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EL LIBRO DEL
PROFETA
HABACUC
Por Pedro PUIGVERT
Sobre el avivamiento
“Dado que los miembros de nuestras iglesias no apetecen la exposición de la Palabra y
protestan contra los sermones que duren más de media hora; dado que los requisitos para
formar parte de la membresía de muchas iglesias son bien escuetos y poco exigentes;
dado que ni nuestras reuniones de oración, ni tampoco las de estudio bíblico son las más
concurridas; dado este panorama, bien podemos suponer que estamos lejos de un
auténtico avivamiento” (José Grau).
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Habacuc
El nombre hebreo Habaqquq es de sentido incierto, posiblemente signifique
“abrazo ardiente” de hâbaq, abrazo. Aparte de una breve indicación, no sabemos nada
de este profeta ni de la época en la que predicó. La redacción del capítulo 3 se acerca
mucho a la de los salmos escritos para la adoración colectiva, comprendidas las
indicaciones musicales (3:1, 3, 9, 13, 19). Algunos han sugerido que Habacuc ha podido
ser un levita asociado al templo de Jerusalén, pero igualmente un profeta. Es el profeta
filósofo, que requiere de Dios una respuesta a sus dudas. Si sabe esperar en Dios, este le
revelará la verdad y obtendrá la respuesta. El único indicio a nuestra disposición es la
referencia a los caldeos o babilonios (1:6). El debate sigue abierto todavía para saber si
Habacuc vio de antemano el desarrollo de los acontecimientos o si él los describe porque
ha sido testigo. Tanto una como otra hipótesis nos permite situarlo a finales del siglo VII
a.C. En esta época el Imperio asirio dejaba paso a Babilonia (612 a.C.). Después de haber
derrotado a los egipcios en la batalla de Carquemis (605 a.C.), Jerusalén cayó bajo su
poder (597 a.C.). Veinte años más tarde la destruyeron (586 a.C.). De esta manera los
babilonios cerraron una época de la historia de Judá. “La fecha de la profecía de Habacuc
suele calcularse a partir de Hab. 1:6 y la referencia que en dicho texto se hace a los
caldeos. Estos alcanzaron su apogeo y hegemonía entre el 720 y el 538 a.C. Habacuc nos
transmite el temor de un peligro inminente más que una caída consumada ya bajo las
garras de los caldeos. De ahí que la profecía sea fechada generalmente al final del siglo
VII a.C., poco después de la batalla de Carquemis (605 a.C.) que otorgó a Nabucodonosor
el próximo Oriente y las posibilidades del primer asalto a Jerusalén (597 a.C.), época en
que los babilonios –es decir: los caldeos- representaban ya una seria amenaza para la
existencia misma del reino de Judá” (José Grau).
1. Su estructura
a) ¿Por qué, Señor? (1:1-4). El profeta clama a Dios porque a su alrededor ve
iniquidad y violencia.
b) Hace faltar esperar (1:5-11). Dios anuncia que va a levantar a los caldeos con
la descripción de la crueldad de sus ejércitos.
c) ¿Cómo puedes hacer esto Señor? (1:12-17). ¿Cómo un Dios santo puede
permitir la brutalidad de los caldeos si son peores que los que va castigar?
d) Dios sabe lo que hace (2:1-5). El profeta espera la respuesta de Dios, la cual
viene con la afirmación de que el orgullo de los caldeos será la causa de su caída.
e) Dios odia la injusticia (2:6-20). Esta porción es un cántico de vituperio (mâsâl)
dirigido contra los caldeos a base a cinco ayes sobre las consecuencias de los actos de
barbaridad cometidos.
f) Dios viene con poder (3:1-19). Este salmo en conexión con los capítulos
anteriores es una exposición de la revelación de Dios que viene para juzgar a las naciones
y salvar a su pueblo.
2 Sus características
a) El problema del sufrimiento. Algunos han pensado que el libro tal cual lo
tenemos fue redactado a partir de textos diversos, sin embargo, parece que existe un tema
único a lo largo de todo el libro. Así, trata el problema del sufrimiento, tal como se ve en
la sociedad y, a un nivel mucho más horroroso, en la política internacional. A la vez que
el profeta está convencido de la soberanía de Dios, y que, en consecuencia nada se podrá
producir sin que él lo vigile, sabe también que Dios es santo y justo. ¿Cómo, pues, podrá
Dios utilizar los servicios de los malvados sin mancharse?
b) La queja a Dios. La primera parte del libro es un diálogo entre el profeta y
Dios a quien dirige su queja y del que quiere obtener una respuesta, pero ninguna solución
es dada realmente a su problema. Cuando se ve que el hombre sigue siendo tan cruel hacia
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sus semejantes, solo se puede confiar en Dios para restablecer la situación según su plan
y en el tiempo que considere oportuno. “En el pensamiento de Habacuc, el concepto de
justicia –la justicia de Dios- constituía el tema central alrededor del cual tenía que girar
cualquier reflexión para comprender la historia desde una perspectiva religiosa. Si los
primeros dos capítulos los interpretamos como una forma de diálogo entre el profeta y
Dios, nos daremos cuenta de que el siervo y el hombre de Dios que fue Habacuc no estaba
más que reflejando su propia experiencia y meditación. Experiencia y meditación que el
Espíritu tomó para a través de ellas, comunicarnos su propio mensaje y darnos Palabra de
Dios” (José Grau).
3 Su mensaje
En una época de violencia, opresión y falta de justicia, el profeta plantea el
problema moral que ocasiona la utilización de los babilonios como instrumento del
castigo que merece Judá.
a) El mundo está lleno de sufrimiento. En todas partes donde el profeta dirige su
mirada en la sociedad, hay sufrimiento y, lo que es peor, este golpea de manera injusta.
No parece afectar a los malvados, ya que sus oraciones a favor de la justicia no son
contestadas. Habacuc debe hacer frente a un dilema: Si Dios es justo, ¿por qué permite
que las cosas continúen así? Lejos de hacer las cosas más fáciles de aceptar, Dios le revela
por medio de una visión una situación peor: los babilonios, que no hacen caso de la vida
humana ni de sus derechos, invadirán el país (1:5-11). A esta perspectiva espantosa se
une el hecho que los invasores prescindían totalmente de Dios. Contaban solamente con
sus propias fuerzas (1:7, 11, 15, 16).
b) Dios ejerce la autoridad. No había ninguna duda para Habacuc que Dios es el
Señor de toda la tierra y en consecuencia es el que va a permitir estos acontecimientos.
