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E L IM P A C T O
F IL O S O F IC O D E L A
F IS IC A
C O N T E M P O R A N E A
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MADRID
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Los derechos para la versión castellana de la obra
The Philosophical Impact o f Contemporary Physics,
publicada originariamente en inglés por D . V an N o st b a n d C o m p a n y , In c .,
Princeton, New Jersey, U. S. A.,
Copyright © 1961 by D. Van Nostrand Company, Inc.,
son propiedad de E ditorial T ecnos, S. A;
Traducción por
ED U ARD O G A LL A R D O RU IZ
Printed in Spain. Impreso en España por Gráficas Halar, S. L., Andrés de la Cuerda, 4.
Madrid, 1973
g a n z l9 1 2
Indice general
Mjj.
P r e f a c i o ......... 11
I n t r o d u c c ió n 13
P arte p r im e r a
Píe-. Pie--
Prefacio
sidad de todo asombro ; la mente. humana, por. el puro- efecto de el nivel macrofísico, o sea, para nuestra experiencia diaria; no
la repetición y el hábito, se acostumbra poco a poco incluso a las J- sólo porque por esa razón se enseña en las cscuelas superiores y
ideas más extrañas y menos familiares. . . en los cursos universitarios básicos, sipo también porque sus ' prin-
' Así, aun en este caso, una sensación de familiaridad susti 1 cipios están incorporados en la estructura presente del intelecto .
tuyó finalmente a la sensación original de extrañeza. En fecha " humano ordinario o en lo que se suele llamar «sentido com ún». !
tan temprana como la de 1929, sir Ernest Rutherford escribió < Lá geometría de Euclides y la mecánica de Newton se basan
con ocasión del quincuagésimo aniversario del doctorado de Max ambas en hábitos profundamente arraigados de la imaginación y
P la n ck : «E s difícil apreciar hoy,. cuando la teoría cuántica se el pensamiento cuya fuerza es mucho mayor de lo que general
aplica con éxito en tantas esferas de la ciencia, lo extraño y mente nos hallamos dispuestos a reconocer.
. .casi fantástico que parecía este nuevo concepto de radiación a - A Kant le impresionaba tanto esta fuerza que la consideraba
¿P|muchos' científicos de hace veinticinco años» *• Si el desconcer ( j i com o manifestación de la estructura a priori inmutable de la
tante efecto de las nuevas teorías comenzó a amainar en fecha ( mente hum ana; Herbert Spencer, a pesar de su epistemología
tan-temprana co:pio la de 1929, no es sorprendente que ahora . radicalmente distinta, coincidía finalmente con Kant, al menos
haya'- desaparecido casi por completo. Desde entonces ha pasado f 5 en cuanto a la inmutabilidad de la estructura intelectual de New
toda una generación de físicos que, después de sus cursos univer ton y Euclides. Esta estructura intelectual es, según Spencer, el
sitarios elementales, se han visto ' expuestos casi exclusivamente a resultado final y definitivo del largo -proceso de ajuste; e n .este
jjaúevas teorías, y que, si no han perdido todo contacto con la proceso, el mundo externo creó, por decirlo así, su réplica exacta
I física clásica, es cierto. que apenas están conscientes de su pres en la mente humana en forma de la imagen de la naturaleza que
tigio y ' atractivo de antaño. Este fenómeno es probablemente aún contemplaban Newton .y Euclides. No era de esperar ningún cam
más conspicuo en los Estados Unidos, donde la conciencia histó bio de esta imagen, según Spencer y los positivistas y naturalistas
rica es generalmente más débil- que en otras partes. Como Free- del siglo pasado. En este respecto, compartían la creencia general
man J. Dyson escribió en 19 54 al revisar el segundo volumen de la de su tiempo en el carácter irrevocablemente definitivo de la cien
History of the Theories of Aether and Electricity, de E. T . Whit- cia clásica. Esta creencia se veía justificada no sólo por lo que
taker: «Para los que hemos madurado después de 1940 y he d entonces parecía evidencia abrumadora en favor de la idea clásica
mos aceptado la mecánica cuántica' com o fait accompli, es extre “ de la naturaleza, sino también por el argumento evolucionista que
madamente difícil imaginar el estado mental de los hombres que hemos aludido anteriormente : la ciencia física clásica era consi-
creaban' la teoría antes de 19 2 6 » i i derada com o ajuste fin<il:._^y completo de las facultades cognosciti
La conciencia del contraste entre dos teorías antagónicas sue va vas humanas al orden objetivo de las cosas. Así, la idea de la
le desaparecer cuando la insuficiencia de una se establece fuera ausencia de evolución en Kant conducía a la misma conclusión
que la idea de evolución ya completa en el empirismo evolucio
de toda duda, mientras que la otra, provisionalmente al menos,
se verifica empíricamente ; entonces se olvida rápidamente la teo
ría inadecuada y sólo la recuerdan los historiadores de la ciencia.
*l nista de Spencer.
Los ejemplos de Kant y Spencer son bastante típicos; dan a
¡E sto fue lo que ocurrió con la teoría de los epiciclos en la as conocer cómo. dos destacados filósofos del período . clásico, a pesar
tro n o m ía y con la teoría del flogisto en la química, para mencio de representar trayectorias rivales en epistemología — racionalis*
nar solamente dos ejemplos. Pero. en la física contemporánea la mo y empirismo— , coincidían, no obstante, en su afirmación de
situación está lejos de ser tan simple. La física clásica no se pue que ninguna experiencia futura se opondrá seriamente a los mo- ■
de fácilmente olvidar, aun cuando no subsista ya su prestigio. No dos de pensamiento clásicos incorporados en la geometría de 'E u -f fÑ
se puede olvidar no sólo porque todavía sigue siendo válida en elides y la mecánica de Newton. El cuadro clásico del m undo fí. 'V
sico era considerado como definitivo en sus facetas esenciales; se
creía que el futuro traería una m ejor comprensión de algunos
RüTHEnFORD, en Naturwissemcha/ten, vol. 17 (1929), p. *483. de sus detalles, pero que nunca modificarla . su contorno princi- !
F . J. D yson , en Scientific American, vol. 120 (marzo 1954), p. 92.
1
J6 Impacto filosófico de la física contemporánea Introducción 17
pal. «E l mundo carece ya de misterios», exélamó ^ r ^ H n Ber- ránea de la física llega débil e indirectamente: en 1a bi01ogia, en .
thélot en 1885, y Whitehead recordó l a misma creencia de sus , 1a psico1ogía y en las ciencias sociales la forma clásica del deter-
j óvenes días : «Suponíamos- que era con° cid° casi todo lo impor- \>
rmmsmo, modelada consciente . o inconscientemente al estilo de
tante de la física. Sí, había unos cuantos puntos oscuros, extrañas f
L a p ta ^ sigue esliando prácticamente intacta. Pero aun dentro de
i anomalías relacionadas con la radiación que los físicos esperaban JA
la fiísica, a pesar de nuestras declaraciones en sentido contrariO,
I esclarecer allá por 1900» 3- Se podrían m uttplkái- indelimda- '
persisten 1os hatótos de pensamiento clásicos, y el hecho de que
mente los ejemplos de tal actitud. Es pieito que los positivistas ,
se les relegue en la subconsciencia rechazándolos conscientemente
' y los neo-kantianos fueron epistemológicammte más cuidadosos, 1
hace que su influencia resulte menos fácil de detectar y mucho
. porque, en contraste con los propios científicos y los pensadores
de 0rientación materialista, insistieron en el carácter fen°m ém co - mas msidiosa. Veremos numerosos ejjemplos en que los físiCOS o,
|>/J de la idea universal de la física; pero en cuanto a la propia. id ea , |aun mas a menudo, los interpretes filosóficos de la física moderna
*! universal, apenas había desacuerdo entre un filósofo sofisticado |n| y^>no llegaron a sacar todas las consecuencias de algún nuevo des-
1 y un científico ordinario epistemológicamente inocente ; la física >|cub rimiento revolucionario, principalmente porque su pensamien-
continuabasiendo euclidiana y newtoniana para ambos. Es cier- Y l to retema la influencia de algún hábito^ clásico oculto. A menudo
^iitamente instructivo ver al filósofo-físico Ernst Mach m élalirnub^ |A sucede que dentro de una misma mente la verdadera compren- ,
' l¡ al final de su vida, a la naciente teoría de la rélatividad, la pro ¡>1 sión del lado metafísico de la teoría coexiste con graves interpre- *
pia teoría para la que él mismo preparó él camino mediante su taciones erróneas de su significado físico, y en especial de su sig-
atrevida crítica de los conceptos newtonianos en fecha tan remota f )>\mficado filosofico. Esto es psicológicamente comprensible; los há-"'
como la de 1883 4 hitos mentales que constituyen lo que se puede llamar nuestro
Hoy nos hallamos menos inclinados a considerar la geome
tría de Euclides y la mecánica de Newton como neceéldades .in -) f),)
t | «subconsciente a lo Newton y Euclides», y cuyas raíces se hallan ,
probadam ente en la herencia filogenética del hombre, son de
mutables del pensamiento o fieles réplicas de la realidad objetiva. - - masiado obstinados para ser modificados por un simple dominio
Hoy existe una creciente tendencia a comprende!- quejos^m od^ X 0 de formalismo matemático que no hace más que suprimirlos sin
de pensamiento clasico son aplicables solo a lo que (j^eichenbacH ^ ^^ ,i( eliminarlos. En m i opinion, esta asociación incongnta, este con-j
llamó « zona de las dimensiones medias», situada entre él mundo Jy ^ ' <11■■í
? flicto del fondo imaginativo clásico subconsciente con el forma
de las galaxias y el microcosmos, mientras que fallan totalmente fvf .fPJ lismo abstracto, es la fuente principal de las paradojas y confu
. fuera de sus límites. Si hubo un proceso de ajuste evélucionista ; siones que aparecen en varias interpretaciones, o más bien inter
en el'sentido indicado por Spencer, tuvo lugar en escala limitada, } pretaciones erroneas, de la física contemporánea.
porque está claro que nuestra forma de entender a la manera de
La tarea de un epistemólogo en lá física contemporánea es,
^ í Newton y Euclides se ajusta sólo a la zona de las dimensiones
por tanto, un poco semejante a la del psicoanalista : detectar los
' ( medias, o sea, a la única forma que originalmente era de impor
JM vestigios de pensamiento clásico bajo las negaciones verbales y
tancia práctica. Sin embargo, aun ahora, cuando explícitamente
' repulsas conscientes. Unicamente se puede conseguir esto si enfo-1
rechazamos la autoridad de Euclides y Newton, nuestro intélecto
camos lo más claramente posible los conceptos clásicos. Esta es la
sigue siendo más conservador que lo que estamos dispuestos a re
tarea de la parte I, donde se analizan los conceptos clásicos bá-
conocer. Esto ocurre especialmente con las áreas que se hallan
fuera de la física y a las que el eco de la revolución contempo- f | | sicos y se buscan sus conexiones, tanto lógicas como históricas ,
tJf í con el clima filosófico general del mismo período. Nada fortalece
nuestro convencimiento acerca de la íntima relación, tan a me
a M. Berthelot, L& orígenes de Valchimie (París, 1885), p. 151; Dialogues o/
Al/red North Whitehead as Recorded by L u d en Price (New American ^Library, nudo ignorada o subestimada, de los problemas de la ciencia con
1960), p. 12. las cuestiones ontológicas generales, como el espectáculo de los
• E. Machi, Science o/ Mechanics, prefacio de la novena edición (1933), por
Ludwig Mach, p. xxvii. \ 1 contactos continuos y acciones recíprocas entre la física y la fi
losofía durante ese período.
Ú
18 Impacto filosófico de la física contemporánea Introducción 19
En la parte II, sin olvidar el significado de los conceptos clá- h® dic^° :recientemente 5— , de la realidad física cuya estructura
. sicos y conscientes de la influencia que conservan sobre nuestro \(j e:uste m dependientemente de nuestras preferencias e idiosincra
pensamiento, nos hallaremos en m ejor posición para no introdu- sias y que nuestros m odelos conceptuales tratan de representar
' c i r l o s de contrabando inconscientemente en la interpretación de c o n .düerentes grados de propensión e integridad. . Fue el mismo
los descubrimientos modernos. Lo que finalmente surgirá no será, motivo el que en nuestro siglo condujo a Einstein y Whitehead,
por cierto, un «cuadro» o «m odelo» en el viejo sentido clásico y A Aa.Pes^ _de. sus profundas diferencias filosóficas, a una insatisfac-
pictórico, pero esto no quiere decir que la idea resultante haya de (jH W on identica co:i- Ia nota desorientadora dél idealismo y positi
estar necesariamente divorciada de todos los aspectos de nuestra vismo epistemológicos que se deslizaba en las discusiones tanto
experiencia inmediata, toda vez que el término «experiencia» se del principio d d indeterminismo com o del experimento d e Mi-
entiende con mayor amplitud que en su habitualmente estrecho chelson 6. El mismo motivo inspira la esperanza expresada en este
sentido sensualista o, más específicamente, en su sentido visual libro de que la filosofía de la física avanzará más allá de su pre
y táctil. Pues, en contra del difundido prejuicio, «concreto» y sente etapa fenomenalista y su presente concentración en la me
«pictórico» no son sinónimos. A menos que nos transformemos todología hacia una búsqueda de nuevos modos de entendimiento ,
en pitagóricos embotados, es difícil adherirnos a un panmatema- . hacia una visión m iís amplia de la realidad, entendiendo a la vez:
que la palabra «vision» en este caso no retendrá, por cierto, su
tismo, según el cual la naturaleza está constituida por relaciones
sentido pictórico original.
matemáticas. Sin embargo, esta afirmación la hacen, al menos
implícitamente, todos los que insisten en que la naturaleza está
.* C- C- G illisp ie , T he E dge of Objetiuity, an Essay in the History of Ideas
desprovista de toda cualidad y que cualquier búsqueda de una (Princeton Univcraity Presa, 1960). -
interpretación concreta de la física moderna es fútil o incluso * Vcase p. 309 de este libro y referencina 15 y 16 en lna pp. 307 y 309.
carente de sentido. En la parte II insinuaremos frecuentemente
esta interpretación concreta, y, aunque su detallada elaboración
está fuera del alcance de este libro, se hallará su bosquejo en el
capítulo ^ ^ d .
Así, el énfasis sobre el contraste entre la física clásica y la
91 contemporánea, que se infiltra en la parte II, se ve contrarres
tado finalmente por el énfasis igualmente fuerte sobre la identi
dad básica de un problema que el físico afronta hoy tanto como t i
- \ en los días de Newton y Laplace : ¿Cuál es la naturaleza de la K Í
1 realidad física y hasta qué- punto se puede entender? Todos los i
problemas específicos de la física son aspectos meramente con
cretos y parciales de la misma cuestión básica ; en verdad, si des
consideramos su cándida fraseología, no era esencialmente dis-
« tinta la pregunta «¿D e qué está hecho el m undo?» a que trataban
de responder los presocráticos. Cuando los atomistas griegos, en
desafío de su epistemología sensualista, postularon la existencia
1 de los átomos invisibles ; cuando Aristóteles construyó su modelo
de universo esférico y geocéntrico; cuando la imaginación profé-
tica de Giordano Bruno se desvió «del mundo cerrado hacia el
universo infinito», a todos'les inspiraba el mismo sentimiento in
tenso de la objetividad — del «filo de la objetividad», como se
)
P A R T E PR IM E R A ,
E L C U A D R O C L A S IC O
D E L M U N D O F IS IC O
CAPITULO PRIMERO
^ t^ ;^ :;^ ° :° n C SE iE^^ í v
n ^ °P ;r;C C .ei l: Unum, Simplex, Immobile , Aelernum, Complelum, Independeos,
A se existen.a, Per se subsistens, .Incorruptibilc , Noccssarium, hnmen-
La verd;der; inmutabilidad perteneee ;s1 ;l es • - . sum, Increatum, Incircumscriptum, IncomprehensibUe, Omnipresens,
Incorporeum, Omnia pc^eans el complcclans, Ens per essenliam, Ens
" e n S r i ^ y deSPaet<ot:mialaseSPaC^ . ^ o los átomo ^ ^ e r n o í^ d actu, Purus actus 0 (*).
'' A tT/trr-Tlwev*VI- , . . .
30 Impacto filosófico de la física contemporánea Concepto de espacio 31
u Ethiat, I I , prop. 2 : “ Extensio attributum Dei est, sive Bcus est res extensa” .
M&lehrancho identificó similarmcnte la inmensidad del Ser Divino con la infinitud del
espacio, pero trató de evitar la eternidad dei espacio diferenciando entre espacio
“ inteligible" 7 ‘‘ material” . T al distinción verbal, hecha evidentemente para fines teo-
lógicos, no salvó a Malebranche de la acusación de espinosismo. (A . K o t r é , op. cit.,
p. 155-159).
** B. R üssell , Principies of Mathematics (Nueva Y<vrk, Nurtou, 1903; 2 / ed.,
1938. can r )-
Concepto de espacio 33
* John L ocke , A ji Essay Concerning Human Undorstanding, lib. II, cap. X X V II,
u0 f Identity and Diversity” .
Concepto de espacio 37
t
i
40 Impacto filosófico de la física contemporánea
90
H. L otze , Metaphy&is, editado por B. Bosanquet (Oxford, 18 84), II, p. 189»
Concepto de espacio 41
El « tem a de G u l l iv e r » y la r e l a t iv id a d de la m a g n it u d .
" J ohn T vndall, Lecturas ort Li-Jit (Nueva York, Applcton, 18 7 3 ), p. 34.
46 Impacto filosófico de la física contemporánea
LIDAD.
4
50 Impacto filosófico de la física contemporánea
Concepto de espacio 51
con la única excepción del número de dimensiones, todas las fa
formemente en todas las direcciones, tendríamos un ejemplo de
cetas del espacio clásico euclidiano se deducían de su homogenei
espacio que es en todos los instantes perfectamente homogéneo en
dad : su independencia del contenido físico, su infinidad y con
todas sus partes mientras cambia. Por tanto, la inmutabilidad del
tinuidad, la relatividad de la posición y la magnitud, su inacción
espacio no se puede .derivar de su homogeneidad a menos que
causal y su inmutabilidad.
ésta también se entienda tácitamente como homogeneidad en el
tiempo y no simplemente com o homogeneidad de partes simultá
neas del espacio ; pues el cambio del espacio implicaría hetero
L a inacción causal del e s p a c io .-
geneidad en el tiempo. Sin embargo, precisamente este más amplio
sentido de la identidad a través del tiempo se suponía tácita o
«Inacción causal» e conmutabilidad» requieren unas cuantas
incluso explícitamente' cuando se hablaba de la homogeneidad del
palabras adicionales, aun'.J1 e su significado esté implícito en J.:is
espacio. La idea opuesta parecía tan absurda que. muy rara vez
páginas precedentes. La macción causal o pasividad del espacio
fue rechazada explícitamente. Cuando el matemático francés Ca-
niega que el lugar o cambio de lugar pueda tener efecto causal ;
linon vislumbró proféticamente la posibilidad del espacio constan
ya en el siglo x v ii , Gilbert, en una consciente oposición a Aris
te variando con el tiempo, fue rápidamente increpado por el jo
tóteles, había observado :
ven Bertrand Russell : ‘
Sed non locus in natura quicquam potest: locus nihil est, non exis-
tit, viro non habet; potestas omnis in corporibus ipsis. Non enim Luna Esto implicaría una conexión causal entre el espacio y otras cosas,
movetur, nec Mercurii, aut Veneras stella, propter locum aliquem in que parece apenas concebible, y que, si la consideramos como posible,
mundo, nec stellae fixae quietae manent propter locum * **• de seguro que debe destruir la geometría, puesto que la geometría de
pende enteramente de la insignificancia de la causación. Además, en
Todos los efectos físicos sobre los cuerpos deben localizarse en los todas las operaciones de medición se invierte algún tiempo;a menos
propios cuerpos o, más generalmente, en el material que se halla que supiésemos que el espacio es inmutable durante toda la operación,
es difícil ver cómo podrían ser fidedignos nuestros resultados, y cómo
presente en-el espacio. El espacio no es más que un recipiente podría ser descubierto, por consiguiente, un cambio en el parámetro.
inerte de cosas completamente indiferentes a todos los cambios ; En realidad, surgirían las mismas dificultades que las que resultan de
inmutable en sí, no causa tampoco cambio alguno. Volveremos suponer que el espacio no es homogéneo *’ •
a este punto cuando tratemos de la dinámica clásica ; entonces
veremos que un mantenimiento completamente consistente de la El pasaje demuestra cuán íntimamente se halaban relacionadas
inacción causal del espacio no era posible, ni siquiera dentro de la la inacción y la inmutabilidad del espacio en la mente de Russell,
estructura clásica, pues el espacio parecía ser indiferente sólo a cuya idea en este respecto era representativa de la ciencia clásica.
algunos tipos de movimiento, pero no a todos ellos. Se hacía una definida hipótesis acerca de la relación del espacio
• En cuanto a la inmutabilidad del espacio, se deducía automá con el tiem po; aunque esta referencia al tiempo era más bien ne
ticamente de la hipótesis de que todos los cambios se han de bus gativa — considerándose el espacio como absolutamente indepen
car en los cuerpos que hay dentro del espacio y ninguno en el diente del tiempo— , tenia un inmenso significado, cuya impor
receptáculo espacial propiamente dicho. ¿También se deduce esto tancia no apareció claramente hasta hace poco. La independencia
de la homogeneidad del espacio? H oy sabemos que n o ; si supo del espacio con respecto al tiempo es únicamente otro término
nemos, .por ejemplo, un espacio esférico vacío que se dilata uni- para la rigidez de la estructura espacial. El pleno significado de
esta última faceta del espacio clásico aparecerá más claramente
(*) Pero I q posición no puede tener efecto en la naturaleza. La posición no es en conexión con los conceptos de tiempo y movimiento clásicos.
nada; no existe; todo poder reside en les propios cuerpos. Ni Venus, ni Mercurio, ni
la Luna se mueven a causa de su posición en el mundo, ni I qs estrellas fijas perma
necen en reposo a causa de su posición. " B. R u ssell , Eisay, pp. 112-113.
.. W. Gilbert, op. cit., p. 144.
CAPITULO TERCERO
El concepto de tiempo
términos de los que cada uno tiene, con uno o más de los términos que
son posiciones, cierta relación específica, que se puede expresar dicien
do que los nuevos términos están en las posiciones, o que ocupan las
posiciones. ... Podemos denominar a las cualidades los términos que
tienen posiciones en el tiempo; así la cualidad puede existir en muchos
momentos, o incluso en todos los m om entosB.
La h o m o g e n e id a d d el tie m po y sus c o n se c u e n c ia s .
■La r e l a t iv id a d de los in t e r v a l o s t e m po r a le s .
' Acerco de lo división clásico del tiempo en tres entidades que no lo son, o sen,
‘presento instantáneo", posado desvanecido y futuro no existente, ve’ nse W . James ,
Principies o / Psychology (Nuevo Y ork, H olt, 18 90), vol. I , p. 609; A . N. V h ite iie a d ]
The Concept o / Nuture, p. 73. Esto ideo se puede descubrir en la Physica de Aristó-
teles, IV , 10.
10 AV. J ames , op. cit.f I, p. 639.
Concepto de tiempo 61
seguiría siendo imperceptible. Pero sería un error considera csta | una vista ilimitada no sólo a volúmenes de espacio cada vez m ás
relatividad de las magnitudes espaciales y temporales como ant'i- , pequeños, sino también a intervalos de tiempo cada vez más cor
cipación de las ideas relativistas. Por el contrario, este principi°v tos. Cuando la medición de las longitudes de ondas de diferentes
como hemos visto, fortalecía la creencia en e l car¡icter prlrlibgib- colores hizo posible el cómputo de las frecuencias luminosas co
do del espacio euclidiano, y podría haberse utilizado como argu rrespondientes, se adquirió una idea concreta de la extremada pe-
mento para la homogeneidad del tiempo. Sólo el espacio euclidia- ? queñez de ciertos intervalos temporales. Cuatrocientos trillones de
no admite la posibUidad de construir figuras geométricas en cunh ; «vibraciones etéreas» — si utilizamos el lenguaje de la física clá
quier escala ; similarmente, sólo. el tiempo homogéneo que fluye sica— son necesarias para ocupar un solo segundo. Y esto es úni-
uniformemente, simbolizado por la línea recta euclidiana, admite .camente cierto con respecto al rojo extremo del espectro visible,
la posibilidad de contraer o dilatar segmentos temporales sin dis o sea, con respecto a sus vibraciones más lentas; la frecuencia se
torsión. Esto significa que, mientras es relativa la longitud del incrementa de manera correspondiente en las ondas más cortas.
intervalo, permanece constante el orden de la sucesión, por pe En la extremidad violeta de los espectros alcanza 750 trillones
queñas o grandes que sean las extensiones de tiempo consideradas. por segundo, y en cuanto a las longitudes de ondas más cortas,
La propia naturaleza parecía proporcionar cada vez. más ilus sigue incrementándose en la porción ultravioleta invisible. En los
traciones de la relatividad del tamaño temporal. En primer lugar, rayos gamma la duración de una sola «vibración etérea» es del
el presente especioso, como hemos indicado ya, puede variax- cu orden de 10'20* segundo.
riosamente incluso dentro de un individuo humano en particular : Pero, por inconcebibles que fuesen estos diminutos intervalos
de tiempo, no constituían ninguna sorpresa para los científicos clá
En la embriaguez de haxix existe un curioso incremento de la apa sicos ; por el contrario, los físicos se habrían asombrado si se hu
rente perspectiva temporal. Pronunciamos una oración, y antes de lle
biese descubierto algún límite definido en la divisibilidad del
gar al final ya parece que el prin cip io data de un pasado indefinida
mente largo. Entramos en una calle corta, y es com o si nunca llegásemos tiempo. Sus mentes, condicionadas durante dos siglos por el cálcu
al final de ella. Es posible concebir que esta alteración podría resultar lo infinitesimal, les condujeron a la esperanza de no hallar un
de un acceso a la condición de los seres de corta vida de V on Baer y último intervalo indivisible; la verdadera indivisibilidad debe per
de Herbert Spencer H tenecer únicamente a los instantes sin duración. En cuanto a los
intervalos finitos, el proceso de subdividirlos idealmente en sub
James se refiere aquí al pasaje de V on Baer citado anteriormente intervalos cada vez más pequeños se puede continuar ad infinú
y a un pasaje de los Principies o f Psychology de Spencer, en el tum, y, por consiguiente, no nos debemos sorprender de hallar
que Spencer llega a la conclusión de que, si hay alguna concien evidencia empírica en cuanto a la existencia de subacontecimien
cia rudimentaria en los .mosquitos, debe ser de un espacio tem tos cada vez más cortos en la naturaleza. Realmente parecía como
poral enormemente más breve que en el hombre o en los mamí si la naturaleza diera su conformidad a las «anticipaciones de per
feros superiores en. general 1B. Así parece que la longitud del pre cepción» de Kant, como si la idea del juguete chino se aplicase
sente especioso, variable dentro de la especie humana, varía in tanto al espacio como al tiempo, como si el tema de «mundos den
comparablemente más dentro de todo el reino animal. tro de mundos» en el reino de las magnitudes espaciales tuviese
La física, especialmente la microfísica, ha proporcionado ilus su réplica en uno de «historias dentro de historias)) en el reino
traciones aún más convincentes del principio de la relatividad de de los intervalos temporales, sin ningún fin del retorno infinito
los intervalos. E l descubri1:1ento del microcosmos pareció abrir a la vista. Los cómputos de Fournier d’AIbe son más fantásticos
que la idea de Pascal acerca de dos infinidades ; únicamente son
H. PoiNCABÉ, Science et mrthode (París, 1909), p. 96. Otras referencias en el artículo aplicaciones lógicas del principio de la relatividad de la magni
ya citado de P. M. S c h u r l (compárese nota 30 del cap. II de este libro). *] tud. Según Fournier d’Albe, los infrahombres hipotéticos, que ha
H JAMES, op. cit., vol. I, pp. 639-640. ,• '
M•H. Spencer , The Principie^ ■of Psychology (Nueva York, Appleton, 1897), bitan la superficie de los electrones, experimentarían un presente
vol. I, §§ 90-91, 211-219. ■: ■ especioso igual a 10'22 segundo; para ellos, los electrones-planetas
l
64 Impacto filosófico de la física contemporánea
La f l u id e z u n if o r m e y la in a c c ió n c a u sa l del t ie m p o .
