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Debate Contemporaneo en Educacion
Debate Contemporaneo en Educacion
Autor-Compilador:
Maestría en Educación (Modalidad a Distancia)
Maestría en Educación
Universidad ARCIS
Programa Certificado por CPEIP
Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas
Of. Registro Público Nacional de Perfeccionamiento
República de Chile
Ministerio de Educación
Universidad ARCIS
Libertad 53 / Santiago de Chile
www.uarcis.cl
Presentación 5
Objetivos 12
II Compilación Bibliográfica 74
Lectura Nº 1 74
Toledo, Edgardo; Silvana Comba, Tecnologías de comunicación e
ideología
Lectura Nº 2 86
Gubern, Roman, “De la caverna a la electrónica. La herencia del cazador”,
en: El eros electrónico
Lectura Nº 3 88
Gubern, Roman, “La escena y el laberinto”, en: Del bisonte a la realidad
virtual
Lectura Nº 4 108
Gubern, Román, “Claustrofilia versus agorafilia en la sociedad
postindustrial”, en: El simio Informatizado
Lectura Nº 5 119
Salinas Ibáñez, Jesús, Enseñanza flexible, aprendizaje abierto. Las redes
como herramientas para la formación
Lectura Nº 6 127
Torres del Castillo, Rosa María, “Nuevo papel docente ¿qué modelo de
formación y para qué modelo educativo?”, Documento preparado para la
decimotercera semana monográfica Aprender para el futuro: nuevo marco
de la tarea docente
Lectura Nº 7 143
Castells, Manuel, “El espacio de flujos”, en: El surgimiento de la
sociedad de redes
Lectura Nº 8 175
García Selgas, Fernando J., “Preámbulo para una ontología de la fluidez
social: La teoría de la sociedad de la información como crónica de una
transición ontológico-política”
Lectura Nº 9 193
Beck, Ulrich, La sociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad
Lectura Nº 10 207
Turkle, Sherry, La vida en la pantalla. La construcción de la identidad en
la era de Internet. (Fragmento)
Asumiendo la post modernidad como una condición1 inevitable, tal como la plantea
Lyotard, entonces el debate actual no es tanto contra el postmodernismo, sus autores y sus
principales características, que Lipovetsky identifica como el “ocaso del deber”2 y el
predominio del individualismo, sino al interior de esta condición ineludible. Si la condición
postmoderna arrasó con las certezas que la modernidad bien o mal nos brindaba, la
búsqueda de nuevas certezas sobre las cuales reconstruir la realidad parece ser el nuevo
debate. En efecto, desde Alain Touraine hasta Taichy Sakaya, pasando por Gilles Deleuze y
otros autores como Jacques Derrida, se asume un cierre de época.3 Incluso quienes
sostienen que más que post modernidad se vive una exacerbación de ésta, sostienen que se
vive un post, un algo que dejó atrás la sociedad caracterizada por la racionalidad
instrumental, el fordismo y un sujeto “duro”, claramente caracterizable. La edad y el
1
Nos permitimos recordar que la idea de “condición” remite a las transformaciones culturales que han
afectado las reglas de la ciencia, la literatura y las artes. Lyotard se refiere a la crisis de los relatos; entendidos
estos últimos como discursos legitimadores de ciertas verdades parciales que han permitido un alto grado de
certidumbre. Por ejemplo, los conceptos del Siglo de las Luces: paz, igualdad, libertad, fraternidad.
2
Después del desplome de las Torres Gemelas la reflexión de Lipovetsky se hace pertinente: “No sólo
consumimos objetos y películas, sino también la actualidad escenificada, lo catastrófico, lo real a distancia. La
información se produce y funciona como animación hiperrealista y emocional de la vida cotidiana, como un
show semiangustiante semirecreativo que da ritmo a las sociedades individualistas del bienestar. La liturgia
austera del deber se ha ahogado en la carrera jadeante de la información, en el espectáculo y en el suspense
posmoralista de las noticias”. La ética indolora de los nuevos tiempos democráticos. Barcelona, Anagrama,
p.54.
3
Es posible que esta sensación también tenga que ver con el ánimo fini secular. Si bien es una comparación
muy menor, en la literatura del Siglo XIX, en autores tan diversos como Chéjov, Baudelaire y Proust, se
presenta esa sensación de una época que se acaba y de la que es preciso rescatar algo. En nuestro ámbito
cultural, también se presentó en la Generación Española de 1898. Antonio Machado siente el fin de época, de
la España que le había dado todas sus certezas y de su aplastamiento por otra potencia: ruda, nueva, inculta:
Estados Unidos. En “A orillas del Duero”, Machado escribía: “Castilla miserable, ayer dominadora, envuelta
en sus andrajos desprecia cuanto ignora. ¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada recuerda, cuando
tuvo la fiebre de la espada? Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira; cambian la mar y el monte y el ojo
que los mira. ¿Pasó? Sobre sus campos aún el fantasma yerra de un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra.
La madre en otro tiempo fecunda en capitanes madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes. Castilla no es
aquella tan generosa un día, cuando Mio Cid Rodrigo el de Vivar volvía, ufano de su nueva fortuna y su
opulencia, a regalar a Alfonso los huertos de Valencia”; También Rubén Darío en “Cantos de Vida y
Esperanza” (1905) traslucía ese descontento por una expansión del “modo de ser” norteamericano: “...Sois
ricos. Juntáis al culto de Hércules el culto de Mammón; y alumbrando el camino de la fácil conquista, la
Libertad levanta su antorcha en Nueva York.
Mas la América nuestra, que tenía poetas desde los viejos tiempos de Netzahualcoyotl, que ha guardado las
huellas de los pies del gran Baco, que el alfabeto pánico en un tiempo aprendió; que consultó los astros, que
conoció la Atlántida, cuyo nombre nos llega resonando en Platón, que desde los remotos momentos de su vida
vive de luz, de fuego, de perfume, de amor, la América del gran Moctezuma, del Inca, la América fragante de
Cristóbal Colón, la América católica, la América española, la América en que dijo el noble Guatemoc: ‘Yo no
estoy en un lecho de rosas’; esa América que tiembla de huracanes y que vive de Amor, hombres de ojos
sajones y alma bárbara, vive. Y sueña. Y ama, y vibra; y es la hija del Sol. Tened cuidado. ¡Vive la América
española! Hay mil cachorros sueltos del León Español. Se necesitaría, Roosevelt, ser Dios mismo, el Riflero
terrible y el fuerte Cazador, para poder tenernos en vuestras férreas garras. Y, pues contáis con todo, falta una
cosa: ¡Dios!” Rubén Darío, 1904, Cantos de vida y esperanza.
Globalización y mundialización
4
Sobre el episteme: Aristóteles abordó la cuestión clasificando el conjunto del saber en tres modalidades: un
saber técnico o productivo (episteme poietiké), un saber práctico o prudencial (episteme praktiké) y un saber
contemplativo o especulativo (epsiteme theoretiké). Todos ellos constituyen saber o conocimiento (episteme)
porque no se quedan en la mera familiaridad con el “qué” de las cosas que se gana a base de experiencias
repetidas y rutinas interiorizadas —hasta aquí llega el experto o perito, el hombre experimentado o con
pericia, que no puede enseñar lo que sabe porque propiamente no lo sabe—,sino que avanzan hasta los “por
qués”, a la comprensión de los principios y razones que determinan esas cosas, la cual se gana por mediación
únicamente de la inteligencia superior, que opera con relaciones abstractas y lenguaje —y aquí sólo llega el
sabio, que es el que propiamente sabe y puede enseñar con palabras. En la modernidad, Kant elabora un
sistema a priori para fundamentar el conocimiento, pero un sistema que no tiene en cuenta la mediación del
lenguaje y supone un sistema atribuido a un sujeto trascendental atemporal y ahistórico, Foucault piensa en la
constitución del saber desde el a priori del lenguaje (o del discurso) y desde un a priori histórico. Nuestro
saber se constituye desde el lenguaje, y sus principios a priori cambian epocalmente. Foucault denomina
episteme, el conjunto de las relaciones que pueden unir, en una época determinada, las prácticas discursivas
que dan lugar a unas figuras epistemológicas, a unas ciencias, eventualmente a unos sistemas formalizados; el
modo según el cual en cada una de esas formaciones discursivas se sitúan y se operan los pasos hacia la
epistemologización, a la cientificidad, a la formalización. El estudio de las prácticas discursivas es la
arqueología. Más tarde Foucault agregará que el discurso se articula con el poder. Es decir, agrega la
perspectiva genealógica.
5
La definición del “Diccionario” es que la globalización es la “Tendencia de los mercados y de las empresas
a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales”. El Informe de 1989
del PNUD (Programa de Naciones Unidas sobre Desarrollo Humano) entiende que, por sobre las Naciones
han surgido “nuevos actores” que poseen más poder que muchos Estados y que “Las estructuras y los
procesos para hacer política global no son representativos. Las estructuras económicas dominantes —FMI,
Banco Mundial, G-7, G-10, G-22, OCDE, OMC— son dominadas por los países grandes y ricos, dejando a
países pobres y a gente pobre con poca influencia y poca voz, por la carencia de la calidad de miembro o por
la carencia de la capacidad para la representación y la participación eficaces. Hay poca transparencia en las
decisiones, y no hay un foro estructurado para que las instituciones civiles de la sociedad expresen sus
opiniones”. Ver /www.local.attac.org/sevilla/faq/globalizacion.php
6
Illich, Iván, Alternativas II, España, Editorial Planeta, 1988, p.120.
Pero también puede hablarse de un cambio de época. Nadie ha escrito tan bien
ese cambio de época y el aburrimiento que esta trae, que el ruso Chéjov. Sus
personajes están insertos en un contexto en el que la antigua clase aristocrática,
habiendo perdido el brillo y el poder de antaño, se consumía lentamente frente a
los dictados de un nuevo orden encarnado en la incipiente burguesía.
En 1861, bajo el reinado del zar Alejandro II, se había decretado la abolición de
la servidumbre. Los antiguos Mujiks se convierten en hombres libres; obligados
a trabajar por sus propios medios, comienzan a formar una baja burguesía
concentrada en el campo y en los reductos obreros de San Petersburgo y Moscú.
Las rígidas estructuras de la nobleza se ven sacudidas por una clase que
comienza a interactuar, los límites se desdibujan y el conflicto se patentiza entre
los herederos de un orden estatuido e impregnado en la sangre y los
7
Aunque sea solamente a título ilustrativo, en 1962, en el Tratado de economía marxista, Ernest Mandel,
anotaba: “El modo de producción capitalista, la exportación de mercancías industriales producidas por los
primeros grandes países industriales unifica, en efecto el mercado mundial. Pero está lejos de unificar la
producción mundial, sus condiciones técnicas y sociales, su grado de productividad media del trabajo”.
Tratado de economía marxista, México, Editorial Era, 1980, p. 277.
Este módulo pretende plantear el debate que esta nueva “realidad” presenta al
conocimiento, a la conceptualización de sujeto (de aprendizaje), a la Escuela y a la
posibilidad de acercarse a una nueva Ontología de la Fluidez.
Este debate podría resumirse de la siguiente manera: aquellos que creen que la
Sociedad de la Información constituye un nuevo paradigma y una nueva ontología y
aquellos que la visualizan sólo en su esfera puramente instrumental.
Por eso, para cerrar el área teórica de este programa, y en parte siguiendo la lógica
de la navegación, hemos incorporado algunas modificaciones formales.
Hemos incorporado recuadros de reflexión y autoevaluación. Estos ejercicios no
serán obligatorios ni evaluados formalmente, pero están allí para ayudar la dirección
de su reflexión.
11
Iván Illich. 1988, Op. Cit., p. 58.
Objetivos
Los medios constituyen un medio de control social que hace en forma sutil lo que
antes se hacía de manera brutal.
Son los responsables del conformismo de las masas.
12
Un hito memorable de esta tendencia fue la emisión de la “Guerra de los Mundos” de H.G. Wells en una
emisión de radioteatro dirigida por Orson Wells. Fue transmitida el 30 de octubre de 1938, en plena
celebración de Halloween y en vísperas de la Segunda Guerra Mundial. El resultado fue la histeria colectiva y
la fama inmediata para Wells.
En los Estados Unidos surge una disciplina neutra dedicada al estudio del fenómeno
de los mass media y en una definición más amplia, mass comunications.14
Fue en la década de los setenta cuando, especialmente a partir de los trabajos del
profesor canadiense Marshall Mac Luhan y de la explosión de la televisión por señal
satelital, se comienza a hablar de la “sociedad de la información”. En 1968, la guerra de
Vietnam llegaba todas las noches a todos los hogares en el noticiario de las seis. Estados
Unidos había librado guerras peores, pero fue la presencia de la guerra todas las tardes en el
living de la casa, una de las causas del retiro y la derrota. La Guerra sólo había sido real
gracias a la T.V. Gracias (o por culpa de los medios), el mundo se había convertido en una
“aldea global”, concepto que revisaremos más adelante. En 1975, irónicamente las cámaras
de la prensa no alcanzaron a registrar en vivo y en directo la toma del palacio presidencial
en Saigón, por lo que las tropas del Ejército de Vietnam del Norte “repitieron” la entrada
del tanque aplastando las rejas.
Pero la presencia de los medios no se hacía evidente por primera vez. El 15 de
octubre de 1969, con 38.887 americanos muertos, más de un cuarto de millón heridos,
mientras caían novecientas toneladas de bombas norteamericanas sobre Vietnam; el mismo
día el embajador norteamericano Cabot Lodge negaba, en la conferencia de París, la
propuesta de una entrevista directa con los representantes del Gobierno Revolucionario de
Vietnam del Sur; el mismo día entraban en la línea de fuego batallones de soldados
americanos. Pero los soldados que combatían llevaban el brazalete negro de luto, símbolo
de la protesta y quizá esa imagen, difundida en los Estados Unidos por la televisión, haya
13
Lazarsfeld, Paul. Historia y elementos de la sociología del conocimiento. Buenos Aires, Eudeba, 1964.
14
Le Fleur, Melvin. Theories of mass comunicationes. New York, Mc Kay, 1966. Cf. Jesús Manuel Martínez,
“Para entender los medios: Medios de comunicación y relaciones sociales”, en: Cuadernos de la realidad
nacional, Número 5. Santiago de Chile, Universidad Católica de Chile, Septiembre de 1970, p.165.
15
Cf. Ibáñez, Jesús. Por una sociología de la vida cotidiana. Madrid, Siglo XXI, 1997, p. 227 et seq.
16
En, NAM, Crónica de la guerra de Vietnam 1965-1975. España, Planeta Agostini, 1998.
17
Mattelart, Armand acuñaba la idea de “knowledge industry” (industria del conocimiento) para referirse a
este nuevo complejo informacional, en Agresión en el Espacio, Cultura y NAPALM en la era de los satélites,
Ediciones Tercer Mundo, Siglo XXI, Santiago, 1972, pp. 182 et seq. “La planetarización de la cultura de
masas”, pp.10-46.
