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1.1. Género literario. La palabra traducida “profecía” literalmente significa “cosa alzada”.
Hay dos interpretaciones principales: “carga” (mensaje pesado, de dolor y sufrimiento)
y “discurso/oráculo/profecía” (mensaje comunicado “alzando la voz”, cp. Jue. 9:7).
También se podría traducir como “carga” en el sentido de que la profecía es impuesta
al profeta, y que él está obligado a entregarla (cp. Am. 3:8; Ez. 3:17-21). Ver la nota
sobre esta palabra en la introducción a Zacarías 9-14.
1.2.1. En lugar de “contra”, tradúzcase “a” (cp. RVA, DHH, BJ, NBLH, RVA, NVI).
1.2.2. En esta época el nombre “Israel” no se refería al reino del norte, sino al
remanente de toda la nación hebrea y principalmente a Judá (cp. 2:11), pues el
reino del norte había sido deportado por los asirios en 722 a.C. y nunca había
regresado. Los habitantes de la provincia persa de Judá, en su gran mayoría de
las tribus de Judá, Benjamín y Leví, se consideraron a sí mismos la
continuación histórica de Israel y los herederos de las promesas de Yahvé a
Israel.
1.4. La expresión “palabra de Yahvé…por medio de Malaquías” deja claro lo que el nombre
del profeta también implica: el profeta no es más que un mensajero. El mensaje no se
origina con él, sino con Yahvé (cp. 2 P. 1:20-21). Tradicionalmente se ha interpretado
“palabra” como un genitivo—”profecía de la palabra de Yahvé” (RV60, NBLH)—pero en
las últimas décadas muchos la han interpretado como una aposición que aclara que la
“cosa alzada” es un mensaje profético: “profecía/carga, palabra de Yahvé” (ver BJ,
RV95, RVA; cp. NVI).
2.1. Declaración divina en defensa propia ante los judíos: “Os he amado” (1:2aα).
2.1.1. Esta primera oración después del encabezado es un tanto enigmática. Todavía
no sabemos por qué Dios hace semejante afirmación, ni tampoco qué quiere
decir por “amar”. El hecho que “he amado” está en tiempo pasado (contra DHH)
puede indicar que Yahvé había amado a Israel, pero ya no lo hacía, o puede
sugerir que él ha mostrado su amor para con Israel en hechos concretos.
2.1.2. En lugar de “dice Yahvé”, tradúzcase más exactamente en tiempo pasado: “ha
dicho Yahvé” (RVA; ver 1:4 en RV60).
2.1.2.2. En este libro de 55 versículos la frase “ha dicho Yahvé” se repite 25 veces
(1:2, 4, 6, 8, 9, 10, 11, 13 [2x], 14; 2:2, 4, 8, 16 [2x]; 3:1, 5, 7, 10, 11, 12,
13, 17; 4:1 [3:19], 3 [3:21]). La expresión se usa 6 veces en Hageo, 23
veces en Zacarías 1-8 y solamente 1 vez en Zacarías 9-14.
2.2. Cuestionamiento judío de la declaración divina: “¿En qué nos has amado?” (1:2aβ).
2.2.4.2. La pregunta insinuaba que Yahvé no bendecía a los judíos (1:2a; cp. la
actitud semejante de Gedeón en Jue. 6:13). No había cumplido todas sus
promesas profetizadas (ver “Ocasión y mensaje” en la “Introducción”), ni
les daba el trato que ellos creían merecer. Ahora se entiende que la
declaración de Yahvé que introduce este oráculo es una negación de
críticas que los judíos le han hecho. En contraste con estas críticas y
quejas, ver la fe de Habacuc manifestada en Hab. 3:17-19.
Apuntes sobre Malaquías, pág. 3
2.2.4.3. Todas las preguntas atribuidas a los judíos en Malaquías (cp. 1:2, 7; 2:14,
17; 3:7, 8, 13, 14) eran respuestas a las declaraciones de Yahvé y
emplean el mismo lenguaje que esas declaraciones. Revelan actitudes
incorrectas acerca de Yahvé y su relación con él. No se expresaban en voz
alta, pues no se dirigían al profeta, sino a Yahvé. Son más bien
interpretaciones por el profeta de las respuestas mentales de los judíos.
Dichas interpretaciones seguramente se basaban en parte en la conducta
y los comentarios previos de los judíos, y tal vez en parte también en la
inspiración divina (cp. Mr. 2:8).
2.2.4.4. En los oráculos 2-4 parecerá que en efecto Yahvé no ama a Judá, pues
esos oráculos se dedican a señalar los pecados de Judá y anunciar
castigos resultantes. El amor divino comenzará a divisarse en el cuarto
oráculo, con su profecía de la purificación de los sacerdotes y de un día
cuando la ofrenda de Judá será aceptable ante Yahvé (3:3-4). Ese amor se
revela aún más en la promesa de buenas cosechas en el quinto oráculo
(3:10-12), y especialmente en el sexto oráculo con las promesas de
bendiciones para los que temen a Yahvé (3:16-4:3 [3:16-21). Sin embargo,
aun en estos oráculos el señalamiento del pecado antecede las muestras
de amor, pues el amor divino para con el ser humano no se puede apreciar
si no se reconoce antes que este es pecador, merecedor del castigo divino.
2.3. Refutación divina de la objeción judía: Yahvé trata con dureza a Edom (1:2b-5).
2.3.1.1. La refutación comienza con una pregunta enigmática (1:2bα) cuya relación
con la disputa acerca del amor de Yahvé no se entiende todavía. Solo
después de leer las oraciones siguientes se llega a comprender: como
Esaú fue hijo del mismo padre y la misma madre que Jacob, Esaú y Jacob
fueron gemelos y Esaú nació primero, Jacob no merecía el amor de Yahvé
más que Esaú (cp. Ro. 9:10-13).
2.3.1.2. Yahvé responde a la pregunta retórica de los judíos con otra pregunta
retórica. Esta, como las preguntas retóricas en general, es en realidad una
afirmación con pasión: “Claramente Esaú era hermano de Jacob”.
2.3.2.2. El contraste entre el trato divino para con los hermanos se subraya por el
paralelismo antitético y quiástico: A (“Pero amé”) B (“a Jacob”) B’ (“y a
Esaú”) A’ (aborrecí).
Apuntes sobre Malaquías, pág. 4
2.3.3.1.2. Los montes de Edom eran la tierra montañosa donde estaban sus
ciudades (cp. Ez. 35:3-4). La tierra accidentada, una de las mejores
defensas de las ciudades edomitas (cp. Jer. 49:10, 16; Abd. 3-4), no
les había protegido de Yahvé.
2.3.3.1.6.3. Joel 3:19 [4:19] utiliza las palabras aquí traducidas “desolación”
y “desierto”.
2.3.3.2.2.5. Los vocablos traducidos “lo arruinado” (v. 4a) y “siempre” (v. 4b)
evocan la profecía contra Edom en Jer. 49:13 (donde están
traducidos “desolaciones perpetuas), y las palabras traducidas
“desolación” (v. 3) y “siempre” evocan la profecía contra Edom
en Ez. 35:9 (donde están traducidas “asolamiento perpetuo”).
Mediante estas alusiones Yahvé aquí confirma que él cumplirá
esas profecías pendientes. A la vez, estas palabras sugieren
que el castigo de Edom será el juicio final. Varios de los profetas
anteriores daban a entender que un juicio grande de las
naciones sería el preludio de la plena restauración de Israel (cp.
Isaías 13-23; Jeremías 46-51; Ezequiel 25-32), y en los tiempos
de Malaquías los judíos, con esta mentalidad, buscaban ese
juicio de las naciones (cp. Hag. 2:20-23; Zac. 1:10-16, 18-21;
2:7-10; 6:1-8; 9:1-9). De modo que el anuncio del juicio final de
Edom implica que pronto vendría la manifestación escatológica
del amor de Yahvé para Israel.
2.3.3.3. Al ver el castigo de Yahvé contra Edom, los judíos reconocerían que él les
ha tratado con mucho amor (1:5).
3. Segundo oráculo: como los sacerdotes trataban a Yahvé con desprecio, él los ha hecho
despreciables a ellos (1:6-2:9).
Apuntes sobre Malaquías, pág. 9
3.1. Yahvé acusaba a los sacerdotes de tratarlo con desprecio al aceptar animales
defectuosos como sacrificios (1:6-14).
3.1.1. Acusación divina: los sacerdotes tratan a Yahvé con desprecio en vez de con la
honra y el temor que le correspondía (1:6abcd).
3.1.1.2. A Yahvé le llamaban “Padre” (cp. Is. 63:16; 64:8; ver la nota sobre 2:10a)
pero no le trataban con la honra que corresponde al padre (cp. Ex. 20:12;
Dt. 5:16).
3.1.1.3. Los judíos usaba el título “Señor” frecuentemente para referirse a Yahvé,
pero no le temían como el siervo/esclavo temía a su señor/amo. La
comparación con el esclavo muestra que el “temor” que Yahvé merece no
es solo reverencia, sino también miedo de desobedecerle (cp. la
explicación del paralelismo en 2:5b).
3.1.1.6. “Mi nombre” será expresión clave en este oráculo, donde se repetirá 8
veces (1:6 [2x], 11 [3x], 14; 2:2, 5). En el resto del libro solo aparece 2
veces (3:16; 4:2 [3:20]). Es una circunlocución por “mí”, pero con
connotaciones de majestad.
3.1.2.2. El verbo “decís”, traducido como tiempo presente en todas las versiones
que he consultado, está en el tiempo perfecto en hebreo. Sobre esta
cuestión, ver la nota sobre el mismo verbo en el v. 2, donde RV60 traduce
“dijisteis”.
3.1.3.2. La palabra “pan” (1:7) es un sinécdoque por “comida” que aquí se refiere
específicamente a los animales sacrificados, así como en Lv. 22:25; Ez.
44:6-7.
3.1.3.4. Los adoradores escogían, traían y hasta los degollaban a sus sacrificios,
pero al sacerdote le correspondía colocarlo “sobre el altar”. Si el sacrificio
era impuro, el sacerdote debería rechazarlo y no ofrecerlo sobre el altar.
