Está en la página 1de 4

PARASHAT 27-28: TAZRÍA-METSORÁ.

ELLA CONCIBE-EL QUE TIENE


TZARAAT.
Vayikrá.12:1-15:33

COMENTARIO: VAYKRÁ/LEVÍTICO 14:9. Fecha: 17 de abril 2021.

EL LEPROSO CLAMA POR TI.

La sociedad de hoy en día vive tras una máscara que hace difícil identificar su rostro.
Hoy el COVID 19 irónicamente ha hecho que cada persona sea difícil de reconocer,
pues una máscara en el rostro, oculta la identidad y despersonaliza a quienes la
llevamos, pues son nuestras facciones y nuestros gestos, los que hablan de nosotros,
de nuestras dudas, alegrías y tristezas. El primer encuentro del niño al nacer es con el
rostro de su madre en el cual comienzan a ver la primera sonrisa y la primera lágrima.
Desde pequeños aprendemos a leer las caras como si fueran un mapa al detalle,
somos lectores de rostros y esto por toda la vida. Pero ahora todo ha cambiado, nos
cuesta saber quién es quién tenemos delante y que siente. La identidad hoy, esta
velada por una barrera y a veces se hace necesario quitar la máscara, descubrir el
rostro para darnos cuenta de que aún hay un ser humano que sonríe de verdad. Sí,
estamos aprendiendo algo nuevo; estamos aprendiendo que para ver quién es alguien
realmente debemos retirar la máscara, debemos correr el velo.

‫ת ג ַּ֣ב ֹּת עֵ י ָ֔ניו ו ְאֶ ת־כָּל־שְׂ עָ ֖רֹו יְג ֵּ ַ֑לחַ וְכ ֶּ ִ֣בס‬
֙ ֵ‫ֹאׁשֹו ו ְאֶ ת־זְקָ נ ֹ֙ו ו ְא‬
֤ ‫ו ְהָ י ָה֩ בַּי֨ ֹום הַ שְּׁ בִיעִ֜ י יְג ַּ ַ֣לח אֶ ת־כָּל־שְׂ עָ ר֗ ֹו אֶ ת־ר‬
‫אֶ ת־ ְּבג ֗ ָָדיו ְ ַגוְגַו אב ַַּּ֖מר‬

“Al séptimo día se afeitará todo el cabello: cabeza, barba y cejas. Cuando se haya
afeitado todo el cabello, lavará su ropa y bañará su cuerpo en agua; entonces quedará
limpio.”(Vaykrá/Levítico 14:9)

En esta aliyá se nos habla acerca de los últimos siete días para que la limpieza del
que tiene tzaraat esté completa, es decir los últimos tiempos del completamiento del
que tiene tzaraat y qué tiene que pasar en éstos últimos siete días para que el tzarúa
pueda ser parte del pueblo una vez más. Ciertamente la persona que tenía tzaraat
quedaba aislada de campamento de Israel, por cauda del pecado de murmuración o
del lashón hará, recordemos como Miriam fue separada del pueblo por causa de su
murmuración sobre Moshé y como ella sufrió de tzaraat (Num.12:1-11). Algo particular
de esta enfermedad es que nunca es lepra o sea la enfermedad que hoy conocemos
como lepra, sino que el tzaraat era una enfermedad que venía por decreto Divino por
causa del lashón hará, del decir mal, hablar mal o maldecir y la Torah nos enseña que
requería un sacrificio sustitutivo por el pecado.