18
Tironi, Eugenio y Martínez, Javier. “Clases y Clasificaciones Sociales”. Santiago de Chile, Sur
Profesionales, 1984.
19
Castells, Manuel. La era de la información. Economía, sociedad y cultura. Vol. 1: La sociedad red. España,
Alianza Editorial, 2000.
Bajo este paradigma estructural —que dejaba fuera la historia y la capacidad de los
receptores de resignificar los mensajes— los medios quedaron reducidos a meras
herramientas de acción ideológica, sin ver sus articulaciones con lo social y lo cotidiano. En
una forma casi caricaturesca, los medios eran malos en manos de las oligarquías
reaccionarias; buenos el día que el proletariado los tomara como suyos. De allí uno de los
leit motiv de este paradigma: la propiedad de los medios. Entre emisores-dominantes y
receptores-dominados ninguna seducción ni resistencia, sólo la pasividad del consumo y la
alienación descifrada en la inmanencia de un mensaje-texto por el que no pasaban los
conflictos, ni las contradicciones y mucho menos las luchas.22
Las transiciones a las democracias, el interés por la cultura y los movimientos
20
Althusser, Louis (1977). “Notas sobre los aparatos ideológicos del Estado”, en Nuevos escritos, s/d. A partir
de definiciones de Marx, Althusser amplía la definición del Estado. La expresión genérica “aparato estatal” —
definido primariamente por su poder represivo que opera sobre el interés de regular las relaciones entre
clases— por una distinción entre el aparato específicamente represivo del Estado (Gobierno, Policía, etc) y las
funciones formativas de la religión, la familia y el arte, que él llama Aparatos Ideológicos. Estas son las
instituciones que tienen la función de imprimir sobre los individuos indeterminados su identidad social y
privada. Esto es, en el modelo marxiano, el rol en la estructura del trabajo. Se trata de los valores en los que
estamos inmersos, tales como la explotación de una clase.
21
Barbero, Jesús Martín. De los medios a las mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía. Barcelona,
Ediciones Gustavo Gilli, G.G. Mass Media, 1987.
22
Un paradigma de este tipo de investigación la constituye el texto de Ariel Dorfman y Armand Mattelart,
Para leer al Pato Donald. Santiago de Chile,UCV, 1972. Por el contrario, el trabajo de Guillermo Sunkel
“Razón y pasión en la prensa popular”, Santiago de Chile, ILET, 1985, plantea la tesis inversa: la presencia de
lo popular en los medios de comunicación de masas.
23
Manuel Castells, Op. Cit.
24
Brunner, José Joaquín. “Medios de comunicación del futuro y cambios culturales”, s/r.
Los sistemas descentralizados que se vuelven cada vez más grandes y se van
generando a sí mismos, se hacen más difíciles de comprender, de controlar y de explotar en
todas sus dimensiones.
Hay varias miradas que conducen a distintas posiciones frente al fenómeno de las
tecnologías, desde donde podemos inferir el modo de pensar la ideología. Nosotros aquí
sólo esbozaremos las que nos parecen que dan cuenta de la relación tecnología-ideología.
El mito de la abundancia: “abundancia de información, abundancia de canales y
soluciones, abundancia de gratificaciones, abundancia en el tiempo y en el espacio. Es
probable que la gente no pueda manejar esa sobrecarga de señales y los contenidos sean
irrelevantes para su vida. A esto ya se le ha dado un nombre: infoxicación.25
El mito de la transparencia: por un lado, la tecnología contribuiría a que todos los
ciudadanos tengan acceso y participación en la democracia electrónica. Y por otro, lo que
es simulación y construcción del medio se presenta como realidad.
El mito de la ubicuidad/globalidad: la infraestructura de la comunicación global,
al ampliar los escenarios de acción, promueve la idea de omnipresencia. La pretendida
coexistencia de múltiples discursos, se transforma, por las relaciones de poder, en la
presencia de un único discurso dominante.
El mito de la instantaneidad: las tecnologías de la información generan el dominio
temporal. Permiten el acortamiento hasta la frontera del tiempo real, hasta la
instantaneidad. A través de escenarios virtuales se consigue una anticipación de realidad
que produciría el gran simulacro del dominio del tiempo.
El mito de la interactividad: la comunicación hombre-máquina es otro de los
juegos de la simulación de la participación ya que las máquinas de comunicación, más que
una función comunicativa, tienen una función de contacto a través de simulación de voces,
de rostros y paisajes. En definitiva, son máquinas productoras de simulacros de presencias.
25
Alfons Cornella, que edita el boletín electrónico Extra!-Net, ha acuñado el vocablo ‘Infoxicación’, que
describe el estado del hombre moderno ante una sobrecarga intelectual. Incluso Cornella señala que ya existe
una enfermedad provocada por la infoxicación que puede hacer colapsar a la sociedad, se trata del
Information fatigue syndrome (IFS) o síndrome de fatiga por información.
26
Habermas, Jürgen. Ciencia y técnica como “ideología”. Madrid, España, Editorial Tecnos, 1994.
27
Flores, Fernando. Inventando la empresa del siglo XXI. Santiago de Chile, Dolmen Ediciones, 1989.
28
Idem.
29
Piscitelli, Alejandro. Ciberculturas, En la era de las máquinas inteligentes. Buenos Aires, Editorial
Paidós,octubre 1995. Piscetelli es director del Diario Electrónico Interlink, que puede encontrarse en
http:/www.stacken.kth.se/more y/interlink. Alejandro Piscitelli es profesor en Filosofía. Es especialista en
Nuevas Tecnologías de la Información y profesor en la Universidad de Buenos Aires.
30
Virilio, Paolo, citado por Alejandro Piscitelli en Ciberculturas. Op. Cit.
31
Ver la idea de predisposición en la sociedad del conocimiento en
http://www.todoiure.com.ar/monografias/lapeyre3.htm
32
Una interfaz gráficamente es básicamente una estructura digital para convertir una realidad tridimensional
en otra bidimensional.
33
Toledo, Edgardo; Silvana Comba.Tecnologías de comunicación e ideología. Tangox@ctinternet.cl.
Rosario, Argentina/Santiago de Chile.
Toda oralidad permite sentirse en la tribu. Pero al leer un libro o éste texto se
celebra un acto a solas. Por eso puede afirmarse que la imprenta también es desencadenante
del sentido del individuo y del sujeto. Sin embargo, al mirar la final del mundial, se sabe
que en ese mismo momento hay millones de personas en el resto del planeta que están
haciendo exactamente lo mismo que yo. En un cuento del escritor chileno Carlos Cerda, el
protagonista, un chileno exiliado en Berlín, enciende el televisor para ver la final del
campeonato mundial de fútbol. “Sé que mi padre está haciendo lo mismo a esta hora y eso
es lo más parecido a estar juntos”,35 reflexiona. Esa sensación es la pertenencia a una
Aldea Global. De esas reflexiones de McLuhan hemos heredado y recreado la idea de
globalización.
McLuhan falleció en 1980 junto a la irrupción de un fenómeno que revirtió para
siempre la manida oralidad secundaria: el fax, la computadora, y finalmente la red Internet
han hecho que la población lea y escriba mucho más que en cualquier otra época.36
La siguiente imagen, de una revista brasileña de 1972 puede apuntar a esa imagen
de aldea global proyectada por MacLuhan: Un aviso publicitario para aprender inglés
aparecido en una revista brasileña, alude como “gancho” de venta a las conversaciones
Nixon y Mao en 1972. Una imagen que une países, idiomas e imágenes a partir de la
resignificación de un hecho político. Para que el aviso tome sentido, hasta el último lector
de la revista debía “saber” que se habían realizado conversaciones entre Mao y Nixon,
conocerlos a ellos a su vez en un nivel de familiaridad como para haberse preguntado ¿en
qué idioma habrán conversado? Mao, un viejo comunista que se había referido en los
peores términos a los Estados Unidos, “tenía” que haber aprendido “algo” de inglés. Ergo:
Nunca es tarde para aprender inglés.
34
Lo que McLuhan planteaba sobre los medios eléctricos, centrándose principalmente en la televisión, acerca
de las sensaciones tactiles que producían (es decir, sensaciones donde se involucraban todos los sentidos, la
vista, el oído y no sólo uno, como en el caso de la imprenta con el predominio exclusivo del ojo) es adecuado
para pensar hoy la realidad virtual y esa sensación de envolvimiento que describe el autor.
35
Cerda, Carlos. Escrito con L. Santiago de Chile, Editorial Alfaguara, 2001.
36
El tema de la tecnología y su capacidad de transferir informaciones al mundo entero no es nuevo. Data de
los años sesenta y de las aplicaciones militares de la tecnología satelital. Ver de Armand Mattelart Agresión
en el espacio, cultura y NAPALM en la era de los satélites. Santiago de Chile, Ediciones Tercer Mundo, Siglo
XXI, 1972, pp. 10-46.
Por eso, pese a las premoniciones apocalípticas,37 la escritura, (un medio “caliente”,
37
La expresión “apocalípticos” fue acuñada por el filósofo Umberto Eco para referirse a quienes presagiaban
el fin de la “alta cultura” ante la irrupción de los medios de comunicación de masas. En un ensayo sobre las
actitudes de los analistas ante la cultura de masas, presentó dos posturas en principio aparentemente
contrapuestas: los apocalípticos y los integrados. Los primeros,presentan dicho fenómeno en términos de fin
de mundo —de allí lo de Apocalipsis—, mientras que los segundos, se disfrutan del mismo, sin discutir
apenas acerca del mismo, o defendiéndolo. Esta diferenciación ha existido antes y es extensiva a cualquier
fenómeno que ha implicado un desbancamiento de una élite por otra u otras. Ya Platón se mostró apocalíptico
Ejercicio de reflexión
La nueva ciudad aldea digital es mucho más exigente para con el individuo y las
culturas que su precedente “oral” o “textual”. En primer lugar, para acceder a ella, una
nueva alfabetización que se vuelve más impostergable que nunca. Resulta evidente que es
más difícil que nunca la supervivencia del iletrado: se pierde incluso buena parte del
mensaje televisivo, que en los últimos tiempos se apoya en sobreimpresos.
En segundo lugar, quienes no estén alfabetizados para la digitalización, es decir,
ante el invento de la escritura. Durante la post Edad Media, la Iglesia, se resistió cuanto pudo a abandonar su
situación de preponderancia ante la ciencia. Las élites científicas, a su vez, establecen a su vez métodos
férreos que aseguran su poder. Hoy, frente lo que Castells llama Sociedad-Red, nos encontramos ante el
mismo fenómeno. Apocalípticos que abominan de todo aquello que se relaciona con la tecnología, defensores
de la ética y de la estética, que rechazan la distribución de información en grandes cantidades y libremente, e
integrados que presentan las bondades de las nuevas tecnologías, que llaman “analfabeto funcional” a quien
rechace la nueva utopía. El debate de Umberto Eco en Apocalípticos e integrados frente a la cultura de
masas, Barcelona, Lumen, 1988.
Como este texto se autodefine como un debate, habrá que resaltar que también
hay quienes creen que efectivamente la globalización hace desaparecer la idea
clásica de centro y periferia. Pero puede que lo característico de la periferia
permanezca: la miseria, la ignorancia y la desesperanza.
También, como señalaba el sociólogo ecuatoriano Agustín Cueva, la periferia es
una parte del centro. En el espacio urbano, cuando los servicios se extienden, las
ventajas relativas de los centros desaparecen.
Los cinturones de pobreza que rodeaban antes a la ciudad son desplazados por
barrios de buena calidad.
Los desplazados regresan al centro y por toda la planta urbana proliferan núcleos
de miseria.
Los urbanistas elaboran planes de expulsión organizada: ciudades satélite,
operaciones a gran escala para aumentar la renta de la tierra, implantación de
escalas diferenciadas de impuestos para favorecer a determinados sectores. Otras
instituciones aplican métodos complementarios: la policía ficha a la población
entera de determinados barrios o poblaciones, se hacen razzias sistemáticas entre
sectores predeterminados de ciudadanos, se estimula la creación de barrios
privados con entrada controlada por empresas de seguridad, se dejan fuera de los
sistemas públicos de transporte a zonas enteras de la ciudad.
El centro de la ciudad es una estructura que contiene aún los símbolos que la
historia le adjudicó para dar visibilidad a ciertos contenidos éticos y estéticos (el
antiguo cabildo, la catedral, la plaza fundacional o ceremonial, los monumentos
a la memoria de los próceres, etc., que representan ideas acerca de la
convivencia, valores espirituales comunes, aspiraciones y convicciones morales
de la comunidad).
En cuanto se pierde la distinción física entre el centro y la periferia por causa del
crecimiento canceroso del centro, se está declarando nulos aquellos símbolos.
Cuando los símbolos eran válidos, se aspiraba a la desaparición de la periferia a
través de su conversión a los valores proclamados por el centro. Cuando la
absorción es meramente física (es decir, cuando se tuguriza el centro) se está
declarando que no hay esperanza, y que aquellos males son una parte integrante
de los contenidos de los símbolos. O, lo que es lo mismo, que los símbolos eran
una mentira.
Las comunicaciones vía satélite, difundidas cada vez más a través de las redes de
computadoras, hacen desaparecer la noción de centro planetario. Pero del mismo
modo que en los centros de las ciudades, en la virtualidad de las redes
informáticas se producen tugurizaciones de la comunicación. Físicamente en el
centro de una ciudad, el habitante del tugurio vive en una marginación más
terrible que la del cinturón periférico: sin servicios de electricidad o de agua
corriente, sin servicio de salud, sin educación, en la misma miseria de siempre,
pero separado sólo por una pared o una calle de todo eso que a él le falta. Pero
sobre todo le falta una comunidad que comparta sus mismas penas, lo que quizá
38
Como destaca el escritor mexicano Carlos Fuentes, Nuestra América es Belindia, la realidad de Bélgica más
la realidad de la India. No son realidades opuestas, sino que la realidad se compone de estas imágenes
aparentemente contradictorias. Ver: Educar para el Siglo XXI, México, 2002.
39
Marshall Mc Luhan. La Galaxia Gutemberg: Génesis del homo typographicus. Traducción de Juan
Novella. Barcelona, Círculo de Lectores, 1998.
40
En la película de George Lucas “Star Wars El ataque de los clones”, un “sabio” frente al aprendiz que sólo
cree en la tecnología, le espeta “Un verdadero caballero Jedi sabe la diferencia entre conocimiento y
sabiduría”.
41
La expresión ciber, proviene del griego y significa navegante. La navegación es por es esencia un espacio
de incertidumbre.
42
Esto también puede ser relativizado. De hecho, el Tawantinsuyu o Imperio Inca no conoció la rueda.
