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El Arbitraje y la ejecución de Laudos Arbitrales en

Venezuela
El arbitraje es la facultad de las partes de dirimir sus controversias, prescindiendo de la
jurisdicción ordinaria.

Eduardo Couture

Perspectivas de la institución arbitral en Venezuela

La institució n arbitral en Venezuela podemos analizarla desde dos perspectivas, una


histó rica y una jurídica

Histórica

El primer caso de arbitraje del que se tiene conocimiento en nuestro país – segú n
Gonzalo Parra Aranguren – es el del ciudadano francés Antonio Fabiani y los hermanos
Roncayolo, estos ú ltimos venezolanos. En vista de las discrepancias surgidas entre
estos comerciantes, decidieron someterlas al conocimiento de á rbitros. El tribunal
arbitral se reunió en Marsella y dictó su fallo, el 17-12-1880, en favor de Antonio
Fabiani. Los venezolanos pidieron la declaració n de nulidad del compromiso y la
revocatoria del fallo, sin embargo, el Tribunal de Primera Instancia de Marsella negó
tales requerimientos. Nuevamente, los venezolanos apelaron la decisió n mencionada,
sin embargo, el Corte Superior de Aix, confirmó la decisió n a favor de Fabiani. Por su
parte, la Alta Corte Federal de Venezuela, en 1881, le negó el exequá tur por cuanto no
podía considerarse la decisió n arbitral como una decisió n emanada de un tribunal.

Luego, en 1883, Fabiani solicita la ejecució n del laudo arbitral, y en esta oportunidad
se dio un cambio de criterio en nuestra Alta Corte Federal y se le concede el pase por
cuanto se estimó que se trataba de una sentencia emanada de un tribunal competente
de Francia, en la cual se ventilaron derechos y obligaciones privados de las partes en
conflicto y que no afectaba la soberanía ni el derecho pú blico de Venezuela.

Pese a ello, fue imposible para Fabiani ejecutar el laudo, debido a lo que se consideró
obstrucció n y denegació n de justicia, siendo que este es el primer caso en que se vio la
dificultad de la ejecució n de los laudos arbitrales, extranjeros, en Venezuela.

En la ú ltima década, luego de la aprobació n de la Ley de Arbitraje Comercial del 07-04-


1998, se despertó una fase de desarrollo cuantitativo del arbitraje, pero, a pesar de
ello, el Centro de Arbitraje de la Cá mara de Comercio de Caracas, solo recibió para su
aná lisis unos 90 casos, hasta el 2007.

Jurídica
Desde la perspectiva jurídica, tenemos que el antecedente má s remoto que se
encuentra en el ordenamiento jurídico venezolano sobre la institució n del Arbitraje
está en la Constitució n del añ o 1830, la cual entre sus disposiciones generales
señ alaba, en el artículo 190, que Los venezolanos tienen la libertad de terminar sus
diferencias por árbitros, aunque estén iniciados los pleitos … con tal que se observen
las formalidades legales y de hacer todo lo que no está prohibido por la ley. Esta frase,
se repite en la Constitució n de 1857, sin embargo, desde la de 1858 y hasta la
Constitució n de 1961, inclusive, el constituyente pareció tratar con “indiferencia a la
institució n”, tal como lo señ ala Roland Matthies.

En la Carta Magna de 1999, el constituyente, por primera vez desde 1857, vuelve a
introducir esta institució n al referido texto, al señ alar, de manera excesivamente
discreta, en el artículo 258 que La ley promoverá el arbitraje, la conciliació n, la
mediació n y cualesquiera otros medios alternativos para la solució n de conflictos.

Con rango legal, la institució n arbitral, normalmente, se reguló a través del Có digo de
Procedimiento Civil, entre los añ os de 1897 y 1987, y a partir de 1998, ademá s, con la
Ley de Arbitraje Comercial, que será n analizadas a lo largo de estas pá ginas.

La institución arbitral

Con la finalidad de comprender la institució n arbitral se debe analizar, en primer


lugar, el concepto y luego los elementos fundamentales que permiten desembocar en
el laudo arbitral. Así tenemos que:

Concepto

El arbitraje es la discusión del negocio controvertido entre las partes, ante personas
privadas a cuya decisión lo someten por mutuo consentimiento o acuerdo.

