Está en la página 1de 50

VIDA Y MUERTE DE UN EGREGOR.

El Egregor
de Filippo Goti

Jean Louis Bernard sostiene que el término procede de los libros sagrados de
los Hurritas de Cilicia y que después pasó al arameo, al hebreo y al griego.
Los Egregores se corresponderían con los Ángeles guardianes de los puntos
cardinales en el Libro de Enoc (texto etiópico) "aquellos que velan el trono de la gloria
divina", pero también con aquéllos que se unieron a las hijas de Seth (Génesis, VI). El
significado del término sería precisamente "aquél que vela" con un probable origen
egipcio de "gergu" o "ger-re" = silencioso, con referencia "a los regentes invisibles y
silenciosos de la humanidad, en la montaña sagrada"(Les Archives de l'insolite,
Dauphin, Paris 1971, páginas 140-142).
Introducción
Uno de los aspectos más importantes en el trabajo en cadena (varios individuos
"ligados" entre ellos por una operatividad contemporánea e idéntica), es el Egregor, una
particular energía > totalmente autónoma e independiente < que establece una relación
invasiva y permanente entre y con los miembros de la propia cadena.
Los adjetivos invasivo y permanente no se utilizan aquí de forma ligera, ya que se
refieren a la acción que el Egregor ejerce, prescindiendo de la eventual conciencia de
los pertenecientes a la cadena, de manera idéntica a como los fluidos se abren paso
dentro de los vasos comunicantes.

Cada uno de estos temas se desarrollará seguidamente, usando para ello mi experiencia
personal

Egregor es un término que deriva del griego εγρεγοριεν. Puede traducirse con los
verbos velar o vigilar y conceptualmente lo hallamos por primera vez en el libro de
Enoc, en referencia a entidades ultrahumanas que gobiernan los destinos de la tierra
por orden divino.
He aquí algunos pasajes extraídos de Enoc etiópico:

(Loghion 3) Semyaza, que era su jefe, les dijo: " Yo temo que vosotros no estáis de
acuerdo con cumplir esta acción y sólo yo debería pagar la pena de un gran pecado”.

(Loghion 4) Y todos les respondieron y dijeron:" Hagámonos un juramento y


vinculémonos todos con imprecaciones comunes" .

(Loghion 5) Todos juntos prestaron el juramento y se vincularon el uno con el otro con
mutuas imprecaciones.
Aquí hemos representado todos los elementos que caracterizan a un Egregor. Varios
operadores, unidos por un ritual común > ejercido al unísono < y finalizado a la
obtención de determinados objetivos.

El Egregor así constituido se coloca en una posición media entre el mundo superior
divino
y el mundo natural, resultando vinculante, para bien y para mal, para aquéllos que se
han vinculado recíproca y conscientemente.

Una cuerda de triple nudo está formada:


por el individuo hacia el Egregor

por el Egregor hacia el individuo,


y, a través de éste, hacia los demás operadores.
Casi perdido, o bien mantenido en secreto, el concepto de Egregor o Egregorio ha sido
introducido en el esoterismo moderno por Eliphas Levi como todo aquel fenómeno
de psiquismo colectivo voluntariamente orientado.
Según esta acepción el Egregor es un generado de las mentes individuales de un grupo
cuando dichas mentes están conscientemente unidas para la obtención de un objetivo
común.
Cada vez que se cumplen los requisitos de un número de individuos superior a uno y la
voluntad emotiva o psíquica de interacción, el Egregor estará formado, aunque
tal realidad superindividual se disolverá pronto si no se ejerce una acción continua
para mantenerla en vida.
En aquellos casos en los que los individuos voluntaria y conscientemente siguen unas
reglas de conducta, de proyección y de alimentaciones comunes, el Egregor vivirá en los
siglos hasta llegar a tener voluntad e inteligencia propias.

