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Tema 3. Caribe multilingüe.

Modelos de colonización metropolitanos y


desarrollo literario en las diferentes regiones lingüísticas (anglófona,
francófona, holandesa e hispana). Procesos históricos, hitos literarios,
figuras, obras y temas.

Como ya todos deben haberse dado cuenta, este curso está organizado por temas que se
ajustan a zonas productivas del discurso literario caribeño, más que a una organización
temporal, como ocurre generalmente en los cursos de historia de la literatura que. Es
decir, aunque en cada clase seguimos un recorrido cronológico sobre los temas
particulares a tratar, ese recorrido lo repetiremos una y otra vez por cada uno de los
temas. Y así sucederá con las zonas lingüísticas del Caribe representadas en cada tema.

Sin embargo, el objetivo de esta clase es cambiar la mirada y hacer un brevísimo


recorrido cronológico, al estilo “historia de la literatura”, por las principales áreas
lingüísticas: Caribe inglés, Caribe francés, Caribe holandés y Caribe hispano. Para ello,
comenzaremos al revés de lo que propone el encabezado de la clase: primero vayamos a
la zona menos conocida, menos estudiada, y también menor en términos espaciales y de
densidad poblacional: me refiero al Caribe holandés o neerlandés.

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- Los Países Bajos dominaron alrededor de seis
islas alrededor del siglo XVII: fueron conocidas
como las islas ABC (Aruba, Bonaire y Curazao,
situadas frente a Venezuela) y como las islas
SSS (Saba, San Eustaquio y San Martín, esta
última dividida en dos mitades, una de habla
francesa). Además, los holandeses dominaron
Surinam, antigua Guayana holandesa.

Las estrechas relaciones entre los Países Bajos y el


Imperio español dieron origen a contactos en el
Caribe mucho antes de 1634 y 1667, cuando
Curazao y Surinam pasaron a ser colonias
holandesas. Según Chris Engels, médico, escritor y pintor de Curazao, en aquella época
era imposible distinguir entre intereses holandeses y españoles:
suele parecer como si los Países Bajos no hubieran comenzado a desempeñar aquí
un papel hasta que ocuparon Curazao y Surinam. Eso es mera cháchara. No fue en
el siglo XVII sino en el XVI que los holandeses desempeñaron aquí un papel más
importante. [...] Suele olvidarse que Carlos V era Señor de los Países Bajos.
Adrianus van Utrecht introdujo la Inquisición en América. Durante largo tiempo
los holandeses dominaron el Consejo de Indias. La Universidad de Leuven
desempeñó un importante papel en ese sentido. ¿Adónde fue Hernán Cortés
después de conquistar México? ¿A Madrid? ¿A Valladolid? ¡A Bruselas! O sea, a
la capital de los Países Bajos. Estos son síntomas ligeros, pero el médico se guía
por los síntomas. Y ahora a todo lo llaman español.

Veamos, como cronología, cuál fue la entrada del imperio holandés en el Caribe:
- 1493: Cristóbal Colón llegó a las Islas de Barlovento.
- 1499: Alonso de Ojeda llegó a Curazao, las llamó “islas inútiles” para la corona
española.
- 1515: España traslada toda la población de ABC para Santo Domingo.
- siglo XVI: ya muchos buques holandeses hacían la ruta hasta la costa de Venezuela.
- 1621-1792: se instaura la Compañía Neerlandesa de las Indias Occidentales.

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- 1631: ocurre la ocupación de Saint Marteen (será perdida y luego renegociada con
Francia en 1648)
- 1634: se conquista Curazao
- 1636: se conquista Aruba y Bonaire
- 1651: se funda Willourghby, actual Paramaribo (Surinam). Asentamiento de
holandeses desde 1616 (se levanta el fuerte Kyk-over-al, que como recordarán dio
nombre a una importante revista, ya en pleno siglo XX)
- 1662-XVIII: ocurre el comercio de esclavos en Willemstad (Curazao), ciudad de
mercado.
- 1667: se firma el Tratado de Breda con el Imperio Británico: New Ámsterdam (hoy
Nueva York) es cedida a cambio del territorio de la actual Surinam, que se
desarrollará como colonia plantacionista. Entonces los holandeses pensaron que
habían salido ganando con el intercambio.

Por aquellos años iniciales, estas islas fueron grandes depósitos de sal y grandes centros
de recepción de esclavos. En general, fueron también centros de piratería. Sobre ello,
consultar De Amerikaanse Zeerovers (Los bucaneros de América), del cirujano y
bucanero holandés A. O. Exquemelin, publicado en 1678, que alcanzó éxito instantáneo
y se tradujo a varias lenguas.

En el caso de Surinam, tuvo gran importancia la plantación. Sobre el sistema esclavista


en las Antillas holandesas, consultar Oroonoko: or the Story of the Royal Slave (1688),
de la escritora inglesa Aphra Behn. El personaje a que se refiere el título es de sangre
real; es llevado a Surinam desde la costa de África occidental y allí se rebela.
En estos territorios se siguió un esquema de colonización muy parecido al de los
ingleses y franceses: no de poblamiento.

Veamos cómo continuó el proceso de multiculturalismo y el estado político de estos


territorios durante los siglos XIX y XX:
- 1800-1816: tienen lugar las guerras napoleónicas en Europa. Ocurren varias
ocupaciones y asedio de territorios holandeses en el Caribe.
- 1863: se abole la esclavitud en Curazao. Inicia la migración hindú y javanesa hacia
el Caribe.
- 1876: se firma la ley de educación en holandés en Surinam: dutchfying process.

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- Década de 1920: inicia la explotación de petróleo en Curazao (por la Shell).
- 1948-1988: se instaura la Fundación para la Cooperación Cultural entre las Antillas
Neerlandesas, Aruba, Holanda y
Surinam.
- 1954: se declara el fin del estatuto
colonial y el inicio de la autonomía.
- 1959: se abre el primer hotel de lujo en
Aruba, conocida como Las Vegas del
Caribe.
- 1966: se funda la Universidad Anton de
Kom en Paramaribo.
- 1975: se declara la independencia de Surinam y se hizo república.
- 1980-1986: ocurre un golpe militar y se instaura una dictadura en Surinam (por
parte de Dési Bouterse)
- 1986: se declara el Reino de los Países Bajos, con las Antillas Neerlandesas como
territorios, excepto Aruba, que mantuvo su estatus colonial.
- 2010: tiene lugar la separación de la agrupación territorial antillana.

Este esquema resume la situación política y el vínculo entre estos territorios:

Y en este otro esquema veremos la multiplicidad étnica y lingüística que exhibe el área,
lo cual repercute, obviamente, sobre la producción literaria:

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Algunas de las problemáticas lingüísticas que inciden en la literatura de la región se
explican por las siguientes razones:
- El holandés es lengua dominante incluso hasta después de la independencia, y en
esa lengua se escribe sobre todo en Surinam; mientras que en las demás islas se
acude al papiamento, el sranantongo, el inglés y el español.
- El papiamento posee una rica tradición oral y solo en los últimos tiempos se ha
considerado vehículo meritorio de la expresión literaria. Es muy parecido al
español.
- Es sranantongo se llamaba “inglés negro” o taki-taki, y desde 1975 ha ido
alcanzando cada vez más un estatus literario.
- El Instituto Lingwístiko Antiano está enfrascado en investigaciones de
estandarización y en una política editorial destinada a que el papiamento reciba
reconocimiento de lengua escrita oficial.
- Los escritores prestan atención a la construcción multilingüística del patrimonio
literario. Los títulos de muchas obras reflejan el compromiso con estos temas:
Autonoom (Autónomo), Met eigen stem (Con voz propia), Antilliaans Literair
Logboek (Diario literario antillano), Creole Drum (Tambor criollo) y Lelu! Lelu!
Het liet van vervreemding (¡Lelu! ¡Lelu! La canción de la alienación).

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- En Surinam es muy importante la fuerte influencia, aún hoy, de la tradición
amerindia de las culturas saramaka, ndjuka, paramaka, matawai, kwinti y boni.

Junto a este texto verán la imagen de cubierta del libro


Wij Slaven van Suriname (Nosotros, esclavos de Surinam,
1934), publicado en Ámsterdam originalmente y reeditado
por Casa de las Américas. Es de la autoría de Anton de
Kom y se trata de un libro excelente para estudiar las
culturas originarias de ese territorio. se publicó. Narra la
historia de la región, desde el descubrimiento de la “Costa
salvaje” de América por los españoles hasta 1933, año en
que De Kom regresó a Surinam para una estancia prolongada. Intercala en su análisis
histórico muchos datos autobiográficos y sobre todo trae a la atención la pobreza y
desventura de la mayoría de los habitantes de la colonia, situación de la que culpa al
gobierno holandés. La obra, bien documentada con materiales de archivos y bibliotecas,
fue la primera que ofreció una visión “moderna” de la historia de Surinam. Los dejo con
dos fragmentos del texto, para que adviertan no solo el universo temático, sino además
el espíritu narrativo y testimonial de este libro:
Durante miles y miles de años nuestra madre Sranan ha dormitado entre la costa y
la montaña […]. Apenas existen seres que disfruten de su belleza. En las zonas
bajas viven los Waraus, los Arahuacos y los Caribes –indios que ahora van
desapareciendo, los debilitados descendientes de una población original, expulsada
de las tierras más fértiles por los blancos. En las tierras altas viven los Trios,
Oianas y Marrons [cimarrones]. Las amplias llanuras de las sabanas, los bosques y
las altas montañas de granito de la Madre Sranan han dormido intocadas por
milenios.

Aunque no haya sido recogido en los libros de historia de los blancos, el maltrato
sufrido por nuestros padres está grabado en nuestros corazones. Nunca la miseria
de la esclavitud se me ha hecho más insistentemente presente que en la mirada de
mi abuela, cuando nos narraba historias de niños sobre los tiempos antiguos,
mientras estábamos sentados frente a su choza en Paramaribo.

