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La realidad
En la diestra de Dios padre presenta una realidad impulsada por la tradición. Es una
realidad en la que los personajes no cuadran en el entorno. Campesinos y pueblerinos
paisas que viven en una tierra de reyes y reinas, en un pueblo a donde llegan visitantes de
todo el mundo: “Vivía en un pajarate muy grande y muy viejo, en el propio camino real y
afuerita de un pueblo donde vivía el Rey”, “¡Hasta de Jamaica y de Jerusalén venían los
pedigüeños!”. Además, es una realidad en la que los mitos cobran vida, pues literalmente
se muestra la vida paisa a través del infierno y el cielo: “ Este -y señaló al viejo es Pedro mi
discípulo, el que maneja las llaves del cielo; y yo soy Jesús de Nazareno”. Por lo tanto, el
mundo representado en el cuento no es realista, pero no por eso es irreal. No es la realidad
física la que se aprecia en el cuento, sino la realidad de las costumbres de una comunidad.
Por el otro lado, La prodigiosa tarde de Baltazar, Nos muestra un mundo que se asemeja
más al real, pero con ciertos matices que le otorgan un nuevo valor. Al comparar el título
con la narración nos encontramos con una exageración por parte del autor al catalogar de
“prodigiosa” la serie de acontecimientos que transcurren en el cuento, lo cual es una pista
del carácter mágico del mismo. La jaula que construyó Baltazar y de la que “ se decía por
todos lados que era la jaula más bella del mundo”, es algo completamente inverosímil, algo
fantasioso. García Márquez introduce este elemento mágico en un mundo aparentemente
realista con el propósito de resaltar la labor artística del protagonista.
Elementos de la narración
Tomás Carrasquilla maneja un lenguaje coloquial en su cuento, lleno de regionalismos de
la cultura paisa: “El uno era un viejito con los cachetes muy sumidos, ojitriste él, de
barbitas rucias y cabecipelón”, “Mirálos qué cansaos están”. No hay descripciones
profundas. García Márquez, por su parte, utiliza un lenguaje más “neutro” en su cuento.
Emplea descripciones más detalladas para profundizar en su historia y personajes: “ En
realidad José Montiel no había tenido tiempo de bañarse. Se estaba dando una urgente
fricción de alcohol alcanforado para salir a ver lo que pasaba”, “A pocas cuadras de allí, en
una casa atiborrada de arneses donde nunca se había sentido un olor que no se pudiera
vender, permanecía indiferente a la novedad de la jaula”.
Ambos cuentos poseen un narrador en tercera persona omnisciente. La diferencia entre
ellos radica en que el narrador del cuento costumbrista parece estar más involucrado con el
mundo que narra, pues posee una personalidad que se aprecia a través de la manera en que
tiene de hablar. Además, aunque es un narrador omnisciente, da la impresión de ser
alguien que cuenta una anécdota: “Este dizque era un hombre que se llamaba Peralta”. Por
su parte, el narrador de La prodigiosa tarde de Baltazar narra la historia sin involucrarse.
Por el otro lado, el Realismo Mágico se puede apreciar en la obra de García Márquez
mediante la inclusión de un elemento fantástico en una realidad aparentemente verosímil y
realista. La existencia de la fantástica jaula de Baltazar y su carácter imposible no es
discutida en ningún momento. Se da por hecho que ese elemento puede ser parte de ese
universo sin problema alguno, pues esa realidad lo permite. La magia de la jaula sirve para
expresar la labor del artista, como ya se había mencionado previamente. La propia fantasía
que experimentó Baltazar es parte también de ese Realismo Mágico, pues a pesar de ser
pobre y estar perdiendo lo poco que tenía, llegando incluso a tener que empeñar su reloj,
Baltazar era feliz.