Está en la página 1de 96

MANRESA

REVISTA TRIMESTRAL DE EIERCICIOS


c,~¿

/11 tl/1A~--
-==---=== - --
:::t
/f9¿~
[;,1&-..eJ"-,,,_,,,--, ....
_r
~"'J~.LA..
, ___ ,-
y~...-u-v
/'
t..".,

AÑO PRIMERO

1925

OEDACCIÓN: lr ADMINISTRACiÓN:
MANneSA, Sanlo Cueva BILBAO - Aporlado 73
(Barcelona) Jl (Vlzcayll)
CON LICENCIA DI:! LA AUTORIDAD ECLESIÁSTICA

ES PROP I EDAD

LA EDITORIAL VIZCAíNA .. Henao. 8 .. BILBAO

,
M A N R E A
REVISTA TRIMESTRAL DE E JERCICIO S
REDACTADA POR PP. DE LA COMPAÑ I A DE J ESÚS

Enero de 1925 Núm. I


Año I
* *

t
JHS

En la cueva de Afanresa a orillas del Cardoner S. 19nacio de Lagola


amaestrado por el mismo nios hizo el primero los Ejercicios Espirflua-
les) y transformado en ellos su espíritu y conocida la voluntad de Dios
en la disposición de su vida, conU!nzó a correr por la senda de la per-
fección evangélica en la vida apostólica.
y el don de Dios que en si mismo había e.tperimcntado de tan ex-
traordinaria eficacia, comenzó ya en ManTesa a comunicarlo a sus pró-
jimos en la medida que sus varias disposiciones permitíall.
De entonces acá las ' maravillas que la mano de Dios ha obrado en
las almas por la práctica de los Ejercicios en cualquiera de sus grados
hall probado que no era exageración el allo concepto que el mismo San
Ignacio de ellos habia form ado . Y el tesfimonio de la experiencia ha
sido refrendado con el fallo supremo de /05 Sumos Pontlfices, a que ha
puesto la corona S. S. pro XI, rrloriosamente reinante, en la Conslilu-
ción Apostólica de 2:Y de julio {fe 1.922, declarando a S. Ignacio de Lo-
yo/a celestial patrono de toda la Obra de los Ejercicios Espirituales,
obra que en nuestros dias va tomando grande incremento en todas las
clases sociales del mundo católico.
Establecida por fin junto a la misma cueva de Manresa la redacción
de la Revista de EjerciciOS para los pueblos de habla castellana} cuya
primera idea brotó espontáneamente ell la Semana Ignaciana, celebrada
en Barcelona por noviembre de / 922, U fue apoyada en el Congreso de
Ejercicios de Manresa del afio sIGa/ente J!J23} puede ya salir el primer
numero con el AIIO Santo de J!J2(J.
El mismo divino Espiritu que en la cueva de ftfanresa amaestró a
Ignacio para escribir los Ejercicios, esperamos ilustrara copiosamente
a los redactores U colaboradores de J11ANRESA para difundiT por su
medio la genuina interpretación fanto de los Ejercicios plenos como de
sus múltiples adaptaciones, U para promover la solución de las dificul-
tades prácticas de la Obra de los Ejercicios en retiro.
y para alcanzar mas plena y copiosa esta infusión de luz celestial}
por manos del mismo San Ignacio que aqul recibió al don de Dios, con-
sagramos a lo.s Corazones sacratisimos de. jesús !I Morfa} sus perpé-
tuos valedores. nuestra Revista¡ para que tomandola por instrumento
hagan prodUCir a la Obra de los Ejercicios en la Península y América
latina los fruto s abulldantfsimos de santidad y renovación social, que
de ella espera la Iglesia.
LA REDACCION.
A fines de Novi embre del pasad o aíio se re cibi ó en In Dirección
de la Revi sta la s igui ent e carta r¡uc por ser de un tan celoso apóstol
el e los Ej ercicios como el P. Enrique ' ·Vatrig-.mt, autor de la tan
conocida Cdl1ection de la Bibliotheque des Exercices y admirador
s incero de cuan.to il íav or de la obra de los Ej erc icios se hace en
Espaíia. nos ha parecid o qu e sería del nsrado dI! nu es tros lect ores
insertar aquí. Dice as í en su te~t o original :

MAISON S AINT AU GUST IN


RUE CES AUGUSTlf.S. 7
ENGHIEN (SELOIQUE)
--::r--

18, novembre /924.


Rev. Pére: J'a; appris avee grande joie la fondalion de
votre revue opos/oUque pour l' exlension de l' oellvre des re-
traites. Elle aidera avee la gráee de Dieu le beau mouvemen!
des retraifes deja commence en Espagne, el [armera des
groupes d'elite dans toutes les classes de la societe. Par lti
elle aidera le Clerge dans son aclion apostolique.
Grlice li ces relraites se multiplieront les graupes vraimen!
EiJles pour la defeuse de I'Eglise et des belles tradifiolls de
l' Espagne.
Allssi j e ne me sllis pas etonne que deja nombre d' Euéqlles
espagnols onl manIré leur bonheur en voyant surgir parmi
leurs fidiJIes une pratique si apostolique qui es! veritablement
la renavation de la retraite du Cena e/e.
Puisse la trés Sainte Vierge , la Reine des ap6tres, bénir
l'institufion e! l'ex!ension de Retraites dans la eatholique
Espagne et aider les ap6tres qui se devouent li cette belle
oeuvre.
Reverellfiae Ves/rae servus in Christo,
TRANSFORMACIÓN ESPIRITUAL DE S. IGNACIO
POR LOS EJERCICIOS (1)
,

Al tercer período de la estancia de San Ignacio en ~I{an­


resa corresponde n los Ej ercicios . la obra más grande que la
di vina bondad r eali zó en el alma de San Ignacio, y la que
da carúcter y fi sonomía pro pia a s u santidad y a todas las
obras de su vida. La Compañía de Jesús con su organizació n
caracterí s tica, s u legislació n admirable y s u múltiple acti-
vidad en t oda obra capaz de promover la glo ria de Dios , no
es s ino la parte del árbol qu e sale a fl or de tierra: no es s ino
el tronco ramaj e, hojas. Ao res y frut os : la savia vital qu e
l

le ha dad o la vida y la ha hecho crecer lozanamente y en su


s er la conserva so n los Ejercicios.
Anteriormente a los Ejercicios Ignacio es solo un caso
de emoción espiritual; un golpe de gracia y de genio a la vez)
que no s abem os qué térmi no lleva; un meteoro luminoso sin
trayecto ria normal y regulada; e S aquel soplo del espíritu
q ue, como Jesús .dij o a N icodemus, n o sabe un o de dónde
viene, ni a dónde va. Después de los Ejercicios, encontramos
en Ignacio una santidad que podríamos llamar arqu iteclurada:
tiene luz , p er o normal; tiene fuerza, pero regulada; tiene
movimiento , pero circunscrito a órbita regular y con término
definid o y segurí simo. E ste efecto de los Ejercicios perdura
en cuantos los practican como conviene; s eñal manifiesta que
poseen ellos semeja nte vi rtud normativa. Arte ignaciana, arte
de santidad , ha sido llamada esta virtlld oculta del librito
ele San Ignacio. Si quitamos de estas palabras todo lo que
suena a artificio humano , y las entendemos de la sabiduría
y gracia divina, creadoras del mundo de la santidad, ten-
dremos el meo llo y quinta esencia de los Ejercicios.
Cosa digna d e estudi o es , có mo se fu é obrando en San
I gnacio esta tran sformación es piritual , al paso que iba avan-
zand o en los Ej ercic ios.
Ignacio salió de L oyola co n el ideal de su vida muy poco
(1 ) Traducción y adaptación de un fra gmen to del cap. 3. parte
II. de la Vida de S. I yllasi de L oyo/n.-Barcelona, F o mcnt de Pictat
catalana.
6 1. CASANOVAS.

preciso. Algo añadió en su vela nocturna de :Th.1:ontserrat, y


uno de los intentos que revolvía en ManTesa , era acabar ae
esclarecer su porvenir. De los tres períodos espirituales por-
que pasó en esta ciudad debió salir San Ignacio molido de
alma y desorientado, efecto de tan fuertes y opuestas impre-
siones; y era natural quisiese inves tigar la norma que en su
vida es piritual había de seguir. Como por una parte no
tenía maestro que le en señase y por otra parecía que Dios
mis mo se le brindaba con las v isitas que por entonces le ha-
cía, determinó de ir a Dios directamente por medio de la
oració n larga, reposada, metódica y libre de toda mirada
curiosa. Sobre todo le im portaba esconder las grandes con-
solaciones qu e del Cielo reci bia. Y para ambos intentos pa-
recióle lugar ideal una cueva que descubrió en las quebra-
das de junto al Cardoner, fu era de la ciudad y no muy lejos
del H ospital.
Val1e del Paraíso llamábase precisamente el rincón que
formaban allí los huertos de la orilla escalonados a modo
de bancales, casi todos con su cueva o seno hendido trans-
versalmente en la roca que les servía de t estero. Entre
t odos descolla ba por su mayor profundidad , y por lo fron-
doso de los matorrales y granados que 10 cerraban , el que
estaba debajo de la cum brecita de San Bartolomé y perte-
necía a Bernardo Rovi ralta. El lugar era de lo más recogido,
tenía frente por frente a Nuestra Señora de la Guía y por
una ventana que la mi sma roca formaba, daba vista a las
dulces y maravillosas m ontañas de I\1ontserrat. No parece
sino que el Cielo había preparado y descubierto a Ignacio
aquel rinconcito de paraíso para entrar en la escuela de
Dios. Y para que todo ayudase, el dueño del huerto era
conocido y amigo d e Ignacio, y a sí no tuvo dificultad en
permitirle de muy bu ena voluntad que se retirase allí siem-
pre que gustase. No consta con certeza cuándo comenzó
Ignacio a recog erse en la cueva, pero en todo caso fué
en los últimos meses de su estancia en Manresa, durante
lél temporada de las consolaciones.
Dícenos el P. Laínez que. hi zo aquí en substancia las
meditaciones de los Ejercicios. Y las hacía aprendiendo de
Dios, como un muchacho aprende del maestro que le en-
seña, y las escribia en aquel libro que neva ba siempre muy
guardado. Ya el título nos dice bien a las claras el espíritu
con que entró Ignacio y el que han de tener todos los que
hacen los Ej ercicios: flEjercicios espirituales para vencer
a sí mismo y ordenar s u vida sin determinarse por afecció n
TRANS FORM.Acr 6 N ESPDUTUAL D E S. I GNACIO 7
.alguna que desordenada sea ( 1). En otros términos: es-
11

cudriñar qué quiere Dios de mí en la disposición de mi


vida; y para conocerlo, quitar de mí t odo aquello que pue-
.de empecerme en el purísimo amor de hacer s u santísima
voluntad. Si miramos el alma de Ignacio cuando entra en
la Cueva para aprender en la escuela de Dios, la veremos
no solo purificada por el dolor, la confesión diligentísima
y una extraordinaria penitencia, sino también tranquila y
libre de todas las tempestades de escrúpulos, que intenta-
Ton anegarla. Concepción bien menguada y equivocada
tendría de los Ej ercicios, quien creyese que son sola y
principalmente para des pertar pecadores y purificar COl1-
·ciencias. El ejercitante ideal es, quien ICen todo lo posible
·desea aprovechar" (2), y " entra con grande ánimo y libe-
ralidad con su Criador y Señor, ofreciéndole t odo su que-
Ter y libertad, para que su Divina Majestad ",-si de su p er-
sona, como de t odo 10 que tiene, se sirva ,. conforme s u
santísima volunta d" ( 3) . En estas palabras de San Ignacio
traza una perfecta imagen del estado de su espíritu en
·estas circunstancias.
Entra, pues, Ignacio en la escuela di vina, y 10 primero
·que se le pone delante con claridad y precisión admirables
es el orden di vino del universo, y dentro de él la trayectoria
pura y luminosa de "su alma y todas su s acciones, del prin-
cipio hasta el fin , de Dios a Dios. Tal es el Principio y
Fundameruto, introducción que sintetiza divinamente to-
..dos tos Ejercicios. Si Ignacio había ya tenido aquella e.xtmia
ilustración a ori1las del Cardoner, esta contemplación n o
fué sino una reproducción de aquellas ideas, que ahora
-precisó con tal concisión y fuerza, como jamás ha logrado
la fil osofía, no solo la puramente humana, p ero ni la cris-
·tiana d e los grand es doctores. Si la revelación dicha aún
no se había verificado, hemos de decir,. o que el Principio
y Funda~ento se añadió después-y realmente cae fu era del
cuerpo de los Ejercicios-, o que Dios en la primera lec-
,ción preludió 10 que le había de revelar después. Cuando
'el entendimiento contempla esta síntesis admirable, expe-
Timenta el vértigo de 10 divino.
A continuación , con el más vivo contraste, el divino
lVlaestro le presenta el pecado con toda su crudeza: y más
-que el pecado, al pecador que es él, Ignacio. La impresión
.que siente, podemos imaginarla recogiendo algunas de sus
(1) Ej ercicios Espirituales : Bilbao, 1922, n. 22.-(2) lb., n. 21.--=
{a) lb., ll. 6.
8 1. CASANOV~\S .

palabras, enérgicas y grúficas, como si fuesen escritas con


el buril de Job en bronce o sílice. ItVeía con la vista imagi-
nativa y cons ideraba su ánima encarcelada en este cuerpo
corruptible y t ouo el compósito en es te valle, como des-
terrado entre brutos ani males" (1) . " Mirábase como una
llaga y postema de don de hall salido talltos pecados y tall-
ll
tas maldades y ponzoña ta n turpísima (2) . Veíase com o
puesto entre cielo y ti erra, y que t odas las criaturas le mira-
ban como enen1igo de D ios , e iban a cchársele encima para
destruirle, Ha briéndose la t ierra para sorbcrl c, creando nue-
v os infiernos para siempre penar en ellos" (3) . tl Considc-
ritbase como un caballero delant e de su rey y de toda s u
corte avergonzado y confundid o en haberle mucho ofen-
dido de quien primero recibió muchos dones y muchas mer-
cedes" (4). °Hacíase pecador grande y encadenado, que
atado com o en cadenas iba a parecer delante del sumo
Juez eterno, a la manera como los encarcelados y encade-
nados, ya dign os de muerte, parecen delante de su Juez
temporal" (5) . Si tenemos presentes los crímenes enormes
de que se le acusó en el proceso de Azpeitia, entenderemos
bicn cl vaior de estas expresiones e imúgenes y el fin pro--
videncial a que ordena Dios los mismos pecados de las al-
mas santas.
En parangón con esta imagen ve Ignacio otras. A llá en.
el Cielo los ángeles rebelados contra Dios por un solo pe-
cado uconvertidos de gracia en malicia y lanzados del cie-
lo al infiern o" (6) . En el paraíso terrenal ve a nuestros pri-
meros padres Adán y Eva cometiendo un solo pecado de
desobediencia y por él lanzados del paraíso, privados de la
jus ticia original , condenados toda la vida a grandes traba-
jos y mucha penitencia (7) . Baja también al infierno y alli
v e a un desgraciado que por un solo pecado m ortal se ha.
condenado y otros muchos sin cuento por menos pecados
que él ha hecho (8) . Todos estos castigos los juzga justísi-
mas por la gravedad y malicia del pecado; por haber hecho
contra la bondad infinita de Dios (9). Contempla luego el
p ecado en sí mismo y pondera s u deformidad por la fealdad
y malicia que cada pecado mortal cometido tiene en sÍ,
dad o que no fuese vedado ( ID) , por la insignificancia y vi-
leza del pecador y principalmente por la altísima perfección
de Dios ( n ) . i Qué antítesis ! La ignorada contra la sabi-
(1 ) lb., n. 67.-(0)' lb., ll. 80.-(3) lb., n. 82.-(4) lb., n. 107.-
(S) lb., n. 107.-(6) lb. , n. 70. - (7) lb., n. 71.-(8) lb., n. 72.-(9}
lb., n. 72.- ( 10) lb., n. 79.- (11) lb. , n5. 80, SI.
TR..:\NSFOlBIAC I Ó N ESPIR ITUA L DE S. l GN:\CIO 9
duda; la debilic.lau contra la O mnipotencia; la iniquidad
contra la Justicia; la malicia cont ra la Bondad infini ta. Ocho
días arreo lleva fij as en el pensami ento, día y noc.h e tales imá-
ge nes y tal es id eas, sin poder dar cabida a otro pen samiento.
Semejante v is ta y contemplación en que por toda una se-
mana D ios le tenía como encJayado, ¿ qué afectos o senb-
m ientas cau sa en el alma de Ignacio ? ¿ Temor del castig o ?
¿Perturbación, encogi miento, desesperación, como en la tem-
porada de los escrÍl pulos ? N ada de eso. O tros sentimientos
n obilísim os y enérgicos experimenta, que t omaremos tambii: n
de sus mi smas palabras.
El primer se ntimiento es de Uvergü enza y confusión de
f: Í mismo, viendo cuántos han sido condenados por un solo
pecado mortal y cuántas veces merecía ser condenado por
sus tantos pecados ( 1)". j Corazón nobilísimo ! El h ombre de.
ánimo v il, al égrase como muchacho cuando escapa del cas-
t igo ; el hom bre de sentimi entos disti nguidos, vié ndose libre
frente a otros condenados , sÍem.lo él el más culpa ble, qui-
siera deshacerse de ve rg üenza ante los ojos de su bienhechor
ofendid o. En est e sentimiento implícitamente se encierran
la gratitud, el amor y el deseo de corresponder.
El segundo sentim iento es Hcrecido e in tenso dolor y lá-
g rimas <l e los pecados " (2 ) . Los motivos 5011: la multitud de
ellos en todos los años de la vida; ul a fealdad y malicia que
cada pecado mortal come tido tiene en sí, dado que no fuese.
vedado " (3) ; la insignificante y vilísima cosa que eS el
pecador; finalm ente la p~ rfecc ión infinita de Dios ofen dido.
i Qué contrición tan elevada y tan inten sa! Es cierto que
baja también Ignacio al infierno a ver y sentir con todos.
sus sentimientos las penas de los pecados; pero es para que fó

si del amor del Señor eterno me olvidare por mis faltas, a lo


menos el temor de las penas me ayude para no ve nir en
vecado" (.1).
• El tercer sentimiento es del amor, piedad y misericordia
de Nu estro Señor J esucristo. Un serio enig ma preocupa a
Ignacio. ¿ Por qué tantos otros, á ngeles y hombres , han sido
condenados por un solo pecado y yo no 10 h e sido con mis
tantos pecados? Para so lventárselo se le presenta l/Cristo
N uestro Señ or, puesto en cruz, que de Criador es venido a
hacerse hombre y de vida eterna a muerte te.mporal y así
a morir por mis pecados" ( 5). Aun en el mismo infi erno se
1~ presenta de nu evo Jesucrist o, partiendo a los condenados

( 1) lb., n. 68.- (2) l b., n. n.-(3) lb., n. 79.- (4) lb., n. 94.-
(5) lb., 11. 73-
10 I. CASANOVAS .

e n tres grupos, según que cayeron en aquellas penas antes


de su advenimiento, durante su vida m ortal o después de
su venida (1): pero él Ignaci o no le deja caer en ninguno de
est os tres grupos, sino que le libra J separándole de todos
los demás, como un monumento de piedad, de m isericordia
y (1.~ amor.
y aquí brota el cuarto sentimiento, en que se resuelven
"todas estas reiteradas meditaciones: el enamoramiento de
Jesucristo, Redentor de mis pecados: y una decisión generosa
a hacer por Jesucristo cuanto sea posible. Ignacio se pre-
gunta: ¿ Qué he hecho yo por Cristo? ¿ Qué hago por Cris to?
¿ Qué debo hacer por Cristo? Con estos anhelos amorosos sale
Ignacio de la consideración de su vida, con el corazón y la
mirada clavados en Jesucristo , para no apartarlos ya más
<le El.
Jesús ya 110 se aparta un s olo momento de los ojos de Ig-
nacio en todos 105 Ejercicios: en adelante El será el maestro
que con el ejemplo y las palabras le enseñará las leyes de toda
santidad . .Ignacio ya conoce la vida de Cristo, éste fué el
primer libro que leyó en el principio de su conversión, pero
n o la ha sentido aún como enseñanza viva dirigida a él en par-
ticular, que le diga cuál es la voluntad divina en la dispo-
s ición de su vida. Y así la primera lección es de conjunto.
Se le presenta Jes ús como rey eterno y delante de él todo
el universo mundo al cual y a cada uno en particular llama y
dice: tr mi voluntad es de conquistar todo el mundo y todos los
enemigos y a si entrar en la gloria de mi Padre. Por tanto
quien quisiere venir conmigo ha de trabajar conmigo porque
sigui énd o me en la pena también me siga en la gloria" (2).
Ignacio y todo el mundo so n 10 5 llamados. ¿A qué? A res-
taurar la gloria del Padre, la santidad: este es su reino.
¿ Quiénes son los en emigos de que le habla Jesucristo? Son
los. enemigos internos de cada uno. Así como el imperio de
santidad qu e hay qu e conquistar es propio de cada uno y de
t:odos a la vez, de la misma manera 10 son los enemigos. Y
¿ cómo se l1alllan estos enemigos? Sen sualidad y amor carnal
y mundano. La vida de Cristo se le representa como una lucha
constante contra estos enemigos, y esta vida y cada acto
de ella es la voz de Cristo, que le invita a hacer lo que El
con tanta ins inuación, como si presenciando aquel hecho, hu-
biese oído la voz de Cristo que le decía ¿ quieres hacer como
yo? ¿ Q ué hará Ignacio ante Jesús que le invita? Este Jesús
(1) lb., ns. 101, 102, 103.-(2) lb., n. 132.
TRANSFORMACIÓN ESP!IUTUAL DE S. IGNACIO 1I

es aquel Señor enclavado en Cruz que con esta misma vida y


muer te que ah ora le hace consid erar) le ha librado d el in-
fiern o. Ahora le contesta J esús a aquella preg unta ¿ qu é debo
hacer po r Cristo? Ignacio con gran vehemencia de afecto y
deseoso de distinguirse en tod o se rvicio de su Rey Eterno
y Señor Universal (1) declara lo guerra a la sensualidad y al
amor carnal y mundano. y le hace oblación de lo más grande
que halla en s í y con el mayor am or; con el mismo tal vez que
salió de su corazón la prim era vez de M ontserrat. " Eterno
Señ or de todas las cosas, yo hago mi oblació n con vuestro
favor y ayuda, d elante vues tra infinita bondad y delante
v uestra Madre glo ri osa y d e t oda la Corte Celestial, qu e y o
<Iuiera y deseo y es mi d eterminación deliberada sólo que
sea vuestro mayo r se rvicio y alabanza, de imitaros en pasar
t odas injurias y t o do vituperio y t oda pobreza, así actual
('0111 0 es piritual. queriénd ome vuestra santís ima l\1ajestad
elegir y recibir en tal vida y es tado" (2) . Y como J esucrist o
le convida a él y a t odos. po rqu e quiere conquis tar t od o el
universo, también I g nac io se asocia enamo rado a su Re-
dentor para restaurar el im perio d e la santidad en t odo el
mundo.
Sale Ignacio ·de esta divina contemplació n con el ideal
daro, fulgurante, inflamado, que ha de t ener en la dis-
posición de su vida : co nocer íntimamente a Jesús, amane
hasta 11 0 poder mús, seg uirle en t odos los e jemplos d e su
vida. Cuando otra razón n o hay a para obrilr, una tendrá ai-
tí sima y univ ersal para todos los casos, "para m ás parecerme
U
-a N uestro Señor J esucristo (3 ) . Tres s emanas restan aú n
de Ejercicios con s iete horas de oración cada día; y no hará
ya otra cosa que seguir paso a paso la vida, pasió n y r esu-
rrección de J es ucri st o ; ya no pedirá otra gracia que ar¡ucl
-ideal lrco nocimi cnto interno de Jesús) para que más le ame y
le s ig a Jl (4) . H ácese un esclavito y pobrecito indigno) mi-
ra nd o) contemplando y sirvi endo (a las Personas de la Sa-
gra da Familia) en s us necesidades, como s i presente se
hallase, con todo acatamiento y reverencia posible; y después
refli cte sobre s í mis mo para s acar algún provecho " (S) .
De 10 exterior pasa a 10 interior, hasta l/ o ler y gustar. .. la
-infinita s uavidad y dulzu ra de la divinidad, del ánima y de
s us virtudes y de todo" (6). Ve el camino d e un cabo al
o tro. "El Señor quiere, nacer en suma p obre~a; y a cabo
de tantos trabajos, de hambre, de sed, de calor y de frío, de
(1) lb., n. 134.- (2) lb., n. 135.-(3) lb., ns. 226, 227.-(4) lb., o.
142·-(5) lb., n. 155.-(6) lb., n. 167.
12 r. CASANOV·'.S.

In jurias y a frent a s para m orir en cruz, y t odo es to por


nú JJ (1) .
u ¿ Q ué debo hacer yo ? ¿ Q ué debo hace r y padecer por

JeStlcr isto r'l (:!) .


Esta es la trayecto ria úni ca y con stante de los E jercici os
has ta el fin. En la co nte m plació n de la Encarnació n asis le
Ignacio a aqu el sacramcJl flll/l ele que habla San Pablo, al mis-
terio del consejo di vi no e n la r estauració n del linaj e humano.
Va a Nazaret, }' ve a la Santís ima \ ' irgen a sociada a la o bra
de la Red ención. y entra en el co raz ón del Verbo encarnado
a ver y sentir los ideales que trae a es te mundo. Va a Belen
y ve nacer al enamorado Jes ús , l e acompaña al templo y a
Egipto y a Nazare t, y cuand o dej a a su s Padres "para es tar
en las cosas que son de su Padr e celestial ,. (3).
P arecíale a Ig nacio verl o ya todo ' con tanta claridad ,
qu e podía hacer la elección definitiva de su vida. Y al po-
nerse en ello, re cogiendo a ctualmen te en su entendimiento
Ir! luz: espiritual y la fuerza adq uirida en las meditaciones
precedentes, S e le presenta de nuevo el divin o !\1aestro J e-
sucristo, el Rey eternal , con s u plan de conquista espiritual
sobre él y so bre todo el universo : pero al mi smo tiempo le
p one frente p or frente el enemigo. armado para opo ner s e.
HO pro poniend o pecados, sino cosas aparentemente h o n esta ~
per o que en último términ o acaben en pecado. Alzallse dos
banderas. La de J es ús con el lema: Hpobreza espi ritual y
actual , desho nras, humildad, y de aquí a tod a la santidad " (4)
La del demo ni o con el suy o : "riqueza, ho nor, soberbia. y de
aquí a todos los vicios" (5). L os pri m eros pasos del dem onio
no son cad enas, son sólo hilitos de red ; las cadenas vendrán
luego. Quien te nga riquezas, quien tenga ho nores, i qué difícil
es que no se desvíe de Jesús y se vaya con el dem onio ! Un
día cntero con todas las hora s de o ra ció n el divin o :M aestro
le ti ene enclavado en es ta contem plació n fundam ental, com o
diciénd ole: ¿ \ Tes bien cuál es mi pura doctrina espiritual?
¿Ves bien el peligro que hay dI! desviarse bajo honestas
apariencias? Cuand o Ig nacio s iente ya el alma satisfecha co n
h~ luz de esta contemplación. v uelve otra vez el Ma estro :
"Ves la doctrina; pero ¿ está s bien seguro de ti mismo, cuando
dices que la qu ieres ? 'M ira qu e hay querercs qu e sólo 10 son
de palabra y n o de verdad u. Ento nces le propone la contem-
plació n de tres binarios de hombres,. que todos dicen querer
1:1 pura doctrina, per o solamente un o la quiere; y de es ta
( 1) lb. , n. 157.-(2) lb. , n. 260. -( 3) lb., 11. 402. -(4) lb., n. 196. -
(S) lb., 11. 192.
TRANS FOlnrAcr6N Esr rlUTUAL DE S. lr. NAC IQ 13

consid eració n saca Ignacio el principio espiritual que :t qu erc-


l1
CE hacer mientras n o se oponga la volun tad de Dios. In-
,

siste el !vlaestro : " Y para. el ca so de no conocer bi en la


voluntad de Dios en una cosa dete rminada que se refiere a
mi pura doctrina, ¿ qu ieres un prin cipio uni versal y santísimo
que rcsu el va todas las eluelas? P ues éste serú hacer siem pre
]0 que a mí me ves hacer, para que te asemejes a tu Redentor.
¿No me preguntabas, qué debías hacer por Jesucristo ? Yo
he buscado la p obreza, el deshonor y el dolor: haz tú lo
mismo por amor de mÍ. A hora ya puedes hacer t u elección ".
De aquí sacó San Ignacio, qué tiempos hay :'para hacer sana
y buena elección" ( 1) , y en qué disposición espiritual ha de
estar, quienquiera que Se ponga a hacerla.
Con esto se resu elven todas las dificultades que nacen
de nosotros y de las mismas cosas : mas otra fuerza hay que
juega im portante papel en la vida espiritual , muy difícil de
conocer: y de dominar, que es el demoni o ; 11 0 porqu e ejerza
alguna influencia fí sica, sin o por una influencia moral per-
sistente y sutilís ima, que tiende a desorientar, a engañar, y.
fi nalm ente, a perder el alma. Ignacio tenía repetidas e..xpe-
1'jencias de eslas inte rnas mociones de l espíritu, y por in s-
t into divino las había ido anotando cuidadosa mente en s u
libro, como hemos d icho antes. T oda la ma teria amorfa de
sus experi encias anteriores se organiza ahora an te sus
ojos. Ve con claridad una estrategia espiritual, que pod ría
llamarse de seducción . contrapuesta a otra estrategia di vin a
de atracción. Las fuerzas de uno y otro bando quedan per-
fectam en te deslilH.1ada s ; 105 medios. de que 11no y orro es-
píritu se valen, bien caracterizados ; los fin es que pretenden,
ciarísimos ; las impresion es qu e respond en en nu estra natu-
raleza a la acción de entrambos espíritus, exactamente ana-
li zadas con preci sión de p sicólogo. En s uma, son las reglas
de discreción de espíritus. las primeras y las segundas, ver-
daderos tratados de psicología espiritual. E sta debió de ser
la oca sión en que to maron forma defi niti va las tales reglas.
y e qué elección po(lía salir de un espíritu informado de
tales enseñan zas, sin o una vida co nforme en t odo con la
vida de Jes ucristo, ser un o de la familia de J esús, de la. com-
pañía de Jesús ? Efectivamente: Ignacio comienza a ve rl o
todo con luz eva ngélica, va continuando la contemplación
de los mi sterios de N u estro Señor y sobre ellos calca su s
pen samientos! palabras y obras. En esto consiste aquel per-
pétuo ilreflectir ", que como palabra sacramental, sig ue a
( 1) lb. núm ero ~J6.
I4 ]. CASANDVAS .

