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Exaltación y crítica de algunos valores modernos:

la Ilustración en Crusoe y Gulliver

Obed de Jesús Cardona Alzate


Sirley Valentina Cadavid Carmona
Luisa Fernanda Giraldo Toro

La Ilustración: contexto histórico entre aspiraciones y desengaños

A finales del siglo XVII continúa siendo fuerte el control social eclesiástico que imponía a la
sociedad la consigna de “obediencia y fe”. La filosofía con la escolástica, la visión del mundo
teocentrista, la desigualdad social como disposición del Padre, cualquier suceso como
manifestación de la divina providencia, la ineptitud de los monarcas como decisión celestial...
Es decir, antaño todo suceso era explicable a la luz de Dios y aquello que fuera en contra de
esto era tomado como desobendiencia o falta de fe y castigado con la muerte, la tortura, el
destierro, etc. Es por esto que el medioevo, hasta su fin, supuso un estancamiento en
diferentes órdenes científicos y artísticos que pasaría a denominarse ​oscurantismo. ​Siendo
así, la pregunta que configuraría el mundo para su posteridad sería: ¿cómo hacerle frente a la
oscuridad que consume a Europa desde hace diez siglos?

La respuesta a la pregunta anterior se da casi por una deducción lógica: para enfrentar la
oscuridad hay que disipar las tinieblas de la ignorancia mediante las luces que ofrece la razón.
Es así como nace una nueva postura moral del género humano frente al mundo, una postura
que incluso a día de hoy prevalece. Esta idea de que la única forma de llegar a la verdad no es
la religión sino la razón empezó a tener cada vez más seguidores y llegó a inspirar
revoluciones. Además, configuró aquello denominado ciencia moderna y empezó procesos de
teorización sobre el mundo, que cada vez eran más abstractos y contestatarios frente a la idea
del Dios que todo lo creó gracias a un chispa espontánea, un chasquido de dedos o un plan
incomprensible para nosotros (simples mortales).

La ciencia moderna, entonces, toma forma y crea nuevos esquemas racionales y casi
matemáticos sobre el mundo. Tenemos por ejemplo a Isaac Newton, el cual representó un
desafío individual frente a la iglesia de Inglaterra y demuestra que la ciencia no la otorga la fe
sino la observación de la naturaleza​1 con su máxima ley: la ley de la gravitación universal. Se
crea así mismo la Royal Society como comunidad científica bajo dos principios baconianos:
el conocimiento es poder y la ciencia solo se hace en comunidad. El conocimiento sobre la
naturaleza es poder, afirma Bacon en el ​Novum Organum (​ 1620)​, ​ya que postula “la estrecha
relación que la ciencia tiene con el complejo social y político del que emerge, una relación
que arrastraba consigo a las generaciones futuras” (Araque, p. 278).

1
Esta postura no es propia de la ilustración, pues tuvo su génesis en el medioevo gracias al naturalismo
renacentista que logró separar a Dios de la naturaleza para poder tomarla como objeto de investigación. Sin
embargo, no pudo desarrollarse por el momento histórico que se enfrentaba.
El conocimiento científico se convierte en la aspiración suprema de una época. Si bien en el
renacimiento fue la de volver a las ideas grecorromanas, en la ilustración es la de ser sujetos
constituidos en la razón. El género humano adquiere una nueva posición frente a la naturaleza
y al mundo: todo está al alcance, nada se le escapa, todo lo puede. El progreso de la
humanidad depende de los descubrimientos científicos, tecnológicos y del dominio sobre la
naturaleza. Hay una fe ciega en la ciencia y en el hombre que se extiende a todos los terrenos.

Sin embargo, la ilustración no se queda solo en la ciencia, sino que llega hasta los sistemas
políticos de la época. Tenemos en este campo a la filosofía política que se nutrió con
contractualistas como Rosseau que se pregunta por el término de la ​soberanía popular ​en el
Contrato social ​(1762), llegando a la conclusión de que el poder de los monarcas era
concebido por el pueblo y no por Dios y que además el monarca debería representar los
interesantes del pueblo (base de la democracia moderna). Otro ejemplo es el de Hobbes que
en el ​Leviatán ​(1651) p​ ostula que es menester establecer un poder soberano para evitar la
anarquía o una guerra de todos contra todos y que se requiere de un pacto social para evitar
que el otro me mate para satisfacer sus placeres, pues su postura frente al estado de naturaleza
es la de que el hombre es un lobo para el hombre (1642,​ del ciudadano​)​.

Los gobernantes son puestos en tela de juicio y se crea la idea de que esta postura del
gobernador soberano “favorecía el triunfo de la razón y el combate del autoritarismo”
(Manzo, 2004, p.279). Empieza una ola de revoluciones y modificaciones políticas, donde ya
hay un ciudadano y no un súbdito y donde se busca una igualdad y un mínimo de derechos
ante la ley. Se busca popularizar el conocimiento para garantizar los derechos, es decir, que
las personas conozcan su oficio y sus derechos para que no los dejen vulnerar. Es por esto
que Diderot crea la enciclopedia, aunque es encarcelado por escribir que el conocimiento
provenía de los sentidos y no de la revelación divina​2​, aunque fue dejado en libertad a los tres
meses y fue publicada su obra.