43
Román Gubern integra el staff docente del Massachusetts Institute of Technology, la Universidad de
California, y el Institute of Technology de Pasadena, preside la Asociación Española de Investigadores de
cine y es titular de una cátedra de Comunicación Audiovisual en la Universidad Autónoma de Barcelona.
44
Es bastante claro que esta idea remite a la diferencia entre Sociedad de Masas y Comunidad de Públicos,
expresada por Whright Mills en La élite del poder.
45
En noviembre de 1989, la empresa japonesa Sony compró a Coca Cola su participación en la Columbia
Pictures para quedarse con la propiedad de la Productora, pasando a llamarse Sony Pictures Entertainment,
aunque manteniendo el nombre original.
46
Diario página 12 (Buenos Aires) 18 de abril de 2001.
47
Ibid.
48
Jacques Delors, socialdemócrata, católico practicante y partidario de la creación de la Unión Europea.
Parisino, de origen humilde, Jacques Delors fue nombrado presidente de la Comisión Europea en 1985.
Durante su mandato, se encargó de dar el empujón definitivo a la unión económica y monetaria (UEM)
mediante la elaboración de un proyecto conocido como “Plan Delors” que planificaba la unión económica y
monetaria. Delors también fue parte de la elaboración del tratado comunitario más importante de la última
década: el “Tratado de la Unión Europea”. Firmado el 7 de febrero de 1992 (y en vigencia desde el 1 de
noviembre de 1993) suponía la continuación de las reformas iniciadas con el Acta Única, y en él se estableció
la fecha límite para el inicio de la integración: el 1 de enero de 1999.
49
Trejo Delarbre, Raúl. La nueva alfombra mágica Capítulo IV Estado y liberalización. El crecimiento
desigual y desmesurado en el ciberespacio.
En http://www.etcetera.com.mx/LIBRO/cuatro/cuatro9.htm
Todas las transformaciones sociales que se han producido en los últimos 20 años,
tienen (o pueden tener) una notable repercusión en el sistema productivo. Tales
transformaciones producen nuevas necesidades humanas, individuales o colectivas, o bien
saltos entre lo cuantitativo y lo cualitativo en dichas necesidades. En otras palabras, es a
través de la toma de conciencia de nuevos problemas generados por estas sociedades como
llegan a aparecer “necesidades” nuevas. Los cambios más relevantes, desde la óptica de los
NYE, que son los que han producido estas nuevas necesidades, son los siguientes:
A estos cambios sociales hay que añadir otros hechos derivados de los efectos del
modelo de desarrollo imperante y de la toma de conciencia de determinados problemas
generados por estas sociedades: Por ejemplo:
Los nuevos yacimientos de empleo podrían ser definidos como los ámbitos de la
actividad económica que vienen a satisfacer las nuevas (o relativamente nuevas)
necesidades surgidas de los problemas mencionados arriba, explotando de manera activa y
positiva el filón económico y de empleo que se esconde en esos cambios sociales,
aprovechando las oportunidades de crecimiento y de empleo que puedan venir a satisfacer
las necesidades que surgen de esas transformaciones sociales.
Los principales ámbitos en los que se visualiza una mayor posibilidad de expansión
y desarrollo de los NYE son:
Las nuevas necesidades que los NYE vienen a satisfacer son detectadas con mayor
rapidez y sentidas en mayor medida en la proximidad que da el terreno de lo local. De ahí
que sea “casi natural” que muchos de éstos nazcan y se desarrollen en el contexto de local.
Con los NYE, no se trataría de inventar nada: no es una propuesta “imaginativa” ni
“voluntarista e irreal”, éstos ya están funcionando en las sociedades europeas, y están
demostrando, sobre el terreno, y a distintos niveles, el interés por este enfoque y sus
Una de las tareas posibles es la alfabetización tecnológica integral porque sólo así
podremos llegar a hablar de una cultura tecnológica como parte real de la cultura social.
Esta cultura se caracterizaría por la participación de la sociedad en su evolución y
desarrollo, seleccionando las alternativas más enriquecedoras que eviten el determinismo
tecnológico del que antes hablábamos. El determinismo tecnológico podría definirse como
la posibilidad que la toma de decisiones sólo sean emprendidas por especialistas que guíen
las mismas según sus intereses o sólo a partir de razones técnicas.
Resulta de interés la actitud que los profesores tienen ante la inclusión de las nuevas
tecnologías en el aula. Encontramos tres actitudes diferentes:
50
Ver Cachón Rodríguez, L.; Collado Curiel, J. C.; Martínez Martín, M.I Nuevos yacimientos de empleo en
España: potencial de crecimiento y desarrollo futuro. Madrid, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales,
1998, pp. 447-449.
51
Becker, Gary. Human capital. Chicago, The University of Chicago Press, 1964.
52
Citado en Chomsky, Noam y Dietrich, Heinz. La sociedad global. Santiago de Chile, Lom Ediciones, 1995,
p. 77.
53
Habría que señalar que el “Capital Humano” fue llamado en otro tiempo “Recursos Humanos”. Para un tipo
de Gestión, el Recurso Humano se transforma en “Capital Humano”, cuando se convierte en una ventaja
comparativa frente a una empresa “rival”. Es decir, cuando no se puede prescindir de él o bien cuando
prescindir de este “capital humano” es más caro que la reducción de costos fijos. Esta parece ser la noción que
maneja el Banco Mundial. Ver Comunicado de prensa No. 2002/101/ALC América Latina y el Caribe:
Estudio del Banco Mundial destaca importancia de los recursos naturales como activo para el crecimiento y
la creación de empleos de calidad, (Montevideo, 17 de octubre de 2001). Allí se expone la idea que los
recursos naturales no son una maldición —no son la única vía de desarrollo— mientras exista una “adecuada”
inversión en capital humano. Incluso, en las zonas deprimidas —desiertos, zonas a reconvertir, etc— la
inversión en “capital humano” y el desarrollo de las habilidades de la población con el fin de permitir la
emigración a corto y a largo plazo hacia zonas que ofrezcan más oportunidades,podría abrir una vía de
solución.
54
Lectura recomendada. Renato Aguilar Broughton. “Economía y Educación”, en: Revista Enfoques
Educacionales Vol.2, 1999. Santiago de Chile, Departamento de Educación. Facultad de Ciencias Sociales.
Universidad de Chile, 1999. (http://rehue.csociales.uchile.cl /publicaciones/enfoques/03/edu07.htm).
La incertidumbre de este período de transición entre dos eras o epistemes excede las
categorías de análisis y la imprecisión de los sentidos diversos en disputa de eso que,
vagamente, se avizora hoy como la educación deseada, la “nueva” educación cuestiona la
tendencia dominante, tanto en el ámbito internacional como en el nacional, a formular
diagnósticos y recomendaciones de política educativa uniformes, para el “mundo en
desarrollo” o para todo el país; el paso, en definitiva,“de la hipótesis a la prescripción”.55
Con el término docentes nos referimos a los educadores que trabajan en el sistema
escolar. Al hablar de su formación incluimos tanto a los educadores de aula como a
directores y supervisores. La importancia de articular estos tres estamentos se hace evidente
en el marco de nociones como equipo escolar, desarrollo profesional, comunidad y gestión
escolar que integren, para todos ellos, tanto la dimensión administrativa como la curricular
y pedagógica. Entendemos el tema de la formación docente dentro del concepto de
aprendizaje permanente: los saberes y competencias docentes son resultado no sólo de su
formación profesional, sino de aprendizajes realizados a lo largo y ancho de la vida, dentro
y fuera de la escuela, y en el ejercicio mismo de la docencia.
Este texto y esta reflexión se orienta específicamente a los docentes (y su
formación) en los llamados “países en desarrollo”, aunque existen significativas diferencias
entre ellos y aún dentro de cada uno, así como las diferencias relacionadas con niveles y
asignaturas de enseñanza y con variables tales como edad, género, etapa de desarrollo
profesional, etc. En definitiva, tanto “los docentes” —como “los alumnos”— y “la
formación docente” son abstracciones que requieren afinarse/resignificarse en cada
condición concreta, lo que supone el desafío de construir “certezas situadas”.
Las razones y condiciones de la formación docente dependen del papel que, en cada
caso, se asigne a la educación y al sistema escolar. La definición del modelo educativo, a su
vez, está en relación con el tipo de sociedad al que se aspira. La pregunta sobre el sentido
de la educación, precisamente en un mundo globalizado, dominado por un “pensamiento
único” que, en el campo educativo, se expresa hoy en la re-tórica del capital humano, no
sólo no ha perdido relevancia, sino que es un terreno a debatir y disputar, tanto desde la
política y la economía como desde la educación y la cultura. En ese sentido, la
caracterización que Ignacio Ramonet, Director del medio Le Monde Diplomatique, realiza
de la condición actual de la sociedad puede ser parte de ese debate:
55
Ratinoff, Luis, 1994, “Las retóricas educativas en América Latina: Las experiencias de este siglo”, en:
Boletín del proyecto principal de educación en América Latina y el Caribe”, 1994, p.30.
(http://www.reduc.cl/raes.nsf/4211b585503d5ece04256843007c08e2/1f3bf7cc04e23bff042569d9006625f2/$
FILE/7755.pdf)
56
Ramonet, Ignacio. “Pensamiento único y nuevos amos del mundo”, en Chomsky, Noam. Cómo nos venden
la moto. Barcelona, Icaria, 1999. Aquí Ramonet define el pensamiento único como “la traducción a términos
ideológicos de pretensión universal de los intereses de un conjunto de fuerzas económicas, en especial las del
capital internacional”. “Se puede decir que está formulado y definido a partir de l944, con ocasión de los
acuerdos de Bretton Woods. Sus fuentes principales son las grandes instituciones económicas y monetarias —
Banco Mundial, Foro Monetario Internacional, Organización de Cooperación de Desarrollo Económico,
Acuerdo General sobre Tarifas Aduaneras y Comercio, Comisión Europea, (...), etc.— quienes, mediante su
financiación, afilian al servicio de sus ideas, en todo el planeta, a muchos centros de investigación,
universidades y fundaciones que, a su vez, afinan y propagan la buena nueva(...)”
Ejercicio de reflexión
57
UNESCO-EFA, Forum secretariat. Education for all: achieving the goal. Final report. Mid-decade meeting
of the internacional consultative forum on education for all, Ammán, Jordania, 16 a 19 de junio de
1996,París,UNESCO.
58
Ver diario “La Tercera”. Santiago de Chile, 3 de junio de 2002.
59
Ver, diario “El Mercurio”. Santiago de Chile, 7 de diciembre del 2000.
60
Idem.
61
Ver Dra. Elisa María Domínguez en Red mujer “La Televisión y los Niños”, www.redmujer.com/salud.asp
62
Puede que esto no tenga nada de novedoso. En los años sesenta, en el ambiente periodístico de EE.UU. se
criticaba abiertamente a dos medios coligados: “Time” y “Life”. “Time”, una revista de texto pero
extremadamente “liviana” era acompañada por “Life”, una revista de fotografías. “Time”, se decía, era la
revista para los que no saben pensar, mientras que “Life” era la revista para los que “no saben leer”.
Ejercicio de reflexión
63
Castells, Manuel. La era de la información, vol 1. “La sociedad red”, op. Cit, p. 47. También cabría
mencionar la tesis que “en el nuevo modo de desarrollo informacional, la fuente de la productividad estriba en
la tecnología de la generación del conocimiento, el procesamiento de la información y la comunicación de
símbolos (...)lo que es específico del modo de desarrollo informacional es la acción del conocimiento sobre sí
mismo como principal fuente de productividad”.
64
El término hermenéutica deriva del griego “hermenéuiein” que significa expresar o enunciar un
pensamiento, descifrar e interpretar un mensaje o un texto. Etimológicamente, el concepto de hermenéutica
remonta al dios griego Hermes, el hijo de Zeus que mediaba entre los dioses o entre éstos y los hombres. Se
encargaba de transmitir a los hombres los mensajes y órdenes divinas para que éstas fueran tanto
comprendidas y acatadas. Desde esa raíz, la hermenéutica trata de interpretar y de(s)velar el sentido de los
mensajes, haciendo que su comprensión sea posible y todo malentendido evitado, favoreciendo su adecuada
función normativa. Aristóteles escribió un Peri hermeneias sobre el análisis de los juicios y las proposiciones.
Se trataba de un primer método del análisis del discurso, pues sólo desde el interior del mismo se manifestaba
la realidad. La hermenéutica se constituyó en una interpretación dirigida, en el Renacimiento y la Reforma
Protestante, dedicada al esclarecimiento de los textos sagrados, dando lugar a la exégesis bíblica. Con el
Humanismo, la hermenéutica se aplicó a la literatura grecolatina, configurándose como una disciplina de
carácter filológico. Desde el ámbito de la jurisprudencia, se ocupó de la interpretación de los textos legales y
de su correcta aplicación a la particularidad de los casos. En el Romanticismo la hermenéutica se constituyó
en una teoría general, dedicada a la correcta interpretación de un autor y su obra. Más tarde, Wilhelm Dilthey
(1833-1911) amplió su ámbito a todas las “ciencias del espíritu”. Dilthey, inspirador de Max Weber, postulará
una manera historicista de acercarse a los fenómenos sociales, es decir, asumir que ellos pueden rastrearse en
el análisis lingüístico. Actualmente se entiende por hermenéutica aquella corriente que desde el vitalismo
nietzscheano, surge a mediados del siglo XX y tiene como máximos exponentes al alemán Hans Georg
Gadamer (nacido en 1900), Martin Heidegger (1889-1976), los italianos Luigi Pareyson (1918-1991) y
Gianni Vattimo y el francés Paul Ricoeur (nacido en 1913). Todos ellos adoptan una determinada posición en
torno al problema de la verdad y del ser, siendo la primera definida como fruto de una interpretación, y el ser
(mundo y hombre) como una gran obra textual inconclusa que se comporta de manera análoga a como lo hace
el lenguaje escrito. La hermenéutica contemporánea más que un movimiento definido es una “atmósfera”
general que empapa grandes y variados ámbitos del pensamiento, calando en autores tan heterogéneos como
Michel Foucault, Jacques Derrida, Jürgen Habermas, Otto Apel y Richard Rorty.
65
Se puede definir la “Infoxicación” como un síntoma peligroso de los nuevos tiempos es la impresionante
cantidad de información que genera la humanidad y que se multiplica cada vez más rápido. Entonces, una
sensación de angustia o ansiedad se apodera de nosotros, simples mortales, ante la imposibilidad de poder
“estar al día”.
Hipótesis:
Se trata de una persona de 32 años, no importa su sexo ni profesión, que posee
una cultura humanística de nivel medio-alto adquirida a través de una
instrucción académica fiable. Conoce y dispone de toda la legislación en torno a
la Reforma Educacional.