Ve a Dios que va a utilizar las fuerzas del mal para servir a sus propósitos (1:5,6, 2:20,
3:19). Por otro lado, el profeta estaba seguro que Dios es justo y que él juzgaría esta
injusticia y esta maldad. La repetición de la palabra juicio sella el destino de los malvados
(1:12, 2:6-20, 3:3-15). Esta certeza le deja todavía con la pregunta de saber cómo Dios –
que es santo y justo- puede realmente permitir esta situación (1:13).
c) La confianza en Dios. Aunque Habacuc se queja a Yahweh y espera una
respuesta, Dios verdaderamente no le contesta (2:1). Por el contrario, la palabra que le
dirige –exigiendo que sea escrita fielmente para ser leída por todos- es que el hombre
justo pasará por la prueba y no se verá afectado en su fidelidad (2.2-4). Habacuc tiene
derecho a la visión de un futuro maravilloso, en que todos los hombres reconocerán a
Dios y sus leyes. Reafirmado en su confianza de lo que Dios es y hará, es posible para él,
no solamente soportar las circunstancias inquietantes, sino de estar realmente gozoso
(2:14; 3:17-19).
4. Comentario al libro
4.1. ¿Por qué Señor? (vv. 1-4). El término “profecía” (v.1) se ha traducido también
por “carga u oráculo” según las versiones. Literalmente es “carga” (Nah. 1:1, Is. 13:1,
Jer. 23:33-40), expresión que indica el peso de la responsabilidad del que debe dar el
mensaje profético y también su carácter judicial. Se trata de una visión o revelación en
que se anuncia un juicio divino dirigido contra alguien. Porque el profeta dice que “vio”.
Como oráculo sería el recibido por revelación de Dios. Por eso, en algunos casos a los
profetas se les llama también videntes (1 S. 9:6,9). Hay tres términos que se emplean para
referirse a los profetas: ro’eh (vidente), nabhi (profeta, uno que es llamado por Dios) y
hozeh (se suele traducir por profeta porque no existe un equivalente exacto en castellano).
Aquí se usa la palabra hozeh. En el v. 2, el profeta formula una pregunta a Yahweh que
es como si dijera ¿por qué no castiga Dios de una vez los pecados del que se dice su
pueblo? Habacuc había estado orando por Judá, pues dice: ¿Hasta cuándo clamaré? Su
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oración era un clamor de intercesión y estaba sorprendido de que Dios no le escuchara,
hasta el punto de dar voces. Dios siempre escucha nuestras oraciones, pero muchas veces
tarda en responder, porque el tiempo de Dios no es el nuestro y nos impacientamos, pero
en el momento oportuno él da la respuesta. La situación en la que vivía Judá, el cual se
consideraba el pueblo de Dios, era realmente alarmante: había violencia, iniquidad,
destrucción, pleito, contienda, desprecio por la ley y abuso de poder de los impíos sobre
los justos (vv.3-4). La época en que sucedía esto era la del reinado de Joacim (609-598
a.C.) y coincide con el testimonio de Jeremías (26:1-27:11) Los términos “ley” y “juicio”
del v. 4 aluden en el AT a los mandamientos dados por Dios a Moisés. Si la primera era
despreciada, en consecuencia el juicio no podía ser recto o según la verdad. La queja del
profeta era debida a que no entendía como el Dios de Israel podía tolerar este estado de
cosas y es una queja parecida a la que hallamos en los salmos13, 22:1-5 y 73.
1. ¿Es correcto quejarse a Dios? Citar otro texto de una queja a Dios.
2. ¿Cuál es nuestra reacción frente a la violencia, iniquidad, abuso de autoridad, el
pleito, la contienda, la injusticia y el desprecio de la Palabra de Dios?
3. ¿Nos preocupan estos problemas o pensamos que no nos afectan?
4. ¿Oramos a Dios por estos problemas en nuestro país y en la Iglesia?
4.2. Hace falta esperar (1:5-11). Sabemos que Dios no responde siempre a nuestras
oraciones de la misma manera. El profeta, como veremos más adelante, no podrá entender
cómo Dios usará a un pueblo peor que Israel para castigarles. Realmente, los caminos del
Señor son inescrutables y sus pensamientos no son nuestros pensamientos. Ahora,
Yahweh declara por medio del profeta que va a levantar a los caldeos o babilonios para
castigar a Israel. ¿Quiénes eran los caldeos? ¿Cómo era su religión?
La religión caldea, así como la nación, se caracterizaba por su crueldad. Sus dioses,
tanto asirios como babilonios eran señores sanguinarios. Cuando el rey partía a la
guerra lo hacía en nombre de su dios para vengarse de los enemigos. Una inscripción
de Asurbanipal dice lo siguiente: “Los hombres cuya boca han tramado complots contra
Asur y contra mí han tenido su lengua arrancada… Los he arrojado a la zanja, he
cortado sus miembros y se los he dado a comer a los perros… Cumpliendo estas cosas
he hecho gozar el corazón de los grandes dioses mis señores”. Los caldeos eran
implacables con sus víctimas imponiéndoles suplicios, como por ejemplo, sacarles los
ojos, cortarles la nariz, los labios y las orejas, y les arrancaban la barba y la uñas o los
desollaban vivos. En un bajo relieve conservado todavía perfectamente, si los bárbaros
asesinos del estado islámico no lo han destrozado todavía, se ve como los soldados
presentan las cabezas cortadas de los enemigos y en la parte inferior del bajo relieve,
otros soldados juegan con ellas haciéndolas botar como pelotas. Los babilonios, el
segundo gran imperio caldeo, del que tratan estos versículos, siguieron por los mismos
caminos que los asirios. Según algunos historiadores, los asirios tuvieron el dudoso
honor de ser los que perfeccionaron las artes de la guerra y las matemáticas y la
astronomía corrió a cargo de los babilonios. No obstante, aún estos avances estaban
marcados por su mentalidad pagana y se convirtieron en nuevos elementos idólatras,
pues la astronomía se transformó en astrología y la matemática en magia. Cada astro
representaba a un dios y era objeto de culto. Según ellos, la vida de cada individuo
dependía de la posición de los astros al nacer, lo que los griegos llamaron después
“horóscopos” y a esta práctica llamaron “astrología”. Por medio de combinaciones de
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cálculos formularon exorcismos y hechizos para conjurar a los demonios. Como
podemos ver, el mundo de hoy no ha cambiado mucho porque todo esto continúa.
