado. Puede que haya llegado al orgasmo dos
veces, pero mi cuerpo sigue deseando más de él. Cuando se trata de
Valen, nunca tengo suficiente. Ha estado tan distante desde que pedí
que me enviaran a un internado.
Puede que esté bajo el cuidado de mi tío, pero hay algunas cosas
que puedo elegir, y el internado era una. Odiaba estar en esta casa.
Me doy cuenta de por qué en cuanto entro en la fiesta y veo a Valen
con sus padres y mis tíos. Por supuesto, mi prima Tia está ahí
adulando a Valen. Como siempre.
Lo odio. La odio.
Es solo unos años más joven que Valen. Fueron juntos a la
misma universidad. Más de una vez ha hablado de cómo han salido
los dos. Me volvió loca. Sé que me lo dice a propósito, y eso es lo que
realmente me molesta. Es parte de la razón por la que elegí irme de
aquí. Si yo no estuviera aquí, no habría razón para que Valen y sus
padres me visitaran. Son mi familia, y haré lo que sea para que siga
siendo así.
Tia se fija primero en mí y sonríe, poniendo la mano en el brazo
de Valen. Siento el impulso de acercarme y arrancársela, pero me
controlo. Observo cómo Valen la mira. La piel perfecta de Tia no tiene
ni un defecto. Como no quiero ver el espectáculo que va a montar Tia,
me doy la vuelta y me voy, subiendo a mi dormitorio.
Me recuerdo que la libertad está más cerca que nunca.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 2
VALEN

De todos los restaurantes de la ciudad, Cooper tuvo que elegir el


Blue Diamond? Este lugar siempre está lleno de gente de la alta
sociedad. Es uno de los pocos restaurantes en los que siempre hay
algún tipo de chisme. No es fácil conseguir una mesa para la mayoría
de la gente. Apuesto a que mi asistente hizo la reserva.
Cuando se hace de noche, se entra en la cocina y, a través de
una puerta, se llega a un bar clandestino que se convierte en un
pequeño club. Al menos eso me han dicho. Nunca he vuelto ahí por
multitud de razones.
Miro la hora en el móvil. Mi irritación crece cuando veo que ya
han pasado cinco minutos de la hora. No hay nada que me moleste
más que la gente que llega tarde. Es de muy mala educación.
Demuestra que no te valoran ni valoran tu tiempo.
—Vaughn. — me guardo el móvil al oír la voz de Cooper.
—Cooper. — Me pongo de pie, extendiendo mi mano para
encontrar la suya. Años, he tenido que ser cordial con el hombre. La
vida no me ha dado otra opción. Tampoco creo que yo le importe
mucho a Cooper. Todavía recuerdo la rabia en su cara cuando se
enteró de que ninguna parte de ValenScott sería suya. Ni que su
hermano le había dejado nada.
Excepto a Petal.
Había entendido su rabia. La compartíamos, pero por dos
razones muy distintas. Nada me habría gustado más que Petal se
quedara conmigo. Vendería mi alma por ella.
Eso es algo que guardo cerca de mi pecho. Hay demasiado en
riesgo. Desde el principio, cuando las cartas empezaron a encajar,
supe que tendría que tener mucho cuidado con Cooper. Él tiene la
posesión de la única cosa que más me importa.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Me alegro de que hayas podido venir. Sé que estás ocupado.
—Son negocios. — le recuerdo. Siempre hago tiempo para los
negocios, y más que eso, siempre hago tiempo para Petal. Cuando se
trata de ella, acepto cualquier información. Lleva callada desde
Nochevieja. No estoy seguro de cómo ha procesado lo que pasó entre
nosotros, pero no me ha enviado mensajes de texto. Recibo el raro
correo electrónico.
—Bien. — Toma asiento frente al mío. — ¿Qué estás tomando?—
Cooper señala mi bebida con la cabeza.
—Glenmorangie Scotch Single Malt.
— ¿Quiere lo mismo? — le pregunta el camarero.
—No. — Pone cara de disgusto. —Tomaré el Dalmore 40 años.
—De momento solo tenemos de 25.
—Así estará bien. — le digo antes de que Cooper pueda hacer un
comentario sarcástico. El camarero asiente antes de ir por su bebida.
—Uno pensaría que aquí tendrían...
—Es una bebida. — Una que Cooper no debería pedir y no
porque sus mejillas sonrojadas me digan que ya se ha tomado unas
cuantas. Está más allá de su nivel salarial. Especialmente, dentro de
unos meses, cuando le corten el boleto de comida. Puede que Petal
tenga dieciocho años, pero Cooper seguirá cosechando de ella hasta
que se gradúe en primavera. Tick tock, hijo de puta.
— ¿De qué querías hablar?— Pregunto, sabiendo ya la
respuesta. Siempre es de dinero.
—Petal elegirá universidad pronto. No estaba seguro de cómo se
manejaría eso.
— ¿Qué universidades ha solicitado?— Odio tener que
preguntar. Debería saberlo, pero las pocas veces que intenté tocar el
tema Petal esquivó o ignoró mi pregunta. Incluso he tanteado el
terreno para ver si podía conseguir la información por mi cuenta, pero
aún no he recibido ninguna respuesta.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


— ¿No te ha hablado de ello? — sonríe. Cojo mi copa y me la
bebo, asegurándome de tener las manos ocupadas para no borrar esa
estúpida expresión de su cara. Me concentro en el ardor del alcohol.
— ¿Te ha dicho Petal si se va a quedar contigo? — Me mata tener
que hacer estas preguntas.
—Bueno, estoy seguro de que estará con nosotros este verano.
—No estuvo el verano pasado. — Ni el anterior.
—Pasó unas semanas con nosotros. — Sí, había vuelto de visita
un par de veces. En las que pasó más tiempo con mi madre que en
casa de su tío. Se supone que es su casa. Petal tiene una habitación,
pero casi nunca está ahí. Tiene algunos amigos en la escuela en cuyas
familias confío. Acepté que hiciera algunos viajes a Europa con ellos.
Podría haber contratado a un guardaespaldas para estar cerca de ella
y asegurarme de que estuviera a salvo. Petal olvida que su riqueza la
convierte en un objetivo.
No estaba seguro de si estaba agradecido o enojado cuando pidió
ir a Besly Prep. Por un lado, era una de las mejores escuelas de
Estados Unidos, pero por otro, significaba que tenía que mudarse. El
hecho de que fuera un internado solo para chicas ayudó a equilibrar
la balanza. Si se hubiera quedado aquí, no sé qué escuela habría
elegido. Supongo que la misma escuela mixta a la que Cooper envió a
su hija y a su hijo. Mis días de mantener a mi pequeña Pet encerrada
se están acabando.
Ese internado es lo único que la mantiene alejada de mí ahora.
Petal cumplió dieciocho hace unos meses. Durante un tiempo, me
mentí a mí mismo. Incluso me odiaba por lo que sentía por ella. Ella
es joven, con el mundo a sus pies, pero yo la quiero a los míos.
Cuando era pequeña, me seguía a todas partes. Desde que
gateaba, ha sido mi sombra. A medida que crecimos, nuestros
sentimientos cambiaron. Sé que Petal cree que me quiere. Que incluso
está enamorada de mí. Pero, ¿cómo puede saberlo de verdad si nunca
ha tenido la oportunidad de ver nada más que a mí? Fingí que se iría
a la universidad y que la vigilaría y la cuidaría. Que la guiaría y la
dejaría vivir su vida. Pura mierda. Petal es mía.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Sus propios padres me habían dejado a cargo de su fideicomiso.
Cuanto más crece, más control pierdo. Lo último se romperá cuando
se gradúe. Una gran parte será entregada a ella. El resto vendrá en
oleadas durante los próximos diez años, a menos que surja algo loco.
Y por loco, me refiero a ella queriendo comprar una maldita empresa
gigante de 100 millones de dólares. Lo cual no preveo que suceda.
Petal podría escaparse a una isla si quisiera. Ella nunca tiene que
trabajar un día en su vida, y no le faltará nada.
Sinceramente, no tengo ni puta idea de lo que está planeando.
Lo que me está volviendo más loco que cualquier otra cosa. Ella no es
como la mayoría de las chicas de su edad. Petal se ha mantenido fuera
del radar. No hay redes sociales de las que hablar y no sale a eventos,
y si lo hace, su familia está ahí. Sus primos son los que intentan ser
el centro de atención.
— ¿Podemos ir al grano?
—Solo quiero asegurarme de que mi sobrina va en la dirección
correcta. Con su graduación y su regreso a la ciudad, las cosas...
— ¿Va a volver?— No puedo contener el entusiasmo en mi voz.
—Quiero decir... ¿Dónde más podría ir? Aquí hay universidades.
Es hora de que vuelva a integrarse en la familia. Si hubiera dependido
de mí, nunca se habría ido a Besly.
—No depende de ti. — Esa era una de las muchas cláusulas.
Cooper solo la quiere aquí porque así puede seguir ordeñándola. Creo
que creía que si se hubiera quedado con él a tiempo completo podría
haber sacado más dinero de su fideicomiso, pero los gastos de Petal
eran irrisorios. De hecho, a veces me molestaban.
Quería a Petal aquí porque no quería estar lejos de ella. Era
egoísta, y lo sé. Entendía por qué quería alejarse. Aquí solo había dolor
y recuerdos para ella.
Especialmente en aquel entonces, cuando todo sucedió por
primera vez. Nuestras vidas habían dado un vuelco, la suya al perder
a su familia y la mía al adquirir tanta responsabilidad en un abrir y
cerrar de ojos. Yo también había sido un desastre. El mundo a mí
alrededor se había convertido en arenas movedizas. Mi único
salvavidas era Petal. Cada vez que todo empezaba a ser demasiado,

