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Congreso Latinoam ericano de Evangelización (C L A D E IV )

Q u ito , E c u a d o r, 2 a 9 de sep tiem b re de 2000

Misión integral
y pobreza

El testimonio evangélico

,
hacia el tercer milenio:
Palabra Espíritu y Misión

Buenos Aires - Año 2001


>

Copyright © 2001 Ediciones Kairós


José Mármol 1734 - B1602EAF Florida
Buenos Aires, Argentina

Diseño de la portada: Adriana Vázquez

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de los editores.

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Printed in Colombia
Impreso en Colombia

ISBN 987-9403-19-3
Contenido

E d it o r e s y c o n t r ib u y e n t e s 5
P r e f a c io 7
In t r o d u c c i ó n 9

I. E l c o n t e x t o l a t in o a m e r ic a n o

d e la m is ió n in t eg r a l

1. C au sas u o ríg e n e s d e la p o b re za en A m é ric a Latin a 19


F ra n k lin C a n e lo s

2. M isió n integral y tran sform ación estructural


d e s d e A m é r ic a La tin a 49
V íc to r Vaca

s II. P e rsp e c tiv a s b íb lic a s


DE LA M ISIÓ N INTEGRAL

3. B ases bíblicas p a ra la m isión integral


en c o n tex to s d e p o b re z a 73
E steban V oth

III. L a IN S E R C IÓ N DE LA IGLESIA
EN LA C O M U N I D A D L O C A L

4. C u arta Iglesia Bautista en C o n c h a lí 125


O rn a r C o rté s

5. Iglesia E v a n g é lic a P en teco sta l "L a s A c a c ia s ” 141


S a m u e l O ls o n
4 C o n t e n id o

6. Iglesia C o m u n ita ria Cristiana


en la C iu d a d C o lo n ia l 161
R o b e r to G u e r r e r o

IV. E L PAPEL DE LA S O R G A N I Z A C I O N E S
No G u b e r n a m e n t a l e s e n l a m is ió n in t e g r a l

7. Las O N G s cristianas y el d esarrollo:


e n fo q u e s y e x p erien c ia s 181
H . F e rn a n d o B u lló n

8. Las O N G s cristianas en el c o n te x to
d el T e r c e r S ector: los d es a fío s actuales 201
D é b o ra F a h u r

9. Las O N G s cristianas y la m isión integral: el caso


d e la A s o c ia c ió n C ristian a P a b lo B esson 2 19
M a le n a M a n z a to d e R iv e r ó n

V. L a s r e l a c io n e s in t e r in s t it u c io n a le s

Y LA M IS IÓ N INTEGRAL

10. L a c o o p e r a c ió n entre iglesias


en la m isión integral 239
Juan P a b lo V e n tu ra

11. U n a rela ción efica z c o n el E stado: reto


p a ra las O N G s y las iglesias eva n g élic a s 251
M a n fre d G r e lle r t y D a u id W estw ood

A p é n d ic e : D o c u m e n t o f in a l d e l a C o n su lta
M isión integral: tie m p o d e a cció n solidaria
en un c o n te x to d e p o b re z a 263
Editores y contribuyentes

C . R e n é P a d illa : Ecuatoriano. Fue Secretario General para América


Latina de la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos y.
posteriormente, de la Fraternidad Teológica Latinoamericana (FTL).
Actualmente es Presidente de la Fundación Kairós en Buenos Aires y
Secretario de Publicaciones de la FTL. Coordinó la “ Consulta sobre Misión
Integral y Pobreza” de C L A D E IV, que se recoge en el presente libro.
T e ts u n a o Y a m a m o ri: Japonés. Es Presidente emérito de la Fundación
Contra el Hambre Internacional. Distinguido Profesor Visitante de la
Regent University Gradúate S ch o ol o f Business, Presidente de G lobal
H M R , Inc., y A sociado del Departamento de Ministerios Integrales del
Movimiento de Lausana. Ha escrito, editado y coeditado numerosos libros.
F ra n k lin C a n e lo s : Ecuatoriano, economista, obtuvo un posgrado en
Estudios del Desarrollo (F L A C S O ) y fue profesor de econom ía en la
Universidad Central del Ecuador. Con una vasta experiencia com o director
de diversas instituciones cristianas de servicio, actualmente desempeña el
cargo de Gerente de Operaciones de Visión Mundial de Ecuador.
V í c t o r V a ca : Ecuatoriano, sociólogo, está comprom etido con la tarea de
la Fundación Ecuménica para el Desarrollo Integral, Capacitación-
Educación (FEDICE), en Quito, Ecuador.
E s te b a n V o th : Estadounidense, se doctoró en Biblia hebrea e historia del
Cercano Oriente antiguo por el Hebrew Union C ollege - Jewish lnstitute
o f Religión. Fue decano académ ico del Instituto Bíblico Buenos Aires, en
Argentina, y decano y director ejecutivo de Bethel Sem inary West, en San
Diego. California. Es profesor de Biblia hebrea y hermenéutica.
Actualmente se desem peña com o consultor de traducciones de las
Sociedades Bíblicas Unidas.
O rn a r C o r té s : Chileno, graduado en teología por el Regent College de
Vancouver, Canadá. Es obrero fraternal de la Junta de Misiones Menonitas
de Estados Unidos, Presidente de la Corporación «5 y 2: Multiplicar Para
T o d o s» y m iem bro del equipo pastoral de la IV Iglesia Bautista de
Santiago. Ejerce la docencia en el Seminario Teológico Bautista de Chile.
S a m u e l O ls o n : Venezolano y estadounidense. Obtuvo su maestría en
teología en el Princeton Theological Seminary. Es pastor de la Iglesia
6 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

Evangélica Pentecostal “Las Acacias” , en Caracas, y presidente del


Seminario Evangélico de Caracas y del Consejo Evangélico de Caracas.
R o b e rto G u e r r e r o : Graduado en teología por el Instituto Bíblico M oody
de Chicago. Es pastor de la Iglesia Comunitaria Cristiana en la Ciudad
Colonial, en Santo Domingo, República Dominicana.
Fernando B u lló n : Peruano, obtuvo su doctorado en la Facultad de
Estudios Económicos y Sociales de la Universidad de Manchester,
Inglaterra, en la especialidad de Estudios de Desarrollo. Es profesor de
ética y ciencias sociales en el Seminario Nazareno de las Américas y en la
Universidad Evangélica de las Américas, con sede en San José, Costa Rica.
Es Asesor de los Ministerios de Compasión de la Iglesia del Nazareno para
México y América Central.
D é b o ra Fahur: Brasileña, integra el equipo de profesionales de la
Asociación Educacional y Benéfica “Valle de la Bendición” , en San Pablo,
Brasil.
M alena M anzato de R iverón : Argentina, psicóloga social. Coordina la
Asociación Cristiana Pablo Besson, una organización no gubernamental
con sede en Buenos Aires que brinda diversos servicios a la comunidad.
Juan P a b lo Ventura: Salvadoreño. Es miembro del equipo de Visión
Mundial de El Salvador.
M anfred G rellert: Brasileño. Doctor en teología por Seminario Bautista
del Sur, en Louisville, Kentucky. Es vicepresidente regional de Visión
Mundial Internacional en Latinoamérica y el Caribe. Asesora las oficinas
y programas de Visión Mundial en quince países de la región.
D avid W estw ood : Británico, obtuvo la Maestría en Estudios Latinoame­
ricanos por el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de
Londres. Actualmente ocupa el cargo de Director de A dvocacy (defensoría
y prom oción de justicia) en la oficina de Visión Mundial para América
Latina y el Caribe.
Prefacio

U no de los eventos más significativos con que el movimiento


evangélico cerró el siglo 20 fue el C uarto C o n g re so Latinoam ericano
de E van gelización (C L A D E IV), que se llevó a cabo en la sede del
Seminario Ministerial Sudamericano (Semisud), en las afueras de Quito,
Ecuador, del 2 al 9 de septiembre de 2000, bajo el lema: E l te s t im o n io
e v a n g é lic o h a c ia e l t e r c e r m ile n io : P a la b ra , E s p ír itu y M is ió n .
Auspiciado por la Fraternidad T eológica Latinoamericana, con el apoyo
de una amplia gam a de iglesias, agencias evangélicas de servicio e
instituciones «paraeclesiásticas», el cónclave reunió a 1300 líderes
— hombres y mujeres— representativos del pueblo evangélico
latinoamericano convocados para «dialogar, profundizar y proyectar su
vida y misión desde la Palabra de Dios bajo la guía del Espíritu Santo a la
luz del nuevo milenio», con los siguientes objetivos:
1. Reafirmar el lugar esencial de las Escrituras en la formación del
pensamiento, vivencia y misión de la comunidad del Espíritu.
2. Destacar, a partir de la Trinidad, el rol, presencia y poder del Espíritu
Santo en la vida, espiritualidad y misión de la Iglesia en América Latina.
3. Reflexionar sobre las distintas expresiones teológicas, misiológicas y
litúrgicas de espiritualidad contemporánea de la Iglesia evangélica en el
continente.
4. Desafiar a la Iglesia evangélica en su testimonio com o comunidad
del Reino de Dios a ser agente de cambio y transformación en una
sociedad caracterizada por violencia, corrupción, pobreza e injusticia.
5. Dar testimonio público y alabar a Dios por el crecimiento de la
Iglesia en América Latina a lo largo del siglo que termina y discernir la
voluntad de Dios para su pueblo al comenzar el nuevo milenio.
Evidentemente, la gran mayoría de las personas que asistieron a
CLA D E IV tenía ya antes de llegar cierta claridad respecto a qué se podía
esperar de ese encuentro a nivel continental. Con un mínimo de
prom oción del encuentro y con grandes limitaciones en cuanto a la
capacidad de subsidiar económ icamente a los participantes, los
organizadores lograron reunir un grupo selecto de personas
8 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

comprometidas en una variedad de ministerios a lo ancho y a lo largo de


todo el continente. Para aprovechar al máximo la contribución que todas
ellas estaban en condiciones de hacer al cumplimiento de los objetivos de
C LA D E IV, el programa que se diseñó tenía com o coordenadas una serie
de seis exposiciones bíblicas basadas en el libro de H echos de ¡os
apóstoles, seis ponencias interdisciplinarias (cada una de ellas alusiva al
tema del día), dieciocho consultas paralelas, y cuatro paneles sobre temas
de actualidad. L o que resultó de la combinación de estos ingredientes,
hecha en el contexto de la oración y la alabanza, la comunión mutua y la
vida en comunidad, fue una nueva tom a de conciencia del significado del
evangelio de Jesucristo para la totalidad de la vida humana y de la
creación, y un nuevo com prom iso con la misión de Dios en el mundo.
El presente volum en recoge, en once capítulos, las ponencias1 que se
presentaron en la Consulta sobre «Misión integral y pobreza», la mayoría
de las cuales se circularon y comentaron con antelación a C LA D E IV. A las
once ponencias hemos añadido el documento final de la Consulta, una
síntesis de las conclusiones de la misma. Si este libro contribuye a ampliar
la visión, a profundizar el comprom iso y a intensificar la práctica misionera
de la iglesias evangélicas en nuestro continente en este m omento crítico de
la historia de nuestros pueblos, C LA D E habrá cumplido con su propósito
y nosotros nos daremos por satisfechos.

C. René Padilla
Secretario de Publicaciones de la FTL

'Cabe aclarar que los únicos cambios que se han hecho en las ponencias son
cambios editoriales. Por razones estrictamente gramaticales y para facilitar la
lectura, usamos el género masculino para referirnos tanto a hombres como a
mujeres, tal como rige para el idioma castellano. Sin embargo, esto no significa que
hagamos discriminación contra personas de sexo femenino en contraposición a
personas de sexo masculino.
Introducción

El pensamiento m isionológico latinoamericano tiene


mucho que ofrecer a la iglesia en general alrededor del
mundo. En Am érica Latina, en un contexto singular de
pobreza y de lucha política, se ha forjado particularmente el
concepto de la misión integral. Hace falta un diálogo entre los
pensadores latinoamericanos y los de Asia. Africa y el mundo
occidental. Me alegra que podam os publicar este nuevo
aporte a la reflexión sobre el significado de la misión integral
y la pobreza. Este libro debe ponerse al alcance del lector
angloparlante lo antes posible.
En diciem bre de 1987, la Fraternidad Teológica
Latinoamericana (F TL) auspició una consulta sobre el tema
“ Hacia una transformación integral” , que se realizó en Lima,
Perú. Esa consulta, a la cual asistieron representantes de más
de treinta entidades evangélicas de servicio, marcó un hito en
el desarrollo de la teoría y la práctica de la misión integral en
todo el continente. Desde entonces se han realizado otras
consultas sobre el mismo tema, incluyendo la que se llevó a
cabo en Quito, Ecuador, a nivel continental, bajo los auspicios
de la Fundación Contra el Hambre y M A P Internacional, en
noviem bre de 1996. De ésta surgieron, además, tres consultas
regionales (C on o Sur, Zona Andina y Centroamérica), que se
llevaron a cabo con fondos provistos por la Fundación Contra
el Ham bre (F C H ) y el auspicio de la F TL y de la Fundación
Kairós, de Buenos Aires, Argentina. La “ Reunión Cum bre” de
todas estas consultas se llevó a cabo en Quito. Ecuador, del
2 al 9 de septiembre de 2000, en el contexto del Cuarto
10 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

Congreso Latinoam ericano de Evangelización (C LA D E IV), y


fue convocada por la FTL, con al apoyo de la FCH. El tema
fue “ Misión integral y pobreza” ..
Los objetivos de la Consulta eran los siguientes:
1. Explorar el origen y las dimensiones de la pobreza que
afecta a la m ayoría de la población en Am érica Latina.
2. Reafirmar las convicciones bíblico-teológicas que
sustentan la misión integral de la Iglesia.
3. Proveer un espacio de comunión y de intercambio de
experiencias prácticas de misión integral entre personas
com prometidas en el servicio a Dios con los pobres.
4. Explorar la dimensión ecuménica o interconfesional de
la misión integral y sus consecuencias prácticas para las
iglesias y O N G s evangélicas.
5. Formar una red que fom ente la participación de iglesias
y O N G s evangélicas en proyectos coordinados de
reflexión, acción y capacitación relacionados con la
misión integral.
Los capítulos de este libro, agrupados en cinco secciones
según la temática, recogen las ponencias de la mencionada
Consulta en C LA D E IV.
La prim era sección, “ El contexto latinoamericano de la
misión integral” , se abre con el trabajo de Franklin Canelos:
“ Causas u orígenes de la. pobreza en Am érica Latina” .
Canelos inicia este capítulo refutando algunas reconocidas
tesis en circulación. ¿Por qué es pobre Am érica Latina? Dicen
que la pobreza en Am érica Latina es la consecuencia de
problemas psicológicos y sociales enraizados en el mestizaje
(la mezcla de razas), o el resultado de la escasez de recursos
naturales, o de la falta de capital, o del dualismo económ ico
entre el sistema económ ico capitalista y el precapitalista.
Canelos describe luego la pobreza que afecta a casi la mitad
In t r o d u c c ió n 11

de la población de 450 millones, que es incapaz de cubrir sus


necesidades básicas. Según este autor, este es un aspecto del
orden económ ico global que se ha desarrollado paulatina­
mente en el transcurso de los últimos siglos bajo el impacto de
la tecnología occidental. Para mostrar la desigualdad que
caracteriza a este sistema económ ico, analiza la cuestión de la
deuda externa, que creció de 60.000 millones de dólares en
1975 a 152.000 millones en 1980, a 375.000 millones en
1985, a 450.000 millones en 1996 y a casi 500.000 millones
en 2000. Este crecimiento se ha llevado a cabo a pesar de
que entre 1982 y 1985 estos países han pagado más de
100.000 millones de dólares en intereses. Canelos argumenta
que el problem a de la deuda externa se complica aún más
debido a la corrupción de la elite económ ica que maneja las
riendas del gobierno de estos países, cuyo origen se remonta
a tiempos de la colonia.
Esta primera sección del libro se completa con el capítulo
titulado “ Misión integral y transformación estructural desde
Am érica Latina” , en el que Víctor Vaca analiza la situación de
pobreza en nuestro continente en relación con la globalización
capitalista neoliberal. Frente a esta última, el autor propone
una misión integral cuya integralidad se defina, precisamente,
a partir de una referencia al contexto global. Esto significa
retomar el problem a del desarrollo integral y generar un tipo
de com prom iso cristiano transformador, frente a la inequidad
de un sistema estructuralmente resistente a los cambios.
La segunda sección, “ Perspectivas bíblicas de la misión
integral” , se constituye con el capítulo sobre las “ Bases
bíblicas para la misión integral en contextos de pobreza” . En
esta ponencia Esteban Voth toma com o punto de partida las
palabras de Jesús en Marcos 14:7: “A los pobres siempre los
tendrán con ustedes, y podrán ayudarlos cuando quieran;
12 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

pero a mí no me van a tener siempre” . Voth muestra el


profundo com prom iso de Jesucristo con los pobres. Ese
com promiso, afirma, tenía sus raíces en el Antiguo
Testamento y p rovee una base sólida para la misión integral.
Jesús se veía a sí mismo com o aquel en quien se cumplía el
propósito de Dios de establecer su reino de paz y justicia. Para
entender m ejor los alcances de la perspectiva integral de la
misión de la iglesia sugiere la consideración del concepto de
Jesús a la luz de una socioteología de la pobreza tal com o la
de A. P. Fiske. De esta manera, según Voth, se hace claro que
tanto la Biblia hebrea com o la vida y obra de Jesús muestran
que el propósito de la misión es la restauración de cada
aspecto de la dignidad de la persona.
La tercera sección, resultado del panel sobre “ La inserción
de la iglesia en la comunidad local” , está conform ada por tres
ponencias que fueron leídas y discutidas: “ Cuarta Iglesia
Bautista en Conchalí” , por Ornar Cortés (Santiago, Chile),
“ Iglesia Evangélica Pentecostal «Las Acacias»” , por Samuel
Olson (Caracas, Venezuela) e “ Iglesia Comunitaria Cristiana
en la Ciudad C olonial” , por Roberto Guerrero (Ciudad
Colonial, República Dom inicana). Estos son estudios de casos
de iglesias com prometidas con la misión integral en contextos
de pobreza.
D ebem os tomar conciencia de la importancia de la iglesia
local en la estrategia para la misión integral efectiva. He
escrito al respecto en otros lugares, pero vale la pena
subrayarlo. La iglesia local que es verdaderamente integral, en
primer lugar, enseña a sus miembros a obedecer los
mandamientos de Jesús practicando el am or a Dios y el amor
al prójim o (Mt 22:37-39). Mientras más fuerte sea la relación
de una persona con Dios, más fuerte será también el am or de
esa persona por su prójimo. T od a pared de separación con el
In t r o d u c c ió n
13

prójim o — sea el prejuicio, el odio, la riqueza, la pobreza, el


status o la clase social— será derribada por impacto del amor
inducido por Dios.
En segundo lugar, la iglesia local que es verdaderamente
integral ayuda tanto a sus líderes com o a sus miembros en
general a crecer com o Jesús creció. T o d o el pueblo de Dios
necesita crecer en todos los aspectos de la vida com o Jesús,
l'en sabiduría y estatura” y en el “ favor de Dios y de toda la
gente” (Le 2:52). Y no desea menos para su prójimo. Quiere
que la gente, dentro y fuera de la iglesia, crezca y se desarrolle.
Ahora bien, ¿qué queremos decir cuando nos referimos al
desarrollo de la gente? ¿Qué es el desarrollo? Usamos esta
palabra frecuentemente cuando tratamos la cuestión de la
pobreza y usamos el lenguaje de lo integral. ¿Qué significa
esto? El desarrollo es un proceso en el cambio de vida
cualitativo en que la persona encuentra su realización plena
(social, física y espiritual, y en sabiduría) com o individuo y
com o persona-en-comunidad. En última instancia, este
cam bio cualitativo sólo ocurre por m edio del poder redentor
del Evangelio de Jesucristo. La meta de las actividades de
desarrollo, por tanto, es la persona total. Los humanos no
viven sólo de pan. T am poco son islas. Son. más bien, seres
sociales en relación con Dios, con otros dentro de su unidad
social, y con la creación. El fin de los esfuerzos por el
desarrollo debe ser el desarrollo de toda la persona com o
criatura de Dios creada a imagen y semejanza de Dios.
En tercer lugar, la iglesia local que es verdaderamente
integral hace cuanto está a su alcance para llegar a
comunidades y personas en necesidad. Santiago 2:17 dice
que “ la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta” . La
iglesia local tiene que reflexionar y diseñar maneras creativas
14 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

de llegar a los necesitados. Las iglesias locales son la clave


para la práctica de la misión integral.
H ay lugar, sin em bargo, para la acción cristiana por m edio
de O N G s. En efecto, la cuarta sección, “ El papel de las O N G s
en la misión integral” , com ienza con el trabajo de Fernando
Bullón titulado “ Las O N G s cristianas y el desarrollo: enfoques
y experiencias” . En este capítulo Bullón analiza el lugar de las
O N G s en el trabajo de desarrollo alrededor del mundo. Habla
sobre la necesidad de una estrecha colaboración entre las
agencias de servicio cristiano y la iglesia local y ofrece varias
ilustraciones de O N G s cristianas que trabajan en América
Latina. A la ponencia de Bullón le siguen dos ponencias que
completan esta sección ( “ Las O N G s cristianas en el contexto
del Tercer Sector: los desafíos actuales” y “ Las O N G s cristia­
nas y la misión integral: el caso de la Asociación Cristiana
Pablo Besson” ) e incluyen estudios de casos de O N G s
cristianas: el de la Asociación Educacional y Benéfica “Valle
de la B endición” , por D ébora Fahur (San Pablo, Brasil), y el
de la Asociación Cristiana Pablo Besson, por Malena Manzato
de Riverón (Buenos Aires, Argentina). Estas asociaciones son
ejemplos vivos de la creciente preocupación entre cristianos
evangélicos en Am érica Latina por la aplicación del Evangelio
de Jesucristo a una amplia gam a de necesidades humanas.
Finalmente, la quinta sección, “ Las relaciones inter­
institucionales y la misión integral” , comienza con el trabajo
de Juan Pablo Ventura sobre “ La cooperación entre iglesias
en la misión integral” . En este capítulo Ventura juzga
correctamente que, en vista de la creciente pobreza en
Am érica Latina, hoy más que nunca las iglesias necesitan
prestar atención al llamado de Jesús a la unidad en función
de la misión. Para ilustrar su tesis describe la experiencia de
algunas iglesias evangélicas en Aguilares, una pequeña ciudad
In t r o d u c c ió n 15

a unos 30 kilómetros al norte de San Salvador. Trabajando


juntas, han logrado responder de manera significativa a
graves problemas sociales tales com o la delincuencia juvenil,
la drogadicción, la prostitución y el aislamiento de los
ancianos. Ventura concluye su capítulo con varias pautas para
la cooperación entre iglesias involucradas en proyectos de
misión integral.
Cierra esta última sección el capítulo intitulado “ Una
relación eficaz con el Estado: reto para las O N G s y las iglesias
evangélicas” . En esta ponencia Manfred Grellert y David
W estw ood proveen la base racional para la cooperación cris­
tiana con el Estado en relación con la lucha contra la pobreza.
La base para esta colaboración no es ni la paralizadora
sospecha hacia las autoridades del gobierno ni la ciega
aceptación de sus condiciones para la ayuda, sino el respeto
mutuo en un trabajo conjunto por el bien común. Grellert y
W estw ood concluyen su capítulo con pautas para la colabo­
ración cristiana con el Estado en proyectos de desarrollo y con
un llamado a las iglesias y O N G s cristianas a involucrarse con
el fin de marcar una diferencia en la sociedad.
Mi deseo es que muchos líderes de iglesias y O N G s en
Am érica Latina lean este libro, y que éste sea .traducido al
inglés con miras a alcanzar a lectores fuera de América Latina.
D ebe iniciarse un diálogo global sobre la base de lo que aquí
se discute. En efecto, sería sabio comenzar una nueva serie de
libros que lleve com o lema: “ Misión integral en América
Latina” . Am érica Latina tiene mucho que ofrecer en este
cam po y sería concebible publicar varios libros que den
continuación al presente volum en con temas tales com o “ La
Iglesia en la misión integral” , “ La educación teológica y la
misión integral” y “ Las O N G s cristianas y la misión integral” .
Sobre estos temas y varios otros, Am érica Latina podría
16 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

ponerse a la vanguardia para prom over un diálogo a nivel


global. La misión integral es la estrategia más apropiada para
el siglo 21.
D eseo expresar mi agradecim iento al Dr. René Padilla por
ser mi colega en la prom oción de la misión integral alrededor
del mundo.
Tetsunao Y am am ori
I

EL CO N TEX TO
LATIN O AM ERICAN O
DE LA M ISIÓN INTEGRAL
Causas u orígenes de la pobreza
en América Latina

Franklin Canelos

El proceso de globalización de la econom ía es crucial en la


historia. En él el m undo se reduce, interrelaciona sus procesos
y la humanidad se esfuerza por crear un orden social,
económ ico y político mejor. Sin embargo, desafortunada­
mente, en el nuevo orden imperante el hombre se halla
limitado por un gran aparato político-tecnológico que coarta
su libertad y sus aspiraciones, ya que controla las actividades
diarias y genera los valores de una cultura consumista,
hedonista, estandarizada y materialista. Este orden econ óm ico
globalizado es un factor imponderable de la pobreza que
impide la realización de millones de personas en África.
Am érica Latina y Asia, y de las que constituyen los bolsones
de pobreza en los países desarrollados.
La división del mundo entre un pequeño grupo de países
con una proporción reducida de la población mundial, con
elevadas condiciones materiales de vid a, y un gran número de
países q ue representan a la mayoría de la población mundial.
con condiciones de vida muy precarias, es un fenóm eno
relativamente reciente en la historia de la humanidad:
20 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

H a c ia 1 7 5 0 , (...) la p o b la c ió n d el m u n d o v iv ía en su
e n o r m e m a y o ría en c o n d ic io n e s m ateriales d e existencia
q u e p r o b a b le m e n te n o se d iferen cia b a n m u ch o d e las q u e
existen a ctu alm en te en los países d e m e n o r d es a rro llo .1

Con excepción de una pocas ciudades europeas que se


habían enriquecido gracias al com ercio desigual de productos
de alto valor con las colonias de Am érica y Oriente, el resto de
la población europea y el mundo en general, dependía de
actividades agrícolas cercanas al nivel de subsistencia,
semejantes a las que hoy se dan en las poblaciones
campesinas indígenas minifundistas de la sierra ecuatoriana,
peruana y boliviana, o en las poblaciones indígenas de
Guatemala y el Sur de M éxico. Basta un vistazo sobre “ los
altos índices de mortalidad y natalidad reflejados en la tasa de
crecimiento poblacional europea del 0.3% anual entre 1650
y uso: 2
En esta época, la actividad manufacturera se limitaba a la
producción artesanal de textiles y, en muy pequeña escala y
de manera muy primitiva, a la producción de productos
metálicos. El transporte se realizaba esencialmente por vía
marítima, ya que no existían formas económicas de transporte
terrestre de bienes de gran volum en y peso. Prácticamente
toda la actividad manufacturera y minera se localizaba junto
a los ríos y canales, puesto que el agua era la principal fuente
de energía y de transporte. La educación y la cultura estaban
restringidas a minorías muy escasas, que eran las únicas que

Osvaldo Sunkel, E l m arco histórico del proceso-de desarrollo y de


subdesarrollo, Instituto Latinoamericano de Investigación Económica y
Social. Santiago de Chite, 1967.

' United Nations, “Th e Determinants and Consequences o f Population


Trends", N ueva York, 1953.
Causas u o r íg e n e s d e l a p o b r e z a e n A m é r ic a L a t in a 21

disfrutaban del consumo de bienes de lujo y que realizaban


viajes. Esas minorías podían llegar a tener un conocimiento
algo más am plio del m undo que el que poseía el grueso de los
habitantes, muy restringido y local.
“ Hacia 1850. la situación cambia de forma significativa.
(...) el ritmo de crecimiento de la población mundial (...) se ha
elevado a 0.9% en el período 1800-1850 com o consecuencia
del aceleramiento del ritmo dem ográfico especialmente en los
países europeos" / Según estimaciones del profesor Kuznets,4
si bien las características estructurales de las economías de la
época conservaban todavía gran parecido respecto a las que
prevalecían el siglo anterior, y a las que existen actualmente
en los países de m enor desarrollo, puede apreciarse que
algunos países habían elevado sus niveles medios de vida de
manera importante, en tanto que los otros continuaban en los
niveles de épocas anteriores.
De acuerdo con estas estimaciones, Estados Unidos habría
alcanzado un nivel de ingreso por habitante, según el valor
dólar de 1952-1954, de alrededor de 200 dólares en 1832; el
Reino Unido habría alcanzado esta cifra en 1837; Francia, en
1852; Alem ania, en 1886, e Italia, en 1909. El prom edio de
los países que hoy día se califican de desarrollados o
industrializados habría alcanzado una renta per cápita de
entre 150 y 170 dólares en 1850, en tanto que en esa misma
época los países subdesarrollados habrían tenido una renta
per cápita de alrededor de 100 dólares. A mediados de la
década de 1960 la diferencia escasa de un 50% se acentuó
violentamente: la renta per cápita en los países desarrollados

' Sunkel. op. cit.

4 S. Kuznets, S ix Lectures on E con om ic Growth, Free Press, Glencoe.


1959. p. 27.
22 M is ió n in t e g r a l y po b r e z a

llegó a situarse en 1500 dólares (en prepios de 1952-1954),


en tanto que el ingreso per cápita de los países rezagados
estaría entre 200 y 300 dólares. La explicación de tan grande
distancia entre unos y otros es la Revolución Industrial, que se
dio en Europa Noroccidental, Am érica del Norte, parte de
Oceanía, la Unión Soviética y Japón.
Sin duda, la Revolución Industrial estuvo en el origen
mismo del proceso de desarrollo y se gestó en un período que
fue desde antes de la mitad del siglo 18 hasta mediados del
siglo 19, m om ento en el cual la Revolución Industrial se
com enzó a manifestar de manera clara en algunos países,
principalmente en Inglaterra. Desde m ediados del siglo 19
hasta el presente dio sus frutos más notorios y espectaculares,
tanto en Europa Noroccidental com o en Estados Unidos.
Este último período m encionado tiene enorme significación
para los países subdesarrollados actuales. En efecto, la
expansión de la econom ía industrial m oderna en los países
originarios de la Revolución Industrial fue creando, desde la
segunda mitad del siglo 19 hasta nuestros días, una econom ía
internacional integrada, y, desde la virtual desaparición del
bloque socialista, una econom ía globalizada. En ella
comienzan a participar de manera creciente y desigual los
países que actualmente son considerados subdesarrollados o
periféricos. Paradójicam ente, en este período se da el gran
distanciamiento económ ico entre los países industrializados y
el resto del mundo, incluida, obviamente, Am érica Latina,
r s í reconocem os a la industrialización com o un elemento
fundamental en el desarrollo económ ico y social de los países,
es necesario tener en cuenta las relaciones metrópoli-satélite
que se estructuraron históricamente y el proceso mercantil
asimétrico inherente a ellas, que jugaron y aún juegan en
beneficio de la acumulación de capital de los países centrales
Causas u o r íg e n e s d e l a p o b r e z a e n A m é r ic a L a t in a 23

y en detrimento de la acumulación de capital y la


¡ industrialización pesada de los países periféricos.

1. Explicaciones falsas de la pobreza


en América Latina

a. E x p lica cio n e s falsas de c a rá c te r no e co n ó m ico

Las tesis racistas psicosociales


H ay quienes consideran que las zonas del mundo social y
económ icam ente deprimidas están pobladas por individuos
racial y biológicam ente inferiores, p oco inteligentes, perezosos
e indolentes. Para el caso de América Latina han llegado a
sostener — contra toda evidencia científica— que el mestizaje
resultó ser un producto deteriorado, de baja calidad física y
mental.
Estos razonamientos y muchos otros similares pretenden
explicar la pobreza de la región com o causada por una
manifiesta y ancestral vagancia, desdén y frivolidad de los
“ pueblos de color” frente a las tareas que demanda el
progreso, contrastado con la laboriosidad y flema que han
hecho de los anglosajones y nórdicos lo que actualmente son.
Estas posiciones desconocen, consciente o inconsciente- 1
mente, la historia y la ciencia. La ignorancia de la historia
denota el cinismo de que han hecho gala los colonizadores de
todos los tiempos. Sólo así se puede com prender el olvido
que ellos exhiben de las espléndidas civilizaciones
precolombinas de nuestra Am érica Latina, con las
deslumbrantes ciudades y templos de los mayas, los incas, los
aztecas y tantas otras culturas. Las culturas precolombinas
24 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

contribuyeron a la humanidad no sólo con su arquitectura,


construcción y arte, sino también con su econom ía y ciencia.
T om em os com o ejem plo la econom ía inca:

H asta la con q u ista se d e s e n v o lv ió en el Perú una


e c o n o m ía q u e b ro ta b a esp o n tá n ea y lib rem en te d el su elo
y la g e n te (...) En el Im p e rio Inca, a gru p a ción d e com u n as
a grícola s y sedentarias, lo m ás interesante era la e c o n o m ía
(...) los testim o n ios históricos co in c id en en la aserción d e
que el p u e b lo in ca ico — la b o rio so , d iscip lin a d o y
sen cillo — v iv ía co n b ien esta r m aterial. L a s subsistencias
a b u n d a b a n , la p o b la c ió n crecía (...). L a orga n iza ción
co lectivista (...) h a b ía e n e rv a d o en los in dios el im pulso
in dividu al; p e r o h ab ía d es a rro lla d o extra ord in aria m en te
en ellos, en p r o v e c h o d e este régim e n e c o n ó m ic o , el
h áb ito d e u na h u m ild e y re lig io sa o b e d ie n c ia a su d e b e r
social. L o s incas sa ca b a n to d a u tilidad social p osib le d e
esta virtu d d e su p u e b lo , va lo riza b a n el va sto territorio del
Im p erio c o n s tru y en d o cam in os, canales, etc., lo ex ten d ía
s o m e tie n d o a su a u to rid a d tribus vecin as. El trabajo
c o le c tiv o , el esfu erzo co m ú n , se em p le a b a n fructu o­
sa m e n te en fin es sociales. L o s con q u ista d o res esp añ oles
d estru yeron , sin p o d e r n atu ralm en te reem plazarla, esta
fo rm id a b le m á q u in a d e p ro d u c c ió n .5

El disimulado propósito de las tesis racistas es, pues,


atribuir a los propios pueblos subyugados, a sus cualidades
étnicas supuestamente “ inferiores” , la causa de su tragedia.
Sin em bargo, respecto a la supuesta inferioridad de algunas
razas, hace varios años la U N E S C O reunió antropólogos,
físicos y genetistas que, después de análisis fundamentados
científicamente, llegaron a las siguientes conclusiones:

5 José Carlos Mariátegui. S iete ensayos de interpretación de la realidad


peruana. Biblioteca Amauta. Lima, 1973, p. 13.
C ausas u o r íg e n e s d e l a p o b r e z a e n A m é r ic a L a t i n a 25

1. Los datos y conocimientos científicos que se disponen sobre


la materia no constituyen una base que permita afirmar que
los grupos que integran la humanidad difieren entre sí en su
innata capacidad de desarrollo intelectual y emocional.
2. Ciertas diferencias biológicas entre seres pertenecientes a
una misma raza pueden ser tan grandes o mayores que las
diferencias biológicas observadas entre razas diferentes.
3. Los amplios cambios sociales experimentados no pueden
ser de ninguna manera relacionados con cambios de tipo
racial (...) las diferencias genéticas tienen muy poca
significación a la hora de determinar las diferencias sociales
y culturales entre los distintos grupos humanos.
4. N o existen pruebas de que el cruce de razas produzca
resultados desventajosos en el aspecto biológico. Los
supuestos resultados sociales determinados por la mezcla
de razas (tanto en sentido positivo com o negativo) cabe
atribuirlos a meros factores sociales.

La deshumanización de la víctima es un subjetivismo


justificador de la conciencia de los dom inadores de los
pueblos. Tiene, pues, una base anticientífica y prejuiciosa,
que pretende explicar falsamente el subdesarrollo de los
pueblos indígenas, mestizos y de color.

La carencia de recursos naturales


Otros enfoques atribuyen el subdesarrollo a factores
geográficos y ambientales. Sin embargo, Alonso Aguilar
sustenta con toda razón que

los factores físicos, y en particular los caracteres del clima,


influyen seguramente en la vida de toda comunidad; pero
de ahí a establecer que el desarrollo sólo puede darse a
tantos grados de temperatura, en determinadas latitudes
26 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

o a tal o cual altura so b re el n ivel d el m ar, es lleva r las


cosas d e m a s ia d o lejos, y o lvid a rse q u e en los clim as aun
m ás d es fa vo ra b les, c o m o p u e d e n ser los d e algu nas
re g io n e s d e la U n ió n S o v ié tic a y Estados U n id os, se han
p u esto en m a rch a p ro c e s o s d e d esarro llo q u e en otras
zo n a s e n q u e la n atu raleza es m u ch o m e n o s hostil n o han
lle g a d o a iniciarse hasta a h o ra .6

Por su parte, Josué de Castro señala que

la A m é r ic a L a tin a d e s ú s inm ensas riquezas naturales (...)


ha s a c a d o su d esgra cia . A g o n iz a al la d o d e recursos
in nu m erables. P o s e e p o r habitan te m ás tierras tropicales
cu ltivables q u e A sia, y las m ás gra n d es reservas forestales
d el m u n d o .
En estas tierras h a y (...) incalcu lables riquezas d e
p e tró le o , hierro, co b re , estañ o, o ro , plata, zinc, p lo m o ; (...)
cu bre p rá c tic a m en te to d o s los m etales ordin arios y
p rec io s o s y to d o s los ele m e n to s q u ím ico s industriales
c o n o c id o s p o r el h o m b re. P o r su p e tr ó le o y en erg ía
hidráulica, con stitu ye una d e las m ás gra n d es reservas d e
en erg ía . L a A m é r ic a L a tin a a tien d e a las n ecesid ad es del
m u n d o , p e r o n o se basta a sí m is m a . Es botín y ped esta l
d e otros.

En efecto, la región ha sido despojada por siglos de su oro


y plata en beneficio de Europa. Entregó sus materias primas
a precios insignificantes y contribuyó así a la fortuna de los

6 Alonso Aguilar Monteverde, Teoría y política del desarrollo


latinoamericano, Universidad Nacional Autónom a de México, México.
1967, p. 48.

7 Josué de Castro, “ El oro y la América Latina” , Desarrollo


Indoam ericano, Barranquilla, Colom bia, No. 5 (febrero de 1967): 21.
Causas u o r íg e n e s d e l a p o b r e z a e n A m é r ic a L a t in a 27

españoles, portugueses, ingleses, franceses y, más tarde,


americanos del Norte, sólo para acrecentar su pobreza.
'« f '

P or otra parte, Am érica Latina ha soportado y soporta


clases políticas dirigentes que no son en nada nacionales.
Estas clases se mantienen en el poder representando los
intereses extranjeros, a los cuales sirven con devoción
verdadera y entreguismo sin límites. -

b. E x p lica cio n e s e co n ó m ica s falsas

La escasez de capital
Es importante reconocer que las tasas de inversión para
mejorar de manera significativa las condiciones de vida de la
población y el aparato productivo en Am érica Latina han
resultado relativamente insuficientes. Sin embargo, es
absolutamente necesario establecer que tal situación no es el
resultado de una ausencia de capital propio, sino de las
sostenidas y cuantiosas transferencias de capital hacia el
exterior desarrollado. Esta transferencias son propias de las
relaciones metrópoli-satélite estructuradas en el proceso
colonial, las mismas que subsisten de manera no demasiado
encubierta en el m ercado globalizado.
En efecto, el extrañamiento del capital orientado a las”
metrópolis y el despilfarro por parte de los gobernantes y
grupos dominantes locales, en el interior de un marco
institucional inadecuado, son los factores que han im pedido
el aprovecham iento del ahorro y la inversión productivas de
los países dependientes y, por lo tanto, han obstruido su
desarrollo. Alonso Aguilar M onteverde señala que

lo d e c is iv o n o es q u e h a y a una supuesta b aja ca p a cid a d


d e a h o rro d e r iv a d a a su v e z d e un b a jo n ivel d e ingresos,
28 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

sin o el h e c h o d e q u e n u m erosos factores estructurales tien ­


d a n a m a n te n e rla in versión p o r d e b a jo d el n ivel n ecesario.
— y a la v e z p o s ib le — p a ra im pulsar el d esarro llo.8

El dualismo económ ico


En esencia dichas teorías sostienen que el subdesarrollo del
Tercer Mundo em erge de la presencia de modalidades
económicas capitalistas al lado de formas precapitalistas. Así,
el subdesarrollo sería el resultado de una lucha no terminada
entre las nuevas fuerzas de la sociedad capitalista y las ten­
dencias precapitalistas que no se resignan a ser desalojadas y
. persisten con determinada fuerza en las sociedades atrasadas.
Cabe recordar que, aunque España y Portugal colonizaron
América Latina siendo ellas mismas sociedades en proceso de
convertirse en importantes países mercantil-capitalistas, el
régimen económ ico que impusieron llevó siempre el signo de
lo mercantil. En efecto, estos países no establecieron
economías naturales sobre la base del trueque, sino la
explotación de materias primas para el mercado internacional,
en una escala amplia y mediante el uso de grandes masas de
trabajadores indígenas.
N o hay que olvidar que las economías coloniales fueron
apéndices de las econom ías metropolitanas, a las cuales
quedaron vinculadas rígidamente por m edio de empresas
mercantiles ibéricas reglamentadas desde el Estado. Así, por
ejemplo, la Casa de Contrataciones de Sevilla, en el caso de
España. Por lo tanto, las economías coloniales no podían
responder sino a las necesidades manifiestas en los países-
centro. Las encomiendas, repartimientos, composiciones, etc.,
estructuraron la base agraria fundamental sobre la cual se

* Aguilar Monteverde, op. cíf., p. 54.


Causas u o r íg e n e s d e l a p o b r e z a e n A m é r ic a La t in a
29

erigió la extracción de metales preciosos, la fabricación de


tejidos y artesanías, y la explotación de materias primas y
alimentos para abastecer a España y Portugal.
Si bien hoy en Am érica Latina coexisten urbes modernas
y comunidades rurales donde la pobreza es muy grave, ambas
son parte de un único y mismo sistema. La acumulación de
excedentes transferidos del cam po a la ciudad mediante un
conjunto de mecanismos más bien explica el crecimiento de
las ciudades modernas y el estancamiento rural. Por tanto, el
atraso del campo, supuestamente precapitalista, no es el
factor que impide el desarrollo o que explica el subdesarrollo
y la pobreza.

2. Las verdaderas causas de la pobreza


(o el empobrecimiento) de América Latina

La región cuenta actualmente con una población estimada


de 450 millones de habitantes, de los cuales un 44% es
pobres y un 20% vive en extrema pobreza. Los rangos de
pobreza y extrema pobreza se establecen en base al Ingreso
Nacional Bruto per cápita. Así, pues, de acuerdo con la
Com isión Económica para Am érica Latina (C E PA L). la Orga­
nización Internacional del Trabajo (O IT) y otros organismos
pertenecientes al sistema de las Naciones Unidas, se considera
(p ob res^ quienes acceden a una renta per cápita de menos de
180 dólares anuales, y extremadamente pobres a quienes
alcanzan no más de 90 dólares de renta per cápita anual.
Estudios recientes muestran que la pauperización de la
población latinoamericana crece rápidamente, a tal punto que
algunos analistas sostienen que hemos entrado en un proceso
30 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

de “africanización de Am érica Latina” . Cabe aquí volver a la


historia, aunque sea brevemente, para encontrar allí las claves
interpretativas de nuestra realidad, que no es, en lo funda­
mental. distinta respecto a los procesos de empobrecimiento
de los países hermanos m enos desarrollados de Africa y Asia.
Las estadísticas y hechos antes mencionados son simples
expresiones y síntomas de una situación más profunda de
dom inación internacional y dependencia. En efecto, el
subdesarrollo o la pobreza no pueden explicarse com o un
simple atraso de unos países respecto a otros, ya que el
desarrollo de un grupo pequeño de países y el subdesarrollo
de muchos otros representan una relación estructurada
históricamente entre los términos de un binomio. Se trata, por
así decirlo, de las dos cara de la misma moneda.

a. Las re la cio n e s m etró p o li-satélite


El d esarrollo económ ico y social de las economías maduras
de Occidente fue logrado, en gran medida, gracias a las
relaciones metrópoli-satélite que se estructuraron en la
conquista y colonización de Asia, Africa y Am érica Latina. De
esta manera, los países metropolitanos se desarrollaron
mientras se produjo el estancamiento y el subdesarrollo de los
países de la periferia del sistema. Entre el siglo 16 y los
comienzos del siglo 19 las econom ías de España y Portugal
fueron enorm em ente enriquecidas mediante la exacción y el
pillaje en sus colonias en América, lo que significó el
em pobrecim iento y la muerte de millones de habitantes
autóctonos de la región.
La expansión colonial en las tierras aborígenes, con su
sistema feudal y esclavista impuesto para explotar tanto a los
habitantes com o a las riquezas naturales, destruyó la vida
Causas u o r íg e n e s d e l a p o b r e z a e n A m é r ic a L a t in a 31

económ ica, social y espiritual de los pueblos originarios.


Mariátegui, con toda justicia, señala:

La s o c ie d a d in d ígen a , la e c o n o m ía incaica, se
d e s co m p u siero n y a n o n a d a ro n co m p le ta m en te al g o lp e d e
la C o n qu ista . R o to s los vín cu los d e su u nidad, la n ación se
d is o lv ió en co m u n id a d e s dispersas. El trabajo in d ígen a
c e s ó d e fu n cio n a r d e un m o d o solid a rio y o rg á n ic o . L o s
c o n q u ista d o res n o se o cu p a ro n casi sin o d e distribuirse y
disputarse el p in g ü e botín d e gu erra. D esp o ja ro n los
te m p lo s y los p a la cio s d e los tesoros q u e gu ard ab an : se
rep a rtieron las tierras y los hom bres, sin pregu n tarse
siqu iera p o r su p o rv e n ir.9

Gradualmente se fueron form ando las elites mestizas y


criollas cuyos intereses, opuestos a las crecientes demandas de
los centros hegemónicos, las llevaron a confrontaciones
anticoloniales. C on el ap oyo de la potencia más significativa
en la Europa de entonces, Gran Bretaña, se llevaron adelante
las Guerras de la Independencia, entre 1810 y 1825.
Desde luego, el ap oyo británico no era altruista, sino un
instrumento de sus propios intereses económ icos en la región.
El resultado de las gestas independentistas no fue una
Am érica Latina fuerte e integrada, capaz de generar su
autodesarrollo, sino más de veinte de repúblicas inde­
pendientes bajo el control interno de las elites mestizas, que
estaban al servicio de sus intereses particulares y de los de la
nueva metrópoli.
En efecto, se cortaron los lazos de la dependencia de
España y Portugal para reemplazarlos por el “ colonialismo
interno” , instrumentalizado e implementado en el contexto de

y Mariátegui, op. cit., p. 14.


32 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

la expansión del capitalismo. De esta manera la


“ independencia” fue sólo el inicio de una “ nueva
dependencia” en la que las masas empobrecidas fueron
explotadas doblemente, tanto por las elites económicas y
políticas nacionales com o por los intereses foráneos.
Las cada vez más complejas y crecientes relaciones de las
elites criollas con el Imperio Británico establecieron, de
manera clara y estructurada, relaciones de dom inación y
dependencia basadas en el capitalismo. Se introdujo la
“ tecnología de la extracción” mediante la construcción de
sistemas de trenes y puertos (desde las fuentes de riquezas
naturales hacia los puertos), cosa que prom ovió la
concentración de la población en los centros urbanos afines
al m odelo de extracción primario-exportador. Así se consolidó
el poder de dom inación de las elites locales.
Con la gradual declinación del Imperio Británico. Estados
Unidos com enzó un proceso ascendente com o centro
hegem ónico del sistema capitalista. Después de la Segunda
Guerra Mundial, este centro incluyó a Europa occidental y,
más tarde, a Japón.
Desde entonces Am érica Latina com enzó a militarizarse y
los ejércitos fueron equipados con armamento m oderno, lo
cual resultó doblem ente funcional a los intereses de Estados
Unidos, Europa y Japón. Así estos países encontraron un
mercado importante para sus exportaciones de material bélico
y aseguraron un importante pilar de la dominación. Cabe
mencionar que un alto porcentaje de la Deuda Externa de
Am érica Latina corresponde a la adquisición de armamento
por parte de gobiernos dictatoriales y represivos, cuyas viola­
ciones a los Derechos Humanos son bien conocidas en casos
com o Chile, Brasil, Uruguay, Argentina, Guatemala y otros.
Causas u o r íg e n e s d e l a p o b r e z a e n A m é r ic a L a tin a
33

Las fuerzas militares, originalmente creadas para defender


y proteger las fronteras nacionales, fueron usadas en las
décadas de 1960 y 1970 para mantener el statu qu o interno
y externo. Cuando el pueblo protestó por las condiciones de
hambre, marginalidad y violación de sus Derechos Humanos
básicos, y por el crecimiento desmesurado del desem pleo y la
inflación, en muchos casos las elites dominantes entregaron
el poder político temporalmente al aparato militar, para que
reprimiera al pueblo y a la gente indefensa.
La cobertura ideológica utilizada en esos casos fue la
Doctrina de la Seguridad Nacional, presente en toda Am érica
Latina y producida en los regímenes dictatoriales con la
cooperación de los centros de poder.
Para com prender la realidad com o los movimientos
indígenas y populares, que rechazan el festejo del aniversario
de la llegada de los colonizadores a Am érica y exigen cambios
profundos en los estados, es necesario tener en cuenta que las
econom ías de los países latinoamericanos, com o las de otros
países “ subdesarrollados” de Asia y Africa, fueron sometidas
tempranamente a la dependencia en el mercado mundial.
Esos países sólo podían funcionar de acuerdo con el m odelo
que convenía a los países metropolitanos, que se interesaron
en los países latinoamericanos com o productores y
exportadores de materias primas y alimentos, y com o
importadores de bienes manufacturados. C om o resultado de
esa especialización en el m ercado mundial, los sectores que
interesaron a las metrópolis llegaron a tener un importante
proceso de crecimiento, un hiperdesarrollo que frenó el
desarrollo de otros sectores de la econom ía y destruyó el
desarrollo arm ónico de la econom ía com o un todo.
Así, pues, la presente situación de Am érica Latina es el
resultado de la globalización y de las crisis que se generan en
34 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

los países desarrollados y se transfieren a los países


capitalistas dependientes.
En tanto persistan los términos inequitativos de
intercambio, que im ponen precios ruinosos a los productos de
la región y precios crecientes a los bienes industriales
importados; la anarquía del sistema monetario con un dólar
sobrevaluado; la no resolución de los problemas del
proteccionismo, los cuales, con el nuevo orden económ ico,
antes de ser eliminados están em peorando; y las altas tasas de
interés, Am érica Latina no sólo no podrá desarrollarse, sino
que experimentará una regresión, com o varios países en los
últimos años.
Frente a los hechos y resultados, constatamos que las
políticas diseñadas en los países metropolitanos y aplicadas
por las elites locales para salir del subdesarrollo (y lograr el
desarrollo) no han hecho sino profundizar la dependencia y,
ciertamente, mantener y, en algunos casos, aumentar la
pobreza en amplios sectores de la población.
A continuación analizaremos el endeudam iento externo,
que fue en su m om ento la política diseñada por los países d e ­
sarrollados de Occidente para la superación del subdesarrollo
y la pobreza, pues se partía del supuesto de que se trataba de
un problem a de escasez relativa de capital que podía
resolverse con crédito internacional. Luego analizaremos la
aplicación del m odelo neoliberal.

b. La D e u d a Externa y su se rv icio
A nuestro juicio, el fracaso de los m odelos de crecimiento
económ ico ensayados por los distintos gobiernos en las
últimas décadas — fundamentados en el endeudamiento
externo de la Am érica Latina para substituir la supuesta
escasez relativa de capital derivada de los bajos niveles de
Causas u o r íg e n e s d e l a p o b r e z a e n A m é r ic a L a t in a 35

ingreso y, consecuentemente, de la falta de ahorro social__ ,


ha llevado a la región a un creciente empobrecimiento, puesto
que el servicio de la Deuda Externa constituye una de las
principales vías de transferencia neta de capital hacia el
Primer Mundo:

L a tran sferen cia neta d e recursos d e A m é ric a Latin a al


ex terio r (...) s ó lo en tre 1982 y 1985 lle g ó a 100 mil
m illo n es d e dóla res, sin co n sid era r la fu ga d e capitales, ni
el d e te rio ro d e los térm in os d e in te rca m b io .10

Exam inem os brevem ente la evolución histórica del


endeudam iento regional.
En 1950, después de la liquidación del endeudamiento del
Tercer M undo correspondiente al período 1930-1945, los
países subdesarrollados tenían una Deuda Externa bastante
pequeña. Sin em bargo, la política de los países desarrollados
de colocar agresivamente sus capitales financieros llevó al
endeudam iento creciente de los países subdesarrollados en el
período 1955-1960, de m od o que su Deuda Externa creció
más rápido que sus exportaciones. Estas últimas resultaron
insuficientes para cumplir con el pago del capital y sólo
cubrieron lo correspondiente a los intereses, y en algunos
casos aun sólo parcialmente.
Franz Hinkelammert señala lo siguiente:

El análisis d e las cifras referentes al d esarrollo d e la d eu d a


ex tern a d e A m é r ic a latina (...) re vela el h ech o d e q u e esta
deu da c o n tie n e un a u tom a tism o de crecim ien to
in d e p e n d ie n te d e la d isp osición d e la B a n ca priva'da o de

10 Gonzalo Martner, Am érica Latina hacia el 2000, PROFAL/UNITAR-


Nueva Sociedad, Caracas, 1986, p. 221.
36 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

las en tid a d es pú b lica s de fin a n cia m ien to de facilitar


c réd itos co rresp o n d ien tes al a u m en to d e la d eu d a . Esto
e m p ie z a en los a ñ o s 5 0 y 60; en el curso d e estas d o s
d é c a d a s y hasta 1969, A m é ric a L a tin a tien e una balanza
co m ercia l p re d o m in a n te m e n te positiva; no recib e
e x c e d e n te s d e s d e afu era. S in em b a rg o , co m ien za un
e n d e u d a m ie n to (...) q u e se d eriva casi ex clu siva m en te d e
la tran sferen cia d e u tilidades a d eu d a d a s a la inversión
extra n jera d irecta q u e n o se g e n era p o r la transferencia d e
e x c e d e n te s d e s d e el exterior, sino ex clu siva m en te p o r la
m o viliza c ió n d e recu rsos internos d e A m é ric a L a tin a .11

Mientras las exportaciones de Am érica Latina crecieron a


una tasa del 6 % entre 1960 y 1971, la Deuda Externa
regional creció a una tasa del 14% anual en ese mismo
período. De acuerdo con esto, aun dedicando el 100% de los
ingresos en divisas provenientes de las exportaciones al
servicio de la deuda, ésta última creció ostensiblemente.
En 1975, la Deuda Externa de Am érica Latina era de 60
mil millones de dólares; en 1980, llegó a 152 mil millones de
dólares; en 1985, la deuda era de alrededor de 375 mil
millones de dólares; para 1996, alcanzó la suma de 450 mil
millones de dólares; y actualmente bordea los 500 mil
millones de dólares. La suma del pago de los intereses de la
deuda representa una suma m ayor al capital prestado, pero
la deuda sigue creciendo pues los gobiernos de turno se han
visto en la necesidad de adquirir nuevos créditos para poder
cumplir con las exigencias de los acreedores internacionales:
los bancos privados y los bancos de desarrollo.

