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LA FIGURACIÓN DE LA JAULA COMO UNA RECLUSIÓN INVOLUNTARIA QUE

DESPIERTA EL DESEO DE LIBERTAD EN LOS CUENTOS: “EL PALACIO DEL SOL” Y


“EL PÁJARO AZUL” DE RUBÉN DARÍO.

La importancia de los cuentos de Rubén Darío en la literatura española fue haber reestablecido la
prosa decimonónica, le proporcionó una escritura ricamente elaborada gracias al artificio, el simbolismo,
el parnasianismo, el preciosismo, la intertextualidad, etc. De esta forma desecha el neoclásico y el
romanticismo europeo para consolidar un movimiento literario hispanoamericano que traspasó fronteras,
el modernismo.

Rubén Darío construye sus obras poéticas y literarias en un contexto absolutamente cosmopolita, en
sus escritos vamos a poder observar grandes influencias de elementos estéticos literarios de Francia, seres
fantásticos, seres mitológicos griegos y romanos, entre otros. Su particularidad no se verá alterada, puesto
que posee un ingenio suficiente para insertar el intertexto sin que su matriz original del cuento se vea
perjudicada.

El punto de inicio del modernismo será con el libro Azul… (1888) de Rubén Darío, obra que posee
un compendio de cuentos y poesía. A pesar de su corta edad, en el libro aparecen los rasgos que van a
caracterizar su estilo y los temas que le preocupan como: el amor, el poeta y la muerte. En el libro
Modernidad: Supuestos históricos y culturales de Gutiérrez (2004), Juan Valera en la carta sobre Azul…
de Darío indica:

…precisamente al hablar del "galicismo mental" o "galicismo de la mente". Éste no es sólo,


como se ha interpretado unilateralmente, la familiaridad de Darío con la literatura francesa
de entonces, sino algo más: la asimilación de los dos resultados principales del adelanto de
las ciencias tal como éste ha influido en la literatura. Y estos dos resultados son el ateísmo y
la blasfemia y el predominio de la fantasía. Los dos resultados están ligados entre sí de
manera complementaria y producen así el pesimismo como "remate de toda descripción de
seres, fantásticos, evocados o sacados de las tinieblas de lo incognoscible, donde vagan las
ruinas de las destrozadas creencias y supersticiones vetustas” (es la fantasía). (p.34)

Como bien se plantea en la cita, la fantasía tiene un gran predominio en la prosa de Darío, y a través
de estos elementos fantásticos podrá sacar a la luz temas complejos y actuales que vive el hombre
finisecular. Esto se debe a que existe una relevancia por conocer el mundo interior del artista, los
pensamientos y sentimientos como materia estético literario y a nivel simbólico.

Los temas por analizar en este ensayo son: la enajenación e incomprensión hacia el artista, el acto
erótico y el deseo de libertad. Los tópicos presentes nos acercarán a una realidad contextual de la época,
por una parte, está el caso del escritor marginado e incomprendido, un ser improductivo ante el nuevo
sistema económico imperante, por otra parte, está el acto erótico que se encuentra fuera de toda acción
moral y religiosa (secularización), y, por último, el deseo de libertad que nace como una necesidad debido
a que los personajes necesitan liberarse de la presión social e individual a la que están expuestos.

A partir de estos conocimientos previos nos podemos acercar a la prosa del libro Azul… de Rubén
Darío, quien nos presenta en sus cuentos diversos elementos estudiados como el erotismo, el poeta en la
sociedad burguesa, el exotismo, la mitología grecolatina, entre otros. En este ensayo tendrá como
objetivo estudiar la figuración de la jaula, como un elemento simbólico que representa el encierro de:
Garcín y Berta, la reclusión involuntaria de los personajes principales en los cuentos: “El Palacio del
Sol” y “El Pájaro Azul”, ambos protagonistas alcanzan su deseo de liberación a través del erotismo y la
muerte.

