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PLANIFICACIÓN PARA LA GESTIÓN EDUCATIVA EN EL MESCP

CAPITULO I. –

Gestión y organización

Organización para la transformación del orden social

A esa posibilidad de ponerse de acuerdo desde la gestión la denominaremos como


organización. Organizarse se hace la condición para desarrollar las acciones concretas
pues no lograríamos nada sólo con buenas intenciones. La manera en cómo hacemos
que las intenciones se hagan realidad será vista como organización.

Ahora bien, el acápite alude ya a la acción concreta que hace factible y real que la idea
se haga realidad. En otras palabras; organizarse es actuar sobre una idea que es
concebida como factible y real. Se refiere a esa capacidad de actuar en función de lo
proyectado. Si lo que tengo como idea, por ejemplo, es dotar a mi Unidad Educativa de
un teatro para los estudiantes significa que;

1) tengo que ver si la idea es compartida con la comunidad (tal vez es sólo un deseo
muy personal y esa no es la necesidad más importante).

2) tengo que ver si en esa necesidad compartida la comunidad está dispuesta a


acompañarme en su gestión.

3) tenemos que ver si la comunidad está dispuesta a asumir, también,


responsabilidades, pues es involucrando a todos que la organización de una meta se
hace real. En síntesis, podemos decir que en gestión la organización implica acción y
movilización de la comunidad en pro de una meta compartida que es asumida como
factible.

1. Organización escolar y transformación de la realidad

A pesar de que formalmente hablando veamos y notemos que la escuela hoy es un


espacio al cual podemos calificar como auto-referente (a-político) es decir como
desarticulado de la realidad podemos, al mismo tiempo, darnos cuenta que esa
desarticulación es una manera de comprender la organización de la sociedad. Es decir,
asumimos que la sociedad funciona –en los hechos- siempre de manera articulada, eso
quiere decir que estamos –de diferentes maneras- en relaciones con el otro, pues de lo
contrario ningún orden social funcionaría (no funcionamos sin relacionarnos, pues
ninguno de nosotros es –en los hechos- un ente aislado de los demás), de ahí que
podemos notar que el carácter del relacionamiento puede variar, sin embargo, lo que
no varía es que nos relacionamos.

Este es una premisa básica de nuestra idea de gestión, pues la posibilidad de hacer
gestión está íntimamente relacionada a la capacidad de organización, es decir,
ponernos de acuerdo, entre nosotros. Es decir, en gestión no basta con tener una
buena idea. La idea debe tener legitimidad, eso es, aceptación social.

La posibilidad de transformar la realidad tiene como condición el generar estos niveles


de involucramiento de parte de la población con la que trabajamos. En nuestro caso
estamos asumiendo que es la escuela la que va a permitir organizarnos para que
asumamos que es posible transformar nuestra realidad.

En otras palabras, el sentido de participar tiene que ver con lograr organizarnos de tal
manera que logremos involucrarnos en algo que nos permita transformar la realidad.

Esto quiere decir que nada de lo que mencionamos en el presente módulo tiene sentido
sino estamos involucrados en un proyecto, en un horizonte de transformación. De ahí
que éste es un buen punto en el cual debemos reflexionar acerca de nuestra propia
dinámica de trabajo y nuestro propio compromiso desde nuestro puesto laboral.

2. Organización y educación como aprendizaje en la convivencia

La educación es transformación y la transformación es aprendizaje y el aprendizaje es


en la convivencia Humberto Maturana

En este punto nos compete desarrollar una segunda idea que se hace central al
momento de pensar lo que significa organización, pues podemos decir que en última
instancia organización es convivencia. Diplomado en Formación para la
Transformación de la Gestión Educativa.

Los seres humanos vivimos en convivencia pues no podemos vivir aislados. Nuestra
existencia se da en la convivencia y eso significa saber ponernos de acuerdo. Ahora
bien, si el proceso educativo en el cual nos inmiscuimos nos da como mensaje claro
que debemos luchar por nosotros mismos y sólo para nosotros mismos entonces
vamos colocando (fijando) en la cabeza de los estudiantes la idea de que la
convivencia es algo inútil y negativo pues lo correcto no es convivir sino competir por
nosotros. Es decir, anulamos la convivencia (aunque siempre estemos conviviendo por
condición humana) y garantizamos la reproducción del orden establecido pues no nos
interesan los demás.