toda mirada hac ia la perso na de Jesús, a toda palabra que


s ale de sus labios, a toda acción que le ve obrar. La vida
pública de tres años, tiene dos efectos en Ignacio: ligarle
definitivame nte al apostolado, a la salvación de las almas
y aprender de Jesús toda la manera de proceder, dentro de 105
principios de su doctrina sobrenatural. La Pas ión le abre la
vía del martirio por Jesús, tan deseado de Ignacio. La santa
Resurrección le llena de la a legría inmortal y le revela la.
divinidad mi sma ; y aunque v e que Jesú s se vuelve al ciel o,
descubre que se reserva un oficio perpétuo. que es consolar
a sus amigos de las maneras más inefables. Ignacio ya lo
tiene to do, ya puede comenzar s u vida pública; vamos a
Terusalén .
~ Ignacio te nía verdaderamente resuelto su problema es-
piritual; pero el divino Maestro le había dado ademá s otra
cosa mucho mayor, toda la doctrina de la san t idad. Compa-
rem os a Ignacio qu e llega a !\1anrestl, con el 111.1 S1110 Ignacio
que sale de los Ej ercicios. Ignacio llegó a ~1anre sa con gran
deseo ciertamente de ir a Dios, pero sin inteligencia alguna
de las cosas interio res, con la sola práctica empírica de la
penitencia, p o rque tal la leía en las vidas de los Santos. Ahora
se nos pres enta enriquecido con tod a la vida evangélica,
coo rdinada con la ve rdadera y profunda teoría de la santidad
y aplicada perfectamente a destruir de manera sapientísima
todas las r esisten cias que presentan nuestra naturaleza, el
mund o y el d emonio.
Si va"le la c omparaci ón, podríam os decir que Ig nacio llegó
a ~.ifanresa como un obrer o v ul gar, que s abe ejecutar em-
píricamente al guna cosa de su ofici o j pero sale de allí hecho
~rti sta co nsumad o, con un co n oci miento iluminado de
la obra más excelsa, y con la razó n científica de tod o Jo que
hace. Y esto se ha logrado en diez m eses, mejor dicho, en
los tres o cuatro meses últimos , pasados en la Cueva. sin
comunicación con nadie, sin libros, con la sola contemplación
baj o el in mediato magiste ri o de Dios.
y este arte de santidad háselo Dios dado, no sólo para
él sino para la santificació n del mundo . concentrado mara-
vi110samente en un libro, donde los ho m br es más sabios en-
cuentran una teología más alta que la de los Ji ros cientí-
ficos; los de gran corazón experimentan una fuerza qu e los
d o mina, y Jos lleva a Dios; y los mismos Santos desc ubren
vías iluminadas qu e s uben sin p erdedor hasta el mismo Dios.
Adelantándonos a lo qu e dirá el Papa, cuando le será
presentado el primer esquema. de la Compañía, nacido de
TRANSFORMACI ÓN ESPIRITUAL DE S. I GNACIO 15

]05 Ejercicios, podemos bien decir: digilus Dei est hic, por aquí
anda la mano de Dios. Aunque no nos confesase el mis mo
Ignacio que Dios le instruyó letra por letra como un maestro,
la obra habla por si misma, y dice bien c1aramente que n o
podia reaJizarse con los medios humanos de que Ignaclo
disponía.
Por la ideología sumaria de los Ejercicios,. que acabamos
de exponer, aparece bien c1aro lo que después San Ignacio
escribió en las Constituciones, que los Ejercicios enteros
raris /zomiuibus val qui de viNa Sita? sta!u deliberare v elint, [radi
J

oportcbit ( 1); se han de dar a pocos, o a quienes quieren de-


liberar sobre el estado de su vida.
Obrar de otra manera sería poner mayor carga de la que
:::e puede llevar (2), cosa contraria al E vangelio; y que
siempre ha resultado 'IOn Ú¡, CEdificatiol1cm. sed in. 1"ltillam, no
J

para edificación sino para ruina. Y no fuera menor error


tener de los Ejercicios una concepción estrecha, como de
puro ejercicio de penitencia por los pecados pasados, o de
un expediente, en fra se del mi smo Ignacio, upara llegar
hasta cierto grado de contentar il su ánima" (3) . Los Ejer-
cicios auténticos y completos de San Ignacio serán siempre
una forja divina de apóstoles a imagen y semejanza de .T e-
sucristo.
Ignacio había hallado la voluntad divina en la dispo-
sición de su vida y la había hallado por el conocimiento de la..
vida verd.adera que enseña Jesucristo en su s obras y en su
doctrina. J esús es la vida, e Ignacio, que amaba enamorada-
m ente a Jesús, amaba COn el mi smo enamoramiento la vida
de santidad que Jes ús enseña. T odas las gracias que a Dios
se pueden pedir en orden a la santidad, las había reducido
a una sola: conocer más a J es ús, para más amarle y más imi-
tarJe: y de tal manera había obtenido de Dios esta gracia, que
muy bien podía decir con el Apóstol: mihi v ivere C!lristus asto
mi vida es Jesucristo. Aquí se encierra toda la concepcion
cristiana de la vida, la santidad de los redirnjdos por
Jesucristo.
:M as, si bien 10 miramos, veremos que esto no es ni el
principio ni el fin. No es el principio: ah 'Ínitio 110n fuit sicJ las
cosas no salieron así de la omnipotencia de Dios ; no fué
éste el prim er ideal divino en la creación del mundo. Tampoco.
es el fin J porque ahí todo son medios, todo es ascética, arte
de trabajar en la santidad; por encima está la mística que
( 1) P. IV, cap. 9, n. 5.-(') Ejcre. esp., n. 19.-(3) lb., n. 19.
J. CASAND VAS .

conoce de un modo más al to el términ o de t odoJ el fin que


es el mis mo D ios. Oml/ io '¡les/m S IfJl t~ v os outem Christi,
C/tris/lIs OH/ cm D ei. Valiéndonos de una palab ra que moder-
name nte estiL de moda ent re la ge nte in telectual, podríamos
decir que S. Ignac io no alca n zal m la concepción t otal del
uni ve rso de la san tidad. Y es to qui so dárselo Dios dc una
manera in efa ble en las rev elaciones de lVIanresa, principal-
ln ente en aqu ella eximia ilus trn ción junto al rí o Cardoner.
A llí , iluminand o sobrenaturalmen te su in teligencia, mos-
tróle Dios cómo creó el mun do . cómo todo salió de El como
·d e principio, y cómo t odo retorn a a E l como a fin. Y diciendo
mundo se comprende todo : cri ntura s mat er ial es y espiri-
tua les, el ord en na tural y el orde n so brenatural ; el estad o
prime ro de g ra cia or iginal. y e l segundo de pecado. y el ter-
cer o de reparación , y el último y de fini tivo de la gloria con-
s umada. Y "ió cómo un mis mo id eal de sa ntidad sale de
D ios y corre por t odas las cri a turas y por todos los estados
1 1

y cómo todo va ord enado a ella. y có mo ella es lo único en


qu e se posan las divinas com placencias desde el principio
nI fin. San t idad es unir a sí la cr iatura racional y libre, di-
-vini za r la y por cl1a di vinizar e n cier ta manera todo el uni-
ve rso. E n esto estún enc erra da s t odas las ciencias, y se en-
lazan y a r moni zan la multi t uu de las crinturas que parecen
desliada s ; porqu c aq uí está lo que trasciende todas las
ciencia s y t odas las arm onías, que es el q/fid div iuu1lt. qu e
D ios ha dejado por donde qui e ra en las par t icipaciones y re-
f lej os de las di vinas perfecciones.
D os caminos v ió Ig nacio d e este idea l divino en el uni-
ve rso : el camino de la ve rda d y el camino del amor. El camino
de la ver dad llluestra el ser' de lag criaturas, su verdadero
v al or, sus relaciones ; y al principio y al fin de .este camino
encuentra a D ios, del cual nac e toda ley de ju sticia, que es
santidad . Y es to encierra el Principio y Funda men to ( 1) .
E l camino del amor muestra e n todo es te uni verso de cria-
turas una cosa s uperi or a su ser y su s relacion es, que es
el amor que Dios tiene a cada una de p or sí y a toda s junta-
m e nte. También aquÍ Dios lo es todo; es el p ri ncipio del
a mor. porque no encu entra el m otivo de amar en ning ul1;J.
criatu ra sino sólo en sí mi smo ; y es el término del m is mo
..amor , porqu e su última obra es darse a sí mis mo. Y esto en-
("ierra la Conte m plación para alcanzar amor (2).
T odos los comentaristas de los Ej ercicios hacen n otar
(1 ) Ejerc . esp., n. 25.-(2) lb .. n. 31 7.
TRANSFORMACIÓN ESPIRITUAL DE S. I GNACIO T7

que el Principio y Fu"ndamento y la Contemplación del amor


caen fuera del cuerpo de los Ejercicios, como preparación
y como corona. Si estos dos ejercicios fuesen fruto de la
eximia ilustración del Cardoner, y si ésta hubiese acaecido
cuando ya San Ignacio había hecho y escrito lo que el Padre
LaÍnez llama substancia de los Ejercicios, todo quedaría
perfectamente explicado. En todo caso estas dos grandes
síntesis tienen tanta luz, tanta armonía y tanta elevación, que
n o pueden menos de maravillarnos en un hombre sin cul-
tura, y nos admirarían con razón en un eminente sabio. Pero
si se atiende a que son fruto de una divina ilustración, que
al decir del mismo Ignacio, parecía l~ había mudado a él, o
que había transformada. las cosas, entonces todo parece muy
natural.
y realmente no podía excogitarse cosa mejor como in-
troducción y como coronamiento del gran li bro J que estas
dos contemplaciones. El Principio y .Fundamento enciende
el alma en amor del ideal divino de la santidad J y señala el
punto de equilibrio en que se ha de poner el espíritu siempre
que haya de tomar alguna determinación de la vida: y por
esto en materia de elecciones a cada momento lo repite
S. Ignacio en compendio. La Contemplación del amor en-
cuentra al alma perfectamente ordenada en la disposición de
la vida y de todas las cosas, y por lo mismo en disposición
~lptísima para ser abrasada en amor de Dios, y le muestra
además, hasta dónd e es p osible, el camino de la mística, por
si Dios la llama a una vida superior.
Con esto queda e..x plicado cómo hizo los Ejercicios S. Ig-
naci o, y la plena tr~n s fo rtnnció n que obraron en su espíritu
al paso qu e l os iba haciendo. La virtud e.."'Ctraordinaria que
en sí encierran para orientar y ordenar completamente al
hombre en ord en a la santidad, patentizóse sobreabudante-
mente en su mismo autor, y esta transformación admirable,
obrada en él, es la prueba mayor de la virtud divina que
está encerrada en el librito de S. Ignacio.
IGNACIO CASANOVAS.
Barcelona.
FLEXIBILIDAD
DE LOS EJERCICIOS DE S. IGNACIO DE LOYOLA
o

A la legua se ve adonde apuntan estas líneas. Hay al-


gunos en efecto, que ÍI1HIginan los Ejercicios como un mnhle.
¿ No oímos a cada paso que en este m olde reciben su forma
los jesuitas y por esto se parecen tanto unos a otros ?
Q ue son un molde los Ejercicios y que en él se fnnnan
los jesuitas, es verdad. Q ue éstos se parezcan entre sí tanto
como los angelot es de bronce , v . gr. vaciados en el mis mo
m o lde de escayola~ ya no es verdad.
Son, pues, los Ej ercicios un molde, pero no un molde
de acero inflexible o de escayo la quebradiza, sino un molde
fle...... ible, capaz de to mar y dar una variedad infinita de m o-
d elos distintos, tantos cuantos son ] 05 h ombres que se meten
en ellos, puest o que conserva ndo el molde su forma y figura
fundamental de Ejercicios de S. Ignacio, Se acomodan al
modo de ser particular de cada un o, como si hubi era una
es pecie de transacción entre e l m olde y el m oldeado, para
que cada uno cediese a lgo de lo suyo can el fin de tomar algo
de lo del otro.
y dejándonos de metá foras, enseña S. I g nacio en su libro
que Usegú n la disposición de las personas que quieren t omar
ejercicios espirituales, es a saber , según que tienen edad,
letras o ingenio, se han de aplicar los tales ejercicios" (1) .
y no sól o se acomodan los Ejercicios a los ejercitantes
"según que tienen edad, letras o ingenio", cualidades o con-
dicion es que no dependen de nuestra v oluntad; sino seg ún ff

que (los que hacen ejercicios) se qui sieren disponer, se debe


dar a cada un o l l aquello con que más se puede ayudar y
(l

aprovechar". (2) Y este ftquererse dis poner" ya depende de


nuestra propia voluntad. E sto sólo bastaría para mos t rar
la flexibilidad de los Ejercicios; pero hay más.
Ciertas personas dotadas d e las mej ores cualidades na-
(1) Pág. 242, anotaci ón 18. Citamos los Ejercicios según la edi-
ción hist6rico-crítica publicada en lHollfllllC'llta Histarica S oc ict alis lC'Sil
1919, Madrid, Apartado 106.- (:::) lb. P
FLEXIlll L¡DAD DE LOS E}BRCI CIOS 19
turales y provistas de excelente voluntad y deseosas por
gracia de Dios de aprovechar en espíritu, no pueden en
modo alguno dejar sus ocupaciones diarias, por que mañana
y tarde. un día tras otro tienen que estar clavadas en el
despacho o en la oficina, o en el taller, o tienen que ir casi
continuamente de ulla parte a otra en cumplimi en to de sus
deber es profe sionales. ¿ Se acomodan los ejercici os a est os
5eñores? L os acomodó y a el mismo S. Ignacio, el cual ex-
plica muy de pro pósito la m anera cómo tales personas pueden
hacer los Ejercicios ( 1) . N o les pide sino una hora y m edia
disponible cada día. Hace pocos años hicieron así los Ejer-
cicios en una ciudad del N a rte de Italia un os veinte y tantos
caballeros, los cuales después de estar todo el día ocupados
cada uno en sus prop ios quehaceres, reuníanse al atard ecer
en la Igle sia y un Padre jes uíta les daba los Ejercicios. Du-
raron éstos un os v cinte días ; y lo bueno es que la idea n o
salió del jesuíta, sino de un sacerd ote seglar qu e, haciendo
Jos Ej ercici os y ley endo el libro de ellos, Se encontró con la
instrucción corres pondiente que da S. Ignacio en la an o-
tación diez y nueve. ¿ N o muestra esto también la grande
flexibilidad del molde ?
Vamos adelant e; t omemos la manera más perfecta de
hacer los Ej ercicios propuesta por S. Ignacio en la anotación
vigésima. A quien tiene t odas las cualidades r equeridas para
ello y v oluntad de aprovecharse en t odo 10 posible, u dén_
H
sel e todos los ej er cicios dice e l Santo ''' p or la mis ma orden
,

que proceden (2).


11

A hora bien , el orden del libro de los Ejercicios ¿ es un


orden inflexible que no deja al ejercitante ninguna libertad
de movimientq ? Las palabras de S. Ignacio últimamente ci-
tadas van dirigidas al que da los Ejercicios. Si pues el orden
de cHos es una cosa inmutabl e, el primero que queda atado
es el director, el ej ercitante solamente en segundo lugar.
P ero nada más lej os, no sólo del espíritu, pero aun de la
letra de los Ejercicios. Veámoslo: comencemos por la du-
ración: " P oco más o menos se acabarán en treinta días"
(3). Desde el momento que dice poco más o m ellOS, ya se
ve no ser cosa fija. Y ese poco más o menos del t otal , es con-
secuencia necesaria de la duración de las pa.ctes ~e son
cuatro, cada una de las cuales también pue e -d\irn ~:más
o menos. J-iA
(1 ) P ág. 244,
anotaci ón .VI.
anotación 19.- ( 2) Pág. f[;,tlé'ali9
PAltDf:!1'rlIE
""'ii)"""'<
-.!lSv
~
20 A. CODINA

y ¿ de qué o de quién depende esta variación? Tres causas


señala S. Ignacio en la anotación cuarta, y las tres SOn
de parte del ejercitante: primera, unos son más tardos que
otros en obtener el fruto espiritual que desean ; el Santo
pone ejemplo en la primera semana cuyo fruto principali-
simo es contrición, dolor, lágrimas de los · pecados. Segunda
causa, unos son más diligentes que otros; aquí no pone
ejemplos San Ignacio, y sin necesidad de ellos Se comprende
que el más diligente llegue antes al término. La terce ra causa
de variación es que unos Son más agitados o probados por
diversos espírit us, agitación o prueba que puede retardar o
apresurar el paso (1 ).
y ¿ quién ha de avisar que se ha obtenido ya el fruto
detie~do, el director o el ejercitante? Esto n o lo dice S. Ig-
nacio en los Ejercicios, ni pondríamos nosotros aquí la
pregunta (po rque la respuesta es excesivamente sencilla) si
no fuera porque algunos de tal manera exageran la actividad
del director y la pasividad del ejercitante, que sin pestañear
dirán que esa d eterminación debe de ser de la excl usiva in-
cumbencia del director, puesto caso que el diri g ido no ha
de te ner iniciatiya alguna pr opia. Pues precisamente eso no
10 dicen los Ejercicios en ninguna parte, ni se sigue de
ningún principio o práctica de S. Ignacio. Lo que dicta el
sentido com11n. y esto sup one el Santo, es que el fun damento
para la tal determinación lo dará el mismo ejercitante.
pu esto que él es quien ha de hallar lo que desea, y la misma
(ieterminación se toma rá de común acuerdo entre el director
y el dirigido, puesto que los d os han de intervenir) el uno
para dar y el ot ro para hacer los Ejercicios. En dos ocasiones
al mellOS pone S . Ig nacio en manos del ejercitante el alargar
o acortar los Ejercicios. En el "libro se da materia de con-
templar en la segunda semana para doce días, y luego nota
el Santo que en las contemplaciones desta segunda semana,
It

según que cad;. uno 'luiere poner tiempo o según que se


aprovechare puede prolongar o abreviar" (~) e tc. A sí mis mo
fl quien más se quiere alargar en la Pasión ha de tomar en
cada contemplación menos misterios" y u por el contaría,
qui en qusiere má s abrev iar en la Pasi6n t ome más mis-
11

terios cada vez (3) . Si bien es verdad que ta mbién el sentido


común dictará al ejercitante qu e I/ emo jl/dl,,'x i/1 CGIl ,m propria ,
y por consiguiente n o querrá él solo resolver en última ins-
tancia lo que c onvendrá hacer.
( 1) Pág. 226, Ib.-(2) Pág. 366.-(3) OP. 408-410.
FLEXIllILIDAD DE LOS EJE RCICIOS 21

Tenemos pues qu e segú n el t exto de S an Ignacio pod rú


haber una notable vari edad en ]a duración del t iempo t otal
de los Ejercicios y en la de cada uno de su s cuatro períodos
c; semanas , y que esta duración dependerá en gran parte del
ejercitante. Otra pru eba manifiesta de la flexibilidad de los
Ej ercicios.
Cuanto al número de meditac iones diarias, si hacemos los
Ej ercicios del mejor modo propuesto por San I gnacio, serán
ordinariamen te cinco meditaciones, en cada una de las cuales
h ay qu e emplear un a h ora entera. ¿ Son los Ejercicios infle-
xibles en esta parte? Desde luego el J ía que se medita de l
R ei no de Cristo "este ejercicio se hará dos veces a l día, es a
saber, a la mañana en levantándose y a una h ora antes de
comer o de cenar (1) Y para el día del Rein o ue Cristo
Jl

no señala el libro de los E jercicios otra meditación alguna.


Además "alg u nas veces ap rovecha" el hacer solo cua-
tro ejercicios en los tres primeros días de la segunda se-
mana (2) . En la tercera l/según la edad, disposición y
temperatura ay uda a la persona que se ejercita, h ará cada
día los cinco ejercicios o menos" (3) y en la cuarta sema-
na tlcomúnmentc .. . es mús conveniente que en las otras
tres pasadas hacer cuatro ejercicios y no cinco" (4) .
D onde no se muestra flexi ble San Ignacio es en acortar la
h ora de meditación; pero esto no es por inflexibilidad del
sistema l sino porque el enemigo o sea el demonioH no poco
suele procurar de h ace r acortar la hora l l (5) . De modo
qu e 10 que quiere el Santo es que sea uno constante en el
propósito; y como supone que el ejercitante t iene el p ropó-
sito de hacer una h ora entera de meditación, y el demonio
em peño en hacérsela acortar, nos previene para que perseve-
remos cons ta ntes hasta 'el fin. Según esto si a lguna person a
11 0 p udiese por cualquier motivo razonable te ner una hora
de meditación, no sería contrario al espíritu de San Ignacio
t omar media hora, pero eso sÍ, habría de ser de t reinta
minutos.
y en el modo de hacer la medi tación ¿ no 10 prescribe
San Ignacio paso p or paso, a lo militar, poco menos que
a t oque de corneta? Si fue se esto así estarían las meclita-
cion eo!: d el libro de los Ej ercicios excesivamente ma l hechas;
porque el texto de las m .."ts largas se despacha en cinco mi-
nutos ; y sin embargo la medi tación ha de durar una hora;
( 1) Pág. 320.- (2) Pág. 344.-(3) Pág. 402. - (4) Pág. 4"2.
(S) Pág. 324. a notación' I~.
22 A. CODlNA

¿ qué hará el ejercitante los cincuenta. y cinco minutos que


110 oye el cornetín? Más, San Ignacio cuando daba ejerci-
cios, (l' creemos que él cntcndía algo del oficio) visitaba
al ejercitante ordinariarncntl! una sola vez al día; y ejer-
citantes tuvo a quienes visitaba, para dirigirlos, tres enue
tres días ( 1) . ¿ Era eso prescribir al ejercitante todos y cada
un o de sus movimientos particulares, como un sargento
a su s reclutas?
Pero tal vez cstún las cosas tan particularmente de-
terminadas en los Elercicios que sin más indicaciones que
las dadas la primera vez, queda ya atado el ejercitante a
una plantilla in variable. Porque primero ponerse en la pre-
sencia de Dios, segundo oración preparatoria, tercero com-
p osición de lugar, cuarto petición, quinto etc., etc. ¿ N o es
esto atar la santa libertad del espíritu?
Cuidado con dejarnos impresionar por aparentes difi-
cultades. Hermann Mü Uer cuenta también en los Ej erci-
cios tres maneras de orar, tres grados de humildad , cua-
tr o reglas para hacer una buen a e lección etc., etc.; y añade,
dándose aires de mucha seriedad e imparcialidad: HD ios me
libre de comparaciones pueriles; pero eSe excesivo y fatí-
dico contar de las cosas , está t omado de los rituales mu-
sulmanes do nde encuentro cu ;:¡,tro grados de amor divino,
cuatro medios p;:¡,ra producir la absorción del hombre con
lJ
D ios (2) etc., etc. Y no cae en la cuenta de que con este
sistema puéden se poner en ridículo cosas tan santas como
el catecismo de la doctrina cristiana, donde hallamos que
los mandamien tos de la ley de Dios son diez, los sacra-
mentos siete, las virtudes teologales tres •. las cardinales
cuatro etc., e tc.
¿ Q ué significa pues aquello de señalar los pasos de la
meditación c on primero, segund o. tercero, etc.? Significa
que de algún modo hay que comenzar, y que quien quiere
aprender a o rar ordinariamente se ha d ~ humillar a aprender
de otro hOlllhre que sabe más que él, como debe hacer
cualquer hij o de vecino cuando ha de aprender algo que no
sabe. Y Dios nues tro Señor, que gobierna e instruye a un os
(1) Pág. 790, en el Directorio de los Ejercicios dictado por S. Ig-
nacio al P. V ic toria.-(2) Lc's Origil/es de fe Campagll;e de lé.'iIIJ, París,
189B, p. 95. Entre otras estupendas afi rmaciones de es te a ut Or una es qUe
Laínez revisó la Vida de S. Ignacio escrita por el P. R ibad cneira (pág.
30, nota ). Rioaclcn eira escri bi ó la Vida de S . Ig nacio por orden de
San Francisco de Borja, el cual sucedió en el oficio de general a
Laínez, muerto en 1565. (M oll1l1llcnta Historica Socielatis l eslf, Ep. P.
N adal ffl,48g.)
FLEXIBILIDAD DE LOS EJERCICIOS 23
hombres por medio de otros, s uele premiar aquel1a humildad
ayudando al que se ayuda.
Por otra parte ¿ qué cosa más puesta en razón que al ir
ti. la meditación, renovar la fe en la presencia de Dios en
todas partes y hacerle una reverencia o humillación? Pues
no es otra cosa aquel ponerse en la presencia de Dios. ¿ Y
luego pedir gracia y todo lo demás que Se sigue? El resul-
tado de esto, si se hace como 10 enseña San Ignacio, 110 es
,,<!tar la santa libertad de los hijos de Dios, sino recoger to-
das las potencias y sentidos, o mejor dicho todo el hombre,
para que solo se ocupe en el negocio en que entonces tiene
que ocuparse, o sea en tratar con Dios.
y si esto no es atar, sino dirigir la actividad humana
¿cuánto menos será atar la acción del Espíritu Santo ? Dí-
game usted por su vida, si t!l Espíritu Santo quiere obrar
en un alma por sí mismo ¿ hallará impedimento alguno en
"las diligencias que ponga esa buena alma en prepararse y
-disponerse para tratar con El? Q ue esto hace quien sigue
la s instrucciones de los Ejercicios de San Ignacio.
P or 10 demás expresamente advierte el Santo que en el
punto en el cual el ejercitante hallare lo que quiere, ahí
se rep ose sin tener ansia de pasar adelante hasta que se
'satisfaga ( 1). D onde evidentemente lo que desea el ejerci-
tante es el pasto espiritual del alma, que será una contri-
ción de sus pecados más crecida, un conocimiento de las
cosas de la fe más claro, una esperanza de los bienes eter-
nos más viva, una caridad o amor de Dios más intenso,
un trato con Jesucri sto más íntimo, etc., etc. Y cuando
,dice aquí San Ignacio en el punto en el cual hallare lo
H

que quiero", no entiende únicamente los que solemos lla-


"mar puntos de la meditación, pues no habla el Santo aquí
de tales puntos, sino que entiende cualquier punto de tiem-
po desde que he comenzado el ejercicio, de manera que si
al ponerme en la presencia de Dios v , gr., me diere el Señor
.a lguna luz o senti mien to especial sobre esta verdad de la
fe; me detendré, siguiendo las instrucciones de los Ejerci-
cios, en esto, hasta que me satisfaga, es decir hasta que '
aquella verdad o sentimiento me haya penetrado bien aden-
·tro del espíritu, y no me preocuparé de pasar adelante, has-
ta que se haya agotado, digámoslo así, la corriente de aque-
lla devoción. Y si en esto se me acaba la hora o tiempo
.!;cii alado para meditar o contemplar, no me habré ~partado
( r) Pág. 302, adición 4,n
A. CODINA

en lo más ml11JmO de la manera de orar que los Ejercicios


de San Ignacio enseñan.
Con esto estamos ya lej os de los moldes de acero o es-
cayola. Y sin embargo estamos en la manera más perfecta
de practicar 105 Ej ercicios de San Ignacio.
Q ue si los considerásemos en las múltiples adaptaciones,
que sin asomo de duda pueden y deben hacerse conforme
a la doctrina de la an otación diez y ocho al principio citada,
la fl exibilidad del método de San Ignacio n o tiene límites (1 ) .
Pero bas ta por ahora lo dicho para que quede bien claro
y a sentarlo, que lo del lech o de Procusto o camisa de
fuerza, com o dieron algunos en llamar los Ejercicios de
San Ignacio, no es sino ignorancia del entendimiento o ma-
licia de la voluntad o la s dos cosas a la vez.
L os Ejercicios de San Ignacio acomodándose a las fuer-
zns nnturales de cada un o, y dirigiéndolas para que sean
dócil instrumento de la gracia de Dios, se parecen a las
demás obras de la Sabiduría divina, la cual alcanza de fin
a fin con fortaleza y 10 dispone todo con suavidad.
ARTURO CODINA.
Madrid.