3.1.4.3. Esta objeción, como las anteriores, se expresa mediante una pregunta
medio retórica que hace eco de la intervención divina (cp. 1:2, 6), si bien el
eco en este caso se limita al verbo “contaminar” y la correspondencia entre
“mi” (v. 7a) y “te” (v. 7b). Mediante el aspecto retórico de la pregunta los
sacerdotes niegan que hayan ofrecido sacrificios ritualmente
contaminados, especialmente porque hacer semejante error sería tratar a
Apuntes sobre Malaquías, pág. 11
3.1.5.1. Esta refutación combina las dos acusaciones divinas anteriores (vv. 6d,
7a). Menospreciaban el nombre de Yahvé (la primera acusación, v. 6d) al
menospreciar el altar (v. 7c), ofreciendo sobre él pan inmundo (la segunda
acusación, v. 7a), es decir, animales defectuosos (v. 8). A la vez la
refutación respondía a la segunda objeción de los sacerdotes (v. 7b):
trataban a Dios como contaminado al sacrificarle animales defectuosos.
3.1.5.2.2. “La mesa de Yahvé” (1:7, 12) es su altar (cp. Ez. 44:15-16).
B. ¿No es malo?
D. ¿No es malo?
3.1.6.1.1.7. “De vuestra mano”, usado en 1:9, 10, 13; 2:13, parece ser una
expresión técnica relacionada con la liturgia del sacrificio.
Señala quien pone el sacrificio sobre el altar (1:9, 10, 13) o
quien lo trae (2:13). Aquí indica la responsabilidad de los
sacerdotes en el ofrecimiento de sacrificios defectuosos. Si bien
los sacerdotes no habían escogido los animales defectuosos,
ellos los habían puesto sobre el altar.
3.1.6.1.1.8. Hay una correspondencia marcada entre las partes del v. 9 y las
partes de la ilustración al final del v. 8. “Preséntalo a tu
gobernador” (v. 8) corresponde a “buscad el favor de Dios” y “de
vuestra mano ha sido esto” (v. 9), “¿Acaso se agradará de ti, o
levantará tu rostro?” (v. 8) corresponde a “¿Acaso levantará
vuestro rostro” (v. 9), y la fórmula de mensajero al final del v. 8
es idéntica a la fórmula al final del v. 9.
mensajero en el análisis.
3.1.6.2. Los sacerdotes trataban con desprecio al Dios cuyo nombre de Yahvé
sería grande en todo el mundo (1:11-14).
3.1.6.2.1.1. Todas las oraciones del v. 11, salvo “ha dicho Yahvé de los
ejércitos” son nominales. La única forma verbal es un participio.
Sin embargo, en la traducción al castellano es necesario usar
verbos y asignarles un tiempo. Lo más natural, a la luz del
participio, es usar el tiempo presente (así traducen casi todas las
versiones hoy), pero en tal caso las oraciones no tienen sentido,
especialmente la segunda, ya que en aquel tiempo no se ofrecía
“incienso y ofrenda limpia” a Yahvé “en todo lugar”, sino solo en
el templo en Jerusalén. Entonces hay que interpretar todo el
versículo como una profecía en tiempo futuro (NBLH). De hecho,
el participio, traducido “se ofrece” en la mayoría de versiones,
frecuentemente se usa en los profetas para referirse al futuro
inminente (ver, por ejemplo, el participio traducido “envío” en
3:1). De modo que 1:11 es una profecía del futuro
reconocimiento de la grandeza de Yahvé (cp. 1:5) y de su
adoración por las naciones (para el mismo tema en otro profeta
posexílico, ver Zac. 2:11; 8:22-23; 14:16-19). Y así como en 1:5,
el profeta da a entender que la profecía de la futura grandeza de
Yahvé debe influir en las actitudes y conducta de su pueblo en el
presente. La profecía ya se está cumpliendo espiritualmente en
la Iglesia, y ha de tener un cumplimiento literal en el Milenio. La
mayoría de los pasajes que dicen que las naciones adorarán a
Yahvé durante la edad mesiánica indican que rendirán esa
adoración en Israel y Jerusalén (cp. Is. 2:2-4; 18:7; 25:6; 45:14;
52:8; 56:7; 60:3, 11, 14; 66:23; Mi. 4:1-4; Zac. 8:20-22; 14:16-
19), pero Is. 19:18-21 y Sof. 2:11 sugieren que también lo harán
desde sus tierras.
A. Y en todo lugar
B. se ofrecerá a mi nombre incienso
C. y ofrenda limpia
3.1.6.2.3. Epílogo: Yahvé maldice al judío que pagara su voto al Señor con un
animal dañado (1:14). Este versículo se agrega al oráculo para que
los judíos no pensaran que solo los sacerdotes eran responsables de
los sacrificios defectuosos.
3.2. Yahvé maldijo a los sacerdotes, haciéndolos despreciables (2:1-9). Era el castigo
resultante del pecado de despreciar a Yahvé, expuesto en 1:6-14.
3.2.1.1.1. El v. 1 es una unidad de una sola línea poética. El hecho que la línea
no forma parte de una unidad mayor (un dístico, por ejemplo) y el
“ahora” coadyuvan a destacarla como la oración introductoria a una
sección nueva. Por el momento el contenido de “este mandamiento”
es enigmático. No se halla en el v. 1 ni en el texto anterior, de modo
que lo busca el lector en el texto siguiente (lo mismo sucede con el
“en esto” de 3:10).
A. Si no oyereis
B. y si no ponéis sobre el corazón
C. para dar gloria…
3.2.1.2. Yahvé amenaza con convertir en maldición las bendiciones que los
sacerdotes recibían (2:2b-3).
3.2.2. Para que el pacto con Leví siguiera en pie era necesario que los sacerdotes
honraran a Yahvé (2:4-7).
3.2.2.1.3. “Para que fuese mi pacto con Leví” puede significar “para establecer
mi pacto con Leví”, o “para que siga en píe mi pacto con Leví”. En
realidad la oración expresa las dos ideas. El mandamiento de dar
gloria al nombre de Yahvé fue la estipulación fundamental del pacto
que Yahvé estableció con Leví, y por lo tanto desobediencia a esa
estipulación rompía el pacto del lado de Leví, lo cual podría inducir a
Yahvé a anular el pacto de su lado.
3.2.2.2. Tanto Yahvé como Leví habían cumplido con el pacto (2:5-7).
A. Mi pacto fue…vida
y shalom con él
B. Y las di a él.
3.2.2.2.2. En el pacto la exigencia para Leví era que temiera a Dios, y lo había
hecho (2:5b).
3.2.2.2.2.4. Aquí “mi nombre” se repite por octava vez en el oráculo (ver la
nota sobre 1:6).
A. En paz
y en justicia anduvo conmigo
B. y a muchos hizo volver de la iniquidad.
3.2.2.2.3.2.2. Para ejemplos de los hechos justos de Leví, ver Ex. 32:26-
29; Nm. 25:7-13; Ez. 44:15.
3.2.3. Ya que los sacerdotes de los tiempos de Malaquías habían violado el pacto de
Leví, Yahvé les aplica la maldición del pacto (2:8-9).
3.2.3.1.2. En vez de andar con Yahvé en justicia (cp. v. 6), ellos habían salido
del camino. Sobre el camino de Yahvé, revelado en la Ley, ver Ex.
18:20; Sal. 25:8-10; 77:13 [14]; 119:14, 30, 32, 33.
3.2.3.1.2.1. Sobre la idea de salir del camino de Yahvé, ver Ex. 32:8; Dt.
9:12, 16; 11:28; 31:29; Jue. 2:17.
Apuntes sobre Malaquías, pág. 25
3.2.3.2.2.3. Los “caminos” de Yahvé son sus leyes (cp. las referencias a los
caminos de Yahvé en el Salmo 119).
4. Tercer oráculo: los israelitas debían cesar de traicionarse unos a otros (2:10-16).
4.1. Acusación profética en términos generales: los israelitas se traicionaban unos a otros
(2:10). La lealtad a Yahvé y la lealtad entre los miembros del pueblo eran aspectos
complementarios del pacto entre Yahvé e Israel.
4.1.1. Todos los judíos eran hermanos creados por un mismo Dios (2:10a). Como
hijos de un mismo Dios, deberían vivir en unidad (para un concepto semejante
aplicado a la Iglesia, ver 1 Co. 12:4-13).
4.1.1.2. Las dos oraciones son preguntas retóricas que dan por sentada una
respuesta de “sí”. Este tercer oráculo es el único de los seis oráculos en
Malaquías que comienza con una pregunta retórica.
Apuntes sobre Malaquías, pág. 27
4.1.2. Traicionarse unos a otros era incongruente con la hermandad de los judíos (cp.
v 10a) y una violación del pacto que Yahvé había hecho con sus padres (2:10b).
4.1.2.5. La expresión “el uno contra el otro” es literalmente “un hombre contra su
hermano”: La expresión hebrea más común sería “un hombre contra su
prójimo” (cp., en hebreo, “un hombre con su prójimo” en 3:16, y, en
aproximadamente el mismo período, “hombre…su prójimo” en Zac. 3:10;
8:10, 16, 17, 11:6; 14:13). Tener todos un mismo padre (v. 10a) implicaba
que los judíos eran “hermanos”.
4.1.2.6. Incumplir las estipulaciones del pacto era “profanarlo”, es decir, tratarlo
como si no fuera un acuerdo santo entre Yahvé y su pueblo, garantizado
Apuntes sobre Malaquías, pág. 28
por juramento (cp. Sal. 89:31 [32], 34 [35]; el verbo traducido “olvidaré” en
Sal. 89:34 es literalmente “profanaré”).
4.2.1.1.5. Al decir que la traición abominable fue cometida por “Judá”, “en Israel
y en Jerusalén”, Malaquías señalaba toda la nación. “Israel” aquí ha
de ser sinónimo de “Judá” (ver la nota sobre 1:1), si bien parece
referirse al reino del norte en la expresión “a Judá, a Israel y a
Jerusalén” en Zac. 1:19 [2:2].
4.2.1.2.1. El v. 11b se puede analizar como un trístico de tipo AAB y con ritmo
de 4:2:4. Gramaticalmente el paralelismo es de tipo AAA, pero el
paralelismo semántico se limita a las líneas A y B:
4.2.1.2.5. Algunos estudiosos opinan que “Judá…se casó con hija de Dios
extraño” quiere decir que el pueblo de Judá se había entregado a la
adoración de un dios extraño (ver la lista en Hill, Malachi, pág. 255).
