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La obra que aquí nos ocupa y que aparece titulada por el propio artista como Senecio (un guiño

al filósofo Sócrates y al
nombre de una flor venenosa) pertenecería a esta última corriente artística. La obra dataría de la década de los veinte, en
torno al año 1922 y se trata de un óleo casi cuadrangular –cuenta con poco más cuarenta centímetros de ancho y treinta
y ocho de altura- realizado en óleo sobre cartón con una imprimación de yeso y gasa.

Tras las formas abstractas podemos ver la representación de una figura humana en primer plano como si de un retrato se
tratase. Las formas geométricas nos dejan adivinar los distintos elementos de modo que el rostro es una gran
circunferencia, el cuello un cuadrado y lo poco que se deja adivinar del torso sería un rectángulos con las esquinas
redondeadas. En el rostro del personaje podemos apreciar como el artista ha divido la circunferencia en cuatro zonas o
regiones diferentes y como a través de formas geométricas logra recrear distintos elementos: así por ejemplo en el ojo
izquierdo un arco de circunferencia dibuja una ceja mientras que en el derecho, la ceja viene marcada por un perfecto
triángulo.

Los colores son cálidos y se superponen en manchas unos con los otros configurando el personaje y situándose en
armonía con el fondo neutro de color anaranjado. La obra pertenece a una serie de pinturas que el artista realizó durante
los años veinte con temática circense, de esta manera nuestro personaje conformado por manchas de colores remite a
las vestimentas de los arlequines y está en consonancia con otras obras del artista como por ejemplo The Clown.

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