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¡Ayuda!

Mi adolescente dice ser gay


Ben Marshall

© 2020 Poiema Publicaciones

Traducido del libro Help! My Teen Struggles With Same-Sex Attractions ©


2011,
publicado por Shepherd Press.

Las citas bíblicas han sido tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión
Internacional © 1999 por Biblica, Inc. Todos los derechos reservados. Las
citas marcadas con la sigla RV60 han sido tomadas de La Santa Biblia,
Versión Reina Valera © 1960 por Sociedades Bíblicas en América Latina;
© renovado 1988 por Sociedades Bíblicas Unidas.

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Categoría: Religión, Experiencia Práctica. Vida Cristiana.

SDG
CONTENIDO

Introducción
1. La magnitud del problema
2. Cambiando el significado de las Escrituras
3. La perspectiva bíblica sobre el homosexualismo
4. Cómo ayudar a tu adolescente
Conclusión: esperanza suprema
Ejercicios prácticos de aplicación personal
Notas de texto
INTRODUCCIÓN

L a única vez que Juan recordaba haberse sentido así fue cuando
supo que su hermano menor había muerto en un trágico
accidente de bicicleta. Los recuerdos inundaban su mente, y se dio
cuenta de que el futuro iba a ser muy diferente de ahora en
adelante. Sintió enojo por no poder hacer nada para cambiar la
situación; enojo por no haber intervenido cuando vio las primeras
señales para así evitar que esto sucediera. Todo esto y más le
pasaba por la mente, dándole la sensación de que se ahogaba, de
que se alejaba cada vez más de la superficie del agua.
La conversación con su hijo Mateo había comenzado de manera
muy inocente. Recordó que Mateo se había acercado a él a
principios de la semana y, con una expresión avergonzada, le había
preguntado a Juan si podía hablar con él sobre algo. Juan estaba
seguro de que se trataba de citas, chicas y todo lo demás
relacionado a la edad de Mateo. Mateo tenía trece años y estaba en
la pubertad. Juan decidió que era mejor salir a comer hamburguesas
para así poder estar solos y tener la charla con la que él había
soñado. No podía imaginar un mejor escenario mientras desenvolvía
su hamburguesa y miraba a Mateo sumergir sus papas fritas en la
salsa de tomate.
No fue hasta que Mateo habló extensamente sobre la clase que
recibió en la escuela acerca de la biología del sexo, la clase de la
escuela dominical acerca de Alberto (quien tenía dos padres) y la
noche que había dormido en la casa de Diego, que la realidad lo
abrumó. Juan escuchó muy poco después de la frase: “Papá, creo
que soy gay”. Intentó comprender lo que estaba pasando, pero era
demasiado para él. No tenía idea de qué hacer ni de a dónde acudir.
¿Puedes identificarte con Juan? Si es así, créeme que no estás
solo. Este minilibro está diseñado para ser una guía para cualquier
padre cristiano cuyo hijo o hija le revele que está luchando con la
atracción hacia el mismo sexo. Espero que responda algunas de tus
preguntas sobre qué hacer en una situación como esta. Sin
embargo, más que simplemente encontrar respuestas a las
preguntas, deseo fervientemente que recibas una esperanza real
que conduzca a un cambio real.
1
LA MAGNITUD DEL PROBLEMA

P or más que lo intentemos, es casi imposible escapar del


impacto de la homosexualidad en el siglo XXI. “Matrimonio
entre personas del mismo sexo”, “compañero de vida”, “estilo de
vida alternativo”, “orgullo gay” y otras frases son muy comunes en la
cultura actual. El tema de la homosexualidad es tal vez uno de los
más debatidos hoy, tanto en el mundo secular como en los círculos
cristianos.
El mundo ha ofrecido diferentes explicaciones para la
homosexualidad, y todas suenan como si tuvieran buenas pruebas
científicas. Al frente de este debate está el argumento de que las
personas nacen o son creadas con una tendencia a sentirse
atraídas hacia el mismo sexo y no al sexo opuesto. Esto puede
producir una gran frustración para el padre de un adolescente que
dice estar luchando con pensamientos y deseos homosexuales. Si
la explicación del mundo es verdadera, no hay necesidad de
profundizar en las Escrituras para ver lo que Dios tiene que decir
sobre este tema. Sin embargo, si esa explicación es falsa y el
hombre no nace con tendencias homosexuales, hay muchas
razones para escudriñar las Escrituras, no solo para ver lo que dicen
sobre este tema, sino también para descubrir cómo ayudar a los que
están jugando con este pecado y a aquellos que ya han sucumbido
a sus tentaciones.
La homosexualidad ha sido vista tradicionalmente por los
cristianos como una abominación a los ojos de Dios. Este
entendimiento se remonta a los primeros capítulos de la Escritura, a
partir del relato de la ira de Dios derramada sobre las ciudades de
Sodoma y Gomorra como juicio por su pecado (Gn 18-19). Sin
embargo, en la iglesia de hoy, los que caen en este pecado
generalmente son tratados de una de dos maneras: o la iglesia
excomulga al que está cometiendo este pecado sin pasar por los
pasos apropiados de disciplina descritos en Mateo 18:15-21, o el
pecado se pasa por alto y se oculta para que la congregación se
mantenga alejada del mismo. Por lo tanto, el pecado de la
homosexualidad no se predica ni se maneja bíblicamente, y los
padres quedan en la oscuridad en cuanto a qué hacer si sus hijos
les expresan que están lidiando con pensamientos y deseos
homosexuales. La Palabra de Dios no exhorta a la iglesia a que
excomulgue al pecador homosexual de inmediato ni pide que se
oculte el pecado; pero tampoco aprueba el comportamiento
homosexual. Romanos 1:18-32 establece claramente que la
homosexualidad es parte de lo que resulta cuando la humanidad
intercambia la adoración de Dios el Creador por la adoración de la
creación.
A través de diversos medios, el pecado de la homosexualidad
no solo se ha vuelto ordinario y normal, sino que también se ha
convertido en una práctica ampliamente aceptada en el mundo de
hoy. Para padres como Juan, el de la Introducción, la cantidad de
“evidencia” científica y psicológica que está disponible a través del
Internet, de libros de texto, de programas de televisión y de una gran
cantidad de otros medios parece mostrar la abrumadora imagen de
que las personas no pueden elegir ser homosexuales o no.1 Este
impulso hacia la aceptación es quizás más obvio a través del intento
de nuestra cultura de hacer de la homosexualidad un asunto
biológico.
Intento de explicar la homosexualidad a través de la
biología
La historia indica que la homosexualidad ha sido relevante en
diferentes sociedades, pero la revolución sexual que allanó el
camino para el movimiento homosexual de hoy se remonta al
trabajo de un investigador sexual en 1948. Ese investigador, Alfred
Kinsey, estudió el comportamiento sexual masculino al entrevistar a
5.300 hombres. De estos, el 10 por ciento afirmó haber sido
homosexual durante al menos tres años.2 A partir de ese momento,
los científicos con una fuerte inclinación hacia la evolución han
gastado grandes cantidades de tiempo y dinero intentando
demostrar que la homosexualidad es de naturaleza biológica y que,
por lo tanto, no se puede evitar.
En 1991, Simon LeVay del West Hollywood Institute for Gay and
Lesbian Education [Instituto West Hollywood para la Educación de
Homosexuales y Lesbianas] en Los Ángeles llevó a cabo un estudio
para demostrar que el origen de la homosexualidad es biológico.
Este estudio trató específicamente las diferencias entre el
hipotálamo de los hombres homosexuales y el de los hombres
heterosexuales.3 Aunque muchos citan este estudio como prueba
de que la homosexualidad es de naturaleza biológica, el mismo
LeVay confirmó lo siguiente: “Es importante enfatizar lo que no
encontré. No probé que la homosexualidad sea genética, ni que
exista una causa genética para ser gay. No demostré que los
hombres homosexuales nacen así, y este es el error más común
que comete la gente al interpretar mi trabajo”.4 En el mismo año, los
Dres. Bailey y Pillard intentaron demostrar a través del razonamiento
genético que la homosexualidad tenía raíces biológicas. Sin
embargo, el informe del Dr. Bailey mostró que no se podía concluir
tal cosa.5 En 1993, Dean Hamer dirigió otro estudio sobre los genes
y la homosexualidad. Para probar la existencia de un gen
homosexual, observó a dos hermanos que practicaban el
homosexualismo. Lo único que se confirmó en este estudio fue el
parentesco entre los hermanos.
En el 2005 se llevaron a cabo más estudios en un intento de
demostrar que la respuesta del cerebro de un hombre homosexual
es más parecida a la del cerebro de una mujer que a la del cerebro
de un hombre heterosexual. Investigadores del Karolinska Institute
en Estocolmo, Suecia, publicaron un artículo el 10 de mayo de 2005
en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences
afirmando que el cerebro de un hombre homosexual respondió
como el cerebro de una mujer al oler un químico de la testosterona,
una hormona masculina.6 El único resultado de este estudio fue la
conclusión de que los hombres homosexuales parecen sentirse
atraídos por los olores de los hombres, al igual que las mujeres se
sienten atraídas físicamente por los olores de los hombres. Esto
simplemente revela una conexión entre las cosas que las mujeres y
los hombres homosexuales prefieren oler. Estas preferencias
pueden cambiar con el tiempo y no están necesariamente
vinculadas biológicamente. Por ejemplo, una persona podría
disfrutar el olor de las hamburguesas por un período de tiempo. Sin
embargo, si llegara a enfermarse a causa de las hamburguesas, esa
preferencia podría cambiar.
Implicaciones de los argumentos biológicos
Las explicaciones biológicas buscan dar a la persona con
atracción hacia el mismo sexo razones viables de por qué él o ella
es diferente a los heterosexuales en su orientación sexual. Tratan
de persuadirnos de que la causa primaria de la homosexualidad es
genética, liberando así a la persona de la responsabilidad por esa
atracción hacia el mismo sexo. Sin embargo, no explican por qué
alguien elegiría ser homosexual, y no ofrecen casi ninguna
esperanza de cambio. Más bien, al adolescente que está luchando
con pensamientos y deseos homosexuales se le da la respuesta
desesperada de que esta es la forma en la que fue creado. Si la
preferencia sexual se predetermina en el momento de la concepción
por los genes, entonces a esa persona no se le puede culpar por
ninguno de sus sentimientos ni por ninguna de las acciones que
cometa a lo largo de su vida. La conclusión lógica de esta
implicación es que esas personas simplemente deben aceptarse a
sí mismas por lo que son porque no pueden cambiar.
Además, la explicación biológica es un ataque al carácter mismo
de Dios. Si la hipótesis es verdadera, significa que un homosexual
fue creado por Dios como tal, convirtiendo a Dios en el creador de la
homosexualidad. Esto implica que Dios sería extremadamente
injusto al condenar lo que Él mismo ha creado. Santiago 1:13
establece claramente que Dios no tienta a la gente a pecar:
Que nadie, al ser tentado, diga: “Es Dios quien me tienta”.
Porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni tampoco
tienta Él a nadie.