La principal divinidad de Babilonia era Marduk, dios del planeta Júpiter. Nebo, era el
dios del planeta Mercurio, Ninip del planeta Saturno. Istar era la diosa del planeta
Venus, diosa de la guerra y del amor sensual, que fue adorada con este nombre por
griegos y romanos después. Sin, el dios Luna, Chamas, el dios Sol, Nergal, el dios león,
Asur, el dios de Asiria y Ramán el dios de la tempestades. Además estaban auxiliados
por genios. Según una inscripción de la época del apogeo babilónico, en Babilonia
había 53 templos dedicados a los grandes dioses, 55 capillas de Marduk, 300 capillas a
las divinidades terrestres,600 a las divinidades celestes, 180 altares de la diosa Istar y
cerca de 200 a otros dioses.
Una vez hemos conocido la religión de los caldeos, estamos en mejores condiciones para
afrontar el significado de estos versículos.
• El v. 5 es una invitación o llamada dirigida a Judá, el cual se asombrará ante la
obra que Yahweh hará, porque el pueblo de Dios no entenderá la manera cómo
Dios va a obrar. Los judíos no podían creer que les vendría una catástrofe de parte
de Dios. Pensaban que por al ser el pueblo elegido estaban muy seguros. Cuando
se producen situaciones difíciles es cuando se pone al descubierto el
desconocimiento que tenemos de Dios. El pueblo de Dios debería conocer a su
Señor, pero se llenará de asombro y aunque se le contare dicha obra, no creerá.
En esta incredulidad se incluye también al profeta, como se verá a partir del v.12.
Los receptores de esta profecía tenían que mirar entre las naciones, porque sería
en medio de ellas que verían cómo actúa Dios. Dios obra por su providencia en
muchas situaciones, pero no nos damos cuenta porque nuestra visión de lo que
ocurre en el mundo es corta y lo reducimos todo a nuestro ámbito. Pablo mencionó
este versículo en Hch. 13:41 de la versión de los Setenta, en que cambia “entre las
naciones” por “menospreciadores” y lo aplica de este modo: La obra de salvación
que ha estado exponiendo no puede ser rechazada sin consecuencias, ya que
implicaría el juicio de los que la menosprecian.
• En el v. 6 se descubre la obra que Dios va a hacer: levantará a los caldeos. Ya
hemos descrito quienes eran los caldeos que coincide con lo que Dios dice aquí
de ellos. Se trata de una referencia a los babilonios que en el siglo VI a.C.
construyeron un gran imperio, el cual llegó a su máximo esplendor con el monarca
Nabucodonosor. En aquel tiempo era un pueblo muy antiguo (cf. Jer. 5:15). Este
v. nos lleva al año 625 a.C., cuando Nabopolasar realizaba sus campañas para
liberar a Babilonia del dominio asirio, al que vencería en el año 612 a.C. y tomaría
su lugar como imperio mundial, cuando destruyó Nínive. Yahweh levantaría a los
caldeos, no solo como un poder hegemónico, sino como instrumento de su
providencia para castigar a Judá.
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En el año 539 a. C., Ciro II el Grande de Persia tomó Babilonia y nunca volvió a ser un
estado independiente. La conquista de Babilonia se debió a la retirada de Nabonido, que
dejó el reino a cargo de su hijo Belsasar, del cual no se tenía registro histórico a excepción
de la Biblia (cf. Dn. 5:1-31), pero en 1861 se publicaron unas tablillas cuneiformes donde
se presentó su papel en asuntos gubernamentales y militares dentro de Babilonia. Veinte
años más tarde se distribuyó "Las Crónicas de Nabonido" donde su nombre apareció y
finalmente en 1924 se transmitió otro texto cuneiforme llamado "Relato en verso de
Nabonido" donde no deja duda de su existencia y la veracidad de la autoría del libro
bíblico de Daniel. Belsasar entregó la ciudad en manos de Ciro II el Grande el 16 de Tisri
(11 de octubre) del 539 a.C.
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4.3. ¿Cómo puedes hacer esto, Señor? (1:12-17). La respuesta de Yahweh a las
preguntas del profeta, deja a este desconcertado de tal manera que le plantea
nuevos interrogantes: ¿Cómo puede un Dios santo y puro servirse de los caldeos
como instrumentos de juicio a los judíos? Al profeta se le presenta un dilema
moral: los medios de juicio que Dios va a usar son todavía peores que los mismos
judíos.
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desconcertado y tiene dudas, no por eso deja de reconocer los atributos de Dios,
porque precisamente, el concepto que tiene de Dios es el que le provoca un
problema teológico. Observamos como destaca los grandes atributos de Dios: a)
Dios es eterno. ¿No eres tú desde el principio? Esta frase expresa claramente la
eternidad de Yahweh (cf. Sal. 90:2 e Is. 40:28). En el v. anterior hemos visto que
los caldeos se habían erigido en su propio dios, una forma de idolatría muy burda.
¡Qué contraste con el Dios de Israel! La eternidad de Dios daba confianza a los
justos que le invocaban con tres vocativos: ¡Oh Yahweh, Dios mío, Santo mío! b)
Dios es un ser personal. El profeta invoca a Dios por su nombre personal, el
nombre revelado por Dios mismo a Moisés, el cual expresa lo que él es: Yo soy el
que soy (Éx. 3:14-15). El nombre de Dios por excelencia es YHWH sin vocales,
pues al leer había que sobreentenderlas. El nombre personal de Dios es inefable
y transmite dos cosas: 1) que es autoexistente y no se le puede comparar con nadie,
salvo con sí mismo y 2) que no solamente es Creador, sino que es un Dios personal
que busca el diálogo y la comunión con los seres humanos. Yahweh es el Dios del
pacto que concertó con los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob. En contraste con
Elohim (genérico de la divinidad .Gn 1:1), Yahweh expresa personalidad, es el
Dios de la historia que dialoga con su pueblo, que le salva y le protege. Se
presenta a Dios como un ser personal y como tal, entabla relación con otros seres
personales. Los judíos podían referirse al Dios verdadero en oposición a los falsos
dioses, pero jamás mencionaban al Yahweh verdadero, porque precisamente
Yahweh es el nombre del Dios verdadero. c) Dios es santo. El profeta estaba
perplejo por lo que Dios iba a hacer, por ser precisamente un Dios santo. Notemos
la manera familiar cómo el profeta se refiere a Dios, llamándole Santo mío. Su
estupefacción viene dada por el concepto que tenía de Dios. ¿Cómo un Dios santo
podría tratar así a su pueblo Israel usando a los malvados caldeos para castigarlos?
