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INTRODUCCIÓN
Entre los grandes cambios tecnológicos, económicos, políticos y sociales de este Siglo XXI la
visión generalizada que presentan distintos sectores de nuestra sociedad, observan la Formación
Ciudadana como una necesidad primordial para formar ciudadanos activos, responsables,
participativos y comprometidos con el rol que tienen al interior de la sociedad. En este contexto
la Formación Ciudadana es concebida como un pilar fundamental de los procesos de enseñanza y
aprendizaje de los estudiantes, puesto que considera las competencias necesarias para cooperar
con una sociedad plural, respetuosa, motivada, con valores éticos.
En las conceptualizaciones que se dan de la Formación Ciudadana se encuentran posiciones
diversas. Algunas de ellas la limitan a un aspecto de la relación individuo – Estado, focalizando
su contenido en el derecho de todos los ciudadanos a ejercer el voto por aquellos que van a ser
sus gobernantes. Unos autores la reducen al ámbito político, pero otros la llevan a ámbitos
diferentes: social y civil. No obstante, hay visiones mucho más amplias que ven al hombre en
todo su sistema de relaciones y, por tanto, consideran no sólo la relación individuo-Estado, sino
la relación individuo- comunidad y la del individuo con los demás individuos. Al decir de
Eduardo Gasca Pliego y Julio Cesar Olivera (2011), es una necesidad construir ciudadanos
completos, que se conciban a sí mismos como ciudadanos y no únicamente como votantes.
La formación ciudadana, indica que la meta formativa pretendida con los estudiantes es el
logro de personas con clara conciencia de sus derechos, deberes y de la importancia de su
articulación y participación en la dinámica del contexto social y político (Savater, 2000). El
propósito de la formación ciudadana va más allá de la simple promoción del conjunto de normas
que regulan la vida social y la formación de valores, actitudes que permiten al individuo
integrarse a la sociedad y ser partícipes de la reconstrucción de la dimensión de lo público, del
ámbito de la democracia y de los valores éticos y políticos que conforman el ordenamiento social.
(Quiroz; Jaramillo, 2009)
En esta investigación se considera a la formación ciudadana como dimensión de la formación
integral del profesional, para atribuir al ejercicio de la ciudadanía de los universitarios un
relevante potencial formativo, cuyo despliegue debería ser orientado en correspondencia con las
2
CAPÍTULO I:
Recorrido teórico sobre las principales perspectivas de la formación ciudadana
vinculada con la educación superior.
A partir de la revisión, clasificación, análisis crítico e interpretación de la literatura en
correspondencia con la formación ciudadana y su relación con la educación, en este capítulo se
presentan de manera precisa los aportes de autores clásicos e investigadores contemporáneos de
la Sociología Política; identificando al mismo tiempo las escuelas de pensamiento más
representativas, para aproximarnos a una postura teórica-epistemológica sobre el tema que
fundamenta esta investigación.
entendía como un estado basado en la libertad, solo podía alcanzarse a través de la participación
política activa. (García, 2016). Desde la tradición liberal, se desataca el aporte de John Locke
(1688), quien desarrollo la teoría de los derechos, planteando que todo hombre tenía derechos
inalienables (vida, libertad y propiedad), que no podían ser suprimidos ni limitados por el Estado,
cuya función fundamental, era respetarlos y garantizarlos de manera igualitaria para todos los
ciudadanos. En el siglo XVIII, el aporte de los filósofos ilustrados, especialmente de Rousseau,
complementó esta concepción ciudadana con tres principios fundamentales de la modernidad: la
libertad en su sentido cívico, es decir, aquella que se goza solo cuando se cumplen las
obligaciones con los conciudadanos; la igualdad entre los ciudadanos, depositarios por igual de la
soberanía; y la fraternidad, entendida como la concordia ciudadana. (Faulks, 2000; Heater, 2007).