Las conclusiones que pueden extraerse de una explicación biológica


no encajan con las Escrituras. Por lo tanto, no deben ser vistas
como razones viables para permitir pensamientos, deseos ni
comportamientos homosexuales. Aunque la explicación biológica no
sea válida, es apropiado reconocer que vivimos en cuerpos
imperfectos debido a la maldición del pecado. Por esto, alguien
pudiera tener la propensión a sentirse atraído hacia el mismo sexo.
En los casos donde esto puede ser cierto, el individuo todavía tiene
la responsabilidad y la capacidad de resistir esas tentaciones y vivir
la vida que Dios le ha llamado a vivir.
Cada vez es más difícil para los padres criar a sus hijos en el
temor del Señor sin ser bombardeados con datos falsos de las
comunidades científicas y psicológicas. Sin embargo, la presión
para aceptar la homosexualidad proviene no solo de fuera de la
iglesia, sino también de las mismas comunidades religiosas.
2
CAMBIANDO EL SIGNIFICADO DE LAS
ESCRITURAS

A demás de aquellos que intentan probar que la homosexualidad


es de naturaleza biológica, algunos pastores afirman que Dios
ha creado personas con tendencias hacia el mismo sexo y que la
iglesia histórica ha pecado al condenar los actos de
homosexualidad.7 En el pasado, la iglesia era considerada un
refugio de las filosofías y las tentaciones del mundo. Sin embargo, a
medida que la sociedad ha abrazado cada vez más el pecado de la
homosexualidad, muchas iglesias han dejado de ser un refugio para
convertirse en defensoras del movimiento homosexual.
Durante siglos, la iglesia cristiana ha visto la homosexualidad
como un pecado. La interpretación de pasajes bíblicos como
Génesis 19:1-11; Levítico 18:22 y Romanos 1:18-32 siempre ha sido
que cualquier pensamiento o actividad sexual dirigida a miembros
del mismo sexo es una abominación delante de Dios. Casi al mismo
tiempo que la revolución sexual de la década de 1970, la iglesia
comenzó a cambiar su perspectiva sobre la homosexualidad. En
1968, Troy Perry fundó la Iglesia de la Comunidad Metropolitana,
cuyo objetivo principal era alcanzar y aceptar a los homosexuales
practicantes. En 1975, la Iglesia Unida de Cristo (UCC por sus siglas
en inglés) votó para poner fin a la discriminación contra los
homosexuales. A principios de la década de 1980, la UCC declaró
que la homosexualidad no era un asunto de moralidad. En 1991, la
misma denominación exhortó a su congregación a “apoyar, celebrar
y recibir enérgicamente los dones ministeriales de las lesbianas, los
homosexuales y los bisexuales”.8 Acompañando a la UCC, la Iglesia
Evangélica Luterana en América declaró que no se podía emitir un
juicio absoluto sobre el tema de la homosexualidad.9 En la
actualidad, tanto la denominación Metodista Unida como la
Episcopal, aunque rechazan la homosexualidad en general, han
permitido abiertamente que miembros y clérigos gays permanezcan
en sus prácticas homosexuales sin ser disciplinados.10
Reinterpretando las Escrituras
Para lograr que las iglesias aceptaran a quienes practican la
conducta homosexual, algunos pastores comenzaron a reinterpretar
aquellos pasajes de la Biblia relacionados con la homosexualidad:
Génesis 19:1-11; Levítico 18:22; Romanos 1:18-32; 1 Corintios 6:9-
10 y 1 Timoteo 1:10. Estos pasajes hablan directamente sobre el
tema de la homosexualidad o sobre amar a los pecadores.
Génesis 19:1-11
Estos versículos relatan la destrucción de las ciudades de
Sodoma y Gomorra. Génesis registra que los hombres que vinieron
a buscar a Lot a causa de sus visitantes dijeron:

¿Dónde están los varones que vinieron a ti esta noche?


Sácalos, para que los conozcamos.