Por la diversidad cultural y lingüística de estos territorios de colonización holandesa,


una investigadora como Ineke Phaf, que también se ha dedicado mucho a la literatura

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del Caribe holandés, nos aclara: “Es imposible delinear una versión de la tradición
literaria en una región donde cada lengua implica una zona diferente de percepción
cultural”. A propósito, en la revista Anales del Caribe se ha publicado a esta
investigadora y otros textos sobre el Caribe holandés, que es el más desconocido de
todos. Los interesados en el tema accedan al material complementario de la clase.

Por otro lado, por su tamaño reducido, por la escasa población y por su aislamiento, se
desconoce la producción literaria de estos territorios, cuyos primeros narradores se
formaron en Holanda y allí adquirieron sus ideas de progreso social. Estos autores
fundacionales se vuelven al pasado colonial en busca de soluciones a los problemas
actuales y asignan un lugar de especial importancia a los aborígenes. En ellos el
estereotipo de la mulata encarna simultáneamente en la imaginación literaria la
conciencia de la dependencia socioeconómica y la protesta contra ella. Fueron
importantes porque sirvieron de puente a partir de los años 20 del siglo pasado, para dar
paso a un mayor florecimiento de la literatura caribeña holandesa.

A partir de la Segunda Guerra Mundial cobran


importancia las revistas literarias, como recordarán de
clases anteriores. Entre ellas las más importantes son De
Stoep, Simadan, Antilliaanse Cahiers, Ruku, Watapana,
Kristof y sobre todo Foetoe-Boi (1946-1956), dirigida
por “Papa” Koenders, un maestro que se oponía
tenazmente a la amplia influencia holandesa en los
métodos de enseñanza que se empleaban en Paramaribo.
Esta revista influyó favorablemente en el movimiento
cultural Wi égi sani, Moetete, y también en muchos escritores. Koenders luchó contra la
supresión de la “lengua negra” y el “pasado negro”. Su frase favorita era una cita del
poeta Trefossa: “Yu kan kibri granmama, ma yu no kan tapu koso-koso” (“Puedes
esconder a la abuela, pero no puedes impedir que tosa”).

Veamos ahora algunos de los hitos de la producción literaria del Caribe holandés, según
sus principales territorios:

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CURAZAO
- Joseph Corsen destaca como padre de la poesía de
Curazao; era blanco, criollo, y escribió en papiamento.
Pertenecía a la tendencia romántica. Su poema más
famoso es “Atardi”, del que cada isleño sabe recitar al
menos unas líneas (como sucede con “Mi bandera”, de
Bonifacio Byrne): “No sé qué me pasa, pero me
invade la tristeza, al contemplar la caída del sol...”
- Pierre Lauffer el más grande poeta de Curazao; era
mulato y escribió también en papiamento (se le
compara con Nicolás Guillén).
- Ellis Juliana es uno de los más importantes escritores
del área; de origen africano, autodidacta, escribió en
papiamento. Fue antropólogo, documentalista,
etnomusicólogo, pintor, escultor, declamador,
educador, filósofo… (un caso parecido al del haitiano
Franketiénne que vimos anteriormente). En 1970 Ellis
Juliana publicó una importante colección de cuentos
narrados por ancianos de Curazao.
- Boeli van Leeuwen es otro autor fundamental del
área, con libros importantes como Un extraño en la
tierra, novela fundacional de 1962, El primer Adán
(1966), Escudos de tiza (1985), El signo de Jonás
(1988) o Geniale Anarchie (1990), una colección de
ensayos que caracteriza la sociedad de Curazao con el
concepto de “anarquía genial”. Es considerado uno de
los mejores escritores actuales en la lengua holandesa.
- Guillermo Rosario es otro autor también multioficio: a él se debe la novela más
importante en papiamento sobre la rebelión de esclavos de 1795, emprendida por
Tula, un famoso cimarrón.

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- Frank Martinus Arion fundó en 1969 la revista
Ruku, que escribía en gran parte él mismo,
buscando liberarse de su orientación anterior:
Editar una publicación es más que un simple acto
de liberación; liberación de la barbarie holandesa
estéril, improductiva, nada creadora. Significa
unirse a las cabañas de esclavos que están allá en
el valle. Significa tocar a las ventanas, a las
puertecitas verdes de las casas inclinadas y
torpemente construidas, pintadas con motivos de
la vieja madre patria.
Este autor escribió la novela Dubbelspel, considerada
un clásico de la literatura holandesa. A partir de un
juego de dominó que dura toda una tarde, se describe
la historia de los cuatro personajes que participan y se
recorren temas sensibles como la discriminación. Con
una estructura clásica en tres partes, la trama se
desarrolla por completo en el barrio de Willemstad,
Wakota, que ocupa un lugar muy especial en la isla.
Las dos parejas que juegan al dominó simbolizan los enfoques “antiguo” y
“moderno” sobre la supervivencia en la isla. Martinus Arion es considerado
como uno de los grandes defensores del papiamento; ha dirigido durante años el
Instituto Lingüístico de las Antillas Holandesas, dedicado a estandarizar la
ortografía del papiamento. Fundó la Escuela Humanista de Curazao, que enseña
en papiamento. Hizo su tesis doctoral sobre el origen del papiamento (sin
embargo escribe en holandés, porque en Holanda su
obra es más apreciada). Su poemario Voces de África,
de 1957, contiene poemas sencillos, en ocasiones con
la forma de spirituals, donde un sujeto lírico “negro-
negro”, “guía de turismo” y “poeta” conduce a sus
clientes lectores del mundo “civilizado” a las selvas
más intrincadas del continente africano. El libro
explica el alma del “pueblo primitivo, salvaje,
primigenio”, ensalzando su desinterés, su inocencia

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infantil, su ingenuidad y sencillez. Su propósito es demostrar que solo esta
África ofrece una salida a la esterilidad final del mundo occidental, pues en ella
no existe la separación, la discordia ni la lucha; por el contrario, las personas
procuran la reconciliación de los opuestos y nadie excede por motivos
egocéntricos los límites establecidos (relación con la negritud y el indigenismo
haitiano).
- Tip Marugg se convirtió en 1988 en un bestseller en Holanda. Tiene una obra
muy importante titulada Otra vez el rugido del atardecer (1988).

SURINAM
- En este país vamos a encontrar una realidad social diferente a la de muchos
territorios caribeños, porque sobrevivió una gran parte de la población aborigen
y porque los colonizadores la dejaron a la deriva. El espacio se cerró en sí
mismo y produjo una literatura muy nacionalista, de amor a la tierra.
- Aquí también es importante la defensa del sranantongo, lengua criolla. Se han
compilado canciones en esa lengua y se han escrito algunos libros como Sranan
Pangi (1974), de Johanna Schouten-Elsenhout; y Foe memore wiafo (En la
memoria de nuestro padre, 1943), de J. E. Hokstam.
- Lodewijk Lichtveld (seud. Albert Helman) publicó Al sur por el sur (1926),
con recuerdos e impresiones líricas de Surinam, al que caracterizó como algo
cercano al paraíso. Al igual que De Kom, los cimarrones djoekas desempeñan
un papel en la reconstrucción de su juventud. Su estudio El tormento de El
dorado registra la historia ecológica de las cinco Guayanas. Como opción para
el futuro, contempla la unificación e integración de toda la región, lo que
considera posible por razones ecológicas, étnicas, históricas y socioeconómicas.
Para él la Gran Guyana, una Mesopotamia americana, constituye un “mito
inspirador; el sueño sostenido del Hombre de Oro, que medita en una Edad de
Oro que todavía está por comenzar”.
- Robin Ravales (seud. Regin Dobrú) ha publicado, entre otros, Un poco de
libertad (1969), Grito Rabia (1970) y Seré pequeño, pero no puedes quebrarme
(1976). En él ha sido importante la defensa del papiamento, como se ve en el
siguiente poema, “Wan Bon”, que les ofrezco de manera bilingüe
(papiamento/inglés):

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- Leo Henri Ferrier publicó Âtman (1968), de donde les extraje los siguientes
fragmentos que son iluminadores para entender mucha de la literatura de este
espacio:
Actúa de acuerdo a tu conciencia. Conoce tu Âtman. Solo así estarás realmente
capacitado para participar en la amorosa armonía de la vida en Suriname donde
todos son uno, realmente uno… Conviértete en uno con todo lo que habita en tu
interior y serás capaz de contemplar una paz mayor… Busca el amor en todos los
seres humanos. Seguramente lo encontrarás porque todos los seres humanos son y
pertenecen a esa gran Unicidad [Oneness] que es. Sé consciente de la mortalidad de
tu cuerpo que es a veces negro y luego blanco otra vez, de tu cabello que puede ser
rizado y puede ser también lacio

Todo, sin un orden en particular, Indios, Africanos, Javaneses, tienen que capturar
mi atención. Porque yo deseo pensar, no importa cómo, en términos de totalidad,
una totalidad que a fin de cuentas está formada por todos en Suriname, una
totalidad que existe como una y no como una no-una

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- Astrid Roemer es una de las más importantes
escritoras de Surinam, reconocida
internacionalmente. Es autora de la trilogía de
Surinam: Vida arriesgada (1996), Parece amor
(1997) y Algo marcado (1998). De su obra dijo:
“mis textos se enraizan en la herencia de la
diáspora, en la proyección multiétnica y
multicultural”. Roemer considera a la mulata de
Paramaribo como una “persona lo suficientemente
bella como para no sucumbir al estereotipo del Tercer Mundo”. En La locura de
una mujer narra la historia del breve matrimonio de la maestra Noenka con
Louis, de Curazao. La causa de que la relación fracase constituye el tema del
libro y se remonta al pasado del pequeño “estado costero”.
Las mujeres de Curazao eran negras y pasudas. A diferencia de los negros de
Surinam, solían sentirse tan atraídos los unos a las otras que casi nunca tenían
necesidad de librarse de su color oscuro y ricitos de alambre por medio de la
asimilación, intento que en Surinam conducía a conductas absurdas e inferiores de
los hombres y mujeres negros; esto hacía que los surinameses que se habían
enriquecido con el petróleo buscasen esposa en su propia tierra. La gama de
opciones seguía siendo insatisfactoria: bellas vírgenes negras y jóvenes de cutis
más claro que con el negro intentaban obtener dinero y condición, o muchachas-
que se jactaban de tener rasgos orientales y pretendían un esposo con mucho
dinero, preferentemente no obtenido con el trabajo diario, dinero con el cual ellas
mismas podían hacer realidad el mito del padre chino rico. De todos modos,
también estaban fuera de las posibilidades de los oriundos del lugar.