Esta persona quiere documentarse a) sobre la presencia del cristianismo en la
educación b) detectar esa presencia en la educación nacional, c) si lo que él
denomina influencia católica en la educación ha persistido en la enseñanza en
Chile, después de 1989.
Además, desea no contaminarse durante el proceso de investigación de su
posición personal ante el fenómeno religioso —cosa difícil—, con objeto de
evitar que su hipótesis de partida quede finalmente distorsionada; hipótesis que,
para hacer más sugerente el supuesto, ignoraremos cuál es.
En primer lugar busca información bibliográfica a través de Internet con los
buscadores habituales, en los accesos a la Red de las universidades y bibliotecas
chilenas, españolas y europeas o en portales dedicados específicamente al
mundo de la educación. Después de varios intentos encontrará la fórmula más
adecuada de búsqueda, que excluya otras más amplias. Por ejemplo, descartará
rápidamente “educación católica”, porque le llevará a un mar de información —
para este caso— inútil.
El escenario de su trabajo podría discurrir en el pequeño estudio de esta persona
en su casa de pueblito tranquilo de la provincia de..., desde el enlace entre los
servidores, se va a permitir el lujo de crear una conexión dentro de un
documento de la Universidad de Caracas, por ejemplo, para ir a una parte muy
concreta de otro documento de la Universidad de París, pasando por varios
documentos de las Universidades de Barcelona, Roma, Oslo, Lyon y Filadelfia
para acabar alucinado en los archivos de su disco duro.
¿Qué encontraría?
Una lista larga, sin duda. (Sugerimos hacer el ejercicio)
67
Citado por Gubern en Diario página 12. Op. Cit.
Manuel Castells
68
García Selgas, Fernando J. Preámbulo para una ontología de la fluidez social: La teoría de la Sociedad de
la Información como crónica de una transición ontológicopolítica. Madrid, Universidad Complutense de
Madrid, borrador provisional, Septiembre de 2001.
69
Fuentealba, Mauricio. “Discursos de modernidad y sociedad del conocimiento: estado del arte y
perspectivas, Chile 1990-2000”. Tesis para optar al título de Sociólogo. Universidad ARCIS, 2001.
70
Manuel, Castells. “El espacio de flujos”. En: El surgimiento de la sociedad de redes. Madrid, Alianza,
1997.
71
Se puede definir que una ontología define conceptos de una forma clara y consensuada y que esta
conceptualización debe ser formalizada y transmisible, legible y utilizable.
El objetivo de esta parte del módulo es reflexionar o más bien producir una
reflexión acerca de esta no tan novedosa ontología72 de fluidos, es decir, in-material, a que
apuntan los desarrollos tecnológicos, económicos, sociológicos y políticos. Hemos visto
esta nueva forma de concebir la realidad social, pero no nos hemos aún detenido en ver que
su propuesta de ver lo fluido de la realidad social afecta en lo más sustancial el concepto de
sujeto.
Parece progresivamente más claro que los patrones de interacción y de dependencia
se están disolviendo hasta el punto de hacerse completamente maleables e inestables, como
fluidos cuya forma es más fácil de conseguir que de mantener.73
Las tres grandes licuadoras de lo social son la globalización económica, la
revolución tecnológica y la cultura mediático-virtual. Es desde cada una de estas ventanas
—imagen directamente sacada de la navegación computacional— que es posible entrar al
proceso.
Para empezar ilustrando la fluidez de lo social, acudimos a mirar el abismo entre el
capitalismo sólido del fordismo con sus fábricas que separan tajante y constantemente el
diseño y la libertad de la producción y la obediencia y que ligan el trabajo o vida de los
trabajadores y el capital o vida de los propietarios, del capitalismo fluido o light, que rompe
la división dentro-fuera de la fábrica y su producción flexible, ordenada en torno a procesos
y no en torno a instituciones o estructuras, generando incesantemente distintos diseños y
propuestas listas para ser consumidas y elegidas, con lo que se corroe el carácter de la
autoridad a la vez que el distanciamiento aumenta exponencialmente.
Así surge un rasgo de la posmodernidad: las cambiantes relaciones entre espacio y
tiempo.
La centralidad del ETS, como la atención preferente al despliegue de las TIC y al
carácter óntico74 de la fluidificación social, vienen derivadas de los planteamientos más
generalizados del problema sobre el advenimiento de una posible Sociedad de la
Información, que constantemente remiten a las TIC en primer lugar y al ETS en segundo.
La centralidad del ETS se impone por el lugar que éste ocupa en las teorizaciones de
autores que hoy son los que sirven de referencia, como Pierre Bourdieu,75 cuando éste hace
72
Giddens, A. The constitution of society: outline of the theory of structuration. Cambridge: Polity Press,
1984, 402 p.
73
Puede definirse que por un lado está el nivel óntico, es decir, el instrumental y cognitivo que genera
conocimiento, que se puede comunicar y enseñar —donde nos situamos en la materialidad de la nueva
realidad— y por el otro, está el nivel ontológico, es decir, el trascendente, no enseñable, introspectivo y que
genera saber (Logos).
74
Bordieu, Pierre. Capital cultural, escuela y espacio social. México, Fondo de Cultura Económica, 1997, pp.
11-21.
75
Bauman, Zygmunt. Modernidad líquida. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2002.
Ejercicio de reflexión
76
Berman, Marshall. Todo lo sólido se desvanece en el aire, Madrid, Siglo XXI, 1988.
77
Offe, Claus. “Acerca de la ética de los mínimos” en http://www.upaz.edu.uy/foro/f030.htm;
Contradicciones en el Estado de Bienestar. Madrid, Alianza, 1990.
78
Es probable que el mejor anuncio de la historia sea el ya legendario “1984”, de Apple. Lo dirigió Ridley
Scott (Alien, Blade Runner) y la agencia fue Chiat/Day, dirigida por Lee Clow. El spot apelaba a la estética
del filme inspirado en la novela de Orwell. En él se ven una serie de hombres robots, dirigidos militarmente
por un Gran Hermano desde una pantalla gigante de televisión. Una voz desde la pantalla anunciaba que
“nunca más habría voces disidentes a la oficial, del Gran Hermano”. Una chica vestida de rojo y blanco
aparece corriendo con un martillo en la mano, lanza el martillo y destroza la pantalla que estalla como en una
bomba atómica. Sobre los rostros de los hombres aparece un mensaje que lee un locutor: “El 24 de enero
Apple Computer introduce el Macintosh. Y usted verá por qué 1984 no será como ‘1984’”. El modelo
“Macintosh”, lanzado en esa ocasión, con su tecnología de íconos y ventanas, posibilitaba el acceso rápido y
sencillo a la información, revolucionando todas las plataformas computacionales. De una manera técnica —
simplificar lo que hasta ese momento era un patrimonio de especialistas— Macintosh posibilitó la actual
Internet y la Sociedad de la Información. “1984” como spot publicitario, apelando al fin del monopolio del
conocimiento, es hasta hoy una de las mejores metáforas de las TIC.
79
Ver http://www.campusoei.org/ctsi/conocimiento.htm
Desde hace años, aún antes de la caída del Muro de Berlín, la intelectualidad
comenzó a tomar conciencia del momento en que vivimos como una época de tránsito,
desde una “era moribunda”, hacia otra que es desconocida y suscita incertidumbre. Desde
la “Tercera ola” de Alvin Toffler, hasta títulos de libros como “Un mundo sin rumbo”
(Ignacio Ramonet), “Un mundo desbocado” (Anthony Giddens), “El cybermundo, la
política de lo peor” (Paul Virilio)..., por no hablar de otros ya bastante antiguos como “La
aldea global” (McLuhan), “La sociedad red” (Castells) o el “Tercer entorno” de Echeverría,
contemplamos una mezcla de proposiciones que suscitan enojo, congoja, cuando no
pánico.80
No todos estos autores hablan de lo mismo, ni desde las mismas posturas o ángulos
de visión. Algunos, como los de Toffler, resultan felices e integradores y justifican el
entramado de poder económico del capitalismo avanzado, mientras otros, como los del
Ramonet, son oscuros y presagian un Apocalipsis del mundo capitalista.
Todos parten de una ontología similar, en parte debida al sociólogo alemán Ulrich
Beck. Para Beck, el concepto de globalidad “representa una afirmación dura de la
realidad”; lo que significa, en última instancia, una sociedad mundial que es irrevisable,
multidimensional, policéntrica, contingente y política. Distingue Beck este concepto del
otro, mucho más recurrente en la literatura actual, de globalización, el cual viene a subrayar
el “elemento de proceso” que se está dando en esa sociedad mundial. La globalización, no
es solamente económica, sino que también lo es cultural, comunicacional y, en mucho
menor medida, política y medioambiental. La globalización no es tanto una realidad
instalada sobre el planeta, sino una aspiración.
La aldea, aunque el mercado, por definición sea universal, todavía no es global. Los
flujos financieros únicamente interactúan en un círculo muy reducido del planeta (EE.UU,
Japón, Europa y Canadá), y por las “autopistas de la información” sólo se circula, como
acertadamente ha advertido, en un solo sentido: desde el Norte al Sur y desde el Oeste al
Este. En una aldea ideal —como habría escrito Whright Mills— los intercambios son
recíprocos, en la potencial “aldea global” tales intercambios se convierten en usurpaciones
por parte de los que ya tienen más.
Es en esta globalidad que emergen fenómenos de magnitudes impresionantes, cuyos
efectos escapan y eluden a un poder político, que cada vez es menos “poder” y también
menos “político”. Uno sería la eclosión de las nuevas tecnologías de la información y las
telecomunicaciones (NTI), que conforman una multitud de redes telemáticas que escapan
del control de los tradicionales Estados por sus dimensiones reticulares.
El otro, más complejo de analizar puesto que sus orígenes tienen por causa una serie
de factores que escaparían de este modesto estudio, sería la consolidación de lo que Ernest
Mandel ha denominado “capitalismo tardío” o, lo que es igual, “la ampliación prodigiosa
del capital hasta territorios antes no mercantilizados”.81
80
Ver, “Habitando el desarraigo: Una propuesta desde la filosofía del límite y la teoría del emplazamiento”.
Ref: Coradino de la Vega Castilla.
http://homepage.mac.com/marcelog/comuniquiatra/4
81
Ver Jameson, Friedrich. El posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado.
Esta fase de capitalismo multinacional encuentra en las NTI una situación que le
garantiza no sólo su consolidación sino su expansión misma, en la nueva economía que
tiene por objeto la mercantilización de las NTI.
Esta es la situación que Ulrich Beck concibe como globalismo y Ramonet como
globalitarismo, desarrollando un neologismo con las palabras globalización y totalitarismo.
Para el director de Le Monde Diplomatique, ha emergido un globalitarismo en el
que de “las 200 primeras economías del mundo más de la mitad no son de países, sino de
empresas”; un pensamiento único, por lo tanto, que es “la traducción en términos
ideológicos y con pretensión universal de los intereses de un conjunto de fuerzas
económicas, en particular las del capital internacional”.
Durante los últimos diez años hemos estado hablando del “mundo de la postguerra
fría”. Definíamos el mundo por lo que no era, porque no sabíamos lo que era. Pero un
nuevo sistema internacional ha venido a sustituir de modo muy claro a la guerra fría: la
globalización. No se trata de una simple tendencia económica y no es una moda pasajera.
Como todos los sistemas internacionales anteriores, está configurando directa o
indirectamente la política interior y las relaciones exteriores de prácticamente todos los
países.
Como sistema internacional, la guerra fría obedecía a su propia estructura de poder:
el equilibrio entre Estados Unidos y la URSS, incluyendo sus respectivos aliados. La guerra
fría tenía sus propias reglas: en asuntos extranjeros ninguna de las dos potencias podía
inmiscuirse en el área de influencia directa de la otra, mientras que en lo político los países
subdesarrollados se dedicaban prioritariamente a fomentar sus propias industrias
nacionales, los países en desarrollo a un crecimiento basado en el aumento de las
exportaciones, los países comunistas a la autarquía y las economías occidentales a un
comercio regulado.
La guerra fría tenía sus propias ideas dominantes: la confrontación entre comunismo
y capitalismo, así como la distensión, la no alineación y la perestroika. La guerra fría tenía
sus propias tendencias demográficas: el movimiento de población del Este al Oeste estaba
en gran parte congelado debido a la “cortina de hierro”, el movimiento del Sur al Norte era
un flujo más sostenido. La guerra fría disponía de sus propias ideologías definitorias: las
armas nucleares y la segunda revolución industrial eran dominantes, pero para muchos
países en desarrollo el martillo y la hoz seguían siendo herramientas importantes.
Finalmente, tenía su propia inquietud definitoria: la aniquilación nuclear. Considerado en
su conjunto, este sistema de guerra fría no lo configuraba todo, pero configuraba muchas
cosas.
El actual sistema de globalización tiene atributos, reglas, incentivos y características
muy diferentes, pero su influjo es igualmente grande. El de la guerra fría se caracterizaba
por un rasgo predominante: la división. El mundo estaba partido en dos, y tanto las
82
Cabrera Infante, Guillermo. Puro humo. España, Suma de Letras, 2001.
No hay modo de entender ninguna sociedad, incluyendo la nuestra, que no pase por
un cúmulo de narraciones que constituyen sus recursos dramáticos básicos. La mitología,
en su sentido originario, está en el corazón de las cosas. Ese es el sentido de lo religioso, sin
embargo, ya no hay un lugar sagrado desde el cual pueda fundarse una ética. Ese es el
corazón del desencanto post moderno. Si la modernidad eliminó esa religazón en Dios, la
post modernidad eliminó a la razón.
La palabra ha perdido capacidad de dar cuenta de la realidad, y ese es uno de los
síntomas más notorios de la falta de mitos y los relatos como sistemas capaces de preparar
83
Sobre la idea de solipismo, habría que señalar que se trata de un concepto filosófico que dice que no hay
manera de conocer o probar que el mundo entero no es una ilusión y que todo en lo que podemos confiar es
sólo lo que nuestros sentidos perciben. Por ejemplo, podemos observar un auto de color verde, no tenemos
manera de saber si realmente hay un auto allí. Todo lo que podemos decir es que creemos que hay un auto y
creemos que es de color verde. Llevado al nivel más alto, el solipismo puede ser usado para decir que
nosotros sólo somos parte de experimentos de alguna raza alienígena, y el universo que nos rodea no es más
que un sofisticado sistema de realidad virtual donde se nos usa como sujetos de experimentación. El solipismo
no puede ser comprobado, y por esto, constituye parte de la estructura del “saber” de sociedades secretas y
sectas.
