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Esto daba como resultado una estructura económica y social con grandes avances
en materia de mejoras de calidad de vida para el conjunto, con movilidad social
ascendente generalizada, bajísimos niveles de pobreza y desempleo, servicios
públicos de calidad (en especial el sistema educativo), limitada deuda pública
externa, avances importantes en el sistema científico-tecnológico, bajo nivel de
desigualdades distributivas, amplio sector de clase media. Sociedad conflictiva,
con economía concentrada, fuerte poder de las ET (empresas transnacionales),
movilización social creciente (en especial a partir de mayo del ‘69 con el
cordobazo).
Los sectores más concentrados (poder económico) buscaban terminar con esa
sociedad conflictiva que reclamaba más avances en la democracia y la distribución
del ingreso, lo que implicaba poner límites al poder económico. Éste presiona a
través de su incidencia en los mercados y en las Fuerzas Armadas, buscando nuevo
golpe de Estado donde se aplicaran políticas concentradoras y excluyentes, y
frenen las movilizaciones populares.
2- En el año ‘77 se lleva a cabo la reforma financiera, que incluye dos medidas
claves para fomentar la especulación financiera y perjudicar las inversiones
productivas: por un lado, se deja libre la fijación de las tasas de interés (hasta
entonces reguladas por el BCRA), y por el otro, se dispone la libre movilidad de
capitales al exterior (se inicia el proceso de fuga de capitales, de sectores
nacionales que acaparan grandes riquezas y las llevan al exterior en moneda
fuerte). Estas medidas no sólo afectan negativamente la inversión productiva, sino
que alientan la especulación y la salida de divisas.
De dic.‛83 a mediados del ‛85, se busca reconstruir el modelo ISI, con políticas
distribucionistas que intentan poner límites al accionar del poder económico. El
Estado muy debilitado para impulsar la reactivación, recuperar el salario real,
terminar con el reino de la especulación y limitar la transferencia de recursos al
exterior. La suba de salarios nominales por decreto del Poder Ejecutivo enfrenta
la reacción del poder económico que presiona con subas imparables de precios
(inflación) y especulación con el dólar.
La presión sobre el dólar desata una fuerte devaluación del peso (el ‘dolarazo‛ de
febrero de 1989), y con ella un proceso de hiperinflación que tira por tierra los
intentos oficiales de controlar la economía. La carestía de la vida y la difícil
situación social provoca reacciones y movilizaciones masivas (incluyendo saqueo de
supermercados). El gobierno constitucional debe anticipar el traspaso de mando a
su sucesor electo Carlos Menem.
También se impide por esta ley que el Estado emita pesos más allá de los dólares
que adquiera para sus reservas. Mientras entren dólares a las arcas del Banco
Central, los pesos abundan porque se emite más dinero como contrapartida –hay
más consumo y más ventas-; pero cuando comienza el retiro de dólares del país (lo
que empieza a darse en 1998), los pesos vuelven al banco central y el impacto que
produce es caída de la demanda y posterior recesión.
Las reformas estructurales y los efectos de las medidas tomadas llevan al fin de
la ISI de manera definitiva, a la vez que van generando las bases de un nuevo
modelo socio-económico que se desplegará recién después de superada la
profunda recesión a fines del 2002.
En los años que llevamos del nuevo siglo, transitaremos de la mano de un nuevo
modelo económico social, que se venía esbozando en la segunda mitad de los años
‛90: aprobación del paquete tecnológico de transgénicos con uso masivo de
agrotóxicos, conjunto de leyes que promueven la megaminería a favor de las
empresas transnacionales, concesiones de las reservas hidrocarburíferas a las
corporaciones petroleras, acuerdo con Brasil en el marco del Mercosur para una
industria automotriz que asigna a la Argentina el rol de armaduría, etc.
La brutal caída del PBI desde 1998 pero acentuada en el 2002, sumada a la alta
inflación desatada luego del fin de la convertibilidad y el desempleo gigantesco,
preparan las bases para la recuperación económica, que se inicia a fines de ese
último año. El presidente Duhalde llama a elecciones y en mayo de 2003 asume
Kirchner.
La caída de los salarios reales y la alta capacidad ociosa de las empresas, con un
dólar que sube su valor de forma acelerada (lo que implica una ‘barrera
proteccionista‛ al ingreso de bienes del exterior), dan como resultado una
reactivación de la economía y la reversión parcial de los graves problemas
económicos y sociales. Crece la demanda interna y las exportaciones, se limitan las
importaciones, y hay una enorme suba de las ganancias de las corporaciones.
A la par se irá revirtiendo la situación favorable del sector externo, con atraso
cambiario, un menor crecimiento de las exportaciones, y un gradual y sostenido
aumento de las compras externas (con fuerte caída de las reservas de divisas).
Para evitar la suba del valor del dólar, en un escenario inflacionario, se procura
sostener su valor nominal (dólar barato). A la vez, se dispone de medidas que
limiten la compra de dólares y dificulten el ingreso de mercancías del exterior,
con sucesivos parches que no aportan soluciones de fondo.
Diciembre 2015: fin del kirchnerismo. La herencia es una sociedad con un tercio
de la población debajo de la línea de pobreza y la mitad de la PEA (Poblac.
Económicamente Activa) con problemas laborales (empleo precario, subocupados,
desempleados), servicios públicos en descomposición (salud, educación, justicia),
corrupción generalizada, extractivismo depredador, matriz económica
primarizada, concentrada y extranjerizada, Estado con alto déficit fiscal,
reservas de divisas limitadas y dólar atrasado (con cepo cambiario).
La firma del acuerdo con el FMI por un préstamo total de 50 mil millones de
dólares y luego ampliado (a recibir en cuotas, a medida que el país cumple con las
imposiciones del organismo) tiene como objetivo garantizar por varios años la
continuidad de las políticas antipopulares y antinacionales. Los dólares que
ingresan se destinan a pagar los intereses a los usureros internacionales y
mantener la mega especulación, que requiere dólares abundantes y baratos para
sacar el dinero fuera del país. Pero la deuda asumida deberá ser pagada por todos
los argentinos. Para poder cumplir con lo pactado, el gobierno se compromete a
bajar los gastos sociales y los salarios de los empleados estatales, reducir más
aún los haberes de los jubilados, liquidar los activos de la Anses y reducir los
envíos de fondos a las provincias.
CUADRO RESUMEN
RESUMEN
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