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Mauricio Loza
1
Índice
Introducción
El cazador de almas
masas
2
Intermedio
Consumismo y demiurgia
ciencias naturales
3
Parte III. Las fauces abiertas de la irrealidad: s. XX - XXI d.C
Epílogo
4
Para que una realidad seduzca, se requiere que evoque un fantasma.
Elias Canetti
Robert Musil
5
Introducción
Noam Chomsky
Este ensayo amplía un tema esbozado por el filósofo e historiador de la religión Ioan Petru
Culianu en su obra Eros y magia en el Renacimiento, 1484. En este libro el difunto profesor
comunicación modernos: concretamente que ambas surgen de las artes mágicas del
renacimiento, y por tanto que es ahí donde debemos buscar «el prototipo de los sistemas
global y de los trusts que ejercen su control oculto sobre las masas occidentales». 2 En esta
particular visión, que propone una continuidad entre las artes ocultas del Medioevo y el
Renacimiento y las ciencias sociales de la era moderna, el mago toma su lugar como el
6
La tesis de Culianu gira en torno a una obra breve de Giordano Bruno titulada De
vinculis in genere (De los vínculos en general) que hasta una fecha reciente empezó a ser
omisión que nos pone en una situación particularmente azarosa respecto a la aparente
tan sutiles como los que los trusts de inteligencia son capaces de poner a
genere de Giordano Bruno nos ofrece un modelo coherente no solo para la manipulación de
7
las motivaciones del individuo sino también para el control y adoctrinamiento de las masas
nuevamente por antiguos amos con nuevos disfraces; regímenes que hasta el día de hoy
continúan ejerciendo algunas de las formas de manipulación más sutiles jamás ideadas por
el humano.
relaciones humanas que, tras haber sido eclipsado por el racionalismo de la revolución
científica, debió esperar un poco más de tres siglos para reaparecer en nuestra cultura con la
teoría de la libido de Freud, y en una versión más radical con el trabajo del Wilhelm Reich.
Este eclipse, sin embargo, terminó por convertirse en un mito: Occidente se acostumbró a
pensar en el periodo histórico posterior al siglo XVII como una era secular producto de una
revolución en las ciencias naturales y de la instauración de la razón como el sine qua non
como la psicología, puede ser explicada de la siguiente manera: estas ideas premodernas
nunca fueron desterradas por la Ilustración y el progreso de la razón y la ciencia. Más bien,
Al respecto, el filósofo británico John Gray observa la persistencia de este mito post
8
la creencia de que vivimos en una era secular es una ilusión. Si con ello
reprimida.5
este estudio será esbozar un campo de influencia para ciertas ideas de carácter mágico que
comunicación tal vez no resulte aparente para alguien acostumbrado a vivir “sumergido” en
ellos; todos aquellos que hemos nacido en Occidente en el último siglo debemos admitir
que, como peces en el agua, no hemos respirado otra cosa. Sin embargo, para Culianu, que
Ceaușescu, el contraste debió ser pronunciado, y es tal vez en esta circunstancia personal,
Occidente donde surge su idea de la magia renacentista como predecesora de los medios de
comunicación modernos. 6
9
Una postura similar hacia el establecimiento mediático Occidental figura en el
pensamiento de otro emigrante de Europa oriental, el teórico de los nuevos medios Lev
Manovich. Manovich argumenta que los occidentales vemos «al internet como una
herramienta perfecta para romper todas las jerarquías y llevar el arte a la gente. En
apartamento comunal de la era de Stalin: sin privacidad, todo el mundo espiando a todos los
demás, siempre presentes están las líneas para áreas comunes como el baño o la cocina»7.
