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Hipertrofia e Hiperplasia: La hipertrofia es el aumento del tamaño de las células

que provoca un incremento del tamaño del órgano. Este concepto contrasta con la
hiperplasia, en la que se produce un aumento del número de células por
proliferación de las células diferenciadas y sustitución por las células madre del
tejido. En otras palabras, en la hipertrofia pura no aparecen células nuevas, sino
que las células son más grandes y contienen una mayor cantidad de proteínas
estructurales y orgánulos. La hiperplasia es una respuesta adaptativa de las
células con capacidad de replicación, mientras que la hipertrofia ocurre cuando las
células tienen una capacidad de división limitada. La hipertrofia y la hiperplasia
pueden coexistir, por lo que es evidente que ambas, en conjunto, conducen
también a la aparición de un órgano aumentado de tamaño (hipertrófico). La
hipertrofia puede ser fisiológica o patológica y se debe a un aumento de las
exigencias funcionales o a la estimulación por factores de crecimiento u hormonas.
• El aumento de tamaño masivo fisiológico que experimenta el útero durante
la gestación es consecuencia de la hipertrofia y de la hiperplasia del
músculo liso, que son estimuladas por los estrógenos. Por el contrario,
cuando las células musculares estriadas del músculo esquelético o el
corazón se ven sometidas a un aumento de la demanda, solo pueden
experimentar hipertrofia, porque las células musculares adultas tienen una
capacidad de dividirse limitada. Por tanto, el trabajado físico de un culturista
entregado se debe, exclusivamente, a la hipertrofia de sus músculos
esqueléticos.

• Un ejemplo de hipertrofia celular patológica sería el aumento de tamaño del


corazón asociado a hipertensión o a una valvulopatía aórtica.