Sin embargo, cuando el A.T. emplea el matrimonio o la relación
Apuntes sobre Malaquías, pág. 30
4.2.2. El castigo: Malaquías pidió que Yahvé cortara a los culpables de Israel (2:12).
4.2.2.1. El análisis del v. 12 como una unidad poética es difícil. Quizá sea un
tetrástico de tipo ABCB con un ritmo de 3:3:2:4. En este análisis la línea C
completa la línea A, y las líneas B y D son paralelos:
4.2.2.2. En lugar de “cortará”, tradúzcase “corte” (ver DHH, BJ, NBLH, NVI). El
verbo hebreo es un yusivo, el cual no expresa una predicción, sino un
deseo, aquí una maldición. La base implícita para la maldición es que Judá
ha violado su pacto con Yahvé al casarse con mujeres paganas. El
matrimonio con cananeos se prohibía en la Ley (Ex. 34:15-16; Dt. 7:3), y
en el período posexílico se contextualizó esa prohibición, aplicándola a
matrimonios con los pueblos vecinos de Judá (Esd. 9:1-10:44; Neh. 10:30;
13:23-27). La maldición tenía el propósito de castigar a los impunes (ver la
exposición de 1:14). A diferencia de los casos narrados en Esd. 10:7-44 y
especialmente Neh. 13:23-25, 28, generalmente ninguna autoridad
humana castigaba a los que profanaban a Israel ante Yahvé mediante los
matrimonios mixtos (cp. Esd. 9:1-3 y el uso de la maldición en Neh. 13:29).
4.2.2.4. La maldición de Malaquías se dirigía contra todos los que se casaban con
mujeres paganas (2:12b). El significado exacto de la frase traducida “al que
vela y al que responde” es muy debatido (cp. BJ y NBLH: “sea testigo o
defensor”), pero de alguna manera ha de ser un merismo que aquí significa
“quienquiera que sea” (cp. NVI, DHH).
4.2.2.5. Malaquías incluía en la maldición aun los que ofrecían sacrificios a Yahvé.
El título “Yahvé de los ejércitos” proclama la soberanía de Yahvé sobre
todo. Aquí se usa con un dejo de ironía. ¡Había quienes se atrevían ofrecer
sacrificios a Yahvé, el Dios soberano, y a la vez se casaban con hijas de
otros dioses que introducían en Judá creencias y prácticas paganas! Fuera
de este versículo Malaquías siempre usa el verbo “ofrecer” de la acción de
los sacerdotes (cp. 1:7, 8; 3:3). Quizá aquí, entonces, la última oración
Apuntes sobre Malaquías, pág. 31
señala que entre los que se casaban con mujeres paganas había
sacerdotes, precisamente la situación planteada en Esd. 9:1.
4.3.1. Introducción (2:13a). En lugar de “y esta otra vez haréis cubrir…”, tradúzcase “y
esta segunda cosa hacéis: cubrir…” (cp. BJ, DHH, NBLH, RV95, NVI). Con el
verbo “hacéis”, en lugar de la primera persona (v. 10) o la tercera persona (vv.
11-12), Malaquías confronta a los acusados más directamente.
4.3.2.3.4. Los judíos sabían que Yahvé no aceptaba sus sacrificios porque no
les bendecía (cp. 3:9, 11). Reaccionaban clamando a Yahvé con
llanto al ofrecer sus sacrificios. Probablemente convocaban
asambleas en el templo para el efecto (cp. Jl. 2:12-17). El cubrir el
altar con lágrimas tal vez fuera una acción de los sacerdotes (cp. Jl.
2:17).
4.3.3.1. La objeción es una línea poética solitaria. No forma parte de una unidad
multilinear, como un dístico o trístico.
4.3.3.3. En lugar de “diréis”, tradúzcase “decís” (cp. BJ, DHH, NBLH, RVA, NVI, y
ver la nota sobre “dijisteis” en 1:2).
4.3.4.1. Yahvé ha atestiguado contra los que traicionaba a sus esposas (2:14).
4.3.4.1.2. Los dos dísticos son la respuesta del profeta al “¿Por qué?” de los
judíos. En 1:7-14 Yahvé respondió a esta pregunta diciendo que los
judíos le ofrecían animales defectuosos. Aquí el profeta responde
señalando la traición interhumana, específicamente dentro del
matrimonio. Quizá 2:12-13, con su condena de los matrimonios
mixtos, se puede tomar como otra respuesta, pero el v. 13 no dice
que Yahvé ya castigaba a los judíos por este pecado, sino que pide
que Yahvé aplique semejante castigo.
4.3.4.1.5. En cuanto al tiempo de “ha atestiguado”, ver la nota sobre “ha dicho”
en 1:2.
4.3.4.1.9. Varios comentaristas de las últimas décadas ven una relación entre
los dos ejemplos de traición en 2:10-16. Sugieren que los varones se
divorciaban de la mujer de su juventud para poder casarse con
Apuntes sobre Malaquías, pág. 34
4.3.4.2. A la luz de la manera en que Dios creó a Adán y Eva, los judíos deben
dejar de divorciarse de sus esposas (2:15).
A. Y no uno hizo
B. Sino que un resto de espíritu tenía
Apuntes sobre Malaquías, pág. 35
4.3.4.2.2. Las últimas dos oraciones de 2:15 también forman un dístico con
paralelismo interlinear a nivel de líneas completas y con paralelismo
de 2:3, o tal vez 3:3.
4.3.4.3. Los judíos deben dejar de divorciar a sus esposas porque Yahvé odia la
injusticia opresiva del divorcio (2:16).
4.3.4.3.2. Las últimas dos oraciones del v. 16 esencialmente repiten las últimas
dos del v. 15, salvo que omiten “la mujer de tu juventud”. Se pueden
analizar como un dístico con paralelismo a nivel de líneas completas
y con ritmo de 2:2. La repetición unifica a los dos versículos y
Apuntes sobre Malaquías, pág. 38
5. Cuarto oráculo: en respuesta a la queja de los judíos, Yahvé vendría en juicio purificador,
pero contra los judíos mismos (2:17-3:6).
5.1. Acusación profética: “Habéis cansado a Yahvé con vuestras palabras” (2:17a). En el v.
17 el profeta sigue hablando de Yahvé en tercera persona, así como en todo el oráculo
anterior.
5.2.2. Este cuestionamiento, como casi todos, hace eco del lenguaje de la acusación
anterior. Si dejáramos a un lado el “y decís”, la acusación y la objeción
formarían un dístico con paralelismo interlinear y ritmo de 3:2:
5.3. Respuesta profética al cuestionamiento judío: habían cansado a Yahvé con sus quejas
de que él no había juzgado a los malvados (2:17b).
5.3.1. El v. 17bc se puede analizar como un trístico de tipo AA con metro de 3:3:3 (es
decir, tiene la sintaxis y el paralelismo de un dístico pero el metro de un trístico,
pues la primera oración paralela es aproximadamente dos veces más larga que
la otra):
5.3.2. En los oráculos anteriores el discurso atribuido a los judíos representa sus
cuestionamientos de las acusaciones o declaraciones divinas. Aquí sus
palabras tienen una doble función. Se citan como parte de la acusación contra
ellos, pero a la vez formulan una acusación contra Yahvé, la cual genera la
respuesta divina en 3:1-5. Un fenómeno similar aparecerá en 3:14-15, cuyo
contenido es también similar a 2:17bc.
5.3.3. El hebreo de la línea B del trístico es literalmente: “es bueno ante los ojos de
Yahvé” (cp. BJ, NBLH, RVA). De modo que los judíos acusaban a Yahvé de
prosperar a los malos como si fueran buenos.
5.3.4. La línea solitaria es una pregunta retórica, equivalente a una declaración con
emoción de que Yahvé no actuaba como Dios del juicio. A diferencia de los
cuestionamientos judíos, no todo lo que se les atribuye en el v. 17bc es
pregunta retórica, pero incluye una pregunta retórica.
5.3.5. En la línea solitaria y final se quejaban de que Yahvé no había ejecutado “el
juicio”. La última palabra del v. 17 puede significar “justicia” o “juicio”. En el
Apuntes sobre Malaquías, pág. 39
5.3.5.2. Las palabras “si no” no están en el hebreo (cp. BJ, DHH, NBLH, RVA,
NVI). La última oración del v. 17 es solo otra manera de expresar la misma
queja que se ha planteado en el trístico.
5.3.6. Otros pasajes bíblicos que expresan inquietud por la prosperidad de los injustos
incluyen Job. 21:7-16; 24:1-17; Sal. 73:1-14; Jer. 12:1-4; Hab. 1. Sin embargo,
estos pasajes, a diferencia de Mal. 2:17, no indican que Yahvé se haya cansado
de las inquietudes. Las quejas de Job y Jeremías eran acompañadas de una
conducta recta, y suponemos lo mismo de las quejas de Asaf y Habacuc. En
cambio, el pueblo y los sacerdotes en los tiempos de Malaquías trataban a
Yahvé con desprecio (1:6-2:9) y unos a otros con deslealtad (2:10-16).
5.4. Reacción divina a la queja judía: Yahvé pronto vendría a ejecutar el juicio deseado
(3:1). En los oráculos de Malaquías, la segunda intervención de parte de Yahvé
normalmente acusa a los judíos. Aquí en cambio, así como en 1:2b-5, 3:1 defiende a
Yahvé de una acusación judía. Sin embargo, no se limita a una defensa, sino que inicia
una acusación implícita contra los judíos que se desarrollará más en 3:2-5.
5.4.1.5. La expresión mal’aquí “mi mensajero” también puede ser traducida “mi
ángel”. De hecho las primeras palabras de 3:1 son casi idénticas a la
primera oración de Ex. 23:20, “He aquí envío mi Ángel” (y “preparará el
camino delante de mí” aquí en alguna medida hace eco de “delante de ti
para que te guarde en el camino” en Ex. 23:20; cp. también Ex. 33:2a). Sin
embargo, preparar al pueblo para la venida Yahvé parece ser tarea de un
predicador, papel que en la Biblia muy poco corresponde a los ángeles
(aunque ver Jue. 2:1-4). Entonces, mal’aquí se entendería como una
referencia a un predicador humano, probablemente un sacerdote (cp. 2:7)
o un profeta (cp. 4:5 [3:23]; Is. 40:3), que tendría que venir porque los
sacerdotes criticados por Yahvé en 1:6-2:9 no cumplían con su papel de
“mensajero de Yahvé” (cp. 2:7). De hecho, mal’aquí es el nombre del autor
del libro (ver “Autor” en la “Introducción”). Posiblemente fue en base a este
pasaje que él fue bautizado así. Sea como fuere, Malaquías cumplía la
profecía, así como todo predicador que prepara a la gente para la venida
del Señor. Sin embargo, la profecía ha de señalar también a un mensajero
especial. En este sentido se cumplió en Juan el Bautista, profeta de linaje
sacerdotal (ver Mt. 11:7-10; Mr. 1:2; Lc. 1:76; 7:24-28), y tal vez tenga otro
cumplimiento antes de la Segunda Venida de Cristo (cp. 4:5-6; Ap. 11:3-
12).