( 1) En la Collectioll de la Biuliofhcqlf ~ drs E:rcrciccs dc Sajul Jg-


nace publicó e l P. Enriquc Watrigo nf. S. J. el afio pasado, 1924, p or
Enero el cuaderno ilúmcro 85, L' Ada/Jlu/io" des Excrciccs spirifllcls de!
Saillt fgn aee, de donde con buenos arg umen tos prueba la leg itimidad
y necesidad de es ta adaptació n. El núm ero 88 d e la misma CEE, Ju-
lio 1924. trata de Les E.1'cr cices spirifu cls pO llr l e ch-l'[Jé. Ulilifé et adap-
tatiou ; el número 89, Octubre 1924, L es E .vcJ'ciccs spirifucls pour les /¡Olll-
11Ii.'S d' af/aircs. U lilit l: et adapflltioll.
TECNICISMOS EXPLANADOS
--~

Quien haya leído atentamente el librito de los Ejercicios


con el intento de conocer con toda exactitud el pensamiento
de S. Ignacio, mús de una vez habrá tropezado con pasajes J

donde no es fácil preci sar a punto fij o lo que el Santo quiso


decir.
Nace unas veces esta dificultad de la fraseología anti-
cuada (l), o del es til o parti cular (2) que emplea S. Ignacio,
que hacen 11 0 sea tan tran sparente el sentido de la f rase.
O tras veces la dificultad está en la concentración del pen-
( Jj Ej em plo de fraseología anticuada lo tenemos en la defi-
nición de con solación. "Llamo conso lación es piritual... A simi smo cuan-
do lanza lágrimas m oti vas a a m or de s u Scit or". ( Ejercicios esp irituales
Bilbao, 19 ~:Z, n. 558) . Motivas a amor tiene se ntid o activo y equival e
a lágrimas que mueve n a amor, es decir, ligrimas que dejan po r
efec to en el alma amor d e Dios. No so n corri entes hoy día en
caste llano cons trucciones como esta, en quc a adjet ivos v erbales en
sc ntido activo se les de, el rt! gimen d el verbo. T enemos s i formas d el
mismo t ipo como instructivo, activo, aflictivo, pe ro no se les aplica
d e ordi nario régimen alguno. Por es to no es raro ver interpretada la
fra se del Santo motivas a amor como s i dijera, movidas del amor, o
fruto del amor; que es el pe n samiento 0lJUesto. La cau sa d e estas
lágrimas se s eflah a cont inuación: "agora sea, dice, p or el d olor de
los pecados , o d e la Pasi ó n de Cri s to nuestro Seño r, o de o tras casas
derechamente ordenadas en su servicio y alabanza" (lb.)
Ente nd ido así el p asaj e., dos seÍla les nos da S a n Ignacio para
tli s cernir cu á ndo la s lágrimas so u o no ve rdad era co nsolació n es-
piritual : la causa que la s oca siona, y el efecto que dejan en el alma.
5011, pues, lágrimas de verdadera conso lación las que nacen del
dolor d e los pecados , o de In. con sideraci ó n de la Pasión, o de
otras cosa s d erechamente ordenad as en se r vicio y alabanza divina,
y dejan por re sultado en el alma el amo r de Dios. Al contrario
hay que sospechar de las lág rimas m otivadas por otras con s id era-
ciones naturales o profanas , o ll eva n a l a lma a sati sfacció n p ropia,
p r es unci ó n u o tros efectos men os sa ntos y onl en auos .
(2) Entre las particularidau es de l estil o d e Sa n I g naci o la más
socorrida y de uso con stante e n tod os sus escritos, es el empl eo
d el gerundi o para enlazar dos propo s,iciones co o rdinada s ~ d onde
la con strucci ó n normal r eclama el verh o en m odo indicativo o s ub-
juntivo con una conjunció n coordinativa, o si n conjunci ón alg una.
¡ Cuánto s pasajes de San Ignacio quedan aclarad os con sola esta
s ustituci ón! Sea eje mp lo la conclu sión tan sabida d el Principio y
Fundame nto : solamente deseando y el ig ie ndo lo que mÍls no s con-
duce para el fin q ue somo s cr eados (lb. n. 25 ) . Pongamos fr ente
J. CALVERAS

samiento, cuando el autor encierra en una expresión corta


y de sentido claro un conjunto de idea s que en su mente
existían bien definidas y relacionadas. Enton ces la expresión
viene a ser una fórmula sintética, cuyo alcance veía muy
bien S. Ignacio siempre que la empleaba, pero que nos-
o tros n o podemos relmcer en nuestro p ensamiento con solo
oírla, sin o que necesitamos pa ra ello ir buscando los ele-
mentos que acá y allá van saliendo en el desar rollo de los
Ejercicios, hasta llegar a reunir todos los que integran ]a
síntesis expresada en la fórmula de S. Ignacio. Estas frases
con centradas o fórmulas sintéticas que son frecuentes en el
librito de los Ejercicios bien pudieran llamarse tecnicismos
al t exto de tod o el período, ta l como lo t rae S:m I gnacio, el mi smo
período enmendado conforme a esta obs ervación .
•, Por lo cual es m enester ha- Por 10 cual es m enester hacer-
cernos indiferentes a todas las n :lS ind iferent es a toda s las co-
cosas criadas, en t odo lo que es sas criada s e n todo lo qu e es con-
concedido a la lib crtau dc nues- cedido a la libertad de nuestro
trO libre albcdrio y no le esta libre alb edrío y no le está pr o hi~
pro hi bido; en tal manera que no hido ; en tal manera a) que no
queramos de nuestra part e más
salud que en iermedad, riqueza queramos de nuest ra parte más
que pobreza, honor que desho- salud que enfermedad, ri queza
no r, vida larga que corta r por que pohreza, ha ll a r que desho-
consig ui ente en todo lo demás; nor, vi da Iargn que corta, y por
solamente deseando y eligiendo consig ui ent e en t od o 10 demás ¡
lo que m ás nos conduce para el b) sino solamente deseemos y
fin qu e somos criados". elijamos lo que más nos conduce
(lb ., n. 25.) pa ra el fin que somos creados.
Sustituído el gerundio como aqu í y en otros muchos pasajes
hace la Versio prima, probablemente de mano del mi smo San Ig na-
cio (Mon. Hist., E:tercitia et directoria, p. ::!s:! ¡ dr. p. l Úa ) , el esta-
do de indifer~ncia a que según el Santo hemo s d e lleg ar qu cc.la de-
finido con admirable precis i6n. Primero se nos señala el campo;
tod o 10 que -cs concedido a la lib ertad de nuestro libre albedrío y
n o le es tá prohibido; en lo demás, mandado o prohIbido, sea bajo
pena de pecado mortal o solo de pecado venial, no cabe indiferen-
cia , sin o inclinación positiva si se ha de hacer, o aborrecimiento
s i se ha de evitar : y cuanto m ás de esto ha.ya en el ánimo, más
fácil y seguramente se cumplirá. con ' 10 uno y con lo otro. Despucs
se ñala San I g nacio los dos elementos sujetivos que constituyen en
el alma e l estado de ind ifer encia; uno positivo y es el má s importan-
te, a saber, el deseo de lo m ejor, que si es eficaz nos lleva a elegirlo
de hecho ¡ otro negativo, el de no ten er inclinaci ón de nuestra parte
a un extremo o a ot ro antes d e conocer que seria mejor. Por donde
el estado de indiferencia c.-.:igido por San I gnacio ante s d e elegir
no requiere es tar indiferente al fin. ni al m euio m ejor tomado eu
general ¡ sino únicamente respecto de uno u o tro medio en concre-
to , antes de saber cual será el mejor, o independientemente del fin.
TECNICISM OS EXl'LAN1\DOS

de S. Ignacio. Q uien lograse desarrolla rlos t odos recons-


truyendo todas las sín tesis de conceptos que en el pen-
samiento de S. Ignacio existían, lograría un perfect o cono-
cimiento del pensamiento del Santo en punto a Ejercicios,
)', por lo mi smo, llegaría a una inteligencia completa de
los mi smos.
Algo de esto va mos a inten tar, llegando hasta do nde
nos descubriere el estud io comparado del texto mismo y de
los dcmás escritos de. S . Ignacio, ay udado con la luz que
cl mismo San to, in stantemente rogado, nos quiera comunicar.

l.-Quitar de sf todas las afecciones desordenadas

1. DIVISION DE LA MATERIA.-Ya en la primera


anotación, en la defin ición un tanto complicada de los
Ejercicios, nos encontra mos con un tecnicismo de alcance
extraordinario . (( T odo modo de preparar y di sponer el ánima
para quitar de sí todas las afecciones desordenadas."
Q uitar de sí todas la s afecciones desord enadas ¿ cómo lo
entendía S. Ignacio? Sin duda que llegaremos de cerca a
descubrir todo su pensamiento, si dilucidamos las siguientes
p reguntas:
L a. ¿ Q ué entendía S. Ignacio por afección, y cuáles tenía
por desordenadas?
2.::1 ¿ Q ué exige en sentir del Santo, quitar de sí todas
las afecciones desordenadas?
3. n ¿ Cómo los Ej ercicios preparan y disponen el ánima
a quitarlas todas?
4.a. Lograr este objeto, ¿ qué importancia tiene y qué
lugar ocupa en el frut o general de los Ejercicios?

§ l. AFECCIÓN.

2. DEFINICION DE S. IGNACIO.-Qué entendía en


concreto, por afección S. Ignacio, nos lo descubren dos pa-
sajes paralelos de los Ej ercicios : el segundo modo de hacer
buena elección en tiempo t ranq uil o, regla 1.::1 j Y t!11 el mi·
nisterio de distribuir limosnas, las reglas L a. y S.EL En este
segundo S. Ignacio 11 0 hace sino apli car el modo ge neral de
e legir al caso concreto de repartir limosnas, pero usa de fra-
seología más compl eta y por es to empezaremos por aquí.
]. CALVE R AS

Si rec ogem os los sin ónimos que emplea, ve rem os q ue es


lo mis m o en s u scntir en la regla S.l!. ( 1), t encr afección con
algunas personas, ·que estar aficionado a ellas, y qu e antes de
q uitar del to d o b. desordenada afección, no se deb e dar la
limos na. Y en la regla primera (2) dice q ue cuando estoy
aficionado a parientes y les quiero dar limosna, debo mirar
s i aquelamoI'" que me mueve y m e hace dar la limos na, des-
ciende de arriba: y que sienta prim ero en mí que el amor
más o menos [may or o m enor] que tengo a tales personas,
es por Dios.
Con' es to ya podem os formular una definición precisa con
las m is mas palabras de S. Ignacio. " T e ner afecció n con un a
persona, o estarle aficionad o, con siste enl tenerle amor m ás o
menos [mayo r o menorl . y es te amo r, puesto en el caso de
dis tri buir lim osnas, me mueve y me hace dar la limosna a
aque lla person a antes que a otra.
y e n forma toclada más abstracta. La afección o afición
a una persona es el amor mayor o menor que Se le tiene, el
cual mueve y h ace que se la favorezca.
En el lugar corres pondiente del 2 . U modo de elegir, habla
S . Ignacio, n o de una perso na, s in o de un objeto, sobre que
se v a a hacer elección, pero usa de las mis mas palabras (3) ~
Recogiénd olas podem os fo rmular una definició n idéntica:
Tener afección a una cosa, es tener amor más o menos [ma-
yo r O m cnor] a ella, el cual mueve y hace elegir la tal cos a~
D e donde afección a ulla cosa, es el amo r más o menos que
un o la tiene y que mueve y hace elegida. E s verdad que en
( 1) "La quinta: cuando alguna perso na se sie nte inclinada y
aHicionada a algunas perso nas, a las cua les quiere di stribuir, se d e-
te nga y rumine bien la s cuatro reglas s olJrcdichas, examinando y
probando s u affccción con ell as y na dé la limosna, has ta que conforme
a e ll as s u desord enada affecció n Lenga en t odo quitada y lanzada."
(Ejerc. espiro n. s8--l.)
(2 ) " La pr imera: si yo hago la dis tribuci ó n a parientes, o
ami gos, o a pers ona s a quienes estoy aficionado , tend ré cua tro co·
sas que mirar d e las cuales se ha hablado en par te en la materia de
elección. L a primera es qu e aquel amor que me mueve y me h acer dar
la limosna, desc ienda d e arr iba, tl cl amor dc D ios nuest ro Sc í"ior;
d e for ma qu e sie n ta prim ero en mí que aquel amor más o menos,
(IUe tengo a. la.s tales perso nas, C !i por D ios, y que en la ca usa por-
que m ás la s amo reluzca Dio s " ( lh ., n. 580.)
(J) "La primera es que aquel amor que me mueve y me hace
elegir la tal cosa, des ci enda de arriba del a mo r de Dios, de forma
qu e el que eli ge sienta primero en s í que aquel amOr más o menos
qu e tiene. a la cos a que. eli ge, es solo por su Criador y Señ or " (lb.,
n. 250.)
TECNICIS~IOS EXPLANADOS

e ste lugar no se hace mención explíci ta de afección ni afición;


p ero que se trata de ella, se deduce del lugar paral elo.
Analicemos ahora la definición de S. Ignacio, precisando
bien los elementos que en ella incluye y deslindándolos de los
conceptos afines, que el mismo Santo toca en los lugares
d onde habla de la afección explícitamente o de materia con
ella relacionada.
3. ELEMENTOS QUE ENCIERRA.-D os elementos
incluye San Ignacio en la definición de afección, que de su s
palabras acabamos de formular. El uno es primordial y bás ico,
el amor mismo a la persona o cosa. El otro es secundario y
que brota espontáneamente del primero, cuando viene a
tocarse la persona o cosa que son objetos de nu estra afección;
y es la moción que impulsa la voluntad a elegir o resolverse
en favor de la persona, o a querer alcanzar la cosa , o a que-
darse con ella.
El amor se t oma aquí no por un afecto pasajero, sin o
p or un estado afectivo: el amor que se tiene a la cosa, estar
aficionado a una persona, son las expresiones del Santo, E s
el apegamiento del corazón, que nace escondidamente y
muchas veces, sin darn os nosotros cuenta, a11í donde hemos
experimentado gusto , bienestar, satisfacción , o hacia los
medios que nos los han proporciona do, y a veces ta mbién
d onde es tamos persuad idos que los vamos a encontrar. Q ue
esta es la condición de nuestro corazón; necesitar de sa-
tisfacci ones de algún ord en , sea el que sea , que le lla men , y
n o poderse pasar por mucho tiem po sin ellas; y por est o ~
p ega enseguida aJli doncle las encuentra, o por donde las ob-
tiene, o donde las espera haber.
La afección cuando ha prendido en el corazó n pronto
ejerce su influj o sobre la m emori a , imag inación y enten-
dimiento. El objeto o pers ona que nos tiene cau t ivos vié-
n ese frecuen temente al pensami ento)' lo revolvemos muchas
'Veces interiormente con satisfa cción; y no ve mos de él sino
el lado favorable y 10 tenemos por 10 mej or. En cambio, nos
engañamos para no ve r las ridiculeces e incon secuencias y
aun peligros, que de obrar confo r me a nuestra afección se
sig uen, al par que se rebelan a ojos vi stas de todos i aun qll!'
)~~ ceg uera no es tan com pleta qu e alguna v ez n o t eng amos
algún resquem or de n o proceder rectamente, pero no que-
rC!TI DS ate nd er halag ados por la ilu s ión.
O tra mani festación de la afección oculta, SO n l os impul sos
y deseos apremiantes que, presentándose la ocasión , se le-
"untan en el alma para p r ocurarn os el obj eto acariciado, o
30 J. CALVERAS

fav orecer il la persona a que es tamos aficionados ; los cuales


azuzan el entendimiento para discurrir mil maneras de 10-
grarlo J y hacen presión a la voluntad para que se determine
a tomarl os y o brar con fo rme a los intereses de la afección .
y si la contingencia se presenta de perder o dejar el obj eto
querid o, o co n trariar a la perso na amada, parej os a esta so-
licitud andan los temores y turbación interior¡ al solo pen-
s amiento de que podem os vern os sin él, o m olestar y per-
judicar al amado : y también la vo luntad siente la presión de
la dificultad o repugnancia que la retraen de desprenderse
ti o brar en disfavor.
y es así verdad, que quien esté aficionado a una persona"
(i tenga afecció n por un o bjeto, puesto en contingencia de

tomar resolución sobre puntos relacio nados con ellos, no


p odrá m enos d e experimentar inquietud y preocupación ( 1) ,
y de sen tirse i mpcIido, sea con atractivos fuerte s, o impulsos
interi ores, o deseos vivos a d!.!terminarse por el lauo favo-
rabIe; y s i la c ontingencia es de perder la cosa, o separarse
de la persona, o renunciar a aquello que la favorec e: a su
v ez sentirfl r e traída fuertemente su voluntad por la dificultad
y grande repug nancia. ¿ Quién no ve cómo esta solicitud puede
hacer t o rcer la recta apreciación del entendimiento, y desviar
fá cilmente la v oluntad de elegir no conforme a lo que con-
s iderando las cosa s tranquila y des apasionadamente sería
le mej or, s ino conforme a los apremios que ah ora siente na-
cidos de su afección?
Con mucha raz ón, pues, incluye S. Ignacio en el co ncepto
de afección el segundo elemento, y la define, el amor que
tengo y que me mueve y hace elegir. o dar la limosna: pues
t oda la d octrina de las a fecciones la ordena a asegurar una
elección pura y simple, es decir, tomada sólo por motivos
del servicio di vino.
En cuanto a la terminología de S. Ignacio, t ocante a
es tos dos e]etnento s ~ cuando los contrapone uno a otro, como
10 hace en la 111cditación de tres binarios de hombres, llama al
primero, o apego elel corazón, el afecto que a la cosa adquisita
tiener:. y cada binario quiere quitar, y al segundo, o moción
a conservar la cosa, llámalo afección o afecto a tener la cosa
misma, del cual sólo el tercer binario se llega a desposeer (2).
( 1) E sta e s aquella gravedad e impedimento para hallar en
p~z a Dios nuestro Señor, que encuentran en la afección de la
cosa adquisita, los tres binarios de: hombrea, que han adquirido
10.000 ducados no pura o debidamente por amor de Dios (lb. nú-
mero 203. )
(2) lb .. nn . .20$. 208, 210.
TECNICI S!l10S EXPLANA DOS

N atemos por fin que en la afección puede haber grados:


el amor más o menos esto es, mayo r o menor, que a la p er-
.sa na o la cosa t engo, dice S. Ignacio. Y es así, que con la
primera impresión fa vo rable , o ag radable nace una t enue
propen sión del corazón, un hilito que le ata, apenas percep-
tible al principio, pero qu e des pués puede ir creciendo hasta
convertirse en fu erte apegamiento a manera de resist en te
maroma o cadena irrom pibl e, si con el trato o u so frecuente
se multiplican las impresiones sati sfact orias.
4. AFECCION EN CONTRA.-Como nos afectamos
en favor, también cobramos a fección en contra, es decir, co-
bramos aversión a personas y aborrecimiento de cosas, cuan-
do en vez de gusto , bienestar. o sat isfacción, n os han hecho
sentir dolor, molestia, t r ist eza. o a ellas nos han llevado,
o tememos vivam ente n o 110 5 las acarreen. También aqui
hay grados , desde el simple desví o Que se sigue a una im-
presión desfa vo rable O molesta, hasta la. aversión completa
y aborrecimiento, que sup one un estado arra igado del cora-
zó n indispuesto contra la persona °
la cosa.
y también aquí la afección latente en el cora zó n, se ma-
nifies ta por efectos semejantes, pe ro con tendencia contra-
ria: obra sobre la memoria, imag inación y ent endimiento,
para que solo atiendan al lado desfavorable; levanta de-
sa zó n, impaciencia, turbación; hace arbitrar medios de re-
huir el trato y el contacto ~ y sobre t odo hace presión sobre
!a voluntad a la hora de resolvcrsc con ganas e impulsos
1

de ir al extremo opuesto, o con dificultad y repugnancia,


para no fa vorecer o tomar 10 que es obj eto directo de la
:tí ección adversa.
Del primer elemento o aborrecimiento, nos habla San
Ignacio en los coloquios de la primera semana, donde nos
hace pedir gracia para llegar al aborrecimiento de mi s pe-
cados, del desorden de mis op eraci ones y del mundo ( 1) .
Del segundo el emento a repugnancia, nos habla en la
Ilota que se sigue a los binarios (2) . E s el ca so de quien
siente diti.cultad en abrazarse con la pobreza actual, y por
lo mismo no se siente indiferente a pobreza o riqueza. E sta
dificultad que es el elemento impul sivo en contra de la
pobreza J puede nacer de dos afecciones latentes en el co-
razón. Puede venir de la afección a las riquezas, de donde
nace el afecto a quedarse con ellas, y por lo mis mo, a rehu-
sar la pobreza; y puede nacer de la mis ma aversión a la
pobreza, es decir, de afección positiva contra eIJa, por ha-
(1) (lb., n. 86).-(2) (lb. , n. 210.)
J. CALVERAS

berse experirnentado, O temerse s us molestias, y entonces


el elemento secundario, que de aquí se deriva, es de repul-
sión O repugnancia directa contra la misma pobreza. Ambos
elementos t oca San Ignacio en la nota dicha, y ambos los
llama afecto desordenado. He aquí sus palabras. "Es de
Dotar que cuando nosotros sentimos afecto, o repugnancia
cont:ra la pobreza actual, cuando no somos indiferentes a
pobreza o riqueza, mucho aprovecha para extinguir el tal
afecto desordenado, etc. " ( 1) . T odas estas e.xpresiones se
refieren al elemento secundario o im'pulsivo, que aquí r e-
trae ele la pobreza, y es paralelo a la afección a t ener la
cosa adquisita. de que nos ha hablado ::l.ntes ( n. 3.)
5 VOLUNTAD DE QUITAR LA AFECCION.-Es
muy importante para entender la táctica y aún toda la
terminología de San Ignacio en esta materia, reparar en
los estados de la voluntad libre y electiva en presencia de
la a fe cción_
Al darse cuenta el hombre de que su coraZÓn es presa
de una afecció n y que de rete nerla podrían resultar incon-
v enientes y aun pelig ros para su alma, puede sentir deseos
que le impulsen a lanz~rla de sÍ, y asentir a ellos queriendo
auitarla.
Pero la afección no está bajo el dominio inmediato de
la voluntad. de modo Que baste solo Quererlo para que
desaparezca de l corazó n. Para llegar aquí es menester p or
una parte acudir a Dios con fenrorosa oración, y por otra.
moverse en co ntra, poniendo t odas sus fuerzas para venir
a la dis posición contraria (An ot. 16), por medio de ejer-
cicios es pirituales que preparen el alma a la acción de la
gracia.; y esto requiere es fu erz os y aun sacrifici os.
A hora bicn~ ante esta dificultad. puede muy bien suceder
que los deseos concebidos y voluntad consiguiente de qui-
ta r la afección se estanquen, porque eran débiles y más
q ue voluntad decidida eran veleidades. Este es el caso del
primer binario; querría, dice San Ignacio, quitar el afecto
que a la cosa acquisita tiene, pero no pone los medios hasta
la hora de la muerte, es decir, no da un paso para lograrlo
(2) . L os otros dos binarios quieren quitar el afecto que a
la cosa tienen y quieren seriamente y por esto p onen los me-
dos, aunque diferentemente di spuestos como v am os a
v er (3) .
6. VOLUNTAD DE TENER LA COSA.-Ant e los de-
seos espontáneos e impulsos que ' se sienten y hacen pre-
( I) ( lb., n. 20).- ( 2) (lb., n. 205).-(3) (lb., nn . 206, 207).
TECNICISMOS EXPLANADOS 33
SlO n a la voluntad para tomar la cosa, y así mis mo ante las
repugnancias que la impelen a lo contrario, puede ella UD
ceder y mantenerse resu elta en contra de las tendencias
.de la afección. Pero lo más ordinario, a 10 menos a la larga, es
ceder y hacer de los deseos sentidos, deseos consentidos con
voluntad o resolución de haber o conservar o rechazar la
cosa en pudiendo. Llegados aquí la voluntad ya está in-
clinada deliberadamente más a un extremo que a l otro,
sea a tener, sea a conservar, sea a rechaza r : la voluntad
ya quiere más 10 uno que lo otro, es decir, ya prefiere prác-
ticamente una cosa o persona a otra.
Volvamos ahora la consideración a los binarios, y exa-
lninando según todos los elementos hasta aquí descritos
la disposición del seg und o y tercero, veremos que distan
mucho uno de otro, a pesar de tener ambos voluntad seria
<le quitar el afecto, que a la cosa adquisita tienen.
7. DISPOSICION DEL SEGUNDO BINARIO.- E n
la disposición de l segundo binario encontramos estos ele-
mentos en orden de derivación tocantes a la afección
desord enada h acia los 10.000 ducados. a) Tiene afecto a
la cosa adquisita, que es el primer elemento de la afección,
el am or o apego directo al capital reunido i b) tiene afec w

dón a conservar la cosa adquisita, que es el segundo ele-


mento nacido del amor latente y le impulsa a retenerla;
e) ti ene además voluntad o resolución de conservarla, quie.
re tener los 10 .000 ducados, y no se determina a dejarlos,
aunque fuese el mej or estado para él. En frase de San Igna-
cio está no solo afectado, si no también inclinado a haberlos
o retenerl os ( 1) . Sobre esto, d) tiene voluntad de quitar el
afecto al capital adq uirido, para hallar en paz a Dios nuestro
Señor; quiere quitar el afecto: pero mientras no deje su
determinación cerrada y enteramente dependiente de su vo-
lun tad, de rete ner la cosa adquisita ; menos podrá llegar
a extinguir los deseos es pontáneos y el amor latente, que
no dependen directamente de su solo querer.
8 DISPOSICION DEL TERCERO.-Muy diferen-
te es la disposición del tercer binario. Empecemos por el
orden inverso, el orden de desarraigo, porque mejor pode-
mos entender el estado de su alma. a) Quiere quitar el afec-
to a l capital reunido y quiere de veras; b) en su consecuen-
cia, tampoco está determinado a conservarlo en todo caso;
n i lo quiere, ni no 10 quiere de su parte, es decir anteceden-
temente a l conocimiento de la voluntad de Dios sobre este
(1) (lb., n. 17.)
34 ]. CALVERAS

parti cular; e) tampoco tiene afección a tenerlo o no tener-


lo; es decir, y a ha contrarrestado el elemento impul sivo
de la afección a la cosa adquisita, de modo, que sobre su
voluntad no siente ya la presión de la afección que le im-
pulsa en determinado sentido; d ) puede ser que todavía
quede algo de apego en su corazón a los 10.000 ducados;
algo d el primer elemento, del afecto a la cosa misma: pero
renunciando a la voluntad de conservarla, y ahogados los
impul sos de la afección latente ; ésta, si aún queda, no
tendrá mucho arraigo; y no molestará a la 'V oluntad a la
h ora de elegir, ni la torcerá a elección desord enada.
Como es patente, el segundo y tercer binario en dos
elementos se diferencian: en la voluntad determinada de
tener la cosa y en la afección a conservarla. Ambas están
en el segundo binario y de ambos carece el tercero. Q ue
no estará en la di sposición de él, en sentir de San Ignacio}
quien a la voluntad de quitar el afecto, añada la disposición
de dejar la cosa, de modo que no quiera determinada mente
conservarl a, pero t odavía se siente impulsado a ello por la
afección o repugnancia en cont ra. E s decir quien tiene solo las
dos primeras disposiciones del tercer binario, pero carece de la
tercera. Para este tal es la nota que se sigue a los binarios r
cuando sentimos afecto o repugnancia contra la pobreza
actual : y para exti nguir este afect o desordenado} da el
Santo el medio eficacÍsimo de p edir a Dios le elija para
aquello contra que se siente afectado (1) .
9. DISPOSICION DE LOS SEMICONVERTIDOS.-
Otro es tado de alma puede darse res pecto a las afecciones no
tanto ele cosas in{fife rentes, C0 111 0 de pecados; y puede
darse en primera semana y no en la segunda.
E s el de 105 pecadores que se ponen en gracia con la
sola contrición y propósito indis pen sable para salir de p e-
cado} pero conservan el afecto al objeto de él. Los describe.:
muy g ráficamente San Francisco de Sales en la introduc-
ción a la vida devota, parte 1, cap. VII. tf Hay muchos peni-
tentes que en el efecto salen del pecado, pero dejan sin
embargo el afecto; quiero decir, que proponen no pecar
mis, pero con una cierta repugnancia de privarse y abste-
nerse de los miserables atractivos de la culpa. Es verdad
que su corazó n renuncia y se aparta del pecado; pero no
por cso deja de volverse muchas veces hacia aqu ella parte,
como 10 hizo la mujer de Lot hacia Soqoma. Se abstienen
del pecado como los enfermos que se privan de comer me-
(1) (lb., Il. 210.)
TECNICISMOS EXPLANADOS 35
Iones cuando el médico les amenaza con la muerte si los
comen: pero les inquieta es ta prÍvación, hablan de ella,
regatean el cumplirla, quiere n olerlos a lo menos y tien en
por dichosos a los que pueden comerlos; a sí estos Aacpr
perezosos penitentes se abst ienen por algún tiempo del
pecado.. pero de mala g ana y quisieran poder pecar sin
condenarse; hablan con afición y g ust o del pecado y miran
como dichosos a los que lo cometen".
E sta descripción pone de manifiest o que en los t al es
queda después de la contrición y propósito de no pe, "
afección viva al objeto del pecado, nacida de la costumbre
de pecar, de la cual brotan "i vos atractivos, pensami entos,
conversaciones, envidias de los que pecan, deseos de hacer
lo que está prohibido, si no lo fuese, y aun deseos de que n o
lo es tuviese. Tienen , por tan to, afección latente y deseo s
impulsivos nacid os de e lla, es decir, el primero y segl1ndo
elemento de la afecció n. P er o no los consienten, antes t ienen
propósito resuelto de no proba r 10 que tanto les tira. El te r-
cer elemento volun t ad determinada de hacerse con el obj e to
de la afección , está au sente. Y en cuanto al cuarto elemen ta l
Id voluntad de quitar la t al afección, parece que ni cuenta
se han dado que han de trabajar en ello. Si comparamos a
estos con el seg und o binario, convienen en que ambos tie-
nen afección y sienten el impul so ; difieren en la par te que
t oca a la voluntad deliberada; el segundo b inario tiene vo-
luntad determinílda de obrar conforme a los im pul sos j es tos
medioconv ertidos en cambio tienen propósito firm e de no
ceder; el segund o binario tiene voluntad de luchar con tra
la afección ; es tos semÍconversos ni pien san siquiera en ello.
Si decíamos que la dis posición del segundo binario im-
posibilit aba llegar a lo que pretenden, porque el primer paso
para extinguir la afección , es no ten er resuelto irrevocable-
mente qu edarse con el objeto de ella; también est os p eca-
dor es neg ligen tes están en g ran peligro de volver al pecado,
del cual ni apenas han salido. Y la razón es clara: hal1{m-
dose fuer temente afectados hacia el objeto del pecado, y
sintiendo fuertemente los atractiVos e impulsos de volver a
él, ¿ hasta cuándo estará firme la voluntad entre tales e m-
bates. si no la sostiene más que el temor del dañ o <lue en
ceder puede venirle? A la hora en que este temor langui-
dezca y no tenga ya fuerza para contrarrestar a los es ti-
mulas de la a fección; la voluntad cederá y se abrazarA de li-
beradamente con el objeto que le atrae y caerá de nuevo.
¿ N o es ésta la explicación de lo que a diario experimenta-
J. CALVERAS

mas en la gente pecadora que se confiesa y vuelve en se-


guida a caer.. porque apenas sí llega la contrición a for-
mular el propósito suficiente para justi ficarse, pero el co-
razón queda tan apegado como antes a lo que es incentivo
riel pecar?
Por esto S an Ignacio en la primera semana no se con-
tenta con Que el ejercitante conciba solamente contrición
y forme propósito de no pecar, 10 muy bastante para justi-
ficarse; sino que en los coloquios hace pedir gracia para que
sienta internamente conocimiento de mis pecados y abo-
rrecimiento de ellos. La afección al objeto de mis pecados,
todavía Quedase en mí, me podría poner otra vez asechanzas
rrecimiento de eUos. La afección al objeto de mis pecados, si
para caer; por esto no debo parar hasta arrancarla de cuajo
de mi corazón; y no he de parar tampoco aquí j he de tra-
bajar hasta poner en s u lugar la afección contraria, o abo-
rrecimiento, de donde me nazcan impulsos naturales para
huir, y estimulen la voluntad no a pecar, sino a apartarse
lo más posible del pecado. Entonces el propósito de en-
mienda, la voluntad determinada de no volve r al objeto
del pecado, ya no dependerá. solamente de la convicción
del entendimiento, y de los deseos reflejos que ésta haya
Itvantado, sino que tendrá asiento firme en lo más secreto
y latente del c orazón, estará fuertemente apoyado sobre el
aborrecimiento de mis pecados, es decir, de los objetos que
hasta a hora me han solicitado, y en vez de atractivos o en 1

contra de los atractivos si todavía ocas ionalmente por la


presencia dd objeto, se levanten en mí primeros im pulsos.
~entiré aversión, repugnancia, desvío, y la vol untad natu-
ralmente cediendo a ellos Se mantendrá en su det erminación
de no pecar.
10 AFECTARSE E INCLINARSE.-Col1 lo dicho
hasta aquí de la diferencia entre los elementos de la afec-
ción y los de la voluntad deliberada, y más particularmente
entre la afección a tener la. cosa, v la inclinación volunta-
ria, o el quererla tener, es fácil ~omprender que no son
sinón imos p uro s, los términos afectado e inclinado. aficio-
nado o inclinado, no quiero, ni me afecto, en los Ejercicios
frecuentemente salen juntos cuando se trata de afecciones
(1). Inclinado se refiere al acto deliberado de la voluntad
de querer determinadamente un extremo; afectado dice re-
lación al impul so a tomar la cosa, que nace de la afección
(1) "De manera Que el que da los Ej ercicios no se decante
ni se incline a la una parte ni a la otra, mas estando en medio, como
TECNICISMOS EXPL ANADOS 37
latente. Y así cuando Son Ignacio requiere no estar afec-
tado, ni inclinado, hace referencia a la disposición del tercer
binario .. Y no satisfaría a lo que el Santo e..xige en dich os
pasajes, quien se contentase con no tener voluntad deter-
minada, es decir, cQn no estar inclinado vo luntariamente a
un extremo, si todavía sintiese afecto a tener la cosa; es
decir si t odavía est u v ies e a fectado hacia su posesión.
II QUERER Y DESEAR.-Semejantemente tampo-
co son sinónimos en el pensamiento de San Ignacio es tos
dos términos que fr ecuentemente va.n juntos, quiero y de-
seo. Quiero y quiero más una cosa. que otra, es decir, pre-
fiero una cosa a otra, siempre dicen relación a la. inclinación
v oluntaria, q ue es querer det erminadamente un extremo :
son un acto deliberado de la parte electiva del hombre.
Deseo supone impul so afecti vo; y cuando se trata de
deseos deliberados y co nsentido?, ento nces añaden a la
s imple vo luntad o querer de 1a cosa, una impulsión a hacer-
se con ella y a buscar medios de alcanzarla en el caso en
un peso dexe immed iate obrar al Criador con la criatura" .. . (Ib.,
n. 16) . .. Si por ventura la tal ánima. está affectada y inclinada a
una cosa desordenadamente" ... (ll>. n. 17.)
"Es menester hacernos indiferentes a todas las cosas ... j en tal
manera que no queramos de nue stra parte más sa lud que en fer me-
dad ... solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce a l
fin que somo s criad os" (lb. n. :25. )
.. El tercero quiere quitar el arfecto, más an sÍ le quiere Quitar
que también no le tiene affección a tener la cosa acquisita o no la
t ener, sino quiere solamente quererla o no quererla según que Dios
nuestro Señor le pondrá en voluntad y a la tal persona le parece-
rá mejor ... y entretanto quiere hacer cuenta que todo lo deja en
afecto, poniendo fu erza de no querer aquello, ni otra cosa alguna,
si no le movi ere solo el se rvicio de Di os nuestro Señ or; de manera
que el deseo de mejor poder servir a Dios nuestro Señor le mueva
a tomar la cosa o dexarla" (lb. n. 209.)
"Si no m e hallo en tal punto que no quiero, ni me affecto más
a tener riqueza que pobreza ... (lb. n. 225.)
.. .quiero y el ijo m ás pobreza con Cristo pobre que riqueza; y
desear más ser estimado por vano y loco por Cristo, que primero
fué tenido por tal que po r sa bio ni prudente en este mundo (lb.
n. "26.)
... quieren haber ben efic ios y después servir a Di os en ell os
(lb. n. 22{)•
... primero hemos de poner por objeto querer servir a Dios. que
es el fin (ib. ) y co n · esto hallarme indi ferente, sin afección alg una
desordenada, de man era que no esté m ás inclinado, ni afectado a to-
mar la co sa pr opuesta que a dc..xa rl a. ni más a dexarla que a tomar-
la, mas me hall e en medio de un peso, para seguir aqu e110 qu e sin -
tiere ser má s en g lori a y alabanza de Dios nuestro Se ii or " (lb., n. 244.)
"La qu inta cuando a! g una persona se sie nte indinada yafficionada
a algunas personas a la s cuales qui ere d istribuir" ( lb., n. 584.)
J. CALVERAS