11 Franz Hinkelammert, La deuda externa de Am érica Latina: el


automatismo de la deuda, Departamento Ecuménico de Investigaciones,
San José, 1988, p. 23.
Causas u o r íg e n e s d e l a p o b r e z a e n A m é r ic a L a t in a 37

C om o se observa, el endeudamiento de Am érica Latina^


aumenta y su servicio tiene un costo social muy grande-, pues j
los estados han tenido que reducir sus asignaciones presu­
puestarias para salud, educación y vivienda social a fin de
cumplir con las demandas de los acreedores internacionales.
En 1985 Ernesto Ottone señaló que -

el servicio d e la d e u d a ex tern a im p o n d rá un la rg o p e r ío d o
de esta n ca m ien to, y c o m o e llo irá a c o m p a ñ a d o d el
a b a n d o n o d e la p olítica k eyn esia n a y la a d o p c ió n d e la
“ e c o n o m ía ” n eoclásica , la cual se con sid era un sistem a
a u to regu la b le, es d e su p o n er q u e los gastos sociales se
redu cirían al m ín im o . En co n secu en cia , ante el in evita b le I
in crem en to d e las protestas m asivas, es esp era b le el u so d e I
la fu erza p a ra m a n ten e r el o rd en s o c ia l.12 *

Es interesante notar que desde que se implemento el


“ ajuste estructural” de las econom ías latinoamericanas el
N orte desarrollado ya no se inquieta tanto con la “ crisis de la
Deuda Externa” , pues, entre tanto, a través de las políticas y
requerimientos del Fondo Monetario Internacional y de sus
condicionales cruzadas con el Banco de Desarrollo, logró: a)
reorientar los esfuerzos productivos de los países hacia la
consecución de divisas, privilegiando la producción para
exportación por sobre las necesidades de producción para el
consumo interno; y b) propiciar la privatización de los
servicios públicos a favor de las compañías transnacionales,
a fin de viabilizar el servicio de la deuda. Martner señala:

1^
' Ernesto Ottone, La transformación del Estado en Am érica Latina.
Desarrollo histórico y uisión del futuro, PR O F A L'U N ITA R , Caracas, 1985.
p. 26.
38 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

U n o b je tiv o central será a u m en tar las e x p o rta cio n es para


g e n e ra r así las divisas suficientes para servir la d eu d a
ex tern a . El m o d e lo e c o n ó m ic o , es pues, esen cia lm en te
/ 13
e x p o rta d o r (...) y tran sn acion alizador.

c. Los m e rca d o s fin a n cie ro s


tra n sn a cio n a le s d esreg u lad o s
^ Los com portam ientos de los dueños del capital en el
mundo financiero, que siguen el impulso anímico de
maximizar sus lucros en el m enor tiem po posible, son cada
vez más especulativos y privilegian el rédito agiotista por
sobre la inversión productiva. El impacto social de estos
comportamientos es negativo, ya que afectan en especial a la
generación de em pleo y al acceso de la gente a los bienes y
servicios básicos. Así, grandes sectores sociales quedan
insatisfechos en sus demandas de alimentación, educación,
\_vivienda, seguridad social y otras.
En el contexto de la globalización, se observa que los
mercados financieros transnacionales desregulados se
vinculan más a la especulación que a la producción.
Aprovechan así las condiciones favorables que ofrecen
determinados países en su afán de atraer la inversión
extranjera m ediante tasas de interés altas y otros beneficios,
com o exención de impuestos en los primeros años y
seguridad de repatriación de capitales.
Estos esfuerzos de los países subdesarrollados no resultan
en inversiones productivas de largo plazo, pues los dueños del
capital deciden salir de los países interesados cuando avisoran
mejores réditos en otro lugar. Estos capitales, denom inados
“ golondrina” , operan con criterios especulativos y su

13 Martner, op. cit., p. 229.


Causas u o r íg e n e s d e l a p o b r e z a en A m é r ic a La t i n a 39

com portam iento genera graves crisis económico-financieras


en los países que en algún m om ento les fueron atractivos e
incluso en la región. El ejem plo de México, con el conocido
“ efecto tequila” , demuestra las aseveraciones anteriores.
Casos com o éste no son la excepción sino más bien la regla
en las operaciones especulativas de tales capitales.
Según Ulrich Duchrow,

h o y en día, d e los en tre 1 y 2 billon es d e d ó la res


esta d o u n id e n s es q u e circulan p o r los m e rca d o s cam b iarios
tran sn acion ales, s o la m en te el 5 % se asocia co n una
g e n u in a p ro d u c c ió n d e b ie n e s .14

La asignación de los capitales locales y extranjeros a la j


especulación más que a la producción ha llevado a varios j
países de la región al 18% de desem pleo y a más de un 50% j
de subem pleo o desem pleo disfrazado. El mercado del trabajo
desregulado ha generado grandes masas de trabajadores '
desem pleados, lo cual les permite a los empleadores reducir ¡
los salarios, eliminar los beneficios sociales y establecer formas
de contratación que abandonan principios com o la estabilidad
laboral y el salario vital.
Entre otros efectos perversos se puede señalar la reducción"
de la dem anda interna de bienes y servicios, y por lo tanto la
prolongación de la recesión. Las sociedades enfrentan
además efectos dañinos en la esfera de lo psicológico, e
incluso de lo espiritual, pues entre la gente puesta en situación
de desem pleo hay una percepción de que ella no es nece-

1 Ulrich Duchrow, Alternatiuas del capitalismo global extraídas de la


historia bíblica y diseñadas para la acción política, Abya-Yala. Quito, 1998,
p. 90.
40 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

i saria, útil o deseada, que no tiene valor ni esperanza. Esto es


I así porque el trabajo no sólo es fuente de ingresos sino de
j estabilidad emocional, de autoestima y del espacio necesario
j para realizar una vocación transformadora del mundo.

d. El fra ca so del m od elo n eo lib era l


El m odelo neoliberal reduce la participación del Estado en
la econom ía, exige el abandono de su función reguladora y
prioriza la política monetaria sobre la fiscal para asignar los
recursos, favoreciendo la privatización de la empresas públi­
cas latinoamericanas. Además, para combatir la inflación, este
m odelo opta por la recesión, conteniendo los salarios, los
gastos públicos y particularmente el gasto social.
El m odelo neoliberal estimula la educación privada, ya que
asigna fondos estatales en proporción a la “ eficiencia” de los
planteles, orientando la política general a favorecer los
intereses individuales en detrimento de los intereses de clase
o gremiales.
C om o resultado, se puede observar en los países de la
región que cada día hay más personas que tienen menos, y
menos personas qu e tienen más. Puede observarse que la
concentración de la renta en pocas manos es el resultado de
políticas económ icas y monetarias deliberadamente diseñadas
en los centros de poder mundial, aplicadas “ a rajatabla” com o
políticas de Estado.
El m odelo neoliberal plantea entre sus postulados la
necesidad de concentrar la renta en sectores de altos ingresos.
El propósito es que ellos asuman un rol protagónico en la
inversión económ ica que, según este m odelo, creará empleo,
atraerá nuevas inversiones de origen externo y prom overá la
aplicación de avances tecnológicas importantes para el
C a u s a s u o r íg e n e s d e uk p o b r e z a en A m é ric a L a tin a
41

proceso de la producción, generando así la denom inada


“ cascada de bienestar” .
La realidad del em pobrecim iento de A mérica Latina y de
otros continentes del denom inado Tercer Mundo tiene que
ver con el fracaso de esos paradigmas. En efecto, los sectores
don de se concentra la renta, gracias a los mecanismos de la
política económ ica y monetaria aplicados en su beneficio, no
sólo han d espilfarrado los recursos con estilos de vida extre­
m adamente dispendiosos, sino que también han transferido
cuantiosos capitales a la b anca exterior De esta manera,
o btienen réditos especulativo-financieros sin asumir el rol de
inversionistas productivos que el m odelo les asigna.
Para com prender la situación de Am érica Lartina hay que
tener en cuenta las tendencias de la econom ía mundial, cuyo
com portam iento durante la década de 1990 ha sido estudiado
por diversos organismos internacionales. A partir de esos
estudios, se puede llegar a las siguientes constataciones:

a. El producto mundial crecerá lentamente, tanto en las


econom ías industriales com o en las no industriales.
b. La distribución del producto mundial se hará cada vez más
regresiva. La brecha entre países ricos y pobres se
ensanchará aún más. Las metas de las Naciones Unidas
para reducir la brecha entre el ingreso de los países ricos y
el de los países pobres con estrategias internacionales de
desarrollo se esfumarán hacia el com ienzo del siglo 21,
cuando las distancias aparecerán aún más extensibles.
c. El incremento de la pobreza y el hambre será notorio hacia
com ienzos del 2001, siguiendo la tendencia de la década
de 1990. Ello derivará de las políticas destinadas a
protegerse de las importaciones provenientes de países del
42 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

Tercer Mundo mediante tarifas arancelarias y una serie de


restricciones no arancelarias.
d. La participación de Am érica Latina en el comercio
mundial, que era del 4.5% a comienzos de los años
ochenta, tenderá a reducirse aún más com o consecuencia
de la caída de la dem anda de metales, productos
alimenticios y materias primas agrícolas, sin considerar el
incierto panoram a de las exportaciones petroleras, pues el
repunte del precio por barril es coyuntural.
e. El futuro de los denom inados “ países recientemente
industrializados” no es brillante, pues las exportaciones
desde el Sur hacia el Norte no alcanzaron la tasa del 7.5%
entre 1985 y 1995, contra una tasa histórica del 10.6%
entre 1973 y 1979.

Este lento proceso de crecimiento de la econom ía mundial


y la hegem onía de Occidente en el panorama mundial han
dado origen a una disminución en la cooperación y
solidaridad entre las regiones; y en perspectiva, la
cooperación internacional continuará decayendo.

e. La c o rru p c ió n
Los análisis de la situación de empobrecimiento de las
mayorías en la región desde la perspectiva de pensadores y
críticos latinoamericanos han puesto relativamente poco
énfasis en la corrupción com o un factor explicativo. Los
señalamientos han ven id o m ayormente desde el Norte, y en
buena m edida con afán de encubrir las causas estructurales
del fenóm eno. Cabe, por tanto, esperar una actitud de
reconocim iento de la influencia de la corrupción en el
em pobrecim iento de la m ayoría de la población
latinoamericana y, ciertamente, en el enriquecimiento sin
Causas u o r íg e n e s d e l a p o b r e z a e n A m é r ic a La t i n a 43

parangón de las minorías constituyentes de las clases


dominantes, sin dejar de lado las causas estructurales del
problema, a nuestro juicio fundamentales.
Los escándalos de corrupción son frecuentes, no sólo en
los países en vías de desarrollo sino también en los del Norte,
aunque sin duda hay diferencias importantes que señalar
entre unos y otros. En efecto, en el Norte casi siempre se trata
de abusos com etidos por individuos o grupos que aprovechan
fondos públicos o privados en beneficio de sus partidos
políticos y/o en beneficio propio, usando sus posiciones de
poder político, pero sin llegar a corromper el aparato del
Estado para tales fines. Además, al ser denunciado el ilícito,
se procede a realizar investigaciones a cargo de instancias
judiciales que, una vez establecidos los casos, adelantan
procesos legales ágiles y justos que, por lo general, penalizan
y castigan severamente a los culpables.
Desafortunadamente, en algunos países en vías de
desarrollo se ha llegado al extremo de la instrumentalizar el
Estado para saquear los fondos públicos y privados en
beneficio de elites económ icas vinculadas al poder, y para
encubrir los ilícitos mediante la obstrucción de los procesos
judiciales, la com pra de conciencias y la facilitación de
información y medios de transporte para la fuga de los
delincuentes, y otras cosas por el estilo.
El caso ecuatoriano de la administración del Dr. Mahuad
es, posiblemente, un ejem plo paradigmático de un Estado
predatorio. Según Peter Evans, en su obra Em bedded
A u ton om y,

el E sta d o p re d a to rio se caracteriza p o r o rga n izar sus


instituciones en fu n ción de ex tra er recursos de la
p o b la c ió n p a ra transferirla a elites privadas. El E stado
p re d a to rio n o bu sca el d esarrollo d el país ni el bien estar d e
44 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

la p o b la c ió n , sin o la utilización del p o d e r p ara c o a c c io n a r


a la p o b la c ió n y h acer p o s ib le el sa q u eo.

El G obierno del Presidente Mahuad devaluó la m oneda


nacional de manera impresionante, de 4.500 sucres a 25.000
sucres por dólar am ericano en el período de un año; redujo
los ingresos del público en un 400% ; congeló inconstitucional­
mente los depósitos de miles de ecuatorianos y reprogramó su
devolución a siete y diez años, todo en función de beneficiar
a la fracción financiero-bancaria de la clase dominante, a la
que el Sr. Mahuad debía favores derivados del financiamiento
de su campaña política presidencial.
Las figuras del feriado bancario y del salvataje bancario
fueron mecanismos pensados para hacer posible el atraco de
fondos del Estado y de la población. Los fondos fluyeron al
exterior y los banqueros fueron encausados recientemente,
aunque casi todos gozan de libertad y disfrutan del dinero
malhabido. S ólo un banquero está en prisión, pero no por el
atraco a los fondos de los cuentacorrentistas, ahorristas e
inversionistas, sino por no entregar al fisco cuantiosas sumas
provenientes del impuesto a la circulación de capitales que el
banco recaudó de sus usuarios.
El Estado predatorio ecuatoriano provocó, durante el
gobierno m encionado, un aumento del 4% en la tasa de
desem pleo abierto en 1999, de m odo que sólo un 26% de la
población económ icam ente activa accedía a puestos de
trabajo formales. El em pobrecim iento de la población se
evidenció en la caída brusca de la actividad económica,
reflejada en una reducción del 7% en el PB1 del año 1999,
que llevó a los sectores medios, marginales urbanos y rurales
a una situación desesperada.
El crecimiento de los precios entre enero y diciembre de
1999 alcanzó un 63% , porcentaje que es similar al del
Causas u o r íg e n e s d e l a p o b r e z a e n A m é r ic a L a t i n a 45

p eríod o enero-junio de 2000 (65% ), a pesar de la


dolarización asumida com o política de Estado. Vale recordar
que parte del salvataje bancario se implemento con emisiones
monetarias inorgánicas. En efecto, entre enero de 1999 y
enero de 2000 la emisión monetaria se expandió en un
148%, a fin de d evolver en sucres devaluados los depósitos
de una parte de los perjudicados por los banqueros corruptos.
La corrupción, aparte de causar pérdidas importantes de
recursos fiscales y privados, que de otro m odo apuntarían al
desarrollo, producen también efectos negativos en la inversión
de capitales productivos, tanto nacionales com o extranjeros,
por causa de la imagen y el riesgo del país.
La pérdida de valores éticos y espirituales que subyace en
la corrupción es algo que debe ser atacado con firmeza y, I
principalmente, con el ejemplo. Una tarea de esta naturaleza
y envergadura convoca a las iglesias y a todos los seres
humanos “ de buena voluntad” para que rescaten valores
com o la honradez, la honestidad, la transparencia, la
rendición de cuentas y la autoestima.

3. A guisa de conclusiones

Las causas que explican el empobrecim iento creciente de


las mayorías de la población latinoamericana y su potencial
reacción de desborde social son, pues, las siguientes:
^ a. El sistema internacional metrópoli-satélite profundizado
con la globalización, que impide la industrialización de
Am érica Latina.
s b. La crisis del m ercado mundial y la preeminencia del capital
financiero-especulativo por sobre el capital productivo.
46 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

y c. La incapacidad estructural del m odelo neoliberal para


generar em pleo, justicia distributiva del ingreso y relaciones
equitativas en el com ercio internacional.
/ d. La corrupción y la ausencia de clases políticas honestas,
nacionales y com prometidas con su pueblo.

En efecto, según Martner, el desborde social y el riesgo del


retorno a m odelos autoritarios es real, pues,

an te la im p o sib ilid a d en q u e segu ra m en te se en contrarán


la m a y o r ía d e los g o b ie rn o s la tin o a m erica n o s p ara cum plir
co n los a cu erd o s suscritos c o n el FM I y, p o r lo tanto, sean
s o m e tid o s a n u e v o s y m ás restrictivos acu erd os p a ra lograr
el re fin a n cia m ien to, lo q u e n ecesa ria m en te im plicaría una
p ro fu n d iza c ió n d e la satelización d e los países y una
m a y o r p a u p eriza ció n d e los sectores m e d io s y popu lares,
co n el co n s e c u e n te crecim ie n to d e las ten sion es sociales y
p o s ib le d e s b o rd e de los m o v im ie n to s d e m asas (...)
ju stificaría en la m e n te d e los n eolib era les y d e los militares
autoritarios, un reto rn o al p o d e r co n el fin d e “ p o n e r
ord en ” y poder cu m p lir con los co m p ro m iso s
in te rn a c io n a les.15

Según Hinkelammert, a menos que logrem os en América


Latina marginar el capital extranjero de las tareas del
desarrollo no tendremos posibilidades de salir del
subdesarrollo, pues

el capital e x tra n je ro s o la m en te p u e d e a porta r al d esarrollo


en ca sos e x c e p c io n a le s y lim ita d o s (...) la gen era liza ció n
d e la in versión extra n jera directa, a p o rta so la m en te al
e n d e u d a m ie n to y fin a lm en te a la parálisis d e to d o p osib le

15 Martner, op. cit., p. 229.


Causas u o r íg e n e s d e l a p o b r e z a e n A m é r ic a L a t in a 47

d esa rro llo (...) el ú n ico ca so d e d esarrollo capitalista


e x ito s o en este siglo lo atestigua: J a p ó n se d esa rro lló a
tra vés d e la ex clu sió n absolu ta d el capital ex tra n je ro .16

El sistema crediticio, a la luz de estudios sistemáticos y con


suficiente evidencia estadística y empírica realizados por
Hinkelammert en Am érica Latina,

es p e rfe c ta m e n te in ca p a z d e transferir los e x ced e n tes d e


los p a íses cen trales h acia los países p eriféricos. C u a lq u ier
in ten to lleva , p o r m e d io d e los p ro p io s m eca n ism os
crediticios, a revertir la d irecció n d e las transferencias. P o r
e s o n o p u e d e h a b er p a rticip ación en el d esarro llo v ía
créd itos p a ra fin a n cia rlo. D esp u és d e un tiem p o, lo s 7
p ro p io s créd itos se tran sform an en obstácu los p ara el I
d esarro llo, p a ra c u y o fo m e n to fu eron o to rg a d o s . L o s l
créd itos d e b e n restringirse a créditos a co rto p la zo p ara el
fin a n c ia m ie n to d el c o m e r c io exterior; los créditos a la rg o j
p la z o d e b e n ser e x c e p c io n a le s .1 (

16 Hinkelammert, op. cit., p. 48.

17 Ibid.
2

Misión integral y transformación


estructural desde América Latina

Víctor Vaca

7. NeoUberaUsmo, globalización y pobreza

El libre m ercado es comparable con la libertad que tiene el


zorro en el corral para comerse todas las gallinas que pueda.
En efecto, vivim os en una sociedad marcada por el sistema
neoliberal y sus normas de vida: libre mercado, libre
com petencia, consum o y éxito empresarial. El sistema
proclama a gritos la consigna: “Arréglenselas y sobrevivan
com o puedan” .
Este “ capitalismo salvaje” , com o se lo ha bautizado,
aparece com o un sistema que descom pone nuestras formas
tradicionales de vida. Deteriora los aspectos comunitarios y
solidarios de nuestros pueblos indígenas, sus formas
comunitarias de producción y sus relaciones económicas y
sociales. Esta form a de capitalismo se ha propagado por todos
lados, apropiándose de los recursos naturales y destruyendo
nuestra frágil ecología.
50 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

Vivimos, lo queram os o no, en la llamada “ era de la


globalización” de las economías, de las ciencias, de la
tecnología y de las comunicaciones. Si la Trilateral (Estados
Unidos, Com unidad Europea y Japón) se resfría, en nuestro
continente se produce una pulmonía; si los “Tigres del Asia”
dan un resbalón, nosotros sufrimos la caída.
En efecto, no todos estamos globalizados de la misma
manera. Las estructuras económicas son diseñadas por las
empresas transnacionales, aquellas empresas que dictan a
nivel mundial qué, cóm o y cuándo se debe producir, distribuir
y consumir, al igual que los precios que se deben fijar. Som os
dependientes y estamos atados y articulados con el capital
financiero internacional. Estamos subyugados por el Fondo
Monetario Internacional (FMI).
La m ayoría de los latinoamericanos vivim os en un
continente que perpetúa la injusticia social y fomenta la
pobreza, la miseria, el analfabetismo, el desem pleo y la
corrupción. En 1992, el “ Informe sobre el Desarrollo
Hum ano” de las N aciones Unidas decía que en 1962, el 20%
más rico de la población mundial ganaba treinta veces más
que el 20% más pobre. Treinta años más tarde, el porcentaje
es sesenta veces mayor. En 1991, el ingreso per cápita de los
países desarrollados, con una población de 822 millones, era
de 20.570 dólares; en los países “ en desarrollo” , con una
población de 3.127 millones de habitantes, el ingreso per
cápita era de 350 dólares. En otras palabras, el pueblo
' demuestra una habilidad mágica e increíble para sobrevivir
con una fortuna equivalente a 95 centavos de dólar diarios.*
Y en Ecuador se calcula que los pobres manejan apenas 45
centavos de dólar diarios.
El informe de los estudios realizados por el Programa de
Naciones Unidas para el Desarrollo (P N U D ) sobre la pobreza
M is ió n in t e g r a l y t r a n s f o r m a c ió n e s t r u c t u r a l 51

en el año 2000, publicado hace pocos meses con el título


“Superar la pobreza humana” , es, sinceramente, para
sentarse a llorar. Dicho informe denuncia la incapacidad de
los gobiernos para solucionar el problem a de la deuda externa
y articular políticas y programas claros, que combatan la
pobreza sin matar a los pobres. Veam os algunos pensamien­
tos del Resumen Ejecutivo:

El c o n s en s o actu al so b re la im p orta n cia d el crecim ien to


p r o p ic io a los p o b re s sigu e a q u e ja d o d e una in ca p a cid a d
p a ra re c o m e n d a r p olítica s prácticas y reform as concretas
d e p ro g ra m a s d e ajuste estructural. (...) ... fracaso en
en fren ta r d irecta m en te las fu en tes d e la d esigu a ld a d , c o m o
la igual distribu ción d e la tierra, el a ctivo m ás im portan te
d e los p o b re s rurales en m u ch os países en d esarrollo d e
b a jo s in gresos. (...) L a d e u d a ex tern a se vin cu la a h ora
cla ra m en te con la p o b re za . (...) Se su p o n e que la
asisten cia o ficia l p a ra el d esarrollo a u m en te la ca p a cid a d
d e los p a íses en d esa rro llo p a ra luchar contra la p o b reza .
P e r o n o s ó lo se h a v e n id o re d u c ie n d o n o to ria m en te sino
que adem ás sig u e m a la m e n te cen trada. (...) Las
instituciones resp on sa b les e n ca rg a d a s d e la gestión d e los
asuntos p ú b lico s su elen ser el esla b ó n p e r d id o entre los
esfu erzos co n tra la p o b re za . Incluso cu a n d o un país trata
d e a p lica r p olítica s n acion a les fa vo ra b le s a los p o b re s y
orien tar a ello s sus in terven cion es, la gestión d eficien te d e
los asuntos p ú b lico s p u e d e anular los efectos. (...) H a c e r
q u e los g o b ie rn o s sean respon sables ante el p u e b lo es un
requ isito b á sico d el b u en g o b ie rn o . (...) L a responsabilid ad
en el u so d e los fo n d o s p ú b lico s es fu n dam en tal p ara los
esfu erzos d e re d u cció n d e la p o b re z a . L o s p o b re s p a ga n
un p r e c io e le v a d o p o r la co rru p ció n .1

1 “Superar la pobreza humana” , Inform e del P N U D sobre la pobreza


200 0, Naciones Unidas, N u eva York, 2000.
52 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

Varias cifras que se han publicado en periódicos y revistas


nos dicen que el 75% de los ecuatorianos viven en la pobreza,
el 60% viven en la miseria y el 45% en extrema miseria. De
cada diez ecuatorianos, cinco van a la cama con una com ida
diaria, tres cuentan con dos comidas más o m enos aceptables,
y sólo dos disfrutan de tres comidas. Los obispos católicos
reunidos en la Conferencia Episcopal Latinoamericana
(C E LA M ), en República Dominicana, declararon:

N o s c o n m u e v e hasta las entrañas v e r co n tin u am en te la


m ultitud d e h om b res y m ujeres, niños, jó v e n e s y a n cian os
q u e sufren el in sop orta b le p e s o d e la m iseria, así c o m o
diversas fo rm a s d e exclu sión social, étn ica y cultural; son
p erso n a s h u m anas concretas, irrepetibles, q u e v e n su h ori­
z o n te c a d a v e z m ás c erra d o y su d ig n id a d d e s co n o cid a .

¡C óm o no nos va a con m over a los cristianos el 18% de


desem pleo, el 58 % de subempleo y el 25% de carencia de
acceso a algún servicio de salud! En Ecuador, el mapa de la
salud-enfermedad se superpone con el mapa de la pobreza.
La pobreza y la enferm edad van juntas. Las enfermedades
gastrointestinales, diarreicas, respiratorias e infecciosas llegan
entre los pobres a más del 58%. El 25% de las mujeres
campesinas da a luz sin ninguna asistencia especializada. El
75% de los niños menores de 5 años está desnutrido. El 60%
denota deficiencias intelectuales en sus estudios. El 80% de
niños nacidos muere en su primer año de vida. Frente a todo
esto, ¡cóm o no nos va a doler hasta las entrañas que el país
destine 52 dólares de cada 100 a pagar la Deuda Externa,
deuda eterna e inmoral que el pueblo no adquirió! Y
permanece la pregunta: ¿Qué debe hacer la iglesia en este
contexto?
M is ió n in t e g r a l y t r a n s f o r m a c ió n e s t r u c t u r a l 53

2. ¿La permanencia o el cambio?

!> / Las estructuras pecaminosas de nuestra sociedad, las


■¿pjriismas que mantienen a la “ sociedad carnívora” descrita
arriba, tienen que ser cambiadas. Y no tenemos que optar
entre el puro “ espíritu” y la pura “ materia” . Al fin y al cabo,
un cristiano puede decidir con cierta facilidad no leer la Biblia,
no hacer teología o no orar durante un mes, pero no puede
decidir con la misma facilidad no com er o no tomar líquidos
durante el mismo lapso de tiempo. Podem os discutir
apasionadamente si el alma es mortal o inmortal, pero que el
hambre a la larga es mortal, nadie lo discute; que la pobreza
es mortal, es ob vio!
Entonces, corresponde analizar críticamente, a la luz de la
Palabra de Dios, cuáles son los cambios deseables y qué tipo
de misión y estrategias misioneras el Señor nos desafía a
cumplir en nuestras sociedades latinoamericanas, ya que ellas
viven permanentes cambios, muchas veces contradictorios,
que ayudan a que todo permanezca igual. En estas
sociedades vivim os y no podem os escaparnos; en ellas se
juegan nuestra fe, testimonio y el camino de salvación.
A pesar de la resistencia del actual sistema económ ico a los
cambios, los sociólogos y economistas niegan que las leyes de
la vida económ ica hayan sido siempre las mismas. Las leyes
económ icas no son leyes eternas com o las de la naturaleza,
sino leyes históricas que surgen y desaparecen. T o d o cambia.
Cam biam os y nos cambian, en el tiem po y en el espacio; los
cambios son de forma y fondo, de cantidad y calidad.
L o único permanente e inmutable, ayer, hoy y siempre, es
la Palabra de Dios (Mt 24.35). Esto está en contraste incluso
con la fertilidad de teólogos, m isionólogos y biblistas que
producen infinitas nuevas ideas y conceptos. En efecto, ni
54 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

porque las situaciones y percepciones hacen


ealidades sociales, culturales,

En su artículo “ Los C LAD E s y la misión de la Iglesia” ,2


Samuel Escobar hace un recorrido histórico por los conceptos
teológicos y las estrategias misioneras presentes en diferentes
eventos realizados, especialmente en Am érica Latina. Allí se
puede apreciar cóm o al interior de la Fraternidad Teológica
Latinoamericana (F TL), y a través de los CLADEs, ha
evolucionado la reflexión, tanto de organizaciones com o de
personas. Así, aunque la Palabra de Dios no cambia, la fun­
ción de la teología sí es producir cambios pertinentes a cada
coyuntura histórica e interpretar “ los signos de los tiempos”
de acuerdo con realidades siempre cambiantes (Mt 16.2-3).
En esta línea, el teólogo Richard Niebuhr presentó hace
varias décadas al cristianismo com o una “revolución
permanente” .3 Niebuhr advierte contra el estatismo religioso
que llega “ hasta el punto de cosificar la fe ” . Los cambios en
el pensamiento teológico cristiano y las formas de
organización de la iglesia están condicionados por la historia.
Pero la fe cristiana exige una revolución permanente que aleje
a la iglesia de formas estáticas.
P or eso mismo, la fe cristiana también implica un
acercamiento a la misión de la iglesia que no deje las cosas
com o están. Frente al statu qu o inmutable del sistema
económ ico actual, la iglesia debe optar por ser una alternativa

” Publicado en la revista Iglesia y M isión, No. 67/68, Vol. 18, No. 1-2
(enero-julio de 1999): 20-24.

J Richard Niebuhr, T h eM eaningofR evela tion, MacMillan, Nueva York,


1946, pp. 118, 172.
M is ió n in t e g r a l y t r a n s f o r m a c ió n e s t r u c t u r a l
55

transformadora. Ahora bien, ¿qué relación existe entre la


opción por la transformación y el adjetivo “ integral” aplicado
a la misión de la Iglesia?

3. Enfoque integra! y misión cristiana


en el contexto global

a. A n te ce d e n te s de enfoque integral
Cuando se habla de enfoque 'integrali, se habla de la
relación entre una totalidad y las partes que la integran.
Según Enio Muller,4 un ejem plo de “ integralidad” es el
abordaje de ciertas filosofías y religiones orientales al tema de
la salud, que integra los elementos cósmicos, naturales y el
hábitat humano. En este acercamiento, el binom io salud-
enferm edad se percibe com o totalidad ligada a la secuencia
persona-Dios-naturaleza-sociedad de manera holística, es
decir, integral. Desde hace tres décadas, la Comisión Médica
Cristiana del C onsejo Mundial de Iglesias realiza estudios
profundos e impulsa la práctica de la salud integral. Su
enfoque plantea que la solución de los problemas planteados
por el binom io salud-enfermedad requieren un acercamiento
integral qúe debe incluir lo social, económ ico, político,
cultural, religioso y ético. N o existen los eslabones separados.
Otro ejem plo de acercamiento integral es, según Muller, el
pensamiento marxista. En él se expresa de varias maneras un
deseo de lo “ integral” , com enzando por el m étodo de

4 Enio Muller, “La interpretación de la Biblia y la misión integral de la


Iglesia” , en Valdir Steuem agel (com p.), La misión de la Iglesia, Visión
Mundial Internacional, San José, 1992, p. 64.
56 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

pensamiento que le es peculiar, es decir, el razonamiento


dialéctico. A diferencia del razonamiento analítico, el
razonamiento dialéctico “busca siempre mantener en
perspectiva el todo de la realidad y las formas en que sus
elementos internos se relacionan entre sí” 5 Aunque no es
nuestro deseo analizar aquí el pensamiento marxista, sí
aceptamos en teoría y práctica que

ningún fenómeno puede ser válidamente analizado con


exclusión de los demás. (...) Es por eso que ningún
yfr fenómeno social puede ser aislado, en primer lugar, de su
base económica, y por consiguiente de su base social.6

Según este enfoque, la realidad no puede captarse y


penetrarse sino com o totalidad.

b. Enfoque integral y d e sa rro llo


Encontrar definiciones sobre el “desarrollo” es una tarea
gigantesca. El término es tremendamente ambiguo, impreciso
y no satisface a todos. En 1940, se publicó en Londres el libro
clásico que marcó un hito en la historia del concepto: The
Theory o f E co n o m ic Progress, de Colin Clark.7
Sin em bargo, el concepto de desarrollo tom ó auge después
de la II Guerra Mundial, en la que el m undo quedó
destrozado. El estancamiento y pobreza de las colonias,

5 Idem.

b Alfredo Tecla y Alberto Garza, Teoría, métodos y técnicas en la inves­


tigación social, Ediciones de Cultura Popular, México, 1974, pp. 20, 65.

7 Xavier Androer, “ Evolución inmanente del concepto de desarrollo” ,


en Teología y sociología del desarrollo (Comentario a la “ Populorum
Progressio” ), Editorial Razón y Fe, Madrid, 1968, p. 63.
M is ió n in t e g r a l y t r a n s f o r m a c ió n e s t r u c t u r a l 57

sem icolonias y territorios dependientes se hicieron


inocultables. Ahora debían ser integrados a un mundo que
aparecía distinto, rodeado de miradas negras, amarillas,
indias, mestizas, totalizado y totalizante.8 Se reconoció

q u e las d es ig u a ld a d es e c o n ó m ic a s entre los países y


re g io n es constituían su p ro b le m á tica d o m in a n te, y fue
estructu rán dose d efin itiva m e n te a lre d e d o r del v a lo r
“ d e s a rro llo ” , y así los p ro b le m a s d e los distintos ó rd en es
fu eron in terp retad os crecien tem en te en térm inos del
d es a rro llo .9

Según Arm ando Alarcón, el término “subdesarrollo”


apareció en el seno de las Naciones Unidas entre los años
1944-1945. Se buscaba ansiosamente factores dinámicos que
condujeran a un nuevo orden superior.10
Sin em bargo, es con Joseph Lebret con quien toma cuerpo
la idea del “ desarrollo integral” . Lebret piensa que

p a ra u nos el d esa rro llo es “ m eca n icista ” , p ara otros


“ o r g á n ic o ” ; p a ra u n os se trata d e a ñ a d ir p r o d u c c ió n , p ara
otros es la e le v a c ió n h u m a n a en tod as las capas d e la
p o b la c ió n . (...) Es p la n tear d e n u e v o el p r o b le m a d e una
e c o n o m ía q u e ten g a v a lo r en sí m ism a y el d e una
e c o n o m ía h u m an a q u e v a lg a p a ra to d o el h o m b re y para
to d o s los h om bres. En el p rim er caso, su fin alidad es d e
o rd e n cu an titativo; en el s eg u n d o d e o rd en h u m an o... (...)

8 Rene Báez, Teorías sobre el subdesarrollo, Fondo Editorial


Universitario, Universidad Central del Ecuador, Quito, 1982, p. 22.

9 Manuel Mora y Araujo, “ El concepto de desarrollo y el desarrollo” , en


Ciencias sociales: palabras y conjeturas, Editorial Sudamericana, Buenos
Aires, 1977, p. 43.

10 Citado por Rene Báez, op. cit., p. 101, nota 6.


58 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

L a d e s g ra cia d e l m u n d o actual es q u e tan to el Este c o m o


el O este, lo s p a ís e s d e s a r r o lla d o s com o lo s
su b d esa rrolla d os, o p ta n p o r una d efin ició n d e lo m ás
h u m a n o a fa v o r d e “ ten er m á s” . C o m o con secu en cia , la
a c tivid a d d e los países d esa rro lla d os está dirigida h acia el
“ ten er siem p re m á s” d e sus súbditos, y la a spiración d e los
países su b d esa rro lla d o s h acia el “ ten er ta n to ” c o m o los
pa íses d esa rro lla d os. A partir de este m o m e n to el
d es a rro llo se c o n v ie rte en la a d q u isició n d e la riqueza, o
d e l crecim ien to , o d e la ex p a n sión . En v e z d e p a cificar a
la h u m a n id a d , intensifica sus d iv e rg e n c ia s .11

El 26 de m arzo de 1967, se publica la Carta Encíclica de


Paulo VI, El desarrollo de los pueblos (Populoru m
Progressio), que sigue la misma línea de Lebret sobre el
desarrollo integral de los seres humanos. Allí se afirma que

el d es a rro llo no se re d u ce al sim p le crecim ien to


e c o n ó m ic o . P a ra ser a u tén tico d e b e ser integral, es decir,
p r o m o v e r a to d o el h o m b re y a to d o s los h om bres.

En otra parte, la misma Encíclica hace un llamamiento


dramático a todos los cristianos y a la iglesia a trabajar en
acciones conjuntas para el cam bio:

... en lo su ces ivo las iniciativas lo c a le s 'e in dividu ales n o


bastan ya . L a presen te situ a ción del m u n d o e x ig e una
a cció n d e con ju n to, q u e ten g a c o m o p u n to d e partida una
clara visió n d e to d o s los a sp ecto s ec o n ó m ic o s , sociales,
culturales y espirituales.

11 J. L. Lebret, Dinámica concreta del desarrollo, Herder, Barcelona


1966, p. 45, 47.
M is ió n in t e g r a l y t r a n s f o r m a c ió n e s t r u c t u r a l 59

A pesar de tantas advertencias com o ésta, que enfatizan la


necesariedad d e un enfoque integral, en estos últimos sesenta
años las contradicciones entre los llamados mundo
“desarrollado” y mundo “subdesarrollado” son tan grandes y
visibles, que la pobreza global y de Am érica Latina es una
vergüenza y un escarnio para la humanidad. Por eso mismo,
ante el abandono del enfoque integral por parte del nuevo
orden internacional, hoy es imperativo practicar un enfoque
integral de la misión.

c . Enfoque integral y m isión integral global


Existen diferentes conceptos y puntos de vista sobre lo que
es la misión. John Stott, en su libro La misión cristiana hoy,
pasa revista sobre distintas reuniones y tratadistas sobre el
tema. Allí revela las divergencias en el uso de los términos que
intervienen en la misión de la iglesia:

... h ab ría p ro fu n d a s d ive rg e n cia s en cu an to a nuestro


c o n c e p to d e lo q u e con stitu ye esa “ m is ió n ” , en cu an to al
p a p e l d e la “ e v a n g e liz a c ió n ” en la m isión, y en cu an to al
p a p e l q u e le c o rre s p o n d e al “ d iá lo g o ” en la eva n geliza ció n .
M e tem o , m ás aún, q u e disentiríam os unos d e otros n o
s ó lo en lo q u e en te n d e m o s c o m o la naturaleza d e la
m isión , la e v a n g e liz a c ió n y el d iá lo g o , sino tam bién e n io
q u e e n te n d e m o s c o m o el o b je tiv o d e los m ism o s.12

De acuerdo con esto, es necesario clarificar también el


significado del adjetivo “ integral” cuando se lo aplica a la
misión cristiana en un contexto globalizado com o el descrito
al principio.

12 Véase la introducción y el capítulo 1 de John Stott, La misión


cristiana hoy, Certeza, Buenos Aires, 1975.
60 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

L o cierto es que para llegar cabalmente a este concepto de


“ misión integral” los estudiosos de este cam po han recorrido
casi dos mil años de historia.
P or un lado, aunque los fundamentos de los sectores
cristianos conservadores estuvieron en el último siglo en la
línea salvífica ( “salvación de las almas” , “ conversión-
regeneración” ), su práctica misionera se desarrolló en
términos estratégica y pedagógicam ente “ proselitistas” , en
una búsqueda afanosa del “ crecimiento de la iglesia” y de la
“ implantación de nuevas iglesias” . Reconocem os con
admiración a muchos cristianos que han dado su vida por
¡ esos ideales misioneros,
i—
Por el otro lado, sectores cristianos llamados liberales
superaron la dicotom ía propia de la filosofía griega entre el
alma y el cuerpo. Se percataron de que las condiciones
socioeconóm icas y políticas afectaban directamente la vida
social de personas, familias, comunidad e iglesias, tanto a
nivel nacional com o internacional. Consecuentemente,
enfatizaron el com prom iso social en la definición de la misión
de la Iglesia.
Sin em bargo, respecto a una concepción integral de la
misión, ya en San Pablo encontramos una visión organicista-
fenom enológica-funcional de la sociedad aplicada a la iglesia
(Ro 12.4-5ss; 1 C o 12.12-30). Según su pensamiento, el
cuerpo social está “ integrado” , de la misma manera que lo
está el cuerpo físico. H ay un “ principio de totalidad y de
com plem entariedad” que concibe la realidad com o una
estructura cuyas partes están interrelacionadas.
Según el enfoque integral, ningún acontecimiento en la
sociedad es un evento aislado, sino que unos eventos son
causas o consecuencias de los otros. Entonces, cada
dimensión de la vida humana exige, para ser comprendida,
M is ió n in t e g r a l y t r a n s f o r m a c ió n e s t r u c t u r a l 61

una perspectiva integradora que la considere en relación con


las demás dimensiones en un contexto común.
La misión integral incluye las distintas esferas de la vida
d onde los seres humanos se interrelacionan y producen todo
cuanto les permite la subsistencia espiritual, material y social.
Según René Padilla,

la “misión integrad es la m isión o rien ta d a a la satisfacción


d e las n ecesid a d es básicas d el ser h u m an o, in clu yen d o su
n ecesid a d d e D ios, p e r o tam bién su n ecesid ad d e am or,
a lim en to, tech o, a b rig o, salud física y m ental, y sen tido de
d ig n id a d h u m ana. (...) L a m isión só lo h ace justicia a la
en señ a n za b íb lica y a la situación con creta cu a n d o es
integral. En otras palabras, cu an d o es u n cru ce de fronteras
(n o s ó lo g e o g rá fic a s sin o culturales, raciales, eco n óm ica s,
sociales, políticas, etc.) con el propósito de transformar la
uida humana en todas sus dimensiones, según el propósito
de Dios, y de empoderar a hombres y mujeres para que
disfruten la vida plena que Dios ha hecho posible por
medio de Jesucristo en el poder del Espíritu.13

La misión integralf tiene que ver con las necesidades


básicas, fundamentales e impostergables de los seres
humanos. Es una misión para todo ser humano y para todos
los seres humanos. El testimonio cristiano se da en la
sociedad y su acción debe estar orientada hacia el desarrollo
de los pueblos. Ese desarrollo, por tanto, debe ser integral.
En efecto, cuando tratamos de definir lo “ integral” de la
misión en relación con el problem a de la pobreza,

13 René Padilla, “ Misión integral y evangelización” , en Iglesia y M isión,


No.71/72, Vol 19, N o. 1-2 (enero-junio de 2000): 38. Este artículo
contiene un importante material sobre la misión de la Iglesia y presenta un
enfoque de la misión integral.
62 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

indefectiblemente surge la necesidad de hablar de desarrollo,


y más precisamente de desarrollo integral. Esto es evidente
porque la pobreza es una variable que afecta a la mayoría de
las necesidades básicas que, según Padilla, debe incluir en su
agenda la misión integral para ser, efectivamente, integral.
Además, la misión se realiza en la oikoum ene, es decir, en
toda la creación d on de el nombre de Dios debe ser
glorificado. La iglesia y los creyentes deben permanecer en
todo el m undo con todas sus complejidades. Esta pertenencia
de la misión a lo global significa que la misión integral no
puede excluir de su discurso y práctica una referencia al actual
mundo globalizado. Esto le exige una toma de posición
respecto a las injusticias sistemáticas que, en ese ámbito,
producen la creciente brecha entre los países desarrollados y
los subdesarrollados.
Sin duda, la problemática del desarrollo integral tiene
relación directa con la cuestión de la justicia. Y a hemos
descrito más arriba la inequidad existente en el actual sistema
^neoliberal globalizado. Este sistema perverso tiene que ser
repudiado y com batido por los cristianos que creen en un
y Dios justo, un Dios que da vida en abundancia. Se trata de un
sistema pecam inoso que crea estructuras de opresión,
« ' '/ham bre, miseria y pecado. La participación de los cristianos
/ . en la misión y el desarrollo integrales tiene que ser consciente,
I*} activa y perm anente. Ellos deben ejercitar la voz profética que
anuncia las Buenas Nuevas y denuncia la injusticia y sus
^desastrosas consecuencias.
Por lo pronto, si la misión quiere ser realmente integral, es
^ decir, enfocarse de manera eficaz en el problem a del
desarrollo para disminuir la pobreza, es necesaria una mayor
participación política en favor de los pobres. Las condiciones
económicas creadas por el capitalismo neoliberal han
M is ió n in t e g r a l y t r a n s f o r m a c ió n e s t r u c t u r a l 63

sumergido a nuestros pueblos en profundas crisis. El pueblo


está oprim ido, reprimido y deprimido. Una misión -integral
debe incluir la acción política-liberadora, que marque la
diferencia histórica por la presencia de los cristianos en este
mundo. Mientras tanto, corresponde a los mismos pobres
actuar con fuerza y contundencia, en espera de que las
iglesias tom en en serio su misión integral y se comprometan
con la transformación de las estructuras sociales, económicas
y políticas de nuestros países.
Sin em bargo, los pobres no se liberarán sólo por la gracia
de ser pobres. L o harán en la m edida que madure su
conciencia revolucionaria de cambio; que madure su fe,
aquella que afirma que en Cristo somos más que vencedores
(R o 8.37); que com prendan que ellos no deben ser los objetos
sino los sujetos, autores y actores de los cambios. En esa fe
está la fuerza de los pobres. Los pobres alcanzarán su victoria
en la m edida que asuman su papel histórico y, junto con otros
sectores de la sociedad, formen una alianza para luchar por
cambios profundos. Los pobres alcanzarán su victoria cuando
se levanten decididam ente y se echen a andar (Hch 3.6). Y a
hubo intentos en este sentido en Ecuador, en 1990. Tam bién
recordam os el 21 de enero de 2000, cuando se unieron
indígenas y oficiales jóvenes, y el 28 de m ayo, cuando
sectores indígenas ganaron, por m edio'de elecciones públicas,
alcaldías, concejalías y consejerías provinciales.
Tanto los gobiernos com o los organismos internacionales
(O N U , FMI, BM, BID, etc.) han fracasado en la implantación
de sus m odelos de desarrollo. La misión integral exige que las
iglesias y O N G s cristianas desarrollen de manera creativa
nuevos m étodos y estrategias para superar radicalmente las
condiciones de pobreza y miseria.
64 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

Los organism os internacionales deben respetar los


derechos de no intervención y autodeterminación. Deben
ayudar a las iglesias y organismos locales a cumplir con su
misión y sus proyectos históricos. En ningún caso es tolerable
que los organismos internacionales se metan en los países a
“ dar y hacer” la misión y tareas que deben ser realizadas por
los nacionales.
Por fin, las iglesias y sus instituciones deben elaborar
m odelos pastorales que ayuden a poner en práctica los
? contenidos de la misión integral y enseñen a comprometerse
con el desarrollo integral desde una perspectiva cristiana
liberadora. Para ello, la pastoral debe ayudar a comprender
críticamente las causas de la pobreza y no sólo señalar sus
efectos; debe prom over la participación de los creyentes en
jos actos cívicos y políticos con una conciencia crítica.