Son muchos los fenómenos y sucesos que surgieron en esta época y seguir su desarrollo se
escapa de nuestro alcance en este análisis. Sin embargo, con todo lo visto anteriormente
podemos preguntarnos cómo es posible que bajo ideales tan aparentemente nobles pudiera
surgir el colonialismo ilustrado, el esclavismo, la era de los descubrimientos, entre otros
síntomas muy propios del siglo de las luces o época ilustrada. Consideramos que la
ilustración trajo consigo un sentimiento de superioridad que impulsó el desprecio por otras
prácticas de existencia que no estuvieran en concordancia con sus ideas de progreso. Es decir,
que ​los ilustrados sólo veían como conocimiento y luz lo que las comunidades inscritas en
esta idea produjeran, haciéndoles creer que el resto del mundo estaba a oscuras y llevándolos
a intervenir e imponer sus culturas o a desvalorizar las de los otros.

Retomando lo anterior, hallamos una ambivalencia en la ilustración que representa por un


lado desengaños y por otro aspiraciones. Por esto, podemos hacer una comparación con el

2
Un dato curioso es que Diderot era ateo y hace su enciclopedia con burlas y mensajes subliminales, como
juntando eucaristía con canibalismo en el orden de los nombres​.
mito de la caverna de Platón: la ilustración traería la luz del conocimiento que permitiría al
hombre hallar la salida de la caverna del oscurantismo. Sin embargo, el hombre puede darse
cuenta con su propia razón que ha salido de una caverna, impulsándolo a querer irradiar a
otros y dejarlos ciegos o él mismo cegarse.

Ya con este dibujo histórico y con este abrebocas a la ambivalencia de la ilustración


proponemos hacer un rastreo en dos obras. Por un lado, tomaremos a Robinson Crusoe
(2015) como el ​típico hombre ilustrado que exalta los valores de su época y justifica su
actuar bajo la fe ciega en la autosuficiencia del hombre y de la ciencia. Por otro lado,
tomaremos ​Los Viajes de Gulliver (2016) d​ onde rastreamos una crítica a los ideales del
hombre ilustrado y su alcance destructivo.

Exaltación de la ilustración: Crusoe o el hombre ilustrado

Forma composicional e impacto de la obra

Al hablar de esta obra escrita por Defoe en 1719 estamos hablando de una tendencia
escritural. Esta obra llegó a tener tanto auge que fue replicada en múltiples imitaciones y
adaptada en múltiples expresiones cinematográficas y teatrales. A esta tendencia se le
denominó ​Robinsonada ​e incluso se ha catalogado como un subgénero. La interpretación del
término ​Robinsonada ​es ambiguo pues hay diferentes posturas teóricas, sin embargo,
podemos coincidir en que todas hacen alusión a un hombre solo que es capaz de crear una
civilización, sea mediante la esclavitud, la negación de la historicidad de la otredad o
mediante la alfabetización.

En la edición de Penguin Random House Grupo Editorial (2015) se reúnen dos de los tres
volúmenes de Robinson Crusoe. El primer volumen va desde el capítulo uno hasta el
dieciséis y el segundo volumen del capítulo diecisiete hasta el treinta. Cada capítulo tiene un
breve título que explica la situación a desarrollar. Los capítulos son cortos.

En cuanto a la forma en cómo se dispone el material verbal podemos decir que se emplea la
primera persona en pretérito y que no hay un esfuerzo por embellecer el lenguaje sino por
limitarse a contar la historia. Consideramos que esto es porque: a) no había intenciones de
crear un objeto estético, sino un objeto que pudiera venderse como una historia de aventuras
y b) porque se sigue la estructura de los libros de viajes, donde prevalece el pretérito y la
primera persona para crear una atmósfera de verosimilitud. Es muy importante el punto b que
acabamos de señalar pues los libros de viajes se tomaban casi como ​bitácoras reales de viaje
y el hecho de que Defoe empleara esta forma nos indica que la obra pudo haber tenido una
fuerte carga de verosimilitud para el contexto. Ya habiendo saldado estos asuntos de forma
pasaremos al contenido, donde proponemos que se exalta la Ilustración.

La ilustración, como ya vimos, trajo consigo unos nuevos ideales que nos acompañan incluso
en la época contemporánea. En este apartado vamos a defender la idea de que ​Las aventuras
de Robinson Crusoe ​(libro I y II) ​exaltan estos valores y que es en Crusoe donde alcanzamos
el máximo ideal de hombre ilustrado. Tomaremos los siguientes tópicos (o características del
periodo ilustrado): el colonialismo y la política expansionista (era de los descubrimientos); la
fe optimista en el hombre y en la ciencia; la visión mecanicista de la naturaleza (“el
conocimiento es poder”) y el progreso moral y material como fin último. Estas características
se reunirán en paratextos y se desarrollarán a partir de citas.

El colonialismo ilustrado y la era de los descubrimientos

El proyecto ilustrado en la era de los descubrimientos se edifica bajo la idea de llevarle luz y
cristiandad a aquellos que carecen del espíritu ilustrado. Claro, no todos los principios eran
nobles, pues había un fuerte interés por motivos políticos y económicos. Sin embargo, la idea
era conquistar los lugares oscuros para llevarles luz e instaurar la imagen del hombre
ilustrado, pese a que para esto tuvieran que quitarle los rasgos culturales a la otredad. Es
decir, se justificaba la conquista bajo un principio de bondad y de conquista territorial que en
teoría no le haría mal a nadie, sino que favorecería a todas las comunidades. El ​quid del
asunto es que cada comunidad lleva su proceso histórico y no es posible exigirle que se
acomode a otro proceso histórico que resulta ajeno.