He aquí, pues, una distinción relacionada con la perdurabilidad del evento psíquico,
que en el caso de religiones o de particulares órdenes mágicas, sobrevive a sus propios
progenitores. Aunque resulta obligado constatar que ciertas manifestaciones
psíquicas aparentemente circunscritas en el tiempo no son sino irrupciones en el plano
de los fenómenos ordinarios por parte de realidades egregóricas, que a esta altura han
desarrollado una completa independencia volitiva.
El porqué del Egregor
Un Egregor tiene su razón inicial en su ser completamente
autónomo e independiente con respecto a las energías individuales que han
contribuido a construirlo y a formarlo, hasta el punto de demostrar tener una eficacia
mayor de la sumatoria de cada una de las voluntades y fuerzas psíquicas de los miembros
del grupo del que ha obtenido y obtiene vida
En cuanto a la interacción entre el Egregor y los componentes del grupo de
apoyo <> a través de una recíproca influencia sutil <> esta interacción lleva, por un
lado, a no dispersar las voluntades psíquicas individuales, recogiéndolas en un locus
mágico, y por otro lado, a plasmarlas en <> un Todo Único <> que se convierte en la
sumatoria de fuerzas y la mitigación de debilidades.

Las dinámicas de interacción estimulan y ayudan positivamente a los


individuos solamente en la medida en la que estos permanezcan conformes con el
objetivo originario, que constituye la razón de la formación y desarrollo del Egregor.
Debemos imaginarnos al Egregor bien como un lago al que llegan numerosos
riachuelos de agua (fase de acumulación),

O bien como un ánfora que distribuye su propio contenido en cada uno de los
cálices.
(fase de redistribución)

La primera y la segunda fase están íntimamente conectadas entre ellas, ya que "se
recibe en la medida en la que somos capaces de donar <> la luz <> que está
en Nosotros y viceversa.
El Egregor, además, tiene una función de rectificación de cada uno de los espectros
psíquicos,

incluyendo también la capacidad de “desconectar” a aquél que esté demasiado


contaminado en la voluntad o en el físico, y que resultaría veneno para los demás
componentes.
El Egregor estimulará tanto individual como colectivamente todas aquellas facultades
en el grupo que permitan la realización de los objetivos del relativo programa original.
Si este dinámico proceso de intercambio es continuativo y fecundo, entonces el
Egregor adquirirá, como ya se dijo antes, una voluntad propia y una vida
independiente desunidas de las de los padres del mismo, permitiendo la
supervivencia del mismo a su muerte física en planos sutiles y colectivos de la psique
humana.

He aquí explicado el motivo por el cual determinadas instituciones como la


Iglesia sobreviven siglos y siglos como <> arcas sempiternas <> que atraviesan
océanos a menudo tumultuosos con su carga de símbolos, liturgias y rituales.
Es posible dar vida a Egregores que tengan como finalidad ser un <> carril de
preferencia <> hacia otros Egregores, y ello en virtud de una más clara y esencial
compresión de las dinámicas energéticas y de las referencias y los valores simbólicos
que animan a los segundos, los cuales, si bien de mayor consistencia psíquica y mayor
duración, están constituidos en cualquier caso también por < un vientre blando
> de pensamientos y energías contenido en ellos de manera no consciente o no
completamente consciente.
La necesidad de determinadas estructuras de las que alimentarse psíquicamente durante
siglos, ha obligado a las mismas a tener < una realidad concéntrica > anillos externos
limitadamente conscientes, pero numéricamente imponentes, anillos internos
conscientes, pero numéricamente exiguos, donde quien posee las adecuadas
claves puede conectarse para perseguir unas finalidades que no
necesariamente coincidan con las de los demás anillos de la estructura.

Conformidad del Egregor


El individuo que decide trabajar con un Egregor, ser parte donante y receptora, hallará
mayor utilidad y beneficio a través de una progresiva conformidad con el mismo.
En el reconocimiento inicial, al que siguen primero la aceptación y por último el
trabajo, el operador deberá asimilar progresivamente a través del físico ( gestos,
palabras y prácticas de ejercicio de la voluntad ) y del intelecto ( estudio de las raíces
históricas, simbólicas y mágicas ) el mayor número de elementos constituyentes de la
forma egregórica.
Seguidamente, a través de la práctica temporal ( ajetreo pasivo ) y la reflexión (
ajetreo activo ), lo físico y lo intelectual se filtran hacia lo sutil y, al contrario, lo sutil
espiritualiza a los primeros dos.
Todo ello a través de una presión interna hacia el exterior y externa hacia el
interior, que encuentran su cumplimiento en la perfecta
unión entre esencia del individuo, y esencia del Egregor.
Todo lo anteriormente dicho debe ser una seria amonestación, para todos aquellos que
conscientemente operan inmersos en una realidad egregórica, para que no alteren el
rito de unión y alimentación a través de la introducción de innovaciones espurias con
respecto al aparato mágico simbólico en el que tiene su origen. Por ejemplo, la
introducción de símbolos relacionados con otras tradiciones en el ceremonial litúrgico
de la misa cristiana, representaría una necedad inútil, la subversión energética y la
degeneración total.