benigna descrita por Manovich, pero tanto Occidente como Rusia post-soviética,
conociendo el potencial nocivo de estas herramientas, han optado por explotar la dirección
totalitaria de formas mucho más sutiles y sofisticadas que cualquier otra forma de
históricas que dieron lugar a lo que llamaré el “impulso manipulativo moderno”. Esta
pulsión a controlar grandes sectores de la población surgió como una reacción a la súbita
“explosión de interioridad” que tuvo lugar entre el 1100 y 1300 d.C. en lo que se conoce
como el renacimiento del siglo XII. 8 Previo a este periodo la literatura europea se había
logradas por el primero que eran consignadas en los cantares de gesta. Sin embargo, hacia
mediados del siglo XII surgió una nueva tradición literaria que se alejaba de este esquema
enfocaba en el embelesamiento del caballero por una dama distante e inaccesible que por lo
10
general estaba casada con su rey; una relación prohibida y que jamás podría consumarse. El
jerárquicamente, la relación caballero-señor, a una relación íntima que denotaba una rica
Según historiadores como Denis de Rougemont y René Nelli esta dialéctica erótica
sur de Francia y ambos argumentan que en realidad se trataba de una de las expresiones
sociales de la herejía cátara que floreció en Occitania por la misma época. De acuerdo a
este argumento, propuesto por primera vez a principios del siglo XIX por Eugene Aroux,
través de un nuevo tipo de poesía (chanson d’amour) que le cantaba a una forma de amor
pensamiento de Aroux, fue retomada unos años más tarde por Gabriele Rossetti que
argumentaba que los trovadores fueron cátaros o miembros de una secta anti-católica a la
que pertenecieron Dante, Petrarca y Boccaccio, que habrían usado la lengua vernácula para
perpetuar las ideas de la herejía cátara luego de que esta fuera aniquilada por la Inquisición.
Fuera de especulaciones, lo cierto es que la Santa Inquisición fue creada con el objetivo
mística personal por encima de la adhesión al dogma eclesiástico (de una vida interior
11
católica en el sur de Francia. Para Morris Berman, el propósito de estos esfuerzos de la
iglesia fue, desde un principio, la colonización del naciente mundo interior del humano.10
Los dos grandes sistemas de manipulación de nuestro tiempo pueden ser rastreados a
este momento histórico. El primero de estos es un sistema “oficialista” que se origina con la
institución
de otros sospechosos.11
declarar: «Los estados totalitarios modernos han hecho muy pocas modificaciones;
12
Sin embargo, Ioan Culianu argumenta que como sistema de manipulación un estado
policial está condenado al fracaso pues «jamás puede ser otra cosa que lo que es: […] el
defensor a ultranza de unos valores caducos, de una oligarquía política inútil y perjudicial
para la vida de las naciones. El sistema de coacción está destinado a desaparecer porque lo
que defiende no es más que un montón de fórmulas sin ninguna vitalidad»13. Lo que la
manipulación “oficialista” no tiene de sutil y flexible abunda, sin embargo, en la otra gran
influenciado por el culto al amor romántico que surgió del encuentro de la herejía cátara
con los trovadores y que, al combinarse con las influencias herméticas, neoplatónicas e
Aquí es importante aclarar una cuestión esencial: estos dos sistemas de manipulación
siglo XII. No sólo las técnicas de manipulación y tortura derivadas del sistema oficialista
continúan hasta nuestros días, lo cierto es que tal vez nunca dejen de existir en una sociedad
Unión Soviética puso en evidencia las excepcionales ventajas del sistema mágico-herético
supuestamente secular.
13
erótica y su relación con la medicina y la psicología de masas. La segunda y tercera parte
revelan el impacto de estas prácticas en las masas contemporáneas. Como se verá al final de
este estudio, el resultado actual de estas operaciones mágicas ha sido la creación de una
gnóstico—, que envuelven nuestra realidad y amenazan con cortar nuestra ya vacilante
relación con el mundo real.14 Como en el caso del sistema oficialista, la tecnología moderna
ha demostrado ser cada vez más eficaz para amplificar estos hechizos mágicos y, mientras
Este ensayo se centra en los aspectos más sobresalientes de su tema de estudio y como
tal está lejos de ser un recuento exhaustivo o final, pero confío que sea una buena
introducción, un punto de partida suficiente para que otros empiecen a indagar con más
nuestra situación actual. Mi objetivo es ofrecer una alternativa para el estudio de las
mundo.