que voluntad y deseo sean verdaderos y absolutos, no con-


dicionados, o nlcras veleidades. En suma, quiero y deseo,
dice más que quiero simplemente, dice que hay voluntad
deliberada y además impulso afectivo .
D onde es mucho de notar que cuán diferentes caminos
vienen a levantarse en el alma los deseos que impulsan. Hay
ueseos reflejos y deseos naturales . o espontáneos. Deseos
reflejos son los que excita la voluntad a sabiendas, ponién-
dose a considernr los provechos que de hacerse con una co-
fia puedan resu1tar. Así insistiendo mucho en la considera-
ción ele los motivos racional~s de quererla. no solo la volun-
tad electiva se de termina y la quiere. sino que llega a inte-
resarse la parte impul siva, y se despierta el interés o los
deseos de tenerla. Deseos naturales o espontáneos. son los
que se dejan sentir en el alma sin que la voluntad haya in-
tentado levantarlas por la consideración de los provechos.
y aún aqul pu ede darse diversidad de origen. L os deseos
quc se levantan espon táneamente pueden tener su raíz en
una afección del corazón latente, como antes hemos expli-
cado. Venida la oca sión de deliberar sobre la cosa a que se
siente uno afectado, o suscitándose su recuerdo. natural-
mente el amor latente aguijonea al alma con los deseos o
impulsos de haberla. Pero no es preci so que el corazón sea
presa de la afección para que se levanten espontáneamente
d e~eos en el alma. La viva aprensión casual, o la presencia
de un obj eto amable o provechoso, pueden despertar ganas
C;' impul sos de hacerse con él, y de procurar los medios,

aun antes que la voluntad 10 haya querido; y hasta en cou-


tra de la voluntad, que puede de antes estar resuelta a no
tomarlo.
En cuanto al influjo que tienen en la conducta del hom-
bre unos y otros, conviene tener muy presente lo que nos
enseila la experiencia cotidiana. El puro querer, es decir una
determinación de la sola parte electiva, sin que interese
en su apoyo la parte afectiva, es muy poco eficaz para obrar
sob re t odo a la larga. Ni la atención y cuidado en arbitrar
medios y solventar dificultades será muy grande, ni el tesón
ante los estorbos y contrariedades tendrá larga duración.
Pronto el olvido de 10 que nos determinó a quererlo, sobre
tndo si sobrevienen dificul tades que requieran algún es-
fuerzo físico o moral, acabará con el propósito o resolución
simple de la voluntad.
Si a la determinación electiva, acompañan los deseos, o
interés afectivo, la voluntad tendrá sostenes y fiadores en
TECNI CJ S?\lOS EXPLANADOS 39
s u determinación mien tras duren el deseo a costa de es-
fuerz o y sa crificio. Pero si los deseos son solamente refle-
j os nacidos de la conside ració n, pero que na han arraigado
en el corazón por medi o del amor y afección a la cosa que es
términ o de ellos, su vida es también efímera. Al desvane-
cerse el recuerdo de los mo tiv os y al entrarse con dificulta-
des algo mayores , morirá el interés y la voluntad abando-
nará su propósito.
Solos los deseos nacidos de la afección, o que, reflej os
,,1 principio, con el uso y trato del objeto han llegado a pe-
netrar hasta 10 más hond o del corazón por la afección en
él des pertad a, sol os, digo, los deseos que se apoyan en la
afección son du raderos y tienen garantías de influir so bre
la conducta haciendo que de derecho se obre conforme a
uno sien te, es decir conforme a un o está afectado.
lV1as aún, mientra s en el corazón quede viva la afección,
11 0 es tamos seguros de no obrar, conform e a ella, p or más
que no queramos. De la a fecc ión latente saldrán estímulos
continuos en contra de nues tros propósitos, y a la larga
acabarán por hacernos ceder. Y en las ocasiones en que no
reflexionemos, sin darn os cuenta obraremos coniorme a los
impulsos que de la a fecci ón latente salgan.
12 ELEMENTOS POSITIVOS.-Por esto San Ig-
nacio no se contenta con el propósito de no obrar confor-
me a la afección j quiere que lleguemos hasta. desarraigarla
del corazón, con la di sposición que hem os descrito antes
en el tercer binario ; per o no pára aquí, quiere que ponga-
mos en lug ar de la afección desordenada, otra afección or-
denada que nos sost enga en la buena determinación: y
es tos e lementos positivos también los toca en la disposi-
ción del tercer binario.
En vez de la volun tad determinada de conservar o re-
chazar el objeto an tes de saber la voluntad de Dios, es
decir, en vez de la inclinación de nuestra parte a un ex-
tremo; otra voluntad e inclinación pone San Ignacio, quie-
re en general10 que Dios n os dará a sentir, es decir, incli-
nación condicionada o dependiente de Dios, o como él dice
en el tercer binario, quiere solamente quererla o no quererla
según que Dios nuestro Señor le pondrá en voluntad ( 1).
Este qu erer o no querer la cosa condicionalmente, e S una
volun tad positi va general de 10 'que Dios querrá, que no
s e con creta a un extremo absolutamente, sino que es tá en
(1 ) (lb., n. 008.)
40 J. CALVERAS

suspenso respecto de un particular, hasta saber le volun-


tad de Dios.
y esta voluntad positi va general de lo que Dios dirá,
la apoya San Ignacio con un deseo, para que tenga estímu-
Jo y apoyo en la hora de elegir y ejecutar: CIcle manera que
el deseo de nlejor poder servir a Dios nuestro Señor le.
mueva a tomar la cosa o dc...xarla" ( 1.)
13 DECLARACION DEL TERCER BINARIO.-Coll
esto ya tenemos declarados toclos los elementos que refe-
rentes a la elección de un objeto determinado t oca San Ig-
nacio e n la disposicón del tercer binario, que es el tipo que
quiere abrace el ejercitante como el mejor: ''' meditación
de tres binarios, para abrazar el mejor" (2). Unos elemen-
tos han de estar ause ntes, y otros presentes. Pangárn oslos.
aqu í todos clasificados según esta última división, recorrien-
do jun tame nte el texto de San I g nacio en el tercer binario;
y vere mos que las muchas palabras que allí u sa, que a mu-
chos o frecen no poca dificultad, son tecnicismos de preci-
sión s uma y profundo análisis psicológico. Y a la vez que-
dará probada. con un ejemplo patente la gran utilidad de
emprend er un estudio como el presente) aunque sea árido
y pesado.
Elementos ausentes: 1.0 Voluntad determinada de un
extremo, como tener la cosa, independiente de la voluntad
de Dios; "quiere solamente quererla o no quererla, según
que Dios le pondrá en yoluntad"; lu ego no la quiere ya de.
su parte determinadamente.
2.° Impulso a conservar la cosa o afección a tener la.
cosa adquisita, tam bién no le tiene afección a tener la

cosa acquisita o no la tener".


Elementos presentes : L° Voluntad de quitar la afec-
ción o el afecto a la cosa mis ma: " quiere quitar el afecto,
que a la cosa acquisita tiene"_
2.° Voluntad de abrazar 10 Que Dios le dará a sentir
o sea querer condicionado ahora, -de ]0 que desp'ués querrá
;"lbsolutamente: sin o quiere solamente quererla o no que-
<1

rerla segú n que Dios le pondrá en voluntad"; "poniendo


fuerza en no querer aquello) ni otra cosa alguna, si no le
movi~re el solo serv icio de Dios" ,
3,° Deseo de mejor servir a Dios y escoger lo más con-
veniente; "de manera que el deseo de mejor poder servir
a Dios nuestro Señor) le mueva a tomar la cosa o dejarla" .
4,° Afecto a la misma cosa; por suposición en la histo-
( 1) (lb., n. 008).-(2) (lb., n. 201.)
TECNICISMOS EXPLANADOS 41
ria de esta meditación. Todos quieren quitar 1a gravedad
que t ienen en 1a afección a la cosa adquisita; lt quiere quitar
el afecto u, que por 10 mis mo tiene aún. Pero ya dijimos que
el apego del corazón, queda aislado y contrarrestado; poca
v ida tendri ya (n. 8.)
Una sola fra se queda por declarar: Uentre tanto qu iere
h acer cucnta que todo lo deja en afecto". L o que aquÍ encie-
rra San Ignacio es lo caracterí stico s uy o en todos los Ej er -
cicios ;' no quedarse a la defensiva, sino ir a la ofen siva.
Bastaba para la indiferencia más perfecta todo 10 que hasta
aquí hemos declarado. Ningunos impulsos nacidos de la
afección, si no en su lugar deseos de 10 que fuere más scr-
v icio de Dios. Ninguna voluntad determinada de un ex-
trem o, sino v oluntad general de aquello que Dios 111 0 ::;-
trare ser su voluntad . ¿Qué más se puede pedir, ni desear?
1\1ás cabe en la táctica de San Ignacio. Antes había im-
pulsos a retener la cosa, nacidos de la afección que quizas
todavía está latente, aunqu e desvirtuada ; ' pues para asegu-
rarse más y neutralizar completamente todo impulso y de-
terminación nacida de ella, no hay qu e contentarse con el
equilibrio, sino decantarse determinadamente a un lado o a
ctro, con la voluntad y deseo general de lo más ag radab le;
hay que ir más allú; hay que incl inarse a lo contrario de lo
que la afección reclamaba. Si antes me sentía im pulsado
~ conservar la cosa, ahora cuanto es de mi parte, mientras
Dios no m e manifieste su vol un tad de que la conserve, yo
me determino a dejarla, es decir de mi parte, por lo que a
la disposición de mi alma t oca, ya la he dejado; o como San
I gnacio dice: en afecto, quiero hacer cuenta que todo lo de-
jo. Pero en efecto, es decir, en cuanto a dejar de hecho la cosa
<.1 retener1a haré lo que sa liere de la elección cuando sea hora
de hacerla. Y si entonces por fin r:etengo en efecto la cosa, po-
dré estar bien seguro que no 10 hago por interés qu e todavía
conserve, sino solo por haber ~n tendido ser esta la volun-
tad de Di os. En resumen, hace r cuenta mientras viene ]a
h ora de elegir, que dejo la cOSa en afecto; es inclinarse en-
t retanto y condicionalmente a lo contrario de aque ll o a
que me sentía impulsado.
Con esto bien claro es que t ien e p erfecto sentido la
frase de San Ignacio: dejarla en afecto : y que no v iene al
caso, quererla corregir p or esta: dejarla en efecto. Pues no
es tiempo todavía de elección y resolución, sino de disponer
el corazón a la elección pura y ord enada. Todo es juego.
interno del corazón, y nada de resolución definitiva.
J. CALVERAS

Fúcil s erá ahora parafrasear el texto de San Ignacio


en el tercer binario para poner de manifiesto todo el sen-
tido que encierran las expresiont!s del Santo, que bien po-
urí amos llamar tecnicismos suyos.
"El tercero quiere quitar El tercero quiere quitar
el afecto, mas ansí le quiere el afeclo que a la cosa adqui-
qui tar que también no le tie- sita tiene, mas así le quiere
ne afección a tener la cosa quitar, que [poniendo m e-
acquis ita, o no la tener, si- dios (2) ] ha venido a n o
no quiere solamente querer- tener y a afección a tener la
la o no quererla, según que cosa; ni a quert!rla determi-
DIOs nuestro Seiíor le pon- nauamcnte de su parte, s ino
drá en voluntad, y a la tal quiere solamente [en gene-
persona le parescerá mejor ral] ent re tenerla y no te-
para serv icio y alabanza de nerla aquello que Dios nues-
su divina Maiestad: y entre tro Señor le hará querer y
tanto quiere hacer cuenta a la tal persona le parecerá
que todo lo deja en afecto, mej or para servicio y ala-
poniendo fuerza de no que- banza de su divina Majes-
rer aquello. ni otra cosa al - tad.
guna, s i no le moviere solo y entretanto [que no en-
el servicio divino; de mane- tra en elección , para mejor
ra que el deseo de mejor po- asegurar s u buen éxito, dis-
der servir a Dios le mueva poniéndose lo mejor que
a tomar la cosa o dejarla" pueda 1; quiere hacer cuen-
( 1). ta que de su parte no la
quiere ya, y 10 deja todo; e
insiste en su interior, en no
querer [otra vez] aquello,
ni otra cosa alguna, s ino
[cuand o puesto a eleg ir] so-
lo el servicio de Dios nues-
tro Señor le moyiere a ello;
de manera que no ceda a
otra moción para tomar o
dejar la cosa, que al deseo
de mejor poder servir a Dios
nuestro Señor.

JosÉ CALVE""S.
Manresa.
(Continuará.)
( 1) (lb., n. 208).-(2) Anot., 16 ; ib., n. 17.; N. 206.
UN TEXTO DESCONOCIDO DEL AÑO 1556
SOBRE LA SANTA CUEVA
--o--

Leyendo los principales autores que han investigado


los orígenes históricos de la santa Cueva, Vicens, Píen ,
Fita, Creixel1, A strá in, y más aún las fuentes mismas hasta
ahora publicadas sobre la estancia de San Ignacio en rvIan-
resa. ( 1) , llama en seguida la atención de l lector lo relativa-
m ente tard ío de los primeros testimonios escritos que alu-
den a las relaciones de San I gnacio con la célebre grtl tao
No creemos se haya aducido ningun o anterior a los pro-
cesos ele 1595. más de 70 años posteriores al hecho. Ni las
biografías inéditas de P a lanco y N acial sobre el santo fun-
dad or que hemos tenido la s uerte de est udiar, anteriores a
esa fecha, llenan la sensible laguna (2.)
E s verdad que los testimonios de los procesos a partir
de 1595 suponen y muestran una bien fundada t radició n
oral, que arrancando de testigos presenciales, da base más
que su fi ciente para la gl orificación de que ha sido y es ob-
j eto la santa Cueva; pero éso no quita , antes acrecienta en
el his toriador el deseo de una nueva rebusca de material e::
e n orden a ver co nfirmado por fuentes escritas, más cerca-
nas a los hechos, 10 que la proyección deducti va de los
testimonos s iguie ntes presenta ya como bien fundado. Por-
que siempre r esultaría singular, aunque sea por supu esto
posible, que tratándose de un hecho tan concreto y conoc1-
( 1) Entre los autores, d. F. VICENS. Manifiesto sobre la
verdad y unidad de la Santa Cueva. Manresa 1664, reimpreso en 1890.
-PINIUS, Acta Sanctorm-Il, Mcnsc ]uJii, VII, 31 J\l1., parro 49,
p. 429·430.-F. FITA. L a Santa Cueva de Manresa, Maure sa 1872.-
CRE I XELL. San Ignacio de LoyoJa.. E studio crítico y documentado
de los hechos ignacianos relacionados con Montserrat. Manresa y
Barcelona. Barcelona, 1922, 1, p. 2 07 sig., n, p. 64·¡ 02.-ASTRAIN.
Historia de la Compañía de Jes ús en la Asistencia de España;:,
Madrid , J, p. 32-34.-LaS fuentes se hallan p rinci palmen te r eun ida s
en Monumenta hi storica Societatis Jesu. De Sancto 19l1atio, ser. I V,
tomo II. 11. 355 sigo
(2) Sobre ellas y sob re el empalme de las biografías ignacianas
anteriores a Riba dencira, se halla a ct ua lment e en prensa un opúsculo
en la colecció n "Cuestiones discutidas" que edita en Bilbao el Men-
sajero, y Que contien e copio so material inédito. En é l probam os que
la biografía escrita por Palanco es de 1548 y las de Na dal de 1557 y 1563.
44 P. LETURIA

do, hubiesen corrido más de 70 añ os SIn que la tradición


oral estampase hu ella alguna, ni siquiera furtiva, en cartas
o r elaciones e scritas.
Guiados p or este criterio, nos dimos el pasado año a
revi sar la real biblioteca del E stado en Ivlunich, muy rica,
como es sabido, en impresos sobre la antigua Compañía,
por haber sid o un o de los principal es fondos que la origina-
r on el de las bibliotecas de los Jesuítas de Baviera al tiempo
de la supresión ue la O rd en. Quiso el cielo, que lo q ue hasta
ahora no había aparecido en I\1anresa ni en Rom a, se nos
vi ni era a los ojos en un opúsculo publicado en 1556 por
un alemán en Ingolstadt, y que c:s precisamente el primer
impreso que Se ocupó en el mundo de los orígenes de la
nueva Orden! (¡).
De la alegría qu e el t exto nos causó, creemos partici-
parán con gu sto los lec to res del núm ~ r o oe apertura de
esta r evista. Nada más oportuno, que el que wi\1ANRESA l I
nazca reproduciendo este -v ene rable testi monio de la. santa
Cueva, cerca de medio siglo anterior a los has ta ahora CO~
n ocidosj testimonio que dió a luz, hace 368 años, allá en las
brumas del N arte un ge rmano ig norado en E spaña, y que
el polvo de l os libros viejos ha tenido desde entonces s e-
pultado en el olvido!. ..

l. El opúsculo de Widmanstadt.
Juan Alberto Widmanstetter o Widmanstadt (2), na-
ció en Nellinga, pueblo del territorio de Uhn, en 1506. Des-
pués de sus estudios humanísticos en Tubinga, pasó en
1527 a Italia, donde con div ersas interm ite ncias permaneció
hasta 1545, ll egando a ser una personalidad estimada en
los círculos hu manistas y en la corte romana, COm o que y a
en 1533 tuvo en los jardines vaticanos, y en presencia de
Clemente VII , un bello discurso sob re el s ist ema de Co-
pérnico, que le valió del mismo Papa el regal o de un pre-
cioso manuscri to.
Su es pecialidad consistía en el manejo de las lenguas
orientales: don1inaba el griego clási co y hablaba corriente-
( 1) ef. o . BRAUNSBERGER. Beati Pe'tri CanisiL .. epistulate
et acta. JI, Friburgo r898, p. 31-32, donde se dió a conocer por .erimera
vez es te opúscu lo, aunque sin llamar la atención sobr e el texto de
la San ta Cn eva.
(2) Cf. Allgemeine deutsche Biographie, t orn. 43, 1897, p. 357
sig., de donde t o mamos la s noticias q ue siguen mi entras no ad vi rta mos
co sa en contra.rio.
UN TEXTO DESCONOCI DO 45
mente el popular de su época; el árabe 10 aprendió con el
español Santiago L ópez Setúñiga, y para perfeccionarse
en el hebreo y el sirio, negó a hacer un viaje al Oriente (1.)
Después de una agria y larga controversia en Roma con
Gumppenberg (hasta con intento de desafio por parte de
Juan Alberto), pasó en 1545 a Salsburgo, y de aquí en 1548
a Ausburgo, como canciller del célebre Obispo Cardenal
Truchsess, visitando en su compañía nuevamente Roma,
durante el conclave de 1550.
La moda humanista de la época de tomar nombres de
la antigüedad clásica, le hizo apellidarse doctor Lucrecio.
sobrenombre con el que fue más conocido en Alemania, y que
negó a extender en el epitafio sepulcral a su esposa Ana
de Lconsperg, llamada por éso Lucrecia (2.)
Al volver del cónclave de Roma, se estableció en Viena
por orden del rey de Romanos Fernando, quien deseaba
valerse de su erudición e inquebrantable ortodoxia para
levantar los decaidos estudios de aquella Universidad. He-
cho en 1552 Intendente de élla y Canciller del Austria orien-
tal, trabajó gl o riosamente por la defensa del catolicis mo
en las contiendas luteranas, y elevó al mis mo tiempo a gran
altura s u fama de erudito, dirigiendo en 1554 la impresión
de una versión sirÍaca de los' evangelios, en tipos igualmente
siríacos, los primeros según dicen que se u saro n en la im-
prenta ( ~ . )
. Con estos anteced entes, no se extrañará, que a él ( junto
con el Obispo) encargara el rey Fernando los preparativos
para la fundación d el colegio ele, la Compañía en Viena, y
el sostenimiento de Canisio y los primeros Jesuitas (4.)
E s tas circuns tancias le engendraron es trecha amistad
con la nueva Orden en especial con Canisio 'a quien amaba
y estimaba sob r emanera. Buena prueba dió de e11 0 al poner
bajo la dirección de los Jesuitas de Viena en 1552 a su her-
mano Felipe, niño entonces de 13 años.
( 1) Este último dato en Braunsberger, I. p. 4503.
(2) Se ha de ten er ésto presente al leer a Braunsbergcr, quicn
supone TI, p. ::!4'1, que se llamaba Lucrecia, y Que de ahí provie ne el
sobrenombre de su esposo. Pero en el opúsculo mismo de Widmans-
tadt fol. ~ se dice exp re samente que se llamaba Ana, y d. AlIg. Deut.
Bioe.:r.. loe. cilo
(3) Braunsb. 1, p, 4503.-A favor de la ortodoxia del Cancill er
valga entre muchos. el testimonio de Nada!. quien le llamaba "molto
catolic o et dotto". En Mon EpistoliJ'S P. Hieron1mi Natalis, 1. P. 309.
(4) Cf, las cartas del rey al Canciller de 1551 y 1554 en Braunsb.
1, p. 447 1 .Y 7.l0.
46 r. LETURIA

El año mj smo de la muerte de San Ignacio, 1556 estando


el doctor en R atisbonu, p erdió a su joven esposa qu c no ha-
bía pasado aú n d e los 30 años , y como efect o de ello, tras
madura reCQ11 cen tración, acabó por recibir las sagradas Or-
denes, siendo poco después nombrado canónigo de la mis-
ma ciudad. E l joven Felipe aprovechó es ta buena coyun-
tura para lograr se le admitiera en la Compañía, en la que
perseveró con gran ejempl o de actividad y frut o (l.)
La muerte de San I g nacio ocurrió el 31 de julio. adelan-
tándose poco tiempo a la de Lucrecio mis mo, que falleció
el 28 de marzo del año siguiente. En este intermedio, se-
tiembre del 56, leyó el excanciller la relación que de aque-
lla santa muerte escribió el P. P a lanca a diversas casas de
la Compañía (2. )
Parcciólc aquel el momento a propósito para dar al pú-
blico alemán alguna noticia de la Orden, cosa muy con-
veniente ya entonces, t anto por 10 poco fav orables que en
g eneral se m ostraban los tudescos para con el nuevo insti-
tuto, como p or los fal sos rum ores que corrían aun entre
el clero católico, por ejemplo de que aquell os clérigos re-
gulares trataban de poner en vigor la antigua vida común
de los curas.
Tal prisa se di ó a realizar su plan, que en octubre del
mismo año inl primía un opúsculo latino en cuarto de ocho
folios con el título: "De Societatis Jesll initiis, progressu,
rebusque gestis nonullis, Philippi Jacobi Widmanstadii
Academici Viennensis, ad Joannem Albertum Widmans-
tadium, fratris Filium, Epistola .. . Ingoldstadii, Anno M. D.
LV!". Como .se ve por este tí tulo, está escrito .en forma de
carta, dirigida por el joven Felipe) estudiante todavía en
el coleg io de Viena) al hijo del autor que llevaba como éste
el nombre de Juan Alberto (J) . Se pretendía tal vez con
ello mostrar en la fOfma mis ma del escrito lo que se dice
en él e.x:presa1l1~nte: que sus noticias se debían a los J esuí-
t as mis mos. Efectivamente. aparte de la amistad con Ca-
nisio y los PP. de Viena, sabemos que Widmanstadt ha-
(1) Véa se bi ografía en DUHR. Geschichte der Jesuiten in der
Laendem deutscher Z.unge in XVI. Jah[lhundert. Friburgo Ig07
p • .56 I.
(2) E stá publicado en el Monum. el texto dirigido a Ribade-
ncira, Cf. Scripta de S. lunatio, II. p. 18 sigo
(3) El opú s culo lleva en la biblioteca de ?\'Iunich la asignatura
114. 0 Je s. 294 ". Que se trata de Juan Alberto hijo, está apunta do en el
título en que se le llama fratris filium, pero consta más expresamente
por el texto f. 2 Y 8 v. .
UN TEXTO DESCONOCIDO 47
bia tratado con el P. Salmerón, y 10 que hace más al caso,
con el profundo conocedor de la vida y actividad de L oyola,
Jerónimo Nada l, con quien conversó largamente durante
la permanencia de éste en Viena en 1555 (1.)
Tres partes encierra el folleto: sinopsis de la vida de Ig-
nacio, defe nsa s ucinta del no mbre e intenciones de la Com-
pañía de Jesús, sobre todo en lo que se refería a Alemania,
y relación del tránsito a mejor vida del fundador, según
las referen cias de la recién Hegada carta de Palanca.
Canisio comunicaba a Laínez su juicio sobre el librito,
al dirigirse a la primera congregación general. It Envío ade·
más adjunta la carta sobre las cosas de la Compañía del
Sr. Dr. Lucrecio a quien conoce bien el P. Salmerón. Toca
también la vida de nuestro bienaventurado P. Ignacio ...
Nada creo que haya en ella que ofenda al lector, como no
sea que por ignorancia yerre alguna vez en la historia el
que la escribió. que no es por cierto Felipe a quien el es·
crito se atri buye, s in o el Sr. D r. Lucrccio como dije. Se
trata tambié n en ella de defender a los nuestros. que S011
11 0 poco mal mirad os por los alemanes. Yo no he 11 evado
a mal la publicación de todo ésto, y o igo qu e se lee con
gusto'} (2.)
De estas palabras, y de la lec tura del escrito mismo, se
saca la impresión de que, aunque el auto r tomó sus noticias
sobre la vida de Ignacio de fuente tan buena como la me-
mo ria de lo oido a los primeros Jesuítas, no se impuso si n
embargo la obligación de acudir de nuevo a ellos durante
la rápida composición , ni de so m eter el escrito a su previa
censura. Reflej o de esta co nducta es el juicio de Canisio,
favorable para el conjunto. pero qu e deja lugar a errores
his tóricos de detalle.
Co n más resolución del ató esos defectos de porm enor
el P. P a lanca , tan bien informado como solícito en cuanto
tocaba a S. Ignacio. En Dic iembre de 1556, al acusar re·
cibo del opúsculo a Canisio, no pudo dar aún juici o al·
guno, porque no había tenido todavía tiempo de abrir el
pliego, llegado la víspera (3). P ero cuando años más tar-
(1) Véase la carta de N ad al a S. Ign., 6 Julio 1555, donde se
refiere, en tre otras cosas, el empeño qu e Lucrecio y Nadal tuvieron en
fundar en Viena una impre nta para propa ganda cat ólica. Epist. P. Na·
talis. 1. p. 310-312.
(2) Callisio a LaÍnez :2 NO\". 1556 en Braunsb. n, p. 30-31.
(3) Polanco a Canisio en el vol. manuscrito del archivo de la
Orden uGermania Gallia I556-1559/1 f. 176 v. No se h a publicado ('5 a
carta que sepamos.
P. LETURI:\

de llegó a la secretaría la traducción alemana del escrito


hecha en 1560 en Dilinga, escribió al P. Victoria lo si-
guiente: u en la vida que se nos manda del P. Ignacio, al-
gunas cosas no están bien y en otras se dicen poco. Tal vez
en otra ocasión se la remitamos corregida. Y sería bien
que en adelante, ni los nuestros, ni nuestros amigos tam-
poco, estampen cosa perteneciente a la Compañía, sin que
se la censure antes y se la juzgue digna de la imprenta" (1)
Este juicio acaba de formar el nuestro. La sustancia de
la narración de \'Vidmanstadt es segura, como que se re-
monta al trato con los jesuitas mismos en los tiempos de
Canisio, Salmerón y Nadal; en los pormenores, hay errores
o inexactitudes que en cada caso habrá de descubrir y des-
lindar una crítica sensata.
n. El texto y su análisis.
Para dar a conocer mejor la na turaleza y valor del tes-
timonio sobre la santa Cueva, creemos co nveniente co-
piar todo su contexto, desde los comienzos de la biografía
ignaciana. Dice así:
rtNatus es t autem Ignatius, ut a prreceptoribus meis Ig-
natianre pietatis audivi, apud Cantabros His panire populas
n obilissimos, equcstri loco sane splendido, quem vulgus
Jiteratllm BarouulTI, cultiores Regulorum appel1ant, gente
L oyola J parentibus pii s et Christian;e l'eligionis cultui de-
y otis i qui, cn111 ex nationis bellicosissinuc instituto, ' nomen
suum in militiam qu ondam dedisset, non multum post tem-
p ore dux ordinum factu s, tanta prudentia, fortitudine, in-
tegritat~ , pietatc atque fide rem militarem administravit, ut
suis admirationi, h ostibus terrori fu erit. Nam cum oliIn,
capta Pampilo11u metl'opoli Tarraconire (2), arcem defen-
dens ab hostibus sauciatus, posteaquc a parclltibus requi-
S1tUS, in patriam rclatus fui sset, divina providentia a ccidit.
ut interea dUlTI anno integro et <lmplius (3) yulncri cu-
rando valetudiniquc opera datur, sanctorum patrum "dtas
populari sermone scriptas legeret, eu mque iam et militi::e
et vitte supc ri o ris univers<.e aclmodu1l1 pcenitcret.
(1) Carta d el i Seto 1560 al P. Victor ia, en el manuscrito "Ger-
mania, Gallia, Polonia, 1 Abril 1559; 17 Maü 1561" f. 225; Y ef. Braunsb.
n. p. Dro.
(:::!)Sería qu e el buen humanista pensaba aún en los tiempos
clásicos de la Tarraconense l. .. Pero aún así es difícil salvarle de
error, pues hace a Pamplona metrópoli en la tal Tarraconense.
(3) Es inexacto. pues la herida ocurrió en Mayo de I5::?I, y
para Marzo de I 5::!2 velaba Ignacio sus armas en Montserrat.
UN TEXTO DESCONOCIDO 49
"Ex qua lectione, cum austeri oris v itre ge nus animo con-
<:e pi sset, simu lato ad Nage r¿e Ducem itinere, ad celeberri-
mum 111ultisque mÍraculis pr¿ec1arum in Hispania templum,
quod V irg ini Dei genitrici in Monte Serrato extructum est,
perrexit. Quum porro reverten ti pannosus mendicu s in via
forte occurrisset, vestes suas prret iosas et sericas cum cen-
t onibu s ejus commutavit, et in specu, ripre fluminis quod
agrum Manrezanum perlabitur, iminenteJ solitariam vitam
aliquandiu egit, indeque peregrinus, pauper et mendicus in
terram Syri;:e Palestin;:e sanctam profecttts fuit" ( 1.)
Tres puntos principales abarca el problema completo de
la santa Cueva: si S. Ignacio santificó con su presencia la
que ahora conocemos por tal; si esa presencia fué vida
habi tual durante largo espacio, o más bien a modo de visitas
de oración y penitencia intermitentes, aunque prolongadas
tal vez en a lg un a ocasión a varios días y noches ; final-
mente si e.xisten dependencias entre la gruta y la com-
posición de los Ejercicios.
En orden al primer punto el texto del Dr. Lucrecio es,
como se ve, luminoso. Apenas se podía esperar de un ex-
tranjero, poco familiarizado con nuestra topografía, que en
una relación sucinta, y t ocando únicamente de paso el
asunto l n os diera nota tan concreta y exacta de la posición
de la cueva : jn 'specu, ripre fluminis quod agrum Manre-
zanum perlabitur, iminente. Se ve que quien se la describió ,
10 hizo con especial colorido e insistencia, pues vinieron
como sin querer a la pluma del autor rasgos tan concretos o
en una narración por lo de más somera y aun poco exacta
en otros puntos. Nos inclinaríamos a ver aquí la influencia
de Nadal, cuyo in stinto concreto y devotísimo en las cosas
ignacianas es bien conocido, y con quien, como l1evamos
a.puntado, trató el a ño anterior el canciller; pero si el
conducto no fuera Nadal, sino Salmerón o los Jesuitas ale-
manes, la tradición del Cardoner cobraría si cabe más fuerza,
pues se la supondría extendida de modo tan minucioso, en
(1) f. 2 v. y 3. Los subrayados son nues tros.-N o será fuera
de propósito reproducir, en lo que a la cueva se r efiere, el pasaje de
alemán antiguo de la traducción hecha en 1560 por Agrícola y de la
qu e hemos hecho antes mención. Dice así: lIund [Ignatius] in einer
hoe1e am uIer emes wassers. so llurch das feld Manresianum fleusset,
gelegen, in zeitlang ein EinsHels leben geiürt. Van dannen ist er
hernach .. !' En " V om Anfang und Ursprung der heilegen Gesells-
chaft Jesu", Dilingen [560, f. 6. Se halla en la misma biblioteca de
Munich, y parece se r eSe pasaje la primera alusió n impresa hecha en
lenguas vivas a la santa Cueva.
50 1'. LETURIA