Igual que nuestro sistema circulatorio se subdivide en sistema arterial y sistema


venoso, todo compuesto tradicional mágico se formula en el curso de milenios
para operar con determinadas corrientes astrales, y no con otras.

Y al igual que nuestro cuerpo, que si advierte cuerpos extraños, seguramente solicitará
que intervenga su propio sistema inmunitario para daño y desgracia del desapercibido
manipulador.
Hemos visto que la palabra Egregor significa "conjunto" o "grupo".

En ambos casos tenemos una serie de relaciones energéticas que hacen que los
individuos se unan <> los unos con los otros <>

<> y con el conjunto mismo <>


Cuanto mayor sea la extensión del Egregor, mayor será el número de relaciones
(permutación)
pero no necesariamente tienen grado de intensidad idéntico.

No porque un Egregor sea numéricamente más relevante que los demás será
más potente.
Potente. del latino <>potentem<> que significa Autoridad capaz de efectos.
Se hace, pues, indispensable que aquél que haya sido investido en la dirección del
grupo sepa implicar y distribuir

<> la energía primera <> según la capacidad de cada uno de los elementos del
grupo, llevándolo a una elevación espiritual no relacionada con méritos alcanzados
en el mundo profano, sino exclusivamente con una comprobada y efectiva disposición
física y espiritual para absorber el progresivo aumento del propio nivel
energético durante el recorrido iniciático al que se han sometido.
A este propósito cabe subrayar que esta cohesión puede no ser sólo
de finalidad/resultado, sino sobre todo de selección de cada una de
las potencialidades,
elección que no puede depender sino de las cualidades intrínsecas de los
participantes, cualidades exotéricas y esotéricas, que son esenciales para la obtención
del objeto individual que el grupo y el individuo se han prefijado.

Un grupo de terapeutas estará , por ejemplo, orientado a la curación y por ello


podemos vislumbrar el predominio del enfoque en este objetivo escogido por el grupo,
mientras que un círculo o una orden realmente esotérica, que tiende a la <>catarsis
en lo divino <>, requerirá inevitablemente una serie de condiciones preliminares no
sólo contingentes.

La purificación, por ejemplo, es un elemento necesario en los dos ejemplos


propuestos, pero la afiliación o iniciación común será necesaria solamente en el
segundo caso puesto en evidencia.
Ya que será precisamente el recorrido informativo y formativo común el que afine
las cualidades electivas comunes de cada una de las almas y permita a las
mismas arder al unísono, en la catalización y amplificación egregórica, en un
potente fuego espiritual.
Para evidenciar mejor el concepto y el planteamiento del artículo de Filippo Goti,
creo que podemos utilizar una imagen metafórica utilizada por Brian Weiss en el
libro "Muchas vidas, Muchos Maestros" (Many Lives, Many Masters).
"Todo individuo tiene un "diamante interior", que representa su
verdadera personalidad. Cuando se nace, el diamante está perfectamente pulido y
brillante, pero con el tiempo se cubre de suciedad y de alquitrán. Es tarea
del alma limpiar cada faceta, hasta que la superficie vuelva a brillar y refleje el arco
iris de colores que nuestro espíritu es capaz de liberar".

> Este trabajo resulta seguramente más eficaz si se hace en grupo junto a otros, porque
cada "alma" se convierte en <> la faceta <> de un diamante más grande y más
potente, cuya "energía" ayuda a limpiar más rápidamente "las facetas" sucias o
melladas <

Se deduce que cuanto mayor sea la cohesión entre los


elementos del Egregor, y cuanto mayor sea
la "potencia" recogida y expresada en el Egregor, más
intensa será progresivamente la relación que unirá a
cada uno de los participantes con el resto,
cuyos corazones latirán al unísono con
el "Corazón" palpitante del Egregor.