En el v. 13 se amplía este concepto, cuando Habacuc se queja a Dios, diciéndole
que es muy limpio de ojos para ver el mal. d) Dios es inmutable. Se desprende
del nombre Roca, un término metafórico que expresa su perfecta estabilidad.
Entendemos, pues, con este término que podemos tener plena confianza en Dios.
La figura de Dios como roca o piedra es usada también por otros textos del AT
(Dt. 32:4, 15, 18,30-31; Sal. 42:9, 118:22; Is. 8:14-15, 28:16) y vendrá a ser una
figura del Mesías (1 P. 2:4-8). e) Yahweh es Dios de vivos. Se desprende de la
frase no moriremos. En un tiempo crítico como el que iba a vivir Judá, la
convicción en el Dios vivo era su esperanza. Jesús enseñó también que el Señor
es un Dios de vivos, pues la muerte es el resultado del pecado. El profeta habla en
plural porque forma parte de aquellos que tienen su esperanza en Dios, los justos
que viven por fe como dirá más adelante. La frase Oh Yahweh, para juicio lo
pusiste, se trata del juicio por el que clamaba Habacuc en v.2, un juicio que estaba
cerca y sería ejecutado por los caldeos.
• Los vv. 14-17, Sigue con la pregunta del versículo anterior, estableciendo una
comparación entre los peces y los reptiles con los hombres, en el sentido que lo
que hacen algunos y Dios lo permite, en realidad es el Señor quien lo hace. Esta
idea se halla en el pensamiento hebreo que desconoce las causas secundarias a
través de las cuales se cumple la voluntad de Dios. Es decir, en este contexto,
significa que Dios permite que un pueblo impío destruya a otro que no lo es tanto.
La mención de que no tienen quien los gobierne, parece querer decir que no son
las leyes de la naturaleza las que rigen el universo, sino la intervención directa de
Dios sin el empleo de estas leyes por él creadas, que serían las causas secundarias.
Lo que estaría diciendo en el v. 15 es que como resultado Dios se muestra
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indiferente ante la destrucción de los pueblos por los caldeos en su imparable
marcha. De ahí que los hombres son como peces atrapados en las redes por los
pescadores. Lo que Habacuc cree es que Dios en su providencia es el que se halla
detrás de todos los acontecimientos, por vía permisiva soberana y nada escapa a
su control. En la NVI se ve más claramente: Babilonia los saca a todos con
anzuelo, los arrastra con sus redes, los recoge entre sus mallas y así se alegra y
regocija. Ya hemos visto que los caldeos salían a la guerra para satisfacer a sus
dioses, o sea, a ellos mismos y de ahí lo que dice el v. 16, en que ofrece culto a
los medios que emplea para proveerse de un buen botín de guerra. La pregunta
del v. 17 equivale a decir: ¿hasta cuándo seguirá Babilonia con su escalada
terrorífica? Aquí tenemos otra mención de la crueldad de los caldeos como una
actividad inagotable con la figura de la red que se vacía continuamente.
4.4. Dios sabe lo que hace (2:1-5). El profeta, de manera figurada aguarda la
respuesta divina sobre la fortaleza, manteniéndose en vela como si fuera un
centinela. Está expectante esperando la respuesta de Yahweh. El v. 1, la NVI lo
traduce de manera algo distinta: Me mantendré alerta, me apostaré en los
terraplenes, estaré pendiente de lo que me diga y de su respuesta a mi reclamo.
Como podemos observar, el énfasis recae en que está velando, lo que puede incluir
la oración, y en la expectación con que aguarda recibir la palabra del Señor. Según
Lloyd-Jones, su espera de la respuesta divina es una actitud de fe que comporta
tres aspectos en que podemos aplicar este versículo: “1) Dejar nuestros problemas
completamente en las manos de Dios y alejarnos un poco de ellos para que no nos
sigan preocupando (cf. Fil. 4:6-7). 2) Esperar una respuesta de Dios, como
Habacuc estaba pendiente de Dios para ver lo que se le diría. 3) Esperar paciente
y persistentemente, como el guardia sobre los muros de una fortaleza o en un
terraplén desde el que vigila esperando noticias. Los hombres de fe no solo oran
sino que esperan respuestas”. Quizás pasó algún tiempo entre las quejas del
profeta en el capítulo 1 y la respuesta de Dios en el capítulo siguiente. Ocurre
muchas veces que oramos y deseamos obtener una respuesta inmediata de Dios,
pero la actitud correcta es la de Habacuc que aguarda con certeza lo que Dios
tenga que decirle.
• En el v. 2 llega la respuesta divina. Yahweh le ordena escribir la visión y
grabarla en tablillas de arcilla, de manera que la Palabra de Dios quede como un
testimonio permanente. Este es el objetivo también de que la divina revelación
haya sido puesta por escrito, ya que es el medio más fiable para perpetuarse y
siempre hay la posibilidad de comprobar el cumplimiento de las promesas divinas.