“ F ouhnieh d’ A lbe , T wo New Worlds (land res, 19 07), pp. 10-12 y 47.
” H . P oincahé, op. cit., traducción inglesa do G. B. Halstctl en The Foimdalioni
o / Scienca (Lancaster, Scicnco Press, 1913), p. 5.24.
Concepto de tiempo 6
6
66 Impacto filosófico d éla física contemporánea
El pro blem a de la d u r a c ió n d el e s p a c io .
.** James C. M axw el l , Matter and Notion (Nueva Y o rk , Dover, 1953; la edición
original, 18 7 7 ), p. 13. Acerca de la inacción causal del tiempo, véase también E. M e*
terson , La déduction relativiste (París, 19 25), pp. 106*107.
M K ant , op. cit., p. 217, acerca de la correlación de la unidad de tiempo con el
principio de permanencia de la substancia; E. M byerson, De Vexplicafion dans lea
Sciences (París, 1921), vol. I , cap. V ( “ I/identitó ct l ’identification” ), especialmen
te pp. 150-153.
31 B. R ussell , uL cs axiomes propres h Euclide sont-ila empiriques?” , Revue de
métaphysique et de morale, v ol. V I (1 8 9 8 ), p. 773.
34 K a Ñt, op, cit., p. 75.
68 Impacto filosófico de la física contemporánea
cío 20. Pero rara vez se acentuó esta implícita subordinación del
espacio al tiempo, y en la mayoría de los casos prevaleció la ten
dencia opuesta: subordinar el tiempo al espacio, e incluso negar
enteramente el status objetivo del tiempo. Esta tendencia Opuesta
se debía al hábito de considerar las propiedades del tiempo como
análogas a las del espacio y se vio fortalecida por algunas im pli
caciones del concepto clásico de causalidad, que analizaremos más
tarde.*
* W h ite iie a d señaló que era ésta lu hipótesis tácita de la ciencia clásica, The
'incept of N ature, p. 71.
CAPITULO CUARTO
El concepto de materia
La d e f in ic ió n c l á sic a de la m a t e r ia y sus c o n se c u e n c ia s .
otra cosa : los cuerpo¡5 materiales son, ■por tanto, impenetrables. i' d’Autrecourt, defendiéndolo en grandes batallas contra la auto
Ap^ n t em ente, esto se halla en contradicción con nuestra expe- ' ridad tiránica de Aristóteles 3
riencia diaria ; -lo¡3 hechos de las mezclas, soluciones, difusiones, La indivisibilidad de las últimas partículas era otra conse
compuestos quí.nucos,. etc., parecen indicar que la materia es pe- cuencia de la definición básica de la materia. Este- atributo de la
? etrahle. P ero esta díscrepancia ■desaparece tan pronto com o se ,** materia se convirtió en una de las piedras angulares de la teoría
mterpretan correctamente los hechos pertinentes. Como dice atómica. No lo contradice la^ divisibilidad observada dé la mate
B er^ w n : ■. ■
ria. La materia se divide Únicamente cuando algún agente mecá
Tx;i:tad de imagínar un cimrpo pene^trando en otro: en Beguida eu- . nico extraño ■(habitualmente considerado .como corpuscular ) pe
PondreIB qUe hay espacios vac*°B en el que ^sera ocupado por las partíCU- netra en los finos intersticios que existen entre las partículas de
1as del a su vez, estoo parbculas no pueden penetrar unas en otras una substancia dada y, dilatando sus distancias, deshace su tex
a menoc que Be divida uno de ellos para llenar loo intersticios del otr0, tura. La división mecánica sólo puede afectar a los agregados, no
Y. “ uestro. pen:mmíento prolongará esta operación indefinidamente, prC: a sus parles constitutivas; sólo puede incrementar las distancias
íiriendo imaginar dos cuerpos en el mismo lugar“.
entre lo que ya cstú realmente dividido.
B©rgson saca. la conclusión de que no es nuna necesidad física, sino De nuevo tenemos que ponernos en guardia contra el enga
llógu;a, la que nos conduce a la proposición de que dos cuerpos ñoso carácter de nuestra percepción sensorial de cuerpos aparen-
no pueden ocupar el mismo lugar al m b m o tiemp o . 1emente «com pactos». Los únicos cuerpos vcrdadcramcntc com
En este r espect° , sólo tiene razón en parte. Es cierto que mien pactos son, como acentuó Lucrccio ’ , las propias partículas ele
tras el a t o illm o estaba en su etapa especulativa ln impenetrabi mentales ; lo que está completamente lleno no aclmitc ninguna
lidad de los últimos elémentos era solamente una deducción ló penetración extraña, y es, por consiguiente, absolutamente indi
gica derivada de sus postulados básicos. Pero ya se había afirmado visible. Esta indivisibilidad no se debe comparar con ninguna du
qu" la d¿nominada penetrabilidad de la materia es únicamente reza empíricamente conocida — por ejemplo, la del hierro o el
un feunmen° superficial debido a las limitaciones de nuestros sen- cliamantc— . La dureza de todas las substancias empíricamente co
tid °s, y que si nuestra percepción se refinase suficientemente po- nocidas tiene cierto grado que, por alto que sea, no es infinito,
dníunos ver que dentro de las mezclas, soluciones y compuestos y, por tanto, puede ser vencido siempre que sea lo bastante po
^ ^ m cos aparentemente uniformes se hallan estrictamente vuxta- deroso el agente externo .desintegrante. Por esta razón, la impe-,
puestas, sin penetración mutua, las partículas de las diferentes netrabilidad de las substancias macroscópicas es únicamente rela
substancías. Sólo que el lí^utado poder de discriminación de nues- tiva, a causa de su naturaleza compuesta. En contraste, los áto
t:ros sentidos nos im pide percibir la individualidad indestructible mos tienen una solidez absoluta que, como ya observó Huygens,
cie las partículas componentes dentro de los agregados engaño- debe ser considerada como infinita 5- El hecho empírico de los
s?1 ente homogeneos y continuos. Y esto quedó precisamente con- diferentes grados de dureza se debe .a los diferentes modos en
fírm ado por una refinada experiencia : hoy, por medio de los es que las últimas partículas, que son en sí absolutamente compac
pectrog ramas de rayos X , es posible calcular incluso la anchura tas y sólidas, se asocian en varios modelos estructurales. Así, pues,
dr los intersticios que separan los componentes individuales yux- la indestructibilidad de los átomos se deduce com o una mera con
lApuootos, por ejem plo, la distancia entre los átomos de sodio y secuencia de su ilimitada resistencia a cualquier agente divisor.
clonna en la celosía cristalina de la sal común. Así es hoy un '
hecho ex perímentalmenfe establecido lo que brillantemente anti * K. Lass\\itz, Gcschichtc dcr Atomistih, vol. I, pp. 235*252 y 257-258; Pierrc
ciparon . hac:e siglos unos cuantos individuos osados, como N icolás DuilEM, Le mixte et la combinaison cliimiqiie (París, 1902), cap. I. Sobre la crista
--------------- - ■ ! I lografía rudimentaria dc Dcmócrito, compárese S. Sambursky, The Physical World o/
* Euai tur let données■immédiatet de la conscwnce (París, 1889), pp^ 65-66; tra- Greeb, traducción de Mcrton Dagut (Nueva York, Macmíllan, 1956), pp. 120-121.
ducc¡on T'me Free JP'ill, por F. L. P(l!¡son (Nueva York, Macmíllan ‘ Lucrecio, De rerum natura, I, vv. 483-519.
1910), p. 88. . ’ • Curta de Huygcns a Leibniz, 12 de julio de 1692; en C. I. Gerhardt, ed., Leib
nizcns mathematischc Sr.hri/ten, vol. II (Berlín, 1850), p. 139.
74 Impacto filosófico de la física contemporánea
La c o n st a n c ia de la m a t e r ia .
rimcntal para cstnblcccrla (First Principies, i." cd., Nueva York, Applcton, 1896,
parte II cap. I V ).
" W. WlNDELBAND, Op. p. 90.
“ E. M eyebson (Identité et Rcalitc, 5.* cd., París, 1951, pp. 176-177 y 184-190)
señala que tacto J. R cv como A . Lavoisier estaban convencidos acerca de la validez
de esta ley antes de sus intentos de verificarla; además, que sus verificaciones se
hallaban lejos de ser exactas.
76 Impacto filosófico d é l a física contemporánea
La a t o m i c i d a d .n o se d e r iv a de la d e f in ic ió n b á s ic a de la
M A T E R IA .
:
Concepto de materia 79
8
CAPITULO QUINTO
El concepto de movimiento
E l m o v im ie n t o y lo s co n ceptos de e s p a c io , tie m po
Y M A TE R IA .
1 John L ocice, An Essny Conccrning Human Undcrstanding, lib. II, cap. 13, § 14.
84 Impacto filosójico de la física contemporánea
Concepto de movimiento 85
milar a sí mismo c. inmóvil. La disposición de las partos del espacio
no se pueden alterar más que el orden de las porciones de tiempo. Con por m aterialistas de todos los países, desde Leucipo hasta Büch-
cebirlas como desplazándose de sus lugares es concebir un lugar que ner. L o que éstos tenían presente era la correlación ohjetiva de
te aleja si mismo*• '
materia y m ovim iento; pero la eterna coexistencia de materia
De manera máloga, el movimiento ocurre en el tiempo sin y movimiento, acentuada habitualmente para fines de polamien
ser idéntico al tiempo en sí. La propia posibilidad de un cuerpo contra los teólogos y los científicos de mentalidad teológica, no
que se halla en reposo durante cierto intervalo de tiempo muestra significa necesariamente una relación lógica entre ellos. E n la
simplemente la separabilidad lógica y física de tiempo y m ovi def inición básica de la materia no está contmimi el c° ncept° de
miento. E l espacio y el tiempo son recipientes de movimiento, pero movimiento y no se puede extraer de ella, a menos que se in
su vehículo, o sea, cosa que se mueve, sólo puede ser un cuerpo troduzca en ella subrepticiamente. De esto se dio claramente cuen
material. Como escribió David Hume en su Treatise on Human ta el j oven Leibniz, que escribió en su carta a Thomasius en 1668 :
N ature: ceLa idea de movimiento supone necesariamente la de
Cum enim corpus nihil aliud sit, quam materia et figura, et vero neo
un cuerpo que se mueve» *• John T yndall acentuó todavía más
ex materia ncc figura intelligi possit causa motus, nccesse est, causam
enfaticamcnte la imposibilidad de imaginar movimiento sin ma motus extra corpus • *•
teria :
E l mismo argumento fue expuesto dos ' décadas después por
Pero ¿cabe dentro de la mente humana imaginar el movimiento sin
imaginar al mismo tiempo algo que se mueve? Ciertamente que no. Jolm L o ck e :
El propio concepto de movimiento incluye el de un cuerpo que se
muevo •. Supongamos eterno, grande o pequeño cualquier paquete de raatmia;
no lo encontraremos en sí capaz de producá nada. Por ejempla, sup-0n-
En otras palabras, el movimiento es siempre un desplazamien gnm0s la materia de la primera guija que encontremes como eterna.,
estrechamente unida, y las partes firmemente juntas en reposo; si n°
to de algo, y este algo sólo puede ser un cuerpo material que,
hubiese otro ser en el mundo, ¿no debe permanecer etCTDam_ente asi,
eXIStiendo en espacio y tiempo, no es idéntico a ellos. Este cuerpo terrón muerto- e inactivo.? ¿Es posible concebir que puede añadir movi
material es la materia clásica. miento a' sí misma, siendo puramente rnateim, o producir cualquier cosa/
Más específicamente, el concepto clásico de movimiento re La materia, pues, por su propia fuerza, no puede prodoctr nadaj el mo
quería el de materia discontinua. La, verdad de esta proposición vimiento que tiene también debe proceder de la et^ernidad, °, si no,
se vio obscurecida por cierta confusión asociada con el término producido o añadido a la materia por algún otr° ser más peder°se que
la materia : no teniendo poder la materia para producir movimiento en
« líquido continuo» o «éter continuo». Como veremos en el 'ca
sí, como es evidente 8
pítulo V II, la denominada continuidad de cualquier fluido hipo-
tetico, el cual se supone que llena todo el espacio, era espuria o L a nota deísta es insignificante para la validez de Ia conclu
conducía a ronsecuencias absurdas. Además, rara vez se sostuvo sión. E l mismo argumento se puede hallar en el prefacio de
consistentemente “ • . D’A lemhert a sti Traité de dynamique 0, y está implícito en la
Pero si el movimiento implica materia, tampoco es cierto a ley de Ja inercia. Si hubiese' una necesaria correlación l a g ^ de
la inversa. No nos confunda el hecho de que la inseparabilidad
de la materia y el movimiento fue vehementemente proclamada
(•) Puesto que el cuerpo no es nada más quo matera y figura y puesto quo la cauoa
del movimiento no se puede comprender a base do mrtecás o figura, la ectWl del IDavi-
" James C. Maxwell, M atter and Motian (Dover, 1953; 1/ ed., 1877)^ eap. 1, miento debe estar necesariamente fuera del cucrp°.
S M; eomp<taee ^tamhién B Rossell, Principies o/ Mathematics, p. 405. ' La do Leibniz a Jacob Thomasius, 26 de septiembre de 1668 (C. J. ^ hardt,
^ D. H°me, Treat 'ue on Hum an Nature, parte IV, § 4, “Modera Phil^>phy" ed. Leibniuna Philosophuche Schri/ten, Bech^ 1875, vo1. I ; pp. *S
9*^11).
^ J ohn J indall, Light Eiectricity (Nueva York, Appleton, 1873 ), pp. 123-24. " LecKE, op. cit., lib. IV, cap.- 10, § 10. _ . . .
_ •A ecpítulo VII do este texto, bajo el enrolamiento de «Teorías da la • Jean LE Rond o’Alembert, Traité de dynamique (1743), Diseou« preliminaini:
uudez de la Materia», para una discusión más extensa. “On voit d’abord clairement qu'un corps ne peut se donnerle mouvement a lui-mem».
n no ppnt done atre tiré du repos que par l’action de que^o ches° éUangfees".
86 Impacto filosófico de la física contemporánea
CO N SERVACIÓ N .
gunas de sus otras ideas. Afirmaba, por ejemplo, que sólo hay
dos primeros principios, la materia y el vacío, sin darse cuenta
de qüe, según su propia idea, el movimiento, siendo indestructible
y eterno, es en verdad un tercer principio. Una inconsistencia aún
más seria era su creencia de que el peso, o sea, la tendencia de
los cuerpos a moverse hacia abajo, es una propiedad inherente
de los átomos; evidentemente no se percataba de que el movi
miento así concebido nace de algo que no es movimiento, o sea,
de la polaridad intrínseca del espacio que, aunque no tiene fondo,
posee, sin embargo, la diferencia absoluta entre a r r i b a y a b a j o .
(No es preciso que digamos nada sobre otra discrepancia todavía
más sorprendente — la idea de desviación espontánea— que es to
talmente incompatible con la ley de conservación del movimiento
de Lucrecio y con todo el espíritu de su sistema mecanicista.) En
esta conexión, el primitivo atomismo griego era muy superior a
sus descendientes epicúreos. Por Leucipo y Demócrito el espacio
era correctamente considerado no sólo como infinito, sino también
como homogéneo e isotrópico, siendo equivalentes todas sus di
recciones. Sus átomos se mueven en todas las direcciones y cam
bian la dirección de su movimiento solamente chocando unos con
otros; el peso de los átomos no es una propiedad primariá de la
materia, sino un efecto del medio que la rodea, o sea, del impacto
de otros átomos, en definitiva. Así las únicas propiedades de los
átomos de Demócrito parecen ser su impenetrabilidad e inercia 13.
Ciertamente, los primitivos atomistas griegos se acercaron todo lo
posible al moderno concepto cinético y mecanicista de la natura
leza ; y las leyes de la inercia, así com o la ley de conservación
de la energía, fueron entonces, si no explícitamente formuladas,
bosquejadas al menos por ellos.
Como ocurrió, en efecto, la exacta formulación cuantitativa
de estos principios había de esperar hasta el siglo x v n . A la in-*
fluencia de Arbtútieles se le atribuye habitualmente esta demora , y c l vacío? La lógica del atomismo requem la enumeración ex
así como el colorido ateo del atomismo, hacia el cual fu e tan hos plícita de todas las entidades básicas que son lógicampnte indepen*
til todo el período medieval. Toda la filosofía de Aristóteles se dientes : el ■espacio, el tiempo, la materia y el movimiento. Pero
basa en 1? neg ación de la constancia de movimiento : todo l o q ue sólo la primera y la tercera fueron explícitamente enumeradas.
se mueve se mueve porque y mientras lo mueve algún «m ove- El movimiento, aunque su substancialidad se reconocía claramen
dor>>. Incluso un proyectil o una piedra arrojada de l a m ano no te, no fu e nunca enumerado entre las entidades básicas. p or el
se mueve a causa de eierta velocidad adquirida, sino porque algo contrario, la existencia del «tercer prmrápm», al menos nominal
en este caso la presion del aire— la mantiene en m ovim iento. mente, era negada. Al tiempo le iba todavía peor ; rara _vez se
Esto se aplica mcluso a los eternos movimientos celestes y al uni hablaba de él, y si le mencionaban, su e x is ^ c m era considerada
verso e?' general. Así es correcto decir con Arthur Haas que la como derivada, dependiente de cuerpos y movimientos en el sen*
ley básica de la mecánica aristotélica, cuando se traduce a ter tido de la teoría relacional posterior ''’ • ^
minología moderna, sería F = m v, en contraste con la fórm ula Esta tendencia ,retrocedió en la era moderna, pero más entre
de Newton F = : ma, donde F = : fuerza, m = : masa, v = : ve^ los científicos que entre los filósofos, e incluso entre los primeros
científicos 'modernos se hallaba claramente presente. Si las particu-
locidad y a, aceleración H. En otras palabras, se necesita fuer
za para mantener un cuerpo en movimiento en el universo aris las materiales son constantes en mas^ volumen y forma, ¿ por
q ué no aplicar también el principio de constancia a las p0SiCi0~
totélico, mientras que no sucede lo mismo en el m undo de Ga-
nes? En fecha tan reciente como la de prinripm:; del siglo xvh
lileo y. Newtom Piemos acentuado suficientemente cuán in ferior
la p'alabra inercia no tenía su actual sig ú ficado. Para Kepler_sig
en esta c°n exión era Aristóteles a los primitivos atomistas grie
nificaba una tendencia natural de la materia a retener su ptoaicion
gos, CJ?e sob carecian de movimientos cinematicos más claramen-
en el espacio, o sea, a resistir al movimiento. Sók después de
) e defmidos para llegar a una correcta formulación de la ley de
k .m erd d y a la de la cantidad de movimiento. Galileo y Descartes se hizo patente que ésta es únicamento la pri
mera mitad de la ley de la inercia y que su segunda mitad re*
Pero detrás de la oposición de Aristóteles a la teoría atomís-
quiere que la materia, una vez movida, teng a la tendencia de
tJ.ca del movimiento halda algo más que una falta de intuición
y sus prej uiciós teleologicos. Detras de su resistencia a adm itir l a persistir en su movimiento y que resida. las fuerzas opuestas que
reducen su velocidad. Pero para Kepler el término irun-ña m ate
s^ stancialidad del movimiento se hallaba un prejuicio metafí-
rialis significaba una resistencia al cambio de posición, no al cam*
sico hondaz:iente arraigado que es común a todos los períodos
bio de velocidad. Meyerson observó correctamente! q ue l o q ue se
del pensanuento occidental y del que incluso los atomistas no se
puede llamar «principio de la conservación de posición» tiene
hallaban enteramente libres. Era el prejuicio de que el. c ambio
para el puro sentido común una mayor plausibilidad que la ley
no puede ser algo l<)gica u ontológicamente autosuficiente y q ue ,
por tanto, necesita una ex plicación. En otras palabras, debe ha de la inercia **•
Esto explica por qué incluso cuando la inercia se reconoce
ber alguna razon suficiente, algun principio aclaratorio que expli
como la propiedad básica de la materia al lado de su impenetra
que la realidad del cambio, y este principio aclaratorio, para evi
bilidad, la tendencia a buscar Una explicación del movimiento,
tar un retroceso infinito, debe ser algo más allá del cambio. E ste
es el nucleo de la prueba aristotélica de la existencia de Dios , acep
tada por Santo Tomás e incluso por el neotomismo, sin nin guna " Ln definición que hace Epicuro del tiempo como “occidenm de acc^cmcs”
(oVpTITwpa adoptadn más tarde por Gassendi, ninica cloromente que
modificación ¡úgmficativa. Pero ¿n o había da misma tendencia en el esquema einctico-corpusculor el tiempo se vc dos veces apanado de^ln realidad
fundaD?ental detras de la resistencia de Lucrecio a enumerar el básica, que es la mnterin y el vncío; el movimiento es medrarte un “accidente”,
movim en to como la tercera entidad básica al lado de la materia porque no afccta n In constancia de In materia ni a la inmninbUidni del espaci°;
mientras que el tiempo, siendo una función de movimiento, no es ani nada más q«e
"occidente do accidentes”. Compárcso Bniley, op. d t ., pp. 3° 5-S°9; W . Gkwf , Dio
Philosophie des Relimes und der Zoit (Bonn, 1926), p. 24.
, ,.A; II'US’ Grundgleichunge.n der Mechani'k dargestellt auf Grund der na- ' “ E. MEYEnsoN, ídentitc et rédito, pp. 123, 149, 534 y sig. •
chtchthcwn ^wiMung (Leip^ig, 1914), cap. V; Aristóteles, Physica, VII, S.
90 Impacto filosófico de la física contemporánea
(* ) Das Ding wiirde blcibcn, was es ist, w can nichts attdcres hinzukomme. Hicrin
licgt dcr Antríeb, zu jcd cr Vcrondcrung die Ursache zu suchen.
?0 B. R iemann, .“ Fragmente philosophischen Inhaltes” , Gesammelte mathematische
W erkc { Leipzig, 18 92), pp. 522 y sig.
92 Impacto filosófico de la física contemporánea
** E. M ach , Die Geschichte und die Wurzcl des Satzes vori der Erhaltung der
Kraft (Progat 10 7 2 ), especialmente pp. 13, 15, 33-46; The Science of Mechanicst' tra
ducción de T . J. M cCorm nck sobre In 9.a edición alemana (La Salle,' III., O pea Court,
19 42), passimt especialmente pp. 101, 110, 602.
33 E. M eyerson , op. cit.f p. 155.
33 E. D ü itiu n g , Kritische Geschichte der allgemeinen Principien der. Mechanik
(Berlín, 1ÍJ73), pp. 105*114; A. H aas , Crundgleichungen, cnp. VI, p. 57; I ’ ieiuie
B outro UX, “ L'JIistoirc des principes de In dynamiquc. ovant Ncwton1’, Iievue de
Métaphysique et de Moralet 10c annéo (1 9 2 1 ), Especialmente pp. .675 y sig.
u Acerca de esto, compárese P. G. T ait , Lecturas oii- Some Receñí Advances in
PJiysical Sciences (Londres, 10 7 5 ), pp. 33-36.
” Acerca de las realizaciones de Huygens, compárese D ü i i r i n c , op. cit., pp. 120-
174; E. M a c h , The Science of Mcchanics, pp. 192-226; A . H aas , Die Entwicklungs-
gcschichtc, pp. 64-66; Grundglcichiingcn, cnp. X III; IC. LÁsswrrz, op. cit.t rol. II,
pp. 376-397.
Concepto de movimiento 93
La u n id a d de la m a t e r ia .
época de Lavoisier; todo un siglo después del descubrimiento de atomismo filosófico que, desde Demócrito a Gassendi,. afirmó re
la ley de la gravitación de Newton, la idea de una substancia sin petidas veces que todas las diferencias cualitativas de la natura'
peso o incluso de peso negativo era considerada todavía como hi leza eran puramente fenoménicas. Desde el punto de vista estric
pótesis respetable, aunque su afinidad al viejo concepto aristoté tamente mecánico, era intolerable admitir que las diferencias f í
lico de elemento intrínsécamente ligero, ya sea. aire o fuego, es sicas y químicas entre, por ejemplo, el hidrógeno y el oxígeno,
totalmente obvia. También era Lavoisier quien había de demos eran datos últimos e irreducibles. Pero los filósofos mecanicistas,
trar experimentalmente que ..la denominada conversión cualita así como los científicos de mentalidad filosófica, nunca perdieron
tiva de agua en tierra no se produce; en 1770 demostró que el la esperanza de que las diferencias cualitativas entre los átomos
peso total de la vasija de cristal cerrada y del agua que había de los elementos químicos no son irreducibles y últimas, sino que
estado hirviendo en ella seguía siendo el mismo, pero qu e el peso se deben, en definitiva, a diferencias de configuración de partícu
de la «tierra»' depositada en el fondo de la vasija era exactamente las más pequeñas y más básicas. •
equivalente a la pérdida del peso de la vasija; por consiguiente, ■ Así, Robert Boyle, el primero que formuló claramente el con
la «tierra» no venía del agua, sino del cristal *• La denominada cepto de elemento químico, y que insistió también sobre la per
transformación cualitativa de una substancia más ligera en una sistencia de los elementos en los compuestos, creía, no obstante,
más pesada no era así nada más que un desplazamiento de dife que las partículas más pequeñas de los elementos (tales como el
rentes masas cuyo peso total seguía siendo idéntico. No obstante, oro y el m ercurio) siguen siendo corpora manifesté mixta 3 (cuer
a pesar de su victorioso esfuerzo de liberar a la incipiente ciencia pos claramente mezclados), o sea, compuestos de átomos verda
de la química de los vestigios de las ideas aristotélicas disfraza deramente elementales y cualitativamente homogéneos cjuc se unen
das, la mente de Lavoisier no se hallaba completamente libre de fuertemente. ¡ Así, dos siglos antes del descubrimiento de la ra
ellas. Retenía la idea de caloricum, un fluido misterioso postulado diactividad, Boyle anticipó la complejidad del átomo químico y
para la explicación de los fenómenos del calor, sin darse cuenta, la posibilidad de la transmutación de los elementos! En el si
al parecer, de la íntima relación de esta substancia con el flogisto ; glo XIX la misma idea fue sostenida por varios filósofos y cientí
para nosotros, está ahora claro que el calórico, hablando episte ficos, como Prout, contemporáneo de Dalton, y más tarde por
mológicamente, no es nada más que una sensación objetivada de Berthelot, Gibbs, Lotze, Wundt y Herbert Spencer 4
calor, y' en esta conexión Lavoisier apenas fue más allá de Aris Lo extraordinario es que estas esperanzas y expectaciones, que
tóteles fueron motivadas exclusivamente por razones filosóficas, se viesen
Incluso en el siglo Xix, cuando la teoría cinética del calor casi cumplidas por la teoría del electrón empíricamente estable
como modo de movimiento eliminó este particular vestigio del cida. Aunquc esta teoría pertenece a la era moderna de la física,
aristotelismo y cuando John .Dalton bajó la teoría atomística de en cierto sentido puede ser considerada como culminación de las
las alturas de la especulación filosófica al sólido terreno dél ex tendencias clásicas, puesto que aparentemente consiguió reducir
perimento, la física y la química se hallaban todavía lejos de! casi todas las diferencias cualitativas de la naturaleza a las düe-
ideal de explicación mecánica descrito anteriormente. Una sor rencias de complejidad y agregación de los corpúsculos básicos ho
prendente. faceta del atomismo de Dalton era su carácter cudlita- mogéneos. El elemento más simple, el hidrógeno, era considerado
tiv o ; su antecesor filosófico era Anaxágoras más que Demócrito. como compuesto de dos partículas elementales : el electrón y el
En esta conexión, el atomismo cualitativo .de Dalton , al insistir protón central alrededor del cual giraba. Incrementando gradual
sobre la diversidad^ cualitativa irreducible de los átomos de dife mente el número de los electrones periféricos y el número de las
rentes elementos, contrastaba vivamente con el dogma básico de! partículas nucleares, se podían obtener todos los noventa y dos
‘ E. vor; M eter, A.Hütory of Chr.mUtry from Earliest Times to the Present Day, ’ Rüdert BovLr., Chwmista sceptlcus (Ginebra, 1680), p. 15; traducción inglesa,
traducción de G. McGownn (Londres, Macmillan, 1891), p. 152. Londres, Everyman’s Library, 1911, p. 32.
