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Centro Despachantes de Aduana c.

Poder Ejecutivo Nacional


Corte Suprema de Justicia de la Nación, 1/9/1998.

Representante del Centro de Despachantes de Aduana (quien sostuvo que se encuentra


legitimado por el art. 43 CN) y los despachantes de aduana Héctor Fleire, Héctor Constenla y
Oscar Rendal, promovieron acción de amparo con el fin de impugnar el decreto 1160/96, el cual
entienden es violatorio del Código Aduanero e, indirectamente, de la Constitución Nacional, por
haberse excedido el Poder Ejecutivo Nacional en el ejercicio de su potestad reglamentaria.
Y que se deje sin efecto la resolución 3491/96 de la Administración Nacional de Aduanas,
dictada en consecuencia de ese decreto.
Fundan la petición en el art. 37 del Código Aduanero, que exige la intervención obligatoria de
los despachantes de aduana en las operaciones de comercio exterior, salvo casos
excepcionales,
Según los recurrentes, el decreto 1160/96 invierte el principio de la obligatoriedad,
convirtiéndolo en una excepción. De tal forma, vulnera su derecho a trabajar, porque permite
que las personas de existencia ideal prescindan de sus servicios profesionales en las
operaciones de importación y exportación, mediante la intervención de terceros
autorizados, y viola el principio de igualdad, porque dichas operaciones podrán ser realizadas
por quienes carecen de conocimientos e idoneidad específicos.
Agregaron que se configura una violación de los derechos a una justa e igualitaria retribución y
a la propiedad privada (arts. 14, 14 bis y 17 de la Constitución Nacional).

Señalaron que, posteriormente, el dec. 1160/96 fue reglamentado por la resolución de la


Administración Nacional de Aduanas 3491/96, que fijó los supuestos en los que es posible
prescindir de los despachantes de aduana para las operaciones de importación o exportación, al
establecer que podrán hacerlo las personas de existencia ideal, si acreditaren una antigüedad no
inferior a los tres años en el Registro de Importadores y Exportadores y si, además, hubieren
realizado operaciones no inferiores por año calendario a los doscientos mil dólares. Esta
reglamentación, según los recurrentes, supone un desconocimiento palmario del Código
Aduanero, que exige la intervención obligatoria de dichos profesionales.

Administración Nacional de Aduanas contestó el informe que prevé el art. 8 de la ley 16.986:
Impugnó la procedencia del amparo por incumplimiento de los requisitos previstos en los
incisos a), c), d) y e) del art. 2 de esa ley.
Sostuvo que el decreto 2284/91 confiere amplias facultades al Poder Ejecutivo Nacional para
desregular el comercio exterior, a efectos de tomar transparentes los costos de los bienes
transables y preservar la estabilidad, y que el Código Aduanero, en igual sentido, establece que,
en ciertos casos, podrá prescindirse de la intervención del despachante.
En este contexto, el Poder Ejecutivo dictó el decreto 1160/96, según el cual las personas de
existencia ideal podrán realizar las operaciones de importación y exportación por sí mismas o
mediante un tercero autorizado para disminuir el costo de las operaciones, a fin de adecuar el
Código Aduanero a las nuevas normas sobre desregulación del comercio exterior.
Finalmente, sostuvo que la res. 3491/96, dictada de conformidad con el dec. 1160/96, la
autorizó a reglamentar los supuestos de no intervención obligatoria de los
despachantes de aduana, como así también que no existe lesión a derechos o
garantías constitucionales, porque las normas cuestionadas no impiden ni privan a los
accionantes de ejercer libremente su profesión.