Marx propone que precisamente esto es la ​Robinsonada: ​la instauración de una civilización
ahistórica. Sin embargo, al interior de la obra vemos que estos rasgos de conquista son
positivos para aquellos no iluminados, como por ejemplo las siguientes citas del capítulo
doce, “Viernes”:

● “El pobre salvaje fugitivo, que ante mi actitud permanecía inmovil a cierta distancia,
vio a sus enemigos caídos y muertos, pero tuvo un terror tan grande al oír el
estampido de la escopeta que se quedó como piedra” (p. 209).

● “A continuación le enseñé que me llamara amo y a que contestara sí o no” (p. 212).

● “Luego hice una chaqueta de piel de cabra, lo mejor que me era posible, ya que era un
discreto sastre; le di una gorra de piel de liebre, muy cómoda y pasablemente
elegante, con lo cual quedó bastante presentable y me pareció satisfecho de verse
igual que su amo” (p. 214).

● “En el ya largo tiempo que Viernes llevaba a mi lado cuando fue capaz de hablar y
comprender lo suficiente, no descuidé de sembrar en su alma los fundamentos del
conocimiento religioso” (p. 221).

En estas citas podemos evidenciar la manera en que el ilustrado considera al no ilustrado. El


no ilustrado representa entonces lo salvaje o lo no progresado, ser indefenso pero hostil al que
hay que erradicar o convertir. Esto no se muestra como algo negativo, sino positivo, pues el
colonizar al otro y el otorgarle vestimentas, homogeneizarlo en un lenguaje, instruirlo en el
manejo de armas o de la agricultura representa un proceso de “civilización ilustrada” en el
otro. Sin embargo, esto negaría la otredad, pero bajo el desarrollo argumental de la novela y
del siglo de las luces, esto sería lo mejor. Bajo estos términos el otro no sería esclavizado,
sino dignificado y salvado del estado de su animalidad. Tenemos, por ejemplo, que Crusoe
rescata a Viernes, pues este era un “pobre salvaje fugitivo”. Aprovechando esta relación se
instaura como el amo, que lo viste con vestimentas parecidas y que “siembra” en su alma los
fundamentos del conocimiento religioso. Para ver este proceso de colonialismo ilustrado que
“dignifica” al hombre vamos a presentar dos ilustraciones:

​ 3​

4

Si bien, el ejemplo de Viernes fue muy ilustrativo, también tenemos que en el capítulo
catorce se desarrolla la idea que venimos trabajando, curiosamente en el capítulo anterior al
titulado “Robinson organiza la colonia”. En las citas que desarrollaremos se evidencia cómo
la colonización ilustrada se percibe como un bien material que sacará a los salvajes de su
estado indigno:

● “Hay algo digno de ser conocido, y es la forma en que enseñaron salvajes el arte de la
cestería, tanto que bien pronto sobrepujaron a sus maestros; eran habilidísimos en la
forma de combinar y tejer el mimbre haciendo toda clase de cestas, cedazos, jaulas,
armarios y otras cosas, tales como verdaderas sillas donde era posible sentarse,
banquillos, camas y variedad de objetos que probaban su ingenio en dicha tarea una
vez que había recibido la iniciación de los colonos (p.412)

● Solo hubieran necesitado ser instruidas en los principios de la religión cristiana y


legítimamente casadas, todo lo cual se logró felizmente más tarde por mi arribo a la
isla, o, por lo menos, como consecuencia de mi llegada a ella (p.414).

Apreciamos cómo se muestra la superioridad de “estados” de los salvajes desde la llegada de


los colonos hasta ese momento. Ya se ven como diestros, habilidosos e ingeniosos. Esto es
secuela de que en ellos se empezó un proceso de seres ilustrados, por decirlo de alguna
manera. Igual sucedió con la religión cristiana, pues se consideró que la religión de los

3
​Imagen extraída de: ​http://biografiaspersonajesficticios.blogspot.com/2012/11/viernes-de-robinson-crusoe
4
​Imagen extraída de: ​https://ataraxiamagazine.com/2019/02/28/robinson-crusoe/
verdaderos ilustrados era esta y no las otras que representarían una tiniebla o sesgo del saber.
Se puede decir que de una u otra manera se buscaba un progreso hegemónico moral y
material.

Fe optimista en el hombre, la razón y la ciencia

Un síntoma muy propio de la ilustración es una revalorización del ser humano y una fe
optimista en sí mismos gracias a la razón y a la ciencia. Es decir, se exaltó el poder de la
razón sobre la fe y la religión, valorando la razón como posibilidad de poder. La ciencia tuvo
nuevos descubrimientos y teorías que explicaban el mundo, haciendo que el temor de Dios se
fuera difuminando y se terminara de establecer la posición de poder del género humano sobre
la tierra o sobre lo que aquí sucede sin recurrir siempre a la Santa Providencia. El ser humano
tiene la razón y todo lo puede, si domina la ciencia y la naturaleza logra combatir todos los
males, como el de ser náufrago durante muchos años en una isla de caníbales, o eso es lo que
podemos deducir de la lectura.

El profesor Araque citando a Lyotard se refiere a esta actitud bajo el imaginario compartido
por la época de que “El progreso de las ciencias, de las artes y de las libertades políticas
liberará a toda la humanidad de la ignorancia, de la pobreza, de la incultura, del despotismo y
no sólo producirá hombres felices sino que, en especial, generará ciudadanos ilustrados,
dueños de su propio destino” (p. 21). El optimismo entonces no permite que haya un
desfallecimiento del ánimo, pues esto no es productivo para el alma.