Recordemos que Darío utiliza una galería de simbología occidental, incluso en el texto Rubén Darío
y el Modernismo de Ángel Rama (1985) plantea que: "

Si hay más riqueza de ideas en la prosa Azul…, como él observa correctamente, es por lo que
designa como su afrancesamiento, lo que exactamente cabría llamar su modernidad, o sea, la
interna dinámica creadora a que el instrumento expresivo ha sido sometido por el poeta, la
concepción de libertad que anima la articulación de las ideas, y por ende, de los órdenes
lingüísticos. (p. 91)

El poeta para expresar sentimientos, conceptos e ideas recurre a las princesas, ninfas, centauros,
dioses, semidioses, entre otros. Convirtiendo la prosa rica y vibrante, de audaz adjetivación y
construcciones, de esta manera logra una renovación del léxico a causa de las importaciones e influencias
parisinas, retratando un ambiente cosmopolita. A través de todos estos artificios sus cuentos esconden
un mensaje que se acercan a una realidad sociohistórico y cultural de la época.

Para los lectores El Palacio del sol es un relato que se identificará con el subgénero de los cuentos
de hadas, esto se debe porque su contenido posee secuencias inverosímiles de eventos y sobre todo
porque uno de sus personajes es un ninfa, no obstante, es el propio narrador quien se afirma y se dirige a
los personajes “–Sí, un cuento de hadas, señoras mías, pero ya veréis sus aplicaciones en una querida
realidad –" (Darío, 2008, p. 46). Estas palabras nos invitan a reconocer que la narración no es una mera
historia de fantasía, sino que el cuento necesita de una relectura más compleja para así interpretar las
varias significaciones que nos ofrece la historia.

Berta es una joven que ha cumplido sus 15 años, es presentada en la narración como una muchacha
anémica. Ante su delicado estado de salud, la madre, personaje perteneciente a la burguesía, llama al
médico quien le receta el tratamiento de glóbulos de arseniato de hierro. No obstante, la protagonista no
parecía sentirse mejor, hasta que un día salió a pasear por al jardín de su hogar y tras apoyarse en el
zócalo de un fauno surgió de repente un hada quien la transporta en su carro áureo y diminuto de oro a
un lugar mágico “El Palacio del Sol”, lugar donde encontrará la cura del mal que la aqueja. Cuando
vuelve de aquel sitio la madre junto a sus familiares observan que a la niña le ha vuelto el color al rostro,
y agradecen con presentes al doctor, ignorando completamente lo sucedido.

El narrador inicia indicando que Berta es “la niña de los ojos de color de aceituna, fresca como una
rama de durazno en flor, luminosa como un alba, gentil como la princesa de un cuento azul” (Darío,
2008, p. 46). El fragmento nos sugiere a través de metáforas la sensualidad y vitalidad que posee la
protagonista a causa de su lozanía, además esta será una frase que se repite en varias ocasiones durante
el cuento para que el lector no olvide que esta hermosa niña-princesa está viviendo una transición hacia
la adultez.

No obstante, Berta en su estado adolescente se siente triste, desdichada, todos desconocen el motivo
de su decaimiento físico y espiritual. Ante este escenario la madre aún cree que su hija es una niña, puesto
que le trae de regalos dos muñecas, quien Berta rechaza inmediatamente. La negativa de la protagonista
nos advierte que no tiene interés de estos juegos infantiles y el proceder de la madre nos hace inferir que
impide de alguna manera el crecimiento de su hija, confinándola en un estado de perenne infantilidad.

En este contexto, fines siglo XIX, Berta debe cumplir con la imagen de la mujer finisecular que radica
en la mujer ideal, esta se asocia a un ser de pureza, sumisión y abnegación, acosta de su estado de salud.
Esta languidez, esta “falta de apetito, algo como una opresión en el pecho, tristeza, punzadas a veces en
las sienes, palpitación…” (Darío, 2008, p.45), provienen de su estado de ánimo depresivo que mantiene
con el mundo al que pertenece, debido a que existe una represión de sus instintos lascivos por parte de
su madre y el médico, quien este a través de su tratamiento igualmente intenta coartar su naturaleza.