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


pensaba en ella. Que tenía que sacar a mi familia y a ella de la
devastación que había quedado.
—Cooper, si regresa a la ciudad después de graduarse,
conseguirá su propia casa o irá a casa de mis padres.
—No la dejaron con tus padres. — Golpeo la mesa con la mano,
haciendo sonar los cubiertos, y algunas personas nos miran. La
mayoría intenta disimular que está escuchando.
—Tiene dieciocho años. — le recuerdo. Tiene edad suficiente
para elegir por sí misma dónde quiere quedarse.
—Los tiene. — Se echa hacia atrás en la silla. —Y tú has estado
esperando, ¿verdad? ¿Esperando tu momento?— Quiero cruzar la
mesa y rodearle el cuello con la mano, pero el camarero interviene y
deja la bebida de Cooper.
Respiro hondo y me recuerdo a mí mismo que debo mantener la
compostura. Está intentando provocarme. Ceder ahora solo jugará a
su favor.
—Creo que olvidas que Petal posee una parte mayoritaria de
ValenScott. Todo lo que hace se refleja en la empresa. — No es una
mentira completa, pero podría ayudar a alejarlo de mi enamoramiento
con Petal.
— ¿No crees que eso es algo que su propia familia debería estar
vigilando? Por lo que sabemos, podrías estar robándoselo.
—Estás pisando sobre hielo muy delgado, Cooper. Puede que sea
más joven que tú, pero soy muy consciente de tus tratos con
ValenScott. No fueron muy bien. Tienes suerte de que tu hermano
tuviera la amabilidad de meterte en City Trust.
Ahora es el turno de Cooper de enojarse. Su problema siempre
ha sido que es demasiado codicioso. Tiene un trabajo bien pagado, por
no mencionar que su hermano James lo ayudó a invertir bien. Pero
algunas personas nunca tienen suficiente. Siempre quieren más.
Supongo que me identifico. Me pasa lo mismo con Petal. El tiempo
separados no está ayudando. Comer su dulce coño tampoco. No he
pasado una noche sin pensar en ella. Mi único consuelo es que pronto
será mía.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Puedo tener periodos de sequía cuando Petal no está, pero
siempre que vuelve a la ciudad, gravito hacia ella. Entonces mi polla
acaba dolorida durante la semana siguiente. No solo por un caso de
bolas azules. No importa cuántas veces trato de aliviar la presión por
mi cuenta cuando llego a casa, nunca es suficiente. Mi polla no estará
satisfecha hasta que esté donde debe estar.
—Creo que quiero que otro abogado revise este fideicomiso. —
Cooper da un gran trago a su bebida.
— ¿De verdad quieres jugar a este juego conmigo? Porque te
garantizo que no. Tu hermano te quería hasta cierto punto. Creo que
lo que más le preocupaba eran sus sobrinos, y por eso se aseguró de
que estuvieras en un lugar estable. Pero recuerda, yo no comparto el
mismo sentimiento.
—Seguimos siendo la familia de Petal. — Una mierda. Necesito
todo mi autocontrol para no soltarme con este idiota. Odio tener que
morderme la lengua porque no estoy seguro de hasta qué punto Petal
quiere seguir con ellos, así que me aguanto. Si quiere seguir teniendo
una relación con ellos, tendré que seguir siendo cordial con ellos para
mantenerla contenta. Me matará, pero haría cualquier cosa por ella.
Basado en las interacciones que he visto entre Petal y ellos, no creo
que ese sea el caso. Cuando está con su tío y su familia, no es tan
cariñosa como con mis padres.
— ¡Papi! No sabía que ibas a estar aquí. — chilla Tia, y su voz
me atraviesa como clavos en una pizarra. Le da un beso en la mejilla
a su padre antes de tomar asiento. Tia me atrapa desprevenido cuando
se inclina y de repente me besa en la mejilla. Me retiro
inmediatamente. Su pequeño gesto me parece una traición a Petal,
aunque no pueda controlarlo. —Lo siento. —Coge una servilleta e
intenta pasármela por la mejilla. Se la quito de la mano. —Intentaba
quitarte el pintalabios. — Tia suelta una risita que creo que pretende
ser seductora.
—Dulzura, ¿qué estás tramando? — Cooper le pregunta a su
hija.
—Tengo planes en la parte de atrás. Deberías unirte, Vaughn.
—De hecho, estoy a punto de salir. — Tia hincha el labio inferior.
No sé qué tiene, pero nunca me ha caído bien. Ni siquiera cuando

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


éramos niños. Me pone de los nervios y no en el buen sentido. En
realidad fuimos a la misma universidad. Diferentes años, pero a veces
corríamos en los mismos círculos. Solo había sido cordial porque era
sobrina de James. El hombre era un segundo padre para mí, y nunca
haría nada para faltarle el respeto. Eso no significaba que no sintiera
una aversión oculta por ella.
—Prometiste que saldríamos una noche.
— ¿Lo hice?— Cuestiono, sabiendo que de ninguna manera
accedí a tal cosa.
—Sí, en la fiesta de Nochevieja. — La sonrisa de Tia ahora es
forzada. Estoy seguro de que le molesta que no recuerde ese momento.
Si tuviera que adivinar, fue una pregunta que me hizo segundos
después de que tuviera la cara enterrada entre los muslos de Petal. No
recuerdo mucho después de eso. Era todo en lo que podía pensar.
Estoy seguro de que asentí para que me dejara en paz.
—Saben, ustedes dos harían una buena pareja. — Cooper da un
sorbo a su bebida. —Tia es hermosa y más apropiada para tu edad.
— ¿Me estás llamando vieja?— Tia jadea a su padre. La chica
apenas tiene veintiún años. No es que no lleve años metiéndose en
discotecas. No tengo por costumbre estar al tanto de los chismes a
menos que el apellido Prescott vaya unido a ellos.
—Comunícate con mi asistente si necesitamos discutir esto más
a fondo.
—De acuerdo.
—Bien. — ambos están de acuerdo. Estaba hablando con
Cooper, pero da igual. Me levanto y dejo caer unos cuantos cientos
sobre la mesa. No me molesto en despedirme. Todo esto me irrita. Le
mando un mensaje a Matt, mi chófer, para que dé la vuelta, pero no
sin antes comprobar si Petal me ha enviado algún mensaje.
Todavía nada. Mi todoterreno se detiene. No espero a que mi
conductor salga. Abro la puerta para entrar. Cuanto antes salga de
aquí, mejor.
— ¡Vaughn!— Me doy la vuelta al oír mi nombre. Tia
prácticamente corre hacia mí. Su cuerpo choca con el mío. Quiero

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


empujarla, pero con esos tacones caerá de culo y no tengo espacio
para retroceder. Me aprieta contra el vehículo. —No tengo tu número.
— Apoya las manos en mi pecho.
—Tia. — le agarro la muñeca, obligándola a dar un paso atrás.
—Tu padre puede darte el número de mi asistente. — Nunca le dará
una cita. Me aseguraré de ello.
— ¿De verdad? ¿Por qué no puedo tener tu móvil?— Me mira con
pestañas. Sus ojos son del mismo color que los de Petal. Pero esa es
la única similitud.
—Me tengo que ir. —Me meto en el todoterreno y cierro la puerta
de golpe.
—Seguro que sabes cómo enojar a las calientes. — Cuando
levanto la vista, veo a Matt negando.
—Esa tiene garras.
Garras que voy a tener que vigilar. No confío en ninguno de los
Prescott excepto en Petal. Pero si me salgo con la mía, no será una
Prescott por mucho tiempo.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 3
PETAL

— ¡Solo dime lo que dice!— Me siento en la cama y miro fijamente


al cuarto de baño. Mi mejor amiga y compañera de cuarto en Besly
Prep, Christy, está leyendo por décima vez las instrucciones de la caja.
— ¡Una o dos líneas! Es todo lo que necesitas saber.
—Estaba comprobando la hora otra vez.
— ¡Tres minutos!— Grito mientras suena el temporizador.
Después de orinar en el palo, salí corriendo del baño, incapaz de leer
los resultados por mí misma. No sé por qué estoy nerviosa por los
resultados. Sé lo que va a decir. Lo sé desde hace dos semanas. No
tengo la regla desde antes de Año Nuevo.
También está el pequeño hecho de que al azar me enfermo y
vomito. Ni idea de por qué lo llaman náuseas matutinas. Esa mierda
tiende a salir de la nada en cualquier momento. Tampoco me ha
pasado desapercibido que me duelen los pechos y que mi estado de
ánimo está por las nubes. Ni siquiera llevo la cuenta de mis periodos
porque nunca lo he necesitado, pero esa mierda está desaparecida.
Christy deja la caja para mirar la prueba que dejé sobre el
fregadero. Abre la boca y luego la cierra. —No nos han mentido con lo
de que la polla no tiene que entrar del todo dentro de ti, porque seguro
que estás embarazada.
Me dejo caer en la cama y miro al techo. ¿Cómo demonios? Claro
que me iba a pasar a mí. Ni siquiera puedo decir que me moleste.
Mentiría si lo dijera. Claro que estoy asustada y nerviosa, pero me
encanta el hecho de tener un pedazo de Valen dentro de mí.
—Soy una virgen embarazada. — murmuro. Aprieto los muslos
pensando en aquella noche. Valen se había corrido en mi sexo e
incluso había presionado un poco la cabeza de su polla dentro de mí.
No había llegado muy lejos, pero sentí el calor de su semen dentro de