Una breve nota sobre metodología. Este estudio sigue el esquema propuesto por Culianu en
su libro The Tree of Gnosis. El recorrido histórico planteado aquí no debe ser tomado como
un proceso lineal e ininterrumpido que nos lleva desde el renacimiento hasta el presente
siglo, sino como como la expresión de un “sistema de magia” que reaparece en diversas
14
“transformaciones” a lo largo del tiempo. Con “sistema” me refiero a aquellos rasgos
comunes a las diferentes ramas de la tradición de la magia hermética, siendo uno de ellos el
lugar o tiempo y que forman una estructura general y reconocible. Con “transformaciones”
restringidas por las circunstancias de una sociedad y un tiempo— que este sistema asume
mundo”, desde sus orígenes en el platonismo hasta sus encarnaciones más recientes en la
determinadas formas y pesos caen al agua propagándose en series de ondas con patrones
específicos. Digamos que uno de estos conjuntos de ondas es la influencia de Platón y otro
más el influjo del cristianismo, en la intersección de estos dos grupos de ondas sucede lo
que conocemos como Occidente. Un guijarro más que cae en medio de estas dos ondas
en contacto con las ondas de los otros guijarros. Este conjunto de circunferencias en
determinados. Las combinaciones que resultan de este sistema son ilimitadas y, en gran
parte, pluricausales.
15
De modo similar, este ensayo no propone una forma de transmisión lineal y directa de
momentos exista y pueda ser identificada claramente—, sino un medio, o mejor aún, un
sociales, políticas y económicas son adecuadas para su aparición y desarrollo. Visto así, el
recorrido aquí propuesto no es una cronología ininterrumpida, una secuencia que nos lleva
momentos históricos. El hecho de que este recorrido tome la forma de una narración
Desde luego, esta metodología no nos dice por qué el sistema en cuestión reaparece en
desde un punto de vista más amplio y coherente, de contemplarlo como un evento dinámico
florecieron en esta ciudad durante los tres primeros siglos de la era cristiana y que abarca
argumento fundamental de este estudio, elaborado por estudiosos como Frances Yates y
Ioan Culianu, es el siguiente: el sistema de magia que surgió con la mentalidad alejandrina
16
no ha sido “superado”, de suerte que, cuatro siglos después de la revolución científica del
siglo XVII aún habitamos en su campo de influencia. Para el profesor Leon Marvell
entender esta cuestión depende de no ver a la filosofía hermética y la magia como un puente
entre el mundo premoderno y moderno que habría sido desmantelado con la llegada de la
ciencia moderna, sino en apreciar que diversas ideas y modos de entender herméticos —el
anima mundi entre ellos—, nunca fueron realmente expulsados del proyecto científico
mismo impulso a ejercer control total de la población a través de las técnicas derivadas de
1Eros, Magic and the Death of Professor Culianu de Ted Anton documenta las evidencias del asesinato y da
una biografía bastante completa de Culianu. El libro de Anton fue publicado en español por Siruela con el
nombre de El caso del profesor Culianu (Madrid: Siruela, 2000)
2Ioan P. Culianu, Eros y magia en el Renacimiento, 1484 (Madrid: Ediciones Siruela, 1999), 133. Un término
más actual para la expresión trusts de inteligencia sería el inglés think tank.
3Tomado de la contraportada de la edición inglesa, Eros and magic in the Renaissance (Chicago: University
of Chicago Press, 1987)
