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INTRODUCCION

El jabón, es un producto que nos acompaña todos los días en el cuidado de nuestra piel,
higienizándola y cuidando de mejorar su apariencia, ha ido tomando a lo largo de la
historia diferentes formatos y variedades, una vez que se ha conocido cómo actúa sobre
los distintos tipos de piel y -sobre todo- que en algunos casos puede producir
irritaciones.

Informarse sobre la acción de los jabones permite desmitificar ciertas creencias, que en
algunos casos son impuestas por la moda o por la necesidad de venta de un producto. Lo
que realmente interesa es que cumplan con sus funciones primordiales, de limpiar la
superficie cutánea, barriendo con las células muertas y los agentes externos que
permanezcan en su superficie.
MARCO TEORICO

Definicion

El jabon es un agente limpiador o detergente que se fabrica utilizando grasas vegetales y animales y aceites.
Químicamente, es la sal de sodio o potasio de un ácido graso que se forma por la reacción de grasas y
aceites con álcali.

Etimologicamente

La palabra jabon proviene del latin tardio sapo – onis, y el nombre sapo viene de la antigua Grecia. En la
colina de Sapo se ofresian sacrificios incinerando cadáveres de animales. Al derretirse la grasa t mezclarse
con las cenizas de la madera, la grasa se saponificaba. Esta onis (limo) de sapo la encontraron excelente
para limpiar ropa, pues hacia espuma que se llevaba la suciedad.

http://www.textoscientificos.com/jabon/fabricacion

Ingredientes:

Las grasas y aceites utilizados son compuestos de glicerina y un ácido graso, como el ácido palmítico o el
esteárico. Cuando estos compuestos se tratan con una solución acuosa de un álcali, como el hidróxido de
sodio, en un proceso denominado saponificación, se descomponen formando la glicerina y la sal de sodio de
los ácidos grasos. La palmitina, por ejemplo, que es el éster de la glicerina y el ácido palmítico, produce tras la
saponificación palmitato de sodio (jabón) y glicerina. Los ácidos grasos que se requieren para la fabricación
del jabón se obtienen de los aceites de sebo, grasa y pescado, mientras que los aceites vegetales se
obtienen, por ejemplo, del aceite de coco, de oliva, de palma, de soja (soya) o de maíz. Los jabones duros se
fabrican con aceites y grasas que contienen un elevado porcentaje de ácidos saturados, que se saponifican
con el hidróxido de sodio. Los jabones blandos son jabones semifluidos que se producen con aceite de lino,
aceite de semilla de algodón y aceite de pescado, los cuales se saponifican con hidróxido de potasio. El sebo
que se emplea en la fabricación del jabón es de calidades distintas, desde la más baja del sebo obtenido de
los desperdicios (utilizada en jabones baratos) hasta sebos comestibles que se usan para jabones finos de
tocador. Si se utiliza sólo sebo, se consigue un jabón que es demasiado duro y demasiado insoluble como
para proporcionar la espuma suficiente, y es necesario, por tanto, mezclarlo con aceite de coco. Si se emplea
únicamente aceite de coco, se obtiene un jabón demasiado insoluble para usarlo con agua fresca; sin
embargo, hace espuma con el agua salada, por lo que se usa como jabón marino. Los jabones transparentes
contienen normalmente aceite de ricino, aceite de coco de alto grado y sebo. El jabón fino de tocador que se
fabrica con aceite de oliva de alto grado de acidez se conoce como jabón de Castilla. El jabón para afeitar o
rasurar es un jabón ligero de potasio y sodio, que contiene ácido esteárico y proporciona una espuma
duradera. La crema de afeitar es una pasta que se produce mediante la combinación de jabón de afeitar y
aceite de coco.

Funciones:

La mayoría de los jabones eliminan la grasa y otras suciedades debido a que algunos de sus componentes
son agentes activos en superficie o agentes tensoactivos. Estos agentes tienen una estructura molecular que
actúa como un enlace entre el agua y las partículas de suciedad, soltando las partículas de las fibras
subyacentes o de cualquier otra superficie que se limpie. La molécula produce este efecto porque uno de sus
extremos es hidrófilo (atrae el agua) y el otro es hidrófugo (atraído por las sustancias no solubles en agua). El
extremo hidrófilo es similar en su estructura a las sales solubles en agua. La parte hidrófuga de la molécula
está formada por lo general por una cadena de hidrocarburos, que es similar en su estructura al aceite y a
muchas grasas. El resultado global de esta peculiar estructura permite al jabón reducir la tensión superficial
del agua (incrementando la humectación) y adherir y hacer solubles en agua sustancias que normalmente no
lo son. El jabón en polvo es una mezcla hidratada de jabón y carbonato de sodio. El jabón líquido es una
solución de jabón blando de potasio disuelto en agua.
A finales de la década de 1960, debido al aumento de la preocupación por la contaminación del agua, se puso
en entredicho la inclusión de compuestos químicos dañinos, como los fosfatos, en los detergentes. En su
lugar se usan mayoritariamente agentes biodegradables, que se eliminan con facilidad y pueden ser
asimilados por algunas bacterias.

