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CAPITULO I. –
Gestión y organización
Ahora bien, el acápite alude ya a la acción concreta que hace factible y real que la idea
se haga realidad. En otras palabras; organizarse es actuar sobre una idea que es
concebida como factible y real. Se refiere a esa capacidad de actuar en función de lo
proyectado. Si lo que tengo como idea, por ejemplo, es dotar a mi Unidad Educativa de
un teatro para los estudiantes significa que;
1) tengo que ver si la idea es compartida con la comunidad (tal vez es sólo un deseo
muy personal y esa no es la necesidad más importante).
Este es una premisa básica de nuestra idea de gestión, pues la posibilidad de hacer
gestión está íntimamente relacionada a la capacidad de organización, es decir,
ponernos de acuerdo, entre nosotros. Es decir, en gestión no basta con tener una
buena idea. La idea debe tener legitimidad, eso es, aceptación social.
En otras palabras, el sentido de participar tiene que ver con lograr organizarnos de tal
manera que logremos involucrarnos en algo que nos permita transformar la realidad.
Esto quiere decir que nada de lo que mencionamos en el presente módulo tiene sentido
sino estamos involucrados en un proyecto, en un horizonte de transformación. De ahí
que éste es un buen punto en el cual debemos reflexionar acerca de nuestra propia
dinámica de trabajo y nuestro propio compromiso desde nuestro puesto laboral.
En este punto nos compete desarrollar una segunda idea que se hace central al
momento de pensar lo que significa organización, pues podemos decir que en última
instancia organización es convivencia. Diplomado en Formación para la
Transformación de la Gestión Educativa.
Los seres humanos vivimos en convivencia pues no podemos vivir aislados. Nuestra
existencia se da en la convivencia y eso significa saber ponernos de acuerdo. Ahora
bien, si el proceso educativo en el cual nos inmiscuimos nos da como mensaje claro
que debemos luchar por nosotros mismos y sólo para nosotros mismos entonces
vamos colocando (fijando) en la cabeza de los estudiantes la idea de que la
convivencia es algo inútil y negativo pues lo correcto no es convivir sino competir por
nosotros. Es decir, anulamos la convivencia (aunque siempre estemos conviviendo por
condición humana) y garantizamos la reproducción del orden establecido pues no nos
interesan los demás.
Nuestra idea de espacio escolar va recuperando la faceta en que ella puede ser
elemento (instrumento) clave de la transformación de la realidad. Idea que tiene muy
pocos antecedentes en la historia pues somos conscientes de que, en los hechos, la
escuela no ha sido pensada con esa orientación. Eso no sucedió en Europa y mucho
menos en América Latina donde nuestra experiencia es absolutamente opuesta a
cualquier iniciativa de transformación de la realidad.
Podemos decir que en nuestra experiencia la escuela ha sido y sigue siendo lugar
privilegiado para reproducir las desigualdades sociales Esto se puede notar al
preguntarnos respecto de; ¿qué oportunidades sociales tienen los estudiantes que
están en nuestras escuelas?, ¿qué estudiantes son los que terminan con éxito en la
vida?, ¿de qué escuelas son?
Ahí nos daremos cuenta que no todas las escuelas dan oportunidades reales a los
estudiantes. A los estudiantes con menores condiciones les damos –generalmente- una
educación de menor nivel, etc. Ahora bien, es en este panorama donde tiene sentido
pensar en cómo la escuela puede revertir este panorama.
En este sentido, reflexionar desde la experiencia de Warisata se hace estratégico para
nosotros pues, en los hechos, podemos sintetizar la experiencia comprendiendo que
ella no se limitó a reproducir lo que el orden social le ofrecía (el pongueaje, la
servidumbre, etc.) sino que vio como posible (como necesario y urgente) transformar
las relaciones que el presente le mostraba.
Entender a la escuela como espacio de “organización” tiene que ver con que la misma
se constituye en un canalizador de la energía social; lo que tiene que ver con que en
última instancia se gestiona las voluntades de los diversos actores en la perspectiva de
su articulación y en función de un proyecto común.