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Serie: TEOLOGIA

La Palabra
Interpretada
Reflexiones sobre
Hermenéutica Contextual

C. RENE PADILLA

innn ^ Asociación de Grupos


Evangélicos
~ Universitarios del Perú

AGEUP
la Palabra
Interpretada
Reflexiones sobre
Hermenéutica Contextual

C . René Padilla
La AGEUP es una expresión histórica de la Iglesia que busca
extender el Evangelio del Reino de Dios en las universidades y de­
más centros de estudios superiores del Perú.

A so cia ció n de G ru p o s E v a n g é lico s U n iv e rsita rio s d e l P e rú


Av. 28 de Julio 3 1 4 G Jesús María.
Apartado 3877 Lima 100 Perú. Teléf. 24 45 67
O René Padilla
Edición 1,000 ejemplares
Lima, noviembre de 1989
Derechos Reservados
LA PALABRA
INTERPRETADA

REFLEXIONES SOBRE
HERMENEUTICA
CONTEXTUAL

La Palabra de Dios fue dada a fin de conformar la


vida del pueblo de Dios a la voluntad de Dios. Entre la
palabra escrita y su apropiación por parte de los
creyentes está el proceso de interpretación: la herme­
néutica. Para todos nosotros, el proceso de llegar al sig­
nificado de la Escritura no es condicionado en alto grado
únicamente por lo que somos como individuos sino tam­
bién por las varias fuerzas sociales, los patrones e
ideales de nuestra cultura particular y nuestra situación
histórica particular. (En esta ponencia se usa la palabra
"cultura" con un sentido global para incluir no sólo las
habilidades técnicas, el estilo de vida, las actitudes y
los valores de la gente, sino también sus maneras de

3
pensar, procesos cognoscitivos y modos de aprendizaje,
todo lo cual en el análisis final expresa un compromiso
religioso).
Uno de los acercamientos más comunes a la interpre­
tación de las Escrituras es el que podría llamarse intui­
tivo. Este acercamiento, con su énfasis en la aplicación
personal inmediata, se encuentra en muchos de los comen­
tarios bíblicos del pasado, en la predicación popular y en
la literatura devocional.

En contraste con el intuitivo, el acercamiento científico


hace uso de las herramientas de la crítica literaria, los
estudios históricos y antropológicos, la lingüistica, etc.
Lo adoptan los eruditos bíblicos, en su mayoría, y otros
cristianos interesados en el estudio bíblico serio. Pone
énfasis en la necesidad de entender el contexto original.
Pero (como en el caso del acercamiento intuitivo) puede
ser insensible a los factores sociales, económicos y po­
líticos contemporáneos y a las fuerzas culturales que afec­
tan el proceso interpretativo.
Un tercer acercamiento es el contextual. Combina las
ventajas de los otros dos métodos y reconoce tanto el
papel que desempeña el mundo antiguo en relación al
texto original como el papel que juega el mundo actual al
condicionar la manera en que los lectores contemporáneos
han de ''escuchar" y entender el texto.

La Palabra de Dios se originó en un contexto histórico


particular: el mundo hebreo y greco-romano. De hecho,
la Palabra sólo puede entenderse y apropiarse cuando se
hace "carne" en una situación histórica específica con to­
das sus formas culturales particulares. El desafío de la
hermenéutica es transportar el mensaje desde su contexto
histórico original al contexto de los lectores contemporá­
neos a fin de producir en éstos el mismo impacto que
produjo en los oyentes o lectores originales.

4
Así, pues, la hermenéutica y el contexto histórico están
fuertemente vinculados entre sí. Sin una clara conciencia
de los factores históricos la fe de los oyentes del Evan­
gelio tenderá a degenerar en un "cristianismo-cultura”
sujeto a fuerzas culturales más bien que al Dios viviente.
La confusión del Evangelio con un "cristianismo-cultura"
ha sido frecuente en la labor misionera con base en el
mundo occidental y es uno de los mayores problemas que
hoy afectan a la iglesia alrededor del mundo. La solución
sólo puede darse mediante un reconocimiento del papel'
que el contexto histórico juega tanto en el comprensión
como en la comunicación del mensaje bíblico.