De esta manera la ciudadanía quedó indefectiblemente vinculada con la nacionalidad. (García,
2016)
La ciudadanía como concepto se ha configurado a partir de un conjunto de discursos, prácticas
y expresiones, construidos sobre la base de condiciones sociales y culturales particulares, y que,
en momentos distintos de la historia, desde la Grecia antigua hasta nuestros días, han intentado
dar cuenta y promover cierto tipo de relación política entre los sujetos y sus comunidades de
referencia. (Venet; Suárez, 2005)
La formación ciudadana es una necesidad de la educación en el mundo; este concepto tiene
diversas definiciones. Muchos de ellos son limitados ya que solo ven un ángulo del ciudadano. La
idea principal es que la formación ciudadana abarca todo el sistema de relaciones del individuo,
donde tiene importancia el espacio social y las habilidades que debe desarrollar para su relación
con los otros. Igualmente, es de destacar que en la actualidad no puede haber formación integral
sin que se realice una formación ciudadana. (González, 2016)
Concluyendo de forma más general y en palabras de Berta M González, “por formación
ciudadana se puede entender un proceso sistemático, intencional y continuo de socialización, que
tiene el propósito de promover en la persona su condición de ciudadano, desarrollando en el la
posibilidad de ser actor, de producir su existencia, mediante la participación plena y a partir de su
interpretación de la realidad que experimenta, sin desconocer la memoria histórica, percibiendo la
posibilidad de intercambio en el espacio intersubjetivo, con actitud crítica, reflexiva y creativa
para realizar transformaciones en torno al bienestar humano”. (González, 2016, p.12)
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Para Cortina (1997), el comunitarismo más que ser una teoría en sí misma, es una crítica al
liberalismo que se fundamenta en la oposición de la idea de Rawls (1978) denominada “doctrinas
comprehensivas del bien” que no tendría asidero en la realidad práctica, ya que no existiría la
neutralidad de la concepción moral de justicia sobre la que se sustenta. El temor es a caer
inevitablemente en el totalitarismo proclamado una cultura única. (Desafíos de la Formación
ciudadana en la Era Digital, s.f.)
Por otro lado, el comunitario plantea que la ciudadanía presupone partencia plena a una
comunidad política como miembro de la misma, implica la consciencia de estar integrado a una
comunidad, dotado de una cierta identidad propia que abarca y engloba a sus integrantes
singulares, unidos a los demás por vínculos de solidaridad, cohesión social y conciencia de grupo,
virtudes que aprenden y se ejercitan en organizaciones voluntarias, la familia y otras
organizaciones cívicas. (Crucio y Camargo, 2012)
En el caso de la Teoría Republicana los lazos cívicos del ciudadano y la comunidad son
considerados como un todo y el Estado como la clave para mantener la lealtad ciudadana. Bajo
esta visión, tanto la teoría liberal como la comunitaria constituyen una amenaza para una
ciudadanía efectiva, porque la atomización del individuo no hace posible que los individuos
luchen en conjunto de manera organizada, para superar sus conflictos de interés y también porque
ciertos intereses especiales pueden dominar la agenda, si no son subsumidos mediante la
identidad colectiva (Pattie et al, 2004).
El republicanismo recoge algunos planteamientos del liberalismo y del comunitarismo y
enfatiza en la dimensión de la participación política en el ejercicio de la ciudadanía, reconoce la
autonomía, la libertad ligada al orden normativo, la ley como garantía de derechos y las
instituciones colectivas .Por ejemplo, para el liberalismo la asignación de lo político es de
carácter instrumental , mientras que para el republicanismo es una realidad que se ejerce en
función del carácter práctico del hombre en su esencia social; a su vez, esta corriente define “La
ciudadanía como concepto ético, el patriotismo como el valor supremo, la preeminencia de lo
público sobre lo privado, la austeridad en la vida y en el porte, o el cultivo de la oratoria” (Cruz.
2003, p.88)
Como señala Habermas (1998): “(…) el modelo republicano de la ciudadanía nos recuerda
que las instituciones de la libertad, aseguradas en términos de derecho constitucional, tendrán o
no valor, conforme a lo que de ellas una población acostumbrada a la libertad, acostumbrada a
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republicana- una participación más activa en el proceso democrático y eso, según los
republicanos, es considerado como un signo de vitalidad y una oportunidad para que el sistema
político logre sus objetivos democráticos. (Ramírez, 2015)
sectores de la sociedad, en el que las diferencias de intereses y posiciones sean resueltas a través
de la convicción y no de la imposición de unos frente a otros a través de la violencia, el poder
coactivo e incluso la fuerza”. (Hoyos 2000, p. 141)
La formación debe ir más allá de la visión simplificadora o deformada que a veces dan los
medios de comunicación y propender para que cada uno pueda advertir la complejidad creciente
de los fenómenos mundiales y dominar el sentimiento de incertidumbre que esto suscita. En
primer lugar, es necesario adquirir un conjunto de conocimientos, que posibiliten aprender a
revitalizar los hechos y a tener espíritu crítico frente a las corrientes de información. Siendo las
universidades una de las principales instituciones encargadas de la Formación Ciudadana que, no
debe limitarse a preparar a un gran número de jóvenes competentes solo para las demandas
laborales. (Delors, 1996).