Impacto ambiental:

Los jabones son sustancias que alteran la tensión superficial (disminuyen la atracción de las moléculas de
agua entre sí en la superficie) de los líquidos, especialmente el agua. Este tipo de sustancias se denominan
tensoactivas. Los jabones se utilizan como agentes limpiadores debido a la estructura singular de estos iones
orgánicos especiales. Cuando un objeto está sucio, casi siempre se debe a la adhesión de capas de grasa o
aceite que a su vez contienen polvo y partículas extrañas. Si el objeto es lavado con agua no se elimina gran
parte de la suciedad, sin embargo, cuando se agrega jabón al agua, puede disolverse para dar iones
carboxilato, estos iones tienen un extremo iónico que es muy soluble en agua y un extremo de la cadena larga
de hidrocarburos tiene una fuerte atracción para las moléculas de aceite y grasa, los extremos que atraen al
aceite penetran en las capas de aceite y grasa y las disuelven y a su vez, los extremos iónicos se siguen
disolviendo en agua, éstos tienden a hacer que se desprendan las partículas de grasa y aceite a la solución,
de manera que se puedan remover. Esta clase de acción limpiadora se denomina acción detergente.

Los jabones presentan la desventaja de que si se usan en agua dura, tienden a formar sales con los cationes
de los metales formando "natas" que neutralizan su acción. Una alternativa a este problema, surgió cuando se
empezaron a sintetizar otros compuestos orgánicos a partir de compuestos químicos del petróleo, que tienen
acción detergente por lo que se les denomina en forma genérica como detergentes. La mayoría de los
detergentes son compuestos de sodio del sulfonato de benceno substituido, denominados sulfatos lineales de
alquilos (las), hay otros que son los alquilbencen sulfatos de cadena ramificada (abs) que se degradan mas
lentamente que los las. El extremo sulfato es soluble en agua y el extremo del hidrocarburo es soluble en
aceite, cumpliendo con ésto las características de los jabones antes mencionadas. La ventaja de los
detergentes es que no forman natas con el agua dura. Por su amplia utilidad los detergentes se usan tanto en
la industria como en los hogares, sin embargo, puesto que se emplean en grandes cantidades constituyen
una fuente de contaminación del agua. En cuanto a la biodegradabilidad, tanto los detergentes como los
jabones son biodegradables, pero la biodegradabilidad se ve limitada si estos compuestos se encuentran en
exceso en un cuerpo de agua.

En el mercado se encuentran cuatro tipos de detergentes sintéticos: detergentes aniónicos, que contienen
comúnmente como grupos solubles, sulfatos y sulfonatos de sodio; detergentes catiónicos, que son
principalmente compuestos cuaternarios de amonio, detergentes no iónicos como los productos de
condensación del óxido de etileno con materiales fenólicos o ácidos grasos y detergentes biológicos los
cuales contienen enzimas para eliminar algunos tipos específicos de manchas de la ropa.

Los detergentes aniónicos y especialmente los sulfonatos, son los que se utilizan más, cuestan poco y son
estables en aguas duras. Los detergentes catiónicos poseen las mejores propiedades bactericidas y
bacteriostáticas, pero son bastante caros y sólo se usan en instituciones de salud para limpieza de utensilios.
Los detergentes no iónicos tienen una aplicación industrial algo mayor que la doméstica. Por ultimo los
detergentes biológicos, a los cuales se les llama así cuando además de contener uno de los surfactantes (las
ó abs) contienen enzimas con lo cual proporcionan mayores ventajas en el lavado de la ropa; se encuentran
muy distribuidos en el mercado a precios accesibles.

