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Plan lector

Cuentos con animales


Curso: 3 “A-C
Los cuentos de animales para niños abren la imaginación de los más
pequeños, mientras se les ayuda a crecer con autoestima y se les
desarrolla más su imaginación. Leer cuentos con animales como
protagonistas es una excelente técnica que permite a los
niños familiarizarse con animales de todo tipo, incentivándoseles el
respeto por estas criaturas, lo que les permite también verlos sin
miedo, sobre todo cuando se trata de animales domésticos habituales
como el perro, el gato o el conejo. Así mismo, gracias a estos cuentos
de animales los niños aprenden que también hay animales salvajes,
más peligrosos, que requieren de toda la precaución por nuestra parte,
como por ejemplo ocurre con  la serpiente o el león.
La lectura de cuentos infantiles de animales también les
permite familiarizarse con la personalidad innata del animal del que se
trate en cuestión.

El tiempo destinado es de una hora semanal.


Cantidad de cuentos: 6.

Semana 1:

Cuento: “La foca lectora”


¿Sabes que el reino animal también disfruta mucho con la lectura? Al
menos eso se cree gracias a una pequeña foca que se pasaba el día
pegada a los libros. Se decía que aquella foca era muy lista y muy
instruida, gracias a todo lo que había aprendido en los libros. Se
pasaba el día leyendo y leyendo, casi sin levantar la mirada de las
páginas que daban forma a todos aquellos conocimientos.
Su madre comentaba orgullosa a familiares, amigos y conocidos,
como el interés de su hija por la lectura la llevaba a devorar más de
cuatro y cinco libros en una sola tarde.
Una de aquellas tardes, la pequeña foca se dirigió, en compañía de
sus padres, a casa de unos amigos que también tenían un hijo muy
estudioso. Sin embargo, sus padres confesaban sin ningún tipo de
vergüenza que le llevaba mucho tiempo terminarse un solo libro.
Tardanza que se sucedía también con las lecciones de la escuela y el
temario de sus exámenes.
Los padres de la pequeña foca sacudían la cabeza al escuchar aquello
en señal de desagrado, al tiempo que ponían de manifiesto la clara
diferencia de actitudes y habilidades existentes entre su hija y el hijo
de sus amigos.
Para acabar con la rivalidad, decidieron realizar una prueba de lectura
para comprobar, finalmente, cuál era el hijo más listo, habilidoso y
mejor lector. Los dos pequeños se leyeron el mismo libro y, pasado un
tiempo, sus respectivos padres les hicieron unas preguntas para ver lo
que recordaban de cuanto habían leído. Pero la pequeña foca, llegado
el día de las preguntas, no recordaba ni siquiera el título del libro que
había tenido entre sus manos. Había leído tan apresurada, con el fin
de demostrar que era la más rápida y mejor lectora, ¡que no se había
enterado de una sola palabra! Su amigo, por el contrario, pudo contar
sin problemas todos los detalles del libro leído.
Los padres de la pequeña foca volvieron a casa muy avergonzados.
Habían dado por hecho que su hija era superior a otros niños, sin
preocuparse de saber nada más sobre su hija. Una vez en casa,
hicieron comprender a la pequeña foca que los buenos resultados no
se consiguen de forma atropellada ni urgente, y poco a poco, aprendió
lo que era saborear, despacito y pausadamente, un libro.

Actividad:
Se les presenta al niño el cuento.
La docente les leera el título y preguntará a lo niños ¿De qué creen
que hablará? Intercambio entre niños.
Se leerá el cuento entre todos.
Se registrará en el cuaderno lo tratado.
Los niños deberán dibujar al animal protagonista del cuento en una
hoja que le dará la docente, para poder realizar una enciclopedia de
animales.

En el dibujo deberán escribir las características de dicho animal.

Semana 2:

Cuento: “El canguro que no sabía saltar”

En una ocasión nació un canguro que no era como los demás.