4 Ioan P. Culianu, Eros y magia en el renacimiento, 133.
5 John Gray, Seven Types of Atheism (Londres: Allen Lane, 2018), 72. Traducción propia.
17
6 La idea de que las operaciones de los medios modernos se asemejan a una forma de magia tiene una historia
muy interesante en la antropología a través del concepto de mana, del que el profesor William Mazzarella
hace una genealogía en The Mana of Mass Society (Chicago: The University of Chicago Press, 2017). Según
Mazzarella, fue Marcel Mauss en Esbozo de una teoría general de la magia (1902-03) quien describió por
primera vez «a los especialistas en rituales como pro-publicistas, operarios de mana que recurren a “las
fuerzas colectivas de la sociedad». (The Mana of Mass Society, 33). Una década después el sociólogo Émile
Durkheim en Las formas elementales de la vida religiosa (1912) «preguntó cómo el potencial del mana, tal
como se aprovecha en el ritual “primitivo”, podría derivarse de manera similar, a una escala mucho más
amplia, de las energías de las multitudes urbanas». (The Mana of Mass Society, 33). Pero fue Bronislaw
Malinowski, padre de la antropología moderna de campo, quien comparó directamente la magia primitiva con
la publicidad moderna. En el segundo volumen de Los jardines de coral y su magia (1935), Malinowski
argumenta que «los anuncios de la especialista moderna en belleza, especialmente de la magnitud de mi
compatriota Helena Rubinstein, o de su rival, Elizabeth Arden, harían interesante la lectura cotejados con las
fórmulas de la magia de belleza de las islas Trobriand». (The Mana of Mass Society, 33-34). Esta idea, y el
clima político de Europa de la época (mediados de los años 30), llevó a Malinowski a comparar la propaganda
política con una forma de magia: «La oratoria política moderna probablemente produciría una rica cosecha de
elementos puramente mágicos. Algunos de los menos deseables de los pseudo-estados modernos o los
politicanti gigantescos se han ganado los títulos de magos o hechiceros. Los grandes líderes como Hitler y
Mussolini han logrado su influencia principalmente por el poder de la palabra, junto con el poder de la acción
que siempre se da a aquellos que saben cómo levantar los prejuicios y las pasiones de la turba. Además, el
estado socialista moderno, ya esté pintado de rojo, negro o marrón, ha desarrollado los poderes de la
publicidad hasta un punto extraordinario. La propaganda política, como se le ha llamado, se ha convertido en
una gigantesca agencia de publicidad, en la que las declaraciones meramente verbales están destinadas a
hipnotizar a extranjeros y ciudadanos por igual en la creencia de que se ha logrado algo realmente grande».
(citado por Mazzarella, 34). El aspecto político de la magia destacado por Malinowski será tratado en detalle
en el tercer capítulo cuando investiguemos más a fondo sobre la base de las operaciones mágicas de masas.
7 Lev Manovich, The language of New Media (Cambridge: The MIT Press, 2002), x. Traducción propia.
8 Cabe destacar la ausencia de interioridad que caracterizó a la Alta Edad Media (500-1050), periodo durante
el cual ni la ley hacía énfasis en el papel que tenía la intención de un individuo a la hora de cometer un
crimen, ni tampoco la religión exigía arrepentimiento interior (contritio) por un pecado sino simple reparación
(satisfactio) por la transgresión. Esta actitud empezó a cambiar a partir del siglo XI cuando las órdenes
monásticas empezaron a mostrar señas indiscutibles de interioridad. Sobre este tema el lector se puede referir
a The discovery of the individual, 1050 - 1200 del historiador inglés Colin Morris.
9 En su prólogo a Cartas de Abelardo y Heloísa (Palma de Mallorca: José. J. de Olañeta, Editor, 2007), Paul
Zumthor argumenta que así el amor cortés ya hubiera encontrado una expresión poética propia, «el nuevo
tópico alcanzó el nivel de la manifestación verbal y engendró una nueva retórica, articulada por una dialéctica
original, cuyo modelo abstracto era el de las relaciones entre el señor y el vasallo». Según Zumthor, si bien el
amor cortés representa un cambio de énfasis de la experiencia humana de lo social a lo individual, en un nivel
más básico continuaba reproduciendo de una nueva forma las dinámicas de poder del Occidente patriarcal.
18
10 Un de las respuestas más sagaces de la Iglesia católica a la amenaza cátara fue la institución del culto a la
Virgen María, que data de esta época. En Amor y occidente Denis de Rougemont comenta cómo «el clero tuvo
la sabiduría de oponer al culto simbólico de la mujer una creencia “ortodoxa” que respondía al mismo deseo.
De ahí, desde mediados del siglo XII, la multitud de tentativas para instituir el un culto a la Virgen. La “dama
de los pensamientos” del hereje era sustituida por “Nuestra Señora”. En 1140, en Lyon, los canónigos
establecen una fiesta de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora. Y las órdenes monásticas que
aparecieron por aquel entonces, eran réplicas a las órdenes de caballería. (El monje es el “caballero de
María”.)»
11Del libro Cathars de Fredric Cheyette, citado por Morris Berman en Cuerpo y Espíritu: La historia oculta
de occidente (Santiago: Editorial Cuatro Vientos, 1992), 195-196.
12Joseph Strayer, The Albigesian Crusades (Ann Arbor: The University of Michigan Press, 1992), iv.
Traducción propia.