De ahí la importancia de las Sagradas Escrituras. Desde Moisés, pasando por los
profetas y hasta llegar a los apóstoles, Dios insiste en que su revelación fuera
puesta por escrito, inscripturada, es decir, reducida y fijada en escritura, porque
nada puede substituir a un documento escrito y eso aún ahora en la era digital. La
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frase para que corra el que leyere en ella, es un hebraísmo y como hemos dicho
en más de una ocasión, debemos buscar su equivalente, ya que literalmente puede
inducirnos a interpretarlo de un modo erróneo, cuando en realidad significa otra
cosa. La equivalencia correcta la tenemos en la NVI y DHH: para que pueda
leerse de corrido; en la BJ: para que se pueda leer de corrido. El significado es:
para que puedan leerla todos, hasta aquellos que tienen prisa o disponen de poco
tiempo. Pero como los modismos se prestan a tener más de un sentido, la BC
(Bover Cantera) traduce: para que el heraldo la lleve corriendo. El significado de
esta última versión sería que quien pueda leer la visión se convierta en un heraldo
que la propague corriendo. Finalmente la BI en catalán traduce: perquè es pugui
llegir sense entrebancs.
• El v. 3 se refiere al cumplimiento de la visión a su tiempo, es decir, cuando
Dios determine que va a suceder y nada impida que tenga su ejecución en el
momento oportuno, aunque al profeta le podía parecer que se demoraba
demasiado. Si bien la frase se apresura hacia el fin, puede inducir a pensar en el
final de la historia, en realidad la idea es como lo traduce la NVI: marcha hacia
su cumplimiento. El contexto echa la luz suficiente para que no nos confundamos:
tiene que ver con los designios de Dios sobre los caldeos y no con el tiempo del
fin. También son aleccionadoras y consoladoras estas dos expresiones: Dios no
mentirá, vendrá, no tardará el cumplimiento de la visión. Pero también hay que
decir que el autor de la carta a los Hebreos, tomó esta frase de la versión de los
Setenta y la aplicó a la promesa de la segunda venida de Cristo (He. 10:37).
Repetimos lo que hemos señalado en varias ocasiones y que veremos también en
el v. siguiente, una palabra o frase iguales en contextos diferentes pueden tener y
de hecho tienen significados distintos. En Habacuc se trata de la espera de la
respuesta divina al asunto planteado por el profeta con sus preguntas y en la carta
a los Hebreos alude a la segunda venida de Cristo.
• El v. 4 es, sin duda, el texto áureo de esta profecía por el hecho de encontrase
en el NT en tres epístolas distintas (Ro. 1:17, Gá. 3:11, He. 10:38). Sin embargo,
debemos recordar una vez más, que aun tratándose de la misma frase, su
significado no es exactamente el mismo en todos los textos, el cual se determina
por el contexto. La fe en Habacuc tiene el sentido de “fidelidad” como traduce la
BJ y la BI: mas el justo por su fidelidad vivirá. Es la fidelidad que debe
caracterizar al “justo” en el sentido que este término tiene en el AT. Si vive
fielmente alcanzará la seguridad de la vida (Sal. 37:3, Pr. 10:25). El término
traducido por “fe o fidelidad” es emunah y está relacionado con amén y con emet
que significa “verdad” y expresa confianza en el pacto de Dios. El que tiene
emunah es una persona que se apoya en quien puede confiar, en el Señor del pacto,
en Yahweh que no miente ni defrauda jamás. Fe, fidelidad, es confianza y lealtad
absolutas en Dios. Su sentido es, pues, ético y significa rectitud moral. El hombre
justo sobrevivirá, obtendrá la victoria vital si mantiene su integridad.
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fortaleza, estabilidad e integridad. Fe, pues, en el Antiguo Testamento es una palabra
rica, compleja, llena de matices y de dimensiones existenciales. No podía ser de otra
manera puesto que resume el estilo de vida creyente, fiel, de los hijos de Dios. Frente
a los avatares de la existencia personal y colectiva, y contra las experiencias que
parecen desafiar a nuestra fe, el deber de todo creyente es mantener la lealtad a su
Señor. Esta fue la lección que aprendió Job, después de mucho sufrimiento; quien en
medio de las circunstancias adversas supo mantener su fidelidad a Dios” (José Grau).
4.5. Dios odia la injusticia (2:6-20). Esta nueva sección del libro describe la
diferencia que media entre el justo y el impío. El profeta explica el carácter de los
enemigos del pueblo de Dios. Se trata de un relato en que encontramos cinco ayes
contra los caldeos sin mencionarlos. Asimismo indica el principio de
autodestrucción que se halla en todas las acciones y resultados de la impiedad.
Estos cinco ayes anuncian el proceder de un imperio entregado a la injusticia y al
mismo tiempo son también advertencias para todos los opresores, tanto de ayer
como de hoy, los de siempre hasta el día de juicio. Estos ayes se hallan en forma
de sátiras enigmáticas. En el castigo del opresor, Dios no interviene directamente
porque los que practican la maldad acaban por autodestruirse, es suicida.
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• En el v.6 tenemos expresiones que se han traducido por “refrán”, “sátira”,
“proverbios”, “sarcasmos, “adivinanzas”, “enigmas” etc. El primero de ellos
refrán, toma el sentido de una parábola, pero como no hay ninguna, tiene que
entenderse como sinónimo de proverbio enigmático. Este estilo estriba en la
utilización de un refrán conocido al que se le da una segunda intención
sobreentendida por los oyentes o lectores.
a) El primer ay (2:6b-8). Es una crítica del que codicia bajo la figura del usurero
que presta dinero a intereses abusivos. Los que han tenido que recurrir a él,
preguntan: ¿Hasta cuándo? Esta denuncia hunde su raíces en el Pentateuco
(Éx. 22:25, Lv. 25:36-37), en los libros poéticos (Sal. 15:5, Pr. 28:8). En el
período exílico (Ez. 18:13, 17, 22:12) y posexílico también se condena (Neh.