La universidad tiene como encargo social la formación de profesionales comprometidos con
las demandas del momento histórico, pero la formación no puede ser asumida solo por la
universidad, [porque] es resultado de la influencia ejercida por la sociedad, la escuela y la
familia. Entre los agentes que más influencia educativa ejercen en los jóvenes universitarios se
encuentran la universidad y la familia. (Horruitiner, 2006)
En el proceso de formación ciudadana en la educación superior resulta significativa la
connotación de la profesión en la integración de estos procesos, ya que los sentidos construidos
en el sistema de relaciones con otros ciudadanos adquieren un carácter cívico profesional y se
erigen en convicciones reguladoras de un desempeño social autónomo, expresado en la
generación de alternativas de transformación social encargadas a las universidades. (Calderíus;
Martínez, 2012)
Esta comprensión resulta clave para atribuir al ejercicio de la ciudadanía de los universitarios
un significativo potencial formativo, cuyo despliegue debe ser orientado en correspondencia con
las características del sistema sociopolítico y la necesidad de promover el desarrollo autónomo de
cada ciudadano, sin descuidar los aspectos culturales de su formación profesional para ejercer
deberes y derechos cívicos. (Calderíus; Martínez, 2012)
Así, la universidad debe considerarse como un espacio de consolidación de valores personales
y sociales, guiados por ideales de dignidad, libertad y justicia, que le permitirán al discente la
construcción de experiencias que involucren a otros y que favorezcan espacios de interacción
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social cimentados sobre la ética y la autonomía, aprovechando al máximo los recursos que esta
posee y ofrece. (Crucio y Camargo, 2012)
ciudadano, como personalidad. La educación tiene que preparar al hombre para la vida y para el
trabajo, esto constituye la esencia del proceso educativo. (Altavaz, A. 2014)
Desde la posición de las pedagogas María Jesús Calderíus Fernández y Noemí Martínez
Sánchez de la Universidad de Santiago de Cuba en su artículo titulado “Consideraciones del
proceso de formación ciudadana del estudiante universitario. La singularidad de su dinámica
desde la actividad sociopolítica” donde expresan que la formación ciudadana de los estudiantes
universitarios como fase especial del proceso formativo continuo, atribuyendo una doble
singularidad a partir de la lógica profesionalizante del proceso universitario y la lógica
transformadora del proceso social. (Calderiús; Martínez, 2012)
De acuerdo con los investigadores MSc Acela Virgen Forestal Camejo y M. Sc Elías García
González de la Universidad de Ciencias Pedagógicas “Raúl Gómez García”, Guantánamo señalan
la sistematización teórica y práctica de la educación ciudadana revela el carácter social del
comportamiento humano donde se expresa el sistema de valores que caracterizan el civismo y
que se encuentran en plena correspondencia con los fines de la formación ciudadana. (Forestal;
García, 2014)
La tesis de Diploma realizada por la Socióloga Liena Barbosa Martínez titulada “Los
conocimientos políticos: su papel en la formación de la cultura política de los estudiantes del
Preuniversitario “Arístides Viera” del municipio de Playa de Ciudad de La Habana.” llega a la
conclusión que toda sociedad contextualiza al sujeto en la medida en que este construye, sobre
estructuras ya creadas y a la vez transformables, la época histórica en la que transita. Para esto no
solamente existen instituciones con la función de homogeneizar la percepción social de los
individuos que educan, sino que también se definen como agentes socializadores capaces de
condicionar la conducta humana. Se pudo constatar que el proceso de instrucción de las
asignaturas de Cultura Política e Historia de Cuba se caracteriza por la presencia de varios
problemas que inciden negativamente. (Barbosa, 2013).
La autora Sandra Ysabel Bulté Ramos con su tesis de Diploma del Departamento de
Sociología titulada “Las representaciones sociales de los estudiantes de 4to año de la Facultad de
Filosofía, Historia y Sociología de la Universidad de la Habana sobre el conflicto entre Cuba y
Estados Unidos en el período 17-XII/2014-I/2017” expresa que se presentan posiciones
encontradas en relación con la ideología de la Revolución Cubana y las tradiciones históricas.
Para unos, la lealtad a los principios y valores en que se sustenta esta ideología constituye la
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principal condición que garantiza la existencia de la Revolución y sus conquistas. Para otros que
no resultan precisamente la minoría, la observancia de principios y valores (Bulté, 2017). En este
caso, la formación ciudadana hace su aparición de la forma más aséptica e imparcial o sesgada y
conveniente, pero sobretodo está presente. Un buen ejercicio de la ciudadanía observa la emisión
de criterios disímiles con respeto y apego al derecho propio y ajeno, es esta tesis un coloquio
donde se hace uso de la formación ciudadana. En ambas opiniones que se recogieron hacen gala
de ciudadanía, unos hablan de los valores trasmitidos y otros la normalización de estos, ambos
aspectos juntos al hecho de criticar y opinar, pueden atribuírsele a la formación ciudadana.