vida aún del santo, allá, en las lejanas orillas del Danubio.
!vIayar interés crítico t odavía ofrecen las relaciones del
pasaje con el segundo punto del p rob lema : in specu soli-
tariam vitam aliquandiu egit. Las palabras no pueden ser
más claras, para den otar las prácticas de 105 solitarios,
oración y penitencia, y parecen además insinuar, no tanto·
vis itas intermiten tes, de varias ho ras y aun alguna ve z de
varios días co n sus noches, cuanto " iv ienda continuada y de
asiento durante un largo lapso de tiempo.
¿Ha de adm it irse en este último punto el sentido obviÜ'
del Hsoli tar iam vitam degere", concediéndol e a la vez fuerza
p robati\'<lJ o se trata má s bien aquí l1e un o de aquellos pa-
sajes menos exactos de qu e 11 0S hablaba P a lanco ?
Advié rtase que de insistir en la letra del t exto, dándole
nutoridacl, habíamos de afirmar, según él J que la vida soli-
taria ocupó todo el tie mpo de la estancia en :Manresa; ya
que aquel aliquandiu qu e duró el retiro, se extiende desde
e! cambio de vestidos hasta la marcha a Terusalén : o/vestes
s uas ... cum centonibu s ej us cornmutavit, ~t in specu ... soli-
tari3111 v1ta m aliquanmu egit~, indeque peregrinus" .. . el.}
A hora bien, esa concepción pugna con la realidad histórica:
S. Ignacio vivió largo tiempo en el hospital de santa Lucia,
y algun os espacios en la casa de Amigant y en el convento
domin ico de S. Pedro :M artir; más aún, los últimos meses
de su permanencia en lvlanresa, sabemos que se dedicó ce-
losamente nI trato con los prójim os.' P or 10 que hace. pues"
• al tiempo de duración y a la continuidad o in te rmi tencia
de la es tancia en la cueva, no se puede ins istir mucho en la
letra de l texto, antes se la ha de comparar con las noticias
m{ls minuciosas qu e por otras fuentes conocemos.
E stas son prncipalmente dos, y ninguna de eHas cuadra
con el sentido estricto del "soli tariam vitam degere ". Cons-
tituyen la primera los más primitivos e inmediatos testigos
de los procesos de 1595 : en su s declaracio nes explícitas
so bre el as unto, emplean los t érminos solía ir a la cueva a
( 1) Tal vez a alguno se le oc urra refer ir el indcque al agrum
manresal1um, para d educi r de aquí que el a1iquandiu se pued e en-
t ender de una parte nada más de la estancia en Ma nresa. Nos pa rece
inadmisible esa exp licación conci liadora , porque el agrum manresanum
no entra en la frase ni en la intención del autOr sin o como determina-
tivo del río, y éste de la cueva, en la qu e queda siem pre fija y orientarla
la atcnci6n de l escr itor. De insi stir pues en la mat er ialidad d e las
palabras (e n la que como d ecimos en el lexto no se ha de insistir
mucho ), el indeque sig ni fic aría el con junto, pero acent uando primaria
y principalmente la Cueva . .
UN TEXTO DESCONOCroO 5I
h acer penitencia, se dirigía a orar a la cueva, y otras pare-
cidas, s uponie ndo p or tanto que vivía en otra parte, y po-
niendo la gruta en el mismo plano poco más o menos que
la ermita de Villadordis o la Iglesia de Santa Lucía que el
santo visitaba ( l. ) E sto no quita que el penitente DO pa-
sara retirado en la cueva hasta varios días y n oches se-
guidos, como los pasó en una ocasión en Villadordis, per.o sí
parece excluir que vivi era en élla de a siento. La segunda
fu ente es la inco mparable exposición que el santo mi smo
nos trazó de su vida en lVlanresa , en la que t odo el ambiente
parece refractari o a una larga vida anacorética, del todo re-
ti rada del t rato de los hombres (2.) Rehuye, es verdad ,
sobre t odo al principio el ser conocido, dedica siete horas
a la oración y t odas a la piedad y penitencia; pero se le
ve también en el hos pital de Santa Lucía, acude diariamente
a las Iglesias, se junta a los pobres, bu sca con diligencia
beatas y confesores , y trata finalm ente a si duamente de cosas
espirituales con los buenos veci nos y vecinas de Maniesa.
Hay en t odo ello una pul sació n más activa, más apostólica,
más ignaciana que en el matiz anacorético del tl solitariam
v ita m degit " de vVidmanstadt.
Por lo que h ace al tercer punto, la connexión entre la Cue-
va y los Ejercicios, nada nos dice por desgracia el autor. Se
podría, naturalmente, deducir esa connexión mediante un sen-
cillo empalme entre e l re tiro en la Cueva, testificado en
1556 p or el canciller, y la prueba anteri or de Laínez, 1547,
sobre el orige n manresano de los Ej ercicios, conocida ya
p ara entonces en la Compañía (3) y que dificilmente pudo
ignorar el Dr. Lucrecio; pero no nos detendremos en élla,
po rque el objeto de es tas lín eas no es dar a conocer lo que
pudo pen sar, sino lo que pensó de hecho en su librito de
Ratisbona nuestro buen a migo el humani sta germano.
N o t erminaremos es tos renglones, sin apuntar una idea,
o si se quiere un sentimiento que brotó espontáneamente en
nuestra alma al dar por primera vez, en los vetustos tipos
del opúsculo con el panal de tan sabroso pasaje: nos parecía
un presente de gratitud que tos católicos a lemanes del siglo
XVI enviaban al su elo lejan o de donde la divina Provi-
( 1) CL Astráin. 1. o. 33-34.
(2) Véase la r elación de S. I gnacio a Cámara, Mon. Hist.
Scripta S. Igll., 1.
(3) Nada l solía ll eva rla en s us ca rtapacios de viaje, y diez
años de spués aseguraba que la earta d e Laínez era "común a todos ".
Mon. Epist. P. Natalis. Nad a ] a Borja, ~4 Marzo 1567 t. lII, p. 423.
r. LETURIA

dencia les envió el más robusto refuerzo en la hora dramá-


ticamente crítica del Luteranismo!... (1.)
PEDRO LETURIA.
Munich, 1 I Noviembre 1924.

(1) Por limitarnog a In influencia de los Ejercicios, recuérdese


el texto de J . JANSSEN.- Geschichte des deutschen VoIkes seit
dem Ausgang des Mittclalters t4 IV, Friburgo 1896. p. 402: "este pe-
queño libro de los Ejercicios ha llegado a ser también para el pueblo
alemán, uno de los más singulares e influyentes escritos de los últimos
siglos, y esto tanto desde el punto de vista eclesiástico, como del cul-
tural e histórico".-Y el protestante H. BOEHMER, Die Jesuiten 4.
Leipzig 1921 p. 32: "por esto [por el fin y método de los Ejercicios]
pudo Loyola, como director de almas, contar siempre con comprensión
e inteligencia en círculos mucho más extensos que Lutero. Por lo que
hace al siglo XVI, le mostraron principalmente esa comprensión los
círculos que interiormente más alejados estaban de Lutero, los repre-
sentantes de la nueva formac ión humanista".
VALOR PEDAGÚGICO DE LOS EJERCICIOS
DE SAN IGNACIO
SEGÚN EL PRIMER CONGRESO NACIONAL DE EDUCACIÓN CATÓLICA
o

En el primer Congreso Nacional de Educación Católica, cele·


brado en lVladrid el próximo pasado abril, hablóse m:is de una vez
de los E·jercicios espirituales con relación a la Pedagogía j mas
esta interesante cuestión se trató e.xplícita y directamente a pro-
pósito c!el Tema 7.° de la Sección La, concebido en los siguientes
términos : "Valor pedagógico de los Ejercicios espirituales. Su im-
portancia especial para la elección de carrera u.
Varias fueron las memorias presentadas acerca de este tema,
todas ellas interesant($; y ricas principalmente en observaciones re-
lacionadas con la e..xperiencia personal de sus autores. Como
resultado de ellas formuláronse tres conclusiones a propósito del
tema propuesto, las cuales nos ha parecido oportuno darlas a
conocer desde esta revista, interesada n\{\S que ninguna otra
publicación en recoger todo cuanto a los Ejercicios de San Ig-
nacio se refiere. Para ello creemos tener el mismo derecho por
10 menos, que la prensa diaria al reseñar a su tiempo las con-
clusiones del Congreso; y hacemos constar que no es nuestro
ánimo darles más valor que el que de ·si tengan, mientras no
sean oficialmente publicadas y aprobadas por la autoridad ecle-
siástica competente. La circunstancia de haber sido ponente
de ellas, pone además al que suscribe en condiciones de poder
precisar aquí el tenor en que fueron aprobadas por unanimidad
y sin que diasen lugar a ninguna objeción. Esto último hace
tengan un valor especial, por cuanto entre los numerosos con-
gresistas que se hallaban presentes a la sesión contábanse per-
sonas muy ilustradas, como sacerdotes, religiosos de varias ór-
denes, profesores y profesoras, sobre todo si se tiene en cuenta
que, por circunstancias extraordinarias, las conclusiones Ieyé-
rOI1¡se en público con un día de anticipación, antes que el po-
nente diese cuenta de las memorias y se entablase la discusión.
Las conclusiones, pues. que fueron aprobadas por unani-
midad son del tenor siguiente:
La El Prim cr Congreso Nacional de Educación Ca.fólica,
"ccoIIocií!lldo y haciendo C01lsfar el valor educativo de los Ejcr-
S4 F. M. PALl\IÉS

cicios Espiril1:f.ales de San IglIacio~ recomieJlda, qu e la práctica


anual de los ,¡¡isIllOS, establecida :)la para los alumllos de la
'JJUlJ10r parte de los centros de educación católica, se c.t-tlcnda
a lodos ellos.
2 . a Se recomienda de 1010 manera esp ecial el m étodo de
los Ejercicios para la elección de carrcra'/J como complemento
lI ecosario de las moderllos proccdimicl1lolS científicos que la
Psicotécnica el e I/lIeslros días emplea para ,"csolvar el problema
de la orientación profesioual..
3. a Es fa11J bién de g/"01I im.portancia para el pC1jeccio-
1¡amien.to de la educación cal ó/-ica, que los edu cadores y pro-
f csorcss para 1IUllltClICrSC e H el espíritu de Sil altísimo cargo , y
para porfeccionarse eH el dcscm pciio de .'lIt transcendeHtal mi-
sión, practiquen también todos los afios los Ejercicios EsPiri-
tuales; y IPara facilitar sn práctica, el C01lg reso d esea que
se fom enten :v Se propaguen {as ta,lIdas de Ejercicios especiales
para maestros y maastras, que con tanto resultado se han ve-
nido dando estos últimos añq5 en varias partes de España.
Nos proponemos hacer un breve comentario de estas no-
tables conclusiones en el número s iguiente.
FERNANDO 1v1. PALMÉS.

Sarriá (Barcelona ) . ( Continuará.)


lslado aclual de la Obra de los liercicios en el exlranjero ( 1)

Lo Compañía de Jesús, heredera de ese librito maravilloso que se


llama LIBRO DE LOS EJERCICIOS y que San I gnacio escri-
b ió en la Santa Cucva de Manresa, ha juzgado siempre obligación
s uya el no t ener enterrado ese tesoro, sino el comunicarlo a todo
el mundo, para bien de la I g lesia y de la sociedad.
Por eso desde los primeros tiempos de la Compañía se procuró fa-
cilitar lo má s posible la prácti ca de los Ejercicios en to das sus fo r-
mas, ya rese rvand o parte de nu es tras casas ,para las ejercitantes, ya
levan tando otras excl usivamente para ellos.
Restaurada la Compañía, se restaur6 enseg uida la práctica de
105 Ej ercici os. utilizando para ellos los Colegios en tiempo de vaca-
ciones o destina ndo parte de las otras casas a Ejercicios.
Así procedía. la obra hasta que el P. Enrique \Vatrigant conci-
bió la idea de rcstaurar la antigua costumbrCl, de levantar casas
·exclusivamente destinadas a Ejercicios. Innumerables eran las difi-
-cultades de todo género. materiales y morales Que se oponían; sobre
todo el pesimismo ge neral de cuantos le rod eaban acrec entado por
la falta dc ambiente y de opinión; pero el Padre, con la energía y
<constancia que le comunicaba la especial vocaci ó n de Dios, aproba-
,da y bendecida por sus Superio res, supo lu char contra todo, ha sta
ver por fin levantada en ISS:! la primera casa de Ejer cicios en
Chateau-Blanc.
La in stitución trillnfó, y los mismos que le critaban en un prin-
,cipio le hicieron después justicia no sólo de palabra sino de obra.
Pero, en el plan del P. Watringat, esta primera casa no era sino la
:primcra piedra del ed ificio que proyectaba levantar. En Chatcau-Blallc
sólo in tentaba ncreditar la obra., para poder presentarla después como
factible. Por eso. obtenido el primer éxito, acude personalmente a los
·Congresos de Parí s, Reims y Lille para dar a conocer con hechos
(1) eL Chilrles Plater, S. J.: RetTeats lor P eoplc.- London, &10119 & Co.
J O!leph. Papin Al"chambault, S. J . : Les FOI"t el"~C:S du Catholic:Smc.-u Vic
Nnuvdlc, M onln:a l.
Georg Hal"r35ser, S. J.: Excrzitienlcitllng (bernusgcgcbcn vOn) , tt. 1 y Ir.
- TYl"olia, Innsbru ck.
Hubel"t Lucas, S. J. : D ie Exen:iticnbewcgung unsercr Tagc.-Marinni.
sebcr Verlag. Inns bruck.
H. Wat'rignnt, S. J.: Colh:ction de la Dibliothequc lIes Excrciccs de Saint
Ignace.
CRÓNICA

reciente s la obra de los Ejercicios y propagar su práclica; y para


que su noticia n o quedase encerrada en las front eras de Francia,
inspir6 al P . H. ]. Lera,}' la idea de escribir la historia de Chateau-
Blanc, que bien pronto, traspasando las fronteras, recorrió las dc-
más naciones. Los efectos de esta propaganda no Se hicieron espe-
rar. En la misma Francia se levantaron muy pronto las casas de
Braisne, Montbeton, Saillt Acheul y otras muchas.
Fuera de Francia, la primera en imitar el ejemplo es Bélgica;
sigue después España, Holanda, Alemania, Italia, Inglaterra, Es-
tados Unidos, el Ca nadá , ... todas, unas des pués de otras, han ido
secundando este movimiento, sobre todo después Que su S. S. Lean
XIII , en su célebre Breve al M. R. P . General Luis Martín (1),
bendecía los trabajos de los Padres de Francia y Bélgica y exp onia
su deseo de que fuesen imitados por las demás naciones, con aque-
llas encarecidas palabras: "Muy de corazón deseamos crezca cada
día más el ardor de ese celo, y qUe se logre ver desarrollada esa
feliz empresa de Francia }" Bélgica en todos los demás paises del
mundo, con igua.l próspero resultado ",
Gracias a Dios, los deseos de León XIII son hoy una realida.d.
Chateau-Blanc ha sido el grano de mos taza que convertido en árbol
frondoso ha extendido sus ramas por el mundo, de tal manera que
en frase del M. R. P. Francisco Javier Wernz, el ministerio de los.
Ejercicios ha venido a ser "tamquam rninisterium propium nostrae
aetatis". como el ministerio propio y característico de nuestros tiempos.
Pero antes de examinar un poco más despacio el desarrollo ob-
ten ido en las diversas naciones, queremos advertir dos cosas: l.- Que
el p resente artículo no tiene otro fin sino el de ofrecer a nuestros.
lectores una información general, una idea de conjunto del es ta-
do actual de los Ejercicios en el mundo; no es un estudio de orga-
nización ni de métodos, ni siquiera un trabajo hi stórico acabado y
perfecto ; será simplemente un bosQuejo,y mejor aún, un a como ta-
hla o gráfico en el que con pocas y sencillas líneas se ha registrado-
el movimiento actual de Ejercicios. En segundo luga r advertimos.
que al hablar del estado actual de la obra de los Ecjrcicios en el
mundo, deberíamos -e mpezar, claro está, por nuestra Patria, cuna
de los mismos y la primera entre todas las naciones en participar
de su influenc ia i pero como más ade lante en tos núm eros Que, Dios
mediante, seguirán se tratará más en particular de todo lo que se
refiere a los Ejercicios en Espaíla, en el presente artículo hablare-
mos solamente de las demás nacione s.
Con esto, empecemos ya nuestra gira alrededor del mundo por

( 1) Dado a 8 de febrero de 1890.


CRÓNICA 57

FRANCIA
A eJIa pe rtenece si n duda alguna el hab er iniciado el intenso
m ovi mien to act ual de E jercicios. Ya en 1877 se abri6 en Clamart,
cerca de P arís, una casa excl usivamente para Ejercicios en retiro;
la segunda fue "le C hateau-B lanc " , junto a Line , abier ta, como vi-
mos, en 1882 (t). Con ella se convertía en hermosa realidad el
proyecto del celoso P. Vvatrigant; los patronos, los má s metidos
('11 los negocios, fueron desde entonces los más fiel es en asistir a los

Ejercici os en clausura, y al ver por exp eriencia prop ia el bien que


de ell os sacaban, ll evaro n también a su s obreros a la casa de Ejer-
cicios. En Chatea u-Bla nc, pues, se habían echado los fu ndament os
de la hermosa obra que se iba a realizar en la vecina repúbli ca. En
1885 conseguía po r primera vez el P. Watrigant reunir en t o rno
suyo a 34 obreros ; cuatro ai'ios más tarde fueron ya 652 los que
prac ticaron con él los santos Ejerc icios. Así es que muy pronto
le Chateau-B1anc resul tó pequei'io y hu bo que penSilr en otra casa
mayor. ¿Quiénes se iban a encargar de esta difícil empresa? No
podían ser otros que los patronos del Norte de Francia ; ell os m is-
mos tomaron la obra en sus manos y constr uyeron en Mouveaux.
no lejos de L ill e, la llueva y espléndida casa de Ejerc icios de Notre
Dame du Hautmont. En 1890 empezaron en ell a la s tandas de
Ejercicios, y al esta llar la guerra en 1914 la celestial Patrona de la
casa ya había visto entrar por sus puerta s más de 38.000 obreros.
El ej emplo del Norte suscitó no poco s imitadores en todo el r esto
de Francia; aq uí y allá, diseminadas por todo su territorio, fu ero n
apareciendo lluevas casas de Ejercicios. Antes de la g uerra europea
el número de las mi smas se elevaba a 80 y el de ejercitantes, hombres
y muj eres, Que a ell as se recogían anualmente pa ra practicar los
sa ntos Ejercicios, era próximamente de 20.000. E n al diócesis de
Rennes, el celo de un sólo sacerdote reclutó en el corto espacio de
1892 a 19 13 unos 28.000 ejercitantes. T ambién L' A ssociation ·Ca-
tholique de la ]eunesse Fran!;aise (A. C. J. F .) empezó en 1910 31
organizar tandas de Ejercicios para sus miembros, habiendo sido en
el primer año 152 el número de aquellas y 3.524 cI de ejercitantes.
Después de la g uerra la A. C. J. F . ha conti nua do COn igual celo esta
obra de verdade ro apostolado. Baste un sólo ejemplo: desde 1920
a 1922 organizó 484 tandas, de las que formaron parte 11 .567 jóvenes
y en el mismo período se dieron 470 Ejercicios-misión a otros 15.300
jóvenes.
Antes de 1914 la Unión des Retraites régionales que residía

(¡) H. J. Leroy, S. J.: H :e;toire du ChJteJu·Dl:mc. MonOb'r.lphic d'unc maison


de R ctrai tcs.-Paris, La bonne P~s5e.
58 CRÓNICA

e n París, organizaba por s u cuenta, y creem os que sigue organizan-


do hoy dia, l os llamad os Ejercicios ambulantes, esto es, que no
~ s tán vi ncu lados a ninguna casa o sitio determinado, sino qu e se
dan en cua lqui er establ ecimient o o lu gar g rande y apropósito para.
el retiro de los ' Ejercicios. L os primeros ensayas se hici eron en el
<i cp artarn cnto de Finist crr c en I9IO; dos años má s tarde pasaban ya
d e 1.630 los que hicieron los Ej er cicios en esta forma.
D es pués de la guerra se ha reanudado con éxito la obra de los
Ejercicios esp irituales. Só lo la Compañ ía de J esús tiene 16 ca sas ex-
clusivament e d estinadas a los mis mos, y son también muchas las
de otras ó rd enes relig iosas. En Francia pasan hoy día de 10.000 los
,e jercitantes Qu e hacen anua lmente los Ej ercicios dc San Ig naci o ;
cifra bastante consiú erable si se tiene en cuenta que casi todos íos
eje rcitantes so n perso nas de valer. Cit emos dos ejemplos. Era el año
J 92 1. En el gran salón del Instituto Ca tólico de París se hallaban
reunidos escr itores cat ól icos. Era la prim era HZ que sc vcían juntos
los esc ritores católicos de Fra ncia. Se habían reunido para c('le·
hrar la primera Semana de los Escri tores Cató licos.
Acababa de abrir la Semana Rc né Bazi n, el autor de "Le bfé qui
leve ", uno de los apóstoles más elocuent es de los Ej ercicios. Presi-
dia esta primera ses ión el P . Scrtillangcs y toda ella se había ocu-
pado con la Me moria del P. de Grandmaison sobre la vida interior
del escritor cató lico. Aprovechando tan favorables circunstancias, el
r. Bess ieres se permitió hace r a los circunstantes esta observaci ón:
" Tratamos de la vid a interior del escritor cató lic o y ¿ no sabemos
que uno de lo s med ios má s eficaces para comunicar y desarrollar
-esa vida interior son los Ejercicios en re ti ro?" La idea del P. Bessieres
encontr Ó úesde luego el apoyo del organizador de la Semana, quien
1;1 sostuvo ta n elocuentemente que en aquella mi sma sesió n Quedaba
apr obad a. Faltaba la realizción; la s dificultades se multi pl icaban.
Cuatro meses de continuo escribir cartas le costó al P . Bess iere.5,
'péro al fin se organizó; y durante la Sema na Santa de 1922 tenían
lugar en la Villa, Manresa de Clamart , cerca de París, los primeros
Ejercicios a E scr itores Católicos. V entitrc s tomaban parte en cUas,
entre los cuales figuraban a lgunos de los hombres más célebres de
la literatura y parlamento franceses: René Baz; n, J orge Goyau,
Francisco Jammcs, Enrique Grouscau, Francisco V euil1ot, Carlos
Pichoa, Gaetano Bernoville. J osé Denais, Ja vier Vatlat, Pablo Gay,
e lc.. .. El P. Leoncio de Grandmaison les dió Jos Ejercicios. Lo.5
frutos n o se hicieron esperar. An tes de partir tomaron ya dos acuer-
,dos bien prácti cos: repetir todos Jos años los Ejerc icios, y comulgar
juntos to.dos los meses en día prefijado. F rancisco Jammes propuso
jr cada año cambia ndo el sitio de los Ej erci cios, trasladándole de
.París a Paray-Je- hIonial, Ars, F ourvierc, y a otras ciud ades impor-
CRÓNICA 59
tantes d e Francia, para fac ilitar a t odos los escritores res identes en
provincias el asisti r a ell os. La indicaci ón escr ibe el P . Bessieres,
fu é apro bada en princ ipio por todos para el día en que el núm ero
d e adheridos permitiese alejarse de París y aun dup licar las tandas
para darlas más homogeneidad (1 ) .
A sí Se realizó este hecho de tanta trascendencia para Francia y
que al g uien ha ll amado y el principal fruto de la Semana de E scri-
lores cató licos I
En los Ejercicios para el clero nos encontramos con los llamados
UEjercicios, pastorales" . En vez d e la antigua forma de hacer Ejer-
cicios, en la que 500 o 600 Sacenlotes se encontraban reunidos en
e l seminari o para cumplir co n los Ejercicios can ó nicos, sin que
fue se posible el silencio ni el r ecogimiento, varios Obisp os, en espe-
cial los de LilIe, Cambrais, Ami ens, Nanc)' y Arras, han inaugurado
el sistema de pequeñas tanda s por gru pos de 30 Sacerdotes, en una
casa relig iosa, ·co n silencio riguroso y meditación personal. Y todos
los que han gustado d e este m odo de hacer Ejercicios . no quier en ni
oír hablar de la costumurc antigua. P ero aún hay otra iniciativa más
importante, cuyo prop::!.ngandi sta es el S r. Obi spo de Man s Msr. d e
la P or te: que los Sacerdo tes hagan d os o tre s veces durante su vida
unos Ejercici os d e 10 días ent eros; tal es su ideal. La primera vez
había de ser ca si al comienzo d e su ministerio, a fin de e.,aminar
el camino reco rrido)' el que se iba a em prend er, de corregir pos ibles
errores y de rectificar y erros ine\'itable s ; la segunda se ría en la
ed ad madura.
Lan zada por tan ilu stre personaje, esta idea no podía qu edar
estéril. La V illa Manresa, en Clamart, anunciaba en seguida Ejercicios
de 10 días para Sacerdotes, viéndo se concurridos por un buen nú-
'mero de ello s.
Por último, )' con esto terminamos lo refer ente a la Obra de
los Ej ercicios en Francia, en el archivo de Ejercicios de la Santa
Cueva , puede verse una tarjeta-fotografía qUe dice: "Recuerdo de
h primera tanda de Obis pos: 4-9 julio, 19:! I " . Representa un es-
tandart e <Iue lleva bordarlas en el centro la s armas del Papa, a los
lados los escudos del Arzobi spo de Tours y de los Obi spos de
Angers, Poitiers, Luzon. Leman:;, Laval, Nantes y Enos ; y abaj o
el JHS con est e nombre: "R. P . Barret ". Efectivamente, en julio
de 1921 se reunían en Nuestra Señora de la Encina estos ocho ve-
nerables Prelados de Francia para hacer lo s Ej ercicios Espirituales
bajo la dirección del P. Barret. El Papa enterado de este aconte-
cimiento les envió su felicitaci ó n y una bendición especial. En otra
fotografía se ven los ocho Prelados con el P. Director.
(1 ) Vc:ase "Le Rappd ti, 10' 5-'::'::; Y "Documenlalion caU¡oliqut:. 2o· Ma i-.::.::.-
e BE., 11. double 80-SI, p. 48.
60 CRÓNICA

BELGICA
La. primera en seguir el ejemplo de Francia fué Bélgica. y ella
orrece a su vez, en el terreno de los Ejercicios, una hermosa prue-
ba de cuánto pued en las fuerzas aunadas de un pueblo para la con-
sec ución de un fin común. Advertidos por el ejemplo de sus her-
man c.s !o:; Obispos franceses, empeza ron 105 Prelados belgas a 1130-
mar la atendón de los fieles exhortándoles a la práctica de los Ejer-
cicios espirituales. Mas con escritos solamente no estaba todo con-
seguido. Algunos seglare s de influencia lo maron en sus manos la
empresa iniciada por los seiiorcs Obispos.
En el tercer Cong re so social de Licja, celebrado en 1800. se en-
contraban Patronos del Norte d e Francia con Patronos belgas. Al
tratar de los medios Que con venía usar para obtener el mejoramiento
moral de los obreros, se leva ntó un fauricaÍlte francés (1) y con el
tono per sua sivo del que habla por experiencia propia, dijo: " Queréis
tener en yueslra s fábricas obreros apóstoles, que guíe n a lo s demás
y los arrastren al Bien? .. Mandad algunos a que hagan los Ejerci-
cios espirituales, y los te ndréis". E l Obispo de Li eja, Mgr. Doutrc-
JOlL'C acogió con aplaus.o estas palabras y añadió: "Inaugurad este
apostolado en Bélgica, que yo le colmaré de bendiciones". Desde
aquel punto quedó asegurada para la obra de los Ej ercicios la co-
labor<tció n de los Patronos belgas.
"Este fué el primer rayo de luz que esc lareció el horizonte, hasta
en tonces tan sombrío en nuestro pa i~;", escribe el Superior de tina
dr; las casas de Bélgica. Ya no se dud ó más; el P. Lechicn, decli-
cado a las obras socia les, visitó la ca sa de Ejercicios que c1irigía
en Francia el P. vVatrigant, y unas semanas más tarde reunía la
priinera tanda de 15 caballeros en Marchiene-au-Pont y de 42 obre-
ros en Charleroi.
Al año siguiente, 1891, se abría la primera casa de Ek,rcicios en
Fa yt- lez-Manage, a lo s tres años otra en Gante, el año 181)6 otra
en Arlon y luego otras en Lierrt!, Lieja, Alken, y al mi smo tiempo se
fundaban casas de Ejercicios para seiioras.
Con esto la obra de los Ejercicios habia alcanzado en Bélgica un
prodigioso dcsenvoh'imicllto cuando esta ll ó la guerra. Había lle-
gado a tener anualmente un contingente de 12.000 hombres y
24.000 mujeres en Ejerc icios. Sólo la casa de Fayt vió pasar por
sus puertas, en el espacio de 12 meses, a 3.000 ejercitantes; así no
es de admirar Que ya para 1910 hubiesen hecho los Ej ercicios en
Bélgica más de 100.000 obreros.
¿El fruto? No hay para qué ponderarlo. Ahí están la s organiza-

( t) Mr. Cordonnicr, miembro de la .. Association des Palrons tlu N on! ".