4. Reflexiones desde la práctica de la FEDICE

Vam os a resumir el acercamiento integral a la misión que


surge de nuestras últimas experiencias de trabajo con la
Fundación Ecum énica para el Desarrollo Integral,
Capacitación-Educación (FEDICE). C om o indica su sigla, esta
organización trata de ser una expresión de la “ FE” en
Jesucristo Liberador y Salvador, mediante el trabajo para
hacer presente el Reino de Dios y su justicia; y “ D ICE”
expresa la proclamación de las Buenas Nuevas a los pobres
en m edio de una sociedad hostil, injusta y deshumanizada,
cuyas características ya hemos descrito.
Nuestro énfasis es la educación no formal, la capacitación
y la educación popular. Tenem os la convicción de que el
conocim iento de la verdad nos hace libres (Jn 8.32).
M is ió n in t e g r a l y t r a n s f o r m a c ió n e s t r u c t u r a l
. + * 6 5
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Trabajam os fundamentalmente con sectories indígenas. El
m étodo se define con las palabras clave “ capacitación” ,
“ organización” y “ m ovilización” (C O M ): capacitación cívico-
social, política y técnica; organización comunitaria, con una
amplia participación de las bases; y m ovilización comunitaria,
com o una fuerza de presión “ centrípeta” que va desde la
periferia hacia los centros de poder.
Nuestra estrategia teórica y práctica se realiza en la
oikoum ene, es decir, el mundo, especialmente el mundo de
los pobres. Se trata de un trabajo ecuménico con los pobres
que sobrepasa los límites intereclesiásticos e interconfe­
sionales. En la práctica social y política nos unimos a otros
m ovim ientos sociales que buscan objetivos similares: justicia
social, paz y solidaridad.
Junto con los oprimidos y cautivos ejercemos la protesta
don de es necesaria: en las calles, en las carreteras o ante los
organismos públicos. Trabajamos con iglesias evangélicas
interesadas en la misión integral y el cambio social.
Reforzam os la presencia de la iglesia en la comunidad.
Trabajam os con organizaciones indígenas vinculadas con
otras, de segundo y tercer grado, que persiguen objetivos
afines a los de la FEDICE.

a. Ejes del trab ajo de la F E D IC E


El trabajo de la FEDICE se realiza en diferentes ejes:
1. Eje transversal fe/ideología, que implica la toma de
conciencia de que Jesucristo está presente en toda la historia
de los seres humanos, y de que son ?llos quienes hacen la
historia, por la gracia de Dios y por el p od er del Espíritu
Santo. C on Norm an Gottwald afirmamos que la iglesia y sus
instituciones están históricamente m odeladas y, a la vez,
m odelan la historia. El com prom iso cristiano con el Reino de
I
66 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

Dios es histórico, social y político. Es un com prom iso integral


y directo con la com unidad y la sociedad. Desde la
experiencia, esto nos lleva a pensar que toda obra o acción
social que no tiene un com ponente político es com o dar
puntadas sin hilo, es decir, carece de relevancia y se diluye en
el corto plazo. El problem a está en saber discernir qué tipo de
relación política se busca, y cuándo y con quiénes se puede
o debe establecer. En estas decisiones hay mucho relativo al
pensamiento estratégico. L o que es bueno hoy, quizás no lo
sea mañana.
2. Otro eje transversal es el cam ino de la salvación del
pueblo oprim ido y cautivo, es decir, su liberación integral, que
incluye lo espiritual, material, económ ico, social y político. En
nuestros procesos educativos nos com prom etem os a fortalecer
el sentido de vida comunitaria y de pertenencia al grupo
social, indígena y campesino. Esto incluye la revalorización de
su dignidad personal com o seres creados a la imagen y
semejanza de D ios (Gn 1.26-27). Uno de los objetivos de la
FEDICE es “ ayudar a los indígenas y campesinos a
profundizar en una búsqueda de su identidad y compromiso
social que prom uevan un desarrollo integral y justo” .

que d on de no hay organización tam poco hay acción. Los


sueños, anhelos y aspiraciones deben ser articulados de
manera realista con las necesidades sentidas y las prioridades
viables de la gente pobre. La FEDICE es contraria a la
creación indiscriminada de grupos y organizaciones. Donde
ya existen, la FEDICE refuerza y fortalece las organizaciones
tradicionales. Trabaja con las fortalezas y debilidades de la
comunidad. En lugares donde las multitudes están
desamparadas y dispersas com o ovejas que no tienen pastor
(Mt 9.36), nuestro propósito es ayudar a organizarías, pues la

I
M is ió n in t e g r a l y t r a n s f o r m a c ió n e s t r u c t u r a l 67

organización es la única arma que tienen los pobres para 1


hacerse escuchar, hacer respetar sus derechos, conseguir
reivindicaciones y lograr plataformas de lucha:

Si los p o b re s ca re cen de o rga n iza c ió n y p o d er, es^


im p ro b a b le q u e llegu en a ello s los b en efic io s d e los
p ro g ra m a s co n tra la p o b re za , o, si así ocu rre, q u e surtan
e fe c to d u ra d e ro (...) L a red u cció n d e la p o b re za se basa en
que los p o b re s se o rg a n ic e n por sí m ism os en la
co m u n id a d : ése es e l m e jo r a n tíd o to contra la caren cia d e
p o d e r, fu en te básica d e la p o b reza . U n a v e z organ izad os,
los p o b re s p u e d e n influir en el g o b ie r n o loca l y e x ig ir le s j
re s p o n sa b ilid a d es.14

P or supuesto, debe tenerse en cuenta que ni a las clases


dominantes ni a los gobiernos les gusta impulsar la
organización campesina.
4. Un cuarto eje es el de la no intervención en ¡a

en los objetivos com o institución y humildad para escuchar al


pueblo indígena. Implica no imponer criterios o, peor aún,
soluciones institucionales camufladas. Los pobres e indígenas
tienen que ser los autores y actores de su historia y su destino.
Los frutos objetivos son la planificación y ejecución de sus
propias acciones.
5. Un quinto eje, presente en todos los trabajos que realiza
la FEDICE, es la autogestión. Se destaca el esfuerzo propio,
la solidaridad comunitaria y la cooperación. En general, los
pueblos indígenas practican la econom ía solidaria. Esta
econom ía se basa en la socialización de sus medios de

14 “Superar la pobreza humana” , Inform e del P N U D sobre la pobreza


2000, Naciones Unidas, Nueva York, 2000, pp. 13, 74.
68 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

producción, en su capacidad de planificación, organización y


aprovecham iento m áxim o de sus recursos (humanos,
naturales, económ icos y materiales) y en la administración,
ejecución y evaluación de sus propios proyectos (sentido de
m avordom ía integral).

b. Las m u je re s ind íg en as y la ca p a c ita c ió n de género


En estos últimos años, la FEDICE ha dado m ayor énfasis
al trabajo de género, especialmente en las montañas en un
área de la Provincia de Cotopaxi. Los ejes de trabajo antes
mencionados tienen allí gran vigencia. Las respuestas de las
mujeres nos han sorprendido, por su sentido de
responsabilidad, capacidad organizativa, trabajo disciplinado
y cumplimiento de las obligaciones y compromisos
adquiridos. Los productos sociales, económicos, políticos y
ecuménicos son, en verdad, estimulantes. Ellas mismas
manejan sus “ microempresas” y “ miniempresas” . Los
proyectos han ido de m enor a mayor, ya que cada uno de
ellos ha experim entado un desarrollo en cantidad y calidad.
C om o resultado, la gratitud a Dios es grande. El Program a de
las N aciones Unidas para el Desarrollo se queja de lo que
sucede con las mujeres y los programas “ oficiales” :

El p r o b le m a es e s p ecia lm en te a g u d o c o n resp ecto a


asuntos c o m o el g é n e r o y el m e d io a m b ien te... L a m a y o ría
d e los p ro g ra m a s co n tra la p o b re z a n o se con cen tra en la
d es ig u a ld a d d e g é n e r o c o m o fu en te im p ortan te d e la
p o b re za , a p e s a r d e claras d iferen cia s d e g é n e r o en cu anto
a la p o b re z a h u m an a. R ara v e z in corp o ra n c o m p o n e n te s
im p ortan tes fa v o ra b le s a las m u jeres o ex a m in a n la form a
en q u e sus c o m p o n e n te s b en eficiará n a las m ujeres
p o b res... (...) A l tratar d e resaltar los p ro b le m a s d e sus
resp ectiva s esferas, los p ro g ra m a s contra la p o b re za y los
M is ió n in t e g r a l y t r a n s f o r m a c ió n e s t r u c t u r a l 69

p ro g ra m a s so b re cu estion es d e g é n e r o c o n frecu en cia han


p a s a d o p o r a lto el e le m e n to q u e tien en en com ú n , a saber,
las m u jeres p o b r e s .'0

c. El Jubileo y el año 2 0 0 0
Por último, nos referiremos a una preocupación mundial
de una buena parte de la cristiandad: el Jubileo. Sabem os el
significado bíblico del jubileo de Levítico 25 y Deuteronomio
15. Para la FEDICE ha sido un reto trabajar en este tema con
las com unidades indígenas. Estamos sorprendidos por el alto
grado de comprensión del tema y los desafíos que los
indígenas están asumiendo. H ay muchas cosas nuevas que
significan rupturas con el statu quo. Están em ergiendo fuerzas
nuevas desde las profundas necesidades de los pueblos
oprimidos por los viejos sistemas. En este contexto, la Palabra
de Dios se va haciendo historia de liberación (L v 25.10).
1. E l año del Jubileo exige la restitución de la tierra a sus
dueños originales, es decir, a los indígenas y campesinos, los
“ condenados de la tierra” . El Jubileo protege la vida de los
campesinos e indígenas contra la injusta concentración de la
tierra en pocas manos. En pocas palabras, declara que el
latifundio es pecado. En Ecuador hay una monstruosa
acumulación de tierra: se dice que un 4% de los latifundistas
y empresarios agroindustriales controlan el 49% de la tierra
cultivable, un 20% controla el 42% de la tierra, y sólo un 9%
de la tierra queda en manos del 76% de los indígenas y
campesinos. Es necesario luchar por la devolución de la tierra
a los campesinos para que la trabajen.
2. E l año de Ju bileo está en contra de iniquidades que
polarizan la riqueza y la pobreza. Se dice que un campesino

15 Ibid., p. 14.
70 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

en Argentina necesita trabajar 66 años para ganar lo que gana


un empresario agroindustrial en un año; en Chile, 70 años; en
C olom bia, 58, en Ecuador, 130, y en Guatemala, 230. Por
eso, el 91% de nuestros campesinos viven en la pobreza, y el
65%, en la miseria. Estamos obligados a denunciar y combatir
este estado de cosas, aunque tengamos que atravesar por la
experiencia de Juan el Bautista. Nuestros países en Am érica
Latina necesitan cambios profundos de manera urgente, tanto
en las estructuras agrarias com o jurídicas. E l año del Jubileo
implica rectificar errores e injusticias económ icas y sociales. Se
trata de una esperanza para los pobres y oprimidos, y para
todos aquellos que cayeron en la desgracia económ ica y
perdieron condiciones humanas de vida. El Jubileo es una
celebración de gratitud a Dios, Creador y Liberador.
3. E l año de Ju bileo nos llama al perdón universal de las
deudas. En efecto, es un tiem po de remisión de deudas. En
función de esto exigim os la condonación de la deuda externa
nacional, por injusta e inmoral, impagable e incobrable. El
pueblo no se endeudó. Al contrario, nuestra experiencia
indica que si los indígenas contraen deudas, las pagan.
4. Proclamar “ el año del favor del Señor” implica una
perspectiva de misión integral que surge del Evangelio integral
y liberador de Jesucristo (Le 4.19). Ese Evangelio contiene un
llamado al arrepentimiento social y a la justicia social. Por eso
mismo la reconciliación cristiana y la unidad de los cristianos
deben orientar sus esfuerzos a trabajar por la paz, la justicia y
el desarrollo integral.
PERSPECTIVAS BÍBLICAS
DE LA MISIÓN INTEGRAL
Bases bíblicas para la misión integral
en contextos de pobreza

Esteban Voth

En un m om ento de mucha tensión e incertidumbre


Jesucristo pronunció las siguientes palabras: “A los pobres
siempre los tendrán con ustedes, y podrán ayudarlos cuando
quieran; pero a mí no me van a tener siempre” (Me 14.7).
El tema que nos con voca es el fundamento bíblico para la
misión integral en un contexto de pobreza. A pesar de que la
literatura abunda sobre este tema, no sobra la praxis de la
misión integral;, por tanto, nos vem os inmersos en una
realidad que requiere una constante revisión de nuestras ideas
y sugerencias. La iglesia evangélica hoy día invierte mucho^
más esfuerzo en el desarrollo de la espiritualidad individual,
en la búsqueda de un estilo de adoración más genuino, en-
grupos musicales que atraigan a la juventud y en un sin fin de
m étodos de estudio bíblico y evangelización; surge la
pregunta de si la gente “ religiosa” se preocupa en absoluto
por su responsabilidad para con los pobres.1 J

1 Ver el análisis hecho por R. Wuthnow, “W hat Religious People Think


About the P o o r” , Christian Centura, Sept. 7-14 (1994): 812-816.
74 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

Regresem os a las palabras de Jesucristo. Las mismas


fueron dichas en el m om ento en que unas personas
indignadas cuestionaron a la mujer que había ungido a Jesús
en Betania con un perfume muy caro.2 Estas palabras se han
interpretado de muchas maneras y, a mi entender, no
satisfactoriamente. P or esto, a continuación examinaremos
algunas de estas interpretaciones con el propósito de
introducirnos en el problem a de descubrir las bases bíblicas
para una misión integral.
Una de las interpretaciones más populares de la citada
frase de Jesucristo sugiere que hay que resignarse al hecho
que los pobres siempre existirán y que no se puede hacer
r nada. Se descontextualiza la declaración de Jesús para
legitimar una actitud pasiva e irresponsable frente a la
^realidad de la pobreza. Uno tiene derecho a hacer caso omiso
de la situación de los pobres, ya que Jesús insinuó que nada
se podía hacer.
Otra interpretación que acom paña de cerca a la anterior
sugiere que, de alguna manera, la declaración de Jesús señala
que la pobreza ha sido predeterminada por la divinidad. Por
tanto, si la pobreza ha sido “ predestinada” , una vez más se
puede justificar la falta de com prom iso con la cruda realidad
de la pobreza. Esta interpretación le permite al cristiano cerrar
los ojos ante el sufrimiento de millones de personas y
continuar su peregrinaje espiritual por otros caminos.
Hendriksen ofrece una interpretación un tanto diferente.
Afirma que no se trata de que el Maestro estaba
despreocupado por la condición de los pobres, sino de que

2 Según Garland el perfume valía el equivalente al salario de un año de


un obrero. Véase David Garland, Mark, TheN IV A pplication Commentary,
Zondervan Publishing Co., Grand Rapids, 1996, p. 515.
Ba s e s b íb l ic a s p a r a l a m is ió n in t e g r a l e n c o n t e x t o s d e p o b reza 75

estaba por desaparecer la oportunidad de mostrar am or y


honra hacia él, puesto que se encontraba en un estado de
humillación. Y a se aproximaban los eventos de Getsemaní,
Gabatá y G ólgota. L o que había hecho la mujer estaba muy
bien; había sido una obra hermosa.3
Lañe sugiere algo diferente cuando menciona que el regalo
de la mujer representa una expresión hermosa de amor, con
un significado más profundo que seguramente la mujer
desconocía. El regalo era muy apropiado precisamente por el
hecho de que la muerte de Jesús era inminente.4 Lañe acepta
la sugerencia de Danker de entender este evento y las
palabras de Jesús en el contexto del Salm o 41, donde el
pobre e inocente sufre, pero en última instancia sale victorioso
sobre sus enem igos.5 Al igual que el salmista, Jesús es pobre
e inocente, y sufre por ser recto. La mujer en esta ocasión, a
diferencia de los otros huéspedes, reconoce que Jesús era el
ser pobre p o r excelencia.
En su com entario sobre el pasaje paralelo en Mateo, Lenski
afirma que la cuestión primordial de todo este pasaje gira
alrededor del quiasmo “ siempre-no siempre” . N o se establece
una diferencia de valor entre Jesús y los pobres. El contraste
m arcado no es entre Jesús y los pobres, sino entre “siempre”
y “ no siempre” . A los pobres “siempre” los tendrían y podrían

3 W . Hendriksen, Exposition o f the G ospel A ccording to Mark, New


Testament Com m entary, Baker Book House, Grand Rapids, 1975, pp.
559-560.

4 W. L. Lañe, The G ospel A ccord in g to Mark, The New International


Com m entary on the New Testament, William Eerdmans Publishing Co.,
Grand Rapids, pp. 493-494.

5 F. W . Danker, “Th e Literary Unity of Mark 14,1-25", JB L 85(1966):


467-472.
76 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

obrar el bien con ellos “siem pre” . En cam bio a Jesús lo


tendrían unos días más, y esta sería la única oportunidad que
tendría la mujer de rendirle honor.6
Quisiera sugerir que cada una de estas interpretaciones ha
hecho caso om iso del contexto desde el cual Jesús dice sus
palabras. Es importante discernir desde qué lugar Jesús hace
esta declaración y cuál es su cosmovisión al hacerla.
Un repaso del m om ento en el que Jesús se encuentra
muestra que este encuentro entre Jesús y la mujer que lo unge
con el perfume caro se da entre dos situaciones clave en la
vida de Jesús. En Marcos 14:1 leemos que los jefes de los
sacerdotes y los maestros de la ley buscaban, con artimañas
y con malicia, la manera de arrestar a Jesús. Luego, al final de
esta sección, en los vs. 10 y 11 nos enteramos de la traición
de Judas. Entre estas dos situaciones se produce este
encuentro, que marca un contraste tremendo. En m edio de
tanta malicia y traición desleal, que incluye irónicamente el
traspaso de dinero, está la actitud de am or y devoción de la
mujer. Este amor, devoción y honra se expresan a través de
un acto de tremenda generosidad. La mujer no escatima
nada. Ofrece todo a aquél que en verdad se identificó con los
pobres y que, si se quiere, fue pobre p o r excelencia. En este
sentido es necesario notar que las palabras de Jesús, en mi
opinión, son una cita directa de Deuteronom io 15.11: “ Gente
pobre en esta tierra, siempre la habrá” . Pero esta es
solamente la primera parte del versículo, que continúa dicien­
do: “ P or eso te ordeno que seas generoso con tus hermanos
hebreos y con los pobres y necesitados de tu tierra” .

6 R. C. H. Lenski, T he Interpretaron ofS t. M atthew ’s Gospel, Augsburg


Publishing House, Mineápolis, 1961. p. 1009.
Ba s e s b íb l ic a s p a r a l a m is ió n in t e g r a l e n c o n t e x t o s d e p o b r e z a 77

Aqu í hay varios puntos que se deben destacar. En


principio, llamo la atención a la afirmación “ por eso” . Las
ideas de consecuencia y causa están muy claras en el texto
hebreo. El hecho de que los pobres existan suscita una orden
de parte de Y a v é a sus seguidores, para que se ocupen de los
desfavorecidos y “ carenciados” . Es decir, aquí no cabe una
actitud de resignación ni de justificación. T am poco hay lugar
para las excusas e n cuanto al no com prom iso con la realidad
de los pobres. Este es un mandato claro y está subrayado en
hebreo por el “ y o ” explícito y en posición de énfasis. N o
pueden haber dudas en cuanto al mandato y de quien
proviene el mandato.
Ahora bien, es interesante notar que en Deuteronomio
15.4 se había expresado un ideal:

E ntre u stedes n o d e b e rá h a b er p o b res, p o rq u e el S e ñ o r tu


D io s te co lm a rá d e b e n d ic io n e s en la tierra q u e él m ism o
te d a p a ra q u e la p o sea s c o m o h eren cia.

Sin em bargo, reconociendo que en última instancia Israel


habría de quebrantar el pacto, y que este ideal no sería posi­
ble, se hace este llamado pasional a ocuparse de los pobres.
Asimismo, es digno de notar el paralelismo que existe entre
la generosidad de la mujer que unge a Jesús y el llam ado a
ser generoso con los pobres. Cuando Jesús responde a la
indignación de los huéspedes, lo está haciendo desde esta
perspectiva. La mujer había servido con total generosidad, sin
guardarse nada. Al citar Deuteronom io Jesucristo afirma que
la mujer está cum pliendo con el mandato deuteronómico. La
orden en D euteronom io se expresa a través de un verbo que
se repite. Prim ero aparece com o infinitivo absoluto seguido
por la form a imperfecta patoaj tiftaj. Esta es una de las formas
que el idiom a hebreo utiliza para expresar énfasis e
78 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

intensidad.7 Literalmente el texto dice: “Abre (de verdad) tu


m ano” . El mandato claramente exige una generosidad que va
más allá de cualquier legislación que intenta ayudar a los
pobres. Esta es una dem anda de parte de Y a v é que da
contenido práctico a la instrucción de Levítico 19.18: “Am a a
tu prójim o com o a ti mismo. Y o soy el Señor” . Sugiero,
entonces, que este es el trasfondo con el cual es necesario
entender las palabras de Jesús. Cuando Jesús contesta en esta
ocasión, lo hace citando a Deuteronomio, y con todo el
trasfondo del Antiguo Testamento en su conciencia. Por lo
tanto, quienes interpretan que las palabras de Jesús encierran
una especie de resignación en cuanto la realidad de los
pobres, o que de alguna manera la pobreza fue
predeterminada por la divinidad, se equivocan por hacer caso
om iso del contexto desde el cual habla Jesús.
Finalmente, el texto entre manos habla de una devoción
total hacia Jesús. Y a la luz de todo el contexto bíblico, y en
especial si se tom an en cuenta las palabras de Jesús
registradas en M ateo 25.31-46, quien honra a Jesús de
verdad, se preocupa por los pobres. Esto significa que de
alguna manera las palabras de Jesús son un juicio dirigido a
todo aquel que dice honrar a Jesús. La existencia misma de
los pobres es señal de que el discípulo de Jesús no está
obedecien do el mandato deuteronóm ico. En relación con esta
conclusión concuerdo con las ideas presentadas por Garland.8
Cuando Jesús dice: “A los pobres siempre los tendrán con
ustedes, podrán ayudarlos cuando quieran” , está diciendo
que nuestra ayuda no debe ser de a ratos, o según la época,

7 Ver R. Williams, H ebrew Syntax An Outline, 2nd. e<±, University o f


Toronto Press, Toronto, 1976, pp. 37-38.

8 D. E. Garland, Mark, p. 520.


Ba se s b íb l ic a s p a r a l a m is ió n in t e g r a l e n c o n t e x t o s d e p o b r e z a 79

sino que debe ser constante. Adem ás, las palabras de Jesús:
“ Ella hizo lo que p u d o” , implican que la ayuda a los pobres
no depende de gozar de abundancia. La mujer dio todo lo
que podía dar. Sobre esto volverem os más adelante, ya q u ej.
con base en la ofrenda que dio la viuda (Me 12.41-44), la
verdadera cuestión no es “ cuánto uno d a” , ni tam poco “ si
uno da todo lo que p uede” , sino “ con cuánto uno se queda” .
Finalmente, es notable cóm o Jesús relaciona esta acción
con la predicación del Evangelio:

L e s a seg u ro q u e en cu a lq u ier p arte d el m u n d o d o n d e se


p re d iq u e el e v a n g e lio , se con ta rá tam bién , en m e m o ria d e
esta m ujer, lo q u e ella hizo.

C om o recalca Garland: “ ¿Qué es el Evangelio sino buenas


nuevas para los pobres?” (cf. M t5.3; 11.5; L c4 .1 7 -1 9 ).9Jesús
entiende que la misión bíblica deberá ser misión integral por
m edio de la cual se trate al ser humano en su totalidad. En
este sentido sugiero que las palabras de Jesús que
encontramos en Marcos 14.7 en relación con los pobres son
paradigmáticas y programáticas. Representan un m odelo de
misión integral y ofrecen un ejem plo práctico de la vida
cotidiana del siglo 1 en Israel respecto a lo que significa la
praxis de una misión integral. Lejos de ser un texto que apoyaJ

9 Ibid. Ver también la postura articulada en G. C ook y R. Foulkes,


M arcos, C om entario B íblico Hispanoamericano, Caribe, Miami, 1990, pp.
324-326.
80 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

la indiferencia y la resignación frente a la realidad angustiante


de la pobreza, este texto es una guía, un desafío y un llamado
a un com prom iso mucho más profundo y activo con el
prójim o que vive en situación de humillación.
El ejem plo elegido de la vida de Jesucristo com o
introducción a este trabajo tiene com o propósito establecer el
marco teórico con el que trabajaremos. Entendemos que es
clave discernir la cosm ovisión de Jesús, la persona que hizo
misión p o r excelencia. Jesús se hizo presente en un mom ento
particular de la historia, en un lugar particular, en una cultura
particular, y se expresó mediante un idioma particular. C om o
tal, Jesús se expresó en términos culturales entendibles en el
Cercano Oriente Antiguo del primer siglo. A su vez, sabemos
que Jesús se nutrió de la Biblia hebrea para darle contexto,
autoridad y fundamento a su misión. Por todas estas razones,
haremos un rastreo de pasajes clave del Antiguo Testamento
que creem os constituyeron el marco teórico desde el cual
Jesús articuló su misión y la puso en práctica.

7. La misión integral en el Antiguo Testamento

En los primeros capítulos del Génesis encontramos dos


realidades opuestas. P or un lado, tenemos la liturgia de la
creación, caracterizada por una abundancia y una
generosidad maravillosas. T o d a la creación se evalúa com o
muy, p e ro muy buena. La creación y el ser humano com o
parte de ella tienen todo lo necesario para fructificar y vivir
dignamente. P ero con la entrada del pecado, la creación toda
se ve afectada. El pecado no solamente produce daño en el
ámbito espiritual, sino que altera la armonía en los ámbitos de
las relaciones humanas, de la ecología, de lo físico y de la
Ba se s b íb l ic a s p a r a l a m is ió n in t e g r a l e n c o n t e x t o s d e p o b r e z a 81

posibilidad de vida digna para todos los seres humanos. Si '


bien es cierto que las palabras pobreza y opresión no
aparecen en estos primeros capítulos del Génesis, el relato sí
narra eventos que tienen que ver con estas realidades. Desde
el fratricidio com etido por el hermano más fuerte, pasando
por la violencia de Lamec, y culminando con la construcción
de la torre de Babel, lograda seguramente con el trabajo de
esclavos, se pinta un cuadro que necesita de una misión que
se ocupe de todo cuanto ha sido afectado por el pecado. \
Desde el principio de todas las cosas vem os que no se puede
adoptar una visión simplista o “ reduccionista” en cuanto a lo
que la creación necesita. Jesús conocía muy bien este texto de
Génesis, y sugiero que por eso la realidad allí descrita
formaba parte de la cosmovisión de Jesús. Esta cosmovisión
afectaba la manera en que Jesús se acercaba a la gente y a las
situaciones que la gente vivía.
Jesús también conocía muy bien las instrucciones escritas
en el libro de Levítico. Una de ellas es pertinente para nuestra
discusión. En Levítico 19.9-10 leemos lo siguiente:

C u a n d o lle g u e el tie m p o d e la cosech a, n o siegu en hasta


el ú ltim o rin cón d e sus c a m p o s ni recoja n tod as las espigas
q u e allí q u ed en . N o rebu squ en hasta el ú ltim o ra cim o d e
sus viñas, ni re co ja n las u vas q u e se h ayan ca íd o . D éjen las
p a ra los p o b re s y los extranjeros. Y o s o y el S e ñ o r su D ios.

La legislación hebrea era muy clara en cuanto a la


provisión para los pobres, es decir, se preocupaba por la
dignidad del ser humano en varios sentidos. En primer lugar,
se preocupaba de que tuviera lo suficiente para comer. Pero
también es necesario señalar que en esta legislación estaba
implícita la posibilidad de trabajo. “ Espigar” un cam po y
“ recoger” las uvas caídas eran trabajo, no limosna. Y el
82 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

./trabajo es esencial para la dignidad de la persona. Una vez


\0 --------«----- ---------- ^ -------------------------------------------------------------- ----------------------- —
más el texto nos confronta con una propuesta integral. N o se
trata solamente de dar de comer, sino de proveer un contexto
donde el ser humano puede recuperar también su dignidad.^
Sin duda, la legislación tiene que ver con una sociedad
agraria. En una sociedad d e esta índole, la tierra se constituye
en un elem ento indispensable para la vida. El texto hebreo
declara categóricamente que la tierra pertenece a Dios. El ser
humano es llam ado a ser un m ayordom o fiel de la tierra, que
es de Dios. Esto no significa que no puede haber propiedad
privada, pero sí que aun la propiedad privada debe someterse
a la soberanía de Dios. Este principio básico se expresa de
diversas maneras prácticas. El jubileo nos confronta con un
principio mediante el cual se restituye la tierra que ha perdido
el pobre. La ley mosaica también establece que el hermano
debe “ redimir” la propiedad que su hermano pobre tuvo que
vender. Asimismo, la institución del levirato nos habla de una
preocupación por la integridad y el bienestar de la cuñada
que queda viuda. En toda esta legislación Dios expresa su
voluntad de que todo su pueblo tenga derecho a una vida
digna.
Siguiendo el orden canónico del texto sagrado en hebreo,
en<DeuterQnomÍQ)10.18-19 encontramos la profunda preocu­
pación de Dios por los que carecen de tina estructura familiar
que los proteja:

Él d e fie n d e la cau sa d el h u érfa n o y d e la viu d a , y muestra


su a m o r p o r el ex tra n jero , p r o v e y é n d o le ro p a y alim en to.
Bases b íb l ic a s p a r a l a m is ió n in t e g r a l e n c o n t e x t o s d e p o b r e z a 83

A s í m is m o d e b e s tú m ostrar a m o r p o r los extranjeros,


p o rq u e ta m b ién tú fuiste ex tra n jero en E gipto.

Así com o Dios había extendido su justicia hacia los


esclavos en Egipto, ahora los receptores de esa justicia debían
extenderla hacia la viuda, el huérfano y el extranjero. ¿Por
qué se habla en particular de estos y no de otros? Porque ellos
tienen en común el hecho de no contar con el respaldo de
una red familiar. En las sociedades tradicionales, la red de
parentesco era la clave en cuanto al “seguro social” . Dios está
extremadamente preocupado por aquellos que han perdido
su seguro social, y por ende su lugar de pertenencia en la
sociedad. Esa preocupación se traduce en un mandato pará
la com unidad que se autodenomina “ pueblo de Dios” . En el
resto de D euteronom io este mandato tiene dos preocupa­
ciones:. eli^ lím enf&y latjusticia^Una lectura de Deuteronomio
deja com o lección que el m andato de Dios es un mandato
integral mediante el cual se toma en cuenta a “ toda” la
p ersona. Este es el contexto desde el cual Jesús habla y hace.
Jesús es muy consciente de toda esta legislación y, de manera
simple y profunda, viene a cumplirla y a encarnarla para
demostrar que sí es posible su realización.
El relato de Rubinsertado en la historia deuteronómica nos
muestra una situación por demás extrema. La narrativa nos
habla de dos mujeres. El hecho de ser mujer en esa época en
Israel ya significaba estar en una situación de desventaja.
Estas dos mujeres quedán viudas. Las dos mujeres, de
diferentes m om entos y lugares, son extranjeras. Finalmente;
ambas sé encuentran e n ' una situación de pobreza
preocupante. Tal es así que N oem í expresa un lamento al
volver a su tierra:
84 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

M e fui c o n las m a n o s llenas,


p e r o el S e ñ o r m e ha h e c h o
v o lv e r sin n ada.
¿ P o r q u é m e lla m a n N o e m í
si m e h a a flig id o el S eñ o r,
si m e h a h e c h o d es d ich a d a
el T o d o p o d e r o s o ?
(R u t 1.2 1)

En esta situación de desprotección total en la que N oem í


había perdido tod o — esposo, hijos, y una de sus dos
nueras— cobran sentido dos instituciones establecidas en la
je y, que posibilitan la rehumanización de estas dos viudas. Y a
com entam os una de ellas: la que se refiere al permiso para
\ \ que los pobres recojan parte de la cosecha. La otra institución
^ ( q u e aparece aquí es la del “ pariente redentor” (g o ’e l).10 El
papel que juega esta institución es clave y próvee una
.solución permanente a la situación desesperante de la viuda.
En primer lugar, el “ pariente redentor” rescata (redim e) la
propiedad de la pariente que está en necesidad, y en §egundo
lugar, se casa con la viuda del pariente que ha fallecido. En
este caso podría ser que las pautas para el levirato y el
“ pariente redentor” se fusionan. Este ejem plo es importante
porque muestra cóm o la legislación ‘ divina afecta lo
estructural. Mediante estas dos instituciones se transforma una
estructura de pobreza, desam paro y discriminación en una
situación estructuralmente buena. La sociedad de Israel tiene
una estructura a su alcance para proveer una solución
permanente a la seguridad de la persona más débil. Se puede

10 Consultar E. Jenni y C. Westermann, D iccionario Teológico Manual


del A ntiguo Testamento, vol. I, Cristiandad. Madrid, 1978, pp. 549-564.

I
Bases b íb l ic a s p a r a l a m is ió n in t e g r a l e n c o n t e x t o s d e p o b r e z a 85

sugerir entonces que en esta estructura de bien el fuerte


interviene a favor del débil.
En la época de la monarquía, en Israel, los reyes tenían
claras indicaciones
r "
en la w
literatura deuteronómica
' — ----------“ “ ------------------------ ■ .
acerca de
cóm o debía ser su conducta y qué era lo que debían hacer.
En D euteronom io 17.14-20 encontramos una legislación que
no legitim a la institución de la monarquía, pero sí le pone
límites bien definidos. En primer lugar, el rey debe ser elegido
por Y a v é y d ebe ser alguien que pertenece al pueblo de Dios
(v. 15). En segundo lugar, “ el rey no deberá adquirir gran
cantidad de caballos” , es decir, se le impone un límite a su
p oderío militar. En tercer lugar, “ el rey no tomará para sí
muchas mujeres” (y. 17). Esto implica que se establece un
límite a su poderío político, ya que el casamiento con mujeres
extranjeras tenía com o propósito establecer alianzas que
extendían el p od er político. En cuarto lugar, “ ... tam poco
acumulará enorm es cantidades de oro y plata” (v. 17), lo cual
indica que también se restringe su poder económ ico. -¿Por
qué? Porque así aprenderá el rey a temer a Y avé, a seguir sus
palabras y preceptos, y entonces “ no se creerá superior a sus
hermanos...” (v. 20). Estos límites se ponen para que el rey,
quien tiene el poder, no abuse de su gente ni la oprim a por
creerse “ más y m ejor” .11 Sin duda, este es un ideal de
“ equidad e igualdad” que el texto revelado proclama. Jesús,
el Rey de reyes, al encarnar esta enseñanza, vivió al servicio
de su prójimo, sanando al enfermo, liberando al oprim ido y^j
dignificando a la mujer.
La misma preocupación y perspectiva se encuentra en la
literatura poética que se encuentra en la antología llamada
Salmos. Particularmente los Salmos 9-10, que en realidad son

11 Com parar con los ideales para un rey establecidos en el Salm o 72.
86 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

un solo salmo, presentan a Y a v é com o el salvador del pobre


y del oprim ido.12 En estos salmos se repiten varias veces
términos que describen a personas en necesidad: el oprimido
(dak); los afligidos ( ‘anauim); el necesitado ( euyon); el débil,
indefenso ( ‘ani); la víctima (helekah); y el huérfano (yatom ).
En cada una de estas situaciones se presenta a Y a v é com o
aquél que trae la justicia. C ada uno de estos seres
desfavorecidos en la sociedad tiene el derecho de clamar a
Y a v é por su situación personal o comunitaria, y Y avé
responderá y se ocupará de toda su realidad con justicia. La
salvación no es meramente algo para el futuro, ni algo
estrictamente "espiritual." La salvación del Y a v é que trae
justicia es concreta, es ahora y es integral. El texto dice:

P e r o el S e ñ o r reina p o r siem pre; p a ra em itir ju ic io ha


e s ta b le c id o su tron o. Ju zgará al m u n d o co n justicia;
g o b e rn a rá a los p u e b lo s c o n eq u id a d ! El S e ñ o r es refu gio
d e los o p rim id o s ; es su b alu arte en m o m e n to s d e angustia.
(S al 9 .7 -9 )

Una vez más es evidente que una poesía com o ésta de la


Biblia hebrea pudo haber servido de fundamento para la
manera en que Jesús realizó su misión aquí en la tierra.
En la Biblia hebrea la literatura sapiencial tiene caracterís­
ticas propias y su marco teórico es un tanto diferente al de los
otros géneros literarios que hemos considerado hasta ahora.
N o obstante, en términos generales esta literatura sugiere que
la sabiduría conduce hacia una conducta que busca la justicia.
Ahora bien, la literatura de sabiduría que encontramos en el

12 Los argumentos a favor de considerar estos dos salmos com o una


unidad son varios. V er H.-J. Kraus, Psalms 1-59, Augsburg Publishing
House, Mineápolis, 1988, p. 191.
Bases b íb l ic a s p a r a u \ m is ió n in t e g r a l e n c o n t e x t o s d e p o b r e z a 87

libro de Proverbios plantea que una de las causas que


contribuyen a la existencia de la pobreza es la vagancia:

La pereza conduce al sueño profundo;


el holgazán pasará hambre.
(Pr 19.15)

i . No te des al sueño, o te quedarás pobre;


manténte despierto y tendrás pan de sobra.
(Pr 20.13; cf. 20.4; 21.17; 21.25)

En este contexto de reflexión sobre las experiencias de la


vida, el texto afirma que a veces la pobreza es el producto de
una actitud incorrecta.
Sin em bargo, esta misma literatura sugiere que muchas
veces la pobreza es causada por la injusticia. Por tanto, no se
puede generalizar y atribuir la existencia de la pobreza a
situaciones de vagancia. El autor de Proverbios afirma:

En el campo del pobre hay abundante comida,


pero ésta se pierde donde hay injusticia.
(Pr 13.23)

El gobernante que oprime a los pobres


es como violenta lluvia que arrasa la cosecha.
(Pr 28.3; cf. 14.31; 22.16, 22-21)

La literatura de sabiduría reconoce que la injusticia es una


de las causas más importantes de la pobreza. Por esto
también declara que Dios ha de defender la causa de los
pobres, particularmente cuando la realidad de ellos se debe a
un contexto de injusticia:
88 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

N o e x p lo te s al p o b r e p o rq u e es p o b re ,
ni o p rim a s en los tribunales a los n ecesitados;
p o rq u e el S e ñ o r d e fe n d e rá su causa,
y d e s p o ja rá a q u ien e s los d esp ojen .
(P r 2 2 .2 2 -2 3 )

El Dios de la justicia advierte que intervendrá a favor de los


pobres cuando no se los trate con justicia y dignidad. La"'
misión de Dios no se limita a establecer una relación espiritual
con el ser humano, si bien esto es de suma importancia. La
misión de Dios también se ocupa de los aspectos concretos de
la vida cotidiana, La literatura de sabiduría, a través de
Proverbios y Job (29.14; 31.13-23; 24.1-12), reafirma este
concepto y proclama que la justicia es fundamental en
relación con la práctica de la misión. Si la justicia es de suma
importancia para la misión de Dios, cuanto más debería serlo
para la misión que la Iglesia de Dios lleva a cabo.
Quizá el género literario que más desafíos presenta en
relación con nuestro tema es el género profétjcooCuando los
profetas de la Biblia hebrea proclamaban el mensaje de Dios,
lo hacían tom ando en cuenta toda la realidad que vivía el ser
humano. Estos hombres se ocupaban de la religiosidad de la
gente, de su espiritualidad, de su lealtad a Dios y de su
, condición física. En relación con esto, los profetas desafiaban
por igual tanto a los líderes religiosos com o a los que tenían
•■'el poder político. U no de los asuntos que más ocupaba al
profeta era la justicia. A diferencia de la literatura de,
sabiduría, para el profeta la verdadera causa de la pobreza
residía en la presencia de la injusticia. Esta injusticia se había
^ institucionalizado tanto en la realeza com o en el clero,
justamente las dos entidades que tenían el mandato de Dios,
a través de la legislación mosaica, de velar por el bienestar de
la gente y asegurar que tod o ser humano fuera tratado con

1
Bases b íb l ic a s p a r a l a m is ió n in t e g r a l e n c o n t e x t o s d e p o b r e z a 89

justicia. Adem ás de ocuparse del problem a de la injusticia, los


profetas también denunciaban la idolatría y la desobediencia
a los mandamientos.
Uno de estos profetas llevaba por nombre (A m ó s ) Este
profeta fue enviado desde el pequeño reino del sur a
denunciar al poderoso reino del norte. Fue hasta su capital,
Samaría, y allí predicó contra la idolatría, el pecado y la
terrible opresión de los pobres. Am ós hizo una denuncia
integral para así proclamar una esperanza integral. Atacó la
religiosidad vacía de todo contenido ético y a la vez denunció
la injusticia reinante. Sus palabras ya son clásicas:

A s í d ic e el S eñ o r:
"L o s d elito s d e Israel han lle g a d o a su co lm o ;
p o r tanto, n o re v o c a r é su castigo:
V e n d e n al ju sto p o r m o n ed a s, \........
y al n ecesita d o , p o r un p a r d e sandalias.
P iso tea n la c a b e za d e los d es va lid o s
c o m o si fu era el p o lv o d e la tierra,
y p ervierte n el ca m in o d e los p o b res."
(A m 2 .6 -7 a )

Sin em bargo, Am ós no se ocupó solamente de la opresión


de los pobres en términos generales, sino que también sacó a
la luz la opresión que pesaba sobre la mujer: "Padre e hijo se
acuestan con la misma mujer, profanando así mi santo
nombre" (Am 2.7b). Si bien hay cierta diversidad en cuanto
a la interpretación de este texto, sugerimos que Am ós señala
dos problem as aquí. Uno de ellos es la inmoralidad, que
atenta contra el santo nombre de Y avé, y el otro es la terrible
opresión de la mujer por parte del varón. La misión que llevó
a cabo Am ós era una misión que se dirigía no sólo a la
totalidad del ser humano com o tal, sino también a la totalidad
de su realidad. Si bien Am ós era consciente de que la •
90 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

injusticia en su tiem po estaba prácticamente legalizada y


legitimada por los poderosos intereses de la realeza y el clero,
su misión no se limitó a denunciar la idolatría y las
aberraciones teológicas de su tiempo. El confrontó a los
poderosos, quienes tenían en sus manos la posibilidad de
resolver la situación angustiante de la gente pobre, y así su
misión fue mucho más abarcadora. Según nuestro entender,
Jesús, un profundo con ocedor de la misión de Am ós, encarnó
el mismo tipo de misión. Sugerimos que lá vida y praxis de
Am ós pueden haber sido de inspiración a Jesús, y también le
pueden haber servido com o legitimación de su ministerio
desde la tradición. Es decir, cuando Jesús presenta las
demandas del Reino, no lo hace en un vacío, sino respaldado
por una tradición de mucha autoridad.
( M iqueas)fue otro profeta del siglo 8 a.C. cuya misión fue
ocuparse de varios males que padecía la sociedad. Miqueas
también se enfrentó con los profetas falsos que estaban
mancomunados con la realeza y sólo proclamaban lo que le
convenía al rey. Pero este profeta también se ocupó de
denunciar otras enferm edades sociales tales com o la opresión
y la corrupción. Su misión incluía anunciar el castigo que les
vendría a los ricos opresores, quienes

¡ ... s ó lo p ien sa n en el m al,


y aun a co sta d o s h acen p la n es m a lva d o s!
En cu a n to a m a n e c e , los lleva n a c a b o
p o rq u e tien en el p o d e r en sus m an os.
B a s e s b íb lic a s p a r a la m isión i n t e g r a l en c o n t e x t o s d e p o b r e z a 91

C o d ic ia n ca m p os, y se a p ro p ia n d e ellos;
casas, y d e ellas se ad u eñ a n .
O p rim e n al v a ró n y a su fam ilia,
al h o m b re y a su p ro p ie d a d .
(M iq 2 .1 -2 )

Y a los gobernantes corruptos el profeta, sin ningún tipo de


tapujo, les dice:

E scuchen, g o b ern a n tes d e J a cob ,


a u to rid a d es del p u e b lo d e Israel:
¿ A c a s o n o les c o rre s p o n d e a ustedes
c o n o c e r el d e re c h o ?
U sted es o d ia n el b ien y a m a n el m al;
a m i p u e b lo le arran can la p iel d el cu erp o
y la ca rn e d e los huesos;
u stedes se d e v o r a n a m i p u eb lo ,
le arran can la piel, le ro m p e n los huesos;
lo descu artizan c o m o ca rn e p a ra la olla,
c o m o ca rn e p a ra el h o m o .
(M iq 3 .1 -3 )

La situación de la gente era tan desesperante que Miqueas


la describió con lujo de detalles. Su misión incluyó no sólo un
llamado al arrepentimiento y a la renovación de la lealtad
hacia Dios, sino un hacerse cargo de la realidad socio­
económ ica del pueblo. La descripción de lo que hacen los"
gobernantes corruptos en los tiempos de Miqueas le cabe muy
bien a los que hoy im ponen el plan económ ico neoliberal, y
a los que lo aceptan con brazos abiertos en nuestro continente
latinoamericano. En la misión de Miqueas hay lugar y coraje
para señalar a todas las esferas de liderazgo que definen y
determinan la realidad de la gente: J
92 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

Sus go b e rn a n te s ju zg a n p o r so b o rn o,
sus sa cerd o te s instruyen p o r pa ga ,
y sus p ro fe ta s p re d ic e n p o r din ero.
(M iq 3 .1 1 )

Solam ente una misión integral tiene posibilidades de


redefinir y reorientar la realidad que vive la gente. Una misión
parcial, reduccionista, dualista, no podrá ofrecer una alterna­
tiva diferente, que transforme la situación del ser humano. El
ejem plo del profeta representa un llamado de atención a la
Iglesia de Jesucristo, que sólo proclama palabras que seducen
y entretienen pero que no alcanzan para hacer la cirugía
i profunda que necesita nuestra sociedad latinoamericana.
k El profeta(Tsaías)fue uno de los pocos profetas que tuvo
acceso directo a la corte del rey. Esto sugiere que él perteneció
a una familia de la nobleza. N o obstante, este hombre llamado
por Dios no intentó proteger los intereses de la realeza sino
que llevó a cabo una misión contracultural que lo puso en
constante peligro. Una de sus preocupaciones era denunciar
el proceso de acaparamiento de propiedades por parte de la
realeza y de los ricos. Isaías clamó a voz en cuello:

¡A y d e a q u e llo s q u e a ca p a ra n casa tras casa


y se a p ro p ia n d e c a m p o tras c a m p o
hasta q u e n o d eja n lu ga r p a ra n ad ie m$s,
y term in an v iv ie n d o so lo s en el país!
(Is 5 .8 )

Existen dos paralelos m odernos a la realidad que describe


Isaías: los latifundios y los "barrios cerrados" donde sólo vive
gente com o uno. Este proceso de ir quitándole posibilidades
, de vida digna al pueblo no era aceptable según la ley deute-
ronómica, y el profeta se encargó de señalarlo. Buscar justicia
para la gente era una parte integral de la misión del profeta.
Ba se s b íb l ic a s p a r a l a m is ió n in t e g r a l e n c o n t e x t o s d e p o b r e z a 93

A Isaías también le preocupaba la relación que el pueblo


tenía con Dios, es decir, la condición espiritual del pueblo no
era un tema circunstancial. El profeta dice:

¡L á v e n s e , lim p íen se!


¡A p a rten d e m i vista sus obras m alvadas!
¡D e je n d e h acer el m al!
¡A p re n d a n a h a c er el bien !
¡B u sq u en la justicia y repren d a n al opresor!
¡A b o g u e n p o r el h u érfa n o y d efien d a n a la viu da!
(Is 1 .1 6 -1 7 )

Es clave notar que la preocupación por la limpieza de


corazón y por la justicia iban de la mano. El profeta no
separaba una cosa de la otra. Su llamado a vivir según la
voluntad de Dios, a ser limpios de corazón, estaba entretejido
con el llam ado a buscar la justicia, cuidar al huérfano y
defender a la viuda. La misión que encarnaba el profeta era j
una misión integral y no dualista y fragmentaria. Isaías
entendió que el mensaje que él recibió de parte de Dios era
un mensaje que abarcaba todos los aspectos de la vida y la
persona. Los dualismos griegos y los reduccionismos
misionológicos no tienen cabida en la propuesta bíblica.
Otra parte de la misión del profeta era confrontar no sólo
las leyes injustas, sino también a aquellos que las formulaban.
En Israel los ricos y los poderosos se encargaron de redactar*
leyes que legitimaban la opresión. Ellos crearon el contexto
legal por m edio del cual la opresión se legitimaba. Por eso el
profeta, al darse cuenta de esta realidad, no la espiritualiza ni
la esquiva, sino que la confronta de manera directa:
94 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

¡A y d e los q u e em iten d ec re to s inicuos


y p u b lica n ed ic to s o p res ivo s !
P riv a n d e sus d e re c h o s a los pob res,
y n o les h a cen ju sticia a los o p rim id o s
d e m i p u e b lo ;
h acen d e las viu d a s su presa
y sa q u ea n a los h u érfan os. (Is 10.1-2)

En relación con esto, es interesante recordar la respuesta


que Jesús les d io a los maestros de la ley cuando uno de ellos
le preguntó cuál era el m andamiento más importante de la
ley. Jesús le respondió categóricamente: amar a Dios con
todo el corazón, alma y mente, y amar al prójim o com o a uno
mismo. Y luego agregó: "N o hay otro mandamiento más.
importante que éstos" (Me 12.28-33). T o d o esto indica que ni
Jesús ni la ley mosaica redujeron o limitaron los m andamien­
tos a sólo una correcta relación con Dios. El desafío era vivir
el Evangelio de una manera integral. P or eso la misión del
profeta también incluía ocuparse del sistema legal, de lo que
ocurría en las cortes y de la emisión de leyes que eran
injustas. La corrupción de los jueces, tanto en el Israel antiguo
com o en nuestros países latinoamericanos hoy, no queda al
margen de una misión bíblica integral. La propuesta que
surge de la revelación de Dios exige que quien hace misión
..procure que el mensaje de vida penetre en todos los ámbitos
de la vida y afecte a la persona en su totalidad.
Jeremías es el último profeta y autor que consideraremos
de la Biblia hebrea. Este profeta tuvo la desgracia de ver
cóm o se cumplían sus profecías de juicio y de destrucción.
Ninguno sufrió com o él, en carne propia, la experiencia dé
ver que su pueblo era llevado al cautiverio com o ganado.
Pero antes de que sucediera todo esto, Jeremías advirtió vez
tras vez al liderazgo de la nación. Se dirigió al rey, a los
B a s e s b íb lic a s p a r a la m isión i n t e g r a l en c o n t e x t o s d e p o b r e z a 95

sacerdotes y a los profetas de manera reiterada, haciéndolos


responsables de la situación crítica del pueblo. El pueblo
estaba lejos de Dios, lejos de una vida digna y muy cerca de
la desintegración política; y el principal responsable era el
liderazgo. Los falsos profetas proclamaban: "Paz, paz, paz",
cuando no había paz. Los sacerdotes habían vaciado el
sistema sacrificial de todo sentido y contenido ético. Los reyes
oprimían al pueblo descaradamente. Esta situación requería
el surgimiento de una persona que encarnara una misión
integral que ofreciera una alternativa viable de esperanza.
Cuando Jeremías denunció la opresión provocada por el
rey Joacim, lo hizo con las siguiente palabras, provenientes de
la boca de Y avé:

¿ A c a s o eres rey s ó lo p o r a ca p a ra r m u ch o ced ro ?


T u p a d re n o s ó lo c o m ía y beb ía,
sin o q u e p racticab a el d e re c h o y la justicia,
y p o r es o le fu e bien .
D e fe n d ía la cau sa del p o b re y d el n ecesitado,
y p o r es o le fu e bien .
¿ A c a s o n o es esto c o n o c e rm e ?
(Jer 2 2 .1 5 -1 6 )

El conocim iento de Dios, condición sine qua non para"'


desarrollar una espiritualidad sana, estaba íntimamente!
relacionado con la práctica de la justicia. Una vez más se^
evidencia cóm o el texto bíblico mantiene ambas realidades
unidas. Para Jeremías la misión requería la proclamación de
un mensaje que incluyera una preocupación por "conocer a
Dios", pero este conocim iento debía manifestarse en los
hechos mediante la búsqueda y la práctica de la justicia. Se
trata de dimensiones que no se pueden divorciar.
Una de las preocupaciones mayores del pueblo de Dios era
la de poder seguir vivien d o en la tierra que Dios les había
96 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

dado después del milagro del éxodo. Los sacerdotes habían


convencido al pueblo de que si iban al templo y cumplían los
sacrificios con fidelidad, seguramente podrían habitar en la
tierra para siempre. Jeremías refuta con ímpetu tal teología:

N o c o n fíe n en esas p a la b ra s e n ga ñ o sa s q u e repiten: '¡Este


es el te m p lo d e l S eñ o r, el te m p lo del S eñ o r, el te m p lo el
S e ñ o r !’ S i en verd ad e n m ien d a n su co n d u cta y sus
a ccio n es, si en v e r d a d p ractican la justicia los u nos co n los
otros, si n o o p rim e n al extra n jero ni al h u érfa n o ni a la
viu d a , si n o d erra m a n sa n gre in ocen te en este lugar, ni
sigu en a o tros d io ses p a ra su p r o p io m al, en ton ces los
d eja ré segu ir v iv ie n d o en este país, en la tierra q u e di a sus
a n tep a s a d o s p a ra siem p re. (J er 7.4-7)

La misión de Jeremías, que luego Jesús encarnó com o el


Dios-Hom bre, fue una misión que denunció tanto la idolatría
com o la injusticia. Por tanto, la alternativa de esperanza que
él proclama es una que busca la justicia en m edio de una
lealtad absoluta a Dios.

2. La misión integral en los Evangelios


del Nuevo Testamento

Aunque el análisis que hem os hecho de los textos de la


Biblia hebrea no representan un análisis exhaustivo, servirán
com o marco teórico para entender las palabras y las
propuestas de Jesús. Querem os volver a subrayar que es
importante reconocer que Jesús "habla" y "hace" a partir de
una cosm ovisión que tiene a flor de piel el mensaje de la
Biblia hebrea. N o se puede entender a Jesús sin el trasfondo
Ba se s b íb l ic a s p a r a u \ m is ió n in t e g r a l en c o n t e x t o s d e po b r e z a 97

de la obra de Dios en la historia narrada en la literatura


sagrada del pueblo de Israel.