Este concepto corresponde al Dr. Ramó n F. Feo, quien lo expreso en su Estudio sobre
el Có digo de Procedimiento Civil Venezolano.

En concepto de Eduardo Couture el arbitraje es la facultad de las partes de dirimir sus


controversias, prescindiendo de la jurisdicció n ordinaria.

Elementos fundamentales del arbitraje

La institució n del arbitraje tiene dos elementos fundamentales sin los cuales será
imposible llegar a la emisió n de la decisió n o laudo arbitral. Estos elementos son, en
primer lugar, el compromiso y, en segundo lugar, los árbitros.

El Compromiso
Es el acto en virtud del cual las partes, contractualmente o en juicio, se comprometen a
lograr la solució n de un conflicto por intermedio de terceros que decidirá n conforme a
la equidad u observando lo previsto en el cuerpo legal vigente.

Compromiso en juicio: El artículo 608 del Có digo de Procedimiento Civil (CPC)


establece que las partes, antes o durante el juicio pueden comprometerse en árbitros
de nú mero impar.

Compromiso Contractual: La doctrina lo denomina clá usula compromisoria y consiste


en que las partes al celebrar un contrato prevén la posibilidad de que cualquier
conflicto que tenga su origen en el mismo se dirima por los á rbitros que estas
designen.

Controversias que no pueden someterse a arbitraje: En el mencionado artículo 608 del


Có digo de Procedimiento Civil se señ ala que no pueden comprometerse cuestiones
sobre el estado, sobre divorcio o separació n de cuerpos, ni sobre los demá s asuntos en
los cuales no cabe transacció n.

Luego, por su parte, el artículo 3º de la Ley de Arbitraje Comercial indica que no


podrá n someterse a arbitraje controversias derivadas de delitos, faltas o actuaciones
contrarias al orden pú blico; las directamente concernientes al imperio del Estado; las
que versen sobre el estado y capacidad de las personas; las relativas a bienes y
derechos de los incapaces cuando no medie autorizació n judicial; y, sobre las que
hubiere recaído sentencia firme, a menos que sean las consecuencias patrimoniales de
las mismas.

Capacidad para someterse a arbitraje: La capacidad requerida para comprometer en


á rbitros es la misma requerida para contratar y obligarse libremente, de conformidad
con lo previsto en los artículos 1.143 del Có digo Civil, es decir todas las personas que
no estuvieren declaradas incapaces por la ley.

Por su parte, el artículo siguiente, 1.144 eiusdem, nos indica que son incapaces para
contratar los menores, los entredichos, los inhabilitados y cualquiera otra persona a
quien la ley le niega la facultad de celebrar determinados contratos.

En la Ley de Arbitraje Comercial, en su artículo 49, se señ ala como causal para denegar
la ejecució n de un laudo arbitral, cualquiera que sea su país de origen, que la parte
contra la cual se invoque demuestre que una de las partes estaba afectada por alguna
incapacidad al momento de celebrar el acuerdo arbitral (compromiso arbitral).

Formalidad para establecer el compromiso: El artículo 608 del Có digo de


Procedimiento Civil señ ala que el compromiso deberá constar, si las partes no
estuvieran en juicio, de manera autentica. Ahora bien, por su parte la Ley de Arbitraje
Comercial en los artículos 5º y 6º no requieren que este conste en forma autentica, es
má s, só lo se exige que conste por escrito.
Elementos que debe contener el compromiso: El Centro de Arbitraje de la Cá mara de
Comercio de Caracas señ ala como elementos imprescindibles, para redactar el
compromiso, los siguientes:

 Nú mero de á rbitros que integrará el Tribunal Arbitral, el cual debe ser impar;
 Señ alar si los á rbitros decidirá n conforme a la equidad o al derecho;
 Legislació n aplicable al contrato; y,
 Determinació n de la forma en que se realizaran las notificaciones.

Los á rbitros: Tal como se señ alara al principio de este punto 2, el otro elemento
fundamental del arbitraje es el constituido por los á rbitros, que son las personas a
quienes se confía dirimir la situació n en conflicto.