5:7). Los caldeos habían cargado de impuestos a los países en que ejercían su
influencia, de manera que llevó a la ruina a muchas poblaciones. ¿Nos
recuerda eso a episodios modernos en que entidades bancarias han estafado a
sus clientes y se apoderan de las viviendas de los que se han hipotecado y no
pueden pagar? El v. 7 nos plantea un problema contable. En donde la RVR60
dice “deudores”, la mayoría de versiones ha traducido por “acreedores”,
aunque literalmente es “los que te van a morder”. El verbo “morder” también
significa “interés”, “usura”. Ser acreedor o deudor es según la perspectiva del
que lo contempla. Los que fueron despojados de sus bienes y arruinados por
la usura, eran contemplados por los caldeos como sus “deudores”, pero ahora
los deudores van a convertirse en acreedores. Los que fueron despojados se
convertirán en despojadores. Aunque los babilonios actuaban como
acreedores, de hecho era el genuino deudor. Los pueblos humillados se
levantarán de repente y se convertirán en acreedores. (Ejemplo: Si yo ingreso
dinero en el banco, este es mi deudor, pero para ellos yo soy su acreedor). Con
los caldeos se hará lo mismo que ellos han hecho con sus víctimas. Según el
v. 8, el despojo se llevaba a cabo mediante la violencia y el derramamiento de
sangre.
b) El segundo ay (2:9-11). En realidad es una continuación del primero. Empieza
también con la codicia desmedida de riquezas, pero con el agravante de la
injusticia. Ellos pretendían justificar su codicia y deseo incontrolado de
riquezas con fines que aparentemente eran lógicos y justos. ¿No hemos caído
alguna vez en la misma tentación aunque sea solamente con el pensamiento?
¿Qué tiene de malo que queramos labrarnos un buen porvenir para nuestra
familia? ¿Quién no desea poner su nido en las alturas? La frase poner en alto
su nido es una comparación con las águilas que aseguran su presa en los
lugares más inaccesibles y altos de las montañas. La metáfora es precisa: el
que codicia ganancias injustas para su casa no solamente acumula riquezas
robando, sino que busca proteger sus posesiones en sitios seguros, como por
ejemplo, en un banco de un paraíso fiscal. La frase injusta ganancia para su
casa, puede entenderse tanto el beneficio del que extorsiona, como el del
usurero o del estafador. La casa, lo mismo puede referirse a la familia, a un
clan o a un pueblo y se puede aplicar tanto a los caldeos como a los judíos. La
ganancia injusta es un beneficio inmoral, aunque sea legal, porque a veces lo
legal no siempre es ético. Encontramos aquí cierto paralelismo con lo que
hacían los edomitas, como vimos al estudiar el libro de Abdías. Se creían que
por habitar en lugares inexpugnables estaban seguros, pero no les sirvió de
nada cuando Dios decidió castigarles. El v. 10, manifiesta que pensando hacer
el bien a los suyos, lo que hicieron los caldeos fue atentar contra ellos mismos.
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Es lo que ocurre con el que se enriquece a costa de la desgracia del prójimo,
asolando muchos pueblos, pues piensa que se labrará un buen futuro y lo que
hace es arruinar su propia vida. El consejo procedía de ellos mismos y de
hecho pecaron del mismo modo. En esto consiste la impiedad. Se destruye a
sí misma como consecuencia del pecado. En el v. 11, se personifica la piedra
y la tabla, las cuales clamarán contra el invasor, es decir, las piedras de las
paredes y las vigas de madera demandarán a la “casa” edificada con riquezas
obtenidas del expolio y la rapiña. En el supuesto que nadie dijera nada, hasta
las piedras del muro claman y resuenan las vigas del enmaderado.
c) El tercer ay (2:12-14). Lo pronuncia contra la violencia. Estas palabras no se
dirigen exclusivamente a los caldeos, sino también contra Israel y Judá (cf.
Mi. 3:9-10). Algunos intérpretes piensan que de manera concreta se refieren
al gobierno deplorable de Salum, hijo de Josías (cf. Jer. 22:13-17). Tanto los
déspotas de la antigüedad como los dictadores de hoy, han tenido y tienen la
obsesión de perpetuar su memoria con la construcción de grandes
monumentos. Los faraones de Egipto, el padre del actual dictador de Corea
del Norte, son dos ejemplos de ello, aunque hay muchos más. Por regla general
estas construcciones se han hecho al precio de muchas vidas humanas.
Edificar con sangre se ha convertido en una frase distintiva para expresar la
iniquidad de muchas culturas. El v. 13 es muy significativo: todo el trabajo de
los edificadores impíos no servirá de nada, expresado con una frase metafórica
impactante: trabajarán para el fuego. Esto es debido a que nadie puede
enfrentarse a la soberanía de Dios y triunfar, pues su voluntad prevalece sobre
todas las cosas. El versículo menciona a los pueblos de manera genérica y de
ahí que pueda interpretarse en relación con todos los que se oponen a la
voluntad de Dios, Yahweh Tsebaoth. Con este título se designa al Señor del
universo, el Dios Omnipotente y Soberano Señor de la creación y de la
historia. El v. 14 está tomado de Is. 11:9b, en que subraya que el futuro está
en las manos de Dios y no de los hombres. Aunque existe una diferencia entre
ambos textos: en Isaías, la tierra será llena del conocimiento de Yahweh y en
Habacuc de la gloria de Yahweh. El matiz es que aquí se refiere a la
manifestación del poder y la majestad de Dios para el juicio de los impíos. De
la manera que el mar está cubierto de agua, así también se manifestará la gloria
de Dios a todos los hombres. El profeta estaba lleno de dudas por el hecho de
que un pueblo impío fuera usado por Dios para castigar a Judá; ahora el Señor
le anuncia el juicio sobre ellos, pero además le muestra que en el día del Señor,
un día de juicio, surge también la esperanza de que la tierra será llena del
conocimiento de la gloria de Yahweh, una esperanza escatológica.
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a la historia divina de la salvación, introduce este último acto triunfando
definitivamente de las fuerzas y poderes (1 Co. 15:24 y ss.), a los que él ya había
despojado de su poder con su resurrección (2Ti. 1:10). La esperanza del Nuevo
Testamento no puede ser, pues, más que esperanza en la vuelta del Señor, si, como
hemos intentado demostrarlo, el mensaje entero del Nuevo Testamento, de la que
ella es uno de los elementos, culmina en Cristo, Salvador de los hombres y del
cosmos, principio, medio y fin de toda la historia de la salvación, desde la primera
hasta la nueva creación. Cristo, en cuanto es mediador en el pasado y en el presente,
debe serlo también en el futuro. Solamente cuando todo, absolutamente todo, haya
sido sometido por él al Padre, entonces el Hijo, según 1 Co. 15:28, se someterá
también él mismo a quien le sometió todo, para que Dios sea todo en todos.