(v 5, RV60)

La iglesia prohomosexual (IPH) afirma que no hay manera de saber


con certeza qué significa el término “conozcamos”. Según la IPH,
esta palabra podría significar “tener relaciones sexuales con”, o
podría significar que simplemente tenían curiosidad sobre quiénes
eran estos hombres. La IPH declara que todo este relato no trata
tanto de la violación de hombres por hombres, sino que va más allá,
y afirma que el pecado predominante aquí es el de la
inhospitalidad.11
La interpretación tradicional de este pasaje de las Escrituras es
que los hombres de Sodoma cometieron el pecado de la
homosexualidad. Queda claro, debido a la reacción de Lot —
ofrecerles a sus dos hijas (v 8)— que los hombres que llamaron a la
puerta de Lot estaban buscando cometer actos homosexuales con
los dos visitantes. La respuesta de Dios al pecado es de gran
importancia al tratar de entender correctamente este pasaje. Dios
destruyó la ciudad llena de hombres que querían tener relaciones
sexuales con los hombres visitantes. Dios aún no había dado leyes
en contra de la homosexualidad, pero es evidente que se había
airado por las acciones de estos hombres. En ninguna otra parte de
la historia vemos a Dios castigando el pecado de inhospitalidad con
azufre y fuego del cielo, mientras que la muerte fue el juicio prescrito
por parte de los israelitas cuando se descubrió que uno de ellos
estaba involucrado en actividades homosexuales. Por lo tanto,
queda claro que este pasaje se refiere a la homosexualidad y no a la
falta de hospitalidad.
Levítico 18:22
Levítico 18 consiste en una lista de prohibiciones sexuales de
parte de Dios para la nación israelita. Aborda todas las formas de
pecado sexual, incluidas el incesto, la bestialidad, el adulterio y la
homosexualidad. El versículo 22 declara específicamente:

No te echarás con varón como con mujer; es abominación


(RV60).

La IPH no reinterpreta este pasaje, sino que simplemente lo coloca


bajo la categoría de “culturalmente irrelevante”. Establece que había
muchos estándares culturales diferentes que los israelitas se vieron
obligados a mantener, como no comer carne cruda, no comer carne
de cerdo y otras normas que no están vigentes hoy en día.12 Estos
estándares se establecieron para mantener a la nación israelita
separada de la nación cananea.
Durante siglos, la interpretación tradicional de este pasaje ha
sido literal, afirmando que hay una moral absoluta que va más allá
de la cultura y del tiempo. La perspectiva de Dios respecto a la
homosexualidad es parte de esta moral, por lo que también se
prohibe en el Nuevo Testamento.13 Tradicionalmente, este capítulo
ha sido interpretado como un capítulo ético que define lo que es
aceptable para Dios y lo que no lo es cuando se trata de actos
sexuales.
Romanos 1:18-27
Romanos 1:18-27 es la versión del apóstol Pablo de lo que le
sucedió a la humanidad cuando dejaron de adorar al Creador y
comenzaron a adorar a la creación. Esta descripción incluye a
hombres y mujeres que cometen actos indecentes con personas de
su mismo sexo.
La IPH interpreta el castigo de Dios, entregarlos “a pasiones
vergonzosas”, como consecuencia de no vivir por fe (ver v 26).
Además, dicen que la frase “contra la naturaleza” (v 26) se refiere a
una persona que tiene una orientación homosexual pero que no
actúa según sus deseos naturales, sino que intenta encajar con la
sociedad y tener relaciones heterosexuales.14 La IPH cree que ir
contra esa inclinación natural es lo que se describe como “contra la
naturaleza”.
“Natural” se refiere a lo que es característico, ordinario,
estándar, esperado y regular. Cuando las personas actuaban como
se esperaba y mostraban cierta constancia, estaban actuando de
forma natural. Cuando la gente hacía algo que fuera sorprendente,
más allá de la rutina o fuera de su carácter, estaban actuando de
forma antinatural. Ese era el sentido de la palabra “natural” cuando
Pablo la utilizó.15
La interpretación tradicional de este pasaje es que el hombre
comenzó a adorar a la creación en lugar de al Creador. El castigo de
Dios fue entregarlos a las pasiones que se encendían dentro de
ellos como resultado de adorar a la creación. Esta interpretación
establece que el hombre no solo dejó de adorar al Creador, sino que
también invirtió el orden correcto de las relaciones entre hombres y
mujeres.
En el catálogo de pecados que presenta en estos versículos,
Pablo coloca la homosexualidad y el lesbianismo justo después de
la idolatría, que era el primero, no porque sean los pecados más
graves sino porque son señales de advertencia de que ha ocurrido
una violación de la razón y la naturaleza. El hombre ha invertido el
orden de Dios al adorar a la criatura en lugar de al Creador, y como
una señal de este error —como la luz roja parpadeante que sale en
el tablero de un automóvil cuando algo no está funcionando
correctamente— Dios ha entregado al hombre a sus “deseos
deshonrosos en la inversión de sus roles sexuales”.16
Por lo tanto, cometer actos homosexuales es una inversión de la
adoración a Dios, y Él castiga a quienes los cometen permitiendo
esa inversión de su preferencia sexual.
1 Corintios 6:9-10 y 1 Timoteo 1:10
Estos pasajes usan los términos “sodomitas” y “homosexuales”
dirigiéndose a aquellos que caen en estos pecados, pero también
advirtiendo a aquellos que podrían sentirse tentados a seguir el
camino de la homosexualidad. 1 Corintios 6:9-10 dice que los
homosexuales no heredarán el Reino de Dios, mientras que 1
Timoteo 1:10 dice que los homosexuales andan en desobediencia y
que la ley fue creada para ellos.
La IPH declara que las palabras griegas han sido traducidas de
muchas maneras en las diferentes traducciones de la Biblia. Afirman
que estas palabras se interpretan como cualquiera de las siguientes:
adúlteros, homosexuales, pervertidos sexuales, prostitutos,
sodomitas, abusadores de niños, pervertidos, pervertidos
homosexuales, personas de costumbres infames, afeminados,
autocomplacientes, masturbadores y homosexuales practicantes.17
La IPH afirma que no podemos llegar a una conclusión real, por lo
que debemos tomar la “mejor opinión disponible al día”.18
La interpretación tradicional de estos dos pasajes es que Pablo
se estaba refiriendo a cualquier persona que estuviera practicando
cualquier acto sexual con una persona del mismo sexo. El griego es
mucho más descriptivo que el español; el escritor griego se tomaba
su tiempo para describir en detalle, mientras que el escritor moderno
simplemente le pone etiquetas a los conceptos. Por esta razón, la
interpretación ampliamente aceptada es que Pablo describió el
comportamiento homosexual en muchas de sus diversas formas, no
solo seleccionando ciertas formas de comportamiento homosexual.
Las implicaciones de cada traducción
La forma en la que un padre elige interpretar la Biblia es
extremadamente significativa cuando se trata de lidiar con un hijo
que piensa que es homosexual. Un adolescente que está tratando
de descubrir si la homosexualidad es un pecado a los ojos de Dios
necesita saber qué dice la Biblia sobre ese tema. Si la Biblia es tan
ambigua como dice la IPH, lo único que el adolescente debe
determinar es si está más orientado hacia el mismo sexo o hacia el
sexo opuesto. La interpretación prohomosexual le ofrece mucha
compasión, aceptación y aliento al adolescente que dice sentirse
atraído hacia personas del mismo sexo y que no se muestra
interesado en considerar seriamente lo que dicen las Escrituras.
Por otro lado, la interpretación histórica de las Escrituras
establece que la homosexualidad es un pecado. La Biblia es clara al
afirmar que la homosexualidad es una abominación a los ojos de
Dios y que aquellos que practican esta maldad no heredarán el
Reino de los cielos. La única opción para el adolescente que lucha
contra la homosexualidad es si va a obedecer o no a la Palabra de
Dios. Obedecer es confiar en lo que dice la Palabra de Dios. Esto
puede ser de gran consuelo para la persona que simplemente
quiere tener un camino bien definido a seguir.
3
LA PERSPECTIVA BÍBLICA SOBRE EL
HOMOSEXUALISMO

E l ser humano es demasiado complejo como para que podamos


establecer que la homosexualidad de una persona tiene una
sola causa. Tal como declara 1 Juan 2:16:

Porque nada de lo que hay en el mundo —los malos deseos


del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida—
proviene del Padre, sino del mundo.