84
Las nuevas tecnologías son nihilistas —no creen en nada— en el más puro de los términos. Se destruyen a
sí mismas a perpetuidad sólo para afirmarse provisionalmente, a lo Popper, demostrando sin buscarlo que la
esencia del ser postmoderno es la información. No es una esencia en el sentido clásico, sino una red. Por eso
el sujeto desaparece (como en Lyotard) y el pensamiento se debilita. Ver Gianni Vattimo, El fin de la
modernidad. Barcelona, Editorial Gedisa, 1990.
85
Vásquez Medel, Miguel Ángel. Del escenario espacial al emplazamiento. Universidad de Sevilla.
86
Beck, Ulrich. La sociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad. Barcelona, Paidós, 1998, 300 p.
La caída del Muro de Berlín en 1989, fue considerada por muchos como la
evidencia que ya no había más alternativas que el capitalismo. La proclama de la muerte del
socialismo, y la suscripción del capitalismo, han sido en conjunto más vigorosamente
alegados por quienes suscribieron a la izquierda. Claus Offe, por ejemplo, sostiene que no
hay alternativas a la democracia liberal y no hay alternativas frente al sistema de
producción centrado en el mercado.87 El fin del socialismo real fue visto como sinónimo
del fin del socialismo, como si la izquierda hubiese sido la izquierda “socialista realmente
existente”. El colapso del socialismo real no fue un modo de sepultar a Marx y a toda la
tradición anti-Leninista asociada con la crítica negativa. En suma, la caída del Muro de
Berlín hizo posible formalizar lo que ya había ocurrido hacía tiempo, esto es el abandono
de la crítica negativa por parte de la nueva ‘izquierda’. La caída del Muro, entonces,
permitió a la nueva ‘izquierda’ liberarse de Marx.
De acuerdo a Beck, ya no vivimos en una sociedad de clases, sino en una sociedad
de riesgo.88 El viejo antagonismo de clases entre el capital y el trabajo, basado en la
acumulación y la explotación, se ve superado por suma positiva, ya que al aumentar la
riqueza de las naciones capitalistas industrializadas, permite a todos obtener una tajada
mayor del pastel. Vivimos, sostiene Ulrich Beck, en una sociedad post-clases. La sociedad
del pastel creciente, es reemplazada por un juego de suma negativa que se caracterizaría por
algo llamado “el auto-daño colectivo”. Todos son así ‘dañados’, el riesgo amenaza a todos
de la misma manera, y pareciera no haber escapatoria. De allí, la idea de Beck sobre la
unidad entre el atacante y la víctima. Si algunos miembros de la sociedad tienen ventajas
sobre otros, estas son sólo de grado: el problema más bien es el de encontrar la manera de
reducir las desventajas, en vez de escaparle al daño. Algunos son capaces de reducir
desventajas cargándoselas a otros, pero aún así la congruencia entre el atacante y la víctima
se sostiene. En Beck, no existe ningún punto socio político de ventaja desde el cual se
pudiera alcanzar un lugar privilegiado. Esto sólo es posible en sociedades clasistas. Pero en
nuestra sociedad, en nuestra sociedad de riesgo, nada se puede hacer: todos están dañados,
y nadie, ningún grupo es capaz de efectuar una política que provea de una solución al
‘riesgo’. El ‘riesgo’, entonces, está institucionalizado, es irresistible y ha llegado para
quedarse. De aquí que no exista ningún conocimiento teórico confiable con respecto a qué
suerte de acción o de inacción pudiera arrojar una pesada carga de riesgo sobre alguien, ni
para determinar en qué horizonte temporal el riesgo pudiera imponerse.
El grado del riesgo no puede ser investigado. El único conocimiento que se tiene es
que está ahí. Todas las conexiones quedan así ‘homogenizadas’, ya que todas han llegado a
ser conexiones de ‘angustia’. La noción de que nuestra sociedad es una sociedad sin clases
no es nueva, en realidad es tan vieja como el capitalismo. Habrá quienes sostengan que la
idea que la nuestra es una sociedad sin clases, no tiene nada de nueva y la idea del riesgo,
tampoco es nueva. Spengler hizo de eso el punto de partida para sus textos. El socialismo es
entonces para estos autores una fórmula vacía, y ha existido por algún tiempo. La caída de
la muralla de Berlín ha reivindicado los valores democráticos y la izquierda, frente al riesgo
y de las soluciones neoliberales a la crisis del estado de bienestar, se siente empujada a
87
Offe, Claus. Modernity and the State. Cambridge: Polity, 1996.
88
Beck, Ulrich. Risk society: towards a new modernity. London, Sage, 1992; Vers. Esp: Beck, Ulrich,
Giddens, Anthony y S. Lash, Modernización reflexiva, Madrid, Alianza, 1997.
89
Bauman Zygmunt. Liquid modernity. Cabridge, Polity Press, 2000.
La idea básica de esta ontología es que se ha pasado del tiempo del reloj y de la
mecánica newtoniana a un tiempo así abstraído del contexto social y de los ciclos naturales,
que posibilitó las tecnologías disciplinarias modernas (capitalismo e industrialismo)90 y la
reversibilidad de sus sistemas cerrados a una temporalidad que tiene como referencia una
conjunción de la irreversibilidad (entrópica) y la reversibilidad en los “sistemas abiertos
altamente inestables o alejados del equilibrio”. Siguiendo este proceso es fácil terminar
hablando de sistemas fluidos y hacer visible cómo las nuevas formas de resistencia política
no son tanto productos del esfuerzo organizado de profetas o vanguardias cuanto del
carácter creativo, alternativo y autoorganizativo del desorden, tal y como parece
manifestarse explícitamente en algunos de los nuevos movimientos sociales, que no por
ello dejan de ser críticos. Sin embargo, en este y en otros autores, esa visión se ve
dificultada por el cierre categorial y político de muchas de las aplicaciones sociológicas de
las teorías del caos o de la autopoiesis, que han seguido nutriéndose de una modelización
sistémica o estructural.
Es a este antecedente en la ontología social a lo que se refiere la idea de una
ontología de fluidos. Se traspasa desde una ontología dirigida a la salvación secularizada de
la utopía —la ciencia y la razón— a una temporalidad cuyas imágenes permiten vidas
rupturistas que viven y valoran su presente.
“... A finales de los años sesenta y principios de los setenta vivía en una cultura
que enseñaba que el yo está constituido por el lenguaje a través del lenguaje,
que el congreso sexual es el intercambio de los significantes, y que cada uno de
nosotros es una multiplicidad de partes, fragmentos y conexiones deseantes.
Esto ocurrió en el hervidero de la cultura intelectual parisina cuyos gurús
incluían a Jacques Lacan, Michel Foucault, Gilles Deleuze y Félix Guattari.
Pero a pesar de estas condiciones ideales para el aprendizaje, mis lecciones de
francés quedaron en ejercicios meramente abstractos. Estos teóricos del
90
La entropía es nuestra forma de existencia, todo tiene una fecha de caducidad, el universo entero se apaga, y
sin embargo la vida se regenera, la mente vence al caos y lo despliega en orden y armonía. Ese es el reto de la
ciencia, vencer al tiempo, entender antes de que sea demasiado tarde, sintetizar en lo poco la cualidad de lo
mucho. La sistémica ha acudido en su ayuda en las últimas décadas, el trabajo no cesa, por una parte la
mirada hacia los elementos que componen el todo y la parte, y por otro lado el esfuerzo de integrar, de unir
elementos en unidades analógicas de sentido. Dos procesos, dos movimientos para atrapar al tiempo y su
proyecto de muerte, la mente que aprende a dialogar con lo extenso e inmenso, a interactuar en la coreografía
de la complejidad.
91
Aunque actualmente, la idea de paideia (paidós) se remite mecánica y directamente a la labor educativa, el
concepto tiene un desarrollo. El modelo griego de hombre bello y bueno, un ejemplar de extracción
aristocrática, debe ser formado a través de una paideia, es decir, de un proceso educativo que lo hará digno de
llegar a ser medida de todas las cosas: una meta rigurosa, acabada y enérgica, con pocas probabilidades de ser
realizada. La traducción posterior de paideia al mundo romano es algo menos ambiciosa: studia humanitatis,
el estudio de las disciplinas humanas. Aquí tampoco el hombre es dado: debe ser formado para alcanzar su
plena humanitas, cuyo don es la virtus, un conjunto de atributos sobre todo ético-prácticos, que continua y
modifica a la vez el proyecto griego de hombre. De hecho virtud y virilidad tienen el mismo origen: el
hombre viril es aquel que ha alcanzado la virtud. Con el humanismo italiano del siglo XV, comienzo de la
modernidad, el hombre recobra una centralidad enraizada en su pertenencia al mundo de la naturaleza y de la
historia. Su inspiración en la cultura clásica, significa el retorno a la legitimidad natural, a la morada mundana
extraviada en los siglos de la trascendencia. A partir de Marx, con el humanismo socialista, se encuentra al
hombre, más que en los individuos excepcionales a los que había mirado el Renacimiento, en el hombre
social. En la sociedad se realiza la naturaleza del hombre a través de la satisfacción de sus demandas
naturales, tanto las básicas como las culturales. Solo, el individuo es una abstracción.
92
Elías, N. La sociedad de los individuos. Barcelona, Península, 1990, pp. 181-182.
93
Hesíodo: poeta griego del siglo VII antes de Cristo. Aunque la mayoría de los datos que aluden a su
biografía parecen bastante fantásticos, los especialistas parecen coincidir en la autoría de Hesíodo en dos
obras fundamentales de poesía griega: “Los trabajos y los días” y la “Teogonía”. En la primera hace un canto
al campesino. En la segunda realiza una genealogía de los dioses olímpicos.
94
Ibáñez, Jesús. “Una publicidad que se anuncia a sí misma”. En: Por una sociología de la vida cotidiana,
Madrid, Siglo XXI, p. 227.
95
96
Ibáñez, Jesús. Op. Cit.
97
Turkle, Sherry. La vida en la pantalla. La construcción de la identidad en la era de Internet. (Fragmento)
Barcelona, Ediciones Paidós Ibérica, S.A. 1995, pp. 16-36.
98
Sherry Turkle es una psicóloga que trabaja en investigación en el MIT hace muchos años. Intrigada por la
relación de los seres humanos con las máquinas, Turkle presenta en este libro algunas conclusiones.
Doctorada en Harvard en Psicología y Sociología, y actualmente investigadora en el programa Ciencia,
Tecnología y Sociedad del Instituto Tecnológico de Massachusetts.
99
No es desdeñable el hecho que el mayor momento de ventas de Kundera se haya producido a fines de los
años noventa, cuando el bloque socialista se desmoronaba. Kundera, que ha dicho siempre que su literatura
representa la nostalgia de un mundo que parecía sólido: el Imperio Austro Húngaro, la Europa Central,
Austria, Checoslovaquia, podía ser la clave de interpretación para entender cómo ese mundo que ahora
parecía desmoronarse nuevamente, se relacionaba con la propia pérdida de certezas.
Una y otra vez la visión de una realidad social crecientemente fluida se encuentra
con el del capitalismo como fuerza que todo lo disuelve, recuperado por Berman (1988). Lo
que hace visible la ontología de flujos no es la continuidad de la polarizada tensión
moderna, sino su disolución, su transformación es otra cosa.
Los cambios cuantitativos modernos habrían terminado transformando la cualidad
existencial de la vida social, conduciéndola de la oscilación entre lo sólido (de la tradición)
y lo evanescente (del futuro) a la compleja y variada fluidez (de los muchos presentes). En
este sentido lo que el diagnóstico del Manifiesto comunista hace es dar cuerpo a la crónica
del proceso de modernización y de su experiencia. Una crónica que se adelanta ya en la
tragedia fáustica de Goethe, se prolonga en el modernismo de Baudelaire y llega hasta la
urbanización de las metrópolis contemporáneas durante los tres primeros cuartos del siglo
XX.
Es al final de ese período, esto es en los años ‘70, el origen de la revolución de las
tecnologías de la información y el nacimiento de la sociedad red.
Habría que recordar que la tesis central de Berman consiste en afirmar la existencia
de una forma de experiencia vital extendida con la modernización y hoy compartida por
todas y todos los habitantes de ese tiempo histórico que es la modernidad. Es una forma
básica de experiencia porque según el autor afecta al modo en que experienciamos el
tiempo, el espacio, a nosotros mismos, a los demás y a las posibilidades y peligros de la
vida. El contenido de esa experiencia lo deduce del análisis de obras literarias y políticas
claves y de acontecimientos históricos especialmente significativos, que le llevan a afirmar
que los seres humanos modernos se movilizan por el deseo de cambiar, de transformarse y
transformar el mundo —y [por] el miedo a la desorientación y la desintegración. El núcleo
de la experiencia moderna no es otra cosa que la tensión, contradicción o polaridad entre lo
sólido esto es, el anhelo de controlar el exterior y el interior mediante algún conjunto de
técnicas y conocimientos que sean necesarios y universales, es decir, el anhelo de solidez—
y el desvanecimiento esto es, el miedo a la evanescencia, a que una vida y un entorno de
apariencia y fatuidad nos conduzca a la evanescencia, a desvanecernos en el uniforme y
homogéneo aire del libre cambio.
La tragedia moderna es aquella que liga inexorablemente el despliegue de las
La contradicción que aquí resaltan Marx y Engels se resolverá, según ellos, con más
modernidad, con más revolución, cuando el proletariado instaure el comunismo. Mientras
tanto la lógica del construir para destruir y destruir para reemplazar, de desmoronar lo
sólido en búsqueda de una sólida y prolongada estabilidad estarían constituyendo el motor
de la historia moderna. La falta de alzamientos revolucionarios podría ser el resultado de
esa evaporación de la propia “naturaleza del hombre nuevo”. El mismo sujeto del
proletariado no podría, lógicamente, suponerse eterno e inmutable. Aquellos sujetos ya se
sentirían o sienten a gusto en la vorágine, el torbellino y se mantienen a la espera de unas
nuevas solidificaciones.
“Volvemos la mirada [al pasado] en busca de algo sólido en que apoyarnos, sólo
para encontrarnos abrazando fantasmas”. La experiencia hoy dominante no es tanto la de
disolución de lo sólido, sino la de fluidificación de todo lo social, institucional o personal.
Poco a poco, pero cada vez más con la velocidad que imprimen las nuevas
tecnologías, todo se torna lábil, maleable, acomodaticio, difícil de mantener bajo la misma
forma, pero no por ello necesariamente débil o efímero.
Sin embargo, se puede mantener el objetivo de recuperar el impulso crítico y leer el
Manifiesto como la crónica de una modernidad que ya no existe: una modernidad sólida
(fordista), dedicada a desvanecer las rigideces del pasado tradicional, envuelta en un
compulsivo proceso de modernización y en el desvanecimiento de los sólidos que ella había
traído y que ha terminado por transformarse en una sociedad líquida o fluida.
100
Ponce, Aníbal. Biografía del Manifiesto Comunista. Santiago de Chile, Editorial Quimantú, 1972, pp. 15-
23.
