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Fase externa:
Lo que si cobra relevancia es la fase externa, donde el sujeto externaliza su intención por medio
de actos, ello será de suma relevancia pues dependiendo la intensidad de esos actos, y la afectación
del bien jurídico se podrá determinar la intensidad del reproche.
El estudio de esta fase externa es lo que denominamos ITER CRIMINIS expresión latina que
significa “camino del delito”.
Esta etapa externa se caracteriza, precisamente, porque tiene lugar en el mundo exterior
circundante.
Sabemos que la etapa interna tiene su origen en el pensamiento del sujeto, en la idea de cometer el
delito. La etapa externa, en cambio, comienza cuando la persona, que ha superado la deliberación y
ha adoptado en su interior la resolución de cometer el ilícito, manifiesta esta voluntad hacia el
exterior.
No debemos erróneamente creer que la fase externa comienza con la ejecución de actos o con el
principio de ejecución del delito, esta etapa es más amplia, comienza desde que el sujeto externaliza
su resolución, ya sea porque se prepara a través de un acto, o porque verbaliza su intención, aun
cuando no despliegue ningún acto ejecutivo.
Se distingue así doctrinariamente entre actos de preparación, de ejecución y de consumación, y
para alguna doctrina actos de agotamiento.
En estos casos existen evidentes manifestaciones de la resolución de delinquir, que se expresan a
través de determinados “actos” exteriores, visibles, realizados voluntariamente por la persona.
Según Jaime Naquira, los actos preparatorios son aquellos actos externos que preceden el
proceso ejecutivo o típico de un delito, realizados para organizarlo, hacerlo posible o
facilitarlo, que no representan un peligro jurídico-penalmente relevante para un bien
jurídico, razón por la cual son impunes, por regla general, salvo la decisión expresa del
legislador penal en sentido contrario.
Ejemplos: La compra de un arma para cometer un homicidio, el estudio previo y formulación
de un plan del lugar del robo, o bien el seguimiento e investigación de los hábitos de la futura
víctima.
El acto preparatorio implica un actuar, pero un actuar ex ante del principio de ejecución, por
cuanto si abarcarán estos estaríamos en presencia de la tentativa.
Entonces, los actos preparatorios importan conductas realizadas en el mundo exterior, que deben
sobrepasar el solo pensamiento, pero no deben alcanzar a configurar principios de ejecución de
algún delito en concreto.
EDUARDO NOVOA MONREAL, escribe que los actos preparatorios son aquellos “mediante los
cuales el delincuente dispone los medios o las circunstancias apropiados para cometer su delito,
pero que jurídicamente no alcanzan a constituir actos de ejecución”.
Naturalmente antes de realizar actos de ejecución, será necesario desplegar actos preparatorios, más
o menos complejos dependiendo del delito que se trate. Por ejemplo si se ha decidido matar a
alguien un clásico ejemplo de acto preparatorio será la compra de un arma, y si se decide ingresar a
robar a una casa habitación, el conseguir una ganzúa para abrir un portón también lo será, como
también podría ser para un hurto de tienda, acondicionar una chaqueta o un bolso para ocultar
especies.
O sea dependiendo cual sea nuestro delito encontraremos actos preparatorios más o menos
complejos, con más o menos actos externos, pero generalmente estarán presentes.
Vemos por tanto en ellos un preparación de actos encaminados hacia un fin, que es el delito, pero
sin que comience aun este a ejecutarse.
Por regla general estos actos preparatorios son impunes, por no representar peligrosidad
significativa o relevante para un bien jurídico protegido, pero encontramos algunas situaciones
excepcionales en las que si son punibles, por lo que para dicho estudio los clasificaremos de la
siguiente forma:
a.- Actos preparatorios comunes no sancionados (impunes).
b.- Actos preparatorios comunes sancionados en el Código Penal.
c.- Actos preparatorios comunes sancionados en Leyes Especiales.
d.- Actos Preparatorios especiales autónomos sancionados en el Código Penal
A.2 Conspiración:
Así, el Código Penal, en su artículo 8º, define la conspiración diciendo que ella “existe cuando dos
o más personas se conciertan para la ejecución del crimen o simple delito”.
La conspiración supone pues, por definición, un CONCIERTO entre dos o más personas, es
decir, un acuerdo de voluntades, para la ejecución del delito en torno al cual hay un consenso.
Hay una ideación, deliberación y resolución conjunta. El análisis previo para cometer un delito se
realiza conjuntamente, sea verbalmente o por gestos.