13 Ioan P. Culianu, Eros y magia en el renacimiento, 151.
14Aquí el “mundo real” o “realidad” debe ser tomada a un nivel fenomenológico, es decir, como una
construcción consensual creada por la interacción social que determina las representaciones a través de las
cuales una sociedad experimenta el mundo físico y biológico.
15 Leon Marvel, The Physics of Transfigured Light: The imaginal realm and the hermetic foundations of
science, (Rochester: Inner Traditions, 2016), 149. Traducción propia.
19
Preludio
20
Diana, el cazador y el venado
Cuenta Ovidio en las Metamorfosis que Acteón, nieto de Cadmo, habiendo dejado de lado
la fatiga de la caza vagaba sin rumbo por un bosque. Acompañado de sus perros, el joven
cazador encontró una recóndita gruta rodeada de cipreses donde resonaba agua y, llevado
por la curiosidad, entró en ella. Para su mala fortuna se trataba del rincón sagrado de Diana,
mientras rodeaban a Diana para taparla con sus propios cuerpos. Pero la
diosa era más alta, y sobresalía por encima de todas ellas del cuello para
arriba.1
La turbación de Diana no fue poca. «El mismo color que suelen teñirse las nubes
cuando los rayos del sol, el mismo color que tiene la rosada aurora, fue el que cubrió el
rostro de la diosa». Desarmada —su venablo, aljaba y el arco destensado yacían al borde
del manantial— Diana solo acertó a hacerse de costado y volver el rostro hacia atrás. A
falta de flechas la diosa le arroja agua al atónito Acteón y, mientras empapa los cabellos del
joven, «le dijo en venganza estas palabras que presagiaron la inminente tragedia:
Y ahora ve a contar por ahí que me has visto sin velos, si es que puedes.
21
Acto seguido, de la cabeza de Acteón brotan unos cuernos de ciervo adulto, su cuello se
alarga y se afilan las puntas de sus orejas, sus manos se convierten en pezuñas y sus brazos
y piernas en esbeltas patas, su cuerpo todo se cubre de una fina piel moteada. Presa del
pavor y el asombro Acteón echa a correr en su nueva forma pero pronto se da cuenta que no
tiene a donde ir. No puede volver al palacio con su gente —¿cómo lo reconocerían, cómo
sus perros lo avistan en la boca de la cueva y en cuestión de instantes la manada entera «lo
persigue por rocas, peñascos y riscos inaccesibles». Acteón huye por los mismos parajes
por donde tantas veces ha sido el perseguidor, y aún si conoce el bosque como a su propio
cuerpo sabe que no tardará mucho en suceder lo inevitable. Fatigado, el joven cazador
tropieza y uno de los perros acierta una dentellada en lomo, otro más lo agarra del hombro
Acteón se lamenta sin lugar en su cuerpo para más heridas y su quejido, que no es el de
un hombre pero tampoco el de un ciervo, retumba desde lo más profundo del bosque. Sus
perros aúllan una y otra vez y lo buscan con la mirada como lamentándose de que no esté
allí para admirar la muerte de la presa, sin siquiera sospechar que su amo está entre ellos y
lo ha presenciado todo.