El Tzarúa debía presentar dos aves sin defecto, y era usado en el ritual de purificación,
un madero de cedro, un hisopo y agua de manantial. Una de las aves era sacrificada y
la otra era mojada en el agua viva y en la sangre derramada por la otra ave y con esta
sangre se rociaba mojando el cedro con el hisopo al que tenía tzaraat. El ave que
quedaba viva era rociada con esta agua y sangre también, es decir era teñida de rojo y
luego se soltaba en un lugar abierto. Los sabios dicen al respecto que las otras aves
de la misma especie lo mirarán y sabrán que había cambiado de color (alegóricamente
hablando se había vuelto impuro) y se unirán contra él y lo matarán para que ellos
mismos no se encuentren afectados por la enfermedad del ahora víctima curada.
Nuestros sabios citan Jeremías 12,9 diciendo en el nombre de Di-s. : "¡Mi herencia se
ha vuelto como un pájaro moteado, los pájaros a su alrededor están contra ella listos
para devorarla!" este símil parece completamente inapropiado ya que la Torá nunca
había hablado de "un pájaro moteado". Por lo tanto, debe ser un pájaro que, por haber
cambiado de color, no puede ser reconocido por lo que había sido originalmente.
(Chizkuni)
Es decir que el fin del que tiene tzaraat es la muerte, de ahí que era necesario un
sacrificio sustitutivo.

Pero salta la pregunta de los últimos siete días ¿Por qué si ya la persona quedaba
limpia, aún debía esperar siete días y rasurar sus cabellos y lavar su ropa?

Para entender esto debemos recordar que no por casualidad, ésta es una parashat
doble, y es que la parashat Tazría que nos habla de la mujer que queda impura por
siete días luego de tener un hijo, tiene una conexión con ésta parashat Metsorá que
habla de la limpieza del leproso luego de siete días. Si leemos en español las dos
traducciones del título de estas dos parashiot, podemos leer: La que concibe el que
tiene tzaraat. ¿Quién es éste niño que nace de la mujer? ¿Quién es ésta mujer?
¿Quién es este leproso que necesita ser purificado?

En el capítulo 12:2 en adelante se nos habla de éste nacimiento y como el niño


impurifica a la madre hasta el octavo día que es circuncidado; debemos saber que en
la tradición de nuestro pueblo un niño no recibe su nombre hasta después de ser
circuncidado, pues es luego de la circuncisión que ya ha entrado en el Pacto del
Eterno. Los sabios han interpretado que éste niño al que hace referencia ésta parashat
Tazría, es el Mashiaj:

“Los años que se consideran los ‫חבלי משיח‬, los dolores de parto del Mesías, duran
siete años durante los cuales Israel será refinado espiritualmente en preparación de su
llegada. Aparecerá durante el octavo año. En el octavo día, al comienzo del octavo día
(año), se le quitará el prepucio al bebé, es decir, se eliminará del universo el concepto
de prepucio que actúa como una barrera entre el hombre y Di-s. Leemos en Zacarías
13,2 que Dios destruirá el espíritu de impureza de la tierra. Esto ocurrirá durante el
octavo año. Es bien sabido que conceptualmente el prepucio es idéntico a las fuerzas
del of ‫ליפה‬, las emanaciones espiritualmente negativas. Cuando la Torá escribió la
palabra ‫( וטמאה‬VETAMEAH), describiendo el estado de la madre, esto es un símil de
las aflicciones experimentadas durante los dolores de parto del Mesías.”(Or Ha Chaim)

Los sabios están hablando exactamente de éste tiempo que estamos viviendo, en el
cual nos estamos preparando para recibir a nuestro Mashiaj Yeshúa. El Brit Ha
Jadashá es fiel a ésta interpretación rabínica y corrobora no solo la identidad del niño
sino también la de la mujer:

“Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de
sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. Y estando encinta, clamaba
con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento. ….” “Y el dragón se paró
frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como
naciese. Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las
naciones; y su hijo fue arrebatado para D-os y para su trono. Y la mujer huyó al
desierto, donde tiene lugar preparado por D-os, para que allí la sustenten por mil
doscientos sesenta días.” (Apo 12:1-6)

El pueblo de Israel es la mujer de la cual habla la Torah; “Entonces el dragón se llenó


de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de
ella, los que guardan los mandamientos de D-os y tienen el testimonio de Yeshúa Ha
Mashiaj.” (Apo 12:17) Toda la descripción que hace la Torah en el caso de la mujer
que da a luz un hijo varón, es para anunciar la profecía del nacimiento de los tiempos
mesiánicos, es para darnos las pistas justas de éstos tiempos que vivimos y la
redención futura.