LA HERMENEUTICA
TRADICIONAL
El presupuesto del acercamiento intuitivo es que la situa-,
ción del lector contemporáneo coincide en gran medida
con la situación presentada por el texto original. Se
concibe el proceso interpretativo como algo directo, sin
mayores problemas (figura 1).

mensaje mensaje
bíblico
original

Figura 1

s
Este acercamiento destaca tres elementos esenciales
para una buena hermenéutica.

En primer lugar, da por sentado que las Escrituras son


para gente ordinaria, no para teólogos exclusivamente.
(¿No fue el descubrimiento de esta verdad la que movió a
los Reformadores a traducir y circular la Biblia en el
idioma del pueblo?).

En segundo lugar, exalta el papel del Espíritu Santo y


de su iluminación que hace posible la comprensión del
texto.

En tercer lugar, enfatiza que el propósito de las Escri­


turas no es meramente conducir al lector a un entendimien­
to intelectual de la verdad sino llamarlo a un someti­
miento consciente a la Palabra de Dios que habla en las
Escrituras.

Estos elementos son de particular importancia en un


tiempo en que, como protesta Rober J. Blaikie, "La gente
ordinaria sólo puede recibir la verdad de la Palabra de
Dios en la Biblia cuando es mediada por el erudito sacer­
docio de los críticos bíblicos" (Secular Christianity and
the God Who Acts, Hodder and Stoughton, p. 27).

Por otra parte, el acercamiento intuitivo fácilmente


puede caer en alegorizaciones en las cuales se pierde el
sentido original del texto. Alguien ha dicho que la ale­
goría es hija de la piedad. Las fantásticas interpreta­
ciones de teólogos tan ilustres como Orígenes y Agustín,
Lutero y Calvino, son ejemplos más o menos sofisticados
de este acercamiento a la Biblia inspirado por la piedad.
La pregunta que hay que hacerle a este acercamiento es si
¿la apropiación del mensaje bíblico es posible sin hacer

I
violencia al texto?.

El acercamiento científico también tiene sus méritos y


sus defectos. Cualquiera que tenga un entendimiento su­
perficial del papel de la historia en relación con la re­
velación bíblica apreciará la importancia de los estudios
históricos y lingüísticos para la interpretación de las
Escrituras. El material bruto de la teología no son concep­
tos abstractos, eternos, que se puedan extraer simple y lla­
namente de la Biblia, sino más bien un mensaje inserto en
eventos históricos y en el trasfondo histórico y lin­
güístico de los autores bíblicos. Una de las tareas básicas
de la hermenéutica, consecuentemente, es la de construir
un puente entre los lectores u oyentes contemporáneos y
los autores bíblicos por medio del método histórico. Así
se puede reconstruir la "Sitz in Leben" ("situación de vi­
da") de los autores bíblicos, y entonces los intérpretes,
por medio de la exégesis gramático-histórica, pueden ex­
traer los elementos universales normativos (aunque no
exhaustivo) que el antiguo texto comunica. La figura 2
representa este proceso interpretativo.

mensaje
mensaje bíblico
bíblico hoy
original

contexto
original

Figura 2

?
Este acercamiento destaca la naturaleza histórica de
la revelación bíblica. En cierto modo, agranda el abismo
entre la Biblia y los lectores u oyentes modernos. Sin
embargo, al hacerlo da testimonio del hecho de que la
Palabra de Dios hoy tiene que ver con la Palabra de Dios
que fue hablada en tiempos antiguos por los profetas. A
menos que los intérpretes modernos permitan al texto
hablar desde su situación original, no tienen base para
mantener que su mensaje guarda continuidad con el men­
saje registrado en las Escrituras.

El problema del método científico es, en primer lugar,


que da por sentado que la tarea hermenéutica puede li­
mitarse a definir el significado original del texto, y deja
para otros la tarea de la actualización. En segundo lugar,
supone que los intérpretes pueden lograr una "objetivi­
dad" que no es ni posible ni deseable. No es posible ya que
los intérpretes contemporáneos están marcados por su
propio tiempo y situación tanto como el texto antiguo por
los suyos; por lo tanto inevitablemente se acercan al texto
con presupuestos condicionados históricamente que colo­
rean su exégesis. No es deseable, ya que sólo se puede en­
tender la Biblia cuando se la lee en actitud de compro­
miso y se le permite que hable a la situación concreta. En
último análisis, si el texto escrito en el pasado no hace
impacto en el presente, entonces no ha sido comprendido.