Y así llegamos a otra consideración: hay Egregores permanentes que se extienden en


el tiempo y en el espacio, en los que los individuos que han alcanzado el cumplimiento
de su mandato son sustituidos por otros. Estamos pensando en "la línea espartana" en
la que el joven retomaba las insignias del caído.
Otros, en cambio, no pueden presumir ni pretender una extensión tal, ya que obedecen a
ocasiones puntuales o de breve existencia.

En Masonería se considera que "los hermanos pasados al Oriente eterno" son


automáticamente "sustituidos" por otros hermanos, pero permanecen en todo caso >
operativos < , sin que se disperse nunca su energía.

Para sugerir mejor lo que hemos explicado hasta ahora, valdría la pena recomendar la
lectura de autores como Weber y Pareto, y sus observaciones sobre las estructuras y la
perpetuación de las mismas a través de los mecanismos de ascenso vertical y
de selección.
"El proceder de comunidad, al dar lugar a una asociación, lo que hace es
configurarse en las formas de ‘corporación’. Un círculo de personas legitimadas
monopoliza la disponibilidad de los relativos bienes, deberes y posiciones de
naturaleza..." (Weber)

Un novel Egregor demuestra su propia acción al pretender mayores recursos a sus


adeptos, a sus vinculados: no es raro hallar en ello cuanto Camus afirmó de
la muchedumbre entendida como animal irracional.

Así como no resulta nada raro, consultando la historia y las crónicas, escrutar los
efectos de estas agregaciones temporales. A menudo se tiende a olvidar que los
hombres son profundamente distintos entre ellos por lo que respecta a sus perfiles
psíquicos y emotivos, y también en ámbito iniciático no es raro que muchos estén
dispuestos a escuchar a aquél que tenga más carisma, perdiendo en el grupo todo
aspecto distintivo.

Este aniquilamiento es bien diferente de la cadena de amor y de unión que se levanta


entre hermanos y hermanas conscientes, ya que reduce a los componentes de la
cadena a meras baterías, completamente encantadas e hipnotizadas por el poder
magnético de aquél que es medio y vehículo de las energías egregóricas, cuando no
está él mismo a la merced de las potencias que se han invocado y que se han
cristalizado en el grupo.
Alimentación del Egregor
Cada plano del despliegue polar de la manifestación impone leyes y necesidades a los
actores que en él encuentran su colocación. Si en este plano la cadena
alimenticia impone la absorción de energía condensada en materia, en el plano
astral el nutrimento está representado por corrientes psíquicas y emocionales.

Oraciones, pensamientos, actos de voluntad mágica, pero también emociones


debidamente canalizadas representan alimento para el Egregor, y es basándose en él
que el mismo cobrará connotación e inflexión.
Siempre que no perturben la buena conciencia de algunos, la oración, los salmos y las
visualizaciones son actos utilizados para dichas finalidades, y no podemos dejar de
recordar cómo otras dos prácticas se han utilizado durante siglos para engrasar las
formas psíquicas: la práctica de la sangre era bien conocida por los antiguos romanos,
que solían ganarse el favor de los dioses a través de rituales cruentos, en los que
sacerdotes sacrificaban animales puros nacidos con buenos auspicios.

El sacrificio (dal latín sacrificium, sacer + facere, "hacer sagrado") es el gesto ritual con el
que un bien (objetos, alimentos, animales o incluso seres humanos) es desprovisto de
su condición profana y entregado a su aspecto > sagrado < siendo por esto dedicado a favor de
una o varias entidades sobrehumanas, como acto propiciatorio o de adoración.

No podemos no atribuir también a la sangre el particular > vínculo astral < que ha
unido a la nación judía, el único pueblo que ha subsistido en el curso de los milenios
sin una tierra, sólo gracias a la perpetuación de ritos, como el de la circuncisión del
"inocente", por medio de una cuchilla de sílex.

Leemos en su texto sagrado:

Éxodo 4:25 Entonces Séfora cogió un pedernal de sílex cortante, cercenó el prepucio de
su hijo y con él le tocó los pies y dijo: «Tú eres para mí un esposo de sangre».

Éxodo 4:26 Entonces se retiró de él. Ella había dicho esposo de sangre a causa de la
circuncisión.

Josué 5:2 En aquel tiempo el Señor dijo a Josué: «Hazte cuchillos de pedernal y vuelve
a hacer la circuncisión a los Israelítas».

Josué 5:3 Entonces Josué hizo cuchillos de pedernal y circuncidó a los Israelitas en la
colina de Aralot.

