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Ignacio Martín-Baró
Ignacio Martín-Baró nació en España en 1942. Movido por sus creencias religiosas, se unió a
grupos religiosos que lo llevaron hasta Latinoamérica. En 1966 fue nombrado sacerdote y fue a
vivir a El Salvador, donde obtuvo su licenciatura en Psicología en el año 1975 a través de la
Universidad Centroamericana (UCA), tras lo cual se doctoró en Psicología Social en la
Universidad de Chicago.
Sus críticas abiertas contra el gobierno del país lo situaron en el objetivo de las fuerzas
paramilitares dirigidas por la clase política dominante, los cuales lo asesinaron en el año 1989
junto a varias personas más.
Los países latinoamericanos han tenido escasos aportes al área de la Psicología, tanto en la
teoría como en la práctica, si se compara con los aportes que ha dado en áreas como la
sociología y la literatura. Existen varias razones para esta escasez.
Los pueblos latinoamericanos tienen una inhabilidad para verse a sí mismos, para leerse y
escribir su propia historia. También existe la tendencia a dar gran importancia a las
características personales y a las relaciones interpersonales: se le pone la carga a un
presidente para resolver todos los problemas de un país, y su éxito o fracaso se utiliza como
medida para la habilidad de resolución de problemas de toda la población. Actualmente con la
creciente subjetivización de los enfoques predominantes, la Psicología sigue alimentando el
psicologismo cultural ofreciéndose como una verdadera ideología de recambio. En nuestro
caso, el psicologismo ha servido para fortalecer, directa o indirectamente, las estructuras
opresivas a desviar la atención de ellas hacia los factores individuales y subjetivos.
Lo que debemos hacer es buscar dentro del bagaje psicológico que tenemos como países y
culturas, y preguntarnos qué de él podemos utilizar para contribuir a dar respuesta significativa
a los problemas de los pueblos.
Mimetismo cientista
Los modelos dominantes en la psicología se fundan en una serie de presupuestos que sólo
rara vez se discuten y a los que todavía con menos frecuencia se proponen alternativas.
El positivismo, por ejemplo, se enfoca en los datos positivos, los hechos y las relaciones
empíricamente verificables, pero deja de un lado el qué, el porqué, y él para que. Es por esto
que el positivismo busca controlar todas las variables y se reduce al examen de trivialidades
que poco o nada dicen de los problemas de cada día. El positivismo se ciega al principio de la
negatividad.
Considerar que la realidad no es más que lo dado constituye una ideologización de la realidad
que termina consagrando como orden natural el existente.
Falsos dilemas
La dependencia de la Psicología latinoamericana le ha llevado a debatirse en falsos dilemas.
Falsos no tanto porque no representen dilemas teóricos sobre el papel, cuanto porque no
responden a los interrogantes de nuestra realidad.
El primer dilema,Psicología científica frente a Psicología “con alma” quizá ya el más
superado en los centros académicos, llevaba a ver una oposición entre los planteamientos de
la Psicología y una Antropología cristiana. La “Psicología de las ratas” era contrapuesta a una
“Psicología con alma”, mientras psicólogos y sacerdotes peleaban por un mismo rol frente a los
sectores medios o burgueses de la sociedad.
Un segundo dilema, más vigente que el anterior, es el que opone una Psicología humanista a
una Psicología materialista o deshumanizada.
No se logra ver en qué respecto Carl R. Rogers sea más humanista que Sigmud Freud o
Abraham Maslow más que Henri Wallon. Más bien si Freud logra una mejor comprensión
del ser humano que Rogers, o Wallon o que Maslow, sus teorías propiciarán un
quehacer psicológico más adecuado, y, en consecuencia, harán un mejor aporte para la
humanización de las personas
Estos tres dilemas denotan una falta de independencia para plantear los problemas más
acuciantes de los pueblos latinoamericanos, para utilizar con total libertad aquellas teorías o
modelos que la praxis muestre ser más válidos y útiles, o para elaborar nuevos. Tras los
dilemas se esconden posturas dogmáticas, más propias de un espíritu de dependencia
provinciana que de un compromiso científico por encontrar y sobre todo de hacer la verdad de
nuestros pueblos latinoamericanos.
Tareas urgentes
La recuperación de la memoria histórica, la desideologización del sentido común y de la
experiencia cotidiana, y la potenciación de las virtudes populares.