Está en la página 1de 3

1

Es el ÚNICO que tengo.

Es la “pertenencia” más sagrada que poseo.

La vida es demasiado corta como para estar en guerra


conmigo misma.

Es extremadamente complicado, pero suele funcionar


prácticamente todo el tiempo.

Me ha permitido tener esta experiencia de vida: oler los


aromas, acariciar a mi gente querida, disfrutar los sabores
y ver el mundo.
No tengo que ser perfecta. La perfección es una forma
de autoabuso, y aparte, es estúpida. (y no existe).

Es mucho más fácil verme como me veo que tratar de


cambiar cómo me veo.

Amar mi cuerpo no quiere decir que me dé por vencida,


al contrario, quiere decir que siempre buscaré lo mejor
para él.

Es imposible darle gusto a todo mundo, con éste o


con otro cuerpo.

¿Por qué esperar a tener el cuerpo perfecto para ser


feliz si puedo ser feliz ahora?
Mis hijos merecen una mamá que tenga confianza en
sí misma y su cuerpo.
La confianza es mucho más atractiva que un cuerpo
bonito.

Por que odiarlo no me ha funcionado.


Tendré más energía para enfocarme en cosas más
importantes.

Me lo MEREZCO.

2
3

También podría gustarte