Solamente entonces terminará su función de mediador. Y exactamente como en la
primera decisión de la cruz y de la resurrección, estos acontecimientos finales
deberán suceder en la tierra. Cristo volverá como Salvador glorioso, esta vez
rodeado de los suyos e inaugurando el nuevo eón (1 Ts. 4:14). Al principio de este
nuevo período, en el que el tiempo cederá su puesto a la eternidad, Cristo
desempeñará todavía la función de realizador y de juez” (Oscar Cullmann).
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No obstante, expositores de este texto como Eaton, en el Comentario Bíblico
Torch, consideran que las dos preguntas de dicho versículo lo que hacen es
preparar el camino para seguir subiendo la tensión del juicio. Aparte de este
detalle textual, lo que importa es lo que dice con relación a la idolatría y sus
consecuencias. La fabricación de los ídolos mudos solo sirve para enseñar
mentiras. Calvino dijo que “la idolatría extravía a las almas simples; son
instrumentos del diablo para engañar a las gentes sencillas”. En España hemos
convertido la idolatría en tradición folclórica nacional de interés turístico
internacional, como las procesiones de “semana santa”. Al ver a unas mujeres
vestidas de negro, con mantilla y peineta, que iban detrás de una imagen
llevada por costaleros, una turista inglesa preguntó cómo es que en España
había tantas viudas. La señora estaba despistada, pero la imagen que damos al
visitante es deplorable. La censura de la idolatría es el final perfecto de los
cinco ayes. “La idolatría es la perversión de la religión; es su manifestación
más grosera y equivocada; también la más alienante” (José Grau). Como
vimos en el primer capítulo, los caldeos crearon a sus dioses a imagen de ellos
mismos. Por eso no es de extrañar que en la conclusión de este capítulo
condenatorio, figure la idolatría como la característica que señalaba la línea
de actuación de un pueblo cruel, insensato y supersticioso. Un proverbio
alemán dice que cada pueblo tiene la religión que merece. El v. 19 se
caracteriza por un lenguaje irónico y hasta cáustico al denunciar la insensatez
de la idolatría, una forma bastante habitual en los profetas. Recordemos al
profeta Elías cuando se enfrentó a los profetas de Baal. Pero la burla no fue
formulada solamente por los profetas de Yahweh, sino también los mismos
caldeos paganos la manifestaron, como por ejemplo, en la inscripción hallada
debajo del altar del dios Bel: “¿Cuánto tiempo dormirá todavía el señor
somnoliento?” El v. 20, que cierra los cinco ayes, manifiesta la grandeza de
Yahweh en su santo templo. Algunos intérpretes entienden que es una
mención al templo de Jerusalén, sin embargo, si lo comparamos con
expresiones semejantes en el libro de los salmos y en los históricos, veremos
que se trata del templo del cielo en donde mora Yahweh (cf. Sal. 11:4, 18:6-
9, 2 S. 22:7,10) el cual vendrá para juzgar. En la segunda parte del versículo,
una frase expresada en forma imperativa, se ordena a toda la tierra a guardar
silencio. El original hebreo usa un término más fuerte: ¡silencio! Dios va a
cumplir con lo que ha prometido, respecto al juicio, cuyo anuncio se amplía
en el capítulo siguiente. Asimismo a tenor de la oración del profeta, debemos
mantener una actitud de silencio para escuchar la palabra de Dios. Mientras
los ídolos mudos no enseñan nada y su presencia es una mentira, el creyente
debe guardar silencio en su interior para escuchar la voz de Dios que le habla
por su Palabra.
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4.6. Dios viene con poder (3:1-19)
Estructura comparativa con los salmos
HABACUC 3 SALMO 88
Tipo de salmo: oración Masquil
Autor: Habacuc Hemán ezraita
Género del salmo: sobre Sigionot Sobre Mahalat
Dedicatoria: al jefe de los cantores Al músico principal
Instrucción musical: sobre mis No hay. Pero en el Salmo 5, dice:
instrumentos de cuerda sobre Nehillot: instrumento de
viento
Este salmo es una oración, es decir, una plegaria del profeta escrita
poéticamente. Asimismo contiene el término selah, el cual es de significado
incierto y del que podemos decir dos cosas: a) deriva de la raíz salal que
significa subir o elevar. En este sentido se trataría de una instrucción al
cantante para subir la voz en intensidad o en tono. Algunos piensan que
también incluye la elevación del corazón ante las palabras que está cantando,
es decir, que reflexiona a la vez que canta y eso le lleva a la adoración; b) La
versión de los Setenta, lo traduce por diapsalma, lo que demuestra que ya se
había perdido su sentido original cuando lo tradujeron. Este término griego
significa interludio musical o instrumental y se trataría de una pausa o
descanso en el canto. Si se aplica a la lectura sería una indicación para el
recitador de hacer una pausa en este punto para reflexionar. Observemos como
la dedicatoria viene al final, así como la instrucción musical.
4.6.1. Introducción a la oración del profeta (3:1). Estamos ante el principio
de una oración intercesora que el profeta eleva a Dios sobre Sigionot. El
sentido exacto de este término no está muy claro y la prueba es que cuando
alguna versión de la Biblia ha pretendido traducirlo no hay acuerdo. Como la
Vulgata lo tradujo por pro ignorantiis, la NBE lo vertió como “delitos
inadvertidos” lo que a luz de la profecía no tiene sentido. Lo mejor es
transliterar el término tal como está en el original y siguen buena parte de
versiones. La mayoría se intérpretes piensan que se trata de una indicación
musical para los cantores, el tono para las lamentaciones, pues este salmo
formaba parte de los cánticos litúrgicos del templo.
4.6.2. La palabra de Dios base para el avivamiento (v.2). En la BJ y la NVI,
traducen “he oído tu fama”, aunque literalmente dice: “he oído lo que tú haces
oir”, es decir, se trata de una referencia al mensaje divino o a las noticias de
parte de Dios. O sea, es una mención a su revelación. Lo que Yahweh
transmite es lo que provoca el temor reverente del profeta. Las intervenciones
de Dios en la historia están recogidas en las Escrituras, es decir, su “fama”
son las que demuestran que Dios es justo y misericordioso. Historia y palabra
siempre van juntas, por la primera Dios se manifiesta y obra, la segunda
interpreta las acciones de Dios y le da sentido. Sobre la base de la revelación
divina y el carácter de Dios, el profeta pide misericordia. Es la Palabra de Dios
la que estimula a la oración y a la reflexión en petición de que Dios avive su
obra en medio de los tiempos. Avivar aquí, no se trata únicamente de una
renovación de lo que ya existía en el pasado, como por ejemplo que un
rescoldo se encienda. Este verbo tiene dos sentidos, por un lado es el que
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origina la vida y, por otro el que preserva vivo lo que existe. Es una petición
de que Dios muestre sus propósitos por medio de una acción vivificante. ¿A
qué obra se refiere el profeta? En primer lugar a la que se menciona en 1:5.