-El juez de primera instancia rechazó la acción de amparo:


No surge de las normas impugnadas una ilegalidad o arbitrariedad manifiesta que habilite la
procedencia de la vía del amparo, ya que, por un lado, el inc. 2 del art. 37 del Código Aduanero
admite la posibilidad de prescindir de la intervención de los despachantes y, por el otro, no es
posible sostener la existencia de derechos adquiridos al mantenimiento de un régimen
determinado.
El decreto 1160/96 y la resolución de la Administración Nacional de Aduanas 3491/96 son
compatibles con la desregulación económica dispuesta por el decreto 2284/91, ratificado por la
ley 24.307, y con el citado Código. La afectación de la zona de reserva de la actividad de los
despachantes de aduana se advierte como legítima, dentro de las facultades de policía de la
Administración.
No existe agravio para los actores, porque el riesgo y la responsabilidad por las operaciones de
comercio exterior en las que no intervienen los despachantes es asumida por el Estado.

-La Cámara Nacional de Apelaciones en Contencioso Administrativo Federal (sala III), revoca
la sentencia de primera instancia:
Declaró nulidad del decreto 1160/96 y de la resolución 3491/96, tras considerar procedente el
amparo porque el acto impugnado es arbitrario y no se requiere amplitud de examen ni aporte
de pruebas por tratarse de una cuestión de puro derecho que ha sido suficientemente debatida.
El Código Aduanero adoptó el principio de la intervención obligatoria a los despachantes en las
gestiones que, con motivo del despacho o destinación de mercaderías, efectuaren ante la aduana,
sin perjuicio de contemplar (en lo que aquí interesa) la posibilidad de autorizar de modo
excepcional, la propia gestión de los interesados sin dicha intervención, calificándose como
“situaciones especiales”.

Decreto de desregulación económica 2284/91, en el que se apoyan las normas impugnadas y los
argumentos de la demandada: no contiene ni en el capítulo relativo a la desregulación del
comercio exterior, disposición alguna que se refiera a la actuación de los agentes de comercio y
del servicio aduanero.
En consecuencia, el decreto 1160/96 supone un exceso en el ejercicio de las atribuciones
reglamentarias del Poder Ejecutivo (inc. 2 del art. 99 de la CN) porque altera el art. 37 del
Código Aduanero con el pretexto de reglamentarlo,

-Recurso extraordinario interpuesto por la Administración Nacional de Aduanas:


Sostuvo que el decreto 1160/96 es legítimo, porque reglamenta el Código Aduanero y no
contradice su texto.
El tribunal ha interpretado erróneamente el art. 36 de dicho ordenamiento, el cual no establece
una exclusividad de estos auxiliares para realizar las operaciones de comercio exterior, sino que
define quiénes son despachantes de aduana y cuáles son sus funciones, pero en ningún caso
determina que puedan ejercer dicha actividad de forma exclusiva.
La participación obligatoria del despachante de aduana representa un incremento en el costo
final de bienes en cuyo despacho interviene, equivalente a la retribución de sus servicios.
El decreto 1160/96 cumple con esos objetivos, no restringiendo la actividad de los despachantes
de aduana, sino ampliando esa actuación a las personas de existencia ideal.

Delfino

Resolución de la Prefectura Martítima:


Por infracción al artículo 43 del Reglamento del Puerto de la Capital, cometida por el capitán
del vapor alemán Bayen, multa de cincuenta pesos moneda nacional por la infracción cometida,
de acuerdo con lo que establece el art. 117.

Sentencia del Juez Federal:


Está comprobado con la declaración de dos testigos, que a bardo del vapor alemán Bayen, se
arrojaba por un imbornal residuos de comida al muelle y al agua, contraviniendo lo establecido
en el art. 43 del Reglamento del Puerto de la Capital.

Fallo de la Corte Suprema:


Juez Federal – sentencia definitiva requerida para la procedencia del recurso extraordinario.
Arts. 43 y 117 del reglamento establece la multa a quien arroje al agua o a tierra en el interior
del puerto objeto alguno.
El apelante sostiene que los artículos 43 y 117 del decreto aludido son inconstitucionales y
constituyen una delegación de facultades legislativas, porque el Poder Ejecutivo carece de
atribuciones para crear sanciones penales de un presunto poder de policía que la Constitución ha
puesto exclusivamente en manos del Poder Legislativo, y que el primero no ha podido atribuirse
sin violar el art. 18 de la misma y los incisos 11, 12 y 28 del art. 67
Tuvo acceso a la instancia judicial.

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