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


mí. Nunca se me pasó por la cabeza que pudiera acabar embarazada.
Apenas estaba dentro de mí.
—Oye, mira el lado bueno. — Christy se para sobre mí al lado de
la cama. —No se te notará hasta probablemente el verano, así que
nadie lo sabrá. Puedes terminar tus clases y graduarte.
—No tengo que quedarme. Ya tengo suficientes clases para
graduarme. — Lo comprobé la semana pasada cuando tuve el
presentimiento de que podía estar embarazada. Las clases que estoy
tomando ahora son todas para obtener créditos universitarios.
Esencialmente he terminado con la escuela.
— ¿Te vas?
—No lo sé. —Me tapo la cabeza con la almohada. La mierda se
acaba de complicar. Como si las cosas entre Valen y yo no fueran lo
suficientemente complicadas ya.
El nuevo año realmente había empezado con una explosión. Era
el primer año desde que perdí a mis padres que pensaba que por fin
iba a dejar que se curaran los cortes que aún me quedaban. Las
cicatrices siempre estarán ahí. Son parte de mí, pero he sentido que
seguía sangrando durante mucho tiempo. Eso fue hasta que Valen me
besó. Después de eso, sentí que mi vida por fin había retomado el
camino que siempre creí que era el mío.
Tan rápido como llegó esa sensación, todo se esfumó. Ni siquiera
se había molestado en perseguirme. Me fui a mi estúpida habitación
en casa de mi tío a enfurruñarme. Más tarde, esa misma noche, tuve
que oír a Tia entusiasmarse porque Valen había bailado con ella. ¿Qué
sentido tiene eso? ¿Se me echa encima y luego va y baila con ella?
¿Qué demonios? ¿Y desde cuándo baila Valen? Empiezo a
preguntarme si lo conozco.
El accidente me cambió. Supongo que hizo lo mismo con él. Este
Valen no es el mío. No estoy segura de quién es.
—No hagas esto. — Christy me quita la almohada de la cabeza.
—El hombre te estropeó. Te desea. No te tortures sin razón.
—Bueno, si él me quiere, seguro que no actúa como tal. Sé
menos de él que antes.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Estoy segura de que esto es duro para él. Quiero decir, vamos
Petal. El hombre es un poco mayor que tú, y todavía estás en la
secundaria. Sé que tienes dieciocho pero aun así. Imagina la batalla
interior que probablemente esté teniendo consigo mismo.
—Detente. — Agarro la almohada y la golpeo con ella.
— ¡Es verdad! Es incluso lo que dijiste que estaba hablando. —
Me quita la almohada. —De cualquier manera, estás a punto de
descubrir cómo se siente realmente cuando le des la noticia.
—No. — Jadeo, sentándome. —No. — Niego. —No puedo
decírselo. Sé lo que hará. Exigirá que nos casemos y todo eso. — Me
niego a arrinconarlo a una vida que no quiere.
—No entiendo tus matemáticas, y soy matemática. Eso es lo que
quieres, ¿no?
—No a la fuerza. ¿Quién quiere que alguien se case con él por
obligación? Nunca querría eso para él, pase lo que pase. — Christy se
encoge, sabiendo que tengo razón.
— ¿Quieres que averigüe qué trama? — Christy se ofrece por
millonésima vez. Christy es de la familia Bernadotte. Una familia muy
rica y algo numerosa. Su familia no es tímida a la hora de salir en
público. Siempre hay un Bernadotte en cualquier fiesta o evento
importante. De ahí que lo sepan todo cuando se trata de chismes.
—No lo sé. — Me muerdo el labio inferior. Me lo ha preguntado
antes y siempre le digo que no. Nunca pensé que Valen fuera un
jugador, pero si por casualidad lo tenía todo mal y vivía en Naïveville,
no quería enfrentarme a esa realidad, así que siempre le decía que no.
Al menos no quería afrontarlo entonces, pero ahora no creo que tenga
elección. Necesito saber la verdad.
—Lo estoy haciendo. A veces una mejor amiga tiene que hacer lo
que hay que hacer. — Christy saca su teléfono del cargador y empieza
a hacer clic. Si su historial sirve de algo, sé que esto no le llevará
mucho tiempo.
Las chicas de su familia tienen cuentas secretas de Instagram
con nombres falsos. Las mantienen en privado y solo se hacen amigas
entre ellas. Comparten fotos al azar y chismean entre ellas. Es muy
dulce lo unida que está su familia. Especialmente las mujeres.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Nunca pude llegar a ese nivel con Tia. Ella ha tenido esta extraña
aversión por mí desde que éramos niñas. Era muy buena ocultándolo
delante de la gente. Sus comentarios por debajo del cinturón eran solo
para mis oídos. Nunca me molestaron hasta después del accidente. Se
apresuraba a sacar a relucir mis cicatrices y aprovechaba cualquier
oportunidad para hablar de Valen de una forma que sabía que me
haría daño. Le encantaba poder usarlo para meterse en mi piel.
— ¿Qué?— Christy murmura.
— ¿Qué?— repito.
—Ah, espera. — Sigue haciendo clic. Cuando sus ojos se abren
de par en par, se me cae el estómago. Sé lo que significa la expresión
que lleva, y no es buena.
— ¿Qué?— levanto la voz, impaciente.
—Solo son chismes. Nada confirmado. — Salto de la cama para
acercarme a ella. Christy aprieta su teléfono contra el pecho para que
no pueda verlo.
— ¡Enséñamelo!— siseé. Ya no hay vuelta atrás.
—Hay unas cuantas fotos, eso es todo.
—Pensé que habías dicho que solo había rumores.
—Quizá deberías llamarlo. A ver qué pasa. Si hay algo nuevo. —
Todavía se resiste a enseñarme lo que ha descubierto. Lo que solo
significa que es mucho peor de lo que imaginaba.
— ¡Christy!
—El rumor es que se va a comprometer con Tia.
—No. — Sacudo la cabeza. —No puede ser. — Tia coquetea con
él y está muy enamorada de él. No puedo culparla, pero él nunca le
presta atención. Al menos no delante de mí. —Enséñame las fotos. —
Christy finalmente voltea su teléfono para que lo vea.
La primera foto es de ellos fuera de un restaurante. Otra los
muestra saliendo de una cafetería. La tercera no es de ellos juntos,
sino de Tia saliendo del edificio Vanity. Es donde vive Valen.
—Lo siento. — susurra Christy.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—No hay intimidad en ninguna de ellas. — Por otra parte, no veo
a Valen haciendo MPA. Pero tampoco lo veo como el tipo que me
arrastra a una habitación y tiene su camino conmigo. — ¿Qué te hace
pensar que están comprometidos?
—Tiff está saliendo con uno de los hermanos Dassault. — Se les
conoce como los chicos del diamante porque su familia se especializa
en joyería personalizada para clientela de alto nivel. —Según ella,
Vaughn pidió que le llevaran anillos y diamantes a su oficina la
semana pasada. Está diseñando un anillo. — Me limpio las lágrimas
que ahora ruedan por mis mejillas. La traición que siento es casi
demasiado para soportarla. ¿Cómo he podido ser tan ingenua?
—Judith no me ha dicho nada. — Supongo que tampoco he
hablado mucho con ella últimamente. He estado evitando a todos los
Valentinus desde la fiesta de Año Nuevo. Mis respuestas a sus
mensajes han sido cortas. Judith me llamó un par de veces y dejé que
saltaran el buzón de voz. Lo odiaba, pero sabía que hablaría de Valen.
—Qué raro. — Christy mira su teléfono. — ¡Tal vez te está
alejando porque está muy enamorado de ti y piensa que esto es lo
mejor! —suelta como si eso resolviera el enigma. —De acuerdo, eso es
estúpido. Odio a los hombres.
— ¿Qué voy a hacer?— Apoyo la mano en el estómago. ¿Y si lleva
tiempo enamorado de ella pero no ha actuado por miedo a hacerme
daño? No es ningún secreto que estoy enamorada de Valen. Nunca he
intentado ocultarlo. Tal vez tenga un extraño sentimiento de culpa,
como si tuviera que cuidar de mí desde el accidente. ¿Le he estado
impidiendo vivir la vida que realmente quiere?
Supongo que es Valen quien guarda todos los secretos. Ahora
tengo uno propio. Y de ninguna manera pienso contárselo pronto.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 4
VALEN

Compruebo la hora después de borrar mi reunión de Skype. Este


día se está alargando. Todos lo hacen. El trabajo normalmente ayuda
a que mis días pasen más rápido. Últimamente no es así. Cada
segundo de este nuevo año se alarga a paso de tortuga. Mi única paz
es cuando consigo dormir. En mis sueños, tengo a mi pequeña Pet,
pero cuando despierto es una pesadilla. Todo me ha sido arrancado
una vez más.
Tocarla me arruinó. Me hizo desearla aún más. Pensé que
saciaría algo en mí y me permitiría aguantar, pero me estoy dando
cuenta de que solo lo ha hecho más difícil. Oh, ya estaba arruinado
antes, pero mi fuerza de voluntad era más fuerte.
No sabía a qué sabía, cómo sonaba cuando se corría. Las
pequeñas bocanadas de aliento que salían de ella cuando estaba a
punto de correrse. Pero ahora conozco todos esos detalles. Junto con
la forma en que su pequeño coño apretó la cabeza de mi polla. Había
vislumbrado el paraíso y ya no había vuelta atrás.
—Vaughn. — me llama mi mamá mientras empuja la puerta de
mi despacho.
— ¿Y si estuviera en una reunión?
—No me importa. —La miro. Está enojada. A pesar de lo enojada
que está mi madre, se las arregla para ir arreglada de pies a cabeza.
— ¿Qué pasa?— La ira de mi madre no suele dirigirse hacia mí.
Intento que siga siendo así. Judith puede ser la mamá más dulce que
hayas conocido, pero está lejos de ser su debilidad.
—Petal.
— ¿Qué pasa con ella?— empiezo a levantarme. Es la única
palabra que puede llamar la atención de cada parte de mí.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Me está ignorando. — Hago una pausa, no estoy seguro de qué
quiere que haga al respecto. A Petal tampoco se le ha dado bien
responderme. Si tuviera algún poder especial para obligarla, lo haría.
Por ahora, le doy el espacio que necesita para terminar el último
semestre. Luego seguiremos a partir de ahí.
Tengo planes en marcha. Solo que no estoy seguro de cómo los
manejará. Siempre han estado viniendo. No importa lo mucho que
traté de empujarlos a la parte posterior de mi mente. Cada vez
persistían, moviéndose al frente y al centro, haciéndome sentir como
un sucio bastardo.
—Está en la escuela. — Sé que mi respuesta es equivocada
cuando mamá cruza los brazos sobre el pecho. No se cree lo que le
estoy diciendo. Puede que no conozca los detalles, pero sabe que algo
no va bien.
—Has hecho algo. Está diferente desde que volvió a la escuela.
— Me fulmina con la mirada. Agacho la cabeza y respiro hondo. He
hecho algo. No puedo arrepentirme.
—Mamá.
—Arréglalo. — son las únicas palabras que dice antes de dejar
que el silencio se extienda. Sé que no irá a ninguna parte hasta que le
dé algún plan sobre cómo pretendo arreglar las cosas con Petal.
—No estoy seguro de que quieras que lo arregle. — Hablo con
sinceridad.
—Ahí es donde te equivocas. Llevamos meses esperando que lo
arregles. — Levanto la cabeza, sus palabras me sorprenden.
— ¿Qué significa eso? —Pone los ojos en blanco ante mi
pregunta.
—Esa chica está enamorada de ti. — Sus palabras me golpean
fuerte, justo en el pecho.
—Cree que está enamorada de mí. — la corrijo.
—Te juro que eres la persona estúpida más inteligente que
conozco. — Cuando la miro esta vez, tiene una mirada de pura
frustración.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Dime lo que sientes de verdad. — me dejo caer en la silla.
—No, creo que eres tú quien necesita decirle a alguien más cómo
te sientes realmente. Ella merece saberlo. Y los dos merecen ser
felices. — Deja que mi madre dé en el clavo. —Las cicatrices que...
— ¿Qué con ellas?— La corté. —Sus cicatrices no tienen nada de
malo. — Esas cicatrices demuestran que luchó por sobrevivir. Así es
como siempre las he visto.
—Lo sé, y tú sabes que lo sé. Es ella. Me preocupa que piense
que...
—Le dije que dejara de cubrirlas. — Las cejas de mi madre se
levantan. No sé si es porque es la segunda vez que la interrumpo. No
es algo que haga normalmente. O si su reacción se debe a que le dije
a Petal que dejara de esconder sus cicatrices. Supongo que es un poco
de ambos. Parte del enojo desaparece de su expresión.
Llaman a mi puerta antes de que Carter asome la cabeza. —
Señor, Zane Dassault está aquí.
— ¿Dassault?— Ahora mi madre sonríe.
—Que pase.
— ¿Por qué mi hijo necesita diamantes?
—Sabe por qué. — Intenta seguir fingiendo que está enojada
conmigo, pero puedo oír la sonrisa en su voz.
—Así que pensabas hacer algo con este desastre que has
montado.
—Sabes cómo va a quedar esto, ¿verdad? Las consecuencias que
traerá consigo. — le recuerdo a mi madre.
—Si algo hemos aprendido de lo que nos pasó es que la vida es
corta. Hay que vivir cada momento de ella y hacer las cosas que te
hacen feliz. Y, ¿desde cuándo te importa lo que piense la gente?
—Cuando lo que hice empezó a afectar a Petal. — Mi madre tiene
razón en que en el pasado no me importaba lo que la gente pensara
de mí. Pero todo eso cambió cuando mis decisiones empezaron a tener
consecuencias para Petal.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Lo que estás haciendo ya la está afectando claramente. Solo
ha aplicado a una universidad. Pensé que me diría que se tomaba un
año sabático y que quería quedarse conmigo, pero no.
—Ella no va a volver con los Cooper. Esa familia es un puñado
de chupasangres.
—Entonces dale un hogar, Vaughn. Eso es lo que ella quiere. —
Mi madre lo hace sonar tan jodidamente fácil. No creo que entienda
las cosas que quiero hacerle a Petal. Cómo quiero hundirme en ella y
nunca soltarla. Sentir cada maldito aliento que da hasta el último.
—Vaughn, creo que te va a encantar lo que he preparado. —
Zane entra en mi oficina. Uno de los dos guardias que lo acompañan
le quita las esposas del maletín de la muñeca antes de salir. —Judith,
ha pasado mucho tiempo.
—Deberías hablar de eso con mi esposo, no conmigo. — se burla
ella.
—Enséñamelo. — La paciencia no es mi fuerte. Zane deja la caja
sobre mi escritorio. Mi madre se acerca y quiere echar un vistazo.
—He traído unos cuantos que he preparado, pero creo que sé
cuál querrás por los detalles que me has dado. — Abre la caja y saca
un anillo. Un anillo en el que llevaba tiempo pensando.
Mi mamá suelta un pequeño suspiro cuando lo ve. —Es
hermoso. — Realmente lo es.
—Es Petal.
Mi pequeña Petal.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 5
PETAL

