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El primer avión propiamente dicho fue creado por Clément Ader, en 1890, que
consiguió volar con su Éole tan sólo50 metros. Después repetiría la hazaña con Avión
II (1892) y Avión III (1897).
Los primeros vuelos comerciales que se operaron en Estados Unidos servían para
llevar el correo, en 1911. En Europa sin embargo, comenzaron a transportar pasajeros
en 1919.
El mismo año, se realiza el primer vuelo trasatlántico con escalas entre Canadá e
Irlanda. Ocho años después se conseguiría hacerlo sin escalas. Charles Lindbergh,
piloto ocasional del servicio de correos de los Estados Unidos, ganó el Premio Orteig
y embolsó 25.000 dólares por el primer vuelo sin escalas que logró cruzar el Océano
Atlántico (Nueva York- París). Fue entonces cuando quedó claro que el avión se
convertiría en el transporte estrella.
La década de 1930 supuso todo un adelanto en la aviación civil. No solo tenían una
mayor capacidad de carga, sino que se mejoraron las telecomunicaciones y los
equipamientos para la navegación aérea. De esta época es el invento del “piloto
automático”.
En estos años también se incorporó uno de los aviones que cambió la manera de
entender la forma de viajar. American Airlines había encargado unos aviones que
incluyen literas para efectuar vuelos nocturnos de larga distancia, eran los Douglas
Sleeper Transport (DST) que albergaban 16 literas. Pero el gato al agua se lo llevó la
versión diurna de 24 asientos: Douglas DC-3. Fue el único que tenía un tren retráctil y
era capaz de aterrizar con sus ruedas dentro sin dañar las superficies o las hélices.
Marcó un antes y un después en el sector aéreo, operando varias rutas y tejiendo el
sistema empresarial que conocemos hoy en día.
Los árabes fueron los grandes comerciantes de la edad media, y gracias a ellos éste
invento llegó a Europa, y su avanzada cultura les permitió desarrollar el concepto
básico del arma de fuego, en el que la pólvora al quemarse genera gases que
impulsan el proyectil por el tubo-cañón.
Al avanzar hacia el siglo XIV d. C. hubo crónicas sobre la utilización de las mezclas
explosivas como artificio bélico.
Sin embargo, es a partir de la segunda mitad del siglo XIV d. C. cuando se registran
mayores y frecuentes referencias al uso bélico de las armas de fuego, de las cuales
las primeras en desarrollarse fueron las armas portátiles, que son aquellas armas que
pueden ser fácilmente empleadas y transportadas por una sola persona.
Estas armas se cargaban introduciendo la pólvora por la boca del cañón, un taco y el
proyectil (o proyectiles). Con toda probabilidad, el método de ignición para estas
armas era el botafuego, es decir, una varilla con un trozo de yesca o mecha
encendida asegurada a uno de sus extremos.
Con el arcabuz el arma larga de fuego individual se vuelve tan efectiva como para
dominar las tácticas en las batallas. El alcance efectivo ronda los 100 m.
La llave de chispa llegó para quedarse casi dos siglos, (XVII al XIX) un mecanismo de
resorte imprime un movimiento pivotante y con fuerza al trozo de pedernal, que al
chocar con el depósito de pólvora produce chispas que incendian el polvorín. Ya
tenían disparador por lo que se podía controlar con bastante precisión el momento del
disparo.
Con éste tipo de arma se lucharon las guerras napoleónicas y las de emancipación de
casi toda América.
Mosquete: Arma creada por los españoles. Era un pequeño cañón de mano y de
mecha. En el siglo XVI pesaba entre 8 y 10 kg, y solo soldados muy vigorosos podían
utilizar, debido a que era pesado, para poder disparar debía estar apoyado sobre una
horquilla y requería 3 minutos para poder cargarse.
Su calibre era de hasta 22 mm. y el peso de la bala unos 50 gramos, para la carga de
pólvora se tomaba la mitad del peso del proyectil. Pero lentamente con el desarrollo
de nuevas técnicas se fueron mejorando los componentes y hacia el siglo XVII un
arcabuz tenía unos cinco kilos de peso, lo que le hacía utilizable por una persona
normal y sin necesidad de la horquilla.
Pedreñal: Tenía forma de escopeta corta, se empleó entre los siglos XVI y XVII
principalmente en Cataluña, España. Fue el arma preferida por los bandoleros a pesar
de que tenía baja potencia, ya que era corta y la podían esconder de una manera fácil
y así aproximarse a sus víctimas sin que ellas se den cuenta del arma