Aparentaba serlo, sin embargo, este canguro tan solo podía saltar
hacia atrás. Aquella extraña cualidad le convirtió rápidamente en un
bicho raro para todos los de su especie, y no repararon en burlas y
risas a la hora de dirigirse a él y a su forma de saltar.
Aquel canguro, además de saltar hacia atrás, era un animalito
extremadamente sensible, y no podía sino lamentarse y llorar
compadecido de sí mismo, como consecuencia de los desplantes del
resto de los canguros.
Un día, una jirafa que acostumbraba a escuchar sus lamentos se
acercó a hablar con él:
 No se consigue nada llorando, ¿sabes pequeño? Si yo no me
hubiera acostumbrado en la vida a encorvar mi largo cuello,
hubiese muerto muy pronto de hambre. ¿Por qué no intentas
saltar hacia adelante?- Manifestó la jirafa.
El canguro se tomó muy en serio aquellos consejos y pocos minutos
después comenzó a practicar su salto del revés, o lo que era lo mismo,
al derecho de todos los canguros. Poco a poco, y con muchísimo
esfuerzo, el canguro fue obteniendo resultados y con el tiempo
consiguió lo que se había propuesto gracias a los consejos de la jirafa.
¡Había aprendido a saltar hacia adelante como todos los canguros del
mundo!
Aquel día, y tras mostrar su gran esfuerzo al resto de sus parientes, el
pequeño canguro comprendió que no era un bicho raro, sino el animal
más increíble de toda su especie, porque solo él sabía saltar hacia
adelante y hacia atrás también.

Actividad:
Se les presenta al niño el cuento.
La docente les leera el título y preguntará a lo niños ¿De qué creen
que hablará? Intercambio entre niños.
Se leerá el cuento entre todos.
Se registrará en el cuaderno lo tratado.
Los niños deberán dibujar al animal protagonista del cuento en una
hoja que le dará la docente, para poder realizar una enciclopedia de
animales.

En el dibujo deberán escribir las características de dicho animal.

Semana 3:

Cuento: “La familia topo"


A los pies de un pino muy grande y robusto vivía una familia de topos.
Eran felices en su hogar, y la naturaleza les permitía alimentarse con
frecuencia y mucha calidad por las inmediaciones de la zona.
La sombra del pino les proporcionaba frescor en los días más
calurosos, cuando decidían salir de casa para respirar aire puro. Tan
cómodos y felices se sentían bajo su árbol, que pronto refinaron sus
gustos alimenticios decantándose más por los ricos piñones que el
árbol les ofrecía, que por las crudas lombrices que solían comer todos
los de su especie. Sin embargo, para poder llegar a los ricos piñones
debían trepar por el largo tronco del pino, poniendo sus vidas en
riesgo. El topo, animal de madriguera, no estaba acostumbrado a
realizar estas acciones que, a menudo, se complicaban más de la
cuenta con la llegada de la lluvia o del frío intenso.
Por este motivo tendían a aventurarse los topillos más jóvenes, hasta
que un día, decidieron sin consultar a sus mayores que para alcanzar
los piñones con mucho menos riesgo y con más comodidad, debían
talar el pino.
Los jóvenes topos, inmersos en su ingenuidad, planificaban las
maniobras necesarias y trazaban su plan para poder llenar sus
estómagos de ricos piñones sin contratiempos. Afortunadamente el
abuelo de la familia, al que le gustaba mucho pasear y acompañarse
de la compañía de los más jóvenes, pudo enterarse del plan antes de
que se llevara a cabo.
 Si acabas con el pino, habrá piñones para este invierno y tal vez
la primavera. Pero, ¿qué haremos el invierno próximo? Pues
rezar para que nuestras crías, acostumbradas ya a este
alimento, perezcan por falta de comida y frío. – Exclamó el
abuelo topo.
El topo anciano, cuya experiencia en la vida le convertía en un sabio
ante los demás, hizo que los más jóvenes pensaran en sus palabras y
se dieran cuenta de lo errado que estaba su plan. Y el plan se deshizo,
y el pino vivió para dar más piñones durante siglos a las nuevas
generaciones de la familia Topo.
¡Qué a gustito que estaban bajo la sombra del pino!
Actividad:
Se les presenta al niño el cuento.
La docente les leera el título y preguntará a lo niños ¿De qué creen
que hablará? Intercambio entre niños.
Se leerá el cuento entre todos.
Se registrará en el cuaderno lo tratado.
Los niños deberán dibujar al animal protagonista del cuento en una
hoja que le dará la docente, para poder realizar una enciclopedia de
animales.

En el dibujo deberán escribir las características de dicho animal.