Tipos de árbitros: Los á rbitros son arbitradores, que deciden de acuerdo a la equidad,
o de derecho, que deciden de conformidad con lo establecido en las leyes.

El artículo 614, pará grafo segundo, CPC, establece que cuando las partes no llegan a un
acuerdo sobre el cará cter de los á rbitros, entonces, se entiende que decidirá n como
á rbitros de derecho. En similar sentido se pronuncia el artículo 8º de la Ley de
Arbitraje Comercial. Ahora bien, el artículo 618, pará grafo tercero, CPC, indica que si
en el compromiso no se indicó el cará cter de los á rbitros, se entenderá que son
arbitradores.

Nú mero de á rbitros: En caso de que las partes no hubiesen establecido el nú mero de


los á rbitros en el compromiso arbitral y no hubiere posibilidad de acuerdo en torno al
mismo, cada parte nombrará uno y el tribunal designara un tercero (artículo 610,
pará grafo primero, CPC). A todo evento, el nú mero de los á rbitros deberá ser impar.

El Laudo: La decisión arbitral

El laudo arbitral no es má s que la decisió n de los á rbitros, ajustada al derecho o la


equidad, y la cual se debe concretar dentro del plazo establecido en el compromiso
arbitral (artículo 623 CPC). De acuerdo con la Ley de Arbitraje Comercial este plazo, si
no se estableció uno distinto, será de seis (6) meses, prorrogable una o varias veces de
oficio o a solicitud de las partes.

En el artículo 624 CPC, se estableció que los fallos de los á rbitros son inapelables. Sin
embargo, si los árbitros hubieren sido de derecho, se permite pacto en contrario,
siempre que conste en el compromiso. Esta apelació n se hará para ante el Tribunal
Superior natural o para ante otro Tribunal de arbitramento que hayan constituido las
partes con ese fin.

Por su parte, la Ley de Arbitraje Comercial establece como ú nico recurso contra el
laudo el Recurso de Nulidad.

Nulidad del Laudo


La decisió n arbitral podrá ser considerada nula cuando encuadre en uno de los
supuestos taxativamente previstos en el ordenamiento jurídico vigente. Estas causales
las encontramos en el artículo 626 del CPC y en el artículo 44 de la Ley de Arbitraje
Comercial.

Las causales previstas en el CPC son las siguientes:

 Si se hubiere pronunciado sobre la materia de un compromiso nulo o que haya


caducado, o fuera de los límites del compromiso;
 Si la sentencia no se hubiere pronunciado sobre todos los objetos del
compromiso, o si estuviere concebida en términos de tal manera contradictorios que
no pueda ejecutarse; y,
 Si en el procedimiento no se hubieren observado sus formalidades
sustanciales, siempre que la nulidad no se haya subsanado por el consentimiento de
las partes.

Por su parte, las causales previstas en el Ley de Arbitraje Comercial son las siguientes:

 Cuando la parte contra la cual se invoca demuestre que una de las partes
estaba afectada por alguna incapacidad al momento de celebrarse el acuerdo de
arbitraje;
 Cuando la parte contra la cual se invoca el laudo no hubiere sido debidamente
notificada de la designació n de un á rbitro o de las actuaciones arbitrales que así lo
ameriten, o no haya podido por cualquier razó n hacer valer sus derechos;
 Cuando la composició n del tribunal arbitral o el procedimiento arbitral no se
ha ajustado a esta Ley;
 Cuando el laudo se refiera a una controversia no prevista en el acuerdo de
arbitraje, o contiene decisiones que exceden del acuerdo mismo;
 Cuando la parte contra la cual se invoca el laudo demuestre que el mismo no es
aú n vinculante para las partes o ha sido anulado o suspendido con anterioridad, de
acuerdo a lo convenido por las partes para el proceso arbitral; y,
 Cuando el tribunal ante el cual se plantea la nulidad del laudo compruebe que,
segú n la Ley, el objeto de la controversia no es susceptible de arbitraje o que la
materia sobre la cual versa es contraria al orden pú blico.