CRÓNICA 61
dones católico·ohreras de Bélgica; ahí las afirmaciones del eminen·
te dominico P. Rutteo, quien asegura que los mejores apóstoles los
ha rec ibido de los Ej ercici os, y ahí la s célebres palab ras de un
Presidente del Consejo de Minis tro s bel ga (1) que, admirado del
bien que hacían en su I)aís las casas de Ej ercicios, las dió el expre-
sivo nombre de Fortalezas del Catolicismo. Y Mgr. Rousseau,
Obispo de Tournay, ll egó a escribir: "Debido a la eficacia de los
santos Ej ercicios, se han con stituido en las Parroquias, para inmenso
bien suyo, las más útiles in st it uciones, pero en particular y por Jo
que toca a la clase obrera, se ha formado en todas ellas un núcleo
de almas nobles y escogidas que cs tim resueltas a procurar por
todos Jos medios posible s la victoria del Reino de Cristo en el
mundo".
En cuanto a los Ej erc icios para Sacerdotes, también en Bélgica
va cundiendo la id ea de los Ej ercicios de JO días. La primera tanda
de. estos Ejercicios se tUY O en Alken, en 1016, formabanla 19 ejer-
citantes ; la segunda empezaba 10 días más tard e con JI. Lo s arios
sig uientcs se tuvieron tres tantclas de mod o que al terminar el año
1919. o sca ,e n 4 año s, se habían dado 11 tand as con 318 Sace rdotes.
Hoy la obra está consolid ada y el número de Sacerdotes es de unos
ISO por año. j Cómo no nos han descubierto antes este medio de
santificación! dicen muchos al acabar estos Ej erc icios de 10 días,
::r no pocos ll ega n a pedir Ejercicios de 15 y más dias. En confirma-
ción de lo dicho sirva la si guiente conclusión del IV Sínodo pro-
"¡ncial tenido en Malina s en 1920. Dice así: "Se desea ::r sc recomien-
da encarecidame nte a todos los Sacerdotes Que una vez al m enos
en la vida se apliquen por un tiempo más largo que de ordinario,
como sería por espacio de 10 días, a la prácti ca de los Ejercicios
espirituales, y no en grandes grupo s, como a veces acontece en los
Ejercicios ordinarios, sino solamente con algunos pocos de su misma
vocación ".

ITALIA

Era el día J de julio de 1921. A media mañana un gru-po de tres


mil obreros, precedido de 1 2 banderas recorría la s caBes de Roma
entonando himnos entus iastas. La gente de la Ciudad Eterna los
contemplaba admirada. ¿Es un grupo de fascistas que pide el poder?
Nada de eso. El estand arte ostenta la imagen del Sagrado Corazón
de J CF-ús. ¿ Quiénes eran ?
Eran el aguerrido ejército de tres mil obreros que los Ejercicios
tienen hoy organizado en Roma. Acaban de oir la misa de campaña
(1) El Darón de Broquc....¡Ue.
62 CRÓNICA

q ue les ha celebrad o S. S. en los jardines del Vaticano y van a


dej ar sus banderas, después de vitorear al Papa, en nuestra iglesia
riel Jesús.
¡La obra de los Ejercicios pa ra obreros en Italia! ¡Cuánto ha-
bía suspirado por ella Pío X ! El, Que con su admirable carta al
Sup erio r de la casa de Ej ercicios de N ucs tra Seño ra de Xhovémont
( Li cja) (1 ) la habír!. procurad o fomentar por -tod o el mund o ¿no
tendrá el con sueTo de nrla florece r en Italia? La vi ó pOr fin brotar
e n el tercer afio de s u P Olltifi ca uo al16. en el Piamonte, y al punto
l? envi ó su paternal bendici ó n, l/gozándose, son sus palabras, de ver
apa re cer en Italia una obra que ya ha hecho tanto bien en Bél g ica ",
P ero oigamos al mi sm o organizador có mo cuenta a qu ell os hu-
mild es principi os. La s r elaci one s que d esde hacía dos a ilos se ve-
nían recibiendo de Bél g ica y Alemania sobre la Obra de los Ejer-
cici os pa ra Obreros hici ero n nace r en el D irector de la Con g rega-
ció n ?o.I a n una de Chieri (Turín ) el deseo de tra splantarla tamb ién
a nu es tro Píamonte. y por él a Italia. La idea era excel ente, el fru-
to entre los buenos o breros había de ser g randísimo. Los S uperio-
res pat rocina ro n, pues, la Obra ¡ pero quedaban alg una s dificultades
que \'c ncer: fal ta de lo cal, falta de dinero, falta ue personal, falta
d e ambi ente. H e aquí las dificultades con qUe en Italia, como en lo s
demás países, tropezaba la Obra de los Ejercicios para Obreros ;
pero con la g racia ele Di os y un po co de buena voluntd se ven-
cieron, y el año 1907 se iniciaba en Chicri la o bra con un a tand a de
,30 o hrcros. Al afi o sig uiente se extendía a Turin y Flo rencia ; en
1909 a Milán , patria del ap ós tol de los Ejercicios San Carl os Bo-
rro m eo, Bé rgamo, Roma y Gé nova; en 1 0 10 a Gozzano ( N ovara)
y Bagheria ( Palenno ). A ésta s si g uieron las casas oc Rh o, Monte
Varcll o, Sartirana y PatIua. Náp ol cs cuenta con dos casas, la Villa
M~eerini s y la Villa Wafpole. Sicilia tiene la de N o to ( Siraeu-
sa) , ad em{¡ s de Bag heria. En la prima.... era de 192 2 se abrió en
Triuggio, junto a l\'Iilán. la nueva y grandiosa easa de Ej ercic ios
Villa del Sagrado Corazón, y al añ o sig ui ente, 1923, hici eron ya
los santos Ejercicios en ella má.s de 2.000 ejercitantes, repartidos
en 42 tanda s. En Bérgamo, junto a la antig ua casa de Ej ercicio s,
ha leva ntado e1 Sr. Obispo otra nueva que ha confiado a los PP. de
1:1 Co mpañia. F inalmente, también en R oma se puso no h:l much o
la primera pi edra de una nueva casa de Ejercicios. Expresando en
númc ros la marcha de la obra de los Ejercicios para obreros en la s

(1 ) El P. Gnslon e nrios Cric¡nclion; el Dre\'1,! e, dd B de diciemhre de 1904. -


Vease t.lmbién la carta que a JO du enero del mi~ mo año escribió el
Cnrd. Merry del Val, en nombre del Papa, al Superior uc la C:J.!a
uc Ejerdcitr.! ue Lierre. -C BE., n. 1, p. 6.
CRÓNI CA 63
principales casaS de Italia, pod emos formar la siguiente ureve es-
tadística (1):

Chieri 190¡-1921 r. ....... . .............. . H)S ta ndas con 6.103 oureros


Bérgamo 1909-1914 ..... ............ .. . 14 537 "
Sartirana ( Milán ) J90D- ID21. ... .. . 134 5.7 2 3
Ro'm a 1001)- 1C}2 1 ... ....... ... ........ .. . 74 " 1.8 0 4 "
Bagheria IglO-I921 ................... . 10
Nápoles 1914-19::!1 ~ .................. .. 9
" " 397 17 2
"
Gozzano 1910-1923 ..... ................ . 104 " :::·781
"
" "
Tota!. ......... .. 540 1¡·S37
" "
Vimos -el gozo con que Pío X ,rió nacer la Obra de los Ejercicios
para obreros en el Pía monte. No hay que decir la. al egría que tUYO
al verla extenderse po r Italia y ver que por fin llegaba a R oma.
El enviaba su bend ición a lentadora a toda s partes dond e veía qu e
se inaug uraba la obra; pero en R oma no se contentó con estO. Quis o
hablar con los primeros obreros ejercita nte s y al Vat icano tu\'i eron
que ir (::!) ll eno s de gozo los 34 obreros de la prim era tanda, y al
Vaticano tuvieron que ir los ::!o de la segunda. El Papa les habló
y les dijo que no le podían haber dado mayor co nsolaci ón que ésta ;
saber que los obreros habían hecho Ejerci cios espir itua les. ¡ Qué
diría hoy el Santo Po ntífic e si en .... ez de 30 hubiera visto 3.000 1
P ero lo mú s consolad or es que todos es tos obreros, los tres mil
dc' Roma y lo s catorce mil de toda Ita lia están organizados e n Li-
gas de Perseverancia con un día de retiro mensual. Merced a esta
orga nizaci ón ha n con servado siempre pujante el espíritu recibido
en los Ejercicios y hall podido r ealizar act os pÍlblic05 oe piedad que
los han hecho populares. Tales son en R om a las Misas de campaiia
que Benedicto XV les celebró en julio de 1921 en los ja rdin es del
Vaticano, y Pío Xl el año 1923 en el patio de Belveder e. Tales son
los Congresos Eucarísticos interparroqu iales de las Liga s de Per-
severancia, como el celebrado en Gozzan o en mayo de 1913, donde
un auditorio de obreros ejer citantes aplaudi ó fr enético a los orado-
res obreros también ejercitantes, al oirl.e s disertar de "la Comunión
general men sual de la Liga, de la Misa, de la Comunión frecu ente
y especialmente dominical y de los días de fiesta. de la s visitas a
Jesús Sacramentado, de la Reparaci ón, esp ecialmente contra la blas-
femia, del Apostolado, etc".
"En onCe años de ministeri o episcopal, decía en su discurso
final el Obispo diocesano, no he experimentado nunCa una conso-.
el ) Hubert Lutos, S. J., l. C., p. 17.
(.:! ) El z6 de seti embre de 1909.
CR6NICi\

lación tan grande," Hoy he gus tado alegrías de paraíso". Y no es


c..xtraño que en 1913 dijese es to el que ya en 1910 escribía así a otro
insigne Prelado: "Yo no sabría ciertamente indica r obra que pro-
po rcionase a la s almas, a las familias y a la misma sociedad mayores
bie nes qUe ésta de los Ejercicios espirituales para obreros. Los
frutos obtenido s en Gozzano con las pocas tandas que se han podi-
do dar, han sido sorprendentes, por no deci r, milagros os. Por eso
yo hago votos porque J.llla obra tan santa y santamente restaurado-
ra encuetre numerosos bienhechores, los cual es ciertamente no po-
drán emplear mejor su dinero".
Mas pasemos ya a otras inici ativas interesantes e inst ructivas. San
Ignacio supone que puede haber personas que quieran hacer los
Ej ercicios y que por otra parte no puedan abandonar sus negocios.
Para éstas provee en la anotació n 19 la manera de que hagan los
Ej ercicios aun en medio de sus ocupaciones.
Esta práctica muy usada por nuestros primeros Padres, sobre
todo por el P. P edro Fallro (1), ha vu elto a r enovarse en nuestros
día s en Génova del primero de abril al primero de mayo de 1921. He
aquí el caso. Una docena de seíiores genoveses, que luego subieron
a quince, aceptaron hacer los Ejercicios según la anotación 19. Eran
personas muy ocupadas y no hubieran podido por eso retirarse a
una casa de Ejercicios. Contábanse entre e ll os alg unos ahogados,
varios ingenieros, comerciantes y periodistas ; casi todos pres iden-
tes o miembros de Asociacion es católicas. Se reunían todas las tar-
de s en el Oratorio de San Donato. desde las 6 hasta las 7 en punto.
Dist ribuída la hoja de la meditación la leían, luego escuchaban la
explicaci ón. Terminada ésta, ante el Santísimo c.xpuesto meditaban
lo que habían oído con el método y orden indicado, y se ponía fin
con la bendició n del Santísimo.
A todos se les había dado el librito del P. Franco, S. J., sobre
el mes de Ejercicios. En éste tomaba cada uno por la noche en su propia
ca sa los puntos de la meditaci ón para la mañana siguiente, que
hacía cada cual en particular, y después de los puntos hacían tam-
bi é n el examen de conciencia particular y genera~ según se les ha-
bía indicado. Los que podían leían todos los días en dicho libro
otros documentos muy útiles que por otra parte después se les
explicaban a todos de palabra. Los Ejercicios se terminaron con
mucha ed ificación de todos y gran satisfacción de los eje rcitantes.
"Nos es grato anunciar, escribía la revista de Ejercicios de Goz-
zano en abril de 192~ , QUe. un buen número de jóvenes se ha propuesto
ya hacer en esta forma los Ejercicios enteros y ya se han provisto
del libro en que están las meditaciones y las instrucciones".
(1 ) el. Monumenta Historica, Soco J esu; Monum. Fabri, carta ~7, y 30,
nota.-Nondl, Ejcrc. espiro pp. 6!).g.:r,
Cn61\"1CA 65
Otra iniciativa muy interesante es la que se re fiere a la impor-
tantísima práctica de los Ejercicios de mes. Pero de esto esperamos
llablar largamente en otro número.

HOLANDA (1)

En el terreno ele los Ejercicios no empieza a figurar Holanda


sino algunos años más tarde que su vecina Bélgica. Durante el pri-
111er lustro del sig lo actual no hubo en todo el país ni una sola casa
de Ejercicios. Tarde apuntó en la brumosa Holanda esa Aurora
·de renovació n espiritual con que los Ej ercicios habían iluminado el
ciclo de otras naciones; pero muy pronto, gracias a una cam paña
muy bi en organizada y muy activa y eficaz, esa Aurora debía tomar
allí lo s má s vivos resplandores del mediodía, y hoy se aventaja
Holanda a los demás países en la práctica metódica de los Ejerci-
cios e n retiro. En época relativamente reciente, en 1906, vari os ca-
tólicos influyentes del Limburgo holandés hicieron los Ejercicios
en la casa de Xhovémont, junto a Licja. El señor derramó sus lu-
ces sob re ellos y les dió a sentir vi vam ente la grande eficacia de
los Ej ercicios y su mucha oportunidad en los tiempos mod ernos.
Allí estaba el Diputado y más tarde Min is tro de Instrucci6n pú-
blica Mr. R cgout y d actual Pres id ente del Consejo de Mini stros
.de Holanda .
Vueltos a su patria emprendi ero n esa organización verdadera-
mente admirable de la obra de 10 5 Ej ercicios en retiro que ha pues-
to a H o la nda en este ramo al frente de las demás naciones. H o-
landa, con ser t a n pequeña, cuenta con doce ca sas de Ejercicios
para hombres y mujeres, alguna s de las cuales, como la Manresa~
huis de Ven Ia y la Loyol2!huis de Vug ht, junto a 's H crtogcnbosch,
reciben cada año unos 4.000 ejercitantes, y otros 2 .000 la de Aal-
beck. Ma s, por la misma abunda ncia de materiales y por el carac-
ter general de esta reseña, nos vemos obli gados a acortar esta rela-
<:i ó n., reservando para otro número el estudio completo y detallado
de la obra y organización holandesas. Hoy basten unos pocos dato s.
Copiamos del Manresabode (Men s3jcro de Mauresa) , número de
agosto de IQ23:
" Desde junio de 1908 a julio de 1923 se dicron en aquella casa
1.000 tandas de ejercicios, en~ las Que tomaron parte 60.348 ejerci-
tantes, de los cuales habían repetido los ejercicios 18.690".
¡Tres números que vaten por muchas página s !
No ticne. pues, nada de cxtra fi o que en Holanda se haya deja-
do sentir de un modo especial la maravillosa eficacia de los santos

(1 ) Karl Sudbr.:lck: Die geschlo&!lcnen Laiencxcrútien in E oJl:md.


66 CRÓNICA

Ejercicios. Conforme al juicio de persona muy competente, a ellos


se debe en gran parte el Que 105 partidos católicos de Holanda, ante s-
tan distanciados y tan hostiles entre sí, se hayan unido estrechamen-
te en uno solo poderosísimo. Fabricantes y propietarios, campesi-
nos y obreros, todos se han dado mutuamente la mano y se han
unido ,en una alianza ofensiva y defensiva, Que trabaja activamente
con unidad de acción y de dirección en favor de la causa católica.
Mas aún. Por allá el mes de noviembre de 1918, cuando la re-
volución llamaba a las puertas del Reino holandés y un jefe socia-
li sta anunciaba ya ell público discurso la victoria de los rojos, se lla-
mó a toda prisa a los soldados católicos de las provincias del Sur,
(Limburg, y Noord Brabant), donde florecían las casas de Ejerci-
cios en las que en más de una ocasión habían templado sus alma s
la mayor parte de aquellos soldados, y Se les mandó al norte del pais
para que protegiese n y defendi ese n la capital gravemente amenazada
y si entonces hubo un trono menos que Se desplomase, una corona
menos que rodase por el polvo y un pueblo próspero que conser-
vase la paz y el orden, se dehió todo ell o, es voz común, a la influen-
cia de los Ejercicios, en Jos cuales el noble caballero de Loyola
enseña a dar a Dios lo que es de Dios y al César 10 Que es del César
(I) .
Los católicos holandeses van extendiendo cada día má s su acti-
vidad y hasta han ll egado a orga ni zar tandas de Ejercicios para
protestan tes. El éxi to no ha sido pequeño; mas de esto esperamos
hablar también en otra ocas ión.

ALEMANIA (2)

El pueblo alemán quiere hoy segui r las huellas de Holanda. Fuer-


te ha sido la tribulación de la guerra, pero la Providencia qUe de 105
males saca bienes, ha sacado aquí este bien: la firme persuasión de
los católicos alemanes de Que "sine Me nihil potestis facere", de
que para dar frutos sólidos y consistentes, es necesario ser sarmien-
tos fuertemente adheridos a la "id.
El modelo que han tomado para su organización, como ellos
mismos lo dicen, es Holanda. Pero quizá podrá preguntar alguno:
¿Es qUe hasta ahora no había casas de Ejercicios en Alemania?
Copiamos la respuesta de un cronista. Los Ej ercicios espirituales
de San Ignacio gozaban ya de mucho favor en Alemania en el últi-
mo tercio del siglo pasado; pero el período verdaderamente glorio-
se de la obra de los mismos Ejercicios en nuestra patria empieza

(1) Hubert Lucas, l. C., p. ~:;¡.


(~) ¡b., pp. 3-9-
CRÓNICA

con el si glo XX. " T entativas sin probabilidad ue éxito !! se Hamó en


1900 a los primeros ensayos del P. Julio Seiler, S. J., cuando este
Padre emprendi ó resueltamente la construcci ón de ca sa s de Ej er-
cicios para obreros. Aparecieron montañas de dificultades; si se
aducía el ejemplo de Bélgica y de otras naciones, oponía se la diver-
sidad de cir cun stancias y se insistfa en la falta de tiempo, de medios
y aun de capacidad suficiente para hacer los Ej ercicio s en la clase
obrera.
P ero el excelente resultado de la obra tan animosamente comen-
zada acab ó pronto por vencer toda s la s dificultades y di sipar todas
las duda s. Muchas Asociaciones, en vista de la gran impo rtancia
de esta O bra para su propia exi stencia, la tomaron como propia y
empezaron a mandar a sus obreros en número siempre creciente a
las casa s de Ej ercicios. Con esto el porvenir de la obra de los Ej er-
cicios q uedó a segurado para gran bien de Alemania.
Los s ig uientes datos darán id ca de la marcha de ella en 105 últi-
mos 40 años. L a ca sa más a nti g ua y todavía existente, es la casa
parroqu ial de Gcm cn, junto a Borken, en \:Vestfalia. Su historia se
remo nta al afio 1849. La " Ca sa de San Miguel ", de 10 5 P P . de
Steyl, a lbergó en su seno, desde 1877 hasta el fin de la gu erra, a
44.000 ej ercitantes seglares y a 6.700 Sacerdotes. En 1893 abri eron
los P P . Capuchinos la casa de Altoctting; para 1914 eran ya 16.000
los Que habían hecho en ella los santos Ejercicios. T r t!veris ha ob-
tenido señalad os triunfos en es te mismo terreno. La "Casa de San
Jase " acog ió desde 1890 a 1922 unos 30.0000 ejercitantes de todas
clases y cond iciones; allí mismo, la "Casa San Mi g uel" recibió otros
25.900 desde 1889 ha sta 19J 4, y finalmente, en el Con victorio de la
misma Ciudad y en el espacio de 24' años (1897-1919), hi cieron los
Ej ercicios más de ::!5.000 jóvenes. En Tisis, junto a Fcldkirch, y en
un o de los más pintorescos valles que forman los Al pes en la pro-
vincia austriaca de Vorarlberg, está la célebre "Exerzitienha us " de
la Prcl\'incia jesuítica de Germania superior. Difícilmente se hallará
un sitio más a propósito para las almas necesitadas de paz y de r epo-
so, ni un a casa que rcuna mejores condiciones. Prueba es de ello el
que, de sde 1896 a 1922, han llamado a sus puertas 35.000 ejercitantes,
ca si todos sacerdotes . Entre éstos gloríase Tisis de contar a S. S. el
Papa Pío XI, el cual antes de su elevaci6n al solio pontificio hizo
dos veces los santos Ejercicios en aquella casa. Emulo de Feldkirch,
en su elo holandés, es '5 Hccrenberg, (Emmerich) , Noviciado y Casa
eJe Ejercicios de los J esuítas alemanes de la Pro\'incia de Germanía
inferior; desde I91I ha sta que la guerra paralizó su acti vidad, recibió
a 4.830 ejercitantes.
Al cumplir el 25 aniversario de su fundación , la casa de Val-
kenburg llevaba dadas 2.575 tandas de. Ejercicios, formadas por
68 CRÓNICA

130.000 ejercitantes casi toclos alemanes. La casa diocesana de Müns-


ter se fundó en 1902; en 1920 había recibido ya a más de 25.000 ejer-
citantes. "San Rcmigio tI, que así se llama la casa de Ejercicios de
Vicrsen, se abri.ó en 1905; diez años más tarde pasaban ya de
16.000 los hombres y jóvenes que habían practicado en ella las santos
Ejercicios. La gran casa de Wcrl, en Westfalia, abierta en 1908, es
muy frecuentada por hombres y mujeres. que se complacen en lla-
marla la "Santa Casa de los hijos de San Francisco", Al estallar la
guerra, el número de tandas ascendía a 200 y a 13.886 el de ejercitan-
tes . La casa de Herzogenaurach (Baviera) registra en sus listas,
desde 11)09 a 19I4, 4.510 ejercitantes, y la casa de San Fidcl, en Ing-
bcrt (Saar), no menos de 5.500 en los años de 19I1 a 1914.
Pero ¿no ofrece la Obra de los Ejercicios espirituales en Ale-
mania algún aspecto nuevo e interesante? Sí que lo ofrece y preci-
samcnte en lo que fué su distintivo, en lo militar. Nos referimos a
lo s Ejercicios a reclutas. En 1905 se comenz6 en Viersen (Rhein-
land ) el trahajo con los reclutas. Los primeros que- hicieron los
Ej ercicios fueron 50 repartidos en dos tanda s ; al siguiente se tri-
plicó casi el número, llegando a 144; en 1917 llegaron a 343 y, en
1918 a 3.215, repartidos en 40 tandas.
En 19D7 se coroc¡\zaron éstas en Münster (\Vestfalia) y llegaron
a 65 reclutas ej ercitantes. La afluencia de los mismo s fué aumentan-
do rápidam ente y en 19IO ll egaron a 2.600. repartidos en 10 lpca-
lidades. Dos años más tarde se dieron los Ejercicios en 51 punto s
diferentes a' 7.970 reclutas. Su entusiasmo para ir a hacer los Ejer-
cicios, especialmente antes de ir al servicio, fué de tal suerte en
aumento. que 1913 asistieron cerca de 13.000, que se reunieron en úo
casas distribuídas Jlor diversas' diócesis de Alemania. En r esumen,
desde 19O5 hasta 1914, hubo unos 45.000 jóvenes que no quisieron
vestir el uniforme militar sin antes jurar fidelidad a Cristo, su Rey
el erno, en los ~ santos Ejercicios. La obra continuó durante la guerra
siendo más r1e 22.000 los soldados que hicieron los Ejercicios. Más
aún, en aquel calamitoso tiempo, se dieron en Suiza los Ejercicios
espirituales a muchos internados alemanes.
La guerra hizo que se cerraran en muchas partes las casas de
Ejercicios o al menos que disminuyera mucho el número de tandas
y el de ejercitantes. Pero el movimiento de Ejercicios no pudo ser
suprimido, antes muy al contrario se hizo más fuerte. La misma ne-
ce sidad y miseria inauditas de los actuales tiempos están pregonando
a voces la oportunidad de los Ejercicios espirituales, como gran m e-
dio de renovación y resurgimiento moral de las almas_ Las cifras
hablan elocu entemente.
A las antiguas casas de Ejercicios que después de la guerra vol-
vieron a abrise, se han afladido otras 15 nuevas. Recientemente los
CRÓNICA

PP. de Hintrup han abierto con el mismo fin una casa en Hamen
('\Vestralia) , y los Oblatos de la Bienaventurada Virgen María se
han encargado de la de Gemcn, junto a Borken (Westfalia) . Los
PP. Dominicos cstim levantando otra en Mcckinghovcn, cerca de
Recklinghausen, }' el señor Deán Anhcier ha logrado también con s-
truir una en Eusdorf (Saar.)
En Leutesdorf del Rhin se acabó en 1923, después de vencer
grandísimas dificultades otra casa de Ejercicios. Su fundador lo
es también de la reciente Congregaci ón de San Juan Bautista, cuyo
fin es "pro mover con la oración y expiación, con la palabra y los
escritos, pero ante todo por la fundaci ó n del mayor número posible
d(' las casas de Ejercicios, la resta uración católica de Alemania".
La s casas de Schweicldbe rg. Münstcr, Niedcrkassel y \:Verl están
en plena actividad, yen esta última solamente, desde 1919 hasta 1923, se
dieron ~::!o tandas compuestas por 12.785 ejercitantes.
En Rottmann shoche ( Baviera), g raciosa mente s ituado sobre una
colina cubierta. de bosque, con el lago Starnbergersee a los pies ,
están si empre todos los sitios tomados, y Altoetting recibe cada afio
d(- 4.000 a s.ooo ejercitantes.
Para terminar copiamos lo que con fecha :28 de noviembre de 1924
nos escribía uno de los más celosos apóstoles de los Ejercicios en
Alemania: "En la actualidad cada mes señala efectivamente una nue-
va e importante -e tapa en el desarrollo de la obra de los Ejercicios
en Alemania" (1).

AUSTRIA

Desde mediados del siglo pasado hasta nue stros días, en ningún
país de lengua alemana se han dado tal vez tanto los Ejercicios como
en Austria: hecho tanto más digno de notarse cuanto que no 11
allí en mucho tiempo ni casas ni organización alguna. Aquellas
aparecieron no ha muchos años
Sin embargo la Obra de los Ejercicios prosperaba gracias a'
celo de muchas casas e instituciones religiosas. Ya hemos hablado
de la casa de Ejercicios de Tisis, junto a Feldkirch (Vorarlberg),
dirigida por los PP. Jesuítas de la Provincia de Germania super
La "Antoniu shaus" de Tisis para muj eres pertenece a las Hermanas
de la 1.fiscricordia. Los PP. Redentoristas tienen una casa de Ejer-
cicios en Puchhcim; y otra en Ebcnzweier las monjas de la misma
congregaci ón ; ambas casas están situadas en Austria superior. El
convento de San ta Filomena de Viena está especialmente des tinado

( 1) "Jeder M onat \)r'ingt t:J.lsa:chlieh j t: tzt dne m~ L1c wichtigc Elappc in dcr
d eulschcn E xer.::itienbcwegung"
CRÓNICA

a la Obra de 105 Ejercicios espirituu'lcs¡ asimismo el de las Herma-


na s de Dürrnberg (Salzburgo), convertido ha pocos añ os en casa
óe Ejercicios. La casa-misión de San Rup crto, junto a Bichofshovcn
(Salzburgo), perteneciente a los PP. de Steyl ha sido agrandada re-
ci entem ente con otro gran edificio exclusivamente de stinado a Ejer-
ci cios. La m odesta casa de San José de Hall (Tirel) Jo es también
de Ejercicios desde hace tres años y sirve tanto para hombres como
para muj eres. Los PP. Capuchinos tienen destinada para Ejercicio!;
una parte de su nuevo convento de Landeclc (Tiro l N. ) ; los mismos
PP. Capuchinos han construido en el sur del Tirol, cerca de Meran,
la casa de Ej ercicios de San Fidel. A fines de 1923 se compró en Brci-
t cnfurth, junto a Viena, un hotel para convertirlo en casa de Ejl!r-
cici os. El Eminentísimo Cardenal Piffl en carta circular escrita
a su pueLlo y clero les encomendó vivamente esta obra.
P o r 10 dicho se ve cómo también en Austria acaba de iniciarse
un m ovimi ento organizado de Ejercicios¡ modesto en sus principio s,
promete mucho sin embargo para el porvenir, debido principalm ent e
a la influ encia de los tres Congresos de Ejercicios tenidos en Inns-
bruck en el verano de 1922, I923 Y 1924 (l). Con este mismo firu
s(> ha constituido en el Canisianum de la misma ciudad de In115-
hruck U11 Secretariado genernl de Ej ercicios qUe es el centro prii1-
ci pal de informaci ón de la Obra y tiene además una editorial de
libros. folleto s, etc., sobre Ejercicios. También se ha fundado alli
mi smo una Biblioteca de Ejercicios de muy vastos planes.
En el terr eno práctico y para dar impulso a la Obra de los Ejer-
cici os, el S r. Obispo vVaitz creó una Comisión de Ejercicios en el
norte del Tiro!. El Secretariado de acción católica se encargó en
seguida del de Ejercicios, en la diócesis. Parecidas a ésta se han
fundado o tras Comisiones en Viena, en la Iglesia "am Hof", y en
Klagenfurt. En Vorarlbcrg se fundó en 19~2 la Asociación Ignaciana
d f" homhres según el modelo de la suiza del mismo nombre.
Gracias a todos estos medios el movimiento de Ejercici os ha to-
mado gran impulso sobre tod o en el TiroI, donde en 1923 hubo mas
d e 1.400 ej ercitantes repartidos en 5:: tandas. Dirige este movimiento
,,1 Secretariado católico tirolés bajo el amparo y protección de la
( omisi ón de Ejercicios. Entre las diversas organizaciones católicas
hay una que trabaja con particular entusiasmo y fervor en todo lo
{1Ue se refiere a Ejercicios; es la Asociación de señoritas tiroleses
que en poco tiempo ha reclutado 17 tandas con 700 ejercitantes.

( IJ Véase Exc" zitimleitung, I·lI.


cnÓNICA 7'

SUIZA
Además de la casa de \Volhusen (cantón Lucerna) exclusivamente
destinada a Ejercicios, hay en Suiza una larga serie de colegios y
casas religiosas en la s que de una manera. regular y ordinaria se
dan muchas tandas de Ejercicios. Asi, por no citar otras muchas,
las casas San Pelagiberg (Thurgau), Stella Maris, cerca de Ror-
sc hach, San Iddaburg( S. Gallen), María Bildstein (ib.), y los colc.-
.g io s de Schwyz, Schwandegg-Menzingen (cantón Zug), etc., etc.
La Liga de San Ignacio de Jos caballero s suizos tiene por debcr
-el fom entar más y más cada día el conocimiento de los Ejercicios y
llevar s u espíritu a la práctica de la vida. Conforme dijo el Obispo
de Lausana y Gincbra, Mgr, Bo\'Ct, débese al celo ardoroso del
ahilé de. Maillardoz de Friburgo el que se introdujera en Suiza. con
-excelentes resultados, la costumbre de dar EjerciciOS a se g l.are~.
~ 'Lo que a muchos parecían suellos irrealizables háse visto conver-
tido en hermosa realidad" (1).
y ¿cómo se reclutan los ejercitantes? Indicaremos sólo un pro-
cedimiento muy práctico; es el usado por el Secreta riado genera l
.del cantón de Zug, y consiste en enviar periódicamente a los jóvenes
d e ambos sexos diversas hoja s de propa ganda de Ejercicios, por
la s que se les invi ta a hacerlos y se les declara el fin, importancia y
-excelencia de lo s mismos. Según noticias fid edignas, son muchos y
muchas las (IUe aceptan semejante invitación.