La razón debe dominar sobre todas las cosas para ser prácticos o para poder crear nuevas
teorías, manejar la naturaleza y ponerla a nuestra disposición o llevarle luz a otros. El hombre
ilustrado al estilo ​Crusoe no conoce derrotas, sino altercados, como lo demuestran algunos
comentario del quinto capítulo “el diario de Robinson”, donde hay un momento donde se
hace un cuadro comparativo de lo ‘negativo’ y se convierte en ‘lo positivo’:

● “Mi razón empezaba a dominar mis desfallecimientos, veía de consolarme lo mejor


posible y oponer el bien al mal para que mi situación no me pareciera tan desesperada
en comparación a otras muchas peores” (p. 101).

● “Me apliqué desde entonces a organizar mi vida a hacerla lo más confortable posible”
(p. 102).

La vida se puede organizar, racionalizar y entablar en un sistema que beneficie al sujeto


ilustrado. Se supone que el sujeto ilustrado es luz e ilumina en las situaciones oscuras gracias
a su capacidad de razonamiento. La vida se hace y se deshace en términos prácticos. Por
ejemplo, podemos apreciarlo cuando Crusoe se enfrenta a la construcción de una barca donde
es consciente de que no podrá llevarla al mar, pero lo hace porque su domino sobre la ciencia
y su razón lo llenan de fe. Luego, fracasa pero no se queda allí, sino que deduce una reflexión
para su vida práctica y prontamente ignora el dolor y la angustia para llenarse de júbilo por su
condición pese a todas las circunstancias:
● “Hagámosla primero: de seguro encontraré después un medio u otro para ponerla a
flote” (p. 147).

● (...) “Todas las tentativas de llevar el bote al agua fracasaron una tras otra, aunque
cada una me costaba enorme trabajo” (p. 148).

● (...) “Tal cosa me deprimió hondamente. Aunque demasiado tarde advertí la locura de
empezar un trabajo sin calcular ante su costo y si mis fuerzas eran capaces de
sobrellevarlo” (p. 149).

● “Aprendí a estar reconocido a la parte buena de mi situación y a olvidar en lo posible


la mala: prefería tener más en cuenta lo que me daba placer que las privaciones; y esto
me hacía experimentar a veces tan secreto júbilo que no podría expresarlo” (p. 149)

● “Pues no es propio de hombres sensatos enfrentarse indefensos a la desgracia sino


aprovechar en todo momento los auxilios que la razón ofrece, tanto para preservarse
en el presente como para buscar la liberación en el futuro. Agrego que la pesadumbre
es la pasión más inultil del mundo por cuanto solo mira al pasado que es irrevocable y
sin remedio, pero no se le ocurre encarar el provenir ni comparte nada de lo que puede
ser una salvación, sino que prefiere agregarse a la pena antes que buscarle remedio”
(pp. 415-416).

Si el género humano se inscribe en este paradigma tiene una alta tendencia a luchar por una
idea de progreso tal como lo evidenciamos. Los ilustrados, sin duda alguna, al asumirse como
luz, se veían a sí mismos como la materia del progreso. El género humano se mira en
términos de adaptabilidad.

Visión mecanicista de la naturaleza

El conocimiento sobre la naturaleza es poder, pero no un poder virgen, sino un poder ligado a
una estructura política y social. Lo anterior lo propone Bacon en su obra ​Novum Organum.
Bacon, sin duda alguna aporta uno de los pilares de la ilustración y es: la naturaleza debe
​ a naturaleza se transforma en
estar al servicio del hombre para mejorar su calidad de vida. L
materia primera para ser conquistada, explotada o modificada al servicio de nuestras
necesidades o antojos. La ciencia no es observación pasiva de la naturaleza sino que es
técnica e intervención sobre esta.

Pero no se queda solo en poner al servicio o en desarrollar una técnica, sino en emplearla
como herramienta, arma, cosa, etc., como lo afirma el profesor Araque: “La naturaleza, el
hombre (...) son construcciones conceptuales modernas que no remiten a cosas observables
por los sentidos sino que se constituyen en mecanismos susceptibles de ser tratados
técnicamente” (2005, p.17). Esto cambia la postura moral del hombre frente a la naturaleza y
justifica y enorgullece, por ejemplo, el uso y extracción de la pólvora que se suele emplear
para fines bélicos, pero garantiza la supremacía del hombre ilustrado.
La ilustración toma a la naturaleza como potencia que ayuda a perpetuar el estado optimista
del hombre para continuar su camino ​a hombros de gigantes. ​El hombre se sabe propietario
de la naturaleza, la mira en términos de renta, de utilidad y de dominio:

● “Así, fabriqué en primer lugar una mesa y una silla, aprovechando los pedazos de
tabla que traje del barco. Después, cuando obtuve algunos tablones de la madera ya
descrita, hice estantes de pie y medio de ancho (...) Tenía todo tan al alcance de mi
mano que me encantaba ver cada cosa en orden y, más que nada, descubrir que mi
provisión era abundante” (p. 103)

● “Por fin armé la rueda con un cable que la pusiera en movimiento con el impulso del
pie, dejándome ambas manos libres (...) perfeccionar la máquina me llevó mucho
tiempo” (p. 113).

● “Todo resultó como lo había deseado, y un año y medio más tarde era dueño de un
rebaño de unas doce cabras, incluyendo los cabritos; dos años después ascendí a
cuarenta y tres, fuera de las muchas que había matado para alimentarme. Aparte,
cerqué cinco corrales menores para que apostaran, con portillos que comunicaban a
mi gusto unos con otros, y especies de pequeñas jaulas donde las hacía entrar para
apresarlas fácilmente” (p. 164)

● “Ante todo, la tierra era de mi absoluta propiedad, lo cual me aseguraba un


indiscutible derecho de dominio” (p. 249)

Es tanto el dominio que desarrolla que Crusoe se siente ya seguro en la isla y nombra una
construcción donde habitaba como su “castillo” y la isla como su “colonia”. Es decir, la
mecanización de la naturaleza le aviva el deseo optimista y lo llena de confianza, pues si la
naturaleza está de su lado, ¿quién contra él?

