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“Siendo los hombres por naturaleza libres, iguales e independientes, ninguno puede
ser sustraído de esa condición y sometido al poder político de otro sin su propio
consentimiento.”4
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La justificación deriva de la idea en la existencia de un estado de naturaleza, en el
cual los humanos son libres e iguales, y por ello se argumenta que cualquier
limitación de esta libertad e igualdad debe estar justificada por el contrato social. El
contrato social se erige como un acuerdo de voluntades entre los miembros de la
sociedad, en que las partes acuerdan restringir su libertad sujetándose a las reglas
acordadas sobre la manera en que se creará el Estado, se desarrollarán las relaciones
de los individuos entre sí y con el Estado creado, en general instaurándose a través de
este proceso, una nueva sociedad organizada. Los individuos deciden ceder parte de
su libertad, crear el Estado, pagar los impuestos, autorizarle que los gaste, etc. para
obtener con ello un mayor beneficio, evidentemente nadie quiere entregar parte de su
libertad, de su patrimonio, si no es a cambio de obtener un provecho mayor del que
tendría de abstenerse a entregarlo.
Así, el concepto inicial de libertad que se desarrolla, es una noción que puede
considerarse negativa: Una persona es libre en la medida en que ningún hombre
ni ningún grupo de hombres interfieren con su actividad. La libertad en este
sentido, es simplemente el área dentro de la cuál un hombre puede actuar sin
ser obstaculizado por otros.
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BERLIN, Isaiah. Libertad y Necesidad en la Historia. Madrid, Ed. Revista de Occidente, 1974. Pág. 145.
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Ahora bien, el liberalismo no ha sido una doctrina homogénea; existen versiones del
liberalismo, el liberalismo expuesto por Jeremy Bentham no es el mismo que el de
John Rawls, por ejemplo. Si tuviésemos que citar a diez de los principales liberales,
hablaríamos de Hobbes, Locke, Hume, Smith, Bentham, Mill, Hayek, Rawls, Nozick
y Buchanan. En un intento por dejar en claro que existen varias visiones o enfoques
dentro del mismo liberalismo, se explicará mediante un tránsito histórico y a grandes
rasgos, la postura de cada uno6.
1. Hobbes (1588-1679)
2. Locke (1632-1704)
3. Hume (1711-1776)
4. Smith (1723-1790)
5. Bentham (1748-1832)
6. John Stuart Mill (1806-1873)
7. Hayek (1903-1991)
8. Rawls (1921)
9. Nozick (1935)
10. Buchanan (1927)
Igualitaria: las personas son, o deben ser, iguales en algún sentido. Cuando
menos, deben ser iguales ante la ley.
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Véase a STEINER, Hillel. An Essay on Rights. Oxford, Ed. Basil Blackwell, 1994.
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Los liberales no niegan que hay diferencias entre las sociedades, sino que creen que
las semejanzas entre los seres humanos y entre las sociedades son, desde un punto de
vista político, más importantes que las diferencias.
los griegos
los romanos
los Cristianos
Los griegos:
Los Sofistas sostenían que todos los hombres eran por naturaleza libres (negaban la
esclavitud natural). Esta idea; por supuesto, llegó a ser una idea obvia desde la
revolución estadounidense.
Los romanos:
El derecho romano en sus inicios desarrolló una tradición de igualdad ante la ley,
igualdad para todos los ciudadanos. Ahora bien, es importante reconocer que la
mayoría de las personas no eran ciudadanos romanos.
A Cicerón se debe la idea de que nuestra sociedad tiene que ser gobernada por leyes
y no por hombres (el reinado de ley). Lo ideal es que el juez sea simplemente la voz
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de la ley. Estas ideas fueron reavivadas en los últimos años del renacimiento durante
el surgimiento de la Europa moderna.
Cristianismo:
La visión común es que el triunfo del cristianismo representó el eclipse de los ideales
liberales de tolerancia, amor de aprendizaje, etc. Hay un poco de verdad en esto; en
la medida en que la iglesia católica mostró (y todavía lo hace) hostilidad hacia
algunos valores liberales, pero tomando en cuenta que el cristianismo da primordial
importancia a la salvación individual (individualismo), el cristianismo puede ser
concebido como una religión individualista. Más importante en esta consideración;
quizás, es la opinión cristiana de “igualdad original de todas almas”.