Uno de los principales problemas que causa el uso de detergentes, es que los de tipo comercial deben
contener ciertos aditivos que se pueden convertir en graves contaminantes del agua. Entre los principales
aditivos están pequeñas cantidades de perfumes, blanqueadores, abrillantadores ópticos, estos últimos son
tinturas que le dan a la ropa un aspecto de limpieza; y los agentes espumantes; es importante recalcar que la
producción de espuma de un detergente esta determinada por el tipo de surfactante que éste contenga, así de
este modo, los surfactantes aniónicos producen abundante espuma, los surfactantes catiónicos producen una
cantidad muy limitada de espuma y los surfactantes no iónicos casi no producen espuma, además de que la
formación de espuma es ayudada por ciertos aditivos espumantes que se agregan a la fórmula, ya que la
gente tiende a relacionar la capacidad de producción de espuma con la capacidad limpiadora, aunque la
producción de espuma no tiene nada que ver con la eficacia del detergente. Además de los antes
mencionados, el principal aditivo de los detergentes es un compuesto llamado tripolifosfato de sodio, al que se
le denomina en forma genérica como fosfato. Actualmente se encuentran en el mercado los llamados
detergentes antibacteriales, los cuales contienen agentes bactericidas, esto en parte es bueno pero si se usa
este detergente en exceso, entonces el agente bactericida llega a los cuerpos de agua y mata una buena
proporción de los microorganismos presentes en éste, disminuyendo la capacidad de los microorganismos
para degradar al detergente.

Hasta 1970 un detergente típico de lavandería de gran potencia contenía 50% de tripolifosfato de sodio
(fosfato) y sólo un 18% de las (Dickson, 1980), que como se mencionó anteriormente es el las el que tiene la
acción detergente, desde entonces algunos fabricantes han reducido el porcentaje de fosfatos. El aditivo de
fosfato (tripolifosfato de sodio) se le conoce como formador, estos formadores tienen tres funciones básicas:
primero, actuando como bases, hacen que el agua de lavado sea básica esto es, un pH alto necesario para la
acción del detergente; en segundo lugar, los fosfatos reaccionan con los iones del agua dura, como los iones
calcio y magnesio, en tal forma que éstos no llegan a interactuar con el detergente, no limitando así su acción
limpiadora, y en tercer lugar, ayudan a mantener las grasas y el polvo en suspensión para que se puedan
eliminar durante el lavado.

El inconveniente empieza cuando ya se ha desechado el detergente fosfatado, los fosfatos son arrastrados
por el drenaje y la mayoría de las plantas de tratamiento de aguas negras no están diseñadas para eliminar
fosfatos y por lo tanto, éstos pasan al medio ambiente acuático a través del efluente de las agua negras. Se
calcula que alrededor del 50% de los fosfatos de las aguas negras provienen de los detergentes, el porcentaje
restante se deriva de compuestos fosforosos de desechos humanos y animales y fertilizantes de fosfato. El
problema de los fosfatos, es que actúa como elemento nutritivo para algas y plantas acuáticas, lo que a su
vez provoca la degradación de las aguas naturales.

Entre otros aditivos importantes se encuentran los enzimas, los cuales por lo general son sustancias de
naturaleza proteínica, que se encargan de catalizar las reacciones en los seres vivos. La tecnología de
enzimas en los detergentes se desarrolló a partir de la década de los años 60, como una herramienta más de
éstos para atacar ciertos sustratos (generalmente protéicos) específicos. Las más comunes son las llamadas
proteasas, las cuales degradan restos de proteínas; y las lipasas que pueden atacar restos de sustratos
lípidos que son los que comúnmente se adhieren a la ropa y a ellas se les adhieren el resto de la suciedad
como polvo, restos de otros compuestos orgánicos etcétera. Los detergentes que contienen enzimas se les
llama detergentes biológicos.

Principales problemas ocasionados por desecho desmedido de los detergentes.

Dentro de los principales problemas podemos mencionar los siguientes:

 Espuma:

En las plantas de tratamiento de agua provoca problemas de operación, afecta la sedimentación primaria ya
que engloba partículas haciendo que la sedimentación sea más lenta, dificulta la dilución de oxígeno
atmosférico en agua y recubre las superficies de trabajo con sedimentos que contienen altas concentraciones
de surfactantes, grasas, proteínas y lodos.

 Toxicidad en la agricultura:

Al utilizar aguas negras que contengan detergentes para irrigación, se pueden contaminar los suelos y por
consiguiente, los cultivos. Así por ejemplo se ha observado que el abs inhibe en un 70% el crecimiento de las
plantas como el girasol en concentración de tan sólo 10 ppm. y en un 100% a 40 ppm.