POLONIA
Después de vencer no pocas dificultad es se ha logrado CO.lser-
"Yar en Polonia dos casas de Ejercicios propiamente dichas, Dzied-
zice y Lwow, si bien el movimiento de Ejercicios es allí todavía in-
cipi ente: según da tos de 1D21, no pasa n de algunos centenares al
.año los que hacen Ejercicios. En Polonia son más frecuentes y por
·cierto muy fructuosos los Eje rcicios-misi ón o mi siones populares.

·C H EC O E S LOV AQ lA (2)

El P. Jar051ao Ovecka, S. J. de Praga resume así la Obra de los


Ejercicios espirituales en Checoeslovaquia: Hay casas de Ejercicios
~n Holstcin (Machren) y en Hájek, junto a Praga, ambas para sacer-
-dotes; otra hay en Kostc1ná; la gran casa de V clehrad empezada
(1) ib., I, pp. IJI-IJ~.
(;1) ib. 1, p. IJJ Y s igs.
CRÓNICA

ba jo la protección del Sí. Arzobispo de Olmülz, Dr. Stoj~n, esta,


para terminarse y tendrá más de I ZO aposentos.
En la parte checa. de Bohemia se están construyend o otras dos
casaSj ambas estarán junto a uo s santuarios naci o na les de la V irgcn~
en Altbunzlau y -en el "Santo Monte " ( Sv ~ H ora ) , cerca de Príbram.
En Stiaonik hay otra en proyecto y se destinará ademá s a Ejerci-
ci os el palacio de v'c rano del Sr. Obispo.
En la Bohemia alemana, tambi én junto a dos sa ntuario s de la:
Virgen, en Filippsdorf y en Grulich, los PP. R edentoristas traba jan
activamente en el m ini sterio de los Ejercic ios esp iritua les. R eciente-
m ente les rué cedido a esto s PP. un pequeño castillo en el nOrte
de Bohemia para qUe lo conviertan en casa de Ejercicios.
Por lo que t oca a las tandas de señoras, ba ste deci r que son
muchísimas, gracias principalm ente a la coop eraci ó n y cel o de mu-
chas casas relig iosas. La s juven t Lldes católicas han ofrecido tambicn
importantes servicios a la Obra de los Ejercicios espiritua les. La
asociación g imnástica "O rel " pone gran empeño en que todas Ia.s
agrupaciones que la componen, hagan los Ejercicios ca da aii o. En
I{):.?I el 40 por IOO de ellos tos practi caro n, y de los 294. g rupos que.
hay en Bohemia, 268 hic iero n igualmente los Ejercicios en 1922. De
las otra s as ociaciones católicas de j óvenes no tenemos datos algunos~

y U GOE SL AV1A e,)


Durante los dos último s decenios se ha despertado en Yugo-
es tavi.¡, -esto es, en Croacia y E slovenia, no poco entu sia smo por
los Ejercicios espirituales. Hac e 16 años se empezó a dar los Ejer-
cicios a las maestras en Zagrcb, y desde hace 4 31iOS en Diakovo,
Ljbliana (Laibach) y Maribor (Marburg) . También los jóvenes.
universitarios han querido tomar parte en este movimi ento de Ejer-
cicios. al cual se van agregando poco a poco los artesanos.
Ultimamente los Obispos y ugoeslavos se han dirigido a la s jU-
ventud es católicas para hacerles ver el valor grande de 105 sa ntos.
E jercicios, " los cuales sirven, son SLlS palabras, no sólo para formar
11ombrC's, sin o también apóstoles".
En Eslovenia se emplean en este importante mini sterio Sacer-
cotes sec ulares. En la s grandes ciudad es Se dan además con fr e-
cuencia ejercicios-misión para el pueblo. Casas de Ejercicios propia-
m ente dichas no las habia ha sta hace poco tiempo, en que el prín-
cipe-obispo de Liabach regaló una finca e inició tina suscr ipció n con
este fin. Asimismo el Sr. Arzobispo de Zagreb (Ag ram ) ha ofrecido
un terreno para una ca sa de Ejercicios. Así que dent ro de poco la
obra d(' 105 Ejercicios contará con dos casas en Yugoeslavia.
( I) Hubcrt Lue3!, 1. e., pp. I ;:I ·I J .
CRÓNICA 73

HUNGRIA
E sta joven naClo n no tiene hoy más que. dos casas de Ej ercidos ;
una pequ eña pa ra bombres junto a la residencia de tos PP. J cs uí-
la s de Budapesl, y ot ra. de la s MM. Reparadoras de la misma ciudad
para muj eres. ,Según notici as reci entes se proyecta la construcci on
de una nuev a casa excl usivam ente destinada a Eje rcicios. Ahora se
dan estos principalmente a los Sacerd otes, y muy poco todavía a
los seglares. Sin emba rgo, en la diócesis de E ger, se han obtenid o
notables fru tos co n 105 Ejercicios a campesinos. También se em-
pieza a darlos a los presos de la cárcel. "Es verdaderamente mara-
vi ll oso, dice el Padre que se ocupa en este hermoso ministerio, cómo
l<l gracia de Di os penetra en 'e s tas almas extraviadas. Aunque el
hacer los Ejerci cios no se impon e il nadie, si no que se deja a la li-
bertad de cada uno, sin embargo la inmensa mayoría quiere hacerles
y los hace con provech o. Sirva de ejemplo el caso de un sacerdo te ap ó s-
tata, comisario del pueblo durante el régimen de Bcla Kun y encargad o
por él de la confiscación d e lo s bienes d i la I g lesia y de los reli-
g iosos , el cual en uno de 'esos Ejercici os se convirlió totalmente a Dios
con llotabk edificaci ón de todos. I Cuánto sería de desear, continúa
el mi smo Padre, que es tos Ejercicio s-doblemente cer rados- se ex -
t .~ ndieran a o tras partes! l' Y vaya otro h echo muy edificante : En
1 ~2 I se recogieron en la Abadía benedictina d e P a nnshalma más de
20 dilHlt.¡tJOS para hacer a llí cuat ro dbs de Ejercicios espirituales.
E sta Abadía es muy antigua y el Abad actual, al invitar a los di-
putados al santo Retiro, les decía estas tc..xtualcs palabras: "Hace mil
aii(ls que este sag rado monte abri6 los canales d e las gracias del cí eio
y se dará por muy satisfecho s i, des pués de di ez siglos, pued e con-
tribuir de nuevo a derramar el bálsamo de la divina gracia sobre
las ll agas producidas po r el desastre mundial, y si puede nuevamen-
h~ ll enar las a lmas de los que desean el resurgimiento cris tiano ue
H ungr ía con aquel divino aliento tan necesario para la gran emp resa
d e la reconstrucción d e la Patria.
L o más hermoso fu é q ue la prensa húngara no ridiculizó el su-
ceso; a l contrario, uno d e los peri ódicos liberal es escribía : <lOmen
conozca la gran conquista que hizo el mundo entero con la i ns-
titución de Jos Ejerci cios espirituales de Sa n I gnacio de Loyola ,
no se reira de los peregrinos de P a nn sha lma ... Ju stos SO n los mo-
tivos que en la hora presente obliga n a los fie les a examinar s u pro-
pia conciencia y meditar las ens eña nzas y las verdades cri s tianas.
No es torbemos , pues, a los diputados que hacen los Ejerci ci os cs-
pirituales: el país puede esperar mucho de la elevac ión d e su s
almas . Es convicció n de los cri stianos que el orde n mundial n c...
74 CRÓNICA

puede restablecerse sin la vuelta a las ideas de la fCj y para esto


p reci samente sirven los E jerci cios espiritua les ". ¡ Oh, si este ejemp lo
halla se imitadores en 105 otros Parlamentos!

INGLATERRA
Pasemos el canal y yisitemos las casas d e Ejercicios de la Gran
Bretaña. Qu e en la isla de los santos, en Irl anda. haya algunas de
e stas casas a nadi e puede c.xtrüñarlc. "MilltoWll Parle, junto a Du-
bl in, fué. siempr e un sitio muy irccuentado por los ejercitantes. En
1921 se construyó en R a thfarnham, t ambién cerca de Dublill. una
nue va ca sa de Ejercicios. La Obra de los Ejercicios en Irlanda dcl>c
muchísimo a l ce lo ardi ent e del incan sabl e P. Guillermo D oyJc ,
muerto santa y gl oriosame nte en la s trincheras de Bélgica. De él
es peramos hablar alg ún día.
En E scocia dan Ejercicios, los Benedictinos en Fort Agustín j
los R edento ris tas en Perth y desde 191 0 también los Jesuítas en
BoLhwel1.
y en In g lat erra, el país del negocio, de la gran industria y de
b continua agitación que ambas COsas importan ¿ habra también por
vent ura a lgú n lugar recogido y a propós ito para ese trabajo interior
que labra y perfecciona y eleva las almas? ¿habrá a llí tiem po para
r ecogerse de cua ndo en cuando a la soledad y silencio de la casa de
Ej ercicios y para oi r atentamente la voz de Dios y de la conci encia ?
Mucho se enga ñaría quien dudase de ello: los in gleses son muy
prác ticos, y así no podían descuidar un m ed io tan eficaz para la
lJropia santificaci ón como los Ejercicios es pirituales.
Ya hacia la mitad del siglo pasado el gra n Carde nal Vv'"i seman,
.acomodándose a la s aficiones ma rineras de su pu eblo, le pintaha las
casas dI.! Eje rcicios como lugares de refugio y puertos de calma,
en donde la naveci lla, cansada y rota del a lm a em. totalm ente re-
para da y provi sta de timón y compás y velas nuevas, a fin de que
p ud iese emp rend er de nuevo el viaj e de la vida con plena seguridad
( 1) . y como el Card enal \Vi scman, así lo hici eron otros grandes
Ca rd enale s ingleses, los Cardenales Newma n, Maning y Vaug han ,
empezando por hacer ell os mism os muy seriamente los Ejercicios
-espirituales.
Estos luga res de refugio, estos p uertos de paz y d e calma 110
exis tían en aquel en tonces en Inglaterra. P ero al fin en 1908 se con s-
truyó la primera casa de E jercicios junto a Manchester, la casa d e
'Compsta ll , tra sladada dos a ños más ta rde a R omiley (C heshirc ),
( ,) Prólogo del Cardo Wiseman a. la edic-i6n de los Ejerci¿05 puhlicad:J
por D olman en ' 847. - Ch. Plater; R etrca.ts for P eople,
" Appendix A tt • p. ;l7S.
CRÓNICA 75
con el nombre de "Nues tra Señora d e Oakwood". En 1911 se fund ó
la ca sa de O sterley, junto a Londres, y la de Romiley se cambió
en 19:::3 por la "Loyo!a Hall" ti c Rainhill, a unos 10 kiló metros d e
Liverpool. U ltimarnente se ha abierto la casa , de Maryfield para es-
colares y jóvenes obreros (1 ) . La. Manre sa housc de Ro ehampton
( Londres S. W.) tiene tambié n una parte de la casa des tinada a
ejercitantes. La casa \'Vhinncy de Gatesheatl, sirve principalmente
para los cató licos de Northumberland y Durham. Hay adcrnas
una Congregación para Ejercicios que sostiene casas en Balham
y Birmingham.
En 19:23 ocho arzobispos y obispos inglese s aprobaron los esta-
tutos d e la casa de Ej ercicios de R ai nhiU (Lancshi re) y se encar-
garon de ll evar y propagar en s us respectivas diócesis la Obra de
los Ejercicios espir ituales.
P o r lo demás no es de maravillar que los Cató licos del R eino
Unido se declar en paladinam ente amigos de los santos Ejercici os,
p ues entre los mi smos prote stantes de la "Highchurch " los ha y,
siendo cada día más los que p ractican a su modo 105 Ejercicios. En
uno de los últimos aiios, una sola A sociación protestante organizó
3i tandas pnra sus afiliados. Pero d e esto, así como de las pub li ca-
ciones protestantes sobre Ejercicios) esperamos hablar más adelan te.

P A 1 S E S DEL N O R T E (2)

El ejemplo, de la Higchurch de Inglaterra ha pasado 105 mares


y ha llegado hasta las costas de los países del Norte. Así en S uecia
en 19:n se reunieron 18 pastores prot estantes con el fin de hacer
juntamente los Ejercicios es piritualesj y ¡nota hermosa a la vez
que excelente augurio! la imagen de la Madre de Dios, rodeada d e
flores, presidió aquella famosa tanda.
Tamhién los católicos de Suecia, aunque pocos en número, ti en en
su casa de Ejercicios, situada no lejos de Estocolmo, en una tran-
C]uila isla del Maelarsee.
En la capital de Dinamarca están tratando 105 Jesuitas de con s-
truir una casa de Ejercicios propiamente dicha, pues hasta ahora
solo puede n aprovechar el loca l de su colegio durante las vacacion es.
Sin embargo, desd e hace ti empo se dan allí regularmente varias
tandas.

(1) "The Cohort", r, n. 1, p. s.


(2 ) Hubert Lucas, l . c. p. ~S.
76 CRÓNICA

ESTADOS UNIDOS
También il travt!s del Atlántico se han abierto camino los Ejer-
cicios de San Ignaci ó. ABa los ll evaron los primeros PP de la
Ce mparda d e J es ús que penetraron en aqucUa s vasta s regiones para
predi car el Evangelio del Crucificad o. Continuador de la obra de.
aquellos PP. fu e, entre o tras muchos , el insi g ne mi s ionero P. \ }¡,' c-
niose r, S. J., alemán de ori ge n, el cual en UI10 S 800 viajes o corre-
ría s apost ó licas predicó ya ri os mi ll ares de Ejercicios-misión a aque-
ll os pueblos.
Hoy día los cató licos d e N ortcamérica ti enen también en grande
C'stima los Ejercicios es pirituale s. "Dada la preponderancia de la
cultura material sobre la del esp íritu qu e se advi erte en nuestra
ti erra, d ecía el Cardenal F a r1cy, enlonc es arzobi spo de Ne\" York,
so n estos días de retiro el e los santos Ejercicios, en que el hombre
v uelve so bre sí y renueva las fuer zas de su es píritu en una atmó s-
fera en teramente sobrenatural, son, elccía. cstos elías tal vez más nc-
cesari os aquí qUe en parte alguna". Había Pío X dado al Card'cnal
de Ne\v York -el encargo de formar hombres só!idos , católicos de
acción. y ni b cnd cc:r el in sign e purourado la prim era pied ra de i:l
caS<l de Ejercicios de New York decía ante un número escog ido d e
má s de dos mil católicos inAuyentes Que le escuchaban : "Est c es
el minist erio má s ag radable que he desemp eñad o desde mi el evacio n
al card enalato. En este movimiento en favor de los Ejerc icios, hallo
el m ejo r cumplimiento del cllcnrg o que el Santo Padre me ha he-
cho, y la forma más adecuada para formar según los deseos del
Romano Pontífice, hombres de sana instrucció n para a accí ón
eal e lica ".
La obra ha progresado rápidam ente. Antes de 1 9 10 apenas había
e n los E stad os Unidos casas de Ejercicios, aunque sí eran muchas
las tanda s que diversas casas e institucione s r eligiosas org anizahan .
En 1910 se abrió la casa de :M ount Manre sa (Fon "Vadswort h, 5ta-
t en Tsl:tlH.l) , junto a N ew Yo rk. En ella hicieron 10 5 Ejercici os
1860 ejerci tantes en 1 9 19 . 2.109 en 1922 y ca si otros tantos en 1923_
Además de es ta casa exist en hoy en los E stados Unidos otras cin-
co, la s de Filad elfia, Clevcland , Bos ton, San Luis y Keyscr I sland
(South N o rwalk) . Esto sin contar ot ros 20 si t ios o establecimientos
en los cuales también se dan de tina manera reg ular y ordinaria los
Ej ercicios es pirituales.
No tenemos datos de todas esas ca sas, ni son muchos los
qu e hemos podido r ecoger , pero eso~ pOCOs son muy elocuentes; se
re fi eren a las cuatro Provincias jesuíti cas d e N orteamérica:
Durante el verano d e 1!)2I , los P P. de la Provincia de Marilan-
CRÓNICA 7í
dia dieron 29 1 tandas d e Ejercicios y a sistieron il eUos 27.624 ejer-
citantes : Los PP. de Miss ouri di eron 301 tandas y asistieron 24.912
ejercitantes; lo s de California 115 tandas compuestas por 7.332 ejer-
citantes; por último los PP. tlc la Proyincia de New Orlcans dieron
90 tandas de Ejercicios y 105 hicieron 5.057 ejercitantes.
En Mount Manresa, Fort V\' ousworth, casa dedicada cxc!usiY:l -
m ente a IQS Week-End Retreats, Ejercicio s de fin de semana, o se:!
desde el viernes por la tarde ha sta el lunes por la mañana, se dan
Ejercicios todas las semanas del año. Tienen sus promotores para
cada una de las semanas. L os ejercitantes no tienen ninguna pen-
sión fija que pagar, y ordinariame nte dan la dólares de limosna para
mantener la casa y para suplir la limosna d e los que nada pueden
dar. E l número de los tales r etiros dados en 1923 asciende a 35. y
el d e ejerci tantes a 2.01¡.

CANADA ( 1)

Debido, sin duda, a que 105 señores Obispos de este país se han
constituido en propagandistas celosísimos de la obra de los Ejer-
cicios, ell o es Que est e movimiento se extiende allí más y más cada
dia y que las ca sas de Ejercicio s so n siempre más numerosas. Ac-
tualmenw son ya cinco: la V illa Broqu crie, junt o a Boucherville,
el Noviciado de S. Estallislao, junto a Guclph (Ontario) , la ca sa
Sa lt-a u-R écollet, la casa :Ma nresa, cerca de Québcc y la ca sa
Sto Martin en Ab ord-a-Pl ouff c, no lejos de Montréal. El número
de Ejercicios también a um enta de día en día ; :lsi en la última casa,
d e 28 que fueron en 1909, han subido a 2.018 en en afio 1!J2I. y unas
cIen mil peticiones no pudi eron ser atendidas por falt:l de local.
Hay ademús, cn el Canadá otras casa s de Ejercicios dirigidas por
PP. de diversas órdeTl,cs o congregaciones, por cjemplo, la de
Ottawa, Shecrbrookc, Rigaud, Danvillc.
En 1921 hicieron los san lOS Ejercicios e el Canadá 11.900
ej er citantes di stribuidos en 295 tandas. E ste num ero ha ido des-
pués aumentando; así cs que los celosos promovedores de la obra d e
los Ejercicios en esta nación no piensan sino cn construir nuevas
casa s d e Ejercicios, ha sta tener doce al menos, en las cuales se
pueda atender en alguna man era a ID.'; muchos que desean hacer los
Ejercicios. "El gran problema, nos dicen de allá, ya no es aquí
e! d c hallar eje rcitantes, sino el t e ner donde se recojan para hacer
los santos Ejercicios".
Otro dia hablaremos de 105 Ejercicios dados a determintldüs
cla ses y en cspecial de los Ejercicios para corredores d e comercio.

(1) Vé:lse Arwmbault : Les F ortcrcsses du Ca tholic:smc, p. 143 Y !I ¡G ~ .


CRÓNICA

ARGENTINA
En materia de Ejercicios tiene 13 Arg entina un gloriosisimo
pasado . Preci s amente hace pOCOs afias. en 1917, se introdujo en
Roma la causa de B eatificació n d e una bendita Virgen que, al ser
e:"pul sados los PP. Jesuitas ue aquel su amado campo de acci ó n,
se con stituyó en celosa propagandista y valiente portaestandarte
de la Oura de los Ejercicios espirituales. Ha sta entonces había
vivido María Antonia de la Paz, que a si se ll a maha aquella santa
Virgen de la cual esperamos hablar alg ún día, en la callada so-
ledad del claustro; pero en el afio 1773 decidió con la aprobacion
de las autoridades ecl es iásticas trocar su vida oculta y rep osada por
la activa del apostolad o. Con infatigable celo recorrió aquellas vastas
regio nes, re uni ó a cuantos mostraban deseos de hacer lo s Ej er-
cicios y les bu s có casa y les procuró comida, haciéndose a sí uno
de lo s más in si gnes apóstoles de lo s Ej erccicios.
Empezó ella sus trauaj os por la provincia de Tucllmán. Abri ó
una casa de Ejercicios en Montevideo, en la cual en só lo 4 aÍlos, desd e
I775 a 1779, se dieron 60 tandas de Ejercicios. En este último aÍl o
pasó a Buenos Aires, en dond e obtuvo de spués ue "arios mes es de
paciente espera q ue el Sr. Obispo aprobara y bendijera sus trabajos.
y g racias a su infatigable celo, en el brebe espacio de 1780 a 17g4,
practicaron los Ejercicios de S. Igna cio unos 15.000 ejercitantes, nú-
m ero que en 1788 llegó a 70.000. En resumen, cerca de 100.000 ejer-
citantes entre hombres y mujeres, debieron a l celo apostólico de
Maria Antonia el haber tenido la. dicha de hacer los Ejercicios cs-
pirituales ( I ) .
El presente no es en Argentina in digno de tan g lorioso pa sado .
También hoy día hay allí ap óstoles de los Ejercicios a cuya s YOC CS
responde todavía el pueblo. En el coraZÓn del país hay un lugar,
llamado en otro tiempo Tránsito y Que hoy se llama Villa Brochero.
Este es el nombre de un fervoroso sac erdote que estableció alli
m ismo una casa de Ejercicios y trocó aquel pueblo d e mala no la
y peor gente en un lugar modelo de moralidad y orden.
En Có rdoba d e Tucumán, junto al colegio en otro tiempo tan
famo so de los Jcsuítas, existe una casa de Ejercicios tal vez la más
antigua del mundo. Por los afIOS de 1700 ya se daban en ella los
santos Ej ercicios ; la ex pulsión de los Jesuitas, en 1767. no fué parte
para que se interrumpiese allí lo come nzad o. En la mi sma diócesis
de Córdoba hay olras dos casas de Ejercicios, la Villa Rosario y
Santa Rosa. Otras hay tambi én en la di ócesis de S. Juan y en el

( 1) Igo Mayr, S. J.: Zur Geschichle de:" Exerzitil:nbcwccung in alt en Zeit.


CRÓNICA 79
vicariato de Rioja; finalmente otra de las casas de Ej ercicios má s
conocidas es la de Buenos Aires.

CHILE
Al tiempo de la supresión de la Compañía había en Chile ocho
casas de Ejercicios. Hoy día las diversas diócesis de Chile cuentan
con ::!s casas de Ejercicios, de las cuales 18 dependen directam en te de
la Curia Eclesiástica y están administradas por capclIane ~ y re ligi osas
dC' la Congregación de la Providencia. De la s demá s casas 3 están diri-
gidas por PP. del Corazón de María, 2 por Je suíta s, ( por los PP. Re-
colctos Dominicos y otra por los PP. Agustinos de la Asunción.
Datos concretos no hemos recibido sino de las dos casas de San-
tiago. En esta ciudad y en 10 años, de 18í4 a 18841 hicieron los Ej er-
cicios má s de 52.000 entre hombres y mujeres ; en 1910 llegaron a
12.000 los ejerc itantes, y el año pasado a 6.621, de los cuales hicier on
Ejercicios de 8 días compl etos ::!.~I5 .
De las demás casas de Curico, Valparaíso, Talia y Concepción sólo
sabemos que se ven muy concurritlas.
Así es como en estos últimos afIaS han practicado los Ejercicios
muchos millares de personas, en tandas muy numerosas, de 300 y ha sta
de 400 ejercitantes, siendo a las veces necesario exigir tarjeta especial
a cada ej ercitante para que las tandas no pasen de este número.

COLOMBIA
Por demás interesantes son las noticias de esta católica repú-
blica. N o pocas revi stas extranjeras se han ocupado de la Obra. de
los Ejercicios en esta nación y en particular de los Ejercicios dados
y predicados por el célebre P . Muñoz. En pocos años, desde 1903
a 19II recorri ó este P. todo el país, reclutando en todas partes nu-
merosas tandas de ejercitantes y predicando al pueblo las verdades
del precioso librito de S. Ignacio. S ólo en la diócesis de Antioquia
yen el espacio de seis años (1003-J909) , hicieron los EjerciCios 18.000
personas. En muchas parles las mayores casas y aun los estableci-
mientos públicos resultan pequeños para contener la multitud que
siente hambre de hacer Ejercicios en clausura. Al oir las campañas
del P. Muñoz acuérdase uno espontáneamente de aquellas tan famosas
de María Antonia en la Argentina. En todas, en Colombia, hay grande
entusiasmo por los Ejercicios espiritua le s. En 1923, por ejemplo, de
los 4.000 hombres de una pequeña ciudad, apenas quedó uno que
no hiciera los Ejercicios cerrados; lo mismo podríamos decir de
otras poblaciones mayores, como Aguado, 5alamina, 50l1son, etc. Pero
en otro número nos ocuparemos detenidamente de esto.
80 CR6NICA

Ahora sigamos adelante en nuestra rápida excursión por el


mund o.

M 1 S ION E S (,)
También en tierra de Misiones p roduce extraordinario fruto la
Obra de los Eje rcicios. En el interior del Africa, en Chishawasha
(Rodes ia ) 105 hicieron hace un par de a ños 28 catequistas. Por ~ l
mis mo tiempo en el Congo se dieron a 300 indígenas.
En ~,fadagas c ar se reclutaron d es de 1910 a 1921 nada menos que
71.159 ejercitantes, r epartidos en 715 tandas . En 1920 en Arivonimamo
h icieron los Ejercicios 240 hombres poco antes paganos. En la
misió n de Fiana rantsoa la casa de Ejercicios construida por los Je-
s uitas en 1921 recibió 6.740 ej ercitantes, y el mismo afIO se reci-
h i.eron 840 en Tananarivo.
Sydney, capital de Nueva Gales del Sur, en Australia, ha abierto
tümbit!n s us puertas a la obra d e los Eje rcic ios espiritua les; todos los
ailO s se r eclutan allí unas ::! 5 tanda s de eje rcitantes. También Java.
sigui endo el ejemplo de s u melrópoli, y Fili pin as, aun mejor atend ida
por el clero regular y sec ular, envían cada año a la escuela d e los
Ejercicios varios centenares de hombres y mujeres.
En Cei lán hay casas de Ejercicios en T andavaweIli y en Batti-
caloa; e n la mi sió n del 1hdure (India) hay una d esde el afio 80 del
pa sado siglo, a la cual se agregó otra no ha muchos años en Trichi-
lI ópoll
En 1917 se ini ció la obra de los Ejercicios e n Tongo (Bengala)
con los catequistas y sobre todo con los soldados que iban a ser eUl-
barCíldos para el teatro de la guerra europea.
Fina lmente en la misión de Chi na sabemos que se orga nizan nu-
merosas tanúa s entre los cristian os viejos, los recit!n bautizados y aun
los que se preparan para el santo Bautismo, siendo muy de notar el
iener I.:on que todo s los hacen.
Ya en el sig lo XVIII se daban en Kiangsi Eje rcicios de 8 días.
En Swantsen, pueb lo católico de Mongolia, 300 o 400 hombres y
muj ercs haccn todos los años, según antigua costumbre, los san tos
Ejercicios. La Compañía restaurada abrió par primera vez los Ejer-
cicios en 1887 en la misión de Tche1y m eridional. Desde esta fecha
hasta nuestros días pasa de 50.000 el número de ejercita n tes.
Así es Que la bandera del dragó n ya no ondea sola en el celeste
imperio; frente a ella se levanta triunfante el estandarte de Jesús!
(1) K:uJ Sudbrack: Pr;c5 ides·Kor~5poml en;:, n. 7·8 , pp. 175· 150.
CRÓNICA Sr
En 1746 escribía el P. Gravina en su Jesuita rite instI'uctus: "Hoc-
~¡},ecu lumdici potest saeculum Excrcitiorum ",- nuestro siglo puede lla-
marse el siglo de los Ejcrcicios.- Muy pronto lanzó el P. el grito de
victoria. Unos decenios más tarde se levantó el furioso huracán que
<lerribó el árbo l dos veces secular de la Compañía, suprimiendo así
de raíz el dorado fruto de los E jercicios.
Un siglo más tarde decía a su vez el M. R. P. Roothaan, General
de la Compañía restaurada: "La práctica de los Ejercicios se ha
hecho tan gen eral, qu e bi en puede decirse que en todos los conventos,
en los colegios y escuelas, en las misiones Y. en una palabra, enl
todas partes se dan los Ejercicios espirituales a distintas clas es. in-
cluso al pueblo, en una proporci ón tal vez nunca antes alcanzada".
También el insigne tra ductor y anotador del precioso librito creía
llegada la edad de oro de los Ejercicios espirituales. Sin embargo ¿no
presenciamos en nuestros d ías un desarrollo mucho mayor de esa
-obra? ¿Será 3nllturado afirmar que aquellos esplendores que el Padre
Roothaan contemplaba eran más bien de Aurora que se levanta brin-
dando esperanzas, que no los fuegos del sol de mediodía?
M. S.
EXAMEN DE LIBROS

