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U6 La Vida Secreta de Las Familias
U6 La Vida Secreta de Las Familias
Cuando los secretos afectan nuestra relación con nosotros mismos y con los otros
Los secretos nacen, respiran, permanecen vivos, estallan o se resuelven en el marco de
nuestra relaciones más significativas.
Ellos modelan, facilitan y restringen nuestras posibilidades para vincularnos tanto dentro de
la familia como fuera de ella. La decisión de crear y conservar un secreto tiene raíces
profundas y complicadas. En tanto resulte simple decir que guardamos en secreto los que
nos produce vergüenza y lo que tememos no poder afrontar, los temas complejos que
debemos considerar habitan tanto en la génesis como en la disolución de esta vergüenza y
de este miedo. La intimidación proveniente de otras personas puede producir y apuntalar
nuestros silencios. También podemos guardar secretos para proteger a las personas que
amamos, para luego encontrarnos atrapados en un pantano donde se confunde la
protección y el engaño que erosiona las mismas relaciones que esperamos preservar. Otras
veces los mantenemos para protegernos a nosotros mismos o para asegurarnos el poder, Y
al hacerlo traicionamos a los cónyuges, a los padres, a los amigos, a los hijos o a los
hermanos.
Cualquier secreto puede provocar el anquilosamiento de nuestro sentido de identidad y de
nuestra posición respecto de las otras personas.
Gran cantidad de secretos se gestan o se revelan en periodos de un intenso cambio en las
relaciones, tales como el casamiento, el divorcio, el nacimiento de un niño, la partida del
hogar o la muerte. Un secreto construido en estos puntos cruciales del desarrollo puede
detener la evolución natural de las cosas. Las relaciones que comúnmente cambiarían y
crecerían, se congelan en el momento en que la presencia de un secreto encierra las
personas involucradas. Puede provocar conmoción en las relaciones de la familia,
produciendo más confusión que claridad.
Cuando faltan las palabras, las acciones ocupan ese lugar
He presenciado en mi trabajo como conductas que de otro modo resultan inexplicables, a
menudo son modos de hacer un comentario metafórico sobre lo que no puede ser
mencionado. Pueden ser signos de que los secretos se conocen en un nivel no verbalizable.
Cuando la familia tienen secretos horribles e incomunicables, la conducta de uno de sus
miembros puede ser a veces un elemento de distracción eficaz, que suministra todos un
tema de conversación seguro aunque perturbador. Como es el caso de muchas familias,
donde los niños proveen tremendas conmociones que desvían el secreto central.
Cuando la conducta cumple realmente el papel de desviar la atención de aquello que se
calla, un terapeuta tras otro pueden intentar intervenir, apuntando en forma equivocada a
estas señales a nivel biológico, intrapsíquico o interpersonal, pero dejando de lado por
completo la imaginable maraña de secretos en que esas acciones están sumergidas.
En cualquier momento, lo que debe permanecer escondido puede surgir. Simultáneamente,
aquellos que quedan fuera del secreto experimentan tensión en las relaciones de la familia
o en la terapia. La ansiedad ligada a la conversación en secreto se transmite a los que no lo
conocen.
Tipos de secretos
Paradójicamente, las mismas acciones que se desarrollan para crear secretos que generan
dolor pueden utilizarse para crear secretos que posibilitan la alegría. La conducta que
modela los secretos destructivos es similar a la conducta que intensifica el desarrollo
individual, familiar y cultural. Imponer el silencio, seleccionar lo que se dice, producir charlas
subrepticias y hacer confidencias susurradas, son todos los recursos que pueden ser
utilizados al planear una fiesta sorpresa o para encubrir una pedofilia. He necesitado
diferenciarlos por el propósito, la duración y el resultado.