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SH´MINÍ: OCTAVO
VAYKRÁ/LEVÍTICO: 9:1-11:47.
Según el Rab. Shapira las profecías tienen cumplimiento inmediato o a largo plazo, pero aquí la
Torah nos enseña que también las bendiciones pueden ser proféticas, si vemos los modelos de
bendiciones que tenemos en la Torah, todas apuntan a un decreto profético sobre aquellos
que fueron proferidas; tenemos los ejemplos de las bendiciones dadas por nuestros patriarcas
a sus hijos, como todas apuntaban a eventos futuros. Mirándolo así, podemos entender por
qué Esav lamentó no tener la bendición de la primogenitura, ya que esto iba a afectar su vida
futura (Bereshit/Génesis. 27:32-37)
La palabra ברן/BERAJÁ: BENDICIÓN, tiene el valor 210 que es el valor de las palabras
בחר/BAJAR: ELEGIR, SELECCIONAR, ESCOGER y que la palabra גזר/GUEZOR: JUICIO DEFINITIVO;
o sea que cuando proclamamos una bendición, o alguien hace una bendición, está
ESCOGIENDO UN JUICIO para la persona que es bendecida; por eso hay bendiciones que no lo
parecen tanto y es que también la palabra BERAJÁ, en una de sus acepciones es maldecir. De
aquí aprendemos que bendecir a alguien no es decir: “Hashem te bendiga o D-os te bendiga”,
sino que es algo más profundo, cuidémonos de a quien bendecimos y cómo; y quién nos
bendice y cómo, porque podemos desearle un bien a alguien y no expresarlo de la manera
correcta, o en el peor de los casos y muy comúnmente, alguien nos desea un bien pero no lo
hace de la mejor manera.
La frase וַיִּשָּׂ֨ א ַאהֲ ֧ר ֹן אֶ ת־ידו/ “Alzó Aharón sus manos” tiene el valor numérico 7 ( por valor
absoluto reducido: 475/4+7+5/16/1+6/7). El número 7 es señal de completamiento y
perfección, este número también alude al shabat, puesto que el shabat es el séptimo día de la
semana. El 7 también es el número que representa a Mashiaj y al séptimo milenio y es que en
esta frase está escondido Mashiaj, justo aquí podemos ver la palabra ET conformada por las
letras אֶ ת/ÁLEF-TAV. Cuando vamos a Bereshit/Génesis 1:1 está escrito: ֹלהים ֵ ֥את ֑ ִ ֱּב ְֵרא ִ ׁ֖שית ּב ָ ָ֣רא א
הַ ּׁשָ ַ ֖מי ִם ו ְ ֵ ֥את הָ ָא ֶֽרץ׃/ BERSHIT BARÁ ELOHIM ET HASHAMAIM VEET HAARETZ: “En el Principio
creó Elohim los cielos y la tierra”. Las letras Álef y Tav se ven claramente en todo el verso, pero
gramaticalmente nos presentan un problema, ֵ ֥את/ ET es una preposición (con, cerca, junto
con, de) y ַה/HA un artículo (el, los) o sea a la hora de leer, algo no encaja. Los sabios han
dicho con respecto a la palabra את/ET: ֵ֥ “En el nivel más básico, las dos palabras aquí, están
destinadas a transmitir que dos materias adicionales o materias primas estuvieron
involucradas en la creación del cielo y la tierra” (Rabbeinu Bahya). Es decir que la Álef y la Tav
no están como una palabra, sino que “algo más estuvo en la creación”.
El hecho de que las letras את,֥ ֵ estén después de la frase “Elohim creó”, quiere decir que Elohim
creó a ÁLEF-TAV antes que el resto de la creación ¿Entonces qué es ÁLEF-TAV?: la Palabra de
Elohim, la primera letra del alfabeto hebreo es la Álef y la última es la Tav, Hashem creó al
mundo con su DAVAR, con su PALABRA y entonces leemos en Jua 1:1-3: “En un principio era el
Verbo(la Palabra), y el Verbo(la Palabra) estaba ante D-os, y D-os era el Verbo(la Palabra). En
un principio Éste (la Palabra) estaba ante D-os. Todas las cosas por Él (la Palabra) fueron
hechas, y sin Él (la Palabra), nada de lo que ha sido hecho fue hecho”. Yojanan nos está dando
un Midrash acerca del texto de Bereshit, para explicar que quien hizo todas las cosas fue
Yeshúa, la Palabra de Hashem, quien fuera el primogénito de la creación, “Él es la imagen del
D-os invisible, el primogénito de toda creación…” (Col 1:15).
También Yeshúa mismo dijo: “Yo soy la Álef y la Tav, el Primero y el Postrero, el Principio y el
Fin”. (Apo 22:13) Yeshúa es la Álef y la Tav que encontramos en el primer verso de
Bereshit/Génesis y es la Álef y la Tav que encontramos cuando Aharón alza sus manos para
bendecir al pueblo.
La Torah nos enseña que primero tiene que haber sacrificio para que haya bendición, no hay
bendición sin sacrificio. Aharón acababa de ofrecer el sacrificio por el pecado, luego sacrificio
de elevación y terminó con un sacrificio de paz. Esto nos habla del sacrificio realizado por
Yeshúa quien expió nuestros pecados, nos elevó delante de la presencia del Padre y trajo la
shalom que produce una vida de agradecimiento a nuestro Creador, por habernos enviado al
Goel, al Redentor de nuestras almas.
Nosotros como creyentes en Yeshúa debemos saber que si queremos tener una vida llena de
bendiciones, debemos vivirla de manera sacrificada, los sabios han enseñado que una
verdadera bendición solo puede ser dada por aquella persona que es sufrida y humilde, por
aquellos que han sido probados por el fuego igual que una ofrenda; “Así que, hermanos, os
exhorto por la gran misericordia de D-os a que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo,
santo, agradable a D-os, que es vuestro servicio racional”. (Rom 12:1)
Fue cuando Aharón terminó de ofrecer el sacrificio y bendecir al pueblo que cayó fuego del
cielo y descendió la Shekjiná sobre el sacrificio. De esta misma manera Yeshúa se ofreció en
sacrificio vivo, bendijo a sus discípulos antes de ascender al Padre y luego de su bendición en la
fiesta de Shavuot (Hechos 2:1) descendió fuego del cielo, el Ruaj Ha Kodesh, para indicar que la
ofrenda había sido aceptada y ahora la Presencia de Hashem habitaría siempre en medio de
los seguidores de Mashiaj como un fuego que nunca se apaga.
Fue en el desierto donde ocurrieron estos hechos, fue en nuestros tiempos en los que tomaron
su verdadero significado, fue sobre nuestros padres que se derramaron estas bendiciones y
promesas, es en nosotros en quienes se van cumpliendo todos los días. Ellos durmieron
bendecidos a la espera de su cumplimiento ¿Estamos lo suficientemente despiertos como para
creer y esperar en Hashem en estos tiempos como ellos lo hicieron en el suyo? ¿Estás listo
para vivir la bendición?