1) Hobbes (1588-1679):
Su filosofía política señala que los seres humanos tienen como meta máxima la
auto-reservación. El bien (y el mal) para los seres humanos es definido en estos
términos: Aquello que contribuya a la auto-preservación es bueno; lo que amenace la
auto-preservación es malo.
Hobbes señala que el hombre actúa siempre para su propio beneficio. De no ser por
la habilidad del hombre para razonar, resultaría una competencia desenfrenada y una
guerra de todos contra todos. Nuestra racionalidad nos lleva a ver que en ausencia de
un soberano, la humanidad sería reducida a una "guerra de todos en contra de todos"
(la vida sería solitaria, pobre, desagradable y corta).
Para Hobbes no hay comportamiento más correcto como el hacer que las cosas
avancen o retrocedan en nuestro propio beneficio. El Estado es simplemente un
instrumento de los seres humanos caracterizado en tres ideas:
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Crear las condiciones para que los individuos consigan exitosamente sus
intereses pacíficos.
Como teórico del contrato social, Hobbes creía que solamente un monarca absoluto
podía ser suficientemente fuerte para persuadir (intimidar) a las personas a cumplir
sus obligaciones dentro del contrato social y mantener así, la paz social. En suma,
para Hobbes el Estado no debe promover ningún objetivo moral, tiene como
principal propósito promover los intereses de sus ciudadanos y el poder del Estado
está limitado por los derechos naturales (derechos humanos) de las personas.
Locke al igual que Hobbes era contractualista en cuanto a la justificación del Estado,
la fuente de la legitimidad del Estado descansa en el consentimiento del gobernado y
lo concebía no como un objeto divino o natural sino como un instrumento humano
para hacer cumplir los derechos, a diferencia de Hobbes que lo estructuraba como un
mecanismo para solucionar problemas prácticos (auto-preservación). Sin embargo,
también existe una gran diferencia entre Locke y Hobbes en cuanto al origen o base
de los derechos, para el segundo es la auto-preservación mientras que para el primero
es Dios.
Locke creía que nuestros derechos (derechos naturales) eran otorgados por Dios, esto
incluye el derecho a la propiedad privada. Con el incremento de la secularización de
la sociedad, su visión resultó problemática para los liberales, principalmente en cómo
justificar estos derechos.
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La independencia estadounidense tiene sus raíces precisamente en Locke, pues sus
postulados versaban que el propósito del gobierno es asegurar los derechos naturales
de las personas (derecho a la vida, la libertad y obtención de la felicidad) y que éstos
derechos provienen de Dios; así, la justificación de la revolución deriva de que el
Estado no está protegiendo o respetando los derechos naturales de las personas.
Dos fueron las principales figuras de la ilustración escocesa: David Hume (Tratado
sobre la naturaleza humana 1739) y Adam Smith (la riqueza de las naciones 1776).
Al parecer, con la ilustración escocesa recibimos la primera expresión exhaustiva de
la filosofía política liberal y solamente con la obra de la ilustración escocesa,
obtuvimos una ciencia de las sociedades humanas, un intento por explicar cómo
surgen y cómo funcionan las instituciones sociales.
Para Hume, las instituciones sociales (los sistemas políticos y económicos) son
artificios humanos diseñados para lidiar con lo que él llama "Las circunstancias de la
justicia": escasez moderada y benevolencia limitada.
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económico de libre competencia encuentra su equivalente natural en un orden
constitucional con gobierno limitado, no intervencionista que garantice las libertades
civiles y políticas. La tercer vertiente desarrolla la idea de que las instituciones
sociales y en general el fenómeno social, deben ser entendidas o explicadas en
términos de acciones individuales; por ejemplo, la forma cómo un sistema
económico funciona debe ser explicado en última instancia en términos de acciones
individuales, el llamado individualismo.