Los mecanismos responsables de la hipertrofia cardíaca implican al menos dos


tipos de señales: estímulos mecánicos, como el estiramiento, y estímulos tróficos,
que típicamente se corresponden con mediadores solubles que estimulan el
crecimiento celular, como los factores de crecimiento y las hormonas
adrenérgicas. Estos estímulos ponen en marcha una serie de vías de transducción
de señales, que culminan en la inducción de una serie de genes, que, a su vez,
son responsables de estimular la síntesis de muchas proteínas celulares, como los
factores de crecimiento y las proteínas estructurales. Así se consigue que en cada
célula se sinteticen más proteínas y miofilamentos, lo que aumenta la fuerza
generada en cada contracción y permite a la célula satisfacer las exigencias de
esfuerzo aumentadas. Asimismo, es posible observar un cambio de las proteínas
contráctiles, que pasan de las formas adultas a las fetales o neonatales. Por
ejemplo, en la hipertrofia muscular, la cadena pesada de la miosina Alpha se
sustituye por la forma beta; lo que permite que se produzca una contracción más
lenta y conservadora desde un punto de vista energético.
Tal como se ha descrito antes, la hiperplasia tiene lugar si la población celular es
capaz de replicación; puede producirse con hipertrofia y, con frecuencia, en
respuesta a los mismos estímulos. La hiperplasia puede ser patológica o
fisiológica. En ambos casos, la proliferación celular se estimula mediante factores
de crecimiento sintetizados por diversos tipos celulares.
 Los dos tipos de hiperplasia fisiológica son: 1) la hiperplasia hormonal,
ejemplificada por la proliferación del epitelio glandular de la mama femenina
en la pubertad y durante el embarazo, y 2) la hiperplasia compensadora, es
decir, la que se produce cuando una porción del tejido es eliminada o está
enferma. Por ejemplo, cuando se realiza una resección parcial del hígado,
la actividad mitótica en las células restantes comienza ya a las 12 h,
restableciendo a la larga el peso normal del hígado. En este contexto, los
estímulos para la hiperplasia son factores de crecimiento polipeptídicos
producidos por los hepatocitos remanentes, así como por células no
parenquimatosas del hígado. Después de la restauración de la masa
hepática, varios inhibidores del crecimiento «desconectan» la proliferación
celular.
• La mayoría de las formas de hiperplasia patológica están causadas por una
estimulación excesiva de tipo hormonal o de factores de crecimiento. Por
ejemplo, después de un período menstrual normal hay un brote de
proliferación epitelial uterina que, habitualmente, se halla regulada de modo
muy ajustado, estimulada por hormonas hipofisarias y estrógenos ováricos,
e inhibida por la progesterona. Sin embargo, si se altera el equilibrio entre el
estrógeno y la progesterona, se produce una hiperplasia endometrial, causa
común de un sangrado menstrual anómalo. La hiperplasia es también una
respuesta importante de las células del tejido conjuntivo en la cicatrización
de las heridas, en la que los fibroblastos proliferantes y los vasos
sanguíneos ayudan a que tenga lugar la reparación (v. capítulo 2). En este
proceso, los factores de crecimiento son producidos por los leucocitos en
respuesta a la lesión y por las células de la matriz extracelular. La
estimulación por factores de crecimiento se halla también implicada en la
hiperplasia asociada a ciertas infecciones víricas; por ejemplo, los virus del
papiloma causan verrugas cutáneas y lesiones en las mucosas compuestas
de masas de epitelio hiperplásico. En este caso, los factores de crecimiento
pueden ser codificados por los genes víricos o por los de las células del
huésped infectadas.
Atrofia: Se conoce como atrofia la reducción en el tamaño de la célula por la
pérdida de sustancia celular. Cuando se halla afectado un número suficiente de
células, el tejido o el órgano entero disminuye de tamaño y se vuelve atrófico.
Aunque las células atróficas pueden tener una función disminuida, no están
muertas. Entre los causas de atrofia están una disminución de la carga de trabajo,
inmovilización de un miembro para permitir la curación de una fractura), la pérdida
de inervación, una disminución de la irrigación, una nutrición inadecuada, la
pérdida de la estimulación endocrina y el envejecimiento (atrofia senil). Aunque
algunos de estos estímulos son fisiológicos (pérdida de la estimulación hormonal
en la menopausia) y otros patológicos (desnervación), los cambios celulares
fundamentales son idénticos. Representan una retirada de la célula a un menor
tamaño en el que la supervivencia aún es posible; se logra un nuevo equilibrio
entre el tamaño celular y la disminución de la irrigación, la nutrición o la
estimulación trófica. La atrofia es el resultado de una disminución de la síntesis de
proteínas y de un aumento de la degradación de proteínas en las células.
• Disminuye la síntesis de proteínas por una reducción de la actividad
metabólica.
• La degradación de las proteínas celulares se produce, principalmente, por
la vía de la ubicuitina-proteosoma. Una deficiencia en nutrientes y el desuso
pueden activar las ubicuitína-ligasas, que unen múltiples copias del
pequeño péptido ubicuitina a las proteínas celulares, y considerar como
objetivo estas proteínas para su degradación en los proteosomas. También
se cree que esta vía es responsable de la proteólisis acelerada que se ha
observado en diversos estados catabólicos, como la caquexia por cáncer. •
En muchas situaciones, la atrofia se acompaña también de un aumento de
la autofagia, lo que da lugar a un incremento del número de vacuolas
autofagias. La autofagia («comerse a sí mismo») es el proceso por el cual
las células inanes comen sus propios componentes con el fin de encontrar
nutrientes y sobrevivir. Este proceso se describe más adelante.
Metaplasia: La metaplasia es un cambio reversible en el que un tipo de célula
adulta (epitelial o mesenquimatosa) es sustituido por otro tipo de célula adulta. En
este tipo de adaptación celular, las células sensibles a un estrés particular son
sustituidas por otros tipos celulares con mayor capacidad de resistir el entorno
adverso. Se cree que la metaplasia aparece más como consecuencia de la
reprogramación de las células madre, de forma que se diferencian por una vía
distinta, que por un cambio fenotípico (transdiferenciación) de las células que ya
están diferenciadas. La metaplasia epitelial se ve ejemplificada por el cambio
escamoso que se produce en el epitelio respiratorio en los fumadores habituales
(fig. 1-5). Las células epiteliales cilíndricas ciliadas normales de la tráquea y de los
bronquios son sustituidas focal o amplían ente por células epiteliales escamosas
estratificadas. El epitelio escamoso estratificado «duro» puede ser capaz de
sobrevivir en circunstancias que el epitelio especializado más frágil no toleraría.
Aunque el epitelio escamoso metaplásico tiene ventajas para la supervivencia, se
pierden importantes mecanismos protectores, como la secreción de moco y la
eliminación de materias en forma de partículas por los cilios. Por tanto, la
metaplasia epitelial es una espada de doble filo; además, las influencias que
inducen la transformación metaplasia, si son persistentes, pueden predisponer a la
transformación maligna del epitelio. En efecto, en una forma común de cáncer de
pulmón, la metaplasia escamosa del epitelio respiratorio coexiste con frecuencia
con cánceres compuestos de células escamosas malignas. Se cree que el
tabaquismo, inicialmente, causa una metaplasia escamosa y, posteriormente, los
cánceres surgen en algunos de estos focos alterados. Como la vitamina A resulta
esencial para la diferenciación normal del epitelio, su deficiencia puede inducir
también la metaplasia escamosa del epitelio respiratorio. La metaplasia no
siempre implica un cambio de epitelio cilíndrico por otro escamoso; en el reflujo
gástrico crónico, el epitelio escamoso estratificado normal de la parte distal del
esófago puede sufrir una transforma acción metaplasia a epitelio cilíndrico de tipo
gástrico o intestinal. Asimismo, la metaplasia puede afectar a las células
mesenquimatosas, pero, en este caso, suele ser una reacción frente a alguna
alteración patológica y no una respuesta adaptativa al estrés. Por ejemplo, en
algunas occisiones se forma hueso en los tejidos blandos, sobre todo sobre focos
de lesión.
Displasia: Término que describe la presencia de células anormales en un tejido o
un órgano. La displasia no es cáncer, pero a veces se vuelve cáncer. Las
displasias se clasifican en leves, moderadas y graves, según que tan anormales
se ven las células al microscopio y la cantidad de displasia en el tejido o el órgano.
Histológico y clínico

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