 Toxicidad en la vida acuática:

No es posible dar un valor límite de toxicidad debido a que la sensibilidad de cada organismo varía con
relación a la especie, tamaño, tipo de detergente y otros factores físicos del medio ambiente.
 Eutrificación:

La palabra proviene del griego "bien alimentado"; constituye un proceso natural de envejecimiento, en el que
el lago sobrealimentado acumula grandes cantidades de material vegetal en descomposición en su fondo.
Esto tiende a llenar el lago y hacerlo menos profundo, más tibio y con gran acumulación de nutrientes. Las
plantas se apoderan del lecho del lago conforme se va llenando y se convierte poco a poco en un pantano
para transformarse por último en un prado o un bosque. Es un proceso natural de envejecimiento de un lago
que se puede desarrollar en un periodo de cientos de años. Al ingresar grandes cantidades de detergentes,
de los que aproximadamente como vimos anteriormente el 50% en peso son fosfatos, los cuales son
excelentes nutrientes para las plantas, y éstos sumados con los nutrientes ya existentes en un cuerpo de
agua, se acelera el proceso de eutrificación antes mencionado, a tan sólo cuestión de unas décadas. Si hay
un excesivo crecimiento de las plantas acuáticas, éstas tienden a cubrir la superficie del cuerpo de agua,
impidiendo el libre intercambio de oxígeno y bióxido de carbono; al morir estas plantas, se descomponen en el
lago consumiendo el oxígeno presente en éste, al cabo de un tiempo ya no hay oxígeno disponible y la
descomposición tiene que hacerse de forma anaerobia, esto es, en ausencia de oxígeno, dando por
consecuencia productos secundarios como metano, amoniaco, sulfuro de hidrógeno y otros compuestos que
le confieren al cuerpo de agua un olor desagradable. Otro factor que se debe tomar en cuenta, es que los
peces presentes en el cuerpo de agua también necesitan oxígeno disuelto en el agua para poder respirar y si
éste se consumió con la degradación de las plantas muertas, entonces también los peces morirán. Todos
estos procesos implican como consecuencia una degeneración de la calidad de las condiciones, tanto del
agua como de la vida animal y vegetal del cuerpo de agua.

 Desperdicio de fósforo:

Otra desventaja de usar grandes cantidades de fosfatos en los detergentes, es que el fósforo es uno de los
elementos vitales necesarios para el crecimiento de cultivos alimenticios y que se utilizan profusamente en
fertilizantes que contienen fósforo en forma de fosfato. Sin embargo, las fuentes de fosfatos son limitadas y a
futuro se podrían reducir al grado en que se pudiera afectar la producción de alimentos. En vista de esto, el
uso de fosfatos en los detergentes, en forma desmedida, constituye un desperdicio de uno de los recursos
más importantes en la naturaleza y una fuente de contaminación importante.

 Efectos de enzimas activas:

Como se mencionó anteriormente, algunos detergentes contienen enzimas, las cuales atacan sustratos
orgánicos específicos. El problema se presenta al usar exceso de estos detergentes, con lo cual se desechan
enzimas activas al drenaje, las cuales al llegar a los cuerpos de agua provocarán daños en los seres vivos
presentes en éstos, por acción directa sobre ellos o sobre los nutrientes que componen su dieta alimenticia.

 Otros efectos:

Entre otros efectos secundarios producidos por los detergentes es que afectan procesos de tratamiento de las
aguas residuales, por ejemplo: cambios en la demanda bioquímica de oxígeno y en los sólidos suspendidos,
efectos corrosivos en algunas partes mecánicas de las plantas, interferencias en el proceso de cloración y en
la determinación de oxígeno disuelto y algunos aditivos en los detergentes pueden intervenir en la formación
de flóculos (agrupaciones de partículas suspendidas).

Fabricación:

Saponificación:

 Preparación de un jabón:

En general un jabón es una sal sódica o potásica de ácidos grasos. Se obtiene por hidrólisis alcalina de ceras,
grasas, cebos y aceites, una cera es un éster natural de peso molecular alto formado por alcoholes
monohidroxilados de cadena lineal larga y ácidos grasos superiores de cadena recta. A temperatura ambiente
son sólidos.

La saponificación consiste en la hidrólisis alcalina de un éster.

El alcohol monohidroxilado produce en la saponificación de la cera, y el glicerol en el caso de una grasa, se


recuperan de las aguas madres por destilación en vacío.

En la preparación de jabones solubles si se emplea KOH se obtienen los llamados “jabones blandos” y con
NAOH “jabones duros”. Algunas veces emplean hidróxido de amonio.

Cuando se saponifica con hidróxidos de hierro, calcio, magnesio, plomo, cobre y otros metales, se obtienen
jabones insolubles que no tienen acción detergente.