—Te debo una. — le digo a mi mejor amiga mientras deshago la


maleta. No podía quedarme en la escuela.
Informé a los administradores de mis planes de irme. No podían
impedírmelo. Tenía dieciocho años y los créditos necesarios para
obtener mi diploma. Mi único problema es cuánto tiempo pasará hasta
que se pongan en contacto con la familia Valentinus. Es inevitable.
Los secretos nunca se quedan así. Más cuando Besly Prep haría
cualquier cosa por los Valentinus para mantenerlos felices.
La escuela tuvo una pequeña crisis cuando dije que me iba.
Pensaron que era algo que habían hecho. Hice todo lo posible para
asegurarles que no tenía nada que ver con la escuela. De hecho, en
cuanto pueda disponer de más dinero de mi fondo fiduciario, tengo
pensado hacer una donación a la escuela, en forma de becas para
otras chicas.
La escuela es increíble, y quiero que gente de todo tipo tenga la
oportunidad de vivirla. No solo la gente que tiene dinero. Entiendo lo
privilegiada que he sido y espero dar a otras jóvenes la misma
oportunidad.
Besly estuvo a mi lado cuando realmente lo necesitaba. Sabía
que no podía quedarme con mi tío después del accidente. Habría sido
una tortura mirar todos los días su cara tan parecida a la de mi padre.
No había sido lo bastante fuerte emocionalmente para soportarlo. La
ciudad había sido cruda para mí en aquel momento. Allá donde iba
me recordaba la vida que había tenido antes. De lo feliz que había sido
y cómo en un abrir y cerrar de ojos me la habían arrebatado.
Toda mi familia intentaba recuperarse, y el personal de Besly y
otras chicas me dejaron apoyarme en ellos. Siempre les estaré
agradecida. El hecho de tener una escuela exclusivamente femenina
tiene mucho que ver. Todo el mundo se relacionaba a diferentes
niveles. No había peleas por chicos ni dramas estúpidos. A veces era

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


como una familia. Me dio estabilidad y una sensación de hogar cuando
más lo necesitaba.
—Sé que serás buena con el dinero. — Christy se ríe. Nadie me
preguntó nada cuando pasé su tarjeta AmEx negra por el mostrador
del hotel. Técnicamente, es la primera vez que hago algo de este calibre
por mi cuenta. Me he sentido aliviada de no haberme encontrado con
ningún obstáculo hasta ahora, sabiendo que va a haber muchos en el
camino que me queda por recorrer.
Christy me está ayudando a conseguir una ventaja. Sabía que
tenía que ser inteligente y cuidadosa acerca de cómo me fui sobre todo
esto. Si empezaba a llenar mi tarjeta de crédito de cargos y a hacer
reintegros de mis cuentas, Valen se habría enterado enseguida.
Necesitaba un minuto para ponerme en pie antes de que intentara
convencerme de que volviera. No estoy preparada para decirle que
estoy embarazada. Todavía no. No creo que pueda enfrentarme a él en
este momento. Se daría cuenta de que algo no va bien y solo sería
cuestión de tiempo que me doblara como una silla barata y se lo
contara todo.
Cuando me organice, verá que el hecho de que me haya dejado
embarazada no significa que tengamos que casarnos. Aunque lo desee
más que nada en el mundo, no lo quiero así. Nunca lo obligaría a estar
conmigo. Especialmente si está enamorado de mi maldita prima. Esa
mierda duele. Estaba segura que de todos, Valen podría ver a través
de su belleza y la podredumbre que vive en su interior.
Quiero lo que mis padres tenían. La forma en que se amaban me
hizo anhelar tener lo mismo. Me dolió perderlos a los dos, pero no
estoy segura de cómo se las habría arreglado uno sin el otro. Los dos
eran un equipo en todo. Ponía los ojos en blanco cuando mi papá no
podía quitarle las manos de encima a mi mamá. De niña, me daba
asco, pero al mismo tiempo sabía que querría que mi esposo fuera
igual conmigo.
—He concertado algunas citas con un agente inmobiliario y un
médico. Ya sé que estoy embarazada, pero quiero asegurarme de que
todo va bien. Y estoy haciendo las cosas que se supone que debo hacer.
—El esposo de una de mis primas es agente inmobiliario. Puedo
hacer que uno de ellos se ponga en contacto contigo. — ofrece.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Yo misma podría echar un vistazo. Ver qué hay antes de mi
cita. — Cuanto antes encuentre algo, más cerca estaré de contarle la
verdad a Valen.
—No puedes quedarte mucho tiempo en un hotel. Una vez que
te busque bajo tu propio nombre, buscará bajo el mío. Si te encuentra
antes de que te instales, le será más fácil hacerte volver.
—Lo sé. — Encontrar un lugar debería ser lo primero en mi
agenda, pero no tengo ni idea de lo que estoy haciendo.
—Bueno, que sepas que estoy aquí si necesitas algo. Envía un
mensaje o llama. Te cubro las espaldas.
—Te quiero.
—Yo también te quiero. — dice Christy antes de terminar la
llamada.
Echo un vistazo a la habitación del hotel. Es preciosa y más
grande que el dormitorio que compartíamos Christy y yo. Eso solo hace
que la soledad se apodere de mí. Cuando estaba en la escuela, al
menos la tenía a ella por la noche. Nunca he estado realmente sola.
Aunque a veces me he sentido como si lo estuviera.
Mi teléfono suena en mi mano. Espero que sea Christy que
quiere decirme algo más, pero el nombre de Valen se ilumina en mi
pantalla. Me sorprende que me llame y no me mande un mensaje. Es
lo que hace normalmente. ¿Por qué diablos iba a llamar? Deja de sonar
después de unos cuantos tonos más y vuelve a sonar. Pero no
contesto.

Valen: Tenemos que hablar.


Genial, esas son las palabras que nadie quiere oír. Creo que aún
no sabe que he dejado la escuela. Esto tiene que ser sobre él y Tia.
Dejo caer mi teléfono y corro hacia el baño, apenas llegando antes de
que el pequeño bocadillo que comí antes aparezca.
¿A quién quiero engañar? Esto no es por el bebé. Mi estómago
no puede soportar la idea de que Valen y Tia se casen. ¿Cómo podría
vivir con eso? No tendría elección ahora que vamos a tener un bebé.
Tia sería la madrastra de mi bebé. La realidad de la situación está

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


empezando a hundirse en realidad. Volvería a perder el control si me
quedara algo en el estómago.
Me recompongo, me doy una ducha y termino de deshacer la
maleta. La verdad es que no tengo mucho. O me compro ropa nueva o
tendré que ir a casa de mi tío a recoger mis cosas. Sinceramente, si
me presentara ahí nadie se daría cuenta. Diría que estoy en algún
descanso de la escuela, y se lo creerían. Nunca se fijan en nada.

Valen: Deja de ignorarme


Veo otro mensaje de Valen mientras recojo mi bolso. No pienso
quedarme encerrada en una habitación de hotel. Me volveré loca.
Tengo que hacer algo.

Yo: ¿Por qué? Se te da bien hacérmelo.


Métete eso en la pipa y fúmatelo, idiota. No puedo evitar sentir
una pequeña emoción al empujar a Valen. Siempre soy tan dulce. Es
lo que quiero ser, pero ya no estoy segura de tener eso en mí.

Valen: No te estoy ignorando, te estoy dando espacio.

Yo: Tómate todo el jodido espacio que quieras.


Me sorprendí a mí misma con el último mensaje. Supongo que
solo se puede presionar a una chica hasta cierto punto.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 6
VALEN

Agarro mi teléfono. Su respuesta no solo me enfurece, sino que


de alguna manera también me excita. Mi pequeña Pet está enojada.
Este no es el lugar ni el momento para que se me ponga dura.
Creo que sé por qué. Si yo estuviera en su lugar, estaría diciendo
cosas mucho peores. En realidad, no estaría diciendo nada. Estaría
haciendo algo.
Si me enterara de que Petal estaba comprometida o a punto de
comprometerse, habría sangre derramada. No la suya, a menos que
fuera a contar su virginidad mientras la tomaba. No, sería la de quien
pensara que podía tenerla. Petal es mía. Siempre iba a ser así. No
importaba por lo que tuviéramos que pasar; siempre estábamos
destinados a salir juntos del otro lado.
En la universidad, me mantuve ocupado con la escuela y
aprendiendo de mi padre. Me decía a mí mismo y a los que me
rodeaban que no tenía tiempo para salir con nadie. Tampoco me
importaba que se corrieran rumores tontos de que había estado
saliendo con alguien. No importaba entonces. Yo estaba a un mundo
de distancia, en la universidad, y Petal era demasiado joven.
Las cosas han cambiado. Ya no estoy en la universidad, y Petal
podría enterarse de esta mierda. A juzgar por su mensaje, creo que ya
lo ha hecho. Mi chica está más que enojada. No tiene necesidad de
estar celosa. Nunca ha habido ni habrá nadie más que ella. Ni siquiera
voy a intentar fingir que no me encanta que tenga esta reacción. Me
demuestra que le importa.
En cuanto a su prima, me arrepiento de haber sido amable con
ella. Solo lo hice porque era parte de la familia de Petal. Antes de eso,
era la sobrina de James. Aunque eso era todo lo que había sido. Ese
es el problema de ser amable a veces. Especialmente cuando se trata
de una chica como Tia, una que siempre consigue lo que quiere, y