Hay miles de factores que deben sacarse a la luz y analizarse


cuando tratas de ayudar a tu hijo a salir de la esclavitud de cualquier
pecado. Los pensamientos y deseos homosexuales no son
diferentes a los demás pecados.
Por motivos de claridad, es necesario hacer una distinción entre
las causas principales y las influencias secundarias. Las causas
principales son aquellas que causan directamente tendencias
homosexuales. Las influencias secundarias son aquellas
circunstancias que aumentan la tentación hacia el comportamiento
homosexual. Las causas principales son como un fósforo que inicia
un incendio, mientras que las influencias secundarias son como el
viento, la cantidad de oxígeno y la fuente de combustible que
deciden qué tanto y qué tan rápido arderá el fuego. No importa la
cantidad de viento, oxígeno y combustible que uno tenga; si no hay
una llama, no habrá fuego. Del mismo modo, si las causas
principales de la homosexualidad no están presentes, las influencias
secundarias no provocarán la homosexualidad en el adolescente.
Hay dos causas principales: el corazón y el intercambio de
adoración.
El corazón
Cuando los niños son pequeños y se les pregunta “¿Por qué?”
sobre algo que han hecho, rara vez dan una explicación precisa de
sus acciones. Esto no cambia a medida que el niño crece; es por
esto que la mayoría de los adolescentes, cuando se les pregunta
“¿Por qué?”, dan una respuesta similar a la de un niño pequeño.
Sus respuestas suelen ser “No sé” o “Porque quise”. Las Escrituras
son muy diferentes y, por lo tanto, pueden serte de utilidad si estás
tratando de ayudar a tu adolescente en su lucha. En Marcos 7:20-
23, Jesús declara:

Lo que sale de la persona es lo que la contamina. Porque de


adentro, del corazón humano, salen los malos pensamientos,
la inmoralidad sexual, los robos, los homicidios, los
adulterios, la avaricia, la maldad, el engaño, el libertinaje, la
envidia, la calumnia, la arrogancia y la necedad. Todos estos
males vienen de adentro y contaminan a la persona.

Jesús es muy claro al afirmar que el corazón es la fuente de todo lo


que se dice y se hace. No hay decisiones accidentales, ninguna
palabra o acción es involuntaria. La motivación para todo lo que
hacemos se origina en el corazón. Esto es cierto para todos,
incluyendo a los adolescentes que luchan con pensamientos y
acciones homosexuales. El adolescente que lucha tiene que
aprender que su corazón determina todo lo que él piensa, siente,
dice y hace. No hay nada que pueda motivar al adolescente a
cometer actos homosexuales sin que su corazón primero permita
que esas influencias impacten su pensamiento.
Una descripción del corazón humano
Juan Calvino describió el corazón humano como una fábrica de
ídolos. Esto simplemente significa que el corazón humano es tan
pecaminoso que tomará cualquier cosa buena, mala o indiferente y
comenzará a servirle en lugar de servir a Aquel que lo creó.
Jeremías 17:9 da quizás la mejor descripción del corazón humano:

Nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio.


¿Quién puede comprenderlo?

Hay tres palabras descriptivas que deben ser explicadas para que el
adolescente pueda comprender lo más posible la condición en la
que vive.
Primero, “nada hay tan engañoso” como nuestros corazones.
Esto significa que no hay una sola cosa que sea más engañosa en
el mundo que la que reside dentro de cada uno de nosotros. La
implicación es que la persona en quien reside este corazón
engañoso no es capaz de saber exactamente cuáles son sus
motivaciones ni por qué está haciendo algo en particular. La
naturaleza engañosa de ese corazón ocultará las verdaderas
motivaciones de los pensamientos y las acciones. Para el
adolescente que tiene estas luchas, esto significa que no hay
ninguna posibilidad de que él pueda saber exactamente por qué
elige tener pensamientos pecaminosos sobre la homosexualidad o
cometer actos de homosexualidad.
En segundo lugar, este versículo describe el corazón humano
como algo que “no tiene remedio”. No hay absolutamente nada que
algún ser humano pueda hacer para remediar esta afección. Al igual
que una persona que es diagnosticada con insuficiencia cardíaca
congestiva solo puede salvarse con un trasplante de corazón, el
adolescente que alberga pensamientos y deseos homosexuales
solo puede ser salvado al recibir un remedio que resuelva el
problema del corazón, no solo el síntoma de la homosexualidad.19
La tercera y última descripción, la cual está de manera implícita,
es que nuestros corazones no pueden ser conocidos por otro ser
humano. Esto coloca el sello final de la desesperanza en la
condición del corazón humano. El corazón humano no solo es
incognoscible para la persona misma, sino que también lo es para
cualquier otra persona que intente comprenderlo. La lógica de esto
es bastante profunda. Si todos los corazones humanos son iguales y
ningún ser humano puede entender su propio corazón, se deduce
que ningún ser humano puede conocer ni comprender el corazón de
otro ser humano. Esto coloca a toda la terapia y la psicología
centrada en el hombre bajo la categoría de “ignorancia” cuando se
trata de ayudar al adolescente. Si la Palabra de Dios dice que las
motivaciones del corazón humano son indescifrables para toda
persona, todos los intentos humanos fracasarán.
Jesús hizo todo lo posible para asegurarse de que Sus
discípulos entendieran exactamente qué es lo que contamina a una
persona y de dónde provienen nuestras motivaciones al actuar (Mr
7:14-23). Todo pecado, incluyendo la homosexualidad, es un asunto
del corazón. El corazón del adolescente es engañoso y le impedirá
saber por qué se inclina hacia la homosexualidad y no hacia otros
pecados. El corazón es incurable, lo que significa que las
motivaciones del adolescente seguirán siendo malvadas hasta que
reciba un nuevo corazón. Además, no hay otro ser humano que
pueda ayudar al adolescente a entender por qué está pecando de
esta manera. La imagen que presenta la Palabra de Dios es
desesperanzadora sin la ayuda de Dios.
El origen del corazón pecaminoso
Así que ¿de dónde viene este corazón? ¿Uno nace con este
corazón o lo desarrolla durante un período de tiempo? El rey David
declara en el Salmo 51:5 que nació siendo pecaminoso y que
incluso fue concebido como pecador. Romanos 5:12 declara que
debido a que el pecado entró al mundo a través de Adán, ese
mismo pecado se extendió a toda la humanidad. Efesios 2:3 (RV60)
dice que somos “hijos de ira” por naturaleza. Estos tres pasajes de
las Escrituras, junto con muchos otros, describen al corazón
humano como pecaminoso desde el mismo momento de la
concepción.
Es muy importante que tu hijo adolescente y tú, como padre, lo
sepan porque significa que esta afección no se debe a alguna fuerza
externa que haya victimizado a tu adolescente de alguna manera.
Tu adolescente tiene una tendencia a pecar en el área de la
homosexualidad debido a la naturaleza pecaminosa que heredó de
Adán.
También es importante que tu hijo adolescente sepa que aun si
él no luchara contra la homosexualidad, lucharía con alguna otra
expresión del pecado. Tu adolescente es un pecador en lo más
profundo de su ser, y es por eso que peca; no es de otra forma. En
su libro A Biblical Guide to Counseling the Sexual Addict [Guía
bíblica para aconsejar al adicto sexual], Steve Gallagher declara
correctamente lo siguiente:
No existe ni una sola persona que no tenga que vencer
alguna atracción inherente al pecado. El hecho de que
algunas personas sean propensas a la lujuria homosexual no
debería sorprendernos. La lujuria homosexual es el resultado,
directo o indirecto, de la Caída [de tener un corazón
pecaminoso].20

Esto significa que el adolescente que lucha pudo haber vivido en un


mundo perfecto, en cuanto a circunstancias se refiere, y su corazón
humano igualmente lo habría movido a pecar en el área de la
homosexualidad o en otras áreas.
Aplicación de esta verdad
Romper las teorías victimizantes que este mundo ofrece y guiar
a tu adolescente a la verdad de que él no está solo en este mundo,
luchando contra el pecado, será un alivio. Es en este punto que
debes mostrarle versículos como 1 Corintios 10:13:

Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común


al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que
ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar.
Más bien, cuando llegue la tentación, Él les dará también una
salida a fin de que puedan resistir.