Nuestros sabios en el Talmud han llamado al Mesías, el Mesías Leproso basándose


en el texto de Isaías 53:5: “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por
nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos
nosotros curados.”

Es tiempo de reconocer en al Torah quién es el leproso, quién es éste hombre que


tiene Tzaraat y es mencionado en la parashat Metsorá. Si leemos en hebreo el
capítulo 13 en el verso 1 de Levítico encontraremos lo siguiente:

‫ָאדם ִּכֽי־י ִהְ ֶי֤ה בְעֹור־בְּשָׂ ר ֹ֙ו שְׂ ֵ ֤את אֽ ֹו־סַ ַּ֙פחַ ת֙ ֣אֹו בַהֶ֔ ֶרת ו ְהָ ָי֥ה בְעֹור־בְּשָׂ ֖רֹו ל ֶ ְ֣נגַע צ ָ ָ֑רעַ ת ו ְהּו ָב ֙א אֶ ל־ַאהֲ ֣ר ֹן הַ כ ֹּהֵ֔ ן‬
ָ֗
‫אֲ נִ ֽוא‬
“Cuando una persona tiene en la piel de su cuerpo una hinchazón, una erupción o una
decoloración, y se convierte en una afección escamosa en la piel de su cuerpo, se
informará al sacerdote Aarón o a uno de sus hijos, los sacerdotes.”

La clave se encuentra en la primera palabra, como siempre el español no dice mucho


pero al leer en hebreo encontramos que la primera palabra es ‫ָאדם‬/ADAM
ָ֗ y ya
sabemos que ADAM es el acróstico de los nombres: ADAM, DAVID, MASHIAJ y esto
significa que de quien se nos habla aquí es del Mashiaj Yeshúa quien es el SEGUNDO
ADAM, EL HJO DE DAVID, EL MASHIAJ, pero no solo eso sino que ADAM contiene
las mismas letras que el nombre EDOM y esto nos va a llevar directamente al ritual de
purificación y los últimos siete días de purificación.

El ave que quedaba viva era untada en la sangre/‫ בדם‬de la otra ave, es decir era
pintada de color rojo; EDOM/‫אֱ דֹום‬. Algo curioso ocurría con ésta ave y es que era
RECHAZADA por sus similares, simplemente porque ya no lucía como una de ellas,
no se veía igual que su familia, no se veía igual que su “pueblo” de aves, pues había
cambiado su apariencia exterior. Y es que esto es precisamente de lo que nos habla el
profeta Isaías en el capítulo 53 verso 3:
“Despreciado y desechado entre los hombres, Varón de dolores, experimentado en
quebranto, Escondimos de Él el rostro, fue menos preciado, y lo tuvimos por nada.”

El ave cargó con el pecado y llevó su marca. Yeshúa el Mesías Leproso curó la
maldición que había sobre nosotros, nuestra tzaraat y quedó atrapado en manos de
Roma en las manos de Edom y lleva las rojas vestiduras del imperio romano y por eso
es rechazado hoy por sus hermanos; nuestro pueblo judío, pues no luce como ellos;
no se llama como ellos: no es judío; no se viste como ellos: no usa tzitziot; no habla
como ellos: no habla hebreo; y no enseña como ellos pues no conoce de Torah.

Al leproso se le ordena que en sus últimos siete días se rasure su cabello


‫יְג ַ ַּ֣לח‬/IEGALAJ: RASURAR el valor numérico de ésta palabra es 51 y es el mismo valor
de la palabra EDOM, ¡EN SUS ÚLTIMOS SIETE MILENIOS DE PURIFICACIÓN
TENDRÁ QUE QUITAR A EDOM DE SU APARIENCIA! A los ojos de Israel aún está
impuro, todavía no es reconocido.