La gran om isió n
Según el Evangelio de Lucas, las primeras palabras
públicas que emite Jesús fueron las que lee del profeta Isaías
en la sinagoga de Nazaret:

El Espíritu d el S e ñ o r está so b re mí,


p o r cu a n to m e ha u n g id o
p a ra an u n cia r bu en as n u eva s a los pobres.
M e ha e n v ia d o a p ro cla m a r libertad a los cau tivos
y d a r vista a los ciegos,
a p o n e r en libertad a los op rim id os,
a p r e g o n a r el a ñ o d el fa v o r d el S eñ o r.
(L e. 4 .1 8 -1 9 )

Jesús aparece en escena y se presenta mediante la lectura


del profeta Isaías. En ese mismo instante se apropia de las
palabras del profeta. Al hacerlo, Jesús declara que está
autorizado por alguien, es decir, por el Señor mismo. En el
texto hebreo hay una intensificación del título divino: es el
Señor que es soberano, el Señor de señores, el que no tiene
igual. Jesús no aparece en escena solo, sin ap oyo ni respaldo.
N o se presenta com o un "llanero solitario" en el "cam po
misionero" para hacer y deshacer según lo que a él le parece.
Sus credenciales se establecen mediante dos imágenes. En
primer lugar, se afirma que el Espíritu de Y a v é está sobre él.
Este no es un espíritu esotérico, místico, en el m ejor estilo de
la "nueva era." Este Espíritu es uno q i e tiene el poder para
transformar la realidad. Es el mismo que erradicó los poderes
del caos en la creación, y que abrió las aguas durante el
éxod o, cuando los esclavos israelitas fueron liberados de las
98 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

garras opresoras del faraón de Egipto. En segundo lugar, se


afirma que Jesús ha sido ungido por Y avé. El acto de ungir es
un acto litúrgico por m edio del cual una comunidad le da
autoridad a alquien.13 P or tanto, Jesús viene a hacer misión
con esta doble dosis de autoridad.
La misión que viene a cumplir Jesús es esencialmente el
poner en acción el significado total del evangelio.
Interesantemente esto se expresa a través de una serie de
verbos que hablan de acción, de com promiso y de sacrificio.
En la narrativa de Lucas tenemos los siguientes verbos:
anunciar, proclamar, dar vista, liberar y pregonar. Pero en el
texto hebreo de Isaías tenem os otros tres verbos adicionales:
sanar, consolar y confortar. T od os estos verbos tienen mucha
importancia, puesto que señalan y definen ministerios hacia
los débiles, los marginados, los discapacitados y los que no
tienen poder, para su restauración com o seres humanos y
para que puedan funcionar com o tales en la comunidad.
F Esta es la esencia de la misión para Jesús. Esto es lo que
vino a hacer. El problem a de la Iglesia ha sido que ha
decidido "espiritualizar" estos verbos al punto que les ha
quitado todo poder. La iglesia evangélica en general ha
dom esticado estos verbos y les ha quitado la posibilidad de
hacer cirugía a fondo. P or esto he llamado a esta sección del
N u evo Testam ento "la gran omisión", en contraste con el texto
más popular con ocido com o "la gran comisión". N o obstante,
es necesario recordar que quien pronuncia estos verbos viene
con la autorización del Espíritu del Señor. Y ese Espíritu
tienen el poder para cambiar realidades, para transformar el
caos en orden, la esclavitud en libertad y la condenación en

13 Ver W. Brueggemann, Isaiah 40-66, Westminster Biblical


Companion, Westminster, John Knox Press, Kentucky, 1998, pp. 212-215.
Bases b íb l ic a s p a r a l a m is ió n i n t e g r a l e n c o n t e x t o s d e p o b r e z a 99

salvación. Esto significa que "la gran omisión" (Le 4.18-19)


debe llegar a convertirse en "la gran misión", para, que la
iglesia pueda en verdad cumplir con "la gran comisión" (Mt ,
28.16-20).
—y
El evangelio de Lucas exhibe un interés continuo en el
com prom iso de Jesús con los pobres y con su misión
claramente expresada en su presentación en la sinagoga. Tal
com o Bosch14 ha señalado, Lucas ya había hecho referencia
a los pobres en el Magníficat:

D e sus tron os d e r ro c ó a los p o d ero so s,


m ientras q u e ha e x a lta d o a los hum ildes.
A los h am b rien to s los c o lm ó d e bien es,
y a los ricos los d e s p id ió co n las m a n os vacías.
(L e 1 .5 2-53)

Este interés sigue con la bienaventuranza de los pobres:


"Dichosos ustedes los pobres, porque el reino de Dios les
pertenece" (6.20), junto con la advertencia a los ricos (6.24);
la parábola del rico insensato (12.16-21); la historia del
hombre rico y Lázaro, el hombre pobre (16.19-31); el caso-
estudio de Zaqueo, el recaudador de impuestos de Jericó.
T od os estos ejemplos, con la excepción de la bienaventuranza,
pertenecen a Lucas. N o aparecen en los otros Evangelios.
Lucas usa la palabra ptojos (pobre) 10 veces, es decir, el
doble que M ateo y Marcos. A la luz de estos datos, Schottroff
y Stegenm ann comentan lo siguiente:

14 David Bosch, M isión en transformación. Cam bios de paradigma en


la teología de la misión, Libros Desafío, Grand Rapids, 2000. pp. 129-137.
100 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

S i n o tu viéra m o s a Lucas, p ro b a b le m e n te h abríam os


p e r d id o u na p arte im p ortan te, si n o la m ás im portan te, d e
la tra d ició n cristiana m ás antigua, ju n to con su
p r e o c u p a c ió n intensa p o r la figura y el m en sa je d e Jesús
c o m o la esp era n za d e los p o b re s .15

Esta preocupación de Lucas, según Bosch, se puede ver


también en el uso de piojos com o un término colectivo. Bosch
nos enseña que esto se nota claramente cuando Lucas da una
lista de gente que sufre. En estas listas Lucas coloca a los
pobres ya sea al principio (cf. 4.18; 6.20; 14.13; 14.21), o al
final com o una especie de climax (ver 7.22). Tod os los que de
una manera u otra experimentan algún tipo de miseria son,
en un sentido muy real, pobres. P or tanto, "pobres" representa
una categoría social en Lucas.16
En esta línea de pensamiento resulta interesante recordar
la frase de Isaías 52.7 citada por el apóstol Pablo en Romanos
10.15: "¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del que
trae buenas nuevas!" Aquellos que traen el Evangelio que
Jesús describió en la sinagoga de Nazaret son considerados
hermosos por los pobres de esta tierra. Son los pies "calzados
con la disposición de proclamar el evangelio de la paz" (Ef
6.15). La palabra "disposición" traduce el vocablo griego
hetoimasia. Esta es la única vez que aparece esta palabra
griega en todo el N u evo Testamento, y se puede traducir de
varias maneras: listo, apresto, preparado. En relación con este
versículo y el uso de esta palabra, Vincent informa que el
soldado rom ano usaba las caligae o sandalias atadas

15 L. Schottroff y W . Stegemann, Jesús and the H o p e o f the P oo r, Orbis


Books, Maryknoll, 1986, p. 67.

16 D. Bosch, M isión en transformación, p. 131.


B a s e s b íb lic a s p a r a l a m isión i n t e g r a l en c o n t e x t o s d e p o b r e z a 10 1

alrededor del tobillo.17 Estas sandalias no eran utilizadas por


los oficiales superiores, sino sólo por el soldado raso. Los
soldados comunes entonces eran llamados ca/igati. Ellos eran
los que tenían que estar "listos", "preparados" para cumplir
con la tarea.
Es posible argumentar que para aquellos que han sido
ungidos para anunciar las buenas nuevas del Evangelio a los
pobres existe un giro de arriba hacia abajo, del centro a la
periferia, de la elite al pobre, del poderoso al oprimido. El
énfasis cambia hacia la gente que carga con los costos de lo
que llamamos modernización, capitalismo y globalización. El
que porta las Buenas Nuevas ha transitado los caminos del
pobre y se ha identificado con los que padecen la pobreza: ha
aprendido su idioma, ha logrado entrar en su mundo cultural,
ha aprendido la empatia con sus valores, comparte su
"cosm ovisión" y sabe representar sus necesidades ante los
opresores. Ha cam inado varios kilómetros en las sandalias de
los pobres y, por lo tanto, tiene pies "hermosos." Así son los
pies de los que proclaman el Evangelio de la paz, de los que
hacen misión integral. Y nos animamos a sugerir que aquellos
que comparten el Evangelio de la paz son los "lavadores de
pies" del m undo (Jn 13).
El segundo pasaje que analizaremos del N u evo Testamento
es el que narra la historia de la viuda que da una ofrenda en
el tem plo (Me 12.41-44). En este pasaje podem os observar
que hay por lo menos dos grupos de personas: los que tienen
mucho (los ricos) y los que tienen poco (la viuda pobre y los
discípulos de Jesús). En este último grupo seguramente
encontramos dos subgrupos: los que viven en absoluta

17 M. Vincent, W ord Studies in the New Testament, vol. III, William


Eerdmans Publishing Co., Grand Rapids. 1946. p. 409.
102 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

pobreza (p tojo s ) y, por tanto, no pueden cubrir sus


necesidades básicas en cuanto a techo, ropa, alimento; y los
que apenas tienen lo esencial para vivir. N o tienen dinero
para gastar pero sí pueden vivir. Esto significa que todos los
demás tienen "mucho". T od os los que tienen más que lo
básico, tienen "mucho".
En este relato se nos informa que Jesús se sentó frente al
lugar donde se depositaban las ofrendas. Algunos sugieren
que este acto de "sentarse frente a" es un acto de juicio (cf.
Marcos 2.6 d on de son los escribas que se sientan a juzgar).18
Según la Mishnah (Shekalim VI, 5), en el tesoro del templo
había trece cofres en forma de trompeta, contra la pared, en
el Patio de las mujeres. Cada uno de estos cofres estaba
identificado con una causa particular (i.e. una categoría en el
presupuesto). Se formaban largas filas detrás de los cofres.
Personas religiosas venían con su ofrenda y se paraban en la
fila que se form aba detrás del cofre de su elección. Al llegar al
cofre debían anunciarle al sacerdote la cantidad de la ofrenda
y para qué causa se destinaba, y luego la echaban en el cofre.
Los ricos acostumbraban cambiar la cantidad de su ofrenda
en m onedas más chicas (con los cambistas del templo; Jn
2.14) para que el dinero hiciera más ruido en el cofre y
llamara la atención.
Jesús tenía allí a sus discípulos en una especie de
experiencia etnográfica para observar, estudiar y evaluar lo
que estaba pasando. Los discípulos habrían concluido que los
ricos estaban haciendo lo correcto, que habían sido
obedientes y fieles, y por eso Dios los había bendecido con
abundancia material. P or su parte, Jesús observaba tanto lo
que pasaba en la tesorería del templo com o lo que decían y

18 G. C ook y R. Foulkes, Marcos, p. 304.


Bases b íb l ic a s p a r a i a m is ió n in t e g r a l e n c o n t e x t o s d e p o b r e z a 103

pensaban los discípulos. En ese m om ento "una viuda pobre


llegó y echó dos moneditas de muy poco valor." Podem os
imaginarnos la escena. La viuda había estado parada en la
fila. Ella vio a los ricos, y quizá a los discípulos que miraban
todo cuanto acontecía. Ella era de lo más pobre.
Representaba la pobreza en su cruda realidad. Tenía apenas
"dos moneditas". Las tenía apretadas en su mano. Caminó
hacia uno de los cofres (no sabemos cuál), anunció su
ofrenda y echó las dos moneditas. La viuda podría haberse
guardado una monedita, pero dio las dos y, según Jesús, esto
era todo lo que tenía.
Jesús reunió a sus discípulos allí mismo, donde observaban
todo lo que pasaba, y les habló. Usó el principio del "revés",
o de la "paradoja". T o m ó la cosmovisión de los discípulos,
que seguramente pensaban: "Los realmente piadosos deben
ser estos líderes religiosos, que muestran lo que es ofrendar de
verdad con sus grandes donaciones al templo", y la colocó
patas para arriba: "Les aseguro que esta viuda pobre ha
echado en el tesoro más que todos los demás". Para la lógica
de los discípulos, esto era ridículo. Habrán pensado que Jesús
no había visto bien todo lo que ponían los ricos. Pero la
enseñanza de Jesús corrige la precomprensión de los
discípulos: "Estos dieron de lo que les sobraba; pero ella, de
su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento". Esto
significa que ser fiel a D ios tiene muy p oco que ver con lo que
uno da, pero tiene mucho que ver con lo que uno se guarda.
A~partir de una cosmovisión formada por los textos de la
Biblia hebrea. Jesús construyó una realidad diferente a la
aceptada por la ideología imperante y asumida por los
discípulos. Pero a la vez, uno puede sugerir una lectura en
otro nivel. En efecto, Jesús reprobó la conducta y la actitud de
los ricos y de los ejecutivos del templo. Implícitamente criticó
104 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

el hecho de que el templo, que estaba repleto de riquezas, en


última instancia le robó a la viuda indigente todo lo que tenía.
Al igual que los opresores, el templo se aprovechaba de una
religiosidad mal entendida, y en lugar de proteger a la viuda,
terminó explotándola.19Este m om ento de reflexión le permitió
a Jesús enseñarles a sus discípulos que la misión no puede
desconocer la realidad de los pobres, las viudas y los
indigentes. T o d a la religiosidad pom posa presente en el
templo no le hacía justicia ni a la realidad de Dios ni a la
realidad del ser humano.
Esta preocupación por una misión integral por parte de
Jesús no se debió solamente a la cosmovisión que surgía de
los textos de la Biblia hebrea. Si bien este era el fundamento
desde el cual Jesús recibía autoridad, también es necesario
entender la realidad política, económ ica y social de ese
momento. H em os afirmado que Jesús se insertó en una
realidad concreta, com prendió la situación vivencial de la
gente y habló su idioma: de esa manera se encarnó el Dios-
Hom bre. La situación de la Palestina del primer siglo de
nuestra era revestía características comparables con las de
nuestro continente latinoamericano. Irene Foulkes ha descrito
esta realidad de la siguiente manera:

19 G. C ook y R. Foulkes, M arcos, p. 304. Comparar con la crítica aún


más aguda ofrecida por A. G. Wright, "The W idow's Mites: Praise or
Lament? - A Matter o f Context", Catholic Biblical Quarterly 44 (1982):
256-265.

I
Bases b íb l ic a s p a r a l a m is ió n in t e g r a l e n c o n t e x t o s d e p o b r e z a 105

El m a rco, totalizante, es el d e un m u n d o u nipolar: el


Im p erio ro m a n o ejercía una h e g e m o n ía total, con un
co n trol p o lític o absolu to. L a glo b a liza ció n e c o n ó m ic a
esta b a facilitada p o r una m o n e d a u n iversalm en te válida.
H u b o un c o m e r c io "glo b a l", con flu jo d e m aterias prim as
y p ro d u cto s term in a d os, a d em á s d e m a n o d e o b ra cau tiva
— esc la v o s y prision eros de gu erra destin ados a la
esclavitu d, fruto d e las conquistas d e R o m a en casi to d o el
m u n d o c o n o c id o . T o d o este c o m e rc io se desarrollaba para
el b e n e fic io d el eje, d el cen tro: R o m a . H u b o un so lo p o d e r
militar, q u e im p o n ía una p a z q u e fa v o re c ía sus intereses.
S us bases m ilitares u bicadas en tod as partes garan tizaban
q u e los p u e b lo s s o m etid o s n o se o p o n d ría n a la volu n tad
im p eria l.20

En lugares com o Palestina el Imperio Rom ano controlaba


todo, desde la econom ía hasta la vida política. Esto lo hacía
mediante acuerdos inteligentes con las oligarquías de cada
país conquistado. Es así que en Palestina los líderes religiosos
y políticos judíos colaboraban con los romanos para proteger
sus propios intereses. De esta manera ayudaban a la opresión
de la gente común. Esta opresión se ejercía mediante la
aplicación de impuestos altos que la gente no podía pagar, lo
que produjo un proceso inevitable de endeudamiento y la
consecuente pérdida de las pequeñas parcelas. El resultado de
esto fue la formación de latifundios que quedaron en manos
de los amigos de los gobernantes romanos. El desem pleo y la
pobreza aumentaban y la gente sin tierra se vio, en un

201. Foulkes, "Pedagogía desde la praxis de Jesús", en Educando com o


cristianos en el siglo X X I - M em oria del P rim er Encuentro Latinoam e­
ricano de la Asociación Internacional para la P rom o ció n de la Educación
S u p erior Cristiana, Grafos, Costa Rica, 1999, p. 13.
106 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

contexto de subsistencia basada en la agricultura, en una


situación difícil.
Precisamente esta situación requería una misión integral
que contemplara todas las necesidades de la gente. Jesús, que
no estaba ajeno a esta realidad, encarnó una misión integral
que desafió la injusticia de la opresión y proveyó alternativas
I de esperanza imprescindibles.

3. Hacia una teoría de misión integral

Los seres humanos somos criaturas biológicas, sociales y


espirituales. En todas partes la gente necesita "cosas"
materiales que debe buscar con la ayuda de otros. Esto
generalmente se logra dentro de un marco ideológico de la
propia cosm ovisión, para satisfacer necesidades físicas y
relaciónales.
C om o seres humanos necesitamos techo y vestido para
mantener nuestra vida corporal en ambientes diversos.
Necesitamos productos vegetales y animales que provean las
proteínas y la nutrición suficientes para vivir una vida sana.
Necesitamos la ayuda y servicios de otros, de variadas m ane­
ras, a lo largo de la vida: com o recién nacidos necesitamos el
alimento básico para sobrevivir; com o niños, necesitamos el
conocimiento para hacer frente al mundo real, com o jóvenes
adultos, para lograr roles significativos, y com o adultos, para
construir y mantener familias; com o miembros de una
comunidad, necesitamos de los demás para la seguridad y la
defensa. Además, la necesidad de adoración presupone una
comunión entre creyentes que entiendan el mundo físico y
social desde una perspectiva ideológica común.
Ba s e s b íb l ic a s p a r a l a m is ió n in t e g r a l e n c o n t e x t o s d e p o b r e z a 107

La cultura señala o dirige las maneras en que la gente debe


actuar en su vida física y social, y en toda sociedad la inte­
racción social cooperativa requiere el uso de bienes materiales
y el intercambio de servicios. La tarea de los diversos sistemas
económ icos es crear el sistema de provisión de bienes v
servicios que suplen las necesidades del cuerpo, el alma y el
espíritu. La producción y distribución de estos bienes y
servicios son la médula de cualquier sistema económ ico.
p La prosperidad o privación relativa de cualquier persona o j*
grupo es una función de su relación con ese sistema. Aquellos ^
que logran un grado de control en la producción y / o j ^ * ; ^
distribución de los bienes materiales de cualquier grupo
humano gozan de un poder que resulta en una prosperidad
relativa. En cambio, los que tienen poca posibilidad de ejercer
influencia sobre el sistema terminan con p oco poder y corren
y-
el riesgo de vivir una pobreza relativa. Por lo tanto, se puede
argumentar que el sistema económ ico es un factor medular y
determinante en la formación de todas las otras estructuras de
la sociedad y su cultura. Las otras esferas de la vida social
— familia/parentesco, comunidad, política y religión— están
m oldeadas por la organización del poder en el centro
económ ico. *"
En los últimos años, vocablos com o "integral", "holístico" o
"ecosistemas" son de uso común y están de moda. Hablar de
algo "integral" es hablar de una consciencia emergente de la
interacción com pleja de muchas fuerzas en nuestra vida
individual y social, y en el mundo también. La pregunta que
nos ocupa en este trabajo, desde una perspectiva bíblica, es:
¿Qué ocurre cuando aplicamos un sistema o acercamiento
integral a nuestra manera de pensar la misión y, en especial,
a nuestra consciencia cristiana en relación con las causas y
soluciones para los pobres y la cultura de la pobreza?
108 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

La teoría de sistemas se fundamenta en la suposición de


que en los eventos humanos hay una interconexión amplia y
exhaustiva entre las esferas personal, social y cultural. Un
acercamiento con base en "sistemas" — léase "integral"— se
* centra en ciclos y patrones, y en la interacción entre las esferas
y y dentro d.e. las mismas. Causalidad y propósito están
arraigados en las relaciones funcionales de todas las partes del
sistema. Es por esto que todo intento de explicar la
experiencia humana en términos integrales necesariamente *
será diferente de los m odelos tradicionales y lineales, que
buscan explicaciones "lógicas."
T eológos y m isionólogos cristianos son culpables de seguir
explicando el sufrimiento humano a partir de paradigmas
tradicionales, y de no utilizar las contribuciones del
pensamiento sistémico. Para com prender el problema de la
pobreza seguimos dependiendo de m odelos "científicos" o de
{Ja lógica de las teorías aceptadas. Durante ya demasiado
tiem po los teólogos occidentales han estado hablando por
\ otros, com o si fueran superiores. H em os desarrollado
programas y políticas para vidas que jamás hemos vivido.
Para dar cuenta de la pobreza que existe entre nosotros
‘ desarrollamos explicaciones unilaterales que simplemente
reflejan nuestras teorías capitalistas, marxistas, o alguna otra
variante de teorías político-económicas.
La búsqueda de un acercamiento integral/sistémico/meta-
patrón basado en la Biblia a la problemática de la pobreza
requerirá la afirmación e integración de todas las esferas de la
creación. D ebem os afirmar que todo lo creado por Dios es
bueno, no solamente en términos generales, sino también en
términos particulares. Es imperativo resistir la tentación del
reduccionismo o los intentos de explicar un nivel de la
creación por m edio de una referencia a otro nivel. Nosotros
Bases b íb l ic a s p a r a l a m is ió n in t e g r a l e n c o n t e x t o s d e p o b r e z a 109

•7
buscamos desarrollar una teoría de misión integral que
contemple los aportes de la a ntropología social sobre sistemas
de relación que puedan ayudarnos a ofrecer una propuesta de
misión integral bíblica y a la vez interdisciplinaria.

4. Diálogo con la obra de A. P. Fiske

En un sentido muy real nos falta una comprensión de lo


que podríam os llamar una "socioteología de la pobreza" a
partir de estudios etnográficos (ideográficos) de sociedades
particulares, incluyendo las sociedades "bíblicas" y sus
cosmovisiones. Es necesario desarrollar, de una manera
inductiva, una comprensión universal de la pobreza y sus
fenóm enos religiosos, a partir de casos auténticos en
contextos humanos diversos.
La obra reciente de A. P. Fiske es un ejemplo que llama a
la reflexión en cuanto al trabajo que nos corresponde en el
ámbito bíblico-teológico. El trabajo etnográfico de Fiske entre
los mossai en Burkina Faso describe"... los m odelos implícitos
que los mossai... de manera irreflexiva usan para generar y
evaluar cuatro tipos de relaciones sociales."21 Fiske identifica
cuatro tipos de transacciones sociales que son "inconmen­
surables" dentro de una sociedad, pero "conmensurables"
entre grupos humanos, a saber:

21 A. P. Fiske, "Relativity W ithinM oose Culture: Fourlncommensurable


Models for Social Relationships", Ethos 18: 180.
110 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

/ l. C om partir com unitario


.. La gente tiene una idea de identidad de grupo y de unidad
que exige el compartir entre los miembros del grupo. Según
Fiske, este compartir comunitario es "una relación basada en
obligaciones y sentimientos que generan bondad y
generosidad entre la gente que se considera o se piensa del
mismo tipo, especialmente en cuanto a familia".22

/ 2. Ranking de autoridad
Los grupos humanos se organizan de acuerdo con roles
jerárquicos, es decir, en conjuntos de relación donde existen
diferencias de poder. Fiske dice: "la relación no es solamente
de ranking lineal, sino de inclusión jerárquica, en la medida
que gente en lugares jerárquicos más altos dominan en forma
sucesiva a m ayor cantidad de subordinados."23

73. C orrespon d er igualitario


En las sociedades existen relaciones entre personas que son
consideradas pares o iguales. "En una relación de este tipo, la
gente hace cosas 'quid pro quo', para que el intercambio sea
recíproco: lo que cada persona recibe equivale a lo que da."24

22 A. P. Fiske, Structures o f Social Life, The Free Press, N u eva York,


1991, p. 14.

23 Ibid.

24 Ibid, p. 15. Este tipo de relación y sus variaciones ya fueron descritas


por M. Sahlins, "On the Sociology o f Primitive Exchange," en M. Banton,
ed., The Relevance o f M odels fo r Social Anthropology, Association of
Social Anthropologists, Monograph 1, Tavistock, Londres, 1965, p. 139ss.
Bases b íb l ic a s p a r a l a m is ió n in t e g r a l e n c o n t e x t o s d e p o b r e z a 1 11

' 4. P re cio de mercado


La m ayoría de las sociedades han desarrollado algún tipo
de "econom ía de m ercado" o han decidido formar parte de
algún sistema de m ercado externo. En este tipo de relación la
gente establece algún parámetro, es decir, un precio por
m edio del cual se pueden comparar dos personas o dos
productos.
Si bien Fiske observó y teorizó el uso de estas estructuras
en el sistema económ ico mossai, él sugiere que el m odelo es
aplicable a todas las relaciones humanas que se dan dentro de
sociedades específicas. D ado que la hipótesis está planteada,
nuestra propuesta es probar el m odelo sugerido por Fiske y
ver de qué maneras puede ser útil para desarrollar una misión
integral basada en el texto bíblico.

5. Misión integral bíblica


y el modelo relaciona! de Fiske

El marco teórico presentado por Fiske propone integrar la


investigación sobre la circulación de cosas en todo tipo de
transacciones (intercambio, distribución y contribución, y
justicia), en la organización del trabajo, en las muchas
maneras en que la gente se relaciona socialmente con objetos,
tierra y tiempo. Según Fiske — y este es precisamente el
m otivo por el que creemos que es relevante para nuestra
problemática— , esta teoría abarca y promete integrar un
vasto espectro de fenóm enos sociales. Por lo tanto, la teoría
indica que existe una razonable posibilidad de qué surja una
teoría unificadora (¿misión integral?) de relaciones sociales.
Fiske sugiere que se analicen los cuatro m odelos y sus roles
significativos en la formación de relaciones sociales a partir de
112 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

un ejem plo imaginario. Propone que nos imaginemos a la


gente de un pueblo pequeño discutiendo cóm o combatir un
incendio. Siguiendo ese ejemplo, proponem os trabajar el
mismo m odelo pero pensando en el problema de la pobreza.
Imaginemos a una sociedad (comunidad, gente) reunida para
considerar el problem a de cóm o tratar la creciente,
amenazante y desconocida pobreza. ¿Qué harían?

1. Una posibilidad sería llamar a una reunión para discutir el


tema en cuestión hasta llegar a un consenso comunitario.
T od os pueden participar, todas las opiniones se pueden
expresar y la discusión continúa hasta que se llegue a un
acuerdo unánime sobre el plan de acción a implementar
para combatir la pobreza. Si no hay consenso, no hay
decisión. Si se logra el consenso, el plan de acción es
comunal: el grupo trabaja junto. Esta es una decisión
basada en el m odelo del com partir com unitario, que se
puede graficar de la siguiente manera:
Ba se s b íb l ic a s p a r a l a m is ió n in t e g r a l e n c o n t e x t o s d e p o b r e z a 113

Cuando la comunidad se enfrenta con la pérdida de la


autosuficiencia económ ica y con la imposibilidad de
sostener el control de sus bienes personales y comunitarios,
la comunidad se ayuda de manera altruista. En términos
populares esto se expresa así: "Todos para uno. y uno para
todos." Quizá la m ejor ilustración de esto sea la existencia
de una familia sana, es decir, un grupo coherente de
miembros en igualdad. En este sentido, podem os pensar
en el concepto de "familia de Dios", o de "los discípulos de
Jesús com o amigos", u otros.
Una misión integral que considere a la pobreza com o el
resultado de la injusticia podría nutrirse de este m odelo
relacional ofrecido por Fiske, ya que en la ley mosaica y en
los dichos de Jesús hay mucho respecto a la preocupación
por el otro y el pensamiento en el bien del otro.
2. Otra posibilidad sería someter la necesidad de los pobres
a una especie de foro social desde el cual se haga una
distribución de recursos y de responsabilidades de acuerdo
con un esquema estrictamente igualitario. (Aquí llamamos
la atención al hecho que hemos cam biado el orden de los
m odelos ofrecidos por Fiske.) A cada persona se le asigna
un papel que debe cumplir, una cantidad que debe dar, un
servicio que debe brindar basados en el papel que se le
asignó. Se apela primordialmente a la amistad, al
com pañerism o y a la responsabilidad grupal. Aquí la
decisión está basada en m odelo del corresponder
igualitario, que se puede graficar así:
114 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

Quizá, aquí tenemos un punto de encuentro con el


argumento de Pablo en cuanto al "cuerpo," es decir, la
igualdad de los miembros aun cuando los "dones"
(identidades sociales) sean diferentes. Las relaciones de
familia, linaje, etc., son hechas "una" por m edio de una fe
en común. Es posible también que el ejemplo de los
apóstoles, que aceptan donaciones de los que "tienen" para
distribuirlas a los que "no tienen" (viudas, huérfanos,
extranjeros, etc.), se pueda encuadrar dentro de este
m odelo de relación social.
3. Otro mecanismo a utilizar sería que un líder reconocido, o
una autoridad constituida, buscara resolver la problemática
del sufrimiento de la pobreza de manera unilateral. Un rey,
un presidente, un dictador, "un capo del barrio" o un
obispo que tenga suficiente carisma ordena a sus súbditos
que resuelvan el problema. La voluntad del líder se lleva a
cabo dentro de la esfera de su autoridad.
La decisión está basada en el m odelo del "ranking" de
autoridad:
B a s e s b íb lic a s p a r a u \ misión i n t e g r a l en c o n t e x t o s d e p o b r e z a 115

Dos ejem plos bíblicos parecen tener relación con este


m odelo. En 2 Corintios 8 y 9. y en otros contextos, vem os
al apóstol Pablo pidiendo contribuciones para aliviar las
necesidades de los santos en Jerusalén o en otros lugares.
En 2 Corintios 8.2 encontramos la extraña combinación de
pruebas difíciles, desbordante alegría, extrema pobreza y
rica generosidad. L o notable es que en m edio de lo que se
percibía com o extrema escasez, surge la posibilidad de
tremenda abundancia. Pablo dice algo que, a nuestro
entender, es urgente que la Iglesia escuche y asimile:

En las circunstancias actuales la abu n d a n cia d e ustedes


suplirá lo q u e ello s necesitan, p ara q u e a su v e z la
a b u n d a n cia d e ellos supla lo que_ ustedes necesitan. A s í
habrá igu a ld a d (2 C o 8.1 4 ).

El segundo ejem plo viene de la vida de Jesús y su


relación con sus discípulos. En un m om ento dado Jesús
"m andó" a sus discípulos que dividieran a la gente en
grupos y la hicieran sentar. El m otivo del mandato era
116 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

poder distribuir el "excedente" de alimento producido por


la fe, aun cuando los discípulos sólo podían ver "escasez."
4. Finalmente, otra posibilidad sería encarar el problema de
la pobreza a través de un mecanismo social encargado de
hacer una redistribución de los bienes y servicios basada en
un "sistema monetario".
Se adjudica un "precio" a la ayuda, según lo que dicta
el mercado, y de esa manera se llega a una decisión
basada en el m odelo de p recio de mercado:

— >
4:
— >
$ —>

\V
'A

Continuando con posibles hipótesis, quizá aquí tenemos


algo similar al sistema elaborado del templo en Israel. El
templo ofrece ayuda física y espiritual a cam bio de
ofrendas rituales y el cumplimiento obediente de ciertos
ritos. Sabem os que un porcentaje de la recaudación se
reservaba para los sacerdotes que administraban el
sistema. Surge, entonces, la siguiente pregunta: ¿es éste el
papel que deben jugar las "agencias", las instituciones
Ba se s b íb l ic a s p a r a l a m is ió n in t e g r a l e n c o n t e x t o s d e p o b r e z a 117

"paraeclesiásticas" y las megaiglesias internacionales? ¿Ellas


deben encargarse de la redistribución de las reservas
acumuladas para los pobres?

En síntesis, existen cuatro tipos de procesos de decisión


(supuestamente en todas las sociedades) que gobiernan
cualquier respuesta social al problem a de la pobreza, cada
uno con sus características particulares. Si bien cada uno es
diferente en cuanto a sus patrones de interacción y
distribución, en los mecanismos de decisión de la vida real se
utilizan con frecuencia más de uno de estos m odelos a la vez. J
Si podem os continuar con el presupuesto que a nuestro
entender surge del texto bíblico, que la pobreza es el resultado
de la injusticia — ya sea injusticia individual o corporativa, del
ciudadano o del Estado, personal o estructural— , entonces
podem os imaginar los tipos de argumentos morales y políticos
que cualquier sociedad podría considerar, a partir de estos
m odelos, al reaccionar frente a dicha pobreza:

1. La gente puede tener un fuerte sentido de identificación


mutua y de solidaridad comunal. Esto los llevaría a creer
que deben ayudarse y protegerse cuando surge la
necesidad. Puede que perciban que la provisión de ayuda
es lo natural y normal cuando uno pertenece a un grupo
familiar o comunitario unido por la bondad, la compasión
y el amor. En sociedades de este tipo las personas deben
cuidarse mutuamente. La pobreza es una amenaza para
todos; por lo tanto, cada uno "siente" la necesidad de su
118 M is ió n in t e g r a l , y p o b r e z a

hermano o hermana. L o que puede ser pérdida para uno,


es pérdida para todos. Esta sería la respuesta moral en
términos del com partir com unitario.
2. A su vez, la gente puede considerar que la respuesta a la
condición del pobre debe estar basada en una convicción
de justicia y reciprocidad. Todos, y en especial los propios
amigos, m erecen una seguridad igualitaria. Es injusto que
algunos tengan tanto que Ies sobra mientras otros
experimentan un escasez agobiante. Cada persona debe
recibir la misma ayuda. Esto representa un llamado a una
acción moral fundamentada en el corresponder igualitario.
3. Otra alternativa es que la respuesta ética a la pobreza
ofrecida por la comunidad venga a través de la palabra de
una autoridad o de un "ser". Puede que busquen una guía
en las Sagradas Escrituras. De lo contrario, pueden
encontrar sabiduría en un "maestro" o "gurú" que tenga un
don especial. En este caso, la comunidad se inclina hacia
una autoridad, sagrada o secular, cuyos conocimientos son
confiables. En esta situación relacional, la comunidad
aceptaría el plan de acción propuesto por el líder. Este
razonamiento moral está basado en el m odelo de "ranking"
de autoridad.
4. La cuarta opción es que la gente de la comunidad
responda a la problemática de la pobreza desde una
postura de libertad: cada uno es libre de elegir si quiere
com prometerse o involucrarse en el dilema del pobre.
Cada persona tom a una decisión racional en cuánto a
Bases b íb l ic a s p a r a u \ m is ió n in t e g r a l e n c o n t e x t o s d e p o b r e z a 119

entrar en acción o no. En este escenario, se crean


"instituciones" o "agencias" que proveen asistencia. El
individuo, entonces, decide si quiere acceder o no a las
oportunidades que le brindan las "agencias" para
involucrarse. Estos argumentos están implícitos en términos
de p recio de mercado.

Fiske tiene razón cuando argumenta que en todo debate


actual, ya sea político, moral o ideológico podem os encontrar
entremezclados, de maneras muy complejas, todos estos
argumentos. Claro que hay situaciones que Fiske denomina
com o asocíales, en las cuales se abandona toda ética. En
estos casos se intenta convencer a la comunidad a través del
terror, la tortura, la seducción sexual, etc. Concluye afirmando
que tales acciones que se llevan a cabo por la fuerza no están
basadas en el m odelo de "ranking" de autoridad, porque los
que han sido subyugados no reconocen a la autoridad ni
aceptan la subyugación jerárquica com o una relación social
legítima. Pero si el pobre acepta su sufrimiento com o una
respuesta apropiada a su desobediencia, entonces el castigo
es legitim ado.25
En definitiva, Fiske sugiere que las concepciones en cuanto
a las relaciones sociales están sostenidas por estos cuatro tipos
de argumentos morales y políticos. La "ideología" o "teología"/
del grupo ha de determinar la elección de un m odelo porj^
sobre el otro.
Asimismo, Fiske señala que existe una quinta posibilidad:
podría darse el caso que nuestra manera de pensar la pobreza
sea totalmente anárquica.26 En un escenario así no existirían

25 Ibid. p. 6.

26 Ibid. p. 7.
120 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

responsabilidades sociales. La gente podría tratar el tema de


la pobreza sin tratar de coordinar sus esfuerzos con otros. En
el caso del incendio en la ciudad, cada uno se ocuparía de
apagar su propio incendio sin prestarle ninguna atención a los
problemas de su vecino. Esto se puede observar en algunas
ciudades donde la gente no implementa ninguna relación
social estructurada para tratar alguna problemática. En estas
situaciones existe una apatía total, es decir, el cese de la
motivación individual, que genera un conflicto caótico donde
las relaciones sociales ya no tienen sentido.
Finalmente, Fiske intenta demostrar cóm o las víctimas en
cualquier grupo humano pueden llegar a usar cada uno de
estos m odelos fundamentales para darle sentido a su situación
desafortunada. En otras palabras, a la luz de estos m odelos
relaciónales las víctimas de la pobreza podrían explicar su
situación de acuerdo con una de las siguientes opciones:

1. Partiendo del m odelo de com partir com unitario, la gente


podría sugerir o preguntarse si su estado de pobreza no es
una violación de la unidad, solidaridad e integralidad de la
comunidad. Sus respuestas pueden variar desde una
aceptación de una situación inevitable hasta un rechazo
intrínseco de la situación.
2. Las víctimas de la pobreza podrían utilizar el m odelo del
corresponder igualitario. La propuesta inicial sería: "N o es
justo." "¿Por qué me tiene que pasar mí, o a nosotros?" Es
un enigma el hecho de que la pobreza les toque a algunos
y a otros no. Muchos quizá buscan en su interior, para ver
Ba se s b íb l ic a s p a r a l a m is ió n in t e g r a l e n c o n t e x t o s d e p o b r e z a 121

si han hecho algo malo que merezca la pobreza. Se


desarrollan teorías de la buena o la mala "suerte".
3. En relación con el m odelo de "ranking" de autoridad, las
víctimas de la pobreza intentarían comprender p o r qué
Dios les haría esto. Este es el problem a de Job, quien
pregunta: "¿Acaso no he sido fiel y leal? N o he adorado a
ningún otro dios." Esta concepción del sufrimiento parece
estar presente en la agonía de Jesús cuando grita: "Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" Aquí el
presupuesto subyacente es que una autoridad superior.
Dios u otro, es la causa de mi sufrimiento o de mi castigo.
La persona considera que ha hecho algo que causa el
enojo del soberano.
4. Las víctimas de la pobreza podrían explicar su situación de
injusticia en términos del m odelo de precio de mercado. En
un contexto de libre m ercado hay riesgos que se corren en
m edio de ganancias deseadas. En este m odelo de relación
social, el pobre puede intentar comprender su situación o
aceptarla, si reconoce que la posibilidad de elegir siempre
es deseable pero a la vez contiene riesgos que se deben
aceptar. La persona debe aceptar las consecuencias.

C o n c lu sio n e s p relim in ares


En primer lugar, queremos afirmar que la propuesta bíblica
es clara y contundente en cuanto a la necesidad y prioridad
de una misión integral. La evidencia ofrecida en este trabajo,
si bien incompleta, demuestra claramente que una misión que
es reduccionista, parcial y dualista no tiene cabida en la
cosm ovisión del texto sagrado. Tanto los textos de la Biblia
hebrea com o la vida y obra de Jesús proclaman que la
alternativa bíblico-teológica restaura la dignidad a la persona
en su totalidad.
122 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

En segundo lugar, ofrecem os el m odelo de relaciones


sociales de Fiske com o una alternativa para pensar, analizar,
evaluar y descubrir de qué manera la iglesia de Jesucristo,
insertada en diversas culturas y sociedades, puede aplicar la
misión integral. Sugerimos que el diálogo con las propuestas
de la antroplogía social puede abrir caminos por donde la
iglesia jamás transitó. La pobreza es una realidad agobiante
y cruel. Dicha pobreza deshumaniza a las personas a tal punto
que es casi imposible afirmar que la imagen de Dios está
presente en ellas. N o consideramos que el m odelo de Fiske
sea el único m odelo ni el mejor, pero sí sugerimos que puede
ser de gran ayuda para implementar una misión integral en
términos prácticos.
En tercer y último lugar, sugerimos que la evidencia bíblica
y la realidad actual señalan que la falta de justicia es la causa
principal y casi excluyente de la pobreza. Con esto no
queremos minimizar la com plejidad de las situaciones de
pobreza en el m undo de hoy, pero sí queremos proponer,
junto con los profetas del Israel antiguo, que la injusticia
genera contextos de pobreza. La Iglesia puede comenzar a
ofrecer una misión integral concreta a través de los modelos
de relaciones sociales de Fiske y tomando seriamente el
mandato deuteronóm ico de ser generosos (abrir la mano). Sin
la práctica de la justicia desde la perspectiva bíblica, no hay
solución al problem a de la pobreza. Si la Iglesia lucha por la
justicia a través de sus variadas relaciones sociales, la imagen
de Dios podrá ser restaurada en los pobres.
LA INSERCIÓN DE LA IGLESIA
EN LA C O M U N ID A D LOCAL
4

Cuarta Iglesia Bautista


en Conchalí

Ornar Cortés

¿Qué observam os cuando nos enfrentamos con la relación


entre la iglesia y la comunidad local? Se trata de una pregunta
que nos ayudará a entender el sentido de la inserción de la
iglesia en su comunidad local y sus necesidades. La iglesia
local, en su calidad de comunidad de fe que concentra su
expresión en el espacio templo, se ubica en un mundo que la
circunda. Generalmente la iglesia conoce este mundo
intuitivamente y su aproximación al mismo — a sus acciones
y estilos verbales y no verbales— tiene muchas veces el sabor
de lo ajeno. Se trata de una realidad cuyas fronteras respecto.
a la vida y acción de la iglesia son invisibles, pero se
establecen en el discurso tan rígidas e infranqueables com o
aquellas del “ Río G rande” , que pretenden obstaculizar el paso
de mexicanos hacia una California cuya econom ía se basa en
la m ano de obra barata.
En una reunión con las autoridades municipales de
nuestra comuna, alrededor de 30 pastores y pastoras fueron
citados para conversar respecto a sus apreciaciones sobre la
realidad del barrio y la comuna. En ese entonces estábamos
126 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

en m edio de una crisis de cesantía y el alcalde preguntó sobre


nuestra opinión y alternativas de solución para enfrentar el
problema. Fue una manera de abrir la conversación. El
alcalde partió de la premisa que estaba frente a verdaderos
actores sociales, conocedores de la realidad de su gente y del
barrio, y que sus aportes enriquecerían el banco de ideas para
la búsqueda de alternativas. Sin embargo, no se dejó esperar
una respuesta que retrató los m odos enajenantes y fronterizos
que en algunos casos se han tenido para establecer la relación
entre la iglesia local y la comunidad local. “ N o habrá tiempos
mejores” , dijo una voz con acento profético. Y agregó: “ N o s o ­
tros nada podem os hacer” . Otra voz se levantó y dijo: “Señor
alcalde, le d oy testimonio de que en nuestra congregación no
tenemos cesantes porque Dios bendice a sus hijos; no es
nuestro problem a” . Mediante esta “ claridad” se establecían
fronteras entre dos realidades que no tenían m ayor diferencia
respecto a sus necesidades y que, irremediablemente, se
encontraban en la búsqueda de soluciones.
La primera observación y comprensión de la relación entre
iglesia local y comunidad local aparece com o una doble
paradoja que desarrollamos a continuación.

1. Primera paradoja: la inserción


&

Aquel mundo del cual queremos tomar distancia a través


de una actitud moralizadora y seudoprofética es el mismo que
(_está dentro de nuestra comunidad de fe.
En nuestra iglesia com enzam os a predicar en el mes de la
familia. P o co a p oco fuimos advirtiendo que nuestros oyentes
recibían una carga de frustración muy poco pastoral. Mujeres
separadas y madres solteras, entre otras, eran sometidas a
C u a rta Ig l e s ia B a u t ist a en C o n c h a ü 127
its '

\V»

clases de Escuela Dominical que obstaculizaban sus procesos


de restauración con lecciones inspiradas en el idealismo de la
familia patriarcal. Si no hubiéramos cam biado o advertido
que la contextualización era la tarea central para mantener el
espíritu de la gracia del mensaje evangélico, habríamos
quedado reducidos a una mínima expresión, muy legalista, y
con gente cada vez menos relacionada con el contexto
popular y su realidad familiar. En definitiva, habríamos
quedado lejos de nuestros vecinos.
Sin em bargo, la paradoja desaparece cuando empezamos
a hacernos buenas preguntas, es decir, interrogantes que
vinculen ambas comunidades de tal m odo que la comunidad
de fe deje d e ser extraña a la vida y realidad del vecindario.
Se trata de preguntas que ayudan a observar detenidamente
el entorno y a aceptar que toda esa problemática nos
pertenece, somos parte de ella, es nuestra responsabilidad,
som os nosotros mismos ios reflejados en ella.
L o que a los ojos de todos era “ un funeral más” por las
calles de la vecindad, a los ojos de Cristo era una viuda con
todo su dolor. L o que todos miraban com o el acto ritual de
ofrendar, desde la perspectiva distinta de Jesús era muchísimo
más. De esa mirada debem os ser partícipes. El mundo
reflejado en la vida de nuestra congregación requiere serviste
y com prendido más metódicamente.
El barrio pasó a ser nuestro interrogador: “ ¿Qué aportan
ustedes? ¿Qué hace relevante, en el lenguaje inmediato de
mis luchas y conflictos, la presencia y características de estos
hermanos y hermanas en las calles de mi ciudad?”
Nosotros a la vez nos preguntamos: ¿C óm o les decimos al
las personas que pasan por la vereda del frente de nuestros
edificios eclesiales que la única razón de ser de nuestra
infraestructura es que ellos sepan acerca del am or redentor de_
128 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

Dios? ¿De qué maneras nuestra presencia en el barrio les


comunica este mensaje transformador? ¿C óm o debem os
mirar la realidad a fin de que la misma compasión que m ovió
al predicador de Nazaret nos m ueva a la identificación y a la
acción transformadora? Este es, en definitiva, el punto de
partida de la teología de la iglesia local: preguntas que la
desafían a responder, desde un ejercicio participativo y
comunitario, a las implicaciones de la proclamación que Jesús
es Señor en todo lugar y realidad. En nuestro caso, el intento
sincero de dar respuesta a estas preguntas dio origen a una
teología contextual y misional, y a una comunidad con
identidad eclesial.
El mundo inmediato que rodea nuestra iglesia local nos
confrontó con una serie de preguntas que nos impulsaron a
indagar y acercarnos a la municipalidad y otras organiza­
ciones que han trabajado en la investigación y los
antecedentes más objetivos de la realidad de nuestros vecinos.
En muchas municipalidades existe el antecedente del último
censo, del cual se puede extraer un mapa económ ico, social
y cultural muy valioso para la comprensión del entorno
vecinal propio. Es un buen registro de los interrogantes
existenciales de nuestra gente. Tiem po atrás se realizó una
investigación sobre el mapa económ ico de nuestra comuna.
A muy pocos se les ocurrió que los pastores debían estar en
ese auditorio que recibía el informe detallado a la realidad
económ ica de la gente del barrio. N os aproximamos con el
único afán de inquirir información respecto de la realidad
barrial, también nuestra. Aquella serie de preguntas que
generó nuestro entorno nos llevó a entender que nuestra
identidad eclesial com o com unidad local se jugaba con
nuestra inserción.
C u a r t a Ig l e s ia B a u t is t a en C o nch alí 129

2. Segunda paradoja:
la presencia de Organizaciones
No Gubernamentales (ONGs)

Una segunda paradoja de esta relación entre iglesia local


y comunidad local surge de la presencia de las ONGs. Sin
pretender menoscabar el significativo trabajo que ellas han
desplegado y continúan desarrollando en Am érica Latina, es
necesario hacer una observación sobre su presencia en
relación con el tema propuesto. Fue significativo observar
que, durante los años del gobierno militar en Chile, los
sectores populares tenían la valiosa ayuda de muchas
organizaciones de carácter paraeclesiástico o independiente.
Cuando llegó el nuevo gobierno democrático desaparecieron
muchas O NGs, y las únicas que quedaron fueron las iglesias.
En un viaje que realicé por Bolivia me pregunté por la
influencia de las O N G s en las políticas de gobierno, por el
asistencialismo que generan sus programas empaquetados y
por lo que podría aparecer com o una industria del desarrollo
al servicio de los intermediarios, en convivencia con la
negligencia de los políticos. Y en m edio de estos
cuestionamientos, veía a muchas iglesias instaladas en el
palco de los contemplativos.
Frente a la problemática de leer la realidad y abordarla
correctamente, estas organizaciones se aprecian com o puentes
entre comunidades: la comunidad de fe y la comunidad local.
Y la paradoja aparece aquí. ¿N o es la iglesia local una suerte"^
de organismo no gubernamental? ¿N o es acaso una
m ediadora en la problemática social con la capacidad ¿
incuestionable de ser ella misma parte de esa comunidad
d onde actúa?
130 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

No obstante su efectividad y profesionalismo, los


programas de las O N G s tienen el problem a que no son, en la
mayoría de los casos, programas de la comunidad de fe, o
dejan paulatinamente de serlo. En efecto, muchas veces son
puentes que terminan por cortarse de la responsabilidad de la
iglesia y sus dones, al grado de quedar desprendidos de su
comunicación con ella y conectados con la comunidad local
en función de sus recursos, con la excepción de aquellas
organizaciones que realizan su gestión instalándose a vivir en
la comunidad local. Así, el desafío de la inserción deja de ser
de la iglesia y pasa a ser de una valiosa O N G con pocos
| vínculos con la congregación local y sus capacidades.
A su vez, en muchos de los casos la llegada de una O N G
a la comunidad local genera, sin pretenderlo, expectativas
demasiadas elevadas. Se la ve con recursos, y esto trae
consigo un desprendimiento de la responsabilidad de la
iglesia por la m ayordom ía de los bienes y recursos respecto a
la realidad particular que la O N G viene a abordar. C om o
consecuencia, a la O N G le resulta difícil por sí sola generar la
autogestión de las comunidades. Sus recursos son más
i elocuentes que todos sus discursos antipaternalistas.
De la misma manera que resultaría extraña y ofensiva a la
labor de la iglesia la presencia de una agencia misionera que
ir las
plazas y calles de su barrio sin la participación activa de ella.
eclesial la
práctica de la responsabilidad social com o una acción
independiente de una O N G . ¿Por qué el voluntariado activo
en los esfuerzos de proclamación se pierde frente a la
alternativa de participación en la acción solidaria e igualmente
compasiva de un proyecto de desarrollo?
C u a r t a Ig l e s ia B a u t is t a en Conchalí 131

En definitiva, se pierde de vista que la comunidad de fe y


la comunidad local se distinguen sólo por el factor “ fe ” . Por lo
demás, se trata de las mismas personas y los mismos
problemas. En esa misma reunión con el alcalde, una
dirigente eclesial de origen mapuche compartió una iniciativa
de rehabilitación de una mujer de la calle mediante una
invitación para que ella viniera a enseñarles lo que sabía
hacer con sus manos. El impacto de una invitación semejante,
en boca de quienes aparecían com o personas que tenían todo
resuelto y sin la necesidad de que alguien com o ella les
enseñara, m odificó sus prejuicios y le hizo sentir que esa
comunidad de fe que la invitaba también le pertenecía.
Cuando fuimos a ver adonde estaban ubicadas, sólo vimos un
insignificante e inservible cuarto, com parado con los edificios
que muchas congregaciones tienen en nuestro sector y con las
expectativas que se hacen con la llegada de las ONGs. Esta
pequeña congregación sin recursos materiales, pero que
entiende que su identidad se configura con su inserción en el
barrio es, de suyo, una acción no gubernamental, una política
de acción en pro de la resolución de un problema social.
Una vez observadas estas dos situaciones — la doble
paradoja de un mundo que está dentro de nuestra comunidad
de fe y la presencia de entidades que absorben la
responsabilidad de la iglesia— , podem os afirmar que el
carácter local de una congregación está determinado por las
m odalidades de inserción en el barrio y su prestancia para
transformarse en una presencia que dé cuenta de su identidad
eclesial y su misión integral. Quisiera puntualizarlo en dos
modalidades de inserción, a partir de nuestra experiencia.
132 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

3. Primera modalidad:
¡a iglesia como la diaconisa del barrio

La observación de nuestro entorno, a partir de las personas


que teníamos en la congregación, nos condujo a desarrollar
una serie de actividades puntuales que fueron comunicándole
al barrio que nuestra presencia tenía que ver con el servicio,
es decir, que la única razón de ser y estar en m edio de él era
servirle en el nombre del Señor que proclaman nuestros
] cantos y prédicas.
Ante una vecindad con abundancia de alcohólicos la iglesia
organizó almuerzos sabáticos para ellos. La presencia de un
barrio constituido principalmente de obreros nos llevó a
apoyar la organización de un sindicato. La advertencia de
niños desnutridos nos condujo a preparar desayunos por dos
años con leche aportada por una fundación. Frente a la falta
de oportunidades laborales para la mujer, iniciamos talleres
de capacitación laboral. Ante los altos índices de cáncer fem e­
nino, nos transformamos en una extensión del consultorio
público para prevenir y dar orientación sexual. Frente a la
falta de oportunidades para nuestros jóvenes, abrimos un
curso preuniversitario. Para los adolescentes adueñados de las
esquinas, hicimos un programa de prevención de la
drogadicción, con actividades deportivas y un club de ping
pong. Frente a la falta de recursos de nuestras familias para
tomar vacaciones, hicimos planes cooperativos para veranear
en comunidad. Y frente a la realidad de hombres y mujeres,
separados, creamos un grupo de ap oyo pastoral.
Toda estas iniciativas eran decididas de manera
participativa, tratando de involucrar al m ayor número de
miembros de la iglesia. A todo le poníamos un nombre muy
C u a r t a I g l e s ia B a u t is t a en C o nchalí 133

conectado con nuestra fe, el corazón de nuestra motivación:


al desayuno, le pusimos “ Pan de A m or” ; a los talleres,
“Academ ia el Buen Pastor” ; al programa de salud,“ Cum i” , y
así por el estilo. C on todo esto procurábamos despertar la
inquietud de nuestros vecinos respecto a la intencionalidad
del servicio. Vim os esto com o una adecuada alternativa para
la evangelización no proselitista.
Nuestra sencilla infraestructura era un verdadero mecano.
H abía días en que la oficina pastoral se transformaba en
consultorio ginecológico para aplicar los exámenes correspon­
dientes. Las salas se convertían en talleres, y así el edificio
dejaba de ser un elefante blanco. El desgaste de la
infraestructura y la permanente suciedad que ella generaba,
además de producir sentimientos encontrados, nos
condujeron a pensar que por fin hacíamos una m ayordomía
adecuada de todo lo que teníamos com o congregación, por
insuficiente que fuera nuestro edificio. Sin darnos cuenta, nos
habíamos constituido en una diaconisa de la villa.
Finalmente, dimos un paso. Le pusimos a la capacidad de
gestar estas iniciativas un nombre que proclamaba por sí solo
el Evangelio o exigía la reflexión desde el Evangelio: “5 y 2":
M ultiplicar para todos. La idea es que, a partir de lo que
somos y tenemos, debem os actuar en el escenario de las
necesidades de nuestra gente, en un acto de fe y entrega en
las manos de Aquel que puede multiplicar esos recursos para
el bien de todos.
Muchos de los programas iniciales no continúan actual­
mente, pero nuestra visión de una iglesia con rostro de
diaconisa insertada en el barrio se fue canalizando a través de
dos iniciativas. La primera iniciativa era comercial y tenía la
intención de dar testimonio de la posibilidad de crear
programas comunitarios en el contexto de una econom ía
134 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

agresiva y un m ercado individualista. La segunda iniciativa,


cuyos ingresos provenían de la primera, era el desarrollo de
programas de prevención y tratamiento de la violencia
intrafamiliar.
La iglesia entendida com o diaconisa afirmó su identidad
convirtiéndose en la iglesia de los garzones o meseros.
Abrimos un restaurante comercial cuyo nombre es M esón de
Belén. Elegimos su nombre sin pensar que cambiaríamos un
poco la historia. Pero eso fue lo que buscábamos en
definitiva: que la historia cambiara. Sin ser demasiado
pretensiosos, al menos deseábam os empezar con nuestro
barrio. Ahora, en este mesón sí hay lugar para los niños y
niñas que sufren violencia y abandono. Ellos son sus dueños
y nosotros sus garzones. Si vencer el egoísm o humano es obra
del Evangelio, este restaurante es la m ejor escuela.
T o d o el proceso fue formativo, desde los nombres que
buscamos hasta las primeras preguntas que nos hicimos
respecto a las necesidades. Luego buscamos los recursos
económicos. Acudim os a muchas ONGs para que
acompañaran nuestro programa, pero nunca para que lo
hicieran por nosotros.1
Si la com unidad de fe, parte integrante de la misma
realidad donde estaba insertada, se atrevía a actuar de esa
manera, era posible pensar que la ayuda de una O N G podría
complementar una acción eclesial dirigida a transformar los
m odos de pensar, valorar y vivir de la comunidad local.