Aprender a convivir, socializar es otra manera de decirlo, se hace central en la


educación pues es la condición ponernos de acuerdo y es la condición para transformar
la realidad. Colocar la educación en este nivel permitirá que tengamos personas que en
la convivencia sabrán–siempre- responder de mejor manera a las necesidades y
problemáticas del entorno. De ahí que debamos entender que trabajar en procesos
educativos donde el acento esté en trabajar la solidaridad, el respeto, etc. no tiene que
ver con programas moralistas que busquen sólo transmitir mensajes “cursis” sino que
tiene que ver con generar las condiciones reales para transformar la realidad. Maestros
y estudiantes que aprenden a respetarse, es decir, a convivir son sujetos capaces de
transformar la realidad con mucha más facilidad que aquellos entornos donde no existe
respeto entre los actores, donde no se ha aprendido a convivir y donde nadie sabe del
otro porque sólo estamos velando el interés personal.

3. Escuela, organización y convivencia en la transformación de la realidad

Nuestra idea de espacio escolar va recuperando la faceta en que ella puede ser
elemento (instrumento) clave de la transformación de la realidad. Idea que tiene muy
pocos antecedentes en la historia pues somos conscientes de que, en los hechos, la
escuela no ha sido pensada con esa orientación. Eso no sucedió en Europa y mucho
menos en América Latina donde nuestra experiencia es absolutamente opuesta a
cualquier iniciativa de transformación de la realidad.

Podemos decir que en nuestra experiencia la escuela ha sido y sigue siendo lugar
privilegiado para reproducir las desigualdades sociales Esto se puede notar al
preguntarnos respecto de; ¿qué oportunidades sociales tienen los estudiantes que
están en nuestras escuelas?, ¿qué estudiantes son los que terminan con éxito en la
vida?, ¿de qué escuelas son?

Ahí nos daremos cuenta que no todas las escuelas dan oportunidades reales a los
estudiantes. A los estudiantes con menores condiciones les damos –generalmente- una
educación de menor nivel, etc. Ahora bien, es en este panorama donde tiene sentido
pensar en cómo la escuela puede revertir este panorama.
En este sentido, reflexionar desde la experiencia de Warisata se hace estratégico para
nosotros pues, en los hechos, podemos sintetizar la experiencia comprendiendo que
ella no se limitó a reproducir lo que el orden social le ofrecía (el pongueaje, la
servidumbre, etc.) sino que vio como posible (como necesario y urgente) transformar
las relaciones que el presente le mostraba.

El presente le reflejaba un orden social excluyente y racista donde el acceso mismo a


la educación se mostraba como algo de algunos pocos privilegiados. Al mismo tiempo
incluso el lograr, para un indígena, ingresar en ella –luego de mucho esfuerzo- ya nos
condicionaba a vivir un proceso de distanciamiento real del orden cultural y mundo
cotidiano de donde venía. Es decir, el mismo acceso a esa educación podía ser, en
este sentido, contraproducente. Ahora bien, es en este escenario que Elizardo Pérez
construye algo que no se limita a reproducir ello sino a producir algo cualitativamente
diferente a lo que el orden social nos ofrecía.

Elementos para el desarrollo de los procesos “organizativos” en la gestión


educativa del MESCP

Entender a la escuela como espacio de “organización” tiene que ver con que la misma
se constituye en un canalizador de la energía social; lo que tiene que ver con que en
última instancia se gestiona las voluntades de los diversos actores en la perspectiva de
su articulación y en función de un proyecto común.

Las UE/CEA/CEE, se constituyen en espacios organizativos a partir de elementos


como el Proyecto Socio Productivo, ya que, este, antes que ser un elemento formal de
planificación, es el nombre de aquello que la comunidad educativa plantea transformar,
que siempre es un problema, necesidad o potencialidad vinculada a la realidad social,
es decir, relacionado a aquellos elementos que nos afectan en el presente. Este
carácter aglutinador y movilizador del PSP sólo es posible de ser activado a través de
la participación directa de la comunidad educativa en la discusión, generación de
propuestas y toma de acuerdos en su definición. La potencialidad del PSP está en la
posibilidad de que contenga las preocupaciones y expectativas de transformación de la
comunidad educativa, que las y los miembros o re- presentantes de la misma se vean
reflejados en el PSP, que no sea una imposición arbitraria.

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