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


cuando se da cuenta de que no puede tenerlo, solo se esforzará más
por ello.
—No entiendo el problema. Tia es una pareja más adecuada para
ti que…
—No termines esa frase. — Le advierto a Cooper. Cuando me
enteré del rumor, me dirigí directamente a casa de Cooper. Este no era
un juego al que fuera a jugar, y le cortaría la cabeza a la serpiente.
Podía permitir que Cooper se saliera con la suya con algunas de sus
estupideces cuando se trataba de dinero, pero esto era diferente. Él
debería saberlo. Se lo dejé muy claro en nuestra última reunión.
—Tiene dieciocho años. — Cooper intenta hacerse el ofendido.
— ¿Qué edad tenía tu última amante?— le respondo. A Cooper
casi se le salen los ojos de las órbitas. — ¿Crees que no sé lo que pasa
con la gente que rodea a Petal? Me ocupo de saberlo.
Diablos, sabía de todos sus amigos y sus familias. Todo lo que
siempre he querido es mantener a Petal a salvo. Tristemente, su mayor
amenaza era la gente a la que sus padres la dejaron. Durante años me
pregunté por qué harían algo así, pero desde hace poco he empezado
a entenderlo. Petal podía parecerse mucho a su padre. Tenían la
creencia de que la gente podía cambiar, y creo que él albergaba una
pequeña esperanza de que, en el fondo, su hermano no fuera un
hombre horrible.
No solo eso, sino que con la forma en que mi mamá se mostraba
ante la idea de que Petal y yo estuviéramos juntos, estaba claro que
para nuestros padres era una conclusión inevitable que algún día
acabaríamos juntos. Pensándolo bien, quizá no habría sido aceptable
que mis padres hubieran acabado criando a Petal. Sé a ciencia cierta
que nunca habría ido a Besly Prep si la hubieran dejado con ellos. Y
luego, que acabara conmigo... La gente supondría muchas cosas.
Sería un mentiroso si yo mismo no admitiera que la tentación
habría sido dura. Era una en la que había fracasado sin que ella
estuviera siquiera cerca. Puede que Petal fuera adulta cuando la
toqué, pero me había dicho a mí mismo que iba a esperar más. Sin
embargo, no podía. No con ella ahí adelante. Ese maldito vestido no
había dejado nada a la imaginación. Ese olor a rosas dulces y a sol

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


que siempre desprendía no había hecho nada por calmar a la bestia
que llevaba dentro. Incluso de noche, olía a sol.
—Vaughn, ¿realmente caerías tan bajo? Marie y yo somos el
hogar sólido de Petal. ¿Intentarías destruirlo?— Lanzo una carcajada.
No porque sea la mierda más estúpida que he oído nunca. Están lejos
de ser algo parecido a eso para ella. Su matrimonio no es para nada
parecido. En algunos círculos, la gente podría considerarlo uno, pero
cuando has tenido padres como los míos o los de Petal, tienes
estándares mucho más altos. Ambos sabemos lo que es un verdadero
matrimonio. Crecimos viéndolo. Nuestros padres exudaban amor
verdadero el uno por el otro.
—Sabes que Marie se está follando al tenista profesional en el
club de campo, ¿verdad? Está en el puesto 27, según escuché. — La
cara de Cooper se pone más roja de lo que creía posible.
—No lo está. — Vaya, está mucho más enojado por este asunto
de lo que pensé que estaría. Honestamente pensé que lo sabía. Parece
que no le gusta hacer trampa cuando el zapato está en el otro pie. No
me sorprende que sea un hipócrita.
—Tienes razón. Lo dejaron hace unos meses. Ahora está con el
chico del yoga. — Miento fingiendo que solo sé lo que puede ser un
chisme pasajero. Todos los Prescott iban a ese club. Eso significaba
que Petal podía acabar ahí. Lo que a su vez significa que lo sabía todo
sobre Jacob, el chico del yoga. —Las esposas realmente pasan mucho
por hombres en ese club.
—Has dejado claro tu punto. — Cooper se levanta y se acerca a
la barra de su despacho. Supongo que no es demasiado pronto cuando
te restriegan por la cara los dos últimos amantes de tu esposa.
Cooper no solo ha tenido una serie de amantes, sino unas
cuantas de las que creo que podría haber estado enamorado. Se
merecía cada aventura que Marie tuvo por él. No es que le esté dando
un pase a esa mujer. Ella tiene sus propios problemas. Toda esta
familia está llena de ellos, y es hora de que aleje a Petal de eso.
—Entonces hablarás con tu hija. — Me levanto de la silla.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Puedo intentarlo, pero Tia hace lo que quiere. Es una adulta.
Yo no le dije que empezara esos rumores. La chica lleva años
enamorada de ti.
—Cállala.
—Puedo callarla tanto como puedo cerrar las putas piernas de
mi esposa para otros hombres. Al menos mi esposa depende de mí
para ganar dinero. — Cooper toma otro trago de whisky.
Tia tiene una carrera de modelo medianamente exitosa, creo. No
presté atención a las imágenes. La agencia para la que trabaja es
legítima. Eso lo sé. También sé que destruiría su carrera si tuviera que
hacerlo. Con suficiente dinero, puedes hacer cualquier cosa. Y cuando
se trata de mi Petal, realmente no hay mucho que no haría para
protegerla.
—Papi. — Se me eriza el vello de la nuca al oír la voz azucarada
y falsa que llena la habitación. Hablando del puto diablo. —Mamá me
ha dicho que tenías un invitado. — Me giro y veo a Tia en la puerta
abierta del despacho de Cooper.
Por la forma en que va vestida, supongo que está a punto de salir
por la noche, pero solo son las dos de la tarde. Lo que me dice que no
es una coincidencia, y que se dio cuenta en cuanto llegué. Ha pasado
ese tiempo arreglándose de una forma que estoy seguro que es
seductora para la mayoría de los hombres. No soy uno de ellos.
Tia es bonita en lo que yo consideraría un sentido muy básico de
la palabra. Lo que otros podrían considerar belleza. Eso es todo lo que
es, sin embargo. Una sala de juntas de personas se sientan alrededor
y deciden lo que la gente encontrará atractivo, y el resto del mundo se
permite jugar en eso.
—No te hagas la tonta, Tia. Aunque te convenga, no estoy de
humor. — Sus ojos se abren un poco.
—Yo no...
—Tia, no hay nada que odie más que repetirme. — Frunce los
labios. Se esfuerza por ocultar su enojo, aun queriendo mantener la
fachada de ser una chica dulce.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Pensé que habíamos tenido un momento en la fiesta de Año
Nuevo. ¿Me equivoqué?
—No es una pregunta. Creo que supiste que estabas equivocada
en el momento en que quité tu mano de mi brazo. No fue apropiado.
— Tia entra más en la habitación. Estoy seguro de que tiene otro plan
para intentar atraerme usando algo de su seducción. O tal vez su plan
era que todo esto volviera a Petal y hacer que Petal no quisiera tener
nada que ver conmigo. Pero poco sabe ella que Petal nunca terminará
conmigo. No mientras yo respire.
— ¿Hay algo que encuentres desagradable en mí?— El labio
inferior de Tia se hincha como si hubiera herido a la mujer.
Una mujer que sé que ha salido con algunos atletas
profesionales, una estrella de rock, y ni siquiera voy a hablar de esos
vuelos al azar que tomó fuera de los Estados Unidos unas cuantas
veces y que terminaron con ella teniendo más de unos pocos millones
aterrizando en su cuenta bancaria después. Durante medio segundo,
la voz de mi mamá llena mi cabeza, diciéndome que sea amable. En
ese medio segundo, Tia tiene las palabras de mi madre escapando de
mi conciencia.
—Es ella, ¿verdad? Petal. ¿Por qué ella? Ya ni siquiera es linda.
Las cicatrices.
— ¿Las cicatrices?— Me río de lo ridículo del comentario. ¿Mi
Petal tiene cicatrices? Sí. Unas finas cicatrices blancas y descoloridas
que aparecen en puntos aleatorios de su cuerpo por cristales rotos.
Cristales por los que se arrastró para llegar hasta mi propia
madre mientras se arrancaba la blusa del cuerpo para sujetarla al
estómago de mi madre intentando detener la hemorragia antes de
desmayarse ella misma. Una niña que ya podía ver que sus propios
padres estaban muertos. Siempre pensé que Petal era hermosa, pero
esas cicatrices la hacían impresionante. Hicieron algo en mí que
ningún otro podría hacer. Son un recordatorio de lo fuerte,
desinteresada y amorosa que es mi Petal. Y yo soy un bastardo
codicioso que quiere toda su bondad para sí mismo.
No se puede ver la belleza interior con una mirada. Eso es lo que
muchos dicen. Eso no es cierto con Petal. Esas cicatrices desangran
la belleza y la pureza de su alma y su corazón. Dejaron tras de sí las

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


marcas de un ángel dispuesto a hacer lo que fuera para salvar a otro.
Para salvar a mi madre después de haber perdido la suya.
No necesitaba esas cicatrices para saber lo que había dentro de
Petal. Era la misma niña que tenía un miedo atroz a las arañas, pero
no me dejaba matarlas. Tenía que atraparlas y liberarlas. Una vez tuve
que conducir hasta su casa para hacerlo. No es que me quejara.
Incluso en mi juventud, sabía lo que Petal significaría para mí.
Aproveché cada momento que pude para ser su héroe.
Lástima que ahora no pudiera serlo para ella. Les concedí la
libertad a esas arañas y bichos, pero no podía concederle lo mismo a
ella.
—Valen, por favor...
—Vaughn. — corrijo a Tia. Nadie me llama Valen, y sé que Tia es
consciente de ello.
Ese nombre está reservado para Petal. Cuando los dos éramos
más jóvenes, Vaughn salía como un desastre de palabra cuando ella
lo decía. Entonces se le hizo más fácil llamarme Valen. Se le quedó.
Decía que le recordaba al nombre de un guerrero. No lo cuestioné. Si
ella quería percibirme como tal, no iba a rechazarlo. Un Halloween,
nuestros padres la disfrazaron de princesa y yo fui su guardia. Las
fotos están en la mesa de la entrada de la casa de mis padres hasta el
día de hoy.
—Bueno, creo que deberías saber un pequeño detalle sobre tu
preciosa Petal. Ha concertado una cita con la Dra. Eva hace unas
horas. — Mi mente busca el nombre. —Una ginecóloga. — completa
Tia por mí.
— ¿Aquí en la ciudad?— Petal debería estar de regreso en la
escuela. Si necesitaba algo médico, deberían haberme avisado. Su
atención médica depende de ValenScott.
—Sí. — La ira comienza a hervir dentro de mí.
— ¿Y cómo demonios sabes que Petal tiene cita con una doctora?
Si no es porque ella te lo ha dicho, alguien está muy a punto de
quedarse sin trabajo y con una posible demanda. — La cara de Tia
empieza a enrojecer al darse cuenta de su error. —Tu círculo de