La acción detergente o limpiadora de los jabones se debe a que disminuyen la tensión superficial del agua
(desde 71,8 dinas/cm2 a 25 ºC, para el agua pura, hasta 25 a 30 dinas/cm2). Esto se atribuye a que la parte
hidrófila (-COONa) del jabón se disuelve en agua, y la otra parte hidrófoba (R) de la molécula, va formando
emulsión alrededor de las partículas de suciedad, las cuales pueden ser arrastradas por el agua, algunos
agentes tensoactivos se emplean comúnmente tales como los detergentes y sales de amonio cuaternarias. En
estos últimos la carga del ión responsable de la misma acción en un jabón ordinario. Esto es, los jabones
comunes son limpiadores aniónicos y las sales de amonio cuaternario son limpiadoras catiónicos y conocidos
como jabones invertidos, general mente son germicidas.

A veces se emplea trietanolamina para formar jabones pero en este caso estos jabones son solubles en agua
y en solventes orgánicos.

 Reactivos:

o 40 ml. de grasa vacuna fundida

o 70 ml de solución de Na (OH) al 40%

o 70 ml de solución saturada de ClNa

 Parte experimental:

Coloque en un recipiente 100 gr de grasa vacuna y caliente hasta que funda. Adicione 35 ml de una solución
de Na (OH) al 40%. Caliente con una llama pequeña agitando continuamente durante tres minutos para
acelerara la saponificación, añada los 35 ml restantes de la solución de Na (OH) al 40% y continúe calentando
por un espacio de 20 minutos. Agregue 70 ml de solución saturada de ClNa mientras se lo calienta por un
espacio de 3 a 5 minutos.

Por ultimo lo pasamos a un vidrio reloj con un papel filtro y lo presionamos con otro papel colocado encima
para poder secarlo.

 Reacción de saponificación:

H2C O C R

CH2OH R COO Na
HC O C R´ + 3 NaOH aq. CHOH + R´ COO Na

CH2OH R´´ COO Na

O Glicerol Sales sódicas

de ácido graso

H2C O C R´´ (jabón)

Triacilglicerol

 Objetivo:

Separar el glicerol (1, 2,3 propanotriol) del ester que forman la grasa.

ORIGEN

Los orígenes de la limpieza personal datan de la prehistoria, el agua fue la precursora de la higiene ya que
con ella se sacaban el barro y polvo.

En la antigua Babilonia, 2.800 A.C. se encontraron unas inscripciones que decían que hervían cenizas con
grasas, lo cual es un método de hacer jabón. Estos materiales los usaban luego como ayuda en sus
peinados.

Los egipcios, (documentado 1.500 A.C.), por otra parte se bañaban regularmente utilizando un proceso
parecido, para tratar enfermedades de la piel, tanto como por limpieza personal.

Por esa misma época, Moisés daba a los israelitas leyes que gobernaban el aseo personal, tanto para la
salud como para purificación religiosa.

Los griegos, aunque no usaban jabón propiamente tal, se limpiaban con arcilla, cenizas y piedra pómez.
Untaban sus cuerpos con aceites, y lavaban su ropa con agua en los arroyos.

El jabón tomó su nombre, de acuerdo a una antigua leyenda romana, del Monte Sapo, (saponificación,
soap), donde sacrificaban sus animales. La lluvia lavaba una mezcla de grasa derretida y cenizas de madera
al suelo arcilloso del río Tíber, donde las mujeres encontraron que esta mezcla hacía que su lavado fuese
mucho más fácil.

Los germanos y galos también se atribuyen el descubrimiento del jabón.

Los romanos, como civilización avanzada, se daban largos baños, muy populares, y lujosos.

Un médico griego, Galeno, en el segundo siglo de nuestra era cristiana, recomendaba su uso para propósitos
medicinales y de limpieza.

En la Edad Media, este procedimiento decayó, y sobrevinieron las grandes pestes.

No fue hasta el siglo XVII que el baño cobró nuevas fuerzas en Europa.

El procedimiento de hacer jabón se mantenía secretamente en los monasterios desde el siglo VII, y
gradualmente se usó tanto para el afeitado, para hacer champú, y lavar la ropa.

Italia, España y Francia fueron los primeros centros de producción masiva del jabón, en el siglo XII, pero los
impuestos eran muy altos, por lo que pocas personas los utilizaban.
Muchos químicos desarrollaron diversas técnicas para elaborar jabón, en forma industrial, y en las colonias
americanas se usaba grasa animal y ceniza, para fabricar un jabón casero de mala calidad, pero servía para
los propósitos de limpieza personal y de las prendas de vestir.

La primera guerra mundial, cuando la grasa escaseaba, llevó a los químicos a usar sustancias sintéticas, lo
que actualmente conocemos como detergentes, que se combina con sales minerales y produce sustancias
indeseables que contaminan nuestro ambiente. Como fosfatos, surfactantes, derivados del petróleo, que
hasta la actualidad encontramos en detergentes y jabones comerciales, combinados o no con jabón, como
blanqueadores, enzimas, ablandadores, y jeles químicos.