LOUIS PEETERS, S. J.-Vers l' unión divine par les Exer-


cices de St. Ignace.-Museum L essianulTI , section aseé ti-
que et mystique, N . 13. Beyaert, Bruges, 1924,8.° 144 Pag~
S. Ignacio tenia por cierto' que sus Ejercicios condl1cían
a la más Íntima unión con Dios, pues to que induciendo por
carta al presbítero !\.1anuel Miona, que había sido en París su
confesor, a que se pusiera por un mes en ejercicios es piri-
tuales bajo la dirección de una perso na que él le de s ignaria ~
le dice que esto es todo lo mejor que yo en esta vida puedo-
pensar, sentir y entender así para el hombre poderse apro-
vechar a sí mismo, como para poder fructificar, ayudar y
aprovechar a otros muchos. ( Mon. Soco J es., Mon . ¡gn., Ser.
prima, Vol. 1, Pág. III ). Y San Ignacio sabía muy bien que no
se logra este fr u lO que é l promete de sus Ejercicios, sino-
Herrando a una Ín tima unió n con Dios.
- Lo mi smo s intieron los PP. de la Compañía más anti-
g uos y más autorizados C!Ue escribieron sobre los Ejerci-
cios. Para persuadirse de ello basta leer los sigu ientes :
P. Nadal en su trarado De la oración, especialmente para
los de la Compañía ( Mon. Hist. Soco J es., Epist. P. Nadal,
Vol. 4, Pág. 6!2); P. Gagliardi, Comentada in Exerdtia:r
Edic. Brugis, [ 882, Pago 24 j P. Suárez,De Religione Soco
Jes., Lib. IX, Cap. VI, nn. 9, JO Y II. Pero quizá aventaja
a todos sobre esta materia el P. Luis de La Palma en s u
Camino espiritual, comentario de los Ejercicios.
Dice el P. L a Palma (1. c., Lib. n, Pra l. y Cap. I}
tratando de la Vía unitiva: il Los que gozan. de la unión con
Dios no saben declararlo, porque 10 que Dios les comunica
no les da licencia para decirlo. ni caben muchas veces en
las palabras los sentimientos del corazón". Sin duda que se
incluye aquí ]a unión de contemplación infusa, pues de otra
manera no diría que los que la gozan no saben declararla.
y con t odo añade: ¡¡ Pretendo escudriñar o inquirir lo que
San Ignacio dej ó apuntado en el libro de los Ejercicios,
acerca de esta vía que 11 amamos unitiva " . Y después de
varios discursos termina así: "Nuestro Santo Padre no qui-
so poner en su li bro estos nombres de ocio, quietud, sil en-
EXAMEN DE LIBROS

cioJ sueño y unión, ni tra tar despacio de es tos Ejercicios qu e


tienen y significan dulzura, sino tan brevemente y tan en
cifra, qu e apenas 10 entendiesen sino los que después d e
mucho ejercicio y mortificación se hallan ya en aquel es-
tado donde su misma experiencia les declara est os secretos ".
H emos subrayado las palabras en que el P. La Palma.
afirma que San Ignacio en el libro de los Ejercicios, aun-
que breve mente y en cifra J trata de lo que lleva a la íntima
unión con Dios.
En el libro que vamos a c-xaminar dice el autor, que esta
excelencia de los Ejercicios d e San I g nacio parece que en
nuestros día s es desconocida de muchos, y lo atribuye ;'"
que, habiéndose propagado mucho el dar los Ejercicios en
compendi o y a varias personas juntas, se juzga del valor
de los mismos por solo las adaptaci ones que de ellos se
hacen, y se ignora el valor que tienen en su in tegridad.
Por esta razón ha escrito el P. Peeters este libro Hacia
la unión divina por medio de los Ejercicios de San Ignacio.
En él intenta probar la tesis que anuncia el mismo título
del libro. ¿ L o consigue? Examinémoslo.
En el Prólogo se ad vierte muy atinadamente, que los
Ejercicios enteros de un mes, hechos por una persona en
particular con t odas las indicaciones del libro, que es de lo
que se trata. aquí, suponen un direc tor muy perito en la
inteligencia del texto y en el manej o de estas armas espiri-
tuales, un hombre experimentado en los caminos de Dios.
Luego se propone el auto r algunas cuestiones que in-
dican claramente su s intentos en es te libro. En prim er lu-
gar, pu esto que se discute s i )a unión del alma con Dios
puede adquirir un grado eminente con las gracias ordinarias,
o se requieren para ello dones superiores ; qué dicen rt. eso
los Ej ercicios ? Res'p onde que nada dicen, pero San Ignacio
no excluye ninguno de los favores por los cuales el am or
infin ito santifica las criaturas y se une con ellas. Pasa
adelante y pregunta: ¿El autor de los Ejercicios desea es tus
dones positivamente como condición de una alta santidad?
¿ San Ignacio pone a sus discípulos aventajados y generosos
en la humilde es pera de est os dones ? ¿ El método de los
Ejercicios," prudente y racional, estorba las iniciativas del
Espíritu Santo, o por el contrario encamina a la contem-
plación, cuanto 10 puede hacer el arte humano ?
A t odas estas preguntas se contesta en este libro.
Comienza por probar en el capítul o primero con docu-
mentos y buenas razones, que los Ejercicios son escuela
EXAMEN DE LIBROS

de oración para los de la Compañía y para t odos los cris-


tianos. N o se explica en ellos la teoría de la oración, sino
la práctica de la misma en la formación espiritual y en el
desarrollo de las vir ludes. Y luego se pregunta ¿ Se incluye
el estado místico y la contemplación en esta oración que
enseñan los Eiercicios?
Para contestar a esta pregunta sienta en el capítulo se-
gundo, que el mejor comentario del libro es la Histona
del autor, y que la exégesis de los Ejercicios debe hacerse
por la experiencia del autor, puesto que de su experiencia
~alió el libro. Pues bien, esta experiencia en toda su reali-
dad es la de un gran contemplativo, de un místico privile-
giado. Y esto lo pru eba con abundantes datos históricos
irrefragables, concluyendo que es verdad la afirmación del
P. Laínez de Que San Ig-nacio erat patiens divina.
En el capítulo tercero quiere señalar el sello de esta
experiencia co ntemplativa de San Ignacio en los Ej ercic o
Para ello aduce varios textos de los Eje.rcicios en que más
claramente se descubre el sentido místico; pero tiene cui-
dado de notar, que en este sentido los interpretaron los
comentaristas más antiguos, sobre t odo los PP. Gagliardí,
Suárez y Le Gaudier. P or medio de autoridades hace re-
saltar que este es el sentir tradicional de la Compañia.
A dvi erte el autor que la significación mística de los
pasajes aducidos de los Ejercicios n o se impone con eviden-
cia imperiosa y exclusiva, pero no se puede negar categó-
ricamente. Sobre todo porque interpretados estos pasaj es
sin e.."'\:cluir el sentido místico, son luminosos, plenamente
verdaderos y a bsolutamente prácticos ; mientras que si se
c..xcluye aquel sentido tienen m cnos valorJ se hacen obscu-
ros, y alg unos serán ininteligibles con restricciones y t em-
peramentos.
Creemos que n o faltará quien al leer este libro diga que
el P. Peeters ve mística donde no la hay. P ero esto podía
provenir de una v ista prevenida en contrario. De todos mo-
dos el argumento queda en piel pues ele los pasajes prin-
cipales, que son los que aduce el P. Suárez, no se puede du-
dar qu e encierran el sentido místico.
En el capítulo cuarto, después de discurrir acerca de la d i-
ficultad que tiene el manejo de los Ejercicios, sobre t odo p or-
que como dice el P. Suárez, para este magisterio es piri tual,
ilunque se requiere la ciencia teológica, ésta sine proprio Sensu
et experientia non sufficit (De Rel. S oco Jes., Lib. " c. VI,
lJ. 67) ; advierte que no son pocos los que conciben los Ej erci-
EXAMEN DE LIJlROS 85
cios co n una tendencia a-mística, y tal vez anti-mÍstica. E stos
ven en los Ejercicios so lamente un método raci onal , de lógica
irresistible, de p sicología penetrante, por supu es to con las gra-
cias ordinarias de Dios. Aplaud en a S. Ignacio, porque no obs-
tante ser místico él, y prese ntando en el mundo sobrenatural
perspectivas ilimitadas, po ne en juego tod os los r ecursos
de la naturaleza , y concede a la razón , a la voluntad y a
la sensibilidad t odos su s derech os.
E sta concepción de los Ejercicios razonable, moderada
y aun verdad era, es cierto qu e les quita cierta misteriosa
dificultad; pero s i sólo se ve est o en los Ejercicios: y nn
!::e les concede la t endencia de qu e tratamos, queda d¡s nr
nuído su val or , se les quita el que sean escuela de santidad
en sentido pleno, y ello es apartar se de la tradición de 10
antiguos comentaris tas.
Declarada la tendencia de los Ejercicios a la mayor
perfecció n sin excluir la tendencia mís tica, pasa el aut or
a e..xaminar si los Ejercicios conducen a la contemplación,
de Qué modo y en C!ué grado.
En el capítulo quinto averig ua ante todo si conducen
a las virtudes propias de la oración perfecta, de la uni ó n
divina, de la santidad, a saber; recogimiento y silencio
purificación del corazón, abnegac :ón completa, amor e imi-
tación de Cristo crucificado. Como es evidente que sí, pasa
ti dem ostrar que el ardor bélico que en los Ejercicios se
percibe, es eminentemente pacificador, porque lleva al com -
pleto dominio de sí, a la sumisión a Dios, y a la confiada
docilidad a las in spiraciones.
Como es tas cual.dades, según Santo Tomás, San Buena-
ventura, Santa Teresa y San Juan de la Cruz, son las que en
la mí stica se r equieren como preparación para ser contem-
plativo; supuesta es ta preparación excelente, afirma el autor
que el método de San Ignacio conduce por grados a la per-
fecta contemplación.
Para probar esta afirmación, en el capítulo sexto exa-
mínase en ] 05 Ejercicios el movimiento ascensional de la
oració n; primero 10 toma el autor en !{eneral , luego en la
serie cotidiana de horas de oración, y por fin en la suces!ón
de semanas o períodos. Y concluye que .lodo se encamina, en
sen tido de ora ció n, a introducir en la contemplación.
Creemos que el autor lo prueba bien; como antes lo
había hecho el P. La P a lma y el P. de Maumigny. E s lo
que d :ce el P. Suárez: "Non enim omissus fuit in bis exer-
citiis ultimus gradus contemplationis, sed traditus vel in-
86 EXAMEN DE L LBRQS

sinuatus fuit, quantum per humanam industriam fieri ex-


pediebat". (1. c. n . c¡.)
Pero ¿no es la nctividad, en vez del rep oso de la con-
te mplación, lo que sacan de los Ej ercicios los m ismos hijos
de San Ignacio, los J esuítas ? A esta d ficultad con tés tase
en el capítulo séptimo, y di ce el P. Pectcrs q ue no es prin-
cipalmente un ob rero mu y activo, s ino un h o mbre de Dios
y poseído de Dios, de quien se s irve el Seño r como de ins -
trumen to infatigable. Según San Ignacio, para un obrero
c!vangél co los medios que le un en con Dios, como son la
vir tud, la caridad, la rectitud de inte nción , y la famiLaridad
con Dios en los Ejercicios de piedad y de celo, so n preferi ·
bi es a los medios naturales y human os pues aquellos Ínte-
r ores so n los qu e han tle dar eficacia a los exterio res
(Co nstituciones de la Compañía, Parte ro, n. 1). Aquí esta
e l secreto de la espiritualidad de San Ig nacio.
L os Ejercicios fo rman perfectos após to les formand o con-
templativos, como decía el P. Nadal " in actione con templa-
tivus l l • Explica bien el aut or cómo en los Ejercicios po r la
contemplac.ón nace y se desarro lla la vocación ap ostólica.
y nO la que en las contemplacio nes de los Ejercicios que más
inflaman el deseo de trabajar pro Cristo y con Cris to, es
donde más s e revela la austerísima ley de esta colabora-
ción, a s aber, la t otal renuncia de sí "mis m o ; pu e:S no es
otra cosa el col oquio eDil que terminan la contemplació n
d el Re no de Cristo, D os Banderas, Tres Binarios, tres ma-
neras de humildad, y todas las contemplacio nes qu e acom-
pañan la Elección.
Des pués de haber probado el P. Peeters que los Ejerci-
cios co nducen a la un.ón con Dios po r con temp lación amo-
r osa, contemplación adquirida; se pregunta en el capí.ulo
octavo. si San Ignacio espera que Dios, terminando por una
intervenció n misericordiosa el movimiento a scen sJO nal que
los Ejercicios han estimulado y dir.gid o, co ncederá norma l-
mcnt~ la contemplac ó n infusa, co n med .da propo rcionada
a los des ignios de su Providenci a y a la capac dad de la
criatura. Pregunta más to davía, si las gracias trans cenden;-
tes, la o ració n pasiva, según San Ign3c o, se ofr ecen a toclos,
a unque según una med da inde te rmin ada, com o desenv olvi-
m ie nto de la vida espiritual.
El autor se esfuerza en probar la resp u esta afirmativa
a estas preguntas, y aun opina que San Ig naci o cree q ue las
g racias transcendentes son hipotéticam ente necesarias a la
santidad eminente, especialmente en los h ombres apos tó licos.
EXAMEN DE LID ROS

Confesamos que las razones que expone el P. Pceters,


sobre todo la que se apoya en la carta de San Ignacio a
:San Francisco de Borja, son de gran peso y pueden satisfa-
cer a quienes sean algo incl inados a su opinión; pero no arras-
tran con evidencia, ni mucho menos convencerán a los que tie-
ilen opiniones contrarias. l\'fuy atil1adamente advierte el autor
qu e se trata aquí de los Ej ercicios completos, que sólo se
11al1 de dar a personas selectas y generosas, que forman el
:grupo de los instrumentos de la mayor gloria de Dios.
y nosotros añadimos que sería un error el creer que todo
lo que se afirma en este libro del valor de los Ejercicios, se
'ha de obtent::r durante la práctica de los mismos por espacio
de un mes. Se habla aquí del término a que dirigen los
'Ejercicios a aquel que, después de practicarlos en teros, lle-
,' a una vida ordenada según los dictámenes que en ellos
aprendió, y en todos tos ac tos de su vida se guía por los
1111s m05. Sólo éste es el que tiene bastante con ta dirección
·de tos Ej ercicios para 10 que en este libro se afirma.
En el capítulo nono, con que se termina este libro, pre-
-ten de el P. Peeters disipar las dudas que puedan quedar
.so bre sus afirmaciones, presentando rápidamente la tradi-
o.eión espiritual acerca de los Ejercicios.
Para ello aduce en primer lugar una falange de Santos
y Si erv os de Di os, que habiéndose formado en los Ejerci-
ocios de San Ignacio¡ han vi sto coronados sus esfuerzos por
e ) don de una eminente contemplación. Añade a es to et tes-
timonio del P. Gagliardi que d :ce estar la contemplación
muy extendida entre s us hermanos, y los testimonjos de
los PP. Nadal y Suárez, que afirman ser la contemplación
,gracia que va junta con la vocación a la Compañía de Jesús :
sigu iendo otra multi tud de tes timonios por el estilo.
Después de estos hechos aduce las teorías J presentando
multitud de autores emjnentes, que inspirados en los Ejer-
·dcios han pen sado de ta contemplación lo mismo que de-
fiende el autor.
Creemos que este libro está bien orientado, y puede
·orientar a muchos. No negaremos que alguna vez en él se
-exagera un poco la nota mís tica, pero pone luego el autor
tales salvedades, que con ellas bien se puede admitir 10 que
defiende. El P. Peeters es tá ciego de su vista corporal, mas
-tiene claros y muy abiertos los oj os del alma.
Lurs PUIGGR6s.
Sarriá ( Barcelona.)
Publicaciones periódicas sobre Ejercicios
,
ALEMANIA.
1) Der Rufer. Jacrlich, 6 Heftc.-Lcutesdorf am Rhcim.-Primer
número. enero 1021; ~.1 págs.
2) Nenes Leben. Monatsblactter für die ehcmaligcn Excrzitanten
des Exerzitienhausc5 in \Verl.-Primer número enero 1921; 4 págs.
3) Paulus. Vertraulichcn Mittc ilullgen für die Missionsordcn, in.
Zwangloser FoIge, als Manuskript gedruckt.-\i\'icsoaden, Ra uch.-
Primer número enero 19::!3; IlS págs.
4) Seelsorger ,und El~erzitien. Nachrichtenblattcr des Excrziticn-
sekrcta ri atcs für den Klerus dcr Diózcse Paderborn.-Franziskus Dru-
ckcrei, Werl, Kreis Soest.-Trimestral, la páginas; primer núm ero.
enero 1924.
5) Seelsorger und Exerzitien. Nachrichtenblaetter dcr Excrziticn-
organisation der D ioezese Münster.-Münster, Regensbcrgschc Buch-
drukcrci ; 10 váginas.

BELGICA.
6) Au Christ le Luxembourg. ManTesa. Bulletin de )' Oeuvre des.
Retraites.-Maison Sto Fran~ois Xavier, Arlon.-Mensuelle, 1 2 págs.;
primer número enero 1907. (Muri ó con la guerra: últim o número·
agosto 1914.)
7) Le Cénade au XXe. siecle. Revue mcnsuelle de la M a ison de
N . D. du Travail et des Associations du Saint-Sacrement.-Fayt-Iez-
Manage, Notre Dame du Trava il , 16. páginas; primer número no-
viembre 1902.
8) De Retraitenb·ode. Uitsluitend voor EE. HH. Gecstelijkcn (sólo.
para el clero). Orgaan der Rctraitenhuizen te Licr, te Alken en te Gcnt.
Bimensual, d pág-s. ; Drimcr número octubre 1023.
9) Het Bondsgazetje. Orgaan van den Gentschen Bond dcr Vrien-
den van het H . Hart.-Men sual, 4 págs.; n.pareció en 1006. (Organo d e
la Liga de antiguo s ejercitantes.)

CANADA.
10) La Vie N ouvelle. Revue rncnsu elle publiéc par l' Ocu\'re des.
Retraites fermécs.-Montréal, rue Bordeaux, 1.300 ; :28 págs.; primer
núm ero enero IQI8.
VARIEDADES

ESPAÑA.
I1) Apostolat de Missions i E xercicis i Obres Auxiliars. Butlleti
trimestral de propaganda.-Barce!ona, Durán y Bas Il, 32 págs.; pri-
mer número marzo 1024.
12) El amigo sincero de las almas. Hojita mensual de 4 págs.;
editada por la revista Sal Terrae.-Santandcr; apareció en febrero 1924.
13) "Manresa". Revista trimestral; órgano de la Obra y del Se-
cretariad o general de Ejercicios.-Bilbao, Apartado 73.-Encro de 1925 ;
una s 100 oáJ];inas.
14) Perseveranci<l. Portaveu de les L1 ig ues de Catalunya. Revis-
ta mensual iluslrada.-1-Ianrcsa.-Primer número dic. 1923; 14 págs.
(Los 4 primeros números salieron en Berga, los sigu ientes ya son de
lfanresa.)

ESTADOS UNIDOS.
15) Meo of Ma1vern. A Monthly Publication Presenting Sorne
Thoughts fol' the Workers foI' Sto Joseph's-i n-The-Hills. Layrnen's
Week-end Retreat House Malvern.-Philadelphia, 157 N. 15 th . Strcel;
4 páginas. primer número agosto 1924.

FRANCIA.
]6) Au Revoir! Corrcspondance trimestrielle. Bulletin de la Mai-
son de R etl'aitcs La Bastiolle.-Montauban.-16 páginas; primer nu-
mero enero lQl I.
li) Collection Ide la Bibliortheque des Exercices de Sto Ignace.
Etlldcs et dOCu01ents paraisant tous les deux mois.-Bib li otheque tic:;
ExclC'iccs.-"Enghien, rue des Augustins 7, (Bé lgica).-32o paginas al
año .: pi ¡mer número en marzo 1006.
18) La Retraite. Avant, Apres.-Tournai. Tlle des ClJ.oraux, 19. et
Lille, rue d'Angletcrre, 15;-32 páginas; primer número enero de 1912.
(Suspendida desde la guerra: último número agosto de 1914. Tenia
varias filiales; la principal era el "Echo des Retraites Iermées"; París,
rue Sto Honoré .."\68.)
19) Semailles de Persévérance et de Conquete. Courrier de ¡'
Union des Retraitans.-Colmar (A lsacia) , route de Bale, 3. Mensual,
32 páginas; primer número noviembre de 1924.

HOLANDA.
20) De Thabor. Boletín de la Obra de Ejercicios de lo s RR. PP.
Redentoristas.-Amersfoort.
V~\RJEDADES

:21) Manresabode. Organo d e las ca sas d e Ej ercicios d e los PP. J e-


s uítas.-Venlo, Bock hand cJ.-8 páginas; primer número octubre 1908.

INGLATERRA.
22) The C ohort. Quarterly Bulletin, The journal of Retrcats.-
Loyola Hall , Rainhill ( Lane s.) . I:::! págs.; prim er número agosto 1922.
23) The Vision. A Quartcrly Magazine issued by the AS50cia-
t ion Ior promoting Retrcats.-Officc: :!41 Abuey House, :2 Vic toria
Strcct, S. vV. l. C\Vcs tminster) .-1 6 páginas; apareció en noviembre
de 10JO. (Revista protesta nte anrrlicana.)
:24) Catholic Parish Magazine.-Retreat Houses edition.- (Rcvis-
ia pa rroquial católica.-Edición de las casas de Ejcrcicios) .-BothwcIl-
Craighcad (Escocia). Fundada en 1924.

ITALIA.
25) Il Gesu Nuovo. Publicazione mensile. Organo deBe Opere
-che si svolgo no il1 qu csto tcmpio e dei Ritiri o pcrai e Lega di Perse~
veranza.-Napo Ji, Tipografia Pon tificia, A. E. S. F esta. 16 páginas;
apareció en enero ele 101 2.
26) Il Messagero dei Ritiri. Orga no dcll' Opcra i Ritiri e d ella
L ega di Pcrscveranza.-Milano (12) , Corso P . Nuova, 7.-16 páginas;
primer número cnero 19I~.
27 ) 1 Ritiri Op erai. B oll et ino Mensile d ell ' Opera de i Ritiri .-
Mila no (I:!) , Co r so P. Nuova, 7.-1 6 páginas; apareció en enero 1912.
~8 ) La Buo na paro:a. BoIletillo hIensilc di Vi ll a Santa Croce e
della Chi esa dei SS. Martiri.- Turill. V ill a S. Croce, S. Mauro To-
rincnse.-t6 páginas; enero 1923 . .
~9) La Fiarnrna del Sacro Cuore. Bollctino Mensile. Org ano dell'
-Opera dei Ritiri Spi ritua li den' Apostolato della Prcghiera.-Turin,
Chi er ;, Casa 5. Antonio.-IB página s ; enero 1923.
30) L' Eco dei Ritiri Operai. Bo ll etino llimestrale.-Roma ( 17)1
Via d cgli As ta lli, 16.-24 pág in as ; enero de 1913.
31 ) Manresa. Orga no dell' Op era Gli Esercizi Spirituali per il .
Clero cd il Laicato.-Gozzallo (Novara), Missioni E stere d. C. d. G.-
.28 páginas; apareció en enero dc- 1922.
Congresos y Asambleas de Ejercicios
de 1910 a 1924
--~

ALEMANIA.
1) Exnten, 1913. priv01do para só lo Jos NN.
2) Münster, 1924, del :2 al 4 d e enero, público para religiosos y
sacerdotes.
3) Pa1jerbarn, 1 9 24, del 19 al 22 de Febrero, público para relig io-
sos y sacerdotes.

AUSTRIA
4) Inns bruck, 1922 y 1923, públicos para religiosos y sace rdot es;
1924, privad o para sólo los NN.

BELGICA.
5) Tronchiennes, 1923, privado para só lo los NN .
6) Fayt-lez-Manage. Casi todos los ailo s antes d e la g uerra cc-
1cbraban una A samblea los que traba jan en la Obra d e los Ej ercicios.

CANADA.
7) Montréal, 1924, el 25 d e M avo primera A sa mblea nacional de
ejercitant es ( 500 asambleí s tas.)

ESPAÑA.
8) Barcelo na, 1922, Semana Ig naciana, pública para sacerdotes y
seglare s.
9) Manresa, 1923, Con g reso p rivado para los NN. con asistencia
de al g unos religiosos y sacerd otes .
10) Montserrat, 1924. 24 marzo, gran Asamb!ea de las Ligas pa-
rroquiale s de Ca taluña.
11 ) Solsona, 192.b Asambl ea de solos sa cerdotes.

FRANCIA.
12) Mours, París, 19II y 1924. Co ngresos privados para s ó lo
Jos NN.
VARIEDADES

ITALI A.
]3) Roma, 1912 y 19~:? , Congresos privados para sólo los NN.
14) Gczzano (Novara), 1923, el 12 de julio COn asistencia de 72
sacerdotes presididos por el Sr. Obispo, se tuvo uno para preparar el
público del 5 d e agosto de 1923 para jóvenes y obreros.

N. B.-Asambleas de ejercitantes o "Días de Ejercicios" Se han


celebrad o mucha s, ya sea en Roma, donde todos los años celebran
todas las Liga s juntas (6.000 -ejercitantes) una funci ón religiosa,
ya en las Casas de Ejercicios con ocasión de algún anivers ario, ya
también en la forma con que las Ligas Parroquiales del P. Vallet
han empezado a cel ebrar en sus respectivas parroquias anualmente
la "Diada d' Excrcicis".
Casas de Ejercicios de la Compañfa de Jesús
--~

ALEMANIA.
1) Biesdorf.Süd (Bcrlín)-Erholungsheim-Fortunaallée, 31-37.
2) Hoch.Eltcn-Post Eltcn (Nicclerrhcin)-Jugcndheim.
3) Hoheneic.hen ( Hostcrwitz)-Erholungshcim Hohencichen.-
Post Pillnitz, Drcsd cncrstrassc, 34 c. (Sachscn).
4) 's Heerenberg (Gld.)-Bonifatiushuis .- (Holland).
5) Rottmannshoehe-Excrziti enhaus.-Post Lconi am Starnbcr-
gcrsec. (B ay crn).
6) Tiais (Fcldkirch) - Excrziticnhaus. - (Vorarlberg- Oes-
tcrreich) .

BELGICA.
7) Alteen, par Hasselt.-Maisoñ de I'Tmmaculée Concep tion.
8) ArJan.-Maison Sto Francois Xavicr-ruc de Luxcmburg, 140.
9) Fayt-lez-Manage.-Maison de N. D. du Trava il.-Chaus sée, 199.
ID) Gand.-Rcsidence de N . D . de Flandre.-rue d'Assaut, 36.
11 ) Liege.-Maison de N. D. de Xhovl! mont.-rue Xhovémont, 165.
12) Lierre.-Maison de Retraite s.-rue de B erlacr l 16.
13) Tronchiennes.-Ancienne Abbayc.

CHECO ESLOVAQUIA.
14) Hostyn.-Casa de Ejcrcicio s.-(Moravia} .
15} Velehrad.-Kollcj Tovarysstva ]ezisova.-(Moravia}.

ESPA>lA.
16) Celario. (Llanes-Ovieclo} .-Casa de Ej ercicios.
17) Charnartín de la Rosa. (Madrid).-Colegio de Nuestra Se-
ñora del Recuardo.
18) Durango. (Vizcaya} .-Curutzcaga. 3.
19) Ganldía. (Valencia} .-Palacio del Sto. Duque.
20) Granada.-Colcgio del Selo. Corazón de ]esús.-Cartuja.
21) Huesca.-Plaza del Mercado, 9.
22) Jerez de la Frontera. (Cidiz).-Compaüía, 1.
23) Loyola. (Azpcitia- Guipúzcoa) .-Colegio de Loyola.
94 VJ\RIEDADES

:!4) Manresa. (Barcc1ona) .-Santa Cueva.


25) Montesión. (I slas Balcarcs) . -Pahna.
26) Murcia.-San Jeró nimo.
27) Sarriá. ( Barcelo na) .-Co!cg io de S. Ignacia.
28) Tortosa. (Tarrago na) .-Rcsidcllcia del Jesús.
2 !) Valencia.- Cadirérs¡ 2.
30) Villafranca de los Barros. (Badajoz).-Co legio de S. José.

FRANCIA.
31) Amiens. (Sommc) .-Abbay c St.-Acheul, chaussé c Périgord, 38.
32) Angers. ( Maine et Loirc) .-Maison Ste. Aun e, ro utc des
Ponts-dc-Lé.
33) Barolliere. (Loire) .-St. Paul-en -]arrct.- N. D. de Barollicrc.
34) BellecrohL-Ste.-Foy-lcs-Lyon. ( Rhonc ) . -V illa Bcllccroix,
Che mi n de la Courtille, S.
35) Bord eaux:-Macanan.
36) Brochon, prcs Dijon ( Cot e d'Or) ,-Maison du S. Coeur.
37) Clamart. (Seinc ) . -V ill a :Ma nrese, 5, rue Fau veau.
38) Cormontrcuil, pres R cim s. ( Marnc).-Maison Sto ]oseph.
39) Dale. (Jura ) .-N. D. gc MOllt-Roland.
40) Grenoble, St. Robert par Sto Egrt:ve (l sere) .-Villa Sto Hug hcs.
41 ) La Barde, par la Coquill c. ( D ordogne).
42) La BastiolIe, pres Montauba n. (T. ct G.)
43 ) Le Sart, prcs Lillc.-Fl crs-Breucq, par Croix (Nord).-
Maison C harvet.
44 ) Mons . (Gcrs ).-Maison de Rctraites.
45 ) Maurs, par Bcaumont- sur-Oi sc (Seinc-ct-Oise). - Villa
Sto Régis .
46) Nancy. (Mcurthe-ct-Mosclle ) . - L'Ermitagc, - Chcmin de
Livcrdun, 53.
47 ) Raismes. (Nord) .-Maison Sto Joseph, rue du Marais, 2Z.

HOLANDA.
48) Aalbeck. Hulsbcrg.- ( Limburg).-Rctraitehuis.
49) Venlo, (Limburg) .-Retraitchuis .. Manresa ".
50) Vught, (Noord Brabant) . -Retratchui s "Loyola " ,

INGLATERRA.
5 1) Bothwell.-Craighcad.-(Escocia.)
52) Maryfield, ( Landan, N. 16) .-II 4. Stamlard Hil!.
53) Rainhill. (Lanes.) .- '1Loyola Hall".
54) O sterley. (Middlescx ) .-Campion Retreat House.
VARIEDADES 95

IRLAND A.
55) Milltown, (D ublin ).-Milltown Park.
56) Rathfarnham, (Co. Dublin) .-Rathfarnham Castle.
57) Sydney.-Grccnwich-Loyola (Australia).

ITALIA.
58) Bagheria, (P¡¡lcrmo).-Villa S. Cat¡¡ldo.
59) Bassano Veneto, (V iccnza ) .-Villa Morosini-Angarano.
Go) Gozzano, ( Novara ) .- Seminario Misioni E ste re .
61) Grottaglie, (Taranto) .-Casa S. Franccsco di Geronimo.
62) Napoli (40) .-Vil1a Melccrinis, vía della Cerra, 12.
63) Napoli.-V ill a \Valpolc a Capodimontc.
64) Noto, (Siracusa).-Scminario S. Giovanni.
65) Padova.- Pcnsione U niversi taria, vía Donatc llo, 16.
66) Quarto dei Mille, (Génova).- V ia S. Gero!amo . 23.
67) Roma, (4S) ..,-Villa Carpegna, iuori Porta Cavalleggcri.
68 ) S. Mauro CTorino.-Villa S. Croce.
4

69) Sartirana, (Corn o) .-Casa di Excrcizi.


70) Triuggio, (Mi lano).-Villa del S. Cuore.

P O LONIA.
71 ) Dziedzice.- Dom r ckolekcyjny.
72) Lwow.-uI.Dullin-B orkowskich, 1 I.

AMERICA
,
CANADA.
73) Abord-a-Plouffe, pres MOlltréal.-Villa St.-Martin.
74) Guelph, (Ont.).-St. Stanislaus Novitiate.
75) La Broquene.-Bouchcrvill c.
76) Montréal.-Sa ult-au-Récollet.-Maiso n Sto Joseph.
77) Québec.- uVilla Manrcse".-Chemin Ste. Foy, 80.

CHILE.
78) Concepción.-H. Salas, 847.
79)-Valparaíso.-Portalcs, 85.
VARIEDADES

ESTADOS UNIDOS.
80) Cleveland.-St. Stanislaus, Brooldyn Station.-Ohio.
81 ) Fort Wadswortb.-" Mount Manrcsa ", ~ 39 Fing crboard Road,
Stalen Tsland, Ncw York, N. Y.
82) Keyse.r Island,-Sou th N orwalk, Conn.
83 ) "White Heuse", (S t. L o uis) .-St. Louis Retreat House fer
Layrnen.-Mo.

MEJICO.
84) Chihuahua.-" Quinta Manresa ".-Aven. Cuauhteu oc, 2.253.
8S ) El Llano, (Mich.)-Estaci ón · " Dávalos ", por Zamora a los
R eyes.
86) León, (Gto.)-Santua rio de Guadalup c.
87 ) México, (D. F.)- N lra. Sra. de los An gcles.-Lerdo, I74.

MISIONES.
88) Bcrtticaloa (on) Trincomali e.-(Ceilán.)
89) Fianarantsoa.-Betsilc o. -(Madagasca r.)

ENRIQUE BASARE.
Eng hien (Bélg ica),

También podría gustarte