Pero si lo entendemos de manera amplia corresponde a la obra salvífica de
Dios en cada una de sus etapas en medio de los tiempos. Si repasamos la
historia de Israel desde su liberación de Egipto hasta la llegada del Mesías,
veremos que hay muchas experiencias colectivas que constituyen los grandes
avivamientos del pueblo de Dios:
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estén próximos los años serás conocido; cuando haya llegado el tiempo
aparecerás”. Un conocido teólogo luterano del siglo XVIII, llamado Bengel,
gran erudito en griego, lanzó la idea de que aquí teníamos el anuncio del
nacimiento de Cristo y de la tradición sobre los dos animales que estaban en
el pesebre de Belén. Con anterioridad Agustín de Hipona, había dicho: “Y este
misterioso enigma, ¿qué significa sino que daría a conocerse el Verbo del
Padre en medio de los dos testamentos o en medio de dos ladrones o en medio
de Moisés y Elías, cuando en el monte Tabor hablaron con el Señor?”. Mera
alegorización de un versículo mal traducido. Luego unido a la fabulosa (de
fábula) interpretación de Is. 1:3 ayudó a que se consolidara la tradición de que
los dos animales eran el buey y el asno. Lógicamente, ningún intérprete serio
puede asumir esto. Los que interpretan la Biblia de este modo sería mejor que
se les colgase al cuello una piedra de molino de asno.
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porque aguarda el día en que la calamidad venga sobre la nación que los va a
invadir.
4.6.4. Alegato de fe en Dios (3:17-19). Estos versículos finales son muy
conocidos, pues hasta se les ha puesto música y se han convertido en
una canción. Cada uno de los árboles que se mencionan en el v. 17, así
como los campos de labor y los animales domésticos, pertenecen a la
economía de Judá de aquel tiempo. Los pueblos que habitaron aquellas
tierras eran sociedades agrícolas y ganaderas. La invasión de los
caldeos paralizaría la economía de la zona y dejarían de recolectar el
fruto de sus frutales y de lo sembrado en los campos con la
consiguiente ruina material. Los ejércitos de los grandes imperios
obtenían su botín apropiándose de lo que encontraban en las tierras que
invadían. Era habitual que arrasaran lo que encontraban a su paso
incluidos los bosques y se apoderaran de los ganados (cf. 2:17).
• El v. 18 es una preciosa reafirmación de fe en Dios, pues en vez de
lamentarse por la pérdida de sus medios de producción, el profeta expresa su
confianza total en Dios. Puede resultar fácil decir que en situaciones adversas
debemos tener fe en Dios que es el único que puede cambiarlas. Sin embargo,
nadie ni nada debiera arrebatarnos nunca la alegría en Dios ni el gozo de la
salvación, pase lo que pase en medio de las circunstancias de la vida.
• El último versículo es el fundamento de la fe expresada en el v. anterior, por
cuanto el Señor es la fortaleza del profeta. Observamos que se refiere a sí
mismo por medio del pronombre personal mi. Yahweh el Señor de todas las
cosas en quien pueda depositar su fe. Dos cosas hace Dios con su siervo: a)
da sus pies la ligereza de una gacela o cierva. La gacela es un antílope de
tamaño medio, ágil y de patas largas. El nombre femenino gacela procede de
la palabra persa Ghazal, que significa "elegante y rápida". Pueden alcanzar
velocidades de 97 km/h, y mantener una velocidad de 56 km/h por un periodo
prolongado. Escapa rápidamente cuando ve una situación de peligro. La figura
de la gacela transmite la idea de la máxima confianza del que se sabe guiado
por Dios a través de las circunstancias de la vida. b) me hace caminar por las
alturas. Es una forma poética de expresar cómo el Señor dirige al profeta en
medio de la prueba que debería soportar, pues a pesar de ella podría andar por
encima de las contingencias y darle la salida.
4.6.5. Instrucciones para el canto. La oración de Habacuc iba destinada al
canto de los coros en el templo, por lo que es también un salmo. Como
tal fue usado tanto en el templo como en la sinagoga y más adelante
también por la Iglesia. Es muy útil para expresar la plena confianza en
Dios aún en medio de las pruebas. El himno debía ser acompañado con
instrumentos de cuerdas.
Conclusión
El mensaje de este libro pone de relieve que aún el que se llama pueblo de
Dios, puede ser objeto del juicio divino y esta advertencia es para que miremos
cómo andamos en los caminos del Señor. Recordemos que la fidelidad es un
valor esencial para el cristiano, pues el justo vivirá por fe y en fidelidad a Dios.
Yahweh tiene el control de la historia y nadie podrá librarse de su juicio a
menos que se refugie en Cristo, el Salvador y Señor. Por otro lado, debemos
saber que tanto en tiempos de prosperidad como de necesidad, en la felicidad
o en la adversidad, deberíamos mantener nuestra fidelidad y confianza en el
Señor. Debemos discernir el hecho de que Dios edifica a su pueblo dándole
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madurez por medio de la disciplina. Asimismo, nuestra oración es la de
pedirle al Señor un avivamiento, para que en nuestro tiempo la obra del Cristo
sea conocida por todas partes empezando por los círculos más próximos. Por
último, las palabras con que se cierra el libro son de una magnitud grandiosa
como expresión de la confianza absoluta en nuestro Señor y Dios. Aunque que
carezcamos de las bendiciones terrenas normales, el creyente seguirá
alegrándose y gozándose en su Dios y Salvador. Pidamos al Señor que seamos
capaces de alcanzar la madurez espiritual de Habacuc con una fe robusta y el
discernimiento cabal por el que el Señor sea amado por lo que es y no por lo
que nos da. Esta perspectiva corresponde a la espiritualidad más elevada a la
que somos llamados a alcanzar.
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