Esto podría llevarnos a entender la situación de la protagonista, que se encuentra como una prisionera
ante el sistema machista patriarcal de la época. Berta no puede adoptar los valores imperantes que están
dirigido a la mujer, necesita liberarse de las ataduras socioculturales de su tiempo, y es el narrador a
través de sus recursos metafóricos que exige a las madres a “abrir la puerta de su jaula a vuestras avecitas
encantadoras” (Darío, 2008, p. 44), porque seguir persistiendo en sus encierros provocará en ellas el
desapego del color de sus rostros y la desdicha eterna. Y añade “sobre todo cuando llega el tiempo de la
primavera y hay ardor en las venas y en las savias, y mil átomos de sol abejean en los jardines, como un
enjambre de oro sobre las rosas entreabiertas” (Darío, 2008, p. 44). Esta última cita está conformada por
rebosantes simbolismos y dobles sentidos. Por ejemplo, cuando expresa el tiempo de la primavera,
haciendo alusión a la juventud humana, no obstante, a pesar de relatar un escenario encantador y
liberador, sabemos que la protagonista se encuentra con una vaga atonía melancólica.

El elemento de la jaula que se nos presenta en el relato constituye el encierro, el consumo y la


languidez de la protagonista desdichada, se siente una incomprendida que sufre y se halla atada a una
sociedad que no responde a sus requerimientos, específicamente a su liberación sexual. Así pues, frente
a la anemia que es provocada por el sistema represivo de la época, encontramos la liberación y el vuelo
en el carro áureo y diminuto del hada que transportará a la protagonista al palacio del sol. Este será un
lugar donde despertará sus sentidos, experimentará una diversidad de sensaciones y vehementes
estremecimientos, además será el inicio de su transición de niña a mujer, es decir, una imagen simbólica
de su entrada a la adultez.

El palacio del sol es un espacio donde acuden muchachas como Berta “Vio que otras tantas anémicas
como ella, llegaban pálidas y entristecidas” (Darío, 2008, p. 47), y quienes estaban a la espera de estas
señoritas, eran jóvenes vigorosos que estaban a cargo de curar los males que aquejaban a las muchachas,
esto lo lograban a través del sexo.

…respirando de tanto en tanto como hálitos impregnados… hasta que con fiebre jadeantes,
rendidas, como palomas fatigadas de un largo vuelo… ¡y ella también! Cayó al remolino, al
malestar atrayente y bailó, giró, pasó, entre los espasmos de un placer agitado. (Darío, 2008,
p. 48)

El remedio al encierro fue la liberación a través de la libido, puesto que la acción erótica constituye
una fuente de energía. “El Palacio del Sol”, es un símbolo más de Rubén Darío, es fuego, es vida, es tal
y como dice el hada a Berta: “Un minuto en el palacio del sol, deja en los cuerpos y en las almas, años
de fuego, niña mía” (Darío, 2008, p. 47). La protagonista dejó de ser niña para convertirse en mujer, dejó
la jaula para emprender el vuelo y no desfallecer.

Por otro lado, está el cuento “El Pájaro Azul”, que también hace referencia al anhelo de libertad, el
protagonista al igual que Berta se siente un incomprendido, encerrado en una jaula que lo hace infeliz.
Su historia está en clave alegórica, esto quiere decir que el título del cuento simboliza la subjetividad del
poeta, esa imagen nos propone a un sujeto que se encuentra en búsqueda de la trascendencia, ante un
escenario sociohistórico y literario que no lo comprende.

