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"La dialéctica: método, refutación y verdad" de Francesco Fronterotta (en J.F.

Pradeau
(dir.)" PUF, Paris, 2010, p. 68-72)

Si uno se remite ante todo a los libros VI y VII de la República, la dialéctica (he dialektik~
tékhn~) se compara a un camino (poreía: Rep.532e3), a una subida (anábasis: Rep.519dl;
epánodos: Rep. 521 e7), a una conversión de un día "nocturno" a un día "verdadero" (periagQge:
Rep. 521e6-7). Se trata de un método (métodos: Rep.510b8, 531dl, 533b3 Y c7) en el sentido de
un recorrido (odós) que avanza (metá), una investigación que progresa por un itinerario hacia un
término final. La dialéctica es la ciencia suprema a la cual uno accede después de una larga
preparación (epist~m~ m~ tes megist~s: Rep.532a-d). Por otra parte, si se hace referencia al
conjunto de los diálogos platónicos, la dialéctica es, simplemente, el medio discursivo que se
funda sobre el intercambio verbal entre dos personas que discuten (dialégousin) - que
"intercambian" sus discursos (lógoi) - sobre un cierto tema, por preguntas y respuestas,

poniéndose en conjunto a la investigación de una solución del problema considerado (Prot.333c,


a
348 ). Dado que se distingue así de la retórica, que procede por medio de discursos más o menos
largos, tenidos delante de un público que permanece pasivo y al que se trata de persuadir (ver
Gorg. 450c-e), la dialéctica está dotada del poder de ejercer y de preparar a los interlocutores,
conduciéndolos por la vía de una investigación mejor asegurada de la verdad. Esta dialéctica
"preparatoria" está corrientemente asociada a la actividad socrática de los primeros diálogos; ella
es retomada en el Sofista (226b-231 b), donde es nuevamente asociada a Sócrates, y ella es
igualmente aproximada a un método por hipótesis que el Parménides (l35d-136c) hace remontar
a Zenón de Elea. La dialéctica concebida como ciencia suprema es estructurada, en la República,
como un método hipotético, mientras que en los diálogos tardíos (a partir del Fedro y
especialmente en el Sofista y el Político), ella se caracteriza por un método que procede por
"divisiones" (diairéseis). De un método hipotético, que sería típico de la geometría y de las
matemáticas, se encuentran rastros en el Menón y en el Fedón.

He aquí por lo tanto el cuadro general de lo que los comentadores llaman "dialéctica" en Platón:
1) el dialégesthai socrático y 2) la "dialéctica" de Zenón en el Parménides, que apuntan ambas a
una preparación y ejercicio preliminar a la investigación de la verdad; 3) un método hipotético en
la República, que está en relación con 4) un método asociado a la geometría en el Menón y en el
Fedón; para terminar, 5) un método "diairético" o "de división" en el Fedro, el Sofista y el
Político. Es necesario sin embargo constatar que Platón no emplea el término "dialéctica" sino en
relación con 1), 3) Y 5), Y es sólo a estos tres procedimientos que se dedicará lo que sigue.

El método socrático, que lleva el nombre de elenkhos, es una práctica discursiva en la cual el que
interroga refuta la respuesta dada por aquel que es interrogado sobre un tema en discusión, con el
fin de poner a luz sus falsas opiniones y de purificarlo del error: : esta refutación tiene lugar,
normalmente, mostrando que la respuesta del que es interrogado está en contradicción con otras
tesis que él defiende, o bien que ella implica consecuencias que son por ellas mismas
contradictorias. El elenkhos depende además de un cierto número de principios suplementarios:
se trata ante todo de una modalidad dialéctica que se articula en el diálogo entre dos
interlocutores, pues Sócrates no se dirige a los hombres en general, sino a un solo interlocutor,
exigiendo el elenkhos una relación exclusiva y duelo entre el que interroga y el que es
interrogado. Con este fin, Sócrates sugiere por hábito recurrir a discursos breves, por preguntas y
respuestas, en lugar de discursos largos que él pretende no ser capaz de seguir (ver Prot. 328e-
329b y 334d-335c; Gorg. 449b-c y 461 d-462b). En tales condiciones, el criterio de la verdad de la
investigación reside esencialmente en el acuerdo (homología) entre los interlocutores, cada uno
de ellos debiendo interrogar o responder, brevemente, con sinceridad y espontaneidad (parr{¿sía),
a partir de premisas que pueden ser verdaderas o falsas, pero que todos admiten.