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


chismes ha ido demasiado lejos esta vez. Es una mujer adulta. Claro
que va al ginecólogo. — señalo.
Aunque, ¿por qué no lo sabía? ¿Era en las próximas semanas?
Lo ha hecho hace poco. ¿Fue cuando me enviaba mensajes atrevidos?
¿Estaba pensando en anticonceptivos? Mi cabeza empieza a palpitar
con todos los pensamientos que se agolpan en ella.
—Tia, déjate de tonterías. No me hagas demostrar lo despiadado
que puedo ser. No volverás a conseguir un trabajo de modelo si sigues
por el camino que llevas con Petal. Soy lo suficientemente mezquino
como para tener tu estúpido Instagram y cualquier otra plataforma de
redes sociales que puedas tener prohibida.
—No puedes... — Deja de hablar cuando sus ojos se encuentran
completamente con los míos.
—Si alguno de ustedes arruina lo que tengo con Petal, no sufriré
solo. — No es una amenaza sino una promesa. Con eso, salgo de la
casa de los Prescott sin mirar atrás. Mi primera llamada es a mi
madre.
— ¿Quién es la Dra. Eva?— Digo en cuanto contesta.
—Bueno, hola a ti también. — dice mi mamá secamente.
—Mamá, por favor. Estoy rogando aquí.
—Es una de las mejores ginecólogas de la ciudad. ¿Por qué?
¿Necesita una prueba de Papanicolaou? — Se ríe de su propio chiste.
—Petal reservó una cita con ella.
—Hmmm — es su única respuesta.
— ¿Hmmm? ¿Qué significa eso? ¿Algo va mal?— Supongo que
los anticonceptivos podrían ser una opción. Respiro tranquilamente,
no quiero que mi mente empiece a pensar en todas las razones por las
que podría necesitar anticonceptivos.
—Cálmate. —Puedo decir que mi mamá está ocultando algo.
— ¡Mamá!— Nunca soy de los que le ladran a mi propia madre,
pero ahora me estoy volviendo loco.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—No veo a una chica yendo sola a la Dra. Eva por
anticonceptivos. — Mi madre da voz a mis propios pensamientos.
—Entonces algo va mal.
—No nos adelantemos. ¿Cómo sabes que esto es verdad?
—Tia.
— ¿Por qué hablas con esa chica? ¿Has oído lo que está
difundiendo por la ciudad?
—Sí, lo he manejado.
—Bien, ya era hora de que lo solucionaras. — No me pierdo la
suficiencia en el tono de mi madre.
—Todavía está en la escuela, mamá.
—Sobre eso. Recibí una llamada de Besly. Dicen que intentaron
localizarte, pero como no contestaste me llamaron a mí. — Retiro el
teléfono y veo que tengo dos llamadas perdidas de ellos.
— ¿Qué? ¿Así que algo va mal?
—No estoy segura, la verdad. Petal es mayor de edad, y me
dijeron que está bien de créditos así que es libre de irse, pero su último
semestre ya está pagado. Les dije que se lo quedaran como donación.
La escuela ha sido buena con ella y...
—Detente. — Empujo el coche a un lado de la carretera mientras
desenredo todo lo que mi madre me echó encima. — ¿Dejó la escuela?
—Eso parece.
— ¡¿Porque le pasa algo y por eso necesita ver a esa doctora?!
—No me grites, Vaughn Owen Valentinus. — Me contengo,
sabiendo que cuando mi mamá usa mi nombre completo ya no está
jugando.
—Eso podría haber sido alguna mierda inventada que dijo Tia.
Va por ahí diciendo que te vas a casar con ella. Podría estar jugando
con tu cabeza. — Puede que no se equivoque.
— ¿Dónde está Petal?
—Supongo que esa es la pregunta del millón de dólares.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Esa es la pregunta del billón de dólares. — Me paso la mano
por la cara. Mi pequeña Pet no es una niña cualquiera con un fondo
fiduciario. Necesita guardaespaldas si no está en la escuela. Besly está
encerrada con seguridad.
—Tengo la sensación de que mi brillante hijo lo descubrirá
enseguida. — me dice mi mamá. —Te daré una ventaja. No, no ha
usado ninguna de sus tarjetas.
Eso deja dos opciones. Al principio usará el nombre de su mejor
amiga Christy para establecerse, pero luego querrá sus propios
fondos. También querrá el resto de sus cosas si vuelve a la ciudad para
quedarse. Demonios, puede que vuelva para recoger sus cosas y salir
corriendo.
Si mi pequeña Pet cree que puede ser más astuta que yo, lo tiene
muy difícil.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 7
PETAL

— ¿Señora? — pregunta el conductor desde el asiento delantero.


Llevamos treinta minutos conduciendo en círculos. Me dirigía a casa
de mi tío para coger algunas de mis cosas, pero cuando estábamos
llegando, vi que Valen se marchaba. Le pedí al conductor que siguiera
hasta que pudiera averiguar qué hacer.
Tengo que admitir que verlo fue como un puñetazo en el
estómago. Es un duro recordatorio de la circunstancia en la que me
encuentro. Lo que no hace más que reforzar el hecho de que tengo que
asegurarme de poner mi vida en orden antes de que Valen se entere
de lo del bebé.
Valen siempre ha sido amable con mi tío, pero sé que no le cae
bien. Solo hay una razón por la que está ahí, y es Tia. Sigo queriendo
fingir que los rumores eran solo eso, pero la realidad sigue
golpeándome en la cara.
¿Por qué Tia de todas las personas? La única chica que siempre
ha intentado hacerme la vida imposible. Sus comentarios sarcásticos
perduran en mi mente. La forma en que siempre coqueteaba con
Valen. Supongo que por eso le caía tan mal. Sabía que estaba
enamorada de él y probablemente odiaba la atención que me prestaba.
A Tia nunca le ha ido bien compartir nada. Le encanta ser el centro de
atención.
—Ya podemos irnos. — le digo al conductor mientras me paso el
dedo por una de las cicatrices descoloridas de la parte superior del
brazo. Me alejo de los pensamientos negativos. Parte de mi curación
había incluido ir a terapia. Al principio era reacia, pero con el tiempo
vi lo mucho que me ayudaba. Al menos con el dolor.
La imagen que tengo de mí misma es algo con lo que sigo
luchando hoy en día. Al menos las cicatrices ya no me arrastran a un
lugar triste. Puede que sea superficial, pero a medida que envejecía
era la idea de ser indeseable lo que me deprimía. Con unas palabras

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


de Valen el pasado Día de Acción de Gracias, esos pensamientos se
esfumaron. Me empujó a dejar de esconderme, y lo hice. Hizo que
volviera a sentirme cómoda en mi propia piel. Algo que no había
sentido desde el día del accidente. Él me dio la confianza para llevar
el vestido en Año Nuevo que no había dejado mucho a la imaginación.
Valen era insaciable. Le creí. Mis cicatrices no le parecían feas.
Cuanta más piel mostraba, más actuaba. Pero entonces se detuvo. Me
trago el nudo que se me ha formado en la garganta. ¿Y si todo lo que
hizo fue por lástima? Valen siempre intentaba hacer lo que creía
correcto cuando se trataba de mí, tanto si me enojaba como si no. ¿Y
si había actuado para demostrarme que otros hombres podían
desearme? No me extrañaría.
¿Fui una mierda de lástima? Ah, la broma es mía porque ni
siquiera era eso. Mi teléfono vibra en mi mano. En contra de mi buen
juicio, miro la pantalla.

Judith: ¿Estás bien, cariño?

Yo: Estoy bien.


Hago una pausa y respondo a Judith. Lo último que quiero es
que se preocupe. Que siga pensando que estoy en la escuela.

Judith: Tia tiene una amiga que está haciendo una pasantía en Northland
Women's Health Care.
—Oh mi Dios.

Judith: Bueno, la chica tenía una pasantía.

Judith: Siempre estoy aquí para ti, querida. Sabes que puedes hablar conmigo
de cualquier cosa. Te quiero como si fueras mi propia hija.

Yo: ¿Lo sabe?


No tengo que decir quién es él.

Judith: Solo que tienes cita ahí con la doctora Eva.