• HÉLKNE M et 7.cer, La Philosophie de la matiere che: Lavouier, Actualitós jcion- 4 E. von Meier, op. cil., pp. 189-191; J. B. Stallo, Concepts and Thwories of
tiíiqucs et industricllca, núm. 218 (París, 1935), pp. 38*44. Modem Physics, 2.‘ e<l., cnp. III; E. Meyeuso.n, Idcntilé et réatité, pp. 266-269.
7
98 Impacto filosófico de la física contemporánea Idea cinético-corpuscular de la naturaleza 99
elementos conocidos entonces. Combinando estos elementos en a Willlam Thomson y Heinrich Hertz, la idea f o n d ^ n t ^ m -
compuestos y los resultantes compuestos en minerales, éstos sus gue siendo idéntica. Los modelos de acci°n a dislancla simpla*
citaron toda la aparentemente inagotable variedad de la natura mente se hicieron cada vez más complejos e ingeniosos sin dejar
leza inorgánica. De manera análoga, los compuestos orgánicos eran de ser esencialmente mecánicos. Hoy nos inclinamos a sonreir
resultados de la asociación de los átomos de carbono (cada uno cuando leemos acerca de los ganchos mediante las cuales _Demó-
de los cuales no es nada más que un sistema de seis electrones crito explicaba las fuerzas cohesivas entre los atomos. Sin em
que giran alrededor del núcleo com plejo) con otros elementos, y bargo , ¿era básicamente diferente la mayer parte de las explica
de este modo se conseguía explicar la aparentemente milagrosa ciones del siglo x i x ?
complejidad de los cuerpos orgánicos. En el último siglo, James Clerk Maxwell fue uno de un ere*
Sería una exageración entusiástica afirmar que el ideal de ciente número de físicos que empezaban a darse cuenta de qu^
explicación de Demócrito no podía haberse realizado de manera hablando estrictamente , no hay contacto directo entre los cuerpos
más completa y victoriosa ; pero, no obstante, su éxito fue lo bas físicos B. ¿Significa esto que abandonó la explicaclan mecanicista
tante espectacular para justificar las esperanzas optimistas de que por el contacto directo? Ciertamente que no ; repetida veces acen
se cubrirían finalmente los restantes huecos del cuadro mecani- tuó la realidad física del medio intermedio °, y su famoso m ^ d la
cista del mundo. Estos huecos eran representados por la polari del éter electromagnético, cuya estrecha semejanza con el modela
dad irreducible de las cargas eléctricas, así como por la dualidad cartesiano del joven John Bernoulli fue senalada por E. T. Whh-
de la materia y la electricidad ; después de tantos brillantes éxi taker 7, parecía estar inspirado por la famosa máxima de Hobbes :
tos de la explicación mecanicista, era natural esperar que estos Causa motus nulla esse potest in corpore nisi contiguo et moto
últimos vestigios de la diversidad cualitativa se resolverían en la (No puede haber causa de movimiento en un cuerpo, a excepdin
omnímoda unidad del éter. Es cierto que la emergencia simul de un cuerpo en contacto y m ovido) '
tánea de la teoría de la relatividad y de la teoría de quanta re - No hay nada contradictorio en la actitud de M axwell; simpla-
presentaba una nota discordante que enfrió considerablemente e] mente estaba consciente de que la ausencia de contacto entre las
optimismo de los creadores del modelo mecanicista (véase capí partículas materiales visibles no excluye la presencla de partículas
tulo X ) . Sigue siendo cierto que el último triunfo de la explica de éter mucho más sutiles e imperceptibles que llenan los inters
ción cinético-corpuscular de la naturaleza, tal cual se ve incorpo ticios entre los corpúsculos materiales y mediante las cudee ^ co-
rada en la primitiva teoría electrónica de la materia, fue el más mnnina de un cuerpo a otro la influencia física dirrecta. Por ejem
espectacular e impresionante.
plo, el efecto de la corriente eléctrica sobre la aguja magnetica es
explicado por Maxwell de la siguiente manera : mientras que el
desplazamiento translativo de las moléculas etereas en los conduc
L a eliminación de la acción a d ista n c ia . tores representa la corriente electrica, el remolino etéreo conco
mitante explica la formación simultánea del campo magnético en
La última faceta esencial de la idea cinético-corpuScular de el plano perpendicular a la dirección de la corriente. Un intere
la materia era la idea de que toda acción recíproca entre cuerpos sante detalle ingenieril del modelo de Maxwell era la presencia
se debe a un impacto o presión mecánica directa ; la acción a dis de las denominadas «moléculas de fricción» metidas entre los vór-
tancia es sólo una apariencia debida a la limitación de nuestra
percepción sensorial. Toda influencia física'es, en definitiva, al
guna especie de contacto directo, si no entre cuerpos macroscó * J. C. M!AxwKI.L, “Action ñt a Dístnnco”, Scientific Popers (Cambridge! 1890),
picos, al menos entre las partículas elementales del medio inter vol. II, pp. 313-315.
• ^MAXWELL, op. cit., p. 322; compárese también au articulo “Ether”, ibíd.,
medio. Es de importancia secundaria la cuestión de si este con pp. 763-775.
tacto es duradero, como en el caso de fuerzas cohesivas, o tem ' E. T . W h it t a k b r , A HiSfory of the Theories of Aethar an< Electricity (Nuera
poral, como en el caso de cuerpos que chocan. Desde Demócrito York, Philosopbical Library, 1951), vol. 1, p. 248.
8 T. Hodbe.s, Opera pliilosopliica omnia (Londini, 1839), I, pars k e:. IX, 110.
100 Impacto filosófico de la física contemporánea
* J. C. M axw ell , “ On Physicnl Lines o£ Forcé” , op. cit., I, pp. 451*513, espe
cialmente p. 488.
10 G. SÉAILLE5, Leonardo da Vinci: Vartiste et la savant (París, 19 19), pp. 246*7.
u C. B ailey , Grcch /1/omísfs and Epicurus, pp. 92*97 y 143*146; F. E nriques ,
L% Doctrine di Dcmor.rilo d'Abdcra, pp. G2 y sig.; C. I senicrahe , Das Iiatscl der
Schwerkruft (Braunschweig, 1879).
Idea cinético-corpuscular de la naturaleza 101
M W . GlLBERT, On the Loadstone and Magnetic Bodies, traducción del latín por
F. Mottelny, caps. II-III. Con respecto a la influencia do la teoría do a¡lluvia do
Gilbcrt sobro Descartes y Newton, compárese AFh it t a k e r , op . cit., vol. I, p p . 31-37;
con respecto a la teoría mecánica cartesiana de los fenómenos do electricidad, com-
páreso F. R osenberger , Die moderne Entwichlung der elektrischen Principien (Lelp*
zig, 1898), pp. 23-24; B. C on EN, Franhlin and Newton (Filadclfia, T he American
Philosophical Society, 1956), passim, especialmente pp. 387-390. Acerca de la lealtad
do Franklin a los principios del mecanicismo, compárese Cohén, op, cit., 'especial
mente pp. 297-98. Acerca de los modelos mecánicos del éter en el siglo x ix , compárese
W h itt ak er , op. cit., vol. I.
39 L esage , “ Lueréce newtonien” e n : Mémoires de Vacadémie de Berlín 2782
(Berlín, 17 84); I. N ewton, Optics, 4." ed. (Londres, 1730), pregunta 31. Sobra las
ideas de Newton acerca del éter, compárese E. A. B urtt , Metaphysical Foundation*
of Modera Physical Science, cap. V II, § 5, pp. 265-280; E. M eyerson, op. cit.,
apéndice I, pp. 513-527; B. C oiien , op. cit., pp. 142-145 y 166-174.
102 Impacto filosófico de la física contemporánea
microscópicas. Así las leyes. de la conservación de energía y de inclinaciones claramente dinamistas. Así Kant, a pesar de su di
movimiento eran consideradas como descripciones cuantitativas namismo, tuvo que recurrir a una explicación corpuscular del
de la substancialidad de movimiento, o sea, de su indestructibi cambio de estado físico 8 ; Faraday, a pesar de su simpatía por la
lidad e increabilidad. Como señalamos anteriormente, el inevita teoría de Boscovich, mediante su oposición a la acción a distancia
ble corolario del mecanicismo era' que toda energía es de natura y su énfasis sobre la importancia de los procesos mecánicos en el
leza cinética, mientras que la energía «potencial» es una simple medio intermedio, contribuyó grandemente al resurgimiento de
figura de dicción. Cuando los dinamistas se vieron obligados por la tendencia cartesiana a construir un modelo mecánico del éter *•
la evidencia empírica a reconocer la velocidad finita de la trans Por último, Spencer, que tanto insistió sobre el carácter primario
misión de la energía electromagnética, se enfrentaron con la pre de la fuerza, rechazó con indignación la sospecha de que reconocía
gunta que ya hemos citado : ¿Cuál es el status de la. energía via la energía potencial como forma autónoma de energía, irreducible
jera en el intervalo que media entre su emisión y su absorción? a movimiento. Spencer era más dinamista en su lenguaje que en
Sólo eran posibles dos alternativas: o la energía emitida persiste su pensamiento ; esto es tanto más significativo por podérsele con
como- energía cinética de las partículas etéreas o adquiere, al me siderar como eslabón intermedio entre el dinamismo de Boscovich
nos temporalmente, una nueva forma específica totalmente irre y el energitismo moderno
ducible a movimiento. El mecanicismo aceptaba la primera alter Hay una tercera dificultad e n e l dinamismo que era justamen
nativa y así poseía la ventaja definida de simplicidad lógica te tan seria como las dos que acabamos de considerar. Boscovich
incorporada en la navaja de afeitar de Occam ; mientras que el di sustituía las pequeñas partículas indivisibles del atomismo, que
namismo añadía a la dualidad de materia y fuerza (dualidad que, aún retenía Newton, por los simples puntos de radio cero. De este
como veremos en breve, no consiguió eliminar) la dualidad de dos simple punto sin dimensión emanan las fuerzas repulsivas y atrae-
tipos de energía : la cinética y la potencial. tivas, causando a diferentes distancias, según cuál de ellas preva
Desde el punto de vista dinamista, la conversión de la ener leciese, el fenómeno de impenetrabilidad o gravitación. Pero
gía cinética en energía potencial y viceversa había de ser consi ¿abandonó realmente Boscovich la idea de partícula material?
derada como una verdadera transformación cualitativa, casi en el ¿No subsistió este concepto de alguna forma? Ciertamente afir
sentido aristotélico, consecuencia que no fue mal recibida por la
mentalidad aristotélica de Pierre Duhem Así, según Boscovich B Kuno LAsswiTZ (“Die Rcchtfertingung dcr kinetischen Atomistik”, Viertel-
y sus seguidores, el movimiento nace de la fuerza, o sea, de algo jahrschrift für wissenschaftliche Philosophie, IX, 1885, pp. 145-47) habla acerca del
que no es movimiento, y cuando desaparece se transforma en algo atomismo latente de los dinamistas. Señala cómo en su libro Vom übergange
von den metaphysischen Anfangsgrundern zur Naturwissenschaften utilizaba las ideas
que no es movimiento. La ley de la conservación de energía se corpusculares para explicaciones concretas —por ejemplo, para explicar la solidificación
conserva formalmente, pero es evidente que cuando se abandona do los líquidos.
su interpretación cinética, casi volvemos a Aristóteles y a su idea • ComplÍrcsc M. FAIUDAY, “A Speculation Concc^rning Electric Conduction and
de transformación cualitativa. Mientras que la homogeneidad de tho Naturc of Mattcr'’ en Experimental Researchs in Electricity (Londres, Taylor,
1839-55), vol. II, pp. 284 y sig., especialmente p. 290. Por otra parte, en su en
causa y efecto se conservaba en el esquema mecanicista, era cla sayo “Sorne Thoughts on the Conscrvation of Force”, cita con aprobación la tercera
ramente sacrificada por el dinamismo. carta de Newton a Bentley, en la que se rechazo la idea básica del dinamismo aceren
No es extraño que el carácter insatisfactorio del dinamismo do que la.gravedad es una propiedad inherente a la materia, y añade: “No me opongo
a Newton en ningún punto; los que le contradicen son más bien aquellos que sostienen
fuese vagamente sentido por la mayoría de los físicos, incluso por la idea de acción a distancia”. En The Correlation and Conservation of Physical ForctM,
los que no estaban claramente conscientes de la superioridad del por Grove, Helmholtz, Maycr, Faraday, Licbig y Carpcntcr (Nueva York, Appleton,
mecanicismo. En realidad, era sentido por algunos filósofos de 1871), p. 37J3. *
La idea do SPENCER acerca de que la materia es una manifestación dti fuerzo
tiene una evidente similitud con la teoría do Boscovich, a la que Spencer se refiero
' En su libro rcsucltnncntc antimccanicista VEvolution de la Mécanique (París, explícitamente (First Principies, 4.* ed., pp. 54-57). Sin embargo, Spencer recha^
1905), DtTHF.M recomienda un retorno si no a la' letra,. al menos."al espíritu dc la zaba la idea de Boscovich de acción a distancia. Al menos se halla esto impI.:cito
física aristotélica. Compárese el capitulo “La physigúe: de la qualité”, pp. 197-208; en su interpretación de la gravedad corno “fuerza etérea” (p. 190) y su negativa a
también pp. 218-219. ‘ - considerar la energía potencial como autónoma o irreducible (apéndice, pp. 598-599).
112 Impacto filosófico de la física contemporánea
Algunas trayectorias colaterales 113
El e n e r g ic is m o .
El ejemplo de Speneer es instructivo porque indiscutiblemen Los descubrimientos de finales del siglo x i x , que suscitaron
te fue uno de los filósofos más influyentes de finales de siglo. nuevas dudas acerca de la suficiencia de la idea mecanicista del
Muestra cómo una gran parte del pensamiento filosófico se vei:a mundo, eran mucho másíambiiguos que lo que estaban dispuestos
invadida por la influencia de la física clásica. F,n comparación a reconocer los oponentes del mecanicismo. Así la teoría electro
con Herbert Spencer, W ilhelm Ostwald es ciertamente m«nos fi magnética de la luz no desbarató el concepto del éter ; simplemen
losófico. Spencer siempre acentuó el carácter fenoménico de s1 .i. te agregó el adjetivo «electromagnético» al antiguo nombre de
«fuerza» fOica, que para él era solamente un símbolo de la última Huygens y Fresnel. Por tanto, la pregunta de importancia funda
realidad incognoscible. Es cierto que esta sutil distinción epistem°- mental era ésta: ¿Pueden. o no describirse las propiedades de tal
lógica se ve casi borrada por otro pasaje en el que se afirmaba éter en términos de la mecánica clásica? La historia de las teo
que para fines, prácticos la «realidad absoluta» y sus manifesta rías del éter en la segunda mitad del siglo x i x indica que casi
ciones fenoménicas son equivalentes 20 ; esto explica por qué la todos los intentos de explicar los fenómenos de la luz y del elec
principal orientación del pensamiento de Spencer, a pesar de al tromagnetismo fueron inspirados por la esperanza de que se po
gunas precauciones verbales, sigue siendo fisicista, si no materia dría construir un modelo mecánico satisfactorio del étt;:r. El pro
lista. Pero en Ostwald incluso tales precauciones verbales se ha pio término «vibración» se tomó de la mecánica y naturalmente
llan ausente,,, y su energía se identifica con 1.a última realidad sugería la idea de un medio elástico en el que pueden surgir las
metafísica. En esta conexión, su «energicismo» es un materialis ondas de varias longitudes. La mecánica del éter no parecía ser
mo ligeramente disfrazado, como observó Driesch 21^ A la subs nada esencialmente diferente de la mecánica del medio elástico.
tancia material de Lamettrie y Büchner sustituía el no menos En fecha tan reciente como la de 1881, W illiam Thomson
físico concepto de energía substancializada. Pero en cuanto se re manifestó con verdadero espíritu cartesiano que, lo mismo que
fiere a la idea del m undo físico, apenas hay diferencia entre Spen- el calor, la elasticidad es probablemente un «m odo de movimien
cer y Ostwald ; ambos creían que la materia es meramente una to» 28. Las inclinaciones cartesianas de James Clerk Maxwell, el
manifestación de la energía y q_ue no se puede percibir nada más autor de la teoría electromagnética de la luz, han sido ya men
que en sus manifestaciones energéticas. En este sentido, prepara cionadas ; las mismas inclinaciones se hallan presentes en Hein-
ron filosóficamente el camino para la posterior fusión relativista rich Hertz, que victoriosamente probó su teoría mediante experi
de materia y energía ; pero como no se apartaron de la mecánica mento. Según él, los conceptos básicos y suficientes de la. física
clásica, su intento fue necesariamente prematuro e ineficaz. Pues son el espacio, el tiempo y la materia en m ovim iento; el concepto
en el pensamiento de Ostwald, lo mismo que en el de Spencer, las de energía se deriva de estos conceptos básicos, y el concepto de
presuposiciones básicas del mecanicismo, incluyendo el concepto fuerza es totalmente superfluo. Es verdad que, a fin de explicar
de substancia material, se conservaban tácitamente. Pierre Duhem, ciertos fenómenos, es necesario, según Hertz, postular «masas
del que apenas se podría sospechar que tuviese inclinación pro- ocultas» y «movimientos ocultos», pero su única diferencia de
mecanicista y que pertenecía al grupo de los energicistas, señaló . las masas visibles y movimientos visibles es que no son percibi
de manera convincente que el razonamiento de Ostwald, en vez dos por los sentidos humanos. Era difícil rechazar el dinamismo
de excluir el concepto de substancia material, lo presupone real y el energicismo más explícitamente y exponer el programa de la
mente 22. Pues todo movimiento presupone una cosa que se mue explicación mecanicista más claramente.
ve, y la energía cinética, por definición, presupone la masa. Mien Este programa, com o observó Duhem, seguía siendo en grán
tras se reconozca la validez de la fórmula :E = 1 /2 mv2, se ad manera un simple programa 24, y el hallazgo de un modelo sa
mite implícitamente el concepto de los substratos materiales del tisfactorio del éter que explicase toda acción recíproca dinámica
movimiento.
W. Thomson, “ Steps toward Kinctic Thcory of Matter", Popular Lecturea and
.. Jbíd,, p. 165. Addrusea (Nueva York, MacmiUan, 1891-94) , I, pp. 218-252; especialmente pp 243-44.
21 H. Driesch, Naturbegrife und Natururteile (Leipzig, 1904), p. 106. H. Hertz, Die Principien der MechaniJc (Leipzig, 1884 ), 30; P. Duhem,
P. Duhem, VEvolution de la mécanique, p. 179. op. cif., pp. 157-168.
120 Impacto filosófico de la física contemporánea
L as te o r ía s de la fl u id e z de la m a t e r ia .
liam Thomson, que fue propuesta e n 'l8 6 7 y atrajo gran atención, animado por el mismo espíritu. En el capítulo significativamente
continuaba siendo de espíritu cartesiano 29^ Según esta teoría, el llamado «La materia como una de las formas de la energía del
universo está lleno de un líquido homogéneo, uniformemente den éter», expuso de nuevo la misma idea:
so y perfectamente móvil, dotado de inercia. Su movimiento se
rige mediante las ecuaciones de Euler, que a su vez se deducen Los electrones y protones son las piedras constructivas de que se
del principio de D’A lem bert; lo que llamamos átomos son úni compone la materia. El átomo de la materia se c° mp°ne de ellos, y
camente constantes formaciones girostáticas dentro de este fluido toda materia se compone de átomos. Los electrones se com p on e eni-
cósmico. La teoría se basaba en el descubrimiento matemático de dcntemente, de éter, porque la masa que tienen, cualquiera que esta
sea, se representa por la energía de su campo eiectrico, que' es nixte
Helmholtz acerca de que tales núcleos-vórtices dentro del perf ecto mente un fenómeno etéreo; y aparte de este campo, no parecen tener
f luido son permanentes, o sea, indestructibles e increables : que ninguna otra existencia [p. 137].
su volumen es constante; que son mutuamente impenetrables;
que su forma puede variar incluso cuando su volumen es cons El hecho de que esto fue escrito en fecha tan reciente como
tante ; por consiguiente, al contrario que los. átomos de Lucrecio la de 1925 meramente indica cuán persistentes eran las tenden
y Gassendi, son capaces de movimiento vibratorio interno. A ex cias mecanicistas, incluso cuando la reputación de los modelos me
cepción de la última propiedad, los «núcleos-vórtices» simulan las cánicos del éter se veía seriamente deteriorada por la teoría de
más importantes facetas de los átomos sólidos. la relatividad. En Lodge, lo mismo que en Maxwell y W illiam
En la extensión de este capítulo no sería posible describir las Thomson, podemos seguir el rastro de la antigua idea cartesiana
esperanzas que fueron suscitadas por esta teoría y la consiguiente del medio sutil que penetra en todo, homogeneo y semejante a
desilusión ; sea suficiente decir que el espíritu de W illiam Thom- un fluido , del cual la materia ordinaria es solamente una par
son se hallaba vivísimo incluso a la hora de su muerte, cuarenta ticular modificación estructural o cinética. La idea mecanicista
años más tarde. Después del descubrimiento del electrón, el pro de la homogeneidad de la materia ha sido sostenida de una ma
blema se vio simplemente desviado hacia otro punto. Admitid» nera plena y consistente por tales teorías, en las que la dualídad
que la materia se reduce a electricidad atomísticamente concebi de materia y electromagnetismo ha sido únicamente aparente y
da, aún queda esta pregunta : ¿N o es el electrón, que es la última superficial, absorbiéndose en la unidad del medio etéreo que subs-
unidad de la materia y la electricidad al mismo tiempo, simple yace en ambos.
mente cierta configuración dentro deJ medio mecánico continuo Pero ¿no amenazó el concepto de eter fluido continuo a otras
del éter? E n fecha tan reciente como la de 1909 Oliver Lodge, dos propiedades fundamentales de la materia clásica, o sea, su
en un libro de espíritu totalmente kelviniano, The Ether of Space, discontinuidad y su solidez? ¿N o se disuelven las partínufe^ ya
cita con aprobación las siguientes palabras de J. J. Thomson : se llamen átomos o electrones, en la continuidad del éter que en
todo penetra? ¿N o se ve desbaratada por todas las teorías hidro
Toda In ^masa de cualquier cuerpo es justamente la masa de éter
que rodea ni cuerpo, que es conducida por los tubos Faraday asociados dinámicas del éter y las «teorías vórtices» de la materia la dis
con los átomos del cuerpo. En realidad, toda masa es la masa del éter; tinción fundamental reconocida poi: el mecanicismo clásico : la
todo m<miniento, el movimiento del éter, y toda energía cinética, Ia distinción de lo lleno y lo vacío? A primera vista, la respuesta a
energía cinética del éter [p. l l6 ] . esta última pregunta parecía ser afirmativa; en particular, nume
rosos físicos británicos lo creían así. Algunos de ellos estaban in
E l libro posterior de Oliver Lodge, Ether and Reality, está
fluidos por las especulaciones teosóficas, y su misticismo del éter
era solamente una versión modificada del misticismo del espacio
W. T homson “On Vortex Atoms”, Proc. Royal Soc. Edinburgh (18 dt" febrero de los discípulos de Newton, Clarke y Bentley 30^ Pero la princi-
de 1867). Sobre el cai-ácter cartesiano de In teoría de W. T homson, K. LAsswiTZ,
“Ober Wirbehitome uad stetige Raumer/üllung", Vierteljahrschr. f. wissenschapl. Phj.
losophie, 111 (1879) p. 275; E. M eyerson, Identité et Rée1H(é, pp. 279-80; P, D u h EM
op. cit, p. 177. ‘ f "• O. L odce, Ether and ReaUty, cap. X, “Life and Mind and Thcir Use °f the
Ether’’, con las citas caructcrísticas de Newton, Larmor y Maxwell.
124 Impacto filosófico de la física contemporánea
pal razón que les condujo a creer esto fue que no analizaron su
ficientemente el término «flu ido». Hay dos posibles ideas: la
continuidad y fluidez del líquido etéreo pueden ser consideradas :
1 ) como última e irreducible cualidad de la naturaleza o 2 ) como
efecto macroscópico de las extremadamente pequeñas partículas
de rápido movimiento. La primera idea implicaría un retorno li
geramente disfrazado a Aristóteles, para quien la «liquidez» era
una de las cualidades básicas y últimas de la naturaleza, como
el «ca lor», la «frialdad» y la «sequedad». Una idea similar se
hallaba presente en la teoría de Giordano Bruno acerca del éter,
que, según él, era comparable al agua y cuya adhesividad explica
las fuerzas cohesivas entre los átomos materiales 31.
La segunda idea fue adoptada por Dcmócrito y sus seguidores
del siglo X V I I . Acepta la estructura discontinua de la naturaleza,
incluyendo la materia etérea a la vez que la realidad -del vacío
entre los átomos etéreos. Borelli había ya manifestado explícita
mente que las partículas individuales de cualquier líquido no son
en sí flu id as: partes fluidum Corpus componentes fluidae non
sunt 32; en otras palabras, los líquidos se componen, en definitiva,
de pequeños corpúsculos discretos. Aún más significativa era la
demostración experimental de Richard Hoolu* acerca de que, cuan
do las pequeñas partículas de alguna substancia sólida — por ejem
plo, los granos de arena— se ponen en violento movimiento vi
bratorio, la masa total adquiere todas las propiedades conocidas
de una substancia líquida.
Por este medio, la arena en el plato, que antes era com o un cuerpo
muerto e inactivo, se convierte en un liquido perfecto; y tan pronto
como so hace en él un agujero con el dedo, vuelve a llenarse inmedia
tamente, y se nivela su superficie superior. Y no se puede enterrar en
él un cuerpo ligero, como un trozo de corcho, pues luego emerge o
flota, como sd estuviese encima; ni se puede poner encima de él uno
más pesado, como un trozo de plomo, pues inmediatamente se entierra
en la arena y se hunde al fondo. Ni se puede hacer un agujero en el
costado del plato, pues la arena se saldrá hasta nivelarse. No es una
propiedad obvia de un cuerpo fluido como tal,, pero imita a ésta ; y todo
esto es simplemente causado por la agitación violenta de la vasija rc-
ripíente, porque, por este medio, cada grano de arena llega a tener
un movimiento vibratorio o bailarín . . . 3S.