BONAIRE
- Cola Debrot fue uno de los más grandes
novelistas no solo de esta área, sino de todo el
Caribe; era blanco, pero se interesó por los temas
raciales a partir de las décadas del 20 y el 30 del
siglo pasado. Publicó la novela Mi hermana negra
(1934), novela fundacional que se construye a
partir de una historia de amor entre razas y entre

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hermanos. Es todavía su obra más popular y estuvo inspirada en las ideas
comunistas de su autor. Relata la historia de un blanco que regresa a su isla natal
y se enamora de una negra, pero resulta un amor imposible ya que descubre que
es su hermana (¿les recuerda alguna obra conocida?). Ataca el tema de la negra
como amante “natural” del blanco y lo considera el problema crucial que en el
contexto caribeño mejor caracteriza las relaciones de discriminación social.
Abandona así el camino trillado de la vieja tradición plantadora en el Caribe. En
sus últimos años escribió El perseguido), en que resumió una vez más sus
opiniones sobre la historia de la región desde la colonización española hasta el
momento actual. Describió la actitud de las autoridades y la Iglesia hacia la
“limpieza de sangre”, raíz de todos los males que incluso hoy da lugar a
continuos abusos, y exige que “se espere la oportunidad” e incluso provoca el
“escape”. Debrot fue gobernador de la isla de Bonaire.

ISLAS DE BARLOVENTO (SABA, SAN EUSTAQUIO Y SAN MARTÍN)


- La literatura de esta zona está escrita sobre todo en inglés.
- El escritor más importante de estas islas es Lasana
Sekou, que ha publicado cuentos, poesía,
ensayos… Se le considera el Derek Walcott del
Caribe holandés. Escribe en inglés. Fue el primer
escritor del Caribe holandés conocido fuera de las
islas, como luego sucedió con Martinus Arion. En
su obra aparecen grandes temas como la denuncia
de las injusticias sociales y de las discriminaciones raciales,
la exaltación de la mujer caribeña, el amor a la isla, la
unificación de la parte holandesa y francesa, la defensa de
los derechos de los refugiados haitianos y otros caribeños en
la isla y, especialmente, la presencia de África en San
Martín. Sekou ha sido publicado en Cuba, según se muestra
con la imagen de cubierta que se ofrece junto a estas líneas.
En el material complementario de la clase les añado el poema “Embriaguez”,
leído en voz del propio Sekou y que pertenece al libro The Salt Reaper – poems
from the flats (2004, audio CD). También se los ofrezco a continuación, por si
quieren seguir con la vista el poema mientras escuchan a su autor.

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ARUBA
- Desde la llegada de los españoles en 1499 Aruba ha sido considerada una “isla
inútil”. Los holandeses, que invadieron la isla en 1636, compartían la misma
opinión y, en consecuencia, Aruba quedó al margen de su proyecto económico.
Dado su escaso significado económico, los colonizadores se olvidaron de Aruba
y la comunidad isleña se encerró más en sí misma y cultivó el amor a la isla.
- La primera poetisa de Aruba, Mosa Lampe, describió desde el siglo pasado el
cariño a su tierra natal. Esta corriente se transformó en el siglo XX en una
literatura “nacionalista”.
- En 1992 apareció en Holanda De Zuidstraat, la primera novela en holandés
(seguida por otras dos en los años noventa, que conforman una trilogía) de un
escritor de Aruba, Dennis Henriquez.

A principios del siglo XIX ya el Imperio británico tenía Antigua, Barbados, Guyana,
Dominica, Granada, Jamaica, St. Kitts-Nevis, St. Lucía, Trinidad y Tobago, Montserrat,
San Vicente y las Granadinas, Bahamas e Islas Vírgenes (una parte). Ese territorio es el
conocido como West Indies por la tradición colonial. Entre las características generales
del territorio en aquellos periodos iniciales se encuentran las siguientes:
- administración indirecta
- primacía de la antropología social
- precoz emigración de intelectuales y trabajadores a Inglaterra

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Pueden señalarse asimismo algunos procesos históricos de relevancia dentro del Caribe
inglés entre los siglos XIX y XX, como:
- Emancipación de los esclavos en 1833-1834. Sobre ello puede consultarse el
excelente libro Capitalismo y esclavitud, de Eric Williams.
- Migraciones de los indentured servants o free laboreurs desde China y la India.
Port of Spain fue la capital antillana más mestiza con un 47 % de negros y un 35
% de hindúes. Sobre esto pueden consultarse Ramabai Espinet con The
swinging bridge (2003), con la visión del indio trinitario del kalapani
(trayectoria hacia el Caribe); y V. S. Naipaul, con sus primeras novelas El
sanador místico y Una casa para el señor Biswas, donde aborda el tema de la
migración hindú, sobre todo en Trinidad y Tobago.
- Migraciones a mediados del XIX, desde Jamaica y Barbados, hacia Cuba, EE.
UU., Panamá, Costa Rica, Belice, Nicaragua (Mosquito Coast)…
- Migraciones masivas de anglocaribeños en los años 20 y 30 hacia Inglaterra,
principalmente a Londres (los emigrados negros a ese país fueron conocidos
como la Windrush Generation, por el nombre de la embarcación que llevó la
primera gran oleada a Europa) y Estados Unidos.
- Emigración hacia Canadá. Es tan fuerte todavía hoy que en agosto, en Canadá,
se celebra siempre el festival Caribanna. En aquel país ha ido ganando fuerza el
cuestionamiento de la diáspora canadiense a partir de un falso sentido de
pertenencia (sobre todo en algunos escritores e intelectuales que han ocupado
espacios académicos).
- Luchas sindicales en los años 30 del siglo XX, asociadas al boom petrolero y con
líderes sindicales como el trinitario Eric Williams y jamaicano Marcus
Garvey. Este último creó la Universal Negro Improvement Association (UNIA)
y fue el caudillo negro con el que simpatizó la mayoría. Creó la compañía
naviera Black Star, para materializar su campaña de Back to Africa, es decir, de
regresar a los descendientes de africanos a su continente de origen. En Cuba fue
donde más ramas de la UNIA hubo (después de EE. UU.).
- Bases navales norteamericanas desde los años 40 del siglo XX en Trinidad,
Guyana, Antigua, Santa Lucía, Jamaica, Bahamas…
- Cultura rastafari que nace en Jamaica en los años 30 y se ramifica a la música y
la literatura, con gran auge en las décadas del 60 y 70. Se vitaliza la conexión
con Etiopía: en 1930 se corona un emperador negro, Haile Selassie I, quien es

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deificado en el Caribe, lo cual dio origen al nuevo culto. En ese contexto,
Marcus Garvey es entendido como profeta (aunque este no aceptó la cultura
rastafari y Haile Selassie no aceptó la deificación). Ocurrieron episodios de
conmoción social, como la devastación con bulldozers del gobierno de la
comunidad rasta de Pinnacle, sobre la que había varias quejas de vecinos: fue
allí donde primero se hizo una bandera y donde comenzó el culto. Por supuesto,
como todos saben la cultura rasta está asociada también a Bob Marley, el más
importante representante de la canción protesta en Jamaica y un icono del reggae
a nivel internacional. Sobre la cultura rasta en Jamaica y el Caribe pueden
consultarse varios libros del cubano Samuel Furé Davis, profesor de inglés en la
Facultad de Lenguas Extranjeras de la UH. De estos temas también se hablará
más en una próxima clase.
- Fundación de la West Indies Federation, por Eric Williams. Aunque duró apenas
un año (de 1960 a 1961), el sueño que no pudo tener asidero político sí lo tuvo
culturalmente y en el exilio, en donde se encontraron todos los westindians y se
reconocieron como un solo grupo dentro de la tradición inglesa.
- En Londres se funda la Caribbean Artists Movement (CAM), la West Indians
Students Union (WISU), revistas y periódicos como Race Today, casas
editoriales como New Beacon, fundada por el poeta de Trinidad John La Rose,
que él definió como “la isla donde se realizan los sueños de la Federación de la
West Indies”.
- En 1962 inician las independencias del Caribe inglés con Jamaica, Trinidad y
Tobago, Guyana y Barbados. El proceso continuará hasta la década del 80, con
Saint Kitts y Nevis en 1983. Sobre las complejidades y contradicciones de este
proceso dirá Eric Williams, en otro de sus libros fundamentales, From Columbus
to Fidel Castro. The History of the Caribbean (1970), publicado en Cuba:
En 1969 la dependencia del mundo exterior en el Caribe no es solo económica,
sino también cultural, institucional, intelectual y psicológica. Las formas políticas y
las instituciones sociales, aun en los países políticamente independientes, fueron
imitadas más que creadas, tomadas prestadas más que relevantes, y reflejaban las
formas existentes en el país metropolitano particular del que se derivaban […]. Las
formulaciones indígenas, auténticas y relevantes, o bien se pasan por alto o se
equiparan a una subversión […]. Aun cuando en los países de la mancomunidad
caribeña se ha producido literatura de estándares mundiales y de validez universal

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con escritores como Lamming, Naipaul, Brathwaite […], Walcott, Aimé Césaire y
Frantz Fanon […] y aunque en Trinidad y Tobago han surgido la steel band y el
calipso, los valores artísticos y comunitarios en su mayor parte no son auténticos
sino que, usando el lenguaje de los economistas, poseen un alto contenido de
importación […]. La descripción de V. S. Naipaul de los westindians como
“imitadores” es dura, pero cierta.