1 Las organizaciones que nos han acom pañado en algunos programas han
sido FU NCASE, SEDEC, Visión Mundial y M AP. En la actualidad
contamos con el compañerismo y la colaboración más permanente de la
Junta de Misiones Menonita de Norteamérica.
C u a r t a I g l e s ia B a u t is t a en Conchaü 135

4. Segunda modalidad:
la iglesia como el protocolo del Reino

a. R e la cio n e s con el gobierno local


La condición de "local" de la iglesia no puede permanecer
al margen del gobierno local y sus políticas. Si la inserción de
la iglesia requiere el reconocimiento de que ella misma está
constituida por esa condición de “ local” , expresión de la polis,
esto significa que ella es polis también y que su acción
diaconal es política, en el sentido más genuino del término.
Decir esto tiene muchas implicaciones riesgosas y, lamenta­
blemente, inevitables.. Las reglas de nuestro acercamiento
están establecidas claramente en el Evangelio del Reino de
Dios, en lo que podríam os llamar su protocolo. Sin embargo,
debem os reconocer que luchamos permanentemente contra
un espíritu de notoriedad que apetece las diestras de los
poderes de turno.
Cuando decim os con nuestros actos que nuestra presencia
tiene que ver con el servicio, al mismo tiem po estamos
diciendo algo muy importante respecto al poder y al ejercicio
de la autoridad de nuestros gobernantes y sus políticas
sociales. Estos “ dichos” pueden llegar al punto de incomodar
a quienes orientan su accionar con otros propósitos. E n !
ocasiones, la corrupción de ciertos mandos medios, amparada !
bajo las políticas sociales, se ve confrontada por una acción ]
desinteresada, que no tiene otra motivación que la compasión j
cristiana. O bien puede ocurrir que esta acción desinteresada i
aliente las correctas m otivaciones para usar el poder al ¡
servicio de la gente.
La acción política propia de la iglesia se da en esta
dimensión de su condición de “ local” . En ella la iglesia es
136 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

capaz de ejercer una influencia orientada a modificar los


j m odos de vida de sus vecinos. La manera en que lo hace
pasa por establecer vínculos y relaciones, no sólo con otras
organizaciones, sino necesariamente con el poder local. La
iglesia puede ayudar a la transformación de los espacios
municipales en lugares de encuentro del protagonismo de la
comunidad; puede ayudar a la democratización de la
sociedad, a partir del impulso que aporta la entrega de poder
a los ciudadanos que conforman el municipio. Se trata de un
protocolo que sólo lo puede dar el Reino de Dios, con su
forma específica de delegar autoridad, que jerarquiza la
intensidad y la autenticidad del servicio y la entrega.
Esta relación entre la iglesia y el poder local requiere la
m odificación de un paradigma enquistado en la conciencia
religiosa de nuestro continente: la concepción de un Estado
subsidiario del culto y el proselitismo. Meses atrás nos visitó
en el M esón de Belén, para un encuentro con pastores, el
actual presidente de nuestro país, don Ricardo Lagos E., en
ese entonces precandidato. En un momento, para aclarar la
correcta dimensión de nuestra conversación respecto a la
relación entre las iglesias y el Estado, se dijo desde el
programa “5\>2”: M ultiplicar para todos: “ Nos vinculamos con
el poder local o aplaudimos una nueva ley de culto que
mejore el estatus legal de nuestras iglesias evangélicas, en
virtud de desarrollar una relación que favorezca y demande
cambios e inversiones allí donde están los más pobres y
desprotegidos, y sin destinar ni un solo clavo para la
construcción de nuestros espacios de culto.”
El primer espacio fundamental para pasar i
lcríDÚblicÓ'tes el relativo a la construcción de e: >
las iglesias y el poder local bajo las pautas de
La presencia e influencia de la iglesia en la comunidad local
C u a r t a Ig l e s ia B a u t is t a en C o nchalí 137

debe ir dejando las huellas de este m odo particular d e f


entender el poder para el servicio, la autoridad para delegar
y la participaciórtde todos en la búsqueda de soluciones a los !
problemas comunes, allí donde los últimos, los no convidados
a la fiesta del poder, deben ser privilegiados y servidos. ^
L o m ejor fue que pudimos advertir a las autoridades
locales que nuestro protocolo no responde al que es habitual
en la casa del “ Cesar” . Eso nos permitió desarrollar una
buena relación con ellas. En realidad, estaban cansadas de ser
invitadas a los oficios religiosos evangélicos para que vieran
cóm o les sacaban pañuelos blancos y las sentaban, en los
espacios que comúnmente ocupan los que ofician el culto, a j

escuchar una apologética de la labor de la iglesia. Esta vez


fueron pueblo, se sentaron entre el pueblo y se les hizo sentir, i
con respeto, lo que son: personas asignadas por el pueblo
para servir. Participaron y se les interpeló para que
fortalecieran, desde las posiciones que ocupaban, políticas
sociales a favor de los más pobres.
Cada vez que celebramos un aniversario de nuestros
programas, realizamos un gesto litúrgico que hemos llamado
el “ Banquete de los panes y los peces” . Intentamos recuperar
el valor simbólico de la liturgia y toda la fuerza comunicativa
de los valores del Reino de Dios que ella contiene. Después
de explicar el origen bíblico del nombre “5 y 2 ”: M ultiplicar
para todos, manifestamos que el milagro continúa. Se
introducen bandejas con porciones de panes y peces, y se
invita a las autoridades a tomar las bandejas con el directorio
de la comunidad, servir a los invitados y continuar, mediante
este gesto educativo, con el mantenimiento del milagro de la
multiplicación de la compasión y el poder compartido para el
servicio de las multitudes. En este ambiente se dice, con
138 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

insistencia, que los importantes para nosotros son aquellos


por quienes nadie daría un voto en una elección municipal.
Desde esta perspectiva, la relación entre la iglesia local y el
poder local confronta dos mundos que necesariamente se van
a rozar y a diferenciar en cuanto a los contenidos y los
intereses de sus demandas y acciones. El protocolo del Reino
de Dios es diferente del protocolo del gobierno. Los roces que
provoque esta realidad generarán contrastes evangelizadores,
com o los del “ Banquete de los panes y los peces” y los que se
evidencian en las interrogantes que despiertan nuestras
acciones y actitudes en las autoridades de gobierno.
Un acercamiento al poder local en función de la demanda
de beneficios para la realización de nuestro culto sería el
principio del fin de nuestro testimonio transformador en el
barrio.

b. R e la cio n e s con otras o rg an iza cio n es


y esfu erzo s de se rv icio
Advertir las semillas de la acción de Dios en la comunidad
y relacionarnos con ellas es parte del protocolo del Reino.
Jesús advirtió a sus discípulos: “ El que no está contra nosotros
está a favor de nosotros” (Me 9.40).
N o somos los únicos que expresan la acción de Dios. ¿Qué
está pasando a nuestro alrededor? ¿Qué realidad se vive en
el sector donde está nuestra iglesia? A partir de esta
observación, la pregunta no es sólo c ó m o podem os ser
agentes m od ifica d o res de las realidades que afectan la vida y
• salud de nuestra “ pequeña ciudad” ; también debemos
preguntarnos por aquellos que están haciendo algo parecido
y cuya gestión requiere compañía. La relación con ellos
fortalece una red que puede catalizar una transformación más
efectiva e “ impactante” .
C u a r t a Ig l e s ia B a u t is t a en Co nchalí 139

Junto con los programas en salud de la Iglesia Metodista


que existen en nuestro sector, estamos pensando hacer un
foro evangélico que demande, entre otras cosas, a la
autoridad y a la salud pública una explicación por la
eutanasia que el m ercado realiza cada vez que un anciano es
enviado a morir a su casa por la falta de recursos para
tratamientos más caros. Nuestro sector está rodeado de
empresas y fábricas, varias de ellas contaminantes. Este foro
podría exigir políticas m edio ambientales más coherentes con
la necesidad de los habitantes de nuestra comunidad.
La alternativa de unirse para el servicio es una necesidad
imperiosa que permite ser más efectivos y consecuentes en la
realización de la misión integral.

5. Conclusión

La doble paradoja y las modalidades de inserción que


hemos m encionado nos ayudan a comprender m ejor la
relación entre la iglesia y la comunidad local.

identificación plena con las necesidades de su entom®.2 Sin


esta adecuada inserción, la iglesia misma pierde su identidad
y el perfil que la distingue de otra comunidad intencional
dentro de su sector. De ser así, se torna un grupo enajenado
de su misión, de su gente y de su contexto.
Las modalidades de esta relación entre iglesia local y
comunidad local deben siempre despertar en la iglesia la
formación de un discipulado con esta identidad diaconal. Así,

2 Sería pertinente leer las cartas a las iglesias del Apocalipsis para educar
e ilustrar en función de la relación entre iglesia y comunidad local.
140 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

la realización de su liturgia se constituye en una tarea


permanente de educar y nutrir el legítimo propósito de actuar
y servir en el harria En otras palabras, la iglesia debe
desarrollar una teología que responda a los problemas
misioneros del día a día para vivir su credo fundamental:
Jesucristo es el Señor.
5

Iglesia Evangélica Pentecostal


"Las Acacias"

Sam uel Olson

Si una onza de demostración profética vale una tonelada


de voz profética, entonces la historia de la Iglesia Evangélica
Pentecostal “ Las Acacias” es ciertamente preciosa. Durante
los pasados veinticinco años he tenido el privilegio de ser el
pastor de esta creciente y dinámica Iglesia con una visión
integral en progreso en el desarrollo de su ministerio en
Caracas, Venezuela. Esta iglesia ha crecido de 250 a 4000
asistentes regulares. Ha impactado la ciudad de Caracas y
más allá de ella. H a sido un desarrollo fascinante, no exento
de defectos, fallas y luchas, pero de igual manera estimulante
y retador. Ha hecho que todos glorifiquemos a Dios por el
privilegio de ver al Espíritu Santo operando entre nosotros.
La historia de “ Las Acacias” es, sin duda, una historia
latinoamericana. Los latinoamericanos son integrales
lingüísticamente: el castellano emplea una sola palabra para
traducir un concepto bíblico de “justicia” donde el idioma
inglés utiliza dos: rightousness y justice. El idioma inglés usa
dos palabras para crear un sentido de separación entre una
cualidad del carácter (la relación personal de uno con Dios)
142 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

y la acción social de cada uno. El idioma castellano emplea


“justicia” en am bos casos. La existencia se transiórma en la
condición de la necesidad y en la actuación sobre la
necesidad, sea com o una respuesta individual a la herida de
la humanidad, o a la injusticia en la cual uno podría vivir, o
com o un cuerpo que ejerce el cambio mediante actos
compasivos o de acción social dirigidos a la deformación
estructural causada por la naturaleza fallida y pecadora, si no
diabólica, del hombre.
Es la historia de una nueva generación de evangélicos.
í Hablar de un ministerio integral es darle su importancia al
debate entre la evangelización y la responsabilidad social. El
debate ocupó veinticinco años de reflexión teológica en el
mundo evangélico una vez que entró a formar parte del
« escenario. Para muchos el debate continúa. El proceso del
mismo nos lleva paso a paso desde Chicago a Wheaton, y
sigue por Berlín, Bogotá, Lausana, Huampaní, H oddes Don,
Pattaya, Grand Rapids, Jarabacoa, W heaton, Panamá,
Huampaní, Manila y Quito. Se encuentra docum entado en
Crisis and H o p e in Latin A m erica 1 (Crisis y esperanza en
América Latina) y en E l cristiano contem poráneo 2
El llamado de los profetas del Antiguo Testamento a la
justicia social habla a los problemas claros de nuestros países
hispanos.3 Esta historia tiene una base bíblica fuerte,
especialmente por la manera en que fue encarnada en el
ministerio de Jesús.

1 Emilio A. Nuñez y William D. Taylor, Crisis and H op e in Latin


Am erica, M oody Press, Chicago, 1996, pp. 407-433.

2 John R. W . Stott, E l cristiano contem poráneo, Nueva Creación,


Buenos Aires, 1995, pp. 323-340.

3 Nuñez, op. cit., pp. 395-400.


Ig l e s ia E v a n g é l ic a P e n t e c o s t a l “ L a s A c a c ia s ” 143

C om o iglesia local entendimos que, com o parte del cuerpo


de Cristo, era nuestra responsabilidad reflejar el ministerio de
nuestro Señor Jesucristo. Ello nos llevó a afirmar la
aseveración mesiánica de Isaías que Jesús proclamó al
com ienzo de su ministerio, registrada en Lucas 4.18-19:

El Espíritu d el S e ñ o r está so b re mí,


p o r cu an to m e ha u n g id o
p a ra an u n ciar bu en as n u eva s a los pobres.
M e ha e n v ia d o a p ro cla m a r libertad a los cau tivos
y d a r vista a los ciegos, ^
a p o n e r en libertad a los oprim idos,
a p r e g o n a r el a ñ o d el fa v o r d el S eñ or.

El ministerio fue integral. Fue un ministerio de sanidad, *


com pasión y libertad, una declaración de justicia. El le habló
al mundo creado y confrontó al viento, les habló a los
gobernantes y a los principados y poderes, trajo la redención
y conquistó la muerte. El nos confronta con una perspectiva
integral: la restauración de una relación justa con nosotros
mismos y con nuestros vecinos, con la sociedad y la
naturaleza, con la creación y con nuestro Creador.
C om o iglesia vem os nuestro trabajo a través de Jesús y de
acuerdo con su vida. En Juan 20.21 se nos exige hacer lo
mismo: “ C om o el Padre me envió a mí, así yo los envío a
ustedes” . Rom anos 12 y 14, 1 Corintios 11-14, Santiago y
Apocalipsis nos hablan acerca de los ministerios y los dones
puestos sobrenaturalmente en todo el cuerpo de Cristo. N o A
podem os evitar las enseñanzas de los apóstoles que nos
llaman a practicar un ministerio integral. Som os un cuerpo de ^
personas a las que se ha impartido el Espíritu Santo; él
continuamente nos recrea, renueva, fortalece y guía a toda
verdad, de manera generosa y soberana, y nos da el poder
144 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

com o miembros del cuerpo para completar su diseño. C om o


afirma Enio Mullen

Es el tra b a jo de la te o lo g ía cristiana lleva r las


co n secu en cia s d e la re d e n c ió n de Cristo a to d o el
U n iv erso c re a d o p o r D ios. Este es el fin y la exten sión d e
la re d e n c ió n . D e b id o a q u e to d a la crea ción fu e a fecta d a
p o r el p e c a d o h u m a n o , d e la m ism a fo rm a a h o ra es
restau rada p o r la a cció n d e D io s q u e co n fro n ta y resu elve
el p r o b le m a d e l p e c a d o h u m an o. Es el trabajo d e los
cristianos esta b lecer d ia ria m en te esta p re o c u p a c ió n en
to d a la crea ció n d e D ios. D io s n os c re ó co n un a m b ien te
y co n el p o ten c ia l d e orga n iza r estructuras en la so cied a d ,
la cual fo rm a n d o parte d e la crea ción está ín tim am en te
re la c io n a d a c o n el bien estar y sa lva ció n d e la h u m a n id a d .4

1. Características del presente estudio de caso

Una característica de “ Las Acacias” es la práctica de


delegar funciones ministeriales. Reconocem os los ministerios
y dones que el Espíritu Santo ha colocado en los hermanos,
utilizamos sus dones y habilidades y, finalmente, confirmamos
sus funciones, primero com o voluntarios, y luego, si es
necesario, com o em pleados y ministros.
Otra característica que llama la atención es la naturaleza
“ trivocacional” de nuestros ministros. Los miembros de
nuestro cuerpo trabajan para suplir su propio sustento, sirven
al Señor a través del ministerio en la iglesia o la comunidad,
"I y continúan con su entrenamiento.

4 Enio Muller, “ La interpretación de la Biblia y la misión de la Iglesia” ,


en Valdir Steuemagel, ed., La misión de la Iglesia, Visión Mundial
Internacional, San José, 1992.
Ig l e s ia E v a n g é lic a P e n t e c o s t a l “ L a s A c a c ia s ” 145

La historia que relatamos no es una historia de carácter


denominacional. La naturaleza de nuestra organización es
altamente relacional. El liderazgo del ministerio de “ Las
Acacias” se enfoca hacia la construcción de una visión
compartida por consenso, en lugar de la imposición de los
deseos de una autoridad central o de la mayoría democrática
sobre todos los asuntos.
Utilizo el m étodo de estudio de caso para demostrar la
naturaleza de un ministerio integral. El enfoque de estudio de
caso ha sido definido com o “ la descripción y análisis
intensivos e integrales de un fenóm eno delimitado, tal com o
un programa, una institución, una persona o un proceso”
(Merriam). En efecto, es congruente emplear un m edio
integral para arribar a un fin integral.
¿Qué agenda propongo? La respuesta es que los
evangélicos deben comenzar donde se encuentran. Espero
alentar al pueblo evangélico para que emprenda ministerios
integrales sabiendo que no es fácil y que no hay un solo
patrón, pero también convencido de que existen principios
básicos con los cuales comenzar. El ministerio integral no es !
simplemente una técnica o una postura doctrinal, sino la
aplicación de un punto de vista integral a los retos de una fe
compartida. Un ministerio se puede clasificar com o integral
cuando muestra las siguientes cuatro características:
/
1. Nutre la totalidad del ser humano.
2. Se desenvuelve alrededor de relaciones que tienden a ser
abiertas, igualitarias y dinámicas.
3. Es una perspectiva ecológica que reconoce la delicada red
de conexiones entre todos los seres animados e
146 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

inanimados, incluyendo a los seres humanos y a su


Creador.
4. Respeta la creatividad y la unicidad inherente a los
individuos, así com o su entorno cultural, moral y político.

El presente estudio de caso, que registra el impacto de la


iglesia sobre nuestra ciudad y nuestra sociedad, suministra
abundante evidencia de que este juicio es correcto.

2. El medio histórico y cultural


posterior al debate

El m edio en el cual se desenvuelve el estudio de caso de


“ Las Acacias” es distintivamente latinoamericano. La iglesia
hispana nace en un centro de pobreza,- injusticia, violencia,
lucha social e idolatría vacía. Esta iglesia necesita palabras
que enciendan su sentido de com promiso profundo y que la
lleven a asumir su responsabilidad de servir a su vecino y a su
sociedad, proporcionando activamente programas que trasfor-
men el contexto. La rabia, el dolor, la aflicción, la impotencia,
el temor, la falta de autoestima y el deseo de ver cambios
están presentes casi en la superficie de la vida. Sólo necesitan
ser transformados y canalizados por el Evangelio, y que se les
permita emerger, a fin de que la fe sea relevante y manifiesta.
Así debe suceder con los evangélicos, cuya existencia es
impulsada por el Espíritu Santo y produce una vida activa,
poderosa y retadora. Se trata de la nueva generación de
cristianos venezolanos que está conociendo al Señor, libre de
los parámetros de la teología bifurcada de las denominaciones
norteamericanas y europeas, y libre de las luchas evangélicas
latinoamericanas tradicionales. Los últimos han querido
Ig l e s ia E v a n g é l ic a P e n t e c o s t a l “ Lj \s A c a c ia s " 147

acom odarse a las Escrituras y a los paradigmas teológicos 1


tradicionales que han heredado, pero en el proceso a menudo
ahogan la posibilidad de responder creativamente al contexto
y a las demandas colocadas ante la Iglesia. Con pocas J
excepciones, la pregunta es la siguiente: ¿Por qué la iglesia a~
evangélica no habla fuerte? Las respuestas varían:
/
— Siente que no debería hacerlo.
— Siente que no podría hacerlo.
— N o tiene todos los recursos para hacerlo.
— Cree que su cristianismo es manso, suave, humilde y pasivo.
— N o se ha visto a sí misma com o parte responsable de la
sociedad y no se ha com prom etido ante el Señor com o tal.

La nueva generación de evangélicos venezolanos educados


en universidades marxistas sustentadas por el Estado no tiene
ninguna de estas barreras autoimpuestas. Esos evangélicos
saben que tienen derechos, entienden las presiones y las
luchas, y tienen el poder y la palanca. Es bastante lo que
pueden hacer. Si en su pasado de “ inconversos” estaban
dispuestos a pagar un precio político o a darlo todo por
ideales sociales y pragmáticos, cuánto más ahora están
dispuestos a pagar el precio por Cristo. En otras palabras, el>
evangélico latinoamericano responde con palabras y acción
sin establecer una dicotom ía entre la evangelización y la ;
responsabilidad social. Tales dicotomías y luchas pertenecen
al mundo evangélico tradicional, pero difícilmente forman
parte de la iglesia nacida durante los años setenta, ochenta y
noventa. Los líderes de esta nueva generación habrán estado
conscientes de estas luchas, pero su gente com enzó el andar
cristiano deseosa de vivir al m áxim o su nueva vida en Cristo.
Es confuso y entristecedor para el gozoso nuevo creyente
148 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

enfrentarse con dichos paradigmas teológicos com o si éstos


fuesen parte de las Escrituras. Necesitamos hacer discípulos,
mas no tenemos por qué recrear los legalismos y una
evangelización marginada, una religiosidad encerrada en el
santuario, que sólo logra alienar a los nuevos evangélicos.
Una razón de que ya no vengan tantos al andar evangélico
es precisamente la im agen que éste se ha creado, cuando lo
que se necesita es transmitir el poder del Evangelio para
enfrentar a la humanidad cualquiera sea su condición. Es
posible presentar un testimonio viable y significativo que dé
una visión cósmica a aquellos en búsqueda de esperanza y de
un panorama reconstruido del futuro. Tanto el mensaje com o
la imagen del mundo evangélicos deben adaptarse al presente
y hablarle a la gente de manera actual, pues de no ser así se
perderán y se estancarán en su propia cultura.

3. Extender la libertad: los prim eros años

El estudio de caso de “ Las Acacias” , iglesia donde sirvo


com o pastor principal, demuestra consistentemente que el
i crecimiento hacia la efectividad del ministerio integral es un
proceso de años. N o es algo que brota de repente, com o una
flor, con una única exhortación, ni fluye de una sola serie de
sermones, ni ve la existencia después de un entrenamiento de
seis semanas. Edificar a un pueblo con una perspectiva
integral del ministerio implica un proceso de crecimiento
com plejo guiado por el Espíritu Santo.
Ahora, el crecimiento hacia una percepción de la identidad
de uno mismo com o parte del pueblo de Dios, hacia la
madurez espiritual, hacia la sensibilidad ante las necesidades
ajenas y hacia la confianza en respuesta a la voz de Dios es
Ig l e s ia E v a n g é l ic a P e n t e c o s t a l “ L a s A c a c ia s ” 149

gradual. Si se entiende la naturaleza gradual de este proceso,


los líderes de las congregaciones locales deben dotar a los
creyentes para el servicio y entrenarlos para el ministerio,
proveyendo un contexto donde el proceso de crecimiento sea
saludable y natural. Usualmente nos olvidam os de la
importancia de proporcionar tal contexto. A menudo
forzamos a los individuos hacia un ministerio de maneras que
los consumen y los apagan com o ministros. Js
P or otro lado, presionamos a los creyentes con poca o
ninguna experiencia para que asistan al seminario o a la
escuela bíblica a prepararse para asumir un servicio cristiano
de tiem po completo. Así, la comunidad cristiana saca al
creyente del contexto del cuerpo donde podría crecer y lo
lleva hacia una atmósfera académica, que usualmente es
poco más que una colecta de información intelectual acerca
de la fe. La preparación de los miembros del cuerpo para
convertirse en ministros integrales efectivos no involucra
solamente un curso de entrenamiento a corto o largo plazo.
La preparación para el ministerio integral implica la creación
de un m edio donde el crecimiento pueda ocurrir de manera
natural y saludable.
Puedo ilustrar la idea de facilitar tal m edio por el impacto
que produjo con el pasar de los años la Iglesia Evangélica
Pentecostal “ Las Acacias” . Al revisar esta historia podem os
ver los tres aspectos más importantes: 1) La iglesia se convirtió
en un foco mediante el cual los miembros del cuerpo perci­
bían el ministerio integral y se involucraban en él; 2) dicha
participación en el ministerio integral resultó en una mayor
m otivación hacia el entrenamiento; y 3) las estructuras de la
iglesia se organizaron de acuerdo con el ministerio integral,
construyendo por consenso una perspectiva compartida.
150 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

“ Las Acacias” fue fundada en 1949 por mis padres,


quienes originalmente fueron enviados y sustentados por un
consejo misionero de una denom inación norteamericana. Más
tarde mis padres fueron llamados a un ministerio
“bivocacional” : com enzaron a trabajar por su sustento diario
y liberaron a la iglesia de la responsabilidad de asistir
económ icam ente al liderazgo venezolano. Quizá fue tal
emancipación económ ica la que impulsó a mi padre a
extender la libertad hacia los demás en el uso de sus talentos,
o acaso fue la restricción de sus dos vocaciones lo que lo forzó
a depender de la participación activa de los demás en el
liderazgo de la iglesia. De cualquier manera, mi padre fue un
m odelo maravilloso de uno de los principios del ministerio
integral, esto es, la habilidad de prolongar hacia los individuos
la libertad de seguir su propio llamado y sus talentos. Para
ilustrarlo, recuerdo a mi padre hablando con una mujer,
miembro de la congregación, y confirmando su llamado.
C om o resultado de haberla dejado en libertad de ejercer sus
talentos y su ministerio, esta mujer fundó diecisiete iglesias.
A este contexto de libertad regresé yo en 1971, luego de
tomar la decisión de ayudar a mi padre en la visitación de los
miembros de la congregación. En 1972, un grupo de
profesionales de varias denominaciones, incluido yo mismo,
com enzó un trabajo que luego se convertiría en el H ogar Vida
Nueva, el primer centro de rehabilitación evangélico para
hombres adictos a la droga. La fundación de dicho centro fue
un paso de fe y aún hoy continúa siéndolo. El centro operaba
fuera de la construcción de “ Las Acacias” , y tenía consejo y
fondos propios. A m edida que el ministerio se fue
desarrollando, diversas personas se agruparon con el
propósito de ayudarnos en las finanzas y otras áreas.
Ig l e s ia E v a n g é l ic a P e n t e c o s t a l “ L a s A c a c ia s ” 151

Durante estos años de intervención directa en el H ogar


Vida Nueva, período que finalizó en 1987, participé en las
tareas de animación, búsqueda de fondos, construcción, trato
con el personal y el desarrollo de los jóvenes (su sanidad en
el tiem po de su retiro, su aceptación en la comunidad
cristiana, sus recursos, sus bendiciones a las familias).
Además, participé en los diversos acontecimientos habituales
que han sucedido en el centro desde aquel entonces hasta el
presente. Este trabajo fue la primera aventura que ofreció a la
comunidad evangélica una expresión socioeducacional y
espiritual. Fue mi pasaporte venezolano para ir a Lausana en
1974, una experiencia que causó un giro en mi vida.
Adem ás de la form ación del H ogar Vida Nueva y de la
participación en varios movimientos internacionales com o
Lausana, el punto focal de mi trabajo fue la iglesia, aprender
día a día a predicar y a organizar los asuntos de la
congregación.
Durante estos años me di cuenta de que estaba haciendo
lo que otros eran capaces de hacer, así que traje dos traba­
jadores sociales, uno com o voluntario, y otro com o em pleado
a tiem po com pleto. De esta manera com enzó a desarrollarse
el Departamento de Servicio Social de la congregación.
Al mismo tiempo, traje un psicólogo interesado en formar
parte del grupo ministerial para iniciar el Departamento de
Asesoría Pastoral. Le pedí a mi pastor asistente, que se había
com prom etido con el trabajo de evangelización, que
desarrollase el Departamento de Evangelización y Misiones.
Más y más miembros del cuerpo comenzaron a sentir las
necesidades de la comunidad. Más y más comenzaron a
involucrarse en distintas formas de cooperación.
Se estableció el Departamento de Adoración, Oración,
Ayuno e Intercesión, así com o el Departamento de Educación
152 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

Cristiana, el de Jóvenes y el Administrativo. Luego se dividió


la ciudad en quince áreas geográficas (actualmente son
veinte) y se les designó a cada una de ellas un ministro. Se
form ó así un cuerpo administrativo rentado de sesenta
personas. El program a de trabajo en células opera en cada
área, haciendo un número total de quinientos grupos. Se
fundaron cinco iglesias hijas. Las estructuras de poder
existentes fueron confrontadas mediante la oración.
Algunas expresiones corrientes del ministerio de “ Las
Acacias” son las siguientes: programas de reconstrucción
familiar, programas de rehabilitación, programas de apoyo
para los infectados del H1V; participación en el desarrollo de
un currículum de valores morales para el sistema educativo
nacional; cooperación y organización interdenominacional; el
uso de artes, música y m edios de comunicación, incluso el
uso ocasional de la televisión, la radio y la prensa.
Ninguno de estos ministerios adjuntos fue previsto cuando
se em prendió el ministerio de “ Las Acacias” . Cada uno de
ellos nació de los talentos e intereses de los individuos
reconocidos com o miembros significativos del cuerpo a
quienes se les dio libertad para practicar sus talentos. De
manera que un ministerio en desarrollo proveyó el foco
alrededor del cual crecieron otros ministerios adicionales. Lo
más importante fue la presencia de una actitud de apertura y
liberación de los talentos. La tendencia de la m ayoría de los
consejos gobernantes es incitar a los individuos a ajustarse a
ciertos planes o programas preconcebidos. Por el contrario,
los miembros del cuerpo quieren y merecen ser tratados con
integridad, com o creyentes-sacerdotes. En “ Las Acacias”
exploram os con ellos sus intereses, habilidades y dirección
propios. Com partim os las necesidades existentes y perma­
necemos abiertos a lo que va evolucionando.
Ig l e s ia E v a n g é l ic a P e n t e c o s t a l " L a s A c a c ia s ” 153

4. Equipamos y organizamos
para el ministerio integral:
los años siguientes

En el proceso de orientar el cuerpo hacia el ministerio


integral, fue importante ser sensibles al tiempo adecuado para
el entrenamiento. Repetidas veces la iglesia adoptó el enfoque
de proporcionar entrenamiento muy temprano, antes de que
el individuo sintiera la necesidad. En otras ocasiones no
ofreció absolutamente ningún entrenamiento, dejando a las
personas con una creciente sensación de incompetencia.
Cuando cobró form a el ministerio del H ogar Vida N ueva
se hizo necesario un entrenamiento en el área de consejería.
Muchas personas se acercaron a otras a través de relaciones
de comprensión. N o obstante, se encontraron en situaciones
para las cuales no tenían principios orientadores. C om o
resultado, los miembros del cuerpo percibieron la necesidad
de ser adiestrados. En este punto se introdujo el entrena­
miento, primero a través de la Facultad Latinoamericana de
Asesoría Pastoral Familiar EIRENE, y luego a través del
Centro de Capacitación Ministerial de “ Las Acacias” .
Cuando pensamos en el entrenamiento — particularmente
en áreas del ministerio integral com o la consejería, el trabajo
social, la organización de la comunidad, etc.— , fue necesario
aclarar que nuestro enfoque de cada uno de los aspectos de
la vida en el cuerpo de Cristo sería teológico. En otras-''
palabras, debíam os explorar la necesidad y desarrollar nuestra
respuesta a tal necesidad a la luz de la revelación bíblica. De
manera el cuerpo, que ya estaba explorando el ministerio
integral en sus familias, vecindario y ciudad, y en respuesta a
154 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

la naturaleza bivocacional del creyente-sacerdote, percibió su


necesidad de formación teológica.
C om o respuesta a tal exigencia, sentida profundamente
por los líderes eclesiásticos de Caracas, se fundó el Seminario
Evangélico de Caracas. En 1980, se con vocó a una asamblea
interdenominacional y se estableció un seminario teológico no
residencial. Pronto se comenzaron las clases con quince
estudiantes. H o y en día hay ciento ochenta estudiantes de
sesenta iglesias locales y diecisiete denominaciones. Además,
se cuenta con una facultad, un cuerpo administrativo y un
consejo completamente interdenominacional e internacional.
En otras palabras, es trascendental que los líderes
eclesiásticos sean sensibles al tiem po en que los miembros del
cuerpo perciben su necesidad de prepararse, mas no es
necesario que el proceso de entrenamiento sea llevado a cabo
, siempre por el pastor. A m enudo se.puede invitar a otras
personas de la comunidad. Esta ha sido la experiencia de
“ Las Acacias” con diversos proyectos de colaboración.
Nosotros participamos en ellos, pero tienen estructura propia,
así com o consejo y fondo propios.
Otro m om ento decisivo lo constituyó tanto la necesidad
física de un nuevo edificio com o la necesidad organizacional
de una nueva estructura. En 1980 nos mudamos a un antiguo
teatro, donde la congregación com enzó a crecer rápidamente
hasta llegar a las cuatro mil personas. Dada la necesidad de
reestructurar la iglesia para tal crecimiento, incrementé el
número de líderes (ancianos), departamentos y ministerios en
la congregación.
Sin em bargo, nuestros departamentos eran com o islas
flotando en un vasto mar, así que convoqué al liderazgo a un
retiro. Reuní a un grupo de los líderes principales y en
veinticuatro horas fuimos capaces de construir una visión
r
Ig l e s ia E v a n g é l ic a P e n t e c o s t a l "L a s A c a c ia s ” 155

com partida de la misión: “Som os una comunidad de


adoradores que testificamos de la obra redentora de
Jesucristo, crecemos y nos examinamos ante la Palabra de
Dios, vivim os en la unidad del Espíritu y servimos al prójimo
sin distinciones” .
C om o consecuencia del retiro, invitamos a profesionales en
administración para que nos guiasen en el proceso de
reorganización de la iglesia. Se aplicaron principios
gerenciales y se dispuso de un gerente profesional para
asegurar nuestra planificación, organización y programación.
Adem ás de la forma representativa del gobierno, con un
consejo directivo, añadimos un consejo de ancianos, para
garantizar el discernimiento y el crecimiento espiritual; un
cuerpo administrativo profesional rentado, para ejecutar
nuestros programas; y un consejo de ministros, para llevar a
cabo el trabajo pastoral en la creciente congregación. De este
m odo, no sólo establecimos un balance entre la
responsabilidad y las diversas funciones, sino también
creamos una estructura que permitió el futuro crecimiento de
la congregación.
La continua delegación de ministerios servía para cumplir
con la misión de la iglesia, una misión que siempre fue de
naturaleza integral. En cuanto al papel del pastor, el trabajo
era organizar la misión por acuerdo general. En otras
palabras, mi papel no era imponer mi visión o mi deseo, sino
más bien construir lentamente una visión compartida. Aquí
estamos actualmente.
A la luz de los retos y los logros del pasado y del presente,
¿cuál es el nuevo reto?
156 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

5. Cristo en la ciudad: el presente y el futuro

En “ Las Acacias” no nos hacemos ilusiones acerca del


interior de la ciudad, donde nuestros pobres viven sus días;
nuestra sede está ubicada en m edio de la pobreza. Estamos
en una ciudad violenta, acechada por narcotraficantes y por
pandillas callejeras que no pueden ser controlados, sino que
controlan la vida ignorante y violenta de las junglas
marginales. Se trata de una ciudad infectada de armas y que
responde a cada cam bio ideológico posible; una ciudad
abandonada por las familias de clase media, que han
escapado a com unidades encerradas o a Estados Unidos,
Canadá o Europa.
En este contexto, a los pobres no se les permite continuar,
pero la iglesia continúa, y muchas iglesias lo han hecho
abandonando la ciudad a todo su pecado, necesidad y
desesperanza. Sin embargo, es una ciudad a la que la iglesia
evangélica debería tomar a través de un ataque masivo, es
decir, a través un compartimiento masivo de su vida
redentora, autoritativa e inspiradora.
No nos parece inverosímil que un programa de
transformación de las barriadas fuera el marco adecuado para
esta penetración masiva. Y a tenemos un representante de esta
visión en el interior de la ciudad. Se trata de Luis Ascanio,
uno de los ministros responsables en una de las áreas de la
ciudad. En 1996 Luis tenía cuatro metas: 1) establecer el
Proyecto de Transformación de la Com unidad en el barrio
“ Los sin T e ch o ” ; 2) equipar a los líderes de las células del
área; 3) reunirse con los líderes del área dos veces al mes; y
4) crear grupos de evangelización.
De acuerdo con nuestra evaluación de la pastoral en los
barrios, la experiencia de Luis ha sido significativa. Una por
I g le s ia E v a n g é lic a P e n t e c o s t a l " L a s A c a c ia s ” 157

una las piezas del sueño se fueron juntando. En 1997, Luis


continuó trabajando en el “ Program a de la Comunidad y la
Estructura” . Actualmente él sigue en su área, y estamos
realizando el proceso tanto de fundar y financiar cinco micro-
empresas en el barrio, com o de reconstruir el mismo con el
sentido de pertenencia y la iniciativa de un grupo-núcleo de
ciento cincuenta familias.
El program a requiere el equipamiento del barrio con los
servicios básicos y la organización de sus habitantes, para que
ellos se conviertan en los fundadores de su propio futuro. A
m edida que estudiamos la idea, ésta toma nuevas dimen­
siones: podrían ofrecer sus servicios doctores, abogados,
educadores, psicólogos, arquitectos, líderes espirituales y otros
profesionales. En efecto, habrá necesidad de que cualquiera
ofrezca su ayuda de acuerdo con los requerimientos de la
renovación económ ica y social del barrio. Si otras iglesias
quisieran compartir, el programa podría convertirse en una
aventura internacional e interdenominacional, y proporcionar
la necesaria penetración masiva.
A m edida que las microempresas vayan creciendo
emplearán personas del área, con todas las dificultades
inherentes a la realidad de individuos que deben hacer la
transición desde una vida de subsistencia al mantenimiento
digno de sí mismo. Uno de los servicios esenciales será un
centro de cuidado infantil diario, ya que a menudo los padres
no aparecen, la madre debe ganar su salario, y los niños
terminan en la calle. Se hará también una cancha de
deportes, un lugar para llevar a cabo programas recreativos,
servicio de electricidad, reconstrucción de casas, control de
aguas negras, etc.
¿De qué maneras está encaminada la asociación?
158 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

— Mediante la organización y el entrenamiento de personas


locales para el liderazgo.
— Mediante el program a espiritual, que comienza por los
grupos celulares y proporciona el fundamento bíblico para
transformar la comunidad y restaurar la imagen de Dios en
sus habitantes.
— Mediante la colaboración internacional con el H o p e Project
(El proyecto de la esperanza), un grupo de mujeres
cristianas dirigidas por Faith Annette Sand, quienes están
reuniendo mil dólares mensuales, durante diez meses, con
el fin de com enzar con las microempresas. Mediante otro
proyecto de recolección de fondos prom etedor con un
sínodo presbiteriano. Mediante otro proyecto piloto de
experiencia misionera a corto plazo con el Cuerpo de
Restauración del Seminario.
— Finalmente, mediante la oración .y la lucha espiritual,
necesarias para penetrar las tinieblas del mundo de manera
suficientemente costosa.

6. Conclusión: alimentación de los cinco mil

En resumen, -el estudio de caso del ministerio de “ Las


Acacias” ha sugerido que si hemos de guiar a los miembros
de la congregación hacia el ministerio integral, los pastores
deben cumplir con tres roles:
7 — Liberar al cuerpo de Cristo para el ministerio, de acuerdo
con sus talentos y su llamado.
Ig l e s ia E v a n g é l ic a P e n t e c o s t a l “ L a s A c a c ia s ” 159

— Preparar a aquellos que están involucrados en el minis­


terio integral mediante un proceso natural y saludable.
— Organizarse para el ministerio integral mediante la
construcción, a través del tiempo, de una visión compartida
por acuerdo general.

Estoy seguro de que luego de lo expuesto quedan más


preguntas que respuestas acerca del “ c óm o” del ministerio
integral. Para estas preguntas sin respuesta deseo destacar
una historia bíblica que podría señalar el camino: la
alimentación de los cinco mil (Me 6.30-44).
En esta historia, los discípulos deben alimentar a la
multitud y están seguros de que la com ida es escasa. Jesús
realiza un milagro que revela cuán abundante es la comida
aun cuando no se ve. L o que Cristo hace es actuar bajo la
suposición de la abundancia. Primero, les dice a sus
discípulos: “ Denles ustedes mismos de com er” , demostrando
su confianza en los talentos de ellos. Luego divide la multitud
en “ com pañías” de ciento cincuenta y les ordena sentarse
sobre la hierba.
El milagro de Jesús comienza cuando trasforma una
multitud de cinco mil sin cara en comunidades más pequeñas
de personas que se ven cara a cara. Este es el secreto de todo i
buen organizador de comunidades: agrupar a las personas en
escenarios más íntimos. De manera que Jesús no actuó solo,
sino en coordinación con otros, y cambió la escasez de un
individuo en una experiencia de abundancia de la
comunidad.
P or último, Jesús ejerció el único tipo de liderazgo que '
puede dar com o respuesta una comunidad auténtica: un
liderazgo que se expone al fracaso y aun a la crucifixión con
el fin de abrir espacio para que otros actúen. Cuando un líderj

.—
160 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

se apropia de todo el espacio y se adueña de toda la acción,


puede lograr que algo ocurra, pero ese algo no será una
comunidad. T am poco será abundancia, ya que el líder es una
persona y los recursos de una sola persona se agotan
invariablemente. N o obstante, cuando un líder está dispuesto
a confiar en la abundancia de otros y a invitar a otros a
compartir de tal abundancia, recién en ese mom ento puede
surgir una verdadera comunidad.
Cuando atravesamos la ilusión de la escasez y estimulamos
el acto comunal de la abundancia, corremos el riesgo
considerable de enfurecer a los poderes. Después de todo,
Jesús no fue crucificado por no haber revelado abundancia,
sino por haberla revelado de una manera tan apremiante.
Sin em bargo, a pesar de todos los peligros, Jesús no
tambaleó en el ejercicio del liderazgo. Este es el tipo de acción
arriesgada que hace a la historia de Jesús tan digna de ser
contada, no sólo en aquel entonces, sino también hoy,
mientras perm anece activa entre la gente de “ Las Acacias”
por el poder del Espíritu Santo.
r

La Iglesia Comunitaria Cristiana


en la Ciudad Colonial

R ob erto G u errero

Mientras cursaba el séptimo semestre de mis estudios


teológicos en el Instituto Bíblico M oody, en la ciudad de
Chicago, fui profundamente desafiado por el Dr. Douglas
Kennard, que impartía la materia “ Corrientes teológicas
m odernas” . Mi asignación era presentar una crítica a la
teología de la liberación en su expresión latinoamericana. El
Dr. Kennard me d evo lvió el trabajo sin calificar. Después de
elogiar el trabajo por su perspectiva crítica y teológica, me retó
a presentar una alternativa evangélica a la problemática que
los teólogos de la liberación procuraban solucionar.
Públicamente me preguntó cuál había sido mi experiencia
personal y la de la congregación a la que yo pertenecía para
enfrentar la problemática social de un país tan em pobrecido
com o la República Dominicana. Para mi vergüenza, no pude
dar respuesta concreta y clara a su pregunta.
Este simple incidente produjo una profunda consternación
en mi corazón, que me ha llevado a años de reflexión. Esto se
ha reflejado, desde entonces hasta la fecha, en un cambio
radical en mi accionar ministerial. Mis ojos se abrieron para
162 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

ver en las Sagradas Escrituras lo que por años mi


predisposición doctrinal m e había im pedido asimilar: la
misión integral de la iglesia local.
Me propuse aprender y accionar en este sentido, y bajo la
dirección del Señor pude entrar en contacto con W ayne
G ord on 1 y John Perkins,2 líderes de Christian C om m unity
D euelopm ent Association (Asociación de Desarrollo Com uni­
tario Cristiano) y servir bajo su consejo, aprendiendo nuevos
m odelos en los que la perspectiva integral de la misión es un
valor prioritario. L o em ocionante de esta experiencia fue
participar en la misión integral desde la iglesia local. Se me
abría un nuevo m undo y un nuevo reto en el corazón.
A partir de aquí se creó en mí el compromiso de volver a
mi país con la intención de trabajar en el desarrollo de una
perspectiva integral en el quehacer de la iglesia. De esta
inquietud nació el llamado de Dios, a plantar una iglesia
com prom etida con la misión integral en el barrio más antiguo
de Santo D om ingo: la Ciudad Colonial.
Dentro del área metropolitana de Santo Dom ingo, la
Ciudad Colonial es el sector con menos iglesias evangélicas
por densidad de población3 y con m ayor número de iglesias

1 W ayne Gordon es el presidente de la junta directiva de Christian


Com m unity D evelopm ent Association (C C D A ) y pastor de Lawndale
Com m unty C hu rch, en la ciudad de Chicago.

2 John Perkins es el M oderador de C C D A y fundador de La voz del


Calvario, de Mendenhall, Misisipi. H a escrito varios libros que tratan temas
de desarrollo comunitario y reconciliación racial, entre ellos LetJustice RolI
Dow n (Q u e corra la justicia) y With Justice fo r AH (Justicia para todos,
Nueva Creación, Buenos Aires, 1988).

3Cinco iglesias evangélicas, incluyendo la Iglesia Comunitaria Cristiana


(dato suministrado por la encuesta realizada por el Congreso de Pastores,
en 1994, en el hotel Dominican Fiesta, en la Ciudad de Santo Domingo).
Ig l e s ia C o m u n it a r ia C r is t ia n a en l a C iu d a d C o l o n ia l 163

católicas por densidad de población.4 Aun las pocas iglesias


evangélicas que existen no tienen una representación real del
sector, ya que la m ayoría de sus miembros no residen en el
barrio inmediato. Esta realidad, entre otras necesidades, llevó
a la plantación de la Iglesia Comunitaria Cristiana en la
Ciudad Colonial, en m ayo de 1995.
Los conceptos que se expondrán a continuación son de
naturaleza primordialmente pragmática, ya que se trata de la
presentación de nuestra iglesia local com o estudio de caso de
una perspectiva integral de la misión. Acogem os este desafío
con entusiasmo y sin apología, ya que estamos convencidos
de que, aunque debem os mantener las puertas bien abiertas
para la continua reflexión, en el accionar —y muy
particularmente en el accionar de la iglesia local— la reflexión
pasa de lo ideal a lo real.
Am érica Latina necesita m odelos concretos que le derf
credibilidad a nuestro discurso y reflexión, m odelos
verdaderam ente integrales que no reduzcan la misión a su
expresión meramente verbal (evangelización), instructiva
(discipular) o social (desarrollo comunitario y acción social).
Creo que hemos com etido el error de designar com o
“ tradicional” a la iglesia que se enfoca en la evangelización y
el discipulado, e “ integral” a la que asume su responsabilidad
social. P e fo nuestra propuesta sugiere que la verdadera
perspectiva integral es aquella que incorpora todos los
elementos d e la única misión de la iglesia: adoración,
evangelización, discipulado, servicio y acción social. Si falta

4 La Ciudad Colonial tiene diez iglesias católicas históricas que datan


de la época colonial, entre ellas la primera catedral de América. Es
considerada el centro del catolicismo tradicional en el país (datos
suministrados por el censo de 1993).
164 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

alguno de estos elementos, no podem os hablar de una


perspectiva integral.
A continuación expondrem os cóm o la Iglesia Comunitaria
Cristiana (IC C ) en la Ciudad Colonial entiende su misión
desde una perspectiva bíblica, qué valores adopta en el
cumplimento de la misión y cuál es la estrategia que está
em pleando en su quehacer.

7. ¿Cómo visualiza la IC C su misión


hacia el mundo?

El punto de partida de nuestro accionar surge de nuestra


comprensión de la relación entre la iglesia y el mundo. Las
iglesias conservadoras enfatizan el elemento de separación del
mundo, reducen a un mínimo su relación con el mismo y
crean su propia cultura y lenguaje. La evangelización incluye
invitar a las personas “ inconversas” a que adopten la cultura
religiosa que esas iglesias han creado para sí mismas, y el
accionar social está más dirigido a las necesidades de los
miembros de la comunidad de fe. Su discurso hacia el mundo
enfatiza el aspecto de juicio y condenación contra los males
que éste perpetúa. En efecto, se entiende que el trabajo social
puede estorbar la verdadera misión, que se reduce a lo
“ espiritual” .
En cambio, las iglesias liberales entienden más claramente
el llamado a identificarse con las necesidades del mundo y,
por ende, dan prioridad a la acción social por encima de la
evangelización. El rol de la Iglesia es estar “ en” el mundo,
mostrar el am or de Dios por m edio de nuestras buenas obras
y reducir el aspecto de juicio a su mínima expresión. N o
debem os separarnos del mundo, porque somos parte del
Ig l e s ia C o m u n it a r ia C r is t ia n a en l a C iu d a d C o l o n ia l 165

mundo. El problem a de este m odelo es la pérdida de la


identidad de la Iglesia en el mundo, al ser asimilada o
absorbida por los valores y actitudes del mundo.
En la ICC estamos convencidos de que el esquema bíblico
no es ni de “separación” (de juicio al mundo), ni de
“ asimilación” (de am or al mundo), sino uno fiel al Evangelio
mismo, que com bina lo m ejor de ambos. En efecto, en la cruz
de Cristo se unen a la perfección la justicia y el am or de Dios,
de manera que su Iglesia debe procurar mantener en su
accionar ambos aspectos en su debido balance. Creo que esto
es parte de lo que Jesús nos muestra en M ateo 5:11-16. La
conclusión de las bienaventuranzas comunican cóm o debe ser
la relación del creyente con el mundo. Resumimos esto bajo
tres principios:

a. El p rin cip io de la sal


La sal se usaba primordialmente com o elemento
preservador,5 no tanto com o condimento. Por ende, su mayor
utilidad estaba en su aplicación a alimentos donde el proceso
de corrupción era más acelerado.
En efecto, cuanto más profundamente penetra la sal, más
efectivamente contrarresta el factor de la corrupción. Así, la
iglesia ha de “ penetrar” el mundo en que vivimos,

5 Ver Robert Mounce, Matthew, New International Biblical


Com m entary, Hendrickson Publishers, Peabody, 1991, p. 42. J. Oswald
Sanders comenta: “la sal es también enemiga de la corrupción. Destruye
los gérmenes y lucha contra las bacterias peligrosas. Imparte su salud a
todo lo que toca. Así com o la sal combate y evita el decaimiento físico, el
discípulo que está en contacto vital con su Maestro combate y detiene la
corrupción de la sociedad a un grado tal que a primera vista no se detecta.
Sin la oculta sal de la influencia cristiana, la civilización se hubiera desm o­
ronado hace ya mucho tiem po.” (Perfil de un verdadero discípulo, p. 32).
166 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

especialmente aquellas áreas donde el deterioro y la


corrupción son más evidentes, y cuanto más profundamente
lo logre, m ayor será su rol redentor. Debem os amar al mundo
com o Cristo am ó al mundo, de la misma manera que lo llevó
a despojarse de su trono de gloria, bajar a las profundidades
de la tierra (a lo más bajo) y hacerse com o nosotros. Cristo se
relacionó con seres humanos com o nosotros, llevó nuestras
impurezas y enfermedades, y compartió con publícanos y
pecadores. ¡Esto es am or radical!

b. El p rin cip io de la p erse cu ció n


Jesús advirtió, sin em bargo, que nuestra presencia se
convertiría en un elemento de juicio contra los males de este
mundo: aunque “ penetramos” el mundo, no somos “ asimila­
d os” por el mundo, sino al contrario, pues el vivir bajo los
valores y principios del Reino de Dios nos convierte en un
elemento acusador de los valores torcidos del mundo. El
resultado es inevitable: seremos perseguidos y acusados
falsamente. En este esquema, nuestro juicio contra el mundo
no se realiza desde una posición de “ separación” , sino desde
una posición de am or radical: “ en ” el mundo aunque sin ser
“ del” mundo.

c. El p rin cip io de la lu z
La luz se define en términos de nuestras buenas acciones,
cuya clara identificación con la fe cristiana llevará a la gente
a glorificar al Padre. Este es el elemento de acción que
procura la transformación del mundo. tS e trata de
transformación por m edio de la acción. Por ende, nuestra
reflexión y teología deben producir un sano accionar, que no
es ni separación ni asimilación, sino transformación por
Ig l e s ia C o m u n it a r ia C r is t ia n a en la C iu d a d C o l o n ia l 167

m edio de la acción en am or y justicia. El término que usamos


es “ transformacción” .6

2. Los valores de la IC C
en el cumplimiento de la misión

En la ICC hemos entendido que los principios propuestos


por el Dr. John Perkins a través de la Asociación de
Desarrollo Comunitario Cristiano, ejemplificados en su propia
acción ministerial, nos proveen el m ejor m odelo conocido
sobre los valores que deben regir nuestra misión. Este m odelo
se refiere a los valores que usamos para evaluar nuestra
misión com o iglesia, de acuerdo con el m odelo presentado
arriba, y se lo conoce com o “ las tres erres” :7

a. R e c o n c ilia c ió n
Dios nos reconcilió consigo mismo por m edio de la cruz, y
creó una com unidad que ha de proclamar y vivir esa
reconciliación.- Esto sucede cuando respaldamos el valor de la
evangelización con una comunidad que rompe con las

6 Este término fue utilizado por Mauricio Solís en su exposición en la


Primera Conferencia de la Red para la Misión Integral celebrada en el mes
de m ayo de 2000. en la ciudad de Baní, República Dominicana. Luego el
término identificó el tema central de la Segunda Conferencia de la Red
para la Misión Integral celebrada en el mes de junio de 2000, en Costa
Rica. Solís unió los conceptos de “transformación” y “acción” ,
llamándonos a una acción en la misión integral que salga del caparazón
del discurso.

