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La economía colombiana ha sido una referencia dentro de los hitos históricos del país

y la región. Ciertamente, se vislumbra un escenario lleno de oportunidades, dificultades,

complejidad e infortunios, específicamente en el sector financiero, abordando su fugaz

introducción dentro del mercado colombiano ante las adversidades presentadas por el

clero y su dominio en el sistema político, económico y social. .

Sin embargo, para poder abordar este tema es necesario viajar en el tiempo y

situarse en la Colombia de 1820 donde existía un escenario comprometedor en materia

económica debido a las consecuencias de los movimientos independentistas y los

cuales afectaban de manera directa en el comercio interno y externo, así como en el

ingreso monetario de los gobiernos establecidos.

Por consiguiente, se observa a nivel nacional un mercado determinado por

comerciantes que manejaban el mercado de capitales, y los cuales en gran parte

financiaban las actividades del gobierno. Sin embargo, ante este escenario se dispuso

la creación de cajas de ahorros en diversos departamentos en función de centros

fomentar el crecimiento empresarial de la época y el ahorro de los sectores urbanos ya

establecidos en el territorio nacional.

En consecuencia, en 1843 se crea la primera caja de ahorro en Cartagena, y con

ella se fueron abriendo otras en diversas ciudades, sin embargo ante la dinámica de la

sociedad y los sectores urbanos, ante la poca cultura financiera de los pobladores de la

época, estas no rindieron los frutos esperados ni el impacto necesario para poder

generar una estabilidad económica y financiera en el sistema Estatal de Colombia.


Partiendo de lo anterior, en 1870 se da cabida para la introducción al mercado de

capitales, de la Banca privada, ejercida como piloto por parte del Baco de Bogotá, y

con ello el Banco de Colombia, seguidamente de esta propuesta, se unen diversos

bancos distribuidos a nivel nacional y los cuales ante las economías liberales, abrieron

un espacio para el dinamismo económico y el desarrollo local, es de resaltar, que

además de estas figuras, también estaban las bancas familiares, la cuales poseían

restricciones de acuerdo al tamaño de la empresa.

Durante la época de 1870 y 1886, estos bancos promovieron un mercado económico

estable y lleno de oportunidades para los productores y empresarios de la época,

Bogotá, Medellín, Barranquilla y Cartagena, así como Santander fueron zonas donde el

impulso económico fue notorio. Ya que estos poseían funciones en un marco de

economía liberal que brindaba oportunidades de crecimiento, alineadas en la emisión

de billetes respaldados en el oro, financiación a las industrias, y beneficios económicos

a los sectores urbanos en el desarrollo industrial, así como en los rurales en el área

agrícola.

Sin embargo, esta actuación llamaba la atención del Gobierno en generar

mecanismos de control que pudieran rendir frutos al sistema fiscal y financiero ante el

déficit existente. Por consiguiente, desde el año 1880, en el gobierno de Rafael Núñez,

la política y la economía del país, daría un vuelco completo ante las decisiones y

estipulaciones legales que desencadenaron una serie de consecuencias negativas en

los periodos posteriores.


En tal sentido, la reformación inició con la Ley 39 de 1880, la cual dio origen al Banco

Nacional y con ello concedió la emisión exclusiva de billetes hasta por el doble de su

capital efectivo. Por lo tanto este escenario colocó a la banca privada en un contexto de

dificultades y complejidad, a pesar de que el comportamiento se mantenía moderado.

Sin embargo, con la guerra civil de 1885, el panorama sería otro y el Decreto 260,

Decreto 104, Decreto 448 y la Ley 87 de 1886, determinaría el curso de la banca

privada y pública, así como de la economía del país.

Ciertamente, estas disposiciones legales suspendieron la convertibilidad del billete,

y con ello se declaró la unidad monetaria, así como su reiteración en cuanto a la emitida

por el Banco Nacional, lo que en la historia se define como el curso forzoso, donde la

banca privada recibió muchas limitaciones y controles, así como la perdida de emisión

de billetes. Esta reforma propuso un escenario desalentador donde la banca privada se

vio obligada a liquidar muchas de sus sedes, así como el retiro de algunos bancos del

mercado.

Sin embargo, el detonante de este mecanismo de centralización y monopolización

del Estado en materia financiera, fue la emisión de billetes sin control, es decir, la

impresión masiva de billetes que pasaba los límites legales dispuestos. Aunque el

Banco Nacional fue liquidado por el impacto negativo en la economía y el déficit del

Estado, esta línea errónea de emisión de billetes seguía progresivamente.

Partiendo de lo anterior, todo ello generó un estado de incertidumbre, así como de

desestabilización económica, marcada por una inflación que repuntó en la región como

una de las más alta de la época, un mayor déficit fiscal por las pocas negociaciones
internacionales y las restricciones impuestas, así como demás eventos que

desarrollaron la guerra de los mil días. La cual fue mitigada a partir del año 1903.

En consecuencia, a partir de este hito histórico se puede determinar que la

centralización y control del Estado en materia monetaria para la época fue un desastre,

en base a una idea de transformación de la economía, y la ambición ante la dinámica

financiera que se ejercía por parte del sector privado, este buscó la manera de

participar y ejercer acciones que le permitieran tomar el timón y mandar dentro del

mercado.

 Ahora bien, es posible pensar que esta situación afectó sólo a los sectores de la
economía con mayores niveles de integración al mercado mundial y, en general, a
los sectores que operaban dentro de los límites de una economía de mercado y es
probable que el cambio abrupto en los precios relativos de los bienes, y los efectos
de la devaluación y la inflación, tuvieran un impacto más bien marginal en las
economías rurales no vinculadas a los mercados externos.

Ciertamente, pensar que la regeneración solamente iba a afectar el sector financiero

privado fue uno de los errores significativos de esta propuesta, ya que la manera

empírica en que se operó, más los errores progresivos dentro de la administración

pública, así como los acontecimientos y conflictos sociales, propiciaron un escenario de

incertidumbre y desalentador para todos los involucrados en la economía, considerando

principalmente a todos aquellos participantes del mercado externo, pero de igual

manera a todos aquellos que hacían parte de la producción y comercio interno.

Según Roca G. (1954) la banca libre en Colombia desapareció por la avidez del

gobierno por participar en el negocio de la emisión de billetes para utilizar esa función

en el financiamiento de sus frecuentes déficit. Ciertamente, este monopolio fue como un


efecto dominó que fue desestabilizando todo el sistema, desde los asentamientos de

producción rural, hasta llegar al comercio exterior. Pero lo más importante fue su

trascendencia en el tiempo a partir de consecuencias que marcaron el rumbo

económico de Colombia para el siglo XX.

Por último, es de resaltar que el presente contexto abre un espacio para la reflexión

desde las disposiciones de una economía liberal que promueve oportunidades de

crecimiento en las sociedades, hasta los deseos y ambiciones del Estado que marcado

por un actuar empírico van generando consecuencias negativas y de gran impacto en la

economía por durante muchos años. En pocas palabras, escenario que se puede

observar en diversos países de la región en la actualidad.

Referentes Bibliográficos

Correa J. (2011) Bancos y Nación. Revista Credencial. Recuperado de:


http://www.revistacredencial.com/credencial/historia/temas/bancos-y-nacion
Roca G. (1954) Orígenes de la banca comercial en Colombia: la banca libre, 1870-
1886. BanRepCultural: https://www.banrepcultural.org/biblioteca-
virtual/credencial-historia/numero-135/origenes-de-la-banca-comercial-en-
colombia

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