Introducción
Si bien podemos situar a la revolución de las NTCI en la década del ’70 —la
tecnología fue pensada como una de las posibles salidas a la crisis del capitalismo— esta
revolución no constituyó una respuesta mecánica a esa crisis. El desarrollo de las
tecnologías se hizo posible gracias a los avances y descubrimientos que se venían
realizando en el campo aeroespacial y militar estadounidense, en el de la electrónica y las
telecomunicaciones, con el efecto de sinergia entre estas tecnologías clave. “Así, el
microprocesador hizo posible el microordenador; los avances de las telecomunicaciones,
permitieron a los microordenadores funcionar en red, con lo que se aumentó su potencia y
flexibilidad. Las aplicaciones de estas tecnologías a la fabricación electrónica acrecentaron
el potencial de nuevas tecnologías de diseño y fabricación en la producción de
semiconductores. El nuevo software se vio estimulado por el rápido crecimiento del
mercado de microordenadores, que a su vez se expandió por las nuevas aplicaciones, y de
las mentes de los escritores de software surgieron en profusión tecnologías fáciles para el
usuario”. (7)
Estamos en presencia de un nuevo paradigma donde las NTCI marcan
transformaciones claves que ya no se reducen al ámbito económico y militar. Las NTCI se
fueron instalando en cada vez más ámbitos que conforman nuestra experiencia cotidiana.
Pensemos, a título de ejemplo, cómo cambió nuestro modo de escribir al “manipular bits”
mediante el uso del procesador de textos, y no ya “átomos” a través de una máquina de
escribir (mecánica). La dimensión del cambio cultural, en ocasiones, se hace evidente sólo
a través del uso. Pensar en un nuevo paradigma nos ayuda, por un lado, a organizar la
descripción de los rasgos fundamentales de esta revolución de las NTCI y, por el otro, a
visualizar su dimensión política, económica y social, en fin, a dar cuenta de la ideología que
conlleva este paradigma.
El primer rasgo que diferencia a la revolución de las NTCI es que son tecnologías
para actuar sobre la información y, así, generar más información, más conocimiento.
Siempre, en la historia de la humanidad, existió el conocimiento y se aplicó en diversas
áreas para lograr transformaciones. Pero lo nuevo es el carácter autogenerador de saber que
transforma a la información en un recurso vital.
Otro rasgo importante es el hecho de que estas NTCI han colonizado todos los
ámbitos de nuestra experiencia. Las tecnologías de comunicación tradicionales (con
excepción quizá de la TV, que apenas tiene 50 años), es decir, cine, radio, prensa, telégrafo,
teléfono, télex, etc. Parecían haber estado desde siempre, formaban parte de la cotidianidad
Sin embargo, en este nuevo paradigma no todas son ventajas. Los sistemas
descentralizados que se vuelven cada vez más grandes y se van generando a sí mismos, se
hacen más difíciles de comprender, de controlar y de explotar en todas sus dimensiones. “A
medida que las empresas se desenvuelven en el espacio cibernético, adquieren el carácter
del sofware: limpio, sin masa, rápido, útil, móvil e interesante. Pero también complicado, y
probablemente lleno de microbios que nadie puede encontrar…”(10)
Otro rasgo de la revolución tecnológica es la convergencia que se da entre la
informática, las telecomunicaciones y la industria de los contenidos de comunicación a
través de alianzas, fusiones y participaciones cruzadas. Siguiendo a Richeri (11), se han
eliminado las barreras legales que impedían emprendimientos conjuntos, ampliando de esta
manera los canales de distribución de información. Los productores de contenido entregan
la materia prima a los canales satelitales o por cable para que éstos lo clasifiquen y
ensamblen para venderlos a los abonados a estos sistemas. Las telefónicas y los cables, a su
vez, ofrecen el servicio de conexión a Internet.Y las empresas informáticas proveen el
hardware necesario para que el sistema funcione. También dentro de poco se podrá ver
T.V. a través de la computadora y navegar por Internet a través del televisor. Podríamos
preguntarnos qué aparato concentrará las distintas funciones, qué única pantalla miraremos
en el futuro, si es que esto alguna vez ocurre. Dentro de este contexto el gran desafío,
aparentemente, es la producción de contenidos ya que involucra a un bien escaso como es
la creatividad y no puede desconocer la ampliación de los canales de distribución.
La convergencia hoy también se hace visible en los intercambios entre los campos
de la biología y la microelectrónica. La lógica de generación de información propia del
ADN y la evolución natural pareciera reproducirse en los sistemas informáticos avanzados
que cada vez son más veloces, flexibles y disponen de mayor capacidad parar almacenar
información. Una muestra de esta interrelación es la profundización de la investigación
sobre máquinas inteligentes (nos estamos refiriendo a inteligencia artificial y no sólo a
procesamiento de datos) en relación con el funcionamiento del cerebro.
Hay varias miradas que conducen a distintas posiciones frente al fenómeno de las
tecnologías desde donde podemos inferir el modo de pensar la ideología. Nosotros aquí
sólo esbozaremos las que nos parecen que dan cuenta de la relación tecnología-ideología.
Para Díaz Nosty (12), las tecnologías de información generan predicamentos
míticos. Éstos serían:
V. El laberinto digital
Por el cada vez más alto precio del suelo en las grandes ciudades industriales.
Por la mejora de los sistemas de comunicación y transporte.
Por el paso de la sociedad industrial, productora de bienes físicos, a la sociedad
informatizada.
Por el desarrollo de infraestructuras y equipamientos telemáticos que hacen posible
el teletrabajo en el domicilio.
1. Introducción
Uno de los campos donde más expectativas crean y donde están tardando en
integrarse las redes es la formación. Quizá porque la interacción cara a cara entre formador
y formando, entre el que enseña y el que es enseñado, es considerada uno de los factores
fundamentales de todo proceso de formación. Sin embargo, algunos prefieren —
preferimos— empezar a experimentar con la formación interactiva telemática —por si
acaso. Podríamos asumir que la mejor formación posible es sin duda la formación
presencial. Un buen profesor haciendo gala de su claridad expositiva, un contundente
carisma y una buena capacidad comunicativa no tienen rivales en el terreno de la
formación. Un profesor desplegando con seducción su experiencia formativa es un
acontecimiento inolvidable para un alumno (no debe ignorarse, sin embargo, que de las
decenas de profesores que cada uno hemos tenido a lo largo de nuestra vida académica,
recordamos solamente a unos pocos). Y aunque parezca paradójico nunca apreciaremos
más la formación presencial que en los tiempos de teleformación que se avecinan.
La educación presencial va acompañada por un complejo contexto que de manera
informal refuerza el interés del alumno por la actividad de aprendizaje que despliega (Los
compañeros, el intercambio de apuntes y puntos de vista, el repaso en equipo, las
actividades extraeducativas, el contacto con los profesores... en definitiva la comunicación
interpersonal es el mejor detonante de la motivación). Pero, los sistemas de enseñanza
deben atender a los cambios sociales, económicos, tecnológicos. Cada época ha tenido sus
propias instituciones educativas, adaptando los procesos educativos a las circunstancias. En
la actualidad, los cambios que afectan a las instituciones educativas configuran un nuevo
contexto, donde la omnipresencia de las telecomunicaciones en la sociedad, la necesidad de
formar profesionales para tiempos de cambio, la continua actualización de estos
profesionales, exigen nuevas situaciones de enseñanza-aprendizaje y exigen, también,
nuevos modelos adecuados a ellas.
Una que está relacionada con los determinantes administrativos relacionados con el
concepto de distancia. Determinantes a los que el estudiante debe atenerse:
asistencia a un lugar predeterminado, tiempo y número de sesiones, ser enseñado en
grupo por el profesor, las reglas de la organización. Se refiere, por tanto, al
suministro de libertad, o mejor de opcionalidad, a los estudiantes en el acceso,
admisión, selección de cursos, y libertad en los determinantes temporales y
espaciales. En este sentido para Butcher (1995) entre estas características estarían
no requerir requisitos particulares educativos y proporcionar orientación accesible y
sistemas de apoyo instruccional para el estudiante. Kember (1995), por su parte,
sugiere que esta dimensión del aprendizaje abierto se ha desarrollado debido a
presiones sociales y políticas al suprimir las barreras que impiden la participación
en la educación a los estudiantes adultos. En este mismo sentido, Paul (1990)
propone una serie de dimensiones que vendrían a manifestar respecto a qué y en qué
grado una institución puede considerarse “abierta”:
Accesibilidad
Credenciales académicos previos
Tiempo
Localización física
Determinantes financieros
Características personales
Responsabilidad social
Otra dimensión del concepto está relacionada con la traslación de los determinantes
educacionales: metas de aprendizaje especificadas muy ajustadas; secuencia de
enseñanza y lugar; la estrategia para enseñar del profesor individual o de la
organización.Dejar de aplicar tales determinantes termina en diseños educacionales
cerrados. Se refiere a un modelo educativo o filosofía centrada en el alumno en
contra de la centrada en la institución o en el profesor (Cunningham,1987; Kember,
1995).
Referencias
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Estudios Ramón Areces, Madrid, pp. 119-141.
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development of managers. Centre for the Study of Management Learning, University of
Lancaster.
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Aires.
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-Paul, R. (1990): Open Learning and Open Management. Kogan Page, London.
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-Romiszowski, A. y Criticos, C. (1994): “The Training and Development of Educational
Technologists for the 21st Century”. En Kearsley, G. y Linch, W. (De.): Educational
Technology. Leadership Perspectives. Educational Technology Pub. Englewood Cliffs NJ.,
165-180.
-Salinas, J. (1995): Organización escolar y redes: Los nuevos escenarios de aprendizaje. En
Cabero, J. y Martínez, F.(Coord): Nuevos canales de comunicación en la enseñanza. Centro
de Estudios Ramon Areces, Madrid. 89-118.
-Salinas, J. (1997): “Nuevos ambientes de aprendizaje para una sociedad de la
información”. Revista Pensamiento Educativo, 20. 81-104.
-Salinas, J. y Sureda, J. (1992): Aprendizaje abierto y enseñanza a distancia. En Sancho, J.
(Coord.): European Conference about Information Technology in Education: A Critical
Insight. Proceedings. Barcelona, Congreso Europeo T.I.E.
-Salinas, J. (1997): “Enseñanza flexible, aprendizaje abierto. Las redes como herramientas
para la formación”. Edutec, nº10, 02/99.
-Topham, P. (1989): The Concept of “Openness” in relation to Computer Based Learning
Environments and Management Education. Interactive Learning International Vol.5(1),
pp.9157-163.
Introducción
1. Suponiendo que fuese factible lograr ese “docente ideal”, que desafía los propios
límites de lo humano, ¿a qué modelo educativo y de sociedad responde? ¿Son estos
valores y competencias universalmente aceptados y deseados en las distintas
sociedades y culturas? ¿Conforman todos ellos un modelo educativo coherente, o
responden a modelos diferenciados y hasta contradictorios entre sí? ¿Qué de todo
ello, por ejemplo, es compatible con un modelo escolar centralizado y qué con un
modelo descentralizado; qué con un modelo educativo orientado por el capital
humano y qué con uno orientado por el desarrollo humano?3
2. ¿Es éste el actor, y el correspondiente escenario, los que están dispuestos a construir
las voluntades nacionales e internacionales que toman hoy decisiones en materia
educativa? ¿Es éste, concretamente, el actor y el escenario que están construyendo
las actuales políticas y reformas educativas, impulsadas desde mediados de los
ochenta bajo el signo del “mejoramiento de la calidad de la educación”? ¿Existe
voluntad política para introducir los cambios, financiar los costos y desarrollar las
estrategias requeridas para lograrlo, en el tiempo que tome hacerlo?
3. ¿Qué de todo esto responde a la lógica, necesidades y posibilidades de los países
desarrollados (y cuáles de ellos marcan la pauta, en particular) y qué a la lógica,
necesidades y posibilidades de los países en desarrollo (y a su heterogeneidad)?
¿Qué de todo ello es compatible con los perfiles docentes, la estructura y la
tradición escolar, la formación profesional, la cultura política y los estilos de
liderazgo, los niveles de pobreza y segregación social, las realidades bilingües y
multilingües, los presupuestos, etc., que predominan actualmente en los países en
desarrollo?
4. ¿Cuáles de todas estas competencias son aprendibles? ¿Qué de todo ello es
enseñable, es decir, susceptible de realizarse mediante un esfuerzo intencional de
educación, formación o capacitación? Y, si es enseñable, ¿bajo qué condiciones,
con qué estrategias y pedagogías, en cada caso, si lo que está en juego es la eficacia
en los aprendizajes y su reflejo, entre otros, en la práctica docente?
5. ¿Qué de todo ello puede ser aprendido en la edad adulta (y en la formación
profesional de un docente) y qué debe (y sólo puede) ser aprendido durante la
infancia (y en el sistema escolar)? ¿Qué de todo ello puede ser aprendido en la
formación inicial y qué debe ser aprendido en la formación en servicio, en la
práctica de enseñar? ¿Qué requiere modalidades presenciales y qué puede ser
confiado a modalidades a distancia, incluido el uso de las modernas tecnologías?
6. ¿Qué de esto le corresponde a las instituciones e instancias de formación docente,
ya sea inicial o en servicio, y qué a otras instancias como la familia, el sistema
Los saberes y competencias que llega a adquirir un docente (y los incluidos en este
listado, concretamente) los aprende a lo largo de toda la vida: en la familia, en el sistema
escolar, en su formación específica como docente, y mediante la propia práctica de
enseñar.Desde esta perspectiva, resultan evidentes las limitaciones de un esquema (incluido
el “nuevo esquema” propuesto por las actuales reformas) que continúa encajonando al
aprendizaje docente en la formación docente, separando formación inicial y en servicio, y
desligando ambas de la biografía escolar de cada docente, es decir, del sistema escolar y su
indispensable reforma. Admitir la multiplicidad y la complejidad de competencias
requeridas por el buen docente (el docente capaz de asegurar una educación de calidad), el
enorme rezago de su formación y la acelerada producción de nuevo conocimiento y el
Notas
Así pues, a comienzos de los años noventa, mientras que ciudades como Bangkok,
Taipei, Shanghai, México o Bogotá experimentaron un crecimiento urbano explosivo
encabezado por el sector empresarial, Madrid, junto con Nueva York, Londres y París,
entraron en una recesión que provocó una pronunciada caída de los precios de las
propiedades inmobiliarias y detuvo la nueva construcción. Esta montaña rusa urbana, en
diferentes periodos a lo largo de diversas zonas del mundo, ilustra tanto la dependencia
como la vulnerabilidad de cualquier localidad, incluidas las principales ciudades, ante los
flujos globales cambiantes.