9
130 Impacto filosófico d é l a física contemporánea
... necesse est omnes imaginabiles ejus particulas, quae sunt revera
innumerae, a se mutuo aliquantulum removeri, & talis quantulacunque
remotio vera divisio est * **.
*
(* ) Todas sus parte imaginables —>y son realmente innúmeras— deben mantenerse
m uy ligeramente distantes unas de otras, y tal distancia, por ligera que sea, constituye
una separación auténtica.
44 K . L a s s w it z , Geschichtc der Atomistüc, I I , 97-109; D escartes , Principia
Phil, I I , 34.
** J. L ocke , Essay, lib. II, cap. X I I I , § 23, “ Motion proves vacuum” .
Algunas trayectorias colaterales 131
8 A . N. 'Whitehead, S c ie n c e a n d t h e M ó d e m W o r l d , p. 73.
* T homson, wT he Sizc o f Atoms” , P o p u la r L e c t u r e s a n d A d d r e s s e s , I , p. 150
(acerca de la imposibilidad de cualquier límite a la divisibilidad de espacio y tiem po).
T Esto fue acentuado por E. DU B ois R etmond, “ Über dic Grcnzcn des Naturcr-
kennes” , W is s e n s c h a ftlic h c V o r tr a g e , edición de J. H. Gorc (Boston, Ginn, 1896), p. 38.
Eliminación del tiempo en la física clásica 137
La r e v e r s ib il id a d del t ie m p o c l á s ic o .
T h e W i l l to P o w e r , en T h e C o m p le t e W o r k s o / F r ie d r ic h N ie tz s c h e (Edimburgo
y Londres, Foulis, 1913), vol. IX, p. 430.
8 B ehcson, C r e a tiv e E v o lu t iv o , }>. 11.
H. P oincari:, “ Sur le problcmc des trois corps et les équntions de la dynamique”
/tofo m a lh e m a lic u , X I I I (1 890), especialmente pp. 69-72; E. Z ermelo, “ Über cinen
Sntz^dcr Dynamik und die mechanischc W arm cthcoric", A u n . dar P h y s ik 11. C h ern ie,
Bd. .>7 (1 8 9 6 ), pp. 485-91; A. R ey, L a r e lo t tr é l e r n e l e t la p h ilo s o p h ie d e la p h y sin u v
(París, 1927).
Eliminación del tiempo en la física clásica 139
las diferencias de temperatura, y la energía cósmica, aunque in- i finalidad era idéntica, como claramente indica el título de su es
destructible y cuantitativamente idéntica, se disipará uniforme tudio: On the Reconcentration of the Mechanical Energy of the
mente por todo el espacio. Es significativo lo persistentemente q ie ’ Universe H’. Pero su idea de las «paredes reflexivas del uniV'erso»,
la mayoría de los científicos clásicos, especialmente los que eran ■ quc impediría que la radiación escapara al vacío infinito que ro
de mentalidad filosófica, trataron de eludir las consecuencias de y dea a la masa cósmica, era evidentemente demasiado artificial y
la segunda ley de la termodinámica. Se postularon varios disposi aventurada para ser considerada en serio.
tivos ' mediante los cuales, utilizando la expresión de Arrhenius , Por su propia rareza, el intento de Rankine mostraba a qué
se pudiese dar de nuevo «cuerda al universo» ; más específica- ; desesperados extremos deseaban recurrir algunos físicos para elu
mente, mediante los cuales se pudiese producir una temperatura . dir la idea de tiempo cósmico irreversible. En un capítulo de su
suficientemente alta, prevaleciendo en la nebulosa original de I,a- obra clásica, Emile Meyerson demostraba de manera convincente
placc. Sería iniítil cxarninnr todas estas consíruccioncs hipotéti quc, en esta resistencia a aceptar Ja consecuencia de la ley <le in
cas, algunas de las cuales eran ingeniosas, otras plausibles y otras cremento de entropía para lodo el universo, subyacía un profundo
extrañas; como ilustración,, será suficicutc un espécimen por cada convcncimicnto filosófico, mús que científico, acerca del carácter
categoría. ^ cíclico del tiempo cósmico, el carácter que se halla implícito en
El modo más plausible de «volver a dar cuerda al universo)) , la propia esencia del esquema cinético-corpuscular *’ • Esto explica
al menos en una escala local, era por medio de choques cósmicos. la gran satisfacción sentida entre los científicos de mentalidad
Spencer mencionó que, bajo ciertas condiciones, un choque de filosófica cuando de una manera completa se observó que la ley
obscuros cuerpos fríos es suficiente para transformarlos en masa de entropía era simplemenle una ley estadística que sólo indica
gaseosa. Croll y Rittcr trataron de bailar condiciones mecánicas la probabilidad de repeticiones. Por su propia naluralcza, las le
mús espccíficas para tales repeticiones, mediante las cuales se puc- yes de probabilidad no excluyen ni siquiera la repetición más im
dc explicar el origen de las nebulosas. Croll descubrió que velo probable ; por consiguiente, un decrecimiento de entropía, aunque
cidades de 200 millas por segundo serían suficientes para conver improbable, no es imposible. El estudio del movimiento brow-
tir en vapores a los cuerpos que chocan, creando un calor que niano demostró que, a nivel molecular, no tiene sentido hablar
duraría 50 millones de años 14• de la ley de entropía, porque los procesos mecánicos elementales
Más ingeniosa era la hipótesis de Arrhenius. A fin de apoyar son reversibles, y una partícula más lenta puede ganar energía
Ja idca clasica fie la reversibilidad de la historia cósmica , utilizó cinética a expensas de las partículas de mayor cantidad de ener
un descubrimiento oportuno cuyo significado realmcntc apuntaba gía cinética 18^ Esto sería una violación de la segunda ley de la
más allá de la estructura conceptual clásica : la presión de la ra termodinámica si esta última no fuese una ley de probabilidad.
diación. Segun el, el universo tendería a formar un enorme y En otras palabras, la segunda ley de la termodinámica es signifi
único cuerpo frío si el efecto concentrante de la gravitación y el ■ cativa únicamente a escala macroscópica, donde se producen pro
cfccto disipantc de la ley cicl incremento de entropía se continua cesos que contienen. un enorme número de partículas elementa
sen sin freno alguno; pero, afortunadamente, la presión de la ra- les ; a escala molecular no es de utilidad, porque el propio con
diaewn contrarresta el efecto concentrante de la gravitación, mien cepto de temperatura es un concepto macroscópico.
tras que ai mismo tiempo lleva fino polvo cósmico a nebulosas Pero ésta no es la única limitación. Si la propia naturaleza
distantes v cleva su temperatura, crea nuevos núcleos de procesos de las leyes de probabilidad implica que incluso los sucesos más
ele condensación y produce así un clccrecimiento local de entro improbables deben producirse, es posible que incluso a escala ma
pía • La hipótesis m:ís extraña fue propuesta por Rankine. Su croscópica algunos procesos extremadamente improbables no sólo
. “ S' AnR" ENH-’S, Die yorstelhmg cler WeltgebHmle im íVandel cler Zr.itctx (Lcip- « Phil. Mag, IV, 4 (1852), pp. 552 y sig.
” g’, mn ), p. 169. Sol>n; compás similores de Ritter, compárese Worhts in the ” M eyeiison, Identité et Ré.alité, cap. VIII, especialmente pp. 301 y sig.
M a i n p. 162, ” E. M eyehson, op. cit., p. 313; Jean P errin , Les Atomes, 2." ed. (París, 1927),
" AnmiKMrs. TT'oríds iii the Mnhing, $>• 19*M95. 1ip. 121-22.
142 Impacto filosófico de la física contemporánea Eliminación del tiempo en la física clásica 143
puedan producirse, sino que deban producirse finalmente : no sólo idénticas velocidades, sólo son verbalmente d o s ; serían un solo e
puede haber regiones donde haya un decrecimiento local de en idéntico estado. En otras palabras, el universci recorrería en. tal
tropía ; incluso pueden existir, según Boltzmann, regiones donde caso un círculo completo y, no sólo metafóricamente, sino tam
aun a escala macroscópica decrece la entropía y el tiempo, por bién literalmente, retornaría a ! estado previo,
decirlo así, «corre hacia atrás». Es cierto que tales regiones deben Es evidente el contraste con la teoría absolutista Qel tiempo,
hallarse, en el espacio, enormemente lejos de nuestro mundo, representada por Barrow y Newton. En la teoría de Newton dos
donde se incrementa la entropía ; pero aun si esa distancia fue momentos sucesivos de tiempo siguen siendo sucesivos incluso si
se 10 1010 veces la distancia de Sirio desde nuestro sistema solar, son completamente idénticos todos los sucesos físicos que ocupan
sería una distancia finita y no haría menos real «un tiempo. que estos momentos. Aun si el universo tuviese que retornar al mismo
corre hacia atrás». estado, caracterizado por una repetición muy improbable, pero no
Por las mismas consideraciones de probabilidad también fue imposible, de la misma configuración de sus unidades básicas,
posible extraer la conclusión de que incluso nuestra región del no retornaría el propio tiempo ; los dos momentos, aun teniendo
universo debía pasar finalmente por una etapa improbable en que el mismo contenido físico, seguirían siendo irremediablemente su
la entropía decrecería y el tiempo se movería en la dirección opues cesivos. Esto se deduce naturalmente de la separación del tiempo
ta. Así la ley de entropía que subyace en la irreversibilidad del respecto de su contenido en la teoría absolutista. En la teoría re
tiempo no sólo carece de significado a nivel molecular, sino que lacional la relación de la propia sucesión se define por diferen
incluso a escala cósmica no puede ser.universalmente válida. Como cias físicas reconocibles (al menos en principio) ; aplicando el
dice Boltzmann, «para todo el universo son indistinguibles las dos principium indiscernibilium [la identidad de indiscernibles], de
direcciones del tiempo» en el mismo sentido que en el propio es Leibniz, los adictos a la teoría relacional afirmaban que dos es
pacio cósm ico no hay distinción intrínseca entre arriba y abajo *“ • tados que son idénticos en todos los aspectos no pueden ser dife
Aunque Boltzmann era menos explícito sobre este punto, su abo rentes y, por consiguiente, ni siquiera pueden ser sucesivos.
lición de la distinción entre el pasado y el futuro es, al menos La primera formulación clara de la teoría relacional del tiem
implícitamente, tan radical como la presentada en la magnífica po se debe a Lucrecio, que indudablemente se hallaba bajo la in
visión de Nietzsche sobre la repetición eterna. • fluencia de su maestro griego Epicuro :
Una hipótesis muda subyacía en todas las afirmaciones acerca
de la reversibilidad del tiempo y la posibilidad' de la repetición Así, también, el tiempo no tiene ser por sí solo,
idéntica de un momento particular de la historia del mundo. Esta Sino que es de las cosas de donde tomamos un sentido
De lo que había en el pasado, o de lo que para nosotros
hipótesis se conoce por el nombre de teoría relacional del tiempo. Contiene el presente, o de lo que nos reserva el mañana.
En el capítulo III ya hicimos una breve referencia a ella. La teo Entonces también debes confesar por fuerza que nadie
ría relacional manifiesta que los momentos de tiempo se diferen Puede percibir nunca el tiempo en sí, aparte
cian únicamente por las diferencias observables entre los estados De las cosas que se mueven o están en completo reposo 20•
correspondientes del universo. En otras palabras, si hay dos es
tados de historia universal que son idénticos en todos los aspec La substancia del argumento no ha cambiado a través de los
tos, entonces su diferencia e incluso su «dualidad» es meramente siglos, y cuando Boltzmann, a finales del siglo pasado, insistió
verbal ; sólo hay dos nombres diferentes para un solo e idéntico en que la «dirección del tiem po», o sea, la distinción entre el
í
estado. Porque en el esquema cinético-corpuscular del universo pasado y el futuro, es inaplicable a todo el universo y- que incluso
«los estados» se definen en los términos de configuraciones y ve en una escala local se define sólo en términos del paso de un
locidades de partículas, es evidente que dos estados del universo, estado menos probable a otro más probable, simplemente volvió
caracterizados por la misma distribución de partículas que poseen a exponer en lenguaje moderno la afirmación de Lucrecio acerca
.u n .<
144 Impacto filosófico de la física contemporánea
10
CAPITULO NOVENO
ría reiterativo extendernos sobre la relación genética entre el m o sal necesaria es meramente una manifestación de la identidad sub
delo eleático y el cinético-corpuscular de la realidad. Aunque me yacente de la substancia material o energética 3
nos radical que la escuela de Elca, el atomismo, tanto antiguo Esto significa que todo estado presente en el mundo está con
como moderno, retenía la creencia eleática clásica en la constancia tenido en cualquier estado pasado y contiene todos los estados fu
del ser, que en su cantidad, así com o en su cualidad, no se halla turos. En términos del modelo cinético-corpuscular de la realidad,
sujeto a ningún cam bio; el cambio, aunque no era completamente significa que si cada estado dcl universo es representado por una
negado, retenía un carácter semiespurio, pues no afectaba a las configuración instantánea de los elementos atómicos básicos (ya
últimas unidades de la substancia material. Sería igualmente rei se llamen átomos, electrones o partículas de éter), entonces cada
configuración semejante es lógicamente deducible de cualquier
terativo acentuar de nuevo cómo el propio movimiento, cuando
configuración previa, mientras que lógicamente contiene cualquier
se convirtió en objeto de estudio científico en el siglo x v n , fue
explicado como consecuencia lógica ele las leyes de conservación ; otra futura. No hay novc<la<l en el universo ; la contingencia, como
en otras palabras, cómo el propio movimiento se substancializó observó Dcmócrito siglos antes de Spinoza • *4, no es nada más que
bajo los nombres de momento y energía. Las diversas leyes de un síntoma de la ignorancia humana . L os desplazamientos de los
átomos y la «redistribución del movimiento» (utilizando palabras
conservación son diferentes variaciones del mismo tema básico:
de Spencer), mediante los cuales se efectúa la transición de una
cierto quantum substancial sigue siendo constante, mientras que
configuración a otra, se producen según las leyes estrictas de la
sus partes constitutivas cambian sus lugares en el espacio. La can
dinámica, que pueden resumirse en las leyes de la conservación
tidad de materia sigue siendo idéntica, pero sus partes cambian
de momento y energía. Los estados sucesivos del mundo se ven
sus relaciones espaciales; la cantidad de movimiento se conserva,
unidos por el eslabón de hierro de la necesidad, cuyo carácter in
pero su distribución espacial cambia ; la cantidad de energía sigue
transigente había sido anticipado por el antiguo atomismo y cuya
siendo constante, pero su distribución espacial varía.
forma matemática específica fue descubierta por la dinámica new-
Así en las leyes de conservación y, en particular, en la ley
toniana. Las únicas diferencias entre los sucesivos estados del
de la conservación de energía, de la que se puede derivar la ley
universo se hallan en las diferentes distribuciones espaciales de
de la conservación de momento 2, detectamos la inspiración bá
la materia y la energía ; pero incluso esta diferencia puede des
sica del determinismo estático : el Ser — considerado com o quan
aparecer si se toman en consideración intervalos de tiempo sufi
tum substancial invariable, cuyo cambio superficial, que parece
cientemente grandes, porque no es lógicamente absurdo suponer
una sucesión de causas y efectos (o, más exactamente, una ■suce
que puede repetirse la misma configuración de materia y distri
sión de equivalentes energéticos)— es un simple descubrimiento
bución de energia. Además, si suponemos que el universo se com
de su identidad eterna. Esta interpretación energética de relación
pone de un número finito de elementos, debe repetirse finalmente
causal se basa en la hipótesis de que la causa y el efecto son en
el estado idéntico del universo. Así, en el esquema einétieo-cor-
el fondo idénticos, siendo meramente dos designaciones sucesivas
puscular, el tiempo pierde su irreversibilidad y la idea de repeti
para una sola e idéntica realidad. Esta identidad básica de causa
ción eterna aparece como su consecuencia lógica. Así desaparece
y efecto explica el carácter necesario de la relación entre ellos ;
la diferencia esencial entre el pasado y el futuro.
lo que llamamos relación causal necesaria no es nada más que
De un modo más abstracto, la misma conclusión se puede de
una transformación de las causas en sus efectos, una transforma
rivar del concepto de causalidad. Si la causa y el efecto son lógi-
ción que, como ya veía Lucrecio, se deduce de la constancia bá
sica del ser, su indestructibilidad e increabilidad. La relación cau
' Ln interpretación de las relaciones causales en los términos de transformaciones
do equivalentes energéticos fue propuesta por Herbert Spencer (First Principie.,
• Siempro que supongamos que la ley de Ia conservación de energía es valida en caps. VII y VIII) y sostenida por W. Ostwald (Vorlesungen über Naturphilosophie,
todos los sistemas de inercia. Compárese J. R. SchÜtz, “Princip der Absolutem Erhal- Leipzig, 1902, p. 296; Grwulriss der Naturphilosophie, Leipzig, 1919, p. 144).
tung der Energic”, Nachrichtcn von d. Konigl. Gessefüschaft der Wissenschaftcn w 4 C. Dailey, The Greek Atomists and Epicurus, pp. 142-43; Spinoza, Ethica, I,
Gottin¡;en, Math.-phys. Klasse (1897 ), pp. 110-125. prop. 33, eseol. l.
ISO Impacto filosófico de la física contemporánea
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P A R T E Il
s |( ‘ L A D E S IN T E G R A C IO N DE LA ESTRU CTU
RA C L \ S IC A Y EL S IG N IF IC A D O DE LOS
NUEVOS CONCEPTOS
CAPITULO DECIMOÍ
t
158 Impacto filosófico de la física contemporánea
La r e l a t iv id a d de la s im u l t a n e id a d .
otras palabras, se creía que hay un instante universal absoluto, tiempo sólo se hallaban unidos de una manera relajada ; •la es
que se extiende a través de todo el universo, conteniendo todos tructura del concepto clásico de espacio-tiempo cedió, naturalmen
los sucesos verdaderamente simultáneos. Este corte transversal ins te, a la separación de los dos componentes, porque la conversión
tantáneo del proceso universal es meramente otro término para el de cuatro dimensiones era definida como una sucesión continua
espacio absoluto ; contiene todos los sucesos que tienen la misma de espacios instantáneos. Pero la imposihilidad de una operación
fecha en la corriente del tiempo newtonáano. . divisoria, mediante la cual el componente espacial se separase del
Pero esta determinación de fecha retrospectiva fue posible componente temporal, mide exactamente la enorme diferencia en
únicamente porque se creía que el teorema clásico de adición de tre el concepto de espacio-tiempo clásico y el relativista.
velocidades se puede aplicar a la luz, y que la velocidad de la luz
se puede tratar del mismo modo que la velocidad del sonido o
cualquier otra velocidad mecánica. Pero esto es precisamente im
posible si aceptamos la constancia de la velocidad luminosa im
puesta por la experiencia : la velocidad mecánica de los cuerpos
que se mueven no puede ser sumada vectorialmente a la velocidad
de las ondas electromagnéticas. Esto significa que todo el proce
dimiento mediante el cual se reconstruía la «verdadera)) simul
taneidad de los sucesos pasados se ve privado de su fundamento.
Todavía podemos dedicarnos a calcular la fecha de cualquier su
ceso pasado distante : por ejemplo, la fecha de la explosión de la
estrella nueva que apareció en nuestro cielo terrestre en 1572.
Pero no podemos esperar que obtengan el mismo resultado los
observadores que se muevan a velocidades diferentes con respecto
a nuestro marco de referencia. En otras palabras, las «secciones
transversales instantáneas)) son diferentes para los diferentes sis
temas de inercia: el «ahora» inferido por m í es generalmente
diferente para otros observadores que se mueven. Y negando la
existencia objetiva del «ahora» cósmico universal, o, con pala
bras de Eddington, de un «instante universal» 1B, negamos im
plícitamente la existencia objetiva de los espacios instantáneos,
cada uno de los cuales es. considerado como una capa tridimen
sional en el proceso universal de cuatro dimensiones, una capa
sobre la que se hallan localizados todos los «sucesos verdaderamen
te simultáneos)). Tales espacios clásicos instantáneos no existen li
teralmente ; en lenguaje menos provocativo, se hallan contenidos
en el continuum espaciotemporal dinámico, del ql.Ie son tallados
únicamente por medio. de operaciones artificiales. Tales operacio
nes eran imposibles en la física clásica, donde el espacio y el
El engaño de la e s p a c ia l iza c ió n .
es, no viene a s e r » ; sólo parece que viene a ser a «los ojos ven
dados de nuestra conciencia» ( ábgéblendete Bewusstsein) , que se
introduce en el futuro 2 a lo largo de su «línea universal». Según
Cunningham 8 :
f uer° n Seguidos por muchos filósofos en su insistencia sobre Ia A l siinboHzar el tiempo por el eje t (de variables independien
cuestión de que la verdadera realidad es intemporali y que el ^ - tes) no hubo al principio ningún intento consciente de espacia-
bio y la sucesión pertenecen simplemente al rein° de apariencias lizar el tiempo. El carácter dinámico y progresivo del tiempo era
vagas y variables. Esta creencia en el contraste einrn la yenladera simbolizado por un movimiento ideal del presente a manera de
punto que se desliza a lo largo del eje del tiempo, desde el pasado
e invariable realidad y el reino semirreal es comun a Plat° n, Pl°-
tino, los filósofos medievales, Spinoza, Kant, Schopenhauer, Brad"
¥ \I ley y M cT aggart, para nombrar sólo unos cuanto^ y el hecho de
Í al futuro. Pero al contemplar un diagrama espacial del proceso
temporal es fácil y psicológicamente natural olvidar su significado
que se halla presente bajo diversas vestiduras terminoiog'icas en dinámico subyacente. Cualquier símbolo espacial contemplado en
pensadores tan diferentes durante perí°d° s tan diferentes hace un momento dado se halla com pleto, o sea, todas sus partes se
q ue sea más significativa. La tendencia se halte presente n° sol° dan a la vez, simultáneamente, en contraste con la realidad tem
I en filósofos de inclinaciones idealistas, sm° igualmente, aunque
jde m anera m enos explícita, entre filósof ° s de mentalidad natura-
>1 poral que, por su propia naturaleza, es incompleta y cuyas «par
tes» — si se nos permite utilizar un término tan' inadecuado—
í lista y científicos de mentalidad fil°s° fica. . son por definición sucesivas, o' sea, no simultáneas. El simbolis
( En este segundo grupo el rasgo menta1 eleatic° toma precisa- | mo espacial nos hace olvidar la diferencia esencial entre la yux
| mente una forma menos conspicua, pero igualmente radical e? taposición y la sucesión y reducir las diferencias entre el pasado,
sus implicaciones, de la espacialización de1 tiemp°. Es apenasacc1- presente y futuro a simples diferencias de posición: los sucesos
[fdental que los primeros intentos de simbolizar el üemp° mediante «pasados» están simbolizados por las posiciones situadas a la iz-
. lluna línea geométrica infinitamente divisible tuviesen c° m° re" Iquierda del punto que representa el «presente», mientras que los
n<^ l | sultad° la negación de cambio y movimiento de Zen° n y su de- |sucesos «futuros» se hallan a la derecha del mismo punto en el
{//i||j~ensa d e la Unidad in m u tó le de Parménides. La d u n in adrá del mismo «e je temporal» ya trazado. Así el diagrama espacial su
A tiem po y su espacialización se hallan íntimamente re la m u n ^ ^ giere la idea equivocada de que los momentos sucesivos ya co
W ‘Jsiendo simplemente esta última una forma más c°ncreta de la existen y que no es auténtico su carácter de pasado y futuro, sino
*anterior. Pero la espacialización del tiempo ^ in tom° una f orma f/ ;ñ
j más sistemática en el período m °dem °, en rímditunddad c° n el
ÍW\j /
únicamente «fenom énico» o «aparente». ■
Desde tal punto de vista, los sucesos futuros ya existen, y lo
^desarrollo de la geometría analítica y la m e c a n o clas1ca. Des que llamamos su ocurrencia futura sólo es una form alidad sin
cartes, que fue fundador de la primera y cofundad°r de la s e - importancia, inevitable para una conciencia humana finita, pero
gunda, sól° f ue consistente cuando llamo a1 tiemp° «dimens1ón » ) l no para una inteligencia sobrehumana, exenta de limitaciones hu
y cuando llevó la analogía entre un pumto geometric° y un ins- )vi
manas. Es verdad que cuando Laplace hablaba de tal inteligencia
fr| tante de tiempo a sus consecuencias lógicas, aunque absurdas en sobrehumana no se refería al Dios medieval, sino únicamente al
V definitiva. Pues Descartes, siguiendo en esta c°nexión a los at°* orden impersonal de la naturaleza en el que las ocurrencias pa-
mistas árabes, y dándose cuenta de que ningún eslabón dinámic° I* jsadas, presentes y futuras se ven intemporalmente contenidas ;
' ' se puede obtener lógicamente entre los instantes sin transcurs° y
pero su punto de vista estrictamente determinista no era, después
puramente externos, era correctamente consistente al sacar la c° n_
l:i de todo, básicamente diferente de las ideas medievales y protes
\ I clusión de que nuestro mundo está perpetuamente p e re d ^ d o y
tantes originales acerca de la predestinación. El Dios de Santo
V I continuamente creándose de nuevo. Asi la divina crealio continua
Tomás y Calvino compartía con el orden impersonal de la natu-
proporciono el eslabon dinómico que hacia fdite para unte los
. raleza de Spinoza y Laplace la propiedad de abarcar en un solo
• instantes sin duración 10^
{)l|acto temporal toda la historia del universo. Esto es lo que Char-
^l'del universo llamada «fu tu ro »; o cuando se dice que encontm- táñeos en otros sistemas de inercia. Y lo que parece aún peor,
. i mos los sucesos futuros preexistentes en nuestro camino hacia el algunos sucesos que aparecen en sucesión en un sistema pueden
^1 futuro, reconocemos que aun si el futuro se halla completo; nues- aparecer incluso en un orden inverso de sucesión en algunos otros
" tro camino hacia el futuro continúa todavía. Es evidente que, sistemas. Como no hay ningún sistema privilegiado que imparta
aunque el esquema universal de Minkowski elimina la sucesión un signo de objetividad a uno de estos sistemas, ¿qué status ob
en el mundo físi09, reconoce al menos el movimiento de nuestra jetivo pueden poseer todavía el tiem po-y la sucesión? ¿N o subs
conciencia hacia. é\- futuro. Así surge un dualismo absurdo del tancia así la teoría de la relatividad la idea kantiana e idealista
mundo físico intemporal y la conciencia temporal, o sea, un dua acerca de una naturaleza puramente fenoménica del tiempo? He
lismo de dos reinos totalmente disparatados cuya correlación se mos visto cuán fuerte era la tentación de sacar esta conclusión,
hace completamente ininteligible. En tal idea, el futuro se con especialmente para los neokantianos.
ciérte simplemente en un presente distante que está separado de El principal defecto de este razonamiento es que comienza
nuestro denominado presente por el segmento de la cuarta di por una hipótesis equivocada. Simplemente no es cierto que la
mensión que llamamos tiem po; significa, por ejemplo, que esta simultaneidad y la sucesión de sucesos sean pura e ilimitadamente
mos ya muertos sin darnos cuenta de ello ahora ; pero nuestra relativas. Incluso una ligera inspección de las fórmulas de Lo-
conciencia, arrastrándose a lo largo de la línea universal de su
propio cuerpo, llegará ciertamente a algún suceso preexistente y
Píí rentz y Minkowski descubre tres casos que son rara vez analiza
dos, si es que se los menciona, en exposiciones populares de la
nominalmente futuro que, en su estado completo, espera ser fi relatividad :
nalmente alcanmdo por nuestra conciencia. Pero nuestra concien
cia futura no creará este suceso, lo mismo que el descubrimiento a) La simultaneidad y sucesión de los sucesos isotópicos, o
de Colón no creó el continente americano. A tan extrañas con sea, sucesos que se producen en el mismo lugar.
secuencias conducen la espacialización del tiempo y el determi- b) La simultaneidad de los sucesos heterotópicos, o sea, de
nismo estricto ; tienen una raíz común : la sustitución griega de los sucesos que se producen en diferentes lugares.