I
EL ACERCAMIENTO
CONTEXTUAL Y EL
CIRCULO
HERMENEUTICO
¿Cómo se puede cruzar el abismo entre el pasado y el
presente? La respuesta está en el acercamiento contextual
que combina elementos derivados de la hermenéutica
clásica y elementos derivados del debate hermenéutico
contemporáneo.

En el acercamiento contextual se pone énfasis tanto en


el antiguo texto como en el contexto del lector moderno
(figura 3).

mensaje mensaje
bíblico bíblico
origin
al

contexto
original contemporáneo

Figura 3
La presente figura destaca la importancia de la cultu­
ra tanto para el mensaje bíblico en el contexto original
como para la interpretación en el contexto actual. En
otras palabras, muestra que no hay mensaje bíblico se­
parado de un contexto cultural particular.

Sin embargo, en contraste con el diagrama, el proceso


interpretativo no es un proceso en una sola dirección, ya
que cuando los intérpretes se acercan a un texto bíblico
particular, sólo pueden hacerlo desde su propia perspec­
tiva. Esto da lugar a un proceso complejo, dinámico, que
sigue una doble dirección y puede describirse como un
"círculo hermenéutico". En éste, los intérpretes y el texto
entran en diálogo y se condicionan mùtuamente. Enten­
deremos la dinámica del proceso más claramente después
de analizar brevemente los cuatro elementos del círculo:
1) La situación histórica del intérprete; 2) la cosmovisión
del intérprete; 3) las Escrituras, y 4) la teología.

1. La situación histórica del intérprete. Los lectores u


oyentes de las Escituras no viven en el vacío, sino en si­
tuaciones históricas particulares, en culturas específicas.
De éstas derivan no sólo su lenguaje sino también su
manera de pensar y actuar, sus métodos de aprendizaje,
sus reacciones emocionales, sus valores, intereses y metas.
Si la Palabra de Dios ha de llegarles, tiene que llegarles
en términos de su propia cultura o no les llega. Esto es
claro en base a la Encamación misma.
Dios no se reveló a gritos desde el cielo sino que habló
dentro de una situación histórica concreta: se hizo pre­
sente como hombre en medio de los hombres, en Jesús, un
judío del primer siglo. Lo cual muestra inequívocamente
la intención de Dios de dar a conocer su Palabra desde
dentro de una situación específica.
Ninguna cultura en su totalidad refleja el propósito de
Dios: en todas las culturas hay elementos que conspiran


contra la comprensión de la Palabra de Dios. Si se re­
conoce esto, se sigue que toda inspiración está sujeta a
corrección y afinación: siempre es necesario cuidarse del
sincretismo, es decir, de la distorsión cultural de la
Palabra de Dios. El sincretismo ocurre cuando hay una
acomodación del Evangelio a las premisas o valores pre­
val en tes culturales incongruentes con el mensaje bíblico.
Por otra parte, toda cultura posee elementos positivos,
favorables a la comprensión del Evangelio. Esto hace
posible cierto acercamiento a las Escrituras que saca a luz
ciertos aspectos del mensaje que en otras culturas perma­
necen menos visibles o aún ocultos. Las mismas diferen­
cias culturales que estorban la comunicación intercultural
resultan ser una ventaja en cuanto a la comprensión de la
multiforme sabiduría de Dios ya que sirven como canales
de ciertos aspectos de la Palabra de Dios que pueden ser
mejor apreciados desde un contexto particular.

Entonces la tarea hermenéutica requiere una compren­


sión de la situación concreta así como de las Escrituras.
No hay transposición del mensaje bíblico posible a menos
que los intérpretes estén familiarizados con el marco de
referencia dentro del cual el mensaje ha de cobrar signi­
ficado. Consecuentemente, hay lugar para las ciencias
auxiliares como la sociología y la antropología que faci­
litan a los intérpretes una definición más precisa de los
horizontes de su situación, así como la lingüistica, la
literatura y la historia pueden ayudarles en su estudio
del texto de su contexto original.