Como se puede observar, estos supuestos son claros y bien definidos, en virtud de lo
cual se puede omitir un examen que no excedería la simple exégesis.

Recurso de Nulidad

Una vez que las partes consideren que el Laudo es nulo, por estar encuadrado dentro
de alguno de los supuestos señ alados en el punto anterior, ambos textos confieren la
posibilidad de recurrir a los tribunales para pedir la nulidad del Laudo.

En el caso del Có digo de Procedimiento Civil se establece un procedimiento que parte


de la interposició n del recurso por ante el Tribunal que haya publicado el Laudo y
decidido el recurso, todavía se puede ir, por vía de apelació n, ante los Tribunales
Superiores.
De otra parte, el procedimiento previsto en la Ley de Arbitraje Comercial, difiere del
anterior en que su interposició n se realizará , directamente, ante el Tribunal Superior
competente de la jurisdicció n en que se hubiera dictado el Laudo.

Ejecución del Laudo

En el artículo 48 de la Ley de Arbitraje Comercial señ ala que el laudo arbitral,


cualquiera que sea el país en el que haya sido dictado, será reconocido por los
tribunales ordinarios como vinculante e inapelable, y tras la presentació n de una
petició n por escrito al Tribunal de Primera Instancia competente será ejecutado
forzosamente por éste sin requerir exequá tur, segú n las normas que establece el
Có digo de Procedimiento Civil para la ejecució n forzosa de las sentencias.

La norma parece ser suficientemente explícita sobre la posibilidad de ejecució n de un


Laudo, bien haya nacido éste de conformidad con el derecho nacional o segú n el
ordenamiento de otro país.

Ahora bien, a lo largo de este estudio se ha perseguido develar una incó gnita
fundamental, que es la siguiente: ¿Es posible ejecutar un laudo arbitral, bien sea este
dictado por las leyes de nuestro país o de uno extranjero?. Al recordar el primer caso
elevado a conocimiento de árbitros encontramos al Sr. Antonio Fabiani, quien no pudo
ejecutar su decisió n arbitral por renuencia de los tribunales nacionales de ejecutar el
mismo, tal vez por ignorancia, pero, la duda en torno a la ejecutoriedad aú n persiste,
aquí trataremos de dilucidarla, no sin antes recordar el hecho de que por mucho que
se haya escrito sobre el tema el mismo no se puede considerar agotado.

Ejecución del Laudo Arbitral nacional

En el encabezado de este título se transcribió el artículo 48 de la Ley de Arbitraje


Comercial, el cual no tiene similar en el Có digo de Procedimiento Civil, sin embargo,
éste tiene una norma supletoria que se encuentra en el artículo 523, correspondiente a
la Ejecució n de la Sentencia, el cual señ ala que La ejecució n de la sentencia o de
cualquier otro acto que tenga fuerza de tal, corresponderá al Tribunal que haya
conocido de la causa en primera instancia. Si fuere un Tribunal de arbitramento el que
haya conocido en primera instancia, la ejecució n corresponderá al Tribunal natural
que hubiere conocido del asunto de no haberse efectuado el arbitramento.

De aquí podemos concluir, con José Chilló n y José Merchá n, que la posibilidad de
ejecutar el Laudo Arbitral es, precisamente, lo que da sentido a buscar la solució n de
las controversias ante esta jurisdicció n privada que es el arbitraje. De no existir la
posibilidad de ejecució n, el Laudo sería un simple contrato o un mero trá mite
conciliatorio, tal como señ ala Ricardo Henríquez, en su obra El Arbitraje Comercial en
Venezuela.

Todo lo anterior lleva a concluir que la posibilidad de ejecutar un Laudo Arbitral,


nacido de nuestro propio ordenamiento jurídico, sigue, simplemente, la misma suerte
que una sentencia emanada de los ó rganos jurisdiccionales competentes. Es decir, en
primer lugar, la solicitud de cumplimiento voluntario (artículo 524 CPC) y luego, la
ejecució n forzosa (artículo 526 CPC).