Semana 4:

Cuento: “Las zanahorias de boni”

Boni era el conejito más pequeño de todos, pero tenía un pasatiempo


muy diferente al de los demás: recolectar patatas, ¡patatas de todo
tipo! A Boni le gustaba comer patatas un montón, incluso más que las
mismas zanahorias o lechugas que a todos los demás conejos.
Pero a Boni también le gustaba compartir sus patatas con los demás,
pues estaba convencido de que eran las más ricas. Sin embargo,
cuando los conejos le ofrecían de intercambio algunas zanahorias, él
decía que no le gustaban para sorpresa de todos. En cierta ocasión
alguien le preguntó por qué no le gustaban las zanahorias, y Boni solo
supo decir que no le gustaban por el color.

Tras ello le preguntaron si no le gustaban por el sabor, y él dijo que no


sabía, porque nunca las había probado. Entonces uno de sus amigos
le dijo que no podía decir que no le gustaban si no las había probado,
y él solo contestó que no las quería probar, pues eran asquerosas. Al
día siguiente, una de las amigas de Boni horneó un pastel de
zanahoria, y fingiendo que era de naranjas se lo dio a probar al
pequeño conejo. Pero Boni, que no era tonto, nada más olerlo supo
que se trataba de una trampa y se molestó muchísimo diciendo: “¡No,
no y no!”.
En otra ocasión en la que hacía mucho calor, otro amigo preparó un
refresco de zanahoria, y diciendo que era naranja se lo ofreció a
probar, y al descubrir la trampa el pequeño Boni dijo que prefería estar
sediento que beber algo hecho de zanahorias. Él prefería las patatas,
que podía comérselas como fuese y no se aburría de ellas… “¿Por
qué no le ofrecían patatas?” preguntaba para sí. Y así hasta que el
invierno llegó y poco a poco se fueron terminando sus patatas. Los
demás conejos tenían reservas de zanahorias por kilos y todos se
ofrecían entre sí, pero no podían ofrecérselas a Boni porque siempre
se negaba a probarlas.
Boni veía con tristeza cómo sus patatas se agotaban y cada vez tenía
más hambre, así que no sabía muy bien qué hacer. Tarde o temprano
tendría que comer algo que no fuese sus deliciosas patatas, o lo iba a
pasar muy mal durante todo el invierno.
Un día se acercó al gran comedor de los conejos, donde todos se
encontraban comiendo unas jugosas zanahorias, pero estaba cansado
de estar solo a la hora de comer. Cuando se sentó todo el mundo
empezó a mirarlo, sabiendo que era muy difícil para él estar allí.
Entonces uno de sus amigos se acercó y le preguntó si estaba bien, y
Boni le dijo que tenía hambre:
 Pues solo tengo zanahorias, Boni, así que tendrás que ser
valiente y probarlas de una vez- Dijo su amigo.
Finalmente, y movido por la desesperación, Boni aceptó, y cuando
tomó el primer bocado sus ojos se abrieron como platos… ¡no era tan
malo! Primero tomó una zanahoria pequeña, luego una mediana y,
antes de que se diera cuenta, se estaba comiendo una zanahoria más
grande que él mientras todos reían.
Ahí fue cuando Boni aprendió que no podía decir que algo no le
gustaba solo por la apariencia, si no lo había probado. Una vez que
pruebas las cosas ya puedes decir si te gustan o no, y ahora Boni ya
lo sabía. Y por si fuera poco, descubrió que también las había de más
colores, ¡como sus deliciosas patatas! Así que ahora Boni estaba muy
contento, porque además de tener mucho para comer, podía preparar
las mejores ensaladas de patata y zanahoria de tooooodos los
conejos.

Actividad:
Se les presenta al niño el cuento.
La docente les leera el título y preguntará a lo niños ¿De qué creen
que hablará? Intercambio entre niños.
Se leerá el cuento entre todos.
Se registrará en el cuaderno lo tratado.
Los niños deberán dibujar al animal protagonista del cuento en una
hoja que le dará la docente, para poder realizar una enciclopedia de
animales.

En el dibujo deberán escribir las características de dicho animal.

Semana 5:

Cuento: “La gallinita roja"


Había una vez una gallina roja llamada Marcelina, que vivía en una
granja rodeada de muchos animales. Era una granja muy grande, en
medio del campo.