- Entre 1979-1983 ocurre la importante Revolución de Granada, con Maurice


Bishop a la cabeza. Ocurre finalmente una intervención de los EE. UU.
- Conexión del Caribe anglófono con los movimientos de lucha por los derechos
de los negros en EE. UU. (por ejemplo, el jamaicano Claude McKay se vincula
con el Harlem Renaissance) y con los movimientos de liberación africana: Back
to Africa (Marcus Garvey) y Panafricanismo (WEB Du Bois [Ghana], Claude
McKay, George Padmore [Jamaica], Kwame N’Krumah [Ghana], Jomo
Kenyatta [Kenya], Nnamdi Azikiwe [Nigeria]). Todos se encontrarán y
hermanarán en el exilio. En general se concebía primero la emancipación social
y política, mientras que la cuestión de una identidad específicamente negra como
medio de liberación cultural se encontraba raramente presente (al contrario del
Caribe francés). El combate cultural por la emancipación se percibió más desde
su dimensión histórica, colectiva y realista que desde una dimensión épica,
solitaria y trágica.

Les propongo ahora este breve recorrido por el desarrollo de la literatura en el Caribe
inglés entre los siglos XIX y XX, donde señalo algunos nombres fundamentales de la
región:
- Los orígenes de la literatura caribeña en lengua inglesa se remontan a los siglos
XVIII y XIX, en los que se encuentra una literatura fundamentalmente imitativa de
la literatura inglesa, dado que las personas que escribían en esta época eran,
sobre todo, colonos ingleses establecidos en las islas de manera más o menos
permanente. Así, la experiencia caribeña se contempla, durante esta época,
fundamentalmente desde la perspectiva colonial y desde modelos literarios
ingleses.
- En la primera mitad del siglo XIX cabe destacar dos textos importantes, ambos de
autoría femenina: The History of Mary Prince, A West Indian Slave, Related By

18
Herself (1831), la autobiografía de la esclava Mary Prince, el primer texto en
prosa caribeño escrito por una mujer y la única autobiografía de esclavitud
caribeña que se conserva, aunque probablemente existieron otras. Se trata,
además, del primer testimonio femenino sobre la esclavitud, ya que las
autobiografías que habían aparecido antes en otros territorios esclavistas eran de
autoría masculina. Unos años más tarde, la jamaicana Mary Seacole publicaba
también su autobiografía, Wonderful Adventures of Mrs Seacole in Many Lands
(1857), en la que da cuenta de su intensa actividad como enfermera en Jamaica,
Panamá, Colombia y, finalmente, en la guerra de Crimea, donde estableció un
hotel para los oficiales británicos y pasó mucho tiempo cuidando a los heridos y
moribundos. Mary Seacole desafió los roles de género tradicionales viajando
sola por medio mundo, practicando la medicina y estableciendo su propio
negocio. Su autobiografía presenta a una mujer negra autoafirmativa e
independiente en un contexto tanto colonial –el Caribe– como metropolitano –
Gran Bretaña– dominado por los hombres blancos.
- Sobre estos momentos iniciales, dijo el barbadense Kamau Brathwaite en un
artículo de su autoría en Casa de las Américas:
Quienes escribieron sobre las Antillas durante el periodo de la esclavitud fueron
ingleses o criollos de orientación inglesa que aceptaron la esclavitud como algo
“dado”, aunque algunos de ellos pudieron haber desaprobado la esclavitud “como
sistema”. La obra que produjeron no fue, por tanto, “antillana”, sino “anglo-
tropical”. Sus modelos fueron los maestros metropolitanos, Dryden, Pope, James
Thomson, Cowper Thomas Gray, el primer Byron en poesía; o, peor, imitadores
menores de ellos. La ficción en prosa, en cambio, revela una imitación menos
obvia porque la mayor parte de las novelas sobre las Antillas en ese período son
picarescas o autobiográficas. Sus limitaciones surgen del hecho de que pocas de ellas
lograron registrar una experiencia realmente convincente.
- La novela se desarrolla como género de elección en todo el Caribe anglófono
desde 1903, año de aparición de la primera novela jamaicana: Becka’s Buckra
Baby, de Tom Redcam (Thomas H. McDermoth).
- En 1948, el periódico británico Life and Letters dedica un dossier a la West
Indian Literature, en donde aparece un texto de Peter Blackman titulado “Is
there a West Indian Literature?”. Algunas de sus ideas fundamentales son:
atribuye la ausencia anunciada en el título a un estado actual de subdesarrollo
artístico en las islas como consecuencia de la historia de la explotación
19
económica británica y la dominación cultural. Uno de los principales obstáculos
es la ausencia de un público lector en las West Indies. La mayoría de la
población, o bien no puede leer los libros, o no puede permitirse el comprarlos.
El escritor de las West Indies está, por tanto, forzado a mirar hacia afuera,
primeramente a Inglaterra, para encontrar un mercado que paradójicamente no
se corresponde con su audiencia ideal. Una manifestación de esta desposesión
económica generada por la política del imperio británico se refleja en las
migraciones masivas de West Indians novelists a Londres en la década de los 50.
Señala la presencia de los English values que se expresan en la imposición de
una norma lingüística que desconoce la herencia cultural y lingüística africana.
Al igual que Marcus Manley considera que el trabajo cultural de los escritores
Westindians contribuirá en gran medida a determinar el resultado de la lucha por
la nacionalidad y la autodeterminación.
- En los años 50 del siglo XX ocurre un boom de la novela anglocaribeña,
conocida como West Indian Literary Renaissance. Fue un fenómeno
principalmente británico, con base en un Londres que contaba con una
importantísima comunidad intelectual caribeña. Hubo una profusión de
creatividad y muchas obras publicadas durante la década. Esta eclosión se
expandió a la literatura en todos sus géneros –poesía, teatro y cuento– y a las
demás artes, sobre todo escultura y pintura. El interés creciente por parte del
público lo fomentaron y lo dirigieron nuevas instituciones que se fundaron para
impulsar la cultura autóctona: compañías de danza y de teatro, escuelas de artes
y oficios, etc.
- El exilio masivo que había tenido lugar desde años atrás suscitó un debate sobre
la responsabilidad de la persona escritora hacia su comunidad. Así, mientras el
barbadense Kamau Brathwaite manifestaba su temor de que el exilio alejara a
los escritores de sus raíces y los condujera a la incapacidad para explorar el
territorio físico, social, moral y emocional que constituía su
lugar de origen, el también barbadense George Lamming,
en The Pleasures of Exile (1960, publicada en Cuba), se
mostraba convencido de que, desde su exilio, los autores
permanecían firmemente anclados en la cultura caribeña con
un sentido de responsabilidad hacia esta idéntico al que

20
preconizaba Brathwaite. Sobre estos temas pueden consultarse obras muy
importantes como Tradition, the Writer and Society (1967), de Wilson Harris;
The West Indian Novel and its Background (1970), de Kenneth Ramchand; y
West Indian Poetry 1900-1970 (1971), de Edward Baugh. De este periodo diría
Lamming en Los placeres…:
El tercer suceso importante de nuestra historia es el descubrimiento de la novela
por los antillanos como forma de investigar y proyectar las experiencias interiores
de la comunidad antillana […] el novelista fue el primero que relató la experiencia
antillana desde dentro. Fue el primero en registrar la memoria antillana hasta donde
le fue posible remontarse. Es al novelista de las Antillas inglesas –que no existía
hacía veinte años- al que deben volverse el antropólogo y todos los demás que
intentan presentar tratados sobre los antillanos.

- De estos procesos migratorios derivan dos importantes escritores de la región:


Claude McKay, de Jamaica, con obras como Constab Ballads (1912), Home to
Harlem (1928) y Banana Bottom (1933); y Jean Rhys (Ellen
Gwendolen Rees Williams) (1894-1976), de Dominica, con
novelas fundamentales como Después de dejar al señor
Mackenzie (1930), Viaje a la oscuridad (1934), Buenos días,
medianoche (1939) y El vasto mar de los sargazos (1966),
publicada varias veces en Cuba y que ustedes tienen como
lectura obligatoria.
- Entre los 60 y 70 se produjo un fenómeno de recentralización de la actividad
cultural y crítica en el Caribe, y no en el exilio como había sucedido en los años
50. Se inician así la busca y la definición de una estética caribeña y tienen lugar
hondos debates sobre la experimentación lingüística y formal en la literatura,
sobre todo en relación con la nueva generación de escritores. Esta intensa
actividad dio lugar a que la década de los 70 se conoció como “la década de la
crítica”. Se produjo un cambio de orientación crítica, pasándose de las falsas
nociones de universalidad a una mayor apreciación de los contextos culturales y
políticos de la región.
- En los 70 se produjo una eclosión de voces nuevas en la poesía dub y la
performance, tanto en el Caribe como en Gran Bretaña. Esto fue debido en parte
a la nueva apreciación de la obra de poetas como la jamaicana Louise Bennett,