Ejecución del Laudo Arbitral extranjero

Antes de entrar a analizar el punto concreto es importante recordar que, en agosto de


1998, se publicó la Ley de Derecho Internacional Privado, la cual en su artículo
primero señ aló que Los supuestos de hecho relacionados con los ordenamientos
jurídicos extranjeros se regulará n, por las normas de Derecho Internacional Pú blico
sobre la materia, en particular, las establecidas en los tratados internacionales
vigentes en Venezuela; en su defecto, se aplicará n las normas de Derecho
Internacional Privado venezolano; a falta de ellas, se utilizará la analogía y, finalmente,
se regirá n por los principios de Derecho Internacional Privado generalmente
aceptados.

Este artículo, que señ ala la prelació n de las fuentes en materia de Derecho
Internacional Privado, nos remite al aná lisis que se señ ala infra.

Para comenzar, se debe señ alar que un Laudo Arbitral se considera extranjero cuando
el ordenamiento jurídico aplicable al mismo ha sido el de otro país, de tal forma que,
un Laudo emitido por un Tribunal Arbitral venezolano, puede considerarse extranjero
cuando el derecho aplicable no fue el nacional.

Partiendo de lo dispuesto en el artículo 62 de la Ley de Derecho Internacional Privado,


el cual señ ala que todo lo concerniente al arbitraje comercial internacional se regirá
por las normas especiales que regulan la materia, se debe recordar lo previsto en el
artículo 48 de la Ley de Arbitraje Comercial, es decir, que cualquier Laudo, sin
importar el país de origen, se debe ejecutar forzosamente sin requerir exequá tur,
asimilá ndolo a una sentencia emanada de un tribunal competente.

La norma referida tiene su origen en un Tratado Internacional suscrito por Venezuela,


como lo es la Convenció n de las Naciones Unidas sobre Reconocimiento y Ejecució n de
las Sentencias Arbitrales Extranjeras de 1958, que es ley de nuestro país desde el 29
de Diciembre de 1994, cuyo artículo III señ ala que Cada uno de los Estados
Contratantes reconocerá la autoridad de la sentencia arbitral y concederá su ejecució n
de conformidad con las normas de procedimiento vigentes en el territorio donde la
sentencia sea invocada….

Ahora bien, de acuerdo con lo previsto en la Ley de Arbitraje Comercial adminiculado


con la citada convenció n, se daría libertad ilimitada a la ejecució n de los Laudos, que se
consideren extranjeros, sin embargo, la referida convenció n otorga a los países
signatarios, la posibilidad de establecer la extensió n de la misma, es decir a que
estados se aplicará . En nuestro caso se utilizó el criterio de la reciprocidad, es decir, se
aplicaría la Convenció n a Laudos Arbitrales provenientes de países firmantes del
mismo, de forma que los Laudos emitidos por Tribunales Arbitrales venezolanos se
puedan ejecutar en aquellos países.
Ademá s de la Convenció n de las Naciones Unidas sobre Reconocimiento y Ejecució n de
las Sentencias Arbitrales Extranjeras de 1958, que como se señ aló forma parte de
nuestro cuerpo legal desde 1994, existen otros tratados suscritos por Venezuela en el
mismo sentido, estos son:

El Acuerdo sobre Ejecució n de Actos Extranjeros, suscrito entre los países bolivarianos
en Caracas en 1911, que fue ratificado por el Ejecutivo en 1914, en cuyo artículo 3 se
hace referencia a la legalizació n de las sentencias y laudos arbitrales emitidos por
algú n Estado signatario.

La Convenció n Interamericana sobre Eficacia Extraterritorial de las Sentencias y


Laudos Arbitrales Extranjeros, suscrita en Montevideo en 1975, para los miembros de
la OEA, publicada en la Gaceta Oficial el 15 de enero de 1985, busca, entre sus
consideraciones iniciales, la eficacia extraterritorial de sentencias y laudos, pero no es
tan definitiva como la Convenció n de la ONU, debido a que no otorga a estos
instrumentos cará cter ejecutivo, sino que los somete al examen de los ó rganos de cada
signatario.

