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Arquitectura colombiana en el siglo XX: edificaciones en

busca de ciudad
Por: Saldarriaga Roa, Alberto

 
 

JUNIO 1999.

 
 
 
Arquitectura colombiana en el siglo XX: edificaciones en busca de ciudad. 
Por: Alberto Saldarriaga Roa.

Tomado de: Revista Credencial Historia. 


(Bogotá - Colombia). Junio 1999. No.114

 
 
El proceso

Un primer hecho importante sucedido en este siglo fué el


descubrimiento de la arquitectura como una disciplina
autónoma, diferente e independiente de la ingeniería, con el
Le Corbusier en la Ciudad consiguiente reconocimiento del arquitecto como profesional
Universitaria de Bogotá, con los capaz de responder a las demandas del Estado y de clientes
arquitectos Guillermo particulares. El descubrimiento tomó tres décadas y se ratificó
Bermúdez, Fernando Martínez con la fundación de la Sociedad Colombiana de Arquitectos en
Sanabria, Eduardo Mejía y 1934 y de la facultad de Arquitectura de la Universidad
Próspero Chinchilla,1947. . Nacional dos años después. Otro descubrimiento, simultáneo al
anterior, fué el de la planeación como instrumento de
ordenamiento urbano. Los planes de "Medellín Futuro" (1913) y
"Bogotá Futuro" (1923) pueden considerarse ejemplos
pioneros. Karl Brunner asumió la dirección de la Oficina de
Planeación de Bogotá en 1934. Le Corbusier trabajó en el Plan
Piloto para la capital entre 1949 y 1950, terminado por la firma
de Paul Lester Wiener y Jose María Sert en 1951. A partir de
esta fecha, fué común contar con oficinas o departamentos de
planeación en las ciudades más grandes y se entendió el
  ordenamiento físico como una de las tareas de los arquitectos.
Las recientes leyes de Ordenamiento Territorial consolidan esta
línea de acción.

La modernidad, o al menos la modernización, era ya


reconocida hacia 1930 como una nueva manera de mirar el
mundo edificado, acompañada con nuevas nociones de
participación social especialmente en el mejoramiento de la
Boceto de Le Corbusier para el condición habitacional de la población. La arquitectura moderna
Plan Piloto de Bogotá, 1950, en el en sus comienzos se asumió como una forma especial de
cual colaboraron los arquitectos apostolado, destinado a traer progreso, claridad y orden a
Germán Samper, Rogelio aquello que, a ojos de los interesados, era un mundo atrasado
Salmona y Reinaldo Valencia. y desordenado. A lo anterior se sumó el propósito de cambio
tecnológico como apoyo indispensable para la realización de
las ideas modernas. El concreto armado fue el primer material
demostrativo de la nueva manera de construír. El uso del metal
y del vidrio y de las nuevas técnicas en instalaciones eléctricas,
hidráulicas y sanitarias se incorporó en este cambio, con la
consiguiente aparición y expansión de industrias productoras
de materiales y aparatos. Las técnicas artesanales tradicionales
no desaparecieron; por el contrario, se sumaron a las nuevas
técnicas en una simbiosis que ha perdurado en el tiempo.

La vivienda económica, hoy llamada de interés social, fué un


    tema referencial en las discusiones y en la práctica de la
primera arquitectura moderna en Colombia. El Instituto de
Crédito Territorial, el Banco Central Hipotecario y la Caja de la
Vivienda Popular fueron tres de las entidades estatales
encargadas de proporcionar soluciones de vivienda a los
sectores de ingresos bajos y medios. Sus proyectos
urbanísticos y arquitectónicos se guiaron por las pautas dadas
en los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna y
por entidades como el Centro Interamericano de Vivienda,
establecido en Bogotá en 1951 como apoyo de la Organización
de Estados Americanos a la capacitación de expertos en la
Portada del número 100 de la
revista "Proa".
Bogotá, junio de 1956.
materia. La construcción directa de vivienda por parte del Estado subsistió hasta 1991, cuando las
políticas neoliberales la sustituyeron por el sistema de subsidios, destinado a privilegiar la acción
privada.

La relativa felicidad de los logros alcanzados en treinta años de modernización se vió afectada por
la imposición en el país de nuevas políticas económicas que, basadas en la importancia de la
construcción como factor de desarrollo, instauraron en 1972 la modalidad financiera de las
corporaciones de ahorro y vivienda, con el sistema de captación y crédito conocido con la sigla
UPAC (Unidades de Poder Adquisitivo Constante). El sistema amparó la asociación de grandes
empresas financieras, urbanizadoras y constructoras con el más claro y transparente "ánimo de
lucro", productoras de vivienda en serie, con poca o ninguna preocupación por la calidad y mucho
interés en la cantidad. Esta "pesadilla sin fin" ha determinado desde entonces el rumbo de la
arquitectura y de la ciudad en Colombia, con resultados entre regulares y malos.