Los jabones comerciales los hemos utilizado por décadas, no vemos la razón por la cual debemos
molestarnos en hacer jabones caseros. ¿La razón?, si bien es cierto que contienen grasas animales, a los
cuales se les agrega sal común (NaCl) para separar la glicerina (tan beneficiosa para nuestra piel). Son
compactados, con fragancias artificiales, y se les agregan muchos productos químicos, fosfatos, y otros
agentes para lograr una mayor cantidad de espuma como lauril sulfato de sodio al 25%, colofina, aceite de
pino, y ácidos nafténicos, a un bajo costo.

Además de ser bastante rápidos de hacer, los fabricaremos con aceites conocidos, beneficiosos para nuestra
piel, en un proceso denominado saponificación, en el cual no retiraremos la tan preciada glicerina, con
aromas naturales, sin agentes externos, que puedan afectar nuestra salud
ORIGEN

La leyenda cuenta que el jabón fue descubierto accidentalmente en Roma, por un grupo de
mujeres que lavaba su ropa en el río a orillas del Monte Sapo. En dicho monte se
efectuaban diversos sacrificios de animales, y los restos de grasa animal se mezclaban con
ceniza y otros restos vegetales, que al llover eran arrastrados monte abajo. Dicha mezcla de
grasa con ceniza acababa en el río, donde las lavanderas observaron que la ropa quedaba
más limpia al frotarla con ella.

Un grupo de arqueólogos encontraron en Mesopotamia unas tabletas de arcilla, que


fecharon en el 3er milenio a.C., donde estaba anotada una receta para su fabricación, a base
de una mezcla de potasa y aceite. Los restos de este producto más antiguos encontrados, se
fechan alrededor del año 2800 a.C., fabricados a base de una mezcla de grasas hervidas con
cenizas. Más tarde, los fenicios, hacia el 600 a.C., utilizaban el jabón en los textiles de lana
y algodón, y en la preparación para hacer los paños, y fueron precisamente ellos los que
trajeron la técnica a Europa.

HISTORIA Y EVOLUCIÓN

Un grupo de arqueólogos encontraron en Mesopotamia unas tabletas de arcilla, que


fecharon en el 3er milenio a.C., donde estaba anotada una receta para su fabricación, a base
de una mezcla de potasa y aceite. Los restos de este producto más antiguos encontrados, se
fechan alrededor del año 2800 a.C., fabricados a base de una mezcla de grasas hervidas con
cenizas. Más tarde, los fenicios, hacia el 600 a.C., utilizaban el jabón en los textiles de lana
y algodón, y en la preparación para hacer los paños, y fueron precisamente ellos los que
trajeron la técnica a Europa.

Hay indicios de que ya en la antigua Babilonia se usaba el jabón, y que también los
sumerios y los hebreos lo conocían. Así mismo, los egipcios lo utilizaron tanto para lavar la
ropa como para fines medicinales. En el siglo I d.C , el naturalista e historiador romano
Plinio, nos habla en sus escritos de un jabón blando conocido por los antiguos pueblos
germanos, y otro jabón más duro utilizado por los galos. También en el siglo II d.C., el
médico romano Galeno nos facilitó las primeras noticias sobre el empleo del jabón como
medio curativo, así como para la fácil eliminación de la suciedad del cuerpo y de los
vestidos.

 La fórmula más antigua conocida del jabón, data aproximadamente del 2250 a.C., pero fue
en el siglo VII y precisamente en la ciudad italiana de Savona (a la cual debe su nombre)
donde se empezó a elaborar un jabón a base de aceite de oliva, que también se hacía en
España y era conocido como "Jabón de Castilla". La industria jabonera floreció en las
ciudades costeras del Mediterráneo, favorecidas por la abundante presencia del aceite de
oliva y la sosa natural, procedente de las cenizas de las algas marinas. En el siglo XV
aparece también el conocido "Jabón de Marsella", preparado con una mezcla de huesos
(ricos en potasio) y grasas vegetales. En el siglo XVI el jabón era extremadamente caro, por
lo que su uso no estaba muy difundido. Es por ellos que no fue realmente hasta el siglo
XIX, cuando se expandió el uso del jabón a lo largo de Europa y el resto del mundo.