La Convenció n Interamericana sobre Arbitraje Comercial Internacional, suscrita en


Panamá en 1975 y publicada en la Gaceta Oficial el 21 de febrero de 1985, establece en
su articulado que …los laudos arbitrales no impugnables… segú n las reglas procesales
aplicables, tendrá n fuerza de sentencia judicial ejecutoriada, por lo tanto, su ejecució n
podrá exigirse en la misma forma que las sentencias judiciales emanadas de los
tribunales competentes.

En todo caso, estas Convenciones tienen el mismo rango legal, de modo que la Sala
Político Administrativa de la Corte Suprema de Justicia, en sentencia del 09-10-1997,
declaró que se aplica la disposició n má s favorable para lograr los objetivos comunes
de tales Convenciones, es decir, que los Laudos Arbitrales sean exigibles en sus
propios términos, ejecutables en países distintos a la sede arbitral, sin una previa
revisió n de fondo, y, por ú ltimo, que se facilite el recurso al arbitraje en el comercio
internacional.

Denegación de la Ejecución del Laudo Arbitral

Para culminar este aná lisis de la institució n arbitral y la ejecució n de los Laudos,
tenemos que mencionar, al menos, las causales por las cuales se pude negar la
ejecució n de un Laudo, sin importar el país que lo haya dictado. Estas causales está n
previstas, tanto en el artículo 49 de la Ley de Arbitraje Comercial como en el artículo V
de la Convenció n de las Naciones Unidas sobre Reconocimiento y Ejecució n de las
Sentencias Arbitrales Extranjeras. Las referidas causales, comunes en ambos textos
pero en distinto orden, son las siguientes:

 Cuando la parte contra la cual se invoca demuestre que una de las partes
estaba afectada por alguna incapacidad al momento de celebrarse el acuerdo de
arbitraje;
 Cuando la parte contra la cual se invoca el laudo no hubiere sido debidamente
notificada de la designació n de un á rbitro o de las actuaciones arbitrales que así lo
ameriten, o no haya podido por cualquier razó n hacer valer sus derechos;
 Cuando la composició n del tribunal arbitral o el procedimiento arbitral no se
ha ajustado a la ley del país donde se efectuó el arbitraje;
 Cuando el laudo se refiera a una controversia no prevista en el acuerdo de
arbitraje, o contiene decisiones que exceden del acuerdo mismo;
 Cuando la parte contra la cual se invoca el laudo demuestre que el mismo no es
aú n vinculante para las partes o ha sido anulado o suspendido con anterioridad, por
una autoridad competente de acuerdo a lo convenido por las partes para el proceso
arbitral;
 Cuando el tribunal ante el cual se plantea el reconocimiento o la ejecució n del
laudo compruebe que segú n la ley, el objeto de la controversia no es susceptible de
arbitraje o que la materia sobre la cual versa es contraria al orden pú blico;
 Que el acuerdo de arbitraje no sea vá lido en virtud de la Ley a la cual las partes
lo han sometido.

Conclusión

A lo largo de estas pá ginas se ha tratado de descifrar una institució n fundamental del


Derecho Comercial Internacional como lo es esta del Arbitraje o Arbitramento, y luego,
en un plano má s específico, se estudió la ejecució n de un laudo arbitral,
independientemente del ordenamiento legal que dio lugar a la decisió n.

En este sentido, con claridad meridiana se puede concluir que:

 Los Laudos emitidos por Tribunales Arbitrales con vista a nuestro


ordenamiento legal son siempre ejecutables, por considerarse que los mismos tienen
la fuerza legal de una sentencia emanada de un tribunal competente; y,
 Los Laudos emitidos por Tribunales Arbitrales, de conformidad con un
ordenamiento jurídico distinto al venezolano, será n ejecutables en Venezuela siempre
que el país de origen del mismo haya suscrito la “Convenció n de las Naciones Unidas
sobre Reconocimiento y Ejecució n de las Sentencias Arbitrales Extranjeras”, sin
reserva que excluya a Venezuela por cuanto en dicha Convenció n nuestro país se
acogió al criterio de la reciprocidad.

Con estas dos conclusiones, parece quedar claro el punto de la ejecució n, sin embargo,
ello no excluye que se pudieren presentar problemas a nivel de tribunales por
desconocimiento del tema.

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