El cuadro que nos dibuja el mito de Acteón es, en esencia, provincia del eros. Tanto el
pudor y la ira de la deidad como la curiosidad y el deseo del joven cazador son
22
manifestaciones de un erotismo desbordante: una gruta secreta donde se baña una diosa, la
castidad de Diana violada por la mirada de un mortal. En efecto, el eje mismo del mito es la
belleza sobrenatural de Diana, una gracia y perfección que no deben admirar los ojos
belleza de una diosa no solo no es algo que deban admirar los ojos humanos, ni siquiera es
Pero no es la belleza en un sentido “cosmético” —el hecho de haber visto a Diana sin
palabra. Kosmos, la palabra griega de donde viene cosmético, «hacía referencia al orden y
disposición de las cosas del mundo […] e implicaba también cualidades estéticas como
propiedad, decencia, obediencia, honradez, credibilidad […]»2 Esta palabra, nos dice James
Hillman, «se aplicaba especialmente a las mujeres con respecto a sus adornos» y comenta
que los estoicos la usaron para referirse al anima mundi o psyche kosmou en griego. Así
pues, lo cosmético originalmente aludía a un orden, una proporción que une y armoniza
todas las cosas, una relación que determina una verdad. El cosmos y su cosmética se
referían originalmente al rostro del mundo, que es a la vez el rostro de la diosa. Por eso el
que mira el rostro de Diana está mirando la verdad a los ojos, está contemplando la
totalidad.3
Volvamos a nuestro escenario para confirmar esta idea. Acteón vaga sin rumbo por el
bosque, que en la tradición occidental simboliza el reino del alma, un espacio que se
23
caracteriza por su soledad e inmensidad. «El carácter espeso y oscuro del bosque…»
explica Victoria Cirlot, «lo asimila físicamente a la silva, término latino, equivalente al
francés forest, que desde Cicerón aludía a la materia prima»4. Esa materia prima o
primordial es lo que los griegos llamaban hylé (bosque o madera), y que a través del latín
silva da origen a nuestra palabra selva. Por tanto, penetrar en el bosque, según Cirlot,
entraña
Así pues, Acteón vaga por el reino del alma, un “lugar” compuesto de materia (madera)
cazador ha logrado algo vetado para la mayoría de humanos: ha visto el rostro del mundo
encarnado en la diosa de la caza y por ello habrá de ser cazado. Desde este punto de vista el
mito de Acteón es una historia de transformación psicológica, del paso de una condición
existencial a otra, y es precisamente así que lo interpreta uno de los figuras claves de este
En De los heroicos furores, obra en forma de diálogo dedicada a las diversas facetas del
frenesí erótico, Bruno nos ofrece un hermoso soneto sobre el mito de Acteón:
24
le lleva por incauta y dubia senda
Según Ioan Culianu, para entender la transformación psicológica a la que alude Bruno
en su soneto debemos imaginar en un mismo cuadro a «una diosa que emerge medio
desnuda de las aguas y un cazador transformado en ciervo y devorado por sus propios
perros…»7 En esta imagen Diana deberá estar hecha de alabastro, sus senos de púrpura y
sus cabellos de oro fino, pues simbólicamente, «el alabastro es el símbolo de la belleza
divina, la púrpura del poder vigoroso y el oro de la divina sabiduría»8, atributos a cuya
contemplación deberán dedicarse los devotos al verdadero conocimiento. Para Bruno los
mastines y lebreles —los últimos más rápidos, los primeros más robustos—, representan a
25
intelecto que se aplica a la caza de la divina sabiduría, a la aprehensión de la hermosura
divina»9, una belleza que además de su valor estético nos revela una verdad profunda.
de Acteón, también revela una interesante etimología latina: el origen único de venator,
cazador, y venatus, cazado, de donde viene nuestra palabra venado. Estas dos palabras
vienen de la raíz protoindoeuropea wen-, que expresa deseo, esfuerzo y búsqueda y que
fervoroso deseo por la presa, es el origen de la cacería, y es a través de esta acción que
Acteón pasa de ser el sujeto, venator, a ser el objeto, venatus, de su intelecto y su voluntad.
con sus pensamientos, con los canes que buscaban fuera de sí el bien, la
Hasta ahora hemos abordado todos los personajes del mito menos aquel que ocupa el
Acteón, Diana representa la cara sensible del mundo, el rostro visible de la naturaleza. «No
es posible ver el sol», dice Bruno, «el Apolo Universal, la luz absoluta en su forma suprema
26
reluciente en las tinieblas»11 . Diana entendida como la naturaleza en su estado más puro—
es decir virginal y “montaraz”—es, como Venus, una encarnación del deseo y la belleza.