En similar condición la Socióloga con su tesis de Diploma Asnay Rodríguez Domínguez
titulado “La participación política de los estudiantes de 4º año de las carreras de filosofía, historia
y Sociología, durante el curso escolar 2016-2017”, alega que el hecho de que la mayor parte de
los estudiantes haya evaluado su participación política y la de los demás estudiantes como media,
implica el reconocimiento de un sinnúmero de elementos que implican una conciencia crítica y
autocrítica que reconoce las fortalezas y debilidades de la participación política que asumen los
estudiantes. Las principales fortalezas que se reconocen radican en la participación política no se
basa en una apatía política total, que mantienen cierto posicionamiento con determinados
aspectos políticos. (Rodríguez, 2017). La participación política es ineludible, como ciudadanos se
nos prepara para ello, además que la política repercute en la vida social y colectiva de todos. En
los resultados brindados por la investigación de Rodríguez se muestra que los estudiantes
observados poseen una buena formación ciudadana, si bien tienen el sentido autocritico de
reconocer que no tienen una alta participación, no es completa desidia por temas políticos, sino
que tienen ciertas posturas hacia los talantes políticos de su interés.
Durante la revisión de datos realizada para esta investigación, se puede encontrar que hay poca
variedad de averiguaciones y estudios acerca de la formación ciudadana y el papel de la
educación. La mayoría de los trabajos encontrados poseen un enfoque pedagógico. En la
Sociología cubana actual es imperativo esta indagación dada la carestía de estudios sociológicos
en el ámbito cívico; fue detectada muy poca obra investigativa sobre formación ciudadana,
marcando un precedente de urgencia en este campo de investigación social.
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Los coronavirus son una familia de virus que causan infección en los seres humanos y en una variedad de animales,
incluyendo aves y mamíferos como camellos, gatos y murciélagos. Los coronavirus que afectan al ser humano (HCoV) pueden
producir cuadros clínicos que van desde el resfriado común con patrón estacional en invierno hasta otros más graves como los
producidos por los virus del Síndrome Respiratorio Agudo Grave (por sus siglas en inglés, SARS) y del Síndrome Respiratorio de
Oriente Próximo (MERS-CoV) (Enfermedad por coronavirus, COVID-19. (2021, enero 15) Recuperado de:
https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/alertasActual/nCov/documentos/ITCoronavirus.pdf)
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2
Las áreas de los centros de aislamiento se clasificaron en dos zonas de riesgo, de acuerdo con las probabilidades de contacto
y proximidad con el paciente o materiales contaminados: Zona Azul (riesgo medio) y Zona Roja (riesgo alto), todo fue adaptado y
ajustado al contexto para este tipo de centro. ((Enfermedad por coronavirus, COVID-19. (2021, enero 15) Recuperado de:
https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/alertasActual/nCov/documentos/ITCoronavirus.pdf)
3
Los centros de aislamiento tienen la función de segregar a personas que han estado en contacto directo o indirecto con
personas enfermas o sospechosas de padecer la COVID-19, con la finalidad de prevenir el contagio del resto de la población. Es
evidente que estos centros constituyen lugares de riesgo para las propias personas aisladas, los trabajadores, el medio ambiente y
la comunidad. (Betancourt; Calzadilla; Velázquez; Suárez, 2020)
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Exactas Vladimir Ilich Lenin y en la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI)». (Paz,
2021)
De la misma forma, participaron en el envasado y etiquetado de hipoclorito al 1%, tarea de
impacto que ayudó a garantizar dicho material desinfectante para su uso tanto por la población
como por las instituciones. Sobre el tema Cubadebate publicó: «(…) Son tiempos de estar unidos,
y desde nuestra posición ayudar en todo lo posible para frenar el avance de la COVID19; en ese
sentido la Comunidad Universitaria de la Universidad de La Habana desarrolla acciones de
apoyo a las medidas adoptadas por las máximas autoridades del país.»