La práctica de la sexualidad mágica, con finalidades proyectivas resulta ser un


alimento potente, también conocido en la antigüedad por medio de la corriente
dionisiaca, a la hora de alimentar el Egregor

El mito nos habla de sacerdotisas adecuadamente educadas, con el fin de dirigir


las potentes corrientes mágicas sexuales hacia la particular forma divina.
Sacrificio de Sangre y Sacrificio de Semen, por otra parte,
están íntimamente relacionados tanto por la naturaleza de los
elementos utilizados, como por la carga emocional que
comportan ambos.

Los alquimistas taoístas recuerdan al sabio cómo una gota de


semen es el fruto de cien gotas de sangre, y, por lo tanto, la
rara potencia contenida en él.

La sangre es vida y el semen da la


vida representando el tercer logos gnóstico,
pero muerte y sexo se circundan de
emociones, sensaciones, cristalinas en su luz
u oscuridad, que en definitiva se puede resumir con el término básico
> esencia <

Todo aquél que haya operado con estas atávicas


fuerzas, comprende bien que representan un
válido alimento para una entidad psíquica, pero
además intuye cómo si sólo este es el alimento
suministrado, entonces la entidad que se cree
se plasmará alrededor de fuerzas relacionadas
con el bajo astral ( emociones ), y telúricas (
sangre
y semen ), dando vida, pues, a un Egregor tan
potente como voraz y caótico.

La relación iniciado- egregor es similar, en mi opinión, a


la de dos amantes apasionados, feroces, voraces y
circunspectos.

Indudablemente no todos son capaces de abrirse camino y


caminar por sí solos, y no todos tienen recursos
energéticos tales que les permitan permanecer a lo largo de
un sendero, cualquiera que éste sea.
Precisamente en virtud de la variedad de senderos y estructuras, es útil preguntarse
sobre lo que se requiere como requisito y lo que se requiere como practica, para evitar
que el Ente egregor de útil aliado pase a ser una pesadilla individual y colectiva.

El Gobierno de las Energías

La Religión Católica, como bien sabemos, está constituida por el cuerpo de los fieles y
por el cuerpo episcopal, del que los sacerdotes son coadyuvantes.
En dicho ámbito, pues, se encuentra el cuerpo episcopal y aquéllos en quienes este
cuerpo delega, que pueden dirigir las energías del Egregor

Tomemos como ejemplo a los sacerdotes exorcistas, que lo son en virtud de un poder
y una preparación adecuada recibida.

Todo ello se llama Gobierno de las Energías del Egregor


Para gobernar unas energías, se requieren también unas
particulares energías (tautología).
Estas energías pueden estar representadas por una serie de componentes emotivos,
psíquicos y sutiles que son el fruto tanto de la masa de los fieles como de la
continua proposición de los ritos y de las ceremonias, y del pathos que estas
comportan.
Por esto, muchos sostienen que el abandono del misal tradicional, ha comportado una
debilitación de la propia Iglesia

Pensemos en las campanas que tañen todas las horas, en las misas que cotidianamente
se celebran varias veces al día, o bien en las solemnidades de los ritos durante
determinadas fases de tránsito, o en el drama participativo de la vía Crucis.
Podría proseguir, pero no quiero aburrir más al lector con ejemplos que nuestra cultura
y nuestra formación nos proponen continuamente.
Obviamente, Energías y voluntad de Gobierno, no comportan automáticamente un
gobierno, para que ello suceda es necesaria la existencia de las reglas de gobierno, que
permiten estabilizar el Egregor, determinar las modalidades y la modulación de acceso
al mismo y dirigirlo.
Por este motivo en la Iglesia Católica ha existido desde siempre una doble "verdad":
<> la fe para los fieles,
<> la teología/conocimiento para los obispos.

Siempre en la misma Iglesia Católica, que se presenta


como un macroconjunto de realidades ideal y
simbólicamente ordenadas entre ellas, hay que notar la
enorme variedad de herramientas y prácticas puestas a
disposición de fieles y sacerdotes.