21
que propició una mejor recepción de la poesía oral como literatura. También
influyó mucho el barbadense Kamau Brathwaite, con su trilogía The Arrivants
(1973), construida como poesía experimental y que explora las posibilidades de
usar ritmos y formas musicales negras (cantos de trabajo de la época de la
esclavitud, espirituales, mento, ska, reggae, steelpan, calipso, jazz, blues). Como
veremos en próxima clase, la poesía dub combina la palabra y el sonido, con
fuerza y espíritu rebelde. Sus representantes fueron sobre todo poetas de la calle,
aunque también hubo poetas letrados. Se hicieron versiones instrumentales de
los éxitos del momento en LP y se improvisaba poesía en las fiestas; por su
origen oral y su carácter improvisado, nunca se publicó hasta finales del 80, por
lo que es difícil encontrar versiones finales de los poemas. Autores como Klyde
Broox nunca publicó en papel, aunque tiene el disco Literary Coup. Sobre este
fenómeno literario, en Cuba se ha publicado Cantos de resistencia, de Samuel
Furé Davis, Premio Pinos Nuevos.
- Durante las últimas décadas del siglo pasado se ha dado a conocer una gran
cantidad de nuevos escritores de novela, muchos de los cuales escriben y
publican en la diáspora europea o norteamericana. La diversidad de estos
autores, tanto en los temas como en su tratamiento literario, es demasiado
grande para recogerla en esta breve panorámica. Sus intereses literarios van
desde la articulación de la identidad, tanto caribeña como diaspórica en
narrativas de infancia, hasta la revisión del pasado colonial y esclavista y de sus
repercusiones en el Caribe contemporáneo, pasando por la novela de detectives;
y todo ello en estilos que abarcan desde formas de narrar más o menos
convencionales, hasta narrativas polifónicas y posmodernistas.
- La aceptación creciente de la literatura caribeña por parte del público lector y el
reconocimiento crítico cada vez mayor que tuvo lugar especialmente a partir de
los años 80 tiene, como es lógico, mucho de positivo para la propia literatura de
la región y también para las personas que tienen acceso a la riquísima aportación
cultural que supone una tradición tan diversa e hibridizada. No obstante, como
indican Alison Donnell y Sarah Lawson Welsh, editoras de un importante
manual de literatura caribeña anglófona (The Routledge Reader in Caribbean
Literature) aparecido en 1996, esta circunstancia supuso también que la
literatura del Caribe se viese absorbida por el canon poscolonial, ya que en estas
últimas décadas la literatura poscolonial se ha establecido como un campo muy

22
sólido de investigación académica en el mundo occidental, y es desde la teoría
poscolonial como se suele interpretar la literatura caribeña fuera de la región.
Como consecuencia, las peculiaridades culturales del Caribe –como la ausencia
de una lengua nativa o de una cultura precolonial, o la extraordinaria diversidad
étnica y cultural– corren el riesgo de ser homogeneizadas o incluso eliminadas
en el seno de este marco global que es el mundo poscolonial.
- Por otra parte, en esos últimos años se ha dado una apropiación de las literaturas
periféricas, entre ellas la caribeña, por parte del centro cultural que es Occidente
–piénsese en la reclamación de los premios Nobel no blancos del “tercer mundo”
(el santaluceño Derek Walcott, el trinitario V. S. Naipaul, o el nigeriano Wole
Soyinka) como parte de una literatura canónica “universal”–; a esto contribuye,
sin duda, el hecho de que tantos autores del Caribe escriban y publiquen en un
contexto de emigración. Así, Donnell y Lawson Welsh reflexionan que esta
situación de la literatura caribeña en el centro representado por las instituciones
académicas occidentales podría responder no tanto a una tendencia
contemporánea a la globalización, como a un movimiento perturbador propio del
neoimperialismo cultural. Esta usurpación cultural ya la puso de manifiesto en
su día George Lamming, cuando en 1960 criticaba la apropiación por parte de
Inglaterra de los autores caribeños de los años 50 y se preguntaba para quién
escribían estos autores. Más recientemente, Merle Hodge, escritora y crítica de
Trinidad, ha denunciado también la falta de soberanía cultural de los países
caribeños, invadidos por el turismo y por los medios de comunicación
occidentales, y ha subrayado la necesidad de crear modelos culturales
alternativos que sirvan para definir la identidad caribeña sin recurrir a patrones
extranjeros neocolonialistas.

Veamos ahora algunos otros representantes importantes por los más significativos
núcleos literarios nacionales, como hicimos anteriormente.

JAMAICA
- A comienzos del siglo XX había un vacío literario, no había una elite criolla
contra la que plantarse desde el punto de vista literario. En el país además se
llevó a cabo el sistema de plantaciones absentistas, que funcionaban sin

23
instituciones asociadas y sin voluntad fundacional en la región. Por otro lado, sí
existía una fuerte cultura popular nacional y una fuerte literatura oral en creol.
- Tom Redcam (Thomas H. McDermoth), una figura de entresiglos, fue
importante como promotor cultural y editor de Jamaica Times. Fundó All-
Jamaica Library, primera casa editorial pensada para público jamaicano, con
precios bajos, temas jamaicanos y todos los géneros. Sus novelas no eran
buenas, pero sí muy populares. Mostraba preocupación por los afrosaxos:
jamaicanos con piel negra que imitaban la cultura metropolitana. Además de La
muñeca blanca de Becka (1903), publicó Una niña negra y___ (1909) y Orange
Valley and other poems (1951, posmortem). En la segunda de sus novelas
publicó “Un prefacio inusual”, donde manifestó sobre la literatura en Jamaica:
“Only by this minimum of fair play can there ever be the slightest chance of
fostering the growth of an Island Literature”.
- Herbert G. De Lisser fue editor por más de 30 años de Jamaican Daily Gleaner
y autor de Jane’s Career: A Story of Jamaica (1914), con un personaje
protagónico negro por primera vez, que se expresa con rasgos del creol de
acuerdo a su raza y clase.
- Claude McKay es el primer escritor de envergadura en Jamaica. En 1912
publica su primer libro de poesía, Songs of Jamaica, con poemas escritos en
patois (dialecto conformado a partir de una mayoría de palabras inglesas, pero
con estructura africana). Ese primer libro fue excepcional, porque la poesía
entonces era más reticente para aceptar esos términos creoles. La crítica lo
recibió como “local literature”. Fue el primer escritor importante del Caribe
anglófono que se exilió por motivos profesionales, un camino que en esta misma
época siguieron muchas otras personas. Participó en el Renacimiento de Harlem,
en EE. UU., y escribió tres novelas: Home to Harlem (1928), éxito de ventas con
el que ganó el premio Harmon de Oro de literatura; Banjo (1929) y Banana
Bottom (1933), que aborda uno de los temas más productivos de las letras
caribeñas: el dilema de la persona negra que debe tratar de preservar su
identidad en un mundo donde la norma imperante es blanca. Además tiene una
colección de relatos cortos, Gingertown (1932), y dos libros autobiográficos: A
Long Way from Home (1937) y Harlem: Negro Metropolis (1940). Su libro de
poesía Harlem Shadows (1922) estuvo entre las primeras publicaciones del
Renacimiento de Harlem. Entre sus más famosos poemas de este periodo se

24
encuentran el comprometido “Si debemos morir” (1919), escrito durante el
Verano Rojo, un periodo de intensa violencia racial contra los negros en las
sociedades angloamericanas. Esto tuvo lugar en una etapa de su poesía que
señaló el comienzo de su vida como escritor profesional.
- Andrew Salkey, nacido en Panamá, tiene obras importantes como Hurricane
(1964) y Anancy’s Score (1973).
- Roger Mais publicó Las montañas jubilosas (1953), donde la alienación y la
desposesión se ponen de manifiesto en un proceso de cambio. Mais no sitúa la
acción en la Jamaica rural, sino en los suburbios deprimidos de Kingston. Esta
novela está publicada en Cuba.
- Otros autores de Jamaica que vale la pena mencionar son Orlando Patterson,
Sylvia Winter, Erna Brodber, Olive Senior, John Hearne, Michelle Cliff y
Joan Riley.

TRINIDAD Y TOBAGO
- Es importante The Beacon Group, asociado a la revista The Beacon, que
seleccionaba para su publicación solo aquellas obras que contenían personajes,
escenarios, situaciones y hablas propias de la región, y rechazaba aquellas obras
que imitaban modelos extranjeros y, por lo tanto, carecían de autenticidad. Esta
política editorial revela el profundo compromiso de las autoras y autores de la
época con la definición de una identidad cultural distintiva que solo se podría
conseguir mediante la ruptura con la tradición inglesa.
- Asociado a este grupo comienza a surgir la conocida como The Barrack-Yard
Literature, o literatura de solar, pronunciada contra la imitación, con
representantes como Alfred H. Mendes (Lago de brea de 1934 y Faunos negros
de 1935); C. L. R. James (Minty Alley de 1936) y Ralph de Boissiere (La joya
de la corona de 1952 y Rum and Coca Cola de 1956). De este último autor,
también ensayista, recomiendo con mucho entusiasmo su libro de historia Los
jacobinos negros, sobre la Revolución haitiana, que ha sido publicado en Cuba.
- Samuel Selvon publicó Un sol más brillante (1952) y Los londinenses solitarios
(1956), que fue uno de los primeros experimentos narrativos en criollo como
lengua de la narración y no solo del diálogo. Selvon utilizó una versión
modificada del habla de Trinidad para narrar las duras experiencias vitales de un
grupo de inmigrantes caribeños en Londres y sus dificultades de adaptación e

25
integración en una sociedad racista que está muy lejos de considerarlos, como
ellos esperaban al llegar allá, ciudadanos británicos. En esta novela se inspiró la
importante película de Horace Ové, Pressure.
- V. S. Naipaul es el representante trinitario más conocido internacionalmente,
sobre todo a partir de la obtención del Nobel de literatura, aunque él mismo no
se consideraba caribeño, sino inglés. Entre sus obras más importantes se
encuentran El curandero místico (1957), donde describe la sociedad de Trinidad
en su diversidad racial y cultural, pero con una lógica atención al grupo étnico
de origen asiático al que él mismo pertenece; y Una casa para el señor Biswas
(1961), que marca un cambio en la orientación de su producción literaria, pues
adquiere una mayor complejidad y un tono más filosófico y alegórico, al
analizar la búsqueda de la identidad propia por parte del individuo poscolonial a
través de la simbología de la casa en construcción como espacio de identidad.
- Otros autores de Trinidad y Tobago que vale la pena mencionar son Earl
Lovelace, Dionne Brand, Willie Chen y Marion Patrick Jones.