7John Perkins, Justicia para todos, Nueva Creación, Buenos Aires,


1988, p. 51. Este libro com pleto elabora en detalle esta estrategia.
168 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

barreras e “ ismos” sociales que nos separan y destruyen. El


mundo espera ver una comunidad que practica la
reconciliación para creer en el poder del mensaje de
reconciliación del Evangelio.

b. R e u b ica ció n
Estamos com prom etidos a seguir el m odelo “ encarnacio-
nal” de nuestro Señor Jesucristo en la práctica de la misión.
Por esta razón, es de extrema importancia para la ICC la
identificación profunda con la comunidad a la que pertenece.
Nuestra iglesia no sólo/está ubicada en la Ciudad Colonial,
sino que. es de la Ciudad Colonial y su ministerio.>es para la
Ciudad Colonial.
El primer paso en la plantación de la iglesia fue la
reubicación de la familia pastoral en el sector. Más del 80% de
la feligresía de la iglesia es del barrio inmediato, y los que no
viven en el barrio son animados a reubicarse dentro de sus
posibilidades. T o d o nuestro esfuerzo ministerial va dirigido
casi exclusivamente a los moradores de la Ciudad Colonial.
Muchos nos han preguntado sobre nuestra responsabilidad
con nuestra Samaría y Judea y el resto del mundo (cf. Hch
1.8). Aquí también predicamos la reubicación-Pretendem os
alcanzar a nuestra Samaría y Judea fom entando la plantación
de iglesias locales comunitarias y animando a las ya existentes
a com prometerse con la restauración de sus respectivos
sectores. Anim am os a los hermanos no sólo a vivir en el
barrio, sino a “ hacer vid a” en el barrio, participando de la
vida social y asumiendo responsabilidades por las
necesidades del barrio.
Ig l e s ia C o m u n it a r ia C r is t ia n a en la C iu d a d C o l o n ia l 169

c. R ed istrib u ció n
Para cumplir con la misión de Dios necesitamos recursos.*
Entendemos que todos los miembros de la iglesia tienen una
parte para contribuir en el ministerio.-Por ende, gran parte de
los recursos para la misión está dentro de la iglesia: dones
espirituales diversos, capacidad técnica e intelectual, recursos
económ icos y logísticos, mano de obra diversa, etc. P ro vee­
mos la oportunidad para que otros ministerios y amigos
contribuyan con sus recursos al trabajo que hacemos.
Sin em bargo, nuestra política es clara: la ayuda externa (en
recursos económ icos, m ano de obra, asesoría, etc.) es un
acom pañam iento al trabajo que nosotros hacemos, y debe
ejecutarse de tal manera que promueva el compañerismo
asociado y no el paternalismo ni la “benevolencia opresora” .8,

3. La estrategia de la IC C
como iglesia parroquial

"1
La estrategia eclesiástica que hemos adoptado es la de
“ iglesia parroquial” . C on este concepto queremos decir que
tenemos una pastoral que va más allá de los miembros de la
com unidad eclesial y se extiende hacia los moradores de la
comunidad inmediata (Ciudad Colonial). Además, este j
m odelo define el parámetro geográfico de nuestro accionar
(nuestra “Jerusalén” ). Nuestros esfuerzos y recursos están

8 Con este concepto queremos significar la “ayuda” enfocada en la


satisfacción de las demandas y necesidades de la persona o institución
donante, que tiende a imponer la agenda y a desarrollar dependencia en
los beneficiarios.
170 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

dirigidos primordialmente a la evangelización y transforma­


ción de la Ciudad Colonial. Para estos fines hemos adoptado
y adaptado varias estrategias, a saber:

a. E v a n g e liza ció n
Som os una iglesia fuertemente evangelizadora. Este es un
alto valor en la ICC. Resistimos el m odelo “ integral” que
descuida el testimonio verbal del Evangelio o que lo reduce a
un m odelo inefectivo.
Más del 8 0% del crecimiento de la ICC ha sido por
conversión, principalmente de personas que residen en la
Ciudad Colonial. Nuestro “ cliente” principal es el
“ inconverso” de la Ciudad Colonial. H em os definido a tales
personas com o “ buscadores” ,9 y toda nuestra estrategia
evangelizadora está diseñada con las necesidades de este
grupo en mente. Para ello hemos adoptado la estrategia de la
Willow C reek C om m u nity C h u rch :w ser una iglesia enfocada

9 El término “buscador” es una traducción literal del concepto de


“seeker” , desarrollado por la Willow Creek Com m unity Church. Se le
llama “buscador” porque se entiende que las personas en general están en
una búsqueda espiritual de algo o alguien que llene su vida, es decir, que
le dé sentido y significado. Los “buscadores” pueden ser subclasificados
(con el fin de desarrollar estrategias evangelizadoras) en cínicos, escépticos,
espectadores y buscadores. Estos conceptos son expuestos por el pastor
Lee Strobel en su libro Inside The M in d O f Unchurched Harry and M ar y:
How to Reach Friends and Family W ho auoid G o d and the Church,
Zondervan Publishing House, Grand Rapids, 2000.

10 Recom iendo la lectura del libro Rediscouering Church: The History


and Vision o f W illow C reek Com m unity Church, de Lynne y Bill Hybels
(Zondervan Publishing House, Grand Rapids. 1995). Allí se narra la
historia del crecimiento fenomenal de la Willow Creek Com m unity Church,
en South Barrington, Illinois. Esta iglesia ha sido perfilada en varios
programas y periódicos de renombre com o A B C News, Discovery
r

Ig l e s ia C o m u n it a r ia C r is t ia n a en l a C iu d a d C o l o n i a l 171

en los buscadores. Los pasos principales de esta estrategia son


los siguientes:

/ 1. Desarrollar relaciones con los inconuersos: animamos y


entrenamos a los creyentes para desarrollar relaciones
significativas con sus amigos y familiares inconversos.
2. D ar testim onio verbal: una vez establecida la relación, el
creyente se gana el derecho a ser escuchado y el
inconverso percibe una preocupación genuina por su
persona. En este punto animamos y entrenamos a los
creyentes para compartir su testimonio y presentar el
Evangelio. En estos dos primeros pasos proveem os
entrenamiento y capacitación.
/3. Invitar a un evento enfocado en los buscadores: la
evangelización es un trabajo de equipo, y la iglesia com o
cuerpo asiste a cada creyente en su esfuerzo personal.
Muchas veces el paso de invitar al am igo inconverso a la
iglesia se convierte en un verdadero dolor de cabeza.
Incluso puede convertirse en un estorbo para el proceso de
evangelización personal si se lo invita a algo que resulta ser
totalmente irrelevante o hasta hostil al inconverso.
P or esta causa, la ICC ha diseñado un evento semanal
(la reunión dominical) totalmente orientado al buscador.
En nuestro contexto esto incluye la audición de música
contem poránea (pero sin participación), el uso de las artes
(especialmente los dramas “situacionales” ), la presentación
de comentarios y testimonios relevantes para el buscador,
en un lenguaje común (eliminando la jerga evangélica y

Channel, Peter Jennings (documental de A B C ), Today Show, National


P u b lic Radio, Revista Times, Revista Fortune, New York Times, Los
Angeles Times, Wall Street Journal y Chicago tribune, entre otros.
172 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

religiosa), y con un mensaje relevante (que incluye temas


de interés a las necesidades del buscador y el Evangelio
presentado de manera apologética y testimonial). La
duración del evento es de una hora y media com o
máximo, y su punto central es el mensaje. T od os los demás
elementos preparan para el tema que va a ser tratado.
Desde que adoptam os esta estrategia, en enero de
1998, la iglesia ha crecido de una asistencia dominical de
aproxim adam ente 70 adultos a una asistencia que
sobrepasa los 200 adultos. Se trata de un crecimiento
considerable, ya que a pesar de ser la iglesia más joven del
sector (cumplimos cinco años recientemente), somos la de
m ayor asistencia dominical.

b. D iscip u la d o
El proceso de asimilación y discipulado de nuevos
creyentes es múltiple, y ofrecem os varias alternativas
complementarias:

1. Vida comunitaria: una vez que el inconverso da el paso de


fe le animamos a asistir al culto semanal diseñado para
creyentes. Este se celebra actualmente los sábados en la
noche. Es un culto de alabanza y adoración, donde se
canta, se ora y se estudia más profundamente la Palabra
de Dios. En esta plataforma comunicamos la visión-misión
de la iglesia a la feligresía y celebramos la Cena del Señor
una vez por mes.
2. Instituto de C recim ien to y Capacitación (IN C C A ): este
m edio está orientado a la formación integral del creyente.
El curriculum del IN C C A es el siguiente:
Ig l e s ia C o m u n it a r ia C r is t ia n a en la C iu d a d C o l o n ia l 173

— Fundamentos de la fe cristiana: curso dirigido a nuevos


creyentes y buscadores, donde presentamos las bases
del Evangelio. Este curso es requerido para el bautismo.
— M i experiencia con D ios:11 se trata de un curso dirigido
a desarrollar una relación íntima con Dios com o base
para conocer y hacer la voluntad de Dios.
— Llegar a ser un cristiano contagioso:12 curso diseñado
por la W C C C para capacitar al creyente en su labor
evangelizadora.
— Redes:13 curso diseñado para la identificación y
desarrollo de los dones espirituales.
— S erv ir en diversidad:14 curso diseñado para concientizar
y capacitar al creyente para que se convierta en un
servidor.
— Teología básica: se trata de cuatro cursos que cubren las
doctrinas principales de la fe cristiana (teología
sistemática).

Se espera que en un periodo de cinco años cada miembro


de la iglesia haya cursado el curriculum completo.

11 Henry T. Blackaby y Claude V. King, M i experiencia con Dios: cóm o


uiuir ¡a gran aventura de con ocer y hacer la voluntad de Dios, Casa
Bautista de Publicaciones, El Paso, Texas, 1996.

12 Mark Mittleberg, L ee Strobel y Bill Hybels, B ecom ing a Contagious


Christian, Zondervan Publishing House, Grand Rapids, 2000.

13 Bruce Bugbee, Don Cousins y Bill Hybels, NetWork, Zondervan


Publishing House, Grand Rapids, 2000.

14 Este curso está en vía de publicación. Los autores del mismo, la Lic.
Delores Yaccino y su esposo T o m Yaccino, han preparado este curso para
que formara parte del curriculum básico de Willow Creek Com m unity
Church. En mi opinión, es el m ejor curso diseñado para capacitar al
creyente para ser un servidor com o Cristo.
174 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

3. G rupos de com pañerism o: así hemos designado el sistema


de células de la iglesia. Estos grupos son discipulares en
enfoque y una vez form ados son cerrados. El propósito
principal es proveer una pastoral más cercana y relevante
a las necesidades particulares de los creyentes. También
ofrecem os grupos de compañerismo para buscadores. La
dinámica es distinta, ya que es más evangelizadora y
abierta a nuevos participantes.

c. D e sa rro llo co m u n ita rio


Nuestra iglesia actúa durante la semana al servicio de la
comunidad. Para esto hemos creado el Centro Comunitario
Cristiano en el cual operan diversos programas orientados a
servir a los más necesitados de la Ciudad Colonial, de acuer­
do con sus necesidades y con nuestra capacidad de servicio.
Los programas son dirigidos y activados por miembros de la
L iglesia que trabajan com o em pleados o voluntarios.
Procuramos desarrollar un liderazgo autóctono de la misma
iglesia, que asuma responsabilidades de servicio para la
comunidad en la que reside. Muchos de nuestros jóvenes se 1
rigen por el criterio del servicio a la comunidad, aun en la *•
elección de sus respectivas carreras. Son discipulados con la
mentalidad de ir con sus conocim ientos profesionales y
técnicos en pos del servicio a los pobres.
Los ministerios que tenemos actualmente son los que
detallamos a continuación:

1. A b rir Cam ino. Se trata de un programa orientado al


desarrollo integral del niño. Funciona de lunes a jueves por
la tarde com o sala de tareas y tutoría (especialmente en las
áreas de lectura y matemáticas), con manualidades
diversas y orientación espiritual. El objetivo principal de
Ig l e s i a C o m u n i t a r i a C r i s t i a n a en C iu d a d C o l o n i a l 175

este program a es reforzar desde una perspectiva integral la


educación básica de niños de 5 a 12 años. El sistema de
educación pública en nuestro país es extremadamente
deficiente, y procuramos llenar este vacío hasta cierto
punto. En el verano ofrecem os un campamento (con
orientación evangelizadora y recreativa) y un club de
verano (con orientación evangelizadora y cultural). En el
presente el program a cuenta con un personal altamente
com prom etido, que incluye una directora (em pleada a
tiem po com pleto), una coordinadora general (em pleada a
m edio tiem po) y ocho tutores (voluntarios). Tod os ellos
son miembros de la ICC, y muchos son jóvenes del mismo
barrio. Aunque el programa es primordialmente
educacional, la evangelización del niño y de sus padres es
un objetivo de alta prioridad.
A b rir C am ino nació en el verano de 1996. en la sala de
la casa pastoral, com o un club cultural sabático. Con el
tiempo, se fue desarrollando el programa que hoy cuenta
con una matrícula que supera los 80 niños. Para el
próxim o año escolar pensamos enrolar en el programa a
más de 100 niños y ampliar el servicio para incluir el
primer año del bachillerato (equivalente al noveno grado
en otros sistemas escolares). Planificamos agregar un curso
cada año, hasta guiar a los jóvenes a un programa de
asistencia universitaria.
2. N ueva C reación. Una de las necesidades sentidas del
barrio es un lugar de recreación sano y seguro para los
jóvenes, com o alternativa a la pereza y las drogas. La
Ciudad Colonial es altamente urbana y cuenta con pocos
lugares recreativos que no promueven la corrupción. En el
verano de 1997 ensamblamos una máquina de ejercicios
algo vieja y deteriorada, y la colocamos en un local recién
176 M i s ió n in t e g r a l y p o b r e z a

alquilado. Los jóvenes venían y pagaban una cuota


mínima, que nos permitió ir adquiriendo algunos bancos y
pesas adicionales. Tres años después, tenemos el gimnasio
de clase baja más m oderno de la ciudad, con la tarifa más
baja del mercado. T enem os aproximadamente mil socios
activos, la m ayoría del sector de la Ciudad Colonial.
El gimnasio ha servido a varios propósitos: (1) proveer
em pleos a estudiantes: tenemos una “ em pleom anía” de
quince personas, la m ayoría jóvenes universitarios; (2)
proveer a los m oradores del sector un m edio recreativo y
formativo a muy bajo costo; (3) compartir la fe cristiana
con los socios: el personal del gimnasio está bien
entrenado en la evangelización personal y desarrolla
amistad con la clientela intencionalmente, procurando
oportunidades para evangelizar. Muchos de los actuales
miembros de la iglesia son personas que fueron
evangelizadas en el gimnasio; y (4) generar ingresos
económ icos que subsidien otros ministerios, especialmente
A b rir Cam ino. Nuestra meta a largo plazo es convertirnos
en el gimnasio de clase m edia baja más m oderno del país
y con la tarifa más baja.
3. Escuela de costura. Dos veces a la semana se imparten
clases de costura a mujeres de la iglesia y la comunidad.
Este program a es pequeño aún, pero ha generado buenos
resultados. La mayoría de las mujeres que cursan en este
programa producen dinero por m edio de los conocimientos
adquiridos en él.
4. Banco C om u n a l C olonial. Recientemente iniciamos un
program a de desarrollo económ ico orientado a proveer
préstamos con intereses blandos a microempresarios del
sector. Este proyecto ha ayudado a personas de escasos
recursos a inyectar inversión en sus negocios “caseros” . El
Ig l e s i a C o m u n i t a r i a C r i s t i a n a en la C iu d a d C o l o n i a l 177

banco funciona com o grupo solidario cuyos miembros se


reúnen periódicam ente para recibir asesoría y adiestra­
miento en las áreas de econom ía y negocios. En estas
reuniones se comparte la Palabra de Dios y se ora por los
integrantes. De los quince miembros de nuestro primer
banco, cinco son miembros de nuestra iglesia.

T od os estos programas son relativamente nuevos, com o lo


es también la iglesia. Deseamos ofrecer cuantos programas de
asistencia y desarrollo el Señor nos permita implementar
según nuestro crecimiento. En el presente está en estudio la
posibilidad de iniciar una imprenta que servirá com o
instrumento de capacitación técnica y a la vez com o negocio
para proveer em pleos e ingresos para el ministerio.

4. Conclusión

* La ICC entiende que la única misión de la Iglesia es integral


en su naturaleza. H em os surgido con el propósito de rescatar
todos los elementos de la misión en nuestro entendimiento y
quehacer cristiano, para que avance el Reino de Dios en nues­
tra comunidad, y desde nuestra comunidad hacia el mundo.
Nos proponem os crear un m odelo con principios transferibles
a las diversas comunidades de nuestra nación y continente.;
Creem os que la iglesia local es la esperanza del mundo y que,’. .
com o tal, debe ser la esperanza de su comunidad inmediata.'
En fin, creem os que los esfuerzos misioneros que surgen de
iglesias rezagadas sólo reproducirán iglesias irrelevantes y de
poca productividad. P or el contrario, las iglesias saludables
reproducirán iglesias saludables, y éstas serán integrales en su
expresión. C om o bien lo expresó el pastor Alberto Castro, del
178 M i s ió n in t e g r a l y p o b r e z a

Centro Cristiano de Alabanza de la Alajuelita, en San José de


Costa Rica: “ La iglesia que atienda mayores necesidades es la
iglesia que prevalecerá en el futuro” .
IV

EL PAPEL DE LAS O N G s
EN LA MISIÓN INTEGRAL
7

Las O N G s cristianas y el desarrollo:


enfoques y experiencias

H. Fernando Bullón

Las Organizaciones N o Gubernamentales (O N G s) se han


ganado un espacio legítimo no sólo dentro de la sociedad en
general, sino dentro de la iglesia misma. La naturaleza
institucional de la sociedad y la complejidad de la vida
m oderna determinan la presencia de una gran variedad de
actores sociales y de una pluralidad de servicios y relaciones,
entre las cuales las O N G s cumplen un rol de importancia.
Asimismo, la problemática del desarrollo determina el
carácter especializado de los servicios. Desde el punto de vista
de las iglesias locales o denominacionales esto implica (
muchas veces la necesidad de crear programas o entes
especializados para proveer esos servicios en nombre de la
iglesia, ya que no com pete a la estructura normal de la iglesia
local o denom inación proveerlos.
En el presente artículo abordaré, en primer lugar, enfoques
generales respecto al tema de las O N G s y el desarrollo, según
aparecen en el debate actual, aunque no de manera
exhaustiva. En segundo lugar, reflexionaré de manera
particular sobre las O N G s cristianas y la contribución especial
182 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

que podrían hacer al desarrollo de los países donde sirven, en


la perspectiva de la misión integral. En tercer lugar,
esquematizaré algunas experiencias de casos concretos en los
que participo o he participado, con el propósito de señalar
aportes y ciertas problemáticas latentes que podrían servir de
base para tópicos de discusión en la mesa redonda
correspondiente.

1. Enfoques generales respecto al tema


de las ONGs y el desarrollo

a. P an o ram a a ctu a l de la po sició n ganada


por las O N G s en las tareas del d esarro llo
En com paración con años anteriores, actualmente hay un
total reconocim iento de que las O N G s deben trabajar codo a
codo con los gobiernos y el sector privado en general. Las
lecciones del pasado respecto a las limitaciones del aparato
gubernamental para penetrar en la sociedad civil indican la
importancia que tiene que las O N G s desarrollen relaciones
productivas con los gobiernos, incluida la dimensión política.
En efecto, la creciente presencia de O N G s en reuniones
internacionales invita a reflexionar sobre el papel que éstas
juegan actualmente en la política mundial, en el proceso de la
llamada “ emergencia de la sociedad civil global” , con sus
limitaciones.
Las corrientes globales del mundo han impactado en el
crecimiento actual de las O N G s y su futuro. Así, a m edida que
Jos gobiernos occidentales se retiran de los acuerdos
gubernamentales bilaterales, se contacta a las O N G s para que
llenen esta brecha. Asimismo, la expansión de la pobreza en
LAS O NG S CRISTIANAS Y EL DESARROLLO 183

el Sur, la privatización de la asistencia social en el Norte, y la


tendencia de los gobiernos a disminuir los gastos sociales
conducen a una proliferación de ONGs. La colaboraciónj.
entre las O NGs, los gobiernos y otras agencias multilaterales
se ha incrementado, y ahora las O N G s son financiadas por los
estados y organismos internacionales. Por ello, en estas
nuevas relaciones a algunas O N G s se les plantea el desafío
estratégico de mantener la autonomía para continuar jugando
un rol apropiado en el proceso de desarrollo.
Sin em bargo, en el futuro se ha de volver imperativo el
tratar problemas inherentes a este desafío, a medida que las
O N G s se incorporen más en los programas gubernamentales
para provisión de servicios, especialmente aquellos
relacionados con el control y rendición de cuentas. Hay
beneficios y ciertos costos a ser considerados en lo que
respecta a la práctica de proveer servicios públicos a través de
intermediarios no gubernamentales. Y se plantean ciertas
preguntas importantes com o las siguientes, entre otras: ¿En
qué m edida las O N G s tienen m ejor relación costo-eficacia que
las alternativas gubernamentales? ¿Son las O N G s realmente
más adaptables a las condiciones cambiantes y a los nuevos
problemas de las burocracias estatales? ¿Son más libres para
experimentar?

b. La n ecesid a d de una au to eva lu ació n


por parte de las O N G s
David Korten sugiere que las O N G s deben comenzar su
trabajo con un serio exam en que debe considerar aun los
asuntos más básicos: ¿C óm o percibe la O N G la situación de
desarrollo en nuestros países y cóm o piensa que su labor
puede contribuir a su transformación? ¿Se perciben
circunstancias de incremento de la pobreza, de degradación
184 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

del m edio ambiente o de agudización del conflicto social? ¿Se


analizan las causas sistémicas de estas situaciones?
Sin em bargo, no sólo debe darse una seria autoevaluación
de la plataforma de percepción, sino también de los roles
establecidos. ¿Se está en un activismo de la provisión de
servicios p e r se? ¿Hay un serio com prom iso con el desarrollo
de la comunidad? ¿Hay una real contribución a un
m ovim iento popular de transformación social? ¿Hay una
lucha por p rom over cambios de política?
Se afirma que las O N G s deben fortalecer las capacidades
de la gente para luchar por ellas mismas por la
democratización económ ica y política. Pero, en realidad,
existe el riesgo de que las O N G s aboguen más por sus propios
intereses que por la prom oción de los intereses de la gente.
Así, una gran O N G , con miles de personas en su lista de
pago, inevitablemente devendrá preocupada por su propio
financiamiento, reconocim iento y beneficios para su personal.
Por ello, se considera casi axiomático que las grandes
organizaciones tienen dificultades para llegar a convertirse en
efectivos catalizadores del cambio. Más bien, la fuerza real del
sector voluntario se encuentra en sus relativamente pequeñas
organizaciones y su habilidad para formar alianzas con
propósitos que tienen fuertes compromisos sociales.

2. La naturaleza, actitud y contribución


necesarias de las ONGs cristianas

Si se procura incluir a las O N G s dentro de la Iglesia


considerada com o un cuerpo diversificado que intenta servir
en un mundo m oderno de relaciones y trama social
complejas, las O N G s requieren de una aproxim ación similar
L as ONGs c r is t ia n a s y el d esarro llo 185

a la que se tiene con los organismos paraeclesiásticos. La


ubicación de la O N G cristiana dentro del cuerpo eclesial
podría darse sobre la base de la doctrina de los dones
otorgados a la Iglesia, pero expresados no de manera
individual sino corporativa: un organismo de servicio
especializado al cuerpo de Cristo, y en el nombre de Cristo.
Sin em bargo, es necesario reconocer que cuando se habla
de O N G s se está utilizando una denom inación genérica que
abarca instituciones muy variadas en su actividad y tamaño,
cuyo rasgo esencial incluyente es el hecho de no pertenecer
al sector estatal. Es posible considerar bajo esta calificación
tanto a una gran agencia cristiana de desarrollo de carácter
internacional com o a una pequeña organización de barrio,
pasando por todo el espectro intermedio de organismos de
alcance local, regional o nacional. Y en cuanto a la actividad,
es posible considerar tanto a la “sociedad de damas de la
caridad” com o al “ proyecto integral de desarrollo” que casi se
perfila com o un partido político. Entonces, para no ser
difusos, es necesario hacer una diferenciación entre O N G s
orientadas al desarrollo y servicio social, y cualquier otra
institución de la sociedad civil en general (v. gr. una tienda o
empresa con fines comerciales, un consultorio m édico privado
o un club de diversiones).
Desde una perspectiva cristocéntrica, las O N G s deben
jugar un papel importante y crítico, orientado a la atención
específica de los sectores “dejados al lado del cam ino” por los
gobiernos y los organismos internacionales e interguber-
namamentales. Sin embargo, cuando las O N G s cristianas
contribuyen con su énfasis en la dimensión integral de la
misión, es necesario realzar no sólo sus características y
capacidad técnica para el servicio social, sino también su
carácter distintivamente cristiano. Este último afirma su
186 M i s ió n in t e g r a l y p o b r e z a

identidad por el testimonio que refleja las virtudes cristianas


y el anuncio evangélico de alcance salvífico.
Las agencias cristianas no podrán tener un ministerio
integral en nombre de Dios sin la cooperación de las iglesias
locales. Por otro lado, las iglesias o denominaciones que
toman en cuenta a las O N G s cristianas demuestran interés por
un testimonio integral. El asunto crítico es en qué medida las
O N G s y las iglesias pueden desarrollar una cooperación o
com pañerism o más fructífero, especialmente cuando
com prendem os que el Evangelio es la fuerza más significativa
para la transformación social en el mundo.
Además, en los esfuerzos cooperativos con ONGs
seculares, las O N G s cristianas deben ser cuidadosas de
preservar los valores del Reino de Dios, y no comprometer
^ nuestro estándar ético.
En el reporte de la “ Consulta sobre Ayuda Social Cristiana
y Agencias de Desarrollo en el Siglo 21” , realizada en Oxford,
Inglaterra, del 20 al 23 de junio de 1996, se aboga por la
necesidad de cooperación entre el sector de O N G s de origen
cristiano y las iglesias, ya que muchas de las primeras
emergieron de las acciones de salud, educación y ayuda
social provistas por las iglesias. Estos son algunos de los
puntos m encionados en el informe:

— Las Agencias Cristianas de Desarrollo (ACDs), las O N G s y


las Iglesias-denominaciones, las Alianzas y Consejos de
iglesias deben luchar por cooperar mutuamente.
— Las iglesias denominacionales, y las Alianzas o los
C onsejos de iglesias deben asegurar que sus
departamentos de ayuda social operen con la participación
de las iglesias locales.
Las ONGs c r i s t i a n a s y el d esarro llo 187

— Las AC D s y O N G s deben establecer formas apropiadas de


rendir cuentas a las iglesias en el contexto en el cual sirven,
lo cual involucra comunicación, consulta y transparencia.
— Es necesario desarrollar conceptos apropiados sobre ayuda
social y desarrollo entre las iglesias, de lo cual hay pleno
conocim iento en las A C D y O N G s cristianas. H ay que
trabajar unidos para lograr una labor holística de m ayor
impacto en la sociedad.

El propósito no debe ser competir unas con otras por los


recursos e implementación, sino complementarse mutua­
mente con sus fortalezas. Esta cooperación puede asumir
diversas formas:

— Entre las O N G s del Norte y las del Sur, en el contexto de


la provisión de recursos.
— Entre los donantes y las O N G s “ implementadoras” .
— Entre las O N G s y los beneficiarios.
— Entre distintas O N G s “ implementadoras” en el contexto de
emprendimientos cooperativos.

En el siglo 21 las O N G s serán confrontadas con las


com plejidades inherentes a una econom ía de mercado, la
creciente com petencia por fondos asignados para ayuda y
desarrollo, y el desafío de profundizar en una estrategia
bíblica para hacerse de los recursos y bienes necesarios.
Ahora, en el contexto de pobreza material generalizada que
caracteriza a la m ayor parte del mundo: ¿En qué medida las
O N G s cristianas se constituyen en instrumentos efectivos y
revitalizadores del servicio “ encarnacional” que le correspon­
de a la Iglesia com o un todo? ¿En qué medida las O N G s son
un m edio valioso a favor de la Iglesia para penetrar en las
188 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

com plejidades que implica la transformación social en su


sentido técnico, social y político, muchas veces más allá del
alcance de la iglesia local?
Las posibilidades de alcanzar tanto los niveles macro e
internacionales com o los niveles micro y locales están dadas
por la existencia de O N G s que tocan y se relacionan con am ­
bos extremos, y con el continuum intermedio (microrregional,
regional y nacional). Así pueden generar un impacto en los
correspondientes niveles. En un mundo globalizado de
influencias transnacionales es necesaria una acción en el
mismo nivel. Las A C D y las O N G s cristianas deben, pues,
considerar lo grande y lo pequeño, lo global y lo local.
En la actualidad, tal vez uno de los campos más
necesitados de nuestra consideración sea el de los medios de
comunicación, para contrarrestar el dom inio pervertido de la
cultura y de las relaciones político económicas. Se necesitan
poderosas A C D que puedan plantear de manera especializada
una acción en nombre de la Iglesia.

3. Algunas experiencias de trabajo con ONGs

a. M in isterio s N a za re n o s de C o m p a sió n
Departamento de Responsabilidad Social de la Iglesia del
Nazareno (denom inación).

Responsabilidad
Asesor regional M éxico-Centro América; Coordinador
Nicaragua-Costa Rica-Panam á (1998-2000).
Las ONGs c r i s t i a n a s y el d esarro llo 189

Naturaleza de la organización
Se ubica más en la categoría de departamento diaconal de
una denom inación, para integrar la acción a través de las
iglesias locales, pero sin excluir la presencia de acciones tipo
ONGs dentro de su jurisdicción (proyectos especiales,
escuelas, fundaciones, etc.).

Contexto
Breue reseña histórica
La Iglesia del Nazareno, nacida de las corrientes del
wesleyanismo a fines del siglo 19, en los Estados Unidos,
realiza este ministerio con conciencia de servicio social, la cual
estaba incluida dentro de su énfasis en la doctrina de la
santidad. Sin em bargo, la iglesia fue absorbida por el
fenóm eno de expansión de las corrientes fundamentalistas,
que se dio de manera generalizada en varios sectores de la
iglesia norteamericana. Así, el bajo nivel de proyección social
com o parte de la expansión misionera en América Latina se
extendió hasta la década de 1970, cuando a nivel mundial se
decidió abrir nuevamente un área de ayuda social,
inicialmente com o fon do contra el hambre y desastres. A fines
del siglo 20, este área de ministerio dentro de la denom i­
nación lucha por establecerse y ganar su lugar apropiado.

Centroam érica
La región México-Centroam érica cuenta con dos países,
M éxico y Guatemala, donde la obra nazarena data casi desde
inicios del siglo 20, y con una cantidad significativa .de
miembros, parte de ella de origen indígena. Hacia la zona sur
de Centroamérica, Nicaragua es uno de los países en
situación de m ayor estrés social; se están dando programas de
190 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

rehabilitación pos-Mitch, el huracán que afectó principalmente


a Honduras y Nicaragua, a fines de 1998.

Problem ática
— El trasfondo de buenas declaraciones uersus una práctica
limitada en el cam po de la responsabilidad social.
— La escasa conciencia en cuanto a responsabilidad social en
los pastores y miembros.
— Falta de impacto en la comunidad.

Acciones
1. La lucha actual es que este departamento de servicio social
denominacional, “ Ministerios Nazarenos de Com pasión” ,
logre crear una dinámica participativa de base, asentada
fundamentalmente en la acción de las iglesias locales. Se
trata de evitar la sustitución de la responsabilidad de la
iglesia local por un ente encargado del servicio social de la
denom inación, que puede tomar la forma de O N G del
presbiterio, del distrito o nacional. Esto no excluye que,
com o parte natural del desarrollo del servicio social de las
iglesias de base, se susciten iniciativas locales, presbiteriales
o nacionales que, por su envergadura, tomen el carácter de
O N G s con una acción supralocal.
2. Otra lucha es lograr que las declaraciones se hagan carne
en la vida de la iglesia. Esto implica un gran esfuerzo
educacional en todos los niveles de la denominación:
iglesias locales, presbiterio, seminarios y universidades. Es
posible descubrir en docum entos de importancia ciertas
afirmaciones que, si bien no son completas respecto a una
teología de la responsabilidad diaconal, representan
avances significativos ( “ Manual de regulaciones” , “ Política
de misión” , “ Herencia y filosofía de misión” ). Sin embargo,
LAS O N G S CRISTIANAS Y EL DESARROLLO 191

se ve una gran brecha entre las declaraciones y la


implementación de sus postulados. Uno de los problemas
básicos es la formación del liderazgo ubicado en las iglesias
locales, que pertenece a un contexto formativo y
generacional que dejó de lado la responsabilidad social.
3. Más específicamente, se necesita un programa educacional
en diferentes niveles de las congregaciones o de sus
programas formativos. Así, se intenta utilizar las diversas
instancias, es decir, tanto las predicaciones com o los
departamentos de la iglesia (Escuela Dominical, Juventud,
etc.). En los programas de educación teológica formal se
requieren cursos especializados sobre responsabilidad
social, ministerios de responsabilidad social y educación
interdisciplinaria.
4. Por otro lado, es necesario implementar ciertas reformas
organizacionales tanto en el nivel de la iglesia local com o
en otros niveles de la estructura denominacional. Esto se
debe a que, com o correlato de la inconsecuencia entre
postulados e implementación real, se dan limitaciones en
cuanto a la efectiva fuerza de trabajo social dentro de la
estructura de base; por ejemplo, en este nivel no hay
regulaciones definidas sobre el lugar de un responsable
dentro de la junta de la iglesia local o a nivel de la
organización presbiterial.

b. P ro ye cto de E d u ca ció n , Salud


y A g ricu ltu ra (P R O E S A )
ONG cristiana apoyada por una iglesia de carácter
nacional: la Iglesia Evangélica Presbiteriana del Perú (IEPP),
un proyecto de alcance regional.
192 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

Responsabilidad
Director ejecutivo (1985-1987).

Naturaleza de la organización
Se trata de una O N G adscrita a la IEPP y funciona com o
proyecto integral de desarrollo rural. N o abarca sólo las áreas
indicadas de educación, salud y agricultura, sino también las
artesanías, la organización comunal y la formación pastoral.

Contexto
Breue reseña histórica
La Misión Presbiteriana de Escocia ha trabajado en
algunos departamentos de la región norte del Perú desde
principios del siglo 20. En diferentes momentos de su
actividad misionera ha desarrollado acciones de servicio
social, especialmente en los campos de la educación y la
salud. H a sido reconocida, en algunos casos, en la historia
social del departamento de Cajamarca, lugar histórico en que
se dio el primer encuentro entre los conquistadores españoles
y la dinastía de los incas.
El proyecto P R O E S A fue llevado a cabo entre los años
1982 y 1990 por la Misión Presbiteriana de Escocia, en
conjunto con algunos presbiterios del departamento de
Cajamarca. Cubría acciones en las provincias de Cajamarca,
San Marco y Celendín, y servía a un total de treinta
comunidades. El proyecto contaba con un equipo técnico
interdisciplinario e interdenominacional de unas veinte
personas. Durante su funcionamiento contó con la
cooperación internacional de agencias cristianas de desarrollo,
principalmente europeas.
LAS ONG S CRISTIANAS Y EL DESARROLLO 193

Problem ática
La IEPP buscaba dar respuesta a algo de la problemática
del departamento de Cajamarca, considerado en la década de
1980 com o uno de los más pobres del país y con los mayores
índices de falencia en educación y salud, con grandes
contrastes en el proceso agrario (v. gr. perulac versus
producción de sobrevivencia). Por otro lado, la IEPP era una
de las iglesias con m enor crecimiento de feligresía a nivel
nacional.

A ccion es y aportes
1. Se realizó un diagnóstico integral de treinta comunidades,
para las cuales no se contaba con estudios en la región, o
se dis-ponía de información muy parcial. Estos trabajos,
además de ser un aporte al conocimiento de la región,
sirvieron de base para la planificación racional de las
acciones.
2. Se posibilitó cubrir progresivamente una acción que, más
allá de lo local, alcanzara lo regional, pero desde una
acción de base (hasta treinta comunidades en un ámbito
microrregional de Perú). En las experiencias de O N G s
eclesiásticas lo típico era el proyecto comunal (una
comunidad o unas pocas comunidades), sin buscar una
acción integrada de carácter supracomunal sobre los
mecanismos estructurales que operan sobre lo comunal
con el fin de obtener un impacto social mayor.
3. En el conjunto de las treinta comunidades se dio un
m anejo de la experiencia piloto a nivel comunal en el que
la iglesia local se constituyó en una agencia histórica de
transformación, el “ Pueblo Jesús” , con indicadores
objetivos de m ejoram iento en la salud, educación,
agricultura y organización comunal.
194 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

4. Se practicó una relación con las organizaciones comunales,


con otras O N G s y con el sector estatal para prom over el
desarrollo de las comunidades, con el reconocimiento de
la labor del proyecto en el ambiente estatal y de desarrollo
de Cajamarca.
5. H ubo cooperación con agencias cristianas internacionales
de desarrollo, no sólo respecto al aporte financiero, sino a
la asistencia de personal técnico.
6. Por ser fundamentalmente un proyecto de desarrollo
económico-social, se dio ap oyo al proyecto de formación
pastoral de la iglesias de la 1EPP, con m etodología especial
descentralizada ( “ Proyecto T im oteo” ).

c. P rogram a de S e rv icio y A cció n So cial (P R O S A S ):


P ro yecto H u a yla s
O N G cristiana, prom ovida por una organización paraecle-
siástica interdenominacional.

Responsabilidad
Director ejecutivo (1973-79).

Naturaleza de la organización
El P R O S A S se constituyó durante la década de 1970 en el
programa de canalización de las inquietudes sociales de la
Asociación de Grupos Evangélicos Universitarios del Perú
(A G E U P ). C om o una de sus acciones clave, estableció un
proyecto de desarrollo comunal en la zona andina del Perú,
el “ Proyecto Huaylas” , que debía responder a un doble
propósito: (1) servir y ayudar a una comunidad específica del
Perú en su reconstrucción y desarrollo, luego del gran
terremoto de 1970; (2) ser un instrumento de formación de la
lA S ONG S CRISTIANAS Y EL DESARROLLO 195

juventud universitaria cristiana en cuanto al desarrollo de un


sentido de servicio cristiano a su país a través de su profesión.

Contexto
La A G E U P tiene, com o organismo paraeclesiástico, el
propósito de evangelizar en las universidades y formar a la
juventud universitaria evangélica para el testimonio integral.
Dentro de este propósito estableció el PROSAS, y buscó las
m etodologías más apropiadas para la formación en la
responsabilidad social.
La década de 1970 se caracterizó por una gran inquietud
social en toda América Latina. Junto con la problemática
social, el factor naturaleza, a través de sus efectos climáticos
o telúricos, agravó de manera permanente la situación. Frente
al gran terremoto de 1970, que devastó toda una región y
m ató a más de cincuenta mil personas, la AGEUP
implemento algunas acciones concretas para expresar su
com prom iso con la problemática nacional. En primer lugar,
organizó campamentos de trabajo en favor de la zona
afectada, y luego, estableció un proyecto de ayuda
permanente a una comunidad específica, Huaylas, que le
permitiera contribuir a más largo plazo.

A ccion es y aportes
1. Establecimiento de una base de operaciones en un pueblo
necesitado de los Andes, en la sierra marginada del Perú,
para cumplir con el doble propósito del programa: servir a
la comunidad y formar a la juventud universitaria en una
mística de servicio al país.
2. Aporte al desarrollo del distrito de Huaylas, durante una
década, en sus diferentes aspectos: educación, salud,
196 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

agricultura, granjas de animales menores, organización


comunal, construcciones, energía eléctrica, y otros.
3. Contribución con varias investigaciones (trabajos de tesis),
que fueran un aporte académ ico en el ámbito universitario
y a la vez permitieran conocer m ejor el país, planteando
soluciones a la problemática específica de los pueblos
andinos.
4. Formación de varias generaciones de universitarios
evangélicos en una mística de servicio al país, de acuerdo
con sus profesiones. C on el tiempo, fue factible notar que
algunos de ellos optaron ejercer su profesión com o un
servicio en el olvidado interior del país. A otros los vimos
integrarse a agencias cristianas de desarrollo.
Desde la óptica del m ovim iento universitario, quizá uno
de los desafíos más grandes en Am érica Latina sea generar
en los futuros profesionales cristianos una mística de
servicio y com prom iso con las realidades marginadas de
nuestro continente; un com promiso radical que vaya
contra la actitud escaladora y acomodaticia del
profesionalismo pro ego, y contra la consabida fuga de
talentos, no sólo de los países latinoamericanos, sino aun
de las regiones olvidadas del interior o de las zonas
marginales que circundan los conglomerados poblacionales
actuales en cada país. El PR O SAS-Proyecto Huaylas trató
de responder a esta problemática en su generación.

d. A c c ió n C ristia n a U n id a para el D e sa rro llo


(A C U D E )-P e rú y V isió n M u n d ia l-C o sta R ica
ONGs cristianas de alcance nacional, miembros de
agencias internacionales de desarrollo.
Las ONGs c r i s t i a n a s y el d esarro llo 197

Responsabilidad
ACUDE-Perú: m iem bro de la Junta Directiva (1983-1984).
Visión Mundial-Costa Rica: miembro de la Junta Directiva
(1993-1995).

Naturaleza de las organizaciones


Ambas son agencias cristianas de desarrollo que operan a
nivel nacional, pero forman parte de una red integrada a una
agencia de carácter internacional (O pportunity International
y Visión Mundial Internacional, respectivamente).
La m odalidad de trabajo de A C U D E es el otorgamiento de
microcréditos para diversos tipos de emprendimientos
económ icos. Se busca conservar el capital y obtener un
interés bajo, propio de una banca de desarrollo.
La m odalidad de trabajo de Visión Mundial es el apoyo a
diversas acciones de desarrollo donde el foco sea la atención
a la niñez, objetivo alrededor del cual se dan usualmente
proyectos de carácter integrado.

Contexto
B reve reseña del p eriod o de participación en ambas Juntas
— En el caso de AC U D E , en la primera parte de la década de
1980, la institución se estaba instalando. Se buscaba
aprovechar los dones y capacidades de los hombres de
negocios. La experiencia significó un aprendizaje en cuanto
a la disponibilidad real de pago en la realidad evangélica,
y fue de un éxito relativo, ya que en algunos casos el
capital se perdió.
— En el caso de Visión Mundial-Costa Rica, se inició una
experiencia piloto de levantamiento de fondos en el propio
país, con el propósito de ayudar a financiar proyectos
locales y com enzar a depender menos de transferencias del
198 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

exterior. Se utilizó una serie de metodologías propias del


marketing, incluso la propaganda televisiva. Así se accedió
al público en general, no sólo al de las iglesias evangélicas,
con el propósito de conseguir patrocinadores para la niñez
de algunas de las regiones más pobres de Costa Rica.
C om parado con lo que se podría haber dado en otros
países de Am érica Latina, hay un éxito relativo. Sin
em bargo, el nivel de recaudación de fondos no llegó a
cubrir todos los costos operacionales de la institución.

Problem ática latente


— Uno de los problemas cruciales en Am érica Latina es el de
la pobreza, es decir, es de índole económica. La
preocupación por la inyección de capitales, y una vez que
se los tiene conservarlos y acrecentarlos (y de ninguna
manera perderlos), es de la m ayor importancia. ¿En qué
m edida la m ayor parte de las iniciativas de prom oción del
desarrollo vía O N G s cristianas ha tom ado en serio este
lineamiento de acción? Parece ser que la m ayor parte de
transferencias del exterior no tiene la dirección de
capitalización económ ica, con un firme propósito de
acrecentar de los recursos.
— En general, la lucha por la autogestión de las O N G s en el
largo plazo es todavía un problem a a resolver. Este es uno
de los problemas principales de las diversas O N G s a nivel
mundial. ¿En qué m edida son realmente capaces de
depender menos de las donaciones externas y comenzar a
generar recursos propios en el interior de sus países?

Evidentemente, se requiere una aproximación de tipo


empresarial al funcionamiento de las ONGs. Esto les
permitiría tener ingresos propios y, principalmente,
L as ONGs c r i s t i a n a s y e l d esarro llo 199

excedentes, no sólo para reinvertir en su propia actividad y


funcionar apropiadam ente com o empresa económica, sino
también para disponer de fondos que puedan ser invertidos
en el ap oyo a la prom oción del desarrollo. Posiblemente sea
necesario, con la anuencia de las agencias financieras
internacionales, apartar una porción de las transferencias para
ir estableciendo la autogestión de la O N G . Y parece ser que
el m ejor esquema para establecer un círculo de autogestión,
y de conservación y reproducción del capital a todo nivel, es
que los excedentes de las O N G s orientados a la promoción
del desarrollo se destinen principalmente a una modalidad de
créditos para la empresa económica.

Bibliografía consultada

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8

Las O N G s cristianas en el contexto


del Tercer Sector:
los desafíos actuales

D ébora Fahur

El desarrollo económ ico del siglo 20 consagró la fórmula:


“ El tiem po es dinero” . Para aprovechar todas las
oportunidades se crearon nuevas tecnologías, se produjo una
urbanización extraordinaria, se expandieron los mercados de
consumo, se ampliaron las opciones de entretenimiento y se
equipó a la econom ía global para generar y acumular
excedentes en una dimensión sin precedentes.
Sin em bargo, mientras avanzaba ese tiempo acelerado de
progreso espantoso, nunca dejó de funcionar otro reloj,
perverso e igualmente acumulativo: el reloj de la pobreza.
El Program a de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(P N U D ) creó un "reloj de la pobreza" para ilustrar la rapidez
con que el problem a avanza. El reloj muestra que más de cien
países entre los considerados subdesarrollados o en vías de
desarrollo presentan una reducción en la renta per cápita en
los últimos treinta años. Un altísimo porcentaje de los 1
habitantes de estos países viven hoy con menos de dos
202 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

dólares por día, valor considerado por las Naciones Unidas


com o el mínimo para la sobrevivencia. En este contexto, mil
millones de personas son analfabetas.
A pesar de todo el encanto con que se anuncia el siglo 21,
es evidente que la miseria aumenta tan rápidamente com o la
propia globalización, y este hecho moviliza a muchas
personas en el m undo entero, preocupadas y comprometidas
en una lucha radical contra la pobreza. “ Participación” ,
“ posicionam iento” y “ ciudadanía” se constituyeron en
consignas en la defensa de los Derechos Humanos, el
com bate contra el hambre y la prom oción de los programas
educacionales, de salud, vivienda y derechos políticos.
Tanto las O N G s com o las fundaciones, los institutos, las
asociaciones comunitarias, las asociaciones sindicales, las
entidades religiosas y las comisiones de defensa de los
derechos son consideradas com o un conjunto acciones
creadas por la sociedad civil, es decir, creadas por iniciativa
de los ciudadanos, con la finalidad de prestar servicios al
público en general. Este sector de actividades creció de
manera sorprendente en todo el mundo y pasó a ser una
realidad visible y m erecedora de la atención de los estudiosos.
Este cuadro sorprendente y vibrante sugiere varias pregun­
tas: ¿Cuál ha sido la actuación de las O N G s cristianas? ¿Cuál
es el papel de las mismas? ¿C óm o establecerse en el nuevo
milenio? Estas y otras preguntas podrán ser contestadas por
aquellos que ya están com prom etidos con las causas sociales
y por aquellos que pretendan iniciar también ese camino. El
nuevo milenio trae consigo algunos desafíos a la Iglesia cristia­
na, y en lo que se refiere al desarrollo de las ONGs, propone
una reflexión sobre su papel en un mundo globalizado.
Analizaremos aquí la ascensión del Tercer Sector en el
mundo y la acción de los cristianos en el servicio del Reino de

I
La s ONGs c r i s t i a n a s en el c o n tex to del T ercer S ecto r 203

Dios. Además, desafiaremos a las O N G s cristianas a colocarse


y a prepararse frente a la nueva coyuntura, y a establecer
criterios para el m ejor desarrollo de su trabajo con los pobres
y oprimidos.
Nuestra propuesta para las O N G s cristianas es la siguiente:
.— Establecer un com prom iso ético-cristiano.
— Com prom eterse con el profesionalismo,
i — Capacitar para la acción social.
J — P rom over la cooperación mutua, nacional e internacional.

7. ¿Q ué es el Tercer Sector?

La teoría del Tercer Sector fue producida inicialmente por


economistas de Estados Unidos y demostró tanto la
incapacidad del Estado para actuar com o regulador de los
cambios sociales, com o la necesidad de una acción más
eficaz, capaz de enfrentar los recientes problemas sociales en
los diferentes sectores de la sociedad. Esta teoría transfiere la
responsabilidad por la garantía de cohesión social a las
empresas y a organizaciones sin fines de lucro, las cuales, en
alianza, tendrían el papel de aminorar los efectos sociales
perversos de la lógica de mercado.
Jeremy Rifkin, uno de los principales representantes de esta
teoría, dice claramente que el gobierno está com enzando a
desaparecer de la vida de las comunidades. Afirma que su
papel es cada vez m enos importante y se está convirtiendo en
presupuestos y programas... y que la responsabilidad por la
vida cívica pasará cada vez más a las manos del Tercer
Sector, no gubernamental. Esta teoría reciente ha sido
asimilada y tiene el mérito de reafirmar la importancia de la
sociedad civil en la estructuración de un orden social.
204 M i s ió n in t e g r a l y p o b r e z a

Tam bién tiene el mérito de señalar la necesidad imperiosa de


reforma de las actuales instituciones.
Un estudio com parativo entre siete países (Estados Unidos,
Japón, Francia, Alem ania, Reino Unido, Italia y Hungría),
realizado por la John H opkins Uniuersity, reveló datos sobre
el Tercer Sector que llamaron la atención de los analistas, por
su importancia frente a otros sectores de la econom ía (sector
gubernamental y sector privado). La dimensión del Tercer
Sector en esas econom ías desarrolladas es bastante
significativa, de aproxim adam ente el 3.5 % del PBI. Si se
toma com o referencia la agricultura, que participa con
alrededor del 10% del PBI en esos países, se puede notar el
grado de importancia del Tercer Sector. En los Estados
Unidos el Tercer Sector participa con un porcentaje que es
prácticamente el doble respecto al de los demás países: 6.3%.
En el Reino Unido llega al 4.8% . En Japón el Tercer Sector
m ueve US$ 95 mil millones y es el país que aparece en
segundo lugar por la dimensión de los recursos movilizados
por las Organizaciones de la Sociedad Civil (O SC ).
N o se puede decir que el Tercer Sector es un fenóm eno
reciente. P or el contrario, es bastante antiguo. Sólo para citar
algunos ejemplos, ese tipo de actividad ya se desarrollaba
desde la antigüedad en China y se fortaleció e institucionalizó
por lo m enos desde el siglo 8. Tam bién en Japón había
actividad filantrópica a través de la implantación de la
Sociedad del Agradecim iento, creada en 1829, casi un siglo
antes de la form ación de la primera fundación
norteamericana. En el Este Europeo la tradición filantrópica
ya estaba presente mucho antes de la implantación del
comunismo en la región. En Am érica Latina, y especialmente
en Brasil, la noción de filantropía estuvo siempre muy
asociada a la religión y a la caridad desde la época de la
LAS ONGS CRISTIANAS EN EL CONTEXTO DEL TERCER SECTOR 205

colonización, a través de las actividades de las santas casas de


misericordia.
En los últimos treinta años el fenóm eno de la filantropía se
ha acelerado y ha ganado dimensión planetaria y formal,
dejando de ser una práctica minoritaria y restricta a las
personas llamadas “ de buen corazón” .
Según Rifkin, el Tercer Sector está desem peñando un
papel cada vez más importante en todos los países. Al
parecer, la gente está creando nuevas instituciones, tanto a
nivel local com o nacional, para suplir las necesidades que no
son atendidas por el m ercado o por el sector público. La
importante conclusión a que se llega es que, en el proyecto de
sociedad m oderna, el Tercer Sector constituye un pie del
trípode sobre el cual se apoyarán los sistemas económicos.
Este trípode form ado por el Gobierno, el Sector Privado y
el Tercer Sector (o Sector Social ) es el que, en esta
reorganización de la sociedad, trabajará los problemas de la
sociedad. Sin em bargo, surge una pregunta: ¿Tenderá el
gobierno a perm anecer com o un mero observador del
m ovim iento de la sociedad civil?
Esperamos que el gobierno cumpla con su parte, junto con
los otros sectores de la sociedad, y que todos podam os
trabajar asociados en pro de la disminución de las
desigualdades sociales y económicas, para la construcción de
una sociedad más justa.