Vigencia de Crusoe:

John Richetti es el encargado de realizar la introducción a la obra en la edición de Penguin


Random House Grupo Editorial (2016). Richetti nos ayuda a pensar la vigencia de Crussoe
desde las siguientes citas:

● “Por un lado, Robinson Crusoe ejemplifica el audaz capitalista moderno, lleno de


energía y de recursos ingeniosos” (p. 19).

● “Para Defoe y el capitalista occidental, para la cultura imperialista que este representa
y glorifica, la isla ofrece una oportunidad de expropiación colonial, de desarrollos y
mejoras (de explotación, dirán algunos) por medio de la tecnología humana” (p. 27).

Lo anterior nos permite pensar que la ilustración pudo configurar el imaginario de un hombre
que terminó de completar el retrato del hombre moderno. Aún hoy en día se busca un manejo
de la naturaleza como recurso, se cree que el género humano todo lo puede, que las mejoras
de desarrollo pueden ser justificadas por intervenciones colonizadoras. Si leemos a Crusoe
podemos hallar la configuración del hombre moderno: su dibujo, optimismo e ideales. Crusoe
es una obra vigente en tanto puede ayudarnos a representar las aspiraciones de nuestra época
y nuestra manera de comportarnos y pensar.

​Crítica de la ilustración: Gulliver o el hombre enceguecido por la luz

Forma composicional e impacto de la obra

Al hablar de esta obra escrita por Swift en 1726 estamos hablando de una sátira que desde
DeMaria (2016) “cumple con todos los tópicos característicos de este género clásico. Como
en la sátira X de Juvenal, se ríe de la vanidad en los deseos más comunes del género humano:
dinero, poder, fama, longevidad, conocimiento (sobre todo el que no implica esfuerzo),
belleza, etc.” (pp.13-14). Al igual que la obra que acabamos de analizar, esta ha marcado un
hito y ha sido representada en múltiples expresiones artísticas como lo son películas,
musicales, adaptaciones, etc. Prohibida en algunos lugares por presentar un peligro, fue un
éxito en ventas. Consideramos que ​Gulliver r​ idiculiza al hombre que se exalta en ​Crusoe: u​ n
hombre que se cree autosuficiente y que conoce la naturaleza, pero que con el paso del
tiempo se ha degenerado junto con su nación, poniendo en tela de juicio las aspiraciones de la
ilustración y mostrándonos una desilusión sobre estas.

En cuanto a la forma composicional hallamos un elemento muy relevante. La obra en la


edición de PRHGE​5 se inicia con una ​Carta del capitán Gulliver a su primo Sympson, d​ onde
Swift cede la voz a Gulliver para quejarse de que sus obras están siendo tomadas como falsas:
“algunos se atrevan a opinar que mis libros son mero producto de mi imaginación; e incluso
han llegado a sugerir que los houyhnhnms y los yahoos son tan irreales como los habitantes
de Utopía” (34-35). Además, más adelante se menciona a Gulliver como agente real de viajes
en la nota del editor al lector (p.37), donde se afirma que vive en una casa en Nottingham. Es
decir, se busca crear un carácter verosímil mediante estos recursos, pues se presentan
“evidencias” y “reproches” de que Gulliver existe y quiere que se tomen su obra en serio.
Respecto a la narración hallamos una primera persona que habla en pretérito. De igual
manera, consideramos que por el contexto de ser una sátira que se hace pasar por libro de
viajes se busca crear la sensación del viajero que ha vuelto y está relatando su historia en
pretérito, aunque sea casi ​fantástica.

En cuanto a la forma en cómo se dispone el material verbal podemos decir que se emplea un
jugueteo intencional con el lenguaje, pero que no alcanza un gran desarrollo. En cuanto a las
divisiones internas, la edición de Penguin se divide en cuatro apartados, los cuales son: 1)
Viaje a Lilliput, conformado por ocho capítulos; 2) Viaje a Brobdingnag, conformado por
ocho capítulos; 3) Viaje a Laputa, Balnibarbi, Glubbdubdrib, Luggnagg y al Japón,
conformado por once capítulos y 4) El viaje al país de los Houyhnhnms, conformado por
doce capítulos. Es de mencionar que cada capítulo tiene su respectivo resumen.

5
​Penguin Random House Grupo Editorial
Ahora bien, pasemos a nuestro punto de desarrollo: el contenido. Como expusimos
anteriormente, creemos que ​Los viajes de Gulliver s​ on una respuesta a la idea de hombre y de
sociedad de la ilustración, pues pareciera que los ideales se fueron pervirtiendo con el tiempo
y convirtiéndose en otra cosa que terminaría por deshumanizar, limitarse a colonizar y cegar
a la humanidad con sus avances tecnológicos y sus intenciones alfabetizadoras. Es decir, se
busca ridiculizar al hombre y a la sociedad para recordar los límites y la incoherencia entre
los presupuestos de la sociedad ilustrada en contraste con la realidad que aún se vivía.
Tomaremos los siguientes tópicos para desarrollar: el género humano entre lo ridículo, las
bajas pasiones y el estado natural: una insuficiencia, el desarrollo y dominio sobre la ciencia
como referente bélico, la sociedad ilustrada europea como una incoherencia compleja. Estas
características se reunirán en paratextos y se desarrollarán a partir de citas extraídas de la
sátira y de citas de otros autores que abordan el tema de las consecuencias de la ilustración.