2. La cosmovisión del intérprete. Los intérpretes tienden


a acercarse a las Escrituras desde su propia perspectiva.
Tiene su propia cosmovisión, su propia manera de enten­
der la realidad. Esto les impone ciertas limitaciones
pero también les capacita para ver la realidad como un
todo coherente. Estén o no conscientes de ello, esta cosmo-

11
visión, cuya determinación es religiosa, está por detrás
de todas sus actividades y colorea su comprensión de la
realidad de manera definitiva. Podemos afirmar que
cada interpretación del texto supone una cosmovisión.
La teología occidental ha estado generalmente incons­
ciente de la manera en que ha sido afectado por la
cosmovisión materialista y mecanicista. Es sólo natural,
por ejemplo, que quienes aceptan la visión "científica"
moderna -que supone un universo cerrado donde todo pue­
de explicarse en base a causas naturales- tengan dificul­
tad en aceptar la Biblia cuando ésta se refiere al mundo
espiritual o a los milagros. Así pues, la teología occiden­
tal necesita mucho el correctivo provisto por las Escritu­
ras en su énfasis sobre un Creador personal que actúa con
un propósito en la historia y a través de ella; sobre la
creación como totalmente dependiente de Dios; sobre el
hombre como la "imagen de Dios", afectado por el peca­
do y la redención. Estos elementos son la sustancia de la
cosmovisión bíblica aparte de la cual no puede haber una
comprensión adecuada ni de la realidad ni de las
Escrituras.

lis probable que lo que impide a los occidentales entrar


en "el extraño mundo de la Biblia" no sea la cosmovisión
obsoleta de ésta sino su propia suposición secularista, sin
fundamento, en cuanto a los poderes de la razón.

3. Las Escrituras. La hermenéutica tiene que ver con el


diálogo entre las Escrituras y el contexto histórico con­
temporáneo.
Su propósito es trasponer el mensaje bíblico desde su con­
texto original a una situación histórica contemporánea.
Su presupuesto básico es que el Dios que habló en el pa­
sado y cuya Palabra ha sido registrada en la Biblia con­
tinúa hablando hoy en día a través de la Escritura a toda
la humanidad.

12
Aunque la iluminación del Espíritu es indispensable en
el proceso interpretativo, desde cierto punto de vista la
Biblia debe leerse "como cualquier libro". En otras pala­
bras, los intérpretes tienen que tomar en serio que están
ante un texto antiguo con sus propios horizontes histó­
ricos. Su tarea es dejar que el texto hable, sea que estén de
acuerdo con él o no, y esto exige que entiendan lo que el
texto significó en su situación original. En palabras de
James Smart:

'Toda interpretación del texto debe ante todo


oir el texto exactamente con el mismo matiz
de significado que tuvo cuando se pronunció o
escribió originalmente. En primer lugar se
debe dar a las palabras el sentido distintivo
que les dio su autor, leyéndolas en el contexto
de otras palabras. Luego cada palabra debe
ser estudiada en el contexto del tiempo a fin
de determinar... el significado que tuvo para
quienes la escucharon inicialmente... El tras-
fondo religioso, cultural y social es de mayor
importancia para penetrar a la mente del
autor por medio de las palabras...
La omisión de estas disciplinas es una señal
de falta de respeto no sólo para con el texto y
el autor sino para con la materia de que tra­
ta".
(The Interpretation of Scripture, SCM, p. 33).

Se ha argumentado, sin embargo, que el acercamiento


descrito en esta cita, conocido como el método gramá-
tico-histórico, es típicamente occidental y, consecuente­
mente, no aplicable a las culturas no-occidentales. ¿Qué
podemos decir en cuanto a esto?.
En primer lugar, ningún intérprete, sea cual sea su cul­

is
tu ra, está en libertad de h acer que el texto diga lo que él
q u iere que diga. Su tarea es d ejar q u e el texto hable p or su
cu en ta y con ese p rop ósito tiene qu e b re g a r con el texto
in evitab lem en te p o r m ed io del co n te x to literario, la g ra ­
m ática, la historia, etc.