En el establo vivían las vacas y los caballos y los cerdos tenían su


propia cochiquera. Había hasta un estanque con patos y un corral con
muchas gallinas. Había en la granja también una familia de granjeros
que cuidaba de todos los animales. Un día la gallinita roja, escarbando
en la tierra de la granja, encontró un grano de trigo. Pensó que si lo
sembraba crecería y después podría hacer pan para ella y todos sus
amigos.

Entonces la gallinita roja preguntó a sus amigos:

¿Quién me ayudará a sembrar el trigo?


- Yo no, dijo el pato
- Yo no, dijo el cerdo
- Yo no, dijo el perro
- Muy bien, pues lo sembraré yo, dijo la gallinita.

Y así, Marcelina sembró sola su grano de trigo con mucho cuidado.


Abrió un agujerito en la tierra y lo tapó. Al cabo de un tiempo el trigo
creció y maduró, convirtiéndose en una bonita planta. Y otra vez la
gallinita roja preguntó a sus amigos:

- ¿Quién me ayudará a segar el trigo?


- Yo no, dijo el pato
- Yo no, dijo el cerdo
- Yo no, dijo el perro
- Muy bien, si no me queréis ayudar, lo segaré yo, exclamó Marcelina.

Y la gallina, con mucho esfuerzo, segó ella sola el trigo. Tuvo que
cortar con su piquito uno a uno todos los tallos. Cuando acabó, habló
muy cansada a sus compañeros:

- ¿Y quién me ayudará a trillar el trigo?


- Yo no, dijo el pato
- Yo no, dijo el cerdo
- Yo no, dijo el perro
- Muy bien, lo trillaré yo - dijo la gallinita

Estaba muy enfadada con los otros animales, así que se puso ella sola
a trillarlo. Lo trituró con paciencia hasta que consiguió separar el grano
de la paja. Cuando acabó, volvió a preguntar:

- ¿Quién me ayudará a llevar el trigo al molino para convertirlo en


harina?
- Yo no, dijo el pato
- Yo no, dijo el cerdo
- Yo no, dijo el perro
- Muy bien, lo llevaré y lo amasaré yo, contestó Marcelina.

Y con la harina, Marcelina hizo una hermosa y deliciosa barra de pan.


Cuando la tuvo terminada, muy tranquilamente preguntó:

- Y ahora, ¿quién quiere comer un trozo de la barra de pan?


- ¡Yo, yo! dijo el pato
- ¡Yo, yo! dijo el cerdo
- ¡Yo, yo! dijo el perro
- ¡Pues NO os la comeréis ninguno de vosotros! contestó Marcelina.
Me la comeré yo, con todos mis hijitos.

Y así lo hizo. Llamó a sus pollitos y la compartió con ellos.

FIN.

Actividad:
Se le presentara a los niños el cuento.
La docente les leerá el título y preguntará los niños ¿De qué creen que
hablará? Intercambio entre niños.
Se leerá el cuento entre todos.
Se registrará en el cuaderno lo tratado.
Los niños deberán dibujar al animal protagonista del cuento en una
hoja que le dará la docente, para poder realizar una enciclopedia de
animales.

En el dibujo deberán escribir las características de dicho animal.

Semana 6:

Cuento: “Feroz Feroz”

Autora: “Liliana Cinetto”.

Escuchamos el cuento leído por otra persona:

https://www.youtube.com/watch?v=DnjJYNAoHhM

• Conversamos sobre el cuento: ¿Quién es el protagonista del


cuento?, ¿Cómo era Lobi? ¿Qué le gustaba hacer a Lobi? ¿Qué
quería enseñarle su familia?, ¿Qué le gustaba hacer a Lobi? ¿Qué lee
enseño su papá?
• Reflexionamos: ¿Creen que está mal ser “diferente como Lobi”?
¿Creen que Lobi merece tener su retrato junto con los de su familia?

Con este último cuento trabajaremos el eje de Esi: Respetar la


diversidad.
Aquí se pone el acento en que las personas somos todas
distintas, y esta singularidad abarca el modo en que cada ser
humano piensa, siente, cree, actúa y vive. Esta concepción
humana, lejos de entenderse como una dificultad, posibilita el
enriquecimiento de la experiencia social. Bajo este eje se propone
valorar las múltiples diferencias, como instancia superadora del
concepto de tolerancia.

Esta última semana del Plan Lector se terminara la enciclopedia de


animales, construyendo tapa y contratapa.

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