El personaje principal se llama Garcín, un parisino pobre que vivía en un “cuartucho destartalado”,
era un poeta bohemio que le gustaba compartir y leer sus escritos a sus amigos artistas, tenía un gran
sueño, publicar una obra literaria y crear su propia imagen artística, sin embargo, siempre fue rechazado
por diferentes editoriales: “Los editores no se dignan siquiera a leer mis versos” (Darío, 2008, p. 50).
Garcín era un soñador, amó la vida bohemia, buscó incansablemente la belleza, pero también es un
hombre que tiende a manifestar emociones de tristeza de manera frecuente. Garcín no era feliz, puesto
que la única forma de lograr esa dicha era que el pájaro azul se liberara de su cabeza. Un día el padre le
escribió para ordenar que dejara sus locuras en París o no lo ayudaría económicamente, pero al
protagonista no le importó, y desde ese momento comenzó a escribir un poema titulado: “El Pájaro Azul”.
La obra poética fue terminada cuando por fin Garcín pudo liberar al ave.

Las primeras líneas del cuento nos invitan a tener una idea del espacio en el que se desarrollará la
historia, esto sería en Paris en el café Plombier, un cenáculo, es decir, lugar donde se reunían artistas a
intercambiar ideas e intereses relacionado con el arte. Pero las reuniones no solo se llevaban a cabo en el
café, sino que también en el “cuartucho destartalado” de Garcín que “guardaba en yeso de las paredes,
entre esbozo y rasgos de futuro Delacroix, versos, estrofas enteras escritas en la letra echada y gruesa de
nuestro amado pájaro azul” (Darío, 2008, p. 48). Este contexto nos lleva a reflexionar sobre el ambiente
artístico- estético que estaba viviendo Paris, y bajo las paupérrimas condiciones que vivía el protagonista,
que contrastaba con el paisaje parisino y su pequeño cuarto destartalado.

Ahora bien, ¿Qué significado tiene este pájaro azul? En primer lugar, el ave es un simbolismo que
representa la libertad, esto es porque posee la capacidad de volar gracias a sus alas. En segundo lugar, es
un pájaro que posee belleza, debido a que tiene un plumaje azul, color que simboliza la trascendencia.
Por último, entendemos que Garcín es este pájaro azul, este personaje que encarna el drama social,
cultural, histórico y literario del poeta finisecular. El artista desea trascender, pero no posee las
habilidades para llegar a ello, no tiene las alas del pájaro azul. La única forma de concretar el sueño de
Garcín, de trascender, de producir una obra poética, es a través de la liberación del ave que se encuentra
atrapado en su cabeza. “Sí, dentro de la jaula de mi cerebro está preso un pájaro azul que quiere su
libertad…” (Darío, 2008, p. 50).

La palabra azul es un leitmotiv, una expresión que se repite a intervalos a lo largo del libro, pero
también a lo largo del cuento, puesto que el azul no solo se encuentra en el plumaje del pájaro, sino que
también en los ojos de Niní “su vecina, una muchacha fresca y rosada que tenía los ojos muy azules”
(Darío, 2008, p. 48), cuando señalaba el cielo “bajo el ancho cielo sin nubes” (Darío, 2008, p. 49), en los
versos que leía para sus amigo “Las lindas campánulas” (Darío, 2008, p. 50) y “Entre las piedras
preciosas, el zafiro” (Darío, 2008, p. 50). La significancia de la palabra azul, como ya se dijo
anteriormente, representa trascendencia, pero también posee otra relevancia. La reiteración del concepto
azul y de que el libro posea ese mismo nombre, se debe porque Rubén Darío fue un gran admirador
Víctor Hugo quien una vez expresó que: “L'art c'est l'azur”1.