El género humano entre lo ridículo, las bajas pasiones y el estado natural: una
insuficiencia

Si bien, acabamos de desarrollar los ideales de los ilustrados, no se puede decir que estos eran
buenos en sí mismos, sino que eran ideales sujetos a la interpretación de la sociedad. El
primer choque y la primera crítica que encontramos va en contra de la ​fe optimista en el
hombre, la razón y la ciencia. ​De pintar al género humano como máxima esperanza del
desarrollo y como portador de luz pasa a pintarlo como un ser insuficiente que no se vale por
sí mismo y que se inscribe en lo absurdo. Por ejemplo, en la primera parte referida a los
liliputienses ​se muestra un hombre gigante que aun bajo su condición de ilustrado y hacedor
europeo se ve retenido por seres aparentemente inferiores.

Y no es solo esto, sino que se considera al ser humano como foco bélico que emprende
guerras absurdas por su ineptitud y por la ineptitud de sus gobernantes, como las dos guerras
históricas del reino de​ Liliput, ​los cuales se expresan en las siguientes citas:

● “Desde hace más de setenta lunas, en este imperio existe un conflicto entre dos
partidos respectiva y caracteristicamente denominados Tramecksan y Slamecksan por
los tacones bajos y altos de sus zapatos (...) su majestad ha determinado emplear sólo
a los tacones bajos en la administración del gobierno” (p. 74).

● “El abuelo de Su Majestad, cuando era niño, se dispuso una vez a comer un huevo y,
al romperlo a la antigua usanza se cortó un dedo. Ante este hecho, su padre, el
emperador, publicó un edicto ordenado a todos sus súbditos que rompieron los huevos
por el extremo más estrecho so pena de sufrir grandes castigos. Tan mal se tomó el
pueblo esta ley que, por esta causa, ha sabido seis rebeliones a lo largo de nuestra
historia y en ellas, un emperador perdió la vida y otro la corona (...) en diversas
épocas, unas once mil personas han preferido morir antes que someterse a romper los
huevos por el extremo más estrecho” (p. 75).
Se muestra no a un género humano enaltecido por su principio de bondad, sabiduría y
autosuficiencia, sino a un género humano hundido en quimeras absurdas. Esto, por trivial que
parezca, puede interpretarse como una crítica a los contractualistas Rosseau y Hobbes, pues
insinuaban una falla o imposibilidad en el contrato social establecido por estas comunidades
y la no soberanía de una monarquía ineficiente. Es decir, se demuestra que si bien los
postulados propios de la ilustración tuvieron un eco, estos no han llegado a materializarse o
llevarse a un plano pragmático que salve de la barbarie o de lo absurdo al género humano. La
razón y el hombre se vuelven motivos de desconfianza, haciéndonos creer que realmente
Hobbes tenía razón cuando afirmaba ​Homo homini lupus. S ​ e muestra cómo el género humano
incapacita a otro sector del género humano y cómo se minorizan entre ellos.

Esto se sigue recalcando durante la segunda, tercera y cuarta parte. Por ejemplo, en la
segunda parte ​viaje a Brodbdingnag ​Gulliver ​está en una tierra de gigantes donde su
insuficiencia no le permite valerse por sí mismo y se convierte en una atracción del pueblo
que se mercantiliza y no se valora como persona. Por ejemplo, en una parte es exhibido, en
otra vendido y en otra se queda colgando entre los senos de una señora hasta que lo socorren:

● “La más de estas bellas damas de honor, una agradable y juguetona muchacha de
dieciséis años, me hacía cabalgar a veces sobre uno de sus pezones con otros
jueguecitos sobre los que el lector me excusara que no me extienda demasiado”. (p.
153).

● “Así permanecí colgado por la cintura hasta que Glumdalclitch acudió a rescatarme”
(p. 155).

Y la crítica continúa. El género humano se sigue mostrando como algo en decadencia,


ridículo y que demuestra un estado natural salvaje y hostil. Se realiza la pregunta de que
cómo es posible que un animal tan inferior y vulnerable pudiera generar tanto malestar en una
cultura, tanta miseria y tantas bajas pasiones, tanto egoísmo y tanto deseo por el poder.
Despreciable y desvalido: de la suficiencia ilustrada a la insuficiencia del estado natural.

● “Este escritor pasaba revista a todos los tópicos más comunes de los moralistas
europeos, demostrando lo diminuto, despreciable y desvalido que era, por naturaleza,
un animal como el hombre; cuán incapaz de defenderse contra las inclemencias del
tiempo o la furia de las bestias salvajes; cuánto le superaban otros seres en fuerza,
velocidad, previsión y diligencia” (p. 167).

● “Le sorprendió que un bichito tan impotente y servil como yo, para utilizar sus
propias palabras pudiera albergar ideas tan inhumanas y que lo hiciera con tanta
naturalidad, sin mostrar ningún tipo de afectación ante escenas de sangre y
desolación, consecuencia normal de aquellas máquinas destructivas. cuyo primer
autor debía de ser, en su opinión, algún maldito, enemigo de la especie humana” (p.
170).
Es sin duda un enfrentamiento: una desilusión de la ilustración. Se puede interpretar que ya es
demasiado tarde: la idea de suficiencia del hombre ha traído consecuencias irreversibles: una
profunda hostilidad y materia bélica por doquier. Se pregunta en este apartado, ¿cómo es
posible que el género humano albergue ideas tan inhumanas? Estrada (2005) plantea que
tanta luz de conocimiento puso a la razón en el centro y no al género humano, dando efectos
deshumanizantes y denunciando a ese sujeto racional como el responsable del desencanto. Es
decir, el esquema racional pudo reemplazar al esquema humanista.

