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Escrita por San Francisco de Asís para dirigirse a todos los hermanos y las
hermanas, esta encíclica relata de una manera clara la declaración de amor «tanto
a su hermano cuando está lejos de él como cuando está junto a él», expresando
la esencia de la fraternidad social , en la que incluimos y creamos un vínculo interno
“Cerca de los pobres, de los abandonados, de los enfermos, de los descartados,
de los últimos”; Nos muestra que actualmente se vive la indiferencia en carne
propia y en nuestros prójimos renace la crisis que ignoramos, la encíclica nos
permite obtener la capacidad de ir más allá del color de piel , de la posición social
desde una dimensión universal que aporte a la reflexión de la eliminación de las
barreras sociales y la compresión de la hermandad humana actual.
«Un maestro de la Ley se levantó y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: “Maestro,
¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?”. Jesús le preguntó a su vez: “Qué está
escrito en la Ley?, ¿qué lees en ella?”. Él le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo
tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y al prójimo
como a ti mismo”. Entonces Jesús le dijo: “Has respondido bien; pero ahora practícalo y
vivirás”. El maestro de la Ley, queriendo justificarse, le volvió a preguntar: “¿Quién es mi
prójimo?”. Jesús tomó la palabra y dijo: “Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó
en manos de unos ladrones, quienes, después de despojarlo de todo y herirlo, se fueron,
dejándolo por muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por el mismo camino, lo vio,
dio un rodeo y pasó de largo. Igual hizo un levita, que llegó al mismo lugar, dio un rodeo y
pasó de largo. En cambio, un samaritano, que iba de viaje, llegó a donde estaba el hombre
herido y, al verlo, se conmovió profundamente, se acercó y le vendó sus heridas,
curándolas con aceite y vino. Después lo cargó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un
albergue y se quedó cuidándolo. A la mañana siguiente le dio al dueño del albergue dos
monedas de plata y le dijo: ‘Cuídalo, y, si gastas de más, te lo pagaré a mi regreso’. ¿Cuál
de estos tres te parece que se comportó como prójimo del hombre que cayó en manos
de los ladrones?” El maestro de la Ley respondió:
“El que lo trató con misericordia”. Entonces Jesús le dijo: “Tienes que ir y hacer lo mismo»
(Lc 10,25-37).
Elementos para mi vida
Me identifico con la parábola y sus personajes; Muchas veces soy aquel hombre
desamparado con falta de empatía, esto es manifestado en la manera en cómo me dejo
llevar, en como no me valoran las personas que me rodean, son aquellos momentos en
los que necesito compañía y no la tengo, aquellas ocasiones que decepciono , que miento
y me frustro con lo que hago, mi deseo es que me identifiquen en la vida de otras
personas como el samaritano, el individuo que tuvo una capacidad de empatía por encima
de la crítica interna y externa a la que lo obligaban a someterse, no soy carente del
servicio ni mucho menos dependiente de lo material, así que en un futuro desde mi
carrera me visualizo siendo reconocida no por mi nombre, por mis actos; En cuanto al
levita y al sacerdote, no solo los soy cuando ignoro los problemas de mi prójimo, también
me transformo en esos personajes cuando hago sentir mal a la otra persona, soy
indiferente frente a sus problemas y sentimientos.
CAPITULO III
Pensar y gestar un mundo abierto.
Soluciones.
-Primero que todo no reducir mi vida personalidad por encima de un físico
social a unas pocas personas porque me superficial.
privo la oportunidad de conocer a
-La práctica de la amistad social que
profundidad los grandes corazones
según la encíclica: “Cuando es genuina,
detrás de diferentes miembros de mi
esta amistad social dentro de una
entorno, abrirnos a aquellos que nos
sociedad es una condición de posibilidad
brindan sabiduría y amistad sincera; “El
de una verdadera apertura universal”.
amor que es auténtico, que ayuda a
crecer y las formas más nobles de la - “La fraternidad no es sólo resultado de
amistad, residen en corazones que se condiciones de respeto a las libertades
dejan completar”. individuales, ni siquiera de cierta equidad
administrada”, es así como la fraternidad
-Reconocer el valor del amor en la
propicia igualdad y libertad, entendiendo
sociedad actual y desarrollar diferentes
que el individualismo no es una aplicación
capacidades emocionales como la
positiva desde nuestra posibilidad, la
fortaleza, sobriedad, laboriosidad y otras
colectividad nos acerca como sociedad.
virtudes, aceptando el dinamismo de la
caridad que infunde Dios. -“Percibir cuánto vale un ser humano,
cuánto vale una persona, siempre y en
- “Las acciones brotan de una unión que
cualquier circunstancia. Si cada uno vale
inclina más y más hacia el otro
tanto, hay que decir con claridad y
considerándolo valioso, digno, grato y
firmeza que «el solo hecho de haber
bello, más allá de las apariencias físicas o
nacido en un lugar con menores
morales. El amor al otro por ser quien es
recursos o menor desarrollo no justifica
nos mueve a buscar lo mejor para su
que algunas personas vivan con menor
vida. Sólo en el cultivo de esta forma de
dignidad”, el cuidado y amor hacia
relacionarnos haremos posibles la
nosotros mismos y hacia los demás,
amistad social que no excluye a nadie y
tener empatía hacia absolutamente
la fraternidad abierta a todos”, amar la
todas las personas.
-Promover el bien moral, es decir “No -Practicando la solidaridad y el servicio
podemos dejar de decir que el deseo y hacia los otros.
la búsqueda del bien de los demás y de
-Respetando los derechos universales, en
toda la humanidad implican también
la encíclica plantean el análisis desde los
procurar una maduración de las
derechos sin fronteras y los derechos del
personas y de las sociedades en los
pueblo.
distintos valores morales que lleven a un
desarrollo humano integral”.