Ante la insistencia de Garcín por afirmar que tiene un pájaro azul en su cabeza, se justifica ante sus
compañeros y amigos artistas, manifestando que “siempre es preferible la neurosis a la imbecilidad”
(Darío, 2008, p. 50), esto sucede porque el protagonista de alguna forma asume que este pájaro es parte
de su condición corporal y que muchos no comprenderían la significación de esta ave, esta
autopercepción hará que Garcín se aísle del resto, porque es y se siente un incomprendido. Esta situación
provocará en los amigos del poeta creer que no se encontraba en su sano juicio “llegaron a creer en un
descalabro de razón” (Darío, 2008, p. 50). No obstante, sus compañeros artistas no estaban muy lejos del
diagnóstico que se le otorgaría, “Decididamente, el desgraciado Garcín estaba loco” (Darío, 2008, p. 50).

Toda esta situación tendría un vuelco inesperado después de que recibió la carta de su padre, un
provinciano de Normandía: “Sé tus locuras en París. Mientras permanezcas de ese modo, no tendrás de
mí un solo sou. Ven a llevar los libros de mi almacén, y cuando hayas quemado, gandul, tus manuscritos
de tonterías, tendrás mi dinero” (Darío, 2008, p. 50). Ante esta amenaza se puede observar que existe
esta oposición del dinero y la creación artística, no obstante, Garcín rechaza este capitalismo y se sumerge
completamente a la escritura: ¡Sí, seré siempre un gandul, / lo cual aplaudo y celebro, / mientras sea mi
cerebro / jaula del pájaro azul! (Darío, 2008, p. 51). Es decir, al protagonista no le interesa ser un gandul,
le gusta esta bohemia artística en el que se encuentra inmerso, y aclara en sus últimos versos que seguirá
escribiendo mientras el ave azul esté encerrada en su cabeza. Desde aquí se produce un quiebre, el
protagonista cambia su forma de ser, es más alegre y sociable, y se siente decidido a escribir un poema,
el título es evidente: El Pájaro Azul.

¿De dónde sale este pájaro azul? Esta ave que se encuentra en la cabeza de nuestro protagonista y
que al mismo tiempo también lo es él. Este pájaro es enviado por una divinidad “El buen Dios que envía
volando, volando, sobre todo aquello un pájaro azul que sin saber cómo ni cuándo anida dentro del
cerebro del poeta, en donde queda aprisionado” (Darío, 2008, p. 51), si es este ser superior quien ha

1
El arte es Azul.
dejado que se instale el ave en la cabeza de Garcín, podríamos inferir que el pájaro es también un ser
divino, que posee todas las habilidades estéticas literarias que nuestro protagonista carece. “Cuando el
pájaro canta, se hacen versos alegres y rosados. Cuando el pájaro quiere volar abre las alas y se da contra
las paredes del cráneo, se alzan los ojos al cielo, se arrugan la frente y se bebe ajenjo con poca agua,
fumando, además, por remate un cigarrillo de papel” (Darío, 2008, p. 51). Es decir, cuando Garcín logra
inspirarse y escribir buenos versos es porque el pájaro está cantando, pero cuando el pájaro azul no puede
emprender el vuelo porque sabemos que se encuentra encerrado, esto se debe porque el poeta no logra
concretar lo que tiene en su mente, es decir, la idea de seguro está, pero no tiene las palabras que pueda
evocar y dar un final a su obra. A través de esta interpretación tenemos que considerar que no solo el
pájaro que está en la cabeza de nuestro protagonista se encuentra en una jaula, sino que también Garcín
lo está, debido a que él es el pájaro azul.

Posteriormente, luego de que el artista decidiera escribir el poema titulado “El pájaro Azul”, cuando
su estado anímico había tenido un cambio de carácter relevante, vuelve a sufrir, pues su vida tiene un
vuelco importante, su vecina Niní, su ser amado, había fallecido repentinamente, situación que altera la
emocionalidad de Garcín. “-¡Una noticia! ¡Una noticia! Canto último de mi poema, Niní ha muerto…
Ahora falta el epílogo del poema” (Darío, 2008, p. 51). Después de anunciar esta trágica información,
indica que solo falta ahora el epílogo de su poema, el final, que ya posee nombre: “De como el pájaro
azul alza el vuelo al cielo azul” (Darío, 2008, p. 52). Esta conclusión va a coincidir con el desenlace que
se halla latente e implícito en la historia de nuestro pobre Garcín.