Venir a Ser por Ser. c) La sucesión de sucesos heterotópicos causalmente rela
cionados.
d) La sucesión de sucesos que no tienen conexión causal.
L a irreversibilid ad de los eslabones causales y la
RELATIVIDAD DE LA YUXTAPOSICIÓN. a) Tanto la simultaneidad como la sucesión de los sucesos
isotópicos son topológicamente invariantes con respecto a todos
Pero ¿se halla realmente espacializado el tiempo en la teoría los posibles marcos de referencia. En otras palabras, la simulta
de la relatividad? La denominada espacialización del tiempo se neidad y sucesión de los sucesos que se producen en el mismo
produce simplemente en las imaginaciones de algunos intérpretes lugar siguen siendo simultaneidad y sucesión para cualquier ob
que, al retener los hábitos clásicos de pensamiento, siguen el ca servador concebible. Según palabras de ' Paul Langevin, las líneas
mino de la resistencia menos psicológica. Para demostrar esto no universales, que por definición están constituidas por una suce^
necesitamos recurrir al último argumento epistemológico a fin sión de sucesos isotópicos, son irreversibles en todos los sistemas
de defender la realidad de tiempo y cambio ; un detallado y cui de referencia. La irreversibilidad de las líneas universales es así
dadoso análisis del contenido físico de la teoría espacial de la absoluta en el significado pleno de la palabra “ •
relatividad será suficiente para este propósito. b ) Lo que vino a ser plenamente reLtivo en la física m o
Aparentemente, el argumento más convincente para una inter derna es la simultaneidad de sucesos distantes, o sea, heterotópi-
pretación errónea estática de la fusión de espacio y tiempo es la
relatividad de la simultaneidad.- Una pareja de sucesos que tienen ” P. LANGEVIN, “Le temps, l'cspacc el la causalito dans la physique modcrnc”,
simultaneidad en nuestro marco de referencia ya no son simul- Bulletin de frangaise de philosophie, Scance du 19 octobre 1911, p. 37.
180 Impacto filosófico de la física contemporánea
La d in a m iz a c ió n del e sp a c io en la t e o r ía e sp e c ia l .
sica, es una simple consecuencia de su identidad básica en la teo espacio fue posible por el sacrificio de casi todas las facetas del
ría general. Es un error decir que la materia cecausa» la corres espacio clásico. El espacio de la teoría general de la relatividad
pondiente curvatura en el espacio, como vagamente se sugiere a no sólo no es euclidiano, sino que ni siquiera tiene el carácter
veces, pues no hay relación de causalidad entre la materia y una de homogeneidad qué la teoría especial de la relatividad conser
zona local del espacio. La relación es la de identidad : la materia vaba aparentemente. Sus diferentes regiones no son cualitativa
y la curvatura local del espacio son una sola e idéntica realidad. mente equivalentes, puesto que difieren por su curvatura local
El lenguaje de Eddington es m uy explícito sobre este punto : no euclidiana. Probablemente no es infinito, aunque todavía ca
rece de límites. En él, al contrario que el espacio infinito de
Sobre la teoría newtoniana no se consideraría completa ninguna
Bruno y Newton, son facetas compatibles la falta de límites y la
explicación de la gravitación a menos que describiese el mecanismo me
diante el cual un trozo de materia se adhiere al medio circundante y finidad. Se halla indisolublemente unido al tiempo, no sólo a cau
lo convierte en portador! de la influencia gravitacional que irradia de la sa de la teoría especial de la relatividad, de la que es una exten
materia. En la presente teoria no se requiere nada correspondiente a sión la teoría general, sino también en un sentido todavía más
esto. No preguntamos cómo la masa se adhiere al espacio-tiempo y sorprendente: el espacio-tiempo relativista no tiene una estruc
causa la curvatura que postula nuestra teoría. Eso sería tan superfluo
tura rígida, porque su curvatura varía no sólo de lugar a lugar,
como preguntar cómo la luz se adhiere al medio electromagnético para
hacerlo oscilar. La luz es la oscilación; la masa es la curvatura. No hay sino también de un momento a otro. Esta es una inevitable con
ningún efecto causal que se pueda atribuir a la masa; y menos todavía secuencia del hecho de que hay un desplazamiento mutuo de cuer
uno que se pueda atribuir a la materia 23 (La cursiva es del original.) pos materiales, o, en el lenguaje de la teoría general, un despla
zamiento mutuo de deformaciones locales del espacio-tiempo.
O con palabras de Emile Borel : Además, no sólo hay un cambio continuo de curvaturas lo
cales debido al desplazamiento mutuo de los cuerpos, sino que
Todo esto es una consecuencia del bien conocido hecho de que la incluso la curvatura total del espacio-tiempo varía en el tiempo.
masa newtoniana (o masa gravitatoria) y la masa de Galileo (masa Hay considerables testimonios astronómicos en favor de la expan
de inercia) son rigurosamente idénticas. Por tanto, en las ecuaciones es
sión del espacio-tiempo, o sea, el incremento continuo del «radio
posible sustituir la presencia y acción de la materia por las modifica
ciones correspondientes a los desplazamientos producidos por las fuer^ de curvatura» 27•
zas de inercia; en lenguaje matemático, esto significa que la materia se ¿Podemos imaginar una incorporación más radical del con
manifiesta solo en las deformaciones del espacio-tiempo de cuatro di cepto de espacio en el de conversión? ¿Qué queda de la defini
mensiones "'. (Hemos añadido la cursiva.) ción clásica del espacio como «yuxtaposición simultánea de pun
tos»? Nada más que una palabra de connotaciones confusas.
La conclusión filosófica de Meyerson de que, en la teoría re Esto puede parecer una declaración irreflexiva ; pero apenas
lativista de la gravitación, la materia era «reabsorbida en el es se puede evitar tal conclusión si observamos plenamente el con
pacio» 25 parece estar enteramente justificada, si no olvidamos traste entre el continuum variable, dinámico, heterogéneo, no eu
que es menos confuso hablar de la reabsorción de la materia en clidiano, y el receptáculo rígido, pasivo, homogéneo, de Euclides
el tiempo-espacio más bien que en el espacio. Esta corrección ne
cesaria hace m uy discutible la idea, defendida por Meyerson y K' y Newton. Este último siempre se halla implícita o semiconscien-
temente presente en nuestra mente cuando utilizamos el t é ^ i n o
Bergson 20, de que la teoría general de la relatividad es una con «espacio», y un esfuerzo considerable y constantemente renovado.
tinuación e incluso una culminación de la tendencia cartesiana a ■
reducir la materia al espacio. La fusión relativista de materia y A es necesario para vencer este hábito de varios siglos de antigüe
dad. Incluso el dominio matemático de la teoría de la relatividad
no garantiza necesariamente que el antiguo hábito sea vencido.
” Eddington, The Nature o/ tlze Physical World, p. 156.
E. BonEL, L'Espace et le temps (París, 1923), p. 204. La difundida interpretación errónea de la unión de espacio y tiem-
"" La Déduction relafiviste, p. 135.
"" E. Meyerson, ibid., p. 135; H. Bergson, Durée et simultanéité, p. 241. #7 A. E. Eddington, The Expanding Universe (C^nmhridgc University Press, 1933).
13
194 Impacto filosófico de la física contemporánea
R e c a p it u l a c ió n .
El s ig n if ic a d o de la d il a t a c ió n de t ie m p o en la t e o r ía
E S P E C IA L .
10 H. B e r c so n , o p . c i t ., pp. 158-170.
ii
210 Impacto filosófico de la física contemporánea
El s ig n if ic a d o de la d il a t a c ió n de t ie m p o en la t e o r ía
G EN ERAL.
“ A . E . E ddin gton , Sfars and Atonta ( Y ale University Press, 1927 ), pp. 48-53,
122-123; E. T . "Wh i t t a k e r , From Eludid to Eddington, pp. 124-125.
” A . O . L ovjsjok, “ T h e Paradox o f ihe Time-Retarding J ou ra ej” , The Philoao-
phical Review, vol. 40 (1 9 3 1 ), pp. 48-68, 152-167.
“ P. L an ge vin , “ L ’Evolution de l’espace et du temps” , Reoue de Méthaphysique
et de Moralc, vol. X I X (1 911), pp. 465-466.
212 Impacto filosófico de la física contemporánea
En qué s e n t id o el t ie m p o s ic u e s ie n d o u n iv e r s a l .
90
A. N. "W h it e j ie a d , T he Concept o f Nature, p. 178.
II B. ,
R u s s e l l , O ut Knowledge o f t h e External W orld pp. 103*104.
*3
B ercson , op, cit,, p. 172.
218 Impacto filosófico d é l a física contemporánea
S IG N IF IC A D O D E L A E S P A C I A L ID A D .
A . A . R obb, The /ibsolute Relations o f Time and Spnce; también Geom etry of
Tim e and Space (Cambridge Univcrsity Press, 1936), pp. 1-25; R. Carnap , loc. cit.
(compárese cap. X , n. 3 3 ); H . M eh lb i :rc , “ Essai sur la théorie caúsale du temps” ,
Studia philosophica (Lcopolis, 1935), pp. 120-260; H . R eic hen bach , Die Philosophie
der Raum.Zeit-Lehre, especialmente pp. 306-311; A . M arkov , “ Über die Ableitbarkcit
der W eltm etrik aus der ‘Friiher ais’ Bezieliung” , Physücalische Zcitschrilt der Sotole-
tunion, vol. I, 3 (1 932), p. 397.
3 C arnap , op. cit., p. 334.
E. T . W h it t a k e r , A History o f the Theories o f A ether and Electricity (Lon
dres, 1953), vol. I I , p. 186.
Estructura dinámica del tiempo-espacio 225
15
226 Impacto filosófico de la física contemporánea Estructura dinámica del tiempo-espacio 227
A Lineo universo! !
dimensiones de una fase, de cuatro dimensiones, del proceso uni gar, o en lenguaje relativista, para los sucesos de la misma línea
versal ; por tanto, tenemos que ponernos una vez más en guardia universal, el intervalo de independencia causal es cero, puesto
contra la falacia de la espacialización, que, como acaba de decir que cada uno de tales sucesos es naturalmente simultáneo con sí
nos Bergson, consiste en aplicar la divisibilidad matemática de mismo ; esto no es nada más que una demostración truística de
entidades geométricas (líneas, superficies y volúmenes) a proce la ley deidentidad. Como en otros ejemplos, la idea de la física
sos temporales. clásica es verdadera en la primera aproxim ación; cuando a du-.
Ahora nos hallamos en posición de evaluar en su plenitud, y ración de los eslabones causales es pequeña, el intervalo de in
de una manera más positiva, el significado de la fusión del es dependencia causal (simbolizado por la zona de cuatro dimensio
pacio y el tiempo, o lo que es igual, la transformación del c o n nes encerrada entre dos conos causales) se reduce prácticamente
cepto de distancia. No es suficiente, o al menos no es suficiente a un espacio sin duración instantáneo que separa el pasado del
mente específico, decir que el concepto de distancié espacial fue fu tu ro; entonces podemos hablar de distancias intemporales, o
sustituido por el de distancia espaciotemporal. Lo que solíamos sea, puramente espaciales, instantáneas, sin cometer un grave
llamar «distancia espacial» ha de ser medida ahora, como obser error. Pero fuera de esta área limitada . de validez aproximada
varon correctamente Carnap y Reichenbach, por la duración de sólo es legítimo hablar de distancias espaciotemporales, nunca es
eslabones causales correspondientes. Si el sol está más cerca de paciales.
nosotros que Neptuno, lo está porque el sol se encuentra sólo a De forma análoga, la geometría euclidiana sigue siendo vá
ocho minutos luz de distancia, mientras que Neptuno se encuen lida en la escala terrestre e incluso planetaria ; las divisiones co
tra a cuatro horas luz. Pero cuando yo recuerdo vivamente lo que rrespondientes de ella son demasiado pequeñas para ser observa
hacía hace ocho minutos o cuatro horas, ¿n o me encuentro tam bles o tener significado práctico. Pero esto no hace que el cambio
bién causalmente influido por un «suceso distante»? ¿P or qué, de todo el cuadro del universo sea menos revolucionario;. el hecho
en este último caso, me inclino a decir que la distancia en cues de que hay relaciones puramente temporales y espaciotemporales
tión es puramente temporal, o sea, que no implica distancia es en el mundo, mientras que no existen relaciones intemporales pu
pacial? Evidentemente, la extensión temporal de un eslabón cau ramente espaciales, muestra sólo otro aspecto de la prioridad on-
sal no es suficiente para caracterizar lo que la física clásica de toll)gica del tiempo sobre el espacio. Pues las relaciones de inde
nominaba «distancia en el espacio». Hay una segunda faceta im pendencia causal, ya sea legítimo o no llamarlas relaciones, son
plícita que, junto con la primera, es suficiente para diferenciar totalmente diferentes de las de yuxtaposición clásica de puntos
entre distancia espaciotemporal y simple distancia temporal. existentes simultáneamente. La independencia causal en la rela
Esta segunda faceta es precisamente el intervalo de indepen tividad no significa separación estática de entidades no menos
dencia causal. Es precisamente la longitud de este intervalo la estáticas, separación que bien puede denominarse también cone
que m ide el grado de indeterminación (Toleranzbreite de Schro- xión rígida en virtud del carácter inmutable del vacío separa
dinger) 11 con respecto a la simultaneidad de sucesos distantes. dor 12 ; significa la copresencia — o más bien cotransformación o
Este intervalo que mide la extensión de «copresencia» o de «otra
parte» en dieciséis minutos para el sol, ocho horas para Neptuno, “ Puede parecer extraño que el espacio clásico, que era por' su naturaleza vacío,
un siglo para la estrella polar, dos mil años para la gran nebu o sea, penetrable, pudiese poseer el atributo ele rigidez que se ve habitualmente aso^
losa de Orión, dos millones de años para la nebulosa de Andró ciado con la impenetrabilidad de In materia; o que el vncío que separa los cuerpos
filíeos pudiese caraeterizarse como agente coiiexor. Pero no olvidemos que el vncío
meda. Siempre es doble la duración de los eslabones causales co clásico euclicliano era un recipiente físico en el que los cuerpos físicos coexisten
rrespondientes. Para los sucesos que se producen en el mismo lu juntos y que este recipiente, como acentuó explícitamente Newton, es en su natu
raleza rígido e invariable. Así se puede decir con igual exactitud que las distancias
espaciales tanto sepuran como convelan los cuerpos físicos. Cada distancia permanece
11 E. Schrodincer, “Spczielle Relativitatsthcovie und Quantcnmechanik”, Sitzen eternamente idéntica, ya una (o separe) dos partículas o dos posiciones desocupadas;
berichtungen der preussischen Alwdemie der. Wissewcha/ten, Phys. Math. Klasse, XII lo que cambia es la ocupación de las posiciones, no las posiciones en sí. La conexión
(1931), p. 3. , lógica entre la simultaneidad (o sea, la yuxtaposición espacial) y la rigidez fue ex-
232 Impacto filosófico ele la física contemporánea
el que continuamente penetra el éter universal. Era una teoría de “ destrucción per
petua11, o seo, lo contrario de la teoría de “ creación continua1’ de Hoyle.
Estructura dinámica del tiempo-espacio 237
” II. W fyl , Spucr-Timc-Mattcr, p. 262; ¡Vas ist M olerle? (B erilo, 1924), pági-
ñas 56-57.
“ II. AVevi., It/as isl Materie?, p. 57 : “ Im Inncrn ilicscr Saumer ist kcin Roum
nichr” .
238 Impacto filosófico dé la física contemporánea
T ie m p o -e s p a c i o p u l sa c io n a l .
30 H. M arge n au , T h e N a tu r e o f P h y s ic n l H e a l i t y , p. 156.
16
242 Impacto filosófico de la física contemporánea
mente sin símbolos visuales tan sutiles como los que evidente
mente dan color incluso a los conceptos más abstrusos (com o el
del continuum matemático) y de los que no se hallan conscien
tes los matemáticos, torpes en el análisis introspectivo de sus pro
pios procesos de pensamiento. No obstante, un abandono radical
de los modelos visuales e imaginativos en la física moderna es
absolutamente imperativo para que no se nos escape por com
pleto el significado de la presente crisis de la física. No debemos
confundir la obstinada resistencia de los viejos hábitos mentales
con la forzosidad lógica o «necesidad a priorin ele pensamiento. La
cuestión de si son posibles otros modelos, o sea, no visuales, de
los sucesos y relaciones microfísicos será considerada en la parte
final de este libro.
Las dificultades con que nos encontramos cuando tratamos
de formular la teoría de las pulsaciones espaciotemporales son aná
logas a las que experimentaron las primeras formulaciones de los
teoremas de la geometría no euclidiana. Como el lenguaje de la
geometría era totalmente euclidiano, era casi imposible formular
un teorema de geometría no euclidiana sin una aparente contra
dicción, o sea, sin emplear aparentemente aquellos conceptos eu-
clidianos cuya validez se negaba a propósito. Incluso una persona
de mentalidad tan abierta como J. B. Stallo, que tan notable
mente anticipó la inadecuada condición de los modelos mecanicis-
tas clásicos, tenía el convencimiento de que estas dificultades eran
insuperables:
teoría de la relatividad, a localizar el espacio esférico dentro de accesible a nosotros» Fue una duda s^rálar la que hace más
un recipiente euclidiano de cuatro dimensiones. de dos décadas condujo a Schrodinger a ser escéptico acerca de
La dificultad con que se enfrenta la teoría del cronón y el la aplicabilidad de la geometría para pequeñísimas regiones de
hodón es análoga : es extremadamente difícil formular esta teo espacio, o, como debe ser preferible decir, de tiempo-espacio 27
ría sin volver a introducir subrepticiamente el concepto ■de límites Como veremos más tarde, es la misma tendencia a extrapolar la
sin extensión. Nuestro lenguaje se halla tan moldeado por los que es responsable del estremecimiento de sorpresa con que los
hábitos intelectuales creados por el cálculo infinitesimal que con físicos, y aún más los filósofos, reaccionaron contra el principio
tinuamos hablando de instantes y puntos aun cuando tratamos de incertidumbre de Heisenberg. Pero es significativo que algu
de negarlos. No obstante, incluso algunos matemáticos destacados nos matemáticos destacados estén ahora dispuestos a adoptar una
han empezado ;ahora a darse cuenta de que puede que no sean actitud más crítica incluso para con un hábito mental tan arrai
legítimos los propios conceptos de punto e instante, porque la di gado como el de la continuidad matemática del espacio y el
visibilidad infinita del espacio y el tiempo, que estos dos con tiempo.
ceptos presuponen, puede ser una insegura extrapolación de nues La actitud de Hilbert y Bernays no está aislada. E l intento
tra limitada experiencia macroscópica. La idea de Hilbert y Ber- de Karl Menger de construir una «topología sin puntos» repre
nays en su Grundlagen der Mathematik es muy significativa en senta en la geometría moderna la trayectoria cuya posibilidad fue
este respecto. Después de considerar la solución convencional ha anticipada por Emile Borel. Menger se halla claramente conscien
bitual de la primera de las paradojas de Zenón por medio de se te de las dificultades con que se enfrenta cuando trata de sus
ries convergentes infinitas, hacen la significativa observación que tituir la topología tradicional de puntos por la «topología de te
sigu e: rrones» :
Realmente hay también una solución mucho más radical de esta Pues, por medio de un terrón, queremos decir algo que tiene un
paradoja. Consiste en la consideración de que por ningún medio nos límite bien definido. Pero los limites bien definidos son también re
vemos obligados a creer que la representación espaciotemporal mate sultados de procesos limitadores más que objetos de observación directa.
mática del movimiento es físicamente significativa para intervalos es Asi, en lugar de terrones, podríamos emplear al principio algo torlavia
paciales y temporales arbitrariamente pequeños; pero más bien tenemos más vago, algo que tal vez tiene varios grados de densidad o que ad
toda clase de fundamentos para suponer que el modelo matemático mite por lo menos una transición gradual a su complemento. Tal teo
extrapola el hecho de cierto reino de la experiencia, o sea, los movi ría podría ser útil para la mecánica ondulatoria 2S.
mientos dentro de los órdenes de magnitud accesibles a nuestra obser
vación, en el sentido de una simple construcción conceptual, de forma La dificultad mencionada por Menger es esencialmente idén
análoga al modo en que la mecánica de continua completa una extra tica a la que aludimos anteriormente : el peligro de introducir
polación en que se supone que el espacio se está continuamente lle subrepticiamente en la teoría los propios conceptos que eran con
nando de materia... La situación es en todos los casos en que siderados como insatisfactorios y que, por tanto, había que eli
se cree es posible exhibir directamente una infinidad como dada por
minar. Aparentemente recomienda como remedio un retorno a l a
medio de la experiencia o la percepción. ...Un examen más minucioso
demuestra luego que una infinidad no es realmente dada para nos experiencia directa, pero esta recomendación se halla expuesta en
otros, sino que pri.mero es interpolada o extrapolada por medio de un términos tan generales que es fácil no reparar en su profundo
proceso intelectual s1gnif1cad°. Y o mtento retornar a ella en la última sección del
libro.
De manera análoga, más recientemente, Erwin Schrodinger
ha señalado que la idea de extensión continua «es algo totalmente E. Schrodinger, Sciern:o? and Humanism (C^ambridge Univeraity Press, 1952),
exorbitante, una enorme extrapolación de lo que es realmente pp. 30-31.
E. Schrodinger, “ Übcr <lie Unanwendbarkeit der Gcometrie im Kleinen”
Naturwissemchaften, vol. 22 (1934), pp. 518-520.
K. “Topology Without Poínts”, Rico Pamphlct, vol. XXVH
D. Hilbert-P. BERNAYS,.Gr«m/íage;i der Mathematik (Jcna, 1931), pp. 15-17. (pncro 1?<le0), n^m. 1, 107,
248 Impacto filosófico de la física contemporánea ]!; Estructura dinámica del tiempo-espacio 249
Jj¡
Para nuestra finalidad presente es importante retener el sig- \ multáneamente la posición y la velocidad, o la energía y el tiem
nificado negativo de las teorías del cronón y h od ón : son síntomas ^ po, es equivalente a la imposibilidad d e ' determinar los estados
de una creciente conciencia de que los conceptos de puntos sin instantáneos de las líneas universales individuales por la simple
extensión e instantes sin duración, o — lo que es igual— los con- y razón de que tales estados instantáneos no existen en la natura
ceptos de la continuidad espacial y temporal, apenas son inslru- leza. Mientras que la relatividad de la simultaneidad excluía la
mentos adecuados para tratar de la realidad microfísica. La me- , posibilidad de secciones transversales instantáneas en la conver
canica ondulatoria, y en particular el principio de incertidumbre y sión de cuatro dimensiones, el principio de indeterminación de
de Heisenberg, simplemente fortalecieron este escepticismo. El ■ Heisenberg en su segunda forma prohibe este corte transversal
significado del principio se discutirá después más extensamente ; instantáneo en una línea universal individual. Su significado fi
aquí limitaremos nuestra atención a esos aspectos suyos que guar- y losófico fue expuesto con soberbia concisión por Zigmund Zawirs-
dan relación con el problema de la continuidad espaciotemporal. ki en 1 9 3 4 :
Según el principio de Heisenberg, que se llama también prin- >"
cipio de indeterminación, es imposible determinar simultánea Si el corte instantáneo del transcurso temporal, según la fórmula
mente la velocidad y la posición de un electrón o de cualquier de Heisenberg, deja la energía completamente indeterminada ¿no de
muestra esto que el universo necesita cierto tiempo para tomar formas
otra partícula microfísica ; cuanto más exacta es la determinación
precisas?
de su velocidad (o m om ento), tanto más insegura se hace su po
sición, y viceversa. En símbolos, ■ ’■ En su primera forma el principio de Heisenberg destruye la
6.p 6.x ¿ h ■ posibilidad de las propias líneas universales, al menos mientras
sean consideradas en la teoría de la relatividad clásica com o lí
donde Ap significa la incertidumbre en la medición del momento, neas claramente definidas sin espesor espacial. No es necesario
Ax es la incertidumbre en la posición y h es el átomo de acción defender las teorías específicas del hodón y el cronón para dudar
de Planck. de la legitimidad de la divisibilidad infinita del espacio y el tiem
Una relación similar es válida para todas las cantidades fí po ; es suficiente sacar consecuencias del principio de incerti
sicas cuyos productos tengan la misma dimensión que la cons dumbre para ver la imposibilidad de localización absolutamentt.
tante h de planck. Una relación de incertidumbre igualmente im clara y determinación absolutamente precisa de la fecha de los
portante es válida para la 'determinación simultánea de energía acontecimientos microfísicos. Fue simplemente natural que Louis
y tiem po: de Broglie sacara la conclusión de que la física de los quanta in
A E A fS t h troduce, en cierto sentido, «la discontinuidad de conversión» y que
la continuidad del tiempo macroscópico es tan sólo una ilusión
donde &E significa el error en la medición de energía y &t es que resulta estadísticamente del enorme número de sucesos ele
la inexactitud en la determinación de su ■momento de tiempo. mentales discontinuos so.
Cuanto más preciso es el valor medido de la energía, tanto me Se puede objetar que el principio de Heisenberg no conduce
nos definida se hace la determinación de su fecha. necesariamente al concepto de pulsación espaciotemporal mínima.
A su debido tiempo veremos las importantes razones que nos aunque es compatible con él. Es teóricamente concebible que
impiden considerar el principio de indeterminación com o una mientras Ap se incrementa sin límite, &x se aproximará a c e ro ;
simple limitación técnica impuesta a nuestra observación humana i de forma análoga, para AE = oo, At sería igual a cero. Mate
por la propia naturaleza del proceso mediante el cual un obser máticamente, estos casos límites son compatibles con la fórmula
vador interviene en un objeto observado. Veremos que su signi
ficado es mucho más profundo e indica la presencia de contin- ( 20 S. Zawirski, “Vevolution de In notion du temps", Scientia, vol. 28 (193-1),
gencia real en la naturaleza de las cosas. Pero si aceptamos esta p. 260. .
" L. de Broglie, “L’cspace et le temps dans In physique quantique”, Revue de
interpretación es evidente que la imposibilidad de determinar si- Metaphysique et de Múrale, vol. 51 (1949), pp^ 115-117.
250 Impacto filosófico de la física contemporánea
La in s u f ic ie n c ia de los m o delos c o r p u s c u l a r e s .
17
258 Impacto filosófico de la física contemporánea
La f u s ió n de la m a sa con la e n e r g ía .