De esta manera la belleza se vincula intrínsecamente a la idea griega del cosmos que
(diosa) que sea percibido como bello, como también lo es nuestra percepción del mundo en
como uno de los elementos centrales del cosmos se remonta al Fedro, en el que Platón
nuestros sentidos. La vista es, en efecto, el más sutil de todos los órganos
increíble nuestro amor por ella, si su imagen y las imágenes de las otras
Las implicaciones eróticas de este pasaje son fascinantes: lo que Platón sugiere es que
brillo de lo bello. Es por esto que, según James Hillman, «todas las cosas, cuando
estéticas… la forma visible es una muestra del alma. El ser de una cosa se revela en la
27
La respuesta a las preguntas de Marsilio Ficino con las que abrí este preludio (¿quien
enciende tan vivas llamas en vuestros corazones?, ¿quién apagará tan gran incendio?) está
[…] que está […] en el alma o la materia del mundo, debe llamarse belleza universal. Y el
impulso que se vuelve hacia ésta, amor universal»14. Es en esta forma universal de eros que
encontramos la afinidad fundamental que mantiene unido al cosmos. En este sentido, nos
dice Robert Musil, el amor «no significa un simple sentimiento, sino una metamorfosis del
pensamiento y de los sentidos»15. Es esta forma de eros la que transforma al joven cazador
Ahora, ¿cuales son las implicaciones de esta comprensión de Venus/Diana para el mito
de Acteón? Contemplar a Diana desnuda a través de los ojos del eros implica el regreso del
mundo—, que ahora podrá ser presenciado en su totalidad. Ser devorado por los perros de
la voluntad y la intelección significa morir a la visión de los mortales y nacer con nuevos
ojos, ojos divinos como los de Tiresias u Homero. «Los ojos del espíritu», nos recuerda
Platón en El banquete, «no comienzan a hacerse previsores hasta que los del cuerpo se
debilitan»16.
28
El sutil paisaje interior descrito por Bruno en su soneto descansa, por una parte, en su
profundo conocimiento de las artes mágicas y del arte de la memoria, y por otro, en su
perspicacia sobre lo que ahora llamamos psicología y que en aquel entonces hacía parte de
la magia. Para Bruno esta disciplina, en cuanto forma de manipulación del rostro del
cosmos/Venus, era una cuestión esencialmente erótica, una idea formulada por Marsilio
Ficino—artífice del renacimiento del neoplatonismo durante el siglo XV—, quien declaró
que el amor es un mago.17 Por esta razón no es de extrañarse que Ficino utilice la palabra
latina rete, que significa malla o red, como también el término “anzuelo” para describir el
modus operandi de la magia. Del mismo modo que un amante tiende las redes para atar a su
amado (la relación venator/venatus), Venus teje la inmensa red de belleza y deseo en la cual
vivimos y morimos los mortales. Así, debemos cazar a Venus/Diana o ser enamorados/
en la India (900-100 a.C.), Maya ha sido entendida como una suerte de hechizo o
producto del deseo, un velo que debe ser rasgado para ver el mundo en su esencia última,
esta manera. Durante el periodo védico que precedió al preclásico, este término fue usado
en el sentido de una gran fuerza o poder, un tipo de voluntad divina. Maya nunca es citado
29
eruditos como Monier-Williams argumentan que este término originalmente aludía a una
Visto de este punto de vista no es curioso encontrar que “maya” y “magia” surjan de la
misma raíz indoeuropea, mā, que significa “limitar” o “medir”. «De mā», nos dice el
sanscritista Franco Rendich «vienen los términos “materia” o “sustancia definida por un
límite”, “medida”, es decir, “lo que determina un límite”; “madre”, o “aquella que se ocupa
de los límites de la vida humana”». De lo anterior se deduce que “maya” debe ser entendida
como «la realidad visible y finita del universo infinito percibida por nuestros sentidos y, por
tanto, engañosa e ilusoria…» 18. Rendich agrega que de “maya” vienen otros términos
sánscritos como mayin, hábil en encantamientos —que era aplicado al dios Varuna pues
enviaba la lluvia—, mayu, hechicería o brujería, maga, mago o sacerdote solar. Al pasar al
griego y el latín esta voz se convierte en palabras como mágos, encantador o mago, y
magica ars, artes mágicas. Así pues, no es en absoluto extraño, que “maya” sea el nombre
del arte del mago, como también de la ilusión que este crea.19
mundo elaborado por figuras como Bruno, Ficino y Juan Pico della Mirandola estuvo
en el que se cruzaron las obras de Platón, Aristóteles y Empédocles—, que entró a Europa
importante aquí, pues el mundo islámico mantuvo casi intacta la visión de este filósofo
como un iatromante (es decir, un curandero, iatros, y adivino, mantis), un poderoso chamán
creador de una forma de medicina cuyos principios podían ser aplicados con igual facilidad
30
a las artes mágicas. En efecto, nos dice Culianu, «la magia de la antigüedad tardía, cuyos
estoicos»21. La primera parte de este estudio explorará cómo estos vínculos, que unen la
magia y la medicina, persistieron en nuestra cultura de una u otra forma hasta principios del
siglo XIX.