Tu hijo debe comprender que la homosexualidad, al igual que


cualquier otro pecado, es la manera en que el corazón pecador
revela que no está adorando a Dios.
Solución para el problema del corazón
La aplicación más importante para el homosexual es saber
cómo solucionar el problema. Si el problema es un corazón
pecaminoso que no tiene remedio y es incognoscible, la única
respuesta es recibir un corazón nuevo de Alguien que sepa
exactamente qué tipo de corazón se necesita, cómo obtenerlo y
cómo colocar ese nuevo corazón en su lugar. Este nuevo corazón le
dará a tu adolescente una perspectiva piadosa que le permitirá ver
claramente cómo enfrentar las tentaciones en su vida. Por lo tanto,
el evangelio debe ser presentado claramente a tu adolescente.
Esta presentación del evangelio es un llamado a que el
adolescente se arrepienta de su pecado y ponga su fe en Jesucristo
como su única esperanza de salvación. Desde un punto de vista
práctico, esto implica dos actos distintos. Primero, debe haber un
arrepentimiento del pecado. Jesús dice en Marcos 1:15:

Se ha cumplido el tiempo. El Reino de Dios está cerca.


¡Arrepiéntanse y crean las buenas nuevas!

Este arrepentimiento significa admitir que somos pecadores y que


merecemos la ira de Dios por lo que hemos hecho. Si tu hijo
adolescente no está dispuesto a admitir esto, no hay esperanza de
un cambio verdadero.
Además, debe haber una creencia y confianza en la vida, la
muerte y la resurrección de Jesucristo:
Que, si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees
en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás
salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado,
pero con la boca se confiesa para ser salvo.

Romanos 10:9-10

Cristo vivió toda Su vida perfectamente porque sabía que nosotros,


incluyendo a tu adolescente, no podríamos vivir una vida perfecta. Al
igual que tu adolescente, Cristo enfrentó todas las tentaciones,
todas las exigencias y todas las luchas, pero Él no pecó. Tu
adolescente necesita que la perfección de Cristo le sea acreditada
para que Dios lo vea y lo trate como a Su propio Hijo, Jesucristo.
Cuando el adolescente ponga su fe en la vida de Cristo, pasará de
identificarse como un homosexual a identificarse como un hijo de
Dios.
Además, el adolescente también necesita poner su fe en la
muerte de Cristo. La muerte de Cristo satisfizo la ira de Dios, la
misma ira que aguardaba al adolescente debido a su pecado. Hay
tanta esperanza en saber que Dios ya no está acumulando ira, sino
que derramará más y más de Su amor.
Finalmente, el adolescente necesita poner su fe en la
resurrección de Cristo. El apóstol Pablo dijo que si Jesucristo no
resucitó de los muertos, “seríamos los más desdichados de todos
los mortales” (1Co 15:19). La resurrección de Cristo confirmó Su
identidad, y a través de ella conquistó el pecado y la muerte que
viene como consecuencia de ese pecado. El adolescente que está
verdaderamente quebrantado por su pecado recibe una esperanza
sin igual al darse cuenta de que, debido a la vida, la muerte y la
resurrección de Cristo, Dios ahora lo recibe con los brazos abiertos
como Su propio hijo y derramará Sus bendiciones sobre él.
Esta esperanza del evangelio es la única respuesta al problema
de los adolescentes y la homosexualidad. Sin este tipo de
esperanza que viene a través de un cambio genuino de corazón, no
habrá un cambio piadoso duradero, y lo más probable es que tu
adolescente regrese al estilo de vida de la homosexualidad.
El intercambio de adoración
La otra causa principal por la que un adolescente lucha con
deseos homosexuales se relaciona con el propósito para el cual
todos fuimos creados: Glorificar a Dios, adorarlo y disfrutar de Él
para siempre.21 Adán y Eva fueron creados por Dios para
comunicarse con Él, obedecerle, amarle y honrarle. Los ángeles
fueron creados por Dios para servirle y adorarle. A lo largo de las
Escrituras, se nos habla de la gloria de Dios y de cómo debemos
adorar a Dios a causa de esa gloria:
» “Señor mi Dios, con todo el corazón te alabaré, y por siempre
glorificaré Tu nombre” (Sal 86:12).

» «¡Escuchen la palabra del Señor, ustedes que tiemblan ante


Su palabra!: “Así dicen sus hermanos que los odian y los
excluyen por causa de Mi nombre: ‘¡Que el Señor sea glorificado,
para que veamos la alegría de ustedes!’. Pero ellos serán los
avergonzados”» (Is 66:5).

» “Fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su


cuerpo a Dios” (1Co 6:20).

» “En conclusión, ya sea que coman o beban o hagan cualquier


otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios” (1Co 10:31).

Todo ser humano fue creado para la adoración. Cuando la adoración


que fluye naturalmente del corazón no está dirigida a Dios, se
convierte en adoración antinatural y es seguida por acciones
antinaturales. Esto es cierto acerca de todo tipo de pecado. Cuando
uno adora el sentirse bien (las emociones son parte de la creación)
por encima de Aquel que creó las emociones, el retorcimiento
antinatural del corazón humano hace que una persona busque
cosas que lo harán sentir bien a costa de todo lo demás. Esta es la
razón por la cual un alcohólico22 abandonará a Dios, a su familia, su
trabajo, sus privilegios de conducir y mucho más con tal de seguir
bebiendo alcohol. Del mismo modo, el adolescente que está
luchando con la homosexualidad hará lo que le parece antinatural al
cristiano obediente, es decir, darle rienda suelta a sus pensamientos
homosexuales. Si nadie estorba su pecado, estos pensamientos
antinaturales generalmente llevarán al adolescente a abandonar a
sus familiares y amigos, y finalmente a Dios.
Paso 1: Intercambiando a Dios por una imagen
Romanos 1:18-32 da una descripción gráfica de cómo se ve el
intercambio de adoración. El apóstol Pablo relata el intercambio de
la adoración del Creador por la adoración de la creación (ver Ro
1:24-25). Este proceso de intercambiar lo que es natural por lo que
no es natural comenzó con no honrar a Dios ni darle gracias. Este
honor y agradecimiento es, en efecto, adoración.
Un componente clave para entender este pasaje de la Escritura
es comprender que aquellos que dejaron de adorar a Dios no
dejaron de adorar, ya que esto es imposible. Como se observa en el
versículo 23, intercambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes
hechas a semejanza del hombre mortal, de aves, de animales y de
reptiles. Este fue un intercambio de la gloria de Dios por la gloria de
una imagen hecha por el hombre. Fue este desvío antinatural lo que
provocó acciones antinaturales.
Paso 2: Un intercambio de realidad
Los resultados de esta falta de honra y agradecimiento a Dios
fueron pensamientos fútiles y corazones oscurecidos. Esta futilidad
y oscuridad del corazón llevó a las personas a pensar que eran
sabias cuando en realidad estaban siendo necias. Este intercambio
de adoración llevó a un intercambio de todo lo demás en sus vidas.
Donde antes hubo luz, ahora había oscuridad; donde una vez hubo
humildad, ahora había vanidad; y donde antes hubo sabiduría,
ahora había necedad. El versículo 21 señala directamente el
propósito para el cual la humanidad fue creada. Cuando servimos a
Dios, Él nos ayuda a entender nuestro propósito, nuestro valor,
nuestros deseos y toda nuestra realidad a la luz de Su verdad. Él es
quien decide qué es necio y qué es sabio. Cuando adoramos al
hombre o a alguna otra parte de la creación, es esa creación la que
define nuestro propósito, nuestro valor, nuestros deseos y toda
nuestra realidad.
Paso 3: Un intercambio en la función
Fue en este punto que Dios permitió que las personas fueran
dominadas por las lujurias de sus propios corazones. La lujuria
antinatural hacia el mismo sexo no fue dada por Dios, porque eso
iría en contra de la naturaleza de Dios. La atracción hacia el mismo
sexo es una consecuencia natural de ese cambio a la adoración
antinatural. Dios simplemente permite que lo que ya está en el
corazón fructifique para dar al mundo una manifestación física de lo
que sucedió en el corazón. La única razón por la que las personas
mencionadas en Romanos 1 no buscaron inmediatamente sus
propios deseos es que Dios refrenó su maldad. Como mencioné
anteriormente, el hombre nace en un estado pecaminoso, así que
en su corazón tiene todo lo que necesita para practicar pecados
como la homosexualidad. Una vez que Dios consideró apropiado
entregar a las personas a sus propias concupiscencias, no les tomó
tiempo intercambiar lo que era natural (heterosexualidad) por lo que
era antinatural (homosexualidad).
Con respecto al adolescente que lucha y que aún no ha cedido
a la tentación, la mano de Dios es lo único que impide que él caiga
en el pecado de la homosexualidad. El adolescente debe
comprender que, si continúa adorando a la creación, Dios terminará
levantando Su mano restrictiva de su vida. Una vez que eso suceda,
cederá rápidamente a la atracción del estilo de vida homosexual. El
adolescente debe recibir esta fuerte advertencia de parte tuya, como
padre, y de otros que le amen.
Paso 4: Todo pecado se considera bueno
Intercambiar la adoración de Dios conduce a una nueva
percepción de la vida. Esto permite que las personas vean la
homosexualidad no solo como algo decente y bueno, sino también
como algo natural. En este punto, la represa se ha roto, por así
decirlo. Todo lo que una vez fue condenado es reexaminado y
redefinido como bueno. Pablo dice:

Además, como estimaron que no valía la pena tomar en


cuenta el conocimiento de Dios, Él a Su vez los entregó a la
depravación mental, para que hicieran lo que no debían
hacer. Se han llenado de toda clase de maldad, perversidad,
avaricia y depravación. Están repletos de envidia, homicidios,
disensiones, engaño y malicia. Son chismosos,
calumniadores, enemigos de Dios, insolentes, soberbios y
arrogantes; se ingenian maldades; se rebelan contra sus
padres; son insensatos, desleales, insensibles, despiadados.

Romanos 1:28-31

La realidad ha dado un giro de 180 grados. Lo que comienza como


un intercambio de adoración conduce a un cambio de vida completo
que las personas no pueden revertir por sí solas. La mano restrictiva
de Dios es lo único que refrena las aguas pecaminosas que tratan
de destruirlos. Ahora que Dios ha liberado esas aguas, esos
individuos están a merced del pecado que los ha consumido.
Paso 5: Cumplimiento del intercambio
Un aspecto final se encuentra en Romanos 1:32:

Saben bien que, según el justo decreto de Dios, quienes


practican tales cosas merecen la muerte; sin embargo, no
solo siguen practicándolas, sino que incluso aprueban a
quienes las practican.

Este acto final de aprobar a otros que siguen sus acciones sella lo
que han tratado de hacer desde hace tiempo. Comenzaron
intercambiando la adoración de Dios por la adoración de algo
creado. La meta siempre fue autogobernarse. Este fue el objetivo de
Adán y Eva en el jardín del Edén y, desde entonces, toda la
humanidad ha buscado lo mismo. No solo deciden qué adorar, sino
que también le dicen a otros qué deberían adorar. El resultado final
es que las personas se ven a sí mismas como Dios y quieren que
otros las perciban de esa manera.
Aplicación de esta verdad
La comprensión de estos versículos puede proporcionarle gran
esperanza al adolescente que lucha. La mayor esperanza radica en
el hecho de que no está condenado a vivir como homosexual
durante toda su vida. La verdad que se encuentra en estos
versículos puede proporcionar instrucciones paso a paso para que
el adolescente pueda alejarse de los pensamientos que
probablemente dominan sus mentes. La causa de la
homosexualidad es el intercambio de la gloria de Dios por la gloria
de una imagen y la falta de agradecimiento a Dios. Si este
intercambio de adoración fue lo que causó este giro antinatural,
entonces cuando tu hijo empiece a adorar a Aquel que por
naturaleza debe ser adorado, glorificado y agradecido, tu hijo será
liberado del poder de las tentaciones homosexuales. Por supuesto,
habrá áreas en las cuales el adolescente necesitará ayuda, como su
interacción con sus amigos o compañeros de trabajo, sus formas de
entretenimiento, etc. Un adolescente verdaderamente arrepentido
estará dispuesto a dejar esas cosas y aferrarse a la esperanza que
se encuentra en Cristo.
La condición pecaminosa del corazón humano y el intercambio
de la adoración son las dos causas principales que las Escrituras
señalan como causantes del desarrollo de la homosexualidad en la
vida de un adolescente. Estas dos causas no tienen un límite de
edad, limitaciones culturales, limitaciones situacionales ni ninguna
otra restricción. “Todos han pecado y están privados de la gloria de
Dios” (Ro 3:23), lo que significa que todas las personas tienen el
potencial de caer en el pecado de la homosexualidad.
La única esperanza para el que lucha con la homosexualidad es
que se arrepienta de su pecado y crea en la vida, la muerte y la
resurrección de Jesucristo. Jesucristo vivió una vida perfecta porque
nosotros no pudimos hacerlo. Él murió una muerte horrible para que
no tuviéramos que pasar una eternidad experimentando la terrible
ira de Dios a causa de los pecados que cometemos a lo largo de
nuestras vidas. Cristo se levantó triunfalmente para vencer el
pecado y liberarnos a fin de que vivamos para Él por la eternidad.
No hay esperanza fuera de esta magnífica y gloriosa buena noticia.
Sin embargo, aquellos que se han arrepentido y han puesto su fe en
Cristo han sido lavados, limpiados, santificados y adoptados por
Dios como Sus hijos por la eternidad.
4
CÓMO AYUDAR A TU ADOLESCENTE

A ntes de tratar de ayudar a otra persona con su pecado, siempre


es correcto y apropiado que cualquier cristiano examine su
propia vida. Este principio se encuentra en Mateo 7:1-5, donde
Jesús dice que debemos sacar la viga de nuestro propio ojo antes
de quitar la paja que hay en el ojo de otra persona. Tú, como padre
cristiano de un adolescente que lucha con deseos y/o
comportamiento homosexual, no eres diferente. Los padres que
realmente quieren ayudar a su hijo a salir de la homosexualidad
primero deben examinarse a sí mismos para ver si hay pecados en
los que hayan participado abiertamente, para no ser hipócritas
cuando intenten ayudar a sus hijos. Algunas de las cosas que debes
considerar son en el tipo de entretenimiento que habitualmente ves
en la televisión, la música que escuchas con regularidad, cuánto
tiempo pasas con Dios en oración y estudio bíblico, con qué
frecuencia tu familia asiste a la iglesia, con qué frecuencia tu familia
tiene devocionales juntos, cuánto te enfocas en la apariencia
externa (el gimnasio, el pelo, la ropa, etc.) y cuán obediente a Dios
has sido como esposo, esposa, madre o padre.
Autoexamen
Si encuentras áreas evidentes de pecado en tu vida, es correcto
y adecuado recordar que eso no causó que tu hijo adolescente
pecara en el área de la homosexualidad. Antes de ir y confrontar a
tu adolescente, sé un ejemplo y sigue el proceso de arrepentimiento
pensando en lo que has hecho, confesando lo que le hiciste a Dios y
a tu hijo adolescente, y luego hazle saber los cambios que estás
implementando. Esto le da honor y gloria a Dios, y le muestra a tu
hijo que estás dispuesto a hacer lo que estás a punto de pedirle que
haga.
Arrepentimiento

Cuando llegue el momento de confrontar a tu adolescente por su


pecado, recuerda que su corazón solo cambiará cuando él se
arrepienta. Los seres humanos tenemos innumerables motivaciones
para cambiar nuestro comportamiento, pero a la mayoría no nos
preocupa cambiar para ser semejantes a Cristo. El arrepentimiento
es un cambio a nivel del corazón, y es el único cambio que durará
toda la vida. Se comienza el proceso de arrepentimiento meditando
en los pecados que uno ha cometido. No es solo sentirse mal por lo
que uno ha hecho, sino pensar profundamente en cómo hemos
pecado contra Dios y otras personas. Para el adolescente, este
pensamiento debe involucrar una cantidad significativa de tiempo en
la Palabra de Dios, para así entender la perspectiva de Dios sobre lo
que él ha hecho.
Confesión
Esto debería conducir a una confesión apropiada tanto a Dios
como a aquellos contra quienes se comete el pecado. Esta
confesión podría ser algo similar a: “Me equivoqué por [pecado
específico]. ¿Podrías perdonarme, por favor?”. Como mínimo,
debería haber una admisión de culpa y una solicitud de perdón. Si
esos dos elementos no están incluidos en la confesión, entonces,
por amor a su alma, debes hacerle preguntas pacientemente a tu
adolescente para saber si realmente está arrepentido y desea
cambiar. Algunos ejemplos de este tipo de preguntas son:
» “Sabemos que te sientes horrible por lo que has hecho. ¿Te
gustaría que te perdonemos por lo que has hecho?”.