El poder económico puso en condición de inferioridad la capacidad y el talento de los profesionales


de la arquitectura. Los gerentes financieros y de ventas asumieron elpapel de conocedores de la
verdad acerca de lo que debe y no debe construírse. La lucha diaria entre cantidad y calidad,
dignidad profesional y humillación permanente generada por los mecanismos financieros y sus
secuelas contrasta con la labor, mucho más reducida en su alcance, de profesionales que gracias
a su independencia y talento, defienden todavía aquello que tanto tardó en descubrirse: la
capacidad de la arquitectura para generar orden, bienestar y agrado sin ser necesariamente
impositiva o costosa. Los grandes maestros de la arquitectura colombiana y sus seguidores
sostienen esta creencia y la demuestran con sus obras. Un caso especial lo constituye la nueva
arquitectura antioqueña, en la cual se percibe vitalidad, entusiasmo y capacidad de acción y
también una manera de mirar la ciudad y la arquitectura diferente de la bogotana, la que fué
asumida, con cierta ligereza, como modelo a imitar en otros lugares del país.

Las obras

Las obras de arquitectura del siglo XX en Colombia se pueden agrupar en dos grandes períodos:
el fin de la arquitectura republicana y el período moderno, cuya frontera se encuentra alrededor de
1930. Esta división esquemática separa las edificaciones proyectadas bajo la influencia estilística
del academicismo, de las obras basadas en los principios de los movimientos modernos de la
arquitectura. En el primer período trabajaron varios arquitectos europeos llegados al país por su
propia voluntad o por encargos especiales: Gaston Lelarge, Pietro Cantini, Robert M. Farrington,
Agustin Goovaerts, Auguste Polty, Joseph Martens. También actuaron algunos arquitectos e
ingenieros colombianos formados en las escuelas locales o en el exterior: Mariano Santamaría,
Julián Lombana, Arturo Jaramillo, Horacio Marino Rodriguez, Alberto Manrique Martín, entre otros.
El segundo período se gesta bajo la influencia de otros extranjeros: Vicente Nasi, Leopoldo Rother,
Karl Brunner, Bruno Violi, y se desarrolla con el trabajo de los mejores profesionales graduados en
Colombia.

Lelarge fué especialmente prolífico en Bogotá entre 1900 y 1920. En este período proyectó el
Palacio Echeverri (actual Ministerio de Interior) (1900-1904), el Edificio Liévano (actual Alcaldía
Mayor) (1901), el Palacio de La Carrera (1906-1918, con Julián Lombana ) y el Palacio de San
Francisco (ANTIGUA Gobernación de Cundinamarca) (1918-1933, con Arturo Jaramillo ). Al
radicarse en Cartagena desarrolló una serie de obras entre las que se destaca el Club Cartagena
(1920-1925). Cantini, italiano, proyectó el Teatro Colón (1885-1896) y el Hospital de San José
(1904-1925). Goovaerts, arquitecto belga radicado en Medellín, produjo una extensa obra en la
ciudad y su región. A él se deben el Teatro Junín, hoy desaparecido (1924) y el Palacio
Departamental en Medellín (1925). Joseph Martens, otro arquitecto belga, proyectó el Palacio
Nacional en Cali (1925-1933), como parte de los proyectos del Ministerio de Obras Públicas.

La transición hacia lo moderno se inició alrededor de 1930. En las primeras realizaciones, la


Biblioteca Nacional de Bogotá, por ejemplo, (Alberto Wills Ferro, 1933-1938) y el Teatro Infantil de
Parque Nacional (Carlos Martínez Jimenez, 1936) se aprecia la influencia del Art Deco, estilo
moderadamente moderno que influyó también en algunos de los primeros edificios construídos en
la Ciudad Universitaria en Bogotá entre 1936 y 1939. El proyecto inicial de este campus (Leopoldo
Rother, 1934) muestra una disposición simétrica que recuerda algo del academicismo precedente,
aun cuando su espacialidad es netamente moderna. Rother, arquitecto alemán llegado a Colombia
para trabajar en el Ministerio de Obras Públicas, fué un entusiasta impulsor de las ideas modernas.
Entre 1940 y 1950 realizó algunas de sus más importantes obras en la Ciudad Universitaria de
Bogotá, las residencias para profesores (1939-1941), la Facultad de Ingeniería (1943-45, con
Bruno Violi) y la Imprenta, hoy Museo de Arquitectura (1947-48). La Plaza de Mercado de Girardot
(1946-48) y el Edificio Nacional de Barranquilla (1945) completan un conjunto de excelente
arquitectura.

La década de los años cincuenta puede verse como el período de apogeo de la arquitectura
internacional y de las grandes firmas profesionales. Es también el período de oro de la
construcción en concreto armado, con obras de gran despliegue estructural, y es la década de los
ensayos más interesantes en el campo de la vivienda en serie. La iglesia del Gimnasio Moderno
(Juvenal Moya, 1954), el Hipódromo de Techo (Alvaro Hermida y Guillermo Gonzalez Zuleta,
1955), el Aeropuerto Internacional Eldorado (Cuéllar Serrano Gómez, 1956-1958) y el edificio
Ecopetrol, todos ellos en Bogotá, y el aeropuerto Olaya Herrera en Medellín (Elías Zapata, 1957-
1960) son demostraciones del manejo talentoso de estructuras en concreto. La casa de Guillermo
Bermúdez proyectada por él mismo (1952) es un ejemplo a pequeña escala del excelente manejo
de ese material aunado a una gran sensibilidad espacial.