El concierto que caracteriza a la conspiración requiere, de acuerdo, según POLITOFF y MATUS,
un acuerdo acerca del lugar, modo y tiempo de ejecutar un delito determinado y la decisión seria de
ponerlo por obra, aunque no se requiere un acuerdo acerca de todos y cada uno de los detalles de su
ejecución.
Precisa NOVOA que debe existir acuerdo en lo esencial sobre la manera de realizar el hecho
punible.
Así por tanto los elementos de la conspiración para que se concrete son:
i. Concierto de dos o más personas, donde armonicen ideas y metas.
Por tratarse la conspiración de un concierto entre dos o mas personas, ello determina
necesariamente el carácter plural (a lo menos dos) del sujeto activo.
Como señala PACHECO, "ni el ocuparse dos personas en la posibilidad de un delito, ni el desearlo,
es conspirar para su comisión", se requiere "algo más": un acuerdo acerca, del lugar, modo y tiempo
de ejecutar un delito determinado y la decisión seria de ponerlo por obra, aunque no se requiere un
acuerdo acerca de todos y cada uno de los detalles de su ejecución.
Por tanto, no hay conspiración si varías personas discuten acerca de la posibilidad de cometer un
delito, sin llegar a acuerdo acerca de la posibilidad de llevarlo a cabo, o si para ello se encuentran "a
la espera de posibilidades", o difieren su ejecución sine die.
ii. Que dicho concierto tenga por finalidad la comisión de un crimen y simple delitos.
La conspiración supone concierto para cometer, esto es, coejecutar, un crimen o simple delito, lo
que significa, básicamente, división del trabajo entre personas de igual rango.
El acuerdo para cooperar en la comisión de un delito de manera subordinada, en un sentido
diferente al señalado, no constituye conspiración (p. ej.: solicitar a otro que lo lleve al lugar donde
se cometerá el crimen, en cuya ejecución esa otro no tomará parte).
¿La conspiración para cometer dos o más delitos? Un sector de la doctrina, la conspiración continúa
siendo solamente “una” aun cuando los delitos proyectados sean varios (Rodríguez Mourullo)
iii. Que se logre el concierto, esto es que se adopte una resolución en conjunto.
El proceso o la dinámica en la conspiración termina en un compromiso o un acuerdo colectivo para
la ejecución de un determinado delito. así, el concierto implica un acuerdo para perpetrar un
hecho delictivo determinado (dolo común), pudiendo quedar pendiente la asignación de roles
o funciones e indicación de las contribución o aporte de los conspiradores (ya que muchas
veces va a depender de si la fecha en que se espera ejecutar el delito acordado es más cercana o
lejana)
Este acuerdo o concierto debe ser serio, esto es, sin reservas mentales por parte de alguno de los
partícipes y tan firme como se requiere en toda tentativa. Por esta razón y las expuestas, no hay
conspiración en el concierto que tenga lugar con un agente encubierto o con otra persona que tenga
también el propósito de evitar el delito.
Importante: No hay proposición y conspiración de faltas. según lo prescrito por el artículo 9º del
mismo cuerpo legal, las “faltas” sólo se castigan cuando han sido consumadas, de modo que
respecto de ellas no caben la proposición o la conspiración.
iv. Elemento subjetivo: El dolo en la conspiración.
El hecho de que la conducta de conspiración se encuentre necesariamente vinculada y orientada
hacia la ejecución de un delito posterior determina ciertas particularidades en materias de dolo.
En primer lugar, la conspiración nace, se desarrolla y termina en torno a la resolución común de
ejecutar, posteriormente, un determinado delito. Por ello, el dolo de conspirar implica dos factores
complementarios:
El dolo del crimen o simple delito a ejecutar.
La conciencia y voluntad de todos y cada uno de los conspiradores de concertarse con
anticipación, sobre la base de un compromiso común, solidario e interdependiente para la
ejecución de determinado delito, siendo ello la única base de sustentación de dicha
resolución delictiva.
La segunda particularidad que nos plantea el dolo en la conspiración dice relación con la clase o
modalidad de dolo; en términos mas directos: Si es factible pensar una conspiración con dolo
eventual. Hay que recordar que en el dolo eventual el resultado delictivo no es algo buscado ni
seguro, es algo posible y que dependerá del transcurso de los acontecimientos. Mientras que
en el dolo directo el actor asume una actitud y comportamiento activo, en el dolo eventual,
aquello es de carácter pasivo.
Por otro lado, la conspiración esta directamente orientada y dirigida hacia la ejecución de un delito
determinado, y todo parece indicar que los conspiradores cuando se deciden y resuelven ejecutarlo,
en modo alguno lo dejan todo entregado al azar o al destino, lo anterior nos debería llevar a concluir
que la naturaleza de la conspiración solo permitiría un dolo directo.