5.4.2.3. Vendría como Señor. El vocablo traducido “Señor” aquí no es Adonay (lit.
“mi Señor”), sino sencillamente Adón, “Señor”. Recalca la autoridad y
dignidad de Yahvé. El hecho que Yahvé se refiere a sí mismo en tercera
persona también destaca su dignidad (así como en 1:14; 4:5 [3:23]). Si
bien Yahvé no era temido como Señor por los sacerdotes (1:6), sí sería
temido cuando viniera juzgar como Señor. Desde una perspectiva
neotestamentaria, también se puede ver en este uso de la tercera persona
una referencia oculta al Hijo, uno con el Padre (Jn. 10:30) pero también
distinto de él (Jn. 10.29), especialmente porque en el N.T. el título “Señor”
generalmente se refiere al Hijo (ver, por ejemplo, 1 Co. 8:6).
5.4.2.4. Vendría para cumplir con el juicio que los judíos pedían. “El Señor a quien
vosotros buscáis” alude a la queja expresada en la pregunta retórica al
final de 2:17. La expresión es irónica, pues los judíos buscaban el “Dios del
juicio” (2:17), pero no se daban cuenta que su juicio no sería del todo
agradable para ellos mismos (ver 3:3-5; cp. Am. 5:18).
Apuntes sobre Malaquías, pág. 41
Los vv. 2-4 siguen refiriéndose a Yahvé en tercera persona. Al principio (v. 2) podrían
entenderse como una continuación del discurso de Yahvé acerca de sí mismo en tercer
persona como “Señor” (ver v. 1). Sin embargo, el uso del nombre “Yahvé” en los vv. 3-
4 aclara que vv. 2-4 son más bien discurso del profeta, y el uso de la tercera persona
para referirse a los judíos (vv. 3-4) coadyuva a distinguir 3:2-4 del discurso divino en
3:1, 5 (a diferencia de 3:2-4, el discurso profético en 2:17 se dirige a los judíos en
segunda persona).
Varios estudiosos consideran que 3:1b-4 ó 3:2-4 no fue original, sino agregado
posteriormente por un editor. A favor de este punto de vista se puede notar que: a) en
3:1a, 5 Yahvé habla en primera persona y se dirige a los judíos en segunda persona,
pero 3:1b-4 se refiere a Yahvé en tercera persona y 3:2-4 se refiere a los judíos
también en tercera persona; b) 2:17-3:1, 5 hablan a los judíos en general, mientras que
3:2-4 habla de los sacerdotes; c) 3:2-4 interrumpe la conexión clara entre 2:17-3:1 y
3:5. En contra de estos argumentos se puede notar lo siguiente. a) Los cambios de
persona se dan en Malaquías en varios lugares: en este mismo oráculo 2:17 habla de
Yahvé en tercera persona, pero en 3:1a Yahvé habla en primera persona; en el oráculo
anterior para referirse a los judíos el profeta utiliza la primera persona en 2:10, tercera
persona en 2:11-12, segunda persona plural en 2:13-14a, segunda persona singular en
la mayor parte de 2:14, segunda persona plural en la cuarta oración de 2:15, segunda
persona singular en la quinta oración de 2:15, tercera persona en 2:16b y segunda
persona plural en 3:16c; en el sexto oráculo Yahvé habla en primera persona a los
judíos en segunda persona en 3:13-15, el profeta habla de Yahvé y de los judíos en
tercera persona en 3:16, Yahvé habla en primera persona acerca de los judíos en
tercera persona en 3:17, y Yahvé habla en primera persona a los judíos en segunda
persona en 4:1-3 [3:19-21]. b) La relación entre el pecado del pueblo y el pecado de los
sacerdotes ya se ha establecido en 2:7-8 (cp. también 1:6-8, 13-14). c) Si este oráculo
consistiera solo de 2:17-3:1a, 5, sería mucho más breve que los demás oráculos salvo
el primero, y la respuesta divina a la queja judía expresada en 2:17 sería muy sencilla
en comparación con la respuesta divina a la última intervención judía en los demás
oráculos.
es “el Señor” = “el ángel del pacto” (cp. v. 1). Esto es otra evidencia de que
los nombres “el Señor” y “el ángel del pacto” ambos se refieren a Yahvé.
5.5.1.4. La pregunta en la línea A hace eco de Jl. 2:11b, lo cual sugiere que aquí
Malaquías se refiere al día de Yahvé.
5.5.1.5. La oración “cuando él se manifieste”, lit. “cuando él sea visto”, sugiere una
teofanía, una parte del complejo de eventos relacionados con el día de
Yahvé (cp. Sal. 102:16 [17]; Is. 60:2; Zac. 9:14).
5.5.2. Él purificaría a los sacerdotes por medio del sufrimiento (3:2b-4). Esta profecía
ha de tener su cumplimiento cabal en la Gran Tribulación, aunque Dios
constantemente utiliza el sufrimiento para purificar a su pueblo.
5.5.2.1.2. En lugar de “él es”, sería mejor en este contexto traducir “él será”
(NVI; cp. DHH).”
5.5.2.1.5. En lugar de “jabón”, tradúzcase “lejía” (ver JB, RVA, NVI). El jabón
todavía no se había inventado. Más bien, para lavar la ropa se
usaban ásperas sales alcalinas o cenizas de plantas que contenían
potasa cáustica. De manera que el agente purificador también
sugiere el sufrimiento.
5.5.2.2. El Señor/ángel del pacto purificaría con sufrimiento a los sacerdotes (3:3a).
y limpiar la plata
B. Y limpiará a los hijos de Leví
5.5.2.2.2. Las figuras del dístico están relacionadas con las del v. 2b, pero con
algunas diferencias. Allí se habla de la limpieza de metales y de ropa,
aquí solo de los metales. Allí el Señor/ángel del pacto se comparaba
al fuego del refinador, aquí al refinador mismo.
5.5.2.2.7. La última oración del v. 3 indica que por “hijos de Leví” Malaquías no
se refería a los levitas, sino a los sacerdotes (así también “Leví” en
2:4, 8 se refiere a los sacerdotes, ver 2:1, 7). Hay varias razones
posibles por qué el pasaje identifica como objetos del juicio
purificador únicamente a los sacerdotes.
5.5.2.3.2.1. La frase “quienes presentan ofrenda” hace eco de 1:7, 8, 10, 13;
2:12, 13, llamando la atención al contraste entre las ofrendas
inaceptables denunciadas en esos versículos y la promesa aquí
de una ofrenda ofrecida en justicia.
5.5.2.4. Otro resultado de la purificación de los sacerdotes sería que los sacrificios
de todo el pueblo serían aceptos ante Yahvé, así como en los días de
antaño (3:4).
5.5.2.4.4. Las frases “los días pasados” y “los años antiguos” se refieren al
mismo período de antaño aludido, pero no definido, en 2:5-7. La
frase traducida “los días pasados” se usa de un período ideal del
pasado que sirve como pauta para una restauración no solo aquí,
sino también en Mi. 7:14-15, donde se refiere al tiempo del Éxodo, y
en Am. 9:11, donde alude al auge de la dinastía davídica.
5.6. Ampliación divina de la reacción divina en v. 1: Yahvé vendría para castigar a los malos
entre los judíos (3:5). Después del discurso profético (vv. 2-4) que amplía el anuncio de
la venida de Yahvé (v. 1), ahora Yahvé mismo, hablando en primera persona, amplía
ese anuncio. El profeta había hablado de los judíos en tercera persona (vv. 2-4); Yahvé
se dirige a ellos en segunda persona. Este cambio vincula el v. 5 con el v. 1, marca una
distinción entre el juicio de los sacerdotes (vv. 2-4) y el juicio del pueblo judío (v. 5), y
da énfasis al anuncio del juicio de los judíos en el v. 5.
5.6.1.1. Las primeras dos oraciones conforman un dístico no paralelo con ritmo de
3:3. Quizá se podría ver cierto paralelismo a nivel de líneas completas,
pues la línea A presenta a Yahvé como juez, y la línea B, como testigo.
5.6.1.3.1. En este juicio Yahvé sería no solo juez, sino también testigo de cargo
y verdugo.
Apuntes sobre Malaquías, pág. 47
5.6.1.3.2. “Pronto testigo” (traducción literal) tal vez signifique “testigo listo,
dispuesto” (cp. BJ, RV95, NVI) o “testigo experto” (cp. el uso de otro
vocablo de la misma raíz mhr en la expresión traducida “escribiente
ligero” en Sal. 45:1 [2] y “escriba diligente” en Esd. 7:6 (cp. las
traducciones en las otras versiones).
5.6.1.3.3. Por un lado, siendo omnisciente, Yahvé testificaría contra los judíos
que cometían los pecados enumerados a continuación (cp. Jer.
29:23). A la vez testificaría que así los judíos habían violado las
estipulaciones del pacto entre Yahvé e Israel (ver Mi. 1:2, y cp. la
nota sobre “ha atestiguado” en 2:14).
5.6.2. Yahvé ejecutaría juicio y testificaría contra los violadores del pacto (3:5bc).
5.6.2.1.3. Los hechiceros aquí han de representar todas las clases de magos
(cp. Dt. 18:10-12). Los magos buscaban ejercer dominio sobre los
dioses a fin de que realizaran los deseos del cliente. Yahvé se opone
a la magia porque entraña la creencia que los seres humanos lo
pueden manipular.
5.6.3. En resumen, los pecadores que Yahvé juzgaría eran personas que no temían a
Yahvé (3:5d).
5.6.3.1. En lugar de “no teniendo temor”, el hebreo tiene “y no tienen temor”. Las
cinco expresiones anteriores usadas para definir a los pecadores—
”hechiceros”, “adúlteros”, “los que juran”, “los que defraudan”, “los que
hacen injusticia”—son todas, en hebreo, participios. En cambio, aquí
inesperadamente el profeta cambia a un verbo en tiempo imperfecto.