Guillermo Bermúdez, Fernando Martínez y Rogelio Salmona son tres figuras definitivas en la
configuración de la nueva mentalidad arquitectónica establecida en Bogotá hacia 1960. En sus
obras individuales y en algunas realizadas en compañía, demostraron la posibilidad de separarse
de las tendencias del funcionalismo puro y proponer formas y espacios diferentes en los que la
tradición artesanal de la construcción en ladrillo se prestaba perfectamente para plasmar sus
intenciones estéticas. Este cambio de paradigma se puso de manifiesto en los edificios
multifamilares El Polo en Bogotá (Bermúdez y Salmona, 1959-60), la Caja de Crédito Agrario en
Barranquilla y las casas en el barrio El Refugio en Bogotá (Martínez, 1961-63) y, sobre todo, en el
conjunto residencial El Parque en Bogotá (Salmona, 1965-71). La obra de Arturo Robledo Ocampo
se vincula a esa tendencia, pero refuerza el componente racional y técnico, sobre todo en planes y
proyectos de gran escala. A Robledo se deben, entre otras obras, el Plan Maestro y la fuente
ornamental del Parque Simón Bolívar en Bogotá (1979-1994).

El edificio Avianca en Bogotá (1963-1970) y el edificio Coltejer en Medellín (1968-71), ambos de la


firma Esguerra Sáenz Urdaneta Samper, inauguraron la tendencia de los "rascacielos" que perduró
algo más de una década, fiel a los lineamientos de la arquitectura internacional. En una
concepción completamente diferente, la Casa de Huéspedes Ilustres en Cartagena (Rogelio
Salmona, 1978-81) es un ejemplo paradigmático de la evolución personal del arquitecto y de su
propuesta espacial y constructiva. A partir de esta obra, la labor de Salmona ha seguido una línea
ascendente en la que cada obra expande conceptos precendentes y genera otros nuevos,
encadenados en una impecable línea de edificaciones importantes, entre las que se cuentan el
Museo Quimbaya en Armenia (1986-87), el Archivo General de la Nación (1990-94), el Centro
Comunal Nueva Santafé (1996-97) y el edificio de postgrados de la Facultad de Ciencias Humanas
de la Universidad Nacional (1998-99) en Bogotá.

Las obras de Laureano Forero, Oscar Mesa, Patricia Gómez y Santiago Caicedo en Medellín
dieron en los años ochenta la pauta para la formación de una tendencia propia en la que se han
incorporado jóvenes profesionales con óptimos resultados. El Teatro Metropolitano (Mesa, 1985-
87), el conjunto residencial La Mota (Forero, 1982-87) y la casa La Gavilana (Caicedo y Gómez,
1979-81) son ejemplos influyentes en la nueva arquitectura antioqueña. El Centro Administrativo
Municipal de Itagüí (Javier Castañeda, Juan F. Forero, y otros, 1996), la Biblioteca de la
Universidad Pontificia Bolivariana (Javier Vera, 1995-96) y el Cementerio Jardines de Paz (Héctor
Mejía, Mauricio García y Felipe Uribe, 1998) son tres de obras demostrativas del enfoque de las
jóvenes generaciones antioqueñas. En el edificio de las Empresas Públicas Municipales de
Medellín (Carlos Calle y Carlos J. Calle, 1996) se propuso una arquitectura de gran despliegue
tecnológico que ha suscitado discusiones y polémicas y que es, de todos modos, un hito en la
arquitectura colombiana reciente.

Dos edificios universitarios y un centro recreativo construídos en Bogotá en la última década


afirman la tradición de calidad de la buena arquitectura establecida en la ciudad hace ya varias
décadas, y que sobrevive pese a los ataques de la mal entendida economía. A Daniel Bermúdez
Samper se deben los proyectos del edificio Lleras en la Universidad de los Andes (1992) y del
edificio de postgrados de la Universidad Jorge Tadeo Lozano (1996-97). El Centro Urbano
Recreativo de Compensar es obra de los arquitectos Daniel Motta y Fernando Rodriguez. Estos
tres edificios han sido distinguidos con premios en las tres últimas Bienales de arquitectura.

En esta breve reseña faltan muchos nombres y obras significativas. Falta además espacio para
detallar la importante laborr que se lleva a cabo en la recuperación del patrimonio urbano y
arquitectónico, en la investigación histórica y cultural y en la experimentación de nuevas
tecnologías, tres de los campos que se abren como opciones importantes para el futuro de una
profesión que lleva poco menos de un siglo de reconocimiento y ha dejado obras memorables en
medio de ciudades devastadas por el utilitarismo.

 
 

Título: Arquitectura colombiana en el siglo XX: edificaciones en busca de ciudad


Autor: Saldarriaga Roa, Alberto
Colección: Protagonistas, obras y sucesos del siglo XX; Credencial Historia
Palabras clave: Arquitectura colombiana; Siglo XX
Temas: Arquitectura colombiana
Tiempo: Siglo XX

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