Ésta última vertiente, tuvo importantes consecuencias en el siglo XX, ya que Smith
pensaba que el sistema político y económico estaban entrelazados inseparablemente,
y los mismos principios que explicaban cómo actúan las personas en la esfera
económica se aplicarían en las últimas décadas del siglo XX, a la esfera política,
impactando en las obras de los teóricos de la Elección Pública (Public Choice), que
sostienen que los burócratas y los políticos son tan individualistas y egoístas como
los hombres de negocios, haciéndose analogías importantes entre consumidores y
votantes, empresarios y políticos, burócratas y gerentes de sociedades anónimas, etc.
Finalmente, una consecuencia del análisis económico de Smith fue que el libre
mercado tiende a incrementar la riqueza de las naciones mientras que el
proteccionismo, el monopolio respaldado por el Estado, etc., solo generan daño.
Liberalismo en Francia:
Antes de continuar no podemos dejar de lado el pensamiento liberal francés del siglo
XVIII. Para algunos, el liberalismo se originó como una expresión política del
Protestantismo en Inglaterra pero no en Francia, Italia, etc., quizás en parte porque
estos últimos no eran protestantes y el liberalismo europeo tenía un fuerte elemento
anticlerical.
Dos vertientes ideológicas modelaron el pensamiento liberal francés del siglo XVIII.
Ambas respaldaban la tolerancia y se oponían a la superstición y al fanatismo,
estaban en contra del dogmatismo y de la iglesia, pero de formas muy diferentes:
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Algunos como Montesquieu, Condorcet y Voltaire, creían en una ciencia de la
naturaleza humana y de las instituciones sociales; ciencia y mejorismo iban juntas, la
creencia en el progreso. Mientras que los humanistas escépticos como Bayle y
Montaigne, creían en la impotencia de la razón, en la incapacidad de la mente para
conocer la verdad.
La utilidad de una acción o política social está determinada por la cantidad total de
felicidad o placer producido por la acción, menos la cantidad total de infelicidad o
dolor producido por ella.
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Por otro lado, Mill fue un fuerte defensor de la libertad personal, es el padre de la
distinción entre la libertad personal y libertad económica, además de precursor de los
liberales contemporáneos.
Pero quizás el cambio más fundamental en las sociedades liberales (desde el interior)
fue la generalización de la democracia, el aumento de la democracia “mayoritaria”;
es decir, un sistema en el cuál casi todo, especialmente la economía, está sujeta al
control democrático (proceso político). Así, teniendo en cuenta esta visualización
acerca del papel del Estado, la competencia por la obtención de votos en una
democracia, hizo inevitable que el Estado interviniera cada vez más en la esfera
privada.
De tal manera, que pensadores como John Maynard Keynes, aseguraban que el libre
mercado, sin limitaciones, muy probablemente se estancaría, ya que no todos los
recursos estarían productivamente empleados, especialmente los trabajadores, y el
desempleo sería permanente a causa de los ahorros que no son convertidos en
inversiones, disminuyendo la demanda agregada.
Por tanto, Keynes postulaba que las economías lentas necesitan algo que las hiciera
despertar y precisamente ese era el papel del Estado a través del gasto público.
Afirmaba que en las épocas de depresión y recesión, el gasto público era una buena
medida porque incrementaba la demanda agregada. Sus ideas tuvieron un fuerte
impacto para los políticos quienes vieron la oportunidad de comprar votos con dinero
prestado (deuda pública) y justificar una mayor intervención estatal en la esfera
privada.
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7) F.A. Hayek (1903-1991):
Su trabajo fue utilizado en gran medida como referencia durante el siglo XX, las
aportaciones de Hayek al pensamiento liberal son muchas, pero dos son las
principales:
Así, Rawls es liberal en la medida que otorga absoluta prioridad a los derechos
civiles y políticos, además de considerar al Estado como neutral entre los diversos
conceptos de la vida buena.
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9) Robert Nozick (1935):
Así, el gobierno es concebido como un corrector de las fallas del mercado, lo que en
gran medida lo justifica. Sin embargo, también existen fallas del gobierno así como
fallas del mercado. La elección pública es la teoría de las decisiones de la
colectividad, que incluye, una teoría de las fallas del gobierno, es decir, fallas
estructurales en la toma de decisiones que conducen a resultados no deseados.
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