5.6.3.2. 3:5d es una línea poética solitaria y breve (6 sílabas), seguida por la
fórmula de mensajero. La brevedad de la línea, el hecho que está sola, la
fórmula que le sigue y el cambio sintáctico de la serie de participios a un
verbo finito con la partícula negativa aquí—todas estos detalles formales
sirven para resaltar el resumen en 3:5d, y para dar un sentido de clausura
al oráculo de 2:17-3:5.
5.6.3.3. Temer a Yahvé no significa solo tenerle reverencia (contra DHH: “me faltan
al respeto”), sino, como se nota aquí, temer su castigo (cp. 1:6, 14; 2:5).
Apuntes sobre Malaquías, pág. 49
6. Quinto oráculo: Israel debería volver a Yahvé, y concretamente cumplir con sus ofrendas,
para luego recibir una inmensa bendición divina (3:6-12).
6.1.1. Solo debido a su amor y misericordia constantes Yahvé no había destruido a los
judíos (3:6).
6.1.1.2.3. Como hay indicios que el v. 6 pertenece a ambos oráculos, tal vez se
deba tomar como una estructura de tipo Jano, que mira para atrás y
para adelante. Así la línea A primero se tomaría como la conclusión
del cuarto oráculo, pero la línea B aclara que el dístico también
introduce el quinto oráculo.
6.1.1.4. En todo el quinto oráculo Yahvé habla en primera persona y se dirige a los
judíos en segunda persona plural.
6.1.1.5. Ambos “yo, Yahvé” y “vosotros, hijos de Jacob” son enfáticos, pues no son
palabras necesarias para entender las dos oraciones.
Apuntes sobre Malaquías, pág. 50
6.1.1.5.1. El “yo, Yahvé”, que también puede traducirse “yo soy Yahvé”, resalta
la dignidad, poder y santidad de Yahvé (cp. Lv. 19:2, 3, 4, 10, 12, 14,
16, 18, 25, 28, 30, 31, 32, 33, 36, 37).
6.1.1.7. El paralelismo sugiere que hay alguna relación entre “no he cambiado” y
“no habéis sido consumidos” (de ahí la traducción “por esto” o “por eso” en
RV60, RV95, DHH, NBLH, RVA, NVI; en cambio, BJ traduce literalmente
“y”). Esa relación ha de ser que la supervivencia de Israel no se debe a su
justicia, sino a la misericordia inmutable de Yahvé (cp. Ex. 34:6-7; Sal.
103:8-14; y esp., de aproximadamente el mismo período que Malaquías,
Neh. 9:17, 19, 27-28, 30-31) y a su fidelidad al pacto con Israel.
6.1.1.8. Según 2:17 los judíos se quejaban que Yahvé ya no era el Dios de juicio.
Aquí Yahvé respondió que en realidad no había cambiado. No dejaba de
ser el “Dios de juicio”, pero también, y prioritariamente, seguía siendo el
Dios del perdón misericordioso y de fidelidad a las promesas del Pacto
Abrahámico (cp. Dt. 4:31; Mi. 7:18-20; Ro. 11:25-29). Los judíos no se
daban cuenta que si Yahvé siempre hubiera castigado a los pecadores,
ellos mismos habrían sido consumidos. Recordemos lo mismo cuando
pedimos a Dios que castigue a los injustos.
6.1.2. Los judíos habían desobedecido los mandamientos de Yahvé desde hace
generaciones (3:7a).
Apuntes sobre Malaquías, pág. 51
6.1.2.2. Así como Yahvé no había cambiado (v. 6), tampoco los judíos (v. 7a). En el
caso de Dios, esa inmutabilidad era una virtud; en el caso de los judíos era
todo lo contrario.
6.1.2.6. En la línea C el hebreo no tiene el pronombre “las”, sino que “mis leyes” se
sobreentiende por elipsis debido al paralelismo.
6.1.3. Yahvé llamó a los judíos a arrepentirse para recibir su bendición (3:7b).
A. Volveos a mí
B. Y volveré a vosotros
6.2. Objeción judía a la acusación divina: “¿En qué hemos de volvernos?” (3:7c). Retaron a
Yahvé a señalar algún pecado del cual debían arrepentirse. Su pregunta medio retórica
es por un lado una protesta de inocencia, pero también deja abierta la puerta para una
respuesta (cp. Jn. 8:46a). No hay paralelismo en el sentido normal en 3:7c, pero, así
como en las otras objeciones judías, el lenguaje hace eco de la acusación divina de la
oración anterior, así creando un sentido de paralelismo.
Apuntes sobre Malaquías, pág. 52
6.3. Refutación divina de la objeción judía: “Me habéis robado” (3:8a). Así Yahvé escoge
uno de varios pecados que los judíos cometían (cp. 1:6-8, 14; 2:10, 17; 3:5), uno de los
más difundidos entre el pueblo (ver “la nación toda” en v. 9; cp. Neh. 10:32-39 [33-40];
13:10-12).
6.3.2. La respuesta obvia a la pregunta retórica en la línea A era que ningún ser
mortal sería tan temario como para robar al Dios todopoderoso, pues las
consecuencias serían desastrosas. Las palabras “hombre” y “Dios” forman un
contraste marcado, especialmente en el hebreo, donde los dos sustantivos,
ambos comenzando con la letra ’ ālef y ambos sin artículo, están yuxtapuestos
sin la preposición “a”, muy literalmente: “¿Acaso robará hombre Dios?”. La
palabra ’ ādām “hombre” se refiere no tanto a los hombres como individuos,
sino a su categoría de raza humana. A la vez evoca su procedencia de lo más
bajo, del polvo de la tierra (’ădāmāh). Por otro lado, el uso de la palabra ’ĕlōhîm
“Dios” aquí recalca el poder divino y se refiere a la categoría de ser divino más
que a la identidad (Yahvé).
6.3.3. A la luz del paralelismo, en la línea B Yahvé achacó a los judíos, seres
humanos, de robarle a él, Dios. El paralelismo subraya la monstruosidad e
insensatez del pecado.
6.3.3.3. Fuera de los vv. 8-9, el verbo hebreo traducido “robar” (qāba‘) se usa en el
A.T. solamente en Pr. 22:23, donde está traducido “despojar” y está
asociado con el verbo más común por robar, gāzal, en 22:22. Aquí en los
vv. 8-9 este verbo raro hace un juego de palabras con “Jacob” en el v. 6,
pues la raíz de “Jacob” es ‘qb y la raíz del verbo es qb‘. Las dos raíces
tienen las mismas tres consonantes, aunque en orden diferente. La
relación aparentemente era más estrecha aún en algunos manuscritos,
pues el texto hebreo empleado por el traductor de la Septuaginta aquí
tenía el verbo ‘āqab “engañar, defraudar” (cp. BJ, DHH), de la misma raíz
que “Jacob”. (Varios estudiosos han enmendado el texto aquí, siguiendo
los LXX, pero las demás versiones antiguas apoyan el TM, y es fácil
explicar cómo la lección de los LXX pudo haberse originado de la lección
del TM, pero muy difícil de explicar el origen del TM a partir de la lección
de los LXX). El juego de palabras sugiere que los “hijos de Jacob” (v. 6)
siguen cometiendo los pecados de su padre (v. 7), Jacob el defraudador.
6.3.3.4. Robar a Yahvé era una manifestación más de no temer a Yahvé (cp. 3:5).
Apuntes sobre Malaquías, pág. 53
6.4. Objeción judía a la refutación divina: “¿En qué te hemos robado?” (3:8bα). De nuevo la
pregunta medio retórica es una protesta de inocencia por un lado, pero por otro lado
pide una respuesta. Los judíos retaron a Yahvé a sustentar su acusación tan
aparentemente fantástica. De nuevo el lenguaje de la objeción hace eco de la oración
anterior, creando una impresión de paralelismo. La objeción y la respuesta divina
siguiente pueden analizarse como dos líneas solitarias, como un dístico sin paralelismo
entre las líneas pero con paralelismo interno en la línea B y ritmo de 3:2, o, dejando a
un lado el “y dijisteis”, como un dístico con paralelismo interlinear, paralelismo interno
en la línea B, y ritmo de 2:2:
6.5. Respuesta divina a la segunda objeción judía (3:8bβ-12). En 3:8-12 Yahvé sigue el
mismo patrón que en v. 7ab: acusación (3:7a, 8-9), llamado a dejar el pecado (3:7b,
10a), promesa de bendición divina (3:7b, 10b-12).
6.5.1.1. Jacob había puesto un ejemplo positivo para los judíos en cuanto al
diezmo (Gn. 28:20-22). En ese sentido ser “hijos de Jacob” (v. 6) debería
ser un estímulo positivo (“hijos de Jacob, el padre del diezmo”) que
contrapesara las implicaciones del juego de palabras entre “robar” y
“Jacob” (“hijos de Jacob, el embaucador”).
6.5.1.2. En cuanto al propósito del diezmo, ver la nota abajo sobre el v. 10.
6.5.2.1. El v. 9 se puede analizar como un trístico de tipo AAA, con ritmo de 3:3:2.
Gramaticalmente el paralelismo se puede representar de la siguiente
manera:
6.5.2.4.1. La frase “la nación toda” viene al final del versículo, fuera del orden
normal (cp. BJ). Esto le da énfasis y también permite que esté en
aposición con ambos “vosotros”: la maldición alcanzaba a la nación
toda (línea A, cp. DHH, NVI), porque la nación toda robaba a Yahvé
(línea B).
6.5.2.4.2. La frase “la nación toda”, en lugar del más común “toda la nación”, da
énfasis a la palabra “toda”. De hecho, una traducción literal sería más
enfática aún: “la nación, toda ella”. Esta frase es una hipérbole en
relación con “me estáis robando”, pero su significado en relación con
“malditos sois” es más literal. Se supone que algunos cumplían con
los diezmos y ofrendas, pero probablemente aun ellos sufrían los
efectos de la maldición nacional.
6.5.3.1.3. El “alfolí”, lit. “casa del tesoro” (cp. Neh. 10:38 [39]; Dn. 1:2), era el
almacén del templo. Asumiendo que el diseño del templo posexílico
se asemejaba al diseño del templo de Salomón, pegados a las
paredes exteriores del edificio del santuario, salvo en el lado oriental,
había tres niveles de cámaras en retahíla que servían de bodegas
(cp. 1 R. 6:5-8).