Desde entonces hasta ahora, lo que ha evolucionado más en el mundo del jabón no ha sido
tanto su formulación como su apariencia. Así, los jabones han pasado de su antiguo tacto
rudo y aspecto poco agradable (no olvidemos que seguían elaborándose con grasas
animales impuras y ceniza), a la cuidada presencia del jabón industrial que conocemos
actualmente, o las vistosas presentaciones de los jabones artesanales de hoy en día.

el tratamiento de la grasa con el álcali se ha practicado en el Oriente Medio por lo menos


durante 5000 años; los antiguos israelitas mezclaban las cenizas con el aceite y conseguían
un producto para lavarse el cabello. Y cuentan que los egipcios, muy escrupulosos ellos con
la higiene, hacían algo semejante. Hasta han encontrado los restos de una fábrica de jabón
entre las ruinas de Pompeya, y eso que los antiguos romanos no nos han dejado constancia
de que lo emplearan para su aseo personal, ya que se embadurnaban el cuerpo de aceite.
Lo de su uso para higiene personal parece ser que fue cosa de Galeno, pero su efecto
curativo contra las enfermedades ya lo comentaba Plinio el Viejo, quién pilló la fórmula de
los galos, que hacían sus pastillas de jabón con sebo de las cabras y la ceniza de la haya
(potasa), y que lo utilizaban como un tinte ¿?, y ungüento para el pelo. Para endurecer la
mezcla la agregaban sal.

Ya con los romanos se expandió su fabricación y uso. Marsella, Génova y Venecia se


convirtieron en centro de su comercio. En Francia, la artesanía local, donde era más difícil
obtener aceite de oliva, recurrieron a las grasas de animales, e incluso de pescado. Eran de
mala calidad, pero cumplían su cometido.

Y así paso a paso, se fue experimentando añadiendo otros productos, con otras grasas, con
otros aceites e incorporando colorantes, perfumes, etc, hasta llegar a hoy.

El tratamiento de la grasa con el álcali se ha practicado en el Oriente Medio por lo menos


durante 5000 años. Los antiguos israelíes habían detallado las leyes que gobernaban la
limpieza personal. Las cuentas bíblicas sugieren que sabía que las cenizas y el aceite al
mezclarse daban una clase de producto para lavarse el cabello. Los egipcios pueden haber
hecho un descubrimiento semejante. Las ruinas de una fábrica de jabón descubierta en
Pompeya se han fechado hace aproximadamente 2000 años. Es bien sabido que los
romanos construyeron sus baños públicos cerca de 312 A.C., sin embargo, no se sabe si el
jabón fue utilizado para la limpieza personal o si ellos lo producían como materia
comercial.

Se cree que el arte de la fabricación de jabón fue traído a Europa por los fenicios en la
desenvocadura del río Rhone cerca de 600 A.C.

Parece ser que el propósito del uso del jabón durante el segundo siglo, era estrictamente
medicinal, por ejemplo para el tratamiento de dolores de la queratitis escrofulosa
(Scrofulous keratitis) . Galeno fue el primer en mencionar el jabón para la higiene personal
o el lavado de las ropas. También observó que la limpieza tenía un efecto curativo en las
enfermedades de la piel. Plinio el viejo, en sus textos de historia (77 D.C) dice que los galos
hacían el jabón con el sebo de las cabras y la ceniza de la haya (potasa) , utilizándolo como
un tinte y ungüento para el pelo. También menciona el uso de la sal común, agregada a la
mezcla, para endurecer las barras de jabón.

La fabricación de jabón desapareció de Europa con la declinación del imperio romano.


Alrededor del siglo 700, la fabricación de jabón se convierte en un arte en Venecia y se
registra su exportación. En Inglaterra del siglo doce, un jabón suave, de origen francés, era
utilizado por las clases altas. Era una mezcla de la grasa del cordero, ceniza de madera y
soda cáustica, que conservaba la textura de la grasa.

La mayoría de los fabricantes de jabón no tenía ninguna idea acerca de lo que ocurría
durante el proceso. Ellos empleaban el método de ensayo y error, confiando en la suerte, y
creyendo en muchas supersticiones.

La fabricación de jabón siguió siendo un arte relativamente primitivo hasta el decimosexto


siglo, cuando fueron desarrolladas las técnicas que proporcionaron un jabón más puro.
España era el principal fabricante del jabón en el 800 y la fabricación de jabón "hawking"
comenzó otra vez en Inglaterra cerca de 1200; probablemente como resultado de la
invasión normanda. En el siglo decimotercero Marsella, Génova, Venecia y Savona se
convirtieron en centros del comercio debido a su abundancia local de depósitos de aceite de
oliva y de soda.

En el norte de Francia, donde era más difícil producir aceite de oliva, los fabricantes
recurrieron a las grasas animales, incluso recurrieron a los aceites de los pescados. Los
jabones eran de mala calidad y sólo eran adecuados para el lavado de paños textiles y ropa.