2. Los cristianos al servicio del Reino

En un m undo perfecto no habría pobreza. En un Israel


obediente tam poco habría habido pobreza, pero no fue así.
La Palabra de Dios advierte que los pobres siempre estarán
1

206 M is ió n in t e g r a l y po breza

con nosotros (Dt 15.11 y Mt 26.11). Sin em bargo, el mismo


Dios revela su preocupación por los pobres y advierte, a
través de leyes muy claras, sobre la cuestión de prestarles
ayuda, sin dejar de hacer el bien a quien lo necesita. (Is 1.17;
58.7).
Si muchos años atrás la sociedad se m ovilizó para enfrentar
la pobreza, mucho más el Pueblo de Dios, que estableció la
práctica, según se ve en el Antiguo Testamento, de recibir al
pobre y al deudor a vivir en la casa de su acreedor (Lv 25.35),
naturalmente, para facilitarle el pago de su deuda.
Los diáconos, según el N u evo Testamento, prestaban
servicios a los pobres y a las viudas de la iglesia (1 Ti 3.8).
En la historia de la Iglesia hay muchas cosas para recordar
de aquellos que con mucha fe, y viviendo exclusivamente de
la providencia, asistían al pobre y al necesitado. El famoso
orfanato de A. H. Frank (fundado en 1700) funcionaba bajo
la regla de confiar enteramente en Dios para todo su sustento.
Al realizar una visita a este orfanato, Jorge Müller recibió la
inspiración que lo llevó más tarde a fundar su orfanato bajo
los mismos principios. H o y Jorge Müller es recordado por
algunos autores con expresiones com o la siguiente: "Por la fe,
Jorge Müller levantó orfanatos, alimentó a millares de
huérfanos, predicó a millones de oyentes alrededor del globo
y ganó una multitud de vidas para Cristo."
El gran Despertar en Am érica del Norte, el m ovimiento
pietista en Alem ania y el Reavivam iento evangélico en
Inglaterra, en los días de Wesley, todos ellos ocurridos en las
primeras décadas del siglo 18, fueron un gran incentivo tanto
para la evangelización com o para la filantropía. En Gran
Bretaña los evangélicos de la generación siguiente fundaron
sociedades humanitarias y prestaron servicios notables a la
vida pública, con una actuación destacada tanto de

I
L as ONGs c r i s t i a n a s en el c o n te x to del T ercer S e cto r 207

W ilberforce, en la abolición del tráfico de esclavos y de la


propia esclavitud, com o de Shaftesbury, que prom ovió la
mejora de las condiciones de trabajo en las fábricas.
En el día de hoy se ha realizado mucho a través del trabajo
misionero de las iglesias y de las sociedades cristianas en todo
el mundo. Según datos estadísticos de la Red Viva de América
Latina, actualmente hay más de veinticinco mil ministerios
(entre los programas de iglesias locales y programas
paraeclesiásticos) que trabajan en el área de atención de
niños en riesgo alrededor del mundo. Si a estos ministerios
sumáramos los demás que actúan en favor de otras causas
— drogadicción, salud, Derechos Humanos, sida, mujer,
familia, portadores de deficiencias y otros— , llegaríamos a un
número importante de organizaciones cristianas que revierten
notablemente la situación de la miseria del mundo.
Desde el punto de vista de la misión integral, las
organizaciones cristianas deben estar dispuestas a evaluarse
respecto a su com prom iso cristiano y a las estrategias que han
usado para presentar el señorío de Jesucristo a los pobres.
D eben estar atentas al desarrollo de la capellanía y el
testimonio cristiano dentro de los programas sociales, para
que aquellos que necesitan ayuda experimenten el amor
transformador de Jesús (Mt 11.5; Le 7.22).
Podem os reconocer una gran diferencia en el trabajo
implantado por las O N G s cristianas ya que la oración es el
factor primordial en la presentación de los resultados positivos
de las mismas. La Associagáo Educacional e Beneficente Vale
da Bengáo (Asociación Educacional y Benéfica Valle de la
Bendición), una organización cristiana que presta servicios de
carácter social, cultural y educacional, cuenta desde su inicio
con un local destinado únicamente a la oración llamado
“ Centro de oración” . Dicho centro se inspiró en la experiencia
208 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

de los m oravos (1727), quienes dedicaban veinticuatro horas


a la oración en una vigilia que duró cien años. En “Valle de
la Bendición” esta vigilia fue implantada en 1985 y tiene
com o objetivo durar ininterrumpidamente hasta el retorno de
Jesús. Los resultados obtenidos son incalculables. Muchos
niños y adolescentes han sido alcanzados por el poder
transformador del Señor Jesucristo.
Las O N G s cristianas deben estar conscientes de su papel
en la prom oción de la salvación espiritual, además de la
provisión de asistencia material. Tam bién la Iglesia debe estar
conciente de su responsabilidad social, proveer el pan físico
además del espiritual y enseñar a sus miembros temas com o
ciudadanía y am or al prójimo. Si las O N G s cristianas unieran
fuerzas con las iglesias locales podrían alcanzar millones de
personas para el Reino de Dios.
Debem os orar para que la respuesta del pueblo de Dios a
la humanidad sea una expresión total del am or con una
conciencia social sensible; un am or que lleve a involucrarse
totalmente con la asistencia humanitaria, en el desarrollo y la
búsqueda de la justicia social. P or encima de todo, esa
respuesta debe ser una marca histórica del Reino de Dios, que
lleva el Evangelio de manera integral a toda la humanidad y
testifica de las buenas nuevas del Reino de Dios.

3. El compromiso ético cristiano

Las O N G s cristianas no deben ser acogidas según “ el mito


de la virtud pura” , con el que normalmente se reviste a este
sector. Las personas relacionadas con el bienestar social, o
que realizan buenas obras en favor de otros, pueden ser
acometidas por la idea de que todo lo que hacen es bueno y
Las ONGs c r i s t i a n a s en el c o n tex to d el T ercer Secto r 209

justificable, pues al final están tratando de ayudar al prójimo.


Pero debem os recordar que, a pesar de la pureza de los fines,
la naturaleza humana es propensa al error y no tiene cóm o
huir de esa realidad. Por tanto, debem os estar abiertos a la
evaluación continua.
Uno de los puntos a ser verificado y cuestionado se refiere
a la tendencia de los programas sociales implantados por la
organización a prom over la dependencia del individuo. Se
debe recordar que el mismo usuario de la organización
cumple un papel en el proceso de la ciudadanía, de m od o 1
que los programas deben estar atentos a desarrollar la
prom oción e independencia de los beneficiarios.
Otro factor imprescindible a tener en cuenta es la atención
al problem a de la malversación de los recursos, tanto de los
provenientes de los cofres públicos com o de aquellos donados
por grandes empresarios, los adquiridos a través de campañas
publicitarias en radio, televisión o publicaciones, o los p rove­
nientes de donaciones y ofrendas del público en general.
N o es raro oír hablar sobre el mal uso de los presupuestos
destinados a la asistencia social. Infelizmente, concluimos que,
sea d ebido a falta de habilidad en la administración o a
prácticas erróneas, tanto los profesionales com o los dirigentes
de entidades sociales suelen caer en el error de favorecerse
personalmente, alegando que tienen derecho a usufructuar de
los recursos puesto que son personas que trabajan volun­
tariamente e invierten su tiem po y familia, muchas veces
dedicando hasta veinticuatro horas del día a la actividad
asistencial.
En primer lugar, las O N G s cristianas deben ser claras
respecto a sus valores y principios de conducta. Un ejem plo
positivo es Visión Mundial de Brasil (organización cristiana de
desarrollo transformador, socorro de emergencias y promo-
2 10 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

ción de la justicia), que en su Inform e anual 1999 presentó


sus valores centrales, a saber: “Som os cristianos, estamos
com prom etidos con los pobres, valoram os a las personas,
administramos con responsabilidad, somos compañeros,
somos sensibles” . Esta es una manera de expresar el
reconocim iento a las comunidades, a los profesionales
com prom etidos con la organización y a las centenas de
donadores y contribuyentes que, en una verdadera alianza,
han posibilitado que el trabajo alcance sus objetivos.
En segundo lugar, la estrategia participativa parece ser un
óptim o antídoto contra "el mito de la virtud pura". Las O N G s
que han conseguido crear para su día a día un directorio
participativo, un consejo directivo activo, han dividido la
responsabilidad del acto de emplear los recursos hacia donde
la m ayoría del grupo percibe más necesidad y han dado
prioridad a las m ejores estrategias para enfrentar la pobreza
después de largas discusiones.
Otra práctica necesaria es la realización de auditorías
anuales, preferentemente las que ya tengan conocimiento y
com prom iso con el m ercado y econom ía formal, y hayan
instaurado el hábito de publicar el resultado de dichas
auditorías para presentar ante cualquier tipo de fiscalización.

4. El compromiso con el profesionalismo

Actualmente las O N G s cristianas están formadas por


personas que atendieron el llamado a involucrarse en acción
social y están preocupadas por la manera en que "administra­
rán" su visión. Existen algunas O N G s cristianas, especialmente
en los países desarrollados, que hacen su trabajo de tal
LAS O NG S CRISTIANAS EN EL CONTEXTO DEL TERCER SECTOR 211

manera que prima la excelencia administrativa, presentando


resultados dignos de señalarse com o m odelos a seguir.
Otras O NG s, sin em bargo, no cuentan con una estructura
administrativa y financiera satisfactoria. Sin embargo, hoy
existe una preocupación m ayor respecto a las reglas básicas
de gerenciamiento de organizaciones sociales, y esta creciente
conciencia lleva a los dirigentes de las organizaciones a buscar
medios para adecuarse a la nueva realidad.
En encuestas realizadas en el sector empresarial y el sector
de las Organizaciones de la Sociedad Civil se admite que la
gran ventaja del funcionamiento administrativo en las
organizaciones sociales se relaciona con la práctica de la
actuación descentralizada, la estructura leve y desburocra-
tizada y el contacto permanente con la población-objetivo, lo
que confiere flexibilidad y agilidad en el proceso de gestión.
Por lo tanto, su eficacia (poder de alcanzar los objetivos
sociales) y eficiencia (relación costo-beneficio) en la
prom oción del bienestar social les permite obtener resultados
bastante satisfactorios.
Es necesario, entonces, que las organizaciones sociales se
ajusten a algunas técnicas de gestión empresarial para su total
perfeccionam iento com o, por ejemplo, los m odelos de
planeamiento, el marketing y el levantamiento de recursos.
La figura del proyecto social viene -afirmándose com o el
instrumento institucional por excelencia: los financiamientos
sólo se consiguen mediante la presentación de proyectos
coherentes y evaluados de manera permanente. Pero hay un
importante elemento a favor de las organizaciones sociales,
presentado com o el trazo más destacado del sector social y
que, en cierta manera, está siendo apropiado por el sector
privado, a saber, la misión de la organización. En efecto, un
elevado nivel de participación y com promiso de todo el equipo
212 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

de trabajo llega al punto de visualizar múltiples experiencias de


trabajo voluntario. A través del mismo, los ciudadanos
expresan su solidaridad y dan su tiempo, trabajo y talento a las
organizaciones que transmiten claramente su misión.
En 1998, el Instituto F oru m Latinus — que desarrolla
programas de capacitación para dirigentes de organizaciones
cristianas— , con el ap oyo de la Misión Latinoamericana y
Partners International, p rom ovió un foro donde se discutió
mucho la form a de gestión administrativa que las
organizaciones cristianas debían adoptar. Uno de los tópicos
relevantes para la administración es la misión institucional.
Marco A. Herrera com enta que en Estados Unidos se crean
millares de organizaciones y muchas mueren cada año por
falta de claridad en la definición de su misión. Cualquier líder
trabaja en van o si la organización a la que sirve no tiene una
misión válida. Por eso debem os insistir con la pregunta: ¿Cuál
, es la misión de nuestra organización?
En su manual de autoevaluación para organizaciones sin
fines lucrativos, Peter F. Drucker dice que hace cuarenta años
management era considerada una mala palabra entre las
organizaciones sin fines de lucro. M anagem ent significa
"negocio", justamente aquello que las organizaciones sin fines
de lucro no son. Sin em bargo, actualmente el sector social ha
com prendido que su aplicación correcta es una necesidad, en
particular porque sus organizaciones no cuentan con el
balance comercial convencional, pero necesitan descubrir
cóm o pueden utilizar el gerenciamiento de los "negocios" para
concentrarse en su misión.
Las organizaciones sin fines de lucro no cuentan con un
índice com parable al balance comercial, y por eso viven la
realidad de tener que administrar m ejor que las empresas.
Esto exige contar con una disciplina arraigada en la misión,
La s O N G s c r is t ia n a s e n e l c o n t e x t o d e l T ercer Sec to r 213

administrar los recursos limitados del cuadro de personal y


financiero para trabajar con la máxima eficacia, y considerar
exhaustivamente los resultados que se pretenden producir en
la organización.
En Brasil ha aum entado la conciencia sobre el profesiona­
lismo que se necesita en las organizaciones sin fines de lucro.
En las universidades se observa el crecimiento del número de
tesis de maestría y doctorado que abordan distintos aspectos
de la práctica e identidad de las organizaciones sociales. La
Federagáo de Obras Sociais (FOS) mantiene cursos de
administración disponibles para dirigentes y técnicos del sector
social, y la dem anda de estos cursos ha sido cada vez mayor.
El Seruigo N acional do C om ercio (SE N A C ) promueve foros
permanentes sobre temas relacionados con los diferentes
modelos de intervención social, capacitación y gerenciamiento.
Se realizan también muchos foros y debates por iniciativa
de organizaciones cristianas que demuestran interés en
prom over el desarrollo profesional en sus actividades.

5. La capacitación de personas
para trabajar en acción social

Cuando hablamos de capacitación de personas para


trabajar en acción social hablamos de administración de
recursos humanos.
Algunos especialistas definen los recursos humanos en
términos de “ personas que ofrecen su trabajo, creatividad y
esfuerzo para la realización de los objetivos de la
organización” . Los recursos humanos son “el corazón de la
organización” . Otros incluso dicen que son “el elemento más
21 4 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

valioso de la organización, el m edio más importante para el


cumplimiento de la misión” .
Según Glenda M 'Queen, uno de los mayores desafíos que
enfrentan los dirigentes de organizaciones sociales es la
implementación estratégica realista de programas para
optimizar este valioso factor de los recursos humanos. La
realidad es que en algunas organizaciones sociales existe una
total carencia de programas de administración de recursos
| humanos y de planes de desarrollo en este sentido.
Actualmente se dice que la m ayor dificultad en las
organizaciones sociales no es el recurso financiero, sino la
gente habilitada para ejecutar la tarea.
Abordarem os aquí la capacitación de personas en la
organización bajo dos aspectos: la administración y la
planificación. Esto implica el establecimiento de actividades
propias del sector de recursos humanos com o reclutamiento,
entrenamiento del personal, evaluación del desem peño,
descripción de funciones, control de personal, sistemas de
remuneración, cargos y salarios, etc. Estas actividades pueden
prom over la adecuación de individuos para actuar en las
organizaciones, los cuales pueden ser entrenados o no, ser
voluntarios especializados o no.
El otro aspecto según el cual podem os analizar esta
cuestión es el despertamiento de personas para que se
habiliten y com prom etan con el trabajo social.
Para las O N G s cristianas este es un desafío adicional. Estas
deben pensar y discutir el asunto, y trazar estrategias que
f posibiliten la form ación de personas. Este es también un
desafío para las escuelas teológicas y bíblicas, que forman
centenares de teólogos, y que podrían incluir en su curriculum
materias específicas orientadas a los estudiantes de teología
: que pretenden ingresar en el trabajo en O N G s cristianas.
L as ONGs c r i s t i a n a s en el co ntexto del T ercer Secto r 215

Cito nuevamente el ejem plo de la Associagáo Educacional


e Beneficente Vale da Bengáo, que encontró una manera de
prom over la formación de personal calificado para la acción
social. En su seminario teológico, frecuentado por futuros
pastores, misioneros y ministros, se implantó un curso de
especialización en acción social para los interesados en iniciar
trabajos sociales en sus propias iglesias u otros campos. El
curriculum está compuesto de materias relacionadas con el
fundamento teológico de la acción social, psicología social,
visión general de la política social brasilera, diferentes
m odelos de intervención en acción social, elaboración y
ejecución de un proyecto social, aspectos jurídicos y
gerenciales de organizaciones sociales, y capellanía.
A través de este curso la Asociación Vale da Bengáo
pretende formar personas para la prestación de servicios
dentro de los proyectos sociales que ella mantiene y para
formar líderes especializados, junto con la iglesia brasileña,
para la implantación de nuevos programas de promoción
humana.

6. La cooperación mutua

"S u e ñ o q u e se su eñ a ju n to a la realid ad ..." (F u n d a ció n


O rsa y V id a ).

Mientras el trabajo de las O N G s crece en visibilidad pública


e importancia, muchos grupos perciben la necesidad de
coordinar esfuerzos y cooperar entre sí para compartir,
aprender juntos, mejorar y ampliar la efectividad de sus
trabajos, y adquirir m ayor representatividad. Esta tendencia,
que se refuerza cada día, resulta en la búsqueda de trabajo en
redes y foros temáticos, donde las O N G s se encuentran con
216 M i s ió n in t e g r a l y p o b r e z a

otras entidades de la sociedad civil y, juntas, complementan


sus habilidades de manera mutua en la consecución de
objetivos comunes.
En 1997 se constituyó en Brasil la Confederagáo
Evangélica N acional de Agáo Social, que congrega O N Gs
cristianas con el objetivo de buscar el fortalecimiento y
estructuración de las organizaciones cristianas y el despertar
de líderes cristianos para la acción social.
En 1998 se publicó el primer catastro de O N G s afiliadas a
la Associagáo Brasileira das Organizagóes N a o G overnam en-
tais (A B O N G ). Este trabajo tuvo por objetivo participar en el
debate público en relación con el significado de la labor y el
papel actual de las O N G s en Brasil.
En 1994, en Oxford, Inglaterra, se creó la Red Viva,
orientada al trabajo cristiano con niños y adolescentes en
situación de riesgo. En 1997 se creó el primer centro regional
de Red Viva en Miami, Estados Unidos, para apoyar las redes
locales de Am érica Latina. El principal enfoque de esta red
internacional ha sido el trabajo unido intercomunicando y
ampliando la participación de las O N G s cristianas.
Estas y otras redes y grupos han percibido la necesidad de
coordinar esfuerzos y cooperar entre sí. Sin embargo, a pesar
de que la proporción de esfuerzos produce entusiasmo, aún
persisten muchos desafíos. Las O N G s cristianas se encuentran
aisladas unas de otras y necesitan una aproximación que
prom ueva una voz más fuerte en el trabajo cristiano,
fortaleciendo así los esfuerzos actuales y los que aún se
realizarán.
Es necesario, entonces, crear cada vez más movimientos
que sirvan a las O N G s cristianas. Estos movimientos deben
estar compuestos por organizaciones e individuos dispuestos
a compartir necesidades, habilidades y recursos con el
LAS O N G s CRISTIANAS EN EL CONTEXTO DEL TERCER SECTOR 217

propósito de realizar y aumentar el trabajo en favor de los


pobres y necesitados. Así se cumplirá lo que dice Pablo en
Efesios 4.16:

P o r su a cció n [d e C risto] to d o el c u erp o crece y se edifica


en a m o r, so sten id o y aju stado p o r to d o s los liga m en tos,
segú n la a ctivid a d p ro p ia d e ca d a m iem b ro.
9

Las O N G s cristianas
y la misión integral:
el caso de la Asociación
Cristiana Pablo Besson

M alena Manzato de Riuerón

Argentina, y Am érica Latina en general, presenta hoy una


sociedad con fuertes desigualdades. La brecha que separa a
ricos y pobres se profundiza continuamente y la desigualdad
de oportunidades es cada vez más notoria. El fenóm eno de la
globalización es impulsado por las nuevas tecnologías de la
comunicación y de la información. La multipolarización del
sistema de producción y el aumento de los intercambios a
escala mundial nos insertan en un proceso asimétrico donde
unos globalizan, definiendo las orientaciones y ritmos del
m ercado y de la inversión, y otros son globalizados o, mejor
dicho, quedan atrapados en la marea “ globalizadora” , con
efectos notorios en amplios sectores de la población.
En nuestro continente lamentablemente hemos sufrido un
prolongado proceso de degradación de la vida de las
personas y de la vida social. Dicho proceso está matando las
220 M i s ió n in t e g r a l y p o b r e z a

expectativas e im poniendo un pragmatismo “ cortoplacista” y


sin valores en sectores muy importantes de la sociedad. En
este contexto surgen en toda la sociedad núcleos de
solidaridad y alternativas de asociación.
Las iglesias locales no escapan a esta realidad; más bien,
están insertas en ella y no siempre pueden dar respuestas a un
sin fin de problemáticas cuyo abordaje requiere cada vez más
capacitación y dedicación específica. Desde la filas evan­
gélicas también se están levantando lazos solidarios entre
asociaciones. M e parece fundamental este C LA D E IV, en el
que podem os reconocer la existencia de una enorm e cantidad
de iniciativas, propuestas y m odelos solidarios, y donde con o­
cemos una enorm e cantidad de cristianos que, además de
disfrutar de la comunión unos con otros dentro de sus iglesias,
sirven fuera de ellas en un m edio indiferente y hasta hostil.
Es mi deseo desarrollar claramente el significado e
importancia de las ONGs, principalmente de las O N G s
cristianas, en un mundo donde predomina el “ sálvese quién
pueda” . Deseo que nos encontremos con nuestras viejas
raíces sociales y de com prom iso integral renovadas y
evolucionadas, porque entonces sería un paso más en esta
búsqueda común.

1. Contexto actual de las ONGs - Tercer Sector

La alternativas de asociación han tenido distintas etapas en


los últimos años. Al calor del proceso de recuperación
democrática de la década de 1980 surgieron organizaciones
vinculadas a la restauración democrática, a la construcción de
la ciudadanía y, fundamentalmente, a la defensa de los
Derechos Humanos. Luego, durante la década de 1990, en
L as ONGs c r i s t i a n a s y l a m is ió n i n t e g r a l 221

el período del cam bio estructural y del Estado, y de la


centralización de la econom ía en torno al mecanismo del
m ercado — con los efectos sociales que esto ha traído— ,
hemos visto la emergencia de un conjunto muy importante de
O N G s dedicadas a satisfacer diferentes necesidades.
Cuando en Argentina y en algunos otros países de América
Latina hablamos de las ONGs, las ubicamos dentro del
“Tercer Sector” . Para identificar este Tercer Sector es
necesario tener en claro la existencia de un “ Primer Sector”
y un “ Segundo Sector” . El “ Primer Sector” podríamos
identificarlo com o el sector capitalista, el sector de la empresa
privada, que también está experimentando un proceso de
globalización. T o d o esto implica un esfuerzo gigantesco de la
econom ía capitalista m oderna por mantenerse vinculada a las
dinámicas de las econom ías mundiales, que se vinculan entre
ellas o entran en un proceso de reducción de tamaño, de
capacidad productiva y de inclusión laboral, hasta quedar
excluidas del m ercado en algunos casos.
En segundo lugar, el “ Segundo Sector” , el sector estatal o
público, en realidad no ha sido nunca un “sector de econom ía
de bienestar público” . Lamentablemente el Estado en
Am érica Latina ha sido siempre otra cosa. Si bien hasta la
década de 1970 el Estado había crecido y había una
econom ía pública com o empresa estatal, todo esto se ha
privatizado y reducido. Nuestros estados han experimentado
una enorm e crisis fiscal, con ajustes y reducción de personal.
Adem ás, los estados de hoy día ya no están en condiciones
de cumplir el papel de reguladores o controladores de la
econom ía del Primer Sector, porque la globalización de este
sector ha hecho que sus dinámicas sean diferentes.
Llegamos, ahora sí, al Tercer Sector, donde están nuestras
realidades sociales y las realidades indígenas de América
222 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

Latina, que han sido desarticuladas por una historia que todos
conocem os, pero que en algunas regiones están, gracias a
Dios, en un proceso de recuperación de su identidad cultural.
Dentro de este Tercer Sector hay un conjunto de actores e
iniciativas que surgen de experimentaciones sociales. América
Latina es un continente de experimentación social, y así ha
surgido una gran variedad de modelos económ icos participati-
vos de desarrollo local, que responden a un cambio social.
En este Tercer Sector hay una multiplicidad de actores que
trabajan organizadamente en diferentes problemáticas, en una
búsqueda permanente de alternativas y con una multitud de
ideas: O N G s que buscan nuevas formas de econom ía
popular, urbanas o campesinas; la creación de nuevos oficios;
gente que va encontrando un servicio que prestar; gente que
busca desarrollar nuevos m odelos económ icos que, de alguna
manera, expresen una identidad con autonomía e igualdad;
economías populares que sean más acordes con la ética, los
valores y las necesidades de las personas.

2. Función y tipos de ONGs en Argentina

El Centro de Estudios Sociales (CEDES), principalmente


un centro de investigaciones, distingue dos tipos de
organizaciones: la comunitaria y la de “ membresía” . A su vez,
dentro de las organizaciones comunitarias se pueden
diferenciar las que trabajan para el espacio público, las que
trabajan con el tema de la ciudadanía y las que trabajan en el
desarrollo o la prom oción social. Las organizaciones de
membresía son aquellas que brindan servicios a sus
miembros, fundamentalmente la que están en la línea de las
mutuales, cooperativas, obras sociales privadas, y otras.
L as ONGs c r i s t i a n a s y l a m is ió n in t e g r a l 223

Siguiendo este sistema de clasificación, según el CEDES se


contabilizaron unas cincuenta y un mil organizaciones en
Argentina, tom ando en cuenta en la investigación todas las
entidades que ya estuviesen organizadas, que pudieran dar
cuenta de su funcionamiento y que fuesen separadas del
Estado, aunque no estuviesen registradas. Hay otros estudios
que consideran que hay muchas más, y afirman que si se
incluyeran los locales religiosos com o parte del sector, se
podrían contabilizar unas sesenta y cinco mil entidades.
Si se toman en cuenta las cincuenta y un mil
organizaciones, se sabe que dan em pleo formal a unas
cuatrocientas mil personas, que cuentan con un número de
voluntarios cercano al millón y medio, que tienen o tuvieron
gastos operativos cercanos a los doce millones de pesos, que
su participación en el Producto Bruto Interno de Argentina es
aproxim adam ente del 4.5% y que su porcentaje en el em pleo
total es aproxim adam ente del 3.7%.
Estas organizaciones, según la investigación citada,
cumplen diferentes funciones dentro de la sociedad: (1) la
función de servicio; (2) la función innovadora; (3) la función
de prom oción y cam bio social; (4) la función expresiva; y (5)
la función de construcción de la comunidad.
En cuanto a la fu n d ó n de servicio, las O N G s tienen un rol
crucial com o proveedoras de una función que no cumple ni
el Estado ni el mercado: servicios de salud y educación,
servicios sociales, culturales, etc. Respecto a la segunda
función, la función innovadora, las O N G s tienen m ayor
posibilidad de innovar en sus acciones que las organizaciones
de m ayor escala, com o organizaciones no presionadas por la
obtención de un lucro, que están cerca de las personas y
trabajan en pequeña escala. En su función de p ro m oción y
cam bio social puede esperarse que estas organizaciones
224 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

presionen por cambios en las políticas o en las condiciones


sociales. Esta función está relacionada con el voluntariado,
que les permite mantener una llama de esperanza dentro de
la organización.
H ay un conjunto de organizaciones que cumplen con la
función expresiva, es decir, permiten que un sector de la
sociedad se exprese: minorías que pugnan por mejorar un
espacio ciudadano, un espacio público o un espacio de
derechos. Finalmente, respecto a la función de construcción
de la comunidad, los números demuestran que este sector es
importante en términos económicos, pero también lo es en su
papel de favorecer la integración de la sociedad.

^ 3. Algunas características y problemas

N o todas las características de las O N G s son buenas. Si se


hace una evaluación generalizada, podem os encontrar
algunas características particulares en muchas de ellas. Estas
organizaciones, que trabajan para los intereses del grupo que
representan, pueden ser hostiles respecto a los intereses de la
comunidad y no todas tienen el mismo grado de apertura a lo
público. La ausencia del fin lucrativo no significa necesaria­
mente que sean útiles a fines sociales. Otro aspecto negativo
de estas organizaciones puede ser el paternalismo, ya que
provocan dependencia en aquellos a quienes proveen servicios
cuando los fuerzan a aceptar condiciones morales, políticas o
religiosas específicas a cam bio del servicio que prestan.
La falta de profesionalismo en algunas O N G s también
suele ser un aspecto negativo. Si bien muchas veces las
organizaciones cuentan para su funcionamiento con una gran
cantidad de voluntarios, ese voluntariado cae en el
La s ONGs c r i s t i a n a s y l a m is ió n i n t e g r a l 225

voluntarismo y afecta el impacto que se espera tener en las


acciones. Otra característica que se detecta es que muchas de
estas organizaciones piensan en el crecimiento y creen que
cuanto más grandes sean actuarán mejor. Sin embargo, no
siempre el tamaño de una organización determina su
relevancia social.

4. ONGs cristianas y misión integral

C on este panoram a general del contexto, funciones y


características de las O N G s en la sociedad, deberíamos ahora
reflexionar en el papel de las O N G s cristianas, la misión
integral y el fundamento bíblico de la acción social, ya que la
ubicación de las O N G s cristianas en la sociedad tiene el
mismo marco que las no cristianas.
¿Es responsabilidad de la Iglesia el compromiso social?
¿H ay fundamento bíblico para la acción solidaria?
Jesucristo, el H ijo de Dios, no permaneció en la seguridad
del cielo: se vació de su gloria y se humilló hasta la muerte
para servir. Se hizo hombre, pequeño, débil y vulnerable por
am or a nosotros. Tornó com o propios nuestro dolor y nuestros
pecados, nuestra alienación y tentaciones. N o sólo proclamó
las buenas nuevas del Reino de Dios, sino que también sanó
a los enfermos, alimentó a los hambrientos, visitó a los presos,
perdonó a las prostitutas y compartió su amor con los
excluidos de su tiempo. N o vino para que le sirvan, sino para
servir y dar su vida en rescate por muchos. Fue víctima de la
injusticia del sistema legal, oró por sus enemigos en la cruz y
cargó con nuestros pecados en su propia persona, aunque era
inocente.
226 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

“ C óm o m e el Padre me envió a mí, así yo los envío a


ustedes” (Jn 20.21). ¿N o es nuestra misión seguir el m odelo
de misión de Cristo? Jesús tuvo compasión de los seres
humanos necesitados, ya fuesen enfermos o desamparados;
hambrientos, atormentados o indefensos; ancianos, jóvenes
o niños; pobres, ricos o inmigrantes. C om o pueblo de Dios
redim ido por Jesucristo, ¿no deberíamos sentir la misma
compasión y poner en acción nuestra fe?
Las O N G s cristianas comparten con las organizaciones
seculares la preocupación por las necesidades actuales de las
personas. La diferencia está en su carácter cristocéntrico. En
nuestra reflexión deberíam os preguntarnos: ¿Somos útiles al
pueblo de Dios? ¿Podem os lograr cambios en la comunidad
de las Iglesias? ¿Som os útiles en la comunidad en la que
trabajamos? ¿Logram os algún cambio en las personas con las
que actuamos? ¿Nuestra acción- social es un trueque
evangelizador? ¿Servimos con amor? ¿Cuál es nuestro papel?
¿Amamos a las personas a quienes servimos? ¿Lucramos con
las personas a quienes servimos? ¿La iglesia ha abandonado
su misión integral? ¿Son las iglesias responsables del
resurgimiento de las O N G s cristianas? ¿Se puede tener un
ministerio cristiano sin la cooperación de las iglesias? ¿Las
O N G s cristianas pueden sustituir la responsabilidad integral
de la Iglesia?
Muchas preguntas para muy pocas respuestas. Actual­
mente, cientos de O N G s cristianas estamos en la brecha de
este mundo donde la globalización aparece com o la causa
principal que acentúa las profundas e irritantes desigualdades
sociales. ¿Qué haremos? N o podem os volver atrás: com o el
Padre envió a Jesús, así Jesús nos envió a nosotros. Esta
realidad de desigualdades, explotación e injusticias produce
exclusión social. Dentro de la lógica del m odelo neoliberal.
Las ONG s c r is tia n a s y l a m isión i n t e g r a l 227

una gran parte de la población está compuesta por personas


a las que ni siquiera se las necesita para ser explotadas. Los^
excluidos son los no necesarios, aquellos a los que se puede
eliminar, com o ocurre con los niños de la calle de Río de
Janeiro y con algunas poblaciones indígenas de América
Latina. Incluso algunos políticos hablan de las “ franjas d e j
población pobre no recuperables” . ¿Cuál será nuestra misión?
Otro efecto negativo de carácter social que nos toca muy
de cerca es la desocupación. Los índices porcentuales también
podem os medirlos dentro de las filas de los miembros de las
iglesias. ¿Qué haremos con ellos? La libertad de mercado y la
“ flexibilización laboral” implican salarios cada vez más bajos
y m ayor inseguridad social. ¿Cuál será nuestra manera de
amar al prójimo? T o d o esto es “ normal” en la propia legali­
dad y lógica interna del m odelo de econom ía globalizada,
cuando para cualquier ética debería ser una cosa repudiable,
sin hablar de lo que debería ser para nuestra ética cristiana.
¿Cuál será nuestro compromiso? John Stott dice:

... “ compromiso” significa volverse hacia un mundo con


compasión; ensuciarse, lastimarse y gastarse las manos en
el servicio y sentir en lo más profundo del ser el impulso
del amor de Dios que no puede ser sofocado.1

Las O N G s cristianas del siglo 21 debem os comprometernos


con las necesidades de las personas y ser el “ puente” entre ser
y no ser, entre los incluidos y los “ no recuperables” . Además
de estar involucrados en el Reino de Dios, debem os estar
com prom etidos verdaderamente. A lgo así com o un “ om elet
de jam ón y queso” , donde la vaca está involucrada pero el

1 John Stott, La fe cristiana frente a los desafíos contemporáneos.


Nueva Creación, Buenos Aires, 1991, p. 17.
2 28 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

cerdo está com prom etido. N o debem os olvidar que com o el


Padre envió a Jesús, así Jesús nos envió a nosotros.
Es difícil responder a tan amplia y compleja cuestión en el
epílogo de una ponencia. T od os marchamos en m edio de
grandes incertidumbres, pero todos podem os intentar tener
algunos puntos de referencia para iniciar nuestro propio y
verdadero compromiso. Debem os tener claro que no
podem os dar respuestas a nuevos problemas con viejas
estrategias. La respuesta básica tiene que comenzar por cada
uno de nosotros: “T o d o lo puedo en Cristo que me fortalece"
(Flp 4.13). N o debem os entregarnos a la crítica ni hundirnos
en la nostalgia de lo que pudo ser y no fue. T am poco
debem os entregarnos al fatalismo de la impotencia, porque
Cristo es esperanza.
Nietzsche afirmó que “ la única felicidad está en el crear” .
N o cabe duda que crear nos hace, felices. Sin embargo, la
felicidad plena está en amar, en “ amar al prójimo com o a uno
m ism o” . Esto significa estar del lado de la libertad, la igualdad
y la fraternidad. Significa salir de nuestro “ pequeño pueblo
feliz” y amar a los que sufren, a los excluidos, a los que “ no
son” . W alt Whitman dijo: “Aquel que camina sin amor,
camina am ortajado hacia su propio funeral” . Aquel que
camina sin amor, camina sin Dios, porque Dios es amor.

Las ONG s c r is t ia n a s y l a misión i n t e g r a l 229

5. Experiencia de la Asociación Cristiana


Pablo Bessorf

a. R eseña h istó rica


Un grupo de profesionales y voluntarios trabajamos juntos
desde hace unos catorce años en un Centro Comunitario de
nuestra iglesia local. Allí aprendimos y respondimos a la
unidad del Evangelio y el servicio. Lamentablemente, aunque
el Centro Comunitario tenía una misión amplia de
com prom iso social, sólo funcionó hasta diciembre de 1998,
ante un cam bio de visión pastoral. Las personas que
estábamos involucradas en ese ministerio nos auto-
convocam os y formamos una asociación civil que, a partir de
febrero de 1999, continuó con algunas de las tareas que
veníam os realizando.

b. P ropósitos in stitu cio n a les


— Fomentar el bienestar del ser humano, la familia y la
comunidad, de acuerdo con los principios cristianos
basados en la Biblia.
— Realizar actividades educacionales, culturales, espirituales,
benéficas, filantrópicas y de bien común.
— Prom over, establecer, sostener y administrar todo tipo de
actividades comunitarias.
— Impulsar la educación del individuo, la familia y la
comunidad para la defensa de la calidad de vida, la salud
y los Derechos Humanos. Prom over su asistencia integral

2 Paraná 736 - 2o piso - Oficina "4" - (1017) Buenos Aires - Argentina.


Telefax (011) 4811-7982. E-mail: acristianaabfr* latinmail.com
230 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

y rehabilitación en problemas familiares, comunitarios,


físicos, psicológicos, sociales y laborales.
— Desarrollar el estudio y la enseñanza de la Biblia, y difundir
la fe cristiana evangélica, propiciando su práctica.
— Iniciar, desarrollar, prom over y/o contribuir al sostén de
establecimientos de enseñanza, seminarios, institutos de
formación bíblica, bibliotecas, establecimientos gráficos,
centros culturales, deportivos y recreativos, y todo lo que
se dirija al desarrollo físico, intelectual, tecnológico,
artesanal, artístico y espiritual, concordante con la moral y
la piedad cristianas.
— Realizar cursos especiales, simposios, congresos, semina­
rios, recitales y cualquier otro evento orientado a una más
amplia ejecución de los propósitos de la Asociación.
— Establecer relaciones de cooperación e intercambio
cultural, educacional, deportivo,- recreativo, de acción
social, de comunicación masiva y de administración con
otras entidades nacionales.
— Llevar a efecto toda actividad apta y lícita, de acuerdo con
las disposiciones legales y reglamentarias que regulen su
ejercicio, que conduzca al m ejor cumplimiento de los
propósitos enunciados.

c. Servicios que se prestan


— Inform ación, orientación y asesoramiento sobre los
derechos de las personas y los recursos sociales para la
solución de sus necesidades básicas, integrando diferentes
redes comunitarias.
/— Capacitación y talleres. Mediante el conocimiento y el
previo estudio de las necesidades y recursos sociales,
capacitamos técnicamente a profesionales y/o voluntarios
que desarrollen programas comunitarios en iglesias u
Lj \s ONG s c r is tia n a s y l a m isión i n t e g r a l 231

O NGs. Asesoramos en temas sociales específicos y


brindamos soporte técnico en violencia familiar,
consecuencias sociales del desempleo, chicos violentados
y violentos, contención de la niñez, trabajo con los nuevos
pobres, adopción, tercera edad, organización de
com edores comunitarios y bolsas de trabajo, y
acercamiento a los sectores comunitarios.
— Gabinete psicológico. Brindamos atención psicológica
grupal o individual, psicodiagnósticos, orientación
vocacional y tratamientos psicopedagógicos (con apoyo
escolar de ser necesario), e intervención profesional en
todo tipo de problemáticas grupales (institucionales,
ministeriales, para adolescentes y/o adultos).
— Asesoramiento legal familiar, laboral, civil y penal. Es
gratuito, con patrocinio a precios institucionales y abierto
a toda la comunidad.
— Escribanía para realizar todo tipo de trámites y
certificación, incluidos los trámites migratorios.
— Oficina de em pleo o bolsa de trabajo. Articulamos la oferta
y la dem anda de trabajo com o parte de la Red de Oficinas
de Em pleo de Capital Federal y Gran Buenos Aires,
coordinada por el Ministerio de Trabajo de la Nación. La
inscripción tiene un costo de cinco pesos por persona por
un bon o contribución para cubrir gastos administrativos y
el costo telefónico de la búsqueda laboral.
— Asesoram iento general a extranjeros. Es gratuito y abierto
a cualquier extranjero que desee radicarse en nuestro país.
Incluye asesoramiento legal y gratuito, con patrocinio
letrado a costo institucional, y análisis médicos para
trámites migratorios. Tenem os también una escribanía
autorizada por la Dirección General de Migraciones para
realizar trámites de radicación por contrato de trabajo.
232 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

filiación o matrimonios. Existen convenios con el C olegio


de A b ogad os de Lim a para asistir a personas que tienen
parte de la familia en Perú con necesidad de asistencia
legal. Tenem os articulación de asesoramiento legal con
Uruguay, Brasil, Bolivia, Chile y Paraguay. Hacemos
trabajo interinstitucional con los consulados.
— Escuela para padres. Talleres de orientación para padres.
Espacios de reflexión y prevención.
— Hacia la humanización de la práctica cotidiana en la
escuela. Se trata de talleres destinados a docentes cristianos
del nivel inicial y de los distintos ciclos de la Enseñanza
General Básica (E G B), así com o a maestros de escuela
dominical y/o bíblica.

d. O b je tiv o s m ediatos
1. Compartir nuestras actividades y experiencias a la m ayor
cantidad de iglesias de Capital Federal, el Gran Buenos
Aires o el interior del país.
2. Aumentar cada año la cantidad de gente que recibe
beneficios por nuestros servicios.
3. Aumentar el número de personas, iglesias e instituciones
vinculadas a nuestra Asociación, para seguir sosteniendo
diferentes programas y beneficios comunitarios.
4. Aumentar el número de colaboradores-donantes de dinero,
ropa, alimentos, remedios, servicios profesionales, etc.
5. Abrir un centro comunitario integral en un espacio físico lo
suficientemente amplio com o para centralizar nuestros
servicios.
6. Ser de utilidad al pueblo de Dios en general. Trabajar para
todas las iglesias, con ellas y la comunidad, manteniendo
nuestra libertad institucional; tener com o prioridad la ética,
la igualdad y la educación de la conciencia de todas las
Las ONGs CRISTIANAS Y LA MISIÓN INTEGRAL 233

personas, sean integrantes de la asociación o no. Mantener


nuestros principios de fe cristianos.

e. Pro g ram as p erm an en tes de ayud a so cial

Iglesia Bautista del Centro en San Juan


— Organización y m onitoreo del trabajo comunitario
realizado por la iglesia central.
— A p o y o al hospital de la zona de Calingasta: compra de fax.
donación de una silla de ruedas, menaje, remedios y la
pintura necesaria para pintar todo su interior.
— Envíos de libros en general, y de enseñanza inicial y
secundaria en particular, para la biblioteca que funciona en
la escuela local.
— Elaboración de proyectos comunitarios desarrollados en
otras obras misioneras para ser presentados en diferentes
ámbitos gubernamentales (panadería, granja, microem-
prendimientos, y otros).
— Envíos periódicos de remedios, ropa y víveres no
perecederos.

Programa comunitario y biblioteca pública


en General P ic o (La Pampa) - O N G Cristiana "Shalom"
— Obtención y envío de libros para el funcionamiento de la
biblioteca comunitaria. Envío de ropa y medicamentos
para la sala de primeros auxilios de la institución.
— Elaboración de proyectos, apoyo y m onitoreo de diferentes
programas de la institución (apoyo escolar, biblioteca
pública, talleres de capacitación, hogar de día para niños
de la calle).
234 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

Iglesia Evangélica Bautista de Ciudad Madero:


"Iglesia de la Cruz"
— Capacitación del liderazgo. Talleres de contención para
familias. Programas de atención de casos de violencia
familiar.
— Elaboración de proyectos para fortalecer el programa social
que sostiene la iglesia dentro de la villa de emergencia
(com edor de niños).
— Donación de ropa y víveres no perecederos.

Familias con dificultades especiales


Intervención de tipo social, legal y/o psicológica en
problemáticas de familias de diferentes iglesias que han
llegado a nuestra institución (ropa, alimentos, asistencia
profesional, atención y/o derivación).

Intervención social y / o legal con extranjeros


— Talleres y capacitación en asuntos migratorios.
— Reinserción y capacitación laboral.
— Atención y seguimiento de mujeres ilegales maltratadas.
— Asesoramiento legal en cuestiones de Derechos Humanos.
— Parte de la Red Consultiva de Derechos Humanos del
Extranjero. Presentación de demandas, peticiones y/o
abusos, en conjunto con el resto de las instituciones que
participan en la red.

Trabajo con mujeres latinoamericanas


Reunión semanal con un grupo abierto de mujeres
latinoamericanas (peruanas, bolivianas, paraguayas,
ecuatorianas, etc.), a cargo de cuatro profesionales del
equipo de psicólogas sociales que trabajan cuestiones de
desarraigo, discriminación, integración, xenofobia, etc.
L a s O N G s c r is tia n a s y va m isión i n t e g r a l 23 5

Bibliografía consultada

Ander-Egg, Ezequiel, Reflexiones en torno al proceso de


mundialización-globalización, Lumen, Buenos Aires, 1998.
Centro de Organizaciones de la Comunidad (C E N O C ),
Boletín N ° 9, Secretaría de Desarrollo Social, Presidencia
de la Nación, 1996.
Drucker, Peter F., Managing the N o n -P ro fit Organization.
Principies and Practices, Fundación Peter Drucker, 1990.
Revista Apertura, edición especial sobre Tercer Sector, s/f.
Rosteins, Mario, La perspectiva Argentina de la econom ía
social, Centro de Estudios Sociales (CEDES), Buenos Aires,
1999.
Stott, John, La fe cristiana frente a los desafíos con tem p o­
ráneos, N ueva Creación, Buenos Aires, 1991.
V

LAS RELACIONES
INTERINSTITUCIONALES
Y LA MISIÓN INTEGRAL
10

La cooperación entre iglesias


en la misión integral

Juan Pablo Ventura

Estas páginas tienen com o propósito presentar el caso de


trabajo en colaboración entre iglesias realizado en la ciudad
de Aguilares, en El Salvador.

7. Marco teórico conceptual

Hablar sobre m odelos de colaboración entre iglesias para


la aplicación de la misión integral resulta un tema retador,
em ocionante y, algunas veces, frustrante. En efecto, los
intentos han sido muchos pero los resultados muy pocos. Esto
no se debe a la falta de voluntad de algunos líderes, sino más
bien a los esquem as tradicionales, y estructuras de poder
arraigadas en la m ayoría de las iglesias y denominaciones. La
responsabilidad social es vista desde distintos ángulos, no sólo
por los cristianos evangélicos, sino también por las diferentes
expresiones de la Iglesia en toda Latinoamérica.
Hablar en la actualidad de responsabilidad social despierta
en muchos sectores la sospecha de que se está siguiendo “ el
240 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

evangelio social” , el cual floreció en los Estados Unidos hace


casi un siglo. Para otros evangélicos el tema es indicativo de
la influencia de las teologías de la liberación, que desde la
década de 1960 han tenido fuerte impacto en América Latina.
Lo dicho ha llevado a un sector considerable de
evangélicos y de iglesias a tomar una posición extrema,
polarizada, y a cerrarse a toda enseñanza bíblica sobre la
responsabilidad social, para su propio daño y perjuicio.
N o obstante, es meritorio mencionar que existen iglesias
que aisladamente desarrollan programas sociales, no sólo a
nivel de su congregación, sino también con proyección com u­
nitaria (tanto iglesias evangélicas com o la Iglesia Católica).
El problem a consiste en la necesidad de la unificación de
esfuerzos, de solidaridad entre iglesias y del establecimiento
de un frente único para trabajar a nivel de un país, un
departamento, un municipio, un cantón o un caserío.
A pesar de que estamos en un mom ento coyuntural en que
se habla de alianzas estratégicas y de fusiones, que se reflejan
en el com ercio, la banca, las organizaciones de servicio y en
que hasta los delincuentes se organizan y forman redes para
tener m ayores éxitos, los grupos cristianos evangélicos cada
vez se polarizan más.
De esta manera, no se aprovecha la oportunidad del
m om ento d on de aflora la maldad ni la necesidad que existe
en el ser humano de encontrar una solución completa y
duradera a su problemática social y espiritual. Esta situación
es aprovechada por grupos que no tienen nada que ver con
la Palabra de Dios, los cuales pretenden más que nada
cumplir con sus propósitos religiosos sin resaltar a Cristo y su
Palabra, puesto que carecen de fundamento bíblico.
Otro problem a consiste en el tipo de enseñanza que se
imparte en muchas iglesias e institutos de distintas

I
La c o o p e r a c ió n e n t r e ig l e s ia s en l a m is ió n in t e g r a l 241

denom inaciones; com o ejemplo se puede mencionar los


distintos rumores que se vertieron con m otivo de la llegada
del año 2000.
A tal efecto, es meritorio atender el llamado de Juan Pablo
II a rechazar los intentos milenaristas y apocalípticos de
vaticinio del fin del mundo porque — según manifestó— , “ no
sabemos cuando acontecerá” , y a recordar que “ los creyentes
deben comprometerse con el presente” . Además, indicó que ^
la incertidumbre del fin del mundo debe ser vivida con serena
esperanza, com prom etiéndonos todos los cristianos en el
tiempo presente en la construcción de aquel Reino que será^
entregado por Cristo en las manos del Padre.
En consecuencia, debem os rescatar la perspectiva integral
de la misión de la Iglesia para juntos causar un mayor
impacto en la sociedad actual, que ha perdido la esperanza.
Esto permitirá reconciliar al hombre con Dios, consigo mismo,
con su prójim o y con la naturaleza. En el caso de El Salvador,
se observa un aumento de los niveles de delincuencia,
secuestros, asaltos de todo tipo, drogadicción, prostitución,
maltrato infantil y pobreza, entre otros.
Ante esta situación, la Iglesia debería tomar una posición
determinada, manifestarse públicamente y no aislarse en los
locales que ocupan sus iglesias. El aspecto evangelizador
debería verse com o un m edio y no com o un fin.
En Juan capítulo 4, después de que los discípulos volvieron
al pozo, Jesús levantó la mirada y vio que los samaritanos
salían de la ciudad y venían a él, y dijo a sus discípulos: “ ¿No
dicen ustedes: T o d a v ía faltan cuatro meses para la cosecha’?
Y o les digo: ¡Abran los ojos y miren los campos sembrados!
Y a la cosecha está madura” (Jn 4.35). Los campos de todos
los países, y principalmente de los países situados en el Sur
(los más pobres y subdesarrollados), también están maduros
242 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

para la cosecha. Las necesidades no esperan y los problemas


no se van.
r Según estadísticas recientes, el número de personas que
profesa el cristianismo aumenta año tras año y cree en la
inspiración infalible de la Biblia. Sin embargo, las mismas
encuestas muestran que el crimen y la inmoralidad se han
intensificado hasta alcanzar niveles sin precedentes. Ha
aumentado la religiosidad, pero la moralidad ha declinado. A
pesar de su crecimiento, la Iglesia no está llevando a cabo la
restauración de los pueblos; no está penetrando nuestras
^comunidades con un mensaje transformador e integral.
Frente a tales necesidades espirituales y materiales, la
Iglesia tiene un gran reto por delante, y ninguna iglesia,
cualquiera sea su denominación, podrá, por sí sola, de
manera individual, disponer de los recursos humanos,
materiales y económ icos para causar un impacto significativo.
Ante tal problemática, se deben buscar nuevos m odelos de
intervención, basados en la unidad y el trabajo conjunto de
las iglesias, para que éstas puedan cumplir con la verdadera
misión delegada por Cristo.

2. Descripción del contexto

La ciudad de Aguilares está ubicada a 35 kilómetros ál


norte de San Salvador, capital de El Salvador. Se puede llegar
hasta ella en todo tipo de vehículo, ya que se cuenta con una
carretera en buenas condiciones (Troncal del norte).
El Municipio de Aguilares pertenece al Departamento de
San Salvador y cuenta con una población de 24.900
habitantes, de los cuales el 51.7% son mujeres y el 48.3%

(
L a c o o p e r a c ió n e n t r e ig le s ia s en uk misión i n t e g r a l 243

hombres. Esta población está distribuida en dieciséis cantones


y el área urbana del municipio.
La actividad principal de este municipio es, en primer
lugar, la agricultura, con predom inio de los cultivos de granos
básicos y de la caña de azúcar, con dos ingenios de café en la
zona. Tam bién se destaca la industria, la ganadería y el
com ercio, y sobresalen los pequeños y medianos empresarios.
El municipio ha sido calificado por las autoridades de
seguridad pública com o uno de los lugares con mayores
índices de delincuencia. En los últimos dos años hubo un
predom inio de secuestros, asaltos, robos y asesinatos,
incluidos los de niños inocentes. Los periódicos del país
destacan estos hechos con mucha frecuencia.
La población, aterrorizada y cansada de este azote, y
viendo que el gobierno no actúa de manera inmediata para
combatir este flagelo, decide manifestarse públicamente de
distintas maneras: mítines, vigilias, desfiles cívicos y marchas
de protesta. Todas estas formas de expresión popular son
lideradas por un sacerdote de la Iglesia Católica de Agüitares,
a la que se suman otras organizaciones, tanto gubernamen­
tales com o no gubernamentales, entre las que se destaca
también la iglesia evangélica.
De esta experiencia surgió la necesidad de compartir este
caso, del que se espera que se convierta en un desafío para el
liderazgo de la Iglesia, el cual deberá realizar las acciones que
sean necesarias en su afán de influir en su contexto.
Actualmente, gracias a la presión de los diversos sectores
de la población, se ha logrado un refuerzo en el número de
efectivos de la policía nacional civil, el establecimiento de un
m ayor número de patrullajes en el área rural y la instalación
de puestos de la policía en algunas áreas rurales. Tam bién se
244 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

ha realizado una proclamación masiva del Evangelio de


Jesucristo.
C om o consecuencia de estas acciones, aunque aún no se
ha erradicado la delincuencia en general, han disminuido
significativamente los diversos hechos de delincuencia y la
frecuencia con que ocurren.
Lo anterior demuestra la importancia de la unificación de
esfuerzos para el logro de objetivos comunes. Cuando se
tienen los mismos intereses, no existen obstáculos para
desarrollar acciones de manera consensuada. Existe la
seguridad de que el Evangelio de Jesucristo transforma vidas
y cambia las condiciones, por muy difíciles que parezcan.