BARBADOS (era conocida como Little England, porque su cultura era más imitadora)
- George Lamming es uno de sus representantes más conocidos, abarcadores y
agudos. Fue gran amigo de Casa de las Américas y asesor de su revista Anales
del Caribe. Tiene importantes novelas como En el castillo de mi piel (1953),
publicada en Cuba, que es uno de los máximos exponentes de la novela de
infancia, la cual experimentó un gran auge en este período. La obra de
Lamming, situada en su Barbados natal, es una exploración del proceso de
crecimiento de un niño barbadense en paralelo a los cambios que llevan a la isla
de ser una sociedad feudal basada en el sistema de plantaciones hasta los inicios
del movimiento independentista. También publicó Los emigrantes (1954), De la
edad y la inocencia (1958), Temporada de aventura (1960) y Los placeres del
exilio (1960), mencionada anteriormente.
- Edward Kamau Brathwaite, fundamentalmente poeta, también ha publicado
ensayos y novelas. Es importante en la defensa de la lengua criolla y de un ritmo
propio en la literatura caribeña, con un criterio aglutinador para toda la región.
Ha sido publicado en Cuba y ha obtenido el Premio Casa de las Américas en
más de una ocasión.

26
GUYANA
- De Jan Carew se ha publicado en Cuba Midas negro (1958), que desarrolla el
mito del pork-knocker.
- Edgar Mittelholzer publicó importantes obras para ir conformando la historia
literaria de la región, como Una mañana en la oficina (1950) y Kaywana Trilogy
(1952-1958).
- Wilson Harris es uno de los autores más recomendados de este núcleo literario,
con una obra compleja y muy rica desde el punto de vista simbólico (se le ha
comparado con José Lezama Lima). Publicó el cuarteto de Guyana, conformado
por El palacio del pavorreal (1960), El largo viaje de Odín (1961), Toda la
armadura (1962) y La escalera secreta (1963).
- Otros autores de Guyana que vale la pena mencionar son David Dabydeen,
Fred D’Aguiar, Janice Shinebourne, Beryl Gilroy y Pauline Melville.

Por otro lado, no quiero dejar por lo menos de mencionar a estos otros autores por
núcleos literarios menos importantes, pero cuya obra es fundamental. Algunos de ellos
los veremos más adelante en clases:
- de St. Kitts: Caryl Phillips
- de Granada: Merle Collins
- de Belice: James Martinez
- de Antigua: Jamaica Kincaid
- de Santa Lucía: Derek Walcott
- de Dominica: Jean Ryhs

En los materiales complementarios de la clase se incluye una selección de ensayos


publicados en Anales del Caribe sobre la literatura del Caribe inglés.

27
CARIBE FRANCÉS

“Haití”, de Préfete Duffaut (1977)

- El principal foco literario del Caribe francés es Haití; sin embargo, hay también
focos importantes en Guayana Francesa, Guadalupe, Martinica y Santa Lucía.
- La posesión caribeña más importante para Francia llegó en 1664, con la
fundación de la colonia de Saint-Domingue (hoy Haití) en la mitad oeste de la
isla hispana de La Española. En el siglo XVIII, Saint-Domingue creció para ser la
colonia azucarera más rica del Caribe. La parte oriental de la Española (hoy
República Dominicana)
también estuvo bajo
dominio francés por un
corto periodo, después
de ser entregada por
España a Francia en
1795.

28
Sobre el desarrollo de la literatura en las Antillas Francesas (Martinica, Guadalupe,
Guayana Francesa), deben destacarse los siguientes elementos:
- Es importante la fundación de Luciole, revista fundada en Martinica en 1927 por
Gilbert Gratiant, quien con un texto que es casi un manifiesto poético, una
poética de la identidad, habla de las luciérnagas de las letras que llenarán de luz
las páginas de esa revista y que estarán compuestas tanto de un pensamiento del
cercano Occidente como del esfuerzo martiniqueño. Dos discípulos de Gratiant
en el colegio de Fort-de-France fueron Aimé Césaire y Leon Gontran Damas
(de la Guayana Francesa), quienes hicieron suya la búsqueda de palabra nueva,
que fuera capaz de mostrar una poética de la identidad, más que un discurso
identitario, de manera que rindiera mejor cuenta de la realidad antropológica,
social y cultural de las Antillas.
- El viaje a Francia de muchos individuos y el encuentro de la intelectualidad
caribeña en París, así como la confrontación con el europeo y el encuentro con el
africano, caracteriza a estas Antillas. A partir de ese momento, desde la década
del 30 del siglo pasado, comienza a percibirse la historia construida sobre la
base de la discriminación. Las vanguardias europeas de los años 30 fomentan la
idea de la decadencia de Occidente y promueve el “descubrimiento” del
continente africano, de su cultura y de su historia, lo cual también se aprovecha
en la literatura regional. De este encuentro parte, por ejemplo, la obra de Aimé
Césaire.
- En Francia, en el período de entreguerras, donde tantos escritores coincidieron,
se hallaba presente la idea de la fuerza de la identidad cultural como motor de la
historia, idea que constantemente alimenta el pensamiento de las Antillas
francesas y que Roger Ménil, entendiéndolo como un romanticismo de nuevo
tipo, llamó “romanticismo antillano”. Analizando la generación de Jacques
Roumain y Aimé Césaire se descubre que les alimenta la idea de Novalis de
que toda poesía debe ser legendaria y feérica y que el conocimiento poético es el
único medio para sobrepasar la alienación nacida de la historia, puesto que
conecta al ser con su pueblo y consigo mismo.
- Es también importante por estos años la exploración de las literaturas de
América en su conjunto y el encuentro con autores de Cuba como Alejo
Carpentier, Wifredo Lam y Nicolás Guillén, así como con otros como Claude
McKay y el Black Renaissance de Harlem, los jóvenes poetas de la revista

29
Viernes en Venezuela o la nueva generación haitiana alrededor de las revistas La
Trouée y Les Griots.
- La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) deriva en la ocupación de las islas
francesas y la Guayana por el gobierno fascista francés. Muchos de los
antillanos se embarcan hacia Europa para, junto a las tropas aliadas, luchar
contra el fascismo, entre ellos Frantz Fanon. La búsqueda de las expresiones de
la identidad regional en las Antillas francesas cobra fuerza a raíz de la ocupación
fascista y en buena medida a partir de la labor realizada por la revista Tropiques
y de toda la generación que la conforma y a ella se debe. Decía Suzanne
Césaire en el primer número de Tropiques:
Il est maintenant urgent d’oser se connaître soi-même, d’oser s’avouer ce qu’on est,
d’oser se demander ce qu’on veut être. Ici aussi des hommes naissent, vivent et
meurent. Ici aussi se joue le drame entier… Il est temps de se ceindre les reins
comme un veillant homme.
- La importancia de la revista Tropiques, de Martinica, se anunció en la clase
pasada. Dicha revista representó el programa cultural de una generación que se
abrió paso en las Antillas francesas sobre los años 30. De Guadalupe se unieron
Guy Tirolien y Paul Niger; así como Aimé Césaire, Suzanne Césaire y René
Ménil, de Martinica. La revista publicó catorce pequeños números en Fort-de-
France, de 1941 a 1943. Realizó exploraciones en el folklore, la botánica, la
etnología, la historia popular…; y publicó cuentos creoles, adivinanzas y
proverbios de las veladas “cric et crac” (de las cuales hablaremos en otro
momento). Todo el grupo defendía una idea de la literatura como posibilidad de
creación de una poética de la identidad –antes que de un discurso identitario–
que pasa inevitablemente por los problemas de raza, mestizaje y relación
colonizador-colonizado. Y además defendían la natural surrealidad de la realidad
caribeña: lo que decía André Breton, que vimos en la clase pasada y que se
conecta con las ideas de Alejo Carpentier sobre lo real maravilloso. Recordemos
Martinique, charmeuse des serpents, de André Breton, quien se percata de una
realidad del poeta antillano: la vinculación de su poética a su paisaje, la
frecuentación meticulosa de su paisaje natal y su país, la concepción de esa
relación entre una poética de la identidad y una poética de la naturaleza –de la
que luego hablará Édouard Glissant– en la isla-madre-naturaleza es lo que le

30
dona a la poesía antillana ese influjo surrealista natural, ese surrealismo que es
realismo, ese “aimer et mourir au pays que lui ressemble”.
- La departamentalización es una condición actual, como departamentos de
ultramar (DUM), de muchos de estos territorios, y este ha sido un motivo de
mucho debate entre artistas e intelectuales, con diferentes posiciones sobre el
tema. Por ejemplo, si bien el martiniqueño Glissant ha sido muy crítico con lo
que de asimilación cultural se ve implicado en esta definición política, no hizo
nunca declaraciones o asunciones de independentismo político, tampoco Frantz
Fanon, por más que criticó duramente las relaciones de colonialidad en
Martinica.
- Un hito en el desarrollo literario (y cultural en sentido amplio) de esta región fue
el movimiento de la negritud, cuyas ideas principales estaban en conexión con el
panafricanismo y con el Black Renaissance de Harlem. De este movimiento
surge el Cuaderno de un retorno al país natal (1949), del martiniqueño Aimé
Césaire, un largo poema sobre el que nos detendremos más en próxima clase y
que ustedes tienen como lectura obligatoria del curso. También surge el Elogio
de la creolidad (1989), de Patrick Chamoiseau, Jean Bernabé y Raphäel
Confiant, un libro que ya vimos en la clase anterior y del que seguiremos
hablando en próxima clase. Los autores de este libro se declararon hijos de
Césaire, considerado como el primero que les restituyó su dignidad. Ya en 1983
Raphaël Confiant y L. Félix Prudent habían publicado el artículo “El creol:
lengua propia del Caribe”, en Correo de la Unesco, para rechazar las teorías
sobre el creol como lengua derivada del francés o de una lengua franca africana;
estos autores prefieren la concepción de una lengua mixta, mulata, cuyo léxico
presenta un 80 % de francés pero con estructuras gramaticales y sintácticas
observables en algunas lenguas actuales africanas. Proponen mejor considerar su
función sociolingüística para definirlo y observan que si bien en Haití la
situación es otra (un 80 % de la población es creolhablante monolingüe), igual
que en Santa Lucía y Dominica (en donde el creol de base francesa se ha ido
mezclando con la lengua oficial: el inglés), en las demás Antillas Francesas cada
vez más iba desapareciendo, según algunos lingüistas, mezclándose en una zona
intermedia –interlecto– con la lengua dominante y ello llevaría a una refundición
con la lengua madre. Para los autores ello no debía admitirse tal cual, pues el
creol constituye un factor de identidad cultural, de unidad con una historia