La dialéctica es presentada en la República con un detalle superior al de este método socrático. Es


necesario remitirse aquí a lo que se llama la imagen o la teoría de la "línea", que expone el libro
VI del diálogo (VI, 509d 1-511 e5). Si se divide una línea en dos segmentos desiguales, una
representa el conjunto de lo que es visible y sensible, la otra el dominio inteligible de las formas.
Si se divide aún de la misma manera los dos segmentos, se obtiene cuatro segmentos: el primer
segmento de lo visible (VI 509dl0-510a3) contiene las imágenes y las sombras de los objetos
sensibles, mientras que el segundo segmento del género visible (VI 510-5-10) comprende todos
los objetos naturales y artificiales de los cuales se consideraban las sombras en el segmento
precedente. Para lo que es de los segmentos que componen el género inteligible, Platón establece
una distinción que no se funda directamente sobre los objetos que ellos contienen, sino sobre las
formas de conocimiento que conviene a cada uno de ellos. Al primer segmento del género
inteligible (VI 51 Oc1-511 a8) conviene el método empleado por los geómetras, que proceden por
hipótesis (ex hupothéseQn), no, sin embargo, remontando de la hipótesis formulada hacia el
principio anhipotético (ep 'arkh{¿n anupotheton) para demostrar la verdad de la hipótesis
formulada, J;~~~
asumiendo esta hipótesis como verdadera y descendiendo a partir de ella,
extrayendo sus consecuencias, hasta la conclusión del razonamiento. Puesto que los geómetras
tienen por evidentes conceptos como el "par" y el "impar", las figuras, los ángulos y así en lo que
sigue, no juzgan necesario dar cuenta de ellos. Se contentan con deducir de estos presupuestos los
teoremas geométricos, el cálculo de superficies, etc. Ellos se sirven además de imágenes visibles
(tois horQmenois eidesi), porque, incluso si se refieren sin ninguna duda a los modelos ideales y
abstractos de figuras geométricas, deben sin embargo trazar materialmente una representación
para desplegar y explicar sus demostraciones. Una tal forma de conocimiento toma el nombre de
pensamiento "discursivo" o dianoético (dianoia). En el segundo segmento del género inteligible
(VI 511 b3-c2) conviene por el contrario el método dialéctico, que trata las hipótesis no como
principios (ouk arkhas), sino como hupotheseis en sentido propio, es decir como puntos sobre los
cuales apoyarse (epibaseis) o a partir de los cuales lanzarse hacia lo alto (hormas) para llegar
hasta el principio anhipotético de toda cosa (mekhri tou anupothetou epi tf.n tou pan tos arkhf.n)
y, después de haberlo conocido (hapsamenos autf.s), descender de éste según las consecuencias
que de ello resulten hasta la conclusión del razonamiento, sin emplear, esta vez, ningún medio
sensible, sino solamente las formas en ellas mismas y por ellas mismas y por relación a ellas
mismas (eidesin autois di 'autQn eis auta). La dialéctica remite pues al pensamiento noético
(nof.sis), la forma de conocimiento más alta y la más pura, pues ella conduce directamente sobre
las formas sin pasar por la hipótesis, y ella consiste en una suerte de "contacto" con las formas o
de "visión" inmediata de las formas. El dialéctico está por lo tanto en medida de alcanzar el
fundamento de las hipótesis que los geómetras utilizan como principios de sus demostraciones, y,
haciendo esto, llega por consecuencia a captar, más allá de toda hipótesis, un principio que no
tiene más carácter hipotético, sino que se revela como inmediatamente verdadero (o falso). Esta
capacidad le permite poseer una "visión de conjunto" (sunopsis) de todas las cosas que son, a
partir de la cual podrá dar cuenta de la naturaleza y de la realidad de cada cosa particular (534b).

En los diálogos tardíos, a partir del pasaje del Fedro 265c-266b, después en el Sofista y en el
Político, el acceso a la verdad queda como lo propio del dialéctico, como del filósofo con el cual
coincide. La dialéctica es presentada en este contexto como un método de definición y de
clasificación, o más bien como un método de definición en tanto que método de clasificación. Se
trata del método llamado "diarético" - en la medida en que procede por "divisiones" (diareseis)-
que permite definir no importa qué cosa existente sobre la base de relaciones que ella mantiene, o
que ella no mantiene, con las otras. Si se quiere por ejemplo definir un objeto "x", es necesario
reconducido (sunagQg~) a una clase "A" a la que pertenece; después, es necesario dividir
(diaresis) la clase "A" en dos subclases "B" y "C", que se excluyen recíprocamente y que se
distinguen porque "B" posee ciertas características b, propias a "x", de las cuales "c" está por el
contrario desprovisto. Dejando de lado "C", se procede dividiendo "B" según el mismo principio.
Estas divisiones se repiten hasta que se llega a una división que no coincide sino con "x", y que
pone por consecuencia a la luz las características que "x" no comparte con ningún otro objeto.
Este conjunto de características constituye la definición, o ellogos, de "x". ~ división en cuestión
no divide necesariamente por dos, bajo una forma "dicotómica", sino también por tres o por
cuatro (ver, por ejemplo Fedro 26Y-b; Sofista 266a-c); como puede tratarse, más bien que de una
verdadera división (como en el caso de una clase compuesta de muchos elementos), de una
distinción de muchas realidades singulares en el interior de una multiplicidad.

Bajo esta nueva forma, la dialéctica tiene por misión conducir al que la practica al conocimiento
y a la verdad, y es por eso que ella está identificada con la ciencia suprema y con la filosofía
misma. Pues el dialéctico, por su método, llega a clasificar por división y por distinción todas las
cosas que existen en su multiplicidad, reconstruyendo las relaciones de identidad y de diferencia
que cada una mantiene con todas las otras, llegando así a dibujar una "carta" completa de lo real,
con las "coordenadas" que permiten situar cada realidad entre las cosas que son.

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