Los últimos párrafos nos indican que el final se acerca, el protagonista aparece en el café Plombier
con un traje nuevo, pálido y una sonrisa triste. El escenario que nos presentan estas líneas es de sumo
abatimiento, debido a que el protagonista se despide de sus amigos artistas “!Amigos míos, un abrazo!...
decidme adiós con todo el corazón, con toda el alma… El pájaro azul vuela” (Darío, 2008, p. 51). Esta
última frase no despierta dudas, puesto que ninguno de los amigos de Garcín se les ocurre pensar en la
posibilidad del suicidio, sino que inmediatamente relacionan la despedida del poeta al encuentro con su
padre, “Garcín, el hijo prodigo, busca a su padre… ¡Nuestro poeta se decide medir trapos 2!” (Darío,
2008, p. 52).

Al día siguiente los amigos de Garcín encuentran su cadáver “Él estaba en su lecho, sobre las sábanas
ensangrentadas, con el cráneo roto de un balazo. Sobre la almohada había fragmentos de masa cerebral”
(Darío, 2008, p. 51). El cuerpo sin vida del poeta completa el sentido del cuento, porque sabemos que

2
Esto hace referencia al oficio del padre, quien es “comerciante en trapos” (p. 50).
Garcín es un imposible, es decir, el poeta no podía habitar en este mundo tal como es, porque tiene un
pájaro azul en su cabeza, y eso lo hace ser un incomprendido. Por último, la llegada de esa inexorable
muerte coincide con la última página del poema “El pájaro azul”, “Hoy, en plena primavera, dejo abierta
la puerta de la jaula al pobre pájaro azul” (Darío, 2008, p. 51). Esta frase, nos hace reflexionar y concluir
que el pájaro azul fue liberado de su jaula (cabeza) porque por fin el artista pudo dar término a su obra
poética, la liberación del pájaro fue también la liberación de las tensiones existenciales de Garcín.

La figuración de la jaula se halla presente en los dos cuentos analizados. La jaula simboliza la falta
de libertad y /o lo contrario cuando se representa con las puertas abiertas. Tanto para Berta como para
Garcín este encierro producido simbólicamente por la jaula les produce un sentimiento de grandes
desdichas. En primer lugar, en el cuento “El Palacio del Sol” la jaula se ve representada como una
reclusión involuntaria, puesto que a Berta se le obliga cumplir con la imagen de la mujer pura y espiritual.
El médico y la madre tras sus diferentes acciones son los antagonistas que hacen lo imposible para que
Berta no despierte sus sentidos connaturales de la pubertad. Ante este contexto la protagonista se siente
en una jaula cual ave necesita emprender su vuelo para poder liberarse, en este caso específico Berta
logra su liberación a través del acto sexual en el palacio del sol. En segundo lugar, en el cuento “El Pájaro
Azul” la jaula es representada simbólicamente por la cabeza de Garcín, lugar donde se encuentra el ave.
El encierro del pájaro azul tiene como significación la improductividad literaria del protagonista, la
desdicha y la angustia existencial que vive el artista por no ser comprendido. Las puertas de la jaula son
abiertas cuando el protagonista decide acabar con su vida disparando a su cráneo, de esta forma se libera
al ave (la producción y autonomía literaria) y también a Garcín (se acaba el sufrimiento terrenal). Por
último, para comprender el posicionamiento de estos personajes, es necesario rescatar lo que plantea
Gutiérrez (2004) sobre el hombre que tiene que vivir dos mundos:

Por una parte, el hombre se ve enredado en la realidad vulgar, en la temporalidad terrenal,


acosado por la penuria, el menester, y la naturaleza, dominado y arrebatado por los instintos
naturales y las pasiones; y por otra, se eleva a las ideas eternas, al reino del pensamiento y de
la libertad, y en cuanto voluntad se da leyes y disposiciones generales y disuelve el mundo
vivido y floreciente en abstracciones. (p. 44)