» “Podemos ver que estás arrepentido. ¿Quieres cambiar e ir en


una nueva dirección?”.
Cambio de vida
Esta confesión debería conducir a un cambio drástico en la
mayoría de las áreas de la vida del adolescente. Efesios 4:22-24
señala el proceso bíblico de cambio que el adolescente debe
atravesar. Esta ecuación se observa en el llamado a “quitarse el
ropaje de la vieja naturaleza”, a “ser renovados en la actitud de [la]
mente” y a “ponerse el ropaje de la nueva naturaleza”. Las áreas de
la vida donde se deberían ver signos de un cambio bíblico del
corazón podrían incluir la música que escucha, las películas o series
que ve, su forma de trabajar, sus amigos, su apariencia, su
vocabulario, su uso de las redes sociales, su vestimenta, dónde y
cómo pasa el tiempo, y cómo el adolescente comienza a hablar
sobre Dios y todo lo relacionado con Dios. Si no hay un cambio
drástico en la mayoría de estas áreas, hay una buena posibilidad de
que el adolescente vuelva a caer en pecado.
CONCLUSIÓN: ESPERANZA SUPREMA

E n primer lugar, debes recordar que no fuiste quien causó que tu


adolescente cayera en comportamientos homosexuales. Si te
sientes culpable de que tu hijo adolescente cayera presa de este
pecado, pasa tiempo meditando en estas palabras:

El Señor me dirigió la palabra: “¿A qué viene tanta repetición


de este proverbio tan conocido en Israel: ‘Los padres
comieron uvas agrias, y a los hijos se les destemplaron los
dientes?’. Yo, el Señor omnipotente, juro por Mí mismo que
jamás se volverá a repetir este proverbio en Israel. La
persona que peque morirá. Sepan que todas las vidas me
pertenecen, tanto la del padre como la del hijo”.

Ezequiel 18:1-4

En este versículo, Dios prohíbe el uso de un proverbio que las


personas estaban utilizando como excusa para su pecado. Al final
de la reprensión, Dios dice que el alma que peca es la que morirá.
Él dice que somos responsables de nuestros propios pecados.
Nadie puede obligarnos a hacer lo que hacemos. Padre, no hiciste
nada que causara que tu hijo escogiera actuar de esta manera.
Recuerda que este pecado proviene de un intercambio de
adoración, no de padres pecadores.
Además, este pecado no es permanente. Muchas personas han
dejado de practicar actos homosexuales y han empezado a honrar y
glorificar a Dios con sus vidas. En 1 Corintios 6:11, Dios declara:

Y eso eran algunos de ustedes. Pero ya han sido lavados,


ya han sido santificados, ya han sido justificados en el
nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.

Este versículo viene al final de una larga lista de personas que antes
no iban a heredar el Reino de los cielos, pero, gracias a la obra de
Cristo, ahora pasarían la eternidad con Él. Dentro de esa lista están
aquellos que han cometido actos de homosexualidad.
Es bueno mantener una perspectiva centrada en el evangelio
mientras acompañas a tu hijo adolescente a través del proceso de
arrepentimiento. Para hacer esto, tanto tú como tu hijo tendrán que
recordar el evangelio todos los días. El evangelio es simplemente la
vida, la muerte y la resurrección de Jesucristo. Cristo vivió la vida
que no pudimos vivir. Él sufrió la ira de Dios en Su muerte para que
no tuviéramos que hacerlo nosotros. Y resucitó de entre los muertos
para que podamos tener vida. Si no recuerdas esto a diario, tú y tu
hijo adolescente lo olvidarán y comenzarán a regresar a una forma
de vida basada en las obras. Esto sucede cuando las personas solo
se preocupan por el comportamiento y olvidan el corazón. Si haces
esto, te cansarás de caminar y renunciarás. Tu adolescente enfrenta
esta misma lucha. Si él o ella no recuerda el evangelio a menudo,
alejarse de la homosexualidad será demasiado difícil, y simplemente
caerá de nuevo en pecado.
El camino del arrepentimiento podría estar lleno de muchas
luchas y recaídas en el pecado, y esto suele depender de qué tanto
tu hijo se haya involucrado en el pecado de la homosexualidad. El
evangelio es la esperanza a la que deben aferrarse en esos
momentos de fracaso. Habrá momentos en los que tu hijo
adolescente enfrentará la tentación y decidirá ser obediente debido
a la obra que Cristo ha hecho. Regocíjate y aprovecha esos
momentos con tu hijo adolescente. También habrá ocasiones en las
que tu hijo enfrentará la tentación y caerá. Luego tendrás que
recordarle el evangelio y la obra de Cristo a su favor para que no se
desanime y desista. En esos momentos, recuérdale a tu hijo el
proceso de arrepentimiento: pensar en el pecado que cometió,
confesar ese pecado y cambiar la forma en que vive.
EJERCICIOS PRÁCTICOS DE APLICACIÓN
PERSONAL
Para padres