En segundo lugar, la teología occidental no se ha ca ra c­


terizado precisamente por un acercamiento gramáti­
co-histórico consecuente a fin de dejar que la Biblia
hable. El factor dominante más bien ha sido un acerca­
miento dogmático, mediante el cual varios sistemas teo­
lógicos competitivos han enmudecido a las Escrituras. La
conceptualización abstracta modelada en la filosofía
griega ha acompañado las alegorizaciones y tipologías.
Aun ha habido teólogos sofisticados que, perdiendo de
vista la naturaleza histórica de la revelación, han pro­
ducido ejercicios literarios o históricos caprichosos.
En tercer lugar, hay quienes mantienen que el uso que el
Nuevo Testamento hace del Antiguo Testamento legiti-
miza un acercamiento intuitivo, y minimizan así la
importancia del método gramático-histórico. Sin embar­
go, no se puede afirmar que los escritores del Nuevo Tes­
tamento no tuvieran interés en el sentido natural de las
Escrituras veterotestamentarias. La idea de que el Nuevo
Testamento se especializa en exégesis altamente imagi­
nativa, similar a la del judaismo rabínico, no tiene base.
Aun en el caso de Pablo, pese a su educación rabínica, hay
mucha moderación en el uso de alegorías. Como lo ha
expresado James Smart, "el remover todos los ejemplos de
alegoría de sus escritos no cambiaría la estructura de su
teología. Esta es, ciertamente, la prueba decisiva" (Inter-
pretation, p. 30).
El esfuerzo por dejar que las Escrituras hablen sin im­
ponerles una interpretación elaborada de antemano es
una tarea hermenéutica obligatoria para todo intérprete,
sea cual sea su cultura. A menos que la objetividad sea un

14
objetivo, todo el proceso interpretativo está condenado al
fracaso desde su comienzo.

La objetividad, sin embargo, no debe confundirse con la


neutralidad. Leer la Biblia "como cualquer libro" no es
sólo tomar en serio los aspectos literarios e históricos de
las Escrituras sino también leerla desde la perspectiva
de la fe. Puesto que la Biblia fue escrita a fin de que Dios
hable en ella y por medio de ella, se sigue que la Biblia
debe leerse con una actitud de apertura a la Palabra de
Dios, con miras a una respuesta consciente. El entendi­
miento y la apropiación del mensaje bíblico, son dos as­
pectos de un todo indivisible: la comprensión de la Pala­
bra de Dios.

4. La teología. La teología no puede reducirse a una repe­


tición de formulaciones doctrinales traída de otras lati­
tudes. Para ser válida y apropiada, debe reflejar la
fusión de los horizontes de la situación histórica y los
horizontes del texto. Será relevante en la medida en que
logre expresarse en los símbolos y formas de pensamiento
que forman parte de la cultura a la cual se dirige y res­
ponder a las preguntas y preocupaciones surgidas en ese
contexto. Será fiel a la Palabra de Dios en la medida en
que se base en las Escrituras y demuestre el poder del
Espíritu para cumplir su propósito. El mismo Espíritu que
inspiró las Escrituras en el pasado está activo hoy para
hacer de ellas la Palabra personal de Dios en una situa­
ción concreta.
Daniel Von Allmen ha sugerido que las páginas del
Nuevo Testamento mismas dan testimonio de este pro­
ceso. Los primeros cristianos, dispersos por la persecución
en Palestina, "emprendieron el trabajo de evangelización
y encararon a los griegos en su propio territorio. Fueron
ellos los que, por un lado, comenzaron a adaptar al griego
la tradición que dio nacimiento a los Evangelios y quie­

15
nes, por otro lado, predicaron las buenas nuevas por vez
primera en griego". ("El nacimiento de la teología",
International Review of Missions, enero de 1975).
No se propusieron "hacer teología" conscientemente,
sino que simplemente transcribieron el Evangelio con
fidelidad a un contexto pagano. Los poetas cristianos de
habla griega dieron expresión a la fe recibida, no en una
teología elaborada sistemáticamente, sino cantando lo
que Dios había hecho por ellos. Según Von Allmen, este
es el origen de varios de los himnos citados por los au­
tores del Nuevo Testamento, particularmente el de Fi-
lipenses 2: 6-11. Los teólogos aseguraron que esta nueva
manera de expresar la fe corresponderfa a la doctrina
apostólica y mostraron que todas las afirmaciones teo­
lógicas deben colocarse en relación al corazón de la fe
evangélica: el señorío universal de Jesucristo.