En síntesis, el sentimiento de reclusión ha llevado al hombre a anhelar su libertad, este tema siempre
ha sido cuestionado, el hombre desde tiempos inmemorables se ha preguntado: ¿dónde inicia y dónde se
acaba su libertad? Este tópico es y será siempre un elemento para utilizar en las diferentes artes, porque
el hombre persistentemente se cuestionará si realmente es libre o no. Además, constantemente querrá
alcanzar aquello que le parece inalcanzable, ese deseo de liberarse de los prejuicios, de las normas, de
las responsabilidades, etc. Si profundizamos en los relatos analizados, “El Palacio del Sol” y “El Pájaro
Azul”, observaremos que los personajes son seres que se encuentran limitados, la única forma de poder
llegar a su propósito es tratando de abrir esa jaula, una figuración simbólica que nos lleva a inferir que
los personajes se encuentran atrapados por diferentes motivos, y que son representados como aves,
debido a que cabe la posibilidad que logren abrir sus alas y emprender el vuelo hacia la libertad deseada.
¿Cuándo se sienten libres? Cuando cada uno cumple su deseo u objetivo, el de Berta fue el acto erótico
y el placer, mientras que en Garcín su libertad es cuando pájaro azul sale de su cabeza, aquí tenemos dos
liberaciones, la libertad del ave que significa el término de la obra poética y el fin de la crisis existencial
del poeta.

En el ensayo presente, se mostró el contexto socio histórico y literario del siglo XIX, se informó
sobre las características del modernismo y al mismo tiempo los elementos literarios que utilizaba Rubén
Darío en su obra literaria Azul... como el parnasianismo, la intertextualidad, el simbolismo, entre otros.
Se indicó el objetivo y se desarrolló en dos cuentos: “El Palacio del Sol” y “El Pájaro Azul”, en el que
se estudió y analizó la configuración de la jaula como símbolo de reclusión involuntaria que provocó en
los personajes principales el anhelo de libertad. Berta lo alcanzó a través del erotismo y Garcín lo logró
a través de la muerte.

Desde mi punto de vista, el tema de la libertad es un tópico que se ha ido trabajando en el arte desde
tiempos inmemorables. El concepto de libertad se puede estudiar y analizar en las diferentes obras de
Rubén Darío, aunque es necesario destacar que estos dos cuentos seleccionados para su estudio no
necesariamente deben ser limitado al tema de la libertad, puesto que hasta el día de hoy este genio
modernista nos ha entrega un material exquisito en simbología, elementos intertextuales e
enciclopédicos, para interpretar y buscar nuevas hipótesis de estudio.

En la introducción se indicó varios aspectos contextuales que ayudaron al lector a iniciar con
conocimientos previos la lectura del ensayo, para un mejor análisis y comprensión de los elementos
estéticos literarios que utiliza Rubén Darío en su obra literaria Azul… Asimismo, se le otorga al lector la
hipótesis del trabajo y los cuentos a analizar. Ante este desarrollo sociohistórico y sobre todo literario, el
lector puede acceder a través de un lenguaje claro y preciso los diferentes análisis que se fueron llevando
a cabo en las obras escogidas, en el que a veces nos deteníamos y explicábamos minuciosamente para
que el recepto pudiera comprender cómo nos íbamos acercando al gran resultado final, que era demostrar
cómo estos dos personajes tenían un hilo conductor implícito, el deseo de la libertad.
Bibliografía

Darío, R. (2008). Azul…. Chile, Santiago: Ediciones del Sur.

Gutiérrez, R. (2004). Modernismo: Supuestos históricos y culturales. Colombia, Bogotá: Fondo de


Cultura Económica.

Rama, A. (1985). Rubén Darío y el modernismo. Barcelona, España: Laia S.A.

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