Empédocles a la historia del pensamiento occidental fue su teoría de los cuatro elementos
neikos, la disensión. En tanto principio de unión universal, philotes es otra cara más de la
red de belleza y deseo que Venus ha tejido para nosotros, y es por esto que en la magia
la cadena ininterrumpida de los seres… Gracias al eros, y debido a él, la naturaleza entera
se transforma en una gran maga».22 Una hechicera cuyo acto principal, maya, es la belleza
31
4Victoria Cirlot, Figuras del destino. Mitos y símbolos de Europa medieval (Madrid: Ediciones Siruela,
2005), 43.
5 Cirlot, Figuras del destino, 43.
6Giordano Bruno, Expulsión de la bestia triunfante. De los heroicos Furores (Madrid: Ediciones Siruela,
2011), 316.
7 Ioan P. Culianu, Eros y magia en el renacimiento, 1484 (Madrid: Ediciones Siruela, 1999), 114.
8 Culianu, Eros y magia, 114.
9Giordano Bruno, Expulsión de la bestia triunfante. De los heroicos Furores (Madrid: Ediciones Siruela,
2011), 316.
10 Bruno, Expulsión de la bestia triunfante. De los heroicos
, 318.
11 Culianu, Eros y magia en el renacimiento, 115.
12 Platón, Obras completas, edición de Patricio de Azcárate, tomo II, (Madrid: 1871), 298.
13 James Hillman, El pensamiento del corazón (Madrid: Ediciones Siruela, 1999), 72-73.
14 Marsilio Ficino, De amore: comentario a “El Banquete” de Platón (Madrid: Tecnos, 2008), 96.
15 Robert Musil, El hombre sin atributos (Barcelona: Editorial Planeta, 1969), 569.
16 Platón, Obras completas, edición de Patricio de Azcárate, tomo V, (Madrid: 1871), 360.
17 Ficino, De amore, 153-154.
18Franco Rendich, Comparative Etymological Dictionary of Indo-European Languages. (San Bernardino:
Edición Personal, 2015), edición digital. Traducción propia a partir de la traducción al inglés de Gordon
Davies.
19 Joseph Campbell, Imagen del Mito (Vilaür: Atalanta, 2012), 77.
20 La influencia del neoplatonismo y la tradición mágica islámica en la magia renacentista es particularmente
patente en el Picatrix, un tratado de magia astral atribuido al sabio andaluz al-Madjritî y traducido al latín en
la corte de Alfonso X, que resulta indispensable para entender la prácticas mágicas de Marsilio Ficino. Pero
aún más penetrante que la influencia de este texto es el tratado De radii del astrólogo y filósofo al-Kindî de
donde Ficino toma la idea de radiaciones universales que emanan no solo de las estrellas sino también de los
elementos y, en efecto, de todos los objetos existentes. Según la teoría de al-Kindî todos nos encontramos
rodeados por una «red invisible de rayos, procedentes tanto de las estrellas como de todos los objetos de la
tierra. Todo el universo, desde los astros más alejados hasta la más humilde brizna de hierba, se hace presente
mediante sus radiaciones en cada punto del espacio. en cada momento del tiempo, y su presencia variaría,
naturalmente, según la intensidad y las influencias mutuas de los rayos universales, de tal manera que no
puede haber dos cosas que puedan ser verdaderamente idénticas» (Culianu, Eros y Magia en el Renacimiento,
168). Ficino, como un verdadero platónico, le dio el nombre genérico de eros a estas radiaciones dando lugar
a la concepción con la que Giordano Bruno desarrollará su variedad de magia erótica.
21 Culianu, Eros y magia en el renacimiento, 35. Corrijo la cita de Culianu que en la traducción al español
aparece como «[…] no es más que una prolongación práctica de las teorías de la medicina de Empédocles,
reelaboradas por Zenón». Tanto en los originales francés y rumano, como también la traducción al inglés, se
lee “reelaboradas por los estoicos”.
22 Culianu, Eros y magia en el renacimiento, 129-130.
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