En otras palabras, la fuerza motriz en la contextuali-


zación del Evangelio en tiempos apostólicos fue la obe­
diencia al llamado de Dios a la misión por parte de la
iglesia primitiva. "Lo que se necesita hoy -dice Von
Allmen- es misioneros como los helenistas" que "no
comenzaron con una intención teológica" y poetas como los
autores de los himnos citados en el Nuevo Testamento,
que "no estaban buscando deliberadamente una expresión
original de su fe", y teólogos como Pablo, que no se
propusieron "hacer teología". Voll Allmen concluye: "El
único objeto de investigación que se permite, y en efecto se
recomienda, es el reino de Dios en Jesucristo" (cf. Mt.
6:33). Y la teología, con todas las demás cosas, será aña­
dida".
Yo añadiría que ni la proclamación del Evangelio ni la
adoración a Dios son posibles sin la teología, aunque sea
implícita y no sistemática. En otras palabras, los mi­
sioneros y los poetas helenistas también eran teólogos,
aunque no sistemáticos, y como tales proclamaron y can­


taron una teología viva por m ed io d e la cual exp resaron
la Palabra de Dios en un n u evo co n texto cu ltu ral. Con esta
reserv a, la conclusión d e V on A llm en es sólida: la m anera
en qu e se co m u n icó el cristian ism o en el p rim e r siglo nos
d a u n a p au ta p ara p ro d u cir teología co n te x tu alizad a
hoy en día.

LA DINAMICA DEL
CIRCULO
HERMENEUTICO

El propósito del proceso interpretativo es la transfor­


mación del pueblo de Dios en su situación concreta. Un
cambio en la situación de los intérpretes (incluyendo su
cultura) trae como consecuencia un cambio en su com­
prensión de las Escrituras, en tanto que un cambio en su
comprensión de las Escrituras incide en su situación. Así,
el acercamiento contextual a la interpretación de las Es­
crituras requiere un diálogo entre la situación histórica y
las Escrituras, un diálogo en que los intérpretes vienen a
las Escrituras con una perspectiva particular (su cosmo-
visión) y vienen a su situación con una comprensión
particular de la Palabra de Dios (su teología), como se
ilustra en la figura 4.

17
cosmovisión

Escrituras contexto histórico

teología

Figura 4

Comenzamos el proceso hermenéutico analizando nues­


tra situación, escuchándo las preguntas que se nos hacen
en ella. Luego venimos a las Escrituras con la pregunta:
"¿Qué dice Dios por medio de las Escrituras sobre este
problema particular?". La manera en que formulemos
nuestras preguntas, por supuesto, dependerá de nuestra
cosmovisión. En otras palabras, la situación histórica só­
lo puede acercarse a las Escrituras por medio de la cos­
movisión de los intérpretes. La falta de una buena com­
prensión de los problemas reales se reflejará en preguntas
inadecuadas o mal concebidas y consecuentemente estor­
bará nuestra comprensión de la pertinencia del mensaje
bíblico a la situación.
Las Escrituras no responden con facilidad a preguntas
que no se le hacen. Y el hacer preguntas erradas o secun­
darias resultará en una teología que enfoca preguntas que
nadie está haciendo, o cuestiones que no tienen importan­
cia, mientras que los asuntos que urgentemente necesitan
una orientación bíblica quedan de lado.
Por otra parte, mientras mejor entendemos los proble­
mas reales de nuestro contexto, mejores serán las pregun­

ta
tas que hagamos a las Escrituras. Esto hace posible nue­
vas lecturas de las Escrituras en que se descubrirán más
plenamente las implicaciones del mensaje para nuestra
situación. Si es verdad que las Escrituras iluminan la
vida, también es verdad que la vida ilumina las Escri­
turas.
Al recibir las respuestas de las Escrituras es posible
que las preguntas iniciales surgidas de nuestra situación
tengan que ser reformuladas. El contexto de la teología
incluye, por lo tanto, no sólo preguntas específicas que la
situación hace al texto, sino también preguntas que el
texto hace a la situación.
Cuanto más profunda y rica sea nuestra comprensión
del texto bíblico, tanto más profunda y rica será nuestra
comprensión del contexto histórico (incluyendo los pro­
blemas que todavía tienen que encararse) y del signifi­
cado de la obediencia cristiana en un contexto particular.
Consecuentemente hay la posibilidad de cambios en nues­
tra cosmovisión y por ende de una comprensión más cabal
del mensaje bíblico, puesto que si nos acercamos al texto
con una cosmovisión más a tono con la bíblica y con pre­
guntas más profundas y ricas, las Escrituras responderán
más plenamente. Nuestra teología, a su vez, será más
relevante y más relacionada con los problemas que enca­
ramos en nuestra situación concreta.