Judith: También sabe que dejaste la escuela.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Supongo que me estoy sincerando antes de lo que quería. Claro
que esto no está saliendo como lo había planeado. Nunca nada lo hace.
Esa parece ser la historia de mi vida.
—Ahora vuelvo. — le digo al conductor cuando se detiene frente
a la casa de mi tío. Estaría bien que por una vez tuviera un poco de
suerte. Pienso que tal vez la tenga cuando consigo llegar a mi
dormitorio sin que nadie, salvo el personal, se fije en mí.
Cojo una bolsa del armario y meto mis libros llenos de fotos
familiares antes de coger algunas otras cosas que son irremplazables
para mí.
— ¿Por qué estás aquí?— sisea Tia. Me doy la vuelta y la veo de
pie en la puerta de mi dormitorio.
— ¿Vivo aquí? —Bueno, sí, pero no voy a hablar de eso con ella
ahora. Miro sus manos y no veo ningún anillo. Todavía no ha hecho
la pregunta.
—Nunca has vivido aquí, y lo sabes. — Entra en mi habitación.
—Supongo que te has enterado de la noticia y ahora estás montando
un berrinche. — Tia sonríe al ver mi bolso. — ¿Huyendo? Supongo que
es lo mejor. Así las cosas serán menos incómodas. Valen y yo
estábamos preocupados por cómo manejaríamos tu enamoramiento.
Sus palabras calan hondo, pero no puedo evitar contraatacar.
No tengo que aguantar su mierda.
— ¿Lo manejó dejándome embarazada?— Tia suelta un fuerte
grito ahogado.
— ¡Mentirosa!— Su cara se pone roja.
—Tú eres la que está difundiendo mi información personal sobre
mi cita con la doctora.
—Que has pedido cita. — Se agarra al marco de la puerta. —
Pensé que para un control de natalidad o algo así. — Supongo que mis
palabras la hirieron tan profundamente como lo habían hecho
conmigo. —Estás mintiendo. Esto es una estratagema para que esté
contigo.
—Creo que Valen sabría si existiera la posibilidad de que me
dejara embarazada. No puedo fingir eso.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Lo emborrachaste y te aprovechaste. — Se está agarrando a
un clavo ardiendo.
—Supongo que es algo que tú harías. — Cierro la cremallera de
mi bolso. —Lo último que voy a hacer es pelearme con una mujer por
el amor de un hombre. Me merezco algo mejor que eso.
—Te lo mereces. — La voz profunda de Valen retumba. Aparece
detrás de Tia. —Nunca has tenido que luchar por mi amor, Petal.
Siempre te he amado. — Me fuerzo a esbozar una pequeña sonrisa. —
Tus sonrisas falsas no funcionan conmigo, Pet.
—Vaughn, ¿has oído lo que intenta reclamar?
—Tia, te lo advertí. — Valen le lanza una mirada hacia abajo
como si recién ahora se diera cuenta una vez que habló.
—No puedes hablar en serio. Es una niña. La estás engañando.
No la amas de esa manera. — le suplica Tia.
— ¿Has perdido la puta cabeza? — La expresión de Valen se gira
de rabia. No muestra ni un ápice de preocupación por Tia. Lo único
que veo es odio. No entiendo qué demonios está pasando.
— ¡Mírala!— Tia da un pisotón y me señala con el dedo,
recordándome a una niña malcriada que no se sale con la suya.
—Lo único que quiero es mirarla. — Valen se inclina hacia ella.
No estoy segura de lo que dice, pero su rostro se drena de sangre y se
vuelve blanca. —Llévatela o estarás sin un centavo a fin de mes. —
Valen retrocede y veo al tío Cooper detrás de él. Tia no se resiste
cuando su padre la agarra del brazo y la saca de mi habitación.
— ¿Qué haces aquí?— pregunto cuando nos quedamos solos.
Valen sigue acechando en mi puerta. Me doy cuenta de que sigue muy
enojado.
—Creo que debería preguntarte eso, Pet.
—Dejé la escuela.
—Lo he escuchado.
—No puedes obligarme a volver. — Echo los hombros hacia
atrás, haciéndole saber que hablo en serio.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—No vas a ir a ninguna parte. — ¿Qué demonios? No puede
decirme lo que tengo que hacer.
—Puedo volver si quiero. — suelto, sin ningún sentido. No iba a
volver, pero no porque él lo ordenara.
—Irás donde yo te diga. — Valen da una zancada hacia mí.
—No eres mi dueño solo porque estoy embarazada. — Valen no
se inmuta ante mis palabras, haciéndome saber exactamente lo
mucho que ha oído hablar de Tia y de mi conversación.
—Te equivocas, Pet. Siempre me has pertenecido.
— ¡Deja de llamarme así!— No puedo negarlo. Siempre ha sido
el dueño de mi corazón.
— ¿Por qué iba a hacerlo cuando te gusta tanto?
— ¡Ese es el problema!— Le grito. Me agarra la barbilla.
—Lo intenté, Pet, de verdad. Ahora vas a conseguir lo que crees
que has querido todo este tiempo. — Me relamo los labios.
— ¿Qué significa eso?— El corazón me martillea en el pecho. No
había visto a Valen tan emocionado desde que me desperté en la cama
del hospital con él acechándome.
—Me querías. Ahora me tienes. Nunca serás libre, Pet.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 8
VALEN

Petal está tranquila. Demasiado tranquila, de hecho. Después de


dejarle muy claro su destino, esos preciosos ojos suyos casi se le salen
de las órbitas. Quería golpear algo o a alguien por hacerle creer algo
diferente.
Lo último que debes hacer es molestar a una mujer embarazada.
Creo que he oído eso. No sé una mierda de embarazadas, pero
aprenderé rápido. Una pequeña parte de mi mente se había
preguntado si era por eso por lo que había pedido cita con la doctora,
pero no me permití soñar con tal cosa.
Di un paso atrás para darle un segundo de respiro. Para que
asimilara la realidad de su vida. Diablos, también necesito un minuto.
Nunca he querido asesinar a alguien y al mismo tiempo vivir uno de
los mejores momentos de mi vida.
Está embarazada. Petal realmente ha sellado su destino.
Quería decirle al conductor que diera la vuelta al vehículo para
poder volver a estrangular a su familia, pero también quería llevarla
lo más lejos posible de ellos. Me decanté por sacarla de ahí antes de
cometer un asesinato y luego follarla en su cama.
Jesucristo, hay algo mal conmigo. Me paso la mano por la cara.
Quiero tirar de ella hacia mí, pero no se quita el cinturón. Esta
podría ser una de las mejores opciones para hablar. No puedo
maltratarla y no puede intentar huir. Sí, mi Pet es buena en eso.
—Te has ganado una correa muy corta, Pet.
—Este no es el camino a mi hotel. — responde. Ignorarme no va
a funcionar ahora. Petal se trajo de regreso a la ciudad.
— ¿Crees que vas a volver a un hotel? ¿Tú también has perdido
la cabeza?

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Su cabeza se da la vuelta. —No me compares con Tia.
—No hay comparación. Me ofende que pensaras que saldría con
esa chupasangre. Se parece mucho a su padre.
—No quería creerlo. — susurra. Uno de sus dedos recorre
distraídamente la cicatriz de su antebrazo. Alargo la mano y la tomo,
entrelazando mis dedos con los suyos.
—Lo siento.
— ¿Por qué?
—No lo sé, honestamente. —Se me escapa una risa sin gracia.
—Por mantenerme alejado. Por no alejarme.
— ¿Por qué querrías alejarte de mí? — Dios, es tan inocente.
—No quería encadenarte, pero no puedo dejarte ir.
—No estás diciendo todo esto solo porque estoy embarazada,
¿verdad?
—Que estuvieras embarazada era inevitable. Sabía lo que hacía,
Petal. Puede que pierda el control cuando se trata de ti, pero soy muy
consciente de lo que hago.
— ¿Y qué es lo que estás haciendo? — Los dientes de Petal se
hunden en su labio inferior. Quiere oírme confesar mis pecados.
—Ambos sabemos que hay una razón por la que nunca he estado
con otra mujer. — Petal se queda con la boca abierta. — ¿Cuándo
empezaste a cuestionar la clase de hombre que soy? Todo lo que he
hecho ha sido intentar protegerte. No quería a nadie, pero más que
eso, nunca quise que te enteraras de que tenía sexo sin sentido. —
También me permití creer que si no tocaba a nadie, eso me daba toda
la gracia que necesitaba para asegurarme de que ningún otro hombre
se atreviera a tener una oportunidad con Petal.
—Valen. — Los ojos de Petal se llenan de lágrimas.
—No llores. Joder. — Le acaricio la mejilla. —Te amo, Petal. No
lo dudes nunca. Cada centímetro de ti. Todas las partes que te han
convertido en la mujer que eres hoy.
—Con cicatrices y todo. —completa mis palabras no dichas.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—No puedo esperar a poner mi boca en cada una de ellas. —
Parece como si hubiera esperado toda una vida para hacerlo.
—Por favor. — Se inclina hacia delante, reclamando mi boca. Ahí
está mi chica. Quiero que venga a mí, no que huya de mí. Soy su
hogar. Siempre lo he sido.
Le devuelvo el beso, agradecido de que estemos llegando a
nuestra casa. No me molesto en nada más. Llevo a Petal adentro. Sus
maletas del hotel ya están aquí. No me había costado mucho
encontrarla.
—Nunca he estado aquí. — dice Petal cuando la tumbo en la
cama. Se ve tan pequeña sola en ella.
—Has estado aquí. — Hago un gesto hacia una de las muchas
fotos que tengo de ella. Hay una en la mesita. —Siempre estás
conmigo.
Petal empieza a incorporarse, pero no la dejo. Nos desvisto a los
dos y me mantengo fiel a mis palabras. Mi boca toca cada centímetro
de su piel. No dejo de devorarla hasta que me lo suplica y su cuerpo
se estremece de placer. No quiero parar, pero necesito estar dentro de
ella. Mi polla está tan dura que duele. Y eso después de correrme
encima mientras comía su dulzura.
—Valen. — Sonrío contra su coño cuando me tira del pelo,
intentando apartar su coño de mí. Muerdo el interior de su muslo,
dejando mi marca en ella.
—Te dije que tuvieras cuidado. Ahora estás pegada a mí.
—Mentiroso —menea el culito en la cama mientras vuelvo a
subir por su cuerpo—. Siempre iba a estar pegada a ti.
Por fin lo entiende.
—Eres toda mía, Petal. — Presiono mi boca para amortiguar
cualquier grito de dolor que pueda tener mientras me hundo dentro
de ella. Odio el placer que siento cuando su apretado coño virgen
envuelve mi polla, sabiendo que le está haciendo daño.
—Valen —me pellizca el labio inferior—. Estoy bien. —Levanto la
cabeza para mirarla a los ojos. Una enorme sonrisa ilumina su
hermoso rostro. Qué estúpido soy. Claro que está bien. Cuando se

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


trata de amor, Petal lo superará todo por él. — ¿Estás bien?— Me
acaricia la mejilla. Una ola de emoción me envuelve.
—Sí. — exhalo. La respiración se siente como la primera que he
tomado en años.
—Te amo. — Se entrega a mí. Siempre tan abierta.
—Yo también te amo, Petal.
— ¿Tu Pet?— sonríe envolviendo sus piernas a mí alrededor
mientras empiezo a hacer el amor con su cuerpo.
—Mi todo.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Epílogo Uno
PETAL

Semanas después…
—Valen. — suelto una risita. Se me calienta la cara cuando él
me acaricia el cuello abiertamente en medio de un restaurante. De
momento no estamos en casa, por mucho que me gustaría estar ahí.
Valen, en un nivel superficial, se dijo a sí mismo que podría no
ser suya durante años, pero eso no le había impedido no solo hacer
uno, sino dos hogares para nosotros sin que yo lo supiera. Ambos me
encantan. Está deseando que les dé mi toque personal. Una está en la
ciudad y la otra fuera de ella.
No tenía prisa por cambiar nada. Tanto él como su mamá
intentaron hacer de cada una de ellas algo que me encantara. Tenían
fotos de nuestras familias juntas a lo largo de los años y muchos otros
pequeños detalles de cosas que yo había dejado de lado.
Puede que mis padres no estén hoy aquí con nosotros, pero sus
vidas y su amor se reflejan en todos nuestros hogares. La familia
Valentinus se aseguró de ello. No debería sorprenderme lo más
mínimo. Siempre han cuidado de mí.
Fueron las pequeñas cosas las que me llegaron al corazón. Como
algunos de los cuadros que mi madre no solo había hecho ella, sino
también algunos de sus artistas favoritos. Hacía mucho que no los
veía. Estaba segura de que estaban guardados, pero me equivocaba.
Han estado colgados en casa de Valen todo este tiempo. Dios, amo a
este hombre.
Se dijo a sí mismo que iba a darme espacio mientras creaba lo
que algunos llamarían una trampa para que cayera en ella. No caí.
Salté. Habría corrido hacia ella si hubiera sabido que me llevaría a él
antes.
Incluso cuando era una niña, Valen tenía mi corazón. Recuerdo
que mi madre me decía que con el tiempo conseguiría lo que quería en