6.5.3.2. Yahvé prometió a los judíos que los bendeciría inmensamente (3:10b-12).
La promesa se vincula estrechamente con el cumplimiento del diezmo, aun
cuando había otros pecados de los cuales los judíos deberían volver,
incluyendo la injusticia interhumana (cp. 2:10-17; 3:5). ¿Hemos de
entender que Yahvé bendeciría a Judá si diezmara, aun si seguía
cometiendo injusticias (aparentemente algunos fariseos de los tiempos de
Jesús así interpretaban la promesa, cp. Mt. 23:23)? Quizá Yahvé aquí
daba por sentado que si los judíos cumplían con el diezmo, también
dejarían la injusticia. O tal vez la promesa intencionalmente es específica,
para animar a los judíos resentidos con Yahvé, y para mostrar que él en
efecto seguía amando a Judá. A una generación que no cumplía con el
diezmo, Yahvé les prometió una bendición si diezmaran cabalmente. En
otra generación, a los que se creían justos porque cumplían con el diezmo
a cabalidad, Jesús los condenó porque cometían una serie de otros
pecados (cp. Mt. 23:13-28).
A. Y probadme en esto
B. Si no abriré…las ventanas de los cielos por
vosotros
C. y derramaré bendición…hasta que sobreabunde por
vosotros
6.5.3.2.1.3. La prueba despejaría toda duda acerca del amor de Yahvé para
con Israel (cp. 1:2).
6.5.3.2.2.2. Prometió que la bendición sería para los judíos. Este aspecto de
la promesa es muy recalcado en el hebreo, pues “os” (v. 10),
“sobre vosotros” (v. 10), “por vosotros” (v. 11), “os” (v. 11) y
“vuestra” (v. 11) son todos traducciones de la misma expresión
hebrea, lākem, literalmente “por/para vosotros”, repetida cinco
veces en 3:10c-11. Este énfasis apoya la declaración divina
inicial del libro: “Os he amado” (1:2).
6.5.3.2.3.2.2. De dos maneras el v. 12b recalca que los judíos serían los
beneficiarios de la bendición.
6.5.3.3. La vigencia de 3:8-12 para los cristianos hoy. Para los cristianos los
aspectos ceremoniales y rituales de la Ley de Moisés no siguen vigentes
(cp. Ro. 6:14; 7:6). Si bien el N.T. no se pronuncia específicamente sobre
la cuestión del diezmo, las leyes sobre los diezmos y ofrendas parecen
caer dentro de lo ceremonial y ritual. Jesús, viviendo bajo la Ley (cp. Gá.
4:4), dijo a los fariseos y escribas que era necesario que diezmaran (Mt.
23:23; Lc. 11:42), pero ningún texto dice que los cristianos (después de la
muerte de Cristo) deben diezmar, ni define cuánta ofrenda deben dar, ni
siquiera en los pasajes que exhortan a los cristianos a ofrendar, inclusive
para el sostén de los ministros (por ejemplo, Gá. 6:6-9; 1 Ti. 5:17-18). De
hecho, los diezmos no se mencionan en Hechos y las Epístolas, salvo en
Heb. 7:1-10, donde el autor aduce que en Abraham Leví pagó el diezmo a
Melquisedec, para así argumentar que el sacerdocio de Melquisedec es
superior al levítico. Sin embargo, el cristiano puede diezmar
voluntariamente, así como lo hicieron en determinados momentos (pero
aparentemente no como una práctica regular) Abram (Gn. 14:20) y Jacob
(Gn. 28:20-22), y Dios sigue prometiendo bendiciones, incluyendo las
materiales, a los que ofrendan generosamente (cp. Lc. 6:38; 2 Co. 9:6-14;
Gá. 6:6-9; Fil. 4:14-19).
7. Sexto oráculo: vendría el día de Yahvé, con recompensa para los malvados y los justos
(3:13-4:3).
7.1. Acusación divina contra los judíos: “Vuestras palabras han sido duras contra mí”
(3:13a).
7.1.2. En este oráculo Yahvé habla en primera persona, y se dirige a los judíos en
segunda persona. La única interrupción de esta perspectiva se halla en el v. 16,
donde el profeta narra acciones del pueblo y de Yahvé.
7.1.3. La fórmula de mensajero, “ha dicho Yahvé”, es más corta que la fórmula normal
en el libro, “ha dicho Yahvé de los ejércitos”. La forma breve introduce el primer
oráculo (1:2-5) y el último (3:13-4:3), lo cual produce una especie de inclusión
que enmarca todos los oráculos, y también ayuda a poner de relieve las
Apuntes sobre Malaquías, pág. 61
7.2. Cuestionamiento judío de la acusación divina: ¿Qué hemos hablado contra ti? (3:13b).
El ritmo es de 5:4.
7.3. Respuesta divina al cuestionamiento judío de la acusación divina: los judíos decían con
sarcasmo mordaz que Yahvé no hacía justicia (3:14-15). Las palabras eran duras no
solo por la crítica en sí, sino también porque entrañaban un rechazo sarcástico del
llamado al arrepentimiento del oráculo anterior (ver los comentarios a continuación
sobre “Dios”, “guardemos su ley” [v. 14], “decimos bienaventurados” [v. 15] y
“probaron” [v. 15]). En cuanto al uso de discurso judío dentro de la respuesta divina al
cuestionamiento judío, cp. las notas sobre 2:17bc.
7.3.1.2. Al usar el título “Dios” en lugar del más común “Yahvé”, los judíos
insinuaban con sarcasmo que Yahvé no estaba cumpliendo con su
responsabilidad como Dios, particularmente como Dios del juicio (cp. 2:17).
Es como si dijeran: “Vano es servir al supuesto Dios de la justicia”.
7.3.1.3. Las líneas B y C son una pregunta retórica, equivalente a una declaración
con emoción de que guardar la ley y andar afligidos ante Dios no trae
ningún provecho. Sobre el uso de la pregunta retórica como parte, y solo
parte, del discurso atribuido a los judíos aquí, a diferencia de los
cuestionamientos judíos, que consisten totalmente en preguntas retóricas,
ver la nota sobre 2:17c.
Apuntes sobre Malaquías, pág. 62
7.3.1.4. Los judíos insistían en que habían “guardado” la ley de Yahvé, así
rechazando la acusación divina del v. 7 (cp. “no guardasteis”).
7.3.1.6. La preposición traducida “en presencia de” es la misma que está traducida
“delante de” en 2:5. Implica “con temor de”. En 2:5 se usa de un temor
genuino, manifestado en obras y palabras justas (cp. 2:6-7). Aquí, en
cambio, aparentemente se refiere a una muestra ceremonial de temor,
pero no hubo el tipo de temor que produce justicia (cp. 3:16).
7.3.2. Decían que Yahvé no castigaba a los malvados (3:15; cp. 2:17).
7.3.2.3. Decían que Dios prosperaba a los malvados (3:15b). La voz pasiva del
verbo “son prosperados” (lit. “son edificados”) sugiere que era Dios quien
los había prosperado. El vocablo traducido “impiedad” es el mismo que
está traducido “iniquidad” en 1:4. Yahvé había prometido destruir lo que
edificaban los edomitas impíos (1:4), pero los judíos decían que él más
bien edificaba a los impíos (3:15)..
7.3.2.4. Decían que los malvados habían probado a Yahvé y él no les hizo nada
(3:15c). RVA inexplicablemente omite esta oración.
7.3.2.4.2. Una vez más los judíos decían “Dios” en vez de “Yahvé” (cp. v. 14),
insinuando que el supuesto Dios de justicia no castigaba a los malos.
Apuntes sobre Malaquías, pág. 63
7.3.2.4.3. El verbo “escaparon” evoca Ez. 17:15, que declara que el que viola el
pacto no podrá “escapar”. Los judíos se quejaban de que en realidad
había sucedido lo contrario.
7.4. Reacción judía a la acusación de Yahvé: los que temían a Yahvé hablaron entre sí, y
Yahvé prestó atención a sus palabras (3:16a).
7.4.1. El v. 16a se puede analizar como un trístico de tipo ABC (sin paralelismo
interlinea) con ritmo raro de 3:2:3, y paralelismo interno en la línea C: “escuchó”
// “oyó”. Otra opción sería analizarlo como un dístico sin paralelismo interlinear
con ritmo de 5:3. O tal vez el v. 16, texto narrativo sin discurso alguno, no es
poesía, sino prosa.
7.4.3. El texto no explica qué hablaron entre sí los temerosos de Yahvé, pero la forma
verbal (Nifal de dbr) hace eco de la misma forma en el v. 13b (el Nifal de dbr se
usa solo dos veces más en el A.T.), sugiriendo que hablaron lo contrario de lo
dicho en 3:14-15. Esto se confirma en el resto del v. 16.
7.4.5. Temer a Yahvé significa creer que él castigará a los que le desobedecen y
bendecirá a los que le obedecen, y conducirse de manera correspondiente. De
suerte que la frase “los que temían a Yahvé” confirma que lo que hablaron fue
lo contrario de lo dicho en 3:14-15.
7.5. Reacción de Yahvé a la reacción de los que le temían: hizo que se registraran en un
libro de memoria sus nombres y sus palabras (3:16b).
7.5.1. El v. 16b es un dístico con ritmo de 4:4, sin paralelismo interlinear, pero con
paralelismo interno en la línea B:
7.5.2. La figura del libro de memorias proviene de la corte real. El rey ordenaba a su
escriba que apuntara ante él y en el libro de memorias oficial los hechos de
ciertas personas, a fin de asegurar que él no olvidara recompensarlas (ver Est.
2:22-23; 6:1-3; cp. también Neh. 4:5 [3:37]; 13:14). La figura indica que aunque
Yahvé no siempre bendice de inmediato a los obedientes, lo hará tarde o
temprano, aunque sea en el día de Yahvé (cp. Dn. 12:1).
7.5.3. En lugar de “los que piensan en su nombre”, tradúzcase “los que estiman su
nombre” (cp. NBLH, RV95, NVI; ver el uso del mismo verbo al final de Is. 53:3).
La frase implica que, al hablar entre sí, los temerosos de Yahvé rechazaron las
palabras duras de sus compatriotas en contra de Yahvé (cp. vv. 13-15). La
expresión “su nombre” aquí significa “su persona”, con un énfasis en su
dignidad.
Apuntes sobre Malaquías, pág. 64
7.6.1. En el día de su juicio Yahvé salvaría a los judíos que le temían (3:17).
7.6.1.1. En el día del juicio los judíos que temían a Yahvé le serían especial tesoro
(3:17a).