¿IB
LA
CONTEXTUALIZACION
DEL EVANGELIO
La presente situación de la iglesia en muchos países
provee mucha evidencia de que con demasiada frecuencia
se ha tratado de evangelizar sin encarar el problema
hermenéutico. Los misioneros occidentales con frecuencia
han dado por sentado que su tarea es simplemente ex­
traer el mensaje del texto bíblico y transmitirlo a sus
oyentes en el "campo misionero" sin dar atención al pa­
pel del contexto histórico en el proceso interpretativo. Se
sigue así un modelo simplista que no se ajusta a la
realidad (figura 5).

Interpretación comunicación

Figura 5

20
Este acercamiento simplista a la evangelización fre­
cuentemente ha ido acompañado por un concepto occiden­
tal del cristianismo en que se combinan elementos bíblicos
con elementos de la filosofía griega y de la herencia
europeo-americana y se pone un énfasis desequilibrado
en el crecimiento numérico de la iglesia. Como resultado,
en muchos lugares del mundo se considera al cristinismo
como una religión étnica: la religión del hombre blanco.
El Evangelio tiene un sonido extraño, o no tiene sonido, en
relación a los sueños y ansiedades, los problemas y pre­
guntas, los valores y costumbres de la gente. La Palabra
de Dios se reduce así a un mensaje que toca la vida sólo
tangencialmente.

Sería fácil ilustrar la dependencia de las iglesias


jovenes en relación a las más antiguas, la cual es tan real
y dañina como la dependencia económica que caracteriza
a los países "subdesarrollados”. Una cantidad sorpren­
dente de la literatura que se publica en estos países con­
siste en traducciones del inglés (que varían desde la "es-
catología-ficción" hasta los manuales sobre "cómo gozar
la experiencia sexual"); en un sinnúmero de instituciones
teológicas el programa es una fotocopia del programa
usado en instituciones similares en el Occidente.
Es urgente la necesidad de una lectura del Evangelio
desde cada situación histórica particular, bajo la direc­
ción del Espíritu Santo. La contextualización del Evan­
gelio sólo puede ser el resultado de una lectura nueva y
abierta de las Escrituras, con una hermenéutica en que el
Evangelio y la situación entren en un diálogo cuyo propó­
sito sea colocar a la iglesia bajo el señorío de Jesucristo.
Sólo cuando la Palabra de Dios se hace "carne" en el
pueblo de Dios, el Evangelio toma forma en la historia.
Según el propósito de Dios, el Evangelio nunca ha de ser
únicamente un mensaje en palabras sino además un men­

21
saje encamado en su iglesia y, por medio de ésta, en la
historia. La contextualización del Evangelio demanda
la contextualización de la iglesia, la comunidad herme­
néutica cuyo propósito es manifestar la presencia de
Cristo entre las naciones de la tierra.

22
OTRAS PUBLICACIONES DE INTERES

1. VISION PANORAMICA DE LA BIBLIA


Dr. Samuel Escobar
2. PLAN DE FORMACION DE DISCIPULOS
Varios autores
3. ESTUDIANDO LA BIBLIA
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Estas obras pueden obtenerse en las librerías evangélicas


m ás cercanas. También se distribuyen en la AGEUP y en la Li­
brería "El Inca" S.A.

23
El presente libro trata sobre la necesidad de
interpretar la Biblia desde cada situación históri­
ca particular, bajo la dirección del Espíritu San­
to.
La contextualización del Evangelio sólo puede
ser el resultado de una lectura nueva y abierta
de las Escrituras, con úna hermenéutica en la
que El Evangelio y la situación presente* entren
en un diálogo cuyo propósito sea colocar a la
Iglesia bajo el señorío de Jesucristo.
René Padilla se graduó en Filosofía en la Uni­
versidad de Wheaton y obtuvo un doctorado en
ciencias bíblicas de la Universidad de Manches-
ter, Inglaterra.
Durante dos décadas fue asesor de la Comuni­
dad Internacional de Estudiantes Evangélicos.
Actualmente es editor asociado de la prestigiosa
Editorial Caribe y Pastor de la Iglesia Evangélica
Bautista de La Lucila, en Buenos Aires, Argenti­
na.

Ediciones A GEUP

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