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


el amor, mientras que mi padre me decía que un hombre que me
amara esperaría una eternidad para hacerme suya. Ambos habían
acertado. A menudo su previsión me daba escalofríos, pensando que
veían lo que podría venir, pero mis padres siempre pensaban en el
futuro cuando se trataba de mí. Yo era su única hija, y les había
costado mucho concebirme.
Esta noche estamos en un restaurante donde cualquiera puede
vernos. Ya no se puede ocultar lo que Valen y yo tenemos juntos.
Claro, todo el mundo sabe que nos casamos mañana, pero las
palabras y las imágenes son dos cosas distintas.
Por supuesto, la gente no hace fotos abiertamente, pero sé que
las hacen a escondidas. También estoy segura de que mi futuro esposo
sabe que mi rubor no tiene nada que ver con eso. No quiero que deje
de hacerlo. De hecho, me parece entrañable lo abierto que es con su
afecto hacia mí. Ya puedo ver los blogs de chismes publicando sobre
ello. El siempre reservado Vaughn Valentinus siendo abiertamente
cariñoso y afectuoso es algo que no es normal en él. Eso lo hace aún
más jugoso para ellos.
Algunos han especulado con que llevamos años de relación y lo
ocultamos. Supongo que hasta cierto punto no se equivocan, tal vez
lo hayamos estado. Pero eso no viene al caso. Valen nunca me tocó
sexualmente hasta pasados mis 18 años. No es por falta de intentos
por mi parte.
Mi futuro esposo puede pensar que no tiene control cuando se
trata de mí, pero después de experimentar su amor por mí, sé que su
control no se parece al de ningún otro. No sé cómo ha podido
contenerse durante tanto tiempo. También sé que no se lo puse fácil.
Por aquel entonces, yo coqueteaba abiertamente y me mostraba
provocativa con él. Él no tenía el mismo privilegio. Antes no lo
entendía. Básicamente estaba torturando al hombre que amo. Pero lo
he estado compensando. El único tiempo que hemos pasado fuera de
la cama ha sido cuando hemos tenido que atender planes de boda.
Paso el dedo por mi alianza. Lo llevo en el dedo desde la primera noche
que Valen me llevó a casa.
A día de hoy, a ninguno de los dos nos importa lo que piensen
los demás de nuestra relación. Ambos sabemos que la vida es

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


demasiado corta para que nos importe una mierda cómo nos perciban
los demás. Desde que era pequeña he sabido que Valen sería mi
esposo algún día. Sé que es más fácil para mí decirlo, viniendo de la
mujer que era más joven y entiendo por qué Valen tenía que
mantenerme a distancia.
No me malinterpretes; a veces me volvía loca, pero lo entiendo y
lo respeto. Al fin y al cabo, lo único que importa es que llegamos a
donde teníamos que llegar. El amor siempre lo vence todo.
Mañana, el día de San Valentín, Valen se convertirá en mi
esposo. Aunque es simplemente papeleo, sigue siendo algo que quiero.
Pararnos frente al mundo y declararnos nuestro amor. La boda será
pequeña y solo asistirán las personas que más significan para
nosotros.
—Me alegro de que hayan vuelto. — dice David, bebiendo un
sorbo de vino. Le pedí que me llevara al altar y, por supuesto, aceptó.
Tanto él como Judith siempre han sido como padres para mí.
—Las cosas suceden cuando tienen que suceder. — Judith se
acerca y coge la mano de su esposo.
—Yo creo que las cosas ocurren cuando tú haces que ocurran.
— le digo riendo a Judith. Había sido idea suya que nos casáramos el
día de San Valentín. Que había sido una semana antes de cuando
Valen había deslizado el anillo en mi dedo.
—Puede que le haya dado un pequeño empujón a las cosas. —
Sonríe.
Llega el camarero con la comida. Intento levantarme para volver
a mi asiento, pero Valen no lo permite. Su mano se posa
posesivamente en mi estómago.
—Quédate, Pet. — me susurra Valen al oído antes de besarme el
cuello.
—Sabes que esta noche no se queda contigo. — Judith le da un
empujón a su hijo, que me abraza con más fuerza. —Es la noche antes
de la boda.
—Me da igual la noche que sea. — Judith y Valen se miran
fijamente.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Eres un cavernícola. — Judith se quiebra pero lo hace con una
sonrisa. —Me pregunto de dónde habrá sacado eso. — Le lanza una
mirada mordaz a su esposo de treinta años.
No me importa de dónde lo haya sacado. Es una de las muchas
cosas que amo de él. Lo único que me importa es que Valen es mío.
Mañana seré una Valentinus.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Epílogo Dos
VALEN

Muchos años después…


— ¿Y bien? — me pregunta mi padre en cuanto salgo del coche.
Está sentado afuera fumando un puro. Sé que me ha estado
esperando.
—Está hecho. — Mi padre solo sonríe ante mi respuesta. No
sabía cómo sentirme después de firmar en la línea de puntos. Petal lo
había hecho fácilmente hace tres días sin pensarlo cuando le trajeron
el contrato. Mi Pet siempre tiene muy claras todas sus decisiones.
Cuando decide algo, no hay nada que pueda cambiarlo. Se guía por el
corazón. Mi esposa es mi pareja perfecta.
Hoy he dado mi firma para que todo sea definitivo. ValenScott ya
no existe. Vendimos la compañía por más dinero del que las
generaciones venideras podrían quemar aunque lo intentaran. No con
las inversiones y otras cosas. Aun así, me sentí extraño dejando que
la empresa se fuera. Todo lo que he conocido es ValenScott. Mi padre
y James la construyeron antes de que yo naciera. En mi mente, fue lo
que unió a las dos familias.

—No es nuestro legado. — dice mi padre. —ValenScott fue


simplemente algo que James y yo creamos. Nuestra familia es nuestro
legado. ValenScott te cayó encima. Es una compañía. Nada más. Es
hora de que hagas lo que quieras con tu vida.
—Siempre supe que trabajaría para ValenScott. — Incluso antes
del accidente, había sido mi dirección. Mi padre sacude la cabeza.
—No, pensabas que era lo que debías hacer. Iba por el camino
de lo que pensabas que querrían los padres de Petal. Querías
demostrarles tu valía. Si algo nos han enseñado Petal y los Prescott es
que la vida es demasiado corta para hacer otra cosa que no sea lo que
queremos. James y Ava en su muerte se aseguraron de que su hija
fuera libre de hacer lo que quisiera.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Lo hicieron. — Se me hace un nudo en la garganta. Se
aseguraron de que no estuviera atada a la empresa. Ella obtendría
beneficios de los ingresos, pero nunca tuvo que participar en sus
funciones cotidianas a menos que un día lo eligiera.
Ava y James eran mi familia. Sé que su pérdida afectó más a mi
esposa, pero también los quería. ¿Cómo no iba a quererlos? No solo
habían sido buenas personas, sino que me dieron a Petal. Incluso en
la muerte, dejaron claro que bendecían nuestras vidas juntos. Eso
nunca fue más evidente que cuando Petal y yo nos casamos.
Un día después de casarnos, un abogado nos entregó una carta
escrita por ellos. En realidad habían sido dos. Una era para después
de casarnos; la otra, para cuando Petal cumpliera 21 años, si Petal y
yo no habíamos dado pasos para estar juntos.
Ambas cartas decían que creían que estábamos destinados el
uno para el otro y que, tanto si decidíamos estar juntos como si no,
bendecirían nuestras decisiones. Querían que ambos fuéramos felices
en lo que eligiéramos. Pero también estaban protegiendo a Petal,
dándole una salida en caso de que no me amara como sospechaban.
Les preocupaba que me opusiera por miedo a intentar hacer lo que
creía que era mejor para Petal. Sí, los Prescott me conocían bien.
— ¿Cómo te sientes? — pregunta.
—Bien, genial en realidad. — Sin ValenScott, nuestros hijos
nunca pensarían que era algo que tenían que cumplir. Cada uno podía
elegir lo que quería. También pude dejarme llevar.
Con los años, me he ido alejando de la empresa. Petal y yo
tenemos dos hijos, y ahora un tercero en camino. No estaba dispuesto
a pasarme todos los días en una oficina aunque pudiera trabajar desde
casa.
—Eso es lo que importa. — Mi padre se levanta y me da un
abrazo antes de que lo siga hasta mi casa. En cuanto lo hago, veo a
mi esposa, mi mamá y mis dos hijos pequeños en la mesa del comedor
haciendo adornos de San Valentín. Mi corazón se llena de calidez. No
hay nada mejor que esto en la vida. Puede que hayamos sufrido
pérdidas importantes, sobre todo Petal, pero todo ello nos ha llevado
a este momento.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Feliz día de San Valentín, papi. — me dice mi hija mayor, Ava.
Salta de la silla y corre hacia mí. La cojo en brazos. Purpurina roja
cubre sus mejillas.
— ¡Y aniversario!— le recuerda Prescott, mi hijo, a su hermana.
Ella pone los ojos en blanco.
—Ya lo sé. Está en mi tarjeta. — Me enseña la tarjeta y la agita.
Más purpurina roja sale volando y aterriza sobre mí.
— ¿Es para mí? —Le beso la mejilla.
—Síp.
—Gracias, princesa. — Cojo la tarjeta y la vuelvo a dejar en el
suelo.
— ¿Dónde está mi tarjeta?— Mi padre finge ofenderse.
—Ya la hago. — Ava vuelve corriendo a la mesa.
— ¿Cómo te fue hoy?— Petal se acerca a mí. Sus manos recorren
la parte delantera de mi pecho y su pequeño bulto de bebé presiona
contra mí.
—Es mi aniversario. ¿Cómo no iba a ser un día perfecto? — Me
inclino y la beso. Suelta un pequeño gemido. —Tenemos reserva. — le
recuerdo.
—Deberíamos prepararnos. —Sonríe contra mi boca. Tanto
Prescott como Ava se dirigirán a casa de mis padres en breve.
—Vamos. — oigo decir a mi madre, pero ya estoy tirando de mi
esposa hacia nuestro dormitorio.
—Espera a ver el vestido que tengo.
—Prefiero verte desnuda. — Cierro la puerta del dormitorio de
una patada.
No importa cuántos años haya tenido Petal, nunca tendré
suficiente.
—Entonces desnúdame —se lame los labios—. Creo que tu Pet
necesita una ducha.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Nunca haremos esa reserva. — le digo mientras la despojo de
toda su ropa y la llevo al baño.
—Nunca pensé que lo haríamos. — La sujeto a la pared de la
ducha. Dios, amo a esta mujer. Desde el momento en que la vi, supe
que significaba más para mí que cualquier otra persona. Es mi vida.
Mi destino.
Mi San Valentín por siempre.

Fin…

Sotelo, gracias K. Cross & Botton

También podría gustarte