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Armas de la antigüedad[editar]
Véase también: Metalurgia
Las armas de fuego suponían un salto cualitativo, puesto que la energía era almacenada en
un material explosivo, denominado propelente, como la pólvora, en lugar de depender de un
peso o un movimiento provocado por el usuario. Esa energía se libera a mayor velocidad, y el
dispositivo puede ser reutilizado sin fatiga del material ni del portador, en un lapso de tiempo
relativamente breve. Las armas de fuego se convirtieron en un factor imprescindible para la
formación de los grandes imperios del siglo XVII,12 y fueron objeto de numerosos estudios
destinados a mejorar tanto su alcance como su potencia, precisión o velocidad de recarga.
Desde la Guerra de Independencia de los Estados Unidos hasta los principios del siglo XX, las
armas de combate cuerpo a cuerpo fueron finalmente desechadas del campo de combate,
debido al poco alcance de las mismas y su difícil uso dentro de dicho alcance. A veces
mencionada como la era del fusil, este período se caracterizó por el desarrollo de armas de
fuego para la infantería y de cañones para el soporte de las tropas, así como el inicio de la
automatización de las armas. En América del Norte, la población india se vio desplazada de
sus asentamientos ancestrales tras haber sido convencidos, primero por las armas y después
por la diplomacia, de la conveniencia de trasladarse a una reserva india.13Más adelante,
durante la Guerra Civil, nace el primer acorazado y la primera ametralladora en los Estados
Unidos. Por otra parte, el uso de la máquina de vapor sustituyó a la navegación a vela que
había sido, desde la antigüedad, la fuerza motriz por excelencia de cualquier embarcación. A
grandes líneas, este contexto es el dominante -con notables variaciones según país- en la
mayoría de ejércitos modernos del siglo XIX.