¿Pero por qué deben seguir dependiendo estos servicios avanzados de su
aglomeración en unos cuantos grandes nodos metropolitanos? De nuevo, Saskia Sassen,
coronando años de trabajo de campo propio y de otros investigadores en diferentes
contextos, ofrece respuestas convincentes.
Sostiene que:
Para ilustrar mi análisis, me referiré a una megaciudad que se está creando y aún no
aparece en el mapa, pero que, en mi opinión, será uno de los centros industriales,
empresariales y culturales más importantes del siglo XXI, sin ceder a la futurología: el
sistema regional metropolitano de Hong Kong-Shenzhen-Cantón-delta del río de las Perlas-
Macao-Zhuhai. Miremos al futuro megaurbano desde esta perspectiva (véase la figura 6.5).
En 1995, este sistema espacial, aún sin nombre, se extendía por 50.000 km., con una
población total de entre 40 y 50 millones, según dónde se definan las fronteras. Sus
unidades, esparcidas en un paisaje predominantemente rural, presentaban una conexión
funcional diaria y se comunicaban mediante un sistema de transportes multimodal que
incluía ferrocarril, autovías, carreteras comarcales, aerodeslizadores, lanchas y aviones.
Nuevas autopistas estaban en construcción y se estaba electrificando por completo el
ferrocarril y duplicando sus vías. Un sistema de telecomunicaciones de fibra óptica estaba
en proceso de conectar toda la región internamente y con el mundo, vía estaciones terrestres
y telefonía celular. Había cinco aeropuertos en construcción en Hong Kong, Macao,
Shenzhen, Zhuhai y Guangzhou, con una capacidad prevista de tráfico de pasajeros de 150
La complejidad de esa tarea es de tal magnitud que a lo más que aquí podré aspirar
será a elaborar una especie de preámbulo o prologo a una “ontología” de lo social como
“ontología” de fluidos. Además este preámbulo estará centrado en una relectura crítica del
trabajo de Castells, que nos permita leer su tesis de que entramos en la era de la
información como una crónica de una transformación ontológica de lo social, que nos
conduce a una “realidad” de fluidos.
Precisamente para paliar de algún modo la naturaleza incompleta que incluso como
preámbulo tiene este trabajo conviene emparentarlo con las propuestas de dos colegas, a los
que no tengo el gusto de conocer. Con ello quiero resaltar una cierta sintonía que, aunque
también pudiera ser la manifestación de una comunes condiciones socio-políticas de
producción y, eventualmente, reportarme aliados, apunte un esbozo más completo del
territorio que debería ser cartografiado a la hora prologar una ontología social del fluidos o
¿era una ontología de la fluidez social?
En primer lugar me referiré al magnífico trabajo de J. A. Bergua (1998) sobre la
temporalidad en la modernidad y en la postmodernidad, publicado en Papers. Si
despojamos a ese trabajo del corsé del formalismo sistémico, cuya vocación totalizadora
termina por ser contradictoria con sus conclusiones y propósitos finales, resulta fácil
La tesis que quiero defender en este trabajo es que hoy parece que estamos inmersos
en la emergencia de un nuevo y prometedor compromiso ontológico que podemos atisbar al
rememorar dos procesos.
En primer lugar, podríamos decir tentativamente que ante el empuje del relativismo
cognitivo y del moral y de la enorme aceleración en los procesos históricos de
transformaciones sociales, alguna de las cuales venía ya anunciada por el propio Marx
cuando afirmaba que “todo lo sólido se desvanece en el aire [del capitalismo]”, se ha ido
poniendo en cuestión la unicidad, estabilidad o pertinencia de los modelos dominantes de lo
social. De forma simultánea, como bien analiza Berman (1988: 96-107), el mago burgués
de Marx —descendiente del Fausto de Goethe y del Frankestein de Mary Shelly— nada en
medio de las fuerzas destructoras del capitalismo para desplegar una creatividad y una
estabilidad permanentes pero insuficientes, mientras al aprendiz de mago proletario se le
encomienda transformar aquellas fuerzas explosivas de la historia en fuentes de belleza y
alegría para todos, en las que “la historia trágica de la modernidad tenga un final feliz”. La
oscilación entre el desvanecimiento o disolución y la solidificación o interconexión bien
puede haber sido alimento de los compromisos ontológicos dominantes. Así huyendo de la
disolución o incluso desaparición de lo social, las teorías sociales modernas han optado
básicamente entre dos compromisos ontológicos que les permitía introducir la solidez en lo
social, aunque en realidad en muchos casos se ha jugado simultáneamente con ambos (de
Durkheim a Coleman).
Por un lado ha estado y está el compromiso con una modelización formal, sistémica
o autoorganizativa (Parsons, Luhmann, Ibáñez, Atlán o Navarro) que introduce una
distinción arbitraria al inicio (entre sistema y entorno, por ejemplo) y la sostiene contra
Una y otra vez la visión de una realidad social crecientemente fluida se encuentra
con el bello diagnóstico marxiano del capitalismo como fuerza que todo lo disuelve,
magníficamente analizado por Berman (1988). Sin embargo, espero poder mostrar que
La tesis es que la vida es una forma fluida de existencia que navega entre las formas
extremas del cristal, rígido paradigma de la ciencia clásica, y de el humo, paradigma de
turbulencias e incertidumbres definitivamente incomprensibles. Aunque es evidente que
hereda y prolonga aquí el movimiento originario de la biología contemporánea, que hace
del organismo el concepto con el que superar la vieja oposición entre la rigidez del
mecanicismo y la evanescencia del vitalismo, su concepción de la autoorganización y,
sobre todo, su transposición de la misma a la realidad humana es bastante más equilibrada y
menos redundante de las rigideces que Luhmann ha generalizado en la teoría sociológica.7
Atlán supo darse cuenta de que la superación de esa dicotomía era algo que debía afectar al
pensamiento en general, necesitado de evitar el doble riesgo que supone, por un lado, el
abismo de la facilidad y el reposo de la conservadurista ciencia universitaria y, por otro
lado, el “delirio-delicia de la contracultura, de la anticiencia”. La rigidez y la volatilidad,
Notas
1.1. Repartos de las sustancias nocivas en las ciencias naturales y situaciones sociales
de peligro
La discusión sobre las sustancias nocivas y tóxicas que contienen el aire, el agua y
los alimentos, sobre la destrucción de la naturaleza, del medio ambiente en general, sigue
teniendo lugar exclusiva o dominantemente mediante categorías o fórmulas propias de las
ciencias naturales.
De este modo se ignora que las “fórmulas de pauperización” de las ciencias
naturales poseen un significado social, cultural y político. En consecuencia, existe el
peligro de que una discusión sobre el medio ambiente que tenga lugar mediante categorías
químico-biológico-técnicas tome en consideración al ser humano involuntariamente sólo
como aparato orgánico.
Pero de este modo la discusión amenaza con cometer el error contrario al error que
con razón ha reprochado al optimismo de progreso industrial que durante mucho tiempo ha
predominado: el error de convertirse en una discusión natural sin el ser humano, sin la
cuestión del significado social y cultural. Precisamente las discusiones de las últimas
décadas, en las que se ha vuelto a desplegar todo el arsenal de argumentos de crítica de la
técnica y de la industria, han seguido siendo en su núcleo tecnocráticas y naturalistas. Se
agotan en el intercambio y la evocación de las sustancias nocivas que contienen el aire, el
agua y los alimentos, de cifras relativas de crecimiento demográfico, de consumo
energético, de demanda de alimentos, de falta de materias primas, etc., con un celo y
exclusividad como si nunca hubiera habido alguien (por ejemplo, un tal Max Weber) que
hubiera dedicado su tiempo a mostrar que si no tomamos en consideración las estructuras
sociales de poder y de reparto, las burocracias, las normas y racionalidades dominantes,
todo esto es vacío o absurdo (probablemente, ambas cosas). Bajo mano se ha colado una
idea que reduce la modernidad al marco de referencia de la técnica y la naturaleza en el
sentido de criminal y víctima. Desde su propio punto de partida, a este pensamiento
(incluido el del ecologismo político) se le ocultan los contenidos y consecuencias sociales,
políticas y culturales de los riesgos de la modernización.
Ilustremos esto con un ejemplo. El Rat der Sachverständigen für Umweltfragen
(Consejo de Expertos en Cuestiones Relativas al Medio Ambiente) constata en su informe
que “en la leche materna a menudo se ha encontrado beta-hexaclorociclohexano,
hexaclorobenzol y DDT en unas concentraciones excesivas”. Estas sustancias tóxicas están
contenidas en insecticidas para plantas que entre tanto han sido retirados del mercado. Su
procedencia no está clara (ibíd.). En otro lugar se dice: “Por término medio, la cantidad de
Tanto los riesgos como las riquezas son objeto de repartos, y tanto éstas como
aquéllos constituyen situaciones: situaciones de peligro o situaciones de clase. Sin
embargo, tanto aquí como allá se trata de un bien completamente diferente y de otra disputa
sobre su reparto. En el caso de las riquezas sociales, se trata de bienes de consumo, de
ingresos, de oportunidades de educación, de propiedades, etc., en tanto que recursos
escasos a los que se aspira. Frente a ello, los peligros son un producto adicional de una
sobreabundancia que hay que impedir. Éstos hay que o suprimirlos o negarlos, hay que
reinterpretarlos. Así pues, a la lógica positiva de la apropiación se contrapone una lógica
negativa del eliminar, del evitar, del negar, del reinterpretar.
Mientras que los ingresos, la educación, etc., son para el individuo bienes
consumibles, experimentables, la existencia y el reparto de peligros y riesgos siempre están
mediadas argumentativamente. A menudo, lo que perjudica a la salud y destruye la
naturaleza no lo puede conocer la propia sensación, los propios ojos, e incluso allí donde
aparentemente está a la luz del día la construcción social le hace necesitar para su
constatación “objetiva” del juicio del experto. Muchos de los nuevos riesgos
(contaminaciones nucleares o químicas; sustancias nocivas en los alimentos, enfermedades
civilizatorias) se sustraen por completo a la percepción humana inmediata. Al centro pasan
cada vez más los peligros que a menudo para los afectados no son visibles ni perceptibles,
peligros que en ciertos casos no se activan durante la vida de los afectados, sino en la de sus
descendientes; se trata en todo caso de peligros que precisan de los “órganos perceptivos”
de la ciencia (teorías, experimentos, instrumentos de medición) para hacerse “visibles”,
interpretables, como peligros. El paradigma de estos peligros son las mutaciones genéticas
causadas por la radiactividad, que, imperceptibles para los afectados, dejan a éstos por
completo (tal como muestra el accidente en el reactor de Harrisburg) a la merced del juicio,
de los errores, de las controversias de los expertos.
Pero esta dependencia respecto del saber y esta invisibilidad de las situaciones
civilizatorias de peligro no bastan para determinar conceptualmente a las mismas; tales
situaciones contienen en sí ya componentes ulteriores. Las afirmaciones sobre los peligros
nunca son reducibles a meras afirmaciones sobre hechos. Contienen constitutivamente tanto
un componente teórico como un componente normativo. La constatación en niños de
“concentraciones de plomo no peligrosas” o de “elementos de pesticidas en la leche
materna” no es en tanto que tal una situación civilizatoria de peligro, como tampoco lo es
la concentración de nitrato en ríos o la presencia de dióxido de sulfuro en el aire. Hay que
añadir una interpretación causal que haga aparecer esto como producto del modo industrial
de producción, como efecto secundario sistemático de los procesos de modernización. Así
pues, en los riesgos reconocidos socialmente se presuponen las instancias y los actores del
proceso de modernización con todos sus intereses parciales y dependencias, y además éstos
son puestos en un nexo directo (basado en el modelo de causa y efecto) con daños y
amenazas completamente separados de ellos en sentido social, material, local y temporal.
La mujer que da el pecho a su hijo de tres meses en su pequeña vivienda en los arrabales de
una gran ciudad se encuentra de este modo en una “relación inmediata” con la industria
química que produce pesticidas para plantas, con los campesinos que se ven forzados por
las directrices agrarias de la Comunidad Europea a una producción masiva especializada y
a abonar en exceso. etc. Queda abierta la cuestión de en qué radio se puede o debe buscar
efectos secundarios. Hasta en la carne del pingüino del Antártico se ha descubierto
recientemente una sobredosis de DDT.
Estos ejemplos muestran dos cosas: primero, que los riesgos de la modernización se
presentan de una manera universal que es al mismo tiempo específica e inespecífica
localmente; y segundo, cuán incalculables e impredecibles son los intrincados caminos de
su efecto nocivo. Así pues, en los riesgos de la modernización se reúne causalmente lo que
está separado por el contenido, por el espacio y por el tiempo, y de este modo es puesto al
mismo tiempo en un nexo de responsabilidad social y jurídico. Pero las conjeturas de
causalidad se sustraen (lo sabemos como muy tarde a partir de Hume) a toda percepción.
Son teoría. Han de ser añadidas siempre en el pensamiento, han de ser supuestas como
verdaderas, hay que creérselas. Los riesgos son invisibles también en este sentido. La
causalidad supuesta siempre queda más o menos insegura y provisional. En este sentido, se
trata (también en la conciencia cotidiana del riesgo) de una conciencia teórica y por tanto
cientifizada.
Ética implícita
Aquí radica una consecuencia importante y esencial: en las definiciones del riesgo
se rompe el monopolio de racionalidad de las ciencias. Las pretensiones, los intereses y los
puntos de vista en conflicto de los diversos actores de la modernización y de los grupos de
afectados son obligados en las definiciones del riesgo a ir juntos en tanto que causa y
efecto, culpable y víctima. Ciertamente, muchos científicos se ponen a trabajar con todo el
ímpetu el pathos de su racionalidad objetiva; su esfuerzo por la objetividad crece
proporcionalmente con el contenido político de sus definiciones. Pero en el núcleo de su
trabajo quedan remitidos a expectativas y valoraciones sociales y que por tanto les están
dadas: ¿dónde y cómo hay que trazar los límites entre daños aún aceptables y ya no
aceptables? ¿A qué compromisos pueden llegar los patrones presupuestos ahí? Por ejemplo,
¿hay que asumir la posibilidad de una catástrofe ecológica para satisfacer intereses
económicos? ¿Qué son necesidades?, ¿qué son presuntas necesidades?, ¿qué son
necesidades a cambiar?
La pretensión de racionalidad de las ciencias de averiguar objetivamente el
contenido de riesgo del riesgo se debilita a sí misma permanentemente: por una parte,
reposa en un castillo de naipes de suposiciones especulativas y se mueve exclusivamente
en el marco de unas afirmaciones de probabilidad cuyas prognosis de seguridad stricto
sensu ni siquiera pueden ser refutadas por accidentes reales. Por otra parte, hay que haber
adoptado una posición axiológica para poder hablar con sentido de los riesgos. Las
constataciones del riesgo se basan en posibilidades matemáticas e intereses sociales incluso
y precisamente allí donde se presentan con certeza técnica. Al ocuparse de los riesgos
civilizatorios, las ciencias ya han abandonado su fundamento en la lógica experimental y
han contraído un matrimonio polígamo con la economía, la política y la ética, o más
exactamente: viven con éstas sin haber formalizado el matrimonio.