7.6.1.1.3. La línea A evoca el inicio de la última oración del v. 3. Así como los
sacerdotes purificados serían para Yahvé quienes presentarían
ofrenda en justicia, así también los judíos que le temían serían para
Yahvé especial tesoro. “Serán para mí” también puede verterse por
“serán míos”, traducción que muestra mejor el paralelismo entre
“para mí” y “especial tesoro”
7.6.1.1.4. “El día en que yo actúe” aquí significa “el día en que yo actúe como
el Dios del juicio” (cp. 4:3 [3:21]; 2:17).
(Ex. 19:5). La tradición de la segullah recalca que Israel debe ser una
nación santa (Ex. 19:5; Dt. 7:6; 14:2; 26:18), obediente a sus
mandamientos (Dt. 26:18). A través de los siglos la nación no muy
bien había logrado esas metas. Ahora Yahvé reitera la promesa, pero
aclara que sería solo para una parte de la nación que cumplía con la
condición. La promesa de Ex. 19:5 también iba vinculada con la
promesa de que Israel sería para Yahvé “reino de sacerdotes” (Ex.
19:6). Esto explica en parte el énfasis en los sacerdotes en 1:6–2:9;
3:2-4. ¿Para qué quería Yahvé un reino de sacerdotes que no
honrara su nombre (1:6) e hiciera tropezar a muchos (2:8)?
A. Y me compadeceré de ellos
B. Como se compadece el hombre
C. de su hijo que le sirve
7.6.1.2.3. El símil implica que Yahvé los salvaría porque los amaba como un
padre ama a su hijo obediente (cp. Sal. 103:13).
7.6.1.2.3.1. Les tendría compasión porque eran como sus hijos, debido a su
elección y creación soberana de ellos (cp. 1:2, 6; 2:10).
7.6.2. En el día de Yahvé, los judíos verían una clara diferencia entre las
recompensas de los justos y de los malos (3:18).
7.6.2.6. La diferencia que los judíos verían entre los justos y los malos tendría que
ver con sus recompensas, como aclaran los tres versículos siguientes. De
manera que el v. 18 responde a la queja de los vv. 14-15. Las frases “el
que sirve a Dios y el que no le sirve” subraya esta relación, haciendo eco
del “por demás es servir a Dios” en el v. 14. Aquí Yahvé se refiere a sí
mismo en tercera persona como “Dios”, tanto para hacer eco de la frase en
el v. 14, como para recalcar que él se manifestará como el Dios juez (cp. el
uso de “Dios” en vv. 14-15; 2:17).
7.6.3. En el inminente día del juicio divino los impíos serán destruidos, pero los justos
serán liberados de sus angustias (4:1-3 [3:19-21]).
Estos versículos desglosan la diferencia entre el juicio de los justos y los malos
anunciada en 3:18. 4:1 [3:19] anuncia la destrucción de los impíos; 4:2 [3:20], la
liberación de los justos; y 4:3 [3:21], el triunfo de los justos sobre los malos, así
hablando de ambos grupos juntos.
7.6.3.1. El inminente día del juicio divino consumiría a los malos totalmente (4:1
[3:19]).
Apuntes sobre Malaquías, pág. 67
7.6.3.1.1. El inminente día del juicio consumiría a los malos como paja en un
horno (4:1a [3:19a]).
7.6.3.1.1.2.2. La frases “el día viene” y “el día que vendrá” hacen eco de
“el día de su venida” en 3:2. La primera frase, precedida
por “he aquí” también hacen eco de Ez. 7:10 y Zac. 14:1.
La semejanza con Zac. 14:1 (“he aquí, el día de Yahvé
viene”) es otra evidencia de que el contexto aquí habla del
día de Yahvé.
7.6.3.1.2. El inminente día del juicio consumiría a los malos como un árbol en
un incendio forestal (4:1b [3:19b]).
7.6.3.1.2.2. “Ni raíz ni rama”, lit. “raíz y rama”, es un merismo por el árbol
completo. El merismo es una figura que menciona dos polos
opuestos para representar una totalidad.
7.6.3.2. En el inminente día del juicio los temerosos de Yahvé serán bendecidos
con justicia, sanidad, alegría y triunfo (4:2-3 [3:20-21]). Estos versículos
responden a la queja de 3:14, y también a la de 1:2.
7.6.3.2.1.1. 4:2 [3:20]) es un trístico con ritmo de 4:4:4, sin paralelismo entre
las líneas, pero con paralelismo interno en cada línea:
A. Y nacerá a vosotros
los que temen mi nombre
B. Un sol de justicia
y sanidad en sus alas
C. Y saldréis
y saltaréis como becerros del establo
7.6.3.2.1.2. 4:2 [3:20]) se basa en la figura del “día”. Al inicio del día de juicio
se levantaría un sol benéfico para los temerosos de Dios, y
estos saldrían como salen los becerros al inicio del día.
7.6.3.2.1.5. “Los que temen mi nombre” hace eco de las últimas frases del v.
16, y se contrasta con “menospreciáis mi nombre” en 1:6. Así se
insinúa que los judíos pueden estar entre los que serán
destruidos si siguen menospreciando el nombre de Yahvé, o
pueden arrepentirse, temiendo su nombre, y así alcanzar
salvación.
Apuntes sobre Malaquías, pág. 69
7.6.3.2.1.9. Los temerosos de Yahvé estarían tan alegres como los becerros
que, después de estar encerrados en el establo, salen al aire
libre brincando y saltando (línea C). En lugar de “manada”
tradúzcase “establo” (ver DHH, NBLH). Los becerros se
Apuntes sobre Malaquías, pág. 70
8. Epílogo: Yahvé indicó que los judíos deberían obedecer las enseñanzas de Moisés y Elías
(4:4-6 [3:22-24]).
Apuntes sobre Malaquías, pág. 71
Este pasaje es otro oráculo, en el cual Yahvé habla en primera persona a Israel en segunda
persona, pero no tiene la estructura de disputa entre Yahvé y los judíos que caracteriza los
oráculos anteriores (1:2–4:3 [3:21]). Yahvé no señala directamente pecado alguno de Israel
aquí, si bien insinúa uno y amenaza con castigarlo en 4:6 [3:24]. Tampoco tiene 4:4-6 [3:22-
24] la fórmula de mensajero, la cual se repite por lo menos dos veces en todos los oráculos
anteriores. El contenido de 4:4-6 [3:22-24] indica que forma una especie de apéndice o
epílogo, conclusión que se apoya también en las diferencias ya mencionadas y en el hecho
que los masoretas indican que 4:4 [3:22] inicia un nuevo párrafo y el Códice de Alepo utiliza
un formato para 4:4-6 [3:22-24] que lo distingue del resto del libro. 4:4-6 [3:22-24] podría ser
un apéndice del libro, proveniente de Malaquías mismo o de un editor. Sin embargo, hay
otras opciones. Podría ser el epílogo de “Deutero-Zacarías” (Zac. 9–14) y Malaquías, de los
tres libros proféticos posexílicos Hageo, Zacarías y Malaquías, del Libro de los Doce (los
Profetas Menores), de los Profetas Posteriores (Isaías–Malaquías, excepto Lamentaciones y
Daniel), de todos los Profetas, incluyendo los Profetas Anteriores (Josué–Reyes, salvo Rut),
de la combinación de la Torah y los Profetas, o de todo el Antiguo Testamento. El
vocabulario sugiere que el epílogo no proviene directamente de Malaquías (ver la exposición
a continuación). Se explica mejor como un apéndice del libro de Malaquías (hay nexos claros
entre el epílogo, especialmente 4:5 [3:23], y otras partes del libro) y a la vez de la colección
de las primeras dos secciones del canon: la Torah (4:4 [3:22]) y los Profetas (4:5-6 [3:23-
24]). El hecho que el pasaje es un oráculo (Yahvé habla en primera persona, y el pasaje está
escrito en poesía) indica que su autor era un profeta.
4:4-6 [3:22-24 tiene dos divisiones claras. 4:4 [3:22], mirando al pasado, exhorta a los judíos
a obedecer la Ley que Yahvé mandó a Moisés. 4:5-6 [3:23-24], mirando al futuro, da a
entender que los judíos deben obedecer ahora el mensaje que Yahvé enviará a través de
Elías.
8.1. Yahvé exhortó a los judíos a obedecer la Ley de Moisés (4:4 [3:22]).
8.1.1. 4:4 [3:22] es un trístico de tipo AA. Es decir, el paralelismo indica que el
versículo tiene solo dos líneas poéticas, con paralelismo interlinear, pero el
ritmo indica que la unidad es un trístico con métrica de 4:5:2. En el trístico la
línea B es paralela a una parte de la línea A y la línea C a otra parte, pero las
líneas B y C no son paralelas entre sí. Hay paralelismo interno en la línea C.
8.1.3. El nombre de Moisés aparece solo aquí en Malaquías. De hecho, en todos los
Profetas Posteriores, fuera de este versículo “Moisés” aparece solo en Is.
63:11-12; Jer. 15:1; Mi. 6:4 (“la ley de Moisés” también aparece en Dn. 9:11, 13,
y seguido de “siervo de Dios” en 9:11, pero Daniel se halla en los Escritos, la
tercera división del canon hebreo). La raíz zkr “recordar” tampoco aparece en
otra lugar en Malaquías. Las evidencias de este tipo (ver más de ellas abajo)
indican que 4:4-6 [3:22-24] no son palabras de Malaquías.
8.1.4. La línea B recalca la autoridad de la “ley de Moisés”. Fue una ley dada por Dios
mismo y con autoridad “sobre todo Israel”. En lugar de “para todo Israel” (así
Apuntes sobre Malaquías, pág. 72
todas las versiones que he consultado), el hebreo tiene literalmente “sobre todo
Israel”.
8.1.5. El antecedente del pronombre relativo (línea B) puede ser “Moisés” (“a quién
encargué…ordenanzas y leyes”, cp. la Vulgata, RV60, BJ, RVA, RV95) o “la ley”
(“la cual encargué a él…, ordenanzas y leyes”, cp. NBLH, NVI). El significado no
es muy diferente, pero la primera opción pone más énfasis en Moisés, la
segunda en la Ley. El paralelismo apoya más la segunda opción (ver el análisis
arriba), especialmente con la traducción “sobre todo Israel” en lugar de “para
todo Israel”.
