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Hechos: El actor entabló demanda para que se le reconozca una indemnización por los daños
derivados de la “injusta prisión preventiva impuesta” por el plazo de 13 días, en una causa
penal en la que se le imputó el delito de homicidio de un motociclista que embistió con su taxi
y que culminó con su sobreseimiento.
Instancia anterior: El juez de primer instancia rechazó la demanda. Entendió que no existió
actividad ilegítima o falta de servicio de justicia por parte del Estado Nacional, dado que el
auto de prisión preventiva no fue dictado mediando una inocencia manifiesta, ya que se
sustentó por un testimonio, informe pericial, por las circunstancias personales del imputado
(antecedentes penales, falta de constatación de domicilio real) y el delito atribuido
(homicidio). Culmina diciendo que el sobreseimiento se decretó ya que el hecho investigado
no encuadró en una figura legal.
Cámara (Voto de Dra. Clara do Pico): Cuando el juez criminal denegó al excarcelación
solicitada, justificó la procedencia de la prisión preventiva, diciendo que por las circunstancias
del caso, hacían presumir fundadamente que en caso de concederse el beneficio solicitado, el
imputado Suarez intentaría eludir el accionar de la justicia y entorpecer el curso de la
investigación. En específico, señaló la falta de constatación de domicilio y la condena del 2003.
Pero resulta que fue el policía quien no pudo constatar el domicilio, ya que el acto residía en
una villa y ningún vecino colaboró con este ni le firmaron el acta. Posteriormente, cuando se
habló con el empleador de Suarez, ya que este era taxista, se pudo conseguir el domicilio.
De informe pericial resultó que el acto excedía la velocidad máxima permitida, pero no se pudo
concretar si no estando esa circunstancia se pudo haber evitado el accidente, señalando más
injerencia en la puesta en peligro de la propia víctima en la ocurrencia del hecho.
Sobradas son las pruebas como para considerar que la presunción invocada por el juez criminal
sobre la procedencia de la prisión preventiva no es concordante con los hechos probados en la
causa. Además contando el hecho de que el actor se sometió voluntariamente al proceso
judicial, esperó a que arribaran las autoridades, se sometió a estas para ser llevado a la
comisaría en calidad de detenido, pasó de su derecho a llamar a un conocido cuando lo
detuvieron e incluso a tener abogado defensor, por no considerarlo necesario ante la
situación, demuestra la confianza depositada en la justicia por el actor que no podría fallar en
contra de su inocencia.
Toda la situación indica que haber sometido a prisión preventiva a una persona que colaboró
deliberadamente de esta forma constituye una contradicción jurídica que implica ignorar en
forma abierta el propio fin del instituto de prisión preventiva. Por lo tanto debe revocarse la
sentencia apelada y hacer lugar a la demanda por los daños y perjuicios ocasionados con el
dictado de la prisión preventiva manifiestamente arbitraria. Le concede el daño moral pero no
el patrimonial, ya que consideró que no perdió su trabajo en función de los hechos del caso,
tampoco el daño psicológico ya que la prueba pericial no determinó trastornos psicológicos.