Hay una falsa idea popular que sostiene que en la Edad Media la gente no se bañaba a
menudo. Al contrario, había muchos baños públicos. Los nobles y los comerciantes ricos
tenían sus propios baños privados con grandes tinas de madera y empleaban
abundantemente las barras del jabón. Fue durante la baja Edad Media, cuando el bañarse
cayó en desgracia. Los baños públicos eran cerrados porque las autoridades de entonces
pensaban que estos baños promovían la extensión de la plaga. La gente del Renacimiento
no eran muy afectos a conservar el cuerpo limpio y preferían en cambio cubrir los olores
con perfumes.

En Inglaterra fue fabricado comercialmente recién a partir del siglo 14: y dos siglos
después, grandes las cantidades de jabón de Castilla fueron importadas de España, mientras
duró la paz. En 1638 se crea una empresa de fabricación de jabón cuyos productos se
usaban principalmente para el lavado de ropa. Existía un agua de tocador o agua de mirra,
con la que las mujeres inglesa embebían un paño y se lo pasaban por el rostro a la noche. 

Se cuenta que cuando en 1549 le obsequiaron un jabón a la duquesa de Julich (Alemania)


se sintió muy ofendida. El jabón de barra era un producto de lujo que cuyo uso se hizo
común recién en el siglo 19.

Los primeros colonos norteamericanos trajeron una fuente abundante de jabón junto con
ellos. Una lista de embarque de El Talbot, una nave de la Massachusetts Bay Company, que
llevó personas y carga de Inglaterra a sus colonias en Naumbeak (ahora Salem y Boston),
consigna un "firkin" de jabón. El firkin es una vieja medida de un barril de cerca de nueve
galones de capacidad. John Winthrop, el primer gobernador de la colonia de la bahía de
Massachussets, cuando escribió a su esposa en 1630 incluyó el jabón en su lista de
necesidades.

Una vez instalados, los colonos prepararon su propio jabón para no depender de los envíos
ingleses. Para ello usaban ceniza de madera y grasa de animales. Su preparación era una
actividad que generalmente se realizaba una vez al año. Quienes no sacrificaban animales,
guardaban el aceite de las frituras para preparar su jabón como lo siguen haciendo algunos
norteamericanos hoy en día (ver nota "Del jamón al jabón" en el vínculo Curiosidades, a su
derecha).

En 1783, el químico sueco que Carl Wilhelm Scheele hirvió aceite de oliva con óxido del
plomo, produciendo una sustancia azucarada que llamó a Ölsüss, (glicerina). Esta reacción
es la que ocurre en el actual proceso de fabricación de jabón. Curiosamente, Scheele unos
años antes (1774) había aislado el cloro elemental, tan empleado en la actualidad para el
aseo de los hogares. El descubrimiento accidental de la glicerina estimuló a otro químico
francés, Michel Eugène Chevreul, a investigar la química de las grasas y de los aceites
empleados para fabricar jabón. En 1823, el francés descubre que las grasas simples se
descomponen en presencia de un álcali para formar los ácidos grasos y los gliceroles. Con
todo, la fabricación del jabón alcanza la madurez en 1791, cuando el químico francés
Nicolas Leblanc, inventó un proceso para obtener el carbonato de sodio, o soda, de la sal
ordinaria.

Antiguamente se llamaba "potasa" al carbonato de potasio (K2CO3) obtenido por medio


del lixiviado de cenizas de madera, práctica que hasta hace una pocas décadas empleaban
las mujeres italianas para lavar las sábanas, pero actualmente se aplica a diversos
compuestos de potasio. El carbonato de potasio también se obtiene por la reacción del
hidróxido de potasio con dióxido de carbono y se usa para fabricar jabón blando y vidrio. 

El hidróxido de potasio (KOH), llamado también potasa cáustica, se obtiene por la


electrólisis del cloruro de potasio o por reacción del carbonato de potasio y el hidróxido de
calcio; es el más emplea do en la fabricación de jabón. Al disolverse en una proporción de
agua inferior a su peso, forma una disolución fuertemente alcalina que desprende calor.

EVOLUCION

 En las ruinas de la ciudad de Babilonia se ha encontrado pequeñas cantidades de un


material parecido al jabón en jarros de arcilla . El material data de alrededor del 2800
A.C., 1300 años antes de la cultura egipcia. En la parte exterior de los jarros hay
escritos que indican que el material había sido hecho hirviendo grasa animal con
cenizas.

 Uno de los primeros jabones descubiertos fueron de origen Romano, a base de grasa
animal y cenizas.
 Los egipcios alrededor del año 1500 A.C. Los egipcios hacían jabón de grasa
animal y de aceite vegetal que mezclaban con sales alcalinas tales como carbonato
de sodio.

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