Por decirlo expresamente una vez más: todos estos efectos se presentan con
independencia de cuán consistentes parezcan desde un punto de vista científico las
interpretaciones causales aceptadas. Por lo general, dentro de las ciencias y de las
disciplinas afectadas divergen mucho las opiniones al respecto. Así pues, el efecto social de
las definiciones del riesgo no depende de su consistencia científica.
Con todo, esta pluralidad de interpretaciones tiene un fundamento en la lógica de los
riesgos de la modernización. Al fin y al cabo, aquí se intenta poner a los efectos nocivos en
relación con factores individuales apenas aislables en el complejo sistema del modo
industrial de producción. A la interdependencia sistémica de los especializadísimos actores
de la modernización en la economía, la agricultura, el derecho y la política le corresponde
la ausencia de causas y responsabilidades aislables: ¿contamina la agricultura el suelo o son
los agricultores sólo el eslabón más débil en la cadena de los ciclos del daño? ¿Son tal vez
sólo mercados de consumo subordinados a la industria química del forraje y del abono?, y
¿tendría que comenzar por aquí una desintoxicación preventiva de los suelos? Pero las
autoridades podrían haber prohibido ya hace tiempo la venta de los venenos o haberla
limitado drásticamente. Pero no lo hacen. Al contrario: con el apoyo de la ciencia expiden
continuamente permisos para la producción de venenos “no peligrosos” que nos afectan a
todos nosotros. ¿Tiene toda la culpa, pues, la jungla de autoridades, ciencia y política? Pero
al fin y al cabo éstos no cultivan los campos. ¿Así que los culpables serán los campesinos?
Pero a éstos los han puesto en manos de la Comunidad Europea, tienen que superproducir
abonando en exceso para sobrevivir económicamente...
Con otras palabras: a la división del trabajo muy diferenciada le corresponde una
complicidad general, y a ésta una irresponsabilidad general. Cada cual es causa y efecto y
por tanto no es causa. Las causas se diluyen en una mutabilidad general de actores y
condiciones, reacciones y contrarreacciones. Esto procura a la idea de sistema evidencia
social y popularidad.
Esto deja claro de manera ejemplar dónde reside el significado biográfico de la idea
de sistema: se puede hacer algo y seguir haciéndolo sin tener que responsabilizarse
personalmente de ello. Se actúa, por decirlo así, en la ausencia de uno mismo. Se actúa
físicamente sin actuar moral y políticamente. El otro generalizado (el sistema) actúa en uno
y a través de uno: ésta es la moral civilizatoria de los esclavos, en la que social y
personalmente se actúa como si uno se encontrara bajo un destino natural, bajo la “ley de
gravedad” del sistema. De este modo se busca un culpable a la vista del inminente desastre
ecológico.
Sin embargo, los riesgos no se agotan en consecuencias y daños que ya han tenido
lugar, sino que contienen esencialmente un componente futuro. Éste reposa tanto en la
prolongación al futuro de los daños ya visibles como en una pérdida general de confianza o
en la suposición de un “fortalecimiento del riesgo”. Así pues, los riesgos tienen que ver
esencialmente con la previsión, con destrucciones que aún no han tenido lugar, pero que
Pero esto presupone que los riesgos han atravesado con éxito un proceso social de
reconocimiento. Sin embargo, los riesgos son primero bienes a evitar cuya existencia se
supone hasta nuevo aviso, de acuerdo con el lema: in dubio pro progressu, lo cual quiere
decir: in dubio, mirar hacia otro lado. A ello va unido al mismo tiempo un modo de
legitimación que se diferencia claramente del reparto desigual de las riquezas sociales. Pues
los riesgos pueden quedar legitimados si no se ha visto ni querido su producción. Así pues,
en la civilización cientifizada las situaciones de peligro tienen que romper la tendencia a la
tabuización que las rodea y “nacer científicamente”. Esto sucede por lo general en el estatus
de un “efecto secundario latente” que al mismo tiempo consiente y legitima la realidad del
peligro. Lo que no se veía tampoco podía ser evitado, fue coproducido con la mejor
Notas
Introducción
Había un niño que avanzaba cada día, y el primer objeto al que miraba, en aquel
objeto se convertía.
Walt Whitman
Nos vemos diferentes cuando cazamos con la mirada nuestra imagen en el espejo de
la máquina. Hace una década, cuando por primera vez pensé en el ordenador como un
segundo yo, estas relaciones que transforman la identidad eran casi siempre de uno a uno,
una persona a solas con la máquina. Éste ya no es el caso. Un sistema de redes que se
expande con rapidez, conocido colectivamente como Internet, enlaza a millones de
personas en nuevos espacios que están cambiando la forma con la que pensamos, la
naturaleza de nuestra sexualidad, la forma de nuestras comunidades, nuestras verdaderas
identidades.
A cierto nivel, el ordenador es una herramienta. Nos ayuda a escribir, guarda
registro de nuestros informes y nos comunica con otros. Más allá de esto, el ordenador nos
ofrece nuevos modelos de mente y un medio nuevo en el que proyectar nuestras ideas y
fantasías. Más recientemente, el ordenador se ha convertido en algo más que en una
herramienta y un espejo: podemos atravesar el espejo. Estamos aprendiendo a vivir en
mundos virtuales. Puede ser que nos encontremos solos cuando navegamos a través de
océanos virtuales, desentrañamos misterios virtuales e ingeniamos rascacielos virtuales. Sin
embargo, de forma creciente, cuando atravesamos el espejo otras personas también están
allí.
El uso del término “ciberespacio” para describir mundos virtuales apareció en la
ciencia-ficción, sin embargo para muchos de nosotros el ciberespacio es en la actualidad
parte de las rutinas de la vida de cada día. Cuando leemos nuestro correo electrónico o
enviamos mensajes a un bulletin board (panel de anuncios) electrónico o realizamos una
reserva de un pasaje de avión en una red informática, estamos en el ciberespacio. En el
ciberespacio podemos hablar, intercambiar ideas y asumir personajes de nuestra propia
creación. Tenemos la oportunidad de construir nuevas clases de comunidades, comunidades
virtuales, en las que participamos con gente de todo el mundo, gente con la que
conversamos diariamente, gente con la que podemos tener una relación bastante íntima
pero que puede que nunca conozcamos físicamente.
Este libro describe cómo una cultura de la simulación en emergencia está afectando
nuestras ideas sobre la mente, el cuerpo, el yo y la máquina. Podemos encontrar sexo
virtual y matrimonio ciberespacial, psicoterapeutas en el ordenador, insectos robot e
investigadores que están intentando construir niños de dos años artificiales. También los
niños biológicos forman parte de la historia cuando el hecho de jugar con juguetes
Vivir en el mud
Rompo en partes mi mente y cada vez lo hago mejor. Puedo verme a mí mismo
siendo dos o tres o más ventanas. Cuando voy de ventana a ventana sólo
enciendo una parte de mi mente y después otra. Estoy en una especie de
discusión en una ventana y en otra intento insinuarme en un MUD y en otra
puedo hacer funcionar un programa de a una hojas de cálculo o cualquier otra
cosa técnica de la facultad... Y entonces me llega un mensaje a tiempo real [que
parpadea en la pantalla inmediatamente después de que otro usuario lo envíe
desde su sistema], y supongo que la VR es esto, sólo una ventana más.
Lecciones de francés
A finales de los años sesenta y principios de los setenta vivía en una cultura que
enseñaba que el yo está constituido por el lenguaje a través del lenguaje, que el congreso
sexual es el intercambio de los significantes, y que cada uno de nosotros es una
multiplicidad de partes, fragmentos y conexiones deseantes. Esto ocurrió en el hervidero de
la cultura intelectual parisina cuyos gurús incluían a Jacques Lacan, Michel Foucault, Gilles
Deleuze y Félix Guattari. Pero a pesar de estas condiciones ideales para el aprendizaje, mis
“lecciones de francés” quedaron en ejercicios meramente abstractos. Estos teóricos del
posestructuralismo y lo que vendría a llamarse posmodernismo hablaban un lenguaje
dirigido a la relación entre la mente y el cuerpo pero, bajo mi punto de vista, tenían poco o
nada que ver conmigo.
En mi falta de conexión con estas ideas, no estaba sola. Para poner un ejemplo, para
mucha gente es complicado aceptar cualquier reto a la idea del ego autónomo. Mientras en
los años recientes, muchos psicólogos, teóricos sociales, psicoanalistas y filósofos han
argumentado que el yo se debe pensar como esencialmente descentrado, los requerimientos
normales de la vida de cada día ejercen una fuerte presión sobre la gente para que adopte
responsabilidades en sus acciones y para verse a sí misma como un actor intencional y
unitario. Esta separación entre la teoría (el yo unitario es una ilusión) y la experiencia
vivida (el yo unitario es la realidad más básica) es una de las razones principales por las que
las teorías de la multiplicidad el descentramiento han tenido una lenta imposición —o por
las que, cuando se imponen, tendemos a acomodarnos rápidamente en los antiguos modos
centralizados de ver las cosas.
Hoy utilizo el ordenador personal y el modem en mi mesa para acceder a los MUD.
Anónimamente, viajo por sus habitaciones y espacios públicos (un bar, un salón, un
jacuzzi). Creo personajes verbales, algunos de mi género biológico, que son capaces de
tener encuentros Sociales y sexuales con otros personajes. En diferentes MUD, llevo a cabo
rutinas diferentes, amigos diferentes, nombres diferentes. Un día supe de una violación
virtual. Un jugador de MUD había utilizado su habilidad con el sistema para hacerse con el
control del personaje de otro jugador. De este modo el agresor era capaz de dirigir al
personaje acosado para someterlo a un encuentro sexual violento. Hizo todo esto en contra
de la voluntad y las objeciones angustiosas del jugador que está normalmente “detrás” de
este personaje, el jugador al que este personaje “pertenecía”. Aunque alguien aclaró las
acciones del ofensor diciendo que el episodio fueron solamente palabras, en realidades
virtuales basadas en texto como los MUD, las palabras son hechos.
De este modo, más de veinte años después de haberme encontrado con las ideas de
Lacan,Foucalt, Deleuze y Guattari, las reencuentro en mi nueva vida en los mundos
mediados por ordenador: el yo múltiple, fluido y constituido en interacción con conexiones
en una máquina; está hecho de y transformado por lenguaje; el congreso sexual es un
intercambio de significantes; y la comprensión proviene de la navegación y el bricolaje más
que del análisis. En el mundo tecnológicamente generado de los MUD, me encuentro con
personajes que me sitúan en una nueva relación con mi propia identidad.
Un día en un MUD me encontré con la referencia a un personaje llamado doctora
Sherry, una ciberpsicóloga con una oficina en la laberíntica mansión que constituía esta
geografía virtual del MUD. Allí se me informó que la doctora Sherry estaba administrando
La mayoría de gente que está en la treintena (o incluso más jóvenes) han tenido una
introducción a la informática parecida a la que yo recibí en aquel curso de programación.
Sin embargo, desde la perspectiva actual, las lecciones fundamentales de informática que
yo recibí son erróneas. Antes que nada, programar ya no es algo preconcebido. Es más, sus
dimensiones se han hecho escurridizas. ¿Estás programando cuando te haces a medida tu
software de procesamiento de textos? ¿Lo es cuando diseñas “organismos” para poblar una
simulación de la evolución darwiniana en un juego llamado Simlife? ¿O cuando construyes
una habitación en un MUD en la que abrimos una puerta que causará un “feliz no-
cumpleaños” al sonar el timbre todos los días del año menos uno? En cierto sentido, estas
actividades son formas de programación, pero con una idea radicalmente diferente de la que
me presentaron en el curso de informática al que asistí en 1978.
Las lecciones de informática en la actualidad tienen poco que ver con el cálculo y
Utilizo este término para establecer una analogía entre nuestra respuesta cultural
respecto al ordenador con el Romanticismo del siglo XIX. No quiero sugerir que era una
mera respuesta emocional. Tenemos que verla como la expresión de una seria resistencia
filosófica a cualquier visión que negara la complejidad y el misterio permanente de las
personas. Esta respuesta no sólo enfatizaba la riqueza de las emociones humanas, sino la
flexibilidad del pensamiento humano y el grado en que la interacción sutil con el entorno
produce conocimiento. Los humanos, insistían, deben ser algo muy distinto a una mera
máquina calculadora.
Hacia mediados de los años ochenta, esta reacción romántica se identificó con un
giro en la ciencia informática hacia la investigación y el diseño de máquinas mucho más
“románticas” y se las promocionó no como máquinas lógicas sino como máquinas
biológicas, no como algo programado, sino como algo que podía aprender de la
experiencia. Los investigadores que trabajaban en ellas decían verlas como una especie de
máquina que demostraría ser tan impredecible e indeterminada como la propia mente
humana. La presencia cultural de estas máquinas románticas animó a un nuevo discurso,
que reconfiguró a personas y objetos; las máquinas como objetos psicológicos, la gente
como máquinas que vivían.
Aunque la gente ha llegado a mostrar una gran aceptación del parentesco entre los
ordenadores y las mentes humanas, ha empezado también a plantearse un nuevo grupo de
cuestiones fronterizas en torno a los objetos y las personas. Después de varias décadas
preguntando “¿qué significa pensar?”, la pregunta al final del siglo XX es “¿qué significa
estar vivo?” Todavía estamos preparados para otra reacción romántica: esta vez enfatiza a
la biología, a la encarnación física, la cuestión de si un artefacto puede estar vivo.
Estos efectos psicológicos y filosóficos de la presencia del ordenador no se reducen
únicamente a los adultos. Como sus padres, y a menudo antes que ellos, los niños de
principios de los ochenta empezaron a pensar en los ordenadores y en los juguetes
informáticos como objetos psicológicos debido a que estas máquinas combinaban
actividades mentales (hablar, cantar, corregir ortografía, jugar con juegos y hacer
matemáticas), con un estilo interactivo, una superficie opaca. Pero los niños también
tuvieron una reacción romántica, y llegaron a definir a las personas como aquellas cosas
emocionales y no programables que los ordenadores no son. Sin embargo, desde el
momento en que los niños se desmarcaron de la comprensión de los mecanismos y vieron
al ordenador como una entidad psicológica, empezaron a situar a los ordenadores más
cercanos a ellos. Hoy en día los niños se pueden referir a los ordenadores en sus hogares y
en las clases como “simplemente máquinas”; sin embargo, cualidades que se solían
adscribir únicamente a las personas se adscriben ahora también a los ordenadores. En la
década pasada se ha producido entre los niños un movimiento que va de definir a la gente