Además de esto, la función tan importante que ha tenido la Facultad de Matemática y
Computación en el cálculo y modelación de pronósticos sobre el comportamiento y futura
evolución de la Covid-19 en Cuba. La Geografía fue otra de las ramas de las ciencias que aportó
reveladoras contribuciones en el enfrentamiento a la COVID, con la elaboración de mapas
poblacionales que permitieran ubicar las zonas más vulnerables y ayudar así a guiar las acciones
de las autoridades sanitarias de manera más efectiva; la Dra. Nancy Pérez Rodríguez, Decana de
la Facultad de Geografía de la UH, en el espacio de la Mesa Redonda el pasado 21 de mayo del
2020. (Rodríguez; Calit, 2021)
Como resultado del trabajo activo de la UH en este último año, el pasado 1 de diciembre, en el
marco de la entrega de diplomas a los nuevos Doctores en Ciencia, se le otorgó a nuestra Alma
Mater la bandera Proeza Laboral por el servicio prestado al país durante las dos primeras olas de
pandemia; de igual manera, fueron galardonados con dicha bandera los colectivos de varias
instalaciones que fungieron como Centros de Aislamientos: la Beca de Alamar VI, la Beca del
Bahía y la Beca de F y 3era. (Rodríguez; Calit, 2021)
Desde marzo de 2020 a la fecha, más de 350 estudiantes de la Universidad de la Habana han
prestado servicios voluntarios, ejemplo de esto ha sido la inserción en el Sistema de Atención a la
Familia (SAF), la participación en la digitalización de datos para la vacunación, trabajos
productivos en Organopónicos y centros de interés social, en laboratorios de PCR analizando
muestras en tiempo real, participando como coordinadores en el ensayo clínico Fase III de
Soberana 02, donaciones de sangre; apoyo en la confección de medios de protección.
Los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución 4 están en
consonancia con estos propósitos educativos, expresados en el 116: “Promover y reafirmar la
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Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución. La Habana: VI. Política Social; 2016-
2021
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adopción de los valores, prácticas y actitudes que deben distinguir a nuestra sociedad”; y el 120:
“Continuar avanzando en la elevación de la calidad y el rigor del proceso docente-educativo”.
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CAPÍTULO II:
La participación de los estudiantes de la Universidad de La Habana como expresión de la
Formación Ciudadana. Propuesta metodológica para su estudio.
b. Operacionalización de variables
Variable Dimensiones Índices Subíndices
Sistemas de Atención a
la Familia (SAF)
Centros de aislamiento
Actividades en Asuntos Donaciones de Sangre
Participación Social
Comunitarios Confección de medios
de protección
Trabajos en
organopónicos
FEU
Formación Ciudadana en Participación política Militancia Política PCC
tiempo de COVID-19 UJC
Responsabilidad
Solidaridad
Respeto de la
convivencia
Valores Sociales Integralidad Respeto de la legalidad
Compromiso
Patriotismo
Reconocimiento del
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derecho ajeno
Envasado y etiquetado
de Hipoclorito al 1%
Cálculo y modelación
de pronósticos sobre el
Papel de la
Facultades comportamiento de la
Universidad
enfermedad
Elaboración de mapas
para ubicar las zonas
más vulnerables
Femenino
Sexo
Masculino
Blanco
Color de piel Negro
Mestizo
Edad
Municipio de residencia
Carrera que cursa
Factores Individuales
CRD
CPE
Tipo de Curso CaD
1ro
2do
3ro
4to
Año académico 5to
CONCLUSIONES
Con la presente investigación se hace evidente el amplio campo social que abarca la formación
ciudadana y las connotaciones que adquiere, según contexto e institución implicada. La
formación ciudadana no es única e invariable, es un amplio conjunto de valores transmitidos que
tiene su sello particular en cada familia, generación, formación económico-social y hasta de cada
situación que se pueda presentar en que un individuo se encontraría inmerso, sino una sociedad
entera o al menos un grupo de esta. De ahí la importancia de su manejo como parte sumatoria de
preceptos colectivos que permitan la mejor convivencia y fomenten el desarrollo social.
Aunque para nadie es un secreto que las normas aprendidas para un buen desempeño como
ciudadanos, no siempre son bien aplicadas, es responsabilidad de las instituciones como
formadoras y transmisoras de esos bienes culturales que nombramos costumbres, virtudes o
simplemente deberes ciudadanos. La universidad, como ya hemos mencionado es de suma
importancia para la instrucción de una ciudadanía competente y responsable.
Es cuestión emergente trabajar en el mantenimiento de una formación ciudadana consecuente
con la ideología y las características de nuestra sociedad. La profundización de estos temas es
más que clara necesidad en la realidad cubana actual. Sugerimos estudio del mismo tema en otras
universidades y en instituciones varias.
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