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1-El valor de la convivencia: la

armonía social que necesita el


mundo
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Saber convivir es ese componente esencial que debería venir de fábrica en nuestra
mente y corazón. Solo así daríamos forma a escenarios sociales más empáticos,
preparados a su vez para poder llegar acuerdos, solucionar problemas y avanzar
como grupo.

La convivencia es ese pilar sobre el que debería sustentarse cualquier aspecto


de nuestra vida. Como figuras sociales que somos no hay prioridad má s

esencial que la de lograr esa coexistencia pacífica, efectiva y dotada de armonía

en la cual garantizar no solo nuestra supervivencia como grupo, sino tambié n

nuestro bienestar y capacidad de progresar.

Señ ala el psiquiatra Enrique Rojas que la convivencia es básicamente saber

compartir, ser partícipe de la existencia ajena y lograr, a su vez, que el otro se

involucre en la nuestra. Como bien sabemos, esto casi nunca es fá cil de lograr

en todos los casos. Si, a veces, ya resulta complicado lograrlo en la unidad

familiar, podemos entender el desafío que supone conquistar este fin a nivel

mundial y entre países.


Se necesita algo má s que compromisos, que buenas palabras y acuerdos

firmados en cumbres internacionales a favor de la paz. Lo que se necesita en

materia de convivencia son voluntades y ahí, en ese aspecto, todos somos

importantes. Porque las grandes revoluciones no se logran movilizando

montañas, sino cambiando de lugar las piedras que las conforman.


Los auténticos cambios son silenciosos, pequeñ os pero cotidianos y es ahí

donde nos podemos involucrar cada uno de nosotros. Hasta aquí

2-Los pilares que sostienen la


convivencia Danna Mena
Señ alaba Lawrence Kohlberg en su teoría del desarrollo moral que la etapa

más decisiva del niño llegaba a partir de los 10 años con la conocida como

etapa autónoma. Ese es el momento en que nos damos cuenta de que má s allá

de las normas impuestas de una sociedad, está n las necesidades humanas. Solo

entonces tomamos conciencia del valor de las acciones individuales, del

altruismo, de la compasió n…

La convivencia no parte solo de la necesidad de respetarnos los unos a los

otros y de vivir en paz. De hecho, va mucho má s allá de estas dimensiones. Es


esencial, a su vez, añ adir cierto activismo y una actuació n real y comprometida

que se vea en casi cualquier escenario de nuestro día a día. No solo las grandes

naciones deben saber convivir entre ellas reduciendo conflictos y diferencias.


El valor de saber convivir vertebra cada área de nuestra existencia. Es esencial

para ser feliz en pareja, para formar una familia y criar a los hijos. La

convivencia debe estar patente en cualquier finca de vecinos, oficina de

trabajo, así como en cualquier umbral que crucemos en el que haya personas.

La convivencia es la responsabilidad de conocer y comprender al otro,


viéndonos, a su vez, reflejados en los demás. En esta diná mica social

hay grandes dosis de empatía, de sentimientos y de tolerancia.

Veamos qué más componentes la integran. Hasta aquí

3-La no violencia en cualquiera de sus formas

Cada 16 de mayo se celebra el día de la convivencia en paz. Es un momento

idó neo para reflexionar de qué manera contribuimos a ese objetivo cada uno

de nosotros.

Una dimensión que deberíamos atender por encima de todo es la no violencia .


Así, deberíamos comprender que la violencia como tal no se refiere ú nicamente

a la agresió n física, mucho má s visible y evidente para todos.


 Saber hablarnos con respeto sin usar la comunicació n agresiva es
un ejemplo.
 Ser capaces de comprender sin discriminar, de aceptar las
diferencias sin atacarlas, criticarlas o invisibilizadas son otros
aspectos que deberíamos cuidar.
 El arte de la no violencia de la que nos hablaba Gandhi es el ú nico
modo de favorecer la convivencia entre las personas y los
pueblos. Hasta aquí
4- Compasión y solidaridad
La convivencia nunca será posible si no logramos apreciar al otro, a esa

persona que, como yo, tiene sus puntos de vista, sus orígenes, sus valores y

necesidades. Todos somos diferentes e iguales a la vez, todos somos dignos de

aprecio, respeto y de la oportunidad de construir la vida que deseemos.

Algo así exige sin duda de mayor compasió n y solidaridad entre nosotros.

La convivencia y el valor de avanzar unidos por unos


mismos propósitos

Para convivir en un escenario cambiante, lleno de incertidumbres y amenazas,

los seres humanos han tenido que actuar en grupo a lo largo de nuestra

historia. Es así como sobrevivimos como especie y así como deberemos hacerlo

en momentos de dificultad.

Para conseguir tal elevado fin, es esencial dejar a un lado las diferencias, los

egoísmos e intereses particulares. Hasta aquí

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