El desarrollo y dominio sobre la ciencia como referente bélico

Si bien, el dominio sobre la naturaleza favorece las condiciones de vida del ser humano,
hallamos que este mismo dominio puede resultar deshumanizante en tanto carece de una
ética. Es decir, el conocimiento adquirido en exceso no nos salva siempre de la tiranía como
proponían los ilustrados, sino que puede representar una puerta amplia para emprender
procesos de barbarie. Consideramos que la obra de Gulliver se adelantó a su época y presentó
una cuestión que posteriormente sería un dilema en la escuela de Fráncfort, donde se analizan
las terribles consecuencias de la ilustración: “el uso y abuso de la razón técnica para la
opresión de los hombres y de la naturaleza, la mercantilización de la cultura y sus efectos
alienantes sobre el hombre” (Manzo, 2004, p. 280).

Hubo entonces una ciencia sin conciencia y una razón que sería instrumento especializado
para definir y simplificar los modos de existencia del género humano bajo la idea del
desarrollo. La ciencia se empleó para perfeccionar las armas, las maneras bélicas, las formas
de explotación del otro, etc. Por ejemplo, en la lectura Gulliver habla lleno de orgullo sobre la
pólvora y el cómo implementarla a lo que el interlocutor responde asombrado por el orgullo
con que expresa ideas tan malignas. Tras pasar revista a estos asuntos podemos entender la
postura que emerge en las siguientes citas:

● “Pero cuando una criatura, pretendidamente racional, era capaz de tales enormidades,
que temía la corrupción de la razón pudiera ser peor que la animalidad misma” (pp.
298-299).

● “Que nos consideraba como una especie animal a la que, por algún accidente
inexplicable, le había tocado en suerte una exigua dosis de razón; pero esta la
utilizábamos únicamente como un medio para agravar nuestras corrupciones naturales
o para adquirir otras nuevas de que la naturaleza no nos había dotado” (p. 311).

La corrupción del espíritu y el abuso de la ciencia para la destrucción del otro configura
entonces una manera de construir la Historia que genera asombro y escalofrío en el
interlocutor de Gulliver. La luz, nuevamente, ha cegado al humanista y lo ha ​deshumanizado,
haciéndolo partícipe de un sistema racional, codiciando instrumentos de poder y de dominio
sobre la totalidad del mundo. En este punto el ideal de la ilustración se concreta en desilusión.
Por esto podemos decir que Gulliver se puede tomar como reacción discursiva que denuncia
los efectos deshumanizantes motivados por la reducción del mundo a un esquema de
pensamiento y del lenguaje a la razón instrumental. Esto nos hace pensar que el estado de
naturaleza sí puede radicarse en Hobbes, es decir, en que el hombre es malo por naturaleza:

● “(...) estaba completamente asombrado del relato histórico que yo le había


proporcionado de nuestros asuntos en el curso del último siglo afirmando que no era
sino una sarta de conspiraciones, rebeliones, asesinatos, matanzas, revoluciones y
destierros. Todo ello, efecto desastroso de nuestra avaricia, partidismo, hipocresía,
perfidia, crueldad, furor, locura, odio, envidia, lujuria, malicia y ambición”. (p. 166)

Esto da paso a afirmar lo que propone el profesor Estrada: “El ser humano para la
modernidad no existe, solo prevalece el genérico, la razón y el aparato de poder con su
racionalidad propia” (2005, p. 20).

La sociedad ilustrada europea como una incoherencia compleja:

Europa, como lo vimos anteriormente, representaba el ideal de ilustración. Sin embargo,


vemos que los ideales en contraste con la realidad crearon una ambigüedad que podría llegar
a ser una incoherencia compleja. Europa en la obra se presenta como un centro bélico y como
una nación en decadencia, como la viva ejemplificación de una ilustración que de tanto brillar
ha enceguecido un siglo y lo ha transformado en ​otra cosa​. Por ejemplo, vemos que Europa
es lugar de guerra y de daño del otro, cuando se supone que debería ser la más avanzada:

● “Además, dispararon otra andanada al aire, como se hace en Europa con las bombas”.
(p. 45)

Se habla de una censura, de ejércitos mercenarios y de una invisibilización de la paz, cosas


aparentemente absurdas, pero que solo pueden ser el síntoma de una sociedad enferma:

● “Sobre todo, se asombraba de oírme hablar de un ejército mercenario permanente en


plena paz, en medio de un pueblo libre (...) no comprendía por qué se obliga a
cambiar a aquellos que mantenían opiniones perjudiciales al bien público y, por otra
parte, por qué no se les obligaba a callar”. (p. 166)

Se hace alusión a que el proyecto ilustrado de llevar la razón al plano político no ha sido
eficaz, pues los principios europeos se relacionan con los caprichos de los príncipes y los
terribles defectos que pueda padecer una nación gracias a su gobernante:

● “Mi vida se había desarrollado hasta entonces lejos de los ambientes cortesanos,
inadecuados a mi humilde condición. Desde luego, ya había oído hablar y leído
bastante sobre los caprichos de los grandes príncipes y ministros, pero nunca esperé
encontrar tan terribles efectos en un país remoto, gobernado, según creía, por
principios muy diferentes a los europeos” (p. 95).
La ilustración parece estar fracasando como proyecto desde Gulliver. Es decir, la ilustración
ha cambiado de forma y ha dejado efectos que solo potenciaron los defectos y vicios de sus
épocas pasadas en materia de deshumanización. El poder absoluto es una enfermedad que
lleva un trazo histórico y que impulsa la tiranía, la ciencia está al servicio de la tiranía
entonces, convirtiéndose en una enfermedad de la raza humana, como se expresa en el
siguiente apartado:

● “En el transcurso de muchos años aquella gente había padecido la misma enfermedad
a que toda la raza humana ha estado siempre sujeta: la nobleza luchando por el poder,
la gente por la libertad y el rey por el poder absoluto”. (p. 174)

Europa dentro de la obra también puede representar la sociedad que está en proceso de
ilustración y que va vislumbrando e intensificando las incoherencias y las fallas sistemáticas
que atentan contra el valor de lo humano. Tan desalentador resulta la configuración y el
desenvolvimiento del mundo europeo que Gulliver pide quedarse e imitar a los houyhnhnms
(seres con forma de caballo) para salvarse de los males de la raza humana.

● “Concluyó diciendo que habría estado muy complacido en guardarme a su servicio


por el resto de mi vida, porque al tratar de imitar a los houyhnhnms, en la medida de
lo posible a mi inferior naturaleza, encontraba que había vencido algunos malos
hábitos y actitudes” (p. 335).

La configuración de la ilustración y del mundo moderno en Gulliver es deplorable y


miserable. Consideramos que la manera de terminar la obra es magistral, ya que pide que los
houyhnhnms los colonicen, que el mundo ilustrado sea civilizado por una fuerza magnánima.
Es de resaltar que se realiza una crítica directa a la manera en cómo se desarrolla la historia
para ese entonces y se habla del género humano como incivilizado, es decir, como seres no
aptos para entablar un contrato social:

● “Pero en lugar de hacer proyectos para subyugar a aquel magnánimo país, preferiría
que ellos tuvieran los medios y disposición de enviar un número adecuado de sus
conciudadanos para civilizar Europa, enseñándonos las nociones básicas de honor,
veracidad, justicia, templanza, espíritu cívico, fortaleza, castidad, amistad,
benevolencia y fidelidad” (p. 351).

Conclusiones

Consideramos que ambas obras representan la ambivalencia de la ilustración. Crusoe que


muestra los ideales ilustrados puestos en marcha en su estado de inocencia, es decir, en un
estado donde no se pervierten y se conservan desde sus cimientos epistemológicos. Sin
embargo, en ​Los viajes de Gulliver ​se muestra la decepción y el riesgo que supone la puesta
en marcha de estos ideales considerando el estado de naturaleza del género humano.
Hallamos, pues, crítica y exaltación.
Trascendiendo un poco más de las obras, pudimos hallar que la ilustración terminó por
configurar el mundo moderno pues creó esquemas racionales que siguen siendo un síntoma
latente en nuestra contemporaneidad. Por ejemplo, las prácticas de reificación o cosificación
que se llevan a cabo entre los seres humanos, la desvinculación de la naturaleza con un centro
místico o espiritual para instaurarse como mera materia prima de explotación, poder y
control, la valoración del ser humano por su bagaje racional y no por su dignidad e
iusnaturalismo, etc. En este sentido, el mundo es un esquema cuantificable y homogenizado
que rechaza aquellos aspectos que no entran en la visión de la razón o de la tecnificación,
alejando al género humano de la integralidad: Hombre-Mundo-Historia. Nos atrevemos a
citar un ejemplo que nos parece abominable: la bomba nuclear arrojada sobre Japón cumple
con el ideal del conocimiento es poder, del progreso, de la razón y de la fe en el hombre y en
la ciencia.

Proponemos entonces repensar la ilustración y la manera en cómo se desenvolvió y nos


configuró como sujetos del mundo moderno. Proponemos a su vez pensar la relación del
género humano con sus congéneres y con la naturaleza para ver las formas sociales
construidas y tratar de buscar un nuevo contrato social que sea práctico y aplicable al
contexto y que sea difundido por la sociedad para evitar que se siga perpetuando el uso y
abuso de la razón técnica, la negación de la otredad y el tecnocentrismo. La invitación, en
últimas, es a unificar nuestros análisis de Crusoe y Gulliver para crear una conciencia que
destierra la tecnocracia e instaure un nuevo paradigma humanista rescatando ideales de la
ilustración en nuevas formas concretas de existencia.
Bibliografía:

Araque, E. E. (2005). ​Racionalidad contemporánea y procesos de subjetivación.​ Universidad


Pontificia Bolivariana.

Bacon, F. (1902). Novum organum (1620). ​PF Collier & Son, New York​, 45.

Defoe, D. (2015). ​Robinson Crusoe. Bogotá DC, Colombia: Penguin Random House Grupo
Editorial, S. A. S.

DeMaria Jr., R. (2003). ​Introducción​ a ​Los viajes de Gulliver.​ Barcelona, España: Penguin
Random House.

Hobbes, T. (2013). ​Del ciudadano y Leviatán.​ Tecnos.

Manzo, S. (2004). Francis Bacon: la ciencia entre la historia del hombre y la historia de la
naturaleza. ​Cronos,​ ​7(​ 2), 277-346.

ROUSSEAU, J. (1985). El contrato social, (1762), traducido por Enrique López Castellón.
Ediciones PPP, Madrid.​

Swift, J. (2016). ​Los viajes de Gulliver​ (Trad. P. Guardia Massó). Barcelona, España:
Penguin Random House.

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