8.1.6. “Horeb” es otro nombre de Sinaí (ver Ex. 3:1; 33:6; Sal. 106:19). Se usa solo
aquí en los Profetas Posteriores. La referencia a Horeb aquí sirve como nexo
entre Moisés (4:4 [3:22]) y Elías (4:5-6 [3:23-24]), pues Yahvé habló a los dos
en ese “monte de Dios” (cp. Dt. 5:2; 29:1; 1 R. 19:8).
8.1.7. La expresión “todo Israel” se usa en la literatura posexílica para indicar que la
comunidad de la provincia de Judá era la continuación de la nación de Israel y
heredera de las promesas de los pactos (cp. Esd. 6:17 y ver la nota sobre 1:1;
ver también 2:11, 16). “Todo Israel” aquí también hace eco de la frecuente
repetición de la frase en Deuteronomio.
8.1.8. La frase “ordenanzas y leyes” cierra el versículo en hebreo, en una línea muy
breve y en posición enfática. Así Yahvé aquí aclara y subraya que “recordar la
Tora de Moisés” significa, sobre todo, someterse a sus leyes de toda clase (cp.
Nm. 15:39; Sal. 103:18; 119:52). Algunos han visto una distinción entre las
palabras traducidas “ordenanzas” y “leyes”, como ley cultual vs. ley civil, o ley
apodíctica vs. ley casuística. Si bien estas distinciones no se observan en el uso
de los dos términos hebreos en el A.T., se usan juntos frecuentemente en
Deuteronomio, como aquí, en el sentido de “todas las leyes, de los varios tipos”
(cp. Dt. 4:1; 5:1; 6:1; 12:1; Neh. 9:13). El vocablo traducido “leyes” literalmente
significa “juicios”; no es la palabra “Torah” traducida “ley” en la línea A.
8.2. Yahvé anunció su próximo envío de Elías para que los judíos se arrepintieran antes del
juicio (4:5-6 [3:23-24]). Si bien el libro termina con una amenaza terrible (4:6b [3:24b]),
en realidad 4:5-6 [3:23-24] muestra el amor que Yahvé declaró para Judá desde el
inicio del libro (cp. 1:2), pues promete que Yahvé tomará una medida que evitará que
Judá sea destruido.
8.2.1.1. 4:5a [3:23a] es un dístico sin paralelismo (las líneas están encabalgadas) y
con ritmo de 4:2. No hay otro caso de encabalgamiento de líneas poéticas
en Malaquías; esta diferencia es otra evidencia de que el epílogo no
procede de Malaquías. El similar 3:1a es también un dístico sin
paralelismo, pero las líneas son oraciones coordinadas.
8.2.1.2. La frase “he aquí yo envío” claramente hace eco del inicio de 3:1. Por otro
lado, aquí el “yo” es ’anoki, así como en la misma frase en Ex. 23:20,
mientras que en el resto de Malaquías el pronombre de primera persona
Apuntes sobre Malaquías, pág. 73
singular es ’ani (1:4, 6 [2x], 14; 2:9; 3:6, 17, 21) y en 3:1 el “yo” se expresa
mediante un sufijo pronominal.
8.2.1.4. El nombre de Elías aparece solo aquí en los Profetas Posteriores (Isaías–
Malaquías). El título “el profeta” se aplica a Elías solo en 1 R. 18:36; 2 Cr.
21:12; y aquí.
8.2.1.5. Elías sobresalía entre los profetas por sus milagros poderosos y por su
participación en los juicios divinos contra los malos (cp. Eclesiástico 48:1-
8). En estos sentidos fue un profeta paralelo a Moisés, el profeta por
excelencia (cp. Dt. 34:10). También como Moisés tuvo un encuentro con
Yahvé en Horeb (ver la nota sobre Horeb en 4:4 [3:22]). Además, aunque
no fue sacerdote, cumplió con funciones sacerdotales, ofreciendo sacrificio
a Yahvé (1 R. 18:30-40). La profecía aquí anuncia la venida de Elías de
nuevo (cp. Mt. 17:10-11) o la venida de otro profeta como Elías (cp. Mt.
11:14; 17:12; Lc. 1:17; Jn. 1:21), o uno que haría portentos y ejecutaría
juicios como Elías (cp. Lc. 1:17; Ap. 11:1-12). Se podría entender también
que el que viene cumplirá bien con las funciones que los sacerdotes
actuales solo cumplían a medias (cp. 1:6–2:9). Se puede considerar que la
profecía tuvo un cumplimiento en Malaquías mismo y otro en Juan el
Bautista, y que tendrá todavía otro en los dos testigos de Ap. 11:1-12. Por
otro lado, todo el que lucha en contra de la deslealtad humana en alguna
medida es el “Elías” de esta profecía (cp. la exposición de 4:6 [3:24]).
8.2.1.6. Las semejanzas entre 3:1a y 4:5a [3:23a] indican que este pasaje es una
aclaración de aquel, específicamente de la identidad de “mi mensajero”.
Algunos judíos de los tiempos intertestamentarios y neotestamentarios
interpretaban que el Elías histórico vendría (los LXX aquí tienen “Elías el
tisbita”; ver también Eclesiástico 48:10; Mt. 17:10). El Nuevo Testamento
indica que Juan el Bautista cumplió la profecía (cp. Lc. 1:17; Mt. 11:14;
17:12-13), pues vino “con el espíritu y el poder de Elías” (Lc. 1:17). A la vez
Juan no se daba cuenta que era el “Elías” prometido (cp. Jn. 1:21), y Jesús
dio a entender que habría todavía otro cumplimiento (ver Mt. 11:14; 17:11).
Los dos testigos de Apocalipsis 11 tal vez sean ese cumplimiento (cp. Ap.
11:6), o quizás Elías mismo regrese, ya que fue trasladado al cielo sin
morir (cp. 2 R. 2:1-11; Eclesiástico 48:9).
8.2.2.1. 4:5b [3:23b] es un dístico con ritmo de 4:2 sin paralelismo interlinear, pero
con paralelismo interno en la línea B: “grande” // “terrible”. A pesar de la
desproporción entre el número de acentos en las dos líneas, son casi
iguales en cuanto a número de sílabas, 6:7.
8.2.2.3.1. La frase “antes que venga el día” (lit. “antes del venir del día”)
claramente hace eco de “el día de su venida” (3:2; lit, “el día de su
venir”), “viene el día” (4:1a) y “aquel día que vendrá” (4:1b).
8.2.2.3.2. El día de Yahvé será “grande” (cp. también Jer. 30:7; Sof. 1:14), una
intervención mayor y más decisiva que las del pasado, y “terrible”, de
juicios devastadores. La palabra “grande” evoca “Yahvé es grande
sobre el territorio de Israel” el final del primer oráculo (1:5). La
repetición de la raíz “grande” en 1:5 y aquí forma una inclusión que
enmarca casi todo el libro. A la vez, la repetición sugiere que la
grandeza de Yahvé se manifestará especialmente en el día de
Yahvé. Ver también la nota siguiente sobre “temible”.
8.2.3. Como resultado del trabajo de Elías, los judíos se arrepentirían de su deslealtad
unos con otros para salvarse de ser destruidos por Dios (4:6 [3:24]).
8.2.3.2. Este versículo aclara “el cual preparará el camino delante de mí” (3:1).
8.2.3.3.1.1. Algunos opinan que los “padres” eran los israelitas fieles de
antaño (cp. 2:5-6; 3:4; ver también Jer. 6:16), y que Elías
llamaría a los judíos a volver al ejemplo positivo de aquellos. Sin
embargo, esta interpretación no ofrece una interpretación
Apuntes sobre Malaquías, pág. 75
8.2.3.3.2. El verbo traducido “hará volver” es el mismo que está traducido “hizo
apartar” en 2:6. Como los sacerdotes no cumplían con su
responsabilidad de “hacer volver a muchos de la iniquidad” (2:6-8),
Yahvé enviaría a un profeta, Elías, para cumplir con esa tarea. El
verbo también evoca la promesa de 3:7: “Volveos a mí, y yo me
volveré a vosotros”.
8.2.3.4.1. El verbo “venir” aparece una vez más. Cuando viniera el día de
Yahvé (4:5 [3:23]), vendría Yahvé mismo (4:6 [3:24]; cp. 3:1-2). En su
contexto antiguotestamentario esta venida se entendía como la
venida de la gloria de Yahvé a su templo (cp. la nota sobre 3:1) y la
venida de su juicio (cp. 3:2). El Nuevo Testamento revela que Yahvé
vino en forma humana en la persona de Jesús (cp. Jn. 1:1, 9, 11, 14)
y vendrá de nuevo para ejecutar juicio (cp. Ap. 19:11-16; 2 Ts. 1:6-
10).
8.2.4. Los nexos entre 4:5-6 [3:23-24] y los oráculos del libro son claros. Esta segunda
parte del epílogo amplía la profecía sobre la venida del mensajero (3:1), aclara
las profecías sobre el juicio inmanente (cp. 3:2-5; 4:1 [3:19]), afirma que Elías, a
diferencia de los sacerdotes contemporáneos, “haría volver” a los pecadores
(cp. 2:6-8), evoca la promesa de restauración para los que se vuelven a Yahvé
(cp. 3:7), amplía y refuerza la denuncia de la deslealtad entre los judíos (2:10-
16) y advierte que, en lugar de “tierra deseable”, la tierra de Judá puede llegar a
ser anatema (cp. 3:12). Como apéndice de las primeras dos divisiones del
canon, 4:5-6 [3:23-24] indica que la fe y la conducta de los judíos deberían
regirse no solo por la Torá (4:4 [3:22]), sino también por los Profetas. Señala la
autoridad de los Profetas mediante su referencia a “Elías el profeta” (personaje
importante en los Profetas Anteriores), su cita directa de Jl. 2:31b [3:4b] y su
alusión a Mi. 7:2-6 y tal vez a Am. 5:18-20 y Zac. 14:11. Este énfasis en la
autoridad de los profetas era especialmente importante en un período
caracterizado por desilusión con los profetas (ver la nota sobre “ha dicho
Yahvé” en 1:2). La equiparación de la autoridad de la Ley de Moisés y los
anuncios de los profetas también se sugiere por la semejanza entre 4:4 [3:22],
acerca de la autoridad de la Ley de Moisés, y Zac. 1:6a, acerca de la autoridad
de los profetas (cp. también 2 R. 17:13-14).