31
reiteradamente puesta en duda, de salvaguarda cultural. Para ilustrar la
importancia de esta batalla por el creol, veamos este fragmento autobiográfico
de Yanique Guiteau Dandin:
Bajo la dictadura, no había mucha gente que pudiera hacer algo cuando se
percataba de las cosas, cuando se enfurecía. Podías entonces buscarte un problema.
Fue durante la escuela que mi voluntad por cambiar el país se desató. Sentí que
debía haber una batalla. Así empecé a trabajar en el movimiento por el creole. La
cuestión del creole era realmente un tabú en ese momento. En la escuela, no se nos
permitía hablar creole, nos veíamos obligados a hablar sólo francés. Cuando nos
dijeron que no habláramos creole en la escuela, era como decirle a la gente: no
hablen […]. Creamos organizaciones estudiantiles para iniciar realmente la lucha.
Este fue un acto de resistencia, decir que no ibas a hablar francés en la escuela. La
lucha en la escuela por incorporar el creole fue una resistencia contra toda la
estructura social […]. Toda la población estaba marginada por la exigencia de
hablar francés, mientras la mayoría sólo hablaba creole y no iba a la escuela.
- El movimiento de la creolidad es el caldo de cultivo de numerosos relatos que
forjarán una tendencia fuerte dentro de la narrativa antillana hasta la
contemporaneidad. Por ejemplo, Texaco, de Patrick Chamoiseau, con el que
este autor obtuvo el Premio Goncourt de literatura anglófona; Agua de café y La
virgen del gran retorno, de Raphaël Confiant; La gran deriva de los espíritus,
de Gisèle Pineau; El hombre del palo y Tambor-Babel, de Ernest Pépin; o Yo,
Trésilien-Théodore Augustin, del martiniqués Xavier Orville. Estos autores, que
se diferencian por sus sensibilidades específicas o por sus convicciones
ideológicas, ponen en escena, no obstante, obsesiones comunes relacionadas, por
una parte, con la indefinible identidad antillana, oscilante entre la “francesidad”
fantaseada y la “criollidad” despreciada, y por otra, con el doloroso recuerdo del
pasado de la trata y del esclavismo. El universo que evocan estos temas es un
mundo donde lo real convive con lo mágico, las risas con el llanto, la brutalidad
de los “hombres del palo” con el heroísmo cotidiano de personajes femeninos,
de los cuales Marie-Sophie Laborieux, narradora y protagonista de Texaco, sigue
siendo indudablemente el prototipo ejemplar.
- Por haberse mostrado poco adecuado el francés hiperclásico de autores como
Aimé Césaire para expresar toda la intimidad de la realidad criolla y por no ser
aún el creol una lengua constituida, los defensores de la creolidad se han visto
obligados a inventar su propio lenguaje, que, sin renunciar a las leyes de la

32
retórica francesa, deja sentir la influencia de los maestros cuentistas y la
entonación de los dialectos populares. Fruto de la convivencia de dos idiomas,
esta lengua, que Milan Kundera llamó “el francés chamoisisé” (“chamoisisado”,
de Chamoiseau), nos muestra la poderosa creatividad de la novela antillana
contemporánea.
- Otro hito literario y cultural del que hablaremos más en la próxima clase fue el
movimiento de la negritud, entendida a la manera de Frantz Fanon, en Piel
negra, máscaras blancas (publicado en Cuba): un primer momento necesario de
afirmación, de resistencia ante el blanqueamiento, la asimilación, pero que luego
debe ser superada pues se convierte en otra prisión del espíritu, en otro encierro.
Léopold Sédar Senghor y Aimé Césaire inventaron en 1933-1935 la palabra
negritude (“negritud” o calidad de negro). Este término, definido como el
conjunto de valores culturales y espirituales de la civilización negroafricana, ha
sido el principal instrumento ideológico de la liberación de los negros
colonizados. Antes que discutir sobre una independencia política, se habla en
términos de independencia cultural, tal como se aprecia en las ideas de Fanon en
Los condenados de la tierra (también publicado en Cuba), donde habló siempre
en términos de descolonización cultural como base y fin fundamental de la
descolonización política. Fanon fue muy leído por muchos autores caribeños y
particularmente cubanos durante los años 60, así como también Buenos días y
adiós a la negritud, del haitiano René Depestre (publicado en Cuba).
- Otros autores contemporáneos del Caribe francófono que merecen mencionarse
son René Maran y Joseph Zobel, de Martinica; Maryse Condé, Simone
Schwatz Bart, Daniel Maximin, Ernest Pépin y Gisèle Pineau, de Guadalupe
(estos últimos, todos publicados en Cuba).

Veamos ahora, con más detenimiento, solo un caso dentro de este núcleo literario
francófono: el caso de Haití. Muchos estudiantes del grupo ya cursaron una asignatura
optativa sobre literatura haitiana, por lo que puede ser que mucha de la información que
se ofrece a partir de ahora les sea repetida.

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HAITÍ
- Haití es el único país del Caribe francés que ha
logrado su independencia: la Revolución Haitiana
tuvo lugar entre 1791 y 1804. Como ya deben saber,
luego de ese proceso (apasionante y complejo), la
clase que toma el poder no es la de los campesinos
negros, otrora esclavos, sino la de los mulatos
afrancesados. Su primer presidente fue analfabeto y
el país sufrió aislamiento luego de la independencia,
que se obtuvo sin que existiera una verdadera
conciencia nacional: lo que importaba era sobre todo la
abolición de la esclavitud. A partir de entonces el país
fue asediado por varias potencias. La Revolución
haitiana ha sido literaturizada o estudiada en
muchísimas obras, de las cuales quisiera recomendar las
novelas El reino de este mundo y El Siglo de las Luces,
de Alejo Carpentier; los ensayos Los jacobinos negros,
de C. L. R. James y Toussaint Louverture. La
revolución francesa y el problema colonial, de Aimé Césaire; las obras de
teatro Henri Cristophe, de Derek Walcott, Monsieur Toussaint, de Édouard
Glissant, La tragedia del Rey Cristophe, de Aimé Césaire, Dessalines ou la
passion de l’independence, de Vincent Placoly y Boulva Jan Jak Desalin de
George Castera, Syto Cavé y Lyonel Trouillot.
- En la literatura haitiana es muy
fuerte la presencia temática y
simbólica de la mitología vodú.
Durante la ocupación
norteamericana se difundieron
los mitos sobre los zombies y
sobre la violencia y el salvajismo
vodú. Sobre esto hablaremos más
en clase próxima.
- El rescate del vodú va de la mano del rescate del creol, que tuvo escasos
ejemplos durante el siglo XIX, como es el caso de “Choucounne”, un poema de

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amor en creol musicalizado, con letra de Oswald Durand y música de Mauléar
Monton. La recuperación del creol en Haití se basaba en la siguiente expresión:
“il es difficile de commencer une phrase en francais sank o upa fini-l an kreyol”,
es decir, una expresión que en sí misma se construye primero en francés y luego
va mutando hacia el creol. La polémica acerca de los valores literarios del creol
pasa por ideas retrógradas como las de Jean Joseph Vilaire (“Ese dialecto
hablado por el pueblo no es propio para expresar ideas elevadas, sentimientos
nobles, y, en consecuencia, es totalmente inadecuado para el haitiano”) y por
defensas fervientes, como la de Félix Morisseau-Leroy:
Sin el creole no lograremos jamás transformar a las masas haitianas en
comunidades conscientes de las técnicas de la agricultura, de los beneficios de la
higiene, de la ventaja de las cooperativas, de los derechos y deberes ciudadanos
[…]. Sin la lengua creole no lograremos jamás la libertad de expresión para niños y
adultos de forma que una comunidad nacional articulada pueda participar en los
debates que decidirán el futuro de todos.
- A todo lo largo del siglo XIX no se encuentra un discurso de nación o de
identidad en Haití y los modelos que mimetizan son aquellos de las dinastías y
aristocracias blancas las cuales, por su parte, les prestan cero atención al caso
haitiano: se declara una muralla de silencio político y económico ante el
escándalo de esa nación de negros libertados. Esa situación llega hasta hoy, pues
Haití es muy despreciada por los países metropolitanos, incluso por aquellos que
le deben tanto históricamente. Como resultado de la temprana independencia,
paradójicamente, Haití es hoy un país con el 87 % de la población analfabeta y
se encuentra entre los países más pobres del mundo.
- De los años iniciales del siglo xx merece destacarse la
Generación La Ronde, vinculada alrededor de una revista
entre 1890-1915. A esta generación pertenecieron Fernand
Hibbert, conocido como un Balzac negro y autor de la novela
Sena (publicada en Cuba), sobre los problemas económicos,
políticos y sociales que precedieron a la ocupación
norteamericana de 1915.