Estamos viviendo los últimos milenios de la purificación del Mashiaj Leproso. Está
escrito que debe lavar sus ropas, pero ¿porqué si ya está limpio? Porque NO SON
SUS ROPAS, las ropas que trae puesta lo impurifican y no permiten que sea
reconocido por sus hermanos. El profeta Zacarías escribe:
“Y sucederá en aquel tiempo, que todos los profetas se avergonzarán de su visión
cuando profetizaren; ni nunca más vestirán el manto velloso para mentir.” (Zac 13:4)
Recordemos que Esav quiere decir velludo, pues había nacido lleno de pelo. (Gen.
25:25)

Hoy Yeshúa vive en las manos de Roma y Roma profetiza en nombre del que viste el
manto velloso, en nombre del que lleva la capa roja del centurión romano, pero ya es
tiempo de cambiar, en nuestras manos está el devolver su identidad. La Torah nos
está llevando más allá del nivel Peshat de interpretación en el cual aprendemos que la
paga del pecado es muerte, que hablar mal atrae maldición sobre nuestras vidas y que
nos convertimos en asesinos con nuestras palabras, con lo que decimos día a día y
que aunque hoy el tzaraat no sea visible, no quiere decir que no suframos las
consecuencias de nuestros actos. La Torah quiere que veamos nuestro deber
profético, nuestra misión profética para estos tiempos del fin que vivimos, porque es
ahora cuando se está cumpliendo la profecía que dice:

“Así ha dicho el Eterno de los ejércitos: En aquellos días acontecerá que diez hombres
de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un judío, diciendo: Iremos con
vosotros, porque hemos oído que D-os está con vosotros.” (Zac 8:23)

Amados hermanos y hermanas, nosotros somos el punto medio entre nuestros


hermanos judíos que no reconocen al Mesías y nuestros hermanos cristianos que no
conocen al Mesías. No hemos sido llamados a crear la enemistad entre ambos
pueblos como muchos de las raíces hebreas han salido a hacer, criticando a Yehudá
por lo que en su envanecida mente cree que son “errores” y crucificando a los
cristianos como una vez la iglesia hizo con nosotros por no creer en su doctrina.
Nosotros debemos enseñar que la identidad de Yeshúa debe ser devuelta y como
devolverla, para que se cumpla lo dicho por el profeta Miqueas:

“Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá
el que será Señor en Israel;(A) y sus salidas son desde el principio, desde los días de la
eternidad. Pero los dejará hasta el tiempo que dé a luz la que ha de dar a luz; y el
resto de sus hermanos se volverá con los hijos de Israel.”( Miq 5:2-3)

La palabra METZORÁ/‫ ּמְ צ ָ ֹ֔רע‬tiene el valor numérico de 400 que es el valor de la frase
‫טהור עינים‬/TAHUR EINAIM que quiere decir: “ojos puros de santidad, o que solo
distinguen el bien”. También METSORÁ tiene el valor 4 y este es el número de la letra
‫ד‬/ DALET que representa una PUERTA y todos sabemos quién fue el que dijo: “…De
cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.” (Jua 10:7) El número 400 es
la última letra del alfabeto hebreo; la ‫ת‬/TAV y es representada por una X o una CRUZ
que simboliza el PACTO RENOVADO apuntando a Yeshúa. Una mente simple y
fanática, condenaría al leproso desechándolo para siempre y no dejándolo entrar
nunca más al campamento, alejándolo para siempre de su pueblo; pero fue Hashem
quien quiso que fuera llamado Metsorá, para que aprendiéramos a verle en cada
hermano, con los ojos que solo distinguen el bien, porque ciertamente debajo de sus
ropas ajenas, está el Mesías de Israel clamando por ser devuelto a su campamento.

“Porque fui hurtado de la tierra de los hebreos; y tampoco he hecho nada para que
me pusiesen en la cárcel.”
Firma: Yosef el Prisionero de Egipto. (Gén 40:15)

¡SHABAT SHALOM! Por Itzjak Carmona Garcia.

También podría gustarte