Para ser riguroso me gustaría recordar también todos los ejercicios espirituales o las
misas, individuales y privadas, celebrados por los distintos miembros del cuerpo
episcopal de las varias órdenes monásticas y de los sacerdotes en general.
Estas Energías seguidamente son sintetizadas, concentradas
y dirigidas, encontrando así una completa recomposición
dentro del macrocuerpo y permitiéndole perdurar por
milenios.
Por esto, la estructura litúrgica católica y su fundamento
apostólico y jerárquico han sido ampliamente imitados por
diversas estructuras iniciáticas.
El Gobierno de las Energías es fruto de una doble cohesión
dentro de la estructura misma. Una >cohesión< entre el
individuo y el Egregor mismo, pero también una > cohesión
< entre los distintos miembros de la cadena.

Es por ello que cobra una importancia fundamental el aspecto


de la selección, que se refleja no sólo en la fase de asociación
del "profano", sino también en su > ascenso hacia la luz.

Obviamente, cuanto más se siente el iniciador, el anciano, en el deber de "dar la luz",


de acoger, más tienden los requisitos a pasar de un plano sustancial a un plano
meramente formal y más fácil resulta subvertir la propia estructura.

Conclusiones
En virtud de todo lo expuesto, pues, me permito señalar que la afinidad que une a los
anillos del Egregor, no debe limitarse sólo a la exterioridad de la Obra a cumplir, de
cualquier obra se trate, ya que, como sabemos, dicha obra puede estar constituida por
una pluralidad de motivos.
Además, esta afinidad, para lograr obtener la
cohesión real del grupo, se debe basar también
en un equilibrio armónico de las energías para
evitar casos de inútiles alargamientos de la
cadena que llevarían a una dispersión de las
energías e incluso podrían provocar casos de
contagio entre los distintos anillos de la cadena, los cuales
podrían deteriorarse y romperse

En el transcurso de los años dedicados al trabajo en grupos, he observado cómo la


necesaria selección de los operadores es una condición necesaria no sólo para el éxito
de las operaciones, sino también para la preservación de los propios operadores.
Operadores que no deben ser unos simples ejecutores, sino valientes y
asiduos estudiosos de las razones y reacciones ocultas que les unen.
Durante un trabajo cualquiera en cadena, el Egregor desarrollado desempeña la función
de > canal < que une a los distintos componentes del grupo, sumando sus virtudes y
defectos en una nueva realidad.

He tenido la oportunidad de observar cómo incluso la más “solar” de las personas, si


se ve inmersa en un entorno relacionado con la “lunaridad”, poco a poco se ve
arrastrada por las aguas limosas externas e internas, respetando dos principios de
asonancia mágica,

la contigüidad y la simpatía:
> lo cercano actúa sobre lo cercano y el semejante actúa sobre el semejante <

La semilla egregórica es particular, ya que toma las calidades del terreno en el que es
plantada, y una vez que ha germinado mal difícilmente puede ser desarraigada,
mientas que fácilmente la planta buena puede echarse a perder.

Como un niño en pleno desarrollo,


así el joven egregor buscará
nutrimento constantemente, mientras
que el maduro tendrá más métodos
esperados y pretendidos, y cuando se
haya saciado con alimentos
excitantes y embriagadores, estará a
su vez excitado y embriagado.

Todo debe ser el fruto de un hábil equilibrio entre recursos, necesidades y objetivos.
De ahí la extrema sensibilidad y sabiduría que se requieren en aquéllos que cumplen
con el cometido de vigilar la cadena, en detrimento de su propio ego y a favor de la
salud del Egregor y de los hermanos en él unidos.
La función de gobierno y vigilancia del Egregor, puede ser ejercida por
un individuo, o bien por una colegiación variadamente hábil y habilitada.

Cuanto mayor es la lógica del conjunto ritual (también encender una vela es un
rito), mayor es el carisma y la congruencia de los hombres del Gobierno del
Egregor mismo, y mayor será la capacidad de dirigirlo de manera eficaz y eficiente.

En otras palabreas, debe existir


tanto una
"lógica de conjunto",
como una
"lógica de perspectiva",
para ligar
las energías
<> positivas con las negativas <>
con la <> función <> hacia la
cual el Egregor debe emplearse

Cuando falta esta doble lógica el Gobierno mismo del Egregor se consume y
la Entidad Egregórica se vuelve a dispersar en la inmensa energía cósmica,
en la ha obtenido su origen
de corazón a corazón

Nota: artículo de Filippo Goti, publicado en la revista Lex Aurea 31.

También podría gustarte