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- Si bien alcanzó su independencia en 1804, no será hasta
principios de siglo XX en que Haití experimente un verdadero
nacimiento literario con la generación del indigenismo, la
indagación en una cultura popular, en una identidad propia y en
las raíces religiosas, así como la relación con Europa y sus
modelos culturales, todo esto avivado por la ocupación
norteamericana que tuvo lugar de 1919 a 1934. Entre esta
generación merecen ser destacados Jean Price Mars, con Así
habló el tío; Jacques Roumain, con Gobernadores del rocío;
y Jacques Stéphane Alexis, con Compadre General Sol (las
tres publicadas en Cuba). Fue importante la relación de esta
generación con Cuba y las vanguardias de los 30, y en especial
la amistad entablada entre Nicolás Guillén y Jacques Roumain.
De hecho, la literatura haitiana es la más cercana a la cubana
con sus condicionamientos históricos comunes. Por otro lado,
cuatro revistas seguirán lo señalado por Jean Price Mars para
explorar las raíces negras de la
identidad haitiana: La Revue Indigène,
La Trouée y Les Griots. Durante los años 30 y 40, con
el indigenismo, se traducirán numerosas obras de la
literatura universal al creol; tal es el caso de la
Antígona, por Felix Morisseau-Leroy, y Edipo Rey,
por Frank Fouché.
- Un hito importante de la literatura haitiana es el movimiento
espiralista de la década del 60, del cual hablamos en la clase
pasada. Su principal representante fue Frankétienne, con
novelas como Dézafi, Ultravocal y Les Affres d'un défi; o
con obras de teatro como Pelin-Tét, sobre dos emigrantes
haitianos en Nueva York que dejan ver las heridas de la
dictadura de los Duvalier. También participan del
movimiento Jean Claude Fignolé y René Philoctéte. Se apoyan en la estética
del caos y en la idea de la espiral como expresión visual y como estrategia de
movimiento (contra la zombificación y hacia la huida del cimarronaje). La

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espiral también tiene que ver con la dimensión mística del trance del imaginario
vodú. Este aspecto de la espiral se comparte con Glissant, como también vimos.
- Otros representantes de la literatura haitiana contemporánea que merecen ser
mencionados son Dany Laférriere, Emille Ollivier, Edwidge Danticat,
Lyonel Trouillot, Evélyne Trouillot (publicada en Cuba), Georges Castera
(publicado en Cuba), Jean Phillipe Dalembert (publicado en Cuba, pues obtuvo
el Premio Casa), Anthony Phelps (publicado en Cuba) y Gary Victor
(publicado en Cuba).

CARIBE HISPANO

“Merengue”, de Jaime Colson (1938)

- El Caribe hispano fue conformado por colonias de población, donde los


colonizadores se preocuparon por asentarse. Como ya se dijo anteriormente, es
en esta área que se emplazó la primera Universidad en fecha tan temprana como
1538.
- Aquí comenzó a emerger, desde fines del siglo XVIII, una tradición literaria
criolla que se fue sedimentando a lo largo de la siguiente centuria, más o menos
al mismo ritmo de lo que ocurría en otros territorios latinoamericanos.

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- El desarrollo de la literatura del Caribe hispano (Cuba,
Puerto Rico y República Dominicana) es muy similar entre
sí. Como ya ustedes estudiaron bien la literatura cubana,
transitaremos rápidamente por esta área, pues básicamente
su comportamiento histórico y cultural ya es sabido por
ustedes. Junto a estas líneas verán las imágenes de cubierta
de dos cuadernos publicados por Casa de las Américas que
pudieran ser útiles para precisar detalles históricos y
culturales de Puerto Rico y República Dominicana; ambos
de la autoría de Armando Bayo y pertenecientes a la
colección Nuestros Países.

REPÚBLICA DOMINICANA
Breve cronología histórica de República Dominicana:
- 1795: Tratado de Basilea, con el que España cede su parte de La Española a
Francia, quien ya tenía la colonia de Saint Domingue.
- 1809: se restablece la soberanía española.
- 1821: los dominicanos se levantan en armas y proclaman la independencia del
Estado Libre del Haití Español.
- 1822-1843: ocurre la ocupación militar haitiana.
- 1844: Ramón Mella y Francisco del Rosario fundaron la República Dominicana.
- 1861: Pedro Santana (primer presidente) ofreció el país a la metrópoli española.
- 1865: se proclamó la Segunda República.
- 1868: asume la presidencia Buenaventura Sáenz e intenta anexionar el país a EE.
UU.
- 1905: firma de acuerdo con EE. UU., quien pasa a controlar la aduana
dominicana.
- 1916-1924: ocupación militar norteamericana.
- 1930-1961: dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.
- 1963: Juan Bosch como primer presidente elegido democráticamente. Es
depuesto por un golpe cívico militar.
- 1964-1965: guerra civil y ocupación militar norteamericana.
- 1966: Joaquín Balaguer gana las elecciones, estará intermitentemente hasta
1996 (tenía 88 años).

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Breve recorrido por los principales hitos de la literatura
dominicana:
- Durante el siglo XIX es relevante la tradición indianista, con
obras como Fantasías indígenas, de José Joaquín Pérez;
“Anacaona”, de Salomé Ureña de Enríquez; o Enriquillo,
de Manuel de Jesús Galván (publicado en Cuba).
- Como figura de entresiglos destaca Tulio Manuel Cestero,
con obras como El jardín de los sueños, Ciudad romántica o
La sangre (también publicada en Cuba). Este autor
participaba de las corrientes romántica y modernista.
- Durante el siglo XX, además de la cuestión indígena cobra
importancia la cuestión haitiana, por los largos conflictos
entre las dos naciones que comparten fronteras, pero con
historias muy diferentes. De aquí pueden mencionarse
Trementina, clerén y bongó, de Julián González Herrera, y
El Masacre se pasa a pie, de Freddy Prestol Castillo.
- Una de las figuras más emblemáticas y queridas de este país es
Juan Bosch, quien además de narrador y ensayista se
desempeñó como político. De él se han publicado su
compilación de cuentos en Cuba, además de su famoso ensayo
De Cristóbal Colón a Fidel Castro: el Caribe, frontera
imperial.
- Otros autores dominicanos que deben mencionarse son Marcio Veloz Maggiolo,
Pedro Vergés, Chiqui Vicioso y Pedro Mir (todos publicados en Cuba), y los
más comtemporáneos Junot Díaz (publicado en Cuba) y Rita Indiana.

PUERTO RICO
Breve recorrido por la historia de Puerto Rico:
- Fue llamada por los habitantes nativos como “Boriquén” o “Borinquén”, lo cual
ha proporcionado el aún existente “boricua”.
- Los africanos, en su mayoría, fueron establecidos en la zona oriental de la isla,
en pueblos como Vieques, Loíza y Ponce, que todavía tienen una alta densidad
poblacional afrodescendiente.

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- 1868: Grito de Lares (labor organizativa de Ramón Emeterio Betances).
- La lucha por la autonomía llegó casi a alcanzar su propósito el 25 de noviembre
de 1897, cuando la Carta Autonómica, que concedía autonomía política y
administrativa a la isla, fue aprobada en España.
- EE. UU. entró en la historia puertorriqueña al invadir la isla el 25 de julio de
1898 durante la Guerra Hispana-Cubana-Estadounidense. El 10 de diciembre de
1898 se firmó el Tratado de París, por el que Puerto Rico y el resto de los
territorios coloniales (Cuba y Filipinas) del Imperio español se cedieron a EE.
UU.
- 1900: Ley Foraker: la isla es declarada colonia.
- 1917: otorgamiento de la ciudadanía estadounidense mediante la Ley Jones.
- 1936: encarcelamiento de Pedro Albizu Campos, líder del Partido Nacionalista
(10 años).
- 1946: primer gobernador puertorriqueño.
- 1948: Ley Mordaza aprobada por el gobernador de la isla.
- 1950: Grito de Jayuya (Blanca Canales y Pedro Albizu Campos).
- 1952: Muñoz Marín indujo a Puerto Rico a obtener el estatus de Estado Libre
Asociado, bajo la Constitución del mismo, que es la situación política actual en
la isla.
- 1954: protesta en el Congreso de EE. UU. y encarcelamiento de Lolita Lebrón y
Pedro Albizu Campos.
- 2003: Sucesos en la isla de Vieques. Salida de la marina de EE. UU.
- El inglés y el español han sido los idiomas oficiales de Puerto Rico, si bien
predomina el uso del segundo idioma.

Breve recorrido por los principales hitos de la literatura dominicana:


- Durante el siglo XIX, como en Cuba, predomina la literatura costumbrista, con
representantes como Manuel Alonso, autor de El Gíbaro [sic]. Cuadro de
costumbres de la Isla de Puerto Rico; Alejandro Tapia y Rivera, con La palma
del cacique, leyenda primitiva de Puerto Rico, dentro de la tendencia
indigenista, o con Póstumo envirginiado, historia de un hombre que se coló en
el cuerpo de una mujer, dentro de la tendencia satírica.

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- Un autor emblemático del descubrimiento nacionalista de Puerto Rico durante el
siglo XIX es Eugenio María de Hostos, publicado en Cuba. Fue autor de varios
libros de ensayo e historia, así como de la novela La peregrinación de Bayoán.
- Como autor entresiglos, es importante Manuel Zeno
Gandía, publicado en Casa de las Américas a partir de su
novela más importante: La charca. Dijo este novelista para
explicar su obra: “Creo que la novela que no surge de la
vida es monstruosa y perjudicial […] lo que nos rodea es
bello aunque sea feo […]. El arte realiza lo de afuera […] y
[…] ni debe malearse con subjetivismos pueriles, ni
mancharse con ficciones malsanas. En lo externo está todo”.
- Ya en el siglo XX aparece Insularismo, de Antonio S. Pedreira, un texto
presentado en la clase anterior y donde su autor expone que: “existe el alma
puertorriqueña disgregada, dispersa, en potencia, luminosamente fragmentada,
como un rompecabezas doloroso que no ha gozado nunca de su integralidad”.
Aquí se propone una amplia concepción acerca de la insularidad, asociada con el
aislamiento geográfico y la gravitación hacia dentro del habitante de las islas. La
condición insular limita la experiencia vital: se habla del “cinturón de mar que
nos cerca y nos oprime”. Se propone un insularismo psicológico que acomoda al
ser humano a lo rutinario y estático, a la desidia mental; y se concluye que no
hay dónde acomodar la identidad. Este texto de Pedreira se ofrece como material
complementario de la clase.
- La Generación del 40 renueva la narrativa puertorriqueña, con autores como
Pedro Juan Soto (Spiks, Usmaíl y Ardiente suelo, fría estación); Emilio Díaz
Valcárcel (Proceso en diciembre, Figuraciones en el mes de marzo o Harlem
todos los días); y René Marques (La víspera del hombre y En una ciudad
llamada San Juan).
- Otros autores que es necesario mencionar dentro de la literatura puertorriqueña
son Ana Lydia Vega, Rosario Ferré y Luis Rafael Sánchez, cuya novela La
guaracha del Macho Camacho ha sido publicada por Casa de las Américas.

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