B ~ 2 n io C 2 -f- - j- ¿ » t 0t;a2
L oS « C A M B IO S » S U S T IT U Y E N A L O S «D E S P L A Z A M IE N T O S ».
tres siglos, se' ha convertido en parte de nuestro subconmiente í;1- al concepto clásico de movimiento ; pues ¿qué es el movimiento
teÍectual. Como resultado, no nos damos cuenta de que los ter** sin una cosa que se desplace? En 1926 P. W . Bridgman señaló
minos «movimiento» y «desplazamiento» s°n totalmente inade* dificultades similares cuando se aplica a la luz el clásico « punto
cuados porque se hallan matizados de asociaciones clasicas des^ de vista de cosa que viaja» :
orientadoras. El uso continuado de estos términos es casi rompai
rabie a un síntoma psicoanalítico : indica la resistencia de nue^. Nos encontramos fa^miliarizados con sólo dos tipos de cosil que viaja,
tro subconsciente newtoniano a desviarnos de los habítos tradicm- un disturbio en un medio, y un objeto balístico s^ejante a un pro
uales de pensamiento. Al mismo tiempo, estas palabras famlliares, yectil. Pero la luz no es como n disturbio en un medio, pues de otro
modo encontraríamos una velocidad diferente cuando nos movemos con
que aparecen en los libros de texto de la f ísica moderna y rela^
respecto al medio, y tal fenómeno no existe; ni es tampoco la luz como
tivista, crean naturalmente en la mayoría de los lact° res la im un proyectil, porque la velocidad de la luz con respecto al observador
presión errónea de que están pisando un terren° famillar. Nada es independiente de la velocidad de la fuente 2
es más natural que deducir de la familiaridad de una polaina la
fam iliaridad del significado que se halla detrás de esa palmiza. Sin embargo, la razón decisiva por la que ni la materia ni
No obstante, algunos destacados filósofos de la .ciencia se enrom la luz pueden ser consideradas como entidades o substancias que
traban claramente conscientes del profundo cambio a que estaba viajan moviéndose por el espacio no se ve formulada de una ma
sometido el concepto clásico de movimiento y que se halla oculto nera suficientemente explícita ni por Reichenbach ni por Bridg
por el continuado de términos clásicos familiares. Alla por man. (Reichenbach se acerca más a ella, pero su comparación de
192 O Hans Reichenbach manifestó claramente la implicación de una partícula material con onda de agua viene a ser desorien
la relatividad general en pro de nuestra idea del movimiento : tadora a pesar de su advertencia de no tomarla en sentido literal ;
también sugiere vivamente la imagen de un disturbio que viaja
El espaci0 está completamente lleno por el campo gue define
métrica; lo que hasta ahora hemos llamado cueros materiales son en el medio etéreo a la Huygens o a la W illiam Thom son.) Esta
camente las condensaciones de este campo. No tiene sentido halaar do razón decisiva es precisamente la fusión relativista del espacio y
un movimiento de partes materiales como un transporte de cosefij lo su contenido físico en una sola entidad dinámica. Si utilizando
que tiene lugar es ^n proceso de condensación traeslativo comparable la expresión de Meyerson, la materia se halla «reabsorbida» en
al movimiento de una onda en el agua. (La analogia es, desde luego el espacio (espacio-tiempo), la distinción' entre el recipiente geo
muy tosca, puesto que es habitual interpretar el «aparente» avance de
l a onda en el agua como oseilaciones «reales» de las partículas del métrico subyacente y su contenido físico variable desaparece ; pero
agua. En realidad, no existen partículas separadas como portadoras del esta distinción era la propia base del concepto clásico de m ovi
estado del campo,.,) El concepto de « n a cosa individual» pierde su miento. Por consiguiente, el espacio ya no puede ser considerado
signifü.cado definido 1 . como medio a manera de recipiente pasivo, totalmente indiferen
te a los cambios de su contenido físico. Como son confusos los
De una manera singularmente explícita, Reichenbach señaló
límites entre la materia y el espacio circundante, el movimiento
que la crisis del concepto de cosa en la física amenaza igualmente
significa no ■sólo un desplazamiento de una partícula visible y
1 H. Reichenbach, Relativitatstlworie unil Erkenntnú Apriori (Braunschweig, aislada en el espacio, sino también un desplazamiento simultáneo
1920), p. 98. . de todo el complejo de los sutiles eslabones gravitatorios y electro
(*) Das R a^ ist ausgefüllt von dem Felde, das seine Metrik beatimmt; es aind magnéticos mediante los cuales una «partícula» tiene conexión
nur die Verdichtungen dieses Feldes, was wir bisher rus Materie betrachten. Es hat
keinen Sinn, von einer Wanderung materiellea Teile ala einem Tr^asport von dingen con el resto del universo.
zu reden; was staltfindet ist ein vorschreitende Verdichtungap^rcesa, der aber der Este segundo «m ovim iento» invisible suele ser descartado por
Wanderung der Wasserwelle verglichen werden musst. (Alle^^p nur als eine g^robe que no afecta a nuestros sentidos y carece de importancia para
Analogie, denn man pflegt sonst umgekehrt den “acheinbaren” Lauf einer Wasserwelle
auf die “wirkliche” Hin^und Herbewegung der Wasserteilchen zurüchuführen. Ein> fines prácticos. Incluso cuando la física cl!ÍSica reconocía que el
zelne Teilclieii rus Triiger des Feldzustandes gibt es e^^ nicht. .. .Der dor
Einzelding verliert jede Bestimmtheit. ’ P. W. BRIDGMAN, The Logic o/ Modern Physics, p. 164; también pp. 100-101.
Transformación del concepto de movimiento 273
272 Impacto filosófico de la física contemporánea
¿Tiene algún sentido decir que el tiempo-espacio, o incluso
movimiento de un cuerpo individual arrastra tras de sí a todo
sus partes, se mueven en algo? No existe la más ligera sombra de
su medio circu n d óte dinámico, o sea, su campo gravitatorio y
evidencia empírica para la existencia de tal hiperespacio imagi
electromagnético, siempre se acentuaba que el espacio geométrico
nario ; lo que se da empíricamente son desplazamientos relativos
subyacente, que se extendía 'debajo de todos estos movimientos
de varias regiones espaciotemporales, y lo que se sugiere por ex
complejos, permanece estático e indiferente a cualquier tipo de
periencia es la abolición de la distinción entre «llen o» y «vacío».
cambio. Todos los cambios que se producen en el medio circun
Pero tan pronto como se abandona esta distinción, se hace inme
dante dinámico de un cuerpo en movimiento eran naturalmente
diatamente obvia la transformación del concepto de movimiento.
interpretados por medio de modelos mecánicos y, en definitiva,
El movimiento ya no es un movimiento en algo, sino simplemente
corpusculares ; la explicación de Maxwell acerca del magnetismo
un movimiento. Además, como el concepto clásico de movimiento
como remolino colateral produeido en el éter por el desplaza
se halla indisolublemente sujeto a las imágenes visuales del des
miento lineal de las partículas etéreas es un ejemplo clásico de
plazamiento espacial, sería menos desorientador no u ^ ^ ^ este
este tipo de explicación.
término y sustituirlo por algún término más general y menos
Pero en la teoría general de la relatividad no existe ese reci
visual como cambio, modificación o tránsformación. Así podemos
piente subyacente geométrico indiferente ; la materia se convir
decir que lo que nuestra percepción registra como movimientos
tió en deformación local del medio espaciotemporal. Más exac
relativos de cuerpos no es, en verdad, nada más que desplaza
tamente, lo que llamábamos cuerpo material no es nada más que
mientos mutuos de las modificaciones espaciotemporales locales.
un centro de esta deform ación; la propia deformación se extiende
Si todavía postulamos un substrato espacial o hiperespacial para
en todas las direcciones con intensidad decreciente, produciendo
estas modificaciones espaciotemporales, solamente mostramos
así el fenómeno de campos gravitatorios y, según Weyl, incluso
nuestra resistencia instintiva a -desechar nuestra predilecta idea
electromagneticos. Es natural que el movimiento del centro de
tradicional de espacio como recipiente inmóvil de todos los cam
esta deformación vaya acompañado del movimiento concomitante
bios.
de toda la deformación.
El concepto de desplazamiento espacial es inaplicable no sólo
En este punto se hace mucho más clara la insuficiencia del
a los cuerpos materiales, sino también a la energía. Bridgman
concepto tradicional de movimiento. Es incorrecto decir que una
manifestó claramente la inaplicabilidad del concepto de despla^
deformación espaciotemporal se mueve en algo; tal m odo de ha
zamiento espacial a la energía electromagnética ; pero su decla
blar implicaría que una deformación espaciotemporal, o sea, el
ración tiene un significado mucho más general, pues se aplica
propio espacio-tiempo, se halla colocado en otro espacio, seme
a cualquier transporte de energía. Esto es comprensible desde el
j ó t e a un recipiente, con respecto al cual tendría lugar su movi
miento. Esto nos pondría en el camino de Zenón de Elea : nues punto de vista relativista, para el que la distinción entre materia
y energía ha perdido su original contraste. Incluso la energía elec
tro espacio se halla localizado en otro espacio, que puede estar
localizado en otro espacio, y así sucesivamente. Desde un punto tromagnética tiene su masa inercial y gravitatoria, como muestran
de vista estrictamente matemático, no hay nada incorrecto en tal claramente los hechos de presión de radiación y deflexión de la
procedimiento : nuestro espacio no euclidiano puede estar locali luz en fuertes campos gravitatorios. Según la teoría general, la
zado en el espacio euclidiano de cuatro dimensiones , que, a su masa inercial y gravitatoria son meramente dos aspectos de un
vez, puede estar contenido en espacios de un número mayor de mismo fenómeno, que es inseparable de ciertas modificaciones
^mie?-5 iones. Pero desde el punto de vista epistemológico, tal ma- peculiares del tiempo-espacio. Este es el significado de la «geo-
terializacion de las abstracciones matemáticas es altamente sos metrización» de la materia y su campo inercial y gravitatorio en
pechosa, en particular si observamos que todo el procedimiento la teoría general. ¿Se debe aplicar tal geometrización incluso a la
ha sido motivado por nuestro deseo inconsciente de salvar el con masa inercial y gravitatoria asociada con la energía electromag
cepto clasico de movimiento como desplazamiento de algo con nética? La creencia de que se debe hacer esto era y es todavía
respecto a algo. el motivo inspirador de todas las denominadas « teorías de campo
274 Impacto /üosó/ico de la física contem,poránea Transformación del concepto de movimiento 275
Unitario» ; incorporar todos los campos energ éticos (n ° «m p le- mente en el fenómeno del movimiento, ya sea ponderable o eté
m ente Íos campos gravitatorios e inerciales) en una multip\ici" reo. 4 ) En el mundo físico no sucede nada más que esta varia
dad dinámica compleja del tiempo-espacio. Serias diflcultades, ción.
tanto matemáticas como empíricas, c °n que se Lon enfrantado Apenas habría sido posible anticipar de manera mós explicita
varias teorías de campo en su detallada elaboración han obscu j la revisión de la distinción entre el vacío y la materia, así como
recido de cierta manera la solidez básica de su motivo subyacente. la transformación del concepto de movimiento. A ju icio de Clif-
ford, el fenómeno del movimiento se reduce a una variación de.
Es difícil ver cóm o la distinción entre «lleno» y « vacío», que se
vio tan radicalmente en entredicho con respecto a la relación de
la materia con el tiemp-0 , se puede mantener como base p ara di
Í la curvatura espacial. Lo que la física clásica consideraba como
desplazamiento de alguna cantidad substancial de materia a tra
f erenciar al espacio de su contenido energético. vés de un medio geométrico estático y físicamente inactivo es, se-
Una vez quede entendido esto, también quedará entendido | gún C lifford, anticipándose a Einstein, simplemente un cambio
qUe l a lUZ n o puede ser considerada.ni com ° partículas diminutas, de una distorsión local del espacio, no con respecto a un recipiente
lanzadas de la fuente de luz en todas las direcciones, como im a" geométrico subyacente, sino con respecto a otras distorsiones lo
glnaba Newton, ni como partículas de éter transversalmente vi cales.
brantes como creían Fresnel y los físicos del•siglo XIX : en cual Incluso la expresión «cam bio de distorsión local» puede ser
quiera de estas dos teorías clásicas, el movimiento de la inz era desorientadora, pues puede sugerir un desplazamiento de alguna
im aginado como un desplazamiento de alguna substancia sólida entidad substancial a través del espacio ; esto nos llevaría de nue
(por pequeña que sea) en un recipiente estático y pasivo del es vo a la antigua idea de movimiento. ¡ Nunca serán suficientes
pacio, que no toma parte en ningún cambio. Pero la separación nuestras precauciones contra las escunidizas connotaciones clási
del espacio respecto de su contenido e.ne.rgético es tan ilegítima cas ! Reichenbach, en el pasaje citado en la página 260, mani
como la del espacio respecto de la materia. Así ni las masas ni festaba que un cambio de distorsión local, en vez de ser un trans
los quanta de luz pueden ser considerados como cosas que viajan porte de algo sustancial a través del espacio, es comparable más
p0r el espacio; tanto la materia com o la radiación son meramente bien a un movuniento de una onda en el aguafsiempre que evi- .
modificaciones del tiempo-espacio, siendo la radiación probabla- temos cualquier intento de' reducir este movimiento ondulatorio
mente de un tipo menos complejo que la materia ; y es totalmen al desplazamiento vibratorio de partículas de éter substanciales
te disparatado hablar de movimiento de tiempo-espacio a menos Pues, como veía claramente Clifford, incluso el «movim iento
etéreo» debe ser interpretado del mismó modo que el movimiento
que recurramos a un ingenio muy discutinla de colocar el tiempo-
espacio en un continuum hipostatizado de cinco dimensiones.
R esulta asombroso que todas las facetas e s e n c ia l de la idea
>¡ de «cuerpos ponderables». Por esta razón, es menos desorientador
decir que, en vez de variarse la distorsión local, se■cambia la cur
m oderna concerniente a la relación entre el espacio, la materla vatura espacial en cierta región ; y este cambio de la curvatura
y el movimiento fueron proféticamente anticipadas por W . K . Clif- | A i local es lo que nuestra percepción registra como desplazamiento
de un cuerpo material. . «í
X j f * f ord alla por 1876 en su poco conocido ensayo On the Space U \ |
V-
1 Theory of Matter *• Esta hipótesis, anticipando la teoría general • Cuando hacemos un esfuerzo para desviarnos de las ideas tra
de la relatividad, se hallaba expuesta en cuatro puntos princi dicionales hondamente arraigadas es difícil evitar un análisis más
ti' pales : 1 ) L as pequeñas porciones del espacio son comparables f y detallado, aun cuando tal análisis parezca tedioso y excesivamente
superexplícito. ¿Qué sucede realmente, según la teoría general
* a pequeñas colinas en una superficie que es, en general, llana ; |>|'
las leyes ordinarias 'de la geometría no son válidas en ellas.
2 ) Las distorsiones espaciales se propagan como lo hacan las on
de la relatividad, cuando un cuerpo físico cambia de posición?
.Nada más que en una sola región desaparece una distorsión es-
das. 3 ) Esta variación de la curvatura del espacio sucede real- IS
f facial o al menos se reduce, nnentras que aparece en la región
Vecina, que era originalmente más o menos «llana». (No podría
’ Proceedings of Cambridge Philosophical Society, II (1876), pp. 157-158. ser enteramente «llana» en virtud de la presencia del campo gra-
276 Impacto filosófico de la física contemporánea
Transformación del concepio de movimiento 277
vitatorio, cuya curvatura,. en la ilustración de Clifford, difiere
únicamente en grado de la distorsión que constituye el propio El término «transformación universal» no debe ser entendido
cuerpo material.) Así lo que la física clásica consideraba como en el sentido de «transformación universal instantánea». Decir
movimiento de un cuerpo de un lugar a otro se describe en tér que una distorsión espaciotemporal, constituyendo la esencia de
minos relativistas como transformación intrínseca de ambos lu i.una partícula física, se extiende por todo el universo es utilizar
gares adyacentes. ■ una metáfora que no debe ser tomada literalmente. Esta ee:en-
Y no se limita esta transformación a esa región del espacio sión es un proceso que consume tiempo y puede ser. considerada
en que está presente el «cuerpo material». Las pequeñas colinas
r como prácticamente instantánea sólo para las inmediaciones a es-
no euclidianas de Clifford se deslizan gradualmente hasta las re l cala planetaria. cambios en los campos gravitatorios y electro
giones circundantes ; sus campos gravjtatorios y electrostáticos pe magnéticos se extienden con una velocidad finita, y por esta ra
netran no sólo en sus regiones vecinas, sino en áreas muy remotas zón no pueden ser considerados como penetrando en todo el uni
f del espacio cósmico. Esto fue ya plenamente observado por Fa- verso. Además, ¿hasta qué punto el concepto de totalidad del
raday. Anticipándose a la crítica de Whitehead acerca de la « fa universo sigue teniendo sentido después de la negación de la si
lacia de la localización sim ple», afirmó que cada átomo es virtual multaneidad absoluta de sucesos distantes? Hemos visto que el
mente ubicuo, porque se extiende, por decirlo así, a través de término «mundo en un instante» o «instante universal» carece
ull
todo el sistema solar, pero reteniendo siempre su centro de fuer de sentido, porque requiere la existencia de conexiones geomé
íf
za *• Como hemos mencionado anteriormente, el desplazamiento tricas instantáneas rechazada por la física relativista. Así, para
de tal átomo significa un desplazamiento de todo el campo de que el movimiento de una partícula sea una transformación si
fuerza que lo rodea, y porque el propio desplazamiento es ahora multánea de todo el universo sería menester una conexión rígida
considerado como transformación intrínseca de cierta región es- de un centro de la deformación espaciotemporal con la deforma
paciotemporal que no se puede delimitar claramente del más am ción en sí ; sólo entonces sería posible una transformación ins
plio contexto espaciotemporal, significa que lo que era concebido tantánea. Pero esto es claramente incompatible tanto con el espí
como desplazamiento de una cantidad de materia en el espacio ritu como con la letra de la física relativista 6 En este respecto,
es en verdad una transformación de una considerable porción del la idea de Faraday acerca de que cada átomo penetra en todo el
universo. sistema solar es más correcta y se halla más de acuerdo con la
Esto fue anticipado por Bergson en una época en que apenas relatividad que la afirmación de Bergson acerca de que un m o
habían empezado a aparecer los primeros signos de la revolución vimiento de una partícula significa una transformación de todo
contemporánea de la física.E scribió en 1896 : el universo.
á El cambio está en todas partes, menos por dentro; lo localizamos Pero, aparte de esta limitación, la declaración de Bergson
aquí y allá, pero por fuera; y así constituimos cuerpos que son estables era esencialmente correcta al anticipar una implicación de la re
con respecto a sus cualidades y móviles con respecto a sus posiciones, latividad general : la retirada del concepto de desplazamiento a n
un simple cambio de lugar resumiendo en sí, a nuestros ojos, la trans- ■ tes que la de transformación cualitativa. ¿Significa esto que la
n foranación universal.
física contemporánea retorna mediante un rodeo al concepto aris
De manera análoga, Whitehead : totélico de movimiento? Esto es verdad hasta cierto punto, y Her-
mann W eyl no dejó de observar la afinidad entre la teoría de
En cierto sentido, todo está en todas partes en todo momento. Pues campo moderna y el concepto aristotélico de movimiento 7 Todo
toda localización implica un aspecto de sí misma en toda otra locali movimiento, incluyendo un simple movimiento en el espacio, es,
zación. Así todo punto de vista espaciotemporal refleja el mundo °.
según Aristóteles, un proceso interno, una transformación cuali-
' Compárese capítulo VII do esta obra, nota 9.
* H. Behcson, Matiere et mémoire, p. 233; A. N. Whitehead, Science and the
Modera World, p. 133. * P. LANCEVIN, Bulletin de la Société frangaiso de philosophie, itéonce de 19 OC*
tobre 1911, pp. 23*24. -
’ H. Wetl, Was ist Materie?, pp. 43-44.
278 Impacto filosófico de la física contemporánea Transformación del concepto de movimiento 279
tativa, alloiosis. Incluso el movimiento de un cuerpo 'que cae lis de forma análoga, todo cambio físico se reduce a cambio de la
bremente no es un simple desplazamiento de una-entidad inmu curvatura espaciotemporal. Sin embargo, esto no debe engañar
table, sino un cambio interno ; pues una piedad no se convierte nos. Para la física clásica el espacio y el tiempo eran ambos ho
en una piedra verdadera hasta que llega a_,sú lugar natural. Así mogéneos ; pero ahora se niega tal homogeneidad. Es cierto que
incluso un desplazamiento espacial es unt! transformación cuali la heterogeneidad del espacio y el tiempo, admitida por la física
tativa interna. En el análisis anteriojp(Íel concepto moderno de moderna, es hipotéticamente de un tipo cuantitativo, o al menos
p artícula hemos visto que no hay liada autoidéntico o inmutable se expresa así : la física matemática no puede procoder de otro
mente duradero en lo que continuamos llamando «partícula» o modo. Pero las diferencias entre varias regiones de un campo
«corpúsculo)); y en el capítulo siguiente trataremos de demostrar gravitatorio, y, en particular, las diferencias entre el propio cam
que la'propia esencia de una partícula está constituida por cam- ■ po y su centro; son diferencias dinámicas reales que deben ser
bio, proceso, sucesos. Esto puede justificarse también mediante denominadas cualitativas. La física clásica reconocía sólo una dis
consideraciones relativistas : varias distorsiones espaciotemporales tinción cualitativa : la que existe entre el espacio y la materia.
se superponen y cada una de ellas se halla continuamente sujeta Todas las regiones del espacio eran cualitativamente idénticas, o
a las modificaciones que en forma de ondas gravitatorias o elec sea, homogéneas ; de iglial modo, todos los trozos de materia ca
\ tromagnéticas vienen de regiones distantes del tiempo-espacio. recían de diferencia cualitativa. Esta única distinción cualitativa,
Sin embargo, aquí termina la similitud entre la teoría de admitida por la física clásica, se ve ahora anulada.
\
, campo moderna y la física aristotélica. No es preciso decir que < Superficialmente, esto parecería un triunfo completo de una
; hay diferencias importantes. Cuando Weyl señaló que la .teoría idea universal cuantitativa, como terminación del proceso me
general de la relatividad representa en cierto sentido un retorno
diante el cual (e geometrizó.tla materia ; ésta, como hemos y sto,
a la idea aristotélica de «lugar natural», se olvidó de manifestar jü
era la interpretación de Meyerson, de Bergson y de Cassirerí Pero
Aespecíficamente los límites de esta analogía. Es verdad que el es- y
hemos tratado de señalar las deficiencias de esta interpretación. AV
pacio relativista es heterogéneo como el espacio aristotélico, co- JO
Si la materia se geometrizó fue únicamente porque el espacio se
j¡ rrespondiendo su diferente curvatura local con las diferencias cua
dinamizó y se negó su homogeneidad; si la materia fue «reab
lita tiv a s de los «lugares naturales» de Aristóteles. Pero mientras
sorb id a » en el espacio, fue únicamente porque el espacio se fu
que el espacio de Aristóteles se halla rígidamente estratificado,
sionó con el tiempo en un todo individual dinámico diversifi
'^su diferenciación cualitativa en cinco zonas concéntricas sigue
I siendo siempre idéntica, el tiempo-espacio de la relatividad ge
neral cambia continuamente. No sólo no hay ángulos de referen
cado. Todavía podemos afirmar que esta diversificación es de un
rtipo «puramente cuantitativo» ; pero hacer esto significaría equi
vocar los t é ^ in o s de ecuaciones tensoriales con entidades físicas
cia privilegiados comparables a la tierra o las esferas celestiales
reales y confundir simples símbolos con sucesos físicos concretos
en el sistema de Aristóteles, sino que también la región espacio-
diferenciados. Después de todo, como Hirn había observado ya
t temporal se modifica continuamente por el impacto de sus in-
en el pasado siglo, «el mundo no son unas matemáticas», al me
I mediaciones cósmicas. Así, a pesar de cierto color aristotélico de
la física moderna, sería absurdo hablar de «retorno» a la física nos mientras no retornemos a alguna especie de neopitagorismo
aristotélica o a la metafísica. No hay simples retornos en el des (del que parecen estar peligrosamente cerca algunos neokantia-
arrollo de la .ciencia ; es verdad que puede haber regresiones oca n os). La cuestión de qué entendemos por la expresión «cualidad
sionales o retrocesos, pero esto sucede únicamente si las circuns física» será tratada en el capítulo X V III de este libro. Aquí es
tancias externas interfieren en su libre desarrollo. suficiente decir que, en contraste con el espacio y el tiempo clá
También se puede objetar que es incorrecto hablar de una sicos, el tiempo-espacio relativista es intrínsecamente diversifica
diversificación cualitativa del espacio o su transformación cuali do en sus diferentes pkrtes ; aunque estas diferencias se ven ex
tativa. La única diversidad que la teoría general de la relatividad presadas por símbolos matemáticos, corresponden con diferencias
admite es la de diferencias cuantitativas de constante espacial; y cambios físicos muy reales que se hallaban ausentes en el cua-
280 Impacto filosófico .de la física contemporánea Transformación del concepto de movimiento 281
dro universal clásico ; por último, no es desorientador calificar - pos gravitatorios estacionarios son simplemente aproximaciones
de cualitativos a estas diferencias y cambios. .1 ideales ; sólo los campos generales son físicamente reales. En tal
La pista del dilema de «cambio cualitativo frente a despla- ' m u n do el movimiento debe ser considerado, según palabras de
zamiento espacial» se puede seguir hasta los propios albores del , Bergson, como «transferencia de un estado más que de una
pensamiento occidental. Primero fue representado por la oposi- I cosa» “ •
ción entre Demócrito y Heráclito. Aristóteles, cuando se opuso , La sustitución del concepto de desplazamiento por el de cam
al atomismo, y con ello también al concepto de desplazamiento ; bio se hace menos paradójica si recordamos la fusión del espacio
espacial, seguía a Heráclito, a quien W eyl consideraba correcta- - con el tiempo, y también que esta fusión, como hemos visto, no
mente como fundador de la tradición antimecanicista y antiato es enteramente simétrica porque, mientras que es enteramente ib-
mística en la filosofía Así sería más correcto hablar de que la correcto considerarla com o espacialización de tiempo, es adecua
física contemporánea se ve matizada por Heráclito más que por
do denominarla dinamización de espacio. Puesto que el propio
Aristóteles. Después de Galileo y Newton, retrocedió esta trayec
espacio adquiere un carácter a manera de proceso, la fusión de
toria antimecanicista, pero sin desaparecer por completo. En su la materia con el tiempo-espacio significa que el cambio no se
estudio histórico del concepto de movimiento Ludwig Lange enu limita al cambio de posición únicamente, sino que afecta igual
mera tres posibles ideas de movimiento 0 El movimiento es con
mente a las dos entidades que la física clásica consideraba como
siderado : 1 ) como cambio de posición con respecto al espacio
invariables : el recipiente geométrico del movimiento y el vehícu
absoluto, o 2 ) como cambio de posición con respecto a algún
lo material del movimiento. En el capítulo X IV consideramos
cuerpo material, o 3 ) como signo externo (aussere E rfolg) de
este último punto, pero más bien en su forma negativa: trata
algún cambio interno que ocurre dentro de un cuerpo en movi
mos de demostrar cómo^ las nuevas «partículas» de la fisica m o
miento. Newton y todos sus seguidores pertenecen a la primera
derna no pueden ser consideradas com o entidades substanciales.
categoría ; Leibniz, como físico, y Huygens, pertenecen a la se
Ahora vamos a abordar el m ism o tema de manera mas positiva
gunda ; mientras que Leibniz, metafísico, seguido en este res
a fin de demostrar hasta qué punto la materia adquiere el ca
pecto por Lotze, Clifford y Bergson, representa la tercera idea..
rácter de proceso dinámico y cóm o las partículas clásicas han
Lo mismo que Leibniz, los relativistas modernos oscilan entre
sido sustituidas por series de sucesos sucesivos.
la segunda y la tercera categoría, pero en general se inclinan ha
cia la segunda categoría : el movimiento definido como cambio
de posición con respecto a algún cuerpo físico. La deficiencia de
Los SUCESOS SUSTITUYEN A LAS PARTÍCULAS.
esta idea se debe a la falta de observar que en la teoría general
se duda de la propia individualidad de los cuerpos físicos, y con
ello del carácter definido de un ángulo de referencia físico. Tan E n su excelente resumen de los principios que subyacen en
pronto como se observa esto, se adopta la tercera idea, al menos la física clásica, J. B. Stallo señaló que la masa y el movimiento
implícitamente. Así cuando Reichenbach trata de los campos gra- eran considerados como mutuamente inconvertibles ^ Esta era
vitatorios generales, que en el lenguaje de la geometría de Rie- la razón por la que la masa era considerada como constante, o
mann se caracterizan por tensores local y temporalmente varia sea, independiente de su velocidad ; las partículas elementales,
bles, los compara explícitamente con el mundo del eterno lapso ya estuviesen en reposo o en movimiento, y sin que importara
de Heráclito, irávTcx peí 1(\ Tal es el mundo físico real. Los cam- 18
0
*1 la velocidad con que se moviesen, permanecian siempre idénticas
en su masa, volum en y forma. Esta era también la base del ca
8 Weyi., ibid. Según Wcyl, la tradición antiatomística se caracteriza por los si rácter esencialmente pasivo de la materia clásica ; ningún m ovi
guientes nombres: Heráclito-Annxágorns-Arquitas-Platón. miento podía surgir nunca de la propia materia, mientras que,
0 L. Lance, “Die geschichtliche Entwicklung des BewegungsbegriflsPhilos.
Studien., IH (1186 ), p. 340.