3. La unidad de tas iglesias


evangélicas en el trabajo
de la misión integral

Está dem ostrado que, para guiar los destinos de una


empresa, cualquiera sea su naturaleza, carácter o tamaño, se
necesita un líder con visión, espíritu de servicio y dispuesto a
asumir riesgos. Alguien debe tomar la iniciativa. Pero sobre
todo, se requiere que esta persona tenga credibilidad y
respaldo de Dios.
En el presente caso ha jugado un rol determinante una
persona de cuna humilde pero que, gracias al respaldo de
Dios, ha logrado un protagonism o en el ministerio de la
iglesia. Su nombre es Herm inio Am aya Cruz, nacido en el
Municipio de El Paisnal, Departamento de San Salvador, en
1967. D ebido a que-sus padres fallecieron cuando él era muy
La c o o p e r a c ió n e n t r e ig l e s ia s e n l a m is ió n in t e g r a l 245

pequeño, se crió con sus abuelos cristianos, quienes se


dedicaban a las labores agrícolas.
En 1981, a la edad de trece años, aceptó a Jesucristo. Su
juventud fue un peregrinaje, al igual que la vida de algunos
líderes de la historia bíblica que Dios escogió, com o Abraham.
A fines de 1993 el Señor lo llamó para liderar una pequeña
congregación en la ciudad de Aguilares, lugar donde Dios lo
está utilizando actualmente. “ Este no era mi propósito, pero
sí el propósito de Dios” , manifestó el hermano Am aya. Por
ese m otivo no había ingresado a ningún instituto bíblico.
Desde 1993 el número de personas em pezó a crecer a tal
punto que, en 1994, el pequeño grupo se convirtió en una
iglesia, la cual desde esa época ha sido pastoreada por él.

4. El acercamiento con otras iglesias

A principios del año 1995 surgió en el hermano Am aya la


idea de coordinar un acercamiento con otras iglesias del
Municipio de Aguilares. El primer contacto fue con un pastor
de la Iglesia Universal Asambleas de la Santa Sión, quien
creyó en su iniciativa. A él le planteó Am aya su visión de
crear una asociación de pastores de distintas iglesias y
denom inaciones para trabajar de manera conjunta en
actividades espirituales y de acción social.
Dicho planteamiento fue bien aceptado y entre ambos
hicieron una primera convocatoria a veinticinco pastores para
realizar una primera reunión. A esta reunión sólo asistieron
dos pastores, pero esto no los desanimó y decidieron
convocar a otra reunión. Después de tres intentos se logró la
asistencia de nueve pastores de diferentes iglesias y
246 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

denominaciones. C on la representación de estas iglesias se


organizó la primera Junta Directiva Provisional.
Esta acción de fe dio origen, en 1995, a la Asociación de
Pastores Evangélicos de Agüitares, de la cual el hermano
Am aya es presidente. La organización está integrada
actualmente por catorce líderes de diferentes iglesias y
denominaciones, y p rovocó un m ovimiento y crecimiento
espiritual que ya se hace sentir en Aguilares y en otros
municipios vecinos.
En parte de esta experiencia ha desem peñado un papel
importante Visión Mundial, a través de la prom oción de
espacios de capacitación y reflexión sobre la misión integral
de la Iglesia. Dichos espacios han fortalecido a la asociación
de pastores. Estos últimos han aceptado los retos, para lo cual
han adoptado el principio fundamental de no abordar
aspectos doctrinales, sino basar todo el trabajo en el
planteamiento de Juan 17 sobre la unidad del cuerpo de
Cristo. Asimismo, los pastores se han propuesto aplicar los
siguientes principios básicos:
— Centrar la atención en la situación o el problem a abordado
y no en la persona.
— Fortalecer la autoestima en cada uno de los participantes.
— Establecer relaciones constructivas con los asociados.
— Tom ar la iniciativa para mejorar las cosas.
— Predicar con el ejemplo.

5. Primeras actividades conjuntas


con otras iglesias

Previa consideración de las diversas dificultades que


implica el trabajo en el área social, se decidió comenzar con

I
L a c o o p e r a c ió n e n t r e ig le s ia s en I A MISIÓN i n t e g r a l 247

actividades de carácter espiritual. A partir del mes de abril de


1995 se elaboró un plan de trabajo para dos años, en el cual
se establecieron las siguientes actividades:

1. Ayunos de pastores cada quince días, los cuales se


realizarán en diferentes iglesias, de tal manera que las
visitas sear\ recíprocas.
2. Campañas de evangelización en los diferentes lugares
donde tiene su sede cada una de las iglesias.
3. Vigilias para orar por peticiones específicas com o la
violencia imperante en El Salvador y, principalmente, en
el Municipio de Aguilares, y la incorporación de un mayor
número de iglesias en la Asociación, entre otras.
4. C onvivios entre iglesias, en grupos de tres y utilizando las
sedes de manera rotativa.
5. Visitas a los diferentes pastores, en sus respectivas iglesias,
para conocer sus necesidades y las de su congregación.

En todas estas actividades han participado no sólo los


pastores sino también los diáconos y parte de la feligresía de
cada una de las iglesias. C om o consecuencia de este trabajo
se ha tenido un m ayor impacto en el trabajo de
evangelización: el número de miembros de cada una de las
iglesias ha crecido com o resultado de la conversión de
muchas personas. Asimismo, el grado de solidaridad entre las
iglesias ha aum entado a tal punto que, cuando existen proble­
mas de carácter espiritual o económ ico, las iglesias se ayudan
entre sí, no sólo con oración, sino con aportes en especie
— com o alimentos, vestuario y medicinas— , o en dinero.
Esta proyección desarrollada por la iglesia evangélica a
través de la Asociación de Pastores Evangélicos de Aguilares
ha sido bien vista por otros sectores del Municipio, a tal grado
248 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

que actualmente el hermano Am aya, en representación de la


Asociación, forma parte de la red de fuerzas vivas del
Municipio, desem peñándose com o coordinador general. En
esta red están involucradas diversas organizaciones
gubernamentales y no gubernamentales, y su finalidad es
contribuir a la solución de los diversos problemas que
afrontan la niñez, la juventud y la tercera edad. Entre estos
problemas predom inan la delincuencia, la drogadicción, la
prostitución, la marginación y el aislamiento que sufren las
personas de la tercera edad.
La red está integrada por diversas organizaciones, entre las
que se destacan la Alcaldía Municipal, el Ministerio de Salud,
la Policía Nacional Civil, el Instituto Salvadoreño de
Protección al Menor, el Ministerio de Agricultura y Ganadería
y el Instituto Salvadoreño del Seguro Social, entre otras. Por
supuesto, también está representada la iglesia evangélica a
través de la Asociación de Pastores Evangélicos de Aguilares.
El mecanismo de relación es el siguiente: si la iglesia
identifica casos de personas que adolecen algún tipo de
enfermedad, los refiere a las unidades de salud del Ministerio
de Salud o a las clínicas comunales del Instituto Salvadoreño
del Seguro Social. Si la Policía Nacional Civil o las unidades
y clínicas de salud determinan que una persona que ellos
atienden necesita ayuda espiritual, lo refieren al pastor más
inmediato, o éste se traslada hasta la Policía, o las unidades
y clínicas, para brindar su apoyo. Así cada organización
brinda su ayuda en el área de su especialidad.
La c o o p e r a c ió n e n t r e ig l e s ia s e n l a m is ió n in t e g r a l 249

6. Los nuevos retos

Después de cinco años de experiencia la Asociación de


Pastores Evangélicos de Aguilares cree que es tiempo de
enfocar su trabajo con m ayor énfasis en el área social. Por tal
motivo, se han planteado los siguientes objetivos:

1. Obtener la personería jurídica de la Asociación al 30 de


junio de 2001.
2. Incrementar el número de asociados en un 30% al 31 de
diciembre de 2002.
3. Disponer de un diagnóstico socioeconóm ico del área de
influencia de cada una de las iglesias para septiembre de
2001 .
4. Elaborar un plan estratégico de la Asociación para febrero
de 2001.
5. Fortalecer la educación teológica apropiada y la
capacitación práctica para el ministerio urbano de cada
uno de los asociados al 30 abril de 2003.

7. Requisitos para lograr un mayor


impacto en el trabajo entre iglesias

1. Los diversos líderes deben realizar esfuerzos por buscar la


unidad de la iglesia, pero deben estar conscientes de que,
por muy grandes que éstos parezcan, serán mínimos si no
se tiene la cobertura del Espíritu Santo.
2. Las iglesias deben proyectar hacia la comunidad no sólo
palabras, sino también otras manifestaciones com o hechos
y señales.
250 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

3. T od os los objetivos deben estar regidos por valores, para


que exista rectitud en su cumplimiento.
4. N o sólo se debe elaborar la visión de la iglesia, sino
también compartirla.
'J'5. La iglesia debe conocer las necesidades de la gente, y la
única manera de conocerlas es acercándose a donde están
las necesidades y problemas. De otra manera las
limitaciones y privaciones de las personas no pueden
constituirse en una preocupación de la iglesia.
6. Se debe desarrollar un trabajo basado en la reconciliación,
es decir, en la práctica de la armonía, la unidad y el
perdón. N o se pueden realizar acciones donde existen
discordias, rivalidades y enemistades.
7. Debem os redistribuir y compartir. Aunque no podam os
lograr que todas las personas vivan en las mismas condi­
ciones socioeconóm icas, sí podem os hacer esfuerzos para
compartir de una manera más equitativa los recursos exis­
tentes, sean materiales, talentos, conocimiento o tiempo.
11

Una relación eficaz con el Estado:


reto para las O N G s
y las iglesias evangélicas

M anfred G rellert y David Westwood

En febrero del año 2000, el Foro Regional de Visión


Mundial se reunió en Santiago, Chile, para elaborar una
nueva visión para nuestro trabajo en la región. Se dice lo
siguiente:

C o m o fruto d e nuestro c o m p ro m is o co n Jesucristo, nos


esfo rza m o s p o r construir una s o cie d a d m ás justa basada
en u na m a y o r solid aridad , en la q u e ya n o se siga
to le ra n d o la p o b re z a , y en la q u e sea m os ca p a ces d e
ge n e ra r c a m b io s sustentables en la calidad d e v id a d e los
p o b re s y o p rim id os, co n qu ien es trabajam os en A m érica
L a tin a y el C a rib e.

C om o ONG evangélica nos permitimos soñar con


gobiernos democráticos com prometidos con la erradicación
de la pobreza y con la prom oción del bienestar de sus
pueblos. Para que este sueño se haga realidad, sin embargo,
reconocem os que debem os involucrarnos con el Estado,

I
252 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

colaborando con el mismo cuando nuestras agendas


converjan, o ayudando a m oldearlo cuando éstas no sean
divergentes. Debem os involucrarnos en procesos de
elaboración e implementación de políticas públicas diseñadas
para resolver aspectos de justicia social.
Pertenecen al pasado los días en que nos podíam os
involucrar en un trabajo humanitario y de desarrollo sin
prestar casi ninguna atención a la naturaleza y el papel del
Estado bajo el cual operábamos. En el curso del tiempo ha
habido una toma de conciencia de que, para que el trabajo
de desarrollo sea sostenible a largo plazo, el Estado debe
acabar por asumir la responsabilidad por su papel de
prom oción del bien común en la vida de sus ciudadanos.
Al mismo tiempo, a m edida que la democracia se va
afianzando cada vez más en muchos países en toda la región,
el Estado está cada día más consciente del poder e influencia
de las O NGs, dado que éstas están en condiciones de
establecer relaciones con los pueblos de una manera que el
aparato estatal no lo logra. Se está, pues, incrementando la
presión en ambas partes para que se dé un tipo diferente de
relación. El nivel y naturaleza de este involucramiento puede
mejorar nuestro ministerio con los pobres a quienes tratamos
de servir, o — si no somos cuidadosos— acabar por apoyar y
sustentar estructuras injustas que siguen existiendo en toda
América Latina.
C om o O N G evangélica y com o miembros de la Iglesia
necesitamos involucrarnos, pero debem os adentrarnos en esta
relación con los ojos bien abiertos y después de haber
pensado bien una estrategia que nos permita seguir siendo
fieles a nuestra misión de ser testigos de Jesucristo y del Reino
de Dios.
Un a r e l a c ió n e f ic a z c o n e l Es t a d o 253

7. Las ONGs y el Estado hoy

Tod os nosotros hemos tenido algún contacto con el brazo


ejecutivo del Estado, aunque sólo haya sido para negociar el
prerrequisito legal de un M em orándum de Acuerdo que nos
permita operar en el país. Tam bién tenemos la
responsabilidad de rendir cuentas ante el Estado de nuestras
acciones y finanzas, porque nos encontramos bajo la tutela de
la ley del Estado.
Más allá de este punto obligado de contacto, a veces se da
un cierto grado de divergencia de actitud. En un extremo del
espectro, hay O N G s que ven al Estado con una sospecha
total, y en el otro, com o un socio genuino y adecuado para la
cooperación. Pero, sobre todo, vem os al Estado com o algo
que está muy alejado de nosotros, quizá para recurrir en
busca de financiación o para pedir autorización para operar
o actuar, pero no tanto com o socio, com o actor con el que
p odem os desarrollar una relación y sobre el cual podem os
influir. De igual m odo, existen divergencias en cuanto a cóm o
los estados ven a las ONGs; no todos están abiertos al
diálogo, y algunos son recelosos, sobre todo de las O N G s
evangélicas, debido a su índole abiertamente cristiana. Incluso
a veces se las ve com o sectas.
La cooperación a un nivel práctico requerirá contacto
permanente con el brazo ejecutivo, ya sea por m edio de los
diferentes ministerios pertinentes a nuestras esferas de trabajo
(salud, educación, servicios sociales o defensa civil), o, en una
esfera inferior, por m edio de sus agencias de extensión a nivel
departamental o municipal. El grado de colaboración con el
Estado dependerá del grado de convergencia entre nuestras
metas y las suyas.
254 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

De acuerdo con nuestra experiencia en Visión Mundial


(VM ), suele darse un grado m ayor de convergencia en un
nivel más local, donde el Estado desempeña un papel más
práctico (técnico) que político. En este nivel, y por razones
similares, es más probable que una O N G ejerza influencia en
el .comportamiento o las actividades del Estado. Las O N G s sí
tienen mucho que ofrecer al Estado, aunque con frecuencia
tengan grandes limitaciones financieras. La gran peculiaridad
de las O N G s es su capacidad de llegar e involucrarse con las
comunidades en la base misma de la sociedad.
Pueden darse varios niveles de involucramiento:

1. Las O N G s pueden coordinar y cooperar respecto a la


provisión de servicios.a comunidades pobres. En efecto, a
m enudo las O N G s ayudan en la implementación de
políticas públicas por m edio de la provisión de servicios y
la movilización de la población. En la reciente sequía en el
noreste de Brasil, p o r ejem plo, V M co op e ró con el
gob iern o del Estado de Alagoas en un proyecto llamado
S.O.S. Sequía, para satisfacer las necesidades de la
población afectada.
2. Las O N G s también pueden ofrecer información precisa a
partir de la cual sea posible elaborar políticas razonables,
debido a su cercanía respecto a la población. Pueden
ofrecer un diagnóstico diferente de los problemas y
situaciones con que se enfrentan las comunidades, y
sugerir o brindar orientaciones alternativas, a partir de su
propia experiencia, para corregir algunos de dichos
problemas y situaciones. V M C olom bia m onitoreó la
situación de las Personas Internamente Desplazadas (P ID )
qu e ingresan en sus áreas de proyectos con la idea de
influir en una respuesta oficial a sus necesidades.
Una r e l a c ió n ^e f ic a z c o n e l Es t a d o 255

3. Las O N G s pueden cumplir con la función vital de ayudar


a llenar el vacío entre el Estado y la población. Pueden
hacerlo en áreas com o ayudar a los pobres a conseguir la
documentación legal, etc., para poder “ disfrutar” de los
beneficios de la ciudadanía (pagos del seguro social,
atención en salud, pensiones, y otros). En Perú, p o r
ejem plo, un paso uital que puede dar V M con el fin de
hacer posible qu e los niños tengan acceso al sistema
p ú blico de educación es conseguir que las autoridades
municipales emitan los certificados de nacimiento
correspondientes.
4. Las ONGs pueden ayudar a desarrollar en las
comunidades una idea adecuada de ciudadanía, creando
conciencia de sus derechos legales y de su derecho a
participar en la toma de decisiones que las afectan (por
m edio del voto en elecciones, etc.). En Guatemala, V M
inscribe sus Programas de Desarrollo de Area co m o
entidades legales (Asociaciones locales de desarrollo) para
así garantizar su participación co m o actores con sus propios
derechos ante el Estado.
5. Las O N G s también pueden involucrarse en la lucha por
asegurar que se respeten los derechos de las personas
(Defensoría Civil). V M Brasil acaba de com enzar una
campaña centrada en el com bate de la violencia doméstica
y la explotación sexual de niños en Minas Gerais. Bajo el
am paro de la campaña Disque Denuncias, el público puede
telefonear ante cualquier necesidad para recibir consejos de
parte de la agencia apropiada.
6. Las O N G s pueden colaborar con el Estado en el diseño de
políticas públicas sobre temas que afectan a los pobres, y
facilitar la participación e insumos de las comunidades, que
a m enudo quedan excluidas de la discusión de los aspectos
256 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

que las afectan. En E l Salvador, V M ha ayudado a las


comunidades a organizarse co m o entidades inscritas,
Organizaciones de Desarrollo Com unal, a su vez
organizadas co m o federación a nivel cantonal para poder
presentar ante las autoridades preocupaciones y/o
demandas conjuntas.
7. Resulta interesante la existencia de situaciones en que las
O N G s también han podido desem peñar un papel de
defensa del Estado. Las Coaliciones Jubileo 2000 son un
muy buen ejem plo de cóm o la sociedad civil puede apoyar
al Estado en contra de injusticias de actores externos. La
sociedad civil sustenta un nivel de legitimidad, por razón de
su naturaleza y de sus características, que no se da en el
Estado, a m enudo asociado con la clase dominante más
que con la población com o un todo. V M Ecuador, p o r
ejem plo, ha estado muy activa en la esfera de la
cancelación de la deuda de su país, y ha venido
defendiéndola en los últimos seis meses p o r medio de una
representante en Europa.

2. No todo es fácil

Las oportunidades para un involucramiento significativo


con el Estado, com o podem os ver, están presentes, pero
también se plantean ciertos retos que deben ponderarse con
cuidado:

1. Ante todo, no siempre se puede confiaren el cumplimiento


por parte del Estado. En un nivel muy básico, el problema
de la burocracia implica que el Estado suele ser mucho
más lento en cumplir con la parte que le corresponde en la
Una r e l a c ió n e f ic a z c o n e l Es t a d o 257

implementación, trátese de la provisión de servicios o de la


simple aprobación de solicitudes para operar. Tam bién se
da la posibilidad de que el Estado no cumpla con su papel
debido a la falta de verdadera voluntad política, a la esca­
sez de fondos, a lo que consideran com o demandas más
urgentes, a la corrupción y así sucesivamente. Depender
del Estado, por tanto, genera frustración, que también
puede contagiar a la O N G si la comunidad pierde interés
por falta de progreso en la satisfacción de sus demandas.
2. Otro peligro consiste en que el Estado utilice a la O N G
para cumplir a largo plazo con el papel que debería llenar
él mismo. En el ambiente actual de presupuestos limitados
del Estado, resulta muy tentador para éste trasladar más y
más la carga de la prom oción del desarrollo al sector
privado. El Estado, sin embargo, debe asumir sus
responsabilidades en cuanto al cuidado del bien común de
sus ciudadanos, y existe el peligro de que la O N G , en su
entusiasmo por desempeñar un papel activo, contribuya a
que el Estado eluda el cumplimiento de su propio deber.
3. En un nivel más profundo, también existe el riesgo real de
que el Estado utilice a la O N G para sus propios fines, fines
que difieren de los acordados con la O N G . El Estado
puede utilizar la credibilidad de la ONG ante las
comunidades para legitimarse a sí mismo a los ojos de un
electorado potencial. (Esto será especialmente intenso en
torno al período electoral, cuando se pueden ganar
fácilmente votos desarrollando una imagen populista
positiva). Sin quererlo, la O N G también puede verse
envuelta en políticas partidistas, perder su imagen
independiente y pagar caro si el partido que ha adoptado
no llega a alcanzar el poder. Incluso, en caso de que lo
alcanzara, podría no corresponderle. La O N G también
258 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

puede verse envuelta en publicidad negativa que ataca al


gobierno de turno si se asocia demasiado estrechamente
con él. (Las acusaciones de cooptación y corrupción serían,
obviam ente, las más perjudiciales.)
4. Cuando el Estado no es legítimo se requiere un grado
todavía m ayor de distanciamiento, de m odo que la O N G
no se vuelva cóm plice de políticas gubernamentales
opresoras o del ap oyo a un régimen que sustenta valores
opuestos a los propios. Entonces, se vuelve muy
importante determinar el nivel en el que nos involucramos
con el Estado. Cuanto más elevada es la jerarquía con la
que tratamos, tanto más probable es que la asociación
resulte tensa. A nivel local, sin embargo, donde es probable
que los representantes del Estado estén menos politizados,
puede darse un nivel m ayor de coincidencia en objetivos
e intenciones, y la cooperación, puede darse, con gran
precaución, en áreas de interés mutuo.

3. Definir algunas normas básicas


de involucramiento

Si com o cristianos estamos de acuerdo en que tenemos


algo que ofrecer, y que en la m ayor parte de los países existe
la posibilidad de involucrarse con el Estado, ¿cóm o debem os
proceder, teniendo presentes los escollos potenciales en el
camino? La experiencia nos dice que se pueden aprender
varias lecciones:

1. Ante todo, debem os definir con claridad y de manera


transparente nuestros propios motivos para involucrarnos
con el Estado. N o deberíam os engañarnos en cuanto a que
\

Una r e l a c ió n e f ic a z c o n e l Es t a d o 259

aquello con lo que nos involucramos no es político: ejercer


una opción evangélica preferencial por los pobres tiene, sin
duda, un aspecto político. Sin embargo, aunque esta
opción sea política, debem os asegurarnos de no
vincularnos con políticas partidistas, sino más bien con una
agenda clara basada de manera exclusiva en nuestro
com prom iso con los pobres y el establecimiento de una
relación transparente con ellos. (C om o lo plantea un colega
de VM Perú: “ Nuestra opción cristiana por los pobres está
por encima de cualquier tipo de interés, sea político,
religioso, racial, etc.” )
2. D ebem os asegurarnos de que guardamos una distancia
adecuada ( “ ser sabios com o serpientes e inocentes com o
palom as” ) y de que somos capaces de mantener la
cooperación en las esferas en que tenemos objetivos en
común, conservando nuestro derecho de manifestar
desaprobación cuando fuere necesario. Las O N G s son
muy importantes para el m onitoreo de programas
gubernamentales e implementación de sus políticas. Al
estar en el lado de la implementación del proceso, las
O N G s están bien ubicadas para verificar los hechos reales
en el terreno y desem peñar un papel eficaz de vigilantes. El
establecimiento de un acuerdo formal con el Estado facilita
una comprensión común de dónde comienza la relación y
d ónde acaba, y en qué consisten las obligaciones de la
cooperación.
3. Debem os reconocer que hay fortaleza en la unidad, y que
nos resultará difícil conseguir un impacto si tratamos de
hacerlo todo solos. C om o O N G s individuales el Estado nos
hace sombra y nos domina. La vieja máxima: “ Divide y
reinarás” sigue siendo usada por los estados cuando
seleccionan con quienes quieren trabajar y con quienes no.
260 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

Una coalición de O N G s o de organizaciones de la sociedad


civil tiene más fuerza y, por tanto, es más probable que
logre influencia.
4. Finalmente, si vam os a comprometernos, necesitamos
tomar en serio el proceso de involucramiento y no asumirlo
a la ligera. Necesitamos tener muy claros los hechos y
desarrollar nuestras destrezas y alianzas, com o, por
ejemplo, el conocim iento del proceso legislativo o los
compromisos sobre Derechos Humanos que el gobierno
haya asumido que nos permitan participar de una manera
informada. Debem os ser pertinentes, no sólo respecto a las
comunidades con las que trabajamos, sino también
respecto al Estado y el cumplimiento de sus obligaciones
de prom oción del bien común.

4. Hacer que el reto llegue a la Iglesia

Más allá del papel de las O N G s evangélicas, se puede


hacer llegar un reto parecido a la Iglesia com o un todo. Las
iglesias son, después de todo, parte genuina de la sociedad
civil y com o tales son también actoras clave en la vida de los
pobres. ¿Son algún tipo peculiar de O NGs? El mismo
crecimiento de la iglesia evangélica en la región legitima cada
vez más la expresión de sus opiniones y la presencia de su
voz. Al igual que otra clase de organizaciones de la sociedad
civil, las iglesias tienen mucho que ofrecer, no sólo a las
comunidades donde están ubicadas, sino también al Estado.
En la misión integral hay un rol diaconal y un rol profético.
La primera parte del reto es acercarse más a las
comunidades y com enzar a involucrarse en asuntos sociales
que afectan a los miembros de la congregación y a la
Una r e l a c ió n e f ic a z c o n e l Es t a d o 261

comunidad com o un todo. Las iglesias pueden involucrarse


activamente en el trabajo de desarrollo social y deberían
hacerlo, ya sea de manera directa, por m edio de su propia
estructura denominacional, o por m edio de O N G s que ya
estén trabajando en sus comunidades. Las iglesias tienen
miembros que poseen destrezas que quizá no existan en las
comunidades, y puede que ellos estén dispuestos a contribuir.
Las iglesias también tienen instalaciones que pueden ponerse
a disposición de la comunidad para ciertos fines, com o el
funcionamiento de una escuela o com o sede para reuniones
comunitarias. ¿Hay acaso instalaciones peor utilizadas que las
evangélicas en el continente? Si usáramos las instalaciones
com o espacio de servicio, podríam oshacer una contribución
significativa a la educación, la salud y la vida familiar de
nuestro continente.
' L a segunda parte"del reto es entrar en la pelea. La Iglesia
sí tiene influencia, y la puede utilizar para influir en políticas
públicas a nivel local o en esferas superiores, por m edio de las
estructuras existentes o incluso de entidades especialmente
constituidas. Las iglesias se pueden involucrar con sus
representantes locales en la Asamblea Legislativa, para abrir
los ojos de la misma a las realidades y necesidades de sus
representados. (H ay que lamentar el fisiologismo y el
clientelismo de algunos representantes evangélicos.) La iglesia
también puede identificar a aliados con quienes trabajar en
una agenda común. Huelga decir que la Iglesia también se
encontrará con escollos parecidos a los m encionados antes,
y, por tanto, hace falta ejercer un cuidado especial.
262 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

5. Conclusión: aceptar el reto

El tiem po es propicio para que la comunidad evangélica,


por m edio de sus O N G s y de sus iglesias, se involucre más
con el Estado para llegar a articular una opción preferencial
por los pobres. D ebem os hacer ondear nuestros colores y
comenzar a participar en los debates que se van produciendo
a nuestro alrededor. C om o comunidad compuesta por una
am algama representativa de la población, tenemos mucho
que contribuir. A l mismo tiempo, tenemos una verdadera
posibilidad de marcar una diferencia significativa. ¿N o nos
debe todavía el gran avivam iento evangélico pentecostal del
continente una contribución social y política significativa?
Si la iglesia evangélica no está dispuesta a aceptar el reto
ahora, y no ocupa su rol correspondiente tanto en la mesa de
discusión com o en la arena de la acción, entonces no podrá
quejarse luego cuando se la excluya. De esta manera
compartirá la responsabilidad por las estructuras de exclusión
que van surgiendo en virtud de haberse quedado callada.
APÉNDICE

Misión integral:
tiempo de acción solidaría
en un contexto de pobreza

D ocum ento fin a l de la Consulta


sobre " M isión integral y pobreza"'

1. Diagnóstico de la realidad
socioeconómica de América Latina

La sociedad contem poránea se esfuerza por crear un orden


social, económ ico y político que supere las carencias de la
m ayoría de-la población mundial en materia de alimentación,
salud, educación, vivienda, recreación, y otras. N o obstante
el nuevo orden económ ico globalizado, visible en un gran
aparato político-tecnológico, el actual estado de cosas impide
la concreción de esa utopía. Se han profundizado y extendido
los límites de la pobreza, y se han generado valores para la

' Publicado en Palabra, Espíritu y Misión: el testimonio evangélico Imcia el tercer


milenio, Documentos de C L A D E IV, Kairós, Buenos Aires, 2001, pp. 33-49.
264 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

implantación de una cultura consumista, hedonista,


estandarizada y materialista en nuestro continente.
La pobreza ha crecido en los últimos años a un ritmo
m ayor que el crecimiento de la población mundial y afecta
igualmente a países de Africa, Asia y América Latina, e
incluye también a los países llamados desarrollados. La
pobreza mina las oportunidades de todos aquellos que
conform am os la sociedad latinoamericana de alcanzar
bienestar, dignidad y realización individual, familiar y
colectiva.

Falsas e x p lica cio n e s de la p o b reza en A m é rica Latina


Para definir las causas de la pobreza se han considerado
diferentes enfoques y explicaciones, algunos de ellos erróneos.
Entre las explicaciones falsas de carácter no económ ico están
las tesis racistas psicosociales. Otros'proponen com o causa la
carencia de recursos naturales del continente, y otros la
escasez de capital monetario y no monetario. Esto último es
desmentido en varios estudios, incluidos los de la C EPAL, que
revelan la extracción de capital de Am érica Latina mediante
el envilecimiento de los precios de las materias primas y el
enfoque obligado de nuestras economías en la división y
especialización del trabajo, conform e al patrón impuesto por
el m ercado internacional.

C a u sa s del e m p o b re cim ie n to de la p o b lació n


según los ap ortes de la c ie n c ia e co n ó m ica
El em pobrecim iento se explica por la estructura del sistema
del m ercado internacional. Desde el mom ento mismo del
descubrimiento, la conquista y la colonización ha continuado
un patrón de succión constante que llega hasta nuestros días.
D o cum ento 265

Este patrón ha dividido la producción entre los proveedores


de riquezas naturales y los procesadores de las mismas, y ha
reservado a los últimos el m onopolio de los precios y las
condiciones del mercado.
Esta situación estructura en cada país un sistema de
relaciones injustas, caracterizado por la presencia de núcleos
poblacionales porcentualmente pequeños (entre un 5% y un
20% ), que administran el trasvase de riquezas hacia los países
procesadores de las riquezas naturales, y una vasta mayoría
poblacional, que constituye hasta un 80% de la población
total, que aporta trabajo o que ni siquiera puede hacerlo. La
primera porción minoritaria no sólo administra los procesos
de trasvase sino también los procesos políticos de conducción
de los países, obteniendo así el beneficio de la riqueza
generada. En contraste, el segundo sector poblacional
m encionado debe sobrevivir con un m áxim o prom edio del
25% del ingreso-riqueza generado anualmente.
A lo anterior debe añadirse la presencia y conformación de
un m onto acumulado de préstamos recibidos por sectores
públicos y privados. Se trata de recursos financieros conocidos
com o la deuda externa y los intereses que ella genera. Esto
representa otra manera de trasvase de riqueza desde los
países de Am érica Latina hacia países prestamistas, que son
los mismos países procesadores de las riquezas naturales.
Esta circunstancia impide la formación de un capital
productivo y limita así la ejecución de proyectos de carácter
social. De esta manera se obliga a la población contenida en
el 80% antes m encionado a un m ayor esfuerzo de trabajo o
a una m enor retribución por el mismo. La deuda externa es,
entonces, impagable.
C om o recomendaciones para salir de estas crisis econó-
mico-sociales los organismos internacionales corporativos han
266 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

propuesto e inducido a las economías latinoamericanas hacia


una m ayor incorporación a los mercados internacionales. Así,
se les ha obligado a diseminar los valores individualistas,
hedonistas y consumistas, y a racionalizar el uso de los
recursos dando privilegio a la formación de capital fijo, que
Utiliza p oco la fuerza de trabajo, además de proveer un bajo
nivel de remuneración.
Estas recomendaciones, aplicadas y obligadas a ligarse a
los proceso de insolvencia de nuestras economías, explica la
tendencia observable del crecimiento de la pobreza en las ya
deprimidas econom ías latinoamericanas. Sin embargo, ya se
observa que también esta tendencia afecta a la acumulación
de riqueza en los países que concentran dicha riqueza.
P or tanto, las utopías de bienestar social para América
Latina deben considerarse agotadas. Esto es reconocido por
los propios organismos multilaterales de financiamiento. Por
lo tanto, la Iglesia tiene hoy un llamado irrenunciable y un
contexto sobre el cual pronunciarse. Debe responder con una
voz profética y un accionar esperanzador y redentor,
p rom oviendo condiciones de vida que permitan la vida plena
para todos los seres humanos.

2. La pobreza en el contexto
teológico latinoamericano

Ante el actual estado de cosas, es obvio que la iglesia en


Am érica Latina no ha internalizado aún su misión de actuar
com o restauradora de la comunidad, com o las circunstancias
lo demandan: muchas veces, en la medida que su feligresía,
aumenta, ha ignorado los contextos proporcionalmente
crecientes de pobreza.
Do cum ento 2 67

P or todo esto, se hace necesario hoy analizar y retomar la


enseñanza de las Escrituras. Tanto el Antiguo com o el N u evo
Testamento registran principios muy claros que condenan a
quienes son responsables de injusticia (véanse los libros de
Am os, Miqueas, Isaías y Jeremías).
El ejem plo de Jesús nos invita a seguir una cosmovisión
redentora, a partir de la creación, la caída y la intromisión del
pecado en la historia, con el consiguiente deterioro de la
naturaleza humana y de la creación. Este deterioro, junto con
la subversión de los valores, principios, leyes, ordenanzas y
estatutos divinos, explica la génesis de las carencias humanas
y de la pobreza.
En la Biblia se identifica a la injusticia y a la pereza com o
los orígenes de la pobreza. Ello, a la vez, plantea soluciones
desde la Iglesia com o agente de transformación y restauración
social.
La Iglesia es llamada, en sus variadas relaciones sociales,
a avanzar en la restauración de la imagen de Dios en los seres
humanos, con énfasis especial en los pobres, aquellos que son
el prototipo de los signos que evidencian la presencia del anti-
Reino en m edio de nosotros. Es tarea de la Iglesia prom over
la vida plena, lo que entre otras cosas implica la erradicación
de la pobreza.

El R eino de D io s y la Iglesia
El Reino de Dios es el gobierno soberano de Dios sobre la
creación. Es el propósito de Dios que abarca la totalidad de
la vida humana y la totalidad de la creación. Dios, com o Rey
y Señor, quiere restaurar las diferentes relaciones entre Dios,
los seres humanos y la comunidad/creación, por m edio de la
instauración del shalom: la plenitud y la abundancia de vida
en sus expresiones físicas, emocionales, espirituales, políticas,
268 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

económicas y sociales, todas ellas absolutamente contrarias a


la pobreza.
El Reino de Dios tiene una dimensión histórica específica
que se consuma parcialmente en el presente y culmina con la
segunda venida de Cristo. El Reino es, en esencia, una
intervención divina y humana en la historia, que se expresa
en una comunidad de fe, esperanza, am or y servicio. Una
comunidad que celebra los actos transformadores de Dios en
m edio y por m edio nuestro en un contexto histórico y
sociocultural específico.
Cristo es el Señor de la totalidad de la vida y la Iglesia es la
expresión práctica y concreta de esa vida. Así lo expresa la
Iglesia cuando encarna en su vivencia los valores del Reino:
justicia, paz, am or y verdad en su experiencia social y
comunitaria.

3. Visión de una Iglesia transformadora

Visualizamos la posibilidad de que nuestras comunidades


sean transformadas en una Iglesia que tenga una vivencia del
Evangelio según los valores del Reino, que ejerza
intencionalmente la tarea de reconciliar al ser humano con
Dios y con la totalidad de la creación. Anhelamos una Iglesia
insertada, encarnada y com prom etida con la comunidad, que
sea un centro de consolación, transformación y restauración:
una comunidad de la esperanza y para la esperanza.
Creem os que la Iglesia transforma el mundo según el
propósito de Dios a través de lo que ella es, hace y dice en su
interacción con la sociedad.
D ocum ento 269

Lo que la Iglesia es
La Iglesia es una comunidad de personas unidas y
apartadas por Cristo y para Cristo, que han sido redimidas
por m edio de la gracia y el sacrificio de Cristo, y que han sido
restauradas por su obra transformadora en el acto de la
conversión y por la vida en el Espíritu Santo. Esto establece
a la Iglesia com o cuerpo visible de Cristo y pueblo de Dios,
cuya tarea es traer salvación, sanidad, cambio y restauración
al mundo. La Iglesia es la esperanza en Dios para ese mundo.
Igualmente, la Iglesia es un grupo de personas
comprometidas en obediencia con los principios, la ética, los
valores y la doctrina de Cristo, de tal manera que su estilo de
vida debe reflejar la justicia, la paz, el am or y la verdad para
la extensión del Reino. Es una comunidad que promueve,
acepta y genera la inclusión y la diversidad. La Iglesia es un
sacerdocio de todos los creyentes: todos y cada uno son parte,
todos son convocados para colaborar en la misión conforme
a los carismas que Dios reparte conform e a su gracia. La
Iglesia es el agente prom otor del Reino, instrumento de Dios
para cumplir con su propósito. Es una comunidad
cristocéntrica, que responde al llamado de Dios en el contexto
de la sociedad para transformar esa sociedad.

Lo que la Iglesia dice


La Iglesia es portadora del mensaje de reconciliación que
encontramos en la Palabra de Dios. Este mensaje expresa que
el Padre quiere restaurar toda la creación en Cristo. El quiere
devolver la armonía a las relaciones de los seres humanos con
Dios, consigo mismos, con su prójimo y con la creación. La
Iglesia proclama el Evangelio salvífico de am or y perdón. La
Iglesia tiene un mensaje pertinente para las realidades
270 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

latinoamericanas contemporáneas. Nuestro mensaje debe ser


cada vez más claro, concreto, práctico y sincero. Lo que la
Iglesia dice siempre debe concretarse en hechos compasivos
y justos.
La Iglesia está llamada a ser la voz de denuncia del pecado
social y el anuncio de propuestas de liberación de ese pecado.
La voz de Dios en la Iglesia debe hacerse carne en la vivencia
cotidiana de todo su pueblo.

Lo que la Iglesia hace


La Iglesia está llamada a cumplir con su misión de una
manera integral. Eso implica la restauración de toda la
creación en Cristo y para Cristo, en cada contexto
sociocultural e histórico, de tal manera que todas las áreas de
la vida se transformen positivamente, sin excepciones. “ La
misión se orienta a la satisfacción de las necesidades básicas
del ser humano incluyendo la necesidad de Dios, pero
también la necesidad de techo, alimento, abrigo, salud física
y mental, y sentido de dignidad humana” .
Creem os que la Iglesia, para cumplir con su misión
integralmente, debe desem peñar su rol de predicar las Buenas
Nuevas de salvación en Jesucristo (evangelización). Debe
prom over un discipulado que permita la formación del
carácter de Cristo en cada creyente (enseñanza). Debe ser una
com unidad de adoración y alabanza a Dios (liturgia), de
solidaridad y compartimiento (comunión). Debe servir a las
necesidades integrales de hombres y mujeres (servicio),
denunciar el pecado, anunciar el perdón y señalar el camino
de la verdad (tarea profética).
El cumplimiento de esa misión debe ser el estilo normal de
vida de todos aquellos que han nacido de nuevo. Esto les
permitirá crecer y ser transformados en todo, según la
Do cum ento 271

dirección y el orden de Dios, hasta alcanzar la vida plena en


sus contextos específicos. Las m etodologías usadas en el
Reino de Dios son la proclamación verbal, la acción
compasiva, la cooperación justa y la solidaridad.
O bedecer este mandato misional implica ser críticos,
reflexivos y prácticos en el uso de todos los dones y talentos
que Dios ha dado a su Iglesia.

4. Relación entre la Iglesia


y las organizaciones paraeclesiales

Ante el avance acelerado de la pobreza en América Latina,


las O N G s cristianas y las iglesias deben trabajar juntas para
contribuir al desarrollo de la sociedad en nuestros pueblos.
Estas deben complementarse en todas las acciones. Las O N Gs
cristianas deberían estar conformadas por hombres y mujeres
com prometidas en el servicio del Reino y la iglesia local. La
com petencia entre las O N G s y las iglesias locales llevaría a las
primeras a caer en el secularismo. Si se unen los esfuerzos se
podría alcanzar a miles de personas para el Reino de Dios.
Tanto las O N G s com o las iglesias locales deben tener una
visión clara de su respectivo papel; en caso contrario,
trabajarán en vano y desperdiciarán muchos recursos.

La realid ad de las O N G s cristian as


Ante el fenóm eno de desarrollo del llamado Tercer Sector,
integrado por diferentes organizaciones de la sociedad civil
que han surgido para responder a las necesidades humanas
no cubiertas por el Estado y la empresa privada, creemos que
272 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

la Iglesia debe participar proactivamente mediante una


influencia en su acción.
R econocem os el lugar que ocupan las O N G s cristianas en
el escenario social latinoamericano y la importancia de su
gestión en la prom oción de mejores condiciones de vida para
los habitantes. Su trabajo ha crecido en visibilidad pública y
en participación. P or lo tanto, es necesario coordinar
esfuerzos y cooperar en conjunto para aprender unos de
otros. Además, es necesario mejorar y ampliar la efectividad
de los trabajos para combatir la pobreza y para adquirir
m ayor representatividad comunitaria.
Con todo, es necesario formar redes, foros temáticos y
estrategias comunes donde las O N G s y las iglesias se
com plem enten y, en consecuencia, ejecuten objetivos
comunes para bien del prójimo. Creemos que las O NGs
cristianas, com o organismos de servicio especializado, deben
estar al servicio del cuerpo de Cristo y trabajar en el nombre
de Cristo para ser un puente entre los incluidos, los excluidos
y los “ dejados de lad o” . N o deben pretender que tienen un
ministerio integral sin una coordinación con la iglesia local.
Las desafiamos a trabajar sin competir, prom over la
complementariedad y recordar que somos un solo cuerpo:

P o r su a cció n to d o el c u e rp o crece y se ed ifica en am or,


so sten id o y aju stad o p o r to d o s los liga m en tos, según la
a ctivid a d p ro p ia d e c a d a m ie m b ro (E f 4 .1 6 ).

Confesam os que las O N G s cristianas y las iglesias locales


muchas veces en su accionar han pecado de arrogantes,
ambiciosas, egoístas e injustas. En muchas oportunidades'han
visto en el dinero la única solución a los males humanos.
Muchas organizaciones se han secularizado y han puesto a un
lado los valores del Reino en la prom oción de la transforma­
Do cum ento 273

ción humana. Sin embargo, han existido congregaciones y


organizaciones fieles al llamado de Dios, que se han insertado
en la comunidad y han trabajado de manera coordinada,
respetando sus respectivos espacios y misión.
Hacem os un llamado a prom over las relaciones justas con
aquellos a los que pretendemos servir. Para ello es necesario
evitar ser paternalistas o impositivos y forzar a las personas a
aceptar condiciones morales, políticas o religiosas a cambio
del servicio que se les presta, o provocar su dependencia de
nosotros. H ay que recordar que el Evangelio de Cristo trae,
precisamente, libertad.
Las difíciles condiciones latinoamericanas nos obligan a
ejercer el ministerio con un profesionalismo cristocéntrico y
con pasión por hacer las cosas para los demás con excelencia.

Propuestas
Ante los desafíos m encionados, las congregaciones locales
y las O N G s necesitan considerar los siguientes puntos:
— Recuperar el concepto bíblico-teológico de la misión
integral.
— Asumir su papel com o un estilo de vida consecuente con
los valores del Reino.
— Establecer un com promiso ético cristiano en las
relaciones de trabajo.
— Com prom eterse con el profesionalismo y la capacitación.
— P rom over la cooperación mutua entre iglesias locales y/o
nacionales y las ONGs. Las O N G s deben ser instrumentos de
ap oyo y fortalecimiento del trabajo de la Iglesia para el
cumplimiento de su misión.
— Intentar suplir las necesidades que no son atendidas ni
por la Iglesia ni por el mercado.
274 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

— Pensar, discutir y trazar estrategias para la formación de


líderes que desarrollen su ministerio en las iglesias.
— Definir los parámetros de relación, coordinación e
interacción entre la iglesia local y las diferentes expresiones de
organización paraeclesial. Esto es algo importante que debe
resolverse urgentemente.
Las O N G s deben tener paciencia para no atropellar a las
congregaciones locales, y humildad para cooperar con ellas
com o “ iguales” en el proceso de relación mutua.

Propuestas para la iglesia local


— La iglesia es la responsable de la misión, pero debe abrir
espacios para la colaboración con las ONGs.
— La iglesia está llamada a asumir una función pastoral
para con las O N G s cristianas.
— La iglesia debe velar por predicar y vivir un Evangelio
que no sea místico ni religioso, sino que parta de las
necesidades de las personas.
— La iglesia debe establecer elementos estructurales
internos que le permitan una adecuada coordinación con las
ONGs.
Observam os que muchos de los conflictos que se dan entre
las O N G s y las iglesias locales obedecen a su falta de
encarnación y visión para generar influencia en las
instituciones comunitarias, a su espiritualismo y aislamiento,
y a la carencia de una voz profética que no sólo anuncie el
pecado social, sino también proponga alternativas de solución
para los problemas cotidianos.
En este sentido, deben considerarse también los estilos de
liderazgo eclesial caudillistas, la rivalidad entre congregaciones
y su descoordinación en las respuestas, la falta de consensos
Docum ento 2 75

y la falta de ejercicio del papel docente de la iglesia en el seno


de la comunidad.
Creem os en la importancia de las relaciones armónicas
entre ambas entidades, caracterizadas por la interdepen­
dencia, la complementariedad, el establecimiento de códigos
éticos de trabajo, la transparencia, la eficiencia, el respeto a la
identidad y el reconocim iento de los ámbitos de trabajo de
cada uno. Las O N G s no pueden separarse del hacer de la
iglesia ni en lo que son, ni en lo que dicen, ni en lo que
hacen. La iglesia es un agente consciente de lo que Dios
quiere hacer.

5. Estrategias de trabajo para el futuro

Deseamos prom over la movilización de la Iglesia en


Am érica Latina al cumplimiento de su misión integral en este
m om ento histórico y contextual. Para ello creemos necesario
desarrollar algunas estrategias que, de manera inclusiva y
participativa, reúnan los esfuerzos y aportes de las diferentes
expresiones del pueblo de Dios.
Ante estas circunstancias sugerimos algunas de las posibles
estrategias:

La prom oción de la unidad de la Iglesia


Ningún esfuerzo orientado a transformar la sociedad será
suficientemente impactante si no está perm eado por la unidad
de la Iglesia. La prom oción de la unidad del cuerpo de Cristo
es hoy una tarea urgente. Esa tarea implica la prom oción de
la unidad de lenguajes y concepciones, unidad de acciones,
unidad de estrategias y metodologías, y unidad de los
recursos. D ebem os gestar la unidad en la diversidad.
276 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

El conocim iento de la realidad


Para responder certeramente a las demandas comunitarias
y ejercer un ministerio que prom ueva cambios integrales, las
iglesias locales necesitan hacer un diagnóstico completo de su
realidad. Este debe incluir su concepto del señorío de Cristo
y del Reino de Dios, su nivel de compromiso con la
comunidad eclesial y social, su concepto de misión e
identidad cristiana, y su expectativa de labor pastoral con las
necesidades y problemáticas concretas de su entorno. La
construcción de relaciones personales, la investigación, la
recopilación de datos y el conocimiento de los agentes
sociales involucrados son piezas indispensables de la
movilización para el cam bio social.

La reflexión sobre gestión eclesial


Las congregaciones necesitan definir su concepto y práctica
de la misión basándose en esfuerzos locales de reflexión.
Deben establecer sus prioridades, identificar sus dones y
recursos, y definir pautas de administración y planificación.
De todos m odos, es importante diseñar m étodos de
seguimiento y evaluación de su trabajo. Las iglesias locales
necesitan adecuar sus estructuras organizativas a las
necesidades de su contexto social.

La difusión de modelos de trabajo


En la búsqueda de maneras efectivas de hacer misión es
necesario documentar y difundir m odelos de misión integral
que inspiren la transform ación comunitaria y el
involucramiento constante de más congregaciones en el
proceso. Esto puede hacerse mediante la creación de
directorios latinoamericanos temáticos que incluyan personas.
Docum ento 277

congregaciones y organizaciones dedicadas a la tarea de la


misión integral; la publicación de boletines informativos para
motivar, conscientizar, informar y animar a la misión integral;
la formación de mecanismos de convocatoria para realizar
actividades conjuntas, ya sean de trabajo, pronunciamiento o
formación; la utilización de los medios masivos de
comunicación e Internet.

El establecim iento de m ecanism os de com unicación


En la prom oción de la misión integral es necesario
establecer puentes efectivos, masivos y funcionales que
fortalezcan las relaciones y el intercambio de recursos. Esto se
puede lograr creando foros de diálogo alrededor de la
temática de la misión integral (foros electrónicos, núcleos de
reflexión, etc.) o estableciendo mecanismos de comunicación
local, regional, nacional y continental, que colaboren con la
movilización de la Iglesia.

El intercam bio de recursos


Uno de los principios de la misión integral es el concepto
de “ compartir” para fortalecerse y crecer. Por ello, es necesa­
rio identificar qué necesidades hay en materia de recursos
para el desarrollo, implementación y fortalecimiento de la
misión. Esto se puede realizar prom oviendo visitas educativas
de intercambio entre ministerios que realizan alguna labor que
m odele el trabajo en el continente. Es imprescindible facilitar
el intercambio de recursos humanos, materiales, información,
conocimientos, contactos, que colaboren con el trabajo de los
diferentes ministerios e iglesias locales.
278 M is ió n in t e g r a l y p o b r e z a

Programas de capacitación
Estimular el trabajo en la misión integral implica prepara­
ción para la tarea. Por ello, es necesario dar prioridad a la
capacitación sobre misión integral en el continente. Se deben
identificar los recursos humanos disponibles para el programa
de capacitación; implementar programas sistemáticos de
formación sobre el tema; desarrollar eventos de capacitación
local, regional, nacional y continental; permear a las
instituciones de formación teológica de América Latina con el
tema de la misión integral. Habrá misión integral cuando cada
uno de nosotros sea un “ misionero integral” .

Producción de m aterial educativo


C om o com plem ento de la capacitación es necesario apoyar
la producción, publicación y distribución de materiales
educativos, con perspectivas integrales, sobre temáticas tales
com o familia, discipulado, evangelización, acción social,
liturgia, organización política, justicia y derechos humanos,
niños en riesgo, personas con discapacidades, economía,
protección del m edio ambiente, ética cristiana, comunión
cristiana, y otros.

Redes de trabajo
Las diferentes necesidades y oportunidades que plantea la
realidad latinoamericana abren posibilidades a mecanismos
organizativos flexibles, com o las redes de trabajo. Estos deben
permitir la interacción, la coordinación, el intercambio y el
trabajo conjunto en la resolución de problemas y necesidades,
así com o la prom oción de la unidad y el surgimiento de voces
proféticas de denuncia mancomunadas, que anuncien
propuestas desde la perspectiva de nuestra fe.
D ocum ento 279

Provisión de servicios com unitarios


Creem os que “ una iglesia que no sirve, no sirve para
nada” . Por tanto, la Iglesia en Am érica Latina debe abrir
opciones comunitarias de respuesta a cada necesidad humana
en el contexto en que se inserta. La creatividad y flexibilidad
de las estructuras y la calidad de los servicios es una clave a
prom over. La gam a de los mismos puede cubrir áreas tales
com o salud, educación, legales, crédito, consultoría técnica,
vivienda, denuncia y protección de derechos, becas,
generación de ingreso y empleo, emergencias, rehabilitación,
y otros. Es necesaria la colaboración a nivel continental entre
iglesias locales y O N G s cristianas, para estimularnos a
responder efectivamente.
Concluimos recordando lo dicho en el Pacto de Lausana:
“ Si la salvación que decim os tener no transforma la totalidad
de nuestras responsabilidades individuales y sociales, no es la
salvación de D ios” .
Este libro se terminó de imprimir
en julio de 2001 en los talleres de

U\ B U E N A SEM ILLA
Carrera 31 N o. 64 A-34
Santafe de Bogotá, D.E.

Colom bia
Tirada: 2500 ejemplares

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