1. Recuerda la verdad
Al tratar con cualquier adolescente rebelde, siempre es bueno
recordar dónde se origina la rebeldía: en el corazón de quien se
rebela. Lee los siguientes versículos y escribe con tus propias
palabras lo que dice Dios sobre el pecador y el origen del pecado:
Ezequiel 18:1-4; Romanos 6:23; Jeremías 17:9; Marcos 7:14-23;
Mateo 13:15 y Eclesiastés 9:3. Ahora lee esta próxima serie de
versículos y escribe con tus propias palabras lo que dice la Escritura
sobre el control soberano de Dios en toda situación, sea buena o
mala: Romanos 8:28-29; 1 Corintios 10:13; Isaías 55:8- 9; 2 Timoteo
1:9; Efesios 2:8-9; y Filipenses 4:4-7. Cuando hayas terminado,
dedica un tiempo a orar, agradeciendo a Dios por revelarte la
condición del corazón de tu hijo, así como por mantener cada
circunstancia bajo Su control.
2. Saca la viga
Aunque los padres nunca hacen que sus hijos pequen, sí
pueden influenciar a sus hijos y exasperarlos, algo que los empuja
hacia el pecado. Lee los siguientes versículos y escribe con tus
propias palabras lo que enseñan sobre cómo debes prepararte
personalmente para una confrontación con tu hijo: Mateo 7:1-5;
Filipenses 2:3-4 y Santiago 4:1-3. Dedica tiempo a orar y meditar, y
pídele al Señor que te revele las formas en las que has pecado
contra tu hijo adolescente. Esto podría tomar dos o tres horas.
Después de haber hecho esto, planifica un tiempo ininterrumpido
con tu hijo adolescente, buscando su perdón por los pecados que
Dios te ha revelado.
3. Restaura la relación
Al igual que con cualquier relación que haya sido dañada por el
pecado, es importante buscar la restauración. La restauración total
solo puede producirse con un arrepentimiento pleno por parte de tu
adolescente. Sin embargo, puedes hacer que sea más fácil para tu
hijo pedir perdón y buscar el arrepentimiento. Toma tu calendario y
aparta de treinta minutos a una hora cada día de la semana para
nutrir tu relación con tu hijo adolescente. Cumple con estas citas por
un mes completo. Además, planifica dos salidas extendidas, cada
una de cuatro horas o más, con el propósito de una comunicarte
mejor con tu hijo. Mantente alejado de películas, eventos deportivos
y otras actividades que fomenten la observación pasiva sin
comunicación. Asegúrate de comunicarle a tu hijo qué cambios vas
a implementar y mantener por el bien de su relación.
Para tu adolescente
Estos proyectos están diseñados para ayudar al adolescente
que lucha con la homosexualidad a reconocer que sus
pensamientos y/o acciones son pecaminosas, y a entender cómo ha
ofendido a Dios y ha herido a familiares o amigos cercanos.
1. Registro de meditación
Lee los siguientes versículos y escribe el significado de cada
uno en tus propias palabras: Génesis 19:1-29; 39:1-12; Levítico
18:22; 20:13; Salmo 119:9-11; Proverbios 7:1-27; 13:20; 17:14;
18:10; 19:3; 22:3; 26:20-22; 29:18; Mateo 5:27-32; Hechos 20:32;
Romanos 1:24-32; Romanos 6:1-23; 8:32, 37; 12:1-2; 13:11-14;
Efesios 4:7-16; 1 Corintios 6:9-11; 10:13; 1 Corintios 9:24-27;
Gálatas 5:24; 1 Timoteo 1:8-11; Judas 7-8. Ahora tómate un tiempo
para escribir en tus propias palabras los pecados que has cometido
y cómo han impactado a tu familia. Si te resulta difícil de imaginar o
pensar, habla con tus padres y hermanos para descubrir cómo les
han lastimado tus acciones.
2. Registro de confesión
Esta tarea te ayudará a recordar las cosas por las cuales has
pedido perdón y las veces que se te ha otorgado el perdón.
Después de haber tomado tiempo para meditar, programa tiempo
con cada uno de los miembros de tu familia para pedirles perdón por
tu pecado en contra de ellos. El registro de meditación es una buena
herramienta durante este tiempo para que no te olvides de nada
mientras hablas con ellos. Asegúrate de decir: “Hice mal en
__________. ¿Me perdonas?”. Asegúrate de darles suficiente
tiempo para pensar en lo que has dicho. Está bien si necesitan
tiempo para pensar en tu solicitud. Continúa recordándoles que
estás cambiando y que quieres que se corrijan las cosas. Después
de haber pedido perdón y de haber sido perdonado, registra la
fecha, la hora, lo que fue perdonado y quién te perdonó. Este
registro te ayudará a recordar lo que ya has hecho bíblicamente, así
como lo que aún te falta por hacer. Además, si posteriormente te
sientes culpable por lo que has hecho, puedes regresar y recordar
que ya no eres culpable porque has sido perdonado.
3. Áreas de cambio de vida
Lee Efesios 4:1-32. Examina todas las áreas de tu vida para ver
qué se ha visto afectado por el pecado de la homosexualidad. Estas
incluyen el sexo, la vida social, la familia, la iglesia, el trabajo, la
escuela, el tiempo libre, las habilidades, el sueño y la nutrición. La
idea aquí no es encontrar la causa de tu comportamiento
homosexual, sino examinar esas áreas para ver si tu
comportamiento homosexual las ha influenciado. Una vez que has
examinado estas áreas, la meta es abandonar aquello que ha sido
afectado por el pecado y crear nuevas formas de vida. Por ejemplo,
quizás te quedabas despierto hasta altas horas de la noche
enviando mensajes de texto para mantener tu pecado en secreto.
Examinar tus hábitos de sueño revelará que el comportamiento
homosexual los ha invadido. Si quieres abandonar tu pecado, es
posible que tengas que abandonar tu teléfono y el hábito de
quedarte despierto hasta tarde. El resultado de examinar esta área
de la vida debería ser establecer una hora de dormir y mantenerla
estrictamente.
4. Presentación/Recordatorio del evangelio
Para recordar el evangelio, escribe la siguiente oración en diez
tarjetas: “Mi esperanza se encuentra solo en la vida, la muerte y la
resurrección de Cristo”. Coloca esas tarjetas en diez lugares visibles
para que puedas recordar el evangelio con frecuencia durante todo
el día. Puedes colocarlas en la pantalla de tu computadora, dentro
de tu casillero escolar, en la parte posterior de tu teléfono celular,
dentro de tu billetera, en el teclado de tu computadora portátil, en el
espejo del baño, en tu despertador, en la puerta de la nevera o en la
puerta de tu habitación.
NOTAS DE TEXTO

1 Además de intentar explicar el comportamiento homosexual como algo


biológico, los psicólogos han hecho un gran esfuerzo por hacer que la
homosexualidad parezca un comportamiento normal. Una mirada al Manual
diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM por sus siglas en
inglés) desde 1973 en adelante revelará cómo la homosexualidad pasó de
ser un comportamiento anormal a algo que ya no se menciona.

2 Alfred Kinsey, Sexual Behavior in the Human Male [El comportamiento


sexual en el hombre] (Philadelphia: Saunders Press, 1948), 625.

3 Simon LeVay, “A Difference in Hypothalamic Structure between


Heterosexual and Homosexual Men” [“Una diferencia entre la estructura del
hipotálamo de los hombres heterosexuales y el de los hombres
homosexuales”] en Science, 253, 1034-1037.

4 Simon LeVay, “Sex and the Brain” [“El sexo y el cerebro”] en Discover, 15/3
(Marzo 1994), 64.

5 Michael J. Bailey y D. S. Benishay, “Familial Aggregation of Female Sexual


Orientation” [“Agregación familiar de la orientación sexual femenina”] en
American Journal of Psychiatry, 150, 272-277.

6 Randolph E. Schmid, “Differing Brain Response Found in Homosexual,


Heterosexual Men” [“Se descubrieron respuestas cerebrales diferentes en
hombres homosexuales y heterosexuales”], Associated Press, 10 de Mayo,
2005; disponible en: othersiderainbow.blogspot.com/.
7 Michael S. Piazza, Holy Homosexuals [Homosexuales santos] (Dallas:
Sources of Hope, 1997), 1-3.

8 Joseph P. Gudel, “That Which is Unnatural: Homosexuality in Society, the


Church, and Scripture” [“Lo antinatural: Homosexualismo en la sociedad, en
la iglesia y en la Escritura”] en Christian Research Institute Journal in
Internet Christian Library: iclnet.org/pub/resources/text/cri/cri-
jrnl/web/crj0108a.html.

9 Evangelical Lutheran Church in America, Human Sexuality and the


Christian Faith [La sexualidad humana y la fe cristiana] (Minneapolis: ELCA,
1991), 44.

10 Gudel, “That Which is Unnatural”, 3.

11 Daniel A. Helminiak, What the Bible Really Says about Homosexuality [Lo
que la Biblia dice realmente acerca de la homosexualidad] (New Mexico:
Alamo Square Press, 2000), 45.

12 Gudel, “That Which is Unnatural”, 5.

13 Ibíd.

14 Piazza, Holy Homosexuals, 43 .

15 Helminiak, What the Bible Really Says, 79.

16 Richard F. Lovelace, Homosexuality and the Church [La homosexualidad y


la iglesia] (Old Tappan, NJ: Fleming H. Revell, 1978), 71.

17 Helminiak, What the Bible Really Says, 106.

18 Ibíd., 107.

19 Muchas veces se trata el síntoma de la condición pecaminosa


(homosexualidad), sin tratar de curar la causa del síntoma. Es importante
mantener la distinción entre el síntoma y la causa.
20 Steve Gallagher, A Biblical Guide to Counseling the Sexual Addict [Guía
bíblica para aconsejar al adicto sexual] (Dry Ridge, KY: Pure Life Ministries,
2004), 107.

21 Catecismo Menor, Pregunta 1.

22 Este término se utiliza no para indicar una enfermedad, sino para señalar
en términos actuales a quien la Biblia llama un “borracho”.

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