10 H. Reichenbach, Die Philosophic der Rmim-Zeit-Lehre, p. 302. 11 H. Bergson, op. cit., p. 225.
” J. B. Stallo, The Concepts and Theories of Modem Physics, pp. 27, 66.
282 Impacto filosófico de la física contemporánea
m e2 — h f
ñas son algo más que síntomas psicológicos que indican la tena
cidad de nuestros hábitos mentales heredados. Por esta razón no
se hará ningún intento de describir con detalle este último fra
caso del éter mecánicamente concebido en la física; será sufi
ciente un breve y conciso resumen.
Sin embargo, era muy natural que al aparecer la mecánica
ondulatoria hubiese una gran tentación de interpretar las ondas
hipotéticas asociadas con las partículas materiales en un sentido
concreto y casi visual. Parecía enteramente lógico coincidir con
Arthur Compton en que si, había ondas, debía haber ondas de
algo 1S. La cuestión de qué es este algo misterioso era entera
mente análoga a la cuestión con que se enfrentaron los físicos
del siglo xix cuando sintieron curiosidad acerca del substrato de
las vibraciones luminosas y electromagnéticas. Aun si olvidamos
por un momento todas las dificultades inherentes en la idea clá
sica del éter, está claro que la aplicación de una idea similar a
la mecánica ondulatoria se enfrenta con dificultades aún mayo
res. De las relaciones fundamentales de De Broglie se deduce pri
mero que la velocidad de las ondas hipotéticas debe ser mayor
que la velocidad de la lu z ; segundo, que las ondas de varias lon
gitudes deben moverse con diferentes velocidades, moviéndose más
rápidamente las más largas. El primer requisito parecía cierta
mente extraño a la luz de la teoría de la relatividad, mientras
que el segundo contradecía a la idea, clásica del éter como medio
no dispersivo.
Ambas dificultades, sin embargo, eran únicamente aparentes.
La primera fue eliminada por una aplicación ingenua del prin
cipio clásico de Rayleigh, que diferencia entre la velocidad de
fase y la velocidad de grupo: una partícula material individual
se halla asociada, no con una onda individual, sino con toda una
serie de ondas de diferentes frecuencias que en su superposición
forman un denominado paquete de ondas. Fue agradable descu
brir que de la teoría se deducía que la velocidad de tales paque
tes de ondas coincide con la de las partículas materiales asocia
das. La masa y la energía de las partículas se hallan asociadas
con paquetes de ondas, no con las ondas «hiperluminosas» indi
viduales que no llevan masa ni en el sentido clásico ni en el re
lativista. Así no se ve violado el requisito relativista de que la ve-
14
J. J. T homson , Beyond the Electron, pp. 14*21.
288 Impacto filosófico de la física contemporánea
Pero había otra dificultad aún más seria que apareció, por gas a las de los cuerpos macroscópicos. Lo que todavía se deno
paradójico que parezca, con la confirm ación experimental de la mina «partículas» o «corpúsculos» por los físicos contemporá
mecánica ondulatoria. Los experimentos efectuados primero por neos no tiene propiedades corpusculares en absoluto. Los <<cor-
Davisson y Germer, y poco después por G. P . Thomson, hijo de Hi ^ púsculos» microfísicos no tienen ni impenetrabilidad ni constan-
J. J. Thomson, establecieron fuera de toda duda que un haz de cm : ni siquiera la persistencia de los átomos clásicos a través del
electrones pasando por una fina rejilla de cristal da origen al mis '¡[tiem p o. La vida de algunas partículas es extremadamente breve,
mo espectro de difracción que los rayos X . E l carácter ondulatorio (^un relámpago casi instantáneo; ciertamente, es impropio llamar
de la materia quedó así establecido ; pero al mismo tiempo el a tales entidades evanescentes por medio de un nombre que su
carácter peculiar de las ondas de De Broglie quedo claramente í¡?
giere la indestructibilidad y eternidad de los átomos de Lucrecio.
demostrado. Como su peculiaridad más intranquilizante, aparen
A l final del capítulo X IV propuse la sustitución del término «par
temente excluían toda interpretación intuitiva. Si un electrón es
tículas» por el de «sucesos». A la luz de la mecánica ondulatoria
tuviese realmente constituido por un paquete de ondas, entonces
esta propuesta está aún más justificada. Pues, como hemos visto,
su existencia se disolvería en el proceso de difracción, pues la
la mecánica ondulatoria asociaba una clase de proceso periódico
acción de una rejilla de cristal efectuaría precisamente una se
í con «corpúsculos materiales». A l principio había esperanza de
W paración de sus frecuencias constitutivas. Sin embargo, esto no interpretar las vibraciones asociadas como vibraciones de a l ^ n
ha sido observado. Pues ¿cu á l es el significado físico de los obs
medio material o casi material hipotético. Porque, en defmihva,
cu ros anillos de difracción que mostró la placa fotográfica ex
este medio se compondría de partículas 22 sería posible recuperar
puesta? Evidentemente representan los anillos de máxima que
el concepto de entidad corpuscular permanente, perdurando a tra
forman todos los lugares ennegrecidos por el impacto de los elec
vés del tiempo, en un nivel m icrofísico, «subetéreo», más fino.
trones incidentes, mientras que los anillos de mínima indican su
Pero no se cumplieron estas esperanzas; las «ondas de probabi
ausencia. Esto muestra claramente que lo que se difracta no es
lidad» sustituyeron a las «ondas del subéter».
un solo electrón, sino iodo un rayo. Una incidente onda de De
Las vibraciones asociadas no son vibraciones de algo; son in
Broglie no representa un electrón individual, sino un agregado
herentes a las propias entidades materiales ; o, mejor dicho, cons
estadístico de partículas; no un proceso físico concreto en cual
tituyen las «partículas-sucesos» materiales. Este es el significado
quier sentido habitual, teniendo lugar en un medio material o
de la declaración de Gaston Bachelard :
semimaterial de éter o subéter, sino una «onda de probabilidad»,
una función periódica, indicando la probabilidad de ocurrencia De la crítica que proporciona la mecánica ondulatoria se deduce
de una partícula en cierto lugar. Los electrones, al pasar a través que la partícula no tiene más realidad que la composiraon que la ma^
de finas películas de matéria, se dispersan en direcciones de pro nifiesta. Hay sucesos temporales en la propia base de su existencia.
babilidad máxima, y su impacto total da origen a los obscuros (Hemos añadido la cursiva.) 23•
anillos de máxima en una placa fotográfica. Esta interpretación
estadística de las ondas de De Broglie, propuesta primero por Bachelard se percata plenamente de que esta fusión de cosa
Max Born y W . Heisenberg 21, fue gradualmente aceptada por la y movimiento es psicológicamente m uy difícil de conseguir por
mayoría de los físicos, aunque de ningún modo por todos ellos, estar en tan clara oposición a su separación clásica 24. En su Scien
y en el último cuarto de siglo se ha convertido en una interpre ce and the Modern W orld, A. N. Whitehead propuso la elimina-
tación casi paradójica. v ción de esta característica paradójica de la teoría cuántica
A sí existe una evidencia cumulativa de que las entidades mi- p1 negando la continuidad matemática. del tiempo. Brevemente se
crofísicas no tienen propiedades ni siquiera remotamente análo-
Compárese capítulo VII dc cstn obra, bajo cl encabezamiento d<J “leas teorías
de' la fluidez de la materia”. Lo mismo que Huygcns, Philip Lcnard y Knrl Jcllinck
.u M. Born y W. Heisenberg, “La mccamquc des qunnta”, en Electrons et insistieron cn el carácter corpuscular dcl éter.
photons, pp. 143-101, cn pn.rtic.ulnr pp. 164-165. ” G. Bachelard, Le nouvel esprit scientifique, 4.' cd. (París, 1946), 05.
" Ibid., p. 140.
292 Impacto filosófico de la física contemporánea
“ W h it e h e a d , Science and the Modern World, pp. 53-54; An Enquiry, pp. 2-8;
The Concept oj Nature, pp. 56-57, 162,
* R . B e rth elo t , Un romantistnc utilitaire, vol. II (París, 19 1 3 ), p . 222.
Transformación del concepto de movimiento 293
b.A • 6 y h
1 W. Heisenberg, The PhysUal Principies o/ Quantum Theory, traducción de
Cari Ecknrt y Frank C. Hoyt (Univcrsity of Chicago Press, 1930), caps. II, III.
La completa ausencia de incertidumbre acerca del momento
296 Impacto filosófico de la física contemporánea
20
306 Impacto filosófico de la física contemporánea
localización puntual en espacio y tiempo, se deduce lógica e in una «partícula auténtica» es incompatible con los hechos observables
de la física atómica, el objeto no posee ni posición ni momento; no
eludiblemente de la indivisibilidad de los átomos de acción. El pueden ser medidos porque no existen. Por la misma razón, la posibi
átomo de acción de Planck es una constante universal, indepen lidad de medirlos no puede destruirse porque nunca ha existido tt0. (He
diente de cualquier observador e invariante desde el punto de mos añadido la cursiva.)
vista relativista ; apenas hay quien afirma que su aparición en
los datos empíricos es producida por una intervención del obser E l único término objetable en el pasaje citado es «objeto ató
vador. Si consideramos la acción como realidad física fundamen m ico». El término «objeto» tiene sutiles tonalidades corpuscula
tal, entonces, en una reflexión más minuciosa, se hará evidente res que pueden ser desorientadoras, si no para el propio Frank,
que la realidad de los corpúsculos claramente localizados, dota al menos para sus lectores. El término «suceso atómico» se halla
dos de valores instantáneos precisos de momento y energía, debe libre de tales asociaciones desorientadoras ; nos referimos a lo
ser negada. Hemos visto que a tal conclusión llegó Schrodingcr que hemos expuesto en el capítulo X V . La extensión de la crisis
en 1 9 3 4 ; fue formulada, al menos implícitamente, por Edding- contemporánea en la física no puede abarcarse plenamente si no
ton unos cuantos años antes de esa fecha : nos percatamos de que el propio concepto de substancia o cosa
i se ha hecho discutible. El término «objeto» sugiere desorientado-
La sugerencia es que una asociación de posición exacta con mo ramente la permanencia de cierta cosa : más específicamente, una
mento exacto no puede ser nunca descubierta por nosotros porque no conjunción constante 'd e propiedades observables. Pero ya sabe
existe tal cosa en la Naturaleza ” • (La cursiva pertenece al original.)
mos que los denominados «objetos» microfísicos no son perma
Pero hemos visto que la asociación de posición con momento nentes ; además, ni siquiera dentro de un solo instante pueden
es prácticamente el único vestigio que subsistía en la dinámica caracterizarse como conjunciones de posición y velocidad. La es
abstracta de la noción original sensorial y cruda de corpúsculo. tructura atómica de la acción, en la que muy probablemente se
Si incluso se duda de este último vestigio, ¿queda algo del con manifiesta el carácter pulsacional del tiempo-espacio, lo hace im
cepto de corpúsculo? Una declaración más reciente de Philip posible. Digámoslo una vez m ás: en cuanto a la indeterminación
Frank critica inteligentemente la intrusión de las nociones cor microfísica, no tenemos el efecto perturbador de la observación
pusculares en varias exposiciones del principio de indetermina para. echarle la culpa, sino la propia constante de acción de
ción : Planck.
Siempre es posible esperar que los futuros descubrimientos
Muy frecuentemente, en presentaciones populares que escriben de físicos desaprueben la atomicidad de la acción, que se demuestre
vez en cuando los científicos, las leyes que rigen los objetos atómicos que la indivisibilidad de la acción es espuria y se debe. exclusiva
son formuladas de un modo desorientador. Algunos autores han dicho mente a las presentes limitaciones de nuestra técnica de observa
que . según las leyes contemporáneas de movimiento para partículas ató
micas, la posición y velocidad de una partícula no pueden medirse al ción. ¿N o ha sucedido ya varias veces en la historia de la ciencia
mismo instante. Si medimos la coordenada (posición), «destruimos» la que lo que se consideraba como límite definido y último de la
posibilidad de medir el momento, y viceversa. Esta formulación es des naturaleza ha resultado ser por fin tan sólo un límite temporal
orientadora porque da la impresión de que antes de la medición había alcanzado por nuestra investigación? ¿N o se ha dividido por fin
una . «partícula» que poseía tanto posición como velocidad, y que la en sus partes componentes el denominado átomo indivisible de
«medioión de su posición» destruía la posibilidad de «medir su mo
Dalton? ¿Podemos estar absolutamente seguros de que no existen
mento». En realidad, el propio objeto atómico no puede ser descrito
por los términos «posición» o «velocidad». Evidentemente, lo que no en la naturaleza fracciones de acción inferiores a h ?
«existe» no puede ser «destruido» “ • Tal actitud, aunque teóricamente permisible, apenas puede
Puesto que In hipótesis de que un objeto atómico se conduce como1 denominarse fructuosa, y es extremadamente improbable- que se
cumplan alguna vez las esperanzas que suscita. Para no decir
11 A. E. ■EDDhNGTON, The Nature o/ the Physical World, p. 225.
“ Pim.ip FnANK, Philusophy o/ Sdcnce: The Link Between Science aiid Philo-
'"¡ihy (Englcwooil Cliffs, N. J., Prentice-Hall, 1957), p. 215. " P. Fhank, ihid., p. 230.
312 Impacto filosófico de la física contemporánea
La c o n t in g e n c ia de los su c e so s m ic r o f ís ic o s .
E — V < 0
consecuencia absurda de que su velocidad se haría imaginaria. que las probabilidades correspondientes no sean iguales. Desde
Sin embargo, lo que era una pura imposibilidad física para la r este punto de vista, las •explosiones radiactivas son consideradas
física clásica es considerado solamente como una probabilidad ex como sucesos contingentes, cuyo carácter de probabilidad irredu
tremadamente pequeña por la mecánica ondulatoria. Por peque cible manifiesta la indeterminación básica de las ocurrencias mi-
ñas que sean estas probabilidades, toman realidad en las emisio- -i crofísicas. ,
nes descritas anteriormente. ' La insuficiencia de la mecánica clá Esto se deduce también del modo en que el principio de
sica podría haber sido demostrada con mayor claridad. Por otra indeterminación de Heisenberg se aplica a este grupo particular
parte, la mecánica ondulatoria no sólo explica hechos inconcebi de fenómenos. Mientras que en la física clásica salvar o cruzar
bles dentro de la estructura clásica. sino que conduce a deriva
la barrera potencial era un absurdo manifiesto, el principio de
ciones cuantitativas correctas de varias constantes de decadencia
Heisenberg, aplicado aquí, nos proporciona cierta intuición expli-
que previamente eran aceptadas como simples datos empíricos. catoria, aunque la paradoja, por las razones que expondremos mas
El concepto de imposibilidad y el de necesidad causal se ha
tarde, no desaparece enteramente. Ambas formas del principio de
llaban íntimamente correlacionados en el pensamiento clásico,
incertidumbre conducen a una explicación plausible de lo que se
tanto físico com o filosófico; en realidad, eran aspectos comple
llama «efecto de túnel». Utilizando la primera forma del prin
mentarios de una misma afirmación ontológica. Según esta afir
cipio
mación, lo que sucede debe suceder y lo que no sucede no puede
suceder; no hay terreno entre la imposibilidad y la necesidad, y, l>.p • 6 x ^ h
por consiguiente, la posibilidad o contingencia es un mero sín
vemos que si la incertidumbre concerniente al momento es sufi
toma de ignorancia humana, como ya habían acentuado Spinoza
cientemente pequeña, la ip.certidumbrc relativa a la posición de
y Demócrito 2S. La sustitución del concepto de imposibilidad por
una partícula es tan grande que puede ser localizada a uno u otro
el de pequeña probabilidad implicaba la sustitución concomitante
lado de la pared potencial. Se puede demostrar que tal caso ocu
del concepto de necesidad causal por el de gran probabilidad. Es
rre cuando la anchura de la barrera potencial es del mismo orden
tas dos sustituciones correlacionadas miden la desviación de la
mecánica ondulatoria respecto del necesitarismo rígido del pen que la longitud ondulatoria de De Broglie. Pero si la partícula
samiento clásico. El concepto de posibilidad objetiva, tan resuel se_halla presente en el lado de fuera de la barrera, entonces, se
tamente rechazado por el determinismo clásico, resurge en la fí gún los físicos, «tendríamos que considerarla como si hubiese pa
sica contemporánea en forma de probabilidad objetiva 2a^ sado con éxito a través de la barrera» •'. Si aplicarnos la segunda
Esto es especialmente sorprendente en el caso concreto de la . forma del principio >de Heisenberg
emisión radiactiva de partículas alfa. No sólo es posible que una
6E . 6 t h '
partícula con insuficiente energía cinética pase a través de la pa- .
red potencial, sino que además no es necesario que una partícula entonces, con respecto a una cantidad suficiente de tiempo, la in- •
con energía cinética suficiente salve la misma barrera. Según la certidumbre de- la energía es tan grande que existe una proba
mecánica clásica, las partículas del primer tipo eran necesaria bilidad finita de que la energía E de la partícula pueda rebasar
mente reflejadas de la pared potencial, mientras que las partícu la altura de la pared potencial. '
las del segundo tipo la salvaban necesariamente. No sucede así Por cualquiera de estas dos presentaciones se puede ver clara
en la mecánica ondulatoria : las partículas de ambos tipos pueden >■ mente que el principio de incertidumbre no depende en modo
ser reflejadas o transmitidas por la pared potencial nuclear, aun- alguno de la exactitud de la medición 25. No hay intervención de
un observador •en el caso de las explosiones radiactivas cpie so
" Compárese capítulo IX de este volumen, nota l.
" C. F. vi\'1 Wi::tzsACKEH, The flistory o/ Nalure, traducción de F. D. Wick
(Univcrsity of Chicago, 1919), p. 57; F. A. Lindemann, o/i. cit., p. 107. “ Compárese nota 29 de este capítulo.
" W. Finkelburg, Atomic Physics (Nueva York, McGraw-HiU, 1950), p^ 230.
3SE5lHSBBBBB5R3ll5SS!j51ÍSlBi¡
316 Impacto filosófico de la física contemporánea
28 op. cit., pp. 79-80. Una actitud reservada, pero neutral en general,
liocia la idea tic B oiim es adoptada por N. R. Hanson en Patterns oj Dúcovery
(Cambridge University Press, 1958), pp, 172-175.
Fin de la ilusión de Laplace 319
dentro ele! núcleo "". Según Niels Bohr, las partículas beta se crean éter o el propio campo es continuo o atóm ico; y también que las
en el proceso de emisión, lo mismo que los fotones se crean en mentes más consistentes preferían implícitamente la segunda al
el acto ele su propia emisión. Aunque la preexistencia de las par ternativa. Así el atoríiismo reapareció en una escala de magnitud
tículas alfa en el núcleo no se puede negar cabalmente como la más pequeña cuando las «partículas de éter» sustituyeron a los
de los electrones Jeta, se hace extremadamente dudosa una vci electrones y protones. Pero aun cuando el radio de las «partículas
que nos percatamos de la insuficiencia general de los modelos cor de éter» fue reducido a cero y el éter se hizo así continuo en el
pusculares en la microfísica.
sentido matemático de la palabra, la creencia en la discontinui
El supuesto b ), com o ya hemos indicado (pág. 3 0 9 ), es cla
dad básica de la naturaleza se vio más obscurecida que abando
ramente im posible; postular la continuidad espaciotemporal ele nada. Pues la continuidad matemática, siendo simplemente un
la trayectoria a través de la «zona prohibida» equivale a la afir
término diferente que designa divisibilidad infinita, es, como re
mación de la velocidad imaginaria. Esto no tiene sentido, a me conocieron pensadores tan distintos como Poincare, Bergson,
nos que afirmemos que sólo nos interesa el simbolismo matemá
V/cyl y Cassircr aa, una discontinuidad disfrazada; el concepto
tico y no su interpretación pictórica. Pero esta afirmación signi
de elemento concreto se retiene aun cuando su tamano es redu
ficaría el abandono de todos los intentos de construir un modelo
cido a cero.
corpuscular, y, por consiguiente, también el abandono de la creen
Desde este punto <le vista podemos afirmar que el dilema de
cia en la preexistencia de las partículas dentro del núcleo. Pues
la «continuidad frente a la atomicidad» nunca existió realmente
la continuidad de la trayectoria garantiza, por decirlo así, la iden
en la física clásica : hablando filosóficamente, Descartes, Leibniz,
tidad de la partícula a través del tiempo ; no podemos tener una
Boscovich, Kant y Faraday eran tan atomistas como Gassendi,
sin la otra.
Dalton y Lorentz. Desde las mónadas de Pitágoras y los átomos
Pero los oponentes del indeterminismo microfísico protesta
de Demócrito hasta los centros de fuerza semejantes a puntos y
rían ciertamente contra tal identificación de su posición con el
los elementos de campo semejantes a puntos, la ruta era larga }
esquema cinético-corpuscular de la naturaleza. Probablemente
. tortuosa; pero básicamente era una misma ruta que conducía a
acentuarían el hecho de que, a pesar de la asociación histórica
Ja idea de la naturaleza como compuesta de unidades mutuamente
original con el atomismo, el determinismo físico es un concepto
externas, aun suponiendo que estas unidades existían en número
mucho más amplio y que su último destino no guarda relación
infinito dentro de los intervalos más pequenos de espacio y tiem
con el del concepto -de corpúsculo. Probablemente señalarían que
po. Este concepto de «continuidad» espaciotemporal, o si prefe
ya en el siglo pasado se aflojaban los lazos entre el determinismo
rimos una palabra menos desorientadora, de divisibilidad infinita
y la idea corpuscular, cuando las teorías de campo', que eran tan
de la naturaleza en el espacio y el tiempo, es la propia base del
deterministas com o el atomismo clásico, empezaron a penetrar
determinismo clásico y — lo que es aún más importante— sigue
primero en los dominios de la óptica, la electricidad y el magne
siendo la base de las interpretaciones neodetermimstas de la mi
tismo, y finalmente en todo el reino de la física.
Pero, a pesar de las apariencias, la oposición entre las teorías crofísica contemporánea. ..
corpusculares y de campo acerca de la materia era más super Esto quedara claro cuando consideremos brevemente a los dos
ficial que basica, y ambas pertenecían a la misma tradición clá oponentes más famosos del determinismo físico : Albert Emstem
sica. Hemos visto que, aunque las teorías de la fluidez de la ma
teria desde Descartes a William Thomson disolvieron aparente " H. PoiNCATIÉ, La Science el l’hypothese (París, 1909), p^ 30: “De la cólcbre
formule, le continu est l’unité dans la multiplicité, la multiplicó oeule s^siste,
mente los contornos de los átomos en la continuidad universal Timbe a disparu". Compárese H. Weyl, “Das Kontinuum”, en Kritische Untersu-
del medio cósmico, permaneció abierto el interrogante de si el chungcn iiber die Grnndlagcn der Analysis (Leipzig, 1918): "im <Kontmuum 8er
rcclea Zahlcn in dcr Tat die einzclne Elemente so insoliert steta^ wrn etwa die
ganzc Zahlcn". Aceren de la discrepancia del cohtinuum intuitivamcnte dado y e
" R. D. E v a n s , op. cit., cap. VII, p. 276 (acerca de la no existencia de los conlimmm mntcmático: H. B ergson , Creative Evolution, 170; F•c a s s i r e r , Deter-
electrones nucleares). minism and Indelerminism in Modem Physics, traducción de °. Th. Ben£cy (Yule
Univeriily Prcss, 1956 ), p. 170.
21
322 Impacto filosófico de la física contemporánea
\
Fin de la ilusión de Laplace 323
La in s u f ic ie n c ia de i .a id e a c u a n t it a t iv a de la
N ATU RALEZA.
la energía es asignarla un valor bien definido ; la constan no afectada por ninguna fuerza externa. Durante el tiempo t el valor
cia de Ia. energía significa siempre constancia de cierta cantidad medio de desviación sería h /t í0^
de energía. ' Sin embargo, es precisamente esta cantidad la que
n:1n:1gUn i" SegUnda f0rma del Principio de Heisenberg, permanece En otras palabras .: hablar de una cantidad definida de ener
mal defim da, ° sea, retiene un vago límite que, aunque despre gía dentro de una sola ocurrencia subatómica encierra tan escaso
ciable a mvel macroscopico, no puede ser desconsiderado al npvel sentido como hablar de la temperatura Oe una molécula indivi
de los pro_Cesos microfísicos. L a existencia de este límite vago nos dual de gas.
Ímpide a_flrmar una validez absoluta para la ley de conservación El pasaje citado es interesante en otro respecto; aunque re
de energia aun s1 el concepto tradicional de energía se enmienda chaza sin ambigüedades la suficiencia del concepto de energía a
en el sentido relativista. escala microscópica (o, mas bien, microcrónica) , al mismo tiem
Esta consecuencia negativa del nrincipic de indeterminación po exhibe la extremada dificultad de expresar esta repulsa en un
rara vez se encuentra formulada explícitamente. Por lo común lenguaje libre del propio término que se rechaza. Si continuamos
se hace la propia afirmación opuesta, o sea, que la validez de las utilizando el término «energía», entonces el principio de inde
leyes ade conservación h a sido verificada incluso a nivel microfí- terminación nos obliga a hablar ele «fluctuaciones de energía».
sxco^ . En este respecto, los textos de física atómica son de es- Entonces nos enfrentamos con el siguiente 'dilema : o estas «flu c
p ntu m as spenceriano que lo que creen sus autores. La interpre- tuaciones» son causadas, y entonces volvemos al determinismo
tacion erronea se debe a nuestro uso continuado del término «ener- clasico; o podemos decir, como indica Lindemann, que las can
ai: : ’ aun cun ndo este concepto carece de significado inteligible tidades energéticas microfísicas fluctúan espontáneamente, o sea,
a escala de los sucesos subatómicos individuales. He aquí otro sin causa, alrededor de ciertos valores medios. La primera alter
eJemplo de una extrapolación ilegítima de conceptos C nativa se ve favorecida por Einstein, De Droglie, Bohm y Vigier ;
p c o s al macroscó-
picos al m i í ’ f n / 'A C r v i A n
microcosmos, a n ! _______ í* _
o si preferimos •
un punto de vista psicoló desde su punto de vista, las explosiones radiactivas ron sucesos
gico otr° eJemplo de nuestra mercia semántica y mental que nos determinados cuyos mecanismos se nos escapan simplemente a
impid_e desembaeazarnos de coQ.ceptos tradicionales . El con cL m ,¿1*3 causa de su complejidad. Más específicamente : las partículas alfa
r a S T . Uno de los muchos conceptos tradicionales c u y ^ pueden abandonar el núcleo únicamente porque poseen en el m o
de A- nO J'_ 21“
. “ -----V
^ por « *'jj ocle
ocle los lími.es
emites inferiores
intei mento de su eyección energía suficiente para escalar la pared po
de Ia zona de d‘ mens‘ ones medias. Con palabras de Lindem tencial ; y tienen esta energía suficiente únicamente porque su
ann :
energía normalmente baja se ve momentáneamente incrementada
por colisiones intranucleares. Este es un modelo corpuscular y de
temAPf ÍámauarIm0NoqU;ienne T S “ ^ C° nCeP‘ ° ^ eS‘ adíStÍC° C0m0 la
durante.,^.tiemPotiedleef iS nei!dtold0loa ° S ,Ue “ nozca su promedio terminista de la emisión radiactiva ; no es preciso repetir la crí
sentido a’1men<omP<0ue <sfeincidn°0zC°a m“ m° qUf. la temperatura i:o tiene tica que ya hemos dado de él. Pero si nos pronunciamos en fa
vor de la segunda alternativa, entonces defendemos un contin-
“ «u C D U aS s gentismo de un tipo casi milagroso ; pues admitimos la existencia
de fluctuaciones de energía sin causa.
“s enerícnalaennduinv!;duar'tícuelpoidnidavhca<c:^ Sin embargo, existe un tercer camino, sugerido aparentemente
por el propio Lindemann cuando muestra su insatisfacción con
s et u ^ de nppliquer le I las dos alternativas consideradas anteriormente. Los cuernos de
nuestro dilema tienen dos facetas en común : 1 ) coinciden en
m-gues Íp S S z d o"s. ío tUorie ch°c* ei<*»°- asignar valores definidos a las energías microfísicas ; en otras pa-
nunc, °p. cíí.,pp. 279-280^AUn Un!«e I"*,suenes, „úm. 70, 1932); w Finckel-
mientrns acentúa el hecho do que ei C! niC.‘V° ,es el cn.so Ernst Cassircr, que, ,| celnciden en que el concepto de energía sigue teniendo
nivel microrisico, todavía afirma mIC 1 ,nCe? 0 ele onorSla pierde :u signifi0
¡td° a
> « n en CCn^Irnsc f ^ ,iSue . * * ,
F. A . Lindemann, op. cit., p. 109.
330 Impacto ¡¡losó¡ico de la física contemporánea
La e m e r g e n c ia de novedad y la p o t e n c ia l id a d del fu tu r o .
«
Acabamos de completar el bosquejo de los más importantes
cambios que han afectado a los principales conceptos clásicos. In
dicamos que estos cambios son mucho más radicales que lo que
generalmente se cree y que nuestro fracaso en percatarnos de
ello se debe a la persistencia inconsciente o semiconsciente de
nuestros hábitos. tradicionales de pensamiento. Tan consistente
mente como nos fue posible, tratamos de eliminar los residuos del
subconsciente newton-euclidiano que subsiste bajo nuestra acep
tación consciente de los conceptos físicos modernos. Aunque la
parte principal de este libro tiene así un carácter negativo, ha
sido imposible evitar completamente todas las insinuaciones de
una interpretación positivista de la física contemporánea. Ahora
vamos a coordinar las primeras insinuaciones de una manera más
sistemática y más explícita. Esto no será nada más que un bos
quejo de interpretación cuya elaboración detallada está fuera del
alcance de este libro.
Toda interpretación filosófica de la física contemporánea pue
de parecer demasiado especulativa y polémica. Nuestra interpre
tación será rechazada por todos los que esperan que la física re
tornará, si no a los modelos pictóricos, al menos al determinismo
clásico. Igualmente será rechazada por todos los que consideran
el problema de la realidad transubjetiva en la física como des
provisto de significado. Estas dos advertencias preliminares son
apenas necesarias, porque se deducen, naturalmente, de la con
clusión sacada en el capítulo X V I : que la indeterminación mi-
crofísica es una faceta última de la naturaleza, irreducible a me
canismos causales; que es independiente de cualquier observador,
3 :i6 Impacto filosófico da la física contemporánea
fuer0n posibilidades. Acerca de este universo nuestro- dice que no hay raba el determinismo estricto y la racionalidad como términos
nada incoado, habiendo estado virtualmente en el desde la eternidad sinónimos. Según esta tradición, todo tipo de indeterminación (es
todo lo que fue o es o será real *• , pecialmente cuando se le da el nombre de «probabilidad») debe
ser irracional. Pero la indeterminación parece irracional única
Es apenas posible exponer con' mayor claridad el dilema en mente en el mundo estático que, por su propia naturaleza, ex
tre el determinismo y el indeterminismo. Hoy nos enfrentamos cluye toda ambigüedad y contingencia del futuro ; no es irracio
exactamente al mismo dilema en la física ; el conflicto actual nal en el universo dinámico, en el que la indeterminación es
entre dos interpretaciones antagónicas del principio de indeter sinónimo de imprecisión objetiva del futuro o, más truísticamen-
minación es simplemente un ejemplo especial del dilema. filosó te, de la futuridad del futuro. No hay nada misterioso o irracio
fico descrito -por James. ¿Es la probabilidad de los sucesos mi- nal en la afirmación de que el universo es incompleto en el ver
crofísicos meramente subjetiva o tiene un status mdependiente dadero sentido de la palabra ; ciertamente es una idea menos
del observador humano? Nuestra idea del status' del tiempo de absurda que la que determina que el tiempo es una alucinación
pende de la alternativa que escojam os; a la inversa, nuestra idea enorme y crónica de la mente humana.
del tiempo determinará qué alternativa debemos defender. Pues
Este aspecto dinámico del universo fue acentuado por James
la realidad del tiempo implica la emergencia de novedad y la
cuando habló acerca de la «eterna introducción de novedad 'con
emergencia de novedad es incompatible con la preexistencia del
creta en el ser» ; por Bergson cuando insistió en que el estado
futuro. El único status que el futuro puede tener en el mundo
temporal incompleto del universo implica el elemento de inde
dinámico es el de posibilidad o potencialidad; y la posibilidad,
terminación en cada uno de sus momentos ; por Whitehead cuan
si no es una mera palabra que cubre nuestra ignorancia (como
do habló del «avance creador de la naturaleza» 3 Pero fue el
dicen los deterministas), implica la auténtica ambigüedad de los
mismo aspecto dinámico de la realidad el que acentuó Reichen-
sucesos aún no realizados. Esto es lo que perciben tan intensa
bach en su ensayo «T he Causal Structure of the W orld and the
mente los filósofos del moderno proceso desde James a Whitehead.
Distinction Between the Past and the Future» en 1925 o cuando
Ellos no fueron los primeros pensadores que se percataron de
en uno de sus ííltimos ensayos afirmó que a la luz de los' fenó
ello. Aristóteles lo sabía cuando insistió en que la ley del medio
menos de quantum el lapso de tiempo es «una transformación
excluido es inaplicable a las situaciones futuras. La posibilidad
real en la que la potencialidad se convierte en realidad» (u n de•
es una categoría indispensable del mundo dinám ico; a la inversa,
venir en acte dans lequel la potencialité se transforme en actua•
la afirmación del tiempo es el único modo de hacer significativo
lité) 4 De forma análoga, A. A. Robb señaló que el carácter ¿fun
e inteligible el concepto de posibilidad objetiva. La elección entre
damental de las relaciones de antes y después excluye el concepto
posibilidad objetiva y simplemente aparente es en realidad la elec
de «universo en bloque» °, que iniplica el determinismo riguroso ;
ción entre el universo dinámico y el estático; o, empleando la
mientras que, más recientemente, H. Bondi há dicho :
expresión de George ■Boas, entre la aceptación del tiempo y su
repulsa. - • ...el -lapso de tiempo no tiene significado en el modelo lógicamente
Pero ¿tenemos todavía esa alternativa en la física contempo fijado. que exige la ■teoría determinista, siendo el tiempo una simple
.ránea? ¿No nos imponen los hechos de la mecánica ondulatoria coordenada. Sin embargo, en una teoría de indeterminación, el trans
curso de tiempo transforma las esperanzas estadísticas en sucesos reales 6
el concepto de probabilidad objetiva: el término técnico aplicado
por la física al concepto de posibilidad? En el capítulo X V I in ' W. James, Some Problems o/ Philosophy (Londres, Longmens Green, 1940),
dicamos las razones por las que ■creemos que ' sí. En la mayoría p. 149; H. Bergson, Creative Evolution, passim; A. N. 'Whitehead, The Concept o¡
de los casos, la resistencia a admitir esto nace de la lealtad a la Nature, p. 178. ■ .
‘ H. Reichenbach, "Le significetion philosophique du dualismo ondcs-corpuscu-
tradición clásica,' tanto científica como filosófica, que conside- les”, en Louis de Broglie: physicien et penscur (París, 1953 ), p. 133.
it A. A. Geomatry o/ Timo ' and Space (Ca^mbridgo Univcrsity Press,
’ W. James, “The Dilemma ofíDcteriñiriisin”, en The JJ7ill to Belicve and Olhcr 1936), ■p. 22. ..........
Essays in -Popular Philosophy (Londres, Longmens Green, 1917 ), pp. 150-151. • H. Bonoi, “Reletivily end Indeterminocy”, Nature, vol. 169 (1952), p. 660.
340 Impacto filosófico de la física contemporánea
PASADO .
La n ovedad im p l ic a ir r e v e r s ib il id a d .
las cosas ( non aliquid per se, sed cogitalione dumtaxat, seu mente
attributurum rebus prout concipiuntur in eo) 17.
Leibniz era menos vacilante cuando, en nombre del principio
de identidad de indiscernibles, rechazó toda distinción entre tiem
po y sucesos concretos; según él, es un disparate afirmar la di
ferencia entre dos momentos de tiempo vacío, porque en virtud
de la homogeneidad d el tiempo vacío no existe ninguna diferen
cia observable. No puede existir ninguna sucesión sin la hetero
geneidad del contenido físico correspondiente. Aunque Leibniz,
que yo sepa, no lo dijo explícitamente, su teoría' implicaba que
en el caso hipotético de una repetición idéntica incompleta de
dos estados no tendríamos derecho, en virtud del mismo principio
de identidad de indiscernibles, a hablar de la sucesión de dos
mom entos; el momento (f original» y su repetición se fusionarían
en un solo suceso que sería el principio y el fin del ciclo com
pleto.
En el esquema mecánico-corpuscular los sucesos sucesivos eran
definidos en términos de configuraciones sucesivas; el retorno
de la configuración idéntica era considerado como extremadamen
te improbable, pero no imposible. Pero como «la probabilidad no
cero debe aparecer con una frecuencia no cero» 18, el momento
idéntico debe repetirse finalmente y el tiempo cósmico debe fi
nalmente retornar sobre sí mismo. Pero si el tiempo es cíclico,
entonces la diferencia entre el pasado y el futuro se ve borrada
y «la dirección del tiempo» tiene solamente un significado local
y «seccional» definido por el incremento local de entropía para
ciertos intervalos de tiempo que, por largos que sean, siempre
serán finitos. Por esta razón, como acentuó Boltzmann, no hay
dirección privilegiada d e l tiempo para el universo en general. En
ciertas regiones del universo el tiempo está «corriendo hacia
atrás» ; esto sucede a nivel m icroscópico, donde las fluctuaciones
del movimiento browniano representan decrecimientos tempora
les de entropía; esto debe suceder finalmente, según las leyes de
probabilidad, en toda región macroscópica, y puede estar suce
diendo ahora, según Boltzmann, en algunas regiones muy dis
t
tantes del universo.
Antes de considerar estas afirmaciones de la física clásica a
la luz de los descubrimientos recientes, debemos percatarnos de
17
Gassendi, Philusu¡ih't Epicuri Syntatfmu, I, c. J.6,
15
H . R fichfnbach, T/in Direction o f Tíme. p. 111.
Concepto de transformación en el mundo físico 345
23
354 Impacto filosófico de la física contemporánea
físico ; preguntar qué había antes del principio del tiempo es tan
disparatado como preguntar qué hay detrás del espacio esférico.
En la teoría del universo en expansión, en contra de las afirma
ciones clásicas hechas en nombre de la homogeneidad del tiempo,
existen las únicas épocas de la historia cósm ica; el universo no
es una máquina cíclica que corre a través de fases homogéneas
que se pueden repetir, sino el proceso cuyas fases sucesivas son
heterogéneas. Especialmente este momento único es el principio
del universo, «la hora cero», que, al contrario que todos los otros
momentos subsecuentes, carece de antecesores. Non in tempore
sed cum tempore finxit Deus mundum (Dios hizo el mundo no
en el tiempo, sino con el tiem po) 3 *33, escribió San Agustín, y si
1
desconsideramos este lenguaje teológico, apenas podemos negar
que su pensamiento anticipó tanto el carácter finito del pasado
cósmico como la coextensividad del tiempo con el proceso físico
concreto.
M uy pocos pensadores del período clásico adoptaron la actitud
«finitista» de San Agustín hacia el pasado cósmico. Renouvier y
su escuela en Francia, F. C. S. Schiller en Inglaterra, De Witt
Parker en los Estados Unidos, y algunos otros se atrevieron a
desafiar al dogma oficial del infinitismo que había sido aceptado
de una manera casi exclusiva 34.
A l negar el tiempo vacío y al insistir sobre la coextensividad
del tiempo (más exactamente, del tiempo-espacio) con el universo
físico, la teoría de Lemaitre es indiscutiblemente una teoría re
lacionad del tiempo y el espacio. Pero, al contrario que la teoría
de Boltzmann, no sólo es compatible con la irreversibilidad del
tiempo, sino que incluso la requiere. En la expansión indireccio-
nal del universo la irreversibilidad de la transformación encuen-
31 San A custín , D e C h í t a t e D e i , X I, 5.
C h a r le s R enouvier, L e s p r in c ip e s d e la n a tu r e , '2 .‘ ed. (París, 1892),
pp. 82-83; F. C. Schiller, H id d le s o / t h e S p h in x : A S tu d y in th e P h ilo s o p h y
° ¡ H u m a n is m (Londres, Swann Sonncnschcin, 1910), pp. 45-46; D e W itt P a r k e r ,
E x p e r i e n c e a n d S u b s ta n c e (Univcrsity o f Michigan Press, 1941), pp. 177-180. La crí
tica del concepto de infinidad real fue recientemente resucitada por Max Black
(compárese “ A chillcs and the Tortoise” , A n a ly s is , X I, 1950-51, pp. 91-101; también
P r o b le m s o ¡ A n t d y á s , X II, 1951-52, pp. 67 y sig .), pero ninguno de ellos la aplicó
al concepto de pasado infinito. Sin embargo, lo hizo G. ]. W h it r o w , cuando, al cri
ticar la teoría de firm e estado del universo, defendió' la prueba de K ant acerca de
la primera tesis contra la crítica superficial de R u ssell . Compárese su artículo “ The
Age o f Universe” , en T h e B r i f i s h J o u rn a l f o r P h ilo s o p h y o ¡ S c ie n c e , V (1 955),
pp. 215-225; compárese también su libro T h e S tr u c tu r e a n d E v o lu tio n o 'f . t h e U n iv e r s e
(Harpor, Nueva Y ork, 19 59), pp. 195-196.
Concepto de transformación en el mundo físico 357
cipio, pero la historia que tiene que narrar puede ser escrita paso a
paso 8<s. (Hemos añadido la cursiva.)
a la creciente presión de los hechos recientemente descubiertos. vos modos de entendimiento, totalmente distintos de los modelos
El éter substancial, así como las partículas materiales substancia tradicionales. Si aceptamos la conclusión de la parte JI acerca
les, están siendo sustituidos por sucesos. Con palabras de Jeans: de que los cambios han sustituido a los desplazamientos espacia
Así los sucesos deben ser tratados como constituyentes objetivos fun les y los sucesos han remplazado a las partículas, ¿no sería po
damentales, y ya no debemos pensar en el universo como compuesto sible adquirir una visión más clara de algunas facetas paradó
de trozos sólidos de materia que persisten en el tiempo y se mueven jicas del mundo de la física contemporánea explorando y anali
en el espacio. . ..Los sucesos y no las partículas constituyen la verda zando esos estratos de la experiencia en que se experimentan el
dera realidad objetiva. ... 6
cambio y los sucesos, si no inmediatamente, al menos con el ' má
A la misma conclusión llegan pensadores tan diferentes como xim o de prontitud y pureza, o sea, en nuestra conciencia intros
Russell, Jeans, Whitehead, Bergson y Bachelard. Unas cuantas pectiva de la transformación?
líneas después del pasaje que acabamos de citar, Jeans cita con Naturalmente, al principio nada parece más sospechoso que
aprobación a Russell : la frase «modelos introspectivos en la física» ; el temor de ser
acusados de reincidir en el animismo o hilozoísmo impide a mu
Los sucesos que suceden en nuestra mente son parte del curso de chos pensadores serios incluso tomar en consideración este mé
la naturaleza, y no sabemos que los sucesos que suceden en otra parte
todo. Sin embargo, tal temor es irracional y los que se encuentran
sean ele un tipo totalmente distinto 7 •
obsesionados por él no se percatan de hasta qué punto están do
Evidentemente existe una creciente conciencia no sólo acerca minados por el dualismo cartesiano tradicional y hoy insostenible
de que la categoría de substancia debe ser sustituida por la de que relega todas las cualidades exclusivamente al reino mental,
proceso, sino también acerca de que el proceso es una categoría a la vez que apoya el pangeometrismo y el panmatematismo en
aplicable a los reinos físico y mental. Las palabras de Bertrand el mundo físico. Es ciertamente injusto poner el panpsiquismo de
Russell indican no sólo que el substancialismo tradicional ha Leibniz o de Whitehead epistemológicamente al mismo nivel que
muerto tanto en la física como en la psicología, sino también que el hilozoísmo presocrático o animismo primitivo.
la distinción cartesiana entre lo mental y lo físico debe ser aban Para evitar cualquier interpretación errónea declaremos con
donada, porque en cualquiera de los dos reinos el concepto de toda claridad que no se debe reintroducir cualidades secundarias
suceso se hace fundamental. Esto no significa que se borra com en el mundo objetivo de la física .. Proponemos precisamente lo
pletamente la distinción entre los dos reinos. Aunque tanto la contrario : confinar las cualidades primarias dentro de nuestra
«materia» como la «m ente» están constituidas por sucesos, sub experiencia privada. Si hay cualidades en el mundo físico son
sisten las diferencias entre sucesos «físicos» y «psicológicos». Ya ciertamente diferentes de las cualidades sensoriales tal cual las
ha sido mencionada una diferencia sumamente conspicua : la di experimentamos. Negar estas cualidades trascendentes sería tan
ferencia de extensión temporal. Tal vez se debe buscar a lo largo poco meticuloso como negar los colores una persona ciega a los
de esta línea la verdadera solución del problema tradicional de colores, o negar los sonidos una persona sorda a los sonidos, o bien
mente-cuerpo,, y la obra Matter and M em ory, de Bergson, repre que los seres humanos nieguen las cualidades que indudablemente
senta un interesante intento en esta dirección. experimentan algunos animales bajo el impacto de ondas ultra
Pero este problema queda fuera del alcance de este libro ; lo sónicas de rayos ultravioletas. Pero aunque los sucesos físicos no
importante para nuestra intención presente es que, una vez que pueden ser percibidos en su carácter inmediato y en su condición
sean eliminados el prejuicio substancialista y el patente dualismo específica cualitativa, tienen ciertas facetas estructurales en co
cartesiano, quedará abierto el camino para una búsqueda de nue- mún con los sucesos que constituyen nuestra corriente de con
ciencia, o sea, su carácter dinámico a manera de suceso. Es este
' J. J eans, The Ncw Badcground o/ Scicncc, p. 288.
carácter dinámico el que tenemos que analizar, creyendo con W hi
’ B. Rus.sei l, Outlcue of Philosophy, p. 311.
tehead que «la textura de la experiencia observada, a modo de
24
370 Impacto filosófico de la física contemporánea
a A. N. W h ite h e a d , P r o c e s s and R e a l l t y , p. 5.
0 J o h n D e w e y , “ T he Postúlate o f ímmedinte Empiricism” , en T h e I n j l u e n c e o f
D a n v in o n P h ilo s o p h y a n d O t h c r E s s c y s o n C o n te m p o r a r y T h o u g h t (Nueva York,
Holt, 19 10), pp. 226 y sig. Este principio fue sostenido por Dewey en su E x p e r ie n c e
a n d N a tu r a (1925) y defendido contra Kcichcuhach en 1939 (en T h e P h ilo s o p h y o f
Joh n D e w e y , editado por Paul Schilpp, pp. 531-543).
En busca de nuevos modos de entendimiento 371
i
En busca de nuevos modos de entendimiento 375
tí
A . N. W h ite h e a d , Science and [he Modern World , p. 193.
376 Impacto filosófico de la física contemporánea
IB
T u . R ibot, Logique des senlimenls (París, 1905), p. 151.
.‘578 Impacto filosófico de la física contemporánea En busca de nuevos modos de entendimiento 379
Resumen
rece tener ninguna réplica física objetiva. Según la teoría espe acentuó Eddington; o, con palabras de Whitebead, no existe eso
cial de la relatividad, no hay yuxtaposiciones absolutas en la na de «naturaleza en un instante». La eliminación de este concepto
turaleza ; afirmar lo contrario sería afirmar la existencia de la representa una de las amenazas más graves para el esquema uni
simultaneidad absoluta que niega la física relativista. Pues de versal laplaciano clásico. ' ■
bemos reparar en que los elementos yuxtapuestos, ya se Uamen Si el espacio estático instantáneo es una simple sección trans
«puntos» o «sucesos», son por su propia naturaleza simultáneos, versal en la transformación de cuatro dimensiones, está claro que
o sea , carecen de sucesión. Así la eliminación de la simultaneidad la teoría de la relatividad incorpora el espacio en el tiempo en
absoluta entraña la eliminación de la yuxtaposición absoluta, o vez de viceversa. La fusión de los dos conceptos se ve más ade
sea, del espacio newtoniano absoluto. cuadamente caracterizada como dinamización de espacio que como
E l significado pleno de esta declaración se ve algo obscure espacialización de tiempo. -
cido por el hecho de que la palabra «relativización», que es me Es verdad que la opuesta interpretación estática puede ser
nos radical, sustituye a «negación». Creemos que hacemos justicia hallada no sólo' en algunas exposiciones populares y semipopula-
a la lógica de la relatividad añadiendo simplemente el adjetivo tes, sino ocasionalmente, también en libros más técnicos, escritos
«relativo» a los nombres «espacio» y «simultaneidad» sin darnos por destacados físicos y filósofos. En esta interpretación el espacio-
cuenta de que cuando se retienen viejas palabras también se re tiempo relativista es considerado como una especie de hiperes-
tienen inconscientemente a menudo sus viejas connotaciones. No pacio de cuatro dimensiones, del cual es el tiempo simplemente
cabe duda de que tales residuos inconscientes o semiconscientes una dimensión, no básicamente diferente de otras dimensiones.
de la estructura conceptual newtoniana afectan seriamente a la El hecho de que el propio Minkowski utilizase la expresión «m un
interpretación de las nuevas teorías físicas. do de cuatro dimensiones» ( vierdimensionale W e lt) en vez de
Llegamos a la misma conclusión considerando la naturaleza «transformación de cuatro dimensiones» contribuyó ciertamente
de la fusión relativista del espacio con el tiempo. En el cuadro a esta interpretación errónea. Pero la tendencia a representar el
clásico de la naturaleza la historia universal se representaba me tiempo como dimensión geométrica adicional del espacio fue par
diante la sucesión continua de espacios instantáneos, todos ellos te de la tradición científica clásica, de la que la denominada es-
perpendiculares al eje del tiempo y representando cada uno «el pacialización del tiempo en la teoría de la relatividad es única
mundo en un instante dado». En cada momento particular se mente el último ejemplo.
presuponía que era imposible separar una sección transversal tri
- Además, tal espacialización del tiempo es solamente una for
dimensional instantánea del proceso universal de cuatro dimen
ma particular de otra ilusión perenne, cuyo rastro se puede se
siones. En el espacio-tiempo relativista (cuyo nombre más ade guir hasta los propios albores del pensamiento occidental : la creen
cuado sería tiempo-espacio) tales espacios instantáneos que con
cia en que la transformación puede ser reducida al ser, el proceso
tienen sucesos absolutamente simultáneos son simples secciones a la substancia, el tiempo a lo intemporal, los sucesos a las cosas.
artificiales y convencionales a las que no corresponde nada' obje
Larga sería la lista de los que, desde Parménides hasta Bradley
tivo en la naturaleza. Si continuamos operando con tales seccio
y McTaggart, trataron mediante diferentes y sutiles ingenios de
nes en el tiempo-espacio relativista serán diferentes en diferentes
eliminar el cambio y establecer el carácter estático de la «verda
ángulos de referencia. Aunque estas diferencias son despreciables
dera realidad». Es apenas accidental que los que se pronuncian
en nuestra experiencia ordinaria, no pueden ser desconsideradas
en favor de la interpretación estática del espacio-tiempo, como
a escala cósmica o cuando consideramos velocidades que se apro James Jeans y Kurt Géidel, se hallen conscientes de su afinidad
ximan a la velocidad de la luz.
con esta tradición filosófica. Aun si no hablamos de las extre
Por consiguiente, aunque el concepto de «ahora» local reti.e- madas dificultades epistemológicas hacia las cuales cunduce la
ne su justificación práctica a escala humana e incluso planetaria, idea estática de la realidad, hay razones más específicas contra
el concepto de un enorme «ahora» tridimensional pierde entera su aplicación a los hechos de la física relativista. Son las si
mente su significado físico. No hay instantes universales, com ° guientes :
384 Impacto filosófico de la física contemporánea
r ; r ^a^
cyubcentO deo Is tc aí; hoi h aé o
sico hay,. rees,Iiatado c n adEec h e,cho de que d esquema cinético clá-
^ rr de los modelos auditivos es puramente propedéutico ; simplemente
nos ayuda a liberar a nuestra mente /e l dominio exclusivo de la
imaginaeión visual, cuya influencia puede ser detectada incluso
poránea significa el fin de aodápáira comprender la física contem- en algunos hábitos matemáticos aparentemente abstractos. Nin-
elementos getnUe ite^ : ed ^ i!:;abe V en ,vzás de interp retar los
‘ guna persona epistemologicamente educada soñaría con restaurar
hísica en términos sensoriales (táctilSe-Jiseeies’) la '■f.11'?.'1 las cualidades auditivas o cualesquiera de las cualidades secun
humana es c1aramente i?™™™* .. ua1es). La imaginación
darias en el mundo físico. El significado positivo de la experiencia
ai;I del que p e r f i l c o f T ^ p 8' » Paopeac¡enaa el mate,
materia. P s' á cen5lau¡do un modelo satisfactorio de la , auditiva está en el hecho de que de ella se puede abstraer cierto
modelo dinámico sin imagen que prob^lemente ofrecerá la clave
para comprender la naturaleza del tipo de «transformación ex
mucEff msá's “ ntempoaánea de I . física es
tensiva» que parece constituir la naturaleza de la realidad física.
cana del s t a k á s r r ú V q a s ’! á. ‘‘ “ T ™ ' ' . aevolueión eopeani.
imnginable como e’l univCrso d e p,toCentrico era en principio tan
que el substrato o j i r S C /o í Pcte>ó“ lne0■ ^1™ hoy es evidente
J tivo üc 1os fcn óm efos físicos